Sobre las bandas, las tribus y los estados (trabajo de primer curso de grado)

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Descripción



Universidad de Sevilla
Sobre las bandas, las tribus y los estados
Trabajo de primer curso de Antropología Social y Cultural

Fernando Pachón Cárdeno
22/01/2017


Hecho en base a "Los cazadores" de E. Service, "Las sociedades tribales" de M. Sahlins, "Los campesinos" de E.Wolf y "La formación del estado"de Krader.



Índice.
Dimensión económica.
Dimensión sociopolítica.
Dimensión ideológica.
Conclusiones y reflexiones personales.
Conclusiones.
Reflexiones personales.
Bibliografía.




Dimensión económica.
A lo largo del espacio y del tiempo todas las sociedades humanas, independientemente de su cultura, han desarrollado formas de obtener recursos para el sustento personal y grupal. Con frecuencia, esos recursos se transforman o al menos se actúa sobre ellos para hacer que duren más o sea más efectivo su uso. Otras veces los recursos obtenidos (y puede que también transformados) se usan para obtener más recursos o afianzar relaciones, todo esto mediante distintas formas de intercambio o incluso puede que mediante la coacción.
Como debemos suponer, todo lo dicho anteriormente se ve afectado por diversos factores como el desarrollo tecnológico, el propio recurso a explotar, el ambiente e incluso la ideología de las personas y los grupos. Estos factores no suelen mantenerse inamovibles durante toda su existencia sino que están sujetos a un dinamismo cultural, es decir, cambian con el tiempo según cambie el ambiente, el desarrollo de la ciencia y las necesidades del hombre; la propia acción humana sobre las cosas. Así, nos encontramos con una variedad muy extensa de cómo hacer la economía, casi tantas como culturas hay, ha habido y habrá. Pero como no podemos tratar todas, por razones obvias, nos vemos forzados a trazar una serie de rasgos generales que por desgracia dejan algunas cosas fuera.
No debemos olvidar que la economía es una faceta fundamental de las sociedades humanas, pues para hacer cualquier cosa necesitamos primero estar nutridos.
Para empezar podemos postular que el trabajo, y como se percibe la acción de trabajar, afecta a cómo se organiza la estructura social y las relaciones dentro de esta. Vemos que en las sociedades de bandas forrajeras hay trabajos colectivos (como la caza) y más individualizados (como la recolección), pero estos trabajos no son exclusivos: ningún miembro del grupo se especializa en una labor si no que todos pueden ejercer potencialmente esa labor si su condición física lo permite. Además, al no haber trabajos exclusivos y al haber necesidades limitadas y recursos también limitados, todos los miembros de la banda viven en relación de interdependencia entre sí. Esto da como resultado sociedades sin estructura jerárquica basada en el poder, igualitarias y con poco desarrollo técnico. Y no parecen preocuparse mucho por ello. Como vemos en estas sociedades primitivas no hay división social de trabajo, solo hay distinciones en cuanto a edad y sexo por motivos puramente fisiológicos.
Sin embargo en sociedades complejas como las sociedades con estado o las tribus caciquiles en algunos casos, que engloban varios grupos distintos entre sí y a veces antagónicos, el trabajo se ha especializado y se ha hecho impersonal; se ha individualizado. Ahora los individuos y los grupos se dedican a labores específicas y no a todas, menguando el sentido de cooperación de la sociedad y sustituyéndose las relaciones de interdependencia a relaciones más enfocadas a la competición. En estas sociedades cada grupo intenta sacar del otro lo más que puede intentando perder menos, lo que provoca que al final surjan relaciones de poder y quedando unos grupos sobre otros. Esto da como resultado sociedades jerarquizadas en base al poder y la coacción de unos sobre otros.
Los modos de intercambio tienen mucho que ver la heterogeneidad de la población y las relaciones entre individuos y grupos. En las bandas y muchas tribus, que son socialmente homogéneas, la manera de hacer un intercambio estará condicionada por la proximidad en la relación entre ambas partes (no debemos ignorar que en estas sociedades las relaciones de parentesco son muy extensas), así dentro de una comunidad local el intercambio se hará por reciprocidad general, entre comunidades lejanas pero pertenecientes a la misma cultura, clan o linaje (sector intratribal), mediante reciprocidad equivalente; y cuando el intercambio se tiene que hacer con enemigos o extranjeros, mediante reciprocidad negativa mediante regateo, engaños incluso fuerza. Como podemos percibir, el grado de "generosidad" de los intercambios está influenciado por el grado de semejanza entre las partes y su relación social. Esto no es exclusivo de sociedades homogéneas y sin jerarquías, pues si nos fijamos en nuestra sociedad altamente jerarquizada y heterogénea, con división social del trabajo, cuando se da a gente que se incluye entre nuestros amigos, parientes o colegas, tendemos a otorgar de forma general o equivalente, dejando la forma negativa para relaciones mercantiles que, por desgracia, cada vez más abundan en nuestra sociedad.
Pero no se trata de una relación de causa-efecto donde los factores económicos determinen totalmente los factores sociales, la percepción humana sobre la economía también influye y es necesario tenerla en cuenta. Volvamos al ejemplo de bandas: hemos hablado del trabajo colectivo y como se refleja eso en la sociedad. Pues bien, en la mayoría de las culturas llamadas primitivas el 80% de los recursos se sacan de la recolección suponiendo la caza en grupo un 20% (la única excepción serían los inuit); también la mayoría de los artefactos que se fabrican son de uso personal y son fabricados individualmente. Teniendo en cuenta que es la economía lo que lo determina todo las bandas deberían ser altamente individualistas y sus miembros egoístas, ya que el trabajo individual supone con gran diferencia el pilar de sus economías; sin embargo esto no es así. Como hemos visto ya las bandas son muy igualitarias y la acción comunitaria y desinteresada es la más apreciada, así lo vemos en expresiones como los intercambios entre sus miembros, intercambios que se hacen no con la intención de sacar provecho sino por el imperativo moral de ayudar al prójimo. Por ejemplo, cuando alguien es hospedado el huésped obsequia al anfitrión con un artículo que no tiene por qué necesitar el anfitrión; tampoco tiene que ser un intercambio equivalente entre las dos partes, ni tan siquiera tiene que materializarse en el acto sino que puede ser a largo plazo. Esto es así porque el intercambio para ellos, más que una transacción puramente económica, simboliza una alianza, un afecto; un reflejo de la importancia de la ayuda y la reciprocidad.
Pero tampoco hay que caer en el idealismo extremo y decir que la mente humana es ajena a la realidad material y lo puede todo, hacer esto supondría caer en un error igual de grande que con el reduccionismo económico. En las complejas sociedades de tipo europeo-norteamericano con sistema capitalista de hoy día sí que se pueden trazar paralelismos entre los modos de producción y las acciones sociales. El intercambio no se hace por ayuda, afecto o alianza, se hace por interés propio; todo es potencialmente moneda de cambio, cualquier transacción es algo impersonal, una parte querrá sacar lo máximo por lo mínimo: se mercantiliza cualquier relación social. Este egocentrismo típico de las culturas europeas-norteamericana industriales y postindustriales lo inunda todo pues se extrapolan las reglas del libre mercado a cualquier situación donde lo importantes en abarcar, acaparar y producir aunque no necesites; si no necesitas no te preocupes, te crearemos necesidades para que produzcas más.
Cojamos el ejemplo del estrato campesino en una sociedad estatal y los agricultores tribales: un agricultor en una tribu de carácter segmentario solo debería preocuparse de producir para el sustento de él y su familia, un fondo de reposición para volver a plantar, cosechar y alimentar al ganado en caso de tener; y, si las cosas van bien, un fondo ceremonial para los actos sociales y un fondo para intercambiar por otros productos. Su producción tiene como límite fundamental el sustento familiar aunque siempre suelen destinar una parte de lo producido a un fondo comunitario para ayudar si alguien lo necesita o hay una situación de riesgo. En cambio el sector campesino en una sociedad estatal no solo debe preocuparse por lo anteriormente citado sino que debe preocuparse también en producir un fondo de renta para cumplir con las exigencias del señor, del patrón o de la administración según el contexto, bajo riesgo de ser penado y ver a su familia y a sí mismos perjudicados. Si a esta situación además le sumamos un mercado que se rija por la oferta y la demanda, por el intercambio negativo e indirecto en lugar de un mercado donde el intercambio sea más personal, equivalente y se precie más el valor de uso que el valor de cambio o el precio de las cosas, la situación del campesino empeora y se hace inestable, sobre todo si se trata de un pequeño productor que tiene que competir con grandes productores que le superan en productividad y beneficio.
En resumen hemos tenidos dos ejemplos, uno el de una sociedad donde la economía no tiende a determinar las manera de pensar y relacionarse (bandas forrajeras y algunas tribus) y el de una sociedad donde la economía tiende a determinar las maneras de pensar y relacionarse. Con estos ejemplos podemos concluir que necesariamente la infraestructura no determina la superestructura y que la valoración y el simbolismo que damos los humanos a lo que nos rodea es un factor importante a la hora de hacer un análisis. Determinamos que la relación infraestructura – superestructura no es una relación causa – efecto sino que es una relación de elementos interdependientes, allí donde se modifique uno se modificará el otro.

Dimensión sociopolítica.
Con solo regular y ordenar el funcionamiento de la economía no le basta a una sociedad, también tiene que configurar un orden social para mantener la estructura unida e imponer unas reglas para el correcto funcionamiento de las relaciones sociales. Tanto las normas como la estructura influirán en otros aspectos como el económico y el ideológico. La manera en la que se estructura lo económico es extrapolable a la manera en lo que se estructura lo social y económico, por eso nos encontramos que distintas sociedades han basado su estructura sociopolítica, en gran medida, en las condiciones materiales.
Las sociedades más primitivas, las de bandas forrajeras, componen las sociedades humanas más básicas conocidas. Destacan por su simplicidad, su sentido de la comunidad y su falta de jerarquización. Todo esto no es casual. Las pequeñas bandas son poco populosas y de densidad baja (rara vez llegan al centenar de habitantes por banda), todos los integrantes tienen lazos de parentesco comunes y poseen un desarrollo técnico muy rudimentario y unas necesidades limitadas lo que provoca que su economía se categorice de "familiar" ya que su función primaria es mantener a la unidad doméstica. Que todos puedan acceder a lo mismo, la manufacturación de los útiles sea personal pero que se compartan, tengan las mismas necesidades y la acción colectiva tenga gran valor se reflejan en su falta de jerarquización, pues en esta sociedad no hay poder sino una autoridad basada no en el cargo o en la monopolización de la violencia sino en la experiencia, la habilidad y la confianza del grupo en una persona o varias. Pero como no todas las personas destacan en todo según la situación habrá autoridad o no, será uno o será otro, pero nunca será permanente (se mantendrá siempre y cuando demuestre que merece la confianza del grupo) y hereditaria. Por ejemplo, un individuo por su extraordinaria fuerza, habilidad, capacidad estratégica y de coordinar al grupo puede ser el líder de una expedición de caza pero cuando el grupo se enfrente a ritos espirituales será uno más del grupo mientras que es otro, versado en las ceremonias, el que lidere el culto. Pese a esta irregularidad de la autoridad, son los ancianos a los que se suele acudir en busca de consejo. Esta falta de jerarquización se ve reflejada en la faltas de reglas formales y explícitas que regulen la vida social.
En el extremo opuesto encontramos las sociedades urbanas o, al menos, con estado. Este tipo de sociedades son las más complejas y engloban muchos grupos distintos que muchas veces compiten entre sí o son contrarios, con necesidades y objetivos enfrentados; decimos que son sociedades heterogéneas. Son las más populosas y con mayor densidad de población, tienen territorios limitados en los que solo el poder del estado en concreto puede actuar legal y legítimamente. En estas sociedades los lazos de parentesco comunes se circunscriben a la familia y de iure no van más allá. Las relaciones sociales no familiares se regulan y se construyen de otras maneras como mediante intercambios mercantiles muy impersonales, asociaciones donde los integrantes se unen por tener objetivos comunes o mediante lazos de trabajo (relaciones laborales). La división social de trabajo, las especialización y la mecanización hacen que la solidaridad orgánica termine por sobreponerse a la solidaridad mecánica que domina en las bandas, muchas tribus e incluso varios grupos dentro de las sociedades más complejas; el individuo cada vez se hace más egoísta y temeroso del vecino, con el cual solo mantiene relaciones frías y distantes, obligado por las circunstancias. Ahora no hay autoridad, el gobierno se basa en el poder y unas instituciones que lo acaparan mediante el monopolio de la violencia, la coacción. Usan la fuerza y la capacidad de penar y recompensar para mantener el orden en la sociedad, un orden que se puede romper por las contradicciones y tensiones que derivan de la lucha entre varios estratos; también se tiene que encargar del bienestar del pueblo y de la integridad y la conservación del propio Estado ante las amenazas tanto del interior como del exterior.
He decidido dejar el punto intermedio entre las bandas y los estados, las tribus, para el final por su mayor complejidad. Mientras el funcionamiento de la estructura social de las bandas es similar entre todas, lo mismo que pasa con el funcionamiento del estado, el funcionamiento de las tribus es muy variado con estructuras sociales muy diferentes entre unas y otras. En cuanto a población: la densidad es variables, llegando en algunos casos a ser inferior a un habitante por kilómetro cuadrado y en otros a los cuatro habitantes por kilómetro cuadrado. También son muy diferentes los modos de vida: pueblos como los mongoles son nómadas y se mueven según el ganado y no tienen residencia fija, lo que les obliga a ser comunidades muy poco populosas; otros pueblos, como los antiguos eslavos, dedican su vida a la agricultura intensiva y son sedentarios con comunidades bastante más populosas en comparación con los nómadas pastorales. Aunque hemos presentado dos extremos de la balanza opuesta, existen gran cantidad de configurar los modos de producción y obtención de recursos además de las relaciones jerárquicas si las hubiere. Respecto al poder/autoridad tampoco hay consenso, pues hay tribus muy horizontales (tribus segmentarias) y otras muy verticales (tribus caciquiles). Entre estas dos formas de estructurar el poder existen diferencias pues en las tribus segmentarias el sentido de cooperación mutua se basa en la filiación cultural y de parentesco, siendo sociedades acéfalas con comunidades unidad por interdependencia. En las sociedades caciquiles las relaciones de poder sobrepasan, si no lo cultural, si el parentesco, habiendo posiciones oficiales con capacidad de coacción. Para hacer una analogía, tal vez algo chusca, de estas sociedades con las nuestras, podríamos decir que las tribus segmentarias serían confederaciones y las caciquiles federaciones.
La perspectiva de que puede haber tantas combinaciones potenciales puede abrumar un poco, sin embargo existen algunas nociones que pueden ayudar a englobar a la totalidad de las tribus para hacer más fácil su clasificación y conocimiento: es la noción de nación tribal. Sahlins describe la nación tribal como "un conjunto de comunidades que comparten costumbres y modos de vida, pero que carecen de poder central, a diferencia de las naciones modernas" en contraposición de la "civilización" que describe así: "adelanto en organización, una transformación cualitativa de tipo cultural […] Sociedad constituida principalmente para mantener la ley y el orden […] Sociedad compacta y divida dentro de sí" . Otra característica común entre cacicatos y tribus segmentarias es su clara división en tres sectores que tienen mucha importancia a la hora de estructurar la ideología y la economía (como hemos visto en el apartado anterior): el sector de la familia y el individuo, el sector del clan o el linaje y el sector intratribal o de la tribu. Vemos que, al igual que en las bandas, las relaciones sociales se estructuran en cuanto el parentesco y su proximidad, aunque como se estructura el parentesco puede variar.

Aún queda un tema complejo: el del poder. Si el estado tiene capacidad de coaccionar y cargos, ¿por qué el cacicato se encuentra dentro de la clasificación de tribu y no de la de estado? La clave está en la delegación de poderes. En las sociedades con estado el gobierno tiene el poder que le confiere el pueblo de manera voluntaria o bien mediante la coacción, a esto se le llama delegación primaria. Cuando el gobierno tiene todo ese poder pero la sociedad es compleja y heterogénea, se ve en la necesidad de delegar parte de su poder de actuación en otras personas o en instituciones explícitas que se encargan de distintos ámbitos del gobierno aunque sin independencia del poder central, en lo que se conoce como delegación secundaria. Estas instituciones constituyen lo que nosotros llamaríamos ministerios. En cambio en los cacicatos la doble delegación no se produce, un jefe ostenta el poder y no lo delega en instituciones explícitas. Por eso se dice que el cacicato es un nivel intermedio de organización social entre la tribu (segmentaria) y el estado.


Dentro de la temática del estado se ha dicho mucho de cómo se origina. Muchas de las posturas postulan que el estado tiene una causa única en todas las sociedades, pero la antropología nos muestra que es todo algo más complejo. La semilla del estado puede ser la monopolización de la violencia, la conquista de un pueblo por otro, la creación de jerarquías económicas o un simple consenso general en el que se delega el poder en una figura prestigiosa y esta lo concretiza, lo perpetúa y lo hace explícito. Pero hay un factor común: la formación del estado va de la mano con jerarquización de la sociedad en grupos, bien vaya la jerarquía primero, bien aparezcan de manera simultánea o bien la jerarquía aparezca tras la formación del estado.


Dimensión ideológica.
Las personas no solo somos piezas productivas dentro de un marco económico ni números de poder en un marco político. Tenemos inquietudes, pensamos y sentimos, creamos gran parte de nuestra realidad o al menos el cómo la percibimos, tanto a nivel individual como a nivel grupal. Estas ideas, como podríamos llamarlas, justifican muchos aspectos de nuestra sociedad pero también muchas conductas a un nivel individual. También sirven para explicar, consolar, como guía moral; o simplemente para mantener unido y cohesionado al grupo. Estás, como es obvio, cambian según la sociedad.
En las sociedades simples todas estas ideas se engloban en la religión y en la etiqueta. Sin embargo estas religiones no son como las nuestras, son elementales. En las sociedades de bandas, las más simples, la religión es muy básica: no tienen un espíritu supremo análogo al Dios cristiano, sino que adoran a los tótems. Y, ¿qué es un tótem? Un tótem es un animal, planta o piedra; cualquier elemento de la naturaleza, que representa a la tribu y simboliza al grupo. A este tótem, que suele ser algo que la banda precisa, se le hacen ofrendas para asegurar su abastecimiento, pero estos ritos, como ya hemos dichos, sirven también como símbolo para mantener unido al grupo. Aunque compartan otros rasgos culturales a cada comunidad le corresponde un tótem. Pero el sentido sobrenatural en las bandas no solo se restringe a los tótems, también adoran a las fuerzas de la naturaleza o espíritus de la naturaleza a los que veneran por el daño que pudieran causar o por el beneficio que pudiesen dar (por ejemplo el agua puede causar inundaciones devastadoras pero también puede asegurar que el año que viene vuelvan a brotar frutos).
En contraste con la religión de las "civilizaciones", la religión de las bandas no tiene estructura jerárquica en cuanto a cargos eclesiásticos se refiere. Hay chamanes y hechiceros que suplen las funciones de un sacerdote, es verdad, pero estos son como sacerdotes a tiempo parcial. La práctica de ritos y la dirección de oficios no a todo lo que se dedican, participan en las demás prácticas sociales como cualquier otro; fabrican herramientas, recolectan e incluso cazan, siempre que su cuerpo se los permita. Además, quien oficia los ritos y las ceremonias no tiene que ser alguien en contacto con lo sobrenatural, con que sepa el procedimiento es suficiente (por eso siempre suelen ser los ancianos de la banda). Las personas consideradas en contacto con lo sobrenatural se reservan para otros propósitos como la adivinación o la brujería, que no hechicería. La hechicería se relaciona más con elementos naturales como hierbas y ungüentos que con lo sobrenatural – psíquico, por eso un hechicero puede ser cualquiera sobre conocimientos sobre plantas medicinales, por ejemplo, y los brujos suelen ser personas muchas veces con problemas psiquiátricos como la epilepsia, pues se consideran como posesión y por tanto esa persona puede entrar en contacto con el mundo de los espíritus.
Sin embargo, aunque a ojos occidentales nos puede parecer imposible, la religión de las bandas no es normativa, es decir, que no impone ninguna ética ni ninguna moral. Lo que dicta el recto comportamiento es la etiqueta, el saber comportarse en cada situación. Esto tiene mucho más que ver con lo natural que con lo sobrenatural, pues es una parte que asegura el buen funcionamiento de la sociedad y evita tensiones. Porque en las bandas no todo se explica por lo sobrenatural, aunque esto sea lo dominante, también se explican cosas sin uso de la religión, cosas cómo construir un refugio adecuado, tratar al vecino o la mejor manera de cazar. Estas reglas vienen del pasado de la banda, del conocimiento transmitido de generación en generación.
En el siguiente estadio de las sociedades, la tribu al estilo neolítico, la religión se hace más compleja al añadirse más sectores. La comunidad local mantiene contacto con otras comunidades culturalmente semejantes y el conjunto de todas estas forman la nación tribal. Sin embargo la función de la religión sigue siendo la misma que en las bandas forrajeras: mantener unido y cohesionado al grupo mediante ritos y creencias que simbolizan la unidad. Es curioso ver como la religión se corresponde a la sociedad humana, siendo la estructura social y las relaciones sociales lo que justifica la religión y no al contrario, como bien decía Feuerbach: La religión es la reflexión, el reflejo de la esencia humana en sí misma. […]Si la sensación para ti es una cualidad magnífica, será por ello mismo también para ti una cualidad divina. Por eso el hombre sensible sólo cree en un Dios sensible, es decir, sólo cree en la verdad de su propio ser y esencia, pues no puede creer otra cosa si no lo que es en su propia esencia. Su fe es la conciencia de lo que para él es santo: porque santo es para el hombre sólo lo que es su propio interior, la última causa, la esencia de su individualidad. Para el hombre sensible un Dios insensible sería un Dios abstracto y negativo, es decir, una negación, porque le falta lo que le es santo y valioso para el hombre. Dios es para el hombre el contenido de sus sensaciones e ideas más sublimes, es su libro genérico, en el cual escribe los nombres de sus seres más queridos". Así, en las sociedades tribales la religión toma tres aspectos según el sector de la comunidad local, la familia y el individuo; el sector del clan o del linaje y el sector tribal o intratribal. Al primer sector le corresponderían los cultos ya vistos en las bandas (almas animistas), al segundo sector le corresponderían el culto a los ancestros y al tercer sector le corresponderían las grandes divinidades de la naturaleza. Hay que destacar que la intensidad de ritos y la concreción de los seres sobrenaturales es inversamente proporcional a la extensión del sector. Así, toda la nación tribal participa en los cultos a los dioses, pero solo en fechas señaladas y las características de las divinidades son difusas y a veces incoherentes; mientras que en el culto a las almas animistas y los antepasados se participa con mucha más asiduidad, a veces incluso a diario y se sabe bien a quién se reza y sus características. En definitiva, hay un ser sobrenatural para cada segmento, con distintas funciones o distintas variaciones de un mismo ser espiritual para cada segmento; la estructura espiritual – sobrenatural es análoga a la humana.
La moral y la ética en las sociedades tribales se regula al modo de las bandas: es contextual, depende del lugar, el momento y la persona. No las determina lo sobrenatural sino la tradición. Al igual que en las bandas, en las tribus también tiene gran presencia la magia, que les ayuda a comprender en situaciones de irregularidad y tensión.
Con la llegada del estado todo se hace más complejo. Varios grupos conviven en un mismo lugar bajo una misma dirección y estos grupos pueden tener creencias diferentes, lo cual generará tensión. No solo los grupos étnicos extranjeros generan tensión, en el mismo seno de la sociedad "nacional" hay tensiones: los campesinos y los habitantes de las ciudades no entienden la religión, aunque les sea común, del mismo modo. La religión institucionalizada explícitamente, como puede ser la Iglesia Católica, se preocupan por discusiones teológicas como el misterio de la Santísima Trinidad, la bondad de Dios, la validez de algún libro bíblico, etc. Esos temas poco interesan al pueblo, solo unos pocos se arriesgan a entrar en esos campos de minas teológicos. Lo que de verdad interesa al pueblo es que la religión le ayude en su día a día, proteja a las familias, bendiga el pueblo, el barrio o la ciudad. En cierta manera aún no hemos dejado atrás los cultos elementales o primitivos. Pensemos en el fenómeno de la adoración de vírgenes y santos en la Europa mediterránea occidental: la gente acude a procesiones o a orar a ciertos santos y vírgenes, a ciertas imágenes, con más fervor que con el que van a misa. La misa de los domingos no es más que un trámite, el acercamiento a Dios y a la santidad se hace mediante la oración a una imagen consagrada a la comunidad o incluso a la favorita del individuo. Es algo concreto, con unas características claras, te siente ayudado en el día a día o bendecido. Nuestra Señora de los Ángeles (2 de agosto) bendice al pueblo de Fuentes de León, las fiestas patronales de San Juan Bautista (24 de junio) en Badajoz (con espectáculo de fuegos, lo que lo hace recordar todavía más a los cultos a los solsticios entre las religiones paganas), Santa Bárbara protege a mineros y artilleros. Aunque mixtificados estos cultos, acaso de orígenes paganos, hermanan con las explicaciones sobre la religión en las bandas y las tribus.
Sin embargo nos encontramos en la religión un universal cultural (aunque es un universal cultural en sí mismo): un dualismo sistemático simbolizado con la oposición cielo/tierra y las tres esferas típicas de lo divino (cielo), lo humano (tierra) y la muerte (subsuelo), con curiosas combinaciones y formas de verlo a lo largo del espacio y del tiempo.

Conclusiones y reflexiones personales.
Conclusiones.
Como conclusión general podríamos decir que ninguna forma de sociedad tiene un único origen y una única forma de estructurarse. También podemos decir que reducir el germen de la sociedad a una única faceta es un grave error. No es la economía, no son las ideas, no es el poder, no es la guerra, ni el género ni la raza; es un todo con todo, una serie de relaciones de interdependencia donde si cambias una parte cambiarás algo en todas las demás.
Tal vez cabría discutir si la sociedad de bandas supone un origen común, pues parece ser, según lo leído y lo sabido, que es una forma de organización tan simple que es necesaria que existe por el simple hecho de la naturaleza social y simbólica de la especia humana. Parece ser tan simple, básica y elemental que ciertos patrones nunca se pierden por mucho que se desarrolle la sociedad y no podemos evitar identificarnos con los pueblos primitivos cuando nos damos cuentas que seguimos los mismos patrones de comportamiento y socialización cuando estamos entre amigos y familiares. Como dijo Aristóteles: "y que el hombre, por naturaleza, es una especie de animal social."

Reflexiones personales.
Serie de libros muy recomendables y esclarecedores sobre distintos tipos de sociedad, sobre todo si te estás introduciendo en el mundo de la Antropología. Son llevaderos y fáciles de entender.
Me alegro de haber hecho este trabajo porque me ha ayudado a entender mejor nuestra especie y nuestro mundo, además de ayudarme a estructurar conocimientos adquiridos en el pasado por muy pocos que sean. Han servido para tener una visión más holística del mundo y comprender que hay aspectos de nuestra sociedad que no son universales ni necesarios, como el poder y las jerarquías, mientras que hay otros aspectos que se repiten a lo largo de la evolución de las sociedades, como la importancia de las familias. Gracias por tanto, aunque pueda equivocarme.
En cuanto pueda los releeré con más atención y con otros textos adicionales. El estrés y la presión del tiempo y los exámenes no me han dejado disfrutarlos como me hubieran gustado, lo que es una pena, pues considero que tal vez así hubiese hecho un mejor trabajo y/o una mejor comprensión de los textos.






Bibliografía.
Elman R. Service, Los cazadores.
Marshall Sahlins, Las sociedades tribales.
Eric Wolf, Los campesinos.
Lawrence Krader, El origen del estado.
Ludwig Feuerbach, La esencia del cristianismo.
Aristóteles, Política.



Citas textuales de Sahlins en su libro Las sociedades tribales.
Ludwif Feuerbach, La esencia del cristianismo, capítulo VI.
Aristóteles, Política 1253a 1-18
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