“Soy indocumentada”: Saliendo del closet en la lucha para los derechos de inmigrantes en Atlanta

October 4, 2017 | Autor: Martha W Rees | Categoría: Human Rights, Migration Studies
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Descripción

“Soy indocumentada”: Saliendo del closet en la lucha para los derechos de inmigrantes en Atlanta Eva Cárdenas Georgina Pérez y Martha Rees Está bien decir que eres indocumentada. Yo tengo que decir lo que pienso— y no la otra gente. Tengo el derecho de decir, “este es mi experiencia, yo conozco mi propia historia, yo conozco mi lucha, y como aliado, tu postura es apoyarme, pero yo quiero hablar de mi lucha, y lo que me pasa a mi.” Antecedentes Este trabajo presenta el testimonio de dos latinas que militan en el movimiento para la reforma migratoria en Atlanta, Georgia, siguiendo la línea de Brodkin (2007: 43-54) en su llamada para registrar el significado de la militancia para los actores mismos. Las historias de Georgina y Eva nos platican como se crearon como actores políticos a través de sus experiencias tempranas en la escuela, y después en la universidad, y posteriormente, en su participación en organizaciones. El texto se basa en una conversación en inglés y español entre las autores que se grabó, se transcribió y se editó. Uno de los objetivos principales de este trabajo es corregir la ausencia de las voces de l@s migrantes indocumentad@s en la historia de la migración y en el movimiento en resistencia a las políticas y las leyes anti-inmigrantes. DeGenova (2002: 421) nota que la historia de la migración indocumentada no se registrar en las investigaciones sobre la migración, que, por lo general, vea a la migración como un problema que le toca al estado resolver, en vez de una política de disciplina laboral que se inserta a todos niveles económicos y sociales en las sociedades involucradas. El remedio para esta falta de voz, no es simplemente estudiar la ‘ilegalidad’—categoría de reciente creación, por cierto, pero también estudiar a los indocumentados mismos (DeGenova 2002: 431). A eso hay que añadir a las mujeres—y no ‘estudiarlas’, sino crear un espacio para sus voces. Obviamente, en este tipo de trabajo surgen preguntas sobre la ética, la confidencialidad y la seguridad de las autoras. En este trabajo, hemos escrito como

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grupo, con nuestros nombres, pero hemos cambiado los nombres o características de otr@s militantes. DeGenova (2002) nota que los estudios demográficos de la migración mexicana, por ejemplo, Massey et al. (1994), hacen hincapié en la demanda del trabajo barato que atrae a los migrantes a los EEUU. Estos estudios no toman en cuenta como el sistema legal condiciona la migración y crea la condición de ‘ilegalidad’, y por lo tanto, hace parece a la ley como parte neutral en la migración. En realidad, la ley crea y mantiene las desigualdades y las ilegalidades (DeGenova 2002: 424). Empezamos con los antecedentes de la migración latina a Georgia, luego pasamos a una reseña de las experiencias tempranas de Eva y Georgina (en sus familias y escuelas preparatorias—‘high school’), para después contar sus historias en la universidad y su militancia, sus experiencias con los aliados (grupos quienes se alinean con los indocumentados en algunas de sus acciones), y finalmente sus observaciones sobre el papel de género en el movimiento. L@S LATIN@S EN GEORGIA Aunque han habido migrantes de Latinoamérica en Georgia desde hace muchos años, su numero empezó a crecer a partir del año 1990, sobre todo en la zona metropolitana de la ciudad de Atlanta (el condado de Fulton es la ciudad central, pero son un número cada vez mas grandes de condados que conforman la mancha urbana, ver Figura 1): para eso, el número oficial de población latina1 aumentó siete veces entre 1982 y 1996, hasta mas de 232,000, y hasta 234,000 para 1998 (Rees 2001, Rees y Miller 2002). Entre el 2000 y 2010 creció la población latina en los nueve condados urbanos desde 247,477 hasta 477,891 (Scott 2011).2

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Se supone que el número actual es mucho mayor que los resultados del conteo ‘oficial’, ya que, a pesar de una política y una práctica de contar sin preguntar acerca del estado migratorio, muchos inmigrantes prefieren hacer caso omiso de las llamadas para participar en el censo.

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El conteo no-oficial se basa en los números oficiales, pero utiliza otras fuentes de información para estimar la población latina; una de esas fuentes es el conteo

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Un aumento fuerte de inmigrantes latinos en Atlanta empezó después del 1990, pero antes del Tratado de Libre Comercio (TLC) en el 1994 y antes de las Olimpiadas en el 1996—eventos a los que se les atribuye equivocadamente al aumento en la migración. La primera oleada de inmigrantes latinos al nuevo destino de Atlanta, fue predominantemente masculina. Los hombres migraron para poder mandar sus remesas a sus familias en México, y forjaron una red comunidad—familia—migrante en un ciclo de migración y retorno. Este ciclo empezó a cambiar en los 1990s, debido a varios factores: (1) la cerrada de la frontera después de 1987 (la amnistía que ofreció la ley Simpson-Rodino en el 1986),3 (2) un aumento en la demanda para el trabajo semi-calificada femenina, y finalmente, (3) las crisis económicas en México. Fue la amnistía que ofreció la ley Simpson-Rodino que tuvo el efecto de cerrar las fronteras, ya que los inmigrantes que podían comprobar su estancia continua en el país desde antes del 1982 (con talones de cheque, recibos de luz, renta, etc.) podían solicitar la residencia permanente, y posteriormente, la ciudadanía, si querían. Una vez legalizado el inmigrante, podía traer a su familia inmediata, lo cual llevó a una inmigración importante de mujeres y niños menores, haciendo una contribución fuerte a una nueva ola de inmigración (una descripción del proceso se encuentra en Hagan, 1994). Después de esta amnistía, sin embargo, las fronteras se ‘cerraron’ ya que llegó a costar mas (en dinero y vidas) ir a y regresar de México, entonces muchos que no habían podido legalizar sus familias, las trajeron a los EEUU, aunque ahora sin documentos. Así es que son dos categorías principales de mexicanos inmigrantes de niños cuyo idioma natal es el español en las escuelas publicas, entre otras (Rees 2001). 3

El Acta para la Reforma y el Control de la Inmigración de los Estados Unidos del 1986 (United States Immigration Reform and Control Act, IRCA, también llamada la Ley Simpson-Rodino) obliga a los patrones a verificar el estatus migratorio de sus empleados, y prohíbe la contratación de inmigrantes sin autorización para trabajar, y concedió amnistía a algunos jornaleros temporales y a inmigrantes sin documentos quienes entraron los EEUU antes del 1982.

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en los EEUU (a parte de la población significativa de non-inmigrantes de ascendencia mexicana nacidos en los EEUU): los que tramitaron la amnistía para ellos y sus familias, los que llegaron después. Cabe resaltar que el 65% de los latinos en los EEUU se identifican como mexicanos, y de ellos el 36% nacieron en México (64% nacieron en los EEUU) (Pew 2012b), y suman a mas de 12 millones, de los cuales, casi la mitad, 5.8 millones, son indocumentados en el 2011 (Pew 2012a). En el estado de Georgia, los latinos—principalmente mexicanos y indocumentados—componen el 9% de la población. En la zona metropolitana de Atlanta los inmigrantes se han establecido en las afueras de la ciudad—en los condados de Cobb, y Gwinnett y después, mas lejos. En Gwinnett, por ejemplo, los latinos conforman el 20% de la población (US Census 2012)—por eso, no sorprende que es uno de los condados con acciones mas severas en contra los inmigrantes. En la Figura 1, datos del Instituto para la Investigación en la Política de la Mujer (IWPR por sus siglas en inglés) muestran la distribución de los latinos en la zona metropolitana y suburbana de Atlanta—notase que el condado de Fulton que es la ciudad de Atlanta tiene menos que las afueras (el color mas oscura representa los condados donde los inmigrantes latinos representan mas del 15% de la población total; los círculos representan la localización de organizaciones que atiendan a esa población). Los inmigrantes mexicanos, sobre todo los que llegaron después del 1987, y entre los cuales se encuentran mas mujeres, tiendan a ser indocumentados. DeGenova (2002) describe como la ley Simpson-Rodino (y la amnistía) creó la categoría de ‘inmigrante ilegal’ que, lejos de ser un estatus migratorio, viene Figura 1. Los latinos y las organizaciones en Atlanta

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siendo una clase de trabajo que conforma el ejercito de trabajo en reserva (Hagan 1994). El aumento en la demanda para trabajo semi- y no calificado (o sea, dócil e indocumentado) en Atlanta se debe al auge económico de los 1990s (principalmente en la construcción de vivienda, pero en otras áreas también— hoteles, jardinería, restaurantes, limpieza, etc.) que se sostiene en base a la oferta de dicho trabajo, con las leyes y las políticas que, en forma tácita, apoyan y mantienen la condición de ‘ilegal’ a un grupo grande de trabajadores. Al igual que en la nación en general, después del año 1987, las migrantes mexicanas a Atlanta seguían a sus esposos, formando nuevas familias en los EEUU, con sus hijos nacidos en México y los nacidos en los EEUU. A finales de los 1990s, empezó a crecer el movimiento anti-inmigrante con la implementación de medidas legales para cerrar los sitios para contratar a jornaleros, la eliminación al acceso a licencias de manejar, y restricciones en el acceso a alquileres. Seguía este proceso hasta finales del periodo del Presidente George W. Bush en el 2007, cuando debido a las guerras, las ganancias y los fraudes descarados por parte de los banqueros y Wall Street, la economía de los EEUU entró en crisis, con el resultado devaluación de los bienes raíces, las bancarrotas, la muerte de la industria de construcción, y el desempleo. Y los trabajadores nativos y los políticos que dependen de sus votos, un búsqueda de un

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chivo expiatorio, se voltearon la mirada sobre el trabajo indocumentado, forjando un movimiento anti-inmigrante descaradamente racista, como se ve en el imagen en la pagina de la Dustin Inman Society [http: //thedustininmansociety.org/] en la Figura 2.4 Figura 2. Imagen Anti-Inmigrante

[consultado 25 julio 2012]. La respuesta de la comunidad latina al movimiento anti-inmigrante tardó en organizarse, pero entre marzo y mayo del 2006, marcharon millones en todo el país en protesta contra las propuestas de ley anti-inmigrante: 500,000 en Los Ángeles, otro tantos en Chicago, en Houston, y en Nueva York y así en otras ciudades. En Atlanta, marcharon hasta 60,000 personas; fue un momento clave y formativo en el movimiento para la reforma migratoria. Al mismo tiempo, seguía creciendo el movimiento anti-migrante: En 2008, cuatro condados suburbanos en Georgia con un alto porcentaje de inmigrantes latinos (Cobb, Gwinnett, Whitfield y Hall, ver Figura 1) se unieron al Programa 287(g), que capacita a los oficiales locales como

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La falta de violencia como en la lucha para los derechos civiles de los africanoamericanos en los años 1960, se debe precisamente a esa lucha anterior, y también a la existencia universal de testigos electrónicos.

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agentes federales en la determinación del estado migratorio de los detenidos.5 En el 2009, se extendió a 27 comunidades el Programa de Comunidades Seguras,6 un programa voluntario que agiliza el flujo de información entre diferentes instancias federales (ICE—Control de Aduana e Inmigración; ‘hielo’ por sus siglas en inglés), estatales y locales para detener a terroristas, pero cada vez mas aplicado a inmigrantes indocumentados sin antecedentes penales. Mientras tanto, muchos de los hijos de inmigrantes mexicanos han terminado de cursar su educación hasta terminar la preparatoria en las escuelas públicas—que son abiertas a todos. Sin embargo, mientras que sus hermanos que nacieron en los EEUU (después del 1987) son ciudadanos; los nacieron en México no tienen documentos, ni posibilidad a trabajar o estudiar. En el 2010, los rectores del sistema universitario estatal de Georgia dictaminaron que los jóvenes indocumentados tenían que pagar colegiatura de extranjeros en las universidades estatales (mas que tres veces mas). Los ‘soñadores’ (dreamers) forman la base de un movimiento que reclama el acceso a la educación superior, entre otras cosas. Hasta la fecha, la propuesta de ley nacional que les otorgaría esos derechos, el Dream Act (Ley de Sueños),7 no ha sido aprobada por el Congreso de los EEUU. El 15 de junio de 2012, el Presidente, y futuro candidato por parte del partido 5

La sección 287(g) enmienda a una ley anterior—Illegal Immigration Reform and Immigrant Responsibility Act (IIRAIRA)—autoriza al Departamento de Seguridad Nacional a capacitar a instancias policíacas locales como agentes de inmigración.

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El programa permite que cualquiera infracción menor (no usar la direccional, por ejemplo) lleva a una verificación de las huellas digitales con ICE, que tiene 48 horas para recogerle al detenido, de lo contrario la policía local tiene la obligación de soltarlos (aunque no siempre se cumple).

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El Dream Act (Development, Relief and Education for Alien Minors Act) permita que los jóvenes indocumentados quienes se educaron en los EEUU puedan solicitar la residencia permanente, con ciertas restricciones (de no tener antecedentes penales, entre otras cosas); pero no fue aprobada en el 2007, ni en mayo de 2011, ni hasta la fecha.

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demócrata, Barak Obama, implementó varias medidas que, en efecto, son del fallido Dream Act: permiten a inmigrantes elegibles (sin antecedentes penales, entre otras cosas) solicitar exención temporal de deportación y solicitar permiso para trabajar. Aunque han surgido oportunistas que prometen una resolución rápida a estas solicitudes, todavía no es evidente si bajará el número de deportaciones; todavía al nivel local no todos los oficiales acatan a esta nueva norma federal (Dream Activist 2012). En otro acontecimiento, el 25 de junio de 2012, la Suprema Corte de Justicia falló en contra de algunas partes de la ley SB1070 del estado de Arizona—la ley anti-inmigrante mas fuerte, y la base para la ley de Georgia. Sin embargo, la Corte avaló que la policía local pueda detener quienes que sospechan que son ‘deportables’—es decir, que parecen ilegales, es decir, el delito conocido como ‘manejar moreno.’ Esta excepción permite y legitimita el uso de perfiles raciales para detener a gente inocente por su color de piel, sin embargo, en la actualidad se está juntando evidencias para comprobar que hay un motivo racista tras de estas medidas para montar otro ataque legal en su contra. Los inmigrantes latinos siguen siendo mayoritariamente mexicanos: En una encuesta llevado a cabo en el 2001 entre los participantes en las 60 misas en español que ofrecía el arquidiócesis católica de Atlanta, se encuentra que el país de origen del 75% de los asistentes es México, y que el 54% el ellos son hombres.8 Suponemos que un porcentaje mas alta de mujeres asista a misa, entonces esta cifra indica la predominancia todavía en el 2001 de hombres en la población de latinos (Rees y Miller 2002). Para el 2008, eran 67% de latinos en Atlanta que eran mexicanos (IWPR 2011: 13).9

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El catolicismo no es la única religión practicada entre los inmigrantes latinos; sin embargo, es la mas organizada, facilitando así el acceso a un gran número de latinos (mas de 200,000).

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El universo del estudio de 2001 fue toda la arquidiócesis de Atlanta que se compone de la zona que va desde Atlanta hasta el norte del estado; mientras que el estudio de la IWPR cubrió solamente los lugares indicados en el mapa

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Como resultado de los programas 287(g) y Comunidades Seguras, para el 2011, habían mas de 7,000 casos de deportación pendientes en Georgia. La mayoría de los detenidos de Georgia, se encontraban en el Centro de Detención Stewart, una prisión privada administrada por la Corrections Corporation of America (CCA) que cobra $60US por día por detenido (Redmon 2011), además de otros cargos que hace la prisión privado un negocio redondo.10 Estos centros de detención están inmersas en múltiples acusaciones de abuso legal, humano y sexual (Detention Watch 2008). Los detenidos esperan una audiencia ante un juez, en general sin apoyo legal, y—hasta mediados del 2012—casi todos terminan en deportación. Aunque Georgia tiene una proporción relativamente baja de población latina (en comparición con California y Tejas, por ejemplo), tiene un porcentaje alto de detenciones y deportaciones (ver Syracuse Transactional Records Access Clearinghouse).11 en la Figura 1, así es que puede ser que estas cifras no indican un descenso real en el porcentaje de inmigrantes de México. 10

El centro de detención Stewart tiene capacidad para mas de 1500 personas,. La CCA, es financiado inversionistas de Wall Street (ver Cervantes-Gautschi 2010).

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Le interesa a la CCA que haya un mayor número de inmigrantes detenidos, de modo que hacen contribuciones fuertes a los políticos con línea antiinmigrante, y se ha visto involucrado en la formulación de las propuestas de leyes anti-inmigrante [consultado el 27 julio 2012]. Aunque niegan tales conexiones: el testimonio de Rees en el 2010 (consultado el 10 de octubre 2010) resultó en llamadas ‘de odio’ anónimas, como se atestiguó en un testimonio ante el Southern Poverty Law Center en una demanda para la protección de los testigos indocumentados ante la corte.

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En respuesta a esa situación, los latinos, sobre todo los jóvenes, se han concientizados, y han empezado a externalizar: a hablar, a veces bajo gran riesgo personal. Cada vez mas, el valor de los jóvenes ha empoderado a sus padres y familias. Como señala una publicación en la pagina de la Liga de Justicia para los jóvenes inmigrantes (Immigrant Youth Justice League)12 en el 2012: …. en el 2010 empezamos con la consigna, “sin papeles y sin miedo," luego añadimos, "no disculpas" para no echarles la culpa a nuestros padres, o pedir disculpas por estar aquí. Poco a poco, hemos visto otros—nuestros padres, tíos, tías, amigos, familia—salir de la sombra, a pesar del riesgo. Ahora nuestros padres hablan por si mismos…. (traducción de Rees).13 Dentro de este contexto, Eva y Georgina describen como empezaron a concientizarse desde sus casas / familias, y sus experiencias en la preparatoria. Eva es una universitaria de 24 años, divorciada con una hija de 5 años. Sus padres migraron solos a los EEUU, dejándole con familiares en México desde los tres años. A los cinco años la trajeron a Atlanta. Georgina es una universitaria de 22 años; ella migró definitivamente a California con su madre a los tres años, después de que sus padres se separaron. Ella y su madre se cambiaron a Georgia cuando ella estaba en la preparatoria. Tanto Eva como Georgina vivieron la migración, la experiencia de diferencia y el riesgo desde temprana edad. Las dos empezaron su militancia en la escuela preparatoria, y se volvieron mas activas en la universidad. Marta es una antropóloga en sus sesentas, que les conoce a través del movimiento y las organizaciones para la reforma migratoria en Georgia, y nuestra colaboración con

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Immigrant Youth Justice League (Liga para la justicia de los jóvenes inmigrantes) [consultado el 22 julio 2012].

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Notase que, a pesar de que hablan español, muchos jóvenes indocumentados, habiéndose educado en las escuelas públicas en los EEUU, prefieren en inglés.

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la Alianza pro-Derechos Humanos de Georgia (glahr.org), una organización de base en Atlanta. LA EXPERIENCIA VIVIDA: FAMILIA Y ESCUELA Las experiencias tempranas con el idioma, el racismo y la condición de ‘ilegalidad’ forjó las vidas de Eva y Georgina de diferente forma: Eva se crió en una comunidad latina en los EEUU, mientras que Georgina fue la única latina en su escuela preparatoria. Sus experiencias las llenaron de coraje, tal como cuenta Víctor Villaseñor en un libro que les habla—Burro Genio (2006). Estas experiencias tempranas forjaron sus identidades políticas, tal como menciona Brodkin (2004: 56). Eva Eva explica como sus primeras experiencias en México (sin sus padres), y después en los EEUU le enseñaron a cuidarse sola, y también a hablar: Mi papá vino a los EEUU a los 16 años; mis dos padres me dejaron muy chica—al principio con mi abuela, y después con mi tía—durante un par de años. Tenía que madurarme rápida—tenia que cuidar a mis dos hermanas, tenia que ser muy abusada. Tenía mucha rabia, aunque entendía que no era su decisión, que era la necesidad económica que dictaba lo que tenían que hacer. Pero, de todas maneras, tenía mucho coraje. Y luego cuando pasó lo del plantón (en la escuela preparatoria, ver abajo), pensaba, ‘carajo, aun así, cuando se supone que hay justicia para todos, aun así, todavía hay directores de escuela quienes les niegan su historia propia a los estudiantes africano americanos. ¿Y nosotros? Aun menos tenemos representación en la escuela…..’ Empecé (en la escuela en los EEUU) en quinto. Mi primera frase en inglés era, ‘¿puedo ir al baño?’ Lo aprendí en el verano. En Atlanta, mi mamá tenía un negocio de notaria. Las mujeres trabajaban dos trabajos para poder ahorrar los cinco mil (dólares) para hacer su solicitud de ciudadanía, para pagar las cuotas. Y yo pensaba ‘carajo, es mucho dinero’ para la solicitud. Me acuerdo que una vez estábamos en un Wendy’s drive-in [auto-servicio], y habían tres hombres haciendo la jardinería. Y me dio (mi mamá) un montón de tarjetas y me

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dijo, ‘Aquí, ve a decirles acerca de los servicios que prestamos, diles si tienen alguna pregunta, que me llaman.’ Y me acuerdo que pensaba, ‘Tengo diez años, esto es demasiado.’ Y ella dijo, ‘ve, bájate del coche.’ Y me baje del coche, ‘Disculpe señor, mi mamá me dice, que….’ Y mucho se debe a ella, aunque no me gusta reconocerlo, me quitó la pena. Sabía que no me iban a dar mi hamburguesa picante hasta que lo hice. Eva continua, describiendo sus primeras experiencias con la militancia política en la preparatoria en Georgia: En la escuela, faltaba mucho, no me importaba. Una vez, habíamos salido y pasamos un Home Depot [megatienda de materiales de construcción], y hay gente, ¿sabes? jornaleros solicitando trabajo. No era la primera vez que los había visto, pero esta vez, estábamos en el alto, y yo los veía, y la policía venía a acosarlos. Y yo pensaba, ‘mi papa era jornalero,’ y yo, aquí, faltando la escuela. Sentía vergüenza—como podía yo hacer eso? Creo que por eso termine la escuela. Teníamos un maestro a quien le corrieron de la preparatoria por que nos enseñaba estudios chicanos—era maestro de historia. Presentamos acerca del altar de Día de Muertos, un altar para todos quienes habían muerto al cruzar la frontera, sobre todo los papas que habían muerto al cruzar la frontera, y el trabajo de ellos. Luego el maestro pregunto, ‘¿Que piensas de la inmigración?” Una de las niñas decía, ‘Bueno, creo que la inmigración es como una ensalada, y estamos todos mezclados.’ Y el pregunta, ‘y si a mi no me gustan los tomates.’ Y yo, pues, ‘no digo ensalada, pero un crisol de culturas.’ El planteaba si se hiciera otro programa de bracero, y yo dije, ‘¿Se acuerda de cómo el programa bracero no ayudo a nuestras comunidades, al contrario, era una tipo de esclavitud?, y ¿eso era malo?’ Como un hombre de color, debiera haber sabido, y así, contesto, ‘me gusta la respuesta.’ Luego lo corrieron por no seguir el plan de estudios. Algunos de nosotros nos molestábamos mucho, sobre todo viendo que el director también era de color. ‘¿Como puede hacer eso?’ Estamos aprendiendo nuestra propia historia, y usted le corrió a la persona que quiere hacerlo.

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Los compañeros comentaban, ‘deberíamos ir a clase como si todavía estuviera, y leer.’ ‘Si, debemos hacer eso, arrojaría mucha luz sobre el asunto.’ Eran nada mas tres o cuarto personas, no muchas. Luego, ese día, llegué tarde al salón de clase, y estaba lleno el salón. En el pasillo, había gente sentada. Y me acuerdo que pensaba, ‘guao, eso se va a prender fuego, nos van a expulsar a todos.’ Y me acuerdo que la policía de la escuela vino y dijo, ‘todos tienen que salir, están faltando la escuela, tienen que salir.’ Y nosotros respondimos, ‘no, aquí nos quedamos.’ Y el dijo, ‘bueno, voy a regresar con tres policías mas, y si no salen, les voy a expulsar a todos.’ Entonces algunos si se fueron, no querían problemas. Pero yo dije, ‘si nos dicen que tenemos que salir, podemos salir nada mas afuera.’ Y eran 200 estudiantes. Cuando llegaron los policías, todos salíamos (al estacionamiento), y dentro de 30 minutos llegaban los medios. El director estaba sacado de onda, ya que los medios no pueden hablar con los menores de edad, pero ya habían hablado con algunos. El día siguiente, me llamó, ‘si me doy cuenta que tu estas tras de eso, se acabó. Ya te he dado muchos ‘pases’, se acabó.’ El (maestro de historia) era una de las primeras personas que mencionó nuestra historia. Me acuerdo como nos contó como los mexicanoamericanos lucharon en la guerra civil (1860-1865). Y me acuerdo que nunca lo había visto mencionado en los libros de texto. El no era latino, pero es lo mas cerca que llegaré aquí en Georgia (a un maestro que nos enseña nuestra historia). El era importante para mi, en el contexto de conocer mis origines. La experiencias en la escuela preparatoria le encaminó a Eva hacia la consciencia de la injusticia, y de la invisibilidad de los latinos en el curriculum. La experiencia de Georgina, por otro lado, era diferente—ella era el único latino en su escuela. Georgina Georgina siempre sabía que ella era diferente de alguna manera (por que no tenía documentos), y para cuando llegó a Atlanta de California y se inscribió en la escuela preparatoria en los suburbios de Atlanta. Entonces todos sus amigos sabían

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que no tenía documentos. Pero sus maestros no sabían. Eso le hacia mas difícil encontrar su voz y su comunidad. Tenía como siete años, y mi tía me quería llevar a SEAWORLD en San Diego, y ella, su cuñada Lorena, y mi mamá, comentaban, ‘llevamos los documentos de Cintia.’ Cintia era ciudadana, la cuñada de mi tío Chio— me lleva un año, por eso me servían sus documentos. Yo sabia que era diferente por que teníamos que llevar los documentos de Cintia. En 2006, en tercer año de la prepa, marchaban miles de gentes en todo el país. Y mi tía estaba en Los Ángeles, donde salieron un millón de personas, y ella fué. Y yo decía, ‘Yo me voy también.’ Pero tenía miedo de manejar hasta Plaza Fiesta, ‘¿y si me paran?’ Sin embargo, no fui a la escuela ya que la consigna era ‘no van a la escuela, al trabajo, no hagan nada.’ No fui, pero tampoco fui a la escuela, y el día siguiente, en la clase de estadística avanzada—odiaba a la maestra de por si, no le hacía a la estadística, aunque era buena para las matemáticas. Muy, muy buena para las matemáticas—cálculo y todo. Pero con esa maestra, un día llegué temprano, y ella dijo, ‘no es tan difícil,’ así me dijo. Y yo pensaba, ‘si no es difícil, no estuviera aquí (pidiendo tutoría).’ Y después me callé con ella. Luego, el día después de la marcha, ella dijo, ‘entiendo su lucha.’ Yo no le había dicho el por que de mi ausencia, ella nada mas supuso. Otra vez, pensaba, ‘No, si entendía lo que hago, no diría eso.’ Otra vez, me callé. Siempre escuchaba comentarios feos, comentarios racistas acerca los mexicanos—siempre los mexicanos. Una vez en décimo año (primero de prepa), y de eso me arrepiento mas que nada: un maestro siempre nos empujaba para hacernos pensar. Le quería mucho. Una vez preguntó, ‘¿Por que deberíamos celebrar el día de Cesar Chávez?’14 Yo era la única latina en el salón, y todos estaban comentando, ‘oyen, ¿qué hicieron ellos? No han hecho nada (para merecer tal celebración).’ Y sentí como si me estaban atacando. Y no dije nada. Me quedé callada, me quedé callada. 14

Cesar Chávez, organizador de los jornaleros mexicanos y chicanos en los campos agrícolas de California en los 1960s.

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En mi último año, presentamos un proyecto sobre el tema mas importante del día. Yo escogí y presenté sobre la reforma migratoria—la gente nada mas escucha un lado de la historia, ya era tiempo escuchar los dos lados. Era importante para mi, y me sentí nerviosa. Un buen amigo mío..., muy conservador, tomó una posición anti-inmigrante, con una foto de la cerca [en la frontera], y dijo que nuestro sistema de inmigración está roto. Se sorprendió con mi presentación, ‘no sabia que te importaba eso.’ Y yo le dije, ‘bueno, es algo que casi no hablo, pero hay muchas cosas que no sabes, que supones.’ Ese año fui con mi tutor con todos mis amigos, son africano-americanos, y sabían que era indocumentada. Eva: ¿Era la primera vez que ‘saliste’ como indocumentada? Georgina: No, mis amigos siempre sabían, porque no podía ir a ninguna parte, ya que no quería manejar. Solamente manejaba para ir a trabajar. El (el tutor) decía, ‘Pues, ¿como es que estás aquí, entonces?’ Y le expliqué que tengo una credencial de cuando estaba en California, pero no me permite sacar una licencia de manejar o trabajar. No tengo papeles. El imprimió toda la información acerca el Fondo de Becas Hispanas, pero yo ya había investigado, ya que, para la universidad, mi familia no me podía ayudar—era la primera en mi familia a asistir la universidad—yo soy la hija en quien todos tenían esperanzas…. Pues había investigado, y cuando el me dio esa lista, me partió el alma, ya que sabía que el no sabía—que, para la HSF (beca hispana) tienes que ser ciudadano o residente legal. Después de eso, me rendí, perdí la esperanza. Mi último año, falté a la escuela 22 días. Debería haber graduado con honores, pero lo regué el último año. Solamente terminé por que vivía con nosotros mi sobrina, y iban a mandar un trabajador social para ver por que estaba faltando tanto, y no quería afectarla a ella. Entonces volví a la escuela. Mi mamá siempre escucha la radio, y un día se enteró de una conferencia para líderes latinos en Gainesville [como a una hora] en el noviembre del 2006. (Fuimos)—era la primera vez que manejé en

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autopista, manejé hasta Gainesville (a la conferencia), que fue financiado por la Fundación Celia y Marcos. Después me enteré que era de la familia de Don Teo15—la ironía (ya que terminé colaborando con GLAHR). Marta: Es una de las grandes diferencias entre las dos. Eva tenía compañeros latinos y Georgina fue la única latina en la escuela. ¿cómo era eso? Georgina: Una joda. Veía como nos trataban diferente. En Cali[fornia] siempre estaba entre latinos, quizá uno que otro africanoamericano. Cuando venimos a Georgia, era un choque cultural muy fuerte. En California, cuando hay conferencias con los padres, tienen un interprete. Los maestros siempre me trataban bien en California, me dejaban traducir en las reuniones con mi mamá—ella entiende el inglés, pero no lo habla muy bien—casi nunca cuento esta historia—en séptimo, en la conferencia con los papás [ya en Georgia], ellos suponían que ella sabía el inglés. Cuando llegamos se armó un escándalo porque mi mamá no sabía inglés, y se lo contaron a todos los maestros. El día siguiente, estaba en la clase de inglés. Y mi maestra les contó a toda la clase que hubo una estudiante que tenía que interpretar para su mamá. Yo sentía vergüenza y no entendía por que lo hizo. Mi maestra de ciencias sociales, quien antes me había tratado muy bien, cambió completamente, se volvió ojete. Ya ni me reconocía en el salón. La odiaba, todavía la odio. Era solamente mi maestro de matemáticas en la conferencia, pero corrió la voz por toda la escuela. Después de eso, nunca le avisé a mi mamá cuando iba a ver una conferencia entre maestros y padres. Hasta recientemente, nunca le conté esa historia a mi mamá. Ella respondió, ‘me lo imaginé.’ Tanto Eva como Georgina empezaron a militar contra la injusticia desde la escuela preparatoria, en este testimonio han descrito el precio que pagan los indocumentados. Las dos entraron en la universidad antes de la imposición de las 15

Celia and Marcos Family Institute. Teodoro Maus, antes Cónsul General de México en Atlanta, y Presidente (2006-2012) de la Alianza pro derechos humanos de Georgia [glahr.org].

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medidas anti-inmigrantes (como el cobro de la colegiatura de extranjeros, y la limitación a ciertas unidades), pero pronto se empezó a tensionar el ambiente. LA UNIVERSIDAD Y LA MILITANCIA Marta: ¿Qué te paso? Ahora no te quedarías callado, ¿verdad? Georgina: No, ahora no me quedaría callada. Muchas veces la gente arroja ideas que no sirven para nuestra comunidad, ya me cansé de escuchar lo mismo…. veía que si yo decía algo, no me iba a pasar nada. Sobrevivo. Lo peor que podía pasar era ya no me hablarían. Marta: Entonces, ¿que te llevó a la decisión de dejarte detener? Creía que a lo mejor querías que te deportaran a México. Georgina: No, no no. No quería que me mandaran a México. Empodera mucho ver cuando otros jóvenes indocumentados se dejan detener. Cuando lo vimos en (Washington) D.C., nos prendimos Eva y yo— estábamos listas para cualquier cosa. Sentí empoderada viendo los jóvenes indocumentados demandar sus derechos. Arriesgarse y dejarse detener. Confrontar su miedo mas grande, como si te detienen por manejar sin licencia.16 Después de que no pasó el Dream Act el año pasado [18dic 2010], estábamos encabronadas. Eva y yo manejamos hasta DC para presenciar el voto. Y a esos cabrones, hijos de …., no les importamos un pito. Eva: Ellos votaron, ‘negativo’, riéndose. Georgina: Lloraba, de coraje mas que nada. Era impotencia. Eva decía, ‘contrólate.’ Eva: [Al entrar la galería de visitas], nos [el grupo organizador] dieron banderitas americanas. La quería tirar. Les quería pegar el hocico. Yo estaba muy afectada, y pensaba hacer algo loca como eso, pensando que a lo mejor ayudaría, pero luego pensé, ‘no, es tonto, necesitas otro plan.’ Pero si estaba enojada. Georgina: Entonces, colaborábamos con Unidos Soñamos [United We Dream, http: //unitedwedream.org], y mientras que esperábamos 16

DeGenova (2002: 438) describe los métodos de vigilancia a través de las licencias de manejar.

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entrar la galería, y nos dieron las banderas a cargar, y vieron que Eva y yo las guardábamos, nos preguntaron, ‘¿quieres tu bandera?’ y decimos, ‘no.’ Obviamente no cabíamos (en ese grupo), ya que muchos de los soñadores apoyan el estatus quo, tienen promedio de 10, son estudiantes de honor, y eso está bien, pero no somos nosotros. Después de ese voto, no estábamos conforme con (el programa de) United We Dream; sus tácticas de donar sangre y cantar las villancicos no iban a adelantar nuestra causa. No va a funcionar. Eva: Es todo el rollo de ‘integrarse’. Es como decir, ‘nuestra cultura esta mal, y por eso no nos avanzamos.’ Georgina: Decidimos dejar la red (United We Dream), y empezar una nueva, NIYA, [Alianza Nacional de Jóvenes inmigrantes—por sus siglas en inglés—http: //theniya.org/]. Los otros decían que querían una reunión nacional en marzo (de 2011), quizá en Tejas. Yo dije, ‘¿por que no aquí en Georgia? Le pregunto a Adelina.’17 Entonces se llevó acabo aquí. Luego, a principios de 2011, la NIYA me pregunta si me dejaría detener. Yo respondí que no, ‘tengo trabajo, tengo que pagar renta, tengo que ayudar a mi mamá, entonces, lo siento, pero no puedo.’ Era mi primera reacción. Luego la NIYA llegó en marzo (para la reunión), y platicaban que iban a tener una acción aquí en Georgia. Tenían seis estudiantes indocumentados [que iban a participar], pero que les hacía falta un estudiante indocumentado de Georgia. Y dije, ‘pues, no hay nadie aquí que lo quiere hacer.’ Seguíamos platicando y finalmente dije, ‘si lo hago, ¿me cubren la espalda? (en términos de dinero).’ Decían, ‘si, no te preocupes, tendremos suficiente dinero para sacarte.’ ‘pues, bueno.’ Le habían dicho a Eva, ‘Georgina lo debe hacer,’ pero nunca me decían que lo debo hacer. Eva: [Las otras eran] mujeres chingonas. Decíamos, ‘aquí esta el asunto, solamente así se puede hacer si le cubren la espalda. 17

Adelina Nicholls, militante mexicana, organizadora de base y directora ejecutiva de GLAHR.

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Georgina: Hablaba mucho con uno de los compañeros y le decía, ‘si lo hago, me van a investigar, y van a darse cuenta que pago la colegiatura de residente (ya que entré antes de las normas nuevas), y eso dañará al movimiento aquí en Georgia—y no quiero hacer eso.’ De todos modos llevamos a cabo nuestro plantón enfrente de la biblioteca de la universidad (del estado de Georgia), abajo del puente con ventanas, en vista de todos los cubículos donde estudian. Colgamos las manta pintas: YA NO NOS QUEDAMOS EN LA SOMBRA, y tomamos la calle. Colgamos dos pintas del puente: SIN DOCUMENTOS Y SIN MIEDO, y el otro LO HACEMOS PARA NUESTRA COMUNIDAD Y NUESTRAS FAMILIAS—para que podían ver y entender nuestras demandas, si estaban estudiando y no pueden oír, lo pueden leer. Nos sentamos en la calle, yo estoy en frente, ya que soy de Georgia, y los demás de fuera. Uno de la policía capitalina [del edificio del Capitolio, a unas cuadras] me escoge a mi, “¿Señita, se va a levantar?” (Figura 3). Figura 3

Veía que sacara las mancuernas, y le pregunté, “¿me está arrestando?” y me jala y me tuerce las manos, muy duro, y apretó las mancuernas, y me jaló hacia atrás, rápido. Creí que me iba a caer (Figura 4). Luego me metió a la patrulla del capitolio. Los otros estudiantes indocumentados todavía estaban en la calle. Luego llegó la policía de [la ciudad de] Atlanta. Hacia mucho calor en la patrulla, y no habían puesto el aire acondicionado. Un policía africano-americano abrió la puerta y me

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preguntó, ‘¿tienes calor?’ ‘si.’ ‘Déjame prenderte el aire.’ Dije, ‘gracias.’ Luego, abusando, le dije, ‘y las mancuernas aprietan demasiado.’ Respondió, ‘lo siento.’ Figura 4

La policía estaba viendo quien tenía jurisdicción, ya que nos encontramos en medio de la calle: entre la Universidad del Estado de Georgia, la ciudad de Atlanta, y el Capitolio—era tres jurisdicciones. Probablemente mi arresto inicial fue ilegal, ya que lo hizo la policía del capitolio, y por eso me dejaron libre: “Estás libre, señito, favor de quedarse en la banqueta. Vete a casa.’ Le llamé al abogado, ‘me dicen que vaya a casa.’ Le repito lo que me dijeron, porque no quería otros cargos. El abogado les habla y me dice, ‘me dicen que estás libre, no te van a levantar la infracción.’ Entonces vuelvo a sentarme debajo de la bandera: ‘esto es mi casa, aquí mero.’ Dentro de diez minutos nos detienen la policía de Atlanta. Nos llevan a la comandancia. Hace mucho calor, y las mancuernas de plástico pellizcan la piel. Cuando entramos, nos dijeron, ‘danos sus nombres y muéstranos una identificación y se pueden ir.’ Les dijimos que no teníamos identificación. Ellos preguntaron, ‘¿como es eso?’ ‘Somos estudiantes indocumentados, somos mexicanos.’ Lo queríamos enfatizar. Y nos preguntaron, ‘¿quieren que se les mete a la cárcel?’ y los siete respondimos que si, uno tras otro. Llamaron a sus jefes, para ver con que nos iban a

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cargar, y tardaron un rato en levantar las infracciones. Cosa inesperada, los oficiales cantaban nuestras consignas: ‘sin documentos y sin miedo.’ Y haciendo de tambo, ‘educación no deportación.’ Decían, ‘hemos visto muchas manifestaciones, pero sus consignas son buenos, de los mejores.’18 La cárcel del Condado de Fulton (correspondiente a la ciudad de Atlanta) estaba llena, entonces nos llevaron al centro de detención de Atlanta. Este es una cárcel de a veras. Nos revisaron y llevaron a los (dos) hombres y las cinco mujeres a las celdas, pero solamente durante unos minutos. Hacia frío, pero llevábamos camisas de manga larga. Luego nos dejaron en una sala de espera con televisores, y separado los hombres y las mujeres. La sección de mujeres es pequeña. Luego llegó ICE. Esta es la parte mas divertida—son dos latinos que se creen muy acá—el de Panamá hablaba, el otro se quedó callado: ‘somos tus amigos, no vamos sobre gente como ustedes.’ Pienso yo: ‘pero si sobre nuestros padres.’ Dice, ‘van a llenar este formulario….’ que nos pide todos nuestros datos, y los de nuestros padres. Habíamos decido que si nos pedían datos sobre nuestros papás, que no lo íbamos a firmar. Le decíamos: ‘no lo vamos a llenar, no sin nuestro abogado.’ Se echó para atrás de inmediato, ‘No te estamos exigiendo.’ ¿de veras? Repetimos que con gusto le dábamos nuestros nombres, fechas de nacimiento y país de origen. El no quería anotar nuestros datos, decía, ‘no entienden, no vamos sobre gentes como ustedes. Soy del Panamá, y estamos aquí para ayudarles.’ Yo estaba muy enojada, todos los demás le creían, pero yo ni siquiera le podía ver. El me llamó la atención, ‘eres de las chavas que siempre se meten en problemas en la escuela, ¿verdad?’ ‘si, soy esa chava.’ Después de que se fue, les recordé a los demás que no creyeran nada de lo que dice. 18

La mayoría de los oficiales de la policía de la ciudad de Atlanta son africanoamericanos, y muchos apoyan la causa de los inmigrantes, ya que se dan cuenta que es una extensión de su misma lucha por los derechos civiles a partir de los años 1960.

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El otro oficial nos dijo que querían quitarnos los cargos, y que a lo mejor nos libraban para el día siguiente. ‘No los queremos llevar, pero si todavía están aquí para el jueves, te vamos a llevar.’19 Queríamos que nos llevaran, pero no se dio. Nos hubieran llevado, las mujeres al (centro de detención en) Ocilla a y los hombres al de Stewart. Queríamos organizar adentro del centro de detención, y armar una huelga de hambre. Teníamos mucha hambre, ya que llegamos después de las 5 de la tarde, y se había acabado la cena y no teníamos dinero. Ahora aconsejemos a los militantes siempre llevar un poco de dinero en efectivo. Nos dejaron en la sala de espera, pero no debiéramos hablar entre hombres y mujeres. Así inventamos señas para comunicarnos: para indicar ICE (hielo, por sus significado en inglés) nos temblábamos de frío, para indicar orden de detención, nos agarrábamos las muñecas (por su significado en inglés). El día siguiente nos hicieron un examen médico—de presión sanguínea, tuberculosis, y así. Ahora sé que podíamos haber negado el examen médico. Les pregunté si teníamos una orden de ICE. La enfermera dijo que no sabía, pero de hecho, a los que tienen orden de detención, se les hace la revisión médica. Una de las compañeras de Arizona se azotó cuando escuchó lo de la orden de detención. Le dije, ‘Está bien, para eso le entramos.’ Todavía no habíamos sabido nada de los de afuera. Para llamar teníamos que llamar por cobrar. Algunos de los compañeros no quisieron ir a detención, y se sintieron mal ya que habían dicho que si, pero se dieron cuenta que no estaban listos. Pero ‘Mari’ y yo estábamos puestas. Decíamos, ‘está bien, si no lo quieran hacer, está bien. Sálganse y levantan fondos para nosotros. Luego nuestro abogado nos dice que nos van a soltar bajo palabra y que no tenemos que pagar ninguna fianza. Le recordamos que el acuerdo era que queríamos involucrarle a ICE, pero el no le dio seguimiento. Deberíamos habernos declarado ‘no culpables’ para poder quedarnos allí 19

Ver nota 6.

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lo suficiente tiempo para que tuviera que entrar ICE. Pero nos declaramos culpable, y nos soltaron. Cuando ya nos iban a soltar, le dijimos al oficial, ‘no nos vamos, y no vamos a firmar.’ Dijo, ‘o, si, si van a salir de aquí.’ (Los querían soltar para evitar la publicidad que causaría su detención).20 Crecí mucho y perdí la inocencia. Estaba nerviosa, y me sentí como la mas débil del grupo. Eva: De todos, Georgina era la mas efectiva entre los organizadores. Yo los veía, y, ¿sabes? tu ves a la gente, como se portan, como hablan, como piensan. No le llevan nada con Georgina. Georgina es asesina silenciosa. Es callada pero, en cuanto la acción, lo hace, sabe mucho: ‘Tienes una visión, y se te queda clara.’ Georgina: Aguanté debido al susto que me puso la señorita Cardiiiinas [Eva] aquí: ‘tienes que prepararte para estar en una celda de 1.2 x 1.2, sola, con mucho frío. Tienes que pensar en el objetivo, no en las cosas males. Eva: Acuérdate, ‘lo hago por mis papas….’ Y eso te da fuerza. No creo que lo podía hacer yo, en la cárcel. Creo que no aguantaría. Su detención era una parte-aguas para Georgina, le cambió la vida, ella salió como indocumentada en Atlanta. Era un paso importante en su formación como militante. Como lo señala Wolf (2008: 91), es un proceso psicológico, entre mas libertad que tiene un ciudadano, mas se cree en su capacidad de arriesgar mucho para lograr cambiar mucho. En este caso, Georgina se hizo de su propia libertad, y, consecuentemente, su propio poder. RELACIONES CON LOS ‘ALIADOS’ Los aliados son grupos que tienen otra proyecto–-la lucha racial, de derechos civiles o humanas, o de género, etc.,—pero que apoyan a la lucha para la reforma migratoria como parte de su proyecto general. Las experiencias de Georgina y Eva con los aliados les llevó a cuestionar la utilidad de las alianzas, ya 20

En 2012, esta meta si se cumplió con jóvenes indocumentados, ver [http://www.youtube.com/watch?v=QPqEuTop41g&feature=share> [consultado 2 agosto 2012].

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que los proyectos de algunos grupos de aliados no necesariamente avanza la causa de la reforma migratoria. Otros utilicen la capacidad de convocatoria de los indocumentados para reforzar su propio legitimidad. El motivo de algunos grupos o de algunos participantes es, a veces, la caridad, y eso les lleva a actuar como salvadores quienes protegen a los indocumentados. Lejos de avanzar al movimiento, encuentran que esa actitud impone barreras en su progreso tanto personal como de grupo. En efecto, al buscar ‘salvarlo’, los aísla y los separa. El trabajo de Hurtado sobre lo que llama los ‘chicanos’ universitarios (2003) plantea que la vista académica—la ideología hegemónica—organiza la experiencia cotidiana de los inmigrantes, afectando su auto-imagen, y posesionándolos como ‘otro’. Eva y Georgina ya habían experimentado esto en la escuela preparatoria, pero en su militancia actual, el ‘otrando’ sigue siendo relevante, sobre todo en sus relaciones con los aliados. Marta: Dame un ejemplo de algo que no funciona para tu comunidad. Georgina: El voto (no es una demanda relevante), y (la estrategia del) silencio—callándose…. Eva: Como si tuviéramos la culpa por no saber el inglés, por hablarlo con acento, por no ser suficientemente blanco o ‘americano’. Georgina: Hablando con mucha gente diferente de diferentes lugares ha cambiado como pienso. Eva: Por ejemplo en la marcha en (Washington) DC en el 2010, teníamos que caminar y caminar. De regreso, algunas de las familias–las con niños—se pararon para comprar pizza. Uno de organizadores se pegó de gritos: ‘les dije que no se pararan, ¿por qué no entiendan?’ Yo pensaba, habíamos caminado mucho, teníamos hambre y sed—y los niños, mas. ¿que le importa si llegamos con cinco minutos de atraso? Me di cuenta que no era muy realista ese cuate. Siento que tienes que defender el estar aquí. Cuando le detuvieron a Georgina, fui a una reunión de aliados, creo que GIRRC (la coalición de Georgia por los derechos de los inmigrantes y refugiados, por sus siglos en inglés), y todos estaban en contra de la estrategia de dejarse arrestar: ‘no

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lo deberían haberlo hecho de esa manera, hay mejores maneras….’ Nos vimos en la necesidad de explicarnos. Se sentía el desprecio. Georgina: Su supone que son sus amigos y aliados por que apoyan a los inmigrantes. Eva: Pero su contexto es muy diferente. Nos quieren ayudar, salvarnos. Es una actitud conquistadora, no de empoderar. Un estudiante del Perú, que había sido indocumentado durante un periodo (ya no lo era), decía, ‘¿Nuestra gente tiene miedo, por que hacen esto? Ustedes están dando apertura para que nos digan criminales.’ Me ofendí. Justo por que había estado indocumentado, se sentía en su derecho de decirnos que estábamos mal. De todos modos, el no hace mucho, llega y habla. ¿Quién eres tu para decir que lo que hizo Georgina esta mal? Su punto principal era ‘quedarnos callados.’ Georgina: Dicen, ‘hablamos por ellos, para que no se arriesgan.’ El voto, eso si es el camino hacia el cambio—por medio del padrón electoral. Hemos conocido muchos jóvenes indocumentados a lo largo del país, y cada vez mas asumen su categoría de indocumentado, y hacen las cosas solos, sin depender de la organizaciones, o la llamada, ‘complejo industrial-organizaciones no gubernamentales.’21 Es lo mas importante, entender y aceptar que si, soy indocumentada, y eso no está mal. Está bien decir que eres indocumentado. A mi me toca hablar—tengo que hablar, y no otra persona. Tengo el derecho de decir, ‘esta es mi experiencia, conozco mi propia historia, mi lucha, y como aliado, tu nos deberías apoyar, pero yo, sí, quiero hablar por mi misma y lo que me ha pasado. Nosotros, los latinos, tenemos muchos aliados haciendo el trabajo pesado, pero si queremos cambio, tenemos que empezar a hablar. No podemos esperar que nos entienden si no decimos nada. No nos pueden leer la mente. Es una de las cosas mas importantes que no entendía antes. Yo

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El complejo industrial-organizaciones sin fines de lucro (Incite! The Color of Violence).

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me dudaba, pero ahora veo que si planteo algo, no necesariamente está mal—y así sacamos mejores ideas. Marta: ¿Se acuerdan cómo en la Escuela de Barbiana (1974) hablan de la gente tímida? ¿rural? Georgina: La gente tímida. Tiene mucho que ver con clase social. Eva: Un aliado dijo que sentía como se los estábamos excluyendo a los aliados blancos. Que bonito querer salvar el mundo, y la gente debe hacerlo, ¿entienden? Pero creo que a veces se dedican tanto a salvar al otro, en vez de fijarse que la gente de otros países llego aquí (a los EEUU) debido a las políticas de este país que han jodido sus economías. Preguntan ‘¿Por qué no inmigran legalmente?’ No existe una vía legal para nosotros. Marta: Si yo te quiero salvar, ¿qué dice acerca de mi opinión hacia ti? Eva: … que yo soy menos que tu. Aquí se nota la diferencia entre la estrategia de los militantes documentados—de promover el voto, de portarse bien, y de acuerdo a la normas de la sociedad en general—y la de los militantes no documentados, que no tienen acceso al voto, quienes han sido excluidos de la conversación—no les queda de otra mas que ir a la calle. GENERO Brodkin plantea que los avances de las mujeres de diferentes orígenes étnicos y raciales muchas veces se ven apropiados por la sociedad hegemónica—o borrado completamente (2007: 51)…. Georgina y Eva han notado como se dan los papeles de los hombres y las mujeres en la organizaciones militantes. Georgina: Aquí, las mujeres hacen todo, todo el trabajo. Este movimiento se lleva por las mujeres y la gente onda gay. Marta: ¿qué hacen los hombres? Eva: Hablan, mas que nada. Cuando dicen ‘nosotros’ quiere decir ‘nosotras’: ‘Debemos hacer una marcha,’ quiere decir que nosotras (las mujeres) vamos a hacer el trabajo pesado (de organizarla) y que nosotros (los hombres) vamos a hacer acta de presencia el día de…. Marta: ¿Y quienes reciben el crédito?

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Eva: El grupo. Cuando hablan de una acción, ‘Yo pertenecía a tal grupo, y organizamos….’ Se ufanan de ello, pero cuando lo analices, no han hecho carajo.’ Georgina: Nada del trabajo pesado. CONCLUSIONES Los testimonios de Eva y Georgina narran las experiencias tempranas en la familia y en la escuela—de diferencia, de marginalización, de vivir en la sombra, y de injusticia—formaron la base de su resistencia inicial: Eva participó en la defensa del único maestro que había siquiera mencionado la historia latina. Georgina se dio cuenta del silencio que se impuso, y empezó a hablar. Después de la escuela preparatoria, Eva y Georgina tomaron papeles mas activas como militantes, sobre todo cuando sus posibilidades de seguir sus estudios universitarios se vieron interrumpidas por las nuevas leyes y políticas que tenían el objetivo de excluir los estudiantes indocumentados de la educación superior. Esas nuevas leyes y políticas, lejos de detener sus deseos para estudiar, las llevó a participar en las movilizaciones masivas del 2006, y eso llevó al contacto con las organizaciones de reforma migratoria—GLAHR (La alianza pro-derechos humanos de Georgia, por sus siglas en inglés) y otras al nivel regional y nacional, así como con grupos aliados. Esta historia cuenta como Eva y Georgina se volvieron militantes latinas en la lucha para la reforma migratoria, y también es la historia de sus luchas continuas para crear un espacio dentro de los movimientos sociales de hoy, incluyendo la movilización de los indignados de Atlanta—OCCUPY ATLANTA. En esas luchas, sus identidad ha, y seguirá, cambiando: Georgina: Antes éramos hispanos, luego latinos, y ahora hay gente que dicen indígenas. BIBLIOGRAPHY Brodkin, Karen (2007), Making Democracy Matter. Identity and Activism in Los Ángeles. New York: Rutgers University Press. Bureau of Labor Statistics (2010), Local Area Unemployment Statistics. [consultado 15 octubre 2010].

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Bustamante, Jorge, Clark W. Reynolds and Raúl A. Hinojosa Ojeda (1992), USMéxico Relations: Labor market interdependences. Stanford: Stanford University Press. Cervantes-Gautschi, Peter (2010), Wall Street y la criminalización de inmigrantes. [consultado el 25 de julio de 2012]. DeGenova, N. (2002), Migrant "illegality" and deportability in everyday life. Annual Review of Anthropology, 3: 419-447. Detention Watch Network (2008), The History of Immigration Detention in the U.S. (adapted from “Voices from Detention: A Report on Human Rights Violations at the Northwest Detention Center,” Seattle University School of Law Human Rights Clinic and One America, July 2008). [consultado el 29 de julio 2012]. Supreme Court of the United States. 2012. “Arizona et al. v. United States.” June 25, 2012 [consultado June 25, 2012]. Syracuse University’s Transactional Records Access Clearinghouse (2010), [Consultado 27 septiembre 2010]. The White House. 2012. “Remarks by the President on Immigration” [consultado 25 junio 2012]. US Census (2012), State & County QuickFacts [consultado 26 julio 2012]. US Department of Homeland Security (2010), 2009 Yearbook of Immigration Statistics [consultado 15 octubre 2010]. Villaseñor, Víctor (2006), Burro Genio: Una Memoria. NY: Rayo. Wolf, Naomi (2008), Give me Liberty. A Handbook for American Manual revolutionaries. NY: Simon & Schuster.

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