Sobre la divinidad en Heráclito

October 6, 2017 | Autor: Carlos Velázquez | Categoría: Presocratic Philosophy, Filosofía, Presocratics, Greco-Roman World, Grecia Antigua
Share Embed


Descripción



Sobre la divinidad en Heráclito
Carlos Eduardo Velázquez García
310326892
[email protected]
Historia de la filosofía I
Vida y contexto histórico
Sobre la sociedad de su tiempo
El fin del siglo VI y los primeros decenios del V señalan un renacimiento general del espíritu religioso entre los griegos. Ese mismo cambio en el pensamiento empieza con Pitágoras de Samos, al fundar su secta religiosa. En un sentido distinto encontramos a Jenófanes de Colofón, pues ataca la teoría pitagórica de la transmigración "con la misma rudeza con que trata a los dioses de la religión popular". Parménides prefiere expresar su visión del verdadero Ser como una forma de revelación religiosa. Estos tres pensadores pertenecen a la nueva cultura de la Italia meridional "que fue resultado de la fusión del intelectualismo importado de Jonia con el fondo social y religioso de la raza nativa."
Sobre su vida y su libro
Según Diógenes Laercio, Heráclito nació entre los años 504-501 a.C. (alrededor de la 69ª olimpiada), fue hijo de Blosón o, según otros, de Heraconte de Éfeso. Él mismo afirma el carácter de nuestro filósofo que, según él, "era por naturaleza orgulloso ante cualquiera, y desdeñoso". En una anécdota nos refleja bastante de su comportamiento:
"Retirado al templo de Diana en Éfeso, se entregó a jugar a los dados con los niños, y viéndose rodeado por los efesios, les dirigió estas palabras: '¿De qué os asombráis, hombres perversos? ¿No es mejor hacer esto que gobernar el Estado con vosotros?' Y, finalmente, se hizo misántropo, y se retiró a los montes donde se alimentaba de hierbas y de pasto".
A causa de ello enfermó de hidropesía, y regresó a la ciudad. Una vez ahí preguntaba a los médicos con un tono complejo si ¿de un diluvio se hace sequía? Al ver que nadie entendía, fue a un establo a que el estiércol evaporará el agua. Esto por lo visto no funcionó, y murió a los 60 años.
Cabe recordar la precaución con que debemos acercarnos a estas afirmaciones, tanto porque se tratan de testimonios registrados muchos años después, como por la variabilidad de intenciones que entre los distintos doxógrafos pudieran existir. Sin embargo, la doxografía en muchas ocasiones son la única referencia que podemos tener, para tratar de comprender un poco mejor la vida de los pensadores antiguos, y la sociedad de su tiempo. Por eso es necesario tomarla, pero tomarla con cuidado.
Respecto a su libro, se dice que el libro de Heráclito, por su contenido, se titulaba De la naturaleza, y que estaba dividido en tres discursos, uno sobre el universo, otro de política, y otro de teología. El mismo libro lo depositó, como homenaje en el templo de Diana, y posiblemente el estilo enigmático y difícil de comprender se debiera a la intención, del mismo Heráclito, para que sólo fuera leído por los más doctos, mas no por el vulgo.
Es hasta Platón y Aristóteles donde encontramos la primera discusión detallada de la doctrina de Heráclito, aunque muy pocas citas de su libro.

Sobre la divinidad en Heráclito
La intención de basarnos en las opiniones pasadas, y en los registros históricos, sobre la vida y los temas expuestos de los primeros filósofos, es de suma importancia porque de algunos filósofos sólo tenemos, en el mejor de los casos, algunos cuantos fragmentos dispersos. Y que por su inconexión explícita, nos dificulta su compresión y su interpretación. Sin embargo los testimonios y la doxografía pueden ayudarnos a comprender perspectivas más cercanas en el tiempo, y tal vez como consecuencia, mejor comprendidas, al menos en cuanto a la probabilidad.
Dividiré los que son, para mí, los rubros más importantes que refieren a la divinidad. En ellos expondré la referencia explícita, y cuando sea necesario haré una interpretación pertinente; respecto al tema de la divinidad. Aunque, por motivos de espacio, no será posible interpretar cada uno de los fragmentos donde pudiera caber el tema de la divinidad, al final del texto habrá una compilación propia, de estos fragmentos. En este sentido, trataré de adentrarme, en lo posible, según los fragmentos, comentarios, e interpretaciones que escogí.
La palabra Theos
Tal vez la aproximación más inmediata al tema de la divinidad es rastrear aquellos fragmentos en donde se hable explícitamente de los dioses, esto es, de la palabra Theos. "[E]s innegable que en los textos mismos ocurren las palabras theîon, ho theós, y theoí [aunque] la palabra teología está documentada sólo a partir de Platón [en República, 379a]"
En este mismo sentido, hay fragmentos que no mencionan explícitamente la palabra "dioses" (Theos). Aunque por la connotación que adopta en diversos fragmentos, es posible que se le pueda atribuir este sentido divino. Tanto de esto, como del sentido explícito de los fragmentos donde sí se habla de lo divino, me ocuparé en lo sucesivo.
Las prácticas religiosas
Se puede decir que es imposible que Heráclito no se haya incluido en la corriente que trataba de superar las representaciones antropomórficas de la mitología tradicional, y superarlas con una concepción más elevada. Mientras esta exigencia de una más elevada concepción se afirmaba en Jenófanes (B 23, 24 y 25) desligada de cualquier nombre personal de divinidad, en B32 Heráclito lo puede relacionar con Zeus.
El fragmento 32 nos dice: "Lo uno, lo único sabio, no quiere y [sin embargo] quiere ser llamado con el nombre de Zeus." Mondolfo encuentra relación de este fragmento con los tiempos que vivía Heráclito respecto del panteísmo órfico. La conclusión que encontré, en la interpretación de Mondolfo, nos dice:
"Y sin duda Heráclito, que también se hallaba orientado hacia un panteísmo, podía sobre esa base tomar posición entre Jenófanes y los otros, observando que el nombre de Zeus, conservado por algunos y abandonado por Jenófanes, era defectuoso e inadecuado a causa de su vínculo con las representaciones antropomórficas del mito; y tal, por consiguiente, que 'el único sabio' debía querer y no querer al mismo tiempo ser llamado con él".
Personalmente, me parece un fragmento bastante enigmático y que se presta a muchas interpretaciones. Hay muchos conceptos con cargas semánticas bastante significativas, y que en el contexto de la doctrina de Heráclito, pueden ser bastante complejos, por ejemplo: 'lo uno', 'lo único sabio'. O la aparición del nombre 'Zeus', pues éste aparece en genitivo, y no en nominativo como sería usual. De esto nos habla Kahn cuando comenta que, ya que para los griegos era bastante importante nombrar a los dioses de manera correcta, entonces sería un error pensar que cambiar el caso, de nominativo a genitivo, fuera un mero error irrelevante.
Yo quisiera resalta específicamente la palabra 'quiere', porque la característica de 'querer', esto es, de demostrar alguna voluntad de afecto podría, en algún sentido, confrontar la afirmación de Mondolfo sobre la aseveración de que indudablemente Heráclito quería superar las representaciones antropomórficas de la mitología tradicional. Aunque también pudiera pensarse a Zeus como una voluntad amorfa. No obstante, estos temas no serán desarrollados aquí.
Este fragmento lo incluí en esta parte del trabajo porque, como ya vimos, es bastante probable que el nombre de Zeus no aparezca gratuitamente en el fragmento. Aunque no sepamos la intención concreta que haya tenido Heráclito, el simple hecho de que la mitología tradicional se haga presente en los fragmentos nos habla de que al menos era tomada en cuenta. Y que la explicación, en este caso de 'lo uno' o 'lo único sabio' a lo que sea que se quiera referir, se puede hacer con base en las concepciones divinas de ese entonces.
Sin embargo, lo que mejor se pudiera concluir es que:
"[E]n todas estas instancias, la mera alusión a tales dioses no implica ya necesariamente la adopción de una nueva idea de lo divino. Ésta es, en el mejor de los casos, sólo una posibilidad interpretativa, no un hecho indudable".
El fuego es dios.
A través de los siglos ha quedado sedimentada la interpretación aristotélica de que casi todos los filósofos presocráticos, eran físicos y monistas, esto es, que sólo consideraban un solo elemento como aquel del que está hecho todo el mundo. Aquello de lo que viene y a lo que va. El caso de Heráclito no escapa a ello, y es el fuego el elemento que Aristóteles le asigna. Por lo tanto, en lo que refiere a la divinidad, no hubo un cambio importante en las interpretaciones del periodo post-aristotélico y medieval, pues los dioses sólo serán un reflejo de la sustancia creadora del mundo. Esto lo afirma Varrón:
"... hay un segunda especie de teología, que es la que he demostrado ser naturalista, acerca de la cual los filósofos nos han dejado muchos libros en los que se encuentra quiénes son los dioses […] si están constituidos por el fuego como lo cree Heráclito, o por los números, como lo piensa Pitágoras, o por los átomos, como dice Epicuro…"
Y Tertuliano:
"Es evidente que hasta aquellos profesores de sabiduría, por cuyos genios son animadas todas la herejías, han proclamado dioses a sustancias indignas, como Tales al agua, Heráclito al fuego…"
Es curioso pensar que estos dos registros históricos refieren a la divinidad en Heráclito como fuego, y sin embargo no haya un fragmento donde Heráclito haga explícitamente esta relación entre lo divino y el fuego. Se puede suponer que muchos de los doxógrafos no hayan tenido a su mano los fragmentos del libro de Heráclito, y que lo poco, o lo único, a lo que podían acceder era a la tradición imperante, haya sido ésta de forma escrita, u oral en la mayoría de las ocasiones.
Ley divina-logos
En esta última sección me encargaré de la relación entre el tema de la divinidad y el logos dentro de los fragmentos heraclíteos. Anticipando que será una exposición no tan profunda como se quisiera, sin embargo espero tocar los puntos más importantes.
El tema del logos en la doctrina heraclítea es bastante problemático, ya que aunque sea un solo concepto al que nos estamos refiriendo, no implica necesariamente que debe ser abordado de una manera unívoca. La polisemia que lo rodea es tan amplia en los fragmentos, que me obliga a tomar sólo una connotación, con el propósito de acotar mejor las relaciones con el tema de la divinidad.
Entre las connotaciones más pertinentes se encuentran la de pensamiento inteligente, discurso o lenguaje, palabra. Estas connotaciones pueden constituir una racionalidad objetiva del cosmos, esto es, la ley por la cual se rige la realidad. Será este último sentido el que quiero tomar en cuenta, ya porque pienso que es inclusivo con los otros términos, como porque es el sentido que más se asemejará con el sentido divino. En este sentido podemos preguntar, más específicamente ¿qué es la ley divina?, ¿qué relación tiene con el logos?
Podemos comenzar por el fragmento 114 que nos dice:
"Los que hablan con inteligencia es menester que se fortalezcan con lo que es común a todos, así como una ciudad con la ley, y mucho más fuertemente. Pues todas las leyes humanas son alimentadas por la única ley divina: ésta, en efecto, impera tanto como quiere, y hasta a todas las cosas y las trasciende".
Según Jaeger, esta es la primera vez que la idea de 'ley' aparece en el pensamiento filosófico, y ahora como el conocimiento más alto y más universal; yendo más allá de su sentido político, hasta cubrir la naturaleza propia de la realidad misma. Y es que esto comienza a tener sentido cuando se resignifica el kosmos como conjunto ordenado.
En este sentido, Heráclito pudiera haber querido decir que las personas sabias saben que lo común lleva a la fortaleza, y así como pasa en una ciudad con las leyes (que son comunes a los ciudadanos), la ley divina será la encargada de ordenar tanto las mismas leyes humanas, como todas las demás cosas. Y como hemos visto, el ordenamiento que cumple con estas características, no es otro sino el logos.
Y nos vuelve a decir Jaeger "lo que es nuevo en Heráclito es la forma en que todo este simbolismo jurídico se resume en el concepto de una sola ley cósmica gobernadora de todo". Esta ley ahora se le entiende como ley de todas las demás leyes. "El logos de acuerdo con el cual ocurren todas las demás cosas, aunque permanezca oculto a la humanidad, es la ley divina misma".
Es posible que otra aportación de Heráclito pudiera haber radicado en el cambio semántico del concepto 'ley' o 'leyes'. Mondolfo nos dice que para los griegos no existía esa diferencia entre leyes humanas y leyes divinas, sino que era el nomos (ley) el que fundaba la polis (ciudad) y le daba cohesión; y cada polis tendría su dios fundador y defensor que la guiaría, por ejemplo Apolo, Atenea, etcétera. Heráclito cambia, al menos teóricamente, este funcionamiento social y político, pero lo hace desde una distinción metafísica; esto es, cuando asevera la existencia de una ley que va más allá de las leyes humanas y que las gobierna tanto a ellas como a todas las demás cosas, entonces el cambio semántico se vuelve plausible.
Aquí cabe bien hacer una aclaración pertinente, como la hace Jaeger cuando dice que "a buen seguro que no es la voluntad de un dios lo que proclama Heráclito, sino antes bien un principio de acuerdo con el cual ocurren todas las cosas". Y en este sentido sí podríamos afirmar que Heráclito coincide con Jenófanes en la intención de evitar las representaciones antropomórficas de lo divino.
Por otra parte también existe otra línea de interpretación que Güthrie defiende cuando asevera que:
"El aspecto material del Logos es el fuego. De aquí se desprende que la razón divina en toda su pureza sea caliente y seca. Aunque no sea un mero símbolo de una abstracción, el «fuego» representa para Heráclito la forma más elevada y pura de la materia, el vehículo que conduce al alma y a la inteligencia, o, más bien, el alma y la inteligencia en sí, que en un pensador más avanzado se habría distinguido de cualquier clase de materia"
Esta concepción de Güthrie me parece bastante deficiente, si tomamos en cuenta lo que se viene exponiendo. Comenzando desde la primera oración, ésta presenta problemas porque como tenemos entendido el logos se encuentra en todas las cosas y las gobierna, siendo así no puede supeditarse a un único elemento físico como lo es el fuego; y por otra parte, si nos habla de un aspecto material, posiblemente sí tenga en consideración que hay otro aspecto del logos que no es material, a éste sería el aspecto al que casi seguramente se refiera Heráclito, y no al material. Que el logos participe de las cosas materiales, o más bien que las cosas materiales participen del logos, no implica que el logos sea una cosa material, y mucho menos que tenga las características de ser caliente y seco. Por último la última parte de la cita, cuando se habla del alma y la inteligencia en sí, lo hace como si Heráclito hubiese sido sólo un preámbulo para lo que serán las ideas de Platón. Y parece que esta explicación suya, iría de la mano con el detrimento tanto de la doctrina heraclítea, como de la de Platón.
Reservé hasta este momento esta cita y no para el apartado de El fuego es dios, porque consideré necesario primero hablar del logos y la ley divina, para comprender mejor y que nos diéramos cuenta que posiblemente la explicación de Güthrie está bastante contaminada por tradiciones de interpretación como la platónica y la aristotélica.
Consideraciones finales
Por último, quisiera hacer mención de la dificultad que representaría un trabajo totalmente completo sobre este tema, ya que podría ir desde el minucioso análisis filológico de la lengua griega, hasta posiblemente distintas interpretaciones a partir de diversas áreas de la filosofía. Sin embargo, considero que un acercamiento amplio y significativo como este es útil para aclarar el panorama de un tema en específico en un autor específico, como es el caso de Heráclito.
Es este sentido, a manera de conclusión personal, podría decir que Heráclito cuando hablaba de la divinidad, comenzaba a vislumbrar lo que sería la época clásica en Grecia. No lo digo porque haya puesto bases teóricas que Platón llegaría a pulir –como muchas veces se piensa-, sino que la riqueza teórica de Heráclito por sí misma es bastante completa y por tal motivo es que en parte es reflejo del pensamiento contemporáneo suyo, como por otra parte incursiona ideas nuevas. Es por tal motivo, que consideré al tema de la divinidad como esa relación entre la tradición y la innovación teórica.
FRAGMENTOS SOBRE LO DIVINO
Fr. 15 (de CLEM., Protrépt., 34): Si no fuera en honor de Diónysos que hacen la procesión y cantan el himno fálico, obrarían de la manera más desvergonzada; [sin embargo] son el mismo [dios] Hades y Diónysos, en honor del cual deliran y hacen bacanales.
Fr. 24 (de CLEM., Stromat., IV, 10): A lo muertos por Ares los honran los dioses y hombres.
Fr. 32 (de CLEM., Stromat., V, 116): Lo uno, lo único sabio, no quiere y [sin embargo] quiere ser llamado con el nombre de Zeus.
Fr. 63 (de HIPPOL., Refut., IX, 10, 6): [Habla además de la resurrección de la carne, de esta visible en la que hemos nacido, y sabe que Dios es autor de esta resurrección al expresarse de la manera siguiente:] ante él que está allí se levantan y despiertos se convierten en custodios de vivientes y muertos.
Fr. 64 (de HIPPOL., IX, 10, 7): "todas las cosas las gobierna el Rayo"
Fr. 67 (de HIPPOL., IX, 10, 8): El Dios [es] día-noche, invierno-verano, guerra-paz, hartura-hambre, todos los opuestos; esta inteligencia toma formas mudables, así como [¿el fuego?], cuando se mezcla con aromas, se denomina según el gusto de cada uno [de ellos].
Fr. 79 (de ORIG., Contra Cels., VI, 12): Y otra [expresión de Heráclito]: El hombre puede llamarse niño en comparación con el ser divino (daimon), así como el niño en comparación con el hombre.
Fr. 83 (de PLAT., Hipp. Maior, 289 B): El más sabio de los hombres parecerá un mono en comparación con Dios, en sabiduría, hermosura y todo lo demás.
Fr. 93 (de PLUT., De Pyth. Orac., 21, 404 D) El Señor, cuyo oráculo está en Delfos, ni dice ni oculta, sino que indica.
Fr. 102 (de PROPHYR., Quaest. Homer. ad 4): Para el Dios todas las cosas son bellas y buenas y justas; los hombres, en cambio, consideran unas injustas y otras justas.
Fr. 119 (de STOB., Floril., IV, 40, 23): Dijo Heráclito que, para el hombre, el ethos (hábito, índoles) es su daimon (genio divino).
Fragmentos dudosos, falsos y falsificados según Diels-Kranz.
Fr. 128 (de ARISTOCRITUS, Theos, 74): Que Heráclito, al ver a los griegos otorgando honra a sus dioses dijo: dirigen plegarias a las estatuas de los dioses que no oyen, como si oyeran, a ellas que no otorgan recompensas como si no las reclamaran.

REFERENCIAS:
ARISTÓTELES, Metafísica, Madrid, Gredos, 1994.
GUTHRIE, W. K. C., Historia de la filosofía griega. I. Los primeros presocráticos y los pitagóricos. Madrid, Gredos, 1984. Pp. 380-463
HÜLSZ, E., Logos: Heráclito y los orígenes de la filosofía, México, UNAM, 2011.
JAEGER, W., La teología de los primeros filósofos griegos, México, FCE, 1952
KAHN, Charles H, The art and thought of Heraclitus. Cambridge, University Press, 1979.
MONDOLFO, Rodolfo, Heráclito. Textos y problemas de su interpretación. 9a. ed. México, Siglo XXI, 1989.


Jaeger, W., "Heráclito" en La teología de los primeros filósofos griegos. México, FCE, p. 111
Mondolfo, R., Heráclito. México, Siglo XXI, p. 3. Cabe aclarar que todos los testimonios y la doxografía está basada en la recopilación de este autor.
Ibídem, p. 3-4. Testimonio A3
Con este testimonio que exhibe Diógenes Laercio concuerdan Suida (número 472 Adler): "sino que él mismo, cubriéndose de estiércol de vaca todo su cuerpo, dejó que éste se secara al sol, y mientras así yacía, las perras que acudieron lo despedazaron." Y Marco Aurelio Antonio (Pensamientos, III, 3, 4): "…murió con las entrañas llenas de agua, y todo embadurnado su cuerpo de estiércol." Véase: Mondolfo, R., Heráclito…, p. 7
"Cuando Diógenes Laercio se refiere a estas tres logoi, o bien se trata de una forma tosca de hacer una observación exacta, o bien Diógenes se limita a tener presentes tres tipos de afirmaciones que pueden distinguirse en la obra del filósofo, aun cuando estén apretadamente entretejidas" Cfr. Mondolfo, R., Heráclito…, p. 9.
A5 y A6 de Diógenes Laercio. Sobre la dificultad de comprensión de los escritos de Heráclito, se hace mención en Aristóteles, Retórica, III, 5, 1407b 11: "Pues difícil puntual los escritos de Heráclito"; y Demetrio, Sobre la expresión de las ideas, 192: "el discurso desprovisto de conexión y quebrado queda siempre, en cambio, enteramente oscuro […] tal como ocurre en las sentencias de Heráclito."
Kahn, C. H., The art and the thought of Heraclitus. Cambridge, University Press, p. 4
Hülsz, E., Logos: Heráclito y los orígenes de la filosofía, México, UNAM, p. 222
Mondolfo, R., Heráclito…, p. 212
Un reflejo de esto, según Mondolfo, es el fragmento 70 (Nauck) de Esquilo que dice: "Zeus es el éter, Zeus la tierra, Zeus el cielo, Zeus es todo y lo que está más allá de todo."
Mondolfo, R., Heráclito…, p. 213. Las negritas son mías.
Kahn, C. H., The art and…, p. 269
Existen otros fragmentos que también pudieran, a primera vista, ofrecernos el mismo sentido del fragmento 32. Por ejemplo el Fr 64 "todas las cosas las gobierna el rayo".
Hülsz, E., Logos: Heráclito…, México, UNAM, p. 223
Aristóteles, Metafísica, Madrid, Gredos, A3, 984a-8.
Citado por Agustín, La ciudad de Dios, VI, 5. En Mondolfo, R., Heráclito…, p. 212
Citado por Tertuliano, Contra Marción, I, 13. Ídem.
Hülsz, E., Comunicación personal: Clase de Historia de filosofía I [25 de noviembre, 2014]
El fragmento 33 lo podríamos considerar similar: "Es ley también obedecer a la voluntad de uno solo"
Para una discusión sobre a quiénes se refiere Heráclito con "común a todos", Cfr. Kahn, C. H., The art and…, p. 117-118
Jaeger, W., La teología de los primeros filósofos griegos, México, FCE, p. 117
Jaeger, W., La teología de…, p. 118
Mondolfo, R., Heráclito…, p. 228
Jaeger, W., La teología de…, p. 115
Guthrie, W. K. C., Historia de la filosofía griega. I. Los primeros presocráticos y los pitagóricos. Madrid, Gredos, p. 407
1


Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.