Sobre Monchique, Monteagudo y Alferce. El poblamiento de Munt Šāqir (Serra de Monchique) en época andalusí (siglos VIII-XIII)

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Descripción

ALHADRA REVISTA DE LA CULTURA ANDALUSÍ Fundación Ibn Tufayl de Estudios Árabes Vol 2 (2016) CONSEJO EDITORIAL: Director: Jorge Lirola Delgado (Universidad de Almería) Secretario: Robert Pocklington (Fundación Ibn Tufayl) Vocales: Patrice Cressier (CNRS. Universidad de Lyon II) Waleed Saleh Alkhalifa (Universidad Autónoma de Madrid) CONSEJO ASESOR Juan Pablo Arias (Universidad de Málaga) Jaafar Ben El Haj Soulami (Universidad de Tetuán. Marruecos) Julia Carabaza Bravo (Universidad de Granada) Pedro Chalmeta (Universidad Complutense de Madrid) Federico Corriente (Universidad de Zaragoza) Ignacio Ferrando (Universidad de Cádiz) Pierre Guichard (Universidad de Lyon II. Francia) Richard Hitchcock (Universidad de Exeter. Inglaterra) Salvador Peña Martín (Universidad de Málaga) Julio Samsó (Universidad de Barcelona) Fatima Tahtah (Universidad Muhammad V de Rabat. Marruecos) Fernando N. Velázquez Basanta (Universidad de Cádiz) Suscripciones, pedidos, correspondencia y libros para reseñas: Fundación Ibn Tufayl de Estudios Árabes C/ Al-Andalus, 9 04008 Almería correo electrónico: [email protected] ISSN: 2444-5282 Depósito legal: AL-1124-2015 Maquetación de los textos: Robert Pocklington y Jorge Lirola © Para la publicación: Fundación Ibn Tufayl de Estudios Árabes © Para los textos: los autores

Alhadra. Revista de la Cultura andalusí se publica en un único volumen con carácter anual, se inspira en la labor que inició la revista Al-Andalus (1933-78) y complementa y apoya la realización de las diversas obras que componen la Enciclopedia de la Cultura Andalusí, en particular la ya elaborada (Biblioteca de al-Andalus). Publicación promovida y financiada por la Fundación Ibn Tufayl de Estudios Árabes como parte integral de su proyecto científico de investigar, sistematizar y difundir la producción cultural de al-Andalus. Alhadra es un arabismo poco conocido derivado de al-Jaḍrā’, la verde, del mismo modo que Alhambra, la roja, lo es de al-Ḥamrā’. Los árabes utilizaron el término en diversos topónimos, tanto mayores como menores, entre ellos el de Algeciras (al-Ŷazīra al-Jaḍrā’, la Península Verde), el puerto en el que desembarcaron las primeras tropas en el año 711. Sabido es que el verde es un color muy del gusto de los árabes y musulmanes al simbolizar la vegetación tan querida en especial por gentes originarias del desierto. Con la reivindicación de este arabismo no pretendemos idealizar al-Andalus como un “paraíso” verde, si bien hemos de reconocer que, en parte, el tópico responde a una realidad y es que la cultura árabe en la Península Ibérica expandió una agricultura intensiva con un buen aprovechamiento de los recursos hídricos a través de aljibes y acequias lo que hizo que el verde fuese un color que brilló en muchas de las huertas que se cultivaron en aquella época. De ahí que los andalusíes mostraran en sus poemas una especial predilección por la naturaleza y a través de sus versos se compruebe el amor profundo que sentían por sus jardines, de cuyos encantos también sabían gozar. Así se explica el desarrollo de la agronomía y la botánica, como el de otras tantas disciplinas, según se ha constatado en la obra Biblioteca de al-Andalus.

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CONTENIDOS Los primeros 46 años de economía andalusí (II) Pedro CHALMETA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 Sobre M onchique, M onteagudo y Alferce. Datos sobre el poblamiento de M unt Šāqir (Serra de M onchique) en época andalusí (siglos VIII-XIII) Virgilio MARTÍNEZ ENAMORADO y Fábio CAPELA . . . . . . . . . . . . . . 45 Poesía árabe, clásica y estrófica, en la Almería andalusí (siglos IX-XV) Fernando N. VELÁZQUEZ BASANTA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83 Al-Asnà fī šarḥ asmāʾ Allāh al-ḥusnà de Ibn Farḥ al-Qurṭubī: un tratado sobre los M ejores y M ás Hermosos nombres de Dios en forma de ʿaqīda Xavier CASASSAS CANALS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137 La Revuelta M udéjar (1264-7). Tres años de guerra entre Castilla y Granada Miguel Ángel BORREGO SOTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153 La religiosidad nazarí en época de Yūsuf I (1332-54), según un texto traducido por José Antonio Conde, después llamado ‘Código de Yūsuf’ Susana CALVO CAPILLA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201 Lexemas toponímicos andalusíes (I) Robert POCKLINGTON. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233

A DDENDA & CORRIGENDA A LA B IBLIOTECA DE AL -A NDALUS En torno a los sepulcros de M uḥammad V y de Ibn al-Jaṭīb en Granada Fernando N. VELÁZQUEZ BASANTA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 321

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CONTENIDOS

Nuevas biografías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . [2483] al-Bargawāṭī, Yaḥyà (F. N. Velázquez Basanta) . . . . . . . . . . . . . . . . [2484] Ibn Gardà (o Garday), Abū Marwān (R. Pocklington) . . . . . . . . . . . [2485] al-Mālaqī, Abū Zakarīyāʾ (E. Navarro Ortiz) . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Varia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 355 R ESEÑAS AL-QALṢĀDĪ, ABŪ L-ḤASAN, Šarḥ al-Qalṣādī ʿalà manẓūmat al-Šarrān fī ʿilm al-farā’iḍ (Jorge Lirola) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 363 ANÓNIMO, al-Andalus wa-mā fī-hi min al-bilād (Jorge Lirola) . . . . . . . . . . . 364 Normas de publicación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 365

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Sobre Monchique, Monteagudo y Alferce. El poblamiento de Munt Šāqir (Serra de Monchique) en época andalusí (siglos VIII-XIII) 1 Virgilio MARTÍNEZ ENAMORADO Universidad de Málaga Fábio CAPELA Ayuntamiento de Monchique 0. Resumen En este artículo presentamos un estudio arqueológico y documental de la Serra de Monchique (Algarve, Portugal) en época andalusí. Nos centramos, de manera particular, en la fortaleza de Pedra Branca (que en la actualidad se denomina Castelo do Alferce), con seguridad el principal ḥiṣn/fortaleza de la región a lo largo del período de al-Andalus y mencionado por las crónicas desde el siglo IX. Palabras clave: al-Andalus, Serra de Monchique, Algarve (Portugal), arqueología, toponimia. On Monchique, Monteagudo and Alferce. Settlement in the Munt Šāqir mountains (Serra de Monchique) during the Andalusī period (8th-13th centuries) Abstract: In this paper, an archaeological and documentary survey of the Serra de Monchique/Munt Šāqir (Algarve, Portugal) is presented, corresponding to the Andalusī period. Special attention is paid to the castle of Pedra Branca (known today as the Castelo do Alferce), no doubt the principal ḥiṣn/fortaleza in the region throughout that epoch, mentioned in chronicles from the 9th century onwards. Key words: Al-Andalus, Serra de Monchique, Algarve (Portugal), Archaeology, Toponymy. 1 Para las transcripciones árabes, empleamos el sistema de las revistas Al-Andalus y AlQanṭara del Consejo Superior de Investigaciones Científicas español con dos pequeñas modificaciones para adaptarlo a la fonética portuguesa: la ŷīm la transcribimos como ‘j’ y el sonido “jota” del castellano (jā’) como ‘kh’.

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‫ ﻣﻌﻠوﻣﺎت ﻋن اﺳﺗﯾطﺎن ﻣﻧت ﺷﺎﻗر )ﺳﯾﯾرا‬.‫ ﻣﻧت أﻗوط وأﻟﻔﯾرﺳﻲ‬،‫ﻋن ﻣﻧت ﺷﺎﻗر‬ (‫دي ﻣوﻧﺷﯾك( ﻓﻲ اﻟﻌﮭد اﻷﻧدﻟﺳﻲ )اﻟﻘرن اﻟﺛﺎﻣن إﻟﻰ اﻟﻘرن اﻟﺛﺎﻟث ﻋﺷر‬ :‫ﻣﻠﺧص‬ ،(‫ اﻟﺑرﺗﻐﺎل‬،‫ﻧﻘدّم ﻓﻲ ھذا اﻟﻣﻘﺎل دراﺳﺔ وﺛﺎﺋﻘﯾﺔ أﺛرﯾﺔ ﻋن ﺳﯾﯾرا دي ﻣوﻧﺗﺷﯾك )اﻟﻐرب‬ Pedra \‫ﺑﺷﻛل ﺧﺎص ﻋﻠﻰ ﻗﻠﻌﺔ ﺑﯾدرا ﺑراﻧﻛﺎ‬ ‫ وﻗد آﺛرﻧﺎ اﻟﺗرﻛﯾز‬،‫ﻓﻲ اﻟﻌﮭد اﻷﻧدﻟﺳﻲ‬ ٍ ‫ واﻟﺗﻲ‬،(Castelo do Alferce \‫ )واﻟﺗﻲ ُﺗﻌرف ﺣﺎﻟﯾﺎ ً ﺑﺎﺳم ﻗﻠﻌﺔ أﻟﻔﯾرﺳﻲ‬Branca ‫ اﻟﺣﺻن اﻟرﺋﯾﺳﻲ ﻟﻠﻣﻧطﻘﺔ ﺧﻼل اﻟﻌﮭد اﻷﻧدﻟﺳﻲ واﻟﺗﻲ ورد‬،‫ ﻣن دون أدﻧﻰ ﺷك‬،‫ﻛﺎﻧت‬ .‫ذﻛرھﺎ ﻓﻲ ﺗﺎرﯾﺦ اﻟﻘرن اﻟﺗﺎﺳﻊ ﻋﺷر‬ ،(‫ )اﻟﺑرﺗﻐﺎل‬Algarve \‫ اﻟﻐرب‬،‫ ﺳﯾﯾرا دي ﻣﻧﺗﺷﯾك‬،‫ اﻷﻧدﻟس‬:‫اﻟﻛﻠﻣﺎت اﻟﻣﻔﺎﺗﯾﺢ‬ .‫ ﻋﻠم أﺳﻣﺎء اﻷﻣﻛﻧﺔ‬،‫ﻋﻠم اﻵﺛﺎر‬ 1. El topónimo Monchique Desestimada completamente la opción de explicar Monchique como derivación de Mons Cicus,2 el topónimo fue integrado en la serie a la que sin duda pertenece —Muntšāqir/Munt Šāqir < latín Mons Săcĕr/MONTEM SĂCRUM—,3 que dio lugar al romandalusí Mónte Sácre ‘montaña sagrada’ o ‘monte sacro’— cuando se abordó en el conjunto de topónimos mayores de la Serranía de Ronda, en la misma serie que Montejaque (Málaga), Mojácar (Almería) y Montejícar (Granada)4 (Imagen 1). La existencia de este topónimo revela una relación de sus moradores y de gentes de otros territorios con un espacio orográfico marcado con la distinción de la sacralidad. Existe otra modalidad de estos topónimos, Munt Šant/Monte Santo, de los que también se tiene testimonios escritos en al-Andalus.5 En el caso concreto de Monchique, el motivo que dio sentido al topónimo parece establecerse con claridad a partir de las aguas salutíferas que permitieron la fundación, en la antigüedad, del establecimiento termal de las Caldas de Monchique. Precisamente, el antiguo hallazgo en este lugar de un ara votiva romana que incluye la expresión Aqvi[s] Sacri[s] “a las aguas sagradas” (Imagen 2)6 cobra pleno sentido a la hora de establecer el Pinho Leal, 1875, 376; Carvalho, 1939, 14; Guerreiro Gascon, 1955, 94; Capela, 2014, 25-6. Morán y Parreira, 2010, 906. 4 Martínez Enamorado y Chavarría Vargas, 2010, 206-13; Martínez Enamorado, 2014. 5 El más conocido es Monsanto/Munt Šant, citado por Ibn Ḥayyān y por al-ʿUḏrī, próximo a Alcalá de los Gazules/Qalʿat Khawlān, en la cora de Šiḏūna; véase Martínez Enamorado, Gutiérrez López e Iglesias García, 2015, 322-7. 6 Viana, Formosinho y Veiga Ferreira, 1948; reproducido en: F. Capela, 2014, 106 (fig. 15). Igualmente: Encarnação, 1984, 102, nº 56. 2 3

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remoto origen del topónimo Monchique y otorga, dentro de la serie, singularidad a este caso concreto. Es indudable que esa sacralidad ha de estar, asimismo, en relación con su condición de promontorio montañoso previo al gran finisterrae suroccidental de la península de al-Andalus, el Cabo de San Vicente, donde se emplazaba la legendaria ‘Iglesia de los Cuervos’ (Kanīsat al-Gurāb).

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1 Imagen 1: Mapa con los distintos Munt Šāqir/‘Montes sacros’ de al-Andalus, constatados en las fuentes árabes: 1. Montejaque (Málaga), 2. Montejícar (Granada), 3. Mojácar (ʿAqabat Šāqir) (Almería), 4. Monchique (Algarve, Portugal).

Desde el punto de vista lingüístico, la reproducción mimética de la grafía Muntšāqir/Munt Šāqir en todos los casos refleja una aceptación por parte de los áraboparlantes andalusíes de un término alóctono, al menos en el registro escrito de los cronistas áraboandalusíes. Por lo que respecta a la ulterior evolución, que terminó estabilizada en el topónimo portugués Monchique, advertimos la siguiente secuencia (de la que únicamente disponemos de testimonio escrito para el inicio —en época andalusí— y para el resultado final —que ha pervivido hasta nuestros días— de Monchique): latín MONTEM SĂCRUM > *Mónte Sácre (romandalusí) > Muntšāqir (grafía ar. normalizada) > *Muntšīqir (posible fonética en árabe por la introducción de la imēla) > *Mon(t)chiquer (evolución en portugués) > Monchique (forma final portuguesa). El topónimo Monchique de la época del rey D. José I (1773), cuando se da la elevación a la categoría de villa de la localidad, guarda, por tanto, plena continuidad con el “Munchite” citado en la relación de topónimos del Cruzado anónimo, que más adelante analizaremos. Constatamos, pues, los siguientes fenómenos lingüísticos en esta secuencia MONTEM SĂCRUM > Monchique: ALHADRA, 2 (2016), 45-82. ISSN: 2444-5282

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a) la simplificación del grupo consonántico interior -nt- en -n-, circunstancia que podemos hallar en otros topónimos portugueses con el elemento Munt-7, como Monsaraz o Monsanto; b) la resolución de la prepalatal fricativa sorda árabe -š- en la portuguesa -ch-,8 que también puede ser -x-, lo que explicaría el nombre “Monxique” en la Carta Topográfica de 1773 (de las cuatro leguas entre Portimão y Monchique, con la alineación de los caminos que se deben abrir para la comunicación de ambos pueblos); c) merced a la grafía final portuguesa, observamos la presencia de una imēla de segundo grado (a > i) en la primera sílaba del vocablo Šāqir > Šīqir, lo que implica la vigencia de este fenómeno Imagen 2: Ara votiva romana encontrada en las Calde intensa palatalización en fedas de Monchique (fotografía Fábio Capela). chas bien tempranas (mínimo siglo XII);9 d) la caída en posición implosiva de la -r final, homologándose en ese caso a Montejaque, pero no a Montejícar ni a Mojácar, 10 que preservaron ese fonema final. 2. Monchique en las fuentes árabes Monchique figura en diversas fuentes árabes siempre con la conformación gráfica Munt Šāqir, una vez que aceptemos la propuesta de F. Branco De los restantes Muntšāqir, únicamente observamos un fenómeno similar en Mojácar, donde incluso se aprecia la disolución completa del grupo consonántico -nt-: Mo(nt)jácar. 8 Aunque presente también en castellano, parece ser más frecuente en portugués; cfr. Steiger, 1932, 195-202. 9 Tal vez, en el siglo IX, cuando el lugar aparece citado, ya se articulase de esa manera: Muntšīqir. 10 Todas estas negritas de los puntos 3 y 4 son nuestras [FC e VME]. 7

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Correia11 —seguida, entre otros, por Ch. Picard12 y A. Rei13— de identificar Murjīq14 con Marachique en Castro de Cola (Ourique), localidad a la que estaban vinculados,15 entre otros: el cadí Ibn Šibrīn (m. 503=1110)16 y Murajjà b. Yūnus (m. aprox. 600=1203-4) —ambos procedentes de allí—,17 y además Ibn al-Ṭallā’ (m. 551=1156), quien ejerció el cadiazgo en esta localidad,18 e Ibn Quntullah, que cuando falleció en esa fortaleza en 507=1114 trabajaba supervisando sus fincas (ḍiyāʿ).19

Imagen 3: La región de Silves después de su “tomada” 1189-1191 (in Melo apud Henriques, 2016).

Defendimos, en otro momento,20 que dicho topónimo, nombrado por Yāqūt, era una evolución tardía del primigenio Munt Šāqir, idea que abandonamos ahora para suscribir esta hipótesis, confirmada por un testimonio tan contundente como el de al-Maqqarī, quien emplaza el lugar de Murjīq a 40 millas de Silves: “[el cadí Abū ʿAbd Allāh Muḥammad b. Šibrīn] min ahl Murjīq, ḥiṣn min ḥuṣūn Šilb, bayna-humā arbaʿūn mīlla min al-garb” (‘de la gente Branco Correia, 1998, 198. Picard, 2000, 95. 13 Rei, 2015, 12. 14 Citado en Yāqūt, Muʿjam, ed. Wüstenfeld, V, 103; trad. cast. Rodríguez Lozano, 1977, 81: “Murjîq. Con “u” y después sin vocal; con “i” en el jīm; yā con dos puntos debajo, sin vocal; y qāf. Fortaleza (ḥiṣn) de los distritos fiscales de Ocsónoba, en al-Andalus”. 15 Daremos en todos los casos las referencias contenidas en la monumental obra, coordinada por J. Lirola, Biblioteca de al-Andalus, evitando la reiteración onerosa de las fuentes árabes que mencionan el enclave. Hay que advertir que en todos los casos se identifica Murjīq con Monchique en lugar de con Marachique. 16 Cherif, 2004. 17 Bordes García, 2009, 171. 18 Fuentes, 2007, 478. 19 Documentación, 2012, 365. 20 Martínez Enamorado, 2003, 264. 11 12

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de Murjīq, uno de los castillos de Silves; entre una y otra hay 40 millas, en el occidente de al-Andalus’);21 esta distancia imposibilita el que pudiera tratarse de Monchique.22

Imagen 4: Vista panorámica de la Sierra de Monchique, desde el sudoeste, verificándose los dos macizos sieníticos de Fóia y Picota. (Fotografía: Fábio Capela)

Existe una noticia, bien conocida pues ha sido valorada por distintos investigadores (E. Lévi-Provençal,23 M. Velho24 y Ch. Picard25 entre otros) que supone la entrada de Monchique y su sierra en la historiografía.26 La cita, recogida por Ibn Ḥayyān,27 es sumamente expresiva de la realidad geohistórica de este lugar en torno a la primera mitad del siglo IX. Por los años Al-Maqqarī, Azhār, III, 155. La distancia entre Castro de Cola y Silves es de 66,9 km. 23 Lévi-Provençal, 1986, 139-41, siguiendo el relato de Ibn Ḥayyān, no identifica Munt Šāqir con Monchique: “[…] y acabó por instalarse junto a la ribera del Atlántico, distrito de Ocsonoba, en el distrito de Monte Sacro, no lejos de la actual ciudad portuguesa de Faro”. Fue el primero en manejar el manuscrito del Muqtabis II/1. 24 Velho, 1981. 25 Por dos veces, Picard (2000) no repara en una identificación concreta para el lugar de Munt Šāqir, citado por este investigador francés como Munt Shaqrūh (sic) (pág. 42) y Munt Shāqir (pág. 279), sin relacionar las dos grafías. 26 Por el contrario, no se incluyen referencias a Munt Šāqir en los relatos de De Felipe (1997, 84-7) —aunque sí una amplia relación de fuentes árabes sobre el personaje histórico Maḥmūd b. ʿAbd al-Jabbār b. Zāqila al-Māridī—, ni tampoco en Carballeira Debasa, 2007, 144-5 ni Manzano Moreno, 2006, 322 y 438-9. 27 Aún siendo bastante adecuada la interpretación historiográfica que realizan Grangé (2005), por un lado, y el mismo autor con J. Meulemeester y J. Dewulf (Meulemeester, Grangé y Dewulf, 2006) por otro, mantenemos alguna que otra discrepancia sobre su valoración arqueo-histórica que se expondrá más abajo. 21 22

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218-20 (=833-5), un jefe (rabb) beréber del gran tronco de los Maṣmūda, de nombre Maḥmūd b. ʿAbd al-Jabbār b. Zāqila al-Māridī (‘de Mérida’), se levantó contra el poder de Córdoba, haciéndose fuerte en Mérida y Badajoz. Desde allí, en un proceso de desplazamiento geográfico bien conocido para esas fechas en distintos lugares de al-Andalus, decidió encaminarse hacia: [...] la vecina cora de Ocsónoba (kūrat Uškunūba [sic]) a causa de su fertilidad, inaccesibilidad de sus montañas (manʿat jibāli-hā) y lejanía de sus enemigos.28

Es evidente que esas montañas inaccesibles son básicamente las Sierras de Monchique, Fóia y Picota. Como quiera que el rebelde no contaba con el apoyo de las gentes de Beja, y que el ejército omeya lo hostigaba insistentemente, terminó refugiándose: [...] con los suyos (maʿa ahli-hi) en Monchique/Munt Šāqir, montaña bien defendida, cerca del mar (wa-huwa al-jabal al-manīʿ allaḏī yuqribu min al-baḥr), donde permaneció largo tiempo.29

Imagen 5: Vista panorámica de la Sierra de Monchique, desde el sudeste, verificándose el lugar de implantación del Cerro del Castelo de Alferce. (Fotografía: Fábio Capela)

En el año 220 (=835) el emir efectuó una expedición por todas las coras de Garb al-Andalus —que pacificó— quedando, sin embargo, la región de Maḥmūd b. ʿAbd al-Jabbār protegida de la incursión “a causa de la inexpugnabilidad de sus altas montañas (li-imtināʿi-hi bi-jibāli-hā al-šāhiqa)”.30 FiIbn Ḥayyān, Muqtabis, II/1, ed. Makkī, fol. 182r; trad. cast. de Corriente y Makki, 300. Ibn Ḥayyān, Op. cit., ed. Makkī, fol. 182v; trad. cast. de Corriente y Makki, 303. 30 Ibn Ḥayyān, Ibidem. 28 29

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nalmente sería desalojado por gente leal de las sierras del barlovento algarviense en 223 (=838), por lo que hubo de huir hacia Jillīqiya (Galicia).

Imagen 6: Localización del sitio arqueológico del Cerro del Castillo de Alferce, en la vertiente oriental del macizo sienítico de Picota (Grangé, 2005: adapt.).

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Más tarde, en 884, se produce otro episodio de sedición cuyo escenario fue la ‘montaña sagrada’ del occidente andalusí. Entonces, otro rebelde, el célebre muladí ʿAbd al-Raḥmān b. Marwān al-Jillīqī, se vuelve a hacer fuerte en la montaña que se llamaba Munt Šāqir “y en toda la montaña algarveña (dakhala Ukšunūba wa-ḍabaṭa bi-hā jabalan yuqālu la-hu Munt Šāqir fa-jabal alGarb kullu-hu)”,31 en la Cora de Ocsónoba. Finalmente, y antes de proceder a establecer unas conclusiones sobre este episodio narrado por Ibn Ḥayyān e Ibn al-Qūṭīya, advertimos que no hallamos la referencia a Munt Šāqir en la edición del Muqtabis II/2 de 1973 del profesor egipcio Maḥmūd ʿAlī Makkī, a la que se refieren los autores de los trabajos en torno a la fortaleza de Pedra Branca (que también se denomina Castelo do Alferce).32 Por lo demás, no parece posible que Ibn Ḥayyān recogiera esta noticia en su Muqtabis II/2, toda vez que los años que se relatan en esa edición van del 232 al 238 (=846-53) y la revuelta de ʿAbd alRaḥmān b. Marwān al-Jillīqī aconteció en los años finales de esa novena centuria. Aún separadas entre sí por varias décadas, las dos noticias guardan una estrecha relación: 1. La Sierra de Monchique y toda la montaña algarveña se convirtió, durante más de 50 años, en un escenario en el que distintos rebeldes que cuestionaban la autoridad de los omeyas de Córdoba se refugiaron, convirtiéndose en un verdadero maʿqil/fortaleza desde el cual hostigar a la ‘gente de la lealtad’. 2. Como ha sido puesto de relieve por el equipo franco-belga que excavó en Pedra Branca,33 todos los testimonios coinciden en describir un amplio territorio natural o nāḥiya caracterizado por su fragosidad e inexpugnabilidad, y cercano al Océano Atlántico, antes que un sistema integrado y coherente de ḥuṣūn/castillos construido para la ocasión, lo que parece tener refrendo en la escasez de fortificaciones coetáneas. De hecho, sólo tenemos constancia de aquella de Pedra Branca en Alferce, mientras que ninguno de los autores árabes que describen este episodio emplean el término ḥiṣn (o su plural ḥuṣūn) o similares en su relato, tal como ya advertían Meulemeester, Grangé y Dewulf.34 Ibn al-Qūṭīya, Ta’rīkh, ed., 89; trad., 75. Grangé, 2005, 161; Meulemeester, Grangé y Dewulf, 2006. 33 Meulemeester, Grangé y Dewulf, 2006, 278. 34 Meulemeester, Grangé y Dewulf, 2006, 277. 31 32

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Imagen 7: Localización del sitio arqueológico del Cerro del Castillo de Alferce y de la población de Alferce. (Recurso obtenido de Google Earth.)

3.

El investigador francés que excavó en el lugar de Pedra Branca llegó a decir que les toponymes en munt-, d’origine préislamique, sont presque toujours assimilés a des ḥuṣūn,35 lo cual, como hemos tratado de demostrar en varias ocasiones,36 es contrario a la evidencia empírica que resume a la perfección Yāqūt: “Según al-ʿAbdarī, Munt es el nombre de ‘monte’, y están relacionados con él todos los lugares [montañosos], como diciendo monte tal y tal”;37 por consiguiente, la presencia del término romance Munt no implica aquí, ni en otros muchos contextos, ‘fortificación’, primando el aspecto corográfico y descriptivo sobre el castral y poliorcético. En estas noticias, la montaña es la que cobra un particular protagonismo. En otras referencias sobre la región de Silves, esa sierra —aunque mencionada— apenas si es descrita de una manera muy general. Por ejemplo, al-Ḥimyarī dice, sin nombrar Muntšāqir/Monchique, que Šilb/Silves “tiene una gran cadena montañosa donde abundan los pastos naturales y las aguas corrientes (la-hā jabal ʿaẓīm munīf, katīr al-masāriḥ wa-l-miyāh) y en la que [la producción de] madera es muy destacada (wa-

4.

Grangé, 2005, 161. Sobre ello, entre otros trabajos: Martínez Enamorado, 2003, 262-5. 37 Yāqūt, Muʿjam, ed. Wüstenfeld, V, 207; trad. cast. ʿAbd al-Karīm, 290. 35 36

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l-ʿūd bi-jibāli-hā katīr)”.38 En el Ḏikr bilād al-Andalus, por su parte, a las sierras más próximas a Silves se les aplica el calificativo toponímico de Jabal al-Janna (‘montaña del jardín/paraíso’),39 lo que parece más bien un recurso poético. Las similitudes con las descripciones del lugar de Bobastro/madīnat Bubaštar o Bubaštru —con anterioridad a la acometida en su fortificación efectuada por ʿUmar b. Ḥafṣūn40— son obvias. En los dos casos se emplea el mismo sintagma para describir una realidad natural tan abrupta como inaccesible: jabal manīʿ/‘montaña inexpugnable’,41 si bien en la ciudad de Bobastro el rebelde sí terminó por crear un sistema castral integrado y coherente, incluso con la presencia de un cíngulo de castillos-puerta (ḥuṣūn-abwāb) en torno a una verdadera madīna.42

5.

Imagen 8: La aldea de Alferce y el Castillo de Alferce; recurso obtenido de Google Earth.

Al-Ḥimyarī, Kitāb al-Rawḍ, ed. Lévi-Provençal, 106 (nº 96); trad. francesa, 130. Ḏikr, ed. Molina, 12 y 54; trad. cast. 19 y 60; ed. Būbaya, 50 y 101. 40 Sobre el personaje, con una visión rupturista respecto a las interpretaciones tradicionales: Martínez Enamorado, 2011. 41 Expresiones muy similares en distintos autores árabes (al-Idrīsī o al-Wanšarīsī) pueden encontrarse en Martínez Enamorado, 1997, 38, con la utilización de la misma raíz m-n-ʿ, pero combinada con la expresión con valor más poliorcético de qalʿa. 42 Todo ello ha sido analizado en numerosas contribuciones, de manera muy exhaustiva, por uno de los firmantes de este trabajo [VME]. 38 39

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La presencia de un topónimo como Munt Šāqir para delimitar la comarca serrana y la evidencia de un poblamiento anterior, verificado en la intervención arqueológica llevada a cabo en Pedra Branca, ha llevado a los arqueólogos a suponer una continuidade do territorio, no sentido da Siedlungsraum alemã, ou seja una continuidade de espaço de ocupação.43 No se repara, sin embargo, en que la elección de este lugar como refugio de grupos levantiscos parte, en uno de los dos casos, de un qawm beréber de los Maṣmūda, los Zaqīla, con lo que ello supone de ruptura en el devenir de los acontecimientos. Contrasta con lo que, por otros testimonios escritos,44 sabemos de la región de Silves, poblada desde el inicio de al-Andalus —como deja ver al-Idrīsī a mediados del siglo XII— por árabes yemeníes y de otros lugares de Oriente (ʿarab min al-Yaman wagayri-hā) que todavía en aquellos años eran muy conocidos por mantener una lengua árabe extremadamente pura (fuṣḥa) hasta el punto de hablar en verso (wa-hum yatakallamūna bi-l-kalām al-ʿarabī al-ṣarīḥ wayaqūlūna bi-l-šʿir wa-hum fuṣaḥā’ nubalā’).45 Ibn Ḥayyān no deja lugar para la duda al afirmar que el asentamiento de Maḥmūd b. ʿAbd al-Jabbār b. Zāqila al-Māridī en Munt Šāqir se efectuó “con los suyos (maʿa ahli-hi)”, siendo el término ahl sinónimo en este caso de qawm,46 o lo que es lo mismo, grupo tribal cohesionado actuando al unísono.47 El qawm es una facción de los Zaqīla/Zakīla48 o Zāqila/ Zākila49, de los que hay evidencia de su asentamiento en la región de Tánger, pues se nombra a un tal Zākila b. Sirāj señor de Tánger/ṣāḥib

7.

Meulemeester, Grangé y Dewulf, 2006, 278. La historiografía portuguesa, al igual que la española, ha mostrado una evidente predilección por defender la presencia árabe antes que la beréber, minimizada casi siempre para hacerla meramente testimonial. Un ejemplo lo tenemos en el artículo publicado por J. Garcia Domingues con el título “Alguns dados etnoantropológicos para o estudo dos árabes que se estabeleceram e viveram no Algarve na Idade Média”, recogido en Garcia Domingues, 1997, 65-78. 45 Al-Idrīsī, Nuzha, ed. Maktabat al-Ṯaqāfa al-Dīnīya, II, 543; trad. fr. Jaubert, 262. AlIdrīsī es copiado por al-Ḥimyarī: ed. Lévi-Provençal, 106 (nº 96); trad. fr., 130. Por otro lado hay referencias a que es tierra en la que abundan los ulemas y literatos: cfr., por ejemplo, Abū l-Fidā’, Taqwīm, 167: wa-Šilb madīna ḥasana mašhūra bi-l-udabā’ (y Silves es una bella ciudad, célebre por sus literatos). 46 Lo vimos en distintos episodios ocurridos en Rayya: Martínez Enamorado, 2003. 47 Véanse las valoraciones de Picard, 2000, 279. 48 Recuérdese la frecuente y conocidísima alternancia k/q cuando se trata de transcripciones árabes de étimos beréberes, como —evidentemente— es el caso. 49 Con desplazamiento de la tonicidad, de la -i- de la segunda sílaba a la -a- de la primera. 43 44

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Ṭanja en el año en que se produjo la conquista de Ceuta, es decir, en 319 (=931).50 Ibn Ḥazm, por su parte, da cuenta de este grupo con grafía Zāqila, cuando describe precisamente a los Maṣmūda en al-Andalus, entre los que cita el nombre del padre del rebelde que nos ocupa, ʿAbd al-Jabbār b. Zāqila, “que se alzó [contra los Omeyas] en Mérida (alqā’im bi-Mārida)”.51

Imagen 9: El sitio arqueológico del Cerro del Castillo de Alferce contemplado desde el oeste. (Fotografía: Fábio Capela)

8.

La representación de ese grupo recae sobre Maḥmūd, el rabb del mismo, pero el autor especifica que fue el grupo quien de manera compacta se trasladó desde la región de Beja hacia la montaña algarvía. La idea, por tanto, de un incastellamento de población indígena, que parece insinuarse en el discurso historiográfico sobre este acontecimiento,52 no se sostiene, apreciándose en el mismo más elementos de ruptura que de continuidad.

Ibn Ḥayyān, Muqtabis V, ed., pág. 290 (fol. 193); trad., pág. 218. Ibn Ḥazm, Jamhara, ed. Lévi-Provençal, 500; De Felipe, 1997, 41 (nota 11). Como señala esta autora, no hay otras referencias a esta revuelta de ʿAbd al-Jabbār b. Zāqila, y es posible que se trate de un error de Ibn Ḥazm, al referirse realmente a su hijo Maḥmūd. 52 Se emplea para explicarlo el vocablo perchemant; Meulemeester, Grangé y Dewulf (2006, 276): estamos perante uma recuperação tardoantiga/altomedieval de um povoado de altura protohistórico, fenómeno de ‘perchement’ cada vez mais conhecido na orelha norte do Mediterrâneo. Ontem ligado às invasões bárbaras e descrito em termos catastróficos de ‘fuga às alturas’, hoje considerado como mais ‘es50 51

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Imagen 10: Planta general del sitio arqueológico del cerro del Castillo de Alferce. (Magalhães, 2008: adapt.)

trutural’ […], este proceso de ocupação/reocupação das alturas no final da Antiguidade e no início da Idade Média está ainda por conhecer, sobretudo em Portugal, onde os trabalhos sobre este tipo de povoamento centram-se, esencialmente, sobre os castros do norte do país. ALHADRA, 2 (2016), 45-82. ISSN: 2444-5282

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Resulta curioso comprobar que el sustantivo que emplea Ibn Ḥayyān para referirse al personaje que comanda al qawm de los Maṣmūda es rabb. Si lo normal es emplear el término ṣāḥib para referirse a los dirigentes de los grupos clánicos o de revueltas, en este caso Ibn Ḥayyān usa este otro de rabb, con un claro sentido de cabeza visible, como hace ver Dozy en la entrada correspondiente de este término: rabb dans le sens de ḏū ou ṣāhib.53 En el siglo XI se vuelve a mencionar Monchique en una fuente árabe por asuntos muy distintos de los narrados hasta ahora. El botánico sevillano Abū l-Khayr, en su imponente obra ʿUmdat al-ṭabīb (Guía básica del médico), cita la sierra repetidamente (6 menciones) para aportar constancia de que él mismo llegó a ver determinadas plantas en aquellos parajes. Es lógica la abundancia de referencias, habida cuenta de la relativa cercanía de Monchique a Sevilla, lugar de procedencia del autor, por lo que hubo de transitar por la Sierra de Monchique a la búsqueda de plantas y no únicamente recibir información de segunda mano. Las citas contenidas en la ʿUmdat al-ṭabīb son las siguientes: • [El baqqam = palo brasil (Caesalpinia sappan L.)] “Es la mejor y más excelente de las especies, de la cual hallé algo en Alandalús en la región de Monchique (nāḥiyat Muntašāqur), en la zona de Badajoz, Jaén, y Monteber […]”.54 • [El balasān = bálsamo de Judea (Commiphora opobalsamum)] “Crece en alta montaña (aljibāl al-šawāhiq),55 y yo he visto esta especie en la región de Silves, en Monchique (nāḥiyat Šilb fī jabal Munt Šāq.r) y en los montes de Algeciras”.56 • [La diflà = adelfa blanca o adelfilla (Daphne Laureola L.)] “He visto esta variedad en el monte de Monchique, en el distrito de Silves (bi-jabal Munt Šāq.r min naẓr Šilb)”.57 • [El zanjabīl ifranjī = jengibre europeo] “A veces crece en el país de los francos y en Alandalús. Yo lo he visto en la montaña de Monchique (bi-jabal Munt Šāq.r) y en la región de Málaga”.58 • [El ʿūd al-usr = palo de estranguria (Prunus mahaleb L.)] “[...] lo he visto en la montaña de Monchique, distrito de Silves (bi-jabal Muntišāq.r min naẓr Šilb)”.59 Dozy, 1881, I, 498. Abū l-Khayr, ʿUmda, nº 922; ed., I, 73-4; trad., II, 120. 55 Obsérvese la similitud entre esta expresión y la empleada por Ibn Ḥayyān para referirse a las montañas algarvías: bi-jibāli-hā al-šāhiqa. 56 Abū l-Khayr, ʿUmda, nº 924; ed., I, 74-5; trad., II, 121-2. 57 Abū l-Khayr, ʿUmda, nº 1914; ed., I, 196; trad., II, 292. 58 Abū l-Khayr, ʿUmda, nº 2220; ed., I, 232; trad., II, 339. En la traducción no se incluye el término jabal. 59 Abū l-Khayr, ʿUmda, nº 3471; ed., I, 409; trad., II, 551. En la traducción no se incluye el término jabal. 53 54

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• [El ʿūd al-yusr = “palo de prosperidad”] “Yo no le he visto fruto, habiendo visto esta variedad en el monte de Monchique, del distrito de Silves (bi-jabal Munt Šāqir li-ʿamal Šilb)”.60

Imagen 11: Planta de la alcazaba de época omeya del Castillo de Alferce – levantamiento planimétrico aproximativo. (Meulemeester et al., 2006: adapt.)

Se observan varios asuntos dignos de interés (aparte de la cuestión botánica respecto a las especies, las cuales merecerían otro acercamiento): 1. Una cuestión significada es que, para Abū l-Khayr al-Išbīlī, la sierra de Monchique se vincula a la ciudad de Silves,61 pues en cuatro ocasiones este hecho se advierte expresamente, lo cual significa que no pueden darse dudas sobre la identificación de ese topónimo; en cambio, en otros dos casos no se establece relación con ningún otro lugar. 2. La vinculación con Silves se fija a partir de dos términos (min naẓr y liʿamal) que son indicativos de una patente dependencia administrativa de un distrito o iqlīm —min naẓr Šilb por dos veces; li-ʿamal Šilb en otra—, Abū l-Khayr, ʿUmda, nº 3510; ed., I, 419; trad., II, 563. Esta vinculación va a durar hasta el 1773, fecha en la que se constituyó el concejo (concelho) de Monchique que se separó del concejo municipal de la ciudad de Silves. 60 61

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distrito que, en unas fechas un poco más tardías (siglo XII) ya comprendía no únicamente Silves y la sierra de Monchique, sino también las ciudades de Faro/madīnat Šantamarīya, Loulé/al-ʿUlyā, Cacela/Qasṭalla y las alquerías no identificadas de ¿Šannabūs? y ¿Ramāda? 62 Por otra parte, la expresión nāḥiya, que Abū l-Khayr al-Išbīlī también emplea una vez, servía únicamente para definir una región geográfica. Es digno de atención el tratamiento que se da al topónimo; lo encontramos con los dos términos Munt y Šāqir separados, o unidos en una sola entidad léxica. En la edición y traducción de la obra, la segunda sílaba del segundo término —ya sea integrado en la misma palabra, ya de manera separada— se resuelve con distintas vocalizaciones: Muntašāqur, Šāqir y Šāq.r (restitución nuestra de acuerdo con la edición), lo que revela una transmisión un tanto irregular de este nombre. Como se observa, en cinco de los seis casos el topónimo va precedido de la expresión bi-jabal o fī jabal, produciendo una construcción sintáctica reiterativa en la que al colocarse jabal ‘monte’ en árabe junto al romancismo Munt ‘monte’, se desprende —según hemos advertido en otras ocasiones (Montifarte)63— que los hablantes áraboandalusíes ya no eran conscientes del significado de Munt, pues producen, sin querer, un pleonasmo, que recuerda casos conocidos como Río Guadalquivir o Puente de Alcántara.

3. Monchique en las fuentes latino-romances La primera referencia escrita a Monchique en fuentes no árabes pertenece a la crónica anónima de un cruzado, compuesta durante la conquista de Silves en el año 1189, en la que aquél participó. En ella se citan varias fortalezas de las proximidades de Silves/Šilb (Imagen 3), conquistadas después de que aquella ciudad cayera temporalmente en manos de los cristianos. Este es el texto: Hauc autem sunt castella quae sortita est christianitas per acquisitionem Silviae. Carphanabal, Lagus, Alvor, Porcimunt, Munchite, Montagut, Caboiere, Mussiene, Padern. Haec omnia subiacebant dominio Silviae, quae prorsus vacua reliquimus, sed firma setis aedificata, quia habitatores oppidi Alvor a praecedentibus occisi sunt, sed máxima pars confugerat in Silviam.64 62 Ibn Saʿīd, al-Mugrib, I, 380-400. En realidad, la descripción es más literaria que real y es difícil de aceptar que la ciudad de Silves pudiera ejercer un verdadero control administrativo desde Cacela hasta el Cabo de San Vicente, esto es, en todo el Algarve. 63 Martínez Enamorado, 2015b, 572. 64 Relação, 43.

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[Estes são os castelos de que os Cristãos se apoderaram depois da conquista de Silves: Carphanabal, Lagus, Alvor, Porcimunt, Munchite, Montagud, Caboiere, Mussiene, Paderne. Todos elles pertenecião ao dominio de Silves, os quaes deixámos inteiramente vasios, porêm muito fortes, e com edificios, porque os habitantes d’Alvor havião sido mortos pelos Cruzados que nos precederão, porèm a maior parte tinha fugido para Silves.]65

Imagen 12: Vista sobre la cara externa de la muralla oeste del castillo de época omeya. (Fotografia: Fábio Capela)

La obra ha merecido la atención de diversos autores,66 siendo muy destacada la interpretación que de este pasaje realizó Gascón. Es evidente, como se ha advertido reiteradamente,67 que el anónimo autor está trazando una secuencia geográfica desde el oeste (Carphanabal) hacia el este (Padern), incluyendo, como él mismo indica, todos los dominios del distrito de Šilb en Relação, 42. Además de Silva Lopes, con su edición del texto y sus propuestas (en general, poco acertadas), se han ocupado del mismo, entre otros: Ataíde de Oliveira, 43-4 y 58; Iria, 1956, II, t. I, 263-5 y 411; Garcia Domingues, 1972, 21-2; Oliveira, 1999, 40; Cadafaz de Matos, 1999. 67 Por ejemplo, Guerreiro Gascon, 1955, 61-2. 65 66

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las décadas finales del siglo XII. Fuera de ese alfoz se citan otros lugares algarvíos, como Sancta María de Pharum/Šantamarīyat Ibn Hārūn/Faro,68 Alvafere/al-Buḥayra/Albufera69 y, al este de Silves, las ciudades de Pharum (citada por segunda vez), Lolé/al-ʿUlyà/Loulé, Castalar/Qasṭalla/Cacela, Taviram/Ṭabīra/Tavira, Mertulam/Mirtula/Mértola y Serpam/Šarb/Serpa.70 Sobre los lugares cercanos a Silves, podemos establecer estas conclusiones: 1) Si Carphanabal (sic, por Terçanabal) ha de ser identificado con Sagres,71 no hay duda tampoco que Alvor72 y Lagus son, respectivamente, las actuales ciudades de Alvor y Lagos. 2) Porcimunt debe de ser una corrupción de Purtimunt, es decir, Portimão,73 cuya grafía árabe —de acuerdo con el testimonio de al-Idrīsī74 para uno de sus dobletes toponímicos, la alquería, también marítima, de Portmán en Šarq al-Andalus (actual provincia de Murcia, España)— habría de ser Burtmān.75 Se cita como Portinunt (que era el río de Silves) en la obra de finales del siglo XII: De Viis Maris.76 Sin embargo, hasta el presente no se han encontrado evidencias en la actual ciudad de Portimão de niveles andalusíes. […] Villa distante hum dia de marcha, á qual assim os Infieis como os Christãos chamão Santa Maria de Faraon (Relação, 43; trad. port., 42). 69 Ibídem. 70 Relação, 45; trad. port., 44. 71 Por cierto, este topónimo ha de tener un origen similar al de Šāqir, de acuerdo con las grafías árabes conservadas (Šaqruš ‘sagrados’); p. ej. al-Idrīsī, Nuzha, ed. Maktabat al-Ṯaqāfa al-Dīnīya, II, 543; trad. fr. Jaubert, 263. 72 Del ár. al-Bi’r (pronunciación al-Bu’r) ‘el pozo’, según la propuesta, entre otros, del arabista portugués J. Garcia Domingues (1997, 97), frente a aquellos que lo hacen derivar de al-Burj, ‘la torre’, como F. Branco Correia (1998, 195, nota 14). 73 Frente a la identificación con Porches —derivación, según distintas opiniones, del árabe Burŷ ‘torre’— que han hecho distintos autores: Ataíde de Oliveira, 43-4 y 58; Iria, 1956, II, t. I, 263-5 y 411; Garcia Domingues, 1972, 21-2; Oliveira, 1999, 45, nota 22. 74 Al-Idrīsī, Nuzha, ed. Maktabat al-Ṯaqāfa al-Dīnīya, II, 558; trad. fr. Jaubert, 278. 75 Se derivaría del latín PORTUM MAGNUM, lo que en el caso murciano es evidente al añadir al-Idrīsī al topónimo al adjetivo al-kabīr ‘grande’, “en posible contraste con Sant Antony de Portmany de Menorca, puesto que el célebre geógrafo escribía desde Sicilia, y Menorca se encontraba en el camino por mar entre Sicilia y Cartagena” (Pockington, 2013, 50). No descartamos, sin embargo, que Portimão fuese ese otro Purtmān (¿al-ṣagīr?), en el extremo más occidental de al-Andalus. 76 Howden (De Viis, 192): Deinde est portus de Siluis, et aqua illius portus dicitur Portinunt (léase Portimunt), distans a capite sancti Vincentii per XL miliaria (“Después se encuentra el puerto de Silves, cuyo río se llama Portinunt (Portimão), que dista 40 millas del Cabo de San Vicente”). 68

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Imagen 13: Vista de la cara interna de la muralla del castillo de época omeya, verificándose un aparejo en opus spicatum. (Fotografía: Fábio Capela)

3) 4)

Munchite, por su parte, solo puede ser resultado de una alteración gráfica (“t” por “q”) de Muntšāqir/Munt Šāqir.77 Ni Caboiere, identificado con Carvoeiro, ni Mussiene —citado por Yāqūt como Massāna,78 topónimo que debe de tratarse del nombre clánico de unos conocidos beréberes (los Banū/Ayt Massāna),79 correspondiéndose con la actual localidad de São Bartolomeu de Messines, a pesar de interpretaciones que pretenden latizinar el topónimo—,80 ni Padern81 parecen ofrecer problemas de identificación.

77 No descartamos, con todo, que en esta documentación el Castelo da Nave, que se sitúa al sur de la villa de Monchique, sea lo que el cruzado llama Munchite, mientras que Montagud sea la fortaleza de Pedra Branca (Castelo de Alferce). 78 Yāqūt, Muʿjam, ed. Wüstenfeld, V, 125; trad. cast. ʿAbd al-Karīm, 286: “Con a, después un signo de intensidad, y después del alif viene nūn. Es uno de los términos agrícolas de Ocsonoba en al-Andalus”. 79 Sobre este grupo amazigue, con distinta bibliografía: Martínez Enamorado, Gutiérrez López e Iglesias García, 2015, 269, 296, 410, 411 y 626. 80 En efecto, H. Caterino (2002a, 34) le adjudica otro sentido: Se tivermos en consideração o topónimo Massâna con o sufixo –ana, podemos estar perante uma das alcarias da fundação emiral, do mesmo tipo de outras, distribuídas por al-Andalus, e onde se estabeleceram elementos dos jundes. 81 Grafía árabe propuesta, refrendada por la existencia en las fuentes de un lugar así llamado: Baṭīrna > Paterna > Padern > Paderna (con sonorización del fonema -t- en -d-). Véase, al respecto, entre otros: Garcia Domingues, 1997, 96. Sobre el topónimo andalusí de origen romance Paterna, vid. Chavarría Vargas, 1997, 156-7.

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Imagen 14: Detalle de la muralla junto al extremo sudeste del castillo de época omeya. (Fotografía: Fábio Capela)

Las dudas afectan, por lo tanto, al lugar que sigue a Munchite y precede a Caboiere (Carvoeiro), esto es, Montagut (‘monte agudo’), otro más de los topónimos romances de al-Andalus que designan un cerro elevado o agudo.82 Sin entrar en otras consideraciones —como pudiera ser el valor castral otorgado por algún investigador al vocablo Munt-, para el que Yāqūt da en la entrada de Munt Ašyūn (¿Monsanto?)83 un simple sentido corográfico—,84 hemos contabilizado tres de estos Munt Aqūṭ en al-Andalus para los que disponemos de 82 Para Munt- véase: Martínez Enamorado, 2003, 262-5; con mapa de distribución de los Munt-: Martínez Enamorado, 1997, 41 (fig. 1), donde se emplaza —ahora sabemos que de manera errónea— Munt Aqūṭ en los alrededores de la ciudad de Mértola. Para Aqūṭ (del lat. ACŪTUM) y variantes, consúltese la completa obra de Chavarría Vargas, 1997, 116-9. 83 La identificación de este lugar con la hermosa localidad de Monsanto (al NE de Idanha-a-Nova) se encuentra en Sidarus y Rei, 2001, 54-5, y un repertorio documental sobre este lugar histórico en Martins Vaz, 2013. La grafía del topónimo habría de ser Munt Šant, como el ḥiṣn cercano a Alcalá de los Gazules citado por al-ʿUḏrī. Sobre este lugar: Martínez Enamorado, Gutiérrez López e Iglesias García, 2015. 84 Véase supra; Yāqūt, Muʿjam, ed. Wüstenfeld, V, 207; trad. cast. ʿAbd al-Karīm, 290.

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grafía árabe: uno en la tierra de Jerez de la Frontera, otro que se corresponde con la fortaleza de Cote, al sur de Sevilla y, finalmente, el que se emplaza junto a Murcia (también grafiado Muntaqūd), amén de otros topónimos que prescinden del elemento Munt, caso de Cútar/Aqūṭa o Qūṭa.85

Imagen 15: Vista sobre la muralha norte del castillo de época omeya, donde se encontraba la antigua entrada. (Fotografía: Fábio Capela)

La tentativa de hacer corresponder el Montagut de nuestro cruzado con la localidad costera de Ferragudo, cercana a Portimão, no parece sustentarse sobre bases sólidas; más bien se ha de tratar, entendemos, de un lugar de sierra, en el interior, y contiguo, o incluso formando parte de ese mismo macizo montañoso de Fóia-Picota, que compone la citada Sierra de Monchique (Imagen 4). De hecho, en la importante obra de J. A. Guerreiro Gascon se identifica, con buen criterio, Montagut con el despoblado de Pedra Branca (Castelo do Alferce): Deve ser, pois, ao castelo situado na Pedra Branca, freguesia de Alferce, que o Cruzado aplicou o nome de Montagut, não lhe dando certamente o nome de Alferce por este nome ser o da povoação que ficava e fica à distância de alguns quilómetros, devendo, portanto, o Castelo ter aquela designação especial de Montagut.86 85 Existe una gran cantidad de bibliografía sobre estos lugares, por lo que seguimos remitiendo a obras de conjunto: Martínez Enamorado, 1997, 42-3; Martínez Enamorado, 2003, 262-5. 86 Guerreiro Gascon, 1955, 61.

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Comparte esta hipótesis, con indisimulable inquietud, L. F. Oliveira,87 quien en otro lugar de ese mismo trabajo niega que Castelo Belinho88 pudiera identificarse con este Montagut: A localização exacta de Montagut permanece desconhecida, mas talvez corresponda ao actual castelo de Alferce, já que o documento refere, em seguida, outras fortificações pertencentes à área da freguesia de S. Bartolomeu de Messines.

Por su parte, en el Muʿjam al-buldān (Diccionario geográfico) del oriental Yāqūt al-Ḥamawī se recoge la existencia de un Munt Afūt (sic) que, con toda lógica, se ha defendido89 que habría de derivarse forzosamente de la construcción sintáctica de origen romance Munt Aqūt (‘monte agudo’). La aclaración con fā’, del geógrafo árabe, es muy reveladora respecto a la confusión gráfica. Sobre el sitio en concreto, Yāqūt se limita a decir que es una “fortaleza (ḥiṣn) de las zonas rurales de Beja, en al-Andalus”.90 Conocemos la propuesta de ubicación de António Rei, quien lo sitúa, sin argumentos, en la región de Mértola;91 pero estamos completamente persuadidos de que se trata de la fortaleza que se emplaza en las proximidades de Monchique. Existe otra noticia en la historiografía árabe en la que se menciona el castillo de ‘Monteagudo’. En el proceso de expansión de Abū l-Qāsim b. Qasī —quien poco antes había construido una rábita en la alquería de Jilla (de donde procedía) en los alrededores de la ciudad de Silves (ibtanà rābiṭa biqaryat Jilla min qurà Šilb)—,92 un contingente (ṭā’ifa) enviado por él mismo tomó una fortaleza, que indudablemente estaba muy cerca de la ciudad de Oliveira, 1999, 40 y 45 (nota 22). Sobre el asentamiento almohade de Castelo Belinho (grafías medievales “do Njnho”, “do Ninho”, “do Linho”…), a 5 km. al norte de Portimão, en la gran extensión denominada Herdade do Reguengo do Alvor o Morgado do Reguendo, véase: Oliveira, 1999; Varela Gomes y Varela Gomes, 2002. 89 Léase la pertinente y reciente explicación en Rei, 2015, 13: A confusão resultante na grafia da segunda palavra, advém do facto de o qâf no ocidente islâmico (Magrebe e al-Andalus) e o fâ no oriente poderem então ser facilmente confundidos, pois ambos apresentavam apenas um ponto diacrítico sobreposto. Ibn Ghâlib, o autor andalusî que foi a fonte para Yâqût, escreveu o qâf com apenas um ponto, e este último, leu a letra como fâ, pois o qâf no oriente sempre teve dois pontos sobrepostos. 90 Yāqūt, Muʿjam, ed. Wüstenfeld, V, 207; trad. cast. ʿAbd al-Karīm, 290. Resulta extraña, sin embargo, la vinculación con Beja/Bāja, cuando habría debido establecerla con Faro/Ukšūnuba. 91 Rei, 2015, 13. 92 Ibn al-Khaṭīb, Aʿmāl, ed. Lévi-Provençal, 249. 87 88

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Silves, al norte de la misma. Esto sucedía en šawwāl del año 538 (=abril de 1144). Ibn al-Khaṭīb aporta la vocalización del topónimo: Ḥiṣn Muntiqūṭ (con síncope vocálico).93 La conquista del enclave duró poco, pues los atacantes fueron apresados y enviados a Sevilla, mientras que Ibn Qasī hubo de ocultarse (período que aprovechó para componer su única obra).94

Imagen 16: Detalle del área donde se encontraba la antigua entrada a la fortaleza. (Fotografía: Fábio Capela)

De acuerdo con los testimonios presentados, es muy plausible que el ‘Monteagudo’ de la crónica anónima del cruzado sea la fortaleza de Pedra Branca95 y, al mismo tiempo, el ḥiṣn mencionado por Yāqūt e Ibn al-Khaṭīb. La topografía de este reducto, emplazado sobre la cumbre de una abrupta montaña de 487,6 msnm, desde la que se controla una vastísima panorámica del Algarve y Alentejo,96 y con una conformación de cerro que sobresale en el horizonte del barlovento algarvío (Imágenes 5, 6, 7, 8, 9), es muy congruente con esa denominación de ‘Monteagudo’. Sin embargo, todos aquellos que han 93 Ibn al-Khaṭīb, Aʿmāl, ed. Lévi-Provençal, 249-50. Sin identificar la fortaleza, proporciona la noticia Picard, 2000, 94. 94 El Hour, 2006, con la referencia a estos acontecimientos en la pág. 371. 95 Descartamos asimismo que se trate de la pequeña fortaleza en el valle de la Ribeira da Boina. Sobre esta fortaleza: Meulemeester, Grangé y Dewulf, 2006; Capela, 2014, 39-40. 96 Branco Correia, 2011, 112.

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dedicado su atención a este ḥiṣn97 desestiman una continuidad en su poblamiento más allá del siglo X, por lo que la identificación con Pedra Branca, como castillo en funcionamiento en esa década final de la décimo-segunda centuria, tendría elementos de difícil aceptación. Ahora bien, la ausencia de una intervención arqueológica más ambiciosa que la planteada por J. Meulemeester, M. Grangé y J. Dewulf impide descartar que hubiera poblamiento en esta fortificación a lo largo del siglo XII, toda vez que, como reconoce H. Catarino, las cerámicas halladas en el lugar son bastante escassas.98

Imagen 17: Cisterna existente en el interior del castillo de época omeya. (Fotografía: Fábio Capela)

Tal vez exista una explicación para esta cuestión. En el Muqtabis II se habla de una región/nāḥiya conformada por un conjunto serrano; no se nombra ningún castillo y únicamente se dice de Munt Šāqir que era un lugar “bien defendido”. Parece, tras una prospección arqueológica mínima, que la fortaleza de Pedra Branca era el principal de los emplazamientos de la Sierra de Monchique que fueron fortificados por el rebelde de la primera mitad del 97 Que sepamos: Torres y Macias, 1998, 189; Catarino, 2002a, 34; Catarino, 2002b, 18; Varela Gomes, 2002, 123-6; Grangé, 2005; Meulemeester, Grangé y Dewulf, 2006; Gonçalves, 2012, 165; Capela, 2014, 62-5. 98 Catarino, 2002a, 34.

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siglo IX Maḥmūd b. ʿAbd al-Jabbār al-Māridī (Imágenes 10 y 11). Aquel ḥiṣn ya debía de ser conocido con la denominación, relativamente frecuente en al-Andalus, de Munt Aqūt, confirmada por el testimonio de Yāqūt alḤamawī y, sobre todo, Ibn al-Khaṭīb. Los acontecimientos relacionados con Ibn Qasī demuestran la relevancia del lugar desde una perspectiva estratégica. Importa destacar, sin embargo, que los datos arqueológicos provenientes de los sondeos efectuados en la fortaleza de Alferce en el año 2004 apuntan a un abandono de la misma en los años iniciales del siglo X (Imágenes 12, 13, 14, 15, 16 y 17), por lo que, en el estado actual de conocimientos, ha de considerarse meramente hipotético el vínculo entre la fortificación existente en este lugar y los acontecimientos relacionados con Ibn Qasī. No obstante, el hecho de que todavía en los años finales del siglo XII aparezca en la misma zona una fortaleza con la denominación romance de ‘Monteagudo’, como demuestra el testimonio del cruzado (1189), nos lleva a considerar que este topónimo seguramente ya designaba a este lugar de la Sierra de Monchique en los acontecimientos relatados por Ibn Ḥayyān a lo largo de la novena centuria. Si se pudiera demostrar que la fortificación de Pedra Branca es el Montagut del cruzado anónimo —que, indudablemente, es el ḥiṣn Munt Afūṭ de Yāqūt y el Ḥiṣn Muntiqūṭ de Ibn al-Khaṭīb—, cabría preguntarse a qué se debe la existencia de un topónimo como el de Alferce de la localidad más próxima a la fortaleza (Imagen 18). No existe, hasta donde sabemos, grafía árabe concreta para el mismo, pero la inclusión en el Muʿjam de Yāqūt de un genérico al-Faḥṣ (‘el Campo’) entre los distritos de Ocsonoba99 llevó a A. Khawli a la identificación de este Alferce con aquel al-Faḥṣ.100 Conviene recordar que Alferce no es un unicum en la toponimia portuguesa, si hacemos caso a Gascon: en un lugar cercano del mismo Algarve (concretamente en la freguesía de Estoi, del alfoz de Faro), se encuentra otro Alferce, si bien no hemos logrado obtener información al respecto.101 4. Etimología de Alferce Por otro lado, es necesario advertir que no se conoce, en las lenguas peninsulares, ningún caso de evolución toponímica del término árabe al-Faḥṣ que conduzca a una forma romance similar a Alferce. El importante estudio que debemos a Dolores Oliver Pérez documenta en castellano un variado muestrario Yāqūt, Muʿjam, ed. Wüstenfeld, IV, 227; trad. cast. ʿAbd al-Karīm, 229-30. Khawli, 2002. 101 Guerreiro Gascon, 1955, 401 (nota 221). 99

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gráfico y fonético de resultados del árabe Faḥṣ (Faz, Haz, Faza, Haza, Zafa, Zaha…),102 todas, como se puede comprobar, sin el artículo al- y, normalmente, formando parte de sintagmas compuestos en estado constructo, como sucede, por ejemplo, en dos casos bien conocidos: Zafayona (< Faḥṣ al-ʿUyūn ‘Campo de las Fuentes’) y Zafarrayya (< Faḥṣ Rayya ‘Campo de Rayya’).103 En cambio, no consta ninguna derivación hacia la forma gráfica Ferce (con artículo Alferce), que hubiera exigido: a > e por imela, muy difícil en contacto con /ḥ/ y que no se comprueba en ningún otro ejemplo; la presencia de una -r epentética interior, sin posibilidad de explicación; el enmudecimiento de la ḥ árabe; y la aparición de una –e de apoyo en posición de final de palabra.

(2) (1) (4)

(5)

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Imagen 18: Mapa de los sitios arqueológicos (qurà y/o fortificaciones) existentes en la Sierra de Monchique (in Capela, 2014). (1) Cerro do Castelo do Alferce. (2) Castro de Monchique (loc. hipotética). (3) Castelo da Nave. (4) Cerro do Castanho. (5) Cerro do Castelo do Círculo.

Rechazamos, por consiguiente, una evolución desde el árabe al-Faḥṣ que diera lugar a un topónimo como el algarvío Alferce. Admitimos como correcta, por el contario, la identificación que realizó el mismo Khawli104 del lugar mencionado por Yāqūt como Malmār105 (¿corrupción de la palabra árabe marOliver Pérez, 1997. Martínez Enamorado, 2015a. 104 Khawli, 2002. 105 Yāqūt, Muʿjam, ed. Wüstenfeld, IV, 195; trad. cast. ʿAbd al-Karīm, 289: “Con a, dos mīms, y al final, rā. Es uno de los distritos de Ocsonoba en al-Andalus”. 102 103

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mar, de origen latino?) con la actual localidad de Marmelete, también en la Sierra de Monchique, para lo cual únicamente se precisaría justificar la típica alternancia -l/-r en el interior del vocablo, tan frecuente en étimos áraboandalusíes, y una sufijación portuguesa en –ete.106 Por lo que respecta a las acepciones reunidas por Oliver Pérez para Faḥṣ —esto es: ‘extensa llanura cultivable’/‘campo raso como vega’, ‘distrito’, ‘campo que se labra’/‘porción de tierra labrantía con o sin morada’, ‘dehesa concejil’, ‘terreno contiguo a una población’ y ‘campo militar’—,107 ninguna, en rigor, se asemeja a la descripción corográfica de Alferce y alrededores. Estamos ante un territorio de reducida dimensión inserto en un ámbito serrano de media montaña,108 siendo así que no vemos ajustada ni la noción de ‘extensa llanura’109 o incluso ‘distrito’ aplicada al lugar de Alferce. Obviamente, tampoco se adecua la de ‘campo militar’ ni observamos que pueda responder al concepto de ‘dehesa concejil’, que pertenece a la nueva organización que traen los conquistadores cristianos. Quedaría la acepción de ‘terreno contiguo a una población’, pero entendemos que esa interpretación únicamente podría haberse producido después de la conquista portuguesa de estas tierras algarveñas. Por lo demás, llamamos la atención sobre la existencia, como es sabido, de otra localidad, llamada Alferes, en la región de Lisboa, al que se atribuye la etimología de cavaleiro o jinete (al-fāris),110 pues reproduce exactamente el arabismo de la lengua portuguesa alferes.111 En castellano antiguo, por su parte, se da una forma Alferce, derivada del árabe al-fāris, para designar un ‘jinete o caballero’; no tenemos constatada esta grafía ni ninguna similar, sin em106 Houaiss y Villar, 2001, indican que –ete, del latín –itta/-ittum, en portugués es un sufijo relativamente frecuente que se refiere a: diminutivos afetivos, diminutivos designativos de outra coisa que a normal (em meio aos quais avultam galicismos, alguns italianismos e mesmo espanholismos, além de outras orig. que, por convergência fonética, assumem uma daquelas funções), representados por palavras já do s. XV em diante. Esta fecha tendría unas evidentes implicaciones cronológicas para la conformación del topónimo Marmelete. 107 Todas ellas explicadas en Oliver Pérez, 1997, 154-9, con una abundante y seleccionada bibliografía. 108 Obsérvese la descripción de la topografía del lugar de Alferce que aporta el erudito Guerreiro Gascon (1955, 292): O lugar de Alferce, que é o principal da freguesia, se acha situado em uma grande planície que faz a serra; en todo o alto dele se nāo descobrem mais que algumas serras, que lhe ficam vizinhas, as quais lhe impedem a vista mais larga. 109 A pesar de que el mismo J. A. Guerreiro Gascon (1955, 292), como hemos visto, incluya en la descripción la noción de uma grande planicie. 110 Goia, 2011, 75. 111 Coelho Alves, 2013, s. v. alferes; Corriente, 1999, 160.

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bargo, en el portugués bajomedieval.112 Sin embargo, todavía la Junta de la Freguesia de Alferce considera que este es el origen del topónimo Alferce.

Imagen 19: Vista de la aldea de Alferce (recurso obtenido de Google Earth).

Más sugerente, si cabe, es la circunstancia de la presencia en la lengua portuguesa medieval y actual de un vocablo113 derivado del árabe que reproduce exactamente el topónimo Alferce.114 Nos referimos a una palabra que se presenta con las variantes alfeça, alfece, alfeço, alferça y alferce, estas dos últimas —como indica F. Corriente,115 con la introducción de una -r parásita— y que remite a la voz árabe clásico fa’s (plural af’us), de donde el andalusí fās ‘azada’, recogida por P. de Alcalá como açadón, açadón para roçar,116 esto es, efectivamente, un pico o azada. Corriente, 1999, 160, s. v. alferes. En la actual lengua portuguesa, ‘alferce: sm (ár al-fa’s) Alvião, enxadão, picareta’ (Michaelis, s.v. alferce) (consulta digital, 11.9.2015). 114 Corriente, 1977, 71 (4.2.2); en portugués: alferce ‘hoe (azada)’ (Corriente, 1999, 159). 115 Corriente, 1999, 159. 116 Alcalá, Arte, ed. Lagarde, 92; ed. Corriente, 1988, 159; ed. Pezzi, 1989, 30; en R. Dozy (1881, II, 236): ‘bêche, houe […], pioche, pic, instrument de fer courbé et pointu, à manche, pour ouvrir la terre, etc.’. 112 113

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Rechazada la identificación con al-Faḥṣ ‘campo’ y/o similares, habríamos de tratar de explicar la génesis del topónimo Alferce. Hallamos dos posibilidades: 1. que el topónimo se hubiese gestado en época andalusí y que el resultado actual se hubiera producido por la evolución de ese término árabe (ár. al-fa’s ‘la azada, la picoleta’ > *Alfece > Alferce), o de al-Fāris, sin que podamos afinar mucho en relación con el ‘caballero’, andalusí o portugués, que pudiera dar nombre al enclave; 2. que los conquistadores portugueses hubieran procedido a la creación de un topónimo, después de la ocupación de la sierra en la primera mitad del siglo XIII, a partir del arabismo alferce ‘pico, azada’, haciendo alusión a alguna característica del lugar (o en un sentido más amplio, haciendo alusión a la morfología de la Sierra de la Picota, término que sin duda alude a su forma puntiaguda) que permitiera llamarlo con ese sustantivo, o, bastante más improbable, derivado de alferes ‘caballero’, por algún personaje significado (Imagen 19). No obstante, según parece, no hay documentación bajomedieval en la que se mencione el lugar de Alferce.117 Nos inclinamos más bien por la segunda de las opciones. Recordemos, en cualquier caso, la evidente relación semántica entre ‘agudo’, presente en el topónimo Montagut (y en otros topónimos cercanos, como Ferragudo, freguesía que se emplaza junto a Portimão, si bien en este caso se le da una cronología bajomedieval)118, y ‘pico’ que, desde el árabe al-fa’s, es el origen del término portugués alferce, lo que viene a coincidir de alguna manera con la interpretación que Gascon ofrece sobre el nombre de Alferce: Aos habitantes do Alferce chamavam os de Monchique “alfersenhos”, e outros diziam ser a “terra do chacho” (sacho-alferce). El documento más antiguo que se custodia en el archivo de la localidad es de 1673, y J. A. Guerreiro Gascon (1955, 292) no aporta relación alguna de citas anteriores a esa fecha: Ignora-se quando teve principio esta freguesia. 118 Esto es lo que en la página web de la freguesia de Ferragudo se dice sobre el topónimo (Junta, “Topónimo”): Desde a herdade de Ferragudo em Castro Verde, ao forte de Ferragudo em Vila Viçosa, a Johane Anes Ferro Agudo de Espanha, o lugar de Ferragudo, suscita diversas análises quanto à sua origem, até existe a possibilidade de designar uma antiga jazida de Ferro, onde a povoação se encontra implantada conforme um autor defende. Das variadas vertentes evocadas, é defendido também pela vertente tradicional, e pela ligação do local ao mar, com origem no século XIV, prende-se com a existência de um engenho de ferro (um ferro agudo) que teria havido numa vertente da praia da Angrinha. Este ferro, teria como finalidade elevar o pescado e as mercadorias das embarcações que ali acostavam. (Consulta 12.9.2015). 117

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Sacho, finalmente, figura en el Moderno Dicionário da Língua Portuguesa Michaelis de la manera abajo indicada, acepción que nos vuelve a situar en el ámbito semántico de lo picudo, puntiagudo, etc.: SACHO: sm (lat sarculu) Agr. Enxadinha, estreita e pontuda, geralmente com uma orelha pontiaguda ou bifurcada na parte superior, acima do olho.119

En definitiva, si desconocemos el origen etimológico de Alferce, intuimos que todo apunta a la condición serrana —de montaña enhiesta— a la que hacía alusión el primer testimonio de la sierra que se levanta sobre esta localidad: Montagut ‘monte agudo’.

Imagen 20: Aldea de Alferce, vista desde el oeste (en Jornal de Monchique, 2013).

5. Conclusiones Aunque a lo largo del texto se han ido estableciendo una serie de conclusiones, no está de más insistir sobre algunos de los aspectos fundamentales que se extraen de este estudio histórico. 1. El origen del topónimo Monchique como derivado del latín clásico MONTEM SACRUM habremos de buscarlo en la romanidad tardía, entre los siglos III y V, si bien el ara votiva con la inscripción dedicada a las 119

Michaelis, s.v. sacho (Consulta digital, 11.9.2015). ALHADRA, 2 (2016), 45-82. ISSN: 2444-5282

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aguas sagradas (AQVI[S] SACRI[S]) está datada en el siglo I d.C.,120 dando lugar a una construcción que se asume en el romandalusí, a tenor de su proliferación en el territorio (hasta cuatro Munt Šāqir de distintas áreas de al-Andalus se detectan en las fuentes árabes). Monchique se corresponde con el topónimo Munt Šāqir, que comparece por primera vez en la documentación escrita durante el episodio de la revuelta de un grupo clánico (qawm) beréber maṣmūda, comandado por Maḥmūd b. ʿAbd al-Jabbār b. Zāqila al-Māridī, contra el poder omeya en 218-20 (=833-5); un poco más tarde (hacia 884), otro conocido rebelde, Ibn Marwān al-Jillīqī, se retiró a estas montañas huyendo de las autoridades omeyas. Uno y otro acontecimiento fue narrado por el gran cronista de la casa de los omeyas, Ibn Ḥayyān. Esta ‘montaña sagrada’ actúa, por consiguiente, como refugio de rebeldes que se levantan contra Córdoba, pero siempre se menciona, no como una fortaleza concreta, sino como una región natural que lleva el nombre de la sierra que la define. En esa sierra, el lugar fuerte, o ḥiṣn, destacado es el de Pedra Branca (Castelo do Alferce), en el que se han llevado a cabo unas excavaciones que demuestran que estamos ante un lugar básicamente medieval, si bien reocupando un poblado del Bronce y un establecimiento tardoantiguo. Estamos persuadidos de que esa fortaleza de Pedra Branca se hubo de corresponder con el ḥiṣn Munt Afūṭ/Muntiqūṭ/Montagut que aparece en la crónica de un cruzado anónimo y en un par de fuentes árabes (Yāqūt e Ibn al-Khaṭīb); sin embargo, precisamos de unos datos arqueológicos más contundentes que solo pueden proceder de un análisis exhaustivo del territorio y de una intervención en el asentamiento de Pedra Branca. Entendemos, por lo demás, que el lugar de Alferce no se corresponde con el topónimo al-Faḥṣ recogido en Yāqūt; seguramente, ese topónimo Alferce se debe a la repoblación portuguesa de la Sierra de Monchique y podría estar asociado a alguna característica de esta región serrana. Ha habido una atención preferente hacia el hecho urbano en esta zona, fundamentalmente de Šilb, la única entidad que tuvo realmente empaque de madīna. Faltan estudios sobre el alfoz inmediato de Silves y de la Sierra de Monchique, que permitan, entre otras cosas, proceder a la identificación de algunas de las alquerías dependientes de aquella ciu120

Véase, a este respecto: Encarnação, 1984, 102 (nº56). ALHADRA, 2 (2016), 45-82. ISSN: 2444-5282

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dad, como aquellas que figuran en repertorios bio-bibliográficos (ṭabāqāt), como por ejemplo: Amrūša/Amrūja,121 tal vez la alquería de Arrochela, al oeste de Silves;122 Jilla, lugar al que, con la categoría de qarya, se vincula de una manera destacada Ibn Qasī; o las dos localidades/qurà de Šannabūs y Ramāda que recoge Ibn Saʿīd en su Mugrib. Fuentes ABŪ L-FIDĀ’, Taqwīm al-buldān, ed. M. Reinaud y M. de Slane, París, 1840. ABŪ L-KHAYR AL-IŠBĪLĪ, Kitābu ʿUmdati ṭṭabīb fī maʿrifati nnabāt likulli labīb (Libro base del médico para el conocimiento de la botánica por todo experto), I y II, ed. y trad. J. Bustamante, F. Corriente y M. Tilmatine, CSIC, Madrid, 2004-7. ALCALÁ, P. de, Arte para ligeramente saber la lengua aráviga. Vocabulista arávigo en letra castellana, Granada, 1505; edición Paul de Lagarde: Petri Hispani de Lingua Arabica libri duo, Gottingae, 1883; ed. F. Corriente, El léxico árabe andalusí según P. de Alcalá (ordenado por raíces, corregido, anotado y fonéticamente interpretado), Universidad Complutense, Madrid, 1988; E. Pezzi, El Vocabulario de Pedro de Alcalá, ed. Cajal, Granada, 1989. Ḏikr bilād al-Andalus: Una descripción anónima de al-Andalus, ed. y trad. L. Molina, CSIC, Madrid, 1983, 2 vols.; Ta’rīkh al-Andalus, ed. ʿAbd al-Qādir Būbaya, Dār al-Kutub al-ʿIlmīya, Beirut, 2009. AL-ḤIMYARĪ, Kitāb al-Rawḍ al-Miʿṭār fī akhbār al-aqṭār: ed. y trad. E. Lévi-Provençal, La Péninsule Ibérique au Moyen Age d’après la Kitāb al-Rawḍ al-miʿṭār fī akhbār al-aqṭār d’Ibn ʿAbd al-Muʿnim al-Ḥimyarī, París, 1938; ed. Iḥsān ʿAbbās, Beirut, 1984 (2ª ed.). HOWDEN, R. de, De Viis Maris: ed. crítica y trad. P. Gautier Dalché, “De viis maris” en: Du Yorkshire a L'Inde. Une «Géographie» urbaine et maritime de la fin du XIIe siècle (Roger de Howden?), Droz, Genève, 2005, 173-229 (texto), 253-86 (comentarios). IBN AL-KHAṬĪB, Kitāb Aʿmāl al-aʿlām fī-man būyiʿa qabl l-iḥtilām min mulūk al-Islām, ed. parcial E. Lévi-Provençal, con introd. y notas, Histoire de l’Espagne musulmane, Rabat, 1934, reedición Beirut, 1956. IBN AL-QŪṬĪYA, Ta’rīkh Iftitāḥ al-Andalus, ed. y trad. J. Ribera, Historia de la Conquista de España de Abenalcotía el Cordobés seguida de fragmentos históricos de Abencotaiba, etc, Madrid, 1926. IBN AL-ZUBAYR, Kitāb Ṣilat al-ṣila, III, ed. ʿA. S. al-Harrās y S. Aʿrab, Rabat, 1993/1413. IBN ḤAYYĀN, Muqtabis II: Anales de los Emires de Córdoba Alhaquém I (180-206 H./796-822 J. C.) y Abderramán II (206-232/822-847), ed. facsímil, J. Vallvé Bermejo, Real Academia de la Historia, Madrid, 1999; ed. crítica M. ʿA. Makkī, al-Sifr al121 Ibn al-Zubayr, Ṣila, III, 61 (nº 65): “Masʿūd b. Muḥammad b. (Khāliṣ al-Amrūšī), procedente de una de las alquerías de Silves (mansūb ilà qarya min qurà Šilb) —en sus proximidades—, llamada Amrūša, con jīm [pronunciada] entre jīm y šīn”. 122 Existen varios trabajos arqueológicos sobre este sitio; véase: Varela Gomes, 2011.

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