Sistematización concepto de ideología en ciencias sociales

June 7, 2017 | Autor: J. Alvarez Vandep... | Categoría: Ideology
Share Embed


Descripción

Universidad de Chile

2013

Departamento de Lingüística

SISTEMATIZACIÓN CONCEPTO DE IDEOLOGÍA EN CIENCIAS SOCIALES

JAVIER ALVAREZ VANDEPUTTE

Documento realizado en el marco del Fondecyt Iniciación 11110362 “Caracterización etnolingüística de producción y reproducción de la lengua mapuche rural en comunidades pehuenches de Pitril y Caillaqui, Alto Bío-Bío”.

Profesor Cristián Lagos

Santiago de Chile, 2013

Contenido

Introducción ...................................................................................................................... 2 Orígenes ............................................................................................................................ 3 Marxismo ........................................................................................................................... 5 Sociología del conocimiento............................................................................................. 11 Posestructuralismo .......................................................................................................... 14 Discusión final .................................................................................................................. 16 Bibliografía ....................................................................................................................... 17

1

Introducción El concepto de Ideología tiene larga data en ciencias sociales y su uso se ha reintroducido en el hablar coloquial en casi todas las sociedades del mundo, de modo que su significado pareciera haberse desbordado. Dicho desborde conceptual parece ser endémico a los metalenguajes teóricos acuñados en las ciencias humanas, cuestión que expresa tanto su riqueza analítica como las prescripciones históricas de los conceptos teóricos que circulan en la sociedad. Anthony Giddens lo expresa de la siguiente manera: “el conocimiento sociológico da vueltas en espiral dentro y fuera del universo de la vida social reconstruyéndose tanto a sí mismo como a ese universo como parte integral de ese mismo proceso” (Giddens, 1994). La vuelta en espiral del concepto ideología tiene dos consecuencias fundamentales: por un lado, ideología es un significante profuso mediante el cual los actores remiten su experiencia de la vida social. Por otro, un concepto equivoco que remite a cosas que si bien relacionadas, apuntan a una multiplicidad de experiencias. De igual modo su valoración social es diversa. Efectivamente ideología concepto cuyo significado es disputado por los actores sociales. Esta disputa por el concepto está muy bien expuesta por Eagleton (1997) que recoge la variedad de significados que hay en circulación: a) el proceso de producción de significados, signos y valores en la vida cotidiana b) conjunto de ideas característico de un grupo o clase social c) ideas que permiten legitimar un poder político dominante d) ideas falsas que contribuyen a legitimar un poder político dominante e) comunicación sistemáticamente deformada f) aquello que facilita una toma de posición acerca de un tema g) tipos de pensamientos motivados por intereses sociales h) pensamiento de la identidad i) ilusión socialmente necesaria j) unión de discurso y poder k) medio por el que los agentes sociales dan sentido a su mundo, de manera consciente l) conjunto de creencias orientadas a la acción m) confusión de la realidad fenoménica y lingüística n) cierre semiótico o)medio indispensable en el que las personas expresan sus relaciones de vida en una estructura social p) proceso por el cual la vida social se convierte en una realidad natural. Lo que une la variedad de significados presentados por Eagleton es que todos remiten a la cuestión de la estabilidad del orden social. Es decir, conflictos en la producción de los límites normativos del orden social. La construcción de subjetividades en distinto grado de alineación o contradicción a la posición social. En síntesis, el problema de las ideologías se encuentra en el orden de las subjetividades.

2

Para hacer un recuento de la historia y modificaciones del concepto de ideología y en términos más generales del de subjetividad, se

propone una mirada a sus variados usos, históricamente

situados, los paradigmas donde empalma y los desarrollos argumentativos que configuran su carácter polifónico. Lo anterior, teniendo cómo telón de fondo las condiciones

sociales y

económicas de producción ideológica (dónde y cómo se generan y cómo son recepciondas en el sistema social). Se revisa la utilización del concepto desde que se acuñara en la ilustración. Los desarrollos posteriores que hicieran el marxismo y la sociología del conocimiento en sus diferentes variantes. Lo que dicha deriva irá mostrando es que la noción de ideología se reformula en la medida que las escuelas de pensamiento transitan desde el humanismo al estructuralismo, desde la psicología a la sociología, desde la conciencia al cuerpo. Finalmente señalar algunas cuestiones de alcance de esta sistematización del concepto de ideología. Lo que se presenta a continuación es una exposición de las principales escuelas de pensamiento que han utilizado dicho concepto. Se las muestra en virtud de su aparición histórica, contrastándolas y oponiéndolas en los fenómenos, definiciones y usos que en cada caso configuran el concepto. No se exponen directamente los corpus de crítica que cada teoría realiza sobre los usos precedentes y contemporáneos. La idea es que en la exposición de los principales enunciados teóricos de cada escuela cristalicen las divergencias. Naturalmente, algunos enfoques quedaran fuera El criterio ha sido incluir aquellos que han tenido mayor impacto en la investigación social.

Orígenes

La epistemología sensualista que fue sembrando la ilustración fructiferó en diversas escuelas filosóficas. Uno de eso brotes de pensamiento fue L'Association des Ideologías que operó a comienzos

del

siglo

XIX

de

(Condillac, Cabanis, Destutt de Tracy).

mano

de

Buscaban

los

llamados

psicologistas franceses

desarrollar una ciencia de las ideas, que

determinara su origen, naturaleza, reglas y signos. Ideología será para ellos una cuestión relativa a la identidad de los individuos, más que a las sociedades. Su objeto, las emociones, pasiones y sentimientos que expresan el modo en que el individuo capta y aprecia (categorías psíquicas) los sucesos exteriores. Esa escuela construye la ideología de manera similar a lo que posteriormente ha sido la cultura para las ciencias sociales. Horkheimer en su texto la función de la ideologías

3

(1966) explica los desarrollos de esa escuela como derivadas de un materialismo primitivo, que vinculaba el yo interior de los sujetos y su fisiología “L'Association des Idéologies que a comienzos del siglo XIX tenía sus sesiones en Auteuil, y que se ocupaba principalmente de investigar la sucesión, enlaces, atracciones y repulsiones de las percepciones, o sea, dicho brevemente, de sus múltiples relaciones condicionadoras. También investigaban la dependencia de las ideas entre sí y con respecto a los procesos fisiológicos del cuerpo humano: la vida intelectual debería explicarse como una mecánica de las representaciones, con lo cual la filosofía llegaría a ascender al rango de ciencia exacta” (Horkheimer, 1966). Una centuria más tarde, con la revolución industrial de fondo y el positivismo como luminaria epistemológica, los socialistas utópicos (Saint-Simon, Fourier, Proudhon) extenderán el ámbito de la ideología a lo social. Ellos acuñaran el concepto de ideólogo para referir las personalidades e instituciones que expresaban un interés social particular en un lenguaje universalista. Es de esa época que el concepto adquiere cierta connotación negativa que aún mantiene: Ideológico como interesado, engañoso, pretensión falsamente universal. Sin embargo, será Marx y Engels quienes, desde sus trabajos de juventud, aten al concepto de ideología algunos de sus significados más relevantes. Para ellos, no se trataba de modos de conciencia

meramente dependiente de los procesos fisiológicos 1 individuales, sino de la

estructura subyacente de la sociedad (Horkheimer, 1966). Su concepto de ideología estará muy ligado a la concepción materialista de la historia. Las ideologías serían las ideas religiosas, filosóficas, jurídicas que expresan y explican la realidad social a partir de sus relaciones y modos de producción. La ideología sería parte del orden super-estructural de la sociedad, formas y estados de conciencia derivados de la infraestructura social. De ahí su función como instrumentos de legitimación del orden dominante. “…casi toda la ideología se reduce o a una concepción tergiversada de esta historia o a una abstracción total de ella. La propia ideología es tan sólo uno de los aspectos de esta historia.” (Marx & Engels, 1974) Marx y Engels no hablan de ideologías de liberación ni de ideologías proletarias. De hecho, en su obra la ideología alemana (1974) lo que hacen es revisar las ideas filosóficas en boga (pos hegelianos: Feuerbach, Bauer y Stirner) y remitirlas a expresiones del momento económico y social del país germano. A eso contraponen no

1

“En las escuelas ideológicas antiguas, la vida representativa no varía solamente de acuerdo con la constitución corporal de los distintos tipos animales, sino también según los diferentes influjos experimentados en la vida de uno y el mismo individuo human” (Horkheimer, 1966)

4

una ideología verdadera del proletariado, sino el materialismo histórico como verdadera ciencia de las ideas.

Marxismo La tradición marxista será el lugar privilegiado desde donde se tratará el fenómeno ideológico. Las diferencias entre el joven y viejo Marx tendrán un correlato en este tema particular. Consecuencia de ello, es que dentro de esta tradición se entenderá la ideología de manera distinta y con diversos matices, recuperando no solo lo que digiera Marx y Engels sino que, a veces de modo velado, lo que otras tradiciones de pensamiento han dicho al respecto. Gran parte de los estudios marxistas sobre ideología se inscriben en la dirección que el joven Marx y Engels señalaran; ideología en tanto construcción de la superestructura de una sociedad como medio para la persistencia en el tiempo de las estructuras económicas y políticas que sustentan el dominio de una clase sobre las demás. Por otro lado, el marxismo posterior, en su pretensión de transformarse en ciencia de la sociedad (a partir de los desarrollos de los teóricos de la segunda internacional), acuñara expresiones como ideología del proletariado, cuestión que no había sido planteada por Marx ni Engels y que recoge elementos de las escuelas anteriores (ideología como identidad social). De esta manera ambos sentidos, ideología como falsa conciencia y como conjunto de ideas que representan los intereses de la clase trabajadora empalman en el pensamiento marxista, conviviendo a pesar de las contradicciones que suponían las posiciones más maniqueas al respecto. La primera de las acepciones, ideología como falsa conciencia, tiene su expresión fundante en Marx con su idea de “fetichismo de la mercancía” planteado primero en sus escritos de juventud y retomada en el capital. El fetichismo de la forma mercancía tiene que ver con la apariencia social que estas adquieren en la sociedad capitalista. Para los agentes sociales pareciera como que el rostro de las mercancías, su precio, fuera independiente del papel de los productores, del trabajo inscrito en ellas. De modo tal que todo sucede como si las mercancías se relacionaran entre ellas, por una equivalencia interna, su valor de uso subjetivamente ponderado. Así, las mercancías aparecen como poseedoras de una voluntad independiente de los productores, fantasmal. El carácter ideológico de la mercancía, en tanto sistema de legitimación de orden capitalista estará dado por: “El proceso descripto en el apartado sobre el Fetichismo configura el fenómeno ideológico central del sistema capitalista, algo que está en el fondo de su dinámica y que permite su autorreproducción y su autolegitimación. Sustituye, como principal sostén de la legitimidad, al

5

papel que desempeñaba la religión, que actuaba como sustento de la gobernabilidad durante el Ancienne Regime. Las propias prácticas mercantiles, la dinámica de la mercancía, llevan en su interior la base

de una ilusión de equidad, de igualdad, de transparencia, que convalidan

cotidianamente al sistema mediante su mero funcionamiento. No en vano Marx acude a la figura del "fetichismo": un hechizo, algo emparentado con la superstición y la magia y que remite a la idea de un dios oculto en la intimidad de la mercancía” (Margulis, 2006). La mercancía impregna toda la vida social

en el capitalismo, en el modo de instrumentalización del ser humano,

cuantificación del trabajo y deshumanización de la vida. Más importante; se rompe la unidad de la experiencia social en pequeños fragmentos productivos, operaciones técnicas que aparecen como naturales y con vida propia2. Dentro del marxismo, una de las apuestas más complejas, ricas y problemáticas en torno a la ideología es la planteada por el húngaro Georg Lukács en su obra Historia y conciencia de clase (2008). En Lukács el fenómeno de ideología se sitúa en el nivel de la conciencia de clase (el autor sostiene una idea de clase homogénea, portadora de una conciencia intersubjetiva). En tanto ámbito de la conciencia de clase, la ideología implica dos momentos: 1Ideología como visión de mundo de un sujeto-clase homogéneo (Eagleton, 1997) 2 ideología como conciencia reificada en función del hecho elemental de la sociedad burguesa, el fetichismo de la mercancía. Es un concepto activo de ideología, que se transforma en función de las condiciones históricas. Por lo tanto guarda un potencial humanamente positivo, en la ideología proletaria están las posibilidades de transformación de la realidad capitalista. Al mismo tiempo ideología negativa, como falsa conciencia derivada del hecho fundante de una conciencia social fracturada por las distorsiones que impone una sociedad fetichista. Lukács traslada la idea de conciencia dialéctica de Hegel y la lleva al plano de las ideologías3. Así, su idea de falsa conciencia es más compleja de lo que normalmente se señala. En un sentido, toda conciencia de clase, proletaria o burguesa, es falsa en tanto producción de conciencia y experiencia subjetiva reificada en virtud del orden económico, mercantil-capitalista. La ideología burguesa, es falsa en cuanto su origen reificado, incapaz de ir más allá de los limites estructurales del propio pensamiento burgués. Sin embargo, es 2

Una exploración teórica de la imbricación entre ideología y fetichismo de la mercancía que dialoga con la de Lukács es desarrollada por Theodor adorno. Conceptos como el de razón instrumental, intentan captar el fundamento material productivo de la acción propiamente ideológica en el capitalismo industrial. 3 El pensamiento dialectico representa, a mi juicio, un escalón en la superación de la doxa racionalista, etnocentrica, del pensamiento europeo. Aquello es cierto sobre todo respecto de la constitución de identidades sociales, que como Hegel demostró, se definen por aquello que son y aquello que no, lo que dejaron de ser y lo que podrían llegar a convertirse.

6

históricamente objetiva en tanto posibilita la defensa de su interés de clase dominante. “A pesar de toda su falsedad objetiva la falsa conciencia que se engaña a sí misma y que encontramos en la burguesía esta al menos de acuerdo con su situación de clase” (Lukács, 2008). En ese sentido, falso es aquella situación en que la esencia humana, su potencial productivo y liberador, ha sido bloqueada y enajenada. La conciencia del proletariado (idea de un sujeto-clase intersubjetivo) también puede ser falsa, en tanto normaliza la reificación de su propio trabajo como mercancía (Lukács dice también que es una conciencia verdadera respecto de una situación social falsa). No obstante la ideología del proletariado, ideología de clase particular, es verdadera en sentido hegeliano. Es conciencia revolucionaria, antítesis de la clase burguesa que es incapaz de totalizar su situación social. El proletariado, por su posición en el proceso productivo capitalista, desarrolla una ideología histórica para la defensa de sus intereses, que recupera la totalidad de la existencia humana. En tanto genera un reconocimiento de este mundo alienado como su propia creación confiscada, se posibilita la puesta en marcha de un proceso revolucionario para liberarse de la experiencia social alienada. Lukács lo llama transición de una conciencia (y una ideología) empírica de la clase trabajadora a una conciencia posible (Eagleton, 1997). Esta visión idealista (hegeliana) de la ideología proletaria le otorga un papel de síntesis social, totalización del periodo histórico en la acción revolucionaria que la clase trabajadora esta llamada a llevar a cabo. El pensamiento de Antonio Gramsci significó un giró teórico muy relevante para el marxismo post segunda guerra mundial. Para el, la ideología será una de las categorías que integran su concepto de hegemonía, que ejercen los grupos dominantes sobre los dominados. Hegemonía es un concepto más amplio que el de ideología. Los grupos dirigentes, una clase o alianza de clases que dominan en un orden socioeconómico históricamente situado (un bloque histórico) construyen hegemonía para que las clases subalternas se integren orgánicamente a ese modo de dominación histórico. En la sociedad capitalista no basta asegurarse el monopolio del uso de la fuerza en favor de los intereses de clase; el Estado debe alcanzar la dirección moral e intelectual sobre la sociedad civil. Debe conseguir la reproducción ideológica de los intereses dominantes en la sociedad civil; provocar la estructuración del cuerpo social entero, para así conservarlos4 (Macciocchi, 1975). Así, las prácticas ideológicas contemplan una

multiplicidad de prácticas culturales

y sociales,

involuntarias e inconscientes que aseguran la reproducción del orden social. Su idea de ideología significó dejar de pensar la acción propiamente ideológica en el orden de las ideas, creencias y la

4

Así los grupos dominantes consiguen hegemonía revestida de coerción.

7

pura conciencia5. Gramsci propone que la hegemonía se ejerce tanto en la fuerza coercitiva del estado y a lo largo de toda la sociedad civil. La primera, es el dominio de la violencia que obtiene una clase con el control político y jurídico del Estado; la sociedad civil está constituida por una red compleja de funciones educativas e ideológicas que hace que, además de mando, haya una dirección en la sociedad. “Este sistema ideológico envuelve por completo al ciudadano, lo integra desde la infancia en el universo escolar y más tarde en el de la Iglesia, el ejército, la justicia, la cultura, el ocio y aún el sindicato, y así hasta la muerte, sin dejarle el menor respiro: esta prisión de mil ventanas simboliza el reinado de una hegemonía cuya fuerza reside menos en la coerción que en el hecho de que sus barrotes son tanto más eficaces cuanto que son menos visibles” (Macciocchi, 1975) La hegemonía refiere al dominio político en la cultura, las concepciones de mundo, las filosofías (aquello que el joven Marx identificaba en la filosofía Alemana respecto de las condiciones socioeconómicas) estructuras que permiten el consentimiento de los dominados respecto de su condición. Gramsci rechaza una acepción puramente peyorativa del concepto de ideología. Para el italiano, es más que el puro embobamiento de las masas, visión distorsionada, falsa, reificada de la realidad social. En tanto la dirección política es obtenida en alianza con otras clases y fracciones de clases, la hegemonía (y dentro de ella la acción ideológica dominante) es contingente. Las ideologías son por lo tanto, históricamente orgánicas respecto de una etapa concreta de desarrollo histórico y a un momento político particular (Eagleton, 1997). “El Estado no ejerce su dominación de clase como afirmación y defensa exclusiva de un estricto interés económico corporativo, sino que abarca el conjunto de las relaciones complejas de mediación y compromiso entre los intereses del grupo dominante y de los grupos aliados y subordinados: esto es, la organización de un bloque de fuerzas sociales múltiples y la unificación ideológica y cultural de las masas” (Macciocchi, 1975). Hay, en consecuencia, un momento contrahegemónico que implica el despliegue de ideologías opuestas. La actividad “cultural” de intelectuales orgánicos (desde filósofos a técnicos) a las clases sociales en ascenso, permiten que las nociones de mundo que integran la conciencia de los subordinados produzcan ideologías en la forma de autoconciencia de su posición dominada en el mundo. La ideología del proletariado empalma así, su experiencia de la vida social (atada a representaciones hegemónicas) para la producción de un nuevo sentido común, una nueva cultura enraizada en la

5

Gramsci dirá que todos los hombres son filósofos en el sentido de que siempre ponen en juego una visión de mundo (acorde o no a su posición e intereses), que no es vivida como cuerpo doctrinario sino como fe, es decir más allá de la conciencia y de la voluntad

8

conciencia popular. Su acción ideológica es una estrategias para construir su hegemonía, la lucha por la imposición de su “concepción de mundo en el sentido más elevada que se manifiesta implícitamente en las artes, las leyes, la actividades económica, y todas las manifestaciones de la vida individual y colectivas” (Gramsci, 1989). Al igual que en el caso de las ideologías dominantes, una ideología contrahegemónica mezcla aspectos, formales, doctrinarios, filosóficos, idearios, con prácticas culturales, operaciones inconscientes, corporizadas, rituales, concepciones de mundo, etc. Esa ampliación del ámbito de lo ideológico será fundamental para la teoría de la ideología posterior.

El marxista francés Louis Althusser prosiguió en la dirección señalada por Gramsci. Al igual que el italiano, su preocupación central serán las prácticas de legitimación del orden social capitalista. Lo hará influido por el estructuralismo, paradigma que lo llevará a hacer una revisión antihistoricista del concepto de ideología gramsciano. Junto a ello, el sello de su teoría será el antihumanismo de su variante del marxismo. Esto último lo llevará a rechazar la cuestión de la reificación, tan cara para Lukács, en tanto presupone una esencia humana fundamental y básica, anterior a la alienación, y que la ideología proletaria podría liberar. Althusser extiende el ámbito de las ideologías, la hace constitutiva de la experiencia social, a la vez que restringe su potencial positivo. No hay, en la ideología que reproduce el proletariado, posibilidad del materialismo histórico. Al contrario, aquel

es resultado del pensamiento científico,

sus protocolos y esquemas

conceptuales. Ideología y ciencia están largamente distanciadas.

El anti historicismo está

presente acá en tanto se opone a la idea de una teoría, filosofía o concepción científica como puro producto de sus condiciones históricas particulares. Develar las estructuras ideológicas es, entonces, función de los científicos marxistas, y no un proceso social interno que lleva al proletariado a construir una conciencia y una ideología con potencial unificador y retotalizador de la vida social. En cambio, el dominio de la ideología corresponde a las prácticas significantes que generan una “coherencia suficientemente ilusoria y provisional para que éste (el sujeto humano) se convierta en un agente social práctico” (Eagleton, 1997). Althusser introduce en su concepto de ideología la teoría del espejo de Jacques Lacan. Remite a la dimensión imaginaria (relativo a la imagen) de la existencia humana. El niño establece una relación imaginaria de su propia existencia al verse en el espejo como un todo orgánico, unificado cuando en realidad es un ser físicamente descoordinado. Ese proceso alienador sería formador del yo para Lacan. Así, para Althusser ideología corresponde a las representaciones imaginarias de los

9

sujetos respecto de las relaciones sociales donde están insertos. “En la ideología, la relación real está investida inevitablemente en la relación imaginaria. La ideología existe únicamente y a través del sujeto humano; y decir que el sujeto vive en lo imaginario es afirmar que refiere compulsivamente el mundo a sí mismo. La ideología está centrada en el sujeto, es decir, que tiene un carácter «antropomórfico»: nos hace ver el mundo como algo naturalmente orientado a nosotros, espontáneamente «dado» al sujeto; y el sujeto, a la inversa, se siente parte natural de esa realidad, reclamada y requerida por él. Mediante la ideología, observa Althusser, la sociedad nos «interpela» o «saluda», parece individualizamos como seres de valor único y llamarnos por nuestro nombre. Fomenta la ilusión de que no podría pasar sin nosotros, como podemos imaginar que el niño pequeño cree que si él desapareciese el mundo se desvanecería con él. Al «identificarnos» de este modo, tentándonos personalmente a salir de la masa de individuos y volviendo benignamente su cara hacia nosotros, la ideología nos da el ser en cuanto sujetos individuales” (Eagleton, 1997). La ideología opera como un imaginario en tanto la vida social se ha complejizado al punto de requerir aquel dispositivo social para funcionar. Es orgánicamente segregada por el capitalismo por medio de modelos imaginarios que simplifican la posición real del sujeto en la sociedad y las relaciones que lo componen. La ideología sería un mapa imaginario. Althusser radicaliza el giro teórico iniciado por Gramsci al desplazar la noción de ideología desde lo representacional (doctrina de los dominantes, falsa conciencia) a la existencia material de la ideología; como modo específico de dominación en el capitalismo industrial cuya función es a la producción de las condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo. “Se ve así que el sujeto actúa en la medida que es actuado por el siguiente sistema (enunciado en su orden de determinación real): ideología existente en un aparato ideológico material que prescribe prácticas reguladas por un ritual material, practicas, estas que existen en los actos materiales de un sujeto que actúa con toda conciencia según su creencia” (Althusser, 2005). Los aparatos ideológicos del Estado: familia, iglesia, medios de comunicación; cumplen la función de amalgamar la formación social capitalista (eso refiere su expresión de materialidad de la ideología). Introyectan en el sujeto las disposiciones mentales para que asuma su lugar en la estructura de clases y el proceso productivo capitalista. Estos aparatos del Estado crean subjetividades adecuadas; pero ideología es aquí no una conciencia histórica alienada, sino prácticas inconscientes, rituales e instituciones concretas. No refiere tanto a ideas ni doctrinas políticas sino a imágenes, símbolos y conceptos experienciados de manera inconsciente. En consecuencia, la dimensión ideológica para Althusser es una realidad terriblemente desalentadora y pesimista (el socialismo no elimina la necesidad de

10

ideología) consecuencia de la creciente complejidad social y diferenciación funcional de la sociedad. Es una realidad material activa que se diluye en infinidad de prácticas sociales sin que los sujetos puedan advertir su carácter funcional para el orden social6.

Sociología del conocimiento

Los desarrollos de la sociología del conocimiento en torno al concepto de ideología remiten a la obra de Max Scheller y Karl Mannheim. Para esta escuela lo central era volverse hacia los hechos cognitivos básicos con los que los actores sociales construyen su realidad social. Y no tanto reducirlos a la formas de trabajo ni a la totalidad social correspondiente. Así lo central para la sociología del conocimiento es “pintar la disposición espiritual y el mundo de ideas de los miembros de un estrato social determinado y con coordinarlos a su puesto social, considerando que la dependencia es muy complicada” (Horkheimer, 1966).

Max Scheller señala que las

disposiciones cognitivas, las maneras de ver las cosas, no tendrían que ver con modos de encubrir o favorecer sus intereses, sino con esquemas de pensamiento vivos, inclinaciones inevitables, inconscientes, socialmente condicionadas por la posición en el espacio social. De esta menera, el objetivo de la sociología del conocimiento será: “desdeñar cualquier verdad trascendental y examinar los determinantes sociales de un sistema de creencias concreto” (Eagleton, 1997). Karl Mannheim, en diálogo Lukács, desarrolla un concepto de ideología que toma elementos que arraigan en la idea de identidad desarrollada por los psicologistas franceses. Al mismo tiempo toma elementos de la sociología de Max Weber y de la teoría de Marx. En su ideología y utopía Mannheim (Kettler, Meja, & StehrNico, 1989) señala que las ideologías son maneras de conocer el mundo existencialmente arraigadas. Para Mannheim el conocimiento ideológico constituye un conocimiento verdadero en tanto expresa la realidad social del grupo que la genera. Así, las ideologías constituyen corpus de conocimientos (ideas, creencias, representaciones) que hunden raíces en las condiciones materiales, económicas y culturales de un grupo social. Las ideologías son, en su concepción, perspectivitas y estratégicas, los grupos sociales las articulan en virtud de 6

Quién refinara el análisis de la ideología a partir de los desarrollos de Lacan es Slavoj Žižek. Su crítica a Althusser, al igual Bourdieu, es al esquema representacionista del primero: “Ni la ideología en tanto doctrina explícita (las convicciones articuladas sobre la naturaleza del hombre, la sociedad y el universo), ni la ideología en su existencia material (las instituciones, los rituales y las prácticas que le dan cuerpo), sino la elusiva red de actitudes y presupuestos implícitos, cuasi ‘espontáneos’ que constituyen un momento irreductible de la reproducción del prácticas no ideológicas (económicas, legales, políticas, sexuales…)” (Žižek, 2005)

11

sus necesidades objetivas y de las posibilidades que impone la situación. Además Manheimm reconoce un componente utópico en las ideologías, de transformación del mundo que se opone frontalmente a una idea de ideología como pura “falsa conciencia” o de modo legitimación social de la clase dominante. El autor señala que todos los grupos construyen ideologías, y en particular aquellos que se encuentran inmersos en una relación de dominación. Parece ser que solo considerando aspectos de la tradición de la sociología del conocimiento es que podemos acercarnos a fenómenos contemporáneos que reciben la etiqueta de, por ejemplo, ideología feminista, ideología racista o ideología étnica. En estos casos los contenidos ideológicos se vinculan a la posición/identidad de grupos específicos en la sociedad; las mujeres, los blancos en la Sudáfrica del apartheid o los indígenas. No hay aquí referencia exclusiva a la estructura de clases en la sociedad, aunque sin duda dichos grupos se encuentran estructurados en función de esa variable. Un desarrollo en esa dirección es lo que refiere a lo mencionado respecto de las ideologías étnicas. Algo de eso ya había sido planteado por Clifford Geertz en su ensayo la ideología como sistema cultural. Para el las ideologías sería el resultado del resquebrajamiento de los fundamentos pre reflexivos de la vida tradicional producto de los procesos de modernización. “Al no ser ya capaces de sentir espontáneamente la realidad social, las personas en esta nueva situación necesitan un «mapa simbólico» o un conjunto de «imágenes dísuasorias» para ayudarles a trazar su camino por la sociedad y orientarles en la acción finalista. En otras palabras, la ideología surge cuando la vida se vuelve autónoma de sanciones míticas, religiosas o metafísicas, y debe articularse de forma más explícita y sistemática" (Eagleton, 1997) Sin embargo el mayor rendimiento en utilizar el enfoque de la sociología del conocimiento para entender la producción ideológica de los grupos étnicos remite a los procesos de etnificación. Roberto Cardoso de Oliveira (2008) exploró la utilidad del concepto de ideología en el análisis de sistemas interétnicos observados en Brasil y México. El autor

señala que el analista gana

capacidad explicativa al identificar como ideológica la gramática de las identidades étnicas (sistema de identidad y alteridad complementaria), aquello que Frederich Barth remite a la selección subjetiva de marcadores culturales que un grupo moviliza para identificarse y ser identificado en situaciones de contacto. Cardoso de Oliveira dice que todo proceso de etnificación, definición de identidad/otredad tiene un fundamento etnocentrico, una pretensión universalista y que por eso vale ser entendido como ideología. De hecho, el vincula los términos identidad e ideología, siguiendo la psicología de Eriksson y entendiéndola como parte de un mismo proceso para la generación de solidaridades intergrupales. En mi opinión su concepto de ideología debe

12

mucho al uso de los desarrollos de la sociología del conocimiento tardío, en la obra de Luckam y Berger sobre la construcción social de la realidad y de la ideología cómo inconsciente colectivo existencialmente fundando. Lo anterior no sería más que un adorno conceptual al proceso de etnificación presentado por Barth, si es que no refiriera a ciertas condiciones especiales de producción de identidad en los sistemas interétnicos de América Latina. Cardoso de Oliveira justifica el giro ideológico en la emergencia de lo que él llama contextos de fricción étnica. Es decir, aquellas situaciones de contacto interétnico estructuradas a partir de procesos de colonización. El rasgo fundamental de estos procesos es que el grupo étnico colonizado es integrado a los esquemas productivos nacionales y con ello a la estructura de clases del país. En ese contexto de fricción “la etnicidad remite al nivel de las representaciones y de las ideologías producidas por las peculiares relaciones sociales entre grupos o segmentos minoritarios y grupos o sociedades dominantes en una sociedad” (Cardoso de Oliveira, 2007) Así, la dinámica de identificaciones se estructura a partir de la combinación/subordinación de los referentes étnicos y de clase. La etnicidad, en contextos de fricción étnica adquiere rostro de ideología (como cuerpo de ideas sobre la identidad) “En la mayoría de los contextos marcados por la estructura de clases la tendencia que se observa es que la etnicidad, en cuando ideología encubre las relaciones de clase, enmascarándolas ante los agentes sociales”. (Cardoso de Oliveira, 2007). Aparece así, la condición de ideología étnica alienada que caracterizara a muchos grupos indígenas integrados en sistemas de fricción étnica y que ven relegados sus contenidos culturales al nivel de estigmas para la sociedad nacional. En ese contexto el indigena generaliza para sí mismo y los miembros de su comunidad los marcadores negativos de su identidad (indio flojo/blanco trabajador, indio sucio/blanco limpio, etc.)

Introyecta, paradójicamente, el etnocentrismo

desplegado por el dominador, y lo utiliza como paradigma absoluto para su pensamiento étnico. El contexto de fricción étnica, pone en juego esquemas clasificatorios según el cual el europeo se constituye en una imagen especular negativa respecto del indígena. Aquello permite levantar nuevas estructuras de legitimación del orden colonial impuesto muy difíciles de remover del imaginario indígena.

13

Posestructuralismo

A pesar de los avances de la concepción material de ideología que ofrece Althusser está aún queda anclada aun a nivel de conciencia. Es decir reproduce el viejo solipsismo cristiano de separación entre mente y cuerpo. La sociología crítica posterior7 ha demostrado que las formas efectivas de dominio y los espacios activos donde se ejerce la violencia se encuentran en un nivel corporal, como sentido-practico, etc. Es decir, el problema de la ideología cómo señala Pierre Bourdieu (2003) es el de la experiencia vital corporalizada. Los agentes sociales participan de su dominación de un modo más cínico y astuto. Bourdieu señala que los mecanismos de dominación en el capitalismo tardío se han difuminado al punto de saltarse por completo la conciencia. A su juicio, aquello vuelve impreciso el concepto de ideología optando por conceptos menos representacionistas. Los dominados, legitiman su dominación no por una operación de conciencia ni de creencia, sino por medio de la manipulación inconsciente del cuerpo, su percepción, en la materialidad del lenguaje. El autor propone una serie de conceptos relativos a la relación entre cultura de un grupo social y las estructuras materiales en que se desenvuelve con los que espera superar las limitaciones del concepto de ideología. La idea de habitus (más neutral que la de ideología) es un concepto que relaciona gustos, preferencias, disposiciones y actitudes de las personas en relación a la posición social que ocupan. Así, cualquier actividad o práctica social, se relaciona estructuralmente con el espacio social donde se produce. Quienes comparten un espacio físico de existencia, por ejemplo un barrio, comparten un espacio socialmente determinado por la clase social. Lo interesante del habitus es que establece la manera en que las condiciones sociales de origen se traducen en una cultura común para quienes ocupan la misma o muy similar posición en el espacio social. Las condiciones de origen refieren en términos materiales, a la posición ocupada en la división social del trabajo y al volumen de capital económico que poseen los individuos. La acumulación de capital se traduce en el plano simbólico como acumulación de cultura. Ésta se entiende como las expresiones de saber y habilidades formales, es decir, la educación. La diferencia de volumen de capital cultural entre distintas clases sociales expresa al mismo tiempo las diferencias inscritas en el habitus. Este se gesta en el seno de las familias donde de manera implícita son aprendidos, gustos, conductas, modas, modos, disposiciones y elecciones que sirven y son útiles a los contextos donde se ubican las familias y que expresan sus diferencias

7

Foucault y su análisis de las relaciones de poder serán importantes en esta línea

14

de capital cultural. Una de las distinciones principales en el habitus de las diferentes clases sociales refiere a una concepción o relación específica de los individuos con el propio cuerpo. Este habitus inicial contiene las pautas desde las cuales el niño elabora sus elecciones que en un principio tienden a ser meras proyecciones de las de los padres. A partir de éste y de los círculos y actividades en las que se desenvuelva el individuo, se configurará un habitus propio, que significa también una trayectoria propia. Esto llevará al individuo más o menos lejos del habitus primario; sin embargo, éste siempre le estará, de algún modo, condicionando. El desenvolvimiento en áreas que el mismo individuo elija dará lugar a una revisión del habitus, una revisión permanente, pero no radical. Habitus, así, para expresar más o menos lo que arriba se expuso como cuerpo de representaciones existencialmente ancladas. El autor propone hablar, para las acciones de legitimación de la dominación, de violencia simbólica, para visibilizar formas de violencia cotidiana que no son percibidas. “esa coerción que no se instituye sino a través de la adhesión que el dominado no puede evitar acordar al dominante (por lo tanto a la dominación) cuando se dispone para pensarlo y para pensarse, o mejor aún, para pensar su relación con él, de los instrumentos de conocimiento que tiene consigo y que, al no ser más que la forma incorporada de la estructura de dominación, hacer aparecer tal relación como natural: o en otros términos, cuando los esquemas que pone en funcionamiento para percibirse y apreciarse a los dominantes (alto/bajo, masculino/femenino, blanco/negro, etc.) son el resultado de la incorporación de clasificaciones así naturalizadas.” (Bourdieu, 2002)

Si la ideología

permitía, en algunas de sus formulaciones, la acción contra-ideológica, para Bourdieu la resistencia es más difícil, en tanto el dominio atraviesa al sujeto, lo encarna; la dominación social está en todas partes y en ninguna. Así la violencia simbólica, es la violencia ejercida por el Poder en desconocimiento del dominando que aplica unas instrumentos de conocimiento, las mismas categorías de percepción, clasificación y apreciación del mundo social que se derivan de esas mismas estructuras de dominación y lo hacen aparecer como evidente, natural, incuestionada. Violencia larvaria, suave, reforzada por la acción de los aparatos ideológicos del estado. Dominación de quienes dominan el Estado. Configuración de un sentido común dóxico que contiene toda una batería de arbitrarios que reproducen la dominación. La doxa es otro concepto Bourdieano que disecciona el concepto de ideología. “La doxa es un punto de vista particular, el punto de vista de los dominantes, que se presenta y se impone como punto de vista universal; el punto de vista de quienes dominan dominando el Estado y que han constituido su punto de vista en tanto que punto de vista universal estableciendo el Estado” (Bourdieu, 1997). La doxa, el sentido

15

común arbitrario es impuesto mediante ritos de institución al interior de cada campo social. Rito cuya eficacia simbólica se asegura mediante operaciones de falsa ruptura y falsa universalización operada en el orden del discurso.

Discusión final

Para hacer operativo el concepto de ideología en investigación social se requiere precisar en qué tradición de pensamiento se inscribe. Aquello no quiere decir que se deba adoptar un punto de vista maniqueo, escogiendo uno sobre otro. Al contrario, en esta sistematización se mostrado que la conjunción de distintas tradiciones resulta fructífera en tanto se expliciten dichos desplazamientos epistemológicos. Una síntesis posible para la investigación social contemporánea debe partir por reconocer que las distintas acepciones del concepto ideológico (algunas acá abordadadas) apuntan a niveles y ordenes distintos, por lo tanto no puede sencillamente mezclarse unos con otros sin hacer las aclaraciones y verificar las limitaciones correspondientes. Es más, se debe señalar que el concepto ideología siempre encierra una paradoja epistemológica, ¿Está el analista fuera de la relación ideológica, como pretende Althusser, o es su conocimiento resultado de condiciones históricas específicos? ¿Es, al fin y al cabo, conocimiento ideológico? Me parece que la solución (si es que hay una) va por el lado de lo que Bourdieu llama vigilancia epistemológica. El conocimiento científico no es ni ideológico ni es simplemente la “verdad” objetiva del mundo. Es, por el contrario conocimiento históricamente situado, sometido a las constricciones propias del campo científico, que como todo campo, está atravesado por relaciones de poder que retraducen los determinantes fundamentales de la sociedad en términos de una legalidad interna que el científico no ve. Operan, y uno pudiera hacer un análisis de ello, distintas ideologías científicas que se disputan su hegemonia y que intentan colonizar otros campos, como sucede toda vez que escuchamos a algún colegio profesional intentando imponer sus criterios técnicos como sanción jurídica del Estado. Y aunque no se pueda responder satisfactoriamente cuanto y qué del conocimiento científico es ideológico, es necesario que el investigador visibilice su posición, procedimientos y categorías de sentido para que el lector conozca cómo ha producido su información.

16

Finalmente nombrar dos trabajos contemporáneos donde se utiliza el concepto de ideología con probado rendimiento analítico. Teun Van Dijk en su análisis de la interfaz discurso-ideología utiliza un concepto acotado, exclusivo y excluyente de ideología (en mi opinión, tomando elementos de la sociología del conocimiento. El autor dice que las ideologías son parte del proceso de conocimiento de los grupos sociales, integran creencias generales compartidas y deviene, por lo general en modelos prejuiciados respecto de los otros grupos. Así una codificación ideológica es aquel discurso y estrategia gramatical que busca la auto presentación positiva y la presentación negativa del otro. Van Dijk nos muestra un concepto de ideología discutible, pero acotado, operacionalizable y transparente. Otra experiencia teórica contemporánea, que también vuelve sobre la relación entre identidad e ideología es presentada por los antropólogos sudafricanos Jean y Jhon Comarroff en su obra Teoría desde el sur (2012). Dichos autores estudias las identidades étnicas en las poscolonias africanas y para ello acuñan el concepto ID-ología (ID por la sigla en inglés). Se trata de un uso más ensayístico del concepto ideología que, sim embargo, se muestra fructífero para explorar las relaciones entre etnicidad, poder, liberalismo y sociedad de clases.

Bibliografía Althusser, L. (2005). Ideología y aparatos ideológicos del Estado. En S. Žižek, Ideología Un mapa de la cuestión (págs. 115-156). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. Barth, F. (1976). Introducción. En F. (. Barth, Los grupos étnicos y sus fronteres. D.F: Fondo De Cultura Económica. Bourdieu, P. (1997). Espíritus de Estado. Génesis y Estructura del campo Burocrático. En P. Bourdieu, Razones prácticas sobre la teoría de la acción (págs. 91-125). Barcelona: Anagrama. Bourdieu, P. (1997). Razones prácticas sobre la teoría de la acción. En P. Bourdieu, Espíritus de Estado. Génesis y Estructura del campo Burocrático (págs. 91-125). Barcelona: Anagrama. Bourdieu, P. (2002). Sobre el Poder Simbólico. En P. Bourdieu, Poder, Derecho y clases sociales (págs. 87-101). Bilbao: Desclée Brouwer. Bourdieu, P., & Eagleton, T. (2003). Doxa y vida cotidiana: una entrevista. En S. Žižek, Ideología Un mapa de la cuestión (págs. 295-308). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. Cardoso de Oliveira, R. (2007). Etnicidad y estructura social. México, D.F.: Centro de investigaciones y Estudios superiores en antropología social: Universidad Autónoma metropolitana. Comaroff , J; Comaroff J. (2013). teoría desde el sur o cómo los países centrales evolucionan hacia áfrica. Buenos Aires. Siglo XXI

17

Eagleton, T. (1997). ideología una introducción. Barcelona: Paidos. Giddens, A. (1994). Consecuencias de la modernidad. Madrid: Alianza. Gramsci, A. (1989). Selections from the Prison Notebook (editado y traducido por Q. Hoare y G.N. Smith ). Nueva York: International Publishers. Horkheimer, M. (1966). La función de las ideologías. Madrid: Taurus. Kettler, D., Meja, V., & StehrNico. (1989). Karl Mannheim. México,D.F: Fondo De Cultura Económica. Lukács, G. (2008). Historia y conciencia de clases. Santiago: Quimantú. Macciocchi, M. A. (1975). Gramsci y la revolución de occidente. México, D.F: Siglo XXI. Margulis, M. (2006). Ideología, fetichismo de la mercancia y reificación. Estudios Sociológicos, 3164. Marx, C., & Engels, F. (1974). La ideología Alemana. Barcelona: Grijalbo. Offe, C. (1990). Contradicciones en el Estado del Bienestar. Madrid: Alianza. Van Dijk, T. (2005)). Ideología y análisis del discurso. Utopía y Praxis Latinoamericana, 9-36. Žižek, S. (2005). El espectro de la ideología. En S. Žižek, Ideología Un mapa de la cuestión (págs. 441). Buenos Aires: Fondo de CUltura Económica.

18

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.