Sostenibilidad y conservación del patrimonio edificado

June 14, 2017 | Autor: Luis Guerrero | Categoría: Sostenibilidad
Share Embed


Descripción

U N I V E R S I DA D D E C O L I M A

M en A. José Eduardo Hernández Nava

CO M I T É E D I TO R I A L

Gonzalo Bojórquez Morales

RECTOR

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA, MÉXICO

Mtro. Christian Torres Ortiz Zermeño

Olga Lucía Ceballos Ramos

SECRETARIO GENERAL

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA, COLOMBIA

Dr. Alfredo Aranda Fernández

Martha E. Chávez González

COORDINADOR GENERAL DE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

UNIVERSIDAD DE COLIMA, MÉXICO

Licda. Guadalupe Carrillo Cárdenas

Pablo Chico Ponce de León

COORDINADORA GENERAL DE COMUNICACIÓN SOCIAL

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE YUCATÁN, MÉXICO

Licda. Gloria Guillermina Araiza Torres

Catherine R. Ettinger McEnulty

DIRECTORA GENERAL DE PUBLICACIONES

UNIVERSIDAD MICHOACANA DE SAN NICOLÁS DE HIDALGO, MÉXICO

M. en Arq. Juan Ramón González de Loza

Horacio Gnemmi Bohogú

DIRECTOR DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA Y DISEÑO

UNIVERSIDAD NACIONAL-CÓRDOBA, ARGENTINA

Adolfo Gómez Amador UNIVERSIDAD DE COLIMA, MÉXICO

STA F F E D I TO R I A L

Dr. Luis Gabriel Gómez-Azpeitia COORDINADOR EDITORIAL

Dra. Reyna Valladares Anguiano APOYO EDITORIAL

Dr. Luis Gabriel Gómez Azpeitia UNIVERSIDAD DE COLIMA, MÉXICO

Eduardo González Cruz LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA, VENEZUELA

Luis Fernando Guerrero Baca UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MÉXICO-XOCHIMILCO, MÉXICO

Roberto C. Huerta Sanmiguel CO M IT É DE R EDACCI ÓN

Dra. Martha Eugenia Chávez González Dr. Roberto C. Huerta Sanmiguel REVISIÓN DE ORIGINALES

UNIVERSIDAD DE COLIMA, MÉXICO

Pablo La Roche CALIFORNIA STATE POLYTECHNIC UNIVERSITY POMONA, USA

Jaime López de Asiaín SEMINARIO DE ARQUITECTURA Y MEDIO AMBIENTE (SAMA), ESPAÑA

Elvira Maycotte Pansza DI S EÑ O EDITOR I A L

Mtro. Rodolfo Sánchez Gómez

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CIUDAD JUÁREZ, MÉXICO

Carlos Morales Hendry FUNDACIÓN ISTHMUS, PANAMÁ

Luis Müller UNIVERSIDAD NACIONAL-LITORAL, ARGENTINA

Elsa Patiño Tovar UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA, MÉXICO

Guadalupe Salazar González UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SAN LUIS POTOSÍ, MÉXICO

Dra. Reyna Valladares Anguiano UNIVERSIDAD DE COLIMA, MÉXICO

palapa, tercera época, volumen 03, número 01 (17), enero-junio de 2015, es una publicación semestral editada por la Universidad de Colima a través de la Facultad de Arquitectura y Diseño, Campus Coquimatlán. Km. 9 de la carretera Colima-Coquimatlán, Colima, México, cp 28400. Teléfonos: (52) (312) 3161161 y (52) (312) 3161000, extensión 35004. Fax: (52) (312) 3161000 extensión 35006. || Editor responsable: Luis Gabriel Gómez Azpeitia. || Número de reserva de derechos de uso exclusivo otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2006-102511310700 || issn 1870-7483. || Número de certificado de licitud de título y contenido en trámite. || Prohibida la reproducción total o parcial de lo aquí publicado, ya sea texto, imagen o cualquier otro que esté protegido por la Ley federal de derechos de autor. || Autorizaciones para la reproducción, solicitarlas por escrito a Universidad de Colima, Departamento de Propiedad Intelectual, Campus Colima Norte Km. 3.2 de la carretera Colima-Guadalajara, Colima, México, cp 28040. Teléfonos: (52) (312) 3161071 y (52) (312) 3161000 extensiones 37062 y 37052. || El contenido de los textos publicados en esta revista es responsabilidad exclusiva de los autores. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. || Correo electrónico para solicitud de suscripciones o canjes: [email protected] y [email protected]. || Publicaciones de la Universidad de Colima. Avenida Universidad 333, Colima, Colima, México, cp 28000. Teléfonos (52) (312) 3161081 y (52) (312) 3161000, extensiones 35004 y 35006. [email protected] || www.ucol.mx || Disponible en versión digital en: http://revistasacademicas.ucol.mx/ palapa es una publicación académica cuyo objetivo es la difusión de artículos inéditos producto de investigación científica original, así como otras contribuciones igualmente originales que se consideren significativas para el avance del trabajo científico en los diferentes campos del ámbito arquitectónico. Sólo acepta artículos originales e inéditos que no estén siendo postulados para ser publicados simultáneamente en otras revistas u órganos editoriales. Todos los originales recibidos son sometidos a un estricto proceso de dictaminación que se compone de dos estapas. En la primera etapa, el artículo es revisado en modalidad de doble ciego por parte del Comité de Redacción interno para determinar si cumple con los requisitos editoriales de la revista. Su dictamen puede ser aceptado, condicionado, muy condicionado o rechazado. Si el artículo es condicionado se le informa al autor y se le invita a que realice los cambios necesarios y vuelva a someter el artículo. Si el artículo es aprobado pasa a la siguiente etapa y se le informa al autor. En la segunda etapa el artículo es revisado por dos pares académicos especialistas en el tema, en la modalidad de doble ciego. Si existiera discrepancia entre los dictámenes se solicita a un tercer par académico, especialista en el tema, que haga la revisión respectiva. Su dictamen puede ser aceptado, condicionado, muy condicionado o rechazado. Si el artículo es condicionado se le informa al autor y se le invita a que realice los cambios necesarios y vuelva a someter el artículo, el cual sería nuevamente revisado por los pares académicos. Si el artículo es aprobado se le informa al autor mediante una carta de aceptación donde se le comunica el número de la revista y fecha de aparición en que se incluirá su artículo. Asimismo se le solicita la carta de cesión de derechos editoriales y de responsabilidad sobre la autoría y originalidad del artículo. Cuando se tiene toda la documentación completa se inicia el proceso de edición. Todas las comunicaciones con los autores y árbitros son por medios electrónicos. El envío de artículos debe hacerse a través de la página: http://revistasacademicas.ucol.mx/ para lo cual es necesario darse de alta como usuario.



PALAPA está indexada en: Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal, www.latindex.unam.mx Asociación de Revistas Latinoamericanas de Arquitectura, http://arlared.org

Edición financiada con fondos pifi 2013.

• Enero-junio de 2015 • Volumen iii • Número 1 [17] • Tercera época • issn: 1870-7483

Revista de Investigación Científica en Arquitectura | Journal of Scientific Research in Architecture

palapa | issn: 1870-7483 | vol. iii | núm. 1 [tercera época] | pp. 73-84 | enero-junio de 2015

Sostenibilidad y conservación del patrimonio edificado Sustainability And Conservation Of Built Heritage Luis Guerrero1 Enviado: 01/06/15 02/06/15 | Evaluado: 03/06/15 | Aceptado: 04/06/15

Resumen

Abstract

La mayoría de las disciplinas asociadas a la transformación del paisaje cultural ha tenido cambios radicales en lo que va del presente siglo a la luz de la preocupación por el medio ambiente. Pero la conservación y restauración del patrimonio edificado han avanzado muy lentamente. El sustento teórico y las prácticas de protección de los monumentos y sitios históricos continúan centradas en consideraciones subjetivas que cada vez se vuelven más obsoletas. En el presente texto se analizan diversos postulados de la sostenibilidad que se han desarrollado principalmente en el campo de la preservación del medio ambiente y se plantea su posible vinculación con la salvaguardia del patrimonio edificado. Se pone especial énfasis en la definición de parámetros de la sostenibilidad desarrollados a partir de las condiciones de cada región y en concordancia con las comunidades locales.

Most of the disciplines associated with the transformation of cultural landscapes have suffered radical changes in this century due to an increasing concern about the environment. However, the built heritage conservation and restoration have advanced very slowly. The theoretical and practical basis of monument and historical sites preservation still focus on subjective considerations that are becoming more and more obsolete. This article discusses some principles of sustainability that have been developed mainly in the environment preservation field, and considers their possible link with the built heritage protection. It emphasizes the definition of parameters of sustainability developed from the conditions of each region and according with local communities.

1

key words | environmental impact, restoration of monuments, heritage assessment, vernacular architecture, constructive cultures.

palabras clave | impacto ambiental, restauración de monumentos, valoración patrimonial, arquitectura vernácula, culturas constructivas.

1 [email protected]

Departamento de Síntesis Creativa. Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco. Calzada del Hueso 1100, Edificio Q, Villa Quietud, revista de investigación científica en arquitectura journal of scientific research in architecture

México, df, 04960, México. Tel: (+52) 55 5483 7232.

73

Luis Guerrero || Sostenibilidad y conservación del patrimonio edificado

Introducción Entre los problemas más apremiantes que enfrenta la sociedad actual se encuentra el agotamiento de los recursos no renovables, la escasez de agua, el dispendio energético y la generación de desechos al medio ambiente. Estas condiciones impactan a todas las actividades sociales y paulatinamente han conducido a modificaciones en las maneras de vivir y habitar, sobre todo en el medio urbano. Sin embargo, disciplinas como la conservación y restauración del patrimonio edificado están en una compleja disyuntiva en sus formas de actuación, puesto que afrontan el desafío de la recuperación de estructuras que fueron diseñadas y materializadas en circunstancias sociales, económicas y ambientales muy diferentes a las actuales. La calidad de los componentes constructivos que se utilizaban en el pasado, los tiempos para su transformación, los métodos de trabajo y disponibilidad de recursos materiales y humanos difieren substancialmente de las condiciones del presente. Los códigos urbanos y las normas de seguridad y confort térmico que se han establecido en fechas recientes pueden resultar opuestas a las características físicas y dimensionales de los sistemas constructivos y espacios que constituyen las obras históricas, incluso aquellas realizadas en décadas recientes. Ante esta problemática, es necesaria la revisión de algunos principios, métodos y formas de actuación que han sido progresivamente discutidos y consensuados a partir de diversos encuentros, cartas y convenciones internacionales de restauración. ¿Cómo encarar la búsqueda de integridad y autenticidad en intervenciones en las que los materiales originales son escasos? ¿Es admisible defender el impacto ambiental del uso de estructuras hechas con maderas preciosas o canteras a punto de agotarse? ¿Resulta viable modificar las condiciones de habitabilidad de edificios que originalmente fueron mal construidos o erróneamente adaptados a su entorno? (figura 1). En el presente artículo se examinan algunos postulados asociados al desarrollo sostenible que fueron plan74

figura 1. Tratamiento de madera de macuilí para integrarse en la restauración de la ex aduana de frontera, Tabasco. Fotografía: Luis Guerrero.

teados desde la década de los años noventa, pero que de manera inexplicable han permanecido inconexos de la teoría y práctica de la conservación y restauración del patrimonio edificado, a pesar de que en múltiples aspectos tienen evidentes puntos de convergencia. Se llama la atención para revisar prácticas que hasta ahora se han considerado «normales» en la preservación del patrimonio edificado y que se repiten sin cuestionamiento alguno durante sus procesos de enseñanza y aprendizaje. Se está pasando por alto que en la mayoría de los campos de la edificación actual, la consideración de las mediciones de impacto ambiental y del manejo de materiales sostenibles se ha vuelto una obligación. En síntesis, se identifican posibles vasos comunican-

palapa | vol. ii | núm. 1 [17] tercera época | enero-junio de 2015

Luis Guerrero || Sostenibilidad y conservación del patrimonio edificado

tes entre diferentes disciplinas asociadas a la conservación del medio natural y cultural, que permitan la ampliación de planteamientos teóricos y normativos de la restauración. De este modo se podrán incluir variables tales como el análisis de ciclo de vida de los materiales, la huella ecológica de las intervenciones, los consumos de agua, el diseño de áreas verdes, el gasto energético y la emisión de residuos al ambiente, que en algunos aspectos implicarán cambios radicales en la manera de resolver los problemas técnicos de las intervenciones. Pero es necesario aclarar que de ninguna manera se intentan trasladar los criterios que se aplican en obras contemporáneas a las que, mediante cuestionables procesos de «certificación», se les considera «sustentables» o «verdes», confiriéndoles «medallas metálicas» simplemente por cumplir con los parámetros que la industria de la construcción impone. Esa tendencia que tras el disfraz del bajo impacto ambiental incentiva la introducción de materiales sofisticados y sistemas de acondicionamiento climático de alta tecnología, está ampliando la creciente brecha entre los países fabricantes y los consumidores de productos industriales, incrementándose su nivel de dependencia y desequilibrio externo e interno. Sin embargo, algunos de sus procedimientos de evaluación pueden resultar útiles si se analiza cuidadosamente el origen de los indicadores que manejan, muchos de los cuales podrían ser adaptados a una visión integral del medio ambiente, en la que no sólo se pondere el consumo energético y la urbanización de alta densidad derivada de la pirámide de poder que el capitalismo financiero contemporáneo impone sobre el mundo (Frey, 2014). Empero, además de esa necesaria lectura de la sostenibilidad, es indispensable incorporar el componente cultural que hasta la fecha ha sido muy poco atendido en el llamado «diseño verde» y que, para el caso de estructuras patrimoniales, se convierte en el «recurso renovable» más importante hacia la sostenibilidad de las acciones de conservación implementadas (Guerrero, 2007). El rescate de los saberes ancestrales, la permanencia de las culturas constructivas, la salvaguardia

de las tradiciones, la formación de artesanos, la organización colaborativa y la apropiación comunitaria son factores que requieren integrarse a una óptica de la conservación sostenible, porque ya se ha visto que las leyes, reglamentos y normas de protección patrimonial resultan muy limitados cuando las desarrollan «expertos» y las ejecutan instituciones ajenas a las comunidades locales, que son las auténticas herederas del legado patrimonial (figura 2). Los planteamientos que se sugieren en este texto parten de la revisión de las prácticas de las culturas constructivas históricas y tradicionales que, como se sabe, han conseguido permanecer como saberes vernáculos locales gracias a su notable adaptación a los sitios en los que echaron raíces. El manejo atávico de los materiales y sistemas constructivos es una fuente muy destacable de conocimientos que tiene un alto potencial para ser aplicado en la intervención de todo tipo de patrimonio edificado, consiguiendo minimizar el impacto económico y ecológico de los procesos, haciéndolos sostenibles al vincularlos con las comunidades locales a los que pertenecen (Guerrero, 2009).

figura 2. Jóvenes de la comunidad encargados de la consolidación de la pirámide de La Joya, Veracruz. Fotografía: Luis Guerrero.

La restauración convencional Los principios de restauración del patrimonio edificado que fueron tomando cuerpo a partir de la reflexión

palapa | vol. iii | núm. 1 [17] tercera época | enero-junio de 2015

75

Luis Guerrero || Sostenibilidad y conservación del patrimonio edificado

sobre su práctica hace más de dos siglos, estuvieron centrados fundamentalmente en la búsqueda de medios para perpetuar la imagen idealizada de épocas pasadas que legitimaban el pensamiento y acción de las élites económicas y políticas en el poder. Desde la época en que actuaron y escribieron personajes como Stern, Valadier, Viollet-le-Duc, Ruskin, Boito, Giovannoni y Riegl, hasta en la propia teoría de Brandi, se buscaba rescatar lo que en su contexto eran considerados los principales valores del patrimonio edificado: sus cualidades estéticas e históricas. Todavía a mediados del siglo xx los documentos sobre restauro se referían a su objeto de estudio como «obras de arte» y lógicamente esta visión conducía a formas de actuación que dejaban fuera a la mayor parte de los bienes culturales escasamente destacados, así como la posibilidad de otros tipos de aproximaciones axiológicas hacia ellos. No fue sino hasta finales del siglo pasado cuando muy lentamente se abrió la perspectiva patrimonial al irse deshaciendo del lastre de la atribución elitista de valores sólo a las obras singulares, firmadas por autores de reconocido prestigio y realizadas con materiales exóticos para ensalzar la imagen de las personas o grupos de poder que los encargaron en su momento. Entonces inicia el debate que condujo hacia la ampliación de la consideración patrimonial de los jardines, los paisajes, la arquitectura vernácula, los ámbitos industriales y el patrimonio intangible. Las Normas de Quito, la Carta de Florencia, la Carta de Burra, la Carta de Nara, entre muchas otras, fueron integrando argumentos y planteando estrategias para una selección cada vez más incluyente de los bienes que, a juicio de los expertos, deberían ser protegidas para tener derecho a trascender. Sin embargo, en esta extensión del campo de protección siguió estando latente la visión selectiva y pragmática de la representatividad de los ejemplares a conservar, definida además sólo por grupos colegiados de «especialistas» vinculados a instituciones académicas o gubernamentales de los diferentes países del orbe. En ese proceso de valoración patrimonial, primero 76

de manera discreta, pero después en forma abierta, fue tomando un papel protagónico la especulación mercantilista. Ante el potencial de estos bienes como atractivo turístico, los fundamentos de selección y de definición de criterios de conservación fueron siendo absorbidos por la perspectiva de la «gestión», estrategia surgida del campo del manejo gerencial de bienes y servicios. Desde fines de los noventa los procesos de valoración se relativizaron en función de su virtual capacidad de explotación en una lógica cuyas secuelas siguen alterando la integridad, identidad y autenticidad de la relación entre la sociedad y su legado histórico, el cual sólo cobra sentido en la medida que puede representar ingresos derivados de la visita pública o de la «derrama económica» asociada a las actividades generadas a su alrededor. Pocas escuelas de restauración patrimonial se libraron de la moda de incorporar en sus planes y programas de estudio temáticas asociadas a la gestión del patrimonio, en su mayoría inspiradas en los modelos empresariales que consideran los componentes del paisaje como mercancías que conforman la denominada «oferta turística» que, desde una óptica ingenua, se considera «sustentable» por ser la base de una «industria sin chimeneas». Desde la definición de conceptos como el de «zonas típicas», los proyectos de paradores turísticos que se dieron en Europa, hasta los programas de «poblados con encanto», «barrios y pueblos mágicos», se han visto a los monumentos y sitios patrimoniales simplemente como «escenarios». Por ello los esfuerzos para la recuperación patrimonial han aceptado sin miramientos la posibilidad de falsificación, reconstrucción o destrucción de estructuras urbanas históricas, al ser percibidas sólo como un marco atractivo para el turismo. De manera consistente con esa tendencia, la preocupación de las instituciones por la conservación de bienes culturales ha invertido exorbitantes cantidades de recursos materiales, económicos y humanos con el objetivo de presentar algunas de las muestras más atractivas del patrimonio edificado, en las mejores condiciones para ser «disfrutadas». Entretanto, haciendas,

palapa | vol. ii | núm. 1 [17] tercera época | enero-junio de 2015

Luis Guerrero || Sostenibilidad y conservación del patrimonio edificado

misiones, acueductos, presidios, puentes, fábricas antiguas y poblaciones rurales vernáculas desligadas de las rutas turísticas, se dejan en total abandono. El caso más evidente de estos fenómenos se presenta en los lamentables procesos de restauración que se llevan a cabo en los sitios arqueológicos más visitados en los que se han reconstruido –muchas veces utilizando incluso materiales incompatibles como el cemento y el concreto armado– estructuras formal o dimensionalmente singulares que se jerarquizan sin tomar en cuenta la alteración de las evidencias arqueológicas y el impacto que representan las visitas masivas. Ni qué decir acerca del equipamiento, estacionamientos e instalaciones colocadas para los espectáculos de luz y sonido (figura 3).

figura 3. Reconstrucción del edificio de elite de Cacaxtla, Tlaxcala. Fotografía: Luis Guerrero.

Las recientes discusiones sobre la sostenibilidad han sido tenazmente críticas de la ejecución de megaproyectos contemporáneos en los que se insertan estructuras inconexas a su medio natural, realizadas con un desmedido empleo de materias primas y derroche de energía, generando incalculables volúmenes de contaminantes a la tierra, agua y aire. No obstante, ese rasero no ha sido aplicado a las restauraciones que buscan preservar monumentos y sitios sin tomar en cuenta las condiciones sociales, económicas y ecológicas de su emplazamiento. Se piensa que por tratarse de acciones

«a favor de la cultura» es aceptable darles un tratamiento especial. La teoría de la restauración y la normativa que se deriva de ella, se han preocupado esencialmente por resaltar y mantener los valores estéticos, históricos y sociales de los bienes patrimoniales. Pero al enfocar sólo la búsqueda de la unidad, integridad y autenticidad, han propiciado la realización de intervenciones a partir de un cuestionable derroche de recursos materiales, económicos y humanos. El empleo de maderas tropicales de grandes dimensiones, de rocas provenientes de canteras sobre explotadas, de tapices, mármoles, vitrales, metales preciosos, cerámicas, así como innecesarios volúmenes de cal, impacta drásticamente el medio ambiente. Algo similar sucede por ejemplo con el uso de polímeros, fungicidas, insecticidas, solventes y diferentes substancias consolidantes de origen industrial que, a pesar de la poca garantía de su permanencia, se emplean cotidianamente para diversos tratamientos del patrimonio mueble e inmueble. Es sabido que su implementación genera efectos secundarios, todavía no medidos, tanto en el entorno natural como en la salud de los que los aplican, de los usuarios y visitantes de los espacios restaurados. Paradójicamente, las propias condiciones normativas impuestas por la restauración ortodoxa que tienden, como reza la Carta de Venecia, al uso de materiales y «técnicas tradicionales», o bien, a «las más modernas técnicas de conservación y de construcción cuya eficacia haya sido demostrada por datos científicos y garantizada por la experiencia», en algunos entornos sociales hacen totalmente inviable su puesta en marcha. Entonces, los procesos se hacen poco accesibles por sus costos y muchas veces provocan que sus habitantes o las instituciones encargadas de la preservación patrimonial la posterguen por tiempo indefinido, con lo que la arquitectura antigua acaba por perderse. Y esta pérdida también tiene un fuerte impacto ambiental pues toda la energía que se utilizó para trasladar y transformar los materiales históricos, y el mantenimiento que

palapa | vol. iii | núm. 1 [17] tercera época | enero-junio de 2015

77

Luis Guerrero || Sostenibilidad y conservación del patrimonio edificado

se le dio a los edificios antiguos, además de la merma cultural que representan, es un desperdicio de recursos. (Guerrero 2014: 30)

Es así que podemos darnos cuenta de que la sobreprotección del patrimonio edificado puede llegar a tener un efecto tan grave como el propio abandono. La falsificación histórica o la incorporación de materiales incompatibles destruyen al patrimonio de manera irreversible al perder su autenticidad o al no poder conocerse nunca más la situación que tenía antes de haber sido restaurado (figura 4).

figura 4. Reconstrucción utilizando concreto armado en el templo de Coixtlahuaca, Oaxaca. Fotografía: Luis Guerrero.

La perspectiva de la sostenibilidad Como es conocido por todos, aunque en algunas regiones y comunidades tradicionales siempre existieron procesos de desarrollo armónico con la naturaleza, de manera global la preocupación por el impacto ambiental surgió a partir de los años sesenta ante la evidencia que se tenía en aquél entonces del deterioro que estaban generando las actividades asociadas a la sociedad de consumo. La crisis energética de los años setenta fue un cata78

lizador de aquella toma de conciencia que incentivó la paulatina apertura de diferentes foros preocupados por el tema del desarrollo, y que fueron previendo escenarios, planteando definiciones académicas y soluciones prácticas para tratar de reducir, en la medida de lo posible, la inercia hacia la destrucción planetaria que empezaba a dejar de ser una imagen de ciencia ficción. Aunque de manera increíble, en la actualidad sigue habiendo personas e instituciones que consideran que no son suficientemente convincentes las pruebas de la vinculación entre el cambio climático, el consumo de recursos y la contaminación ambiental, el resto del mundo ha ido tomando decisiones de diferentes niveles a fin de mitigar estos componentes para tratar de alejar lo más posible el panorama catastrófico que se prevé. Desde la hipótesis de Gaia de James Lovelock y Lynn Margulis, la conformación del Club de Roma, la generación de la llamada permacultura por Bill Mollison y David Holmgren a mediados de los años setenta, hasta el planteamiento del desarrollo sostenible de la década siguiente, en diversos países industrializados se fue tomando fuerza un proceso de cuestionamiento a la manera en que las sociedades de consumo estaban impactando irreversiblemente al planeta. A partir de entonces han surgido voces que han secundado esta tendencia y con estrategias más o menos organizadas, en casi todo el mundo actualmente se acepta el concepto de la sostenibilidad. Los principios generales de esta perspectiva se basan en la idea de que la vida en el planeta propicia condiciones adecuadas para su reproducción y la superficie terrestre se comporta como un todo coherente que tiende al equilibrio (Lovelock 1985). Por ello, toda afectación que el hombre genera en el medio altera estos sistemas de autorregulación natural y se puede llegar a un punto en que se rompa el equilibrio definitivamente y desaparezcan las condiciones para la vida, tal como la conocemos. Como una forma de reacción ante esa posibilidad se planteó en los años ochenta la alternativa de un posible desarrollo que se pudiera considerar sostenible por el hecho de controlar por un tiempo prolongado

palapa | vol. ii | núm. 1 [17] tercera época | enero-junio de 2015

Luis Guerrero || Sostenibilidad y conservación del patrimonio edificado

ciertas condiciones económicas, ecológicas, sociales y políticas que determinan el funcionamiento armónico de los procesos humanos en todo el orbe. Se trata de un concepto que pretende movilizar la responsabilidad colectiva para hacer frente al conjunto de desafíos a los que se enfrenta la humanidad, a partir de su papel como componente activo de la naturaleza a la cual pertenece, por más que quiera alejarse de ella. El concepto surgió de estudios sobre la relación entre el ambiente y la sociedad, y se hizo público primero en el texto denominado World Conservation Strategy (iucn, 1980) y posteriormente en el Informe Brundtland, mejor conocido como «Nuestro futuro común». Ambos documentos plantean la posibilidad de alcanzar un crecimiento social y económico basado en políticas de sostenibilidad a partir del aprovechamiento equilibrado de los recursos ambientales disponibles. De manera general, se ha definido al desarrollo sostenible como aquel que permite «asegurar que la humanidad satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias.» (ONU 1987). Sin embargo, esta postura inicial que se centraba en el binomio ser humano-medio ambiente en poco tiempo tuvo que ser revisada porque se observó que esta visión abstracta de la humanidad dejaba de lado factores claves para la ecuación y que se relacionaban con las propias condiciones de desequilibrio antrópico. Era evidente que frente a este futuro amenazado principalmente por el consumo desmedido de las sociedades desarrolladas, las insostenibles desigualdades de distintos grupos humanos dentro de los propios países, la explosión demográfica, además de la dramática degradación de los ecosistemas en un planeta de recursos limitados, ponían en jaque a la propia diversidad cultural y convivencia social. Con estas preocupaciones se fueron incorporando variables a la definición del concepto de desarrollo sostenible para considerarlo como un proceso ecológicamente duradero porque intenta preservar los recursos disponibles, pero que además resulta económicamente viable y tiende a ser sociablemente equitativo. Al introducir consideraciones so-

cioeconómicas la dimensión del concepto se amplió e hizo más realista. Sin embargo, esta visión no ha sido compartida por la comunidad internacional pues muchos sectores, y hasta países completos, tienen como único objetivo la búsqueda del bienestar de sus habitantes aún a costa de la destrucción de su entorno o de otras sociedades. Existen intereses ocultos en todos los procesos que juzgan como limitantes del crecimiento porque viven justamente de la desigualdad social. Por estos motivos existen diversos grupos que rechazan radicalmente la asociación de los términos «desarrollo» y «sostenible», pues opinan que se contraponen. Se parte de la premisa que la unión de ambos conceptos es un medio de manipulación, más de parte de los defensores del crecimiento económico, que incluso lucran con el propio concepto vendiendo bienes y servicios a precios más elevados por ser «sostenibles». Se piensa que la sola idea de «desarrollo» es ya «insostenible» pues implica un cambio con respecto a condiciones previas, el cual sólo puede tener lugar a partir de la alteración de preexistencias edificadas, sociales o ambientales. No obstante el planteamiento original de desarrollo sostenible, no tiene nada que ver con el llamado desarrollismo y surge de la premisa de que puede haber desarrollo, mejoras cualitativas y despliegue de potencialidades, sin «crecimiento», es decir, sin incremento cuantitativo de la escala física, es decir, sin la incorporación de energía y materiales industrializados de manera descontrolada. El «crecimiento» no puede continuar indefinidamente en un mundo limitado, pero el desarrollo sí es posible, si se entiende como el mejoramiento de la calidad de vida de la población (Novo, 2006). Aunque efectivamente las preocupaciones originales se daban en torno a la supervivencia biológica, la perspectiva de la sostenibilidad en realidad se trata «de una revolución intelectual, una metamorfosis cultural, científica y social que rompe con una larga tradición de indiferencia, donde la economía, la cultura y el ambiente no pueden tratarse por separado» (Mayor, 2000). Es por esto que su posible implementación exige plan-

palapa | vol. iii | núm. 1 [17] tercera época | enero-junio de 2015

79

Luis Guerrero || Sostenibilidad y conservación del patrimonio edificado

teamientos integrales y globales, en los que se abarque la totalidad de problemas interconectados a los que la sociedad tiene que enfrentar y que requieren de una visión holística de escala mundial. Los procesos desarrollistas actuales fallan en gran medida porque se enfocan en soluciones propuestas de manera parcial, para cuya consumación se degradan o destruyen componentes de una cadena de recursos que queda desarticulada. En cambio, un desarrollo sostenible busca soluciones de manera orgánica y comunitaria para el mejoramiento equilibrado de la calidad de vida de todos sus miembros a partir de la preservación tanto de la diversidad cultural como natural. Bajo esta perspectiva es claro que los conceptos de conservación y desarrollo son complementarios. Es necesario conservar los sistemas sustentadores de la vida, con base en el aprendizaje de sociedades que por milenios han convivido de manera armónica con la naturaleza. Así, la idea de conservación del patrimonio natural y cultural es indisoluble pues son recursos no renovables que requieren ser protegidos y transmitidos con base en la componente inmaterial que subyace en los propios saberes tradicionales (figura 5). Conservación sostenible La introducción de estos postulados dentro de las prioridades de la conservación patrimonial es sumamente reciente y no fue sino hasta la redacción del Memorándum de Viena, de 2005, que se integra a un documento de escala global. En dicho texto se manifiesta que la conservación sostenible de los monumentos y sitios es la «declaración fundamental para un acercamiento integrado que vincula la arquitectura contemporánea, el desarrollo urbano sostenible y la integridad del paisaje, con base en patrones históricos existentes, el parque inmobiliario y el contexto» (unesco, 2005). Sin embargo, como ha sucedido con una parte importante de los preceptos sobre conservación, el documento se enfoca prioritariamente en las áreas urbanas y 80

figura 5. Vivienda de pacas de paja, tierra y botellas recicladas diseñada por la Arq. Alejandra Caballero en Tlaxco, Tlaxcala. Fotografía: Luis Guerrero.

deja de lado el medio rural, a pesar de que en él se suelen mantener vigentes diversas estructuras y relaciones sociales heredadas del pasado. En las ciudades el vertiginoso flujo de las modas ha producido y desechado obras renacentistas, barrocas, neoclásicas, eclécticas, racionalistas, posmodernas y minimalistas, mientras que las comunidades tradicionales continúan satisfaciendo sus necesidades de manera muy similar a la de sus antepasados desde hace siglos. En el medio rural la arquitectura vernácula ha seguido su propio ritmo, formas de vinculación social y relaciones con su medio natural. La inconexión entre la visión académica de la arquitectura y las culturas constructivas vernáculas, se reproduce también en el campo de la conservación del patrimonio edificado. A lo largo de la historia, el centro de atención y los mayores esfuerzos se han dirigido hacia la preservación de los componentes más destacados del medio construido. Los procesos de catalogación, las declaratorias de sitios históricos y hasta la propia Lista del Patrimonio Mundial, ponderan lo excepcional como prioridad de salvaguardia. La visión «monumentalista» de la conservación del patrimonio, lamentablemente ha dejado fuera de su interés la cultura tradicional por no haber

palapa | vol. ii | núm. 1 [17] tercera época | enero-junio de 2015

Luis Guerrero || Sostenibilidad y conservación del patrimonio edificado

sido diseñada por autores destacados, realizada con materiales lujosos, ni vinculada con los estilos representativos de etapas determinadas de la historia. (Guerrero, 2014: 29)

Afortunadamente, de manera paralela al desarrollo del concepto de sostenibilidad, en los años setenta inicia la experimentación del llamado diseño bioclimático, el cual se caracteriza por intentar disminuir su impacto ambiental, por el empleo de materiales locales y el cuidado de la relación con el viento y el sol para generar espacios confortables. Aunque la mayor parte de los conceptos arquitectónicos que han guiado este enfoque de la arquitectura se desarrollaron a partir de la racionalización de los fenómenos y la experimentación sobre la base de la física, progresivamente se inició un acercamiento hacia las obras rurales y la arquitectura vernácula al reconocer que ésta cumplía en gran medida con los criterios a los que se aspiraba. Esta valoración de las obras tradicionales llegó al campo de la conservación patrimonial y cada día son más amplios los foros en los que se discute su importancia y se analiza su potencial como fuente de aprendizaje. Esta tendencia no busca desacreditar las valiosas aportaciones derivadas de siglos de discusión teórica y de diversas prácticas de restauración de Monumentos (con mayúscula). Se trata simplemente de situarla en su tiempo y su espacio. Las necesidades de conservación que se tenían en Atenas y Venecia durante el siglo pasado obedecían a condiciones imperantes en la sociedad de los años treinta y sesenta de Europa. Sin embargo, en los albores del siglo xxi las relaciones sociales y las afectaciones al entorno están marcando nuevas prioridades en las que se requiere ampliar el espectro de valoración patrimonial a fin de acrecentar el número de estructuras antiguas que puedan ser recuperadas para el futuro. Independientemente de cuestiones axiológicas, no hay edificio más sostenible que el que ya está edificado. La conservación y aprovechamiento de cualquier estructura preexistente, sin importar su tamaño o época

de construcción, siempre conllevará un ahorro energético y material. Al final, todos los espacios transformados en el pasado pueden ser dignos de considerarse patrimoniales. Una visión integral de la conservación sostenible habrá de incorporar la valoración del patrimonio cultural vernáculo enclavado en entornos rurales y urbanos, como parte de un todo orgánico. De este modo se podrá planificar a diferentes plazos condiciones de vida cimentadas en el desarrollo comunitario y el aprovechamiento responsable del territorio. En los momentos actuales en los que la crisis ambiental está poniendo al mundo al borde del colapso, se requiere una revisión de los procesos de consumo de nuestra sociedad, y se vuelve urgente la generación de alternativas sostenibles para la recuperación del patrimonio edificado. En ese contexto los saberes constructivos de origen ancestral que han conseguido trascender hasta el presente gracias a la tradición vernácula y la permanencia de culturas constructivas pueden ayudar a transformar la manera de actuar que ha caracterizado a nuestra sociedad, para sensibilizarla acerca de la necesidad de generar obras de restauración que, al igual que el diseño ecológico, tengan entre sus prioridades la búsqueda del equilibrio con su medio natural y cultural. Esta resemantización del patrimonio implica examinar los medios y métodos para conservarlo y restaurarlo bajo la lógica de la sostenibilidad. Esta tendencia habrá de considerar estrategias como la revisión de la pertinencia de apertura o cierre al público de determinados sitios arqueológicos, el re-enterramiento de vestigios que sean difíciles de preservar, la rehabilitación de sistemas históricos de almacenamiento y distribución del agua, el empleo de ecotécnicas para las instalaciones hidráulicas, eléctricas y sanitarias en los inmuebles históricos y zonas arqueológicas, la reparación de los componentes estructurales en vez de su substitución, el reciclaje de vigas, el techado con carrizos y bambúes, la elección de componentes constructivos de bajo impacto ambiental, la disminución en los volúmenes de cal para revoques, los recubrimientos con barro crudo,

palapa | vol. iii | núm. 1 [17] tercera época | enero-junio de 2015

81

Luis Guerrero || Sostenibilidad y conservación del patrimonio edificado

la incorporación de techos verdes, la recuperación de especies vegetales endémicas, el diseño de pavimentos permeables para la recuperación de los mantos freáticos «y, sobre todo, la condición repetida por casi dos siglos de evitar a toda costa la reconstrucción de los inmuebles patrimoniales» (Guerrero, 2014: 29) (figura 6).

figura 6. Tecnologías constructivas tradicionales de tierra, carrizo y bambú empleadas en la conservación de la zona arqueológica de Huacas de Moche, Perú Fotografía: Luis Guerrero.

Las acciones prioritarias deberían dirigirse hacia la conservación preventiva de los espacios patrimoniales, entendida como la serie de medidas que gracias a la acción de sus habitantes evitan el abandono o el deterioro de sus materiales constitutivos. Esta relación cotidiana de las comunidades con su espacio permite su vigilancia y las pone en alerta ante eventuales desequilibrios que ameriten la realización de acciones de mayor impacto. Como se explica en la Carta icomos de 2008 para la Interpretación y Presentación de Sitios de Patrimonio Cultural, la preservación sostenible es aquella que permite «continuar con los esfuerzos de la conservación, asegurando el mantenimiento a largo plazo» de los sitios patrimoniales, a partir de la incorporación de los medios naturales y humanos que lo propicien. En el caso de que estos procesos se presenten, las acciones de restauración deberían propugnar por la realización de las acciones mínimas necesarias para man82

tener en equilibrio los componentes constructivos que pervivan, pero sin la intención final de recuperar su forma o composición prístina. Estas acciones deberían realizarse con los materiales más abundantes en cada región y que por lo tanto, resultan ser los más sostenibles tanto por su abundancia como por la facilidad de su obtención. Evidentemente la sociedad que detenta el patrimonio es la que mejor debería saber cómo atenderlo, por lo que se necesita la institucionalización de medios de transferencia de tecnología que vuelvan a eslabonar la cadena de la tradición que en algunas sociedades ha sido fraccionada por los cambios generacionales o la migración. Habrá casos en los que sea necesaria la integración de personas o entidades externas que colaboren en las actividades de construcción participativa mediante la recuperación de saberes olvidados o de mejoras a los existentes, pero estos actores habrán de conservar siempre su condición temporal a fin de evitar la nociva dependencia. El desarrollo de esta visión integral de la conservación del patrimonio natural y cultural, ha de partir del reconocimiento y aprendizaje de los valores de la arquitectura tradicional con relación al manejo racional de los recursos materiales, la búsqueda del equilibrio con las condiciones de los emplazamientos y la participación de las comunidades locales en la toma de decisiones y ejecución de acciones de conservación. Es importante aclarar que no se dice que los saberes constructivos tradicionales «sean mejores» que los académicos o que las obras antiguas eran superiores a las modernas. Se trata simplemente de soluciones a necesidades diferentes, condicionadas por el medio natural y cultural en el que se han desarrollado y que requieren ser consideradas como componentes del patrimonio intangible. Sólo se puede tener una lectura completa de la sociedad y su desarrollo, e insertarse articuladamente en su devenir, mediante el reconocimiento orgánico del medio construido y su relación con las sociedades que lo materializaron (Guerrero, 2010). Pero además, estos conocimientos han de ser «pues-

palapa | vol. ii | núm. 1 [17] tercera época | enero-junio de 2015

Luis Guerrero || Sostenibilidad y conservación del patrimonio edificado

tos en valor» es decir, no solamente documentarlos y «considerarlos valiosos», sino ser incorporados a los procesos presentes y futuros de conservación y diseño de mejores condiciones de vida en comunidad. Conclusiones El legado cultural que hemos heredado tiene unas dimensiones y complejidad que es difícil de aprehender. Pero además, se trata de un patrimonio dinámico que habrá de ser incorporado a la vida diaria de la sociedad actual, enriqueciéndolo mediante las diferentes aportaciones de las generaciones que lo reciben y transfieren (Rogers, 1965). Entre las aportaciones que la sociedad actual puede realizar, destaca la búsqueda de soluciones que propugnen por el menor impacto ambiental en los procesos conservación y restauración, a partir del aprovechamiento racional de los recursos, pero no como una estrategia para la legitimación de los grupos del poder, sino como una solución real a las necesidades sociales más ingentes. Además de promoverse el rescate y la difusión de las cualidades ecológicas de los bienes culturales, se requiere replantear la utilización de materiales y técnicas de intervención, de manera que sean cada vez más respetuosas con el ambiente y, sobre todo, más vinculadas con las condiciones socio-económicas de cada localidad. Sin embargo, se debe tener conciencia de que este tipo de procesos de valoración del patrimonio natural y cultural, no será reconocido tácitamente por todos los sectores de la sociedad. Es de esperar que agentes relacionados con la producción de materiales industrializados o la planificación del territorio bajo el encargo de intereses económicos depredadores, sigan propagando el prejuicio de la vulnerabilidad de los contextos rurales y obsolescencia de la arquitectura histórica y tradicional. Los grupos empresariales que promueven el desarrollo a toda costa y las instituciones públicas que les permiten actuar y que incluso ahora han visto que resulta rentable

«ser ecológicos» porque se cumple con los más altos estándares internacionales, no sólo desconocerán los valores de las arquitecturas locales sino que las verán como una amenaza para sus utilidades. El eje articulador de la relación entre la sociedad y la naturaleza, entre el pasado y el porvenir es la sabiduría tradicional (Guillaud, 2014). Se trata justamente de un acervo que cuenta con el potencial para aportar los elementos que permitan mantener en equilibrio las diferentes fuerzas que buscan satisfacer las necesidades presentes de la sociedad, sin poner en riesgo la posible satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras. Una gestión respetuosa del patrimonio no es la que trata de sacar el máximo provecho del legado cultural sino aquella que lo introduce como motor que conduzca a las comunidades hacia una mayor cohesión social, equilibrio económico, diversidad ecológica y cultural. Esto aplica tanto para la conservación del patrimonio natural y cultural, como para el diseño contemporáneo. El punto de partida se localiza en los procesos de integración de las comunidades herederas del patrimonio en la definición y conservación de su legado (figura 7). Es necesario extraer las enseñanzas de los saberes vernáculos y hacerlas trascender a través de su aplicación en el mejoramiento progresivo de la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras. El estudio de las obras antiguas y de la arquitectura tradicional solamente cobra sentido en la medida en que permite que la sociedad se desarrolle en comunidad y equilibrio con la naturaleza. Bibliografía Frey, P. (2014). «New vernacular architecture vs sustainable development?». En M. Correia, L. Dipasquale & S. Mecca, (eds), VERSUS. Heritage for tomorrow. Firenze: Firenze University Press, 13. Guerrero, L. (2007). «Arquitectura de tierra. Hacia la recuperación de una cultura constructiva», en Revis-

palapa | vol. iii | núm. 1 [17] tercera época | enero-junio de 2015

83

Luis Guerrero || Sostenibilidad y conservación del patrimonio edificado

figura 7. Taller infantil de transferencia de tecnologías constructivas de tierra en San Isidro, Durango. Fotografía: Luis Guerrero.

ta Apuntes, Vol. 20, No. 2, Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 182-201. Guerrero, L. (Coord.) (2009). Artesanos de arquitectura de tierra en América latina y el Caribe, México D.F.: unesco. Guerrero, Luis (2010). «La herencia de la arquitectura tradicional», en Revista Alarife, No. 2, julio-diciembre, Bogotá: Ed. Universidad Piloto de Colombia, 10-28. Guerrero, L. (2014). «Arquitectura vernácula y conservación sostenible», en La Gaceta del Instituto del Patrimonio Cultural, No. 27, Oaxaca: Instituto del Patrimonio Cultural del Estado de Oaxaca, 26-32. Guillaud, H. (2014). «Prólogo». En L. Guerrero, (Comp.), Reutilización del patrimonio edificado en adobe. México D.F.: uam, 24-35. icomos (2008). Carta para Interpretación y Presenta-

84

ción de Sitios de Patrimonio Cultural, Consultado el 19/09/2014 http://www.icomos.org/charters/interpretation_sp.pdf iucn (1980). World Conservation Strategy, Living Resource Conservation for Sustainable Development. Consultado el 12/12/2014 https://portals.iucn.org/ library/efiles/documents/WCS-004.pdf Lovelock, J. (1985).  Gaia, una nueva visión de la vida sobre la tierra, Madrid: Ediciones Orbis. Mayor, F. (2000). Un mundo nuevo, Barcelona: unesco -Círculo de lectores. Novo, M. (2006). El desarrollo sostenible, Su dimensión ambiental y educativa, Madrid: unesco -Pearson Education. onu (1987). Nuestro futuro común (Informe Bruntland). Consultado el 15/12/2014 en http://www.un.org/ es/comun/docs/?symbol=A/42/427 Rogers, E. (1965). Experiencia de la arquitectura, Buenos Aires: Ed. Nueva Visión. unesco (2005). Memorándum de Viena, Patrimonio Universal y Arquitectura Contemporánea. Consultado el 18/03/2015 en https://whc.unesco.org/ archive/2005/whc05-15ga-inf7e.doc luis guerrero Arquitecto, maestro en Restauración Arquitectónica y doctor en Diseño. Profesor-Investigador de la uam-Xochimilco. Jefe del Área de Investigación «Conservación y Reutilización del Patrimonio Edificado». Miembro de la Chaire unesco «Architectures de terre, cultures constructives et développement durable». Expert Member del isceah-comos. Consultor para el Comité de Patrimonio Mundial de unesco. Investiga sobre arquitectura vernácula, construcción con tierra, conservación del patrimonio y diseño sostenible.

palapa | vol. ii | núm. 1 [17] tercera época | enero-junio de 2015

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.