Sobre la utilidad de Epicuro en la Enseñanza Secundaria

PAIDEÍA 106 (2016) pp. 163-168

IGNACIO MARCIO CID. PROFESOR IES FORT PIUS (BARCELONA) COFUNDADOR DE LA REVISTA ELECTRÓNICA ALIA, JUNTO CON MOSÈ COMETTA

Sobre la utilidad de Epicuro en la Enseñanza Secundaria Este texto pretende reclamar, ajustándose a la legalidad educativa vigente, una mayor atención a Epicuro en las materias filosóficas de la enseñanza secundaria. Ello se debe a los beneficios que su tratamiento de la naturaleza, de la muerte, lo divino y las dolencias psíquicas pueden reportar escolar y personalmente a la comunidad educativa. Palabras clave: Epicuro, secundaria, física, ética, tetrafármaco, felicidad This text aims to claim, in accordance with the Spanish education laws in force, a deeper coverage of the philosopher Epicurus concerning the teaching at Secondary School. This claim is grounded in the benefits the education community can possibly receive, both at school and at personal levels, from his approach to nature, death, divinity and mental diseases. key words: Epicurus, secondary school, ethics, tetrapharmacon, happiness

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robablemente a causa de su negación de la pervivencia anímica postmortem y de la ontoteología dualista platónico-cristiana, así como por su interés por el cálculo racional de los placeres, Epicuro ha estado poco y mal representado en gran parte de la tradición escolar, no sólo española, y ha sido tachado tanto de ateo recalcitrante cuanto de hedonista porcino. En esta comunicación se pretende reclamar razonadamente un espacio para Epicuro en los estudios secundarios de filosofía, poner de manifiesto la vigencia de sus propuestas y, en especial, subrayar su concepto radical de filosofía ligado a la vida y a la experiencia, con una vocación transversal y transformadora. Nos importa, pues, justificar cómo pueden conectar, a mayor beneficio de todos aquellos que forman la comunidad educativa, las tesis filosóficas del samio Epicuro, la www.sepfi.es

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normativa escolar vigente y la praxis docente-discente cotidiana en los institutos de bachillerato. De hecho, deseamos insistir en qué valores o contenidos epicúreos pueden ser de utilidad al alumnado de secundaria. Así, si consideramos, con las reservas pertinentes, la legalidad educativa nacional, detectamos, al menos desde la letra, una voluntad de mejorar y transformar la educación de modo que, entre otras cosas, ésta devenga “el centro de nuestra sociedad y nuestra economía, (…) [la cual es] cada vez más global y más exigente en la formación de trabajadores y empresarios”. Estas tesis emanadas de la LOMCE, en las que alienta el espíritu de la OCDE y no el de la UNESCO, tienen, para todas las asignaturas incumbidas, su concreción en el Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, por el que se establece el currículo básico de la Educación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato. Prescindiendo del aminoramiento y el perjuicio causados a la materia de Filosofía, el alumnado que la cursa ha de ser capaz de conocer “los grandes interrogantes, los conceptos especializados y las teorías que intentan dar respuesta a las grandes cuestiones” y “no admitir ideas que no han sido rigurosamente analizadas y evidenciadas, (…) saber pensar, razonar y argumentar con fundamento, coherencia y de forma autónoma, [poseer] la habilidad discursiva para dialogar y convencer evitando el pensamiento único y dogmático”. Según el texto legal, son ésas algunas de las aportaciones y objetivos, no menores, de nuestra materia, que, a caballo entre los saberes matematizados y las disciplinas humanísticas, no tiene un para qué material y tangible, si bien persigue, en el caso de Epicuro, un objetivo acaso más importante: el despliegue de una vida auténtica y feliz donde se aúnan lo teórico y lo práctico en una dimensión ética vivida y vivible. Ocurre con este amor al saber que, como sucede en ocasiones, lo que carece de valor, Wertlos, acaba resultando valioso, wertvoll. Se impone ya responder a la pregunta anticipada sobre la utilidad de Epicuro en el bachillerato. Para empezar, sostenemos que su presencia y tratamiento en pie de igualdad con otras grandes figuras del pensamiento o dentro de enfoques temáticos, no diacrónicos, es provechosa por su dimensión educativa transversal y no excluyente por motivo de edad, sexo o condición, dado que el filósofo samio prescribe en la Epístola a Menceo que “Ni por ser joven demore uno interesarse por la verdad ni por empezar a envejecer deje de interesarse por la verdad. Pues no hay nadie que no haya alcanzado ni a quien se le haya pasado el momento para la salud del alma”1 y dado también que el propio Epicuro parece haber aceptado en el κῆπος, esa especie de jardín-huerto en torno al cual se congrega la comunidad epicúrea, “tanto a heteras, esclavos y esclavas, con quienes convivía y a quienes escribía como a cualquier otro amigo. [De hecho,] conocemos el nombre del esclavo Mis y de la hetera Leoncion”.2 Esta apertura de la filosofía que, sin perder rigor y acumen intenta superar el elitismo abstruso, ha de ser propia, creemos, de la enseñanza en el nivel que nos ocupa. 164

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El caso de Epicuro sirve así mismo para comprender el alcance y repercusiones de una damnatio memoriae, de una persecución inquisitorial, dogmática y censora ejecutada por el cristianismo triunfante, pese a que es necesario reconocer la importancia de toda religión como vía de autodescubrimiento y, en el caso de la cristiana, el hecho de que los monasterios fueron centros de preservación y transmisión de la vida intelectual y de que Casiodoro sostiene que la tarea de copia del legado grecolatino era un modo de luchar, con pluma y tinta, contra las ilícitas insinuaciones del diablo”. En tercer lugar cabe citar la consideración de la naturaleza desde un punto de vista no supersticioso, con espíritu objetivo y axiomatizador, que produce un sistema reductivo materialista con partículas elementales o primeros elementos (átomos y vacío), heredados de la tradición presocrática atomista iniciada por Demócrito y Leucipo. Igualmente, se trata de un estudio de los fenómenos terrenales, celestes y celestiales que no establece, por su voluntad de unificación total, diferencias cualitativas entre los formantes de esas dimensiones, ya sean las entidades implicadas pertenecientes a la física general, a la astronomía, a la meteorología o a la teología. En este sentido, podemos afirmar que Epicuro plantea la problemática pregunta por la realidad toda, formula su hipótesis y propone un modelo explicativo de carácter empírico-abstractivo, propugna la tesis del nihil ex nihilo y no concibe la formulación fideísta posterior en forma de creatio divina. Por otra parte, las tesis epicúreas entablan un debate enconado con el dualismo ontológico, antropológico y epistemológico de Platón y la teología teleológica de Aristóteles, de modo que niega, no sólo la existencia de diversos gradus entis, sino también el papel providente y rector de dios(es) en el desenvolvimiento de los sucesos cósmicos. De esta forma, el alumnado se ve expuesto, al menos en los cursos de bachillerato, a teorías divergentes y puede desarrollar la tolerancia y respeto ante las diferentes opiniones que se expresan en la confrontación de ideas. En quinto lugar, presenta una concepción de la filosofía como medicina, una philosophia medicans, cuya finalidad, aplicada y cercana, consiste en sanar o curar las dolencias y pesares de la mente humana; esta postura se aparta de otras que la entienden como ejercicio de contemplación absorta de ultimidades trascendentes y esenciales. No en vano sostiene el filósofo samio que “la filosofía es una actividad que, mediante argumentos y razonamientos, nos procura la vida feliz”3 y que “[v]ana es la palabra del filósofo que no remedia ningún sufrimiento del hombre. Porque así como no es útil la medicina si no suprime las enfermedades del cuerpo, así tampoco la filosofía si no suprime las enfermedades del alma”4. Este planteamiento brinda la ocasión de confirmar el enraizamiento en lo real inmediato y en lo práctico que también puede poseer nuestra asignatura. En sexto lugar, y de acuerdo con el señalamiento anterior, Epicuro ilustra con solvencia la importancia del autocuidado, de la terapia de la mente o alma, cura sui ο τὴν τῆς ψυχῆς ἐπιμέλειαν, que ha sido un asunto clave en la filosofía desde Sócrates, habida cuenta de que, según dijo, “una vida sin examen no tiene objeto vivirla para el hombre”5. www.sepfi.es

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La dedicación a la salud del cuerpo y a la imperturbabilidad del alma, en la línea del mens sana in corpore sano de Juvenal, entronca con la con la competencia básica social (a la vez intrapersonal e interpersonal), de manera que todas las personas aprendices puedan “procurarse un estado de salud física y mental óptimo, tanto para ellas mismas como para sus familias y para su entorno social próximo” y puedan llevar una “vida activa, saludable y autónoma”.6 En séptimo lugar, la filosofía epicúrea presenta una teoría ética eudemonista y constituye un ejemplo palmario de hedonismo racional y morigerado que es capaz de asumir la presencia del deseo, querencia del placer y la evitación del dolor como factum humano, ante lo cual, en vez de postular su supresión abstinente, de corte estoico, propone una gestión que atienda a la naturaleza, las necesidades y el raciocinio. Así propone un ideal de felicidad, de bienestar vital basado en la autonomía, la satisfacción personal y la tranquilidad psíquica. En octavo lugar, el tetrafármaco epicúreo según el cual “dios no se ha de temer, la muerte es insensible, el bien es fácil de procurar, el mal, fácil de soportar”7 propugna, como receta de vida, la liberación del miedo a las divinidades y a la mortalidad, con lo que el individuo deviene más dueño de sus facultades, sabedor de sus límites y apoderado en la toma de decisiones para la resolución de problemas. Esta competencia personal permite vivir una vida significativa desde el presente. Ello se condice con la teoría epicúrea de divinidades existentes, no concernidas ni gobernantes, pero en actividad feliz y placentera, así como en la defensa de la exclusión radical entre vida como sensibilidad y presencia frente a muerte como insensibilidad y ausencia. De este modo el alumnado se enfrenta de manera conceptual pero también reflexiva y personal a la finitud humana sin trascendencia ulterior y puede estimular la convivencia con la incertidumbre, así como la tolerancia de la frustración, derivadas del reconocimiento del propio acabamiento, al menos biológico, que es el destino humano visto en el prójimo y vivido en el sí mismo. Por último, el desarrollo histórico del utilitarismo liberal británico, con figuras señeras como Bentham y Stuart Mill y su reconocida filiación epicúrea8 ponen de manifiesto la potencia actual de conceptos que, sin incurrir en insolidaridad, luchan por un individuo valiente, tranquilo, activo, digno, bienhumorado, capaz de cultivar su racionalidad, de proteger sus intereses legítimos, sin renunciar, tolerantemente, a sus creencias e ideas y en disposición de defender “los valores y principios de la libertad, el pluralismo, los derechos humanos y el imperio de la ley, que son los fundamentos de la democracia”, tal como prescriben las normas educativas españolas.9 Por todo ello, hemos querido presentar este alegato para defender una mayor presencia de Epicuro en las materias filosóficas que emanan del marco normativo vigente para la educación secundaria, que es en sí mismo perfectible e incluso puede quedar reemplazado por otro todavía mejor.

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Notas 1

BOE, Disposiciones generales, Jefatura del Estado, Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa, Núm. 295, Martes 10 de diciembre de 2013 Sec. I. págs. 97858-97921, y más concretamente, pág. 97859 y 97860.

2

OECD (2013), Education at a Glance 2013: OECD Indicators. OECD Publishing, pág. 1, disponible en http://dx.doi.org/10.1787/eag-2013-en, consultado el 21 de Julio de 2015: “Governments are paying increasing attention to international comparisons as they search for effective policies that enhance individuals’ social and economic prospects, provide incentives for greater efficiency in schooling, and help to mobilise resources to meet rising demands”

3

BOE, Disposiciones generales, Ministerio de educación, cultura y deporte Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, por el que se establece el currículo básico de la Educación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato, Núm. 3, Sábado 3 de enero de 2015 Sec. I. págs. 169-456, más concretamente pág. 249.

4

Epicuro, Carta a Meneceo, 122, en Epicuro, Vara, José, (ed., trad.) (1995), Obras completas. Madrid: Cátedra, 1995, pág. 87.

5

Vara, José (ed., trad.), Introducción a Epicuro (1995), Obras completas, Madrid: Cátedra, pág. 39.

6

cf. Haskins, Charles Homer (1955), The Renaissance of the Twelfth Century. Cambridge, MA: Harvard University Press, pág. 33: “[s]et like islands in a sea of ignorance and barbarism, they had saved learning from extinction in Western Europe at a time when no other forces worked strongly toward that end”.

7

Casiodoro, De institutione divinarum litterarum, “caput XXX, De antiquariis et commemoratione orthographiae”, Patrologia latina (ed. Migne, 1865), vol. 70, págs. 1144 D -1145 A: “contra diaboli subreptiones illicitas calamo atramentoque pugnare”; traducción propia.

8

Sexto Empírico, Contra los dogmáticos V = Adversus mathematicos XI), 169, en Sexto Empírico, Martos Montiel, Francisco (ed., trad.) (2012), Contra los dogmáticos. Madrid: Gredos, pág. 693, corresponden al frag. 219 de Usener.

9

Epicuro, Fragmentos y testimonios escogidos, n. 2, en García Gual, Carlos y Acosta Méndez, Eduardo (1974), Ética de Epicuro; la génesis de una moral utilitaria. Barcelona: Barral Editores, pág. 143.

10

Platón, Apología, 38a 5-6, 36c2 - 36d1; 41e2-42a2 en Platón, Lledó Íñigo, Emilio et al. (eds., trads.), Calonge Ruiz, Julio, (trad. de la Apología) (1982), Diálogos, vol. I: Apología; Critón; Eutifrón; Ion; Lisis; Cármides; Hipias Mayor; Hipias Menor; Laques; Protágoras. Madrid: Gredos, pág. 180.

11

BOE, Disposiciones generales, Ministerio de educación, cultura y deporte, Orden ECD/65/2015, de 21 de enero, por la que se describen las relaciones entre las com-

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petencias, los contenidos y los criterios de evaluación de la educación primaria, la educación secundaria obligatoria y el bachillerato, Núm. 25 Jueves 29 de enero de 2015 Sec. I., pags. 6986- 7003, concretamente 6998. 12

Epicuro, Fragmentos y testimonios escogidos, n. 11, en García Gual, Carlos y Acosta Méndez, Eduardo (1974), Ética de Epicuro; la génesis de una moral utilitaria. Barcelona: Barral Editores, pág. 145.

13

Mill, John Stuart (1962), El utilitarismo. Buenos Aires: Aguilar, 3ª ed., pág. 28: “Los que conocen del asunto, tienen conciencia de que todo pensador que desde Epicuro a Bentham haya sostenido la teoría de la utilidad, ha entendido por ésta algo que hubiera que contraponer al placer, sino al placer mismo juntamente con la ausencia de dolor; que en vez de oponer lo útil a lo agradable o a lo decorativo, han declarado siempre que lo útil significa estas cosas, entre otras”.

14

BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO, Disposiciones generales, Jefatura del Estado, Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa, Núm. 295, Martes 10 de diciembre de 2013 Sec. I. págs. 97858-97921, y más concretamente, pág. 97866

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Revista de Filosofía y Didáctica Filosófica Mayo - Agosto 2016

I Encuentro de Profesores de Filosofía ARTÍCULOS La Filosofía a “contracorriente”. Manuel Sanlés Olivares El legado social y ético de la obra de Francisco Giner de los Ríos. Delia Manzanero Sobre la utilidad de Epicuro en la Enseñanza Secundaria. Ignacio Marcio Cid La práctica filosófica como herramienta para las competencias transversales. Soledad Hernández Bermúdez Educar en Derechos Humanos, educar en valores: dilemas y casos. Elisa Favaro Carbajal Ética y educación moral. Javier Méndez Mi balza roja: la imaginación docente filosófica y el estilo CIN de comunicación. Rodolfo Rezola Amelivia Cine y Filosofía: metáfora y paradigma. Ángel Vallejo ¿Es atractiva la Filosofía? Cómo plantear alternativas pedagógicas. Cosme Rojo Los alumnos como creadores de escritura filosófica. Felipe Aguado Hernández

COMUNICACIONES VI Olimpiada Filosófica de la Comunidad de Madrid Sara Gil

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