Sistemas de innovación y emprendimiento basados en el diseño y oficios, operando bajo lógicas abiertas, colaborativas y comunitarias para el desarrollo económico local

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Descripción

FORMA 2015. VIII Congreso Internacional de Diseño de La Habana.

“Sistemas de innovación y emprendimiento basados en el diseño y oficios, operando bajo lógicas abiertas, colaborativas y comunitarias para el desarrollo económico local” Prof. Rodrigo Gajardo Valdés Magister (c) en Diseño Avanzado Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos Pontificia Universidad Católica de Chile [email protected] +56-9-66667149

Resumen. Durante la última década el diseño ha emergido como una fuerza transformadora en un mercado impulsado por la premisa de la innovación, donde la forma de pensar y métodos de trabajo del diseño se han instalado como una dinámica aplicable en otras áreas del conocimiento con el fín de lograr nuevos resultados. Sin embargo, los nuevos desafíos de un mundo global en crisis, con grandes desigualdades, desempleo y sobreconsumo en todas sus dimensiones, requieren de profesionales que puedan hacerse cargo del camino de la vuelta a lo local, la sustentabilidad comunitaria y una autonomía productiva que otorgue capacidad a las economías locales de producir los objetos que consumen. En este escenario, el diseñador estratégico puede incorporarse en contextos públicos, articulando sistemas-producto-servicio que incluya a gobiernos locales, productores y diseñadores, permitiendo emerger nuevos sistemas productivos bajo lógicas abiertas, colaborativas y comunitarias.

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El presente trabajo es una reflexión en torno a la experiencia del Taller de Oficios del proyecto SABERHACER1, realizado en conjunto con la Municipalidad de Peñalolén desde un proyecto de rediseño de servicios públicos. La metodología de trabajo llevada a cabo se basó en una investigación cualitativa de corte etnográfico. Para el proceso proyectual se ejecutaron dinámicas de co-creación para validar e iterar propuestas de diseño y el testeo de prototipos de actividad del servicio con usuarios finales. El objetivo de este trabajo es documentar y sistematizar los componentes de la experiencia, que permitan el desarrollo de un modelo de trabajo final.

Introducción. Hace casi un año, el gobierno de Chile lanzó la llamada ‘Agenda de productividad, innovación y crecimiento económico’ cuyo objetivo es dar un impulso al desarrollo económico del país, de una manera inclusiva y sustentable. Entre los ejes planteados se encuentra el diversificar la estructura productiva, invertir en las personas, fomentar la innovación y el emprendimiento en las empresas, fortaleciendo la institucionalidad vigente. Si bien, Chile desde hace más de ocho años ha ido generando nuevas políticas de innovación, esta agenda pone sobre la mesa temas que antes no habían sido considerados o al menos, no tomados con el peso y la visión que requiere para los tiempos actuales. Según señala este documento, buena parte del crecimiento económico de la década de los noventa había estado asociado a una estrategia de desarrollo orientada hacia la producción y exportación de bienes basados en los recursos naturales (Gobierno de Chile, 2014) y al paso de los años esta estrategia ha comenzado a agotarse, dado que si bien han mejorado los datos macroeconómicos del país (PIB e ingreso per cápita), no ha sido capaz de generar un desarrollo sustentable que permee a todos los actores económicos y la población en general. Según la agenda de productividad, esta es “una política integral que contiene un conjunto de instrumentos, que coordinados apuntan a transformar nuestra estructura productiva [...] diversificando nuestros productos y servicios, impulsando sectores productivos con ventajas competitivas, aumentando la competitividad de nuestras empresas y generando un nuevo impulso a las exportaciones” (Gobierno de Chile, 2014, p.3). Apuntar a esta transformación económica y diversificación productiva, es un punto de inflexión clave -según el punto de vista de este trabajo- en las nuevas políticas públicas de innovación y fomento productivo, que inevitablemente deberán revisar lo que ha pasado con la industria manufacturera en el país, sector clave en la malla productiva de todo país que requiere ser sustentable, su acelerado desmantelamiento y buscar las formas en que sea retomada, no desde la lógica del siglo XX sino con las posibilidades y oportunidades que disponemos en este nuevo ciclo. Los antecedentes históricos para entender la situación productiva actual -al menos en el área de la industria y manufactura- la podemos encontrar en las políticas definidas a finales de los años setenta.

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Del ‘desarrollo hacia adentro’ a la ‘apertura de mercados’. Chile, previo a la década de los ochenta operaba bajo la lógica del modelo económico de desarrollo hacia adentro impulsado por los países emergentes, luego de la crisis de 1929 que estancó la disponibilidad de productos importados y por tanto generó oportunidades en la producción industrial para abastecer los mercados locales (Ariztía, 2012). Luego, a finales de la década de los setenta este modelo fue reemplazado por uno de libre mercado que repercutió fuertemente en todos los sectores industriales y manufactureros del país ante la dificultad de competir con productos importados de muy bajo precio. En paralelo, fueron cerradas gran parte de todas las estructuras educativas y de capacitación orientadas al desarrollo de especialistas técnicos-profesionales para la industria, como la Escuela de Artes y Oficios, fundada en 1849 como opción para el desarrollo del país al impulsar distintas actividades productivas así como también una alternativa de enseñanza para jóvenes provenientes de los sectores menos acomodados (Castillo, 2010), lugar desde donde se desarrollaron nuevos artesanos y artífices para distintas áreas productivas. En este nuevo escenario, el país fue surgiendo, creciendo y estabilizandose en un modelo dependiente principalmente de la extracción y exportación recursos naturales y el comercio de importación, centralización de las actividades comerciales y grandes paradojas territoriales como Antofagasta, la región con mayor PIB per cápita del país y a la vez mayores desigualdades, subdesarrollo y problemas ambientales. Crecer alrededor de una industria como la del cobre, donde la innovación tecnológica es casi mínima, tiene además consecuencias nocivas y externalidades negativas que no se están cubriendo (Riesco, 2012) y que tarde o temprano nos pasará la cuenta. Este proceso de desindustrialización fue vivido por la mayoría de los países latinoamericanos, algunos en menor medida que en otros, siendo Chile quizás uno de los más extremos dentro de la región, si nos basamos en la estructura comparativa del PIB de este y otros países. En el caso de los países europeos, históricamente industriales, durante la década de los ochenta también tuvieron transformaciones productivas y deslocalización de la industria manufacturera -en una escala muy distinta a la nuestra- que ha traído como consecuencia la generación de movimientos localistas similares a los que ocurren en nuestra región.

La vuelta a lo local y la sustentabilidad comunitaria Hablar de crisis de la globalización es hoy un mainstream en boca de muchos, las distintas manifestaciones hacia la recuperación de lo local crecen cada año y cuestionarse si el modelo de desarrollo actual está en crisis es algo necesario que requiere de acciones concretas. Crisis sociales, políticas y ambientales derivadas de los problemas de desempleo, deudas, identidad, déficit energético, conflictos bélicos, privación de derechos fundamentales, agotamiento y contaminación de recursos naturales básicos y un modelo de gestión económica que profundiza los problemas de segregación y acumulación de recursos son antecedentes claros de que, la forma como hemos seguido el camino hacia el desarrollo, se ha torcido en contra nuestra. Por otra parte, los Gobiernos han intentado mitigar los efectos de estas crisis en base al paradigma del crecimiento, desde la óptica de que la prosperidad económica -en términos adquisitivos- y el desarrollo tecnológico -como solucionador de todo problema de eficienciapodrán apaciguar las crisis anteriormente señaladas. Sin embargo, pareciera que las políticas de crecimiento, que generalmente fomentan la apertura de mercados, el poder de los bancos y de las grandes empresas, sólo han profundizado más estas crisis y la mirada de vuelta hacia lo local comienza a tomar cada vez más fuerza.

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“Ello significa modificar sustancialmente las visiones dominantes sobre estrategias de desarrollo, en el sentido de entender, por ejemplo que ningún Nuevo Orden Económico Internacional podrá ser significativo si no está sustentado en la reformulación estructural de una densa red de Nuevos Órdenes Económicos Locales.” (Max-Neef, 1994, p.37)

Las consecuencias en el ámbito laboral, del cambio de política de desarrollo y apertura de mercados, se pueden observar en los problemas de desempleo generalizado, dada la baja diversificación de actividades económicas productivas y los bajos salarios que obtienen personas con oficios técnicos -artesanos, carpinteros, confeccionistas, etc- que ya no son valorados por empresas de servicios, principalmente orientadas a gestionar la comercialización de productos fabricados globalmente. “Globalización no es sinónimo de Internacionalización” (Castells, 1999), hoy tenemos acceso al consumo de bienes y servicios de todo el mundo pero esto no ha implicado que todas las economías participen de la misma manera, pues la economía global no es, en términos de empleo, sino una pequeña parte de la economía global. La globalización de una parte esencial de los bienes y servicios en torno a empresas multinacionales determinó la participación estratégica de los países del tercer mundo hacia un modelo de producción basado fundamentalmente en la extracción de recursos naturales y venta de materias primas. En el caso de Chile al menos el 70% del aporte del PIB (Banco Central de Chile) proviene de la actividad minera y exportación agrícola/forestal, industrias basadas en la comercialización de commodities y en el caso de la minería, que representa un 16% del PIB sólo ocupa el 1,5% de los asalariados habiendo capturado el 56% de las inversiones llegadas el 2012 (Riesco, 2012). Este análisis muestra que a pesar del importante aporte al ‘sueldo del país’ de estas actividades productivas, no crean un real impacto en el territorio, su gente y al desarrollo sustentable de los países emergentes. “El surgimiento de una economía global basada en el transporte ha socavado las economías locales y regionales, hasta el punto de que las regiones y poblaciones ya no son ni total ni parcialmente autosuficientes en energía, comida, materiales de construcción, ropa, artesanía, etc. Los lazos económicos que una vez tejieron las comunidades han desaparecido hace tiempo. Las estructuras fundadas en el centralismo han suplantado la autonomía económica local.” (Kinsale Further Education College Students, 2005)

Sin embargo, este sistema global de distribución a bajo costo se construyó sobre la abundancia del petróleo y la inevitable subida y/o escasez de este recurso, repercutirá en el aumento de precios de toda la cadena de valor (Kinsale Further Education College Students, 2005) y un colapso en el sistema que obligará a las economías a localizarse nuevamente, debiendo hacerse cargo de temas productivos básicos que hasta ahora no eran tema, puesto que, si ya no existieran las condiciones óptimas para importar zapatos desde China la interrogante que surge es ¿tenemos la capacidad y conocimiento para hacerlo localmente? Aquí surge el primer desafío en una nueva reorganización local, ante la necesidad de recuperar y re-educar en conocimientos perdidos, revalorizar oficios que estaban siendo subempleados y subvalorados y que son claves para la sustentabilidad y autonomía comunitaria, así como también rediseñar los sistemas locales de distribución y generación de cadenas de valor.

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Para esto se hace necesario nuevos enfoques y soluciones, que provengan de miradas sistémicas, centradas en las personas, con un manejo técnico y tecnológico estratégico.

El diseñador estratégico, su rol social en los servicios públicos y desafíos comunitarios. Entre los objetivos fundamentales del diseño están los de satisfacer necesidades sociales, físicas y cognitivas. En tiempos donde la sociedad reclama por mayor inclusión, el diseño se torna en una crítica y autocrítica necesaria para su evolución ¿Qué significa diseñar hoy? Termina siendo una pregunta abierta y necesaria para quienes intentan definir su quehacer profesional y darle un sentido, sea social, ético, justo o como sea que se exprese. Nuevas líneas de trabajo han surgido orientadas a las necesidades sociales, que promueve la inclusión de una práctica profesional diferente y socialmente comprometida, con el objetivo de satisfacer necesidades específicamente humanas, para todos aquellos segmentos que han sido sistemáticamente excluidos y que tienen mucho que aportar. Nos referimos en este caso a actores económicos de la base de la pirámide, con capacidades técnicas y productivas relevantes (zapateros, costureras, carpinteros, etc) y que a pesar de su knowhow, no obtienen un retorno correspondiente al valor de su trabajo. El enfoque estratégico del diseño, que hasta ahora ha sido utilizado para desarrollar de manera sistémica y sistemática las ventajas competitivas de las empresas -articulando sus sistemas-producto-servicio- hoy tiene la oportunidad de operar en nuevas lógicas. Gracias a enfoques tales como el diseño de servicios y la continua sistematización de herramientas para este quehacer, el diseñador estratégico puede incorporarse a los desafíos que sugiere el sistema público y las comunidades, basándose en una mirada holística del contexto, resolviendo problemáticas desde su mirada centrada en las personas y ubicando su trabajo en esa intersección generada entre la tecnología, la técnica, el mercado y las personas, pasando de medir su efectividad no sólo desde la rentabilidad económica o efectividad técnica sino también desde la rentabilidad social. “Ahora, los diseñadores/emprendedores tienen la oportunidad de crear una cultura de producto mucho más inventiva y espontánea que lo que nosotros jamás tuvimos en el pasado. Ellos pueden subvertir de cerca los monopolios de grandes compañías en muchos sectores de productos y crear productos para las necesidades que aún tienen que ser satisfechas…” (Margolin, 2003)

Identificado el problema global y los enfoques necesarios para abordar los desafíos planteados surge la pregunta: ¿Desde dónde se construyen y fomentan las organizaciones locales así como también el desarrollo comunitario que permite habilitar lógicas económicas, sociales y políticas locales?

Gobiernos locales y desarrollo comunitario Los gobiernos locales, en Chile institucionalizados en las municipalidades, gestionan una serie de dimensiones de la política territorial local. En el caso de la dimensión productiva, esta es articulada en general por áreas, departamentos o gerencias de desarrollo económico local o fomento productivo.

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Se deben aprovechar estas estructuras locales, entendiéndose como una estrategia de intervención, para explorar e identificar problemas y necesidades de los servicios públicos encargados de estas temáticas, conectar con aquellos usuarios con oficios vinculados a la manufactura así como también detectar oportunidades de creación de nuevos servicios.

Diseñadores de autor, makers y marcas de diseño local. Actualmente los diseñadores en búsqueda de espacios desde donde llevar a cabo el diseño industrial, de objetos o productos han experimentado con las formas, texturas, materiales y procesos productivos, volcando una impronta personal en sus creaciones. Desde el mobiliario y la indumentaria, la estrategia utilizada por los creadores ha sido el posicionamiento de marcas personales idealmente insertas tanto en mercados locales como internacionales. En el último tiempo varios diseñadores, derivados de distintas disciplinas han comenzado a desarrollar una conexión productiva más integrada, trabajando con fabricantes y artesanos locales, en este contexto nos encontramos con empresas como BESTIAS y su lema ‘Made in Chile not in China’ quienes se instalan con un taller y contratan zapateros profesionales de oficio para diseñar calzado con un fuerte arraigo local. Existen al menos unas 50 marcas de diseño local con una lógica similar, entre las que podemos encontrar a Minka in-house, Grupo Bicla, Hued-hued, Nalca Calzados, Coyote, Bordadoras de Isla Negra, Lona, Polca, entre otras marcas, que desarrollan productos que como bolsos, mochilas, zapatillas, zapatos, muebles, accesorios en cuero, cerámica, etc. Sus principales problemáticas están vinculadas a la falta de financiamiento, la necesidad de mano de obra calificada, estandarización de procesos en tirajes cortos, vinculación efectiva y de confianza con los fabricantes locales y capacitación en gestión empresarial, producción y comercialización. Gui Bonsiepe describe al artesanato urbano como un modo de producción alternativo que ha surgido en crisis como la vivida por Argentina el año 2002, en la que diseñadores desempleados comenzaron a generar oferta de diseño local, para demanda local, con producción local y a precio local, inyectando nuevas dinámicas económicas que impactan en el territorio.

Oficios, fabricantes y productores locales. Dada las circunstancias antes señaladas de desmantelamiento de industrias e instituciones educativas formadoras en oficios para la industria, el capital humano con estas habilidades ha ido reduciéndose a medida que la oferta laboral en Chile se orientaba cada vez más al comercio, servicios e importación de productos. Y aunque sigue existiendo una cantidad considerable de personas con oficio, estos se encuentran dispersos en el territorio, sin redes y en un individualismo crónico. En general estos actores son apoyados por los gobiernos locales, a través de programas de capacitación y emprendimiento desintegrados o carentes de una estrategia incorporada a un sistema.

Abierto, colaborativo y comunitario. La filosofía hacker, el movimiento opensource y el boom de la fabricación digital dieron paso al cuestionamiento de los sistemas productivos actuales, basados en grandes conglomerados industriales globales, manejando y defendiendo el conocimiento a punta de demandas y patentes, promoviendo una cultura de consumo rápido, barato y obsoleto en el corto plazo. 6

“Esto tiene el potencial de rehacer la economía de la manufactura desde una industria de larga escala de vuelta a un modelo artesano de pequeñas tiendas de diseño con acceso a 3D printers. En otras palabras, haciendo cosas, cosas reales podríamos movernos de una industria de capital intensivo hacia algo más parecido al arte y el software -Rich Karlgaard, Forbes Magazine-” (Anderson, 2012, p.87) Casos globales como Sparkfun Electronics2 muestran como un modelo abierto de producción de partes y piezas, en conjunto con la creación de una comunidad de makers que fabrican un sinfín de productos puede desarrollar nuevos mercados de productos y también de los kit para aprender a hacer el producto. Todo esto con la ayuda de un open hardware y tutoriales subidos por la comunidad para fabricar desde una tarjeta de navidad programada hasta textiles electrónicos. Como caso análogo local, nos podemos encontrar con Bordadoras de Isla Negra3, proyecto que trabaja con artesanas de una pequeña localidad litoral de la región central de Chile y que han generado nuevos productos mediante el trabajo colaborativo entre artesanas. Estos productos van desde el objeto hasta el kit para aprender a bordar. Estas nuevas dinámicas de asociatividad y creación de conocimiento abierto son la base de la construcción de nuevas comunidades creativas que están mostrando un camino alternativo al sistema productivo actual, compartiendo el conocimiento, trabajando de manera colaborativa y con un fuerte arraigo identitario.

Conclusiones. La necesidad de nuevos modelos de desarrollo ha quedado evidenciada y el requerimiento de reforzar las economías locales se ha explicitado en el conjunto de políticas públicas que buscan diversificar las mallas productivas, crear nuevos servicios y productos, fomentar la asociatividad y promover una cultura de innovación acompañada de identidad. La creación de plataformas de conocimiento y de trabajo será clave en la definición de nuevos sistemas productivos locales, autónomos y empoderados de su territorio que aprovechen estructuras de fomento productivo ya instaladas en los gobiernos locales, generen nuevos servicios que integren la gestión de instrumentos de fomento y fondos de emprendimiento con la oferta de capacitación local, habiliten espacios colaborativos de fabricación y generación de conocimiento abierto entre creadores y productores, construyendo comunidades creativas productivas. El diseñador -en su enfoque estratégico- tiene la oportunidad de ser un actor central en esta nueva configuración, aportando desde un rol social, centrado en las personas y colocando la tecnología al servicio de una solución económicamente sustentable.

“Puesto que la gente sólo puede afirmarse en la vida tratando de hacer algo bien por el simple hecho de hacerlo bien, el triunfo de la superficialidad en el trabajo, en las escuelas y en la política me parece frágil. Tal vez la rebelión contra esta cultura debilitada constituya nuestro próxima nueva página de la historia.” (Sennett, 2006, p.167)

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https://www.sparkfun.com/ http://bordadorasdeislanegra.com/es/

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Citas bibliográficas

1. “una política integral que contiene un conjunto de instrumentos, que coordinados apuntan a transformar nuestra estructura productiva [...] diversificando nuestros productos y servicios, impulsando sectores productivos con ventajas competitivas, aumentando la competitividad de nuestras empresas y generando un nuevo impulso a las exportaciones” (Gobierno de Chile, 2014, p.3). 2. “Ello significa modificar sustancialmente las visiones dominantes sobre estrategias de desarrollo, en el sentido de entender, por ejemplo que ningún Nuevo Orden Económico Internacional podrá ser significativo si no está sustentado en la reformulación estructural de una densa red de Nuevos Órdenes Económicos Locales.” (Max-Neef, 1994, p.37) 3.

“Globalización no es sinónimo de Internacionalización” (Castells, 1999)

4. “Ahora, los diseñadores/emprendedores tienen la oportunidad de crear una cultura de producto mucho más inventiva y espontánea que lo que nosotros jamás tuvimos en el pasado. Ellos pueden subvertir de cerca los monopolios de grandes compañías en muchos sectores de productos y crear productos para las necesidades que aún tienen que ser satisfechas…” (Margolin, 2003) 5. “Esto tiene el potencial de rehacer la economía de la manufactura desde una industria de larga escala de vuelta a un modelo artesano de pequeñas tiendas de diseño con acceso a 3D printers. En otras palabras, haciendo cosas, cosas reales podríamos movernos de una industria de capital intensivo hacia algo más parecido al arte y el software -Rich Karlgaard, Forbes Magazine-” (Anderson, 2012, p.87) 6. “Puesto que la gente sólo puede afirmarse en la vida tratando de hacer algo bien por el simple hecho de hacerlo bien, el triunfo de la superficialidad en el trabajo, en las escuelas y en la política me parece frágil. Tal vez la rebelión contra esta cultura debilitada constituya nuestro próxima nueva página de la historia.” (Sennett, 2006, p.167)

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Bibliografía

Gobierno de Chile (2014) Agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento. Santiago de Chile: Ministerio de Economía. Recuperado de: http://www.agendaproductividad.cl ARIZTÍA, T. (2012) Produciendo lo social, uso de las ciencias sociales en el Chile reciente. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Diego Portales. CASTILLO, E. (2010) Artistas, artesanos y artífices. Santiago de Chile: Editorial OchoLibros. RIESCO. M (2012) Mal Holandés. Recuperado de: http://economia.manuelriesco.cl MAX-NEEF, M. (1994) Desarrollo a escala humana. Conceptos, aplicaciones y algunas reflexiones, Barcelona: Icaria Editorial. CASTELLS, M. (1999) Globalización, identidad y Estado en América Latina. México D.F.: Programa de Las Naciones Unidas para el Desarrollo. SCHUMACHER, E. F. (1973) Lo pequeño es hermoso. Economía como si las personas importaran. Novena edición (2001). Madrid: Ediciones AKAL. Ilustre Municipalidad de Peñalolén (2013) Diagnóstico comunal. PLADECO 2014-2016. Peñalolén, Santiago de Chile. HELLER, S, VIENNE, V. (Eds.) (2003) Citizen Designer. New York: Allworth Press. ANDERSON, C. (2012) Makers, The New Industrial Revolution, New York: Crown Business. BONSIEPE, G. (2010) El diseño en tiempos de turbulencias, 1º Congreso Internacional de Diseño e Innovación de Cataluña, Barcelona, España: Escuela Superior de Diseño ESDI. SENNETT, R. (2006) “La cultura del nuevo capitalismo”, Barcelona: Editorial Anagrama.

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