Sistemas de fortificación fronteriza en la Soria medival: Historia y Construcción_Celtiberia 109

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Sistemas de fortificación ponteriza en la Soria medieval: Hist~nay construcción

SISTEMAS DE FORTIFICACIÓN FRONTERIZA EN LA SORLA MEDIEVAL: HISTORIA Y CONSTRUCCIÓN IGNACIO JAVIER GIL CRESPO Dr. Arquitecto Centro de Estudios Sorianos

RESUMEN: La frontera bajomedieval entre Castilla y Aragón en la parte oriental de la provincia de Soria no está físicamente determinada por ningún accidente geográfico; por el contrario, toda esta área geográfica supone una transición o comunicación entre el valle del Duero y el del Jalón y el Ebro. Las características físicas del relieve definen diversas vías de comunicación. La precisión de la frontera histórica hubo de realizarse artificialmente mediante la sistemática construcción de castillos y el amurallamiento de las villas fronteras. El artículo repasa los sistemas fortificados en relación a su territorio (las vías de comunicación) y la historia de la construcción particular de este período de la arquitectura militar medieval en cuanto a los aspectos socioeconómicos de la construcción, los materiales, las técnicas y la poliorcética aplicada.

PALABRAS CLAVE: Castillo, ciudad amurallada, historia de la construcción, sistema fortificado, técnicas de construcción, poliorcética. ABSTRACT: The eastern border in the actual province of Soria between Castile and Aragon Low Middle Age Crowns is not physically determined by any geographical. On the contrary, this geographical area represents a transition or communication between the valleys of Duero, Jalón and Ebro rivers. The physical characteristics of the territory define various communication paths. The definition of the historical border had to be artificially done by the systematically building of castles and walled-cities. The article analyzes the fortified systems related with the territory (the communication ways) and the particular history of construction: socioeconomical items, materials, techniques and poluyorcetic.

KEYWORDS: Castle, walled city, Construction History, fortified system, construction techniques, polyorcetic. Celtiberia, año IXV,no109, (20151, pp. 263 a 287.

ISSN: 0528-3647.

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a frontera oriental de Castilla fue escenario, desde la Reconquista a principios del siglo XII hasta la unificación de las coronas en el xv (unos 360 años), de sucesivos enfrentamientos con Aragón y Navarra. La definición y el control de la frontera fue una preocupación para la corona de Castilla y de ahí el interés que puso en la organización territorial y jurisdiccional de esta zona. El elemento de control era el castillo y la villa fortificada, desde donde se ejerce el poder y el control social, económico y militar. Sin embargo, el territorio que hoy conforma el oriente soriano no ha tenido desde siempre este carácter fronterizo. Antes bien, durante la romanización, se puso énfasis en su carácter de paso estratégico entre las grandes estructuras morfológicas de los valles del Ebro y del Duero y, a través del Jalón, del Tajo: de ahí la insistencia de Roma por hacerse con el control de la Celtiberia y del Califato por mantenerlo ante el imparable avance de Castilla desde el noroeste. Así, se comprende el traslado de la capitalidad de la Marca Media desde Toledo a Medinaceli a finales del siglo x. Es este carácter de paso el que hace atractiva la dominación del territorio y explica la preocupación por Castilla por mantener bajo su gobierno y control los pasos y caminos naturales. La fortificación de la frontera entre Castilla y Aragón comienza desde el primer momento de la Reconquista, pues, enseguida, se manifiestan las intenciones de los monarcas de ambas coronas de controlar este territorio. Alfonso 1 de Aragón reconquista definitivamente Soria y el arco exterior del Duero, así como el valle del Jalón, en el primer cuarto del siglo XII. Alfonso VI1 de Castilla reclama la propiedad de

1 Este texto corresponde a la conferencia pronunciada en Soria el día 28 de agosto de 2015 con motivo del nombramiento al autor como Miembro de Número del Centro de Estudios Sorianos. Por mor de esta naturaleza, el texto carece de citas y anotaciones. No obstante, se incluye una breve lista de referencias al final del mismo. La conferencia resume y explora algunos aspectos de la tesis doctoral titulada Fundamentos constructivos de las fortificaciones fronterizas entre las coronas de Castilla y Aragón de los siglos m al xv en la actualprovincia de Soria, leída el 29 de noviembre de 2013 en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid bajo la dirección de los profesores Santiago Huerta Fernández y Luis Maldonado Ramos. El texto del artículo está tomado de la tesis cuyos resultados se publican en el libro Castillos y villas de L a Raya editado por la Excelentísima Diputación de Soria (2016). La conferencia tiene por objetivo el ofrecer una visión general de los aspectos históricos y territoriales relativos a la construcción fortificada bajomedieval en la Raya castellano-aragonesa en Soria.

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estos territorios y, en este momento, comienza una serie de disputas por definir la frontera o que tuvieron escenario en esta franja de territorio que no cesa hasta la unificación de las coronas por los Reyes Católicos: invasión y correrías de Sancho VII de Navarra a finales del siglo XI, episodios de los infantes de la Cerda a finales del XIII,algaradas del infante Don Juan Manuel a principios del xrv, la Guerra de los Dos Pedros durante el xrv y guerras con Navarra y Aragón en el xv. En 1284 Sancho IV de Castilla es coronado rey y esto le enfrenta con el primogénito de Alfonso X, don Fernando de Castilla el de la Cerda. La tensión hereditaria es agitada, desde Aragón, por Pedro 111y Alfonso 111, quien se enfrenta al ejército castellano. A la muerte de Sancho y durante la regencia de María de Molina, Alfonso de la Cerda se proclama rey de Castilla tras apoderarse de Serón, Soria, Almazán y Deza. Siguen a estos enfrentamientos fronterizos las correrías del infante don Juan Manuel en 1311. No obstante, el episodio bélico más relevante lo constituye la Guerra de los Dos Pedros (1356-1369),que tuvo por uno de sus escenarios el oriente soriano. Las fortalezas y villas de Peñalcázar, Deza, Monteagudo, Serón, Ágreda, Borobia, Ciria son una y otra vez asediadas, tomadas y devueltas durante los enfrentamientos entre Pedro 1 de Castilla y su hermano Enrique, conde de Trastámara apoyado por Pedro IV de Aragón. El ejército aragonés que secundaba al Trastámara tuvo una importante ayuda por parte de las Compañías Blancas capitaneadas por Beltrán Du Guesclin. El llamado Mosén Claquín fue favorecido por Enrique 11 de Trastámara cuando se hizo con el trono castellano, tras el fratricidio de Montiel. Se le entregó, en 1370, el ducado de Soria y las villas de Almazán, Morón, Monteagudo, Serón, Deza, Cihuela, Molina y Atienza, territorios que vende de nuevo a la corona, cuando su rey Carlos V de Francia le reclama. Nuevas algaradas se producen en la Raya bajo el reinado de Juan 11, cuando algunos señores se alzan contra el valido don Á1varo de Luna. En 1429 hay guerra con Navarra y Aragón, cuyos ejércitos entran por el valle del Jalón e incluso llegaron a asediar Soria y tomaron Deza apresando a sus habitantes, además de las plazas de Cihuela, Ciria y Borobia. La guerra con Navarra se saldó con la toma de Peñalcázar por parte de los navarros en 1447.

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Figura 1. Fortificación y territorio: el castillo de La Raya domina la confluencia de los valles del Nágima y del Jalón y controla el paso por aquél hacia el castillo de Monteagudo, con el que guarda una estrecha relación visual.

Las guerras bajomedievales tienen por escenario principal los valles del Jalón, del Henar y del Nágima. Las fortalezas y las villas de Huerta, Deza, Peñalcázar, Serón, Monteagudo, Ágreda, Vozmediano, Borobia y Ciria se ven varias veces objeto de tomas, vistas, paces y devoluciones por parte de ambas coronas. La dificultad de ponerles fecha estriba en que son reutilizadas, reformadas y reforzadas. Se aprecia claramente en los recrecidos de Vozmediano, en los refuerzos de Ciria y en las reparaciones de Peñalcázar. El río Duero se atraviesa por dos pasos fundamentales: Soria y Almazán. El territorio, que hay desde estos vados hasta la frontera, se vigila, ordena y defiende desde una serie de villas fortificadas -Ágreda, Peñalcázar, Deza, Monteagudo, Medinaceli- y castillos roqueros que jalonan los cursos de los ríos Queiles, Manubles, Carabán, Henar, Nágima y Jalón. Estos ríos forman la comunicación natural entre los valles del Duero con el Ebro y el Jalón. Se trata de construcciones funcionales donde se pueda alojar y componer una guarnición defensiva. Estos castillos se ubican en puntos estratégicos, con comunicación visual entre ellos. Todos estos castillos tenían una importancia capital, ya que servían de puntos fuertes donde apostar una guarnición permanente o servir de protección en caso de algarada. La distribución de castillos a lo

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largo de la frontera supuso una contribución al desarrollo político y social de estos territorios. Las dos grandes franjas de territorio realengo, la Tierra de Soria y la Tierra de Ágreda, se organizaban en torno a Sexmos y villas eximidas en las que gobernaban señores y nobles de la ciudad. La progresiva señorialización del territorio fomentó, a finales del siglo xrv y durante el xv y XVI, la construcción de palacios, fortalezas y casas fuertes de cada familia en su Villa. Con la unificación de las dos Coronas a manos de los Reyes Católicos y el fin de las hostilidades entre ambas, este territorio abandona su carácter bélico, si bien no el fronterizo, tornándose de relación comercial y social entre los reinos hispánicos que, aunque unificados, conservaron fueros y fiscalidades distintas. Los antiguos castillos pierden su función militar y, aunque hubieron de ser utilizados durante las guerras de Sucesión y de Independencia en los siglos m111y XIX, son abandonados o transformados en residencias señoriales. Precisamente, en esas últimas contiendas, el patrimonio castrense sufre grandes daños.

SISTEMAS FORTIFICADOS DE FRONTERA El castillo no es un edificio autónomo, sino que presenta una componente paisajística muy marcada. Cada castillo, torre, casa fuerte, iglesia fortificada, villa amurallada está intrínsecamente relacionada con las fortificaciones vecinas con las que mantiene más que la consabida comunicación visual: forman parte de un sistema fortificado en el que se descubre un profundo conocimiento del territorio que hay que controlar a nivel no sólo militar, sino también jurisdiccional, económico y social. El estudio de los castillos desde esta perspectiva de considerarlos pertenecientes a un sistema más que como bastiones históricos de un pasado heroico está siendo reivindicada desde hace años. Las fronteras a fortificar no son líneas existentes o puntos de paso, sino que abarcan una gran franja geográfica. Los castillos han supuesto una forma de organización del territorio. Su ubicación, la distancia y la comunicación entre unos y otros y su uso han contribuido a la organización de las comunicaciones actuales y al aspecto del paisaje. Los sistemas fortificados tienen una fuerte relación con el territorio y forman parte del

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paisaje cultural a través del vínculo consciente y buscado con las formas de relieve. Por este motivo, se hace necesario el profundo conocimiento de la morfología estructural y ambiental del territorio más allá de unos límites administrativos que por arbitrarios y artificiales pierden representatividad. La frontera soriana entre Castilla y Aragón no tiene un accidente geográfico que la determine físicamente, a excepción del Moncayo y la sierra del Tablado. Por el contrario, todo el territorio supone una transición o comunicación entre el valle del Duero en la cubeta de Almazán y el del Jalón y el Ebro. Las características físicas del relieve -montaña menor de las sierras ibéricas orientales, bordes de parameras, navas, corredores y pasillos por los que discurren los afluentes del Ebro y del Jalón- definen diversas vías de comunicación.Por tanto, la precisión de la fiontera hubo de realizarse artificialmente. La sistemática construcción de castillos y el amurallamiento de las villas fronterizas fue el método de concreción de la Raya. Todas estas vías de comunicación debían protegerse y vigilarse y, para tal fin, se levantaron castillos, torres y otros elementos defensivos fronterizos a lo largo de toda la Edad Media. A pesar de que estas edificaciones carecen de incentivos artísticos que aumenten su interés, su valor actual reside en que forman parte integrante del paisaje militarizado y cultural: en su día surgieron como sistema de organización del territorio y su escala geográfica es muy importante.

LA FRONTERA SEPTENTRIONAL Y LA CUENCA DEL QUEILES Entre las sierras septentrionales, que separan las cuencas del Ebro riojano y el Duero y la imponente mole del Moncayo, se abre un corredor abierto por el río Queiles que comunica la cabecer a del Duero con el valle del Ebro a través de las importantes villas de Ágreda y Tarazona, castellana y aragonesa respectivamente. Desde la Sierra del Madero, el terreno desciende hasta cotas cercanas a los 600 m. Este camino fue utilizado desde la antigüedad por la calzada XXVII del itinerario de Antonino que enlazaba Astúrica (Astorga) con Caesaraugusta (Zaragoza). El río Queiles tiene un manadero principal en la localidad de Vozmediano, donde un castillo con dos torreones vigila la población desde la cota más alta. Vozmediano es prontamente citado en las

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crónicas como puesto fronterizo. Los navarros lo toman en el siglo XI y los aragoneses, en 1429. Desde aquí, el río desciende por Los Fayos y tras regar Tarazona va en busca del Ebro donde vierte sus aguas en Tudela. La Tierra de Ágreda, regada por varios ríos y arroyos, desagua a través del río Val que es afluente del Queiles, además de otros ríos como el Añamaza,Alhama, Linares o Cidacos. Estos tres últimos ya se sitúan en tierras altas de las sierras de Las Cabezas,Alcarama, de Alba, del Hayedo de Enciso y de La Cumbre de Monte Real. Los pasos abiertos por los ríos se protegen por castillos: Yanguas vigila el Cidacos; San Pedro Manrique, el Linares; Magaña y Cigudosa; el Alhama; y, por ultimo, Añavieja y Dévanos protegen el Añamaza. La villa de Ágreda es la puerta realenga de Castilla. Alfonso 1el Batallador reconquista Ágreda en 1118, si bien es Alfonso VI1 de Castilla el que repuebla esta villa con collaciones de las villas cercanas de Yanguas, San Pedro Manrique y Magaña. Los nuevos pobladores se organizaron en barrios amurallados independientes: La Muela, Santa María de La Peña o Barrio de los Castejones, San Miguel o Barrio del Mercadal y San Juan o Barrio de la Costoya.

Figura 2. Torreón del Tirador en Ágreda, a cuyos pies se abren las puertas de Almazán y de Santiago que dan paso, respectivamente, a los barrios amurallados de San Miguel y de Nuestra Señora de la Peña.

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EL PASO DEL RÍO MANUBLES Y LA VÍA DEL HENAR El río Manubles abre una de las principales vías de comunicación entre Castilla y Aragón. Nace a los pies del pico Tablado cerca de Borobia y, tras realizar una curva hacia el sureste entre los cantiles de un estrecho cañón protegido por el castillo roquero de Ciria, entra en territorio aragonés hasta que tributa, en Ateca, sus aguas al Jalón. La, vía de comunicación sigue este valle y lo comunica con el del río Ribota, que nace en la vertiente opuesta a la sierra de la Bigornia y que conduce sus aguas hasta Calatayud. Por su parte, el Henm surte de caudal al Jalón unos treinta kilómetros ~iiásarriba que el Ribota. A pesar de que los ríos Ribota, Manubles y Henar tienen sus desembocaduras alejadas, sus cursos se acercanjustamente en la Raya. La importancia estratégica de la fortaleza de Peñalcázar reside en que, si bien su vega no está directamente regada por ninguno de estos ríos, controla visualmente sus cursos medios precisamente en este territorio fronterizo. Es al sur de Gómara donde nace el río Henar, que tras pasar por Almazul, Mazaterón y Miñana discurre paralelo a las sierras de Deza y de Miñana antes de llegar a los pies de la plaza fuerte de Deza. Antes de traspasar la frontera aragonesa, su valle se protege por el castillo de Cihuela. Ya en Aragón, pasa por Embid de Ariza y desemboca en Cetina. Deza es una importante población, que tuvo relevancia durante todas las guerras fronterizas bajomedievales, a raíz de las cuales llegó a pasar de unas manos a otras. Las murallas de la villa fueron testigos, en 1361, de la frágil paz firmada a instancias del cardenal Guido de Bolonia entre los dos reyes Pedros enfrentados. No obstante la historia belicosa de la villa, Deza conserva pocos y muy alterados restos de sus fortificaciones. Se conserva un pequeño tramo de la muralla en el palacio de los Yáñez de Barnuevo, el torreón del Duque de Medinaceli, la Casa Alta y el palacio de los Finojosa, junto al que se abre una puerta renacentista almenada. Sobre una cresta calcárea en la margen izquierda del río Henar y dominando la población que se extiende en el lecho del valle, se alzan los muros ruinosos del castillo de Cihuela. Este castillo protege el paso natural entre Castilla y Aragón por el valle del río Henar o Deza y constituye una posición avanzada de esta villa amurallada. Cihuela tiene comu~~icación visual directa con la ermita de San Roque de Deza. Se conoce su existencia durante los ú1timos años del califato, cuando estaba bajo el gobierno de los Banu Mada que controlaban los valles del sureste soriano.

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Figura 3. El castillo de Ciria se alza sobre una pared rocosa de la que apenas se diferencia.

EL VALLE DEL RÍO NÁGIMA: LAS VICARÍAS El valle del río Nágima fue una vía de comunicación muy frecuentada durante las luchas fronterizas bajomedievales. En Monreal se apostó el ejército aragonés de Alfonso 111 en 1288 con la intención de remontar el Nágima y enfrentarse con Sancho IV de Castilla que había avanzado hasta Monteagudo. Las villas cercanas de Monteagudo y Monreal aparecen citadas varias veces en las crónicas. En ellas se celebraron varias vistas, como la de 1291 entre Sancho IV de Castilla y Jaime 11de Aragón por la que se concertó la boda entre el aragonés y la infanta castellana Isabel, hija de María de Molina. La vía natural del río Nágima comunica el valle del Jalón con el del Duero a través de los Campos de Gómara y Almazán. El naciente se sitúa entre las poblaciones de Bliecos y Nolay. Sin embargo, es a partir de la villa de Serón de Nágima -ahí recibe las aguas del arroyo Valdevelilla- donde abre un ancho valle entre los páramos circundantes. Atraviesa Torlengua, Fuentelmonge (donde

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se sitúa el antiguo convento de Cántabos) y Monteagudo de las Vicarías antes de, a los pies del castillo de La Raya, introducirse en Aragón por Pozuel de Ariza. Tras 36 kilómetros de trayecto de norte a sur, finalmente tributa sus aguas al río Jalón en Monreal de Ariza. Los páramos calizos entre los que se ha abierto el valle presentan un borde abrupto fruto de la erosión de los sucesivos barrancos que desembocan en el río. El sistema fortificado que protege esta vía consta de diversos elementos fuertes y de vigilancia que jalonan el curso del río. La torre de Martín González o castillo de La Raya es el primer elemento castellano de vigilancia y albergue de guarnición. Tiene comunicación visual directa con la fortaleza de Monreal de Ariza, desde la que se organizaban las tropas aragonesas. También se relaciona directamente con el castillo de Monteagudo de las Vicarías, en la primera de las villas amuralladas que se encuentra al entrar en Castilla por la ruta del Nágima. La torre de Martín González tiene conexión visual además con otras estructuras defensivas como la Atalaya de las Cabezas sobre el cerro Monóbar, situado a su oeste. Aguas arriba se observa la defensa natural de la Peña San Matiel, junto al embalse de Monteagudo. Aquí se situaba una fortificación de la que queda algún resto. El sistema fortificado de control fronterizo y de la vía de comunicación del Nágima se completa con la villa antiguamente amurallada de Serón de Nágima en la que hacia el siglo xv se construyó el actual castillo señorial de tapia de tierra. La defensa del valle del Nágima fue crucial pues fue una de las vías de incursión de las tropas aragonesas en el valle del Duero para adentrarse en Castilla. Desde Serón se alcanza fácilmente el valle del Duero remontando el arroyo del Campillo que nace entre Nomparedes y Castril de Tierra, donde se conservan pocos restos de una torre defensiva.

LA LÍNEA DEL JALÓN El río Jalón, que nace en la Sierra Ministra cerca de Benamira, discurre entre Medinaceli y Arcos por un angosto cañón entre los bordes calizos y yesíferos de las parameras entre Medinaceli y Arcos de Jalón de unos 15 km de longitud. Ha sido una de las vías de comunicación más importantes no sólo en la Edad Media sino a lo largo de toda la historia, ya que por aquí transitaba la vía romana XXV, que unía Emérita Augusta y Caesaraugusta, así como el camino entre las capitales andalusíes de la Marca Media -Toledo primero, Medinaceli a finales del siglo x- con Zaragoza, de la Marca Superior.Tras su reconquista en el siglo XI, continúa siendo una

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Figura 4. La torre pentagonal en proa del castillo de Montuenga vigila el valle del Jalón desde un cerro testigo.

vía importante de comunicación entre Castilla y Aragón y por eso se fortifica en Santa María de Huerta, Montuenga de Soria, Arcos de Jalón, Somaén, Jubera y Medinaceli. El Jalón entra en Aragón tras pasar el monasterio de Huerta. En las confluencias de los ríos Nágima, Henar y Manubles también se fortifica con los castillos de Monreal de Ariza, Ariza, Cetina, Alhama de Aragón, Ateca y Calatayud, principalmente. Ya había advertido esta línea fortificada el viajero Muzen en 1495, cuando señala que el «frondoso y dilatado valle, regado por el Jalón» se encontraba «lleno de pueblos y castillos».

La estratégica situación de la colina que domina el paso del Duero explica la importancia histórica del enclave de Almazán, que ya se menciona en el siglo x. La villa de Almazán fue reconquistada definitivamente por Alfonso 1y en ella pretendió dotarle de importancia institucional levantando sus murallas. El monarca aragonés trocó el topónimo por el de Placencia hacia 1128, si bien su rebautismo no tuvo éxito. La villa conserva un perímetro amurallado que sólo se ha perdido en algunos tramos, principalmente

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ia parte aientaaa hacia el oeste, parte L loa liemos septenWonales y en torno al de El Cinta, don* posiblemente se amntó el primer nddeo de las repoblaciones con c011acionm negadas de CdaWi&or y algunos fkmcos cuya ocupaQbn fue e]. comeró30 y la indwtzia. b m a s M 6 n de la muralla se dsbi6 producir en torno a la segunda mitad del siglo XII y los primeros años del XIII. Se conservan tres grandes puertas: la puerta de Herreros, que se abre en el lienzo oriental de la muralla, la puerta de la Villa, al norearte y que da a w o a la plaza de Sm Miguel, y la puerta del

Mercado, la p a h occidental.AdemasC,había varios portillca de loa que se conservan los de. San m e l y el de Santa W a . Del caatiiRo de Almolz;& no q u e h más qge unos peqdlos e i n f i e 8

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restos y que son mencionados en algunas crónicas como en la de don Álvaro de Luna. La ciudad de Soria también nace para proteger otro paso estra&Qico del Duero. De su castillo, bmj6n y con pandbaaw,no queda B ~ un Oo8 -08 y mqy alCsradosrestos, posib1menta del siglo m. Tambih se e o w s v a n v a r b tm.mos de h muraila que encerraba una gran cdxmsi6n en la ciudad de S&. A difaen.cia de otras ciudades extremeras fortificadas en torno al siglo m, las murallas de Soria incluyeron todos los arrabales y extensas áreas entre los barrios y colaciones, en las que se ubicaban prados y huertos. Las murallas partían desde el castillo y discurrían durante un tramo paralelas al Duero para girar y seguir rodeando la

Figura 5. El puente sobre el río Duero estuvo protegido desde el castillo de Soria.

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ciudad. El castillo de Soria y parte de las murallas fueron voladas y derribadas en 1813 tras el episodio del atrincheramiento francés en su interior durante la Guerra de la Independencia.

LA SEÑORIALIZACIÓN DEL TERRITORIO Y LA CONSTRUCCI~NDE PALACIOS Y ALCÁZARES La jurisdicción del territorio contemplaba dos grandes tipos, el realengo y el señorío, a los que habría que sumar los territorios de abadengo, una suerte de señorío eclesiástico. La preocupación de los monarcas de la dinastía de Borgoña -desde Alfonso VI1 hasta Pedro 1- por controlar el territorio fronterizo con Aragón hizo que se favoreciesen dos grandes franjas de territorio realengo, la Tierra de Soria y la Tierra de Ágreda, se organizaban en torno a Sexmos y villas eximidas en las que gobernaban señores y nobles de la ciudad. Sin embargo, la señorialización intensiva comienza con la entrega por parte del primer Trastámara de Castilla a su mercenario Bertrand Du Guesclin del ducado de Soria y las villas de Almazán, Morón, Monteagudo, Serón, Deza, Cihuela, Molina y Atienza, si bien este hecho no llegó a hacerse efectivo por la devolución por parte del francés de todos los señoríos al regresar a guerrear a su patria. No obstante, la enajenación de tierras de realengo fue práctica constante durante los reinados de los Trastámara, como medida no sólo para otorgar mercedes sino para liberar a la corona de algunas de las responsabilidades de gobierno y control económico y social. Esta señorialización del territorio fomentó la construcción de palacios, fortalezas y casas fuertes de cada familia en su Villa. Las casas-fuerte constituyeron un tipo de edificación surgida al amparo de la señorialización de las tierras de realengo, distinta de las fortalezas. Pertenecían y las edificaban las familias nobles como residencia y órgano de poder de su señorío o tierra enajenada del realengo, mas sin funciones militares o defensivas como sí tenían los castillos y fortalezas. Dentro de las villas y ciudades también hubo casasfuertes construidas por los nobles locales, preparadas con saeteras, merlaturas superiores, torres y otros elementos defensivos. Muchas han desaparecido, se han desmochado por mandato regio ante una insurrección o han perdido con posteriores reformas su condición militar en pos de una mayor habitabilidad y representación urbana.

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Figura 6. Castillos señoriales en los territorios fronterizos: Yanguas, Magaña, Almenar y Monteagudo de las Vicarías.

Además de las casas-fuerte de San Gregorio y Gallinero, pertenecen a este período las obras de edificación o de reforma de los castillos de Yanguas, Serón, Monteagudo, Almenar o Magaña.

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HISTORIA DE LA CONSTRUCCIÓN DE LA FORTIFICACIÓN EN LA SORIA BAJOMEDIEVAL La continuada actividad edilicia durante un periodo de tiempo tan extenso permite el estudio de varim a s p d m de k hkhria de la construcción particular de la fbrMcación bqjomedievd. Bn los 360 años que separan la reconquista del oriente soriano con la unificación de las coronas hispánicas 9 levantaxt~~ *OS y mnrallas con diversas técnicas constructivas y se fueron ensayando los métodos poliorcéticos más avanzados de cada momento. Este sistema de fortificaciones supone una representación, y de ahí uno de los valores de su estudio, de la fortificación bajomedieval cristiana española. Se pueden rastrear los aspectos socioeconómicos de la construcción, las técnicas constructivas para los muros y bóvedas, los medios auxiliares y los procesos de la construcción y, por último, el desarrollo de las técnicas de ataque y defensa.

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ASPECTOS SOCIOECON~MICOSDE LA CONSTRUCCI~N MILITAR La promoción de una obra de fortificación medieval se inicia desde el órgano de poder, ya sea la corona -o su representación en forma del tenente de una fortaleza-, la administración local -el consejo de la villa- o el poder señorial. La población se hace cargo de las obras tanto desde el punto de vista económico, con la imposición de tasas, como del social, ya que suministra la mano de obra. Se moviliza a los maestros de obras de la villa e incluso de la comarca, que son los que organizan los trabajos de la obra y, en ocasiones, la manutención y jornal de los braceros. En las primeras disputas entre Alfonso 1 el Batallador de Aragón y Alfonso VI1 de Castilla se produce el sitio de Morón en 1128 por parte de las tropas aragonesas. Sin embargo, ante el avance castellano, éstas se refugian en Almazán donde el rey aragonés ordena levantar una muralla, como se lee en la crónica de la España Sagrada: wecésit de Moron, & perrexit i n Almazam, & coepit circumdare illam villam, muro magno & alto vallams eam». Si bien la promoción parte del poder, las cuestiones técnicas son resueltas por el maestro cantero, el cual es versado en geometría aplicada para el diseño y la proporción y tiene conocimiento técnico en cuanto a la elección de lugares, la correcta cimentación, el corte y colocación de la piedra o el diseño de andamios y cimbras. Se desconocen los nombres de los maestros que trabajan en las fortificaciones sorianas pero, no obstante, se conservan algunas marcas de cantería o signum artifis en varios castillos y murallas: Vozmediano, Almazán y Arcos de Jalón. Hay algunas marcas que pueden corresponderse con la identificación del maestro o tallista; otras, por el contrario, parecen servir para indicar la colocación de la piedra o contribuir al conteo de materiales por tajos o canteras.

Figura 7. Marcas de cantería en el castillo de Arcos de Jalón.

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Tras la reconquista del valle del Duero y el establecimiento de la población estable y creciente, se desarrolló una renovada actividad constructiva. Sistemáticamente, se levantaron sencillas iglesias románicas de una nave y que se pueden fechar entre mediados del siglo NI y el XIII:Gormaz, Mosarejos, Galapagares, Fuentelárbol, Villaseca de Arciel, Velilla de la Sierra, Villaseca, Alconeza, Ucero, Peroniel del Campo y Osona. Todas ellas están construidas con tapia de cal y canto o mampostería encofrada, técnica que también se empleó en otros casos probablemente anteriores, como la iglesia del despoblado de La Pica. Aquí, las agujas empleadas para la construcción de los muros se hicieron con varillas pareadas, que vuelven a percibirse en algunos torreones-refugio del valle del Rituerto y en castillos como Peroniel o Peñalcázar. Esta técnica se emplea en los castillos cristianos potencialmente más antiguos de los fronterizos como Peroniel del Campo, Peñalcázar, parte del de Soria, Vozmediano y Magaña, si bien los dos últimos presentan reformas bastante posteriores. Sus fábricas revelan diversos procesos constructivos y sucesivas ampliaciones en altura y grosor y adiciones de elementos con el fin de mejorar su comportamiento ante la nueva artillería pirobalística. Los restos del castillo de Soria y la fábrica del castillo de Peroniel del Campo guardan varias similitudes constructivas y dimensionales: ambas fábricas son de tapia de cal y canto con un atado de madera interior. Sin embargo, mientras que en el primero se emplean agujas planas de sección rectangular, en el segundo se utilizaron agujas dobles de varillas pareadas. Estos mechinales son muy similares a los de las fábricas de los castros y murallas fronterizos entre León y Castilla de los siglos y XIII. Es posible que pueda datar de esta época, ya que las primeras noticias son del censo de 1270, cuando el enclave aparece incluido dentro de la Tierra de Soria. Los escasos restos de la que hubo de ser una gran fortaleza en los últimos años del Califato -la Peña de Alcázar siempre aparece nombrada como grande y fuerte en las crónicas- se perfilan como pertenecientes a esta misma época de primera fortificación tras la reconquista del territorio. En Peñalcázar se advierten varias fases constructivas, lo que demuestra su uso continuado a lo largo de varias centurias y el haber soportado varios episodios bélicos. A

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Figura 8. Detalles de la fábrica de tapia de cal y canto y los mechinales pareados del castillo de Peroniel del Campo.

juzgar por los mechinales y las huellas constructivas en la tapia de cal y canto, los muros sobre el cantil noroccidental aparentan ser los más antiguos, mientras que el tramo de muralla que circunda la muela por su flanco meridional -lienzo que alcanza casi 120 m de longitud- son más tardíos, probablemente de mediados del siglo xv cuando la fortaleza vuelve a ser protagonista durante la guerra con Navarra. La fábrica conserva restos de las agujas de madera, no pasaderas y de sección cuadrangular. Ya sean fábricas de sillería, de mampostería con sillería en las aristas -la más habitual-, de sillarejo, de mampostería encofrada o tapia de cal y canto, la piedra es el material más utilizado en la construcción de los castillos bajomedievales sorianos, sobre todo a partir del trescientos. La piedra se extrae de las cercanías de la obra. De esta manera se advierten las diferencias de material entre el castillo de Magaña, que está construido con arcosas de tono oscuro, y el de Cihuela, a base de caliza blanquecina.La caliza y la arenisca son los materiales más empleados en las estructuras murarias de los castillos sorianos ya que son los más accesibles y abundantes en el suelo y se suelen utilizar mayoritariamente en forma de mampuestos, reservando la sillería para la definición de las aristas de esquinas,jambas y arcos. El aparejo más habitual es el formado por mampostería ordinaria con sillares en las esquinas. Se suelen carear las caras exteriores, pero no los lechos, de manera que es frecuente el enripiado con cascotes e incluso elementos cerámicos como trozos de tejas para rellenar los intersticios entre los mampuestos. Así ocurre, por ejemplo, en el castillo de Cihuela. Los sillares de las esquinas se carean en sus caras exteriores y en sus lechos para mejor asiento.

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El ladrillo ha tenido un empleo secundario casi testimonial. La fábrica de la muralla y de la parte baja de la torre de Arcos de Jalón es una fábrica mixta de mampostería con verdugadas de ladrillo, sobre las cuales se abren, también con ladrillos, unos mechinales. En Arcos se conservan, además, unos restos de yesería heráldica entre el esgrafiado que reviste sus muros. La lectura de los mechinales en cuanto a su forma, directriz y profundidad han permitido elaborar una hipótesis sobre la forma de los andamios: mientras que en el muro meridional Ias almojayas se apoyan en pies derechos, en los muros oriental y occidental -donde la pendiente del terreno dificult a este apoyo directo- el andamiaje volaba descle los mechinales de ladrillo que permitían la extracción de la viguería. La fábrica de tapia del castillo de Yanguas emplea cajones de tierra, cal y cascotes. La tierra, que tiene una menor composición arcillosa ya que el entorno geolitológico de la población y del castillo se corresponde a suelos jurásico-cretácicos, está mejorada con la inclusión de piedras y guijarros de diversos tamaños, aunque en general pequeños, con el fin de diversificar la granulometría. No hay compactación mecánica -la tierra sólo se vierte y no se apisona-, por lo que la dureza y resistencia se garantiza merced a esa granulometría mejorada y por la incorporación de cal en la masa. La técnica empleada en la fortaleza señorial de Serón de Nágima es la tapia de tierra calicostrada,hecha mediante hilos continuos, según manifiestan las juntas constructivas inclinadas que marcan el sentido del proceso de fabricación. Los muros se remataban superiormente con un nivel de cal y canto: de esta manera se protege la cabeza

Figura 9. Los mechinales formados con ladrillos en el castillo de Arcos de Jalón servían para alojar las almojayas o vigas de los andamios en voladizo.

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del muro con un material más resistente a los impactos y al desgaste superficial. La presencia de los mechinales que albergaron las agujas o travesaños ayuda a reconstruir gráficamente su proceso constructivo y la forma de los tapiales y andamiajes. La equidistancia entre mechinales y el hecho de que las dos únicas secciones existentes se distribuyan por distintos lienzos, induce a pensar en la simultaneidad de la construcción de los lienzos desde el torreón suroccidental por parte de dos cuadrillas diferenciadas de obreros.A pesar de que se ha datado tradicionalmente como una fortificación hispanomusulmana, la construcción y el análisis documental -la primera cita expresa al «alcacare fortaleza e casa fuerte»es su donación a los Rojas en 1411confirman la posible construcción de la fortaleza a finales del siglo m.

ENCADENADOS DE MADERA Los castillos y las murallas deben ser capaces de resistir más allá que las meras acciones mecánicas: sus muros soportan impactos de proyectiles y arietes así como la apertura de brechas y minas. El refuerzo interno de la fábrica con encadenados de madera fue una práctica habitual en la construcción castrense desde la Antigüedad -ya lo recomendaba Vitruvio- y, muy especialmente, con el desarrollo de ingenios poliorcéticos a partir del siglo XIII como el trebuchete. La función de los encadenados es repartir el efecto de esos impactos y contener el posible desmoronamiento del muro en caso de la apertura de una brecha, facilitando su rápida reconstrucción. La ruina que afecta a los castillos sorianos ha sacado a la luz esta técnica constructiva y defensiva. En la construcción de la ta-

Figura 10. El castillo de Serón de Nágima visto desde el oeste antes del colapso de parte del lienzo.

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Figura 11. Detalles de los encadenados de madera de Peroniel del Campo, Soliedra, Serón y Soria.

pia de cal y canto de los castillos de Peroniel del Campo y loa restos del de Soria se incluye una viga de madera de sección rectangular en la parte inferior de cada nivel constructivo. En Soliedra también se han preservado unos maderos horizontales empotrados en la fábrica de mampostería. En Serón de Nágima, a medida que se iba compactando la tierra que forma sus muros de tapia, se incorporaban hasta dos encadenados de rollizos de madera por cada hilo constructivo.

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Son pocos los castillos con cubiertas o estancias abovedadas que se han conservado. La formación de pisos se resolvía, generalmente, con forjados de madera apoyados en grandes vigas transversales o en arcos diafragma, como son los casos de Arcos de Jalón y Vozmediano. En este último, se conserva además una buena colección de bóvedas de cañón apuntadas y una interesante bóveda escalonada sobre la escalera. Sin embargo, la didáctica de la ruina permite observar la sección constructiva de la bóveda de la entrada al castillo de Peroniel del Campo, las bóvedas de las plantas bajas de las dos torres del castillo de Montuenga de Soria o la mitad de la bóveda de cañón que soportaba la plataforma superior de la Torre de Martín González. Para levantar una bóveda de cañón -tal es el tipo constructivo de estos tres ejemplos nombrados- es necesario disponer de una cimbra continua que soporte las dovelas o el material hormigonado durante su construcción. A través de los mechinales visibles en el arranque de estas bóvedas se puede adivinar la forma de las cimb r a ~y su apoyo en el muro. En el castillo de La Raya se conservan cinco mechinales a lo largo del arranque de la bóveda. Se puede in-

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terpretar que pudieron servir, en un primer proceso, para soportar las cimbras sobre las que se tendía un entablado o unas guías para sostener las dovelas de cantería de la bóveda. Una vez cubierto el espacio con la bóveda, se pueden retirar las cimbras dejando las vigas prestas para sostener un forjado de esta última planta. En el castillo de Montuenga hay una serie de mechinales que bien pudieron servir para sostener igualmente las cimbras. La tablilla que hay en la parte inferior de cada mechinal tenía la función de ofrecer un apoyo de las cimbras -sobre unas cuñas- en la fábrica de mampostería irregular de los muros.

Figura 12. Bóvedas de los castillos de La Raya, Montuenga y Peroniel.

DESARROLLO POLIORCÉTICO El estudio poliorcético de las fortificaciones es fundamental para datar sus elementos debido a la extrema funcionalidad de la arquitectura militar y a la necesidad de actualización a las técnicas de ataque y defensa. El aumento de la potencia de tiro de los trebuchetes a partir del siglo XIII provocó el recrecido de los muros de Vozmediano, donde las almenas se taponaron para subir la altura del muro en varias ocasiones. También se desarrolló un tipo de torre que, además de mejorar el flanqueo, tenía la intención de desviar la trayectoria de los proyectiles. En el valle del Jalón se conservan dos de estas torres pentagonales en proa: Somaén y Montuenga. Las defensas verticales protegían el ataque cercano en la base de los muros y en el interior de las puertas. Buenos ejemplos de estos elementos son la doble buhera de la puerta de Monteagudo, los matacanes del torreón de las Monjas de las murallas de Almazán o los cadalsos que hubo -los elementos de madera se han perdido, pero no su huella en el muro- en la parte superior de la Torre de Martín González o en Aldeaseñor.

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A finales del siglo xrv, pero sobre todo a lo largo del siglo xv, se desarrolla la artillería pirobalística que tiene una enorme inñuencia sobre la fortificación. Las antiguas fortalezas se adaptan para contener algún tipo de arma de fuego mediante el incremento de superficie en algún cubo artillero comci ocurre en Ciria y en Vozmediano. También se regruesan algunos muros como los de Magaña, hasta el punto de que los torreones cilíndricos esquineros quedan embebidos en el grosor del nuevo muro. Las nuevas fortiñcaciones que se construyen, aún proyectadas bajo tipos plenamente medievales, incorporan troneras y cañoneras en sustitución de las saeteras, a d e m b de otros elementos poliorcéticos relacionados con la artillerfa y con la estética militar como cubos artilleros, escaraguaitas o barbacanas, El cambio en la fortificación producido ante el pleno desarrollo de la artillería como técnica de ataque y defensa en torno al quinientos derivó en el abandono definitivo de los tipos y elementos medievales en aras de la fortificación moderna formal y conceptualmente distinta. CONCLUSIONES Los castillos sorianos de la Raya entre Castilla y Aragón gozan de un amplio campo visual sobre las vías de comunicación que siguen los valles y pasos naturales. Son la representación física del profundo conocimiento del medio natural sobre el que se enclavan así como la arquitectura para el dominio y la organización plástica, material y perceptible del territorio. La ubicación, la distancia y la comunicación entre unos y otros y su uso han contribuido a la organización de las comunicaciones actuales y al aspecto del paisaje. Es precisamente este valor paisajístico el que les da significado como sistema organizado y que relaciona los elementos entre sí y su entorno con el territorio. Se consideran cuatro grandes períodos o hitos en la fortificación El primero es la fo&cación califa., taifa1 y de presura previas a la reconquista definitiva en el siglo m. El segundo momento corresponde al establecimiento cristiano en la franja soriana reconquistada por Arag6n sobre preexistencias: se amurallan algunas villas extremeras -primero por Aragón, como Agreda o AlmazAn, y luego por Castilla- cuando se les otorga fuero y se construyen algunas fortificaciones en torno a los siglos mr y xrn. T.1 tercer hito de construcción militar lo provocan los enfrentamientos fronterizos bajomedievales. Con la llegada de la dinastía Trastá-

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mara a la corona castellana, se forma el ambiente propicio para el cuarto y último escenario de fortificación. Las mercedes otorgadas por el monarca en forma de enajenación de los realengos y la institución de nuevos señoríos -bien como pago por las ayudas prestadas durante la guerra mencionada, bien como sistema de organizar la administración y liberar a la Corona de la jurisdicción de algunos territorios- trajeron aparejadas la necesidad de construir casas-fuerte, alcázares o palacios señoriales desde donde organizar el poder sobre el señorío y organizar la defensa ante los diversos enfrentamientos entre bandos o con la Corona. En estos contextos se pueden encuadrar las fortificaciones fronterizas sorianas, a la par que explican la diversidad de formas, elementos, técnicas poliorcéticas y técnicas constructivas empleadas. Y éste es, precisamente, otro de los valores principales del sistema soriano de frontera: su estudio permite dibujar una historia de la construcción fortificada bajomedieval y rastrear algunos aspectos socioeconómicos de la construcción, comprender la lógica y la puesta en obra de las diversas técnicas constructivas y la elección de materiales y destacar los avances de las técnicas de ataque y defensa a través de las huellas constructivas y la forma de los elementos arquitectónicos conservados.

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