STEPHEN HAWKING. CIENCIA Y RELIGION

May 24, 2017 | Autor: Julio Reyes | Categoría: Ciencia Y Religion
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Descripción

STEPHEN HAWKING. CIENCIA Y RELIGION

Sagan (1988). Stephen Hawking se embarca en una búsqueda de la respuesta a la famosa pregunta de Einstein sobre si Dios tuvo alguna posibilidad de elegir al crear el universo. Hawking intenta, como él mismo señala, comprender el pensamiento de Dios. Y esto hace que sea totalmente inesperada la conclusión de su esfuerzo, al menos hasta ahora: un universo sin un borde espacial, sin principio ni final en el tiempo, y sin lugar para un Creador. Stephen Hawking. El científico británico explica que el Big Bang es una consecuencia inevitable de las leyes de la física. "Dado que existe una ley como la de la gravedad, el Universo pudo crearse a sí mismo -y de hecho lo hizo- de la nada. La creación espontánea es la razón de que exista algo, de que exista el Universo, de que nosotros existamos". Por tanto, añade, "no es necesario invocar a Dios" para que haya cosmos. EL MISTERIO DEL SER Cada uno de nosotros existe durante un tiempo muy breve, y en dicho intervalo tan sólo explora una parte diminuta del conjunto del universo. Pero los humanos somos una especie marcada por la curiosidad. Nos preguntamos, buscamos respuestas. Contemplando la inmensidad del firmamento encima de nosotros, nos hemos hecho siempre una multitud de preguntas. ¿Cómo podemos comprender el mundo en que nos hallamos? ¿Cómo se comporta el universo? ¿Cuál es la naturaleza de la realidad? ¿De dónde viene todo lo que nos rodea? ¿Necesitó el universo un Creador? La mayoría de nosotros no pasa la mayor parte de su tiempo preocupándose por esas cuestiones, pero casi todos nos preocupamos por ellas en algún instante. Tradicionalmente, ésas son cuestiones para la filosofía, pero la filosofía ha muerto. La filosofía no se ha mantenido al corriente de los desarrollos modernos de la ciencia, en particular de la física. Los científicos se han convertido en los portadores de la antorcha del descubrimiento en nuestra búsqueda de conocimiento. Cabe anotar que a lo largo de la historia de la cultura han ocurrido varios fallecimientos de las formas sistemáticas del saber. Uno de los primeros tuvo lugar con la llamada Crisis del Primitivo Atomismo Griego y el descubrimiento de la irracionalidad cuadrada de 2 (Popper, 1984: 90) Y a finales del siglo XX, John Horgan (1998) escribió un libro en el cual demuestra que ha llegado el fin de todas las ciencias, incluyendo el de la filosofía, ocasionada por los límites del conocimiento; sus argumentos no son convincentes, acaso lo más notorio es la cita de Feynman, que dice: “debemos considerarnos afortunados por vivir en una época en la que aún se están produciendo descubrimientos. Es como el descubrimiento de América: sólo se produce una vez”. Ahora le ha tocado el turno a la filosofía. Pero los testigos de su muerte han olvidado que Kant, en la Crítica de la Razón Pura, dice que la ciencia sin la filosofía es estéril e inútil la filosofía sin la ciencia. Además, si actualmente los científicos han tomado la antorcha, ellos son los que llevan adelante el pensamiento filosófico; por eso, ese gran científico que es Hawking anota que las teorías cuánticas pueden ser formuladas de muchas maneras, pero la descripción probablemente más intuitiva fue elaborada por Richard Feynman, este físico, que en las fiestas tocaba el bongó, dice que ningún sistema tiene una sola historia, sino todas las historias posibles. La postura de Hawking tampoco es nueva en la ciencia. Lo recuerda el cosmólogo británico John Peacock, participante en el congreso sobre cosmología organizado en Benasque por Juan García Bellido (10 de agosto de 2010): "Hace 200 años, el físico francés Laplace fue criticado por Napoleón por excluir a Dios de su explicación sobre cómo se formó el Sistema Solar; la famosa respuesta de Laplace fue: 'No necesito esa hipótesis'. Hawking está aplicando la lógica de Laplace a todo el Universo, en lugar de solo al Sistema Solar, pero la cuestión de fondo es la misma".

EL MILAGRO APARENTE Al investigar la validez del principio antrópico fuerte, los físicos se empezaron a preguntar cómo hubiera sido el universo si las leyes de la naturaleza fueran diferentes. Actualmente podemos fabricar ordenadores que nos digan cual es el resultado si se cambian las reglas de nuestro universo sólo un poco, aunque parezca increíble, el resultado es que ¡las condiciones necesarias para nuestra existencia dejan de cumplirse. La mayoría de las constantes fundamentales que aparecen en las teorías están ajustadas con tanta precisión que si su valor cambiara aunque sólo fuera ligeramente el universo sería cualitativamente diferente, y en la mayoría de los casos resultaría inadecuado para el desarrollo de la vida, la vida tal como la conocemos sería imposible. ¿Qué cabe pensar sobre esas coincidencias? Tener tanta suerte en la forma precisa y en la naturaleza de las leyes físicas fundamentales es un tipo de suerte diferente de la que hemos hallado en los factores ambientales (la distancia de la tierra con respecto al sol, que se haya creado la vida en esta edad del universo). No puede ser explicada con tanta facilidad y tiene implicaciones físicas y filosóficas mucho más profundas. Parece que nuestro universo y sus leyes han sido diseñados con exquisita precisión para permitir nuestra existencia y que, si tenemos que existir, queda poca libertad para su alteración. Eso no es explicable fácilmente y suscita la pregunta natural de por qué las cosas son así. A mucha gente le gustaría que utilizáramos esas coincidencias como evidencia de la obra de Dios. La idea de que el universo fue diseñado para alojar a la humanidad aparece en las teologías y las mitologías desde hace miles de años hasta el presente. En la cultura occidental, el Antiguo Testamento contiene la idea del diseño providencial en su historia de la creación, pero la interpretación cristiana también fue muy influida por Aristóteles, quien creía «en un mundo natural inteligente que funciona de acuerdo con un diseño». El teólogo cristiano medieval Tomás de Aquino (1225-1274) utilizó las ideas de Aristóteles sobre el orden de la naturaleza para argumentar la existencia de Dios. No deja de ser curioso que la teoría del Big Bang la propusiera precisamente un sacerdote. En 1927, el belga Georges Lamaitre postuló que el Universo está en expansión y que, por tanto, debió de haber un comienzo -describió su teoría como "un huevo cósmico explotando en el momento de la creación". Pocos años después, el astrónomo Edwin Hubble observó que, efectivamente, las galaxias se alejan entre sí. Pero durante la mayor parte del siglo XX, y hasta que hace unas décadas las pruebas a favor del Big Bang empezaron a considerarse irrefutables, la idea de que hubo un tiempo cero fue muy discutida entre otros por el prestigioso físico Fred Hoyle, precisamente el autor del término Big Bang, que defendía un Universo sin principio ni fin y que vinculaba el éxito del Big Bang precisamente a su buen encaje con la idea religiosa de creación. QUÉ ES LA REALIDAD En el capítulo denominado ¿Qué es la Realidad?, Hawking (2011: 51) anota que no hay teoría independientemente del concepto de realidad, y retomando el problema del modelo, informa que él ha adoptado una perspectiva a la que denomina realismo dependiente del modelo, de acuerdo a la cual se interpreta la ciencia moderna. De acuerdo a esta concepción científica del mundo, por ejemplo, los conceptos de realidad referentes al planeta tierra y al universo han cambiado desde el antiguo modelo de que la tierra es plana y está sostenida por enormes tortugas. De ahí se pasó al modelo de que la tierra está inmóvil en el centro del universo, luego de que gira alrededor del sol porque es un planeta que pertenece al sistema de esa estrella, dentro de la vía láctea. Se viene discutiendo desde Platón qué es la realidad, y la ciencia clásica ha determinado que es aquello que existe externamente, con propiedades específicas, como son la masa y la velocidad, con independencia de la voluntad del observador.

Algunos científicos, opuestos al realismo dependiente del modelo, han propuesto que la ciencia debe limitarse a las cosas que pueden ser observadas. Y antes de que se formule el principio del realismo dependiente del modelo, se rechazó la tesis de Pasteur acerca de que hay microbios, organismos invisibles, causantes de las enfermedades. También se negó la existencia del átomo por cuanto nunca será posible que se lo vea. Berkeley, por ejemplo, aseguraba que se trataba de palabras que sólo existen en la mente. El realismo dependiente del modelo ha zanjado esos debates porque carece de sentido preguntarse si un modelo es real o no; sólo hay que preguntar si concuerda o no con las observaciones. Es decir que se puede usar el modelo que sea más conveniente para cada situación dada. Los modelos se aplican no sólo en la ciencia, sino también a problemas subconscientes que permitan interpretar el mundo cotidiano. Estas interpretaciones no son directas; están mediadas por supuestos, de acuerdo a cómo se perciben los objetos. Con esos datos, “el cerebro construye una imagen o modelo mental”. Stephen Hawking utiliza el determinismo donde la mecánica racional comprende el mundo como un gran sistema de relojería, cuyos estados evolucionan a partir de un estado inicial de un modo inexorable. Uno de los representantes más característicos del determinismo mecanicista fue Laplace, quien formuló hipotéticamente la existencia de una superinteligencia capaz de calcular con la misma precisión lo acaecido y el futuro a partir de una información exhaustiva del universo en un instante cualquiera de su transcurso [16, 17]. El determinismo mecanicista prevaleció en la física sin cuestionamientos hasta fines del siglo XIX, cuando los trabajos de Poincaré manifestaron limitaciones intrínsecas en la predicción de la evolución temporal de algunos sistemas mecánicos. Poincaré demostró que no existe una solución analítica no perturbativa que permita resolver el movimiento de tres cuerpos celestes: si bien con el método perturbativo es posible alcanzar una precisión en la predictibilidad de hasta veinte decimales correctos, este método no puede ofrecer mayor precisión que ésta, porque no converge analíticamente [18]. Stephen Hawking cree que ese estado inicial fue creado por el big bang, puesto que a saber, no solo ha ocurrido un big bang, han ocurrido un número infinito de ellos, y fue uno, el que creó nuestro universo, y solo por cuestiones de azar fueron creados los mecanismos, las leyes físicas y las constantes universales perfectas para que se generara la vida, después transcurrieron muchos millones de años de evolución en nuestro universo y hasta aquí hemos llegado. Los humanos existimos no por un propósito divino, sino por una combinación aleatoria de factores. Digamos que nos tocó la lotería y eso es todo. Todo cuanto existe se debe a una descomunal casualidad. Simple azar. A esa combinación aleatoria de factores que dieron vida a las leyes de la física, las cuales no cambian con el transcurso del tiempo, si pudiéramos tener control de todas las variables existentes, podríamos con ello determinar que pasaría en el futuro si conocemos el funcionamiento de las mismas, es por ello que encontrar una teoría que agrupe todas las leyes de la física, es en objetivo de este destacado científico.

Salome, M. (2010, 09 septiembre). Si lo dice un científico, va a misa, Madrid, El País. Recuperado de http://elpais.com/articulo/sociedad/dice/cientifico/va/misa/elpepisoc/20100905e Sagan, Carl; (1988). “Historia del tiempo del big bang a los agujeros negros” ”, de Stephen Hawking, divulgación científica y ensayo, Bantam Books editores (pp 7-8) Hawkin, Stephen, Mlodinow, Leonard; (2010). “El gran diseño”, divulgación científica, Bantam Books editores, (pp 11-188) P.S., Laplace (1985) Ensayo filosófico sobre las probabilidades, Madrid: Alianza. Rivadeneira A., Jorge; (2012). “El gran diseño”, de Stephen Hawking, lectura crítica e interpretación. Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, XVIII Julio-Diciembre, 281-289.

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