Sobre respeto y \"respeto\" en psicoterapia

Sobre "respeto" y respeto en psicoterapia

HISTORIA
Cuenta Eduard Punset en el prólogo al libro de Pere Estupinya "El ladrón de
cerebros", con la finalidad de hacer un símil con la ciencia, que estando
por una playa de Cuba, el guía le sugirió que se ponga las gafas de buceo
para que pueda ver dentro del mar. Ante esta petición, Punset la rechazó
diciendo que estaba bien, sólo caminando por la playa disfrutaba a su gusto
el panorama de la naturaleza y que eso era suficiente para él (¿pedía
respeto a sus preferencias?), el guía volvió a insistir varias veces para
que se ponga las gafas y Punset volvió a rechazarlo, esto ocurrió repetidas
veces...hasta que la insistencia lo convenció e hizo lo que le pidieron.

Al hacerlo cuenta Punset que quedó más que maravillado, estupefacto por la
monumental belleza de lo que vió, los corales, su color, los peces, las
formaciones marinas impresionantes,etc entonces él reflexiona ¿qué hubiera
pasado si hubiese rechazado de plano la "invitación" del guía? sin su
insistencia se hubiese perdido un espectáculo que jamás pensó encontrar.
Refiere que nunca más se contentaría con ver el mar sólo por fuera, esta
experiencia lo estimuló demasiado.

REFLEXIÓN
Creo que ésta brota espontáneamente, como consecuencia natural y lógica de
la historia anterior. Es obvio que cualquier concepto llevado al absoluto
se desvirtúa, ello incluye al "respeto" en psicología y psicoterapia.

Un respeto irrestricto a las creencias y proceder de la persona que
consulta forma parte del proceso de tergiversación que he señalado.

Como dice Robine, hay que tomarse el tiempo necesario y trabajar la
relación, quedarse hasta donde sea posible en el pre-contacto para que
luego venga lo que tenga que venir, pero ¿y si aún así el consultante
rehúsa realizar un ejercicio, no acepta una prescripción, se afirma en su
modo de pensar que está relacionado con la dificultad que viene a explorar?
¿lo dejamos así como está por "respeto" a su "marco de referencia interno"
conservando el estatus emocional por el que vino a consultar?

Naturalmente, no estoy proponiendo manejar las cosas de modo que lo
obliguemos abiertamente a hacer lo que no quiere hacer,pero definitivamente
se puede usar una comunicación persuasiva, cierto nivel de presión sutil
(todo terapeuta debe tener "poder"), usar la imagen de autoridad que
tenemos,etc. es decir TODOS los mecanismos normales de influencia
interpersonal que describe la psicología social pero que cierto sector de
"psicólogos humanistas" rechazan porque no aceptan "restringir la libertad"
del paciente...

A veces el neurótico, es como el adicto a las drogas ( o como el mismo
Punset en su historia) es decir por "seguridad" prefieren alejarse de la
novedad (nueva información propuesta por el terapeuta) con la consecuencia
de limitar su crecimiento personal.

En el caso específico de las adicciones, por ejemplo, los pacientes tienen
problemas para manejar dinero y es recomendable y "terapéutico" ser muy
cuidadosos o desconfiados respecto a este tema. Sin embargo, cuando el
consultante avanza en su terapia y logra mayor conciencia y autocontrol,
incluso llega a agradecernos por haber procedido de esa manera, actitud que
en ese momento pudo haber sido interpretada como "muy desconfiada" y
"ausente de apoyo", esta habilidad para frustrarlo en ese aspecto es
indispensable aunque parezca "duro".

No es "faltarle el respeto" a la persona sino a su creencia, a su
"interrupción del contacto" , a su "operación de seguridad" como diría
Harry Stack Sullivan, comenzamos a hacerlo cuando le pedimos al consultante
que "se atreva" a hacer lo que no hacía antes, a aplicar cierto grado de
presión para que de ese paso que tanto ha postergado, a dirigirse otra vez
a su padre o madre en caso estas figuras estén involucradas en su
problemática aún cuando se muestre reacio a hacerlo, cuando insistimos en
que acepte hacer un ejercicio que evita con fuerza ("mira, vamos a hacer
esto, veamos qué sucede, vamos anímate, etc) ,etc… obviamente debe ser una
presión o insistencia estratégica, si éstas lucen como tales, lo único que
lograremos es más reactancia, recelo o rechazo.

Considero que no debemos olvidar que si bien nuestros consultantes no son
"enfermos" en el sentido clásico del término, sí son personas que , hasta
cierto punto, han perdido la capacidad de manejarse por sí mismos, como
diría Perls, ya no es eficiente "su técnica" para manejarse en su entorno y
con los demás, por tanto, necesitan aprender a actualizar la misma, es en
ese proceso que se niegan a tomar riesgos que podrían generar nuevas
percepciones de su propia situación, y todos conocemos la actitud natural
de un ser humano frente a un riesgo: el miedo. Tratar que ellos lo asuman
racionalmente es una tarea difícil y complicada, sin embargo, amparados en
el vínculo con el terapeuta se pueden animar… y en muchos casos, sólo
necesitan ese "empujón" para salir adelante, después del proceso se dan
cuenta que era necesario transitar ese momento difícil, confrontativo , en
la que se hizo algo nuevo "sólo porque ud lo pidió ( él no quería
hacerlo)". El respeto, entonces, viene de contribuir a obtener un mayor
aprendizaje y crecimiento personal antes que de sólo "dejar ser".

En este punto suelo recordar a Watzlawick cuando decía en "El arte de
amargarse la vida" que uno de los pilares para lograr ese "objetivo"
(amargarse la vida) es ser siempre "fiel a sí mismo", es decir a nunca
cambiar la línea de comportamiento que la persona cree que refleja su
"auténtico yo", con lo que se asegura permanecer siempre igual, por tanto,
tener asegurado no cambiar y mantener los problemas ad infinitum, lo que
genera a su vez rechazar cualquier indicación en una dirección diferente a
ese "sí mismo" ( no confundir con la vocación gestáltica de buscar la
autenticidad como objetivo terapéutico, este es otro tema, por ejemplo un
introvertido nunca se convertirá en un extrovertido, deberá aceptarlo, pero
sí puede, respetando esa estructura personal - que no cambia- , adquirir
recursos y habilidades para manejarse mejor socialmente)

Debemos ser más que cuidadosos con la teoría que manejamos, nadie (ni
psicólogo ni psicoterapeuta) es inmune a las introyecciones o al hecho de
asumir acríticamente una idea sólo porque forma parte del status quo
ideológico de la perspectiva terapéutica que abraza, ese tipo de prevención
no debe terminar con la formación sino ser permanente. Por ejemplo, algunos
colegas asumen la fenomenología casi sin reservas (¿introyecto?), como
cuando sostienen que "una experiencia es personal y nadie más que la misma
persona puede conocer" como si la misma fuese una burbuja impenetrable que
vuelve imposible su conocimiento (esto no excluye el tinte personal que
siempre tiene), lo cual es descartado no sólo por la experiencia directa o
contacto con un interlocutor hábil sino también por la misma investigación
científica (http://www.tendencias21.net/Cada-emocion-presenta-un-patron-
unico-que-la-delata_a40164.html?TOKEN_RETURN )

Todos debemos respetar a nuestros maestros, pero es nuestra obligación
profesional y existencial seguir caminando incluso en direcciones
desconocidas para ellos.

Si Watzlawick tenía como principio que "es imposible no comunicar",
deberíamos decir que la situación terapéutica es parte del mundo social y
en ella " es imposible no influenciar" aún cuando tengas en la mente la
idea que el "otro es como es"