Sin embargo se mueve. La divulgación de la ciencia en México.

October 14, 2017 | Autor: Carlos Orozco | Categoría: Comunicación y divulgación de la ciencia, Ciencias de la Comunicación
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Descripción

Sin embargo, se mueve. La divulgación de la ciencia en México No hay garantía de que el universo se conformará a nuestras predisposiciones. Pero no veo cómo podemos tratar con el universo - tanto el universo exterior como el interior - sin estudiarlo. La mejor manera de evitar abusos es que la población en general sea científicamente literata, para comprender las implicaciones de las investigaciones científicas. A cambio de la libertad de investigación, los científicos están obligados a divulgar sus trabajos. Si la ciencia es considerada como un sacerdocio cerrado, muy difícil y arcano para la comprensión de la persona promedio, los peligros de abuso son mayores. Pero si la ciencia se convierte en un tópico de interés y preocupación general - si tanto sus delicias como sus consecuencias sociales se discuten regular y competentemente en las escuelas, la prensa, y en la mesa familiar - habremos mejorado enormemente nuestras posibilidades para entender y recrear cómo es realmente el mundo y para mejorarlo a él y nosotros. Carl Sagan

Carlos Enrique Orozco Mayo del 2013

Índice Presentación Uno. El público y la ciencia Dos. La divulgación de la ciencia y la sociedad Tres. La otra historia de Galileo Cuatro. Las consecuencias del Sputnik en el capitalismo Cinco. De la divulgación a la comprensión pública de la ciencia Desarrollo Uno. La ausencia de una tradición científica Dos. El CONACYT y las políticas públicas para la divulgación de la ciencia Tres: Un breve recuento histórico de las iniciativas para la divulgación Cuatro. El diagnóstico de la divulgación Conclusiones. La propuesta para la divulgación de la ciencia Bibliografía

Presentación

Uno. El público y la ciencia La ciencia siempre ha sido entendida por el respetable público como promesa de un futuro mejor. Esperamos que la ciencia encuentre la cura para el cáncer y la vacuna para el Sida. Que desarrolle la tecnología necesaria para protegernos de los temblores, inundaciones, ciclones y demás desastres naturales. Que invente fuentes de energía - limpia, renovable y barata – suficientes para seguir moviéndonos en el mundo. En México, queremos que la ciencia resuelva los grandes problemas nacionales como la pobreza, desnutrición y baja escolaridad de millones compatriotas; el atraso en la infraestructura, la pobre situación del campo o la baja competitividad de nuestras empresas; la contaminación de las ciudades y la erosión de nuestras tierras. En resumen, queremos que la ciencia nos lleve rápido y sin escalas al primer mundo, sin perder nuestra identidad y modo de ser. Sin embargo, los científicos nos recuerdan que la ciencia es una aventura impredecible. Los caminos de la ciencia no están escritos en ningún plan de vuelo que suponga un cumplimiento obligatorio. Lo que parece necesario y conveniente para la sociedad, no siempre es lo más viable para la ciencia. Muchos de los temas de la ciencia son universales. Las preguntas clásicas de la humanidad sobre el origen de la vida o por qué brillan las estrellas pueden ser respondidas por igual por chinos, estadounidenses, alemanes o mexicanos. Sin embargo, hay conocimientos específicos o necesidades sociales particulares que

les corresponde responder o colaborar en su solución a científicos de uno u otro país. Son los temas estratégicos dentro de las políticas de investigación nacionales. El estudio de las enfermedades tropicales o el genoma de agave son temas de investigación más importantes para los mexicanos que para los daneses.

Dos. La divulgación de la ciencia y la sociedad La ciencia no se entiende sin la sociedad que le da origen y sentido. Uno de los vínculos más importantes entre la ciencia y la sociedad es la divulgación de los conocimientos generados por los investigadores. Algunos estudiosos del tema (1) han identificado varias razones de la importancia de la divulgación de la ciencia para cualquier sociedad. Una mayor y mejor comprensión de la ciencia por parte de los públicos amplios y no especializados puede generar beneficios a la ciencia misma, porque los científicos tendrían mayores presupuestos gubernamentales para su trabajo, mejores condiciones de libertad creativa y en general, una mayor valoración por parte de la sociedad. En este aspecto, los científicos tendrían que ser los principales interesados en dar a conocer su trabajo al resto de la sociedad; para que se les valore mejor y puedan recibir más apoyo social. Hay que considerar que en México, el gobierno, en sus distintos sectores (salud, educación, medio ambiente, energía etc.) es la fuente principal de recursos para la ciencia. En términos económicos, las actividades de divulgación de la ciencia pueden contribuir a generar en las empresas más inversiones en el campo de “investigación y desarrollo” para que pueda avanzarse en el desarrollo de una 1

Gregory y Miller, 1998: 10-18

base

científica-tecnológica

propia

y

menos

dependiente

de

los

países

desarrollados. Visto en otros términos, la divulgación de la ciencia puede canalizar más inversiones públicas y privadas en desarrollar tecnología propia y menos para pagar derechos de uso de tecnologías importadas. Desde el punto de vista de los consumidores, una mayor información en temas científicos puede contribuir a que se tomen mejores decisiones en la adquisición de bienes y servicios. En términos sociales, partiendo del hecho que vivimos cambios muy importantes en la sociedad como resultado de los avances del conocimiento científico y tecnológico y que se esperan más y mayores transformaciones para este siglo XXI, es fundamental que los seres humanos en general y los mexicanos en particular podamos participar con mayor información en la formulación de preguntas y decisiones que puedan orientar los criterios éticos para el uso de la ciencia y la tecnología. Los avances en la investigación nos lleva a hacernos preguntas como las siguientes: ¿Cuánta biodiversidad necesitamos en la Tierra y cómo la podemos medir de manera satisfactoria? ¿Cómo podemos encontrar el término medio o, por lo menos, posturas razonadas y razonables entre la modificación genética de plantas y animales y las necesidades de alimentación de 7 mil millones de personas en la Tierra? El uso de la energía nuclear para generar electricidad es – hoy por hoy – el método más eficiente y limpio, su uso puede disminuir significativamente las emisiones tóxicas que contribuyen al calentamiento global en la Tierra, sin embargo, se han incrementado los accidentes en plantas

nucleares (2). ¿Cuánta energía nuclear necesitamos los humanos para satisfacer nuestras necesidades actuales y futuras? ¿Vamos a prohibir el uso de reactores nucleares para generar energía por el riesgo de accidentes? En este caso y para ser congruentes ¿tendríamos que prohibir el uso de aviones y automóviles por sus efectos secundarios en la contaminación ambiental y el elevado número de muertes causadas por accidentes? La energía solar es muy atractiva por su enorme potencial y sus mínimos efectos ambientales, sin embargo, sus costos todavía son muy elevados en la actualidad. ¿Cómo podemos encontrar las articulaciones entre la racionalidad en el corto y mediano plazo que impone la economía y los principios globales y de largo plazo de la ecología? Los desarrollos recientes de las investigaciones en biología hacen pensar que en un futuro cercano, los tratamientos genéticos para prevenir y curar enfermedades pueden estar muy próximos. ¿qué principios éticos y normas jurídicas tendrían que guiar estas decisiones? Por otra parte, quienes se oponen la investigación médica con células madre argumentan que los seres humanos no deberían usurpar el papel de Dios en la creación; pero esa objeción ¿no también aplica a toda la agricultura y ganadería en términos convencionales o más concretamente a la biotecnología y la experimentación con ganado? Por otra parte, la física, química y la biología ya perdieron la inocencia de sus primeros años. El proyecto Manhattan en el caso de la física, el desarrollo de productos sintéticos – nada amigables para el medio ambiente – en la química y la posibilidad de manipular los genes de los seres vivos para la biología fueron los 2

Three Mile Island, Estados Unidos (1979), Chernobyl, Rusia (1986) y Fukushima, Japón (2011) son los casos más famosos, pero no los únicos de accidentes nucleares

detonantes de la necesidad de que las decisiones “científicas” que se tomen en estas disciplinas y, sobre todo sus resultados y aportaciones, tienen que ser analizadas a la luz de consideraciones éticas, económicas y sociales. No existe un camino seguro y sin contraindicaciones en las decisiones sobre el medio ambiente. No hay recetas infalibles, sólo decisiones, no exentas de riesgo, pero que pueden ser informadas,

inteligentes y negociadas sin apasionamientos.

Tenemos la responsabilidad de informarnos para opinar e influir en las decisiones ambientales y el uso y la orientación y los límites del conocimiento científico y tecnológico. Todos los seres vivos estamos involucrados – lo queramos o no- en las decisiones científico-tecnológicas de este nuevo siglo. La información científica y tecnológica que tengamos – en gran medida resultado de la divulgación que hayamos tenido - puede ayudarnos a tomar mejores decisiones. Una mayor educación científica en la población puede contribuir a: a) La creación de una conciencia pública crítica sobre el valor de la ciencia y la tecnología en su sentido más amplio; b) La comprensión por parte de la sociedad de las transformaciones en la vida social originadas por los cambios científicos y culturales; c) Informar y orientar, con autoridad, a la sociedad, acerca de los avances del conocimiento y su incorporación en los modos de vida y costumbres; d) La creación de un clima de valoración crítica de la tecnología y su influencia determinante en la cultura de una comunidad e) El desarrollo de la curiosidad y inquietud por saber y conocer entre niños y jóvenes;

f) La promoción de vocaciones en el campo de la investigación científica y tecnológica;

Tres. La otra historia de Galileo. Galieo Galilei (1564-1642) para muchos el fundador de la ciencia moderna, fue también uno de los primeros científicos que se preocuparon por hacer llegar a un público más amplio los resultados sus investigaciones.

A diferencia de otros

científicos de su tiempo, Galileo no escribió tratados en latín para unos cuantos sino textos en italiano para muchos. Hizo demostraciones públicas de sus experimentos, como una célebre en la torre de Pisa sobre la caída libre de cuerpos en contra de lo que había escrito Aristóteles. También escribió sus alegatos científicos en forma de obra de teatro - Diálogo sobre los dos máximos sistemas - basado en un debate entre tres personajes ficticios que representan las posturas astronómicas de su tiempo: Salviati (copernicano); Simplicio (ptolemaico) y Sagredo (neutral). Galileo dijo que escribió ese texto en lengua vulgar porque quería “que todo el mundo pueda leerlo (…) así que ahora quiero que vean que del mismo modo que la naturaleza les ha dado ojos con los que admirar su obra, también les ha dado mentes capaces de penetrar y comprender sus secretos”. (3) En el pecado llevaría la penitencia. Su decidida defensa de los postulados de Copérnico, que se oponían a la “ciencia oficial” aristotélica, fue objeto de grandes polémicas justamente porque mucha gente podía leerlos y comprenderlos. A la iglesia católica no le gustó que las ideas de Galileo estuvieran de boca en boca y 3

Galileo citado por Sobel, 1999:56

le inició dos procesos que estuvieron a punto de costarle la vida. Cuenta la leyenda que después de escuchar la sentencia a cargo del tribunal de la inquisición, Galileo pronunció entre dientes su famosa frase: “Y, sin embargo, se mueve”. Galileo sabía que se jugaba la vida frente a los poderes terrenales de la iglesia católica. Lo que probablemente nunca consideró cabalmente fue el hecho de haber sido uno de los iniciadores de la práctica de comunicar a otros - más allá del pequeño grupo de científicos y clérigos de la época - sus ideas, descubrimientos y reflexiones. La divulgación de la ciencia había nacido formalmente. Cuatro. Las consecuencias del Sputnik en el capitalismo Después de Galileo las actividades de divulgación de la ciencia se empezaron a desarrollar y hacerse generalizadas en muchas universidades y centros de investigación en todo el mundo. Muchos científicos siguieron su ejemplo y han publicado artículos en periódicos, revistas de circulación masiva o libros no especializados; otros han colaborado en conferencias y demostraciones, Con la llegada de los medios de comunicación masiva en el siglo XX, la divulgación de la ciencia fue ganando, poco a poco, un espacio en las competidas agendas de los programas de radio y televisión. Sin embargo, la ciencia – y por lo tanto, su divulgación - no era prioritaria para las políticas de desarrollo de los gobiernos de la postguerra. La reconstrucción en el caso europeo y la competencia económica, militar e ideológica, entre

estadounidenses y soviéticos ocupaban la mayor parte de los recursos humanos, financieros y tecnológicos en los años de la posguerra. Todo cambió para la divulgación de la ciencia en 1957. El despliegue tecnológico mostrado por los soviéticos con el lanzamiento del Sputnik, el primer satélite en la historia, provocó una gran polémica entre políticos, científicos y analistas en Estados Unidos sobre el papel que la ciencia y la tecnología debían tener en una nación que pretendía ser la primera potencia en el mundo. Bill Colglazier, director ejecutivo de la Academia Nacional de Ciencias en Estados Unidos, dijo en una reunión con motivo del 40 aniversario del lanzamiento del Sputnik: “Por una vez, el público estadounidense y los dirigentes estadounidenses sintieron que podían pasar al segundo lugar. Y este temor, desde luego, nos llevó a un rápido despliegue de inversión y de poderío militar estadounidense, pero también a una cantidad de otras cosas, a resultados muy positivos, uno de los cuales fue, desde luego, el interés del público por la ciencia y la tecnología.” (4) Una de las primeras respuestas fue el incremento del presupuesto federal para los programas educativos de la National Science Foundation (NSF), que pasó de 3.5 millones de dólares a 19 millones y eventualmente hasta 61 millones; además de centralizar la autoridad de la NSF en el tema de la educación científica (ciencias, matemáticas e ingeniería) de la población para todos los niveles educativos.

4

Citado en Hartz y Chappell, 2001: 247

Cinco. De la divulgación a la comprensión pública de la ciencia A partir de la nueva etapa provocada indirectamente por el lanzamiento del Sputnik, los proyectos de divulgación de la ciencia se multiplicaron y algunos como la serie de televisión Cosmos llegaron a audiencias de varios cientos de millones de personas en todo el mundo. En los últimos años, la divulgación de la ciencia, además de masiva y con grandes presupuestos, tuvo un giro

radical en sus estrategias. Pasó de privilegiar los

contenidos y las opiniones de los especialistas a centrar su atención en los públicos. “La sorpresa de Copérnico: el conocimiento gira alrededor del público”, sentenció Pierre Fayard. El especialista francés en la materia criticó que en los años 70s y 80s del siglo pasado, la divulgación científica tuvo débiles resultados en los países desarrollados, por lo que – escribió Fayard - había que re-orientar las actividades de divulgación hacia la promoción de una cultura de la información entre los ciudadanos. Mientras en los años 90 en Europa, Estados Unidos, Japón, Canadá y Australia empezaba a surgir el movimiento de la Comprensión Pública de la Ciencia (PUS, por sus siglas en inglés), en México (y los otros países en desarrollo) nos preguntábamos por el papel de la ciencia y la divulgación en una sociedad como la nuestra.

Desarrollo Uno: la ausencia de una tradición científica Octavio Paz fue un hombre universal. Dedicó su vida a la palabra y vivió haciendo versos, pero también dedicó palabras en voz alta para hacer públicas sus preguntas, a defender sus ideas y versarse en diversas disciplinas. Formado en la tradición clásica, nada de lo humano le fue ajeno y como representante de la modernidad en México se interesó en muchos y variados temas. La poesía y el conocimiento; lo mexicano y lo universal; la modernidad y las tradiciones; las culturas orientales y los Estados Unidos; la libertad y las dictaduras; el arte y la ciencia. Paz se reconocía heredero de la tradición ilustrada de Occidente y en La llama doble, un libro sobre amor y erotismo incluye casi un capítulo completo (“Rodeos hacia una conclusión”) para reflexionar sobre el enfoque de la ciencia sobre el origen del universo o de la vida. También, en alguna ocasión escribió que uno de sus recuerdos literarios más gratos fue el de una velada en casa de Steven Weinberg, el físico ganador del premio Nobel en 1979, en donde la conversación pasaba con naturalidad de las partículas elementales a la poesía de Damme y de Marvell.

Por los mismos años en que Paz definió una tradición como una pluralidad en diálogo de lectores de disciplines distintas, aunque cercanos en gustos y aficiones, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) realizó un estudio en México en el que concluyó que la ciencia mexicana enfrentaba dos tipos de problemas. Por una parte, problemas vinculados a la historia y que

esencialmente tienen que ver con una falta de tradición científica en el país. Y estaban, por otra parte, los problemas vinculados a la insuficiente inversión pública, privada y social para promover y desarrollar la investigación científica. Los expertos de la OCDE se dieron cuenta de dos hechos evidentes: la ciencia mexicana no forma parte de una tradición, y el gasto público, privado y social destinado a la ciencia y la tecnología han sido notablemente insuficiente, bajo cualquier parámetro. ¿Por qué la ciencia mexicana no ha logrado consolidar una tradición en la sociedad mexicana? La historia nos puede dar algunas claves para la respuesta. Elías Trabulse, el mayor especialista en la historia de la ciencia en México, la calificó como “historia secreta”:

México tiene, también como muchos otros países, una historia secreta. (…) Esta historia secreta es la historia de la ciencia. Su desenvolvimiento en nuestro país tenido lugar en una forma harto misteriosa, casi siempre en la obscuridad, al margen de los hechos y acontecimientos más relevantes y espectaculares de nuestro pasado…5

A pesar de ser una “historia secreta”, podemos saber - gracias a Trabulse, Juan José Saldaña y otros historiadores - que en los tiempos de la Colonia, los primeros científicos de América estaban en la Nueva España y ya realizaban actividades científicas y tecnológicas de la época en áreas como la botánica, farmacoterapia, geografía,

zoología, astronomía y matemáticas. Estos

primeros científicos

americanos en el siglo XVI, muchos de ellos (Fray Toribio de Motolinía, Fray 5

Trabulse, E. 1983, 27.

Bernardino de Sahagún, entre otros) al amparo de conventos

o abadías, se

organizaban en sociedades científicas que difundían sus hallazgos y reflexiones en revistas y boletines como La Naturaleza, los Anales de Fomento o el Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (6). A principios del siglo XVIII empiezan a destacar algunos científicos interesados en divulgar su trabajo y el de sus colegas. José Antonio Alzate en el Diario Literario de México y José Ignacio Bartolache en el Mercurio Volante. En el siglo XIX se publicaban reportajes en serie, tiras cómicas y hasta libros de divulgación científica para niños, como La ciencia recreativa para los niños y las clases trabajadoras, una serie de José Joaquín Arriaga. (7) Los primeros años del siglo XX los dedicamos a hacer una revolución que nos diera sufragio efectivo y promesas de tierra y libertad. Cuando se institucionalizó la revolución, los gobernantes empezaron a refundar las instituciones ya existentes y crear algunas nuevas.

Una de ellas fue el Consejo Nacional de Educación

Superior y de la Investigación Científica, - años más tarde Instituto Nacional de la Investigación Científica (INIC) - , fundado por Lázaro Cárdenas en 1935 como el organismo encargado de coordinar y fomentar las actividades científicas y tecnológicas en el país. El INIC fue el antecedente directo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), creado en 1970 como el primer organismo gubernamental mexicano para dirigir las políticas públicas en materia de ciencia y tecnología.

6 7

Trabulse E.,1983:27 González Cantú, A., 1999.

Dos. El CONACYT y las políticas públicas para la divulgación de la ciencia Luís Echeverría expidió el decreto de creación del CONACYT en diciembre de 1970 y se le asignan 26 funciones entre las que destaca asesorar al Ejecutivo en la fijación, instrumentación, ejecución y evaluación de la política nacional en ciencia y tecnología. De las 25 funciones restantes, una se refiere explícitamente a las actividades de difusión y divulgación científica: Promover las publicaciones científicas médicas y fomentar la difusión sistemática de los trabajos realizados tanto por los investigadores nacionales como por los extranjeros que residen en el país, mediante la utilización de los medios más adecuados a ello, así como publicar periódicamente los avances de la ciencia y la tecnología nacionales, sus aplicaciones específicas y los programas y actividades de los centros de investigación. (8)

Los primeros años del CONACYT fueron difíciles, sin embargo, los esfuerzos de la primera administración culminaron en noviembre de 1976 con la publicación del primer Plan Nacional Indicativo de Ciencia y Tecnología en la historia de México. La divulgación del conocimiento científico y tecnológico fue concebida como reconocimiento a los científicos mexicanos destacados y como canales de comunicación entre los centros de investigación. Este plan contempla la posibilidad de que los propios científicos participaran activamente en la divulgación: Para el cumplimiento cabal del compromiso social de la ciencia se necesita la vinculación de la comunidad científica con los estudiantes, con la población en general, a través de la difusión, 8

Ley del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología; Diario Oficial, 29 de diciembre de 1970.

con los tecnólogos y productores de bienes y servicios a través del apoyo al desarrollo tecnológico.( 9)

La siguiente administración (1976-1982), desechó el Plan Indicativo y en su lugar propuso un Programa Nacional de Ciencia y Tecnología 1978-1982. La divulgación de la ciencia no fue considera prioritaria, en el citado Programa, aunque paradójicamente en esos años el CONACYT tuvo más recursos que nunca para las actividades de divulgación. Los principales medios de usados por el CONACYT en esos años para la divulgación de la ciencia fueron la publicación de libros y revistas, la producción de programas de radio y televisión y las librerías y salas de lectura especializadas. Desde 1975 y hasta 1980 se editaron 32 títulos y 12 reediciones con un tiraje total de 115 mil ejemplares. La elección de los títulos no obedeció a criterios claros, lo mismo se editaron documentos de CONACYT (Programa Nacional de Ciencia y Tecnología1978-1982) que textos especializados (El guayule), biografías de científicos (Einstein, Fermi) y best sellers científicos del momento como Gödel, Escher, Bach: una eterna trenza dorada de Douglas Hofstadter. La revista Ciencia y Desarrollo, fundada en el sexenio anterior, cambió su orientación y buscó llegar a un público amplio, formado por los universitarios y profesionales en México. Con este perfil incrementó notablemente su circulación; pasó de 6 mil ejemplares bimestrales en 1978 a 65 mil ejemplares en1980. Se publicaron otras revistas: Información Científica y Tecnológica especializada en novedades y textos cortos; Comunidad CONACYT para los miles de becarios del Consejo en todo el mundo e incluso R&D, una revista en inglés sobre la actividad 9

Plan Nacional Indicativo de Ciencia y Tecnología.

científica y tecnológica en México. En contra parte, los medios audiovisuales no fueron aprovechados en la divulgación científica. Se produjeron algunos programas para radio y TV apoyados por el CONACYT, pero no tuvieron el público amplio que se esperaría de los medios masivos, los horarios no fueron apropiados y la producción fue muy pobre. El siguiente gobierno, encabezado por Miguel de la Madrid, formuló el Programa Nacional de Desarrollo Tecnológico y Científico 1984-1988 (PRONDETYC) que privilegió el desarrollo tecnológico sobre el científico. A pesar de lo anterior el PRONDETYC fue, en su momento, el documento más completo sobre política científica-tecnológica que se haya elaborado. El eje central estructurador de todos los esfuerzos era el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología con la función de producir nuevos conocimientos científicos y tecnológicos y difundirlos. Por primea vez se usa el concepto de comunicación social para englobar todas las acciones destinadas a la divulgación del conocimiento científico y tecnológico: Los principales medios de los que el subsistema (de comunicación social) puede disponer para sus fines son bibliotecas, editoriales de libros de texto y divulgación, medios masivos de comunicación, museos científicos y técnicos, y parques zoológicos y botánicos. (10)

El PRONDETYC representó el esfuerzo más serio en materia de comunicación pública de la ciencia. Sin embargo, tuvo omisiones importantes que la postre fueron decisivas, por ejemplo carecer de instrumentos concretos de seguimiento y 10

Programa Nacional de Desarrollo Tecnológico y Científico 1984-1988

control del cumplimiento de los objetivos o la realización de las acciones propuestas. La prioridad de las políticas científicas y tecnológicas del nuevo gobierno (19881994), dirigido por Salinas de Gortari, fue la modernización tecnológica y su vinculación con el sector productivo. Por lo anterior, no sorprendió que el plan sexenal para la ciencia fuera nombrado como el Programa Nacional de Ciencia y Modernización Tecnológica 1990-1994 y que estuviera centrado en la tecnología.

El Programa propuso la creación de un “sistema de información tecnológica de cobertura nacional, diseñado desde la perspectiva de los usuarios – el sector productivo -, que sea manejado por profesionales y que permita

el

aprovechamiento óptimo de los datos (…) y por la realización de campañas de concientización y difusión que alcancen a toda la sociedad y divulguen la importancia del avance científico y de la modernización tecnológica en el entorno actual”(

11

). En ese contexto, se creó en 1993 la Fundación México-Estados

Unidos para la Ciencia (FUMEC) y una de sus primeras iniciativas, adoptada por la Secretaría de Educación Púbica (SEP), fue la Semana Nacional de Ciencia y Tecnología que busca acercar a niños y jóvenes a la ciencia y la tecnología. Con el tiempo, la Semana…se convirtió en la principal actividad masiva de divulgación promovida por el CONACYT. La siguiente administración formuló el documento sexenal de rigor, el Programa Nacional de Ciencia y Tecnología 1995-2000 con uno de sus ocho capítulos

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Programa Nacional de Ciencia y Modernización Tecnológica 1990-1994

centrado en la difusión científica. Una de las novedades en esta materia fue el reconocimiento a la diversidad de actores sociales y públicos destinatarios. La política científica y tecnológica concierne a amplios sectores de la población. Participan los niños, a quienes se debe capacitar para que ingresen a la cultura científica, los maestros y padres de familia, los científicos, los medios de difusión, las universidades y demás instituciones de educación superior. Las empresas y los distintos grupos de técnicos también desempeñan un papel importante para lograr los objetivos de esta política (12).

La difusión, entendida como la apropiación y uso del conocimiento científico y tecnológico, fue una herramienta determinante en esta estrategia: La difusión y la divulgación del conocimiento científico y tecnológico son de gran importancia para determinar el impacto que sus avances tienen en la vida social. Por ejemplo, en el caso de un determinado avance cuyo aprovechamiento ocurre cuando una gran cantidad de personas o empresas aplican cierta técnica como es el caso de una práctica médica- la utilidad de dicho conocimiento dependerá en forma directa del número de personas que tengan conocimiento del mismo. (…) el buen uso que se haga del conocimiento estará en función de lo informada que esté la sociedad sobre los beneficios y consecuencias de su aplicación social. (13) El presidente Zedillo propuso una iniciativa de Ley para el Fomento de la Investigación Científica y Tecnológica (aprobada en 1999) que buscaba actualizar las políticas públicas para la ciencia y la tecnología. La nueva ley incluía a la divulgación en forma explícita en dos incisos del artículo 4: “se promoverá la divulgación de la ciencia y la tecnología con el propósito de ampliar y fortalecer la

12 13

Programa Nacional de Ciencia y Tecnología 1995-2000 Ibid.

cultura científica y tecnológica de la sociedad” y “La promoción y fortalecimiento de centros interactivos de ciencia y tecnología para niños y jóvenes”. Por primera vez aparece la idea de la cultura científica y tecnológica en la población, aunque el texto de la ley no define o mucho menos explica este concepto.

Con el cambio de siglo llegó la alternancia política y el primero de diciembre del año 2000, Vicente Fox, del Partido Acción Nacional, inició su período como presidente constitucional de México. Muchos esperaban un cambio, si no radical, por lo menos significativamente distinto en las políticas públicas tradicionales y la manera de operarlas. Sin embargo, el cambio no llegó y el primer documento de política científica y tecnológica surgido de un gobierno panista el Programa Especial de Ciencia y Tecnología 2001-2006 – conocido como PECYT por sus siglas – es muy parecido en forma y fondo a los planes de los últimos gobiernos priistas. La divulgación de la ciencia está concebida en el PECYT en función de la cultura científica-tecnológica de la población. Una de las estrategias del primer objetivo estratégico busca “acrecentar la cultura científica-tecnológica de la sociedad mexicana”: El desarrollo de una cultura sólida en materia de ciencia y tecnología requiere de un uso intenso, organizado y sistemático de los medios de comunicación social. Es necesario multiplicar y elevar la calidad de los mensajes dirigidos a la población en general y, en particular, a niños y jóvenes (educación básica y media) mediante una producción de radio y televisión de mayor amplitud y fortalecer el apoyo a la publicación de libros, revistas y periódicos que contribuyan a la divulgación de la ciencia y la tecnología. (…)

El impulso a la difusión y la divulgación de la ciencia y la tecnología tiene una de sus modalidades en el estímulo a los propios divulgadores, en virtud de lo cual resulta conveniente el reconocimiento de las actividades de divulgación a los integrantes del Sistema Nacional de Investigadores. (…) El reto de la divulgación científica en México reclama definiciones estratégicas en diversos órdenes, sobre en organización de los divulgadores, financiamiento, publicaciones, formación de divulgadores e investigación en divulgación científica y tecnológica. (14).

Quizá lo más relevante del “sexenio del cambio” en el tema de la política científica y tecnológica fueron la nueva Ley de Ciencia y Tecnología y una Ley Orgánica del CONACYT publicadas ambas el 5 de junio del 2002. Esta nueva Ley dice en su artículo 12: “se promoverá la divulgación de la ciencia y la tecnología con el propósito de ampliar y fortalecer la cultura científica y tecnológica en la sociedad. La administración de Felipe Calderón (2006-2012) añadió el concepto de “innovación” al programa del sexenio anterior y lo llamó Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (PECiTi) 2008-2012. Este nuevo programa introduce el concepto de “apropiación social”: propone fortalecer la apropiación social del conocimiento y la innovación, y el reconocimiento público de su carácter estratégico para el desarrollo integral del país, así como la articulación efectiva de todos los agentes involucrados para alcanzar ese fin.(…) Para que la ciencia, la tecnología y la innovación tengan efectos favorables en el país, es indispensable su apropiación social, es

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Programa Especial de Ciencia y Tecnología 2001-2006

decir, que sectores amplios de la población les incorporen como parte de su cultura. ( 15). A pesar de lo anterior, la difusión y divulgación no tienen mucho peso en el PECiTi. Aparecen en la cuarta estrategia derivada del primer objetivo: Fomentar una cultura que contribuya a la mejor divulgación, percepción, apropiación y reconocimiento social de la ciencia, la tecnología y la innovación en la sociedad mexicana. Y propone tres principales líneas de acción: Promover la cultura científica, tecnológica y de innovación a través de los medios de comunicación electrónicos e impresos, difundiendo los resultados de las investigaciones exitosas y el impacto social en la solución de problemas nacionales. Fomentar que las instituciones de educación superior, centros e instituciones de investigación públicos y privados, consejos estatales de ciencia y tecnología o sus equivalentes y sector empresarial, establezcan a través de programas, una mayor comunicación y divulgación de la ciencia y la tecnología. Promover esquemas de apoyo a museos, casas de ciencia y organizaciones sociales que realizan actividades de divulgación científica (16). Lo más significativo e innovador en el PECiTi fue la estrategia transversal que busca articular con mayor intención las actividades científicas, tecnológicas y de innovación con otros objetivos nacionales como educación, energía, agricultura, salud, medio ambiente y recursos naturales, economía, comunicaciones y transportes y marina.

15 16

Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación 2008-2012 Ibid..

Un resumen de las políticas públicas para la divulgación de la ciencia en los primeros 40 años del CONACYT (1970-2010) se pueden concentrar en las siguientes tendencias:  Las políticas son formuladas desde el centro (DF) y con criterios verticales. Hay un desconocimiento de muchos de los esfuerzos realizados fuera del Distrito Federal.  No ha habido evaluaciones formales basadas en diagnósticos detallados y con metodología rigurosa.  El conocimiento científico se concibe como algo deseable en sí mismo; no hay una lectura crítica, ni tampoco vinculado a otros problemas sociales, por ejemplo, salud o medio ambiente  En varios planes hay énfasis en la difusión del conocimiento tecnológico, más que en el científico  Las políticas están basadas en el modelo del déficit de conocimiento que supone que los ciudadanos son una especie de recipientes a quienes hay que llenar de conocimientos científicos y tecnológicos.  No están articuladas con las políticas educativas, ni de formación de investigadores, por lo tanto no han contribuido al desarrollo de vocaciones científicas  No forman parte estratégica de las políticas científicas; casi no se les reconoce importancia central en los planes.

Tres: un breve recuento histórico de las iniciativas para la divulgación Junto a las políticas y programas públicos en la materia, se han desarrollado por parte de organismos profesionales y de la sociedad organizada varios proyectos y actividades orientadas a generar una mayor cultura científica en la población. En 1982 se creó la Academia de la Investigación Científica que considera a la difusión de la ciencia entre sus actividades centrales y empezaron a surgir programas como los “Domingos en la Ciencia” que acaban de cumplir 30 años en diciembre pasado; los “Rincones de la Ciencia”, “Computación para todos los niños”, y más tarde la “Semana de la Investigación Científica”, los “Veranos de la Investigación Científica” y las “Olimpiadas Científicas”, entre otros. En 1986, un grupo de 19 científicos publicó el manifiesto de creación de la “Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica” (SOMEDICYT) con el propósito central de propugnar que el conocimiento científico y técnico sea accesible para todos. Alrededor de los pioneros se empiezan a formar grupos de interesados en la divulgación de la ciencia en la capital y varios lugares del país. En primer término, el grupo formado en torno a la actual Dirección General de Divulgación de la Ciencia en la UNAM que tiene a su cargo las distintas actividades que la universidad tiene en este campo como El Museo de la Luz y Universum, las revista ¿Cómo ves? y Canica, la edición de libros de divulgación y otros especializados para divulgadores, la producción de programas para radio, televisión, la formación en cursos y diplomados, los blogs de divulgación y un extenso etcétera.

Otros ejemplos, son la red de Casas de la Ciencia en Sonora; los grupos que trabajan en San Luis Potosí, Baja California, Sinaloa, Nuevo León, Michoacán, Coahuila, Jalisco, Veracruz, Yucatán, Colima, Baja California Sur, Oaxaca y otros estados. Si consideramos a los divulgadores que colaboran en las áreas de divulgación, difusión o extensión científica de los centros de investigación, las universidades públicas y algunas privadas, los institutos tecnológicos, los consejos estatales, de ciencia y tecnología y las dependencias culturales, podemos decir, sin temor a exagerar, que la divulgación de la ciencia es una práctica generalizada en México, aunque con distintos recursos y grados de desarrollo. Aunque hay que señalar que los esfuerzos que se han hecho en este terreno han sido más el resultado del trabajo y la buena voluntad de un grupo de interesados que una articulación de grupos e instituciones en una acción estratégica integral tendiente a incrementar la cultura científica nacional. Cuatro. El diagnóstico de la divulgación El primer diagnóstico que podemos hacer al estado de la divulgación de la ciencia en México es la ausencia de un diagnóstico, completo, actualizado y reconocido como tal por los principales actores e instituciones alrededor de la divulgación de la ciencia en México. El primer plan o programa sexenal que incluyó una especie de diagnóstico sobre la divulgación de la ciencia en México fue el Programa Nacional de Desarrollo Tecnológico y Científico 1984-1988 (PRONDETYC). Al referirse al subsistema de

comunicación social presentó una serie de datos, situación muy diferente a los típicos informes triunfalistas del gobierno en turno:

En 1979 había en las bibliotecas de México 0.20 libros por habitante. (…) En cuanto a la labor editorial de libros de texto y divulgación de 5,773 títulos publicados en México, sólo 241 fueron libros de texto. A través de los medios masivos de comunicación (TV y Radio), se transmiten programas dedicados a la ciencia y la tecnología (Canal 11, Radio Educación, Radio Universidad, Programa Ciencia y Desarrollo), algunos con una audiencia considerable, pero no existen especialistas en comunicación capaces de traducir el conocimiento científico al conocimiento comunitario, México es uno de los países que más periódicos publica: 249; sin embargo, prácticamente no se divulga en ellos la ciencia y la tecnología. En revistas, México ocupa también un lugar privilegiado con 2,462. Sin embargo, las revistas con temas científicos y tecnológicos, orientadas al público no especializado son muy pocas Cinco son las más conocidas: Ciencia y Desarrollo, Información Científica y Tecnológica, Geografía Universal, Naturaleza y Chispa (para niños) Sin embargo, su difusión es reducida pues por una parte su precio es alto y, por otra, requieren del lector una escolaridad mínima equivalente al bachillerato. (…) La situación en materia de museos de ciencia y tecnología y parques zoológicos y botánicos es muy pobre (17).

Los datos eran realistas y reflejaban la situación de la divulgación de la ciencia en México en esos años, sin embargo los redactores eludieron señalar la responsabilidad del CONACYT en ese proceso.

17

Programa Nacional de Desarrollo Tecnológico y Científico 1984-1988

Pasaron casi 15 años y no hubo avancen en este tema. Ernesto Márquez cuenta que en el Foro de Consulta sobre Divulgación Científica y Tecnológica organizado por CONACYT en marzo del 2001 se reconoció la importancia estratégica de la divulgación en el desarrollo de la ciencia y la tecnología en México: a mayor divulgación, mayor ciencia. En el Foro se solicitó “realizar un diagnóstico del estado actual de la difusión de la ciencia y la técnica, así como las políticas y acciones prioritarias en este campo (18)-

Añade Márquez que la SOMEDICYT lo había recomendado desde 1986 y en casi todos sus congresos anuales. A partir de las conclusiones de ese Foro, el CONACYT firmó un convenio con la Asociación Mexicana de Museos y Centros de Ciencia y Tecnología para hacer un la primera parte de un estudio diagnóstico que llevaría a la propuesta de un plan estratégico nacional para la divulgación de la ciencia y la técnica. Como parte de ese estudio se entrevistaron a 20 destacados divulgadores de la ciencia en México para contar con información más precisa sobre el estado que guardaba la divulgación en ese tiempo y sus opiniones sobre lo que se tendría qué hacer para formular las bases de un tentativo programa nacional de divulgación de la ciencia. La trayectoria de la divulgación en México, la perciben los expertos consultados por Ernesto Márquez como de ascenso permanente, pero no siempre con la misma tasa de crecimiento. Las épocas de menor crecimiento corresponden en genera a las de bajo crecimiento económico, aunque algunos entrevistados estiman que también depende de la visión y actitud

18

Márquez, E., 2002, 245.

de los dirigentes de algunas dependencias y organizaciones. (…) Prácticamente todos estiman que la mejor época de la divulgación de la ciencia y la técnica está por venir. (19)

La ciencia y la tecnología sí interesan a la población, pero los medios de comunicación masiva no tenían suficiente personal capacitado para informar sobre ella o la hacían en forma poco atractiva. Varios de los entrevistados también opinaron que instituciones clave como Conacyt y la SEP no valoraban suficiente a la divulgación. Los principales problemas detectados por los entrevistados fueron: La falta de una política de Estado para la divulgación de la ciencia que especifique qué pretende lograr como país y cómo se pretende lograrlo. Una visión excesivamente centralista, que ignora o menosprecia las experiencias, esfuerzos y necesidades que se tienen en el interior de la república. La baja profesionalización de los divulgadores. (…) La baja de reconocimiento formal (social y académico) a las tareas de divulgación (…) La falta de índices o parámetros de los productos de la divulgación y de los propios divulgadores. La escasa calidad de algunos de los productos de divulgación ofrecidos en el país, lo que en ocasiones contribuye a alejar el público de la ciencia y la tecnología. (…) La deficiencia de los maestros de educación básica en la enseñanza de las ciencias. (…) El exceso de individualismo entre los divulgadores. Muchos de ellos quieren tener sus propios medios de divulgación (revistas, programas de promoción o de medios masivos de comunicación),

19

Márquez, E. 2002, 251.

en lugar de sumar sus esfuerzos a los programas ya existentes con objetivos comunes. (…) La escasez de divulgación. (…)

recursos

económicos destinados a

la

La escasa divulgación de la importancia de la divulgación. (…) La escasez (o ausencia) de investigaciones profesionales sobre el estado que guarda la divulgación de la ciencia en México”. (20)

Por esos mismos años, el Programa Especial de Ciencia y Tecnología 2001-2006 incluyó algunos datos concentrados en el siguiente cuadro:

Difusión y divulgación de la ciencia y la tecnología

Tema Medios impresos y electrónicos

Agregado Diarios de la capital con secciones o suplementos de ciencia y tecnología:9 Diarios de los estados:14 Publicaciones registradas en el índice CONACYT:76 Canales de televisión con divulgación de ciencia y tecnología: 5*

Museos

Museos interactivos en el país: 19 Vagones, barcos, camiones, aviones y casas de la ciencia: 23

Encuentros

20

Márquez, E. 2002, 254-255

Semana Nacional de Ciencia y Tecnología: Participantes 8 869 747 en el año 2000

Verano de la investigación científica Semana de la investigación científica, organizada por la Academia Mexicana de Ciencias

Otros

Exposiciones fijas o itinerantes: canciones, obras de teatro, y en general todas las expresiones artísticas

Fuente Programa Especial de Ciencia y Tecnología 2001-2006, cuadro 1.14

De las cifras anteriores, se concluye que es necesario hacer mayores esfuerzos para que la difusión y divulgación de los conocimientos científicos y tecnológicos llegue a un mayor número de personas, siendo lo deseable que todas estén bien informadas. (21) El subrayado anterior - que es responsabilidad mía - es para enfatizar la obviedad de las conclusiones a las que llegó el Programa Especial… en este tema en particular. Sin embargo, no todo el diagnóstico es tan general. En otro capítulo se hace una particularización más acertada: En lo que concierne a la divulgación científica y tecnológica están pendientes dos tareas fundamentales: la investigación del estado en que se encuentre la divulgación de la ciencia y la tecnología en el país, y la búsqueda de la definición de los indicadores internacionales confiables y comparables en esta materia, tales como revistas de divulgación, programas y campañas de radio y televisión, museos, espacios dedicados a la ciencia y la tecnología en la prensa escrita y encuentros que impliquen acercamientos con amplios sectores de la población (22).

21 22

Programa Especial de Ciencia y Tecnología 2001-2007, p. 46 y 47 Ibid. P. 78

Conclusiones. La propuesta para la divulgación de la ciencia Lo primero a considerar antes de proponer ideas y proyectos para una propuesta de la divulgación de la ciencia en México es revisar lo que hay (diagnóstico) y lo que ya se ha sugerido. Pare este ensayo, hemos considerado tanto las estrategias y sugerencias presentes en los documentos de políticas públicas (planes y programas del CONACYT) como “las ideas aisladas que serían deseables tomar en cuenta para un programa nacional de divulgación de la ciencia y la técnica”. (23) Para esta propuesta hay que considerar los siguientes aspectos:

a) La importancia de los públicos El público es el objetivo y sentido de la divulgación. “La ciencia gira alrededor del público”, escribió Fayard, por lo que cualquier iniciativa o programa tiene que partir de reconocer a los públicos y su importancia dentro de la divulgación. No podemos seguir desperdiciando recursos clave en la divulgación porque no sabemos quiénes son nuestros públicos. En plural, porque el antiguo concepto de “público” ya no nos sirve por la enorme heterogeneidad de los mismos.

b) La red descentralizada para la divulgación El CONACYT ha promovido distintos planes, programas, sistemas y todos ellos desde la lógica centralista de una autoridad máxima, por lo general en el Distrito Federal, sin mucho conocimiento de las experiencias y lo que sucede en otros lugares del país. Después del público, el segundo tema más importante para una

23

Márquez, E., 2002, 245.

estrategia de divulgación nacional es la formación de una red nacional de divulgación de la ciencia que genera sinergia entre las acciones particulares, que sea descentralizada, con coordinación rotativa y de preferencia fuera de la capital. Las dependencias de las universidades responsables de la divulgación científica podrían formar la base inicial para la red e invitar a participar a todos los que estén haciendo o que tengan interés en la divulgación de l la ciencia. Se podría empezar – antes del diagnóstico – con un inventario de personas, grupos, organizaciones, dependencias,

asociaciones,

instituciones,

universidades,

medios

de

comunicación, programas de formación, etc para constituir la asamblea de la red. Esta tarea que pareciera casi imposible, se puede hacer con un buen diseño, una estrategia adecuada y usando los recursos de la tecnología (un buen sitio web para el registro, por ejemplo).

c) La articulación ciencia y cultura Por una serie de razones históricas y estructurales las actividades científicas y culturales han estado escindidas en México. El CONACYT va por su lado y el CONACULTA por el suyo; el primero tienen entre sus finalidades promover una cultura científica en la población, mientras que el segundo, está centrado en “coordinar las políticas, organismos y dependencias tanto de carácter cultural como artístico”. ¿La cultura científica es parte de la cultura? Por supuesto que la respuesta es afirmativa independientemente del concepto de cultura que tengamos. Incluso en la concepción clásica o ilustrada, la ciencia está a la par que las bellas artes. Con este presupuesto básico, una propuesta para la divulgación de la ciencia puede partir del reconocimiento de los vasos comunicantes entre la

divulgación científica y la cultural. Ambas pueden ser entendidas como prácticas comunicacionales basadas en la producción en común de sentido y que buscan contribuir a hacer de estas actividades un nuevo tipo de educación permanente para niños, jóvenes y adultos con mensajes orientados a sus necesidades de conocimiento y desarrollo artístico. En términos operativos, la divulgación de la ciencia y la promoción cultural pueden apoyarse mutuamente como sucede en algunas fundaciones extranjeras (Smithsonian), universidades o programas en medios de comunicación. Por ejemplo, el Canal 22 podría desarrollar y promover con mayores recursos programas de divulgación de la ciencia de acuerdo a las necesidades, expectativas e intereses de nuestros niños, jóvenes o adultos.

d) La relación con la educación formal

La divulgación de la ciencia tiene que ser concebida como un complemento de la educación formal. Cualquier esfuerzo de divulgación para niños o jóvenes tiene que considerar, entre otros factores, el nivel escolar del público destinatario y los programas de ciencias en la educación formal. Es falso que no haya interés en los niños por la ciencia. A los niños si les gustan las ciencias naturales, les divierten y les inquietan. Despiertan a la observación detallada de la naturaleza y se frustran al recibir respuestas incompletas o incorrectas de sus maestros. En particular a todos les gustan los experimentos que a veces no distinguen de un juego. La asistencia masiva a museos interactivos orientados a la divulgación científica (Papalote, Explora, Trompo Mágico etc) son una demostración de lo anterior.

e) La alianza con organizaciones ambientales, de consumidores y de salud. La ciencia y su divulgación no tienen por qué estar peleada con otras organizaciones de la sociedad como las ambientales, de consumidores y de cuidado a la salud. Con excepción de algunas organizaciones radicales que rechazan planteamientos distintos a los suyos, la mayoría de las organizaciones civiles pueden establecer alianzas con los interesados en la divulgación de la ciencia. Parece más complicado en el caso de las organizaciones para la protección del medio ambiente, pero hay que recordar que la ciencia y la tecnología no están en contra del medio ambiente. La bicicleta, hoy por hoy, uno de los símbolos de los militantes ambientalistas fue un desarrollo tecnológico muy innovador en su momento porque combina la fuerza humana, con principios científicos (resistencia, fuerza, tensores, palancas, rueda, diseño aerodinámico, etc.). ¿Por qué no organizar, en alianza a organismos a favor del medio ambiente, conferencias, charlas, publicaciones, demostraciones etc sobre la ciencia y tecnología de la bicicleta. (24) De igual forma se puede hacer algo similar para establecer alianzas con organizaciones de consumidores o de protección de la salud.

24

Sobre la ciencia y la tecnología aplicadas a la bicicleta se han publicado varios libros; el más reciente es Cycling Science: How Rider and Machine Work Together un texto de divulgación del periodista Max Glaskin, publicado por la University of Chicago Press en 2012, Bicycling Science (1974) de David Gordon Wilson; Science of Cycling (1986) y High-Tech Cycling de Edmund Burke.

f) El uso de todos los medios y modalidades La divulgación de la ciencia puede y deber hacerse por todos los medios y modalidades dependiendo de lo que se quiera obtener, de los recursos que se disponga y de los públicos a los que se quiera llegar. En estos tiempos no hay medio que sobre; hay que aprovechar todas las modalidades posibles (desde la charla pública en la modalidad del Café Scientifique) hasta la estrategia viral por medio de redes sociales como Facebook o Twitter, pasando por museos y centros de aprendizaje informal (zoológicos, acuarios, jardines botánicos etc.), medios de comunicación

convencionales,

páginas

interactivas,

juguetes

científicos,

blogs,podcast, dispositivos para tabletas y lo que venga en el futuro.

g) Promover más científicos visibles Ray Goodell, un sociólogo de la ciencia, publicó en 1975, el libro de The Visible Scientists para explicar la visibilidad de que algunos científicos estadounidenses estaban teniendo como expertos públicos en los medios de comunicación eran conocidos por los públicos masivos. El concepto se generalizó y ha sido usado para calificar a científicos como Wernher Von Brown, en viajes espaciales, Margarer Mead en antropología, B. F. Skinner en la psicología experimental y especialmente a Carl Sagan, en astronomía y ciencia en general a raíz del espectacular éxito de la serie televisiva Cosmos. En México, el único científico visible en los medios de comunicación y con autoridad técnica en su campo es Mario Molina, el ganador del premio Nobel de Química en 1995 Una estrategia de divulgación de la ciencia tendría que hacer más visibles en los medios de comunicación en México a los científicos, en

particular a quienes pueden ser expertos públicos en áreas muy específicas y reconocidas para los mexicanos. Por ejemplo, ¿quiénes son nuestros científicos visibles en sismología, en huracanes, en zonas áridas etc? Tendríamos que promoverlos para que los públicos reconozcan a la ciencia por medio de estas personalidades.

h) El papel de las políticas públicas Para que la ciencia pueda salir de su estado de marginación, es necesario que la ciencia sea una verdadera política de Estado con planes de largo plazo y no de gobierno cada seis años. Sin embargo, para que esto sucede es necesario que la sociedad, o por lo menos grupos organizados de la sociedad, lo promuevan e impulsen. Sólo de esta manera se puede construir una tradición sólida que incluya un plan integral a largo plazo con un incremento sustancial de recursos para la investigación científica La acción del Estado, por medio de las políticas públicas para la ciencia es importante, pero hay que invertir los términos en los que ha planteado este tema; no tenemos que esperar al Estado, hay que promover la divulgación de la ciencia para formar ciudadanos informados y responsables que exijan a los gobiernos adoptar estas políticas.

i) El seguimiento y evaluación

Sin mecanismos de seguimiento y evaluación, las propuestas pierden su viabilidad y muchas veces se quedan en el cajón del escritorio (o el archivo de la computadora). Estamos pocos habituados a evaluar nuestras acciones. Quienes están convencidos de las ventajas de la divulgación de la ciencia poco se han

preocupado por estudiar realmente los impactos que estas actividades tienen en los diversos grupos sociales. La evaluación de estas prácticas apenas llegan a proyectos particulares o programas específicos. Esta propuesta de divulgación de la ciencia busca que la red pueda desarrollar métodos de evaluación que articulen los indicadores cuantitativos de corto plazo con el logro de las metas y objetivos del mediano plazo para posteriormente verificarlas con los avances (o retrocesos) que se tengan en el cumplimiento de la misión o el sentido de la red de divulgación.

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Mayo del 2013

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