SOCIOLOGÍA Y LITERATURA: EL TEXTO LITERARIO VISTO COMO HERRAMIENTA DE INTERPRETACIÓN SOCIAL A TRAVÉS DE LA ESTÉTICA DE LA RECEPCIÓN DE HANS ROBERT JAUSS

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SOCIOLOGÍA Y LITERATURA: EL TEXTO LITERARIO VISTO COMO HERRAMIENTA DE INTERPRETACIÓN SOCIAL A TRAVÉS DE LA ESTÉTICA DE LA RECEPCIÓN DE HANS ROBERT JAUSS Pamela Erin Mason Ramos

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales Universidad Autónoma de Querétaro

La presente ponencia propone una revisión breve sobre la teoría de la estética de la recepción de Hans Robert Jauss y el planteamiento de su relación con la sociología de la literatura. Mostrando un ejemplo con parte de un análisis trabajado sobre “La sombra del Caudillo” de Martín Luis Guzmán. La extensión no permitirá mayor profundización en algunos de los puntos a tratar, los cuales pudieran resultar interesantes para su discusión más amplia; sin embargo, es una propuesta que puede servir de antesala para un estudio más especializado y extenso que ayude a reforzar las proposiciones para un análisis social de la obra literaria.

Palabras clave: sociología, literatura, teoría, estética, recepción, análisis, texto.

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“El arte es la forma más intensa del individualismo que ha conocido el mundo” Oscar Wilde

Entender los textos literarios como una herramienta útil para la interpretación de realidades sociales específicas es un trabajo que, a pesar de recibir críticas por parte de las ciencias sociales –y la misma Literatura-, lleva años construyéndose desde la perspectiva de distintos autores como Lukács, Bourdieu, Goldmann, entre otros (Sorá, 2008). Esta intención de observar a la literatura como producto de un contexto socio-histórico y cultural específico, es uno de los ejes que constituyen esta rama de la sociología.

Así, en orden por cumplir con los propósitos del presente trabajo, la literatura que será tratada es comprendida como el conjunto de obras escritas que cumplen con las características mencionadas por García Barrientos en su obra

La

comunicación literaria (1999), las cuales hacen referencia a textos que están inscritos en el perímetro de lo poético, lo ficcional o dentro de ambos. Cabe mencionar que no todos los textos considerados literarios presentan dichas características, a lo que el autor señala que “para dar cuenta de ellos hay que admitir, junto a un régimen constitutivo de literariedad, un régimen condicional, que depende enteramente de la valoración (subjetiva) del lector o los lectores y se ve sometido, por tanto, a fluctuaciones de índole histórica y cultural. Ello implica incluir en la literatura textos cuya literariedad (condicional, no inherente) resulta de calidades temáticas ajenas a la ficción o de calidades formales extrañas a la poesía.” (1999, pág. 13) .

Dentro de esa ficcionalidad, la sociología de la literatura pretende reconocer representaciones

sociales

diversas,

mismas

que

pudieran

expresar

la

conformación social, cultural e histórica del contexto particular en el que la obra se Colegio Universitario de la Santa Cruz Facultad de Filosofía 1er Coloquio Estudiantil de Filosofía. Mesa: ‘Estética y Literatura’, abril 2012

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construyó, o que la misma representa. Para entrar en materia, Ricardo Sánchez explica que es “imposible investigar las cuestiones relacionadas con la recepción por el mero análisis de la estructura de la «obra» de arte, sin profundizar en una experiencia estética imprevisible que la desborda, pero que en ningún caso es arbitraria […]” (1999, pág. 213), es decir, más allá de entender la forma de la obra de arte, se debe comprender tanto la experiencia estética que va a despertar en cada espectador, así como la recepción que, a partir de la primera, cada uno de estos desarrollará de manera diversa.

La experiencia estética que Jauss propone consta de tres conceptos básicos en los que puede ser dividida, o entendida: poiesis, aisthesis y catharsis. La experiencia estética entendida como poiesis se refiere, citando a Sánchez, “a la posibilidad por parte del receptor de la obra de arte de entender el mundo no como algo dado que se nos impone, sino como algo que puede ser producido”; es decir, el arte es concebida como fuente de conocimiento, otorgándole al receptor la capacidad de producir él mismo nuevas formas o apariencias a partir de la obra, de tal manera que estas experiencias “suscitan la conciencia de la libertad del sujeto frente a todo lo dado” (1999, pág. 226). El segundo concepto manejado por Jauss se refiere a la aisthesis

como la

apreciación sensible de la obra de arte, en la cual, ésta última “consigue que la percepción se erija en el «modo absoluto de ver las cosas», desmontando mediante esa visión pura y distanciadora los hábitos alienantes sedimentados por las estructuras conceptuales y su repertorio de significados establecidos” (1999, pág. 226). Este tipo de experiencia estética se vincula con un orden de interpretación semántico de la misma, es decir, apelativo a la decodificación que la recepción de la obra crea en el receptor. Al parecer, la forma de experiencia estética más íntima, por llamarla de alguna manera. Por último, la experiencia estética entendida como catharsis, representa un ascenso a nuevas formas de comportamiento social, “el placer estético que acompaña a la identificación emocional en el arte […] puede ser liberador si significa la apertura de un margen Colegio Universitario de la Santa Cruz Facultad de Filosofía 1er Coloquio Estudiantil de Filosofía. Mesa: ‘Estética y Literatura’, abril 2012

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de libertad frente a constricciones sociales, jurídicas e institucionales […]. El arte, mediante esa función de ejemplar puede promover la purificación de unas normas sociales y la transmisión de otras nuevas.” (1999, pág. 226).

Ya sean temas trágicos o cómicos, la experiencia estética remite, en las tres conceptualizaciones anteriores, al disfrute de lo bello. En este sentido, la experiencia estética apela, desde una postura existencialista, a la libertad del ser a través de la recepción de la obra, a través de su goce estético; y dicha recepción permite, por ende, una interpretación de la obra más allá del supuesto propósito primigenio de la misma, a través de la cual, la función social de la obra cobra sentido. Una vez esclarecidas las particularidades de la experiencia estética, factor fundamental para Hans Robert Jauss, resulta posible abordar las demás conceptualizaciones de su propuesta. Así, la estética de la recepción es una teoría que surge con más fuerza en los años 60, sin embargo, se pueden considerar como precursores a esta corriente de pensamiento a Valéry, Walter Benjamin y Sartre, aunque para los fines exclusivos de este trabajo no ahondaré en sus propuestas particulares.

De esta manera, se puede considerar, a partir de la década mencionada, que la propuesta de este pensador alemán, según Ricardo Sánchez, presentó su percepción acerca de la ‘apropiación’ de la obra de arte a través de una propuesta de recepción activa, dejando de lado la idea de la recepción contemplativa que se tenía antes de esta; la cual proponía una relación pasiva entre el espectador y la obra de arte, donde éste último no intervenía más allá de una veneración distante (1999) , misma que le remitía a la idea de contemplación de lo bello -en la obrasin mayor trascendencia, contradiciendo así las características de la experiencia estética ya mencionadas. H.R Jauss propone a través de esta teoría la capacidad del lector de ‘dirigir’ la interpretación de la obra de arte dependiendo de su contexto socio-histórico cultural, así, una misma obra podría presentar una recepción distinta en dos personas que no comparten las mismas realidades temporales. Colegio Universitario de la Santa Cruz Facultad de Filosofía 1er Coloquio Estudiantil de Filosofía. Mesa: ‘Estética y Literatura’, abril 2012

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En su tesis doctoral, Experiencia estética y hermenéutica: un diálogo entre Immanuel Kant y Hans-Robert Jauss (2005), Pol Capdevila i Castells menciona al respecto, que esto no significa que una u otra sean la interpretación correcta, sino que cada una presentaría características interpretativas particulares que le otorgarían un carácter de verdad. Recuperando al mismo Jauss y a Arnold Rothe, Capdevila propone que "la historia de la recepción de la literatura que propone Jauss está naturalmente condicionada por el momento histórico del intérprete y su propio horizonte de expectativas, lo que significa que las preguntas que se dirijan a las obras del pasado cambian con el cambio de los tiempos. Esto significa, para Jauss, que esta historia debe ser escrita en cada generación. Pero esto, más que un problema, es una de las virtudes de la teoría de Jauss, ya que reconoce el problema de los cánones literarios impuestos con el argumento de la autoridad del pasado y

propone una metodología para renovarlos con aquellas obras que

puedan ofrecer nuevas respuestas a lectores actuales” (2005, pág. 34) .

Esta propuesta de análisis filosófico-literario, permite postular la idea de intervención de la sociología sobre las obras literarias y los lectores con el fin de interpretar el carácter social de las mismas. Si la formación sociológica es encaminada hacia los estudios literarios, la experiencia estética que la mirada sociológica experimente, puede ser la base de una interpretación de carácter social que sirva como herramienta para la comprensión de distintos contextos sociales, así como para la identificación de representaciones sociales latentes en las obras. García Barrientos (1999) menciona cómo la recepción literaria no es tal sin el lector; mismo que le da ‘vida’ a la obra literaria; ésta, a pesar de su existencia más allá del primero, carece de sentido si no se le interpreta. Desde esta postura, es la sociología de la literatura una propuesta lectora que pretende, como línea de estudio, usar los campos semánticos propios de la ciencia social para darle tal sentido a las obras. Dice García Barrientos, acerca de las teorías pragmáticas, que han llegado a un punto donde “la lectura no sólo prevalece sobre el texto, sino que casi lo elimina; para sustituirlo” (1999, pág. 55)

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Finalmente, dado que el enfoque aquí presentado se da sobre la literatura de carácter histórico y político, particularmente, debido a su funcionalidad para hablar de las realidades que se esconden bajo los discursos oficiales, resulta favorable poner como ejemplo una parte de un breve análisis hecho sobre un texto cercano tanto literaria como socialmente a la realidad mexicana: La sombra del Caudillo (1957), obra en la que Martín Luis Guzmán hace uso de la ficción literaria como una herramienta primordial para develar las prácticas reales de los gobiernos de países como México. Esta ficción, siguiendo a Juan José Saer, permite jugar con verdades y falsedades que no tocan ni una verdad objetiva, ni una mentira que alcance a tergiversar a la primera; la ficción no se escribe, dice Saer, “para eludir, por inmadurez o irresponsabilidad, los rigores que exige el tratamiento de la ‘verdad’, sino justamente para poner en evidencia el carácter complejo de la situación, carácter complejo del que el tratamiento limitado a lo verificable implica una reducción abusiva y un empobrecimiento” (1997); es decir, se puede considerar la ficción como una herramienta literaria que facilita el esclarecimiento de una realidad de la que muchas veces no se puede hablar libremente. Para continuar con el ejemplo, se puede realizar una comparación contextual sobre ésta obra y la presentada por Fernando Escalante (1995), donde se plasma cómo las relaciones políticas de México han dejado en el olvido a una nación de ciudadanos imaginarios, mismos que se plasman así, invisibles en las decisiones sobre el devenir de un país. Martín Luis Guzmán explica este olvido sobre los ciudadanos desde la perspectiva del político que “vive sobre la tierra” para quien las acciones dependen de la “geografía física” y la “geografía política”, por lo que en este país no se puede esperar que un político sea decente, honrado, como en otros países, ya que aquí “se le ataca, se le desprecia, se le fusila” (1957, pág. 139), mientras que a aquel que es un funcionario “falso, prevaricador y ladrón”, se le otorga “honra y poder, y, si a mano viene, aún puede proclamársele, al otro día de muerto, benemérito de la patria” (pág. 139). Así, aunque en la actualidad los crímenes de Estado dentro del sistema político no son Colegio Universitario de la Santa Cruz Facultad de Filosofía 1er Coloquio Estudiantil de Filosofía. Mesa: ‘Estética y Literatura’, abril 2012

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abiertamente manifestados o reconocidos, es posible observar cómo la obra literaria de este autor resulta casi como realizar una radiografía a las prácticas políticas del siglo XXI. De esta manera, a pesar de la distancia en décadas entre la publicación de esta obra y el momento de su interpretación, es el contexto particular en el que se analiza el que permite desarrollar una nueva –o quizá no tanto- lectura interpretativa de la obra; la cual es respaldada por la ventaja que Jauss permite tomar al favorecer la variabilidad de las interpretaciones. La estética de la recepción es capaz de respaldar el trabajo sociológico sobre la literatura, entendiendo éste como una recepción por parte del o la socióloga que le puede permitir rescatar la función social de una obra literaria –o de cualquier otra clase-, sin dejar de lado su función estética. Es más, precisamente es la función de poiesis dentro de la experiencia estética, la que permite a la sociología producir su propio conocimiento a través del goce estético que la obra pueda generarle, logrando una articulación de saberes que sirvan desde la propuesta de H. R. Jauss, como una nueva historia social de la literatura, de la cual sus resultados puedan alcanzar la crítica literaria desde una mirada más social. La sociología del contenido, recuperada brevemente por García Barrientos, deja claro que, como dice él mismo, “la conexión entre literatura y realidad está hondamente arraigada en individuos, sociedades y culturas a lo largo de la historia” (1999, pág. 33). El trabajo que puede resultar de un análisis profundo de estas diversas propuestas filosóficas,

literarias

y

sociológicas,

pueden

seguir

fortaleciendo

la

interdisciplinariedad en los estudios literarios y sociológicos, permitiéndole al científico social, rebasar las fronteras que el lenguaje académico le ha asignado y entender, desde una recepción diferente, la realidad social.

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Referencias Bibliográficas Capdevila i Castells, P. (2005). Experiencia estética y hermenéutica: un diálogo entre Immanuel Kant y HansRobert Jauss. Barcelona, España: Universitat Autonoma de Barcelona. Escalante Gonzalbo, F. (1995). Ciudadanos imaginarios. México: El Colegio de México, Centro de estudios sociológicos. García Barrientos, J. L. (1999). La comunicación literaria. El lenguaje literario 1. Madrid: Arco/Libros. Guzmán, M. (1957). La sombra del Caudillo. México, D.F.: Compañía General de Ediciones, S.A . Inneraty, D. (2002). Introducción. En H. Jauss, Pequeña apología de la experiencia estética (págs. 9-29). España: Paidós. Saer, J. J. (1997). El concepto de ficción. En J. J. Saer, El concepto de ficción. Argentina: Espasa Calpe Argentina / Ariel. Sánchez Ortíz de Urbina, R. (1999). La recepción de la obra de arte. En V. Bozal , Historia de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas (Vol. II, págs. 213-229). Madrid: Visor. Sorá, G. (diciembre de 2008). JOSEPH JURT. Literatura y Sociología: descubrimiemnto de Pierre Bourdieu. PRÁCTICAS DE OFICIO Investigación y reflexión en Ciencias Sociales(5), 6-11.

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