Stéphane Hessel: el joven de 95 años que inspiró a millones

August 21, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Portugal, España, Grecia
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Descripción

Stéphane Hessel: el joven de 95 años que inspiró a millones

"No ha de ser dichoso el joven, sino el viejo que ha vivido una hermosa vida"
Epicuro de Samos

Fernando Álvarez Simán*

Seguramente usted amable lector estará enterado que desde el 2010 muchos movimientos populares estallaron en el mundo; desde las protestas algunas de ellas violentas en Grecia, España y Portugal hasta las manifestaciones del movimiento Occupy Wall Street en Nueva York que ocuparon las primeras planas de diversas publicaciones internacionales; la característica principal de estas manifestaciones es que fueron espontáneas y lideradas por jóvenes; además estuvieron directamente influenciadas por los efectos en el empleo juvenil de la crisis financiera mundial que estalla en 2008, por la llamada "revolución pacífica de Islandia" del 2009, por las rebeliones en el medio oriente y el Magreb africano que se denominaron "primavera árabe" y por las medidas antipopulares que se tomaron para aliviar los efectos macroeconómicos de la crisis. Hoy sabemos que el nombre genérico que recibieron estas protestas que incluso se extendieron a México y Chile fue el "movimiento de los indignados"; pero si para muchos analistas y estudiosos de la realidad social fue una verdadera sorpresa que las rebeliones y protestas de los últimos años fueran encabezadas por jóvenes y que además, estas estuvieran respaldadas en el uso de las redes sociales; también fue una verdadera, pero grata sorpresa que otra influencia que se unió a la islandesa y a las protestas árabes fue un pequeño texto de 32 páginas escrito en el 2010 por un veterano de la II Guerra Mundial de 93 años llamado Stéphane Hessel Frédéric.

Hessel fue sobreviviente de la II Guerra Mundial, dos veces cautivo y también dos veces prófugo de las tropas nazis; combatiente de la resistencia francesa, además coordinador de redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, embajador plenipotenciario de Francia, Medalla de la Legión de Honor y defensor de la ecología, los migrantes y las minorías. Estas eran las cartas de presentación de un personaje legendario que vivió una vida plena de aventuras y siempre del lado de la justicia; lamentablemente fallece a los 95 años en la madrugada del 27 de febrero en París; Francia. Al conocerse la noticia de su deceso, las autoridades francesas lo señalaron como "testigo de su tiempo".

De origen judío Stéphane Hessel nació en Berlín en 1917, con solo siete años su familia se instala en París y Hessel a los 20 años se naturaliza francés. Durante la II Guerra Mundial huye a Londres para unirse a la resistencia francesa comandada por el general Charles de Gaulle en el área de inteligencia, después vuelve a Francia con la misión de colaborar en la organización de las redes de comunicación para la posterior invasión aliada. Pero la policía política nazi lo descubre y es enviado como prisionero al campo de concentración de Buchenwald, donde a punto de ser ahorcado; cambia su identidad por la un prisionero fallecido víctima de la tifoidea. Con su nuevo nombre es trasladado a otro campo de concentración, ahora denominado Rottleberode donde se escapa; al cabo de un tiempo es capturado de nuevo y es uno de los 60 mil prisioneros de guerra que pisaron el campo de concentración de Mittelbau-Dora, lugar por cierto donde era fabricado y producido el mítico cohete V-2. De nueva cuenta se escapa y se une a las tropas aliadas que entran victoriosas a Paris en agosto de 1944.

Mucho tiempo después Hessel al recordar en sus memorias las veces que vio muy de cerca la posibilidad de morir, comentaba "esta vida restituida había que comprometerla". Por ello el camino que elige es el ejercicio de la diplomacia y el gobierno francés lo envía a las Naciones Unidas, era el año de 1946 y Hessel forma parte de la comisión que redactó lo que hoy conocemos como la "Declaración Universal de los Derechos Humanos", documento que finalmente ve la luz precisamente en París el 10 de diciembre del año de 1948. En la redacción del texto se recuerda particularmente la activa participación del jurista René Cassin, de la presidenta de la comisión, la ex primera dama de los Estados Unidos Eleanor Roosevelt y de Stéphane Hessel.

De esa época Hessel adopta el lema que lo acompañaría el resto de su vida: "siempre al lado de los disidentes", abandera entonces la causa de la independencia de Argelia, participa en manifestaciones y actividades políticas que alternaba con el activismo ecológico; durante la presidencia de Jacques Chirac se declara abiertamente socialista, debido a lo que consideró la "imprudencia" mostrada por sus compatriotas al nombrar a un político de derecha como presidente y en consecuencia, se afilia al partido comunista. Poco después abandera en Francia las protestas contra los ataques de Israel en el Líbano, se muestra muy crítico ante la situación de la Franja de Gaza y muestra activismo político a favor de la exigencia al gobierno francés de proporcionar vivienda a las personas sin hogar.

Hessel recibió numerosos premios a su trayectoria política, tanto en Francia como en varios países europeos; para muchas personas estos galardones hubieran bastado para retirarse del activismo social, pero Hessel en el 2010 publica el texto que tituló Indignez-vous! o Indígnate! en español. El folleto, en el año que vio la luz vendió 1.5 millones de ejemplares tan solo en Francia, hoy en todo el mundo la cifra de ejemplares vendidos es de cuatro millones; por eso el éxito repentino del texto a los primeros que tomó por sorpresa fueron a los dos únicos socios, editores y empleados de la editorial independiente llamada Indigéne Éditions ubicada en Montpellier, la primera edición fue de 8 mil ejemplares con precio de venta de tres euros. Incluso Hessel al conocer que el folleto se reimprimía rápidamente y prácticamente sus ediciones no duraban en los estantes de las librerías francesas comentaba que el libro había transformado totalmente su vida. Afirmaba que hasta entonces solo era un diplomático jubilado que llevaba una vida tranquila y ahora no podía pasearme por París sin que alguien lo detuviera en la calle para darle las gracias por el texto.

El libro que inspiró a millones de jóvenes, de fácil y rápida lectura se puede consultar en la liga http://bit.ly/YFMrkV y está estructurado con una pequeña introducción que menciona los 93 años de Hessel y continúa diciendo "Es algo así como la última etapa. El final ya no está lejos". Después se refiere a un balance de lo que fue su vida como activista social y en la lucha de la resistencia francesa. Básicamente Hessel describe que en la actualidad todo nos lleva a la indignación. Por ejemplo la cada vez más evidente y creciente brecha entre ricos y pobres, la cuestión palestina, los problemas de los inmigrantes indocumentados y la situación ambiental en todo el mundo.

Menciona también la crisis económica, los rescates bancarios, la dependencia petrolera y el cambio climático. Para Hessel ni siquiera los partidos políticos de izquierda han sabido expresar la indignación que siente la gente por los problemas mundiales y menos se han planteado respuestas a lo que llama "la dictadura de los mercados financieros" y sobre todo, lamenta que se cancelen los derechos que su generación conquistó, como son la jubilación digna y la seguridad social. Pero aclara que rechaza el terrorismo y la violencia como medios eficaces de lucha política y revindica el "mensaje de esperanza" de personajes como Martin Luther King y Nelson Mandela.

Hessel sentencia: "la primera década del siglo XXI ha sido un período de retroceso", por lo tanto las razones para indignarse hoy pueden parecer menos claras que en tiempos del nazismo. Pero si se comienzan a buscar estas razones se encontrarán. La indignación es entonces la pólvora de toda explosión social; también subraya que lo que el mundo necesita es una nueva forma de democracia y para que esta sea posible es imperativo que todos tengan el compromiso de protestar pacíficamente y sobre todo que nadie debe dejarse vencer por el derrotismo y la resignación.

Hessel en entrevistas posteriores a su éxito editorial aclaraba que la indignación que promovía era pacífica y que no se trata de una revolución ideológica, sino que el impulso de la indignación debe de provenir de un auténtico deseo de obtener lo que se necesita. Con ello su planteamiento no exigía que desaparezcan los gobiernos, sino que éstos cambien la forma de afrontar las necesidades de las personas. Además cuando los periodistas le preguntaban las razones de su éxito editorial y de la inspiración de su obra en las protestas sociales, Hessel comentaba que ello se explicaba por el momento histórico, porque las sociedades están perdidas, se preguntan cómo hacer para salir adelante y buscan un sentido a la aventura humana.

Continuaba diciendo que "Es bueno estar indignado y participar, cuando la pobreza y la injusticia política se magnifican", que la indignación debe transformarse en por ejemplo a través de la vía electoral, que es la normal, pero también a través de ONGs y del activismo comprometido por los derechos humanos. Hessel al analizar las manifestaciones que se daban en el mundo, sobre todo las pacíficas argumentaba que estas estaban bien pero se preguntaba si los jóvenes estaban conscientes del rumbo futuro de sus acciones. En ese sentido para clarificar un poco más sus ideas y propuestas había preparado un nuevo texto titulado À nous de jouer! (nuestra oportunidad) el cual saldrá a la venta próximamente, donde Hessel plantea que la Responsabilidad y la compasión son la base para convertirnos en verdaderos ciudadanos de una sociedad global y alcanzar la paz verdadera.

Stéphane Hessel fue un hombre comprometido hasta el final y así ha sido reconocido por las figuras más importantes del mundo de la academia, el activismo y la política internacional. Tan pronto como se conoció su deceso el presidente François Hollande expresó su "profunda tristeza" agregando que su compatriota entregó su vida a la defensa de la dignidad humana y que a Francia y al mundo le deja la lección de no resignarse ante ninguna injusticia. Los intelectuales galos coincidieron en que encarnó como nadie la fe en el futuro de este nuevo siglo y es una terrible pérdida para Francia y para el mundo.

En Alemania, la tierra que vio nacer a Hessel las reacciones lamentando su desaparición física no se hicieron esperar; sobre todo la clase política recalcaba la influencia de su obra, la firmeza y entereza mostrada durante su cautiverio, sobre todo se señaló que Hessel era un humanista convencido de que el futuro pertenece a la no violencia, al equilibrio entre culturas diferentes y que este es el camino que la humanidad debe buscar en el futuro.

Hasta el final de sus días Stéphane Hessel no dejó de viajar promoviendo sus ideas, su vitalidad y jovialidad eran impresionantes, ello a pesar de su avanzada edad. Hessel a partir de un planteamiento muy sencillo pero muy profundo, movió las conciencias internacionales: el futuro pinta sombrío a menos de que hagamos algo y lo sintetizaba con una frase que ha dejado para la posteridad, "Crear es resistir, resistir es crear". Su mérito fue doble, llamó a los jóvenes a sacudirse el estatus quo con tanto éxito que su llamado tuvo repercusiones internacionales y es ese precisamente el segundo mérito; inscribir su obra y pensamiento en la gran tradición francesa de indignarse, resistir y rebelarse para crear un mundo mejor.

La revolución francesa, la resistencia al totalitarismo y los derechos humanos son algunos de los aportes que a lo largo de su historia Francia le ha dado al mundo, Hessel y su obra se inscriben en esa tradición gala de seguir abonando a la solidaridad, a la fraternidad humana y a la transformación del mundo; su legado es el habernos enseñado que si podemos indignarnos individualmente y de manera pacífica, el día en que esta indignación sea colectiva; el mundo será un mejor lugar para vivir.

* Profesor investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas.







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