Situación de la Iglesia Católica en Europa en el siglo XIX.

July 1, 2017 | Autor: E. Barceló Benavente | Categoría: European History, Catholic Church, Siglo XIX, Catholic Church History
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Descripción





1. Introducción.
El trabajo que voy a realizar a continuación será una opinión personal de lo que creo son los puntos más interesantes desde el punto de vista de la mentalidad religiosa del siglo XIX en relación con las distintas mentalidades políticas y sociales que se crearon en el mismo siglo. Haré un repaso de la situación en la que se encontraba la Iglesia desde siglos anteriores al XIX, para analizar la influencia que la Revolución Francesa tuvo en esta institución, y de cómo esas nuevas mentalidades empezarán a influenciar el pensamiento religioso a principios del siglo XIX. Atravesaré los distintos movimientos de respuesta que llevó a cabo la Iglesia Católica a lo largo del siglo, y a través de los distintos movimientos del momento como son el liberalismo, el socialismo y los movimientos nacionalistas. Finalmente resumiré mis opiniones personales, que habrán sido desarrolladas o mencionadas a lo largo del trabajo, junto con otras que sin ser mencionadas, también han surgido a raíz de la realización de este estudio.

2. Situación de la Iglesia antes del siglo XIX.
La idea común entre los historiadores, es que tras las paz de Westfalia, el poder y la influencia del Papa quedaron reducidos, en relación con ese gran poder que había tenido la Iglesia Católica en los estados medievales y modernos de Occidente, tanto político como ideológico. En mi opinión siempre he creído que esta idea no es del todo acertada, es cierto que a partir de las guerras de religión que se dieron durante la primera mitad del siglo XVI, y sobre todo tras la mencionada paz de Westfalia, el poder político del Papado se vio reducido, sobre todo, en el ámbito político. Los grandes gobernantes seguían queriendo tener de su lado a la Iglesia, pero su influencia en diversos temas, que antes había sido fundamental, ahora pasaba a ser más bien simbólico. Sin embargo, yo pienso que el poder ideológico, el poder que la Iglesia tenía sobre las mentalidades de los súbditos de ese momento, sigue siendo muy elevado. Creo que esto es así, ya que todas esas ideas sobre la Iglesia, sobre que ya no debía tener el poder anterior, como las propugnadas por los ilustrados de finales del XVII y todo el XVIII, no llegaban a la población común, es decir, que en este momento, esta "revolución" contraria a la Iglesia solo se desarrollaba en los ámbitos más cultos y de élites de la sociedad, que hacían cambiar sus conciencias, pero no cambiaban las del pueblo llano, que tenía una relación muchas más directa y fuerte con la Iglesia. Aun así, mis ideas se dirigen en ese sentido, porque hay un ejemplo anterior muy claro que me hace plantear esas ideas, y es el Papado en el siglo XV y sobre todo en el XVI. La crítica que Lutero realizó al Papado, y a la Iglesia católica en general, había surgido de esa relajación de las costumbres religiosas, sobre todo en Italia, aun así, aunque estas ideas tuviesen un calado muy importante en Alemania, y distintas zonas de Europa, los fieles seguían yendo a Roma a oír los sermones de los distintos obispos, cardenales, etc., para que absolvieran sus pecados y limpiaran su alma, es decir, que en la mentalidad colectiva del pueblo, pensaban más en la vida después de la muerte, que en los fallos y en la vida que llevaban los individuos más importantes dentro de la Iglesia. Entonces para mí, ese es el mayor triunfo de la Iglesia, la imposición de toda una mentalidad, de toda una moral para el pueblo, que podría tener unas intenciones u otras al imponerlas, pero que caló muy profundo durante muchos siglos, con esa idea de miedo a lo que podría pasarle a alguien después de la muerte, si en vida se distanciaba de la Iglesia, y creo que esa impronta, la Iglesia la siguió teniendo durante muchos años.
Por ello continuamente, tras ese 1640, vamos a seguir viendo que la Iglesia ni está acabada, ni ha perdido completamente su poder, y uno de los ejemplos de este tipo serían las revoluciones inglesas del siglo XVII, cuyos motivos eran contra la monarquía, pero la importancia de la religión (en este caso, la anglicana) es fundamental dentro del desarrollo de estos conflictos, que acabarán ya a comienzos del XVIII con la idea de que ya no habría un rey católico en el trono, con la aprobación del "Acta de Establecimiento". Aunque quizás la mentalidad del pueblo llano no hubiese cambiado tanto en relación a la Iglesia, dentro de esta sí que había sentimientos encontrados, ya que por un lado, quería seguir manteniendo la confesionalidad del estado, así como sus privilegios, pero eso les obligaba a vincularse al Estado de una manera que realmente no le interesaba, porque en cualquier momento el rey podía llevar a cabo una legislación que cambiase su situación a peor.
Aunque realmente, lo que cambiaría la Iglesia Católica europea para siempre, sería la Revolución Francesa de 1789. La Revolución Francesa, podríamos decir que fue la primera revolución "liberal", en el sentido de ser llevada a cabo por un sector de la población que no era aristocrático, pero que tampoco era el sector más bajo de la sociedad, si no que fue llevada a cabo por ese "Tercer Estado" como lo entendía Sieyes, que se levantó contra los dos otros estamentos de los Estados Generales, la nobleza y el clero. Es decir, que fue una revolución en contra del Antiguo Régimen (abogando por eliminar esa creencia del derecho divino que creían tener los monarcas del despotismo ilustrado), de ese inmovilismo que se creaba, contra esa nobleza que gozaba de todo el poder, un poder que los burgueses entendían que ellos debían tener, al ser quienes sustentaban el país con sus reformas dentro de las distintas monarquías. Pero el clero, era otro elemento importantísimo del Antiguo Régimen, un estamento que gozaba también de toda una serie de privilegios (en Francia, los eclesiásticos eran unos 135.000 individuos a finales del XVIII, poseyendo entre un 5 y un 6% del suelo francés), con una situación casi intocable, formando parte de este estamento los hijos de algunos aristócratas que no iban a heredar las tierras de su familia (hijos segundos en su mayoría), es decir, que nos encontramos, al fin y al cabo, con una relación muy estrecha entre esos dos sectores privilegiados. Sin embargo, y algo que personalmente me ha sorprendido, es que la Iglesia, supuso un apoyo para el Tercer Estado en cuanto a sus reivindicaciones de poder político, sobre todo por parte de L'Abbé Gregoire. Es decir, que las reivindicaciones del Tercer Estado, donde mayor calado tenían era en la fila de los eclesiásticos, y en realidad, estos burgueses, no atacaban a la Iglesia por un sentimiento de anticlericalismo, simplemente, los "ataques" a ese Estado, venían del proceso de racionalización de la vida religiosa, por eso, una de las primeras medidas que se hicieron una vez tomada la Bastilla, y con estos revolucionarios en el poder, fue la nacionalización de los bienes de la Iglesia, así como de las órdenes religiosas. Aunque según avanzase la Revolución, se implantaría el llamado "terror" que sí que tuvo unos mayores tintes anticlericales, con el encarcelamiento de sacerdotes, el "reinado masónico", etc.
En definitiva, la Revolución Francesa, supuso un antes y un después en la Europa del XIX, en muchos sentidos, no solo políticos y sociales, si no, como hemos visto, en el mismo seno de la Iglesia católica.

3. Relaciones de la Iglesia con los distintos movimientos del siglo XIX.
Ya dentro del siglo XIX, destacará el Concordato que Napoleón, firmó con la Santa Sede, ya que tras el periodo revolucionario, las relaciones habían empeorado bastante, encontrándonos con iglesias vacías, con la no aceptación por parte de la Iglesia de la Constitución Popular etc., y para Napoleón, "no hay moral sin religión", viendo a ésta como un factor de orden social. Pero hay que tener en cuenta, que la Iglesia que volvía en ese 1801, no era la misma que había estado en 1789, ya que nos encontramos ahora con una Iglesia a la que se le han nacionalizado sus bienes, pero que realmente, pensaron que si esto ya estaba hecho, no iban a volver al momento anterior, además, si esas tierras estaban en manos de particulares que fuesen cristianos, no iban a quitárselas, además que tampoco era su factor central, de nuevo, era mucho más importante su poder sobre las mentalidades, o al menos, les interesaba más, que tener numerosas tierras, que en muchos casos, al ser las conocidas como "manos muertas", pues no les daban tantos beneficios como le podían dar a un particular. Pero, al fin y al cabo, este Concordato, fue un poco "humillante", debido a que realmente lo que se buscaba (mediante el control por parte del Estado de la educación y formación del clero) era un control de la vida católica.
Esto fue creando, lógicamente, una separación cada vez mayor, ya que el Estado, o el poder político, buscaba evitar la presencia de la Iglesia en los ámbitos públicos, algo que ya se había empezado a hacer por el catolicismo ilustrado de los borbones y de sus ministros, es decir, que va a empezar a haber un movimiento de progreso agnóstico y cientificista (en ese momento era como una nueva religión) que querrá terminar con ese mito del pasado, que era la Iglesia, intentando tener una influencia en la conciencia individual, contra los dogmas eclesiásticos, que por supuesto, no fue comprendido por la Iglesia (excepto en algunos casos) por lo que supuso esa separación entre ambos poderes. En definitiva, esa separación, llevará a que un sector de la Iglesia, sí que entienda que ésta debe reformarse para esta nueva sociedad que se estaba creando, pero la mayoría de quiénes formaban parte de la jerarquía eclesiásticas eran totalmente reaccionarios a toda la novedad del momento, y entonces se empezarán a unir a los sectores tradicionales del pasado, es decir, a la monarquía y al tradicionalismo, con un terror aún, al oír términos como República o Revolución, que asociaban con la ciencia, el progreso, el anticlericalismo etc.
Este nuevo siglo, traerá una nueva serie de mentalidades, que se influenciarán unas de otras y que serán el liberalismo, el socialismo y el nacionalismo, y la Iglesia, tendrá que responder ante ellas, para mantenerse.

3.1 Liberalismo: "laissez faire" y el Catolicismo liberal.
El liberalismo fue esa corriente de pensamiento, esa nueva forma de gobierno, que tuvo como máximo exponente a Inglaterra, aunque se desarrolló por toda Europa, y que en definitiva, la mejor forma de explicarlo, es "haz y deja hacer" ese "laissez faire", es decir, que el Estado dejaba una amplia libertad a los sectores económicos en su actuación. De ahí, ese nacimiento del conocido como "catolicismo liberal", es decir, la Iglesia tenía que adecuarse y responder frente a esta modernidad que se estaba desarrollando, por lo que muchas voces dentro de esta Iglesia, normalmente de seglares, entendía que la defensa de la libertad podía ser un buen elemento para consolidar de nuevo ese poder del catolicismo que se había visto eclipsado tras las Revolución. Su nacimiento, no lo veremos plenamente hasta la segunda mitad de los años veinte, que es cuando el contexto del momento, permitió que se desarrollase, es decir, cuando en Europa, tras la caída de Napoleón, se pueden implantar en ciertos lugares (como en Francia o Bélgica) unos regímenes de liberalismo constitucional, que eran contrarios a los movimientos revolucionarios (es decir, si los burgueses habían conseguido obtener su papel de importancia que antes tenían los nobles y el clero, ya habían obtenido lo que deseaban, y no querían otros movimientos que pudiesen acabar con ellos), lo que la Iglesia entendía como una manera de renovarse aceptando esas nuevas ideas del liberalismo.
Se acepta que el término más adecuado para referirse a estos católicos que defendían estas nuevas ideas de liberalismo constitucional posrevolucionario es el de "liberalismo católico", pero esto también variaba dependiendo del ámbito geográfico en el que nos movamos, ya que en cada Estado, la actitud de los católicos frente al liberalismo, es distinta, por lo que también habrá distintas acepciones para referirse a ellos (en España por ejemplo, será complicado, debido a las continuas rupturas del liberalismo que se daban, por lo que el catolicismo no podía adecuarse a ello).
Pero en definitiva, el catolicismo liberal, es aquel donde los católicos se esforzaron por demostrar que esas nuevas ideas de libertad no revolucionaria, eran aceptables por la religión cristiana, saludable y en muchos casos se entendía como consustancial. Entonces, si nos adecuamos a la realidad de estas ideas, el periodo cronológico en el que nos tendríamos que mover, sería entre 1830 a 1878, siendo ese 1830, cuando comenzamos a ver las primeras manifestaciones de esta ideología en Francia y Bélgica, mientras que la segunda, corresponde con la muerte de Pío IX y Víctor Manuel, que habían sido los protagonistas de la cuestión romana, y en definitiva, es el fin de ese periodo en el que estos católicos liberales habían intentado introducir sus convicciones liberales en el seno de la Iglesia católica, y que por tanto, produjo una quiebra casi definitiva entre el modelo confesional de las relaciones Iglesia-Estado. A partir de aquí, serán los católicos sociales, los que tomarán el relevo.
Tanto el nacimiento como el desarrollo de esta ideología se produjo en un momento de total incertidumbre, es decir, que en definitiva, la Iglesia respondió de una manera improvisada, y en muchos casos, fue una respuesta de reacción. Pero también en este momento hay que hablar del ultramontanismo, que había nacido influenciado por el movimiento romántico, así como del pensamiento contrarrevolucionario, que era partidario tanto de la centralización como del culto a Roma y de la rigidez doctrinal, de ahí, el escaso éxito que tuvo el catolicismo liberal. Pero al contrario de lo que pueda parecer, lo que realmente acabó con ese movimiento, no fue el ataque de los ultramontanos, si no el anticlericalismo e intervencionismo que se desarrolló por los distintos gobiernos liberales de la Europa de 1860-1870. Ciertamente creo que este catolicismo liberal tenía buenas intenciones, ya que se entendían como los culpables de su propia decadencia, y ese sentimiento de miedo frente al intervencionismo del estado en materia religiosa, les hizo centrarse en el Papa, es decir, que querían que desde el propio Papado surgiesen esos movimientos de renovación de la Iglesia Católica. El problema, es que la Revolución Francesa, se había inventado un concepto de laicidad, donde no buscaban ni la libertad religiosa basada en la independencia de la Iglesia y de otras confesiones, ni tampoco la completa indiferencia del Estado frente a la materia religiosa, si no que buscaba que el poder político influyese y controlase el poder religioso, algo que era incompatible con esa libertad religiosa, de ahí que los católicos liberales, hiciesen de la completa libertad, su bandera (en otros países, fue más fácil llegar a esa libertad, como en Bélgica e Inglaterra, porque no habían tenido esa influencia de la Revolución Francesa, ese concepto de laicismo).
Quizás el Papa que más esperanza dio a los católicos liberales, fue Pío IX, ya que estos católicos liberales, a pesar de los ataques que sufrían de los ultramontanos, hicieron de la defensa de las libertades constitucionales su meta. Pero el "liberalismo" de Pío IX no fue el que se esperaba, porque a pesar de creer en reformas políticas y sociales, la Revolución de 1848 le demostró los peligros que esas reformas podían tener, sobre todo en Italia, porque esas reformas conllevaban a la destrucción de la soberanía temporal del Papa. Pero 1848, también fue el año en que los católicos liberales llegaron a tener representación parlamentaria, demostrándose que tenían capacidad de movilización social, y en algunos lugares como en Prusia o en Francia, su defensa de las libertades constitucionales se vieron recompensadas (aunque este 1848 reforzó más el pensamiento ultramontano de defensa contra el progreso liberal).
Pero el golpe definitivo a ese "equilibrio" que había permitido la supervivencia de los católicos liberales, se les dio en los sesenta, con el "Syllabus errorum in Europa vigentium" y con la "Quanta Cura". Ese proceso de unificación italiana así como la fuerza cada vez mayor de los ultramontanos, hicieron que Pío IX llevase a cabo estas publicaciones, porque aunque la Iglesia había condenado esas libertades modernas con anterioridad el, "Syllabus…" era algo totalmente nuevo. Nos encontramos ante una condena teórica total de alcance general a esas ideas liberales, de ahí, que la reacción católica, tanto de moderados como de liberales, fuese de desconcierto en un primer momento, y además, los católicos liberales, la intentaron entender como un documento que no anulaba aquellas políticas que se ajustaban a la realidad concreta que se exigía en cada país. Aunque algunos católicos liberales, pensaban que podían seguir existiendo como grupo, para Pío IX, formar parte de esta tendencia era estar con él, pero también con sus enemigos. De ahí que entre 1869 y 1870, las conclusiones del Concilio Vaticano I, fueron que la Iglesia era ultramontana y antiliberal, y ni siquiera la oposición de los católicos liberales, fue suficiente para mantenerse. Sin embargo, yo entiendo que aunque ese catolicismo liberal, doctrinalmente hablando no tuvo éxito, (de nuevo por esa tendencia reaccionaria que en muchos caso ha dado más disgustos que alegrías a la Iglesia Católica) sí que tuvo bastante éxito en el sentido de reformas en algunos países como Bélgica, Inglaterra o Francia.

3.2 Socialismo: Pensamiento social cristiano e importancia de León XIII.
Cuando queremos estudiar el papel que la Iglesia tuvo en cuanto a reformas sociales, tenemos que mirar un poco hacía atrás, hacía finales del XVIII, para poder entender que las revoluciones liberales trajeron consigo el capitalismo industrial (primero en Gran Bretaña, más tarde a Bélgica, Francia, Alemania…). Si el liberalismo trajo esa libertad de hacer lo que se quisiera, sin leyes, en el ámbito económico, trajo también consigo las asociaciones de trabajadores de las fábricas (que se prohibirían en numerosas ocasiones a lo largo del XIX). Nos vamos a encontrar entonces con un descenso en el nivel de vida de los trabajadores, pero también a una revolución técnica que favorecerá ese desarrollo de la industria, creando una clase explotadora que sería la del capitalismo industrial.
Será dentro de toda esta nueva sociedad industrial, de trabajadores que viven en la miseria y sin unas regulaciones adecuadas, lo que creará dentro de la Iglesia el conocido como "pensamiento social cristiano". El origen de este pensamiento podemos situarlo entre los años 1830 y 1848, ya que en este periodo nos vamos a encontrar con una clase social obrera, que empieza a tomar conciencia de sí misma, y que comenzará a pedir solidaridad (a partir de 1840, pedirá una legislación laboral), y por otro lado, nos encontramos con toda una serie de intelectuales, podríamos decir que una clase media profesional (y algunos aristócratas concienciados con la situación obrera) que comenzó a pensar en esa nueva sociedad que era producto de la Revolución Industrial. Por ello, es fundamental hablar de tres intelectuales católicos franceses, que serían los primeros en dar teorías sociales de base católica (todos influenciados por Saint-Simon):

Buchez (1796-1865): Es conocido como el padre del cooperativismo francés (además que esta idea fue la que ayudó a que se creara el socialismo cristiano inglés), ya que él, quedo sorprendido del papel de la religión en la sociedad del Antiguo Régimen, por ello, entendía que la solución a la situación de la religión católica, era una reforma en la misma Iglesia Católica (enfrentada al individualismo protestante). Intentará crear una escuela neocatólica de socialistas, por ello, creará un periódico para dar a conocer sus ideas, además de publicar un libro, "Introduction à la science de l'historie". Sus ideas en esta obra eran claras, entendía que esa última etapa de la Historia la había creado el cristianismo, y que para completarla habría que aplicar los principios cristianos de igualdad, fraternidad y caridad en la sociedad, algo que la Iglesia no había hecho y que por ello, habría que llevarlo a cabo por otros medios. Además, el autor, cada vez con más fuerza, entendía que la asociación de obreros era el agente del verdadero progreso social, y que incluso, esta asociación era lo adecuado para producirse esos cambios sociales, más que la revolución obrera.

Pecqueur (1801-1887): Este autor entendía que era el Estado el que debía encargarse de la producción, es decir, que sería el dueño de toda la industria y que los obreros serían "funcionarios", es decir, que trabajarían para el Estado, ya que este era el "patrón". Ya antes que Marx, describió la importancia que las condiciones económicas tenían en la estructura de las clases, además comparó la sociedad burguesa del momento con el desarrollo de la tecnología, en definitiva, resalta como la acumulación de capital y la concentración de la propiedad creó esa nueva estructura de clases en lucha entre la burguesía y el proletariado. Pero al ser cristiano, no podía defender tampoco esa lucha de clases que proponía Marx, de ahí, que se refiriese sobre todo (al igual que los primeros socialistas) a la ética, defendiendo la propiedad privada en razones de justicia y principios cristianos. Además, quiso congeniar sus ideas cristianas y demócratas con el socialismo, de ahí que creyese en el libre albedrío de los hombres, creyendo además, que los técnicos debían manejar los medios de producción, pero dirigidos por un gobierno democrático (al contrario que Marx, que planteaba que éstos, dirigiesen los gobiernos). Su obra "De la Paix, de son príncipe et de sa réalisation", en 1842, se ve claramente su carácter en contra de la violencia, lo que le separará a partir de 1848 de los grupos que mayor dinamismo tenían dentro del socialismo.

Ozanam (1813-1853): Quizás fue más importante por su militancia apostólica que por la social, ya que él lo que buscaba era adaptar el apostolado a ese mundo que se estaba formando en ese momento. Su importancia radica en que fue el creador del movimiento universitario, y de los sectores pudientes a favor de los pobres, es decir, buscaba que se desarrollase en los cristianos burgueses de la época un sentimiento para paliar la pobreza y la miseria de las clases más bajas, por medio de la caridad (creándose para ello la "Sociedad de Vicente de Paúl"). Pero también pidió una "ciencia social católica", porque aunque el término de cuestión social estaba planteado, no había ninguna teoría sobre esta nueva conciencia, por lo que en la Europa de 1848, apenas se entendía.

Aun así, los católicos veían con reparo las reformas sociales, algo a mi entender bastante lógico, ya que la violencia social cada vez era mayor, debido a la situación de los obreros, y digamos que los católicos veían esas reformas como una forma de dar alas a los obreros (veían esto como un atentado contra sus derechos). Y en definitiva, para los sacerdotes católicos el orden era mucho más importante que las necesidades sociales del momento.
Este pensamiento social cristiano, tuvo sus precursores en Francia, pero tuvo un distinto desarrollo, con distintos personajes dentro de otros países europeos. Vemos entonces que dentro de este pensamiento había habido una evolución, teniendo como tema central que la gran revolución científico-tecnológica del momento, posibilitaba conocer cuales eran las causas de la pobreza, y de ahí, que se diese el poder para solucionarlas. Gracias a esto, se entendió que la reforma moral, no era suficiente para solucionar los problemas del momento, si no que también había que reformar las instituciones de la época, y uno de los máximos exponentes de esta nueva conciencia, fue el obispo von Ketteler, en Alemania. El desarrollo de su pensamiento podemos observarlo en su obra de 1864, "La cuestión obrera y el cristianismo", donde entendía que la sociedad capitalista que estaba funcionando estaba mal organizada, es por eso, que la simple caridad, ya no funcionaba para solucionar el problema. Tenia que haber, por tanto, una organización obrera, y una intervención del Estado. Propuso entonces para esa mejora de la situación en la que se encontraba la clase obrera, que la Iglesia debía establecer unas sociedades cooperativas cristianas independientes del Estado, que se financiarían por el capital que los fieles aportasen. Pero poco a poco se fue dando cuenta, que este sistema sería insostenible, por lo que acabó abogando por una nueva legislación que se basase en la defensa de los obreros, con mejores salarios y condiciones seguras en sus puestos de trabajo. Ya se estaba dando origen a esa denominación de "socialista cristiano o social cristiano", pero que León XIII pedirá que se suprima, ya a partir de 1890, se inclinó hacia la derecha, ya que el movimiento social era claramente marxista (aunque nunca fue contrario a esa defensa de una legislación social para los obreros).
Pero no solo en Alemania habrá grandes pensadores de este pensamiento social cristiano, si no que también tendremos distintos ejemplos en Francia, con el conde Albert de Mun y du Pin Chambly, así como Charles Perin en Bélgica, quién atacó fuertemente el liberalismo económico, pero que también fue enemigo del socialismo de Estado como de la solución cooperativa, ya que abogaba por una renuncia cristiana, pero necesaria para mantener el orden social, entendiendo que la conducta moral si que debía ser controlada por la Iglesia (más tarde, los belgas si que serán partidarios de una intervención del Estado estando a favor de una legislación social).
Pero en mi opinión, la figura fundamental dentro de este pensamiento, va a ser el propio Papa León XIII, no solo porque escribiese numerosos tratados sobre su pensamiento en torno a esta cuestión, si no porque gracias a eso, le daba más consistencia al movimiento dentro de Europa, porque sin el apoyo de la máxima figura de la Iglesia Católica, el movimiento no habría tenido tanto éxito. Además este Papa, tuvo como máxima preocupación la evangelización, ya que entendía que lo más preocupante de la pérdida de poder de la Iglesia, no era tanto la "indiferencia" de los estados con respecto a ella, como la pérdida de esa moral cristiana dentro de la población. Entendía como esa sociedad estaba cambiando, y como a través de los grandes principios de la religión cristiana, ésta debía reaccionar. Numerosas obras de León XIII nos muestran todo ese interés que tuvo este Papa por adecuarse a la nueva sociedad, y de como la Iglesia luchaba por no perder su papel de regulador de la sociedad.

3.3. Nacionalismo: nueva nación, nacionalismo liberal y conservador.
Cuando hablamos de nacionalismos durante el siglo XIX, tenemos que echar la vista atrás para entender como y cuando surgen, y de ahí, por qué ese desarrollo en este siglo XIX. La Revolución Francesa fue la que impuso esa idea de la "nación política", que según dijo Pierre Nora, tenía un significado triple: "social: un cuerpo de ciudadanos iguales ante a ley"; "jurídico: el poder constituyente frente al poder constituido"; "histórico: una colectividad de hombres unidos por la continuidad por el pasado y por el porvenir". Lo que pasaba, es que la Revolución creó toda una nueva conciencia dentro de los hombres, de ahí, que éstos y sus sociedades se reconocían en un pasado común, con sus fiestas, sus conmemoraciones públicas, creando todo un nuevo sentimiento de amor a la patria. Pero en toda esta nueva mentalidad, hubo una serie de estímulos anticlericales y un intento de descristianizar, es decir, que dentro de esa nueva mentalidad de nación que se estaba creando en esos primeros momentos, la religión cristiana no tenía cabida. Pero también se buscaba una especie de sacralización de la patria, de ahí el nacimiento de la religión civil, buscándose toda una serie de símbolos y rituales que creasen ese identidad nacional. Este periodo de desarrollo en la primera mitad del XIX es el conocido como "nacionalismo liberal", que tendrá extensión hasta 1848, para después convertirse en un nacionalismo conservador.
En definitiva, la formación en la Europa del XIX de Estados liberales y laicos, daba a las instituciones un poder fundamental para intervenir en el ámbito eclesiástico y religioso, muchas veces con un carácter anticlerical, por lo que la Iglesia tenía que luchar agresivamente para mantener su espacio de acción que durante tanto tiempo había tenido. Pero ya fuese en repúblicas, como en la Francesa, o en monarquías que gobernaban un Estado nacional (como serán Italia y Alemania), los liberales tendían a la laicidad, cuando no a lo anticlerical. Pero sí es cierto, que el auge en los distintos estados europeos del socialismo, hizo que se abandonaran esos proyectos anticlericales de gobierno buscando nuevas formas que pusiesen en relación la nueva política nacional con las tradiciones religiosas, por lo que se empezó a identificar el sentimiento patriótico, con una religión agresiva y expansionista.
Una de las características de los nacionalismos, y que tuvieron mucha importancia en ello los "románticos", fue la recuperación de la Edad Media, que se entendía como el origen de las distintas naciones, de ahí la reivindicación de la misma. Es con esta idea, donde yo más claro veo el papel de la Iglesia en el nacionalismo, porque por un lado, había estados de muy reciente formación, como Grecia, que sus reivindicaciones nacionales (una vez conseguida la independencia como estado) era recordar a los héroes que habían participado en la independencia del territorio, pero por otro lado, había naciones que habían tenido una historia de larga tradición en el pasado como España o Portugal. Eran unos países, que habían tenido una superioridad política a finales de la Edad Media y durante la Edad Moderna, y la situación de decadencia en la que se encontraban a finales del siglo XIX, hacía que proliferase el sentimiento de regeneración. Entiendo que en países como los ya mencionados, o en Italia (que surgirá como nación única en este momento) o Francia, la religión católica había tenido una enorme importancia en ese pasado que ahora se quería recuperar, por lo que era el momento adecuado, para que la decadencia política que había tenido la Iglesia hasta esos momentos terminase, y que ésta empezase a jugar un papel fundamental, dentro de esa definición de nación. Esto se pudo ver muy pronto, ya que en muchos de estos estados, aparte de crearse unos rituales civiles que reforzasen esa identidad nacional, las fiestas y celebraciones de la liturgia cristiana tendrán un papel fundamental en ese refuerzo nacional, es decir, no solo quedaba ese nuevo movimiento liberal expresado dentro de la nación, si no que también formaba parte de la misma el componente religioso (aunque como ya he mencionado anteriormente, una idea u otra tendrá más importancia dentro de los distintos países, dependiendo de sus características particulares).
Pero todo este nacionalismo liberal de la primera mitad del XIX, dejaría paso a un nacionalismo conservador en la segunda mitad, en donde los términos de libertad y dignidad del individuo (que tanta importancia habían tenido en la etapa anterior) pasaban a estar supeditados a los grupos sociales que tenían el poder, de ahí que se favoreciesen las ideas del Imperialismo, que tanta problemática tendría ya en el siglo XX. La religión se convirtió en unos de los elementos de identificación de la nación más claros, y con ese desarrollo del socialismo, vio que de nuevo su posición podía verse afectada, por lo que ahora cambiará su visión de la modernidad y volverá a posiciones tradicionales y agresivas para mantener su poder como elemento dinamizador de la nación.
En definitiva, todas esas mentalidades que se habían desarrollado dentro de la religión cristiana y, en particular, en la católica, llevó al final del siglo y junto con los nacionalismos a una vuelta a su sentido más tradicional e intransigente que más problemas le había dado a finales del siglo anterior.

4. Conclusiones personales.
Aunque este trabajo hay sido un trabajo personal, en el que tras ciertas lecturas sobre el tema, he elegido lo que yo entendía que había sido la relación de la Iglesia con los determinados movimientos del siglo XIX, he sacado algunas conclusiones personales, que han sido plasmadas en el trabajo, pero ha habido otras que no, y que deben ser expuesta también como parte del mismo.
Por un lado, esa idea que mencioné al comienzo del trabajo, sobre que la Iglesia nunca perdió su importancia dentro de las mentalidades de la población, la sigo manteniendo tras todo lo expuesto, ya que entiendo, que claramente la Iglesia pudo mantenerse en este siglo gracias ello. Puede que en unos momentos esa influencia fuese mayor que en otros, pero sin ella, la Iglesia habría dejado de existir, y no podría haberse reinventado como lo hizo en ciertos momentos del siglo, porque sin una base social que siga rigiéndose por la moral religiosa, las religiones desaparecen.
Otra conclusión, también plasmada en el trabajo, es la importancia que tuvieron las nuevas mentalidades del siglo XIX para la renovación de esa mentalidad eclesiástica. Con todos esos movimientos que se dieron en el XIX, la Iglesia entendió perfectamente que debía cambiar su mentalidad, o al menos, sin tocar sus principios morales básicos, si que tenía que modificar su conducta para adecuarla a este momento. Si no lo hubiese hecho, cada vez habría ido perdido más y más importancia, y podía haber sido vista como un elemento tradicional sin intenciones de cambiar, faltando el respeto a esta nueva sociedad que abogaba por la libertad. Aunque hubo sectores, como el ultramontano, dentro de la Iglesia, que seguía siendo profundamente conservador, las teorías liberales religiosas, permitieron que una parte de la sociedad burguesa (que había sido revolucionaria, pero que ya no quería serlo) pudiesen ligarse a ellas.
La última de mis conclusiones, no ha aparecido mencionada en el trabajo, pero he llegado a ella, tras la realización del mismo, y quizás sea un poco la más personal de todas, y que para mí, es la importancia de separación entre Iglesia Católica y religión católica. Llego a esta conclusión, debido a que durante todo el siglo XIX yo veo una tendencia dentro de la Iglesia Católica a mantener o recuperar el poder político que había perdido, mientras que dentro de esa religión, es de donde surgen las nuevas mentalidades de regeneración del pensamiento religioso, es decir, que muchas veces, distintos teóricos de lo religioso, distintos católicos, entendían la nueva sociedad de una manera nueva y que por tanto había que regenerarse, mientras que desde la Iglesia Católica como institución, muchas veces estos movimiento se aceptaban, pero no se llevaban a cabo por ella. Entiendo que a la institución católica le interesaba más el poder dentro de los estados, que la propia religión en sí, que si que le importaba a otras personalidades dentro de esa religión, y que en muchos casos era la que regía su vida. Y yo creo que ese fue el problema que había llevado a la Iglesia Católica a su decadencia a finales del XVIII y comienzos del XIX, esa preocupación por el poder político y su importancia dentro de los estados en detrimento de la práctica de la religión y la modernización de la misma, es lo que llevó a gran parte de la sociedad a verla como un elemento anacrónico de estas nuevas mentalidades liberales. De ahí, que la Iglesia como institución, se mantuviese gracias a esas personas que entendieron que había que renovarse, que había que cambiar, y que el papel de la Iglesia debía ser evangelizador y no político.
Para mí está bastante claro, que la Iglesia durante el siglo XIX, pudo mantenerse gracias a sus fieles y a quiénes más creían en ella, que muchas veces, no eran los dirigentes eclesiásticos, si no que eran profesores, algunos políticos, clases medias profesionales, que desde luego llevaban su fe más allá, no solo hacia Dios, si no también hacia la posibilidad de renovar la Iglesia Católica, una fe en ellos mismos, capaces de modernizarla para los nuevos tiempos que se habían desarrollado y para los que se estaban gestando.








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