Sitios sagrados de los Mayas Posclásicos e Históricos en Mensabak, Selva Lacandona, Chiapas, México.

June 13, 2017 | Autor: A. Sanchez | Categoría: Arte Rupestre, Paisaje Sagrado
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SITIOS SAGRADOS DE LOS MAYAS POSCLÁSICOS E HISTÓRICOS EN MENSABAK, SELVA LACANDONA, CHIAPAS, MÉXICO Joel Palka University of Illinois-Chicago

A. Fabiola Sánchez Balderas

Uno de los objetivos principales del Proyecto Arqueológico Mensabak es estudiar el paisaje sagrado maya en las cercanías del lago Mensabak, localizado en el estado de Chiapas, México y cómo fue utilizado ritualmente a través del tiempo. Mensabak es un lugar que muestra una gran cantidad y diversidad de sitios sagrados en el área maya (Figura 1) y también en Mesoamérica en general. Desde hace varios años, el equipo de investiagores que conforma el Proyecto Arqueológico Mensabak, ha documentado los sitios sagrados de los mayas y lacandones de los alrededores conformados por cuevas, riscos de piedra caliza, arte rupestre, cumbres de cerros, islas, sitios arqueológicos mayas, y santuarios con huesos humanos e incensarios (Palka y Sánchez Balderas et al. 2008; Sánchez Balderas 2005; Thompson et al. 2005). Al parecer el uso ritual maya de estos lugares especiales viene de largo tiempo atrás, probablemente el inicio del uso del paisaje sagrado fue durante el período Clásico Tardío (ca. AD 600-900), sin embargo, podría haber sido desde antes. Los lacandones en el área, principalmente aquellos de Najá, Mensabak, Monte Líbano e Itsanok’uh (o Pethá), que son del grupo étnico “los lacandones del norte” (hach winik o “gente verdadera;” Boremanse 1998; Bruce 1968:12-18; McGee 2002) han llevado a cabo rituales en estos sitios sagrados desde principios del siglo XX hasta una década atrás1 (Ian Hollingshead, comunicación personal 2010). Consideramos que los sitios sagrados de Mensabak fueron de gran importancia para peregrinaciones mayas de sitios locales y posiblemente de los alrededores (Freidel 1981; Patel 2009), incluyendo la sierra y las tierras bajas de Chiapas. Durante el Posclásico Tardío y principios del período Colonial se puede percibir

un incremento de las ceremonias en los paisajes sagrados en Mensabak y nuevamente hay un crecimiento a mediados del siglo XX. Este patrón en el uso de los paisajes sagrados puede ser explicado por un crecimiento poblacional en Mensabak después del período Posclásico, según la cronología de la cerámica asociada con los sitios arqueológicos y los entierros. Sin embargo, pensamos que el enfoque de ritos en sitios sagrados en esta región está basado en los esfuerzos de los mayas para mantener su identidad, cultura y territorio durante los tiempos de cambios drásticos sociales y regional en el posclásico, la colonización del área maya en tiempos coloniales así como la nueva conquista de la Selva Lacandona por los madederos, chicleros y campesinos de otros grupos mayas, como los tzeltales y choles, en los siglos XIX-XX (DeVos 1988a, 1988b; Palka 2005a). Los ritos orientados en el paisaje sagrado en otras culturas del mundo están relacionados con los ancestros, el control del territorio, el mantenimiento de la cultura indígena y el pedido a los dioses para su ayuda en los tiempos de cambios sociales, ambientales, 2008:101, 137). SITIOS SAGRADOS MAYAS Los estudios arqueológicos de los paisajes sagrados mayas han estado enfocados en los períodos del Clásico Tardío, Postclásico e Histórico (Borhegyi 1959; Brady y Prufer 2005b; Demarest et al. 2008; Palka 2005b). Historiadores y antropólogos han investigado el uso de los paisajes sagrados mayas y lacandones desde el siglo XVI hasta el siglo XX (Adams y Brady 2005; Bassie-Sweet 2008;

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Figura 1. Lago Tzibaná con el cerro y risco de El Mirador (centro), Sitio Tzibaná (derecha), y los sitios Paten y La Punta (centro-izquierda), Mensabak, Chiapas, México (foto por Sebastián Salgado). Breton et al. 2003; Marion 1999; McGee 2005; Petryshyn 2005; Vogt 1969); y gracias a estos estudios, contamos con algunos conocimientos más profundos sobre la importancia que ha tenido el paisaje sagrado para la cultura maya, especialmente los cerros, cuevas, y lugares con agua, como los lagos, cenotes, ríos, y cuevas húmidas. Sin embargo, contamos con menos investigaciones sobre los cambios culturales del uso del paisaje sagrado, tales como el crecimiento de ceremonias en estos lugares a través del tiempo y porqué la religión maya asociada con los sitios sagrados se transformó después del contacto con gente de afuera. En la cultura maya los cerros eran considerados como las casas de los dioses y habitación de los ancestros (Bassie-Sweet 2008; Brady y Ashmore 1999; Freidel et al. 1993:138-

a los cerros que están envueltos en su mitología o donde se llevan a cabo ritos (Adams y Brady 2005; Vogt 1969:375). También los cerros eran considerados como los lugares de donde se obtiene todo lo que mantiene a la gente y a su mundo, como es el agua, los granos de maiz, así como las energías de la vida de los animales y de la gente (Adams y Brady 2005; Bassie-Sweet 2008:80, 307; Fash 2009:236-240). Las cuevas eran los caminos para la gente al inframundo, la gente hacía ritos para llamar las lluvias y promover la fertilidad de la tierra, de igual manera se consideraba que el sol viajaba por las cuevas durante las noches (Brady y Prufer 2005b; Duby and Blom 1962:292). Los mayas consideraban que la lluvia nacía en cuevas y buscaban agua virgen de éstas para llevar a cabo sus ritos, muchos de éstos eran lugares de peregrinaciones de grupos que provenían de

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lugares de la región. Los lagos (pet ha’ o “agua redonda” en el lacandón, its ha’ “agua mágica” [lago Petén] en el itzaj, y noh ha’ “agua grande,” nab “aguada o lago,”y lakam ha’ “agua ancha” en varios idiomas mayas; Bruce 1968; DeVos 1988a; Freidel et al. 1993) eran sitios sagrados importantes para los mayas (Borhegyi 1959; Fash 2009) quienes depositaron ofrendas en el agua para mantener la fertilidad de la tierra, la gente y el agua, como se apreciaban en los ritos de los cenotes de Yucatán (Brown 2005; Coggins and Shane 1984). Stone (1992) ha demonstrado que los mayas llevaron las ceremonias y creencias religiosas del paisaje sagrado a sus sitios habitacionales y políticos cuando crearon sus centros ceremoniales desde el período Preclásico hasta el Clásico Tardío. Por ejemplo, los templos altos eran como los cerros sagrados y estos volvieron ser los lugares centrales para sus ritos. Es así como los gobernantes y las élites mayas pudieron tomar algún poder sobre la vida ceremonial pública y controlar más la interacción entre la gente y el mundo sobrenatural. Entonces, se puede apreciar un elemento político y los cambios culturales en la vida ritual maya en los centros cívicosceremoniales. Sin embargo, las ceremonias mayas de la élite y la población en general continuaron con el paisaje sagrado natural, especialmente en las cuevas, donde se depositaron vasijas, piedras de moler y otras cosas incluyendo entierros (Prufer y Brady 2005a). Así se mantenía el contacto con los ancestros y los dioses de la naturaleza, como de la tierra y del agua, por medio de estos ritos más privados. Por otro lado, también tenemos evidencia de que los templos mayas estaban construidos en las cimas o en las faldas de cerros sagrados y muchas veces estaban orientados a cuevas y ojos de agua, como en Palenque, Dos Pilas, y Chichén Itzá (Demarest et al. 2008; Prufer y Brady 2005a). De esta manera, mantuvieron el paisaje sagrado en sus ceremonias públicas en los centros. En el Posclásico, los mayas todavía mantenían sus ceremonias en las cuevas y cerros naturales, pero incluyeron las ruinas mayas del período Clásico en su paisaje sagrado. Los

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arqueólogos han encontrado incensarios del Posclásico Tardío o el período Colonial en los templos o encima de montículos en las ruinas mayas (Hansen et al. 2008; Patel 2009). Estas memorias mayas del pasado debido al largo tiempo desde el abandono de los centros mayas hasta el Posclásico Tardío, cerca de 500 años. Más bien las ruinas mayas cambiaron a ser lugares para peregrinaciones en las cuales se llevarían a cabo ceremonias privadas para los ancestros y seres sobrenaturales mayas. De igual manera, en el Posclásico, los mayas se asentaron en islas por razones religiosas y no solamente defensivas. Poblaciones mayas en el Posclásico estaban ubicadas en las orillas de los 1985); construyeron templos, sitios cívicosceremoniales, y casas en las islas (Rice y Rice 1990). Este patrón de asentamiento indica la importancia de islas sagradas en el Posclásico del área maya y Mesoamérica en general, epecialmente para las peregrinaciones a los oráculos y centros religiosos (Patel 2009), como Tenochtitlan, Janitzio, Cozumel, Noh Petén, ceremonias públicas y privadas. Después de la conquista, los mayas tuvieron que esconder sus ceremonias indígenas de la nueva religión traida por los españoles, no obstante el paisaje sagrado maya continuó teniendo gran importancia. Los españoles se quejaron de que los mayas huyeron a las cuevas y a los bosques para ocultar sus ceremonias nativas (Chuchiak 2009; Patel 2009). Las ceremonias y creencias religiosas sobre el paisaje sagrado de los mayas históricos seguía un patrón ritual de un largo tiempo. Sin embargo, con este comportamiento reforzaban la importancia de los ritos mayas en cuevas, cerros y bosques que continua hasta hoy en día. Por ejemplo, algunos mayas de Yucatán todavía llevan a cabo ceremonias para la lluvia en el bosque, como la ceremonia de Chah Cha´ak, y dejan ofrendas en altares en las inmediaciones de los cenotes (Freidel et al. 1993:29, pl. 28). Los mayas q’eq’chies de Guatemala realizan ceremonias en cuevas para otorgar ofrendas a los ancestros y a sus dioses (Adams and Brady

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2005). Hasta hace poco, los lacandones del norte de Chiapas visitaron sus santuarios en las bases de riscos que tienen arte rupestre y huesos humanos que fueron dejados por los mayas de antes, como en los lagos Pethá y Mensabak, para hacer ritos y dejar ofrendas para sus dioses de la lluvia, para obtener buenas cosechas y animales de la caza, y para curar a las personas enfermas (Petryshyn 2005). MENSABAK, CHIAPAS, MÉXICO Mensabak (también Metzabok) está localizado en la parte noreste de la Sierra de Chiapas en la Selva Lacandona y se localiza a aproximadamente 60 km al noreste de Ocosingo, Chiapas, y alrededor de 50 km al suroeste de Tenosique, Tabasco (véase al mapa de la Selva Lacandona en este tomo). Algunos sitios mayas clásicos más cercanos son Palenque, Chikinihá, Piedras Negras, Pomoná, Plan de Ayutla, y Toniná. Por la topografía kárstica se encuentran numerosas cuevas, riscos, cerros, cenotes, pantanos y lagos en el área. Los lagos se formaron por agua subterránea y con el drenaje de las lluvias en las montañas que rodean el lugar. Actualmente, Mensabak tiene varios lagos conectados, los que se llaman Mensabak, Tsibana, y O Ton Kak (o Ah Kak) por los lacandones actuales. Alrededor de estos lagos se encuentran los sitios sagrados y habitacionales que hemos investigado en nuestro proyecto (Figura 2). Esta zona ha atraido a las poblaciones por sus recursos naturales, como el agua, pescado, bosques llenos de animales, y terreno fértil para la agricultura y la temperatura agradable que se encuentra en la elevación media alta de las sierras. Los riscos que salen del agua de los lagos, los cerros en la orilla de los lagos, y las cuevas han sido de gran atractivo para los habitantes también. Parece que Mensabak ha sido un lugar habitacional, ritual, y un destino de peregrinos mayas por varios siglos. Los sitios arqueológicos más grandes localizados en esta región, que se llaman Tsibana y Noh K’uh, tienen por los menos tres montículos grandes de entre 5 a 10 m de altura y más de 15 montículos bajos. Otros

sitios pequeños de 5 a 10 plataformas bajas, probablemente son sitios posclásicos e históricos por la forma de la arquitectura y su construcción de piedra todavía bien preservada. Estos últimos sitios se ubican en la orilla de los lagos y la cerámica encontrada en los sedimentos cerca de estos sitios fechan al Posclásico Tardío o posiblemente a los tiempos históricos (véase abajo). Mensabak estába situada dentro de una provincia nunca conquistada por los españoles que se llamaba “El Próspero” (DeVos 1988a:215,492; Villagutierre SotoMayor 1983:171; Villa Rojas 1995:257-260). Esta provincia se localizaba en el medio de las áreas del época colonial de Ocosingo al oeste, Tenosique y Palenque al norte, El Lacandón y Acalan al sur, y El Petén al este. Los mayas de El Próspero estaban en contacto con las poblaciones mayas y españoles de estas regiones cercanas. Los colonizadores españoles registraron en sus documentos los ríos, lagos, bosques ricos, y poblaciones dispersas en la provincia (Cogolludo 1957:684-701). Algunos frailes visitaron un pueblo en la orilla de un lago que se llamaba “Nohha” (noh ha’, “agua grande”) que era de mayas que hablaban un dialecto del yucateco. Los españoles trataron a establecer una iglesia y una reducción de poblaciones de mayas no conquistados en el pueblo en 1646, pero no tuvieron éxito y se retiraron. Algunos investigadores han sugerido que el pueblo histórico de Nohha estaba localizado en las orillas del lago actual de Najá por su nombre y la distancia calculada desde Tenosique en los documentos (DeVos 1988a:215). Sin embargo, no se han encuentrado sitios arqueológicos ni artefactos cerca del lago en Najá (Palka y Sánchez Balderas et al. 2008). Es probable que Nohha estaba ubicado en el lago Pethá, que es el lago más grande (noh ha’) cerca de Najá (Palka 2005c:34), donde hay sitios arqueológicos prehispánicos e históricos en sus orillas (Cook 2004). Sin embargo, Mensabak también puede ser Nohha; está cerca a la localización de este pueblo colonial también, es un lago grande y se encuentran bastantes sitios arqueológicos y material cultural del Posclásico Tardío y Histórico.

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Figura 2. Las ubicaciones de los sitios arqueológicos y sagrados en Mensabak, Chiapas, México. Los españoles hablaron de las poblaciones mayas no conquistadas en la zona en sus documentos y cabe mencionar que esta parte de las tierras bajas mayas del sur solo fue visitado por los colonizadores por cortos períodos entre 1530 a 1700 (DeVos 1988a). Algunos grupos mayas mencionados en el área de El Próspero son los lacandones originales (ch’olti-lacandón), choles, chinamitas, petenactes, xocmoes, quehaches, y pochutlas (De Vos 1988a:488; Feldman 2000; Nations 2006:139-162; Villa Rojas 1995). Se encontraron estos grupos en las orillas de los ríos Usumacinta, San Pedro Martir, Jatate y Lacantún, así como en los lagos Miramar, Ocotal y Nohhá mencionados anteriormente. Los pueblos en los lagos eran cacicazgos porque tenían gobernantes élites, centros ceremoniales, poblaciones altas con

con sus vecinos y asentamientos satelites (De Vos 1988a; Villa Rojas 1995). El grupo histórico más conocido de los documentos de la zona son los mayas ch’olti-lacandones porque los españoles atacaron su capital en la isla Lakamtun (“Lacandon” en el español) en el lago Miramar en varias ocasiones en los tiempos coloniales y los conquistaron en el pueblo de Sac Bahlam en 1695 (DeVos 1988a; Rivero Torres 1992). Hay mucha información histórica sobre los cacicazgos de los mayas ch’olti-lacandones, quehaches, pochutlas y los de Nohhá en los documentos que los investigadores de la cultura maya en las tierras bajas del sur han ignorado (Cogolludo 1957; DeVos 1988a; Nations 2006; Villagutierre Soto-Mayor 1983). Tampoco no se han hecho muchas investigaciones arqueológicas

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en los grupos mayas Posclásicos e Históricos en el área (Palka y Sánchez Balderas et al. 2008; Rivero Torres 1992). Los lacandones actuales se encuentran en documentos del área por primera vez alrededor formaron una iglesia y asentamiento al sur del pueblo para atraer poblaciones de lacandones de los bosques cercanos (DeVos 1988a:224227; Hellmuth 1972:209-212). Estos lacandones fueron los descendientes de poblaciones indígenas locales mezclados con immigrantes de Yucatán, El Petén, y Chiapas en el período Colonial y eran antepasados de los lacandones del norte (DeVos 1988a; Palka 2005a). Sabemos mucho sobre los grupos de lacandones del norte en la zona del estudio por la información (Boremanse 1998; Bruce 1968; Bruce et al. 1971; DeVos 1988a; Maler 1901; Marion 1999; McGee 2002; Soustelle 1970; Tozzer 1907). EL PROYECTO ARQUEOLÓGICO MENSABAK El Proyecto Arqueológico Mensabak examina los cambios culturales de los mayas en una zona bastante rural después del colapso de esta civilización en el período Clásico Tardío. maya se reorganizó en el Posclásico para lograr reestablecer su civilización en Chiapas. En otros lugares en el mundo, las poblaciones en áreas rurales eran importantes para la renovación de sociedades poscolapso porque no fueron directamente afectados por los cambios sociales, económicos, y ecológicos durante las caidas de las civilizaciones (Cooper 2006). También los grupos mayas en los territorios no conquistados atrajeron poblaciones mayas de zonas colonizadas por los europeos (Jones 1989). También nos interesa conocer cómo los mayas de la provincia El Próspero, descrita arriba, fueron afectados por la conquista de los mayas en los alrededores de la Selva Lacandona, como en Tabasco, El Petén, y los altos de Chiapas. Los mayas no conquistados en la Selva Lacandona probablamente fueron afectados por la colonización de los españoles, pero se

desconocen los impactos biológicos, económicos y sociales en la región durante el período Colonial. Varios antropólogos que estuvieron en Mensabak en el siglo XX mencionaron los santuarios con huesos humanos junto con incensarios lacandones en las cuevas y los riscos con arte rupestre (McGee 1990; Petryshyn 2005; Soustelle 1966:94). Solo hace poco se reportaron sitios arqueológicos habitacionales, sitios encima de cerros y más cuevas rituales en Mensabak (Palka y Sánchez Balderas et al. 2008; Sánchez Balderas 2005; Thompson et al. 2005). Hemos encontrado estos sitios con los lacandones actuales de Mensabak y con ellos hemos obtenido mapas de algunos sitios con estación total y brújulas (Palka y Sánchez Balderas et al. y otros artefactos en las orillas de los lagos y en los santuarios en Mensabak. Las orillas del lago Tzibaná muestran la concentración más grande de sitios habitacionales hasta la fecha. El sitio más grande con las estructuras más altas se llama Tzibaná, que se encuentra en el lado norte del lago (Figura 3). Hay dos sitios arqueológicos con concentraciones de montículos más grandes, los cuales se encuentran aproximadamente a 1.5 km al sur del lago. El proyecto está investigando uno de estos sitios, nombrado Noh K’uh (“dios grande” en lacandón) por la comunidad lacandona, porque se encuentra dentro del Área Natural Protegida (CONANP) de Mensabak. En Noh K’uh, localizado entre 1 km al sur del lago O Ton Kak, se han registrado templos grandes, plataformas largas, una piedra esculpida que podría ser una estela lisa, grupos habitacionales con montículos pequeños y un posible canal. El otro sitio se localiza dentro de las milpas del ejido El Tumbo entre 1 km al suroeste del lago Tzibaná; este sitio tiene algunas plataformas largas y un conjunto palacial con una plaza encerrada como el estilo arquitectónico que se encuentra en Palenque. Estos sitios probablemente fechan al período Clásico por el tamaño y formas de sus construcciones. En la orilla del lago Tzibaná hay muchos sitios habitacionales pequeños con plataformas bajas. Pensamos que estos sitios fechan

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El sitio Tzibaná muestra muchas de estas plataformas bajas construidas encima de los montículos y pisos de plaza (Palka y Sánchez Balderas et al. 2008:662,671). Un sitio pequeño nombrado Paten, que está cerca al sitio Tzibaná, parece tener un embarcadero de canoas como Yaxchilán (Palka y Sánchez Balderas et al. 2008:667; Tate 1992:6), debido que hay una dos montículos pequeños y unos muros largos en los dos lados de la inclinación que podrían facilitar el control de la entrada y embarcación de canoas. Otro sitio cercano, que se llama La Punta, tiene una construcción larga de mampostería bien preservada y varias terrazas habitacionales (Palka y Sánchez Balderas et al. 2008:668). El sitio Los Olores (también llamado Kehchem por los lacandones actuales) es uno de los sitios habitacionales posclásicos más grandes en la orilla del lago (Figura 4). En este sitio hay muchas plataformas y terrazas, y tiene tres entradas de cuevas (Palka y Sánchez Balderas 2008:667-668). Dentro de una cueva se

Figura 3. Los montículos, muros, plataformas, y construcciones de forma “C”, Sitio Tzibaná. posteriormente a los sitios con los montículos grandes. Los sitios en las orillas del lago tienen plataformas bajas en forma rectangular. Estas plataformas no estaban construidas en plazuelas como los otros sitios con montículos, sino que se encuentran puestas al azar sobre el terreno o alineadas. Por otro lado, algunas plataformas tienen bancos en forma de “C” y sus muros bajos de piedra están bien preservados. Estos rasgos arquitectónicos y patrón de asentamiento son diagnósticos para las construcciones del Posclásico Tardío en el área Itzá y Kowoj de El Petén central en Guatemala (Chase 1985:195; Pugh y Rice 2009; Wurster 2000) y en áreas cercanas en Chiapas (Blake 2010:69; Lowe and Alvarez 2007:326). También los lacandones de Mensabak nos dicen que estas estructuras fueron hechas por “la gente del pasado” o gente histórica (chuchu winik) y no la gente grande antigua (nukuch winik) quienes construyeron a Palenque.

de plataformas y una cueva con entierros, que se llama Kuychom, en el cerro al lado este del embarcadero de la communidad lacandona, pero no hemos realizado todavía un mapa del sitio. Es importante hacer notar que cuando baja el nivel del agua del lago aparecen, cerca de estos sitios, una gran cantidad de tiestos de cerámica que la mayoría fecha al Posclásico Tardío, o pueden ser de tiempos históricos también. La cerámica consiste de colanderas o pichanchas, platos con soportes trípodes delgados, cuencos y platos burdos, tinajas con cuellos largos, y algunos tiestos de cerámica (Figura 5). Esta cerámica es como el material del Posclásico Tardío y tiempos coloniales de otros sitios en Chiapas, como las Margaritas (Alvarez y Pérez 1989), Soconusco (Voorhies and Gasco 2004), Coapa (Lee y Bryant 1988), Aguacatal en Campeche (Matheny 1970), y Champoton, Tabasco (Chávez 2007). No solo las formas indican estas fechas sino la tecnología, debido que los mayas aplicaron rústicamente las asas a los cántaros y los soportes a los

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Figura 4. Terrazas, plataformas, y estructuras de forma de “C”, y las cuevas, Los Olores, Mensabak. platos después de formar los cuerpos (Socorro Jimenez, communicación personal 2010). En las tierras bajas mayas del sur, los indígenas seguían usando la cerámica Posclásica en los asentamientos fuera del dominio español (Palka 2009:298, 316). También hemos encontrado tradición no tan conocida que probablemente fechan a los tiempos históricos (Figura 6). Las burdas, y representan mujeres con faldas quienes tienen rayas pintadas o tatuajes en la cara. Además, hemos visto algunas navajas de obsidiana cerca de los sitios en la orillas de los lagos y la mayoría de ellas son de la obsidiana verde de la fuente de Pachuca en México central. Estas navajas verdes pueden ser evidencia del intercambio de origen azteca por el medio de los mayas mercaderes de Tabasco, Campeche, o también de Zinacantan en los altos de Chiapas.

Curiosamente, hemos notado la ausencia de herramientas y desechos de pedernal, que es extraño porque hay fuentes de este material en el área conocidos por los lacandones de Mensabak. Tampoco se han visto navajas de metal que puede explicar la ausencia de pedernal. Es posible que los habitantes usaban bambú nativo para sus navajas o los artefactos de pedernal y metal se han hundido en el lodo de las orillas del lago. Sin embargo, se encuentran tiestos de cerámica grandes y huesos de animal hundido. También es posible que los habitantes depositaron sus artefactos de pedernal a otros lados. Sin embargo, pensamos que los habitantes usaban un material desconocido para sus herramientas para cortar, o bien usaron metales que se gastaban hasta desaparecer porque eran más difíciles de obtener en el intercambio con las comunidades de afuera.

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Figura. 6. Figurillas sólidas de barro con ojos, bocas, y lineas en las caras, Mensabak, Chiapas. Figura 5. Cerámica posclásica o histórica, Mensabak: pichancha, plato, y cuenco con soportes. La preservación de huesos de animal en la orilla del lago es bastante bueno, y se encuentran en mejor preservación y mayor cantidad comparado con muchos sitios arqueológicos en Mesoamérica. Estos huesos ha estado

expuesta por la falta de agua y son de especies de animales no domesticados, como tortugas, aves grandes como pavos o faisanes (currasow), venados, puercos (probablemente silvestres), y tapir (danta); estos animales se encuentran en medioambientes bastante cambiados y manejados por la gente que incluyen bosques secundarios, milpas, acahuales, savanas,y bajos. Este hallazgo indica que había más gente y

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milpas en Mensabak que afectaba la ecología local en el posclásico que se pensaba antes, o el clima y los bosques estaban cambiando naturalmente en ese momento (Caleb Kestle, comunicación personal 2010). Juntos con los huesos de animal hay muchos caracoles de jute y algunos de Pomacea (caracol manzana o maya). LOS LUGARES SAGRADOS Y LAS CULTURAS MAYAS EN MENSABAK Islas Varias islas (peten) en los lagos de Mensabak tienen evidencia de ocupación humana y de ceremonias. El área del cerro de El Mirador y los sitios arqueológicos de Paten y La Punta actualmente está rodeado por los lagos y ríos; esto se nota especialmente cuando se crece el nivel del agua. Esta isla grande fue importante por la presencia de El Mirador, que es el cerro más grande de Mensabak (véase abajo). El Mirador era uno de los sitios sagrados mayas principales de la zona y es posible que los mayas pensaron que el agua de los lagos nació de este cerro alto (Fash 2009). También el sitio Tzibaná forma una isla cuando sube el nivel del lago (véase a Figura 3). Tzibaná probablamente fue construida desde el clásico tardío o terminal hasta el posclásico e histórico. Basureros en la orilla del lago y sobre las escaleras de la Estr. 3 mostraron cerámica del Posclásico Tardío o los tiempos Históricos, junta con huesos de animal y caracoles de Pomacea. Hay tres montículos altos que pueden ser las estructuras más viejas. Posteriormente, los mayas construyeron muros defensivos entre los montículos grandes y pusieron plataformas bajas sobre la plaza del sitio y encima de unos montículos anchos. La forma redonda del sitio momento. Todavía hay concentraciones de plantas de piñuela—una clase de agave—que se encuentra en algunas partes de las orillas del sitio, especialmente cerca de las Estrs. 2 y 3. Estas plantas son las únicas en la zona de Mensabak y pueden representar los restos de murallas defensivas de piñuela reportaron por los conquistadores en las tierras bajas mayas del

sur (DeVos 1988:42, nota 13; Villagutierre SotoMayor 1983:303). En este caso, el agua alrededor del sitio, los muros defensivos, y las piñuelas protegieron a Tzibaná y sus lugares sagrados. Este sitio es el más grande en las orillas de los lagos de Mensabak posiblemente porque se encuentra al lado de las cuevas más grandes en el área; también está localizada detrás del risco que contiene más pinturas en Mensabak. Encima del cerro del risco con pinturas y la entrada de la cueva de Tzibaná hay una plataforma cuadrada que es amplia y nivelada. Es posible que los mayas realizaron ceremonias sobre esta plataforma y lanzaron ofrendas al agua y cerca del risco con las pinturas. Una isla pequeña en el lago Mensabak muestra una plataforma baja de piedras rústicas. Esta isla está localizada frente a un cerro en forma de un templo y parece ser un altar delante de una pirámide natural. No se ha fechado esta plataforma y solo hemos visto fragmentos de y plataforma. Parece que los lacandones llevaron a cabo ceremonias en la isla por bastante tiempo. Bruce (1968:134) dice que esta isla es la casa de la diosa Mulikna’ (“nuestra señora del montículo”), quien es la hija del dios Mensabak. Soustelle (1961:41) menciona que hay una isla en el lago Pethá Itsanok’uh (también lago Guineo o Pelhá) que algunos lacandones decían que era la casa de un dios que se llama Itsanok’uh. Es posible que otras islas en las lagunas de Chiapas eran casas de dioses lacandones también. Hay dos islas cerca del sitio Los Olores y hemos visto plataformas bajas sobre estas islas y mucha cerámica del Posclásico Tardío o quizá de tiempos Históricos en las orillas del lago en estos lugares. Hay otra isla pequeña sin plataformas en el lago Tzibaná cerca del sitio Kuyak que mostraba cerámica posclásica e histórica en la orilla. Sin embargo, a la fecha no hemos investigado estas islas. Cerros A través del tiempo, los mayas de Mensabak tuvieron un enfoque ceremonial en las cimas y bases de los cerros y riscos (véase a Figura 1). Hay sitios arqueológicos asociados con estos

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cerros y los lacandones actuales preservan creencias religiosas sobre los mismos (Petryshyn 2005; Soustelle 1961). Las cumbres de los cerros fueron importantes para los ritos mayas Sin embargo, es posible que las cumbres de los cerros también tuvieron una función práctica importante, como para mandar señales de fuego a los otros sitios que se encuentran alrededor del lago. También fue necesario que los mayas podrían ver los otros sitios sagrados desde estas cumbres. La cima del cerro más grande de Mensabak, El Mirador (Chäk Aktuun en el lacandón o “cerro rojo” por una mancha grande de color rojo-anaranjado natural en el risco del lado este del cerro), fue nivelado por los mayas pasados, quienes usaron la tierra y la piedra removida para construir plataformas y un templo. Este lugar es el espacio más sagrado de Mensabak por la presencia del cerro, algunas cuevas, los lagos alrededor, y un templo en la cumbre (Figura 7). El templo está orientado hacia un risco principal con arte rupestre y huesos humanos en la base del mismo que los lacandones llaman Mensabak, que se encuentra a otro lado del lago Mensabak (Palka y Sánchez Balderas 2008:666). En 2010 descubrimos terrazas y gradas en el lado norte de El Mirador, las cuales conducen desde la cima hasta un sitio arqueológico que tiene muchos montículos, plataformas y plazas en la base norte del cerro. Parece que la gente llegaba al sitio en la base del cerro y hicieron peregrinaciones hasta la cima de El Mirador. Arriba se encuentra una cueva sagrada al sur del templo de la cumbre del cerro. Hay un área nivelada en frente, o al norte, de este templo para realizar ceremonias. La construcción del templo podría estar fechado al Posclásico por su estilo, como los templos cuadrados del período Posclásico de Topoxté, Petén (Wurster 2000), y porque la mompostería de su subestructura se encuentra bien preservada. También fue notado un fragmento de incensario maya del Posclásico en una cueva en el lado este de la cima del cerro (Palka y Sánchez Balderas et al. 2008:672; Sánchez Balderas 2005:64).

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El cerro en el lado norte del sitio Kuyak en el lado este del lago Tzibaná también fue 2008:671). En la cima hay una área nivelada y un camino plano hacia un risco que sale del lago Tzibaná. Es probable que los Mayas hayan arrojado ofrendas al lago en este sitio ceremonial sobre el cerro. Entonces, el lago también era parte del paisaje sagrado en Mensabak. En Kuyak hay algunas terrazas construidas en el lado sur del cerro y una terraza que tiene una construcción cuadrada pequeña como un altar. En la base del cerro hay terrazas, plataformas y otro cerro pequeño con una construcción en la cima. Asimismo, hay una cueva sagrada en el centro del sitio. En el lado este, se ubica un terreno plano donde la gente podría tener aceso al sitio, en el cual se encuentran dos murallas defensivas paralelas de muros de piedras bien conservados para proteger el sitio, la cueva, y el lugar ceremonial en el cerro. En las bases de los cerros que rodean el lago hay muchos entierros. Antigüamente, probablamente en el Posclásico, los mayas excavaron un hoyo cerca de los riscos y donde colocaron los muertos junto con ofrendas en los huecos. Encima del entierro montaron piedras y tierra. Hemos visto algunos entierros intactos, pero muchos han sido saqueados. Los huesos están tirados por los depradores que llevaron las ofrendas de los entierros. Los huesos que hemos visto de estos entierros están bien preservados. Arte Rupestre Hay tres riscos documentados con arte rupestre (ts’ib) en Mensabak: Tzibaná, Mensabak, y O Ton Kak (Pincemin Deliberos 1999:83; Sánchez Balderas 2005; Soustelle 1966:8). Estos riscos salen del agua y son los más accesibles de los lagos. En un risco alto el lago O Ton Kak hay pinturas en rojo que no se han estudiado mucho y se nota un diseño grabado que es como una calabera cerca al agua (Sánchez Balderas 2005:57). El risco cerca del sitio arqueológico y la cueva sagrada de Tzibaná tiene la cantidad más grande de pinturas y probablamente la historia más larga de arte rupestre en Mensabak. El risco de Tzibaná

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Figura 7. El Templo, plataformas, cuevas, y área nivelada en la cumbre de El Mirador. presenta una pared ancha de piedra caliza propicia para dibujar y ésta se puede observar desde el otro lado del lago Tzibaná. Los lacandones dicen que este risco es la casa del dios Tz’ibanah (“pintor de casas”). En la parte de arriba del risco se encuentran pinturas en rojo y negro. Las pinturas más viejas son opacas por

animales pueden representar los nombres de linajes, como los onen maash (mono araña) y yuk (venado pequeño), de los lacandones actuales (Boremanse 1998; Bruce 1968:12). Una escena en el arte parece representar la caza de

fueron pintadas en rojo. Estas pinturas pueden fechar desde el Clásico hasta el Posclásico. En este risco se observan pinturas más recientes, probablamente hechas por visitantes en el Posclásico Tardío hasta los lacandones de tiempos Históricos (Palka 2009:304; Soustelle 1966:8), que salen en pintura roja y negra clara (Sánchez Balderas 2005). Las imágenes incluyen un mono araña en rojo, unas manos al negativo en rojo, animales en rojo como

indican que los peregrinos y especialistas de religión tocaron la piedra sagrada para obtener sus poderes directamente y dejaron sus huellas personales durante sus ceremonias en el risco (Palka 2005b). Cuando bajó el nivel de agua cerca de 10 m hace poco fue expuesto un diseño largo grabado (Figura 8). Este diseño está inciso profundamente en la piedra y muestra una serpiente emplumada grande, o k’uk’ulkan

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Figura 8. Serpiente emplumada grabada debajo del arte rupestre pintado en el risco de Tzibaná, Mensabak (dibujo por Frida Sánchez).

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de los mayas de Yucatán y los lacandones (Bruce 1968:135; de la Garza 2003), que se puede comparar con ejemplos mayas y mesoamericanos del Clásico Terminal hasta la época Histórica (Ringle et al. 1998). Pensamos que es la misma serpiente lluviaagua mesoamericana del período Posclásico (de la Garza 2003:221-250) y apareció cuando el nivel del agua del lago estaba bajo. Es así, que en estos momentos llegaban los mayas para hacer ritos en el lago y en este risco para pedir lluvia. No existe arte rupestre en el medio de la serpiente y las pinturas arriba, así pensamos que la serpiente está asociada con ritos cuando baja el lago. Es posible también que la serpiente fuera grabada en el Clásico Terminal cuando el lago podría haber estado más bajo por una larga época de sequía (William Follan, comunicación personal, 2010). El santuario de Mensabak es un risco alto que está localizado en el lado norte del lago Mensabak (Figura 9). En la base hay huesos de entierros mayas e incensarios lacandones expuestos, y en la parte superior del lado oeste del risco se localiza una cueva sagrada con entierros enteros. Se notan varios diseños pintados en color vivo en diferentes lugares en este risco que probablamete fechan a los tiempos Poscláscios y Históricos. Unas pinturas en rojo fresco más cerca al santuario con huesos muestran animales como una culebra y un canino. En el medio del risco hay una concentracción de pinturas polícromas en rojo, anaranjado y negro que son más opacas humanas en rojo asentadas en frente y mirando a otra imagen, que puede ser un incensario con una cara en frente y humo saliendo arriba. Esta escena puede representar los ritos que se llevaban a cabo en el santuario abajo. De igual manera, hay diseños geométricos y manos al positivo en rojo, de la mano derecha a la derecha y manos izquierdos a la izquierda en el mismo lugar (Sánchez Balderas 2005). Estas manos tienen la pintura roja removida por golpes en forma circular en medio de las palmas. Estas manos posiblemente representan el toque de las especialistas religiosas a la piedra sagrada para obtener poderes rituales (Palka 2005b). El

un portal por donde pasan estos poderes, y es semejante a la mano con un ojo, boca, o un círculo (“hollos de entrada”) en la palma en el arte de los mayas (Palka 2002:434-435). Según los Lacandones, una imagen Mensabak (“quien hace pólvora” [para hacer nubes negras de lluvia] en el lacandón), que es el dios de lluvia, de las tormentas, de la Petryshyn 2005). Es interesante notar que este diseño parece representar el dios Tláloc de Mesoamérica, que igual es el dios de las tormentas, del relampago, de la lluvia y de la guerra (Pasztory 1974:4). El diseño tiene los ojos redondos, los dientes, el tocado, y la olla que gotea agua los cuales están asociados con Tláloc (Palka 2005b, 2005c:35). Bruce (1968:127) también menciona las coneciones entre Mensabak de los lacandones y Tláloc en el México central. Por otro lado, algunos lacandones han dicho que una pintura en Pethá (Bruce 1968:128, 148), un lago cercano que ellos llaman Its’anok’uh, es su mismo dios Its’anok’uh (“gran dios del agua mágica” en el lacandón), quien hace granizo, guarda los lagos, y controla la población de los lagartos (McGee 1990:62). En este caso el diseño es como las imágenes Posclásicas de Itsamná de los mayas yucatecos, que también es el dios del granizo, del agua en los lagos, del cielo, y de los cocodrilos (Palka 2005b, 2005c:35). Este diseño muestra exactamente el aspecto de lagarto de Itsamná con la boca abierta, una pierna extendida, y el tocado de abaníco y cabeza de serpiente (Villa Rojas 1995:330). También, Bruce (1968:128,131) nota que Its’anok’uh o Itsanal de los lacandones es como el dios llamado Itsamana’ de los mayas yucatecos. De esta manera, parece que los lacandones han preservado creencias y probablemente ritos asociados con estas pinturas y santuarios Posclásicos e Históricos en estos riscos. Cuevas Las cuevas sagradas son comunes en Mensabak y tienen material arqueológico

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Figura 9. Los huesos antiguos y incensarios lacandones, santuario de Mensabak. desde, por lo menos, el Posclásico hasta tiempos Históricos, pero no se han investigado mucho (Thompson et al. 2005). Los mayas utilizaron las cuevas grandes y pequeñas para sus ceremonias y colocar sus entierros (McGee 1990; Petryshyn 2005). Los entierros se localizaron dentro de grietas en los lados de las cuevas, así como debajo de tierra y piedras amontonadas. Se encuentran todos los huesos del cuerpo, hasta los pequeños dedos, en estas cuevas, los cuales indican que habían entierros primarios. Las vasijas y incensarios estaban colocados encima de piedras y del piso de la cuevas. Asimismo, las cuevas han sufrido mucho por la depredación y el saqueo; se han llevado algunos objetos y han tirado los huesos afuera de las cuevas. Los lacandones de Mensabak han llevado huesos de entierros depredados hasta sus cuevas sagradas para protegerlos y hacer ceremonias. La cueva de Tzibaná está localizada detrás del muro de arte rupestre del sitio y al este del sitio arqueológico (Petryshyn 2005). La entrada

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es grande y su aceso es por la orilla del lago Tzibaná. Se notaron cerámica arqueológica en la cueva, así como un cuenco pequeño y fragmentos de platos y cántaros del Posclásico Tardío o más bien de tiempos Históricos. De igual manera, se localizan huesos humanos dentro de grietas en los extremos laterales de la cueva. Algunos están cubiertos con piedras y pueden ser entierros no saqueados. El único cráneo en el sitio muestra deformación tabular erecta que era común en las tierras bajas mayas durante el Posclásico (Tiesler 2002; communicación personal 2010). Los lacandones dicen que la cueva de Tzibaná es la entrada para sus muertos a la casa de Mensabak que se encuentra en el santuario de Mensabak, que se encuentra cerca al norte del lago Mensabak. La cueva Mensabak (dios de la lluvia de los lacandones) está formada por una grieta horizontal en la base de un risco alto de piedra caliza blanca con arte rupestre en el lado norte del lago Mensabak (Figura 9). En este santuario se encuentra una buena cantidad de huesos humanos, incensarios lacandones así como otros materiales utilizados en las ceremonias de los lacandones (McGee 1990:57-58), como tablas (xikal en el lacandón, pero la palabra fue prestada del término nahuatl xicalli “jícara/ envase [para ofrendas];” también existen las palabras prestadas xikul del xicolli “túnica,” nahuat [nombre de linaje], y metlán del mictlán “inframundo”; Bruce 1968; Marion 1999) para poner nódulos de incienso (pom) y papel para hacer bandas para las cabezas de los participantes en los ritos (hach huun o chak huun). Los lacandones dicen que antes había más material arqueológico, como una trompeta de caracol marino y más craneos humanos, pero fueron llevados o tirados al agua. Una fotografía temprana (ca. 1935) de Soustelle (1966:94) muestra bastante huesos humanos y objetos religiosos e incensarios de los lacandones en el lugar todavía. Es posible que los lacandones han traido otros huesos humanos encontrados para este santuario. Algunos lacandones nos han contado que estos huesos son de personas (chuchu winik o “la gente de antes”) que se murieron de enfermedades de calentura y sus almas fueron a la casa de Mensabak en el risco;

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otros mencionan que son huesos de los dioses quienes vivieron en el mundo y después se murieron por las enfermedades y entraron en la introducción de enfermedades en la región en tiempos históricos. Es importante notar que Marion (1999:331) también interpreta este santuaro como Tlalocan de las culturas antiguas de México central, debido su asociación con la lluvia, el lago, y el lugar donde descansan los almas de la gente muerta por tormentas, agua, o enfermedades (Pasztory 1997:19; véase arriba). A unos 7 msnm del santuario en el risco de Mensabak en el extremo izquierdo se ubica una cueva sagrada, misma que tiene cerca de la entrada, por lo menos tres entierros completos en buen estado de conservación a pesar que están expuestos. Los esqueletos están enteros y parece que habían estado colocados en bultos o amarrados ya que los huesos están como empacados juntos. En algunos huesos hay tendones y piel seca y en algunos cráneos hay todavía pelo y piel seca. Al lado de los entierros hay un banco de madera con cuatro soportes. Este artefacto puede ser el banco donde siente el alma del muerto cuando llega a la roca de Mensabak para descansar con su communidad de muertos según un mito lacandones (Boremanse 2006:67; Marion 1999:270). La conservación de este banco, la piel y pelo en los huesos apoyan una fecha reciente de los entierros, por lo menos el Posclásico Tardío. Desafortunadamente, no se notaron vasijas o incensarios en esta cueva que podrían apoyar a fechar su uso. Otra cueva ritual investigada, que se llama Sak Tat, está localizada cerca del lado este del lago Tzibaná. Este sitio sagrado contiene un risco alto con una cueva en el medio. Abajo, en la base del risco se encuentran incenarios de los lacandones actuales colocados en un grupo y una buena cantidad de huesos humanos. Es posible que los lacandones trajeron algunos huesos grandes y cráneos a este lugar para protegerlos y hacer ritos, tal como se mencionó anteriormente. Sin embargo, la gran cantidad de huesos pequeños, como de dedos y vertebras así como huesos dentro la cueva, demuestran que había entierros primarios en este sitio

sagrado o bien que gente trajo bultos de huesos para depositarlos allí. Hay señales de trauma en algunos huesos. Un fémur fue roto y curado cuando la persona aun estaba con vida todavía. Lo que es interesante es que el hueso fue imovilizado por tablas, enyesado, o alguna tecnología histórica debido a que los huesos curados así no se encuentran en entierros prehispánicos (Vera Tiesler, comunicación personal 2010). Asimismo, se ha visto una mandíbula con un corte premortem derecho y limpio en su lado izquierdo, probablemente a consecuencia del uso de un machete o una espada que causó su muerte (Andrea Cucina, comunicación personal 2010). Otro craneo muestra un golpe premortem en su parte posterior que también causó la muerte de la persona. Los craneos de este santuario tienen el estilo de deformación del Posclásico mencionado un tiesto de un ánfora maya que puede ser del Posclásico Tardío por el estilo o era una copia de una botija europea que apoya la fecha del uso del sitio al Posclásico o Histórico. Santuarios Lacandones Los arqueólogos han encontrado incensarios Posclásicos e Histócios en ruinas en casi toda el área maya. Usualmente se encuentran los incensarios en los cuartos de los templos, encima de los montículos y cerca de monumentos de piedra (Hansen et al. 2008; Patel 2009:215). Los hallazgos de incensarios en las ruinas mayas indican que los mayas Posclásicos realizaron peregrinaciones a estos sitios para llevar a cabo ceremonias o bien, que algunos grupos pequeños vivieron en los alrededores de los sitios y usaron los templos antiguos en sus ceremonias. En este caso, las ruinas mayas eran sitios sagrados, así como cuevas, cenotes y cerros, y posiblemente, los ritos en estos lugares fueran asociados con los ancestros y deidades de la naturaleza, como de lluvia y fertilidad de la tierra. Los lacandones continuaron esta práctica de visitar ruinas mayas para hacer ceremonias. De esta manera, los arqueólogos han reportado el descubrimiento de incensarios lacandones en Yaxchilán, Piedras Negras, y otros centros

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en el área del río Usumacinta (Maler 1901; Palka 2005a:262). Otros autores vieron ritos lacandones en las ruinas en Chiapas y en El Petén (Bruce 1968:13; McGee 2005; Palka 2005a). En Mensabak encontramos un incensario lacandón en el muro frontal de piedras trabajadas del templo en la cima de El Mirador. El incensario está colocado dentro un hueco en el muro causado por la caida de piedras. Los colaboradores lacandones de Mensabak nos informa que, antes, los hombres que eran especialistas religiosos subieron a este templo maya antiguo para buscar piedras sagradas pequeñas para poner en sus incensarios para hacer ceremonias en las casas de los dioses y para realizar ritos de curación para individuos enfermos o bien para comunicarse con los dioses para pedir la lluvia y sol necesario para buenas cosechas. Las piedras pequeñas de estas ruinas o otros sitios sagrados, que luego eran colocados en los incensarios eran los órganos y las almas de los dioses, representados en los incensarios. También es posible que en excavaciones en los montículos grandes de los sitios de Tzibaná y Noh K’uh se van a encontrar más incensarios lacandones. Los lacandones hicieron ceremonias en muchas cuevas sagradas en Mensabak hasta cerca de 1980. Se encuentran incensarios lacandones en los santuarios de Mensabak, Sak Tat y Tzibaná. El santuario de Mensabak tiene la cantidad más grande de estos incensarios; muchos son de sus deidades masculinas que se notan por las líneas rojas y negras verticales debajo de la cabeza pegada en la orilla de la vasija. También en este santuario hay incensarios de diosas, ya que muestran líneas rojas y negras horizontales y verticales que simbolizan la ropa de mujer (Bruce 1968:140). Además se encuentran los incensarios pequeños lacandones que son las ofrendas o “regalos” (u sihil), que se usaban solamente para realizar el rito de renovar incensarios en la casa de dioses en los asentamientos de los lacandones (Bruce 1968:139). De esta manera, parece que los Lacandones depositaron algunos incensarios “muertos” (¿tal vez sus huesos simbólicos?) en este santuario; esta práctica de llevar los

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incensarios viejos para que se descansen en sitos sagrados en Mensabak está descrito etnográfricamente (Bruce 1968:139; Freidel et al. 1993:247-251; McGee 1990:51). Actualmente se ven algunas tablas de madera rituales de los lacandonas para poner nódulos de incienso en este santuaro para hacer ritos en el sitio. Hemos visitado otra cueva cerca del lago O Ton Kak (Ah Kak), que se llama Ah Chaj Chi (“él de la pichancha”), que está llena de objetos religiosos lacandones y no ha sido molestado por los saqueadores, en la cual encuentran docenas de incensarios lacandones, uno que es el incensario de Akna (“diosa de la luna”) porque tiene un mango con una cara incisa (Tozzer 1907:110). También hay tablas de madera (xikal) para nódulos de incienso, pedazos de papel ritual (hach huun) y caparazones de tortuga para usar como tambores. También se localizan un plato pequeño del Posclásico Tardío con un agujero hecho en la base y una coladera o pichancha entera que indican que había un entierro en la cueva o en lugar cerca, que fue saqueado. Los lacandones dicen que hay entierros todavía en las grietas grandes en el lado izquierdo de esta cueva. CONCLUSIONES La evidencia arqueológica indica que Mensabak ha sido un lugar importante para las ceremonias en el paisaje sagrado de los mayas del período Posclásico Tardío y probablamente desde antes. La cerámica y el estilo de la deformación de los cráneos en Mensabak el lugar, por lo menos en el Posclásico Tardío y, parece, hasta los tiempos históricos después de la conquista. Es muy posible que las práciticas religiosas continuaron en los tiempos coloniales, pero tenemos que realizar excavaciones en los sitios habitacionales y rituales para poder fechar sus ocupaciones y estudiar sus funciones más precisas. Mensabak era un sitio sagrado importante para los mayas y después los lacandones por su conjunto de lugares sagrados y paisaje ritual asociado con el agua (incluyendo la lluvia, los lagos, los pozos en las cuevas, y los ríos cercanos), la tierra simbolizado en las

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cuevas y riscos, y el cielo en la cumbre de los cerros. En Mensabak los cerros altos salen de los lagos y tienen cuevas en sus bases y cumbres. Así, eran las montañas llenas de energias de los dioses, la comida, el agua, las almas de los ancestros, y los bienes necesarios para la gente que aparecen en la mitología mesoamericana, como el cerro Tonacatepetl de los Aztecas (Adams y Brady 2005; Bassie-Sweet 2008; Freidel et al. 1993). Los lagos eran como las aguas primordiales donde nacieron las personas, (Bassie Sweet 2008). Los lagos son importantes porque son aguas sobre la tierra que no se secan. Todos estos rasgos naturales-sobrenaturales juntos con los sitios hechos por los humanos, como los santuarios, estructuras de piedra, y el arte rupestre, hicieron Mensabak como un lugar sumamente importante para la vida ceremonial maya dedicada a reconocer el mantenimiento del mundo natural y la sociedad por los dioses. Según las creencias mayas, los cerros y las aguas de los lagos tenían los recursos naturales que necesitaba la gente y su mundo, como el agua para beber y para sus milpas así como las energias sagradas de los dioses y ancestros para sostener las plantas, los animales en los bosques, y la fertilidad de las personas. La cantidad y diversidad de sitios sagrados en Mensabak demuestran que este lugar era central para la religion de los mayas. El enfoque ritual era el paisaje sagrado que incluía lugares “casas” donde se podrían comunicar con los dioses. Es muy posible que poblaciones mayas de fuera del área de Mensabak llegaron durante peregrinaciones para realizar ceremonias en distintos lugares sagrados (Freidel 1981; Patel 2009). En este sentido, los visitantes podrían quedarse en los sitios o plataformas habitacionales mientras que visitaron el lago para hacer sus ceremonias. Sin embargo, es posible que el paisaje sagrado fue utilizado por una población maya local de Mensabak que vivía en estos sitios domésticos. Los sitios sagrados de Mensabak eran lugares para realizar con los dioses y ancestros para pedir lluvia, las

cosechas buenas de las milpas, el éxito en la caza de animales, y curar a la gente enferma. Los mayas, y después los lacandones, llegaron a las cuevas para enterrar a sus defuntos, quemar incienso para los ancestors y dioses, y dejar ofrendas. Llegaron a los riscos para tocar las piedras sagradas y para elaborar arte rupestre pintado y grabado. También se llevaron a cabo ritos en las cimas de los cerros, los cuales tenían cuevas, templos y plataformas que tal vez funcionaban como altares. Este patrón de la nueva importancia de los ritos en el paisaje sagrado es el reverso de que describe Stone (1992) para los mayas antiguos, quienes trajeron el paisaje sagrado a sus centros ceremoniales con sus cerros y lagos los rituales públicos y el control ceremonial de la agricultura. En el caso de Mensabak después del Posclásico Tardío y en tiempos coloniales, los mayas ya habían abandonado sus templos en sus centros y su organización política y religiosa ya no se basaba en los gobernantes. De esta manera, los mayas volvieron a realizar sus ritos en los sitios sagrados naturales como los cerros, cuevas y lagos, que son importantes para las sociedades sin organizaciones políticas complejas (sin cacicazgos y sin estados para organizar construcciones monumentales), pero poblaciones pequeñas organizadas por familias y linajes que dependían de la caza y la pesca además de la agricultura, como los lacandones actuales. Los lacandones desde los principios del siglo XX eran los últimos grupos que hicieron ceremonias en los sitios sagrados de Mensabak que aún estaban en su territorio (Soustelle 1961). La importancia ritual de los sitios sagrados fue transferido a los lacandones; ellos no solo se llevaron a cabo ritos en los sitios sagrados solo por las cuevas y cerros. Desde antes los mayas como el arte rupestre, santuarios con huesos humanos, y sitios ceremoniales en las cimas de los cerros. De esta manera, estos sitios sagrados con material cultural llamó la atención de los especialistas religiosos lacandones para seguir usando estos lugares para sus ritos. Sin embargo, los lacandones heredaron ciertos conocimientos

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y creencias sobre estos sitios, como la las interpretaciones sobre los entierros en los santuarios mencionados arriba. Los lacandones históricos vivieron en la vez antes, y el grupo de los lacandones actuales de Mensabak llegaron a este territorio de sus antepasados hace como cincuenta años para vivir y llevar a cabo ceremonias. Todos estos tiempos eran momentos de grandes cambios sociales y económicos para los mayas de la Selva Lacandona. En el Posclásico Tardío, los mayas fueron afectados por las transformaciones de los sistemas de intercambio, por las después de las expansiones de los estados de los mayas y aztecas (Blake 2010; Lowe y Alvarez 2007). Estos mismos cambios aumentaron en los tiempos coloniales después de la conquista española de la región maya, incluyendo a Yucatan, los altos de Chiapas, Tabasco, y El Petén, y después de algunas entradas a la Selva Lacandona (DeVos 1988a; Rivero Torres 1992; siglo XIX entraron los extranjeros a las tierras bajas de Chiapas para sacar madera (DeVos 1988b). En el siglo XX, la llegada de la gente de afuera, como los tzeltales y los chicleros, en la Selva Lacandona impactó a los lacandones por la consecuente introducción de enfermedades, nuevos objetos para el intercambio y el dinero (DeVos 1988a, 1988b). Parece que durante estos tiempos de grandes cambios en las sociedades mayas y lacandones se incrementaron los ritos en el paisaje sagrado de Mensabak. La gente llevó a cabo más ritos en los sitios sagrados importantes para poder contactar a los dioses para curar la gente sufriendo por las epidemias y por la a hacer ritos para complacer a los dioses para ayudar a la gente en los momentos de Finalmente, llegaron para enterrar a sus muertos en los lugares sagrados de los dioses. En varias culturas en el mundo, la importancia de ceremonias en sitios sagrados, la

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creación de paisaje sagrado en terreno indígena, así como el enterramiento de los ancestros en estos lugares son reacciones a cambios en su mundo, como los indígenas de Australia y el suroeste de los Estados Unidos (Smith 1999; Snead 2008). Con estas ceremonias la gente quiere rehacer conexiones a su territorio y los sitios sagrados de sus ancestros para asegurar la continuación de sus vidas y sus tierras. En muchos casos, el incremento de los ritos en sitios sagrados marcan los sitios que pertenecen a los indígenas cuando están expuestos al contacto intercultural y a la amenaza de perder su identidad y su territorio. Estas ceremonias daban fuerza a la gente para mantener su cultura y sanar personas expuestas a nuevas enfermedades invasiones. Es así que consideramos que la importancia de los sitios sagrados en Mensabak se incrementó en los tiempos coloniales, probablemente durante la conquista en el período Colonial Temprano (siglo XVI), y en el siglo XX, cuando llegaron los grupos mayas de afuera y los madereros, que marcaron las épocas más intensas del contacto con gente de afuera y las invasiones a esta tierra indígena. De igual manera, el presente mantenimiento de estos sitios sagrados de sus antepasados efectivamente permite a los lacandones actuales de Mensabak preservar su historia, identidad, y territorio a pesar de la presión social y agraria de los mayas tzeltales en sus alrededores immediatos. AGRADECIMIENTOS Queremos agradecer a la comunidad lacandona de Mensabak por su apoyo, asistencia y hospitalidad. También agradecemos la dedicacion y esfuerzos de los miembros del proyecto, especialmente Ian Hollingshead, Jon McGee, Rebecca Deeb, Sebastián Salgado, Santiago Júarez, Chris Hernández, Vera Tiesler, y Andrea Cucina. Finalmente, agrecedemos el apoyo y permiso de investigacion de INAH y CONANP. El Proyecto Mensabak es posible Foundation (E.U.A.), National Geographic, National Endowment for the Humanities,

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American Philosophical Society, University of Illinois-Chicago, Proyecto Xanvil, Northwestern University, y la Universidad Autónoma de Yucatán. (ENDNOTES) 1 En el 2004 Antonio Martínez de Nahá realizó una ceremonia en el osario de Mensabak.

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