Subversión literaria: los años \'60 en Uruguay

May 24, 2017 | Autor: E. Blanco Blanco | Categoría: Juan Carlos Onetti, Literatura Uruguaya, MARIO BENEDETTI, Dictadura Uruguaya, Luis Bravo, Clemente Padín
Share Embed


Descripción

1

Subversión literaria: los años ’60 en Uruguay Prof. Dra. Elvira Blanco Blanco Universidad Católica del Uruguay, Instituto de Profesores Artigas. [email protected]

Resumen: En Uruguay durante la década de los ’60 confluyeron diferentes vertientes literarias, todas ellas de distinta manera imbricadas y constituyentes de la coyuntura político-histórico-cultural que el país vivía. Enmarcada por aquellos años que dieron en llamarse la Suiza de América y por una dictadura que cercenó la vida cultural uruguaya, vistos desde el hoy, los ’60 continúan sorprendiendo por su impulso y variedad. Destacándose, especialmente, por su capacidad de transitar por los años de oscura irracionalidad, para una vez vuelto el país a la democracia, poder transmitir un legado de búsqueda identitaria, no solo uruguaya como latinoamericana, capaz de enfrentar, de forma renovadora, posturas colonialistas y hegemónicas de la política y la academia. Palabras clave: Literatura uruguaya; latinoamericana.

poesía años ’60;

Literatura comprometida

Literary sub-version: the 1960s in Uruguay Summary: During the 1960s different literary strands came together in Uruguay, all in different ways imbricated and constituting the politico-historical-cultural situation the country was experiencing. Within the time frames of the years when the country came to be dubbed the Switzerland of South America and a dictatorship that curtailed Uruguayan cultural life, from today’s perspective the 1960s still surprise one on account of their impulse and variety. They stand out, above all, for their ability to travel the years of dark irrationality and when democracy was restored, be able to transmit a legacy of quest for identity, not only Uruguayan but also Latin American, able to confront in renovating fashion, colonialist and hegemonic stances in politics and academia. Key words: Uruguayan literature; 1960s poetry; Committed Latin American literature

2

Los años ‘60 en Uruguay fueron época de confrontación, en sus dos acepciones. Como comparación, la sociedad se confrontó con las décadas anteriores, el resultado fue difícil de aceptar, pero los números y el cotidiano mostraron como cierta la instauración de la crisis. Y como desafío, por la imposición de nuevas posibilidades signadas por las opciones de izquierda continental y mundial. El famoso Estado Benefactor creado por el batllismo había dejado de ser eficaz y en 1955, los economistas fijaron el inicio de la crisis. El Partido Colorado (dentro del cual se encontraba el batllismo) pierde las elecciones de 1958, luego de años en el poder; asume ese año el Partido Nacional y la izquierda obtiene un bajo porcentaje de votos, algo determinante para que comenzara a pensar en otras vías de acceso al poder. Para 1965, Carlos Quijano el director de Marcha y guía mayor de la generación del 45 escribía1: “En América Latina pocos países tienen como Uruguay, un pasado cercano –relativamente cercano- y venturoso, relativamente venturoso. Durante los primeros veinticinco años del siglo gozamos de estabilidad, de un nivel de vida superior al de otras naciones del continente, de un desarrollo comparativamente superior al de estas, en las letras y las artes, la instrucción, la salud pública y las prácticas políticas. Creíamos haber alcanzado una especie de jefatura espiritual, un puesto de vanguardia. […] En un determinado momento histórico, todos los factores se conjugaron para que el país alcanzara cierto equilibrio y se distanciara de los demás de América Latina” (1965, p. 215) El país de los campeones de futbol de 1950; de las adelantadas leyes sociales; de la democracia, que con solo algún quiebre se había consolidado; la tan afamada cultura, la educación gratuita, el país laico y de puertas abiertas a la inmigración, que miraba e imitaba a Europa, quedaba atrás. Los precios internacionales del mayor producto de exportación, la carne, bajaron, así como la lana y el cuero, lo que llevó al cierre de industrias, a desocupación, a aumento de precios y los uruguayos comenzaron a conocer las filas para adquirir productos.

La generación del ‘45 La famosa generación literaria del 45, con nombres como Juan Carlos Onetti, Angel Rama, Emir Rodríguez Monegal, Carlos Real de Azúa, Carlos Martínez Moreno aún vivía y estaba operante, sin embargo, comenzaba a ser apuntada como anquilosada. Emir Rodríguez Monegal en 1966, señalaba las actitudes críticas con que la nueva generación trataba al ’45: “Uno de los lugares comunes de ciertos publicitas literarios es afirmar que esta nueva promoción es realmente creadora, en tanto que la del 45 es sobre todo crítica” y agregaba: “Otra queja corriente de la nueva generación es que los del 45 han ocupado todos puestos directivos de la cultura uruguaya y practican el mandarinismo”. De estas dos acusaciones Rodríguez Monegal defiende ampliamente a su generación, agregando, “El impacto de los nuevos se manifiesta hasta ahora en la creación de novelas, poemas o piezas teatrales. En el terreno del ensayo o de la crítica sus trabajos son todavía escasos o aparecen vinculados a los de la gente del 45”. Realmente, en el área del ensayo o del trabajo de creación de nuevos postulados sobre la realidad nacional, el ’45 fue difícil de 1 El objetivo del artículo de Quijano era referirse, nuevamente, como siempre lo había hecho, a la ruptura democrática que en Uruguay había provocado la dictadura de Gabriel Terra de 1933.

3

superar, aún hoy, trabajos como los de Rama o Real de Azúa, poseen un nivel de observación, reflexión y procesamiento social que continúa destacándose en el pensamiento uruguayo y latinoamericano. Fue, sin embargo, la falta de compromiso político la más popular y difundida diferencia que se ha esgrimido entre ambas generaciones en Uruguay2. El ’60 consideró que había llegado la hora de América Latina, la hora uruguaya, la de la revolución, como único camino de transformación, mientras la generación del ’45 era considerada fuera de ese compromiso, al menos en un inicio. No obstante, al ’45 no le faltó compromiso, solo que su momento fue otro. La Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial convocaron toda su atención porque así lo requería la responsabilidad de la hora, Occidente se jugaba su democracia. Lo demuestra J. C. Onetti en el prólogo de Para esta noche (1943): “En muchas partes del mundo había gente defendiendo con su cuerpo diversas convicciones del autor de esta novela, en 1942, cuando fue escrita. La idea de que solo aquella gente estaba cumpliendo de verdad un destino considerable, era humillante y triste de padecer. Este libro […] es pues un cínico intento de libración” No le faltó al ’45 el enjuiciamiento internacional, pero tampoco el nacional estuvo ausente, su prédica fue, según aquel término que acuñara Emir Rodríguez Monegal con respecto a la literatura argentina, “parricida”. Atacaron la generación anterior (del Centenario) acusándola sí, a ella, de inoperante con respecto a la situación nacional. Dirá Emir Rodríguez Monegal con respecto a aquella generación del Centenario: “creyeron, tal vez, sinceramente que el aparente socialismo de estado que Batlle estaba implantando desde lo alto era la respuesta adecuada a todos los problemas del país. No advirtieron que era solo la máscara del paternalismo. (1966). Fue lo que Benedetti llamaría “la conspiración de la corza”, la “Generación del soneto” (1988). Hugo Achugar, muchos años después, diría que el problema de la Generación anterior al 45 “radicó en que se les hizo el campo orégano y que en la autosuficiencia y la autocomplacencia terminó por hacerles/hacenos abandonar la meta de la excelencia (1992). La generación del ’45 fue incansable en la crítica a la quietud de la sociedad uruguaya y a una Academia para la cual solo las bellas letras eran literatura, lo expresó, a la vez que mostró el resentimiento o la añoranza por el bien perdido de los plácidos años del batllismo, a través de su ácida crítica y la constante incorporación de nuevas literaturas que con el tiempo abrieron el canon literario nacional hacia Latinoamérica, Estados Unidos y otros espacios ignorados hasta ese momento. A Onetti le parecía inconcebible en 1940 “que haya hoy gentes capaces de continuar alimentando peñas literarias, banquetes de homenajes, actos académicos, todo ese pasado insoportable y ridículo” (En: Prego, 1986). Sus integrantes fueron agudamente conscientes de las circunstancias del país y con extremada lucidez anunciaron la llegada de épocas aciagas. El tiempo en Uruguay ha mostrado que crecer a la sombre del ’45 fue difícil pero, pasados los años, ya se puede hacer un balance como el del poeta y ensayista Jorge Arbeleche: Fue una generación totalmente narcisista. Y me remito a los hechos: cuando se hizo aquel fenomenal emprendimiento editorial, Capítulo Oriental, así como le dedicaban a los actores más distinguidos un capítulo –a la generación del 900, la del veinte, la del Centenario-, a sí mismos se dedicaron varios: los poetas del 45, los narradores del 45, los ensayistas del 45 y otras más. Nadie duda que fuera una generación muy rica, que fue una generación de la inteligencia y del rigor. Pero, al mismo tiempo, pusieron la tapa y se erigieron en el eje de la balanza, dictaminando lo que valía y lo que no, tanto para lo contemporáneo como para lo anterior. Demolieron muchos mitos; me parece bien que limpiaran, pero también dejaron al país casi sin referencias, se erigieron ellos en referencia. (Daniel Feldman, 2015).

2

Al respecto de las generaciones literarias en la narrativa uruguaya ver: Hugo Verani, De la Vanguardia a la

Posmodernidad: narrativa uruguaya (1920-1995), (1996).

4

Los años ‘60 Así como la Segunda Guerra Mundial marcó al ’45, el espacio cultural de los ’60 quedaría sellado por la Revolución Cubana, que surgió como propuesta urgente frente a los resabios de colonialismo y las embestidas imperialistas. La revolución tenía con sus fuerzas el objetivo de replicarse por el continente; para finales de 1966, se toma público conocimiento que el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros estaba actuando. Uruguay tenía su guerrilla urbana y la utópica revolución estaba en marcha enfrentando a un sistema político democrático, pero inhábil y lento en la búsqueda de soluciones a problemas acuciantes. No solo la Revolución Cubana fue el ápice de las miradas y de las influencias, Occidente durante los ’60 se estremece. Luis Bravo lo resume así: “Se está ante el inicio de una ola de liberación que abarca desde lo político hasta lo sexual; un gran caleidoscopio de la utopía liberadora encarnado por una juventud precoz en su militancia y determinada en sus ideales políticos, éticos y filosóficos. Los resultados removedores de estos movimientos que abarcaron el campo el campo psicosocial (lo racial y lo sexual), lo cultural (con énfasis en lo artístico musical, literario, en las artes plásticas y en el cine), así como en el orden político y religiosos, se le aplicó el nombre de counterculture. Algunos autores del campo sociológico lo consideran hoy un concepto clave para comprender el alcance [de] estas rebeliones juveniles cuya fecha axial, hoy icónica, es el año 1968 en una revuelta como la del Mayo francés en las que parecerían concentrarse las referencias intelectuales que la impulsan y amparan […] Según Bennett (2001), el término refiere a un descontento hacia la figura parental de las sociedades establecidas”. (2012) La llegada de la nueva generación también respondió con la ruptura de procesos hegemónicos internos. Oscar Brando señala que la crisis “nacional pareció traer consigo la urgencia del análisis y la imperiosidad de entenderla en una posición tercera que iba tomando forma de ideología” (2015). Esta tercera vía se vio congregada en el surgimiento, en la década del ’70, del nuevo partido político, el Frente Amplio3, acompañando así el camino que se transitaba en varios países latinoamericanos. Los ’60, casi en su mayoría, no pudieron comprender otro camino que el político. El intelectual es comprometido o no es intelectual, lleva adelante su compromiso, nacional, latinoamericanista e izquierdista, si es necesario revolucionario. Su escritura se vuelve comprometida al mejor estilo sartreano del escritor engagé y hablar sobre la idea de una literatura comprometida es abarcar el contenido total de su concepto, recordando la condición original de seres libres a la cual estamos condenados según la filosofía existencialista. Sin embargo, en la prolífera producción literaria uruguaya, hubo escritores en esta década, que se mantuvieron apartados del compromiso declarado o al menos, explícito, conservando una línea universalista, si bien en lo personal, se adhirieran a la convocatoria urgente de la época. Cuando Luis Bravo refiriéndose a la lírica uruguaya en Voz y palabra: Historia transversal de la poesía uruguaya. 1950-1973. (2012) señala a este grupo, los denomina poéticas de la temporalidad, comentando: “se encuentran quienes, partiendo de la tradición poética española, desde el manejo rítmico hasta el registro léxico, incursionan en los grandes temas universales. Sus ascendencias van desde Jorge Manrique, pasan por el Siglo de Oro, y articulan con la Generación del 98, y con algunos influjos en de la Generación del 27. Pero la referencia más nítida es Antonio Machado

3

Cuando en 1971 se creó el Frente Amplio, los intelectuales uruguayos prácticamente en su conjunto firmaron una declaración de adhesión, entre ellos muchos del ’45 como Juan Carlos Onetti, Mario Benedetti, Francisco Espínola, Idea Vilariño, Ida Vitale, Ángel Rama, Carlos Real de Azúa y Alberto Zum Felde

5

El primer libro de Jorge Arbeleche -Sangre de la luz - de 1968, puede situarse en esta vertiente. En 2009, el poeta escribió: “Con la Poesía he construido un mundo que no se bate en batalla con el mundo de afuera. Por el contrario, se nutre de él. Mejor, cada uno se alimenta del otro” (2009). Para el grupo signado por el compromiso y el cambio, estos debían enseñarse, divulgarse, popularizarse, circular en definitiva, y para eso las acciones impulsadas fueron varias. Frente a una población que en el país en ese momento, no llegaba a tres millones, las editoriales de la época ya eran varias y en la década del ’60 se suman tres más: Arca, Alfa y Banda Oriental (entre otras) encargadas de dar a conocer la literatura nacional y continental. El Semanario Marcha que salía desde 1939, al mando de Carlos Quijano, continuaba siendo la referencia cultural del ’45 heredada por los 60. A partir de 1967, comienza mensualmente a publicar los Cuadernos de Marcha que saldrían hasta 1973, año de clausura del Semanario. Ese mismo año de 1967, se realiza el primer Festival de Canción de Protesta. El Canto Popular fue un canal privilegiado para el acercamiento al pueblo, algunas de estas canciones como la milonga “A Don José” (1961) con letra y música de Ruben Lena son hoy íconos de la nacionalidad. También editoriales como Banda Oriental se encargaron de difundir en papel estos cancioneros, editando en 1963, Cantos del Norte y del Sur con poemas y canciones de Osiris Rodríguez Castillos. Poetas como Idea Vilariño (de la generación del ’45) o Mario Benedetti, entre otros, ven musicalizados sus poemas y transformados en canciones populares como La Canción y el poema de Idea y Alfredo Zitarrosa o Los Orientales (de Vilariño musicalizado por José Luis Guerra), Cielo del 69 (Benedetti y Numa Moraes) o El sur también existe (Benedetti y Joan Manuel Serrat). La ruptura y la innovación también llegan al tango, Horacio Ferrer, quien en 1967, da a conocer Romancero Canyengue, publicaría en 1969, con Astor Piazzolla, “Balada para un loco”. Desde 1960, se realiza la Feria de Libros, Grabados y Artesanos4, creada por la poeta Nancy Bacelo, donde el pueblo tomaba contacto y disfrutaba al aire libre, literatura, artesanía, música, danza, fotografía. En 1968, se efectúan las Primeras Jornadas de Teatro Independiente, en el mismo año, se acrecientan tres publicaciones culturales para público uruguayo: Capítulo Oriental, dirigida por Carlos Maggi, Carlos Real de Azúa y Carlos Martínez Moreno, la Enciclopedia Uruguaya por Angel Rama y Darcy Ribeiro y Nuestra Tierra (1969). Todos ellos abocados al diagnóstico nacional que ya había enseñado el ’45 pero ahora, inserto en el contexto mayor del latinoamericanismo. La difusión fue constante. El número 3 de Capítulo Oriental, de marzo de 1968, se tituló “Sociedad y literatura en el presente: El ‘boom’ editorial”. El objetivo era mostrar el gran número de publicaciones que se habían realizado en la década del ’60 en Uruguay comparándolo con las generaciones anteriores. Al final del fascículo, dirigido por escritores del ’45, figura un esquema a cinco columnas, donde se enfrentan dichas publicaciones. Sus autores cuando hacen referencia al ’60 escriben que desde 1959 al momento existía la “Probable definición de una promoción literaria nueva, heredera de los logros de la anterior, aunque más limitada en sus inquietudes culturales y más definida y comprometida en la causa de la lucha nacional y latinoamericana”. Algunos de los nombres mencionados en el cuadro de poesía darán una idea de los autores considerados de la “Nueva Generación” en 1968: Cecillo Peña, (1925): El hombre entredormido, 1957; Cuarteto del ser, 1961; Desde Eidar, 1963; Por estos dios digo, 1964. Jorge Medina Vidal (1925): Cinco sitios de poesía, 1961; Las puertas, 1962; Las terrazas, 1964. Milton Schinca (1926): De la aventura, 1961; Esta hora urgente, 1963. Washington Benavidez (1930): Tala Vizcacha, 1954; El poeta, 1959; Poesía, 1963; Las milongas, 1965. Ivan Kmaid (1930): Porque impar es la dicha, 1964. Nancy Bacelo (1931): Círculo nocturno, 1959; Cantares, 1960; Cielo solo, 1962; Razón de la existencia, 1962. Marosa di Giorgio (1932): Historial de las violetas, 1965. Circe Maia (1932): En el tiempo, 1958; Presencia diaria, 1964. Maria Esther Cantonnet (1936), [no figura ninguna obra]. Diego

4

Al respecto de esta Feria ver el ya citado artículo de Oscar Brando en la Revista [SIC] N° 12, 2015.

6

Perez Pintos (1937): Los pasos, 1965. Salvador Puig (1939): La luz entre nosotros, 1963. Enrique Fierro (1941): De la invención, 1964. Dos años antes, en 1966, Juan Domingo Bordoli, publicaba Antología de la Poesía Uruguaya Contemporánea, con respecto a la lista anterior solo retoma a Nancy Barcelo [sic], María Esther Cantonnet, Milton Schinca e Ivan Kmaid. Lo que nos da cuenta de la diferencia de consideraciones de la época. Ángel Rama señaló en la generación del 45 dos promociones, que llamó de la Crítica y de la Crisis, esta última se une con la producción del ‘60 (1972) El crítico uruguayo también notaría la nueva estética que surgía “Esas obras de 1967 delatan el cambio de orientación del viento, pertenecen a algunos escritores integrantes de la promoción de la crisis (1955), […] concurren a la configuración estética y filosófica de una nueva generación literaria uruguaya, a la que yo dataría llamándola generación de 1969 por referencia a un hecho que comporta una modificación sustancial en la cosmovisión nacional […] la toma de la ciudad de Pando por un comando de acción directa, en uno de los enfrentamientos más sangrientos de la solapada guerra civil que vive la sociedad uruguaya. O designarla como generación de la acción.” (1972) Con respecto a la difusión de ideas, un aspecto aún sin estudiar fue la enseñanza. Ser joven en los ’60 era ser culto y politizado, esta era una actitud frente a la vida, no se concebía otra y la educación fue un cauce privilegiado de difusión del sentimiento de la época, pues era un medio de acceso a los jóvenes, desde el lugar indiscutido –al menos en aquella época- de la palabra del docente. Muchos de los escritores del ’45 estaban dictando clases cuando se le sumaron los del ’60 en la docencia. Las ideas se impartían desde la Universidad de la República, en Facultad de Humanidades, en el Instituto de Profesores Artigas5 y en la Enseñanza Secundaria. Se ejercía un deber con el tiempo que tocaba vivir, con intensidad, con militancia, con conciencia social. Como dice Charles Ricciardi al respecto del compromiso del escritor de la época, este cultivaba “un arte entendido como un medio para alcanzar el cambio social y político o, al menos, para contribuir con él” (2015) Era la esencia de lo estético que cambiaba también entre otras cosas, la literatura anterior hacía recordar al poeta torremarfilista, ahora este debía comunicarse con el pueblo. Si una vez se creyó por estos territorios, que la cultura haría que la sociedad se alejara de la barbarie (el tiempo comprobó con tortura y dolor el engaño) ahora la cultura se aproximaba para politizar, era la conciencia política en el cambio lo que daría el triunfo a la revolución (el tiempo también se encargó de otra mirada). No se perdía la estética, esta se popularizaba y muchos escritores coincidieron en que solo con el compromiso social se lograría. Como dice Mario Benedetti en el poema Las palabras: “no me gaste las palabras/ no cambie el significado/ mire que lo que yo quiero/ lo tengo bastante claro/ no me ensucie las palabras/ no les quite su sabor/ y límpiese bien la boca /si dice revolución”. Es lo que Luis Bravo cataloga como Poéticas Comunicantes, que con diferentes facetas atendía: “la socialización del arte, tanto en su alcance comunicacional como en los ejes temáticos, [implicando] una dialéctica entre lo personal y lo colectivo, un espacio discursivo en el que las voces de los poetas se perfilan incluso hasta identificarse ideológicamente en una coyuntura histórica que les desafía a tales compromisos” (2012) A primera vista lo estético mudaba su objetivo, la belleza estaba en la calle, en la revolución, en la posibilidad de lucha. Hasta qué punto hubo calidad estética o fue una estética de la hora, no se puede juzgar, pues fue, como en muchas otras épocas, un cambio epistemológico de 5

En Uruguay la titulación docente se realiza en el Instituto de Profesores Artigas (IPA).

7

parámetros hegemónicos. Se produjo una relación dialéctica entre sociedad y arte que contribuyó al cambio. La literatura continuaba diferenciándose de la política por su discurso y por su abordaje de la realidad social e histórica. Como decía Adorno: “las fuerzas productivas en las obras de arte no son en sí diferentes de las fuerzas sociales, pero únicamente lo son mediante su situación de ausencia de la sociedad real” (1992). Aún en aquellos escritores cuyo discurso no fuera comprometido había una rasgo personal, que los implica con su tiempo. Los cuentos de Benedetti y sus poemas serían icónicos de la poesía coloquial y política, actuarían como pasaje entre las generaciones del ’45 al ’60. Lo dice Emir Rodríguez Monegal “sus novelas son un testimonio irrefutable […] de eso se trata precisamente: de creaciones de un testigo”. (1966) También señala Bravo que surgió “Una vertiente más radicalizada del coloquialismo [que] se denominó poesía combativa o rebelde, incorporando lo político de manera explícita” (2012). Esta vertiente es la que Ángel Rama señalaría como la Generación del ’69 o de la acción (1972), mencionando escritores como Mercedes Rein, Cristina Peri Rossi, Mario Levrero, olvidando, agrega Bravo, a los poetas, salvo Marosa di Giorgio. En el espacio de los ’60 irrumpieron revistas y grupos que reaccionaron de forma virulenta, no tomados en cuenta en el momento en su verdadera importancia, hoy son considerados identificatorios de esos años y válidos como puente para las posteriores generaciones. Los grupos como “Vanguardia, Ariel, Nudo Sur, Los Nómades, o autores agrupados en torno a revistas como Los huevos de Plata, Aquí Poesía, Nocolumbus, El Paso, Señal, El Mate, El Chúcaro entre otros” (2007) provocaron o intentaron la conmoción de un estado social y cultural. Fue en un clima, como dice Alzugarat, de “discusión sin tregua, de revistas oficiales y de revistas subterráneas, de tantos congresos como concursos, de happenings y acciones poéticas” donde “surgieron algunos grupos que fueron marginados por sus posturas decididamente radicales” (2007). Una arista interesante de este nuevo lugar de discusión fue el contacto que hicieron con la Vanguardia uruguaya, latinoamericana y europea. Esa vanguardia uruguaya, que el ’45 había desconocido y silenciado, aflora y se recupera para lograr con el tiempo vínculos con el presente. Sin embargo, el gran corte de los ’60, totalmente diferente a lo que se venía dando es lo que Luis Bravo denomina “poéticas disidentes”. Los disidentes forman una poesía urgente y experimental recuperando formas, retomándolas, recreándolas, creando en nuevos discursos poéticos una fuerza de ruptura que esboza la iconoclasia de los ’80 con sus facetas neovanguardistas, psicodélicas, neobarrosas o performáticas. Estrictamente en este ámbito se destacan nombres como Íbero Gutiérrez y Clemente Padín, entre otros. Este último, fue director de las revistas: Los Huevos de Plata (1965-1969) y Ovum 10 (1969-1975). “Ellos (la Generación del 45) usaban nombres muy grandilocuentes (…) Marcha, Diálogos, Arca (…) entonces nosotros quisimos hacer lo contrario; muchas palabras y sencillas, y que de alguna manera nos situaran geográficamente”, así comentaba el propio Padín el nombre de la revista. En Los Huevos de Plata publicaron: Mario Levrero, Alberto Mediza, Aparicio Vignoli, Horacio Buscaglia, entre otros escritores nuevos. También en la revista aparecían letras de los Beatles y de Bob Dylan. En la primera editorial se leía:"Somos ‘experimentales’ como toda juventud [...] Partimos del asco, de mucho asco por muchas cosas [...] queremos ser avalancha [...] Todo el que grite ‘distinto’ será de los nuestros, porque aquí lo que fallan son las estructuras, los esquemas de expresión, la basura". De esta forma comenzaba la experiencia "hachepienta" como ellos la llamaban. Desde su primer número se identificaron como jóvenes con el objetivo de una producción lúdica, de ruptura y conflicto al colocarse fuera del sistema académico hegemónico, como expresaban en el editorial del número 2-3: "Desde la periferia geográfica del sistema decadente, continúa la experiencia de los hachepientos”. Comenzaron también el camino de la valorización de lo periférico y antihegemónico histórica y culturalmente.

8

El número 9 de Los huevos del Plata se denominó La vaca sagrada, de esta forma denominaban a la generación del ’45 e incluso jugaban con la del ’60. El manifiesto de La vaca sagrada expresaba: “Por la instauración del día de la VACA SAGRADA. Por la canonización de la VACA SAGRADA. Que nuestros nombres enorgullezcan las calles de Montevideo y nuestras figuras hermoseen las plazas con monumentos y con el producto de nuestra sacra actividad." La actitud desbordaba lo académico para inquirir la cultura capitalista y a la sociedad en general”6. Clemente Padín (1939) difundió el Concretismo brasileño de Haroldo y Augusto de Campos, publicó poco en discurso verbal y ha trabajado especialmente con poesía visual, concreta, intervenciones y performance.

Texto 197

Amor-odio8

Ibero Gutiérrez es hoy un ícono de la bisagra de los ’60 a los ’70, su vida arrancada por un comando de exterminio en 1972, fue breve. Su densidad literaria llega a planos sorprendentes de producción en diferentes tipos de discursos que deben ser transitados como exponentes 6 En: http://www.chasque.net/frontpage/relacion/9804/memoranda.htm 7 En: http://clementepadin.blogspot.com.uy/2008_10_01_archive.html 8 En: http://www.viulapoesia.com/pagina_5.php?tipus=2&subtipus=2&itinerari=25&idpoema=850

9

singulares de una época. Luis Bravo dice al respecto: “Desde la conjunción de memoria, sueño e imaginación sus vuelos escriturales viajan y transportan al lector por entre discursos vertiginosos que amplían la lectura de lo real”, luego cita las palabras finales de su Diario titulado: Requeche (1970): “la imaginación no debe tener limitación alguna, esos es el arte, desbocado, subversivo, enemigo de su tiempo, mirando más lejos aún” (2015). “Oigo a Bob Dylan” es unos de los poemas de Ibero, quien incursionó además en diversos géneros y formas artísticas9.

oigo a Bob Dylan y ella a una distancia de respiro duerme un minúsculo sueño suspira la siesta al entrar en otro tiempo escribo: la paz vendrá con la liberación entonces ella no duerme y se despierta para soñar mejor

Después Fractura, cercenamiento de una generación, eso es lo que produjo la llegada del ’72 con la Dictadura Militar. Luego sobrevino la imposición del silencio, de la prohibición, del exilio, de la prisión 10 , de la muerte como sucedió con Ibero Gutierrez. Durante esa década no se logró el enmudecimiento de la literatura encontrándose formas para continuar ya en el teatro, el canto popular, los eufemismos poéticos o las narrativas11. Cuando Uruguay se abre a la democracia de nuevo, la efervescencia de publicaciones literarias comienza a llenar el fin del siglo XX, se pone énfasis en la memoria, la novela histórica y el testimonio, estas toman su espacio para evitar el olvido y comprender el pasado. En la poesía de la generación de los ’80 se destaca el núcleo de Ediciones de Uno: Héctor Bardanca, Gustavo Wojciechowski, Luis Bravo, Lalo Barrubia), para ellos la creación del ’60 fue importante. Dice Luis Bravo al respecto de los jóvenes del Grupo Uno: “agitación poética y de remoción cultural llevada a cabo por los jóvenes del grupo Ediciones de Uno, cuya labor se extendió entre 1982 y 1994, y que quien les habla, como se sabe, integró. Por eso nosotros, los ex jóvenes del 80, estamos entrañablemente ligados a la impronta revulsiva y disidente de los Hdp” [refiriéndose a la experiencia "hachepienta”]12 (inédito). Hoy la narrativa joven intenta espacios no transitados antes: el terror, el policial; la poesía se fluye en performance y en la conjunción con otras artes. En este momento Uruguay vive una época de poesía viva 13 , donde los jóvenes, a través de los nuevos medios de comunicación publican con riqueza multidimensional en el continuo intento de la significación cultural de su 9 Ver Alejandra Dopico: “Primera exploración al teatro de Ibero Gutiérrez”. [SIC],Año V, N° 12, Agosto, 2015: 68-73 10 Sobre literatura carcelaria ver: Alfredo Alzugarat: Trincheras de papel: dictadura y literatura carcelaria en Uruguay,2007. 11 Ver al respecto: Miranda Buranelli, Álvaro. “La poesía uruguaya de la generación de la resistencia (19731985)” [online] 12 Este trabajo inédito titulado “La disidencia poética de los HDP”, fue una conferencia leída en la Biblioteca Nacional de Montevideo el 29 de octubre de 2015, en conmemoración de los 50 años de la revista literaria “Los Huevos del Plata” fue cedida por el autor y se encuentra en: https://www.youtube.com/watch?v=XaliTuU8knw 13 Sobre poesía actual uruguaya ver [SIC] N° 13, 2015

10

período. Sin parricidios como en otras épocas, ahora como antes, buscándonos como uruguayos y latinoamericanos.

Bibliografía Achugar, Hugo. La balsa de la Medusa. Montevideo: Trilce, 1994. Adorno, Theodor. Teoría estética. São Paulo: Livraria Martins Fontes, 1982. Alzugarat, Alfredo: Trincheras de papel: dictadura y literatura carcelaria en Uruguay. Montevideo: Trilce, 2007. Arbeleche, Jorge. “Testimonio”. Muestra de la poesía uruguaya actual (2009). Academia Nacional de Letras. Espacio latino.com. Extraído el 25 de noviembre de 2015. Benedetti, Mario. Literatura uruguaya del siglo XX. Montevideo: Arca, 1988. Brando, Oscar. “Leer los setenta. Hacer cultura, hacer política”. [SIC], Año V, N° 12, Agosto, 2015: 63-70 2012.

Bravo, Luis. Voz y palabra. Historia transversal de la poesía uruguaya. Montevideo: Estuario, “La poética insurgente de Ibero Gutiérrez”. [SIC], Año V, N° 12, Agosto, 2015: 85-101

Feldman, Daniel. Entrevista: “La poesía compromete al lector de manera absoluta”. Caras y Caretas, versión online de enero de 2015. Publicada en Caras y Caretas el 23 de enero de 2015. Prego, Omar. (Pról.) Juan Carlos Onetti. Cuentos Secretos. Periquito el Aguador y Otras máscaras. Montevideo: Biblioteca de Marcha, 1986. Onetti, Juan Carlos. Para esta noche. Buenos Aires: Poseidón, 1943. Padin, Clemente. “Cincuenta años de Los huevos del plata“. Audición de Radio Clásica 650 AM. 26 de octubre de 2015. Rama, Ángel. La generación crítica. Montevideo: Alfa, 1972. Ricciardi, Charles. “Salvador Puig: delicado equilibrio. A propósito de la muerte del Che como motivo poético en los últimos setenta”. [SIC], Año V, N° 12, Agosto, 2015: 8-13 Rodríguez Monegal, Emir. Literatura uruguaya del medio siglo. Buenos Aires: Alfa, 1966.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.