Sistemas complejidad diferenciacion articulacion Gabriel Rios

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Descripción

Sistemas complejos, funcionamientos altamente diferenciados, acoplamiento de sistemas. Articulación de los enfoques teóricos de Niklas Luhmann y Edgar Morín en el análisis de la cuestión fronteriza.

Dr. Gabriel Ríos Gonçálves Universidad de la República [email protected]

Introducción Se presenta aquí algunos fundamentos de la teoría de la diferenciación y sus posibles articulaciones con el enfoque de complejidad, un intento de abordaje provisional y aproximación primaria, sostenido a partir de los aportes de Niklas Luhmann sobre la teoría de sistemas funcionalmente diferenciados, articulando con el pensamiento complejo en los desarrollos teóricos de Edgar Morín, las conexiones y conceptualizaciones convergentes y reforzamientos mutuos que se manifiestan entre sus supuestos teóricos. Se propone realizar un abordaje de los problemas emergentes sobre las fronteras y los espacios fronterizos. En cuanto, a juzgar por las evidencias recogidas, están experimentando una serie de transformaciones en las funciones clásicas que cumplían como parte integrada al sistema del estado- nación. Concebidos como expresión de relaciones sistémicas y readecuaciones en sus funcionamientos, plantean la necesidad de reconceptualizar y resignificar social y espacialmente a estos sistemas de alta complejidad. Abordajes de la complejidad de los sistemas sociales que tanto uno como otro autor proponen para analizar desde una perspectiva renovada del pensamiento científico, reconceptualización del objeto de estudio, representan aportes significativos y pertinentes ambas aproximaciones con puntos en común, para los fines de avanzar en la construcción de nuevos modos de pensamiento y conocimiento de la realidad social. En lo que respecta a las problemáticas emergentes en América Latina, se trata de profundizar en el análisis de la cuestión fronteriza, el espacio de frontera1 y lo transfronterizo.                                                                                                                         1

El espacio de frontera definido como escenario de acción, una espacialidad social y territorial que trasponiendo el borde, la línea, límite demarcatorio y jurisdiccional del estado-nación, sistema unificado, universal homogenizante y solidario, se presenta como un ámbito sistémico y funcional donde los atributos y propiedades de las partes se combinan de manera diversa y variada, es decir, con múltiples factores o elementos componentes, y a su vez, temporalmente, no descartan en su por la propia lógica de sus dinamismos, la variabilidad, alternancia, los vaivenes que pueden ir desde estados de equilibrio,

 

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Considerando que estos espacios de transición representan verdaderos retos para avanzar en la integración latinoamericana, superar ciertos bloqueos y habilitar procesos de construcción comunitaria desde la base misma en que se gesta el proceso. Asimismo, procura establecer una modesta reflexión crítica sobre ciertas restricciones y limitaciones que usualmente se presentan respecto a la conceptualización del objeto de estudio y los consiguientes recursos epistemológicos y metodológicos que se asumen comúnmente desde la teoría social.

Sistemas complejos Por una parte, para la concepción luhmanniana, la complejidad se asume como un reto al conocimiento de la sociología estructuralista clásica. En este caso a partir de sus características de operaciones propias, sentido, autorreferencia, reproducción, autopoiesis, en su planteo del sistema sociedad, equivale decir, que construye, también en este caso, su propia complejidad estructural, lo cual supone órdenes emergentes, y con ello irrumpen “fenómenos que no pueden derivarse de las propiedades de sus componentes (…) la idea de que el proceso de diferenciación de un sistema y el que se seccionen las referencias con el entorno constituyen condiciones de posibilidad para que el sistema –en protección de sus límites [el espacio/sistema transfronterizo]- construya su propia complejidad”. (Luhmann, 2006, 100104) Aquí, el todo, sistema transfronterizo, es más que la suma de las partes, y al mismo tiempo, en virtud de la producción de micro emergencias suscitadas por una secuencia de múltiples enlaces de elementos seleccionados, es menos que la suma de las partes. Entre los rasgos más salientes que definen la configuración de estos sistemas transfronterizos además de la creciente complejidad, es el alto dinamismo, grado de variabilidad y contingencia que alcanzan. Junto con ello, precipitan formas de complejidad “sui generis”, que incrementa el grado de diferenciación respecto al entorno, por ejemplo, tomando el caso de los subespacios nacionales que median entre dos o más estados-nación                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     orden, estabilización, y de encuentro, pasando por momentos a otros estados de desorden, perturbación, tensión, y contraposiciones, conflictos. Tornarse, entre inflexiones, renovaciones, en nuevos estados de orden y convivencia en común. Estas nuevas formas de estabilidad del sistema, de “catástrofes”. Claro está, que no se pueden concebir aquí como sistemas sociales estrictamente cerrados, tampoco irrestrictamente abiertos, sino que oscilando entre aperturas y clausuras, de acuerdo a la lógica y posición estratégica de las selecciones y elecciones, que los actores sociales ponen en movimiento en sus contactos, intercambios, relaciones. Asimismo, desde el punto de vista empírico comprende a la ciudad y su entorno territorial adyacente como componentes el sistema “espacio de frontera”.

 

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colindantes. La emergencia de sistemas transfronterizos puede resultar de la interrelación y posterior agregación de dos sistemas parciales locales colindantes. También, en el espacio de los flujos de comunicación, información y conocimiento, mediados por lógicas operativas funcionales de naturaleza virtual, que inicialmente adscriben pertenencia a diferentes estadosnación. O bien, por medio de una lógica de operaciones funcionales de un sistema parcial que en la secuencia temporal de sus intercambios diferenciados con el ambiente que en un momento representó su entorno, pasa a constituir parte del funcionamiento propio del sistema transfronterizo, incorporando, propiedades y atributos de sus partes que elevan a un grado superior el proceso de diferenciación y especialización funcional, ahora, respecto a otros contextos, otros entornos territoriales de referencia. De otra parte, en el pensamiento moriniano, la complejidad supone un viraje en la mirada del observador científico, sobre aspectos de la realidad social comúnmente tratados a través de una lente normal y estandarizada, de acuerdo al canon de la ciencia clásica. En esa dirección, el autor incorpora en la misma línea de las reflexiones luhmannianas, a la incertidumbre e imprevisibilidad de los intercambios, transferencias intersistémicas, entre una amplia gama de posibilidades y probabilidades de selección y elección. Junto a la estabilidad, orden, funcionamiento equilibrado, entrópico y racional del sistema. La posibilidad y probabilidad del surgimiento, en una secuencia temporal, de estados de desorden, desequilibrio, estados irracionalizantes. Claro está que, a consecuencia del principio dialógico el funcionamiento de tales sistemas genera neguentropía, del mismo modo que Luhmann concibe las operaciones de autopoiesis, reproducción, aquí Morín introduce en el mismo sentido, las operaciones sistémicas de recursividad, retroacción, auto-eco-organización. Llegados a este punto, los sistemas funcionales comienzan a concebirse como autoconstruidos co-producidos, entre el juego de las partes, actores comunicándose y subsistemas funcionales que reorientan en virtud de sus operaciones a nuevos estados de equilibrio, orden superior (un “orden complejo”) y estado de jerarquía en la diversificación y especialización interna así como externa del sistema propiamente dicho, el sistema transfronterizo emergente. Normalizándose y naturalizándose como en un tablero de damas o cinturones rotos, diría Philips Kelly (1997) “chequeboards”, mediando entre los procesos diferenciadores. Es decir, superando el criterio divisorio y de límite irrestricto (muro divisorio) del sistema, impuesto a través del concepto y la determinación de la frontera política- administrativa. A todo esto, entre esta serie de especulaciones subyace la cuestión que nos remite a los grandes retos aún no dilucidados, sobre cuales han de ser las estrategias más adecuadas,  

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pertinentes y efectivas, para avanzar en la configuración de un sistema sociedad integrada y comunitariamente latinoamaricana. Frente a este enunciado parecería que aún continúa persistiendo la impronta de una racionalidad instrumental propia del esquema clásico de los distintos campos de las ciencias disciplinares especializadas, como parcelas de conocimientos que se traducen en lógicas y racionalidades de la acción individual y colectiva, tomando expresión visible en la definición, el diseño y los intentos de poner en práctica una serie de políticas públicas relativas a la integración de los estados- nación de América Latina, que se presenta como diferenciación fragmentaria, sectorial e incompleta- en cuanto compatibilizar unidad de lo diverso-, pues lleva desde su génesis la impronta de una forma de concebir la realidad social y territorial- geográfica de forma parcial y especializada, cuando una de las condiciones que quizás más importancia tenga se encuentra fuertemente asociada con la agencia, los proyectos y procesos incluyentes, que reparen en la atención de las diversidades y las comprenda. Visto que, los procesos integradores exigen tomar en cuenta el “espacio de los lugares”, ámbitos de estilos de vida y formas de convivencia, como atributos de la integración. (Augé, 2000, 83-87) El centro de la cuestión que nos ocupa si bien, por una parte, enfatiza en la clausura operativa, la producción de estructuras internas funcionales del sistema, lo que Morín denominó por el concepto de “organtropía”, los procesos de autopoiesis para Luhmann. También, se ingresa en la especulación sobre las lógicas y dinámicas de relaciones intersistémicas, los intercambios endógenos y también exógenos. Son el resultado de un esfuerzo intelectual por superar los análisis e interpretaciones centradas en la causalidad lineal, a partir de los efectos de un espiral ascendente, un circuito productivo virtuoso, positivo. En contraste con las observaciones del nacionalismo metodológico, o visión estado céntrica, se pasa a la segunda perspectiva de cosmopolitismo metodológico (Chernilo, 2010), lo que desde el punto de vista de la ciencia clásica y por ende el pensamiento teórico sociológico clásico, analiza los fenómenos mediantes operaciones de división, disyunción, separación de las partes, para pasar a un modelo de pensamiento articulado, religando, “complexus” (entretejido), conectando con un sentido lógico el funcionamiento que opera entre las partes, para darle así profundidad a nuestros modos de pensar (Morín, 2003) la realidad social, en este caso especifico, en el campo de los procesos implicados entre dinámicas sociales, espaciales, o en el sentido que se tiende a definir el análisis en términos de “relaciones territoriales”, que

subyacentemente trae de la mano una perspectiva

transdisciplinar/ interdisciplinar aplicada al estudio de estos fenómenos sociales. También,  

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como diría Castells, la génesis de una nueva morfología social, que determina nuevas formas, prácticas de organización y funcionamiento del sistema sociedad, expresada en la figura de la red, el “espacio de los flujos”, en la sociedad informacional. (Castells, 2006) Para Morín, esta forma de organizar nuestros modos de pensamiento implica unir, religar lo que estaba separado, para superar un pensamiento mutilado, reduccionista y simplificador, circunscripto a un análisis por partes. En ese sentido, el espacio de frontera representa una realidad de distinta naturaleza, que media por efecto de una lógica y dinamismo que la caracteriza y distingue, en sus funciones y operaciones internas, de otras espacialidades sociales y geográficas adscriptas en los términos del estado- nación. Como suelen quedar representadas y significadas las regiones intra-nacionales, los sistemas locales, como susbistemas funcionales. Considerando que, con las nuevas funciones que comienzan a asumir en esta fase de la modernidad contemporánea, entre las transformaciones y modificaciones que se nos presentan inequívocamente como progreso y regresión, llevan en su impronta las indicaciones de lo contingente en varios sentidos. Desde aquellas derivadas de las formas del observar, hasta las variaciones que se dan por distintas vías en la producción de sentido. En donde lo contingente se expresa a veces de forma manifiesta y en otras de forma latente, por el reconocimiento, entendimiento y compresión del operar de los espacios de fronteras, que se presenta a la luz del observador y de las manifestaciones modernas del estado-nación permeable, las fronteras perforadas, eventualmente contingente. Fenómenos que se exponen en un contexto signado por la incertidumbre e imprevisibilidad, mientras se están configurando sistemas transfronterizos, vale decir, en sus funcionamientos requieren de mayores esfuerzos de diferenciación para definir lo propio. (Luhmann, 1996, 183-197; Sonntag, 1989, 123-143). Este escenario/ sistema está dotado de generatividad, los encuentros e interacciones entre eventos/ elementos, en una secuencia temporal, permiten concebir el desorden y a su vez la constitución del orden, la morfogénesis organizadora de agentes y estructuras, junto con los desarrollos diversificadores y complejizadores. En estas condiciones, la organización de un sistema y el sistema mismo están constituidos por interrelaciones. Haciendo una especie de silogismo, la noción de sistema completa la noción de organización, tanto como la noción de organización completa la de sistema (Morin, 1993). Condiciones físicas de formación donde ciertos fenómenos de interacciones toman forma de interrelaciones y devienen en organizacionales. Toda  

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interrelación dotada de cierta estabilidad o regularidad toma carácter organizacional y produce un sistema. Se da una lógica funcional circular y respectiva en tres niveles, interrelación, organización, sistema. Ahora, por muy diferentes que puedan presentarse los elementos y factores que constituyen un sistema, tienen al menos una identidad común de pertenencia a la unidad global y de obediencia a sus reglas organizacionales. La organización de un sistema es la organización de la diferencia. Establece relaciones complementarias entre las diferentes y diversas partes, así como entre las partes y el todo. La complementariedad organizacional puede fundarse de diversas formas como, por ejemplo: entre asociaciones y combinaciones de actividades complementarias; por medio de uniones que instituyen un arte o saber- hacer común; a través de un juego de interacciones; y por sobre todo mediante comunicaciones informacionales. Debido a la propia complejidad que reviste el sistema fronterizo, no está exento de experimentar episodios y fases de crisis. En ese sentido, todo proceso crícico, cualquiera que sea su origen, supone disminución de regulación, de control de los antagonismos. Cuando más rica es la complejidad organizacional hay más tendencia hacia las crisis, pero también con la aparición de estos eventos crícicos es que el sistema es más capaz de superarlas, incluso de sacar provecho de ellas para su desarrollo, es lo que Illia Prigogine (1997) caracteriza como desorden creador. Por otra parte, si bien un sistema auto-eco-organizado a la vez que se desprende del ambiente, se distingue de él, en lo cual radica su autonomía y su individualidad. En un sistema auto-eco-organizado la individualidad está ligada a relaciones muy ricas, aunque dependientes, con el ambiente. El ambiente está dentro de él jugando un rol co-organizador. Solo se completa si introduce en sí mismo el ambiente ajeno sin el cual no es posible que se baste a sí mismo. Es decir, a los efectos de ir más al fondo de esta cuestión, tal como lo describe Morín (2003) entre otros (Heinz Von Foerster), es apelando al segundo principio de la termodinámica que se introduce el concepto de “entropía”, para explicar cómo a partir de un proceso de desorden y desequilibrio en el funcionamiento interno del sistema, por ejemplo, en una agitación e intercambio moleculares, el sistema va liberando y al mismo tiempo consumiendo su propia energía, en caso de que el sistema fuese irrestrictamente cerrado, el proceso lo conduciría a un estado neutro, uniformizado, cuando haya alcanzado la maximización de entropía. En ese sentido es que los sistemas intercambian energías a la manera de vasos comunicantes con el entorno exterior, o desde otra manera de concebirlo, en  

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relaciones inter-sistémicas y para los fines de su desarrollo, de lo que se trata aquí es de que estos sistemas operativamente clausurados, en cuanto a la diferenciación que producen con su entorno, en aspectos funcionales entre aperturas y clausuras, habilitan intercambios de energías (fuerzas sociales, elementos y factores que toman del entorno/ ambiente para interiorizarlos y reconvertirlos bajo su propia lógica, reproduciendo de este modo su propio funcionamiento). Así, Morín conceptualiza el proceso de organtropia, es decir, la capacidad de que dispone el sistema para llevar a cabo la creación autónoma de su organización interna (Morín, 1993), autoregulación que se efectúa mediante una lógica diferencial, con respecto a la que caracteriza los aspectos operativos funcionales de otros sistemas. Remitiéndose a las conceptualizaciones formuladas por Luhmann respecto a su teoría de la diferenciación, Lechner retoma los fundamentos del autor para referirse a que “…en una tendencia —de presencia creciente a lo largo de la evolución social— que hoy adquiere un significado notorio: el proceso de diferenciación funcional. Este proceso característico de la modernización da lugar a que ciertas áreas de la vida social …desarrollen racionalidades y dinámicas específicas, conformando ʻsubsistemas funcionalesʼ relativamente cerrados y autorreferidos. Estos operan de acuerdo con sus códigos funcionales y, por lo tanto, sólo asimilan ʻmensajesʼ externos en la medida en que sean traducibles a la ʻlógicaʼ interna del subsistema (…) Los subsistemas se coordinarían entre sí mediante ajustes internos, que asimilarían las señales y turbulencias externas”. En esa creciente complejidad que van tomando los sistemas en esta fase avanzada de modernidad y trasnacionalización, resulta como algo más evidente desde esta perspectiva sistémica que “(…) uno de los fenómenos sobresalientes hoy en día es la simultaneidad con que crece la independencia de cada subsistema a la vez que aumenta la interdependencia de ellos. Si todo subsistema funcional avanza inexorablemente en su dinámica autorreferencial, por otro lado también se conforman contextos cada vez más globales, que cruzan a distintos subsistemas”. (Lechner, 1997, 12-14) Estas entidades se expresan a nivel social y territorial en sistemas funcionales diferenciados que tienden hacia la constitución de estructuras de elevada complejidad. Es el caso que se da con la configuración de los sistemas regionales transfronterizos (Meza, 2008), donde existen y operan funcionalmente concatenados varios elementos sectoriales: desde la economía, expresando diversificación y especialización funcional – conformando redes de complementación, cooperación y aglomeración; al mismo tiempo que en lo político están adquiriendo y manifestando una significativa relevancia e incidencia en los procesos deliberativos y decisionales que hacen a la construcción de la agenda, planificación y gestión  

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de políticas públicas que involucran varios gobiernos locales, entidades descentralizadas del gobierno nacional, agentes empresariales y organizaciones de la sociedad civil, sumándose en un proceso de convergencias y conformación de formas de gobernanza transfronteriza; en cuanto a las relaciones de sociedades y territorios de frontera, exponen complejidades adicionales en términos de fricciones, alteraciones, desequilibrios que integrando el medio físico, natural y construido. En contactos e intercambios con el ambiente de sus actividades reprograman operaciones a los efectos de componer un funcionamiento reequilibrado, como parte de su calidad de vida en el “espacio de los lugares” –transfronterizos regionales-, lugares donde individuos y comunidades materializan y dan sentido a su existencia. Frente a las alteraciones dañinas que se producen en el medio ambiente, y en consecuencia aparejan nuevos riesgos y peligros, que amenazan la vida de los pobladores fronterizos. De forma retroactiva, se tienden a dar respuestas, generar acciones, operaciones, para subsanar, mitigar y prevenir los efectos que pueden producirse a partir de estos eventos contingentes que emergen desde el contacto con el medio antropo-físico-químico-biológico en el que habitan. Produciendo una gestión integrada desde la perspectiva de la sostenibilidad y reparación de daños aparejados sobre el funcionamiento del sistema territorial transfronterizo.

Funcionamientos altamente diferenciados en/entre los bordes de los estados-nación. Siguiendo el esquema y fundamentación teórica del Luhmann respecto a las operaciones de diferenciación funcional, construcción de estructuras sociales internas y especialización de subsistemas con sus propios entornos dentro del sistema total, es decir, que comprende al conjunto de los subsistemas funcionales que operan en su interior. La tendencia a configurar sistemas sociales transfronterizos representa la morfogénesis de un sistema funcional caracterizado por la alta diferenciación. ¿En que sentido se realiza esta afirmación? Pues, considerando un proceso mediante el cual sus estructuras, propiedades y atributos funcionales, se diversifican y especializan dotando al sistema de versatilidad y capacidad de respuesta diferenciada con respecto a los estímulos, irritaciones e influencias en sus contactos con el entorno externo, como así también interno, desde sus relaciones inter-sistémicas. En el caso del sistema global, las posibilidades de selección y elección ante las rápidas variaciones contextuales provenientes de la propia lógica y dinámica del sistema global, se constituyen capacidades endógenas, generación de oportunidades multiplicadas, y creación de lo nuevo.  

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Distinto de las lógicas con que se mueven por medio de una pauta de orden y equilibrio funcional los sistemas sociales territorialmente concordantes y equivalentes al estado- nación. Visión estado céntrica, o enfoque del nacionalismo metodológico en términos de la definición del objeto de estudio. Sinónimo de la homogeneización y solidaridad de la comunidad nacional, sentido de uniformización y universalización en la representación del funcionamiento del sistema sociedad nacional. Por el contrario, desde la perspectiva que se intenta plasmar, se trata fundamentalmente de trascender a ese sentido de la comunidad integrada hacia adentro, sino más bien propendiendo a la visión del cosmopolitismo metodológico de nuevo cuño, enfatizando en la unidad de la diversidad, en cuyo caso los sistemas altamente diferenciados aportan a unas relaciones intersistémicas traducidas por una globalización nutrida de plurilocalismos, policentrismos, realojando y jerarquizando el espacio de los lugares, de lo específico y distinto, que aportan densidad, contenido y nuevo sentido, a un sistema global habitado de múltiples formas, por la multiletarización de los vínculos en un sistema- red, un espacio de flujos, que no se agota en el prerrequisito formal de constituir sistemas operativamente clausurados, para afrontar el análisis de la complejidad social y la incertidumbre en la modernidad contemporánea. Ciertamente, provocando nuevos enlaces, articulaciones e intercambios con el entorno en cada caso. (Beck, 2014, 2004) Dicho proceso de diferenciación, tal como lo describe Luhmann ya no se da mediante un enlace de causalidad lineal, resultando de relaciones causa – efecto en sus operaciones funcionales, pasando a un segundo nivel, de observación de observadores, o doble hermenéutica, se construye a través de una lógica donde las causas se vuelven efectos y a su vez estos se convierten en nuevos factores causales, desarrollo diferenciado de un sistema “…como el procedimiento recursivo mismo que se vuelve forma con la cual el sistema traza límites y forma estructuras”. (Luhman, Op. Cit., 104) Cuando los límites se tornan difusos, porosos y penetrados, solo pueden establecerse como válidos a partir de la vigencia de un sistema operativamente clausurado, a cuyo interior solo mantienen sentido una serie de intercambios en virtud de los cuales reproduce su funcionamiento. En términos de límites, siguiendo la perspectiva del constructivismo estructuralista de Bourdieu, el contorno del sistema transfronterizo, se establece “como un espacio dentro del cual se ejerce un efecto de campo (…) Los límites de un campo están donde los efectos del campo cesan” (Bourdieu y Wacquant, 2005, p.154). No es otra cosa que las relaciones de fuerza, el juego de poderes que operan en sectores del sistema  

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transfronterizo, en los intercambios que se dan entre los agentes, en un mercado de las palabras, de intercambios lingüísticos, comunicacionales, es allí, hasta donde los efectos de poder se expresan y se hacen sentir con un sentido diferenciado por los resultados que arrojan. Este cambio que supone nuevas formas de diferenciación conduce a formas más complejas, compatibles con una diferenciación más fuerte aunque precisamente no necesariamente alcanzan mayor diferenciación en todos los aspectos. “Hace posible más comunicación y una comunicación diversificada en la medida en que formas más improbables-de-diferención asumen la integración del sistema [aquí en el sistema transfronterizo], la sociedad se reconstruye a través de las desigualdades internas. De manera correspondiente crece la necesidad interior de mayor información …para lograr una complejidad alta se eliminan delimitaciones estructurales con la consecuencia de que surgen las opacidades, la necesidad de interpretación y autodescripciones del sistema”. (Luhmann, Op. Cit, 488) Ciertamente, tal como lo expresa el autor, las formas de diferenciación finalmente terminan representando formas de integración de la sociedad, en nuestro caso habrá en un marco de incertidumbres e improbabilidades, pero también de acogida de lo nuevo en formas de integración transfronteriza de comunidades avecinadas, en sistemas que traspasan los límites del estado-nación para constituir operativamente unidades diferenciadas con respecto a la lógica con que operan los respectivos sistemas de sociedad nacional. Sin que tal integración por la diferenciación suponga una amenaza a la unidad de la comunidad nacional integrada, cuya estabilidad está asegurada por la estratificación. Muchas de las respuestas que el estado- nación, frente a la creciente diversificación y diferenciación funcional tiene dificultades para solventar, por medio de estos funcionamientos transfronterizos encuentra ocasión de aliviar tensiones internas, produciendo efectos compensadores que permiten reequilibrar sectores desbalanceados del sistema sociedad nacional. (Lechner, Op. Cit) Por ejemplo, en la complementación productiva industrial, cadenas de valor en torno a las cuales a partir de estrategias de articulación y en función de la tecnificación y especialización

productiva

dos

sectores

encuentren

oportunidad

para

establecer

funcionamientos que optimicen los procesos productivos, eficiencia y competitividad al interior de un sistema regional transfronterizo.

 

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Del mismo modo, las múltiples posibilidades de establecer sobre la base de las experiencias recogidas en un proceso histórico de gestación o morfogénesis de un sistema funcional, tal como lo señala Luhmann, cuenta para el análisis de la diferenciación funcional, por medio de acciones coordinadas, en la búsqueda conjunta de penetración y captación de mercado de consumidores en el sector servicios, tal como es el caso de los servicios especializados en turismo. Los corredores termales en las franjas fronterizas regionales multiplican la oferta de productos y diversifican su base de prestaciones, estructurando sistema de funcionamiento integrados transfronterizamente. Mejorando el posicionamiento de estos sistemas diferenciados, respecto a otros sistemas regionales con los cuales deben competir al interior de un sistema sociedad de interrelaciones y competencias regionales. En términos de la reproducción de estos sistemas, las posibilidades y probabilidades de constituir dinámicas recursivas, en donde las adquisiciones, provechos y mejorías que suelen obtenerse por medio de operaciones funcionales entre sectores del sistema transfronterizo, luego entre intercambios de vecindad, como lo demuestran varias prácticas constatadas en los estudios de casos para la frontera argentina- uruguaya (Ríos, 2014d, 2104ª, 2013b), redundan en nuevas transferencias, bucles retroactivos donde circulan, se capturan y vuelven a receptar al interior de sistema capacidades funcionales, generando circuitos virtuosos, contribuyendo a la autopoiesis, reproducción del sistema. En procesos prácticos, las ganancias obtenidas por las productos que son adquiridos en comercios de las localidades vecinas, generan una movimiento de divisas a través de la frontera promoviendo intercambios que se concretan en consumos de productos y servicios al otro lado de la frontera, bucles retroactivos que refuerzan y contribuyen a la estructuración del sistema. Asimismo, siguiendo el principio dialógico formulado por Morín, en las mudanzas y variaciones que se producen en un contexto transnacional signado por lo contingente, a menudo se producen irritaciones, turbulencias, influencias desde el entorno que inciden en sectores del sistema regional transfronterizo, inhibiendo o habilitando transferencias e intensificación de los intercambios según como se incline el tipo de cambio e interiorice en el funcionamiento de los subsistemas constitutivos. Estas coyunturas de dinamismos y variabilidades, en ocasiones introducen tensiones y conflictividades que forman parte de la propia lógica con que opera el sistema. Es decir, se dan una serie de movimientos pendulares que muestran como a partir del desvío, los estados de desequilibrio y cierto nivel de desorden, el sistema funcional transfronterizo se transforma. En el devenir de estos acontecimientos se dan serie de dificultades en la relación de los sistemas funcionales entre sí, los problemas  

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suscitados y sus respectivas soluciones conducen a innovaciones estructurales, intensificación de las comunicaciones y recreación de significaciones compartidas, como por ejemplo, con el perfeccionamiento, la eficiencia y calidad del entramado institucional. Incorporando controles, regulaciones, dispositivos que incentiva la agilización e intensificación de los intercambios y flujos de comunicación transfronterizos, reforzando su capacidad autoreferencial y estableciendo un nuevo nivel de orden dinámico. Igualmente, en el nivel comunicacional, se incentiva la producción de sentido, introducen, densifican y reactualizan significados sobre lo fronterizo, la pertenencia al sistema, en un proceso de construcción de identidad del sistema apoyado por un andamiaje de redes de comunicación e intercambios de mensajes, desde una lógica funcional sistémica de autoproducción y diferenciación incremental. De hecho, una de las dimensiones que ha cobrado mayor dinamismo en los intercambios fronterizos, en interdependencias sistémicas, ha sido la que confiere un lugar destacado a las actividades culturales. Tanto agentes, instituciones como los propias relaciones interpersonales proliferan en manifestaciones culturales de todo tipo, en torno la creatividad en las bellas artes, pero también en transmisión de valores, comunicaciones de conocimientos, expresiones culturales que se decodifican, reinterpretan y se integran en versiones nuevas de lo transfronterizo, es decir, en la esfera de los intangibles hay un amplio y fértil espacio para la circulación de estas manifestaciones que convocan a la reunión de las partes, bajo efectos de operaciones sistémicas funcionales. Creando sustentos de una cultura de la integración cuyo fundamento se encuentra en la animación sociocultural de las comunidades y la emergencia de sustratos de identidad de nuevo tipo, que concilian con la pertenencia a la comunidad e identidad nacional de forma desdramatizada, pero con tendencia a afirmar diferenciación funcional como unidad autoreferencial. Resituados en la perspectiva teórica del análisis y la factibilidad de concebir la configuración de tales sistemas, puede sostenerse con un grado solvente de fundamentación teórica estas postulaciones, relativas a tales procesos de constitución de sistemas regionales transfronterizos diferenciados funcionalmente, o acaso resulta una pretensión ilusoria e incompatible con los principios y argumentos de la teoría de sistemas. En ese sentido, habrá de examinarse si en el contexto de la modernidad avanzada adquiere sentido por vía de la forma de diferenciación funcional, la constitución de comunidades y sistemas sociales transfronterizos para determinados recortes espaciales, escalas territoriales, combinando e integrando porciones de dos o más estados- nación.  

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Si la diferenciación funcional a de prosperar por medio de sistemas operativamente clausurados, cabe formularse la siguiente pregunta ¿es posible pensar la diferenciación de sistemas sociales integrados por dos comunidades pertenecientes a distintos estados- nación?, o según la lógica de la dinámica de diferenciación de sistemas, ¿cada sistema local representa frente al otro una parte o fracción de su entorno externo, y por lo tanto, desde el punto de vista operativo, imposibilitado de llegar a tener algún tipo de efecto o transformación el uno sobre el otro respectivamente? O bien, pueden concebirse como sistemas parciales que con eventuales relaciones inter-sistémicas cuentan con posibilidades y probabilidades de establecer enlaces y acoplamientos estructurales? Configurar sistemas sociales transfronterizos operando desde una lógica diferencial a la precedente, produciendo nuevas diferenciaciones respecto a un entorno externo que, en vez de plantear una rivalidad/opción entre parcelas sociales y territoriales originariamente pertenecientes a dos o más estados- nación, producto de emergencias sistémicas, conducen a la conjunción, ensamblaje y sintonía. En efecto, por su vez generando mayor complejidad y a la vez diferenciación interna y externa, respecto a lo que viene a representar ahora su entorno?

Acoplamientos de sistemas parciales y configuración de sistemas socio-comunitarios y territoriales transfronterizos En esta parte se asume el supuesto de que mediante transiciones, conjunciones y reconfiguraciones, se dan formas de integración social- territorial sistémicas, en un reto que se impone a nuestros convencionales modos de conocimiento, entendimiento y explicación. Sistemas sociales que, trascendiendo al estado- nación, simultáneamente, se están convirtiendo en los lugares prominentes donde se expresan la aristas más nítidas de los impactos derivados de la dinámica de globalización, entre las diversas conexiones que se establecen e imbrican entre el todo y las partes, versión holística que incorpora las operaciones sistémicas (Sonntag y Arenas, 1995). Se dan a conocer como sistemas auto- ecoreorganizados (autopoiéticos), agitaciones que inducen a procesos de diferenciación ascendentes, entre propiedades emergentes y atributos de innovación, captando y liberando energía en contacto con el entorno. Un conjunto de irritaciones, turbulencias, abren un espacio a la introducción de efectos de acoplamiento estructural entre sistemas parciales, con posibilidades y probabilidades de configurar sistemas de aglomerados urbanos trasfronterizos.

 

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Pero sin dejar de ser un sistema-espacio cuya circunscripción social y territorial es de naturaleza provisional, en la medida que expresa una proyección dinámica. Cuyo significado y validez es reactualizado de forma permanente a través de los vínculos que se van forjando por los actores fronterizos en intercambios cotidianos. Si hay algo típico que la caracterice, ello radica en la heterogeneidad de situaciones que se dan, su equilibrio frágil y temporal. De ahí se desprende su impulso aglutinante y dispersivo operando a la vez. Lo que en determinada secuencia temporal representaba ante la distinción sistema/ entorno, en otro momento aquello que para el observador de operaciones representaba el entorno del sistema, es posible que se constituya en otro sistema operando simultáneamente. No existe conciencia de encontrase formando parte de un proceso de integración, de acoplamiento estructural en los intercambios, interlocuciones, comunicaciones cotidianas que se dan entre los individuos de dos sociedades fronterizas. En esa dirección, siguiendo a Luhmann, “los acoplamientos estructurales también son formas de dos lados acoplamientos incluyen algo a condición de que excluyan otra cosa; atan y acrecientan determinadas causalidades que actúan sobre el sistema acoplado: lo irritan, y de esa manera lo estimulan a que se autodetermine …excluyen otras formas de ejercer la influencia” (Luhmann, Op. Cit., 74). Del mismo modo que la conciencia hace a la comunicación, el espacio de frontera, físico construido, nutrido de vivencias, experiencias y significados, es el lugar por donde circulan, se trasladan, movilizan los agentes y entran en conexión/ comunicación, ampliando el ámbito de sus relaciones más allá de los límites fronterizos. El territorio es el lugar donde se inscriben las huellas del pasado, la construcción de los vínculos comunitarios de las sociedades fronterizas, y en ese sentido, territorio como “el entorno siempre coactúa, sin el mismo nada puede suceder”. En la medida que se reproduce, autorreferencia, establece sus límites como sistema operativamente clausurado, pasando a definir un sistema diferenciado respecto a lo que ahora a la vista del observador de las operaciones pasa a distinguirse como su entorno, es decir, al interior de un sistema sociedad transfronteriza las distinciones se establecen en relación a otras espacialidades a la manera de recortes territoriales de los estados- nación, en relación a los cuales en otro contexto de análisis sistémico forman parte. Estas funciones de acoplamiento estructural de subsistemas funcionales para configurar un sistema transfronterizo, se da mediante la diferenciación funcional que atribuye una función específica a la complementación de roles de las sociedades locales a cada lado de la frontera. Por ejemplo, cuando una localidad especializada en la prestación de servicios avanzados por medio de interdependencias funcionales como subsistema establece enlaces  

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con otra localidad tecnificada y competitiva en una rama productiva de alto valor agregado. Conducen a determinar relevancias territoriales no jerarquizadas en relevancias significativas, como parte de un sistema de atribución de nuevos roles y jerarquías socioterritoriales. (Aquí) Resulta claro, tal como lo establece Luhmann que la diferenciación presupone límites o “líneas de demarcación” y establecen relaciones selectivas entre entorno interno y externo. Pero “incluso pueden fomentar el tráfico, la cooperación y el conflicto a través de las fronteras que definen. La forma que adoptan los límites definirá, sin embargo, la clase de relaciones externas que aparecen como ventajosas o peligrosas …La diferenciación funcional creciente conduce a una divergencia entre demandas y reglas de selección de la frontera externa de las sociedades …insistir en los límites territoriales claramente definidos …vincular las decisiones a reglas. Pero esta condición cambió cuando la estructura de estos subsistemas se hizo crecientemente dependiente de procesos de intercambio con aquello que …tenía que ser considerado como en-torno. De este modo se incrementaron las presiones para extender las fronteras externas de la sociedad y para relajar su definición política. De otra manera, incluso los acontecimientos decisivos en el contexto de los procesos económicos, políticos y científicos hubieran tenidos que ser localizados fuera del sistema.” (Luhmann, 1998, 89) De manera similar a la lógica por medio de la cual las sociedades territoriales se fusionaron en una sociedad global debido a la gran expansión experimentada en/entre algunos de los sectores de sus subsistemas funcionales y en tal caso para subsistir y reproducirse no podían mantenerse dentro de sus límites estrechos del estado-nación. Los subsistemas de sociedades locales fronterizas encontraron ocasión de expandir sus posibilidades selectivas y optimizar sus aspectos funcionales, ampliando su radio de acción mediante enlaces operacionales con subsitemas funcionales de sociedades locales colindantes a través de las fronteras. De tal manera que, la extensión de los límites, tal como lo expresa Luhmann, termina siendo una forma de incrementar el tamaño de un sistema. En este caso, la aglomeración experimentada entre dos subsistema locales fronterizos, aunque parcial y precariamente adelanta y esboza un camino que conduce a la configuración de comunidades y sistemas regionales transfronterizos. Incrementando el número de sus elementos, cuando las interrelaciones entre estos elementos vienen a constituir el sistema transfronterizo diversificado endógenamente, en tal sentido se apoya en la selectividad y elección estratégica de una oportunidad accesible entre las más importantes. Se desprende que la extensión de los límites y tamaño del sistema supone un aumento especializado entre las posibilidades de  

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selectividad, ahora intensificadas entre varias alternativas que se le presentan, acompañada de un aumento de la diferenciación. En tal caso la diferenciación funcional produce una elevación de la selectividad dado el mayor potencial de elección que se le ofrecen ante una variedad de relaciones especiales. Actualmente, en un sistema sociedad de la información y el conocimiento (Castells, 2006), cuando las comunicaciones apoyadas en las tecnología de la información se han densificado, de forma perfeccionada en tiempo real los canales de comunicación se prestan a la integración de la sociedad. En definitiva, al ampliarse el sistema a través de las fronteras cuenta en la actualidad con canales especializados y poderosos con las nuevas técnicas de comunicación, redes sociales de internet, telefonía móvil inteligente, con interconexiones de fronteras transnacionales a tarifas de costos locales, es decir, cada vez más accesibles a los sectores populares y en consecuencia con mayor potencial de integración social.

Reflexiones finales Aquí se ha intentado formular algunas contribuciones, desde los enfoques teóricos tratados, a la compresión de las problemáticas relativas a las emergencias sistémicas y los funcionamientos diferenciados: espacio de frontera, estado- nación y modernidad. En consecuencia, apuntando a la definición preliminar de un marco interpretativo de la teoría social contemporánea, aplicable a casos prácticos relativos a la configuración de sistemas sociales y territoriales transfronterizos de índole regional. Notoriamente, se ha puesto de relieve la complejidad que están adquiriendo estos sistemas en los bordes de los estados- nación al mismo tiempo que desde lógicas y funciones diferenciadas, se asumen como nuevos recortes o escenarios de operaciones sistémicas que abren un campo más amplio a la experiencia selección y elección especializada y estratégica de oportunidades entre las más destacadas a las que se encuentra acceso. Producto del incremento de la diferenciación funcional y en consecuencia del aglutinamiento de las sociedades locales en estos sistemas transfronterizos, como parte de propiedades emergentes en el territorio, se configura un nuevo sistema de jerarquías e inserciones que se producen en el entorno interno y externo de los mismos.

 

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El abordaje desde el enfoque de complejidad, permite redireccionar la mirada en el campo de las teorías sociales sobre la base de nuevos modos de organizar el pensamiento y concebir el objeto de estudio, en este caso superando la demarcación del mismo sobre la base de los principios de orden, causalidad lineal, racionalidad, división de las partes para comprender. Donde, aplicado al estudio de realidades empíricas, en este caso el de los estudios de frontera y transfronterizos, se reconoce en modos de articulación de las partes a través de la frontera una forma de concebir los fenómenos sociales desde una lógica que, sin descartar la tradición de la ciencia clásica, incorpora una miríada de nuevos principios convergentes con los fundamentos y principios de la teorías de sistemas. En cuanto a la teoría de la diferenciación, los avances luhmannianos sobre la diferenciación funcional aportan un marco interpretativos que brinda argumentos para el análisis y comprensión de la lógica con que se encuentra funcionando y configurándose los sistemas sociales transfronterizos. Existen varias evidencias respecto a la relevancia, significación y sentido que tienden a asumir dichas configuraciones territoriales, como parte de relaciones sistémicas y distribución de jerarquías y competencias interregionales que trascienden a las demarcaciones del estado- nación. La diferenciación funcional que supone reproducción (autopoiesis), autorreferencia y afirmación de la identidad del sistema transfronterizo, no impide que el mismo por medio de enlaces y acomplamientos sistémicos por vía de la complementación de roles, produzca efectos de aglomeración, diversificación y especialización funcional, que redundan en la extensión de los límites del sistema, y la conformación de una estructura de oportunidades con mayores capacidades para responder a los nuevos retos que provienen del contexto externo. De ese modo, están aumentando las posibilidades de selección y elección especializadas de las ventajas más destacadas que se presentan. Frente a la heterogeneidad de estructuras y lógicas diferenciales de los sistemas de estados- nación de América Latina, las grandes divergencias y desigualdades interregionales, regiones dinámicas ganadoras y otras aletargadas previsiblemente perdedoras, surge la alternativa de constituir sistemas sociales y territoriales integrados a través de las fronteras, facultando a los espacios de frontera mediante enlaces sistémicos que inducen al incremento de la diferenciación funcional interna y externa, con especializaciones, por medio de las cuales surgen las aristas recortadas de nuevos límites, aunque precarios y provisionales ante la  

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contingencia que acompaña a la modernidad contemporánea, y refuerza los sustratos de pertenencias, significación, construcción de sentido y afirmación de identidades con una impronta que trasciende la mera pertenencia a la comunidad nacional integrada.

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