Sobrevivir en la trinchera: Arqueología del Conflicto en el Frente de San Isidro (Puebla de Lillo, León)

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Descripción

A R Q UEOLE ÓN H ISTO R IA

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L E ÓN

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TR AV É S

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A C TA S MUSEO DE LEÓN

NOVIEMBRE 2013 / MARZO 2014

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AR Q U E O L O GÍA

El presente libro recoge los textos correspondientes al “Segundo Ciclo de Conferencias sobre Historia de León a través de la Arqueología: ArqueoLeón”, celebrado entre los meses de noviembre de 2013 y marzo de 2014 en la sala de exposiciones temporales del Museo de León, coordinado y organizado por esta misma institución. © de los textos, fotografías, ilustraciones y gráficos: sus autores Coordinación: Luis Grau Lobo (director del Museo de León) Proyecto gráfico: menoslobos Portada: petroglifo de Peña Fadiel (Filiel, Lucillo de Somoza) Fotografía gentileza de José Ramón Vega © de la presente edición, 2015 JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN y DIPUTACIÓN DE LEÓN I.S.B.N: 978-84-606-6728-5 Depósito Legal: Le. 146-2015 Imprime: Gráficas Celarayn, s.a. (León)

EDADES MODERNA Y CONTEMPORÁNEA

VÍCTOR BEJEGA GARCÍA EDUARDO GONZÁLEZ GÓMEZ DE AGÜERO Arqueólogos

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SOBREVIVIR EN LA TRINCHERA: ARQUEOLOGÍA DEL CONFLICTO EN EL FRENTE DE SAN ISIDRO (PUEBLA DE LILLO, LEÓN)

1. I N T R O D U C C I Ó N La guerra civil española ha sido uno de los episodios de la historia contemporánea que más bibliografía ha generado, apareciendo constantemente nuevos enfoques y aportaciones. Sin embargo, la aplicación de la arqueología como herramienta de estudio ha tenido una incorporación muy reciente y no falta de controversia, debido principalmente a la identificación de esta de forma casi exclusiva con la recuperación de víctimas de la represión en el marco de la “Recuperación de la Memoria Histórica”. Sin embargo, la denominada arqueología del conflicto, representa un factor mucho más amplio. Grosso modo, podríamos definir la arqueología del conflicto como el estudio de los conflictos intra e intergrupales a lo largo de la historia desde una perspectiva arqueológica (Schofield, 2005; Lynch y Cooksey, 2007; González Ruibal, 2008, 2009, 2010; Robertshaw y Kenyon, 2008; González Ruibal et al., 2010), abarcando aspectos como los campos de batalla, la arqueología militar o los efectos sociales de dichos conflictos. Es la aplicación de esta disciplina al pasado reciente, la que va a potenciar su crecimiento en los últimos años, destacando el estudio de la Primera y la Segunda Guerra Mundial en Europa, si bien en los últimos años la guerra civil española está abriéndose camino dentro de este campo de estudio. Los aportes arqueológicos a través de la excavación y el análisis de distintos elementos de la arquitectura militar (trincheras, búnkeres,

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refugios,…), de centros de represión y de las evidencias materiales, están contribuyendo de forma significativa a la ampliación del conocimiento microhistórico, pero también sometiendo a prueba algunos postulados meramente históricos referentes a cuestiones como el modo de vida, la socialización o las diferencias entre bandos y zonas a lo largo del conflicto desde el punto de vista material. Debido a esto, si bien esta investigación no va a cambiar sustancialmente los conocimientos existentes sobre la guerra, si nos va a permitir comprender mejor el desarrollo de la misma y lo que supuso para la población civil, acercándonos a las personas y alejándonos de la historia de políticos y estrategas. 2. LA ARQUEOLOGÍA DE LA GUERRA CIVIL EN LA PROVINCIA DE LEÓN

La provincia de León cuenta en sus pueblos y montes con una parte importante de las fortificaciones del denominado frente norte astur-leonés o frente de los puertos. Sin embargo, pese a toda esta riqueza patrimonial y la convivencia con ella en nuestros pueblos, estos restos han sufrido un importante abandono por parte de la investigación y de la administración. Este vacío ha sido cubierto por actuaciones particulares que han habilitado ciertas estructuras para su visita, señalizado posiciones y catalogado algunos conjuntos. A este último aspecto hay que destacar a la Asociación Asturiana ARAMA, que ha desarrollado una intensa labor de catalogación, conservación y divulgación del patrimonio militar astur-leonés. Pese a esto, la provincia de León ha sido una de las pioneras en el tratamiento arqueológico de la guerra civil española, si bien en un primer momento la atención se centró en la recuperación de fosas. El estudio de la fosa de Priaranza del Bierzo en el año 2000 (Etxeberría et al., 2002), supuso el germen de este tipo de intervenciones con una base metodológica, y el nacimiento de la Asociación para la Recuperación de la Memoria

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Histórica (ARMH), que ha marcado el camino para el nacimiento de otras muchas. Sin embargo, este tipo de intervenciones en la provincia se han orientado más a la recuperación de restos por parte de los familiares de los represaliados que a la investigación histórica. La convivencia de los arqueólogos con este tipo de restos ha sido habitual, ya que durante la excavación de yacimientos de cronologías más antiguas, se constatan algunos restos de la guerra civil española, como en el caso del Castillo de Alba (González y Vidal, 2001). Sin embargo, esto no ha supuesto un interés por su estudio, sino que eran considerados como intrusiones contemporáneas en el mejor de los casos o, en el peor, como basura. Esta tendencia empieza a cambiar lentamente desde comienzos del siglo XXI, con trabajos como la revisión de las investigaciones arqueológicas sobre el Castillo de Alba (La Robla, León) que permite reinterpretar el yacimiento de El Bufo, identificado erróneamente con el propio castillo, y asociarlo a fortificaciones de la guerra civil española (González y Vidal, 2001). Estos trabajos irán cobrando fuerza desde mediados de esa década. Así, en el año 2008, se publicará una reflexión sobre los restos de la guerra en Laciana (Alonso González, 2008) que supone la primera aportación desde los postulados teóricos de la arqueología del conflicto en León. Ese mismo año también saldrá a la luz uno de los trabajos más importantes hasta el momento sobre los restos arqueológicos del frente de guerra en León, de nuevo gracias a la labor de aficionados (González et. al., 2008). Ésta publicación supone la primera recopilación de restos bélicos del frente astur-leonés, asumiendo un formato didáctico al enlazarlos mediante rutas de senderismo. Este creciente interés por la arqueología de este conflicto culminará en el año 2011 con la excavación que planteamos los aquí firmantes en el frente del puerto de San Isidro (Puebla de

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Lillo, León). Esta intervención estaba integrada en el proyecto “Arqueología del fascismo: materialidad y memoria”, financiado por el CSIC y el proyecto “Ruin Memories Project” del Norwegian Research Council (Kulver Program) y dirigido por Bjonrnar Olsen (Tromso Universitet), cuyo responsable en España era Alfredo González Ruibal. Entre los días 9 y 14 de septiembre combinamos excavación, prospección y fuentes orales, así como la realización de jornadas de puertas abiertas, excursiones y conferencias para acercar a la comunidad este patrimonio. En las siguientes páginas procederemos a comentar brevemente los resultados de esta intervención. En los últimos años, desde la Administración, se ha empezado tímidamente a proteger estos restos mediante la catalogación de los mismos y su inclusión en los planes urbanísticos de los distintos municipios. Por otro lado, hay que destacar la iniciativa del Ayuntamiento de La Pola de Gordón, que, en una iniciativa única en la provincia, inauguró en el año 2013 la señalización y valorización de varios tramos de frente en el municipio. Hay que destacar en este proyecto la colaboración de ARAMA, al que ha aportado un importante contenido histórico, incorporando fotografías, mapas y documentación antigua de este frente. Sin embargo, pese a estos pequeños pasos que van introduciendo a los vestigios de la Guerra Civil dentro los bienes patrimoniales, sigue existiendo un importante olvido. La acción de furtivos, que están alterando y destruyendo importantísima información sobre la vida en los frentes, la falta de una catalogación exhaustiva, así como de una mayor implicación por parte de los organismos competentes, provoca que este patrimonio siga cayendo en el olvido y en ocasiones sea destruido. Poco después de haber catalogado e informado a la Junta de Castilla y León de algunas de las estructuras militares del frente de Puebla de Lillo, la construcción de un tendido eléctrico dañó y sepultó parcialmente parte de uno de estos com-

plejos, conocido como Las Fuentes (Puebla de Lillo, León). A este caso aislado hay que añadir las repoblaciones forestales, que están arrasando todo vestigio de este periodo histórico. 3. LA ARQUEOLOGÍA DEL CONFLICTO EN EL SECTOR DE SAN ISIDRO

3.1. Buscando escenarios para la historia: la prospección Uno de los objetivos principales del proyecto era la catalogación de las estructuras de la Guerra Civil para informar a la Administración de su localización y de este modo lograr su conservación, así como para estudiar la configuración del frente. La combinación de excavación y prospección, así como la brevedad de la campaña, impidió realizar una prospección intensiva de la zona, aunque pudimos catalogar diversas posiciones en torno al valle del río Silván. De este modo conseguíamos sacar de los libros el desarrollo del conflicto y trasladarlo al terreno, recomponiendo algunas piezas del puzle histórico (figura 1). La fortificación en Puebla de Lillo se va a ver condicionada por la orografía, ya que el acceso al puerto de San Isidro pasa por un amplio valle flanqueado por crestones cuarcíticos donde se situarán las posiciones (González y Bejega, 2012), lo cual va a condicionar las acciones bélicas en la zona. El frente republicano se va a configurar en tres líneas: puestos avanzados en torno a los accesos por carretera, una línea de frente continua y una retaguardia con zonas para la estancia de los soldados. Por lo que se refiere a los sublevados, el sistema de fortificación es totalmente diferente y se aprecia una menor fortificación localizada en las zonas altas en torno a Puebla de Lillo (González y Bejega, 2012). A continuación veremos algunos de estos lugares. 3.1.1. Las Fuentes y Castiltejón Ambos lugares se encuentran en dos cerros junto a la carretera de subida hacia Isoba, suponiendo

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Figura 1. Localización del frente del puerto de San Isidro (Puebla de Lillo, León). página siguiente: Figura 2. Planimetría y vista general de Castiltejón.

la primera línea de defensa republicana. En Las Fuentes localizamos un tramo de trinchera que circunvala el pequeño cerro, así como varios refugios de planta cuadrangular. En cuanto a Castiltejón, el conjunto defensivo era mucho más complejo, con la existencia de un tramo de trinchera en zigzag que ascendía hasta la cima donde se bifurca rodeándola, contando con la presencia de más de cinco refugios de planta rectangular y cuadrangular, un puesto de tirador en “T”, un pozo de tirador, una casamata de piedra, y una galería excavada en la roca con dos brazos terminados en dos aspilleras cada uno, siendo utilizado posiblemente como observatorio. De Castiltejón trataremos con mayor profundidad en los siguientes apartados ya que fue objeto de excavación arqueológica (figura 2).

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3.1.2. Minas de talco Al norte de Castiltejón, y ocupando las viejas instalaciones de la mina de talco se encuentra el autentico frente. Este está formado por una línea de más de diez parapetos que coronan la cresta rocosa sobre la mina de talco de San Andrés, lo que motiva el escalonamiento de las estructuras. Estos están realizados en piedra caliza a hueso con una altura media de 1,40 m, y una anchura de 70-80 cm, presentando diversas aspilleras. Su longitud se encuentra entre los 6-7 m. Justamente detrás, y ocupando los edificios de la antigua mina (hoy prácticamente desaparecidos), se encontraba un puesto de mando, hospital y zona de descanso de tropas (Fernández Trillo, 2012). De las estructuras que se conservan está el polvorín de la mina, de planta cuadrangular,

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construido en ladrillo macizo y revestido de hormigón. Del resto de edificios únicamente se conserva un tramo de muro de piedra y un sótano abovedado con cubierta de ladrillo macizo. Según se desprende, tanto de la documentación de época como de la prensa del momento, este fue uno de los puntos desde donde salió la ofensiva republicana de mayo de 1937 sobre Puebla de Lillo, siendo estas unidades las encargadas de tomar la sierra de Rebollares (Gaspar, 1937; Gárate, 1978; González y Bejega, 2012). 3.1.3. La Granda El pico La Granda supone uno de los montes de mayor altura que rodean el valle del Silván. En las faldas de este pico se encontraron multitud de restos que conectarían con la posición de la mina de talco, como parte de esta línea continua de frente. En este lugar pudimos localizar varios tramos de parapetos realizados en caliza a hueso a lo largo de toda la ladera. En la cima se pudo observar la presencia de parapetos, pozos de tirador y una línea de trinchera en zigzag que rodea la cumbre. Además se documentó un complejo conjunto de estructuras de piedra adosadas. Su posición a la retaguardia de la línea de frente hace posible su función como área de descanso y alojamiento de tropas. Además, también se documentó un pilón de agua realizado en hormigón, así como una galería fortificada que conecta con dos casamatas circulares de hormigón. La entrada de la galería está a su vez protegida por un muro de caliza a hueso, en el que se constata la presencia de cuatro troneras. En el interior de la galería, las paredes se encuentran revocadas de argamasa y de piedra, mientras que el techo presenta un entibado de madera similar al utilizado en la minería. La galería da acceso a dos casamatas circulares de hormigón, que presentan tres troneras de fusilería en la parte superior, y una aspillera en la parte central, posiblemente para una ametralladora Colt 1895/1914 (Feito y Mortera, 2009).

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3.1.4. El Viular y Valerianes Dentro del mismo cordal, en la ladera que va a dar a Cofiñal, se documentaron otras dos posiciones que vendrían a configurar la línea de frente republicana. En Valerianes se localizaron varias cuevas, refugios de piedra y parapetos, existiendo abundante material de la época en superficie. En cuanto al Viular, se pudieron documentar varios conjuntos de estructuras. De este modo, en la ladera que controla el valle del Silván, se localizaron dos trincheras en zigzag. Una de ellas correspondería con una trinchera de comunicación, con varios ramales transversales a las cotas de nivel y que comunicarían el complejo de trincheras con la ladera sobre el valle de Cofiñal, donde se localizo un complejo habitacional. En este punto se pudo constatar la presencia de más de nueve estructuras excavadas en el terreno, con una planta rectangular, destacando una gran estructura orientada este-oeste y dos pequeñas y alargadas que podrían corresponder con letrinas. Ambos conjuntos se encontraban altamente afectados por las labores de reforestación realizadas en la zona. Desde estas posiciones se produciría el ataque republicano sobre el cerro del Canto en la operación de mayo de 1937 (González y Bejega, 2012). 3.1.5. Alboleya Este fortín estaría ubicado en la carretera que comunica Puebla de Lillo con Isoba, en la zona más estrecha del valle, formando lo que sería una línea de retaguardia para controlar el acceso por carretera. Esta estructura se compone de dos tramos de galería cubierta y con aspilleras, encontrándose unidos entre sí ambos tramos por una cueva excavada en la roca. Los dos tramos de galerías se encuentran fabricados en hormigón armado con ferralla de refuerzo y un sistema de encofrado mediante tablas. Presenta dos entradas, una por cada lateral, estando configuradas por un

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parapeto de hormigón de morfología curva que protegía la puerta de entrada. El exterior de la entrada del segundo tramo, se encuentra parcialmente derruido, conservando únicamente una tronera completa y dos semiderruidas. Las galerías cuentan con catorce aspilleras para fusilería, si bien en uno de los tramos se documentó también un puesto para armas automáticas (figura 3). En las paredes del fortín se conservan varias inscripciones de la época en las que documentamos varios nombres de combatientes, así como la fecha de construcción de la estructura (20 del 8 del 37). Pocas semanas después de esta fecha el frente fue roto por las tropas sublevadas, quedando ocupada esta posición apenas un mes más tarde de terminarse (Martínez Bande, 1972; Salas Larrazábal, 1986; Álvarez y Serrano, 2010; González y Bejega, 2012).

3.1.6. Pico del Águila y cerro de la Cruz Al este de Puebla de Lillo se encuentra la sierra de Rebollares, uno de los puntos clave del conflicto en la zona. Ya a principios de la guerra en esta zona se produjo el primer ataque republicano que llegará al Torreón de Puebla de Lillo (González y Bejega, 2012), si bien será durante la ofensiva de mayo de 1937 cuando cobre una gran importancia. En esta sierra se producirían intensos combates ante el intento republicano de cortar la carretera de Boñar y tomar el pueblo. Estas posiciones van a ser ocupadas desde un primer momento por los sublevados que aplican el mismo criterio que en otros frentes coetáneos (Castellano, 2004), construyendo una fortificación ligera con varios parapetos en el cerro de la Cruz, donde según las fuentes del momento, se situaría un arma automática ya desde octubre

Figura 3. Planimetría del fortín de Alboleya (Puebla de Lillo, León).

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Figura 4. Ofensiva final sobre el frente del puerto de San Isidro (Puebla de Lillo, León) en septiembre de 1937.

de 1936 (Gaspar, 1937: 4; González y Bejega, 2012). De los enfrentamientos de mayo se conservan dos tramos de trincheras en zigzag a lo largo de la ladera sur, que podrían corresponder a los avances republicanos. Además de estas estructuras se documentaron varias casamatas de piedra, galerías en la roca y un observatorio excavado en una cresta rocosa, desde el que se describe la caída del frente en el Diario de León en septiembre de 1937 (González y Bejega, 2012) (figura 4). 4 . E X CAVA N D O T R I N C H E R A S

4.1. Sondeo 01 A los pies del cerro de Castiltejón, junto a la trinchera de ascenso a la cumbre, se localizó la presencia de un refugio excavado en el sustrato

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con una planta rectangular y una orientación sureste-noreste. El lateral noreste presentaba un rebaje en la roca en forma de “V” que conectaba con la trinchera en zigzag, siendo el acceso al refugio. En el lateral sureste también se documentó un rebaje en la roca con unas dimensiones mayores (1 m de longitud) y con una morfología rectangular. Está orientado hacia el noreste del cerro, controlando el camino (según parece existente desde épocas más antiguas) pudiendo corresponder con una aspillera (figura 5). Al norte se encontraba un parapeto formado por tierra y cascotes de diferente tamaño construido con la tierra extraída del refugio. Presenta forma de media luna, cubriendo el lateral norte del abrigo, así como parte de los laterales noroeste y sureste (hasta la entrada y hasta

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el comienzo de la tronera). Su presencia en esta zona coincide con la caída de la pendiente, por lo que esta estructura cobra una doble función: por un lado sirve de protección, mientras que por el otro eleva el terreno homogeneizando la altura interior del abrigo y facilitando su construcción al no ser necesario profundizar más. El parapeto va

ganando altura desde los extremos hasta el centro, donde alcanza su punto más alto. La estratigrafía registrada nos sugiere que una vez finalizado su uso el lugar fue abandonado, sedimentándose de forma natural. Este hecho también puede explicar la ausencia de material y la dificultad de definir un suelo de ocupación.

Figura 5. Planimetría del refugio 1, excavado en el sondeo 01 de Castiltejón (Puebla de Lillo, León).

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4.2. Sondeo 02 El siguiente sondeo se planteó en la cima sureste de Castiltejón, donde se sacaron a la luz diferentes estructuras como un puesto de tirador, un tramo de trinchera y un refugio con cubierta de hormigón. 4.3. Refugio Una vez eliminada la cubierta vegetal que cubría la mayor parte del sector, se definió en planta un bloque de hormigón de forma irregular y que apoyaba en el sustrato geológico en la zona este, mientras que el resto quedaba en el aire, cubriendo parcialmente una estructura en negativo con orientación norte-sur. Esta estructura en negativo tenía una forma oval, con las paredes inclinadas hacia el centro de la estructura.

El interior de la estructura estaba relleno por restos del hormigón descompuesto, documentándose en el tramo norte, debajo de esta capa, un nivel de ocupación de sedimento marrón oscuro, en el cual se recuperaron un número importante de materiales. Entre los materiales hay que destacar varios clavos cuya distribución parece indicar la existencia de una estructura de madera que sustentaría la techumbre. En el centro del espacio se localizaba una estructura de combustión de morfología circular que estaba excavada, los derrumbes de la cubierta de hormigón, formado una cubeta de base cóncava, correspondiente a una hoguera (figura 6). Todo este conjunto parece estar configurando un espacio habitacional, que por los materiales se dataría durante la Guerra Civil, reutilizando

Figura 6. Planimetría del sondeo 02 de Castiltejón, incluyendo un tramo de trinchera, el refugio 2 y un puesto de tirador en “T”.

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lizándose de nuevo en el punto más bajo de la pendiente. En la parte norte pudimos observar una reparación del mismo, posiblemente relacionada con esa segunda fase de ocupación. El tramo sur del parapeto presentaba una zona con una cota más baja que uniría el tramo de trinchera con el refugio, identificándose como la entrada a la estructura.

Figura 7. Restos de cartuchería documentados en el frente del puerto de San Isidro durante la realización del proyecto arqueológico.

parte del refugio anterior, que probablemente fuera destruido durante dicho conflicto. Debajo de todas estas unidades y la parte sur del refugio, se constató la presencia de un único depósito muy homogéneo originado por la descomposición del hormigón. En el lateral noreste se ubicaba un parapeto con unas características similares al documentado en el abrigo del sondeo 01. Estaba formado por sedimento de color amarillento con un importante número de piedras correspondiente a la tierra extraída al construir el refugio, loca-

4.3.1. Trincheras El tramo de trinchera excavado es recto y va siguiendo la ladera hasta terminar en el puesto de tirador en “T” orientado hacia el sureste. El interior de la estructura estaba colmatado por el derrumbe de parte del parapeto. El conjunto estaba excavado en el sustrato geológico presentando una sección en “U”. En el lateral de la trinchera, coincidiendo con la ladera, existía un parapeto formado por sedimento extraído de la excavación de la trinchera. En cuanto al puesto de tirador, también presentaba un parapeto en su parte frontal, orientado al sureste. Este parapeto tenía una forma cuadrangular y estaba bastante erosionado por la acción de la cubierta vegetal, por lo que no conservaba mucha altura. La parte de trinchera excavada tiene una profundidad de unos 35 cm, mientras que el parapeto tiene una altura de unos 40 cm. En el puesto de tirador se recogieron ocho vainas del mismo calibre con orientación sureste-noreste, localizándose siete en el brazo izquierdo y una en el derecho. 5. CUANDO LOS RESTOS Y LOS OBJETOS HABLAN: L A C U LT U R A M AT E R I A L

5.1. Materiales bélicos El estudio de la munición documentada resulta revelador para conocer las diferencias entre ambos ejércitos. En el caso republicano, la mayor parte de la munición y cargadores nos remiten a tres armas: el fusil Mannlicher austriaco de 8mm, el Lebel francés y el máuser español de 7,92mm.

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La munición documentada procede, mayoritariamente, del excedente de la Primera Guerra Mundial, gran parte del cual aparece fechado entre 1916 y 1919, si bien existen algunos ejemplares aún más antiguos, como un proyectil procedente de la guerra ruso-japonesa de 1905. Asimismo, la escasez de munición referida en multitud de fuentes, puede verse reflejada en el elevado número de recargas que aparecen atestiguadas en algunas de las vainas. Por el contrario, si observamos la munición recuperada en el bando franquista, al ya citado máuser español, sumamos el K98 de 7,92mm, una de las armas de élite de la Alemania nazi, cuya munición estaría fabricada entre 1933-1936 y que posiblemente fuera suministrada por la Legión Cóndor (Manrique, 2006) (figura 7). Respecto a otros tipos de armamento, contamos con la localización de un resto de granada

Laffite en la sierra Rebollares. Asimismo, entre el material donado procedente de la zona, se documentó un proyectil de artillería de 105mm, posiblemente de un cañón de montaña Vickers, así como un proyectil de mortero Valero de 81mm. De nuevo, ambas armas eran reglamentarias en el Ejército español antes del estallido de la Guerra Civil, por lo que ambos bandos las utilizaron. También entre los elementos donados contamos con un casco checo, utilizado por el Ejército republicano que, según su descubridor, procedería de la base de Castiltejón. 5.2. Equipamiento personal Entre los restos del equipamiento personal de los soldados, pudimos encontrar algunos elementos significativos. La excavación en Castiltejón permitió documentar dos botones de tipo “balón”, uno de ellos con cubierta de plástico, que solían

Figura 8. Latas de conserva documentadas en el frente del puerto de San Isidro durante la realización del proyecto arqueológico.

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usarse en prendas de abrigo como chaquetones. En El Viular se recuperaron dos suelas, posiblemente vinculadas con zapatillas con corte de tela, muy populares en la época. Además, en Castiltejón apareció una suela de abarca realizada con un neumático Firestone del tipo gum-dipped, de los años 30. 5.3 Alimentación Vinculados con la alimentación, contamos con tres tipos de materiales. Por un lado, tanto en la excavación como en la prospección, se documentaron distintos restos de menaje de cocina. En este caso, en Castiltejón se documentaron algunos restos de escudillas, pero fue en El Viular donde mayor cantidad de restos se localizaron, destacando ollas y cacerolas, tapaderas, espumadera y algún fragmento cerámico que nos remite a botijos y platos. Estos restos representan un amplio abanico de utensilios de cocina, típicos de los años 30 y vinculados más a las cocinas civiles que a las militares. Un segundo grupo de restos lo componen los envases. Entre las latas de conserva documentamos cilíndricas, ovaladas y rectangulares. Es interesante los pocos ejemplares documentados en Castiltejón, lo que podría deberse a los problemas de abastecimiento de los que hablan las fuentes (González y Bejega, 2012). Además de productos vegetales, estas latas solían contener conservas de pescado, tanto de sardinas como de atún (figura 8). La intervención arqueológica proporcionó también un importante conjunto de vidrios, entre los que destacan las botellas de vino, principalmente bordelesas, las más habituales para el embotellado de vino. Además se pudo recuperar un fragmento de boca de una botella de tapón mecánico, muy habituales para las bebidas carbonatadas. El segundo gran conjunto se documentó en El Viular, con los mismos modelos que en Castiltejón, si bien se documentó una botella tipo borgoña. Todas ellas fabricadas en “Gijón Fabril”,

ya que presentan su anagrama en la base. También aquí se recuperó una base de una botella de Pedro Domecq. Es muy posible que, si bien estas botellas en origen contuviesen bebidas alcohólicas, fuesen reutilizadas en el frente como botellas de agua. Finalmente, el tercer grupo vinculado a la alimentación lo constituyen los huesos de animales. El estudio pormenorizado de los restos permitió identificar la presencia principalmente de ganado vacuno, seguido del ovicaprino y las gallináceas. En cuanto a los patrones de fragmentación, es habitual la presencia de pequeños trozos que servirían como complemento en diferentes platos de puchero formados principalmente por legumbres y cereales. Este patrón es muy similar al documentado en Alsacia durante la Primera Guerra Mundial. 6. CONCLUSIONES

A pesar de la abundante bibliografía existente sobre la guerra civil española, la incorporación de nuevos enfoques y metodologías, como la arqueología del conflicto, permite ampliar significativamente el conocimiento del desarrollo de los frentes, así como el modo de vida de los soldados. Resulta sintomático el abandono que han sufrido estos enclaves, lugares de memoria en sí mismos, y que sólo desde fechas muy recientes se haya iniciado su protección patrimonial. Esperemos que las iniciativas que están teniendo lugar en los últimos años en la provincia de León sean el comienzo de la recuperación, estudio y divulgación de este patrimonio. Desde un punto de vista científico, el estudio comparativo de Puebla de Lillo nos permite comprender mejor el desarrollo del conflicto en la zona, con las distintas fases que lo marcaron, así como las diferencias existentes entre ambos bandos, no solo en munición, sino también en abastecimiento, mentalidad y estrategia militar.

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7. AGRADECIMIENTOS

Queremos aprovechar estas líneas para agradecer su trabajo a todo el equipo técnico del Proyecto Castiltejón 2011, así como a su codirector Alfredo González Ruibal y al apoyo del profesor Javier Rodríguez González. Asimismo, al profesor Carlos Fernández Rodríguez, por el estudio de los restos faunísticos. También a todas aquellas personas que, de una u otra forma, han colaborado con sus testimonios, cesiones de material y apoyo. Y a todas las personas que dieron su vida en el frente de San Isidro.

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BIBLIOGRAFÍA

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