\"Subjetividad y sentidos del vivir\"

September 5, 2017 | Autor: A. Clariana Rodagut | Categoría: Art Theory, Surrealism, Psicoanálisis, Psicoanalisis
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Descripción

SUBJETIVIDAD Y SENTIDOS DEL VIVIR: POESÍA Y PSICOANÁLISIS
conferencia pronunciada por Jordi Sala


Ainamar Clariana Rodagut


Jordi Sala se centró en describir ciertos paralelismos entre la
poesía y el psicoanálisis. Uno de los puntos que comparten ambas
disciplinas es el objetivo común que tienen de intentar comprender y
expresar los diferentes sentidos de la vida. Según la opinión del
psicoanalista, tal como ejemplificó a través de un poema, el primer sentido
de la vida es conservarla y vivirla, ya que para un ser vivo que se sabe
caduco y sentimental situar el sentido de su existencia al final de ella es
desperdiciarla. En una parte del Poema de Gilgamesh, titulada La vida del
hombre[1], se expresa esta necesidad de vivir el día a día para aprovechar
el tiempo limitado del que nuestra cualidad finita nos provee.
La poesía nace de la necesidad del hombre de exteriorizar sus
emociones, de ponerlas en palabras. Porque un poema es el resultado de un
proceso de transformación por el que ha pasado el individuo, de una
experiencia que ha vivido. Dicha experiencia se define como un maridaje de
procesos conscientes e inconscientes que el poeta, para describirlos,
convierte en realidad simbólica. Así, las emociones originadas por la
experiencia personal son, en palabras de Sala, materia viva que estimula el
pensamiento. De este modo, durante el proceso de creación, el poeta tiene
que poner en práctica sus capacidades emocionales y las funciones de su
subjetividad para desentrañar los estados mentales de su inconsciente.
La labor del poeta es equiparable a la que tiene que realizar el
analista con su paciente: ayudarlo a ampliar el terreno consciente de las
afecciones, acompañarlo en el camino de esclarecimiento progresivo de esas
partes de su inconsciente que permanecen desconocidas para él. Cuanto más
conozca lo que habita en su inconsciente, más fácil será para el individuo
identificarse como sujeto, es decir, construir su subjetividad y ser
propietario de sus emociones. Únicamente el que es dueño de sus emociones
puede darle significados a éstas. Por lo tanto, no es solo el poeta el que
necesita estar en contacto con sus emociones para crear, sino también el
lector para interpretar el poema.
Jordi Sala apuntó que el poema apela a los niveles sensoriales,
perceptivos, emocionales y cognitivos de la persona y que, tal como la
emoción era materia viva que estimulaba el pensamiento, el poema es materia
viva que provoca emoción en el lector. A veces lo que siente el lector en
su experiencia de lectura no es lo mismo que sintió el autor al escribirlo,
lo que no quiere decir que el arte sea puramente individual, también es
colectivo. La poesía, dijo Sala, es un acto de comunicación, así como la
música y la vida, que necesita propagarse y expandirse para estar viva.
Como hemos visto en el Poema de Gilgamesh, el poeta, a través de su
propio cosmos artístico, aborda temas que preocupan al ser humano como
especie desde que ésta desarrolló su consciencia. El trabajo del poeta es
el de realizar las preguntas que todo ser humano se hace a sí mismo y
ensayar las posibles respuestas, con la finalidad de hacer asequibles al
lector todos esos temas que habitan en el inconsciente del ser humano.
El conferenciante expuso un fragmento de un poema de San Juan de la
Cruz[2] perteneciente a Coplas y Cantares para ejemplificar el exceso
característico de la poesía mística, en este caso cristiana. Sala destacó
que en el amor místico el anhelo de unión con el amado y el deseo tan
intenso de alcanzarlo hacen que el amante esté dispuesto a perder su propio
yo con tal de llegar a él. Según expuso Sala, la subjetividad es el
resultado de la experiencia de vivir y a la vez necesaria para hacerse
propietario de las propias emociones, las que después se expresarán en el
poema. Así, en este caso, el exceso es precisamente esa voluntad de perder
el yo, la subjetividad, la vida, para llegar a un más allá que se encuentra
fuera de ella.
En Antonin Artaud también encontramos un exceso, pero diferente. En
este caso se trata de una fractura de la propia subjetividad. Artaud, en su
correspondencia con Jacques Rivière, se quejaba de que era víctima de una
separación anormal de los elementos de su pensamiento[3]: "Artaud no está
asaltado por la duda de si su «yo» piensa, sino por la convicción de que no
logra poseer su propio pensamiento" (Sontag, 1987; 12). Esta fractura que
lo atormenta es precisamente uno de los temas centrales en su obra. Otro
tópico recurrente en la obra de este autor es un ataque constante al
cuerpo, impregnado de una especie de odio hacia él, ya que lo entiende como
un obstáculo hacia la libertad.
La conjunción de ambos temas nos lleva a relacionar a Artaud con el
exceso descrito anteriormente. El autor se resigna a poseerse a sí mismo,
"muestra cómo la conciencia auto contemplativa puede llegar a un estado de
total alienación en lugar de llegar a un estado de sabiduría distante,
comprensiva." (Sontag, 1987; 13). Artaud en su proceso de creación[4] se
sitúa fuera de sí mismo, ya que es precisamente la conciencia de sí lo que
"experimenta como infierno". Quizá esta sea la razón por la cual tiene
tanto desprecio hacia la literatura, ya que ésta es para él "una
experiencia de sufrimiento específica" (Sontag, 1987; 15).
La relación de la poesía con la auto conciencia, es decir, con la
consciencia de la propia subjetividad, es lo que permite que estos excesos
se expresen a través de la poesía. Como se ha explicado, para otorgar
significado a las emociones el individuo necesita identificarse como
sujeto, lo que conlleva hacerse propietario de ellas. El exceso se produce
después de la identificación, cuando sabiéndose alguien, el sujeto renuncia
a sí mismo, concibe su cuerpo una prisión: "Que esta vida no la quiero/que
muero porque no muero"[5].


BIBLIOGRAFÍA:

ARTAUD, A. (1982) Oeuvres complètes. Gallimard. Paris.
SONTAG, S. (1987) Aproximación a Artaud. Lumen. Barcelona
WHITE, K. (1989) Le Monde d'Antonin Artaud. Le regard litteraire. Paris.
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[1] Tablilla X parte III de la versión babilónica antigua.
[2] Fragmento extraído concretamente de Coplas del alma que pena por ver
a Dios.
[3] [Este desorden en mis palabras no es falta se práctica, sino que se
debe]: "à un effondrement central de l'âme, à une espèce d'érosion,
essentielle à la fois et fugace, de la pensée, à la non-possession
passagère des bénéfices matériels de mon développement, à la séparation
anormale des éléments de la pensée." (Artaud, 1982; 36)
[4] Y en su vida, como resultado de la correspondencia entre vida y arte
que proclamaban los surrealistas, idea que Artaud compartía con ellos.
[5] Extraído de Cantares.Coplas de San Juan de la Cruz.
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