SUJETO Y LENGUAJE EN LACAN: Elementos para una ética y una política desde el psicoanálisis.

July 6, 2017 | Autor: Santiago Peppino | Categoría: Psychoanalysis, Political Philosophy, Ethics, Jacques Lacan
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SUJETO Y LENGUAJE EN LACAN: Elementos para una ética y una política desde el psicoanálisis.1 Santiago E. Peppino UNRC – CONICET - ICALA En el siguiente trabajo se intentará establecer la relación entre los conceptos de lenguaje y sujeto en la teoría lacaniana, en vistas de poder articular algunos elementos del marco en donde pueden darse las discusiones ética y política dentro del psicoanálisis. Este es un recorrido que arroja como resultado la problemática de la identidad, delimitada por las condiciones del discurso para el sujeto del inconsciente respecto de su ubicación en los dos campos anteriormente mencionados. 1. El sujeto se puede definir para Lacan, al menos desde una de sus perspectivas, como aquel que puede dejar una falsa huella, o en otros términos, engañar al otro en su uso del significante: “Dejar huellas falsamente falsas es un comportamiento, no diré esencialmente humano, sino esencialmente significante. Ahí es donde está el límite. Ahí es donde se presentifica un sujeto”.2 Es por esto que lo simbólico, en tanto orden de la estructura legal del significante, será aquello que otorgue el marco formal desde donde emergerá el sujeto, es decir, el campo donde se establecerán las condiciones de su emergencia en lo real. El lugar que designa la tensión en donde a través de lo simbólico emergerá lo real es el inconsciente. Éste, según Lacan, se inscribe en como hiancia, es decir, pertenece al registro de lo no realizado en la estructura (aquello que se manifiesta como fallido en el discurso: la emergencia del síntoma), producido por la legalidad misma del significante que funcionará delimitando su propio campo de posibilidades e imposibilidades: discontinuidad, tropiezo, sorpresa, en fin, hiancia: “Ahora, a estas alturas, en mi época, estoy ciertamente en posición de introducir en el dominio de la causa la ley del significante, en el lugar donde esta hiancia se produce”. 3 El inconsciente es aquello que, lógicamente, fuerza un cierre sobre lo no realizado-no realizable. En este punto se puede recurrir al escrito de 1945 El tiempo lógico y el acerto de certidumbre anticipada,4 para ver a través del sofisma5 presentado por Lacan que el sujeto es aquel llamado a producir escansiones contingentes sobre la base del desconocimiento de sus atributos, es decir, a partir de un Yo alienado en el Otro representante del lenguaje. Es aquello que el autor denomina el momento de concluir, una puntuación de los elementos significantes en el discurso que solo se define por las relaciones diferenciales entre los mismos: ante la falta de evidencia empírica, el sujeto se apresura a concluir la cadena de juicios por la presuposición de que, si no se apresura, sus compañeros harán lo mismo. Lacan retoma brevemente el problema del tiempo lógico en su seminario de 19646 para delimitar el campo del inconsciente como una instancia que se define como discontinuidad, lugar de emergencia de la hiancia y la sorpresa. Ahora, para poder delimitar este campo es necesario suponer la legalidad sincrónica del significante como el orden a priori 1

Publicado en: San Martín y Ricca (Comps.) Actas del V Coloquio Nacional de Filosofía y I Coloquio Internacional de Filosofía: Ontologías, éticas y políticas contemporáneas: pensar, crear y resistir. Río Cuarto: Unirío editora, noviembre de 2013, 341 pags. ISBN: 978-987-688-055-8, pags. del trabajo: 249-254. 2 Lacan, Jacques. El seminario, libro 10: la angustia. Paidós, Buenos Aires, 2010, p.75 3 Lacan, Jacques. El seminario, libro 11: los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós, Buenos Aires, 2012, p.31 4 Lacan, Jacques. El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada, en Escritos 1. Siglo veintiuno, Buenos Aires, 2008. 5 En el mencionado sofisma, un director de cárcel propone a tres detenidos resolver una prueba a cambio de su libertad: les presenta cinco discos, tres de color blanco y dos de color negro, diciéndoles que fijará uno a cada uno de ellos entre sus hombros sin revelar el color elegido. Los sujetos no pueden hablar durante la prueba, pero tienen permitido mirarse. Aquel que adivine el color de su disco debe cruzar la puerta y le será otorgada la libertad si al final puede explicar los motivos lógicos que lo llevaron al resultado. En la solución, los tres prisioneros salen al mismo tiempo luego de dar algunos pasos, enunciando todos que llevan el color blanco. Llegan a esta conclusión luego de un instante de mirada, un tiempo para comprender y un momento para concluir, en donde el producto emerge puramente de las relaciones diferenciales entre los sujetos presentes (Ídem). 6 Lacan, Jacques. El seminario, libro 11… op. cit.

en donde se produce el inconsciente y, por ende, aquello que va a dar lugar al desvanecimiento del sujeto en la consistencia del discurso.7 En este sentido, se puede decir que a través de la problemática del tiempo lógico planteada se pueden delimitar las condiciones de posibilidad del juicio moral, en tanto el sujeto debe dar cuenta de su decisión en una operación que comienza con: 1) el instante de la mirada, que se caracteriza por la producción al inicio de una pérdida irrecuperable, aquella que ha de ser presupuesta en el significante mismo; seguido por un 2) tiempo para comprender donde el sujeto objetiva a partir de una intuición, dentro de lo delimitado por la estructura significante; finalizando con el 3) momento de concluir, en donde se efectúa la puntuación lógica que Lacan denomina el aserto de la certidumbre anticipada, y que no hace más que realizar una escansión que conferirá sentido a todo el encadenamiento precedente, sobre la base de una pérdida originaria dada en el primer momento. Es aquí donde el sujeto puede dar cuenta de su acción, entendida esta como una puntuación que se efectúa sobre las condiciones de sentido que delimita la estructura del significante: “Pues bien, en lo tocante al inconsciente, Freud reduce todo lo que llega a sus oídos a la función de puros significantes. A partir de esta reducción se da la operación, y así puede aparecer, dice Freud, un momento de concluir, un momento en el que él siente que tiene el coraje de juzgar y de concluir. Esto forma parte de lo que llamé su testimonio ético”.8 Es en este marco que la ley moral se puede presentar como una forma lógica derivada de la estructura significante. El sujeto es aquel que escande con su máxima de acción un campo que se origina en una pérdida fundamental, determinando retroactivamente el sentido de la situación práctica. Esto puede ser considerado una puntuación, punto de capitonado, de la que se dará cuenta al final de la operación. Ahora bien, es el otro, en tanto en él se hace presente la legalidad del significante (Otro), el parámetro según el cual el sujeto realiza la escansión que constituirá su acción moral, limitando el campo de las posibilidades y tendiendo a una operación que determinará el sentido de la misma. Se da de esta manera un nuevo sentido a lo colectivo dentro de la ética, en tanto indica la posición subjetiva adoptada cuando el deseo se manifiesta como deseo del Otro, es decir, cuando dicha posición se define por su ubicación en la estructura sincrónica del significante que los otros representan y hacen emerger ante el sujeto.

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Lacan, Jacques. Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano, en Escritos 2. Siglo veintiuno, Buenos Aires, 2008 8 Lacan, Jacques. El seminario, libro 11… op. cit. , pp. 47-48

2. Habiendo delimitado un sentido de lo colectivo a partir de la lógica del significante, se puede formalizar su funcionamiento en la estructura del discurso. Lacan define al discurso como una forma de vínculo social fundada en el lenguaje en donde se asignan lugares. 9 Como ya se remarcó, estos lugares se definen en un campo que cuenta con una exclusión fundamental, un elemento que tiene la función de problematizar aquello referente a la legalidad del significante, es decir, algo dentro del registro de lo real.10 Entonces, lo real debe ser incluido dentro de la discusión ética como aquello que emerge en tanto resto de la operación significante: es decir, el sujeto opera un ordenamiento del campo de sentido y al mismo tiempo se posiciona ante aquello que queda fundamentalmente excluido de dicho campo y que no puede volver a ser reintegrado al mismo. Ésta es la ética del deseo, en donde el sujeto da cuenta de su lugar en la búsqueda (deseante) de un signo que no puede ser encontrado porque está primordialmente expulsado del campo de sentido: “Que el inconsciente esté estructurado en función de lo simbólico, que lo que el principio del placer haga buscar al hombre sea el retorno de un signo, que lo que hay de distracción en lo que conduce al hombre sin que lo sepa en su conducta, o sea lo que le da placer porque es de algún modo una eufonía, que lo que el hombre busca y vuelve a encontrar, sea su huella a expensas de la pista…”. 11 Volviendo a la estructura del discurso, uno de sus elementos es el significante que efectúa el punto de capitón, el denominado significante amo (S1), aquel que indica la puntuación en la cadena de sentido. Es en esta instancia que el sujeto se ve compelido ante el mandato, ya que el significante es imperativo, es decir, se impone determinando una posición: “Toda dimensión del ser se produce en la corriente del discurso del amo, de aquel que, al proferir el significante, espera de él lo que es uno de sus efectos de vínculo, que no hay que descuidar, y que depende del hecho de que el significante manda. El significante es ante todo imperativo”.12 Por eso en la estructura del discurso se juegan cuatro términos: (S1) el significante amo; (S2) el significante del saber, elemento flotante puntuado por el elemento amo; el elemento no reductible al significante, expulsado pero a la vez interno al campo en cuestión (el objeto petit a); y el sujeto dividido ($), aquel que es llamado a dar cuenta de su lugar en la estructura.13 Es en esta lógica que se puede afirmar que al sujeto dividido de Lacan no le corresponde una identidad, ya que en lo imaginario la misma se confunde con la del otro con quien realiza la operación de identificación y en lo simbólico toda operación de cierre identitario deja un resto, el objeto petit a que resiste a ser integrado en la estructura, dejando solo la posibilidad de una operación de puntuación y ordenamiento de los significantes denominados „flotantes‟ que no es sino contingente. Es en este punto donde se puede llamar sujeto a aquel que se ubica ante la construcción de una identidad que es imposible pero a la vez necesaria.14 Entonces, lo real aparece en la estructura del discurso bajo la forma del objeto petit a, dando cuenta de un elemento no reintegrable al orden simbólico pero a la vez interno al mismo (lo que primordialmente se pierde en la operación, como el primer tiempo del sofisma); una imposibilidad intrínseca a la estructura que abre el juego de las identificaciones en un campo donde lo inconcebible del cierre de la identidad coexiste con el intento permanente por establecerla. La construcción de una ética del psicoanálisis exige que se tenga en cuenta el posicionamiento del sujeto respecto de este real, es 9

Lacan, Jacques. El seminario, libro 20: aún. Paidós, Buenos Aires, 2010 Miller, Jacques-Alain. La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Paidós, Buenos Aires, 2011 11 Lacan, Jacques. El seminario, libro 7: la ética del psicoanálisis. Paidós, Buenos Aires, 2005, p. 22 12 Lacan, Jacques. El seminario, libro 20… op. cit. , p. 43 13 “…en el preciso instante en que interviene S1 en el campo ya constituido por los otros significantes en la medida en que se articulan ya entre ellos como tales, al intervenir sobre otro, sobre otro sistema, surge esto, $, que es lo que hemos llamado el sujeto en tanto dividido.” Lacan, Jacques. El seminario, libro 17: los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 13 14 Laclau, Ernesto. “Identidad y hegemonía: el rol de la universalidad en la constitución de lógicas políticas”. En: Butler, Judith; Laclau, Ernesto y Zizek Slavoj. Contingencia, hegemonía, universalidad: diálogos contemporáneos en la izquierda. Siglo 21. Buenos Aires. Stavrakakis, Yannis. Lacan y lo político. Prometeo. Buenos Aires. 2007. 10

decir, de aquello que en momentos se devela como la imposibilidad de síntesis. Esto es ya una preocupación de Lacan en el seminario de 1959-60 sobre la Ética del psicoanálisis, cuando pone en cuestión ciertos ideales dentro de la práctica analítica. En primer lugar, aparece el ideal del amor humano manifestado bajo la forma de una genitalización del deseo, es decir, la promesa de una síntesis pulsional que llevaría a un cierre de la identidad sexual. Por este motivo, Lacan propone que la respuesta al problema está en la constitución de una erótica: un juego de velamientos y develamientos del objeto de deseo que nunca alcanzan una reunión definitiva: su famosa frase no hay relación sexual. En segundo lugar está el ideal de la autenticidad, que ubica como promesa analítica el desenmascaramiento de una „esencia verdadera‟ en el sujeto. Ambas normativas expuestas violentan el principio según el cual ninguna identidad es posible, sino solo el establecimiento, sincrónico, de procesos de identificación. En este sentido, toda constitución de la subjetividad incluye necesariamente la operación de la castración, es decir, la renuncia a la completud.15 Aquí se encuentra el punto en donde el discurso del psicoanálisis se torna relevante para un abordaje de lo político. La formación de la identidad política se transforma en el análisis de los procesos de identificación política del sujeto, que se dan en el campo del significante, donde el representante de lo universal en la estructura (lo que anteriormente se denominó S1) puede ser ocupado, en tanto forma, por cualquier particular, sancionando a esta operación como contingente.16 Esto hace emerger el plano de la nominación, la función del nombre, que designa ocupando la brecha que se abre entre lo simbólico y lo real, un espacio que no reclama necesariamente ningún sentido y que no puede ser colmado de significado tampoco. Lo que resta es, como ya se mencionó, una operación contingente: “El „designante rígido‟ apunta entonces a ese núcleo imposible-real (…) Y el punto crucial que hay que captar es la conexión entre la contingencia radical de la nominación y la lógica del surgimiento del „designante rígido‟ mediante la cual un objeto determinado logra su identidad. La contingencia radical de la nominación implica una brecha irreductible entre lo Real y sus modos de simbolización: una cierta constelación histórica se puede simbolizar de manera diferente; lo Real no contiene un modo necesario de ser simbolizado”.17 3. A modo de conclusión, podemos decir que en el campo de lo político el esquema anteriormente expuesto de la operación de designación realizada por el sujeto desde el lenguaje, indica que los procesos de identificación, diremos al discurso ideológico en este caso, abren el campo de las relaciones de poder entendidas como el juego de producciones y limitaciones de sentido sobre un determinado dominio. En la problemática ética, las condiciones de posibilidad del juicio práctico como operación de significación arrojan un sujeto que debe dar cuenta de la contingencia de su máxima, ante una ley que se le presenta desde el Otro, es decir, como consecuencia estructural del lenguaje. Por eso, así como no hay identidad en el plano político, en la ética del psicoanálisis tampoco hay Soberano Bien. Lo que se establece es una ética del Bien-decir, que remite a las condiciones subjetivas de establecimiento del juicio moral en el discurso tal como se presenta a través de su estructura.18 El posicionamiento del sujeto ante lo real se problematiza incluyendo dentro del razonamiento sobre el discurso el elemento excluido: el objeto expulsado, petit a. Es por esto que la constitución del sujeto del psicoanálisis, tanto ético como político, se debe hacer teniendo en cuenta aquello que el lenguaje arroja: un real que no cesa de no inscribirse.

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Stavrakakis… op. cit. Laclau… op. cit. 17 Zizek, Slavoj. El sublime objeto de la ideología. Siglo 21, Buenos Aires, 2009, p. 137 18 Tizio, Hebe. “Nudos”. En: Miller, Jacques-Alain. Lakant. Tres Haches, Buenos Aires, 2000 Lacan, Jacques. Psicoanálisis: Radiofonía y television. Anagrama, Barcelona, 1993. 16

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