¿Sustituye el trabajo infantil al trabajo de los adultos? Trabajo infantil y enfermedad del adulto en Nepal

June 12, 2017 | Autor: Mani Nepal, PhD | Categoría: Law, Business and Management
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Descripción

Revista Internacional del Trabajo, vol. 131 (2012), núm. 1-2

APUNTES Y DEBATES ¿Sustituye el trabajo infantil al trabajo de los adultos? Trabajo infantil y enfermedad del adulto en Nepal Apsara Nepal* y Mani Nepal** Resumen.  Con datos de una encuesta oficial de hogares, se verifican el axioma del «lujo» y el axioma de la «sustitución» para explicar el trabajo infantil en Nepal. Ambos parecen confirmarse: a más ingresos per cápita de un hogar, menos horas de trabajo infantil, y cuando los adultos no trabajan por enfermedad, estas horas aumentan. Las niñas trabajan más que los niños. Otros factores que reducen el trabajo infantil son: las becas de estudios, la escolarización en escuelas privadas, el número de hermanos y los años de escolaridad de los adultos. En cambio, un mayor consumo no correlaciona con menos horas de trabajo infantil.

E

l trabajo infantil es un fenómeno generalizado en todos los países en   desarrollo, en la mayoría de los cuales no existen redes de seguridad social que protejan frente a la enfermedad, las malas cosechas, la pérdida del trabajo y otros sucesos adversos. Los hogares de bajos ingresos suelen encontrar grandes obstáculos para conseguir crédito y pueden recurrir al trabajo de sus hijos como mecanismo de seguridad. Ahora bien, los niños que trabajan asisten menos a la escuela, lo cual reduce su capital humano futuro. Quien trabaja desde muy joven gana menos de adulto. Esta situación crea un círculo vicioso de pobreza que, si no se interviene, se transmite de una generación a la siguiente. ¿Es el trabajo infantil un sustituto del trabajo de los adultos? De serlo, las enfermedades de los adultos pueden hacer aumentar el trabajo infantil. Concretamente, en una economía agrícola de subsistencia, cuando los adultos de un * Departamento de Economía, Universidad de Nuevo México, Estados Unidos; correo electrónico: [email protected].  ** Departamento Central de Economía, Universidad Tribhuvan, y Red de Asia Meridional para la Economía del Desarrollo y el Medio Ambiente, Katmandú (Nepal); correo electrónico: [email protected]. Los autores agradecen a Melissa Binder sus comentarios sobre una versión anterior de este artículo. La responsabilidad de las opiniones expresadas en los artículos solo incumbe a sus autores, y su publicación en la Revista Internacional del Trabajo no significa que la OIT las suscriba. Derechos reservados © Los autores, 2012 Compilación de la revista y traducción del artículo al español © Organización Internacional del Trabajo, 2012

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hogar caen enfermos, es probable que los niños tengan que trabajar más horas, ya sea en el propio hogar o en las tierras de la familia. Como en la mayoría de las actividades agrícolas es muy importante el factor tiempo, el aplazamiento de las tareas estacionales, aunque solo sea unos días, disminuye la producción. Habida cuenta de esta situación, una manera de reducir el trabajo infantil sería contribuir a la salud de los trabajadores adultos facilitándoles servicios de atención de salud accesibles. En este artículo examinaremos la relación entre la morbilidad adulta y el trabajo infantil. En concreto, analizaremos si el trabajo infantil y el de los adultos es «intercambiable». De ser así, ello aumentará la probabilidad de que un niño trabaje en las tierras de su familia o en el hogar si un adulto deja de hacerlo a causa de una enfermedad. La sustitución también puede ser indirecta. Por ejemplo, el enfermo puede ser reemplazado por otro adulto de la familia que participe habitualmente en las tareas del hogar y entonces los niños tendrán que trabajar más horas en este. De conformidad con el Convenio sobre la edad mínima, 1973 (núm. 138), de la OIT, la Ley de Prohibición y Reglamentación del Trabajo Infantil de Nepal (Nepal, 2000) prohíbe emplear a niños menores de 14 años en trabajos físicos y manuales; también prohíbe el empleo de niños en cualquier ocupación peligrosa (Lansky, 1997). Las infracciones de esta Ley están sancionadas con penas de cárcel y multas. Sin embargo, la Ley no prohíbe el trabajo infantil en el hogar ni en actividades agrícolas entre las 6 de la mañana y las 6 de la tarde. Los niños pueden trabajar seis horas al día y hasta 36 horas por semana. La Ley también permite dar trabajo a niños de 15 años de edad, a condición de que el empleador proporcione información detallada sobre la índole del mismo, aunque en la práctica, niños de menos edad trabajan en diversas actividades prohibidas porque en Nepal los mecanismos para hacer cumplir la ley son muy laxos. El trabajo infantil está muy extendido en Nepal: el 40 por ciento de los niños (de 5 a 14 años) desempeña diversas formas de trabajo infantil. Trabajan en el hogar, principalmente limpiando, cocinando, recogiendo leña, acarreando agua y cuidando de sus hermanos más pequeños, y también fuera del hogar, primordialmente en la agricultura. Además, se puede ver a niños realizando tareas remuneradas en la construcción, el comercio, la manufactura y la artesanía. Las niñas trabajan más horas que los niños. En 2000, cerca del 85 por ciento de los niños económicamente activos de Nepal trabajaba en la agricultura. En términos relativos, la incidencia del trabajo infantil es muy elevada en este país en comparación con otros países de niveles de ingresos similares. Sobre la base de datos de la Encuesta de Calidad de Vida de Nepal de 20032004, representativa del país, hallamos que el trabajo infantil funciona como sustituto del trabajo de los adultos. Los ingresos de los hogares y la escolarización en escuelas privadas contribuyen a disminuir la incidencia del trabajo infantil, lo cual confirma el axioma del lujo (según el cual, aunque bienintencionados, los padres envían a trabajar a sus hijos por necesidad financiera). También parece ser cierto el axioma de la sustitución (en virtud del cual, si cuesta menos,

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el trabajo infantil puede sustituir al trabajo de un adulto). Nuestros resultados indican que factores como la buena salud de los adultos, unos mayores ingresos de los hogares, el acceso a escuelas de buena calidad y el número de años de escolarización de los propios adultos podrían contribuir a la disminución del trabajo infantil en Nepal.

Breve revisión bibliográfica Si se tiene en cuenta la cuestión del capital humano, el trabajo infantil es problemático porque entra en conflicto con los estudios: los niños que no asisten a la escuela trabajan más horas (Levison, Moe y Knaul, 2001; Levison y Moe, 1998), y aquellos que trabajan y estudian al mismo tiempo obtienen peores resultados escolares. Por lo general, hace falta tiempo libre, reposo y tranquilidad para un buen rendimiento, de forma que la falta de descanso puede influir negativamente. El trabajo infantil absorbe períodos de tiempo considerables que los niños podrían dedicar a estudiar en casa, a jugar y a descansar, lo cual mejoraría sus resultados escolares (Edmonds y Pavcnik, 2005). Sirviéndose de datos de Bolivia y Venezuela, Psacharopoulos (1997) llegó a la conclusión de que, por término medio, el trabajo infantil se traduce en dos años menos de escolarización. Ahora bien, las comparaciones como esta del nivel de instrucción respectivo de los niños que trabajan y los que no lo hacen pueden exagerar las diferencias a causa del sesgo de la selección, ya que los padres de un niño que trabaja, que no pueden pagar la escuela debido a sus bajos ingresos, tienen menos posibilidades de enviar a su hijo a la escuela que otros padres que no consideran aceptable la alternativa de que sus hijos trabajen (Ravallion y Wodon, 2000). Está muy extendida la creencia de que el trabajo infantil perpetúa la pobreza. En general, los padres pobres no tienen más remedio que recurrir a sus hijos para tareas dentro y fuera del hogar a fin de mejorar los medios de subsistencia de la familia. Es probable que dichas tareas mermen los resultados escolares de esos niños y disminuyan potencialmente las perspectivas de obtener un puesto de trabajo bien remunerado en el futuro (Ray, 2000). Basu y Van (1998) teorizan la economía del trabajo infantil1 sirviéndose de un marco de adopción de decisiones en el hogar, según el cual las intenciones de los padres son buenas, pero envían a trabajar a sus hijos movidos por la necesidad financiera; esta teoría se denomina axioma del lujo. Otro supuesto es que el trabajo infantil puede ser un sustituto del trabajo de los adultos a la hora de producir una cantidad dada de bienes y servicios si resulta más barato; a esto se le llama el axioma de la sustitución. Sobre la base de estos supuestos, se mantiene que el mercado de trabajo puede estar caracterizado por múltiples equilibrios; por un lado, unos salarios e ingresos bajos hacen que sea un lujo prescindir del trabajo de los niños; por otro, unos salarios e ingresos elevados que permiten exonerar a los niños del trabajo. Basu (1999) amplía este modelo para incluir en él 1  No es este el único estudio que propone un modelo teórico del trabajo infantil; véase, por ejemplo, Baland y Robinson (2000).

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la existencia de desempleo adulto y predice que un aumento del mismo incrementará la incidencia del trabajo infantil. Beegle, Dehejia y Gatti (2006) han encontrado datos que sustentan el axioma del lujo. En su estudio de hogares de Tanzanía constataron que los acontecimientos con un impacto negativo en los ingresos (medidos en tanto que pérdida accidental de cosechas) contribuyeron al aumento del trabajo infantil. Edmonds y Pavcnik (2005), en cambio, observaron efectos dispares en cuanto al nexo entre la pobreza y el trabajo infantil en análisis intersectoriales en que se comparan hogares pobres y ricos. Los hogares más pobres pueden encontrarse en zonas en las que no hay oportunidades de empleo, o pueden carecer del capital o del ganado que hacen más productivo el trabajo y reducen el trabajo infantil; de hecho, en esas zonas podemos hallar una mayor incidencia del trabajo infantil entre las familias más ricas. Con todo, en los estudios realizados con datos longitudinales se constata una gran disminución del trabajo infantil a lo largo del tiempo (ibíd.). Una posible explicación de esos resultados contrapuestos es que haya una considerable heterogeneidad no observada entre los hogares pobres en comparación con los hogares ricos, y es difícil distinguir el efecto de esos factores omitidos de las relaciones causales subyacentes. Un estudio comparado del trabajo infantil en el Perú y en el Pakistán (Ray, 2000) sustenta el argumento de la heterogeneidad. Aunque se afirma comúnmente que el trabajo infantil, equivalente al de los adultos con el ajuste correspondiente, es un sustituto perfecto de este último en el mercado, las pruebas que avalan esta afirmación no son tan sólidas como con respecto al axioma del lujo. Se aduce que si el costo de contratar a trabajadores adultos es elevado y la remuneración de los niños es baja, las empresas contratarán a más niños como sustitutos de trabajadores adultos. En un estudio sobre el sector de la fabricación de ladrillos (muy competitivo) en Tamil Nadu (India), Bhukuth y Ballet (2006) hallaron que el trabajo infantil es un complemento del de los adultos, no un sustituto. Ray (2000) estudia esta cuestión distinguiendo entre la posible sustitución de un trabajador o de una trabajadora adultos por un niño y halla en el Perú resultados opuestos a los que encuentra en el Pakistán. En el Perú, los trabajadores adultos varones son sustituidos por niños; en el Pakistán, en cambio, las trabajadoras adultas y el trabajo de los niños son complementarios, lo cual indica que es importante distinguir entre trabajadores y trabajadoras adultos para comprender el problema del trabajo infantil como sustituto del adulto. Basándose en una encuesta por muestreo realizada a alumnos de quinto curso en nueve escuelas de México, así como en datos sobre las características de sus familias, Binder y Scrogin (1999) no encontraron pruebas de que existiera sustitución entre padres e hijos en el trabajo remunerado. Antes bien, la presencia de un padre con discapacidad o la ausencia de un padre disminuyen la probabilidad de participación de los niños en la población activa, pero aumentan la de que trabaje en el propio hogar. Menon, Perali y Rosati (2005) calcularon la contribución del trabajo infantil a los ingresos agrícolas de los hogares en Nepal

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con datos de la Encuesta de Calidad de Vida (1995-1996) y encontraron que en dicho país el trabajo infantil funciona como sustituto del trabajo de los adultos, con salarios equivalentes al 60 por ciento del de estos, porcentaje que corresponde al costo de oportunidad del trabajo infantil. De esta revisión bibliográfica se desprende que el trabajo infantil es un fenómeno habitual en los países en desarrollo de todo el mundo y que su incidencia viene determinada por diversas variables. El aumento del nivel de vida es un factor importante para reducirla. En cambio, la hipótesis de la sustitución está lejos de resultar concluyente: depende del contexto y debe ser objeto de investigación empírica, y en ninguno de los estudios revisados se analiza el efecto en el trabajo infantil de problemas de orden individual, como las enfermedades de los adultos. En el presente artículo trataremos de colmar esta laguna.

Marco analítico e hipótesis Los economistas consideran las decisiones en relación con el trabajo de los hijos en el marco de la maximización del bienestar familiar (por ejemplo, Schultz, 1960; Basu y Van, 1998) y de la producción del hogar (por ejemplo, Becker y Lewis, 1973). Los miembros del hogar se dedican a diversas actividades, y combinan su tiempo y otros recursos para obtener resultados que aporten un beneficio. La idea es que, en tanto que unidad, la familia asigna el tiempo de los adultos y el de los niños en función de las necesidades del hogar, los rendimientos relativos y los costos de oportunidad de las distintas alternativas. Por ejemplo, si los niños van a la escuela, hay que tener en cuenta el tiempo que pasan allí más los gastos de escolaridad y de los suministros escolares. Tanto el tiempo como los otros factores tienen costos de oportunidad. Para los hogares más ricos, el costo de oportunidad de enviar a un niño a la escuela puede ser menor que para los hogares más pobres, ya que en los primeros el tiempo de los niños no se dedica al trabajo en el hogar o en el campo. Los hogares más ricos pueden ofrecer tiempo de ocio a sus hijos porque pueden contratar mano de obra y, además, pueden pagarles los estudios. La probabilidad de que los niños trabajen aumentará si las otras alternativas son inasequibles para el hogar, ya sea por dificultades económicas, o porque se considera que la escolarización tendrá unos rendimientos bajos o unos costos de oportunidad elevados. La falta de liquidez impide a los hogares pobres financiar los costos directos asociados a su subsistencia cuando se producen incidencias negativas que disminuyen los ingresos del hogar. Por ejemplo, cuando un adulto de la familia cae enfermo y no puede trabajar, los ingresos familiares disminuyen, el costo de oportunidad del tiempo de los niños aumenta aún más y los niños tienen que trabajar más horas. Desde la perspectiva de la oferta de trabajo, si un adulto de la familia está enfermo, es probable que un niño tenga que sustituirlo para mantener los ingresos del hogar si este se halla próximo al nivel de subsistencia o por debajo del mismo. Otro ejemplo: si los estudios son caros, los ingresos del hogar son bajos, o bien la calidad de la enseñanza no permite esperar más que la obtención de

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unos ingresos exiguos por parte de los niños en el futuro, es muy posible que, en lugar de enviarlos a la escuela, los pongan a trabajar en el hogar o fuera de él. En cambio, si la familia tiene ingresos suficientes para asegurarse su bienestar y puede permitirse recurrir en menor medida al trabajo infantil, este disminuirá. En las empresas, si el salario de un niño es inferior al de un adulto y los dos pueden realizar el trabajo de que se trate, la empresa puede inclinarse por contratar a niños (Basu y Van, 1998). La cuestión que se plantea es si los niños del hogar tendrán que aumentar sus horas de trabajo en caso de que la familia sufra algún percance, por ejemplo, si un adulto cae enfermo y tiene que dejar de trabajar. Las horas de trabajo infantil no solo dependen de los ingresos del hogar, sino también de otros factores como la distancia de la casa a la escuela, la posibilidad de disfrutar de una beca o el hecho de que el niño estudie en una escuela privada, entre otros. Teniendo presentes estas posibilidades, proponemos las siguientes hipótesis: H1: el trabajo infantil funciona como sustituto del trabajo adulto, de manera que cuando en una familia un adulto cae enfermo, aumenta el trabajo infantil; H2: si renunciar al trabajo infantil es un lujo, unos mayores ingresos se traducirán en menos trabajo infantil; y H3: si la escuela privada significa enseñanza de calidad, y por consiguiente la posibilidad de mayores ingresos en el futuro, la asistencia a las escuelas privadas disminuye el trabajo infantil.

Datos y variables Utilizamos datos de la Encuesta de Calidad de Vida de Nepal (2003-2004), que es una encuesta de hogares multitemática y exhaustiva realizada en ese país con una muestra representativa de la población nacional de 3.912 hogares. Los datos se compilan a lo largo del año, a fin de tener en cuenta las variaciones estacionales en la agricultura y otras actividades económicas. Esta demanda de memorización de todo el año puede dar lugar a grandes errores de medición en las principales variables, motivo por el cual la encuesta comprende asimismo preguntas sobre la semana inmediatamente precedente a la fecha en que se responde. Los datos memorizados de la semana anterior probablemente se presten menos a errores de medición. Para nuestro análisis utilizamos la información tanto semanal como anual sobre el trabajo infantil como variable dependiente. Se ha tomado como principal variable independiente el número de días no trabajados por el conjunto de los adultos del hogar por causa de enfermedad durante el año de la encuesta. Por consiguiente, dicho número puede ser superior a 365 días, ya que es la suma de los días no trabajados por todos los adultos del hogar. Otras variables de control son los ingresos per cápita del hogar o su consumo per cápita, la edad y el sexo del niño, el nivel de instrucción de los adultos del hogar, la casta o etnia, la ubicación rural o urbana del hogar, si el niño recibe una beca, el número de hermanos, si el niño va a una escuela privada y el tiempo de trayecto del hogar a la escuela.

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Cuadro 1.  Definición de las variables y estadísticas descriptivas Variables

Horas trabajadas por el niño en la semana de referencia Horas trabajadas por el niño en el año de referencia Días (laborables) no trabajados por los adultos del hogar por causa de enfermedad Edad del niño Nivel más elevado de instrucción de los adultos del hogar (años de estudios) Casta: 1 si casta superior* Sexo: 1 si varón Escuela privada: 1 si el niño va a una escuela privada Tiempo de trayecto hasta la escuela, en minutos Rural: 1 si el hogar se encuentra en zona rural Beca: 1 si el niño disfruta de una beca Hermanos: número de niños menores de 15 años en la familia Ingresos per cápita del hogar Consumo per cápita del hogar Hogar pobre, ingresos: 1 si el hogar tiene escasos ingresos Hogar pobre, consumo: 1 si el hogar tiene escaso consumo

Media

Desviación Mínimo estándar

Máximo

8,95 348

15,71 629

0 0

118 3.600

7,55 10

37,01 3,15

0 5

730 15

4,27 0,31 0,51 0,15 21,15 0,92 0,03

4,03 0,46 0,50 0,36 29,25 0,27 0,18

0 0 0 0 0 0 0

17 1 1 1 300 1 1

2,82 16.687 14.821

1,34 76.359 16.239

1 335 1.951

— 5.559.600 297.198

0,30

0,46

0

1

0,30

0,46

0

1

Notas: Número de observaciones (n) = 5.939.  Se entiende por niño que trabaja toda persona de entre 5 y 15 años de edad que trabaja un determinado número de horas en un hogar, una explotación agrícola u otro trabajo. Unos 15 niños trabajaron más de 3.650 horas al año, es decir, respondieron que habían trabajado más de diez horas al día durante 365 días. Eliminamos esos casos extremos.  En 2004 el tipo de cambio fue de 1 dólar de los Estados Unidos = 74 rupias nepalesas. Así pues, los ingresos per cápita medios ascendieron ese año a 225 dólares con una desviación estándar de más de 1.030 dólares, lo cual indica un mayor grado de desigualdad en la distribución de los ingresos.

*  Los brahmanes y los chhetris, las dos castas dominantes de Nepal, se consideran castas superiores; tradicionalmente, han predominado en la administración pública y la política, aunque la situación está cambiando. Fuente: Nepal, 2004.

En el cuadro 1 se proporciona un resumen de las estimaciones para cada variable. En promedio, los niños trabajan 348 horas al año y 8,9 horas por semana. Si solo tenemos en cuenta los niños que informaron de horas efectivas de trabajo remunerado, las horas de trabajo anuales y semanales ascienden en promedio a 615 y 23 horas, respectivamente. El número medio de días laborables no trabajados al año por los adultos por causa de enfermedad es de 7,6 días por hogar. Los ingresos medios per cápita de los hogares son de 16.687 rupias (nepalesas) y el consumo medio es de 14.821 rupias2. Cerca del 30 por ciento de la población vive por debajo del umbral de pobreza definido en el país. La edad media de los niños es de 10 años; el 15 por ciento de ellos estudia en escuelas privadas. El tiempo medio de trayecto hasta la escuela es de 21 minutos. 2 

Un dólar de los Estados Unidos equivalía a 74 rupias nepalesas en el año de la encuesta.

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Cuadro 2.  Incidencia del trabajo infantil, por edades Edad de los niños

Número total de niños

Número de niños que trabajan

Porcentaje de niños que trabajan

5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 Total

561 549 532 569 510 616 458 638 472 507 527 5.939

22 48 102 154 184 271 229 367 301 334 356 2.368

0,04 0,09 0,19 0,27 0,36 0,44 0,50 0,58 0,64 0,66 0,68

Nota: Se entiende por trabajo infantil el tiempo que un niño dedica a trabajar en el hogar o en los campos. Fuente: Nepal, 2004.

Cuadro 3.  Incidencia del trabajo infantil, por sexos (en porcentajes) Situación

Niñas

Niños

Total

No trabajan Trabajan Total

25,48 23,30 48,78

34,59 16,62 51,22

60,07 39,93 100

Fuente: Nepal, 2004.

Solo el 3 por ciento de los niños disfruta de becas; hay unos tres hijos por hogar y la mayoría de los niños (el 92 por ciento) vive en zonas rurales. Durante el año de la encuesta, aproximadamente el 27 por ciento de los adultos faltó al trabajo por enfermedad. El cuadro 2 presenta la situación de los niños en relación con el trabajo, por edades: cerca del 4 por ciento de los niños de 5 años trabaja, y esta cifra aumenta en función de la edad. Por ejemplo, a los 10 años, aproximadamente el 44 por ciento de los niños trabaja y, según las respuestas de los encuestados, el 68 por ciento de los niños de 15 años había trabajado durante la semana de referencia. En el cuadro 3 se presentan los datos sobre la incidencia del trabajo infantil, por sexos. En la semana de referencia de la encuesta trabajaron más niñas (23 por ciento) que niños (17 por ciento). En total, cerca del 40 por ciento de los niños trabajó esa semana.

Método econométrico, resultados y análisis Nuestra variable dependiente es el número de horas trabajadas semanal o anualmente por los niños. La principal variable independiente es el número de días laborables no trabajados por los adultos por causa de enfermedad. Al registrarse

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en la encuesta un gran número de niños que trabajaron en la semana o el año de referencia, utilizamos el método de mínimos cuadrados ordinarios a fin de evitar todo sesgo de selección. Estimamos el siguiente modelo econométrico: (1) donde Y es la variable dependiente, es decir, el número de horas trabajadas por el niño en la semana o el año de referencia de la encuesta; X es un vector de covariables que comprende los días no trabajados por los adultos por causa de enfermedad, los ingresos per cápita del hogar, el número de hermanos, la edad del niño; el medio (rural o urbano), la escolarización en escuela privada y el trayecto hasta la escuela; y u es un término de error. Se toma como referencia para anticipar el futuro de los hijos el nivel más elevado de instrucción de los miembros del hogar: cuanto mayor sea dicho nivel, más probabilidades hay de que se envíe a los niños a la escuela. En Nepal todavía está profundamente arraigado el sistema de castas, y las castas superiores atribuyen más valor que las bajas a la instrucción de los hijos. Las familias rurales se dedican principalmente a actividades agrícolas estacionales, a la cría de animales y a la recogida de leña. Los niños se encargan fundamentalmente de las tareas del hogar mientras los adultos trabajan en los campos. En Nepal la mayoría de los manuales escolares de primaria son gratuitos y el Estado otorga becas a las minorías étnicas de bajos ingresos para fomentar la asistencia a la escuela. Con esas medidas se pretende incrementar el nivel de escolarización de los niños de las comunidades desfavorecidas. El número de niños que hay en el hogar también puede influir en el número de horas que trabajan. Si los niños tienen que realizar determinadas tareas, cuantos más sean, menos tendrá que trabajar cada niño. Si la escuela está lejos del hogar, la ausencia de los niños de más edad para asistir a ella puede obligar a los más pequeños a quedarse en casa y trabajar. Cerca del 85 por ciento de los niños asiste a escuelas públicas, en su mayoría mal dotadas. Esas escuelas carecen de infraestructura, los salarios de los profesores son bajos y no existe ningún mecanismo de supervisión y control de su desempeño. Dados los mediocres índices de calidad de las escuelas públicas, los padres suelen considerar mejores las escuelas privadas y enviar a ellas a sus hijos si pueden hacerlo. Se han realizado dos conjuntos diferentes de estimaciones, uno basado en las horas de trabajo infantil durante la semana anterior a la encuesta y el otro en las horas de trabajo infantil durante el año de la encuesta. En cada caso, calculamos cuatro modelos diferentes. El modelo básico de regresión es el siguiente: (horas trabajadas por el niño)i = 0 + 1 + (días no trabajados, adultos)i + 2 (ingresos per cápita)i + 3 (escuela privada)i + Zi + ui(2) De conformidad con las hipótesis antes expuestas, esperamos que 1 > 0, < 0, y 3 < 0. Aquí Zi representa las otras variables de control y es un vector 2 de coeficientes. Las estimaciones por mínimos cuadrados ordinarios se presentan en el cuadro 4. Las variables se expresan en su mayoría en niveles o categorías, salvo ingresos per cápita del hogar, que lo está en log. Los hogares están

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Cuadro 4. Estimaciones de las regresiones (variable dependiente: horas trabajadas por el niño durante la semana anterior a la encuesta) Variables

Días no trabajados, adultos Edad del niño Instrucción, adultos Casta superior Sexo masculino Escuela privada Tiempo de trayecto Rural Beca Hermanos Ingresos per cápita Consumo per cápita Hogar pobre, ingresos Hogar pobre, consumo Constante Observaciones R al cuadrado

Modelo I

Modelo II

Modelo III

Modelo IV

0,0163** [0,006] 1,928*** [0,0801] −0,320*** [0,0637] −0,0578 [0,596] −4,746*** [0,435] −4,179*** [0,571] −0,0464*** [0,00950] 0,971 [0,793] −3,214*** [0,781] −0,713*** [0,161] −1,390*** [0,346] — — — — — — 9,189** [3,248] 5.939 0,214

0,0176** [0,0056] 1,896*** [0,0805] −0,396*** [0,0618] −0,179 [0,602] −4,771*** [0,435] −4,832*** [0,622] −0,0471*** [0,00962] 1,091 [0,812] −3,190*** [0,780] −0,642*** [0,163] — — −0,405 [0,451] — — — — 0,619 [4,283] 5.939 0,210

0,0170** [0,0057] 1,911*** [0,0803] −0,369*** [0,0636] −0,0755 [0,595] −4,747*** [0,435] −4,795*** [0,523] −0,0460*** [0,00953] 1,038 [0,805] −3,133*** [0,785] −0,647*** [0,160] — — — — 1,815** [0,575] — — −3,982*** [1,170] 5.939 0,212

0,0175** [0,0057] 1,894*** [0,0803] −0,402*** [0,0631] −0,167 [0,594] −4,771*** [0,434] −4,992*** [0,522] −0,0466*** [0,00972] 1,136 [0,806] −3,179*** [0,784] −0,637*** [0,159] — — — — — — 0,615 [0,576] −3,342** [1,161] 5.939 0,210

Nota: Errores estándar entre corchetes. El valor es significativo a partir de: *  p
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