Situación de los manglares : Una síntesis sobre el caso de Costa Rica. Documento borrador resumen a diciembre 2002.

May 24, 2017 | Autor: Isa Torrealba Suárez | Categoría: Wetlands, Conservation
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MERALVIS

Asociación civil sin fines de lucro C. J. 3-002-332734 Mejorando al desarrollo rural de la región a través de la conservación de la vida silvestre y el entendimiento cultural de los pueblos __________________________________________________________________________________________

FAVOR CITAR ESTE DOCUMENTO DE ACUERDO A:

Carbonell, F., E. Gómez, e I. Torrealba. 2003. Situación de los manglares : Una síntesis sobre el caso de Costa Rica. Documento borrador resumen a diciembre 2002. Investigación sobre los manglares en el Golfo de Nicoya, Puntarenas, Costa Rica. ONG Meralvis. Heredia, Costa Rica. Impreso de edición limitada.

__________________________________________________________________________________________ Conservamos y nos empoderamos junto con las comunidades rurales

Apdo. 1854-3000, Heredia, Costa Rica. Tel/fax 2261-8276

www.meralvis.com y enlace en www.geocities.com/maralvis [email protected]

INVESTIGACIÓN SOBRE LOS MANGLARES EN EL GOLFO DE NICOYA Investigadores Principales: Eduardo Gómez y Fabricio Carbonell Colabora: Isa Torrealba Otros apoyos: Giras: EG, FC e IT En sinergia con universidades ONG MERALVIS. Costa Rica Email: [email protected] Años de este documento: 2002-3

SITUACIÓN DE LOS MANGLARES : UNA SÍNTESIS SOBRE EL CASO DE COSTA RICA. DOCUMENTO BORRADOR A ENERO 2003 Eduardo Gómez Q. Fabricio Carbonell T. Isa Torrealba S. ONG-MERALVIS

1- Introducción En términos de diversidad biológica y ecosistemas representados en su territorio, Costa Rica posee una naturaleza exuberante y compleja. Esta complejidad se reúne en un territorio ístmico pequeño (tan sólo 51.100 Km2) entre el mar Caribe al este y el océano Pacífico al oeste. Presenta una línea litoral en ambas costas mayor a los 1.450 Km, y un gradiente altitudinal que va desde el nivel del mar hasta casi los 4.000 msnm en el cerro Chirripó de la cordillera de Talamanca. Dentro de tal riqueza natural y geográfica, se distinguen los humedales, los cuales representan un área aproximada de 350.000 has o un 7% de territorio nacional. Ramsar (1990) los define como “Extensiones de marismas, pantanos, turberas o aguas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas, salobres, dulces o saladas, incluyendo la extensiones de agua marina, cuya profundidad de marea no exceda los seis metros”. Dentro de los diversos tipos de humedales existentes, los manglares constituyen un ecosistema particular cuyas comunidades boscosas tienen como hábitat especial es el estero; generalmente se encuentran en las zonas resguardadas y fangosas, donde el mar, con la marea invade la costa. Los manglares son asociaciones vegetales ubicadas en la costa o en las orillas de ríos y son influenciados por el mar y el agua dulce; se reconocen por presentar árboles y plantas con adaptaciones especiales que permiten tolerar la falta de oxígeno, elevados niveles de salinidad y variables patrones de inundación (Zamora 2006). Tales adaptaciones son consideradas únicas y no tiene comparación con ninguna otra especie vegetal, son exclusivas de los manglares (Tomlinson 1986).

La delimitación del ecosistema manglar presenta marcadas diferencias en su estructura y función según el clima, la geomorfología, la escorrentía y la topografía de cada sitio. En los climas secos al norte de Costa Rica, las áreas basales suelen ser pequeñas (7-20 m2/ha), con árboles no mayores de 20 metros de las especies Rhyzophora racemosa y R. mangle (mangle rojo), Avicennia germinans, A. bicolor (mangle negro) y Laguncularia racemosa (mangle blanco). En el Caribe sur, con climas húmedos y elevadas precipitaciones (> 1800 mm/año), las áreas varían entre 20 y 60 m2/ha y la altura de los árboles de R. racemosa y Pellicera racemosa (mangle botoncillo) alcanzan los 45 m; además, es frecuente encontrar otras especies típicamente palustres como Pterocarpus officialis, Mora olifera y Campnosperma panamensis. Los manglares, como ecosistemas altamente productivos y un complejo sistema abierto, utilizan los nutrientes traídos por las aguas continentales y marinas y los transforman en materia orgánica. Se ha demostrado una productividad de 3 ton/ ha/año de materia orgánica que es exportada a los cuerpos de agua aledaños. Esto da pie a que sean casa de una gran variedad de especies de peces, moluscos y crustáceos de interés comercial. Además de albergar una variada fauna y flora, proveen múltiples servicios a las comunidades humanas. La importancia de este tipo de humedales en el país, no radica en la superficie que ocupan, sino en la interrelación con las poblaciones humanas, las cuales obtienen múltiples beneficios tales como, el control de inundaciones, protección contra tormentas, almacenamiento y purificación de agua, producción de energía, beneficios derivados de la pesca y de los usos consuntivos y no consuntivos de la vida silvestre, entre otros factores (Tabilo 1999). Adicionalmente, las diferentes especies de mangles efectúan una increíble labor de limpieza y depuración de las aguas que vienen afectadas de los ecosistemas terrestres, para que lleguen menos polutas hacia el mar y, especialmente, hacia los arrecifes coralinos, cunas y criaderos de un gran porcentaje de peces con interés comercial y flora y fauna marina de interés planetario vital. A la fecha (enero 2003), existen en Costa Rica al menos 41.000 has de manglares, de los cuales los más extensos se encuentran en el Pacífico, en el Golfo de Nicoya (15.000 has) y en la desembocadura del río Térraba (22.000 has). En el Caribe, subsiste cerca de Panamá el último reducto de mangle – relativamente extenso- en el Refugio de Vida Silvestre Gandoca Manzanillo. El resto de manglares del país se desarrolla y sobrevive a lo largo de la costa Pacífica en pequeños fragmentos boscosos, rodeados de comunidades humanas, carreteras, zonas turísticas y playas. Entre estos destacan los del Golfo de Papagayo, en el Pacífico norte y los esteros Bejuco, Tivives, Guacalillos, Parrita, Palo Seco, Quepos, Manuel Antonio, playa Rey y Matapalo, Golfito, Purruja, río Coto y los Refugios de vida silvestre Portalón y Barú, en la parte media y sur del país (Pacífico central y sur). También existen unas pequeñas manchas de manglares en la Reserva Biológica Isla Pájaros, en el Golfo de Nicoya (Pacífico norte). Como veremos más adelante a pesar de que el país ha desarrollado un sistema de áreas de conservación descentralizado y vende su imagen como país conservacionista, los problemas que afectan los manglares ni son pocos, ni son sencillos de abordar y de las acciones que se inicien y refuercen en estos años, dependerá el futuro de estos magníficos ecosistemas.

2- Los manglares y la conservación Costa Rica tiene un notable sistema de áreas protegidas, se estima que alrededor del 25% del territorio nacional se encuentra bajo alguna categoría de protección como Parque Nacional, Reserva Biológica, Zona Protectora, Reserva Forestal, Humedal Ramsar o Refugio de Vida Silvestre. Con relación a los manglares, la mayor parte de ellos son considerados “Humedales” de acuerdo a la ley de conservación de vida silvestre, y como tales se permite su uso bajo ciertas limitaciones. Sólo algunos, cuya extensión es relativamente representativa, poseen otras categorías como el manglar del Térraba Sierpe que se considera una Reserva Forestal, el de Tivives se tiene como Zona Protectora y el del Caribe, un Refugio de Vida Silvestre, entre algunos ejemplos. El hecho de que aún no exista una conciencia conservacionista o de “uso racional”, en ciertos pobladores ha ocasionado que se haya abusado de ellos, sobre todo en aquellos lugares cercanos a áreas urbanas y en zonas de pesca convencional y camaricultura. No son raras las constantes denuncias por sobreexplotación de moluscos y peces, así como por la destrucción de áreas de manglar para la construcción de complejos camaroneros o para asentamientos humanos en sus límites más externos. Sin embargo, también se observa el interés de las comunidades rurales por la conservación del recurso forestal en lugares de gran afluencia turística como en el manglar de Guacalillos, aledaño al Parque Nacional Carara; principal área de refugio y dormidero de las lapas (Ara macao) y de observación de cocodrilos (Crocodylus acutus) en el Pacífico central del país. 3- Los manglares y las actividades humanas Si bien los manglares atraviesan por problemas análogos en los diferentes países que se ven beneficiados con su presencia, para el caso de Costa Rica veremos algunos casos específicos donde las actividades humanas han afectado sensiblemente estos humedales. De manera general, los principales factores de amenaza hacia los manglares son: a- la contaminación, b- la extracción sin control de peces y moluscos, c- el cambio de uso de la tierra, d- la afectación de su dinámica hidrológica por sedimentación, d- el mal manejo de los desechos de las camaroneras, f- el turismo no controlado y g- el desarrollo de asentamientos humanos, conjuntamente con la construcción de carreteras e infraestructuras sin considerar alternativas de mitigación o de bajo impacto ambiental. Los efectos de la contaminación sobre los manglares aún no han podido valorarse en toda su dimensión. Se sabe de algunos casos de mortalidades masivas de mangles en el Golfo de Nicoya sin que se haya sabido de los agentes causales. Sin embargo, sí se sabe con exactitud de casos particulares de contaminación generada por agroquímicos, tal como lo es el caso de un accidente de una industria química ubicada en el Cantón de Chomes Puntarenas, cuya planta de tratamiento rebasó de tóxicos formulados (metales pesados) a la Quebrada Lagarto matando gran cantidad de moluscos y alterando la supervivencia de los propágulos de los árboles de manglar. Por otro lado, los monocultivos de hortalizas, palma africana (Elaeis olefiera) y camaroneras (especie) en zonas aledañas al manglar, originan desechos peligrosos que han a los manglares del país; se han encontrado plaguicidas como DDT (nombre) y PCB (nombre), en los sedimentos de los manglares del Río Esquinas (Golfito) y concentraciones de hasta 2000 partes por millón hidrocarburos aromáticos polinuclerares y más de 1.200 pesticidas, entre hidrocarburos clorados y órgano-fosforados

provenientes del cultivo de Palma (especie) y Banano (especie). Además de la excesiva cantidad de aguas negras y metales pesados provenientes de los Ríos Tárcoles, Tempisque, Barranca, Rincón, Colorado y Coto que van a parar a los ecosistemas de mangles. Otra fuente de contaminación son las camaroneras cuando emplean una gran cantidad de fungicidas, herbicidas y antibióticos causando alteración del ecosistema acuático. En relación al cambio de uso, se ha estimado que la tasa de deforestación es de 45 ha/ año, constantemente los manglares son talados poco a poco o en grandes extensiones, para proyectos de “desarrollo industrial” (salinas, camaricultura, carboneras, etc), habitacional, y turístico. Lastimosamente sólo algunos salen a la luz pública, entre los ejemplos más conocidos tenemos que en 1984, un total de 240 ha de manglar fueron eliminadas con fin de establecer salinas en distintas localidades del Golfo de Nicoya; además de 450 has para la producción de camarón; sin embargo, este último proyecto tuvo bajos rendimientos debido a la construcción de estanques en suelos no apropiados, ricos de materia orgánica. Los estanques fueron drenados y secados para promover la oxidación de materia orgánica, esto provocó que elementos del suelo como azufre, formaran ácido sulfúrico, que al interactuar con las arcillas, ocasionó la liberación de iones de hierro y aluminio en concentraciones suficientes para hacer descender el pH de 5 a 4; reduciendo drásticamente la producción de camarones. Otro caso de deforestación evidente, fue cuando en el año 2002, se hiciera pública la denuncia por la deforestación de 62 has en la localidad de Morales, Puntarenas; para la construcción estanques de camarón. En cuanto a la amenaza por sedimentación, existen pocos estudios al respecto; sin embargo, los pocos que existen indican que es un factor decisivo en el cambio de cobertura y de la fauna silvestre. Un caso documentado es el de Isla Pájaros dentro del Golfo de Nicoya, en el río Tempisque. Esta isla, representa un hábitat de gran importancia para la nidación de aves acuáticas, quienes generalmente regresan a este mismo sitio de nidación año tras año. Durante los últimos años, se ha notado un cambio en su vegetación. No hace mucho tiempo, la isla estaba completamente dominada por Laguncularia racemosa, de tamaño reducido que, gracias a su intrincada ramificación, representaba un hábitat favorable para la nidación de aves. Sin embargo, desde 1984 hay evidencia de árboles de mangle en el centro de la isla que han muerto y han sido sustituidos, principalmente por pastos y por rápido incremento en el nivel del suelo que, en asociación con cambios en otros factores físicos asociados a este incremento, han transformado el bosque de Laguncularia en un ambiente terrestre, afectando los sitios de nidación y la disminución de aves. A futuro se cree que la sedimentación afectaría sensiblemente a los manglares de Térraba Sierpe (el más grande del país) cuando se construya la represa hidroeléctrica Boruca, un embalse de aproximadamente 10.000 has. Otro de los problemas son la pobreza y los conflictos; los problemas ambientales que derivan en el uso inapropiado de los recursos naturales, contribuyen al desempleo, la pobreza, la perdida de productividad y la emigración rural, agudizando la precaria situación y injusticia sociales, los caseríos y las actividades agrícolas adyacentes, crecen a expensas de los manglares, magnificando sobre estos efectos de por si dañinos sobre su cobertura. Los bosques de manglar de la costa Pacífica costarricense en conjunto a estuarios asociados en 15 %, ya para 1979 con la colonización de las áreas aledañas provoco que el 40 % de las áreas de manglar originales desaparecieran.

En el caso de los manglares de Manuel Antonio se encuentra la problemática de conflictos entre comunidades y los intereses hoteleros, caso similar paso en el Golfo de Papagayo en que zonas de manglar fueron drenadas y sedimentadas para área de golf, no cabe destacar que hubo intereses de la cadena Hotelera Barceló por medio de intermediación e tráfico de influencias en la Corte Suprema de Justicia en aquel entonces por Paulino Mora (actual presidente de la Corte Suprema de Justicia), situación que no se dio a luz publica, ya que nuestro país la corrupción queda impune, también cabe la destacar la destrucción de los parches de manglar de Palo Verde por las famosas quintas de verano de los diputados del Congreso, tal el caso de los hermanos Guevara del Movimiento Libertario. Entre la reflexión y ver aquel paisaje desolado de mangle muerto, me viene al recuerdo la ignorancia de los ciudadanos de las ciudades, ¿de dónde viene el pescado, los camarones, la chucheca, la piangua? Partimos como siempre, egoístas consumidores, y no nos damos cuenta de que el mundo es una cadena, en la cual todos dependemos indirectamente de los recursos marino-costeros. Los manglares como muchos humedales se encuentran sometidos a una severa presión por las actividades humanas, derivadas – a su vez- de las presiones económicas. Por ejemplo, los humedales de sierpe están cambiando de uso (Álvarez et al. 2001), además en este mismo humedal debido a la presión de por tierras las partes más externas están siendo colonizadas para la siembra del arroz y pastos, incluso cuando en ciertas comunidades son de difícil acceso y el transporte es por bote o panga. Los humedales son ecosistemas complejos y de una gran riqueza asociada a una fragilidad ambiental que los hace susceptibles a los efectos de las actividades humanas. Ejemplo de ello es el sistema lagunar de Mata de Limón, donde la construcción del Puerto de Caldera y la carretera costanera sur, ha propiciado cambios en el funcionamiento natural del sistema de corrientes, tanto al interior como fuera del humedal, produciendo cambios en los patrones de distribución del sedimento y generando la disminución por colmatación (que ocurre cuando se rellena un espacio por arrastre de materiales sedimentarios) del sistema lagunar Mata de Limón. Algunas investigaciones han planteado que el sistema lagunar Mata de Limón ha experimentado una reducción considerable en su capacidad de almacenamiento o su volumen de agua debido al aporte excesivo de sedimentos, los cuales son movilizados y depositados en forma irregular por distintos factores que incluyen: • La construcción del Complejo Portuario de Caldera. • La construcción de un sector de la carretera costanera sur, incluyendo la reducción de la entrada de agua al sistema por la construcción de un puente en dicha ruta. • La actividad humana en las cuencas hidrográficas aledañas al área de estudio. Como resultado de la actividad humana, tanto tierra adentro como en la propia zona costera, los ecosistemas y recursos costeros y marinos se están degradando rápidamente. El desarrollo urbano, industrial, turístico y agrícola suele planificarse de manera deficiente y los proyectos de ingeniería y desarrollo están modificando considerablemente los ecosistemas costeros. Todos estos factores, unidos a la contaminación, deforestación, represamiento de ríos y otros, han provocado una serie de modificaciones y formación de sedimentos dentro del humedal, que es el objeto de este estudio.

Después de una serie de análisis de variables teóricas y prácticas, queda claro que el proceso de transporte y sedimentación del sistema lagunar de Mata de Limón tiene su explicación en una serie de cambios en la hidrodinámica regional y local, pues con la construcción del Puerto Caldera las corrientes que transportan sedimentos desde Playa Tivives, tienen que bordear el rompeolas; además hay una procedencia de sedimentos desde Roca Carballo y el sector norte de Playa Caldera, todos estos depositan una gran cantidad de sedimentos en el atracadero del puerto y en la boca del sistema lagunar, los cuales son transportados posteriormente por las corrientes de marea y deriva litoral hacia el interior de este sistema. La construcción de la carretera costanera sur ha provocado una aceleración en la corriente de flujo tipo embudo que facilita la entrada de materiales gruesos, que al no tener una salida de gran tamaño, como la tenía antes el sistema lagunar (antes de la construcción del puerto), los materiales se quedan formando bancos de gran tamaño. Por otro lado, los cambios en el uso de la tierra, en los alrededores del sistema, facilitan la erosión de las quebradas que drenan el humedal, las cuales en época lluviosa, adoptan corrientes torrenciales que transportan arenas y otras fracciones más pequeñas a la parte trasera del humedal, aumentando la colmatación del sistema. El proceso de sedimentación y colmatación en el sistema lagunar de Mata de Limón, ha producido un cambio en la morfología del humedal. Mientras en el año 1974 éste presentaba un sistema con pocos bancos y un manglar en buen estado, actualmente el humedal posee bancos de carácter arenoso en casi todo el sistema, además de presentar nuevas áreas sin coberturas de mangle, denominadas bajos, que se formaron por el exceso de aportes de fracciones de partículas de suelo de tipo limoso-arcillosas. En el sistema lagunar de Mata de Limón se encuentran diferentes modalidades de transporte de sedimentos. Se encuentra el transporte costero (corrientes de marea, litoral y playa) y el transporte continental (quebradas, ríos), que aunque tienen una dinámica diferente, son importantes pues nos señalan las diferentes áreas de aportes dentro del sistema, principalmente de fracciones arenosas. La cuantificación del volumen de sedimentos que se realizó, se basa en una batimetría, la cual por medio de análisis de sistemas de información geográfica y trabajo de campo, revela que hay 2000 55.toneladas métricas de sedimento que se debería remover en caso de tomar medidas en el sistema. (Vargas et al. 2001) 4- Los manglares y las leyes A raíz de este escándalo se convocó a una mesa redonda para externar la problemática de los manglares en el Pacifico. Tras esas mesas redonda estaban los payasos disfrazados de colores políticos (elogio a la estupidez), la ineficiencia e mediocridad institucionalizada ante la tala indiscriminada de mangle, dando siempre concesiones a camaroneras por las municipalidades, por otro lado la falta de claridad de funciones; ejemplo INCOPESCA que tiene la competencia de los recursos marítimos extendiéndose a todos aquellos recursos en el océano, flora, fauna (articulo 4, Ley #7384). Mientras que el MINAE; su competencia en ríos, riachuelos, hasta las desembocaduras, esteros, lagos (artículo 68, Ley de Conservación de Vida Silvestre). No obstante, pierde su facultad de protección y conservación de todos los recursos natural costero del país. Por otro lado se esperaba que la mesa convocara a nuevos foros a las comunidades costeras con un portafolio lleno de esperanzas y soluciones concretas, tales como incentivos ambientales a las comunidades involucradas para lograr el proceso de recuperación de los manglares. Otro de los

principales problemas, es la duda a nivel jurídico y político; sobre si realmente los manglares son humedales que merecen toda la atención dentro del contexto nacional. Sin embargo hoy día los costarricenses no tienen conciencia que los manglares del Pacífico ameritan un exhaustivo estudio, la ley Marítimo Terrestre #6043 bastante ambigua especifica que “los manglares o bosques salados que existen los litorales continentales o insulares y esteros del territorios nacional, ya sea que cubran parte o la totalidad de la zona marítimo terrestre o se extienda mas allá de la franja inasible de 200 metros de ancho, contando a partir del pleamar ordinaria e independiente que se trate terrenos del Estado y sus instituciones, constituyen Reserva Forestal”. Sin embargo, la ley marítimo costera dista mucho al la definición a la definición de humedales. No obstante hasta el presente se impera la duda de quienes son los responsables “estatales” de velar por los recursos de nuestros manglares; la ley de Conservación de Vida Silvestre N° 7317, artículo 7 inciso h: establece que los humedales serán administrados por la Dirección de Vida Silvestre la parte administrativa, sin embargo la parte operativa no está claro quiénes están a cargo. La ley deja de tener valor cuando se le encuentra incoherencias en cuanto a la Reserva Forestal y la Ley General del Ambiente en su artículo 32, establece el humedal como una categoría de manejo, sin embargo aún carece de categoría de manejo toda aquellas área declaradas Reserva Forestal. 5- Los manglares y la política El valor de los servicios ecológicos del manglar es potencialmente mayor que el valor económico de bienes del mismo, ya que estos servicios influyen la producción y mantenimiento de la pesca costera, pero además actúan como amortiguadores contra oleajes, tormentas y mejoran la calidad de vida, y recarga de mantos acuíferos en la zona pacifica norte de Costa Rica. Uno de los problemas que enfrenta el humedal de Sierpe es la falta de coordinación entre las instituciones estatales, municipalidad y grupos comunales. No existen objetivos ni metas en común, ni el financiamiento necesario para cumplir a cabalidad con sus responsabilidades (Álvarez et al. 2001). Es de vital importancia que los políticos, líderes y tomadores de decisiones perciban una apropiada evaluación de los manglares, incluyendo la determinación de los usos directos extractivos y no extractivos del manglar; como uso indirecto se refiere a sus funciones ecológicas que son de utilidad como servicios para la sociedad. El manejo de los manglares debe ser implementado desde la perspectiva de mantenimiento de sus funciones ecológicas y de uso múltiple, acorde a las características del ecosistema dentro de las cuales las zonas destinadas para el aprovechamiento deben ser manejadas y ordenadas con el fin de alta productividad y sostenible, no sólo para los ecosistemas naturales, sino para las comunidades donde estos se encuentran. 6- Conclusiones y Recomendaciones Conservación y utilización de los recursos del mangle: Es necesario contar con e implementar estrategias de desarrollo rural que permitan el empoderamiento de las comunidades de mangleros para la conservación y utilización de los recursos del mangle. Las ONG que tengan un criterio amplio para empoderar aquellas comunidades, deben actuar; ¿por qué no enseñarles sobre los usos

alternativos del manglar?, como, por ejemplo, la valoración económica como una herramienta para evaluar la conveniencia de establecer programas de conservación y aprovechamiento de los recursos naturales. Así mismo, ello nos permitiría demostrar que la conservación y el manejo pueden ser rentables para el logro del bienestar común a través del aprovechamiento sostenible, eficiente y perdurable de los recursos, considerando el mantenimiento de los procesos ecológicos que los sustentan. Uso de recursos alternativos: Una alternativa altamente compatible con el ecosistema manglar es la apicultura. Estudios realizados en Chomes (área anexa a Punta Morales) encontraron rendimientos de producción de miel de 50 a 75 kg./colmena en vegetación de xerófitas entremezcladas con Aviccenia germinans y en otras latitudes de Centroamérica ven al Rhizophora mangle cuyas hojas y la corteza con propiedades anti-inflamatorias. Educación ambiental: Incentivar una verdadera sensibilidad ambiental con estrategias de educación ambiental, conduciría a una reforestar desde adentro, por parte de las comunidades locales. Cuando hablamos de una recuperación ecológica, o una rehabilitación de la salud ecosistémica integralmente con las comunidades humanas, tenemos que contemplar manejo forestal, biológico y civil que permita reconstruir el ecosistema natural. Generar una propuesta del plan de ordenamiento territorial para la gestión ambiental del humedal de Sierpe, con el propósito de obtener una herramienta que brinde los lineamientos generales para el uso y la conservación sostenible de dichos ecosistemas. Además menciona que la gran presión ala que están sometidos los humedales en general en Costa Rica como este y el de Caño Negro. Álvarez, et al. 2001.: Un primer factor por resolver son los focos de entrada de sedimentos al sistema lagunar de Mata de Limón. En la presente investigación se ha determinado que estos sedimentos llegan al sistema proveniente del Río "Jesús María" y de la erosión que sufre Roca Carballo y Playa Caldera Norte, y en menor medida el Río Barranca. Por lo tanto, la construcción de espigones tanto en Playa Caldera como en Playa Tivives debe ser tomada en cuenta como zonas de retención de arenas y otras fracciones, que disminuyan la cantidad de sedimentos que ingresan al sistema y al área de puerto. Al final de esta investigación, el Ministerio de Obras Públicas de Costa Rica señaló la necesidad de modificar la extensión del rompeolas de Puerto Caldera, cuyo objetivo es prevenir la sedimentación de arena producida por el arrastre litoral. El rompeolas ha demostrado ser una estructura in-suficiente para evitar la sedimentación, pasando de 330 a 442 metros de longitud para así tratar de mitigar los problemas por falta de calado del puerto y controlar el aporte de sedimentos que llega a la boca del sistema lagunar. Teniendo en cuenta que ciertas zonas se determinaron como críticas, se deben tomar decisiones de tipo económico y ambiental en la necesidad de extraer o no materiales de estos sitios que por sus características no son rentables económicamente y debilitan en gran medida el sistema lagunar. Deben efectuarse análisis químicos de las aguas y de la composición de los sedimentos, pues el factor contaminación es muy importante, ya que los alrededores del sistema han sido tomados como

basureros, depósito de aguas negras, emanaciones de aceite y combustibles provenientes de los barcos, que son elementos determinantes en la pérdida del manglar y la degradación del sistema. Se plantea un manejo ambiental de desechos sólidos alrededor del sistema lagunar, concienciando a la población por medio de charlas educativas que guíen a un mejor uso del recurso paisajístico, económico y social en el que se circunscriben. Por eso se debe sacar la basura del área o crear algún tipo de tratamiento para los desechos. Asimismo, es necesario revisar el manejo de las quebradas, que junto a los tipos de suelo, el uso de la tierra y la falta de planificación en la construcción de caminos vecinales han provocado deslizamientos, aportando sedimentos al humedal, especialmente en época lluviosa (Vargas et al. 2001). Bibliografía citada: Aguilar, G. 1996. Guía de procedimientos para el manejo de humedales en Costa Rica. UICN. San José. Costa Rica. 70 pp. Álvarez, J., Asch, Ch., Oconitrillo G. y S. Vargas. 2001. Plan de ordenamiento territorial para la gestión ambiental del humedal de sierpe de osa. Puntarenas, Costa Rica. Ávalos, A. 2002. La agonía del Tempisque. Periódico La Nación del domingo 10 de Febrero del 2002. 4A. Costa Rica. Blanco, O. 1994. La Cuenca del Golfo de Nicoya: Un reto al desarrollo sostenible. I ed. San José. EUCR. 336 pp. Carbonell, F., I. Torrealba y P. Gastezzi. 2002. Borrador del Informe Final de Proyecto: “Una perspectiva integral para la conservación de los humedales del Área de Conservación Pacífico Central: El caso de Playa El Rey”. Maralvis 2000 con apoyo de ONG Meralvis. Proyecto Araucaria del Programa Savegre, ACOPAC y Fundación de Parques Nacionales. CD e empreso limitado. Cordero, L. 2002. Salvando nuestras comunidades costeras. Revista CRISOL de la Universidad de Costa Rica (152): 3. Cortés, J., Fonseca, A., Coll, M. 2001. Descripción Del Manglar Del Refugio De Vida Silvestre GandocaManzanillo. Limón, Costa Rica. Corrales, L. 1989. Instalación de un vivero piloto y producción masiva de post-larvas de camarones del género Penaeus. Tesis de Licenciatura. Universidad Nacional. Heredia, Costa Rica. 95pp. Delgado, P. y P. Hensel. 2001. Estructura y distribución de la comunidad de manglar en el Sistema estuarino tempisque-bebedero, en respuesta a Patrones locales de hidrología y sedimentación Figuerola, J. Actividades depredatorias de una empresa de palma en Cosa Rica. EL sabor amargo de las plantaciones. Movimiento por los bosques mundiales, WRI. Folke, C. y N. Kautsky. 1989. The role of ecosystems for a sustainable development of aquaculture. Ambio 18:234-243. González A. y Nelson. 1993. Pobreza y reducción de humedales al oeste de curso abajo del Río Tempisque. Universidad para la Paz. Ciudad Colón, Costa Rica. Jiménez, A. 1994. Bosques de manglares en la Costa Pacífica de América Central. Revista Forestal Centroamericana (9). vol :3.

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