Sobre el uso y el abuso de las palabras

June 13, 2017 | Autor: FrancaMente EnLigne | Categoría: Wittgenstein, Filosofia Del Lenguaje, Lenguaje, Análisis Crítico Del Discurso, Mente, Teun A. Van Dijk
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Descripción

Sobre el uso y el abuso de las palabras



Imaginemos que nos entregan un aparato sin decirnos palabra alguna (este aparato puede ser un teléfono celular "inteligente"). ¿Qué es lo que hacemos? Intentar averiguar para qué sirve, ¿verdad? Probablemente una persona sensata detallará algunas cosas y podrá suponer tal o cual función del aparato en cuestión. ¿Tiene botones? ¿Prende? ¿Apaga? ¿Hemos visto algo parecido anteriormente? Quizás alguno que otro curioso lo tomará por una pelota y tratará de rebotarlo contra el suelo obteniendo inesperados resultados; otros quizás le pregunten a quién se los entregó por pistas si es que tal opción es posible. Podría pasar que empecemos incluso a usarlo porque gracias a un atisbo de azar logramos hacer que algo funcionara (como una aplicación o incluso un sonido)

Lo cierto es que ese aparato que nos entregaron es el lenguaje. ¿Realmente sabemos usarlo o simplemente le damos un uso inadecuado porque nunca nos han enseñado realmente para que sirve? Muchos son los tipos de lenguaje y las funciones del lenguaje. No pretendemos aquí hablar de dichas funciones ni de todos los tipos de lenguaje, nos vamos a centrar en el lenguaje hablado y el lenguaje escrito –y en la función informativa del mismo-.
Si pretendemos, como dice la cátedra que nos une aquí, analizar un discurso –criticamente- lo primero que tendríamos que hacer es saber usar las palabras (ya que el lenguaje hablado y escrito se compone por palabras). Pero ¿qué tal si las palabras fueran como los triángulos de la imagen del principio ("Liberación" de Escher) y las cosas de las que pretenden hablar sean los pájaros? ¿qué tal si, dentro de la misma repetición de un discurso o de un significado no hemos caído en un juego de control y de poder que nos quiere encerrar? Palabra y pensamiento alguna vez fueron una y la misma cosa, pero con el paso del tiempo, la rigidez de las localidades, las conquistas y los desarrollos (o los abusos) se ha ido perdiendo esto paulatinamente. O quizás por conveniencia de quienes llevan las riendas de la sociedad no es conveniente saber tanto… pero, si como dice van Dijk, que el ACD tiene que ser precisamente un arma para los oprimidos, esto tendría que cambiar. Analizar el discurso es analizar las palabras, y analizar las palabras es 1) analizar el uso que se les da 2) saber de dónde vienen –etimología-
Dicho esto, entonces tendríamos que "saber" que la palabra "palabra" viene del griego y pasó al latín y del latín al español conformada por "para" y "bolé" cuyo significado literal sería más o menos "lanzar alrededor de" (como una red que atrapa a los pájaros en la obra antes citada de Escher y los transforma en triángulos) esto quiere decir… que puedo hablar de un perro sin la necesidad de que el animal esté presente (ya que la palabra toma entonces el lugar de lo mencionado) tendríamos que saber, también, que "analizar" significa descomponer el todo en sus partes (desmenuzar un contenido, una idea una palabra para sopesar y comparar… sí, uno de los problemas con las palabras es que precisamente remiten a otras palabras) y por último "crítico" que precisamente es separar lo bueno de lo malo según la etimología greco-latina… aunque, por supuesto, una palabra no se queda simplemente en su etimología, como veremos a continuación.
Un filósofo dijo alguna vez "los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo" lo que quiere decir que mientras más conocimiento se tenga de las palabras, más será la capacidad de análisis de un discurso porque más será el conocimiento que se tenga para poder compararlas con otras o incluso saber su verdadero significado. Ese mismo filósofo dijo que realmente hay que buscar los "usos" que se le dan a las palabras, dependerán de los hablantes de tal o cual situación. Entonces tenemos que, haciendo la relación con lo expuesto por van Dijkm el contexto es importantísimo dentro del análisis, pero no lo es todo (porque efectivamente dentro de un mismo contexto puede hablar pluralidad de usos). Es en este punto donde nos deberíamos detener con más atención.
No es un secreto para nadie (o por lo menos para los entendidos) que a los "poderosos"/ la élite que domina al pueblo/etc. no les conviene que sus gobernados piensen más allá de lo que ellos proponen, o, dicho de otro modo, que se limiten a ver exclusivamente el árbol son pensar en el bosque. Es un deber, según van Dijk, que los responsables del análisis del discurso prevengan a los oprimidos de la influencia dominante de las cosas que leemos y/o escuchamos y, enlazándolo con los pensamientos de Wittgenstein, los problemas –no solo filosóficos- son producto del malentendimiento del lenguaje. Hay que saber escapar de sus "embrujos". Recordando a Kant, y salvando las distancias y una que otra cosa de su momento histórico, él decía "el yo pienso viene acompañado de todas mis representaciones"; el "yo leo/yo escucho" también: de ahí la importancia de conocer bien el contexto, de saber sobre la cultura –e incluso sobre otras culturas, otros contextos-.
Como se comentaba al principio de este texto, nos entregaron el lenguaje y no sabemos bien cómo usarlo ni cómo funciona. No estamos muy claros de la cantidad de niveles que están ocurriendo al mismo tiempo dentro de una conversación, dentro de un comunicado, dentro de un discurso ni dentro de una palabra. Fue gracias a lo que se conoció como "El Giro Lingüístico" que empezamos a percatarnos de estas cosas –pese a que la historia de la filosofía está llena de personajes que han alertado de estos mal entendidos, de los flatus vocis-. Pero quizá, como advierte el mismo van Dijk, seguimos sin prestarle tanta atención a muchos asuntos dentro del discurso. En ocasiones nos enfocamos más en el tono, en la forma en la que está redactado, en si las palabras dentro del mismo poseen tal o cual error ortográfico pero ciertos temas quedan marginados o intocables: como es el caso de las ideas o el por qué determinado grupo social está tratando de decir algo y por qué lo dice. ¿Acaso los discursos no se componen precisamente de ideas? Letras que forman palabras, palabras que forman oraciones, oraciones que conforman sentencias, sentencias que forman opiniones y opiniones que marcan y determinan conductas.
Podríamos preguntarnos junto con van Dijk: ¿cómo hacen las clases dominantes para perpetuarse en el poder mediante el discurso? Es, acaso, como lo mencionamos, porque los receptores de dicho contenido no están del todo preparados para ir más allá de las palabras. ¿Es su poder persuasivo? ¿La repetición quizá? Estas inquietudes son dignas de un buen estudio sociológico, aunque las luces arrojadas por van Dijk nos indican que en la mayoría de los casos –por no decir todos- los sujetos "dominados" sienten más afinidad hacia ciertos comentaristas, periódicos, páginas o medios de difusión a los que les atribuyen la mayor credibilidad ya que… ¿para qué caer en contradicciones y salir de la zona de confort? ¿De verdad hace falta eso de ensanchar los límites de nuestro mundo? "yo solo leo y repito… tengo confianza en esto" podría ser la respuesta que nos diera alguno de estos personajes.
Hablando de personajes, ya para ir cerrando, podríamos lanzar la siguiente expresión –tomada prestada del clásico Rebelión en la Granja- "todos los animales son iguales" y analizarla críticamente. ¿Por donde empezar? Probablemente por alguna que otra nota sobre el autor del libro, o sobre el por qué los animales han decidido colocar dicha frase como una ley. Habría que repasar también la representación lógica de la totalidad, o incluso una palabra que probablemente no tenga referencia física directa (la "igualdad") y hasta lo que entendemos por "animales". Descomponer el todo en sus partes. Para los que conocen la historia, los implicados en la Granja Animal se tomaron esto con mucho gusto y se sintieron realmente semejantes los unos a los otros. Ninguno se puso a pensar las consideraciones que mencionamos anteriormente. Quizás por las razones que hemos comentado (sobre el desconocimiento del uso del lenguaje) o porque, como señala van Dijk, no hay otros medios de comunicación ni otros discursos con los que contrastar, citemos al mismo van Dijk: "si por libertad se entiende la oportunidad de pensar y de hacer lo que uno quiere, entonces la falta de alternativas es una limitación de libertad de los receptores". La manera en la que el discurso entra en la mente del sujeto es contundente hasta el punto en que casi no podría ni cuestionarlo hasta que algunos hechos hacen ruido… motivo por el cual los animales, y el pesimismo orwelliano, nos lleva a ver cómo el poder se perpetua ante la duda alterando una que otra cosa: "… pero algunos son más iguales que otros" evidenciando así como desde los pájaros que vuelan libres- las interpretaciones- se convierten en cerrados triángulos que van a ser repetidos por todos los receptores de la idea. Orwell está lleno de ejemplos…
Sin embargo, para hablar un poco más de la "realidad", podríamos, y ahora sí para concluir analizar críticamente el pensamiento "si estudias una carrera de humanidades te vas a morir de hambre". ¿Acaso este no es un discurso que se perpetua y además excluye lo que al parecer es una minoría en la población? (van Dijk habla sobre la mujer y los inmigrantes) Pareciera ser, como dijimos que los poderosos no están interesados en gente que piense, sino en gente que siga ordenes, que trabaje sin preguntarse nada, que pueda mecánicamente repetir una idea sin sentarse a, precisamente analizarla. ¿Acaso en el mundo de hoy los científicos o los ingenieros no se están muriendo de hambre? ¿Por qué se dice esto exclusivamente de las carreras humanistas?
Actualizando un poco el texto de van Dijk y las propuestas de Wittgenstein, podríamos incluir la noción de "meme" expuesta por Daniel Denett y que se ha popularizado –aunque tergiversado al mismo tiempo- por las redes sociales. Dentro de la filosofía de la mente, Denett propone un análisis interesante (véase La Conciencia Explicada, entre otras obras) dando a entender que el meme es la unidad mínima de transmisión de información (el equivalente al gen, pero del pensamiento) y esto es pasado de padre a hijo de manera inconsciente o consciente. Pasan de una generación a otra y, al igual que los genes, se reproducen o mueren en la feroz selección natural. Las ideas más fuertes, más repetidas, las más aceptadas –así sean mentira- serán las que predominen en el contexto social.
De nuestra parte está prevenir a los incautos y poco preparados, para que no se propaguen estas "enfermedades" del pensamiento… para tratar de que ese aparato que nos han entregado no se atrofie ni se vaya por senderos sin salida ni luz. De nuestra parte depende que los triángulos que hacemos con las palabras y sus significados no sean abusado para que las interpretaciones puedan ser plurales y ninguna quede por fuera ni desprestigiada. Pero… ¿Recuerdan qué le pasó al filósofo de Platón cuando salió de la caverna y volvió para prevenir a los demás? Hay que tener mucho cuidado. Porque si hay algo que saben hacer los poderosos es 1) mantenerse en el poder 2) acallar a la gente peligrosa: la gente que piensa.

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