SUFRIMIENTO EN EL PAÍS DEL SOL NACIENTE

August 20, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Japon
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Descripción

SUFRIMIENTO EN EL PAÍS DEL SOL NACIENTE

"Cuando quedas atrapado en la destrucción, debes abrir una puerta a la creación"
Anais Nin

Fernando Álvarez Simán*

Impresionantes las imágenes que sobre el terremoto y posterior tsunami azotaron a Japón, circulan ya por la televisión, los medios impresos y las redes sociales, pero quizá quien explique mejor el saldo de estos eventos es Naoto Kan el Primer Ministro japonés, quien afirmó que la devastación es la "peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial". Este desastre fue originado por un terremoto de 8.9 grados en la escala de Richter frente a las costas de la prefectura de Miyagi, cerca de la capital Sendai que según los expertos liberó una energía seis veces más alta que si las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki hubieran explotado al mismo tiempo y lugar. Es el quinto mayor terremoto en toda la historia del mundo.

El sismo fue el de mayor intensidad en 140 años que ha sufrido un país donde estos fenómenos naturales son bastantes frecuentes, puesto que todo su territorio es atravesado por el llamado "cinturón de fuego del pacífico"; pero además está ya registrado como uno de los de mayor intensidad en todo el mundo y sus cerca de 300 réplicas se han sentido con el paso de los días, de hecho los expertos japoneses pronostican un 70% de posibilidades de que surjan réplicas de hasta 7 grados en la escala Richter. Aunque vale decir también que este evento fue precedido por cuatro sismos anteriores, incluyendo uno de 7.2 grados sin causar daño alguno. Su potencia paralizó el sistema de transporte ferroviario, carretero, aéreo y no se diga del marítimo, además de provocar numerosos incendios incluso en Tokio la capital. Pero el verdadero desastre ocurrió solo media hora después del terremoto, cuando un tsunami de olas hasta de 10 metros de altura penetró entre cinco y diez kilómetros tierra adentro arrasando con todo lo que encontraba a su paso, sobre todo en Sendai, la ciudad más cercana al epicentro con millón y medio de habitantes y provocando una alerta de Tsunami en las costas del pacífico incluyendo Australia, Norte y Sudamérica.

El recuento de daños hasta hoy sábado, habla a la fecha de siete mil quinientos fallecidos y más de 10 mil desaparecidos, una cifra de heridos que paulatinamente aumenta, 4.4 millones de hogares sin electricidad, poco más de 3 millones también de hogares sin suministro de gas, y millón y medio de habitantes sin acceso al agua potable y 500 mil desplazados sobre todo en las prefecturas de Miyagi, Iwate y Fukushima; una situación particularmente difícil si consideramos las nevadas que azotan actualmente al país.

Destacable en estos momentos, son las estrictas leyes de construcción y la ancestral cultura sísmica oriental que evitaron un desastre mayor, incluso a la par de que se intenta describir los efectos del desastre, el mundo entero comenta la fortaleza en medio de la adversidad del pueblo japonés. En este sentido en los aspectos económicos Japón resintió pronto los efectos del desastre; golpe que se suma al anuncio de apenas días atrás en que de manera oficial se conoció que China, su vecino los rebasó en materia económica al desplazarlos del segundo al tercer lugar mundial por el tamaño de su economía.

Desde la década de los 90´s Japón experimentaba un letargo económico y sucesivos escándalos políticos de su clase dirigente, incluso el actual gobierno solo contaba con el 20% de apoyo de la opinión pública. En ese contexto, a la crisis económica y política, como consecuencia del terremoto y tsunami, se suma la caída pronunciada de la estructura productiva porque los daños a la infraestructura y el corte al fluido eléctrico provocaron el cierre parcial de fábricas, por ejemplo; Sony redujo sus actividades en un 9%, Nissan en 10%, Toyota lo hizo al 9%, Honda en un 5% y Toshiba en un 16%. En consecuencia la Bolsa de Valores cayó un dramático 10% y se considera que al momento la pérdida económica total asciende a más de 100 mil millones de dólares. Lo que faltaba es que debido a la globalización y al nivel de exportaciones de ese país, la paralización económica tendrá efectos mundiales por lo menos en el corto plazo.

Sin embargo por si no bastara el desastre natural y económico, el peligro de un desastre nuclear acecha al país entero y mantiene en vilo a la opinión pública internacional debido a que tres de los seis reactores de la central nuclear de Fukushima no resistieron la fuerza del sismo y el tsunami colapsando los sistemas de refrigeración de los reactores y registrándose sucesivas explosiones en las instalaciones nucleares. Adicionalmente a la central nuclear de Fukushima, diez centrales más pararon automáticamente actividades al registrarse el sismo, Japón tiene distribuidas en su territorio un total de 55 centrales nucleares, para tener una idea de la magnitud del problema, 26 mil personas han sido evacuadas de las zonas cercanas a las plantas nucleares para prevenir cualquier eventualidad.

Numerosas son los cuestionamientos que se pueden realizar ante la crisis nuclear del Japón, por ejemplo cabe preguntarse por qué el único país que ha sufrido un ataque atómico depende en gran medida de la generación de energía nuclear, la respuesta se encuentra al saber que en Japón escasea el carbón y no hay petróleo, lo que urgió la búsqueda de fuentes de energía que sostuvieran un aparato productivo en crecimiento constante y que fuera amigable con el medio ambiente y este último hecho es lo que los promotores de la energía nuclear promueven para impulsar su uso.

De hecho en el mundo existen a la fecha 437 reactores nucleares operando, 104 de ellos en EU, 58 en Francia, el mismo Japón cuenta con 55, Rusia 32, en Reino Unido existen 19 y Alemania 17, España tiene ocho, 21 plantas operan en Corea del Sur, la India tiene 20, China cuenta en su territorio con 19, Brasil y Argentina tienen cada uno dos y México cuenta con la central nuclear "Laguna Verde" en el estado de Veracruz, el resto se encuentra repartido en toda la geografía mundial, aunque debido a la crisis nuclear japonesa muchos países han anunciado ya la suspensión de la construcción de nuevas plantas o en su caso la revisión de los proyectos en puerta.

A pesar de que la las autoridades han reconocido la gravedad de la situación no está claro aún el rango de riesgo que conllevaría un eventual colapso de la planta nuclear de Fukushima. Incluso la Unión Europea, habló de un posible escenario apocalíptico, Estados Unidos por su parte monitorea la situación japonesa y envió expertos, China exigió a Tokio mayor claridad en la información disponible y los posibles efectos de la radiación y las primeras declaraciones de la Organización Mundial de la Salud y la OCDE se refieren a que los riesgos para la salud de la radiactividad de Fukushima son bajos.

Para muchos sería la emergencia nuclear un evento de consecuencias globales gravísimas, solo superado por el desastre de abril de 1986 en Chernóbil, Ucrania, cuando las partículas radiactivas llegaron a la estratosfera. Para otros en parte por la misma experiencia previa de este desastre, las medidas de seguridad en caso de fallar no evitarían el colapso, pero el nivel de destrucción se reduciría considerablemente. Otros más piensan que no puede saberse aún cuán grave sería el desastre porque las autoridades japonesas para evitar la histeria colectiva han ocultado parte importante de la información, ello si consideramos la desconfianza del pueblo japonés hacia un gobierno que ha perdido paulatinamente popularidad y que la compañía controladora de la central nuclear, Tokyo Electric Power (TEPCO) se ha visto envuelta los últimos años en escándalos empresariales por ocultar información.

Aunado a esta falta de transparencia la memoria colectiva japonesa recuerda numerosos incidentes de la industria nuclear que han sido documentados de alguna manera, por ejemplo en Tsuruga en 1981 trabajadores de esa central estuvieron expuestos a radiaciones, en 1995 hubo otro incidente que mantuvo cerrada la planta de Monju durante seis años, tres accidentes tuvieron lugar en 1997, así como diversos eventos en 1999 en Tokaimura, Mihama en el 2005 y en la central nuclear de Kashiwazaki-Kariwa en el 2007.

Sin embargo, el consenso internacional sobre la crisis que desató el terremoto, el posterior tsunami y la emergencia nuclear es que Japón emergerá de nuevo. El país en los últimos tiempos ha experimentado numerosos desastres y de todos ellos se ha levantado; en 1923 un sismo destruyó dos terceras partes de Tokio dejando 143 mil fallecidos y hubo la capacidad suficiente para superar la fatalidad. De la misma manera, como consecuencia de la II Guerra Mundial, los bombardeos americanos destruyeron 67 ciudades japonesas entre ellas Toyama en un 99%, Tokio en un 57%, Nagoya con 40%, Yokohama con 38% y Osaka en un 35%, (The Fog of War: Eleven Lessons from the Life of Robert S. McNamara 2003) por si fuera poco seis meses después Hiroshima y Nagasaki sufrieron el único ataque nuclear en la historia de la humanidad.

Pero solo cuarenta años después los japoneses fueron capaces de construir la segunda economía de todo el planeta, será difícil volver a comenzar, sin embargo la cultura japonesa no permite mirar hacia atrás, ve en cada crisis la oportunidad de construir de nueva cuenta; la lección de estos eventos no es solo para Japón, sino también para el mundo entero debe centrarse en la cultura de la prevención a los efectos de los futuros sismos y debatir si los riesgos del uso de la energía nuclear son menores a los beneficios.

México por su ubicación geográfica se encuentra expuesto a sufrir sismos de mucha intensidad, y por ello tiene que redoblar esfuerzos para fomentar la cultura de la prevención, sobre todo entre las nuevas generaciones. Pero además en el corto plazo tienen que someterse a revisión y a la transparencia los reglamentos de construcción tanto particulares como de infraestructura pública para garantizar la viabilidad de dichas construcciones ante una eventualidad de esta naturaleza. Es indispensable que las áreas de Protección Civil se involucren de manera directo en los procesos de prevención y educación a la sociedad.

Hoy el pésame al pueblo japonés que llora sus pérdidas, también nuestras oraciones y pensamientos van hacia la gente que prácticamente lo ha perdido todo, que tendrá que comenzar de nuevo pero conservó lo más preciado: la vida; Japón emergerá tarde o temprano como ya lo hizo ante otras experiencias; el mejor homenaje que podemos hacerle a quienes perdieron la vida es construir una nueva era donde lo global no solo se refleje en las relaciones comerciales y políticas, si no en lo que realmente importa; la solidaridad el humanismo y el aprendizaje.

* Profesor-Investigador. Universidad Autónoma de Chiapas


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