Silva asturiana. Romancero general de Asturias, III. El Romancero asturiano de Juan Menéndez Pidal: Nuevas encuestas de Juan y Ramón Menéndez Pidal (1886-1910). Edición de Jesús Antonio Cid

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Descripción

SILVa asturiana iii El Romancero asturiano de Juan Menéndez Pidal Nuevas encuestas de Juan y Ramón Menéndez Pidal (1885-1910)

SILVA ASTURIANA ROMANCERO GENERAL DE ASTURIAS TEXTOS COLECCIONADOS EN LOS ARCHIVOS DE LA FUNDACIÓN MENÉNDEZ PIDAL, COMPLETADOS CON OTROS MATERIALES

COODINADOR Y PRIMER EDITOR

DIEGO CATALÁN EDITORES



JESÚS ANTONIO CID

JESÚS SUÁREZ LÓPEZ

JUAN CARLOS VILLAVERDE

La Colección, iniciada por el Centro de Estudios Históricos Menéndez Pidal, en el que colaboraron la Fundación Ramón Menéndez Pidal y el Instituto Univesitario Menéndez Pidal (Universidad Complutense), se continúa por acuerdo de estas dos instituciones. El proyecto editorial y la continuidad de la serie han sido posibles gracias al impulso del Seminariu de Filoloxía Asturiana (Universidad de Oviedo) y a la financiación del Real Instituto de Estudios Asturianos y el Muséu del Pueblu d’Asturies.

III

REAL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS

UNIVERSIDAD DE OVIEDO

Archivo de la tradición oral

Vicerrectorado de Extensión Universitaria Seminariu de Filoloxía Asturiana

SILVA ASTURIANA III

El Romancero asturiano de Juan Menéndez Pidal Nuevas encuestas de Juan y Ramón Menéndez Pidal, 1885-1910 Edición y estudio preliminar de

JESÚS ANTONIO CID

OVIEDO - MADRID, 2010

© Del texto de las introducciones: Instituto Menéndez Pidal © De esta edición: Fundación Ramón Menéndez Pidal Primera edición: Diciembre de 2010 ISBN: 00-000-0000-0-0 Dep. Legal: As.-000/10 Imprime:Imprenta Mercantil Asturias. S. A. IMPRESO EN ESPAÑA

ADVERTENCIA Con este volumen se reanuda la edición de la Silva Asturiana. Romancero General de Asturias. La publicación de esta serie comenzó con el volumen VI, último de los inicialmente previstos, preparado por Jesús Suárez López y aparecido en 1997. Con ello, el Instituto Menéndez Pidal y las instituciones co-editoras deseaban poner de relieve la importancia de las nuevas exploraciones de la tradición oral a fines del siglo XX. Los volúmenes I y II, preparados por Jesús Antonio Cid y ultimados para la imprenta por Diego Catalán, aparecieron en 1999 y 2003. Con el volumen III se completa la edición plenaria de los materiales del Romancero de Asturias desde los orígenes hasta 1910. Es deseo de los editores que los volúmenes IV y V, que incluirán las versiones recogidas hasta la década de 1980, se publiquen sin dilación. Por otra parte, la vitalidad del Romancero incluso en fases consideradas habitualmente como terminales hace necesario modificar el plan inicial, y prever la preparación de un volumen VII que incluya las últimas versiones recogidas, junto con los índices generales de toda la Silva Asturiana. *

*

*

Este volumen III cierra toda una primera etapa de exploraciones del Romancero asturiano, protagonizada por Juan Menéndez Pidal, sus colaboradores y coetáneos, o predecesores. En consecuencia, a continuación del estudio introductorio (primera parte), y la edición plenaria de los textos recogidos entre 1885 y 1910 (segunda parte), incluimos los índices correspondientes a los volúmenes II y III, y el inventario de colecciones y la bibliografía de los tres primeros volúmenes de la Silva asturiana (parte tercera). Por otra parte, se ha considerado oportuno introducir como «Addenda», los índices del Catálogo General del Romancero Asturiano, cuya elaboración fue una herramienta necesaria para localizar y organizar los materiales romancísticos de toda la serie, y distintas correcciones y adiciones que afectan en especial al volumen II (cuarta parte).

PRIMERA PARTE

INTRODUCCIÓN: UN NUEVO ROMANCERO ASTURIANO (1885-1910)

I

Proyectos de reedición ampliada del romancero asturiano. Nuevos materiales posteriores a 1885 El propósito de renovar y reeditar su Colección de los viejos romances que se cantan por los asturianos fue para Juan Menéndez Pidal anterior, incluso, a la propia salida de la primera edición del libro impreso en 1885. Al dar cuenta de variantes recogidas a última hora, transcritas a veces parcialmente en notas a pie de página, el compilador alude ya a las versiones «que guardamos en carpeta para otra edición de este Romancero» (pág. 331). El proyecto debía hallarse avanzado en 1889, año en que abre un cuaderno con un modelo de nueva portada para una «Segunda edición, corregida y aumentada» (v. ilustración 1). En ese mismo cuaderno se anotan algunos materiales de encuesta y notas muy elaboradas para la nueva introducción o estudio preliminar. En 1902 el autor elabora otro plan para la reedición, que coincide con una nueva encuesta en el Oriente de Asturias, y se refleja sobre todo en las anotaciones y correcciones, muy abundantes, que hace sobre un ejemplar de la primera edición (v. ilustraciones 2 a 11). Entre estos años de 1889 y 1902, y también en fecha posterior hasta, al menos, 1910, se escalonan los añadidos de nuevas versiones y extractos de lecturas que el autor pensaba incorporar en una edición muy refundida. Aunque ese proyecto de edición renovada no llegó nunca a formalizarse, y mucho menos a alcanzar la forma de un original definitivo, podemos, sin embargo, hacernos una idea aproximada del tipo de *Romancero asturiano que Juan Menéndez Pidal deseaba realizar y que difiere considerablemente del que se había impreso en la primera edición. En primer lugar, el compilador concebía ahora la obra como un Romancero general de Asturias en donde a las versiones propias habrían de sumarse todos los textos ya reunidos, publicados o inéditos, por otros colectores. Ya nos hemos referido en el volumen anterior a su intención de incorporar las versiones de Munthe, pu-

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blicadas en 1886, y las que suponía que conservaba Fermín Canella. Pero entre los papeles de J. Menéndez Pidal se conserva, además, una «bibliografía» que es en realidad una relación, exhaustiva para esas fechas, de las obras que contenían versiones asturianas de romances, o información general sobre el canto popular narrativo en Asturias. El editor hacía inventario de las fuentes que se proponía utilizar, y vemos aquí indicadas escuetamente las obras y trabajos de «Munthe», «Amador de los Ríos, Jahrbuch», «Durán» [los romances comunicados por P. J. Pidal y publicados en el Romancero General de la BAE], «Caunedo» [esto es, el Album de un viaje por Asturias de 1859, segunda edición, que copia los textos de Durán], «La coruxa del Carbayón» [presumiblemente los romances publicados por Acevedo y Vigón en la Estafeta de la Quintana], «Canella, Historia de Llanes [y su concejo, 1896]», «Quadrado, Viaje por España», «Rada y Delgado, Viaje de Isabel II [por Asturias y Galicia]», etc. No faltan las referencias a la «Hoja suelta; El galán de esta villa», publicada por J. Pérez Ortiz y ya aludida en la Colección, pág. 304, y a un «Manuscrito» 1 del marqués de Pidal, cuyo paradero y contenido desconocemos . En su ejemplar personal, por otra parte, el autor indica frecuentemente el lugar en donde habrían de incluirse las nuevas versiones tomadas de impresos anteriores. Por ejemplo: «Añádase la variante de Braulio Vigón» (p. 235, La flor del agua); «Publíquese íntegro el R[omance] de Munthe, n.º IX, que es una buena variante de la Gayarda» (p. 197, La Gallarda); «La otra variante mía y la de Vigón» 2 (p. 143, La esposa de don García) , etc. En suma, J. Menéndez Pidal apuntaba a una colección de características análogas al Romanceiro geral colligido da tradição de Th. Braga (1867) —aunque esta obra del gran editor del Romancero portugués sea más selectiva que su posterior Romanceiro geral portuguez (1906 y ss.)—, sin limitarse ya a su recolección personal y la de sus colaboradores directos. La ordenación de los romances experimentaba también cambios significativos. En un principio se anotan simplemente la corrección de un error (en pág. 200, núm. LV, por ejemplo, escribe: «A seguida de este, su variante, LVIII»), o alteraciones parciales: así, indica que El paje de don Francisco, núm. LIV, debía reordenarse en el 1 Es probable, sin embargo, que se aluda a los romances del marqués de Pidal publicados por Durán en 1847, y que hemos reeditado en Silva asturiana, I, § ii; pero no tenemos ninguna noticia de un «manuscrito» donde se conserven los originales de esos textos. 2 J. Menéndez Pidal se refiere, sin duda, a la versión de Serandinas publicada en El Carbayón en 1892 (Cf. infra, núm. 94). A pesar de atribuirla a B. Vigón, creemos seguro que el recolector y editor fue Bernardo Acevedo. Cf. infra, nota núm. 14.



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«ciclo de Gerineldo», o que La vengadora en traje de varón, núm. LX, habría de trasladarse «al ciclo de venganzas de honor». Pero en algún otro momento J. Menéndez Pidal pensó en reestructurar a fondo las grandes divisiones en que había clasificado los romances. Conservamos una hoja suelta en la que se trazan distintos subgrupos dentro de la primera sección:

ROMANCES HISTORICOS Ciclo de la Penitencia de don Rodrigo El penitente Ciclo de Carlomagno Tenderina (?) [Aliarda en misa] Doña Enxendra [La infanta parida] Gerineldo Galancina [El conde Claros en hábito de fraile] Bernardo del Carpio [El conde Grifos Lombardo] Ciclo de Fernán González La peregrina De cantos germánicos Gaiferos La esposa de don García Conde Olinos El convite [El veneno de Moriana] Don Martinos [La doncella guerrera] Don Alférez [La infanticida]

Este simple esbozo de división en «ciclos», con criterios clasificatorios harto discutibles, y que ni siquiera cubre toda la primitiva sección de los romances históricos de la Colección de 1885, no nos permite saber cómo pensaba reestructurar las otras secciones, y sobre todo la más compleja, los romances «novelescos». Tampoco se corresponde con las divisiones apuntadas en otro momento, que remitían a un «ciclo de Gerineldo» o a un «ciclo de venganzas de honor». En el apartado de los «Romances religiosos» J. Menéndez Pidal trazó también nuevas divisiones: «Ejemplario», «Milagros», «La Pasión», que sólo en parte permitían reclasificar los temas incluidos. Nos hallamos, pues, ante unas tentativas de reordenación que no llegaron a un estado definitivo. Las introducciones y notas a los romances eran objeto de una revisión profunda en los proyectos del editor. En un principio los

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cambios parecían limitarse a algunas correcciones estilísticas puntuales, que aligeraban el texto de una retórica que pronto le pareció excesiva al propio J. Menéndez Pidal. Por ejemplo, la descripción del campesino que canta romances: [...] mientras la carreta rechina con monótono y prolongado gemido al peso de la yerba bien oliente, él, la ahijada al hombro y el alma adormida en gratos recuerdos, entona los amores de Gerineldos... (p. ix),

se abreviaba en: [...] mientras la carreta chirría bajo el peso de la yerba, él, la ahijada al hombro, entona los amores de Gerineldos.

En otro estadio posterior, la corrección se hace más radical, hasta el extremo de aparecer en su ejemplar enteramente tachadas casi todas las páginas que comprendían el prólogo y el estudio introductorio. Esta solución «quirúrgica» parece haber pasado por dos etapas: en la primera el autor indicaba al margen algunos párrafos que todavía podrían conservarse; pero después de la última revisión no restaría ya apenas nada de aprovechable en la primitiva redacción. Por otra parte, J. Menéndez Pidal no dejó de hacer añadidos y apuntar notas de lecturas recientes en los márgenes del libro o en papeles sueltos. Pero, hasta donde sabemos, la nueva Introducción no fue nunca redactada y los papeles conservados nos dejan sólo constancia de su aspiración a un estudio mucho más exigente y matizado que el impreso en 1885. * * * Los textos nuevos que habrían de incorporarse en la edición ampliada de la Colección no son siempre de fácil identificación cuando se nos han conservado, y no creemos tampoco que se conserven actualmente en su totalidad. A la muerte de Juan Menéndez Pidal, en 1915, su biblioteca y la mayoría de sus papeles hubieron de permanecer en poder de su viuda. Según informes de Jimena Menéndez Pidal, las relaciones de Ramón con la viuda de su hermano no tuvieron continuidad y, poco después, a raíz de un segundo matrimonio, se interrumpieron por completo. No parece que la viuda de Juan, sin vinculaciones personales con Asturias ni actividades o intereses intelectuales propios, haya intentado conservar el legado de su marido, a quien sobrevivió varios años, a través de su donación a alguna institución pública. En consecuencia, el archivo y la biblioteca del estudioso y académico hubieron de sufrir la suerte habitual, y los su-



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ponemos destruidos o dispersados después de la muerte de su viuda. 3 Si no es así, desconocemos, en todo caso, su actual paradero . Sólo algunos papeles pasaron a Ramón Menéndez Pidal, correspondientes a dos estudios que Juan preparaba hacía años: los trabajos sobre el doctor Villalobos y, parcialmente, los del Romancero asturiano. Los materiales sobre el Romancero heredados por Ramón de su hermano incluían dos ejemplares del libro de 1885 con correcciones y notas marginales, dos cuadernos y varios papeles sueltos con 4 versiones propias o proporcionadas por otros colectores . Estos materiales corresponden en parte a los textos que se publicaron ya en la edición. En especial, el que denominamos «Cuaderno I» contiene 3 Es probable que la biblioteca de Juan Menéndez Pidal fuera vendida a la muerte de su viuda, Ana Cuenca Romero y Carrillo de Albornoz, o de sus parientes próximos. En la Biblioteca Nacional de Madrid se conserva el ejemplar personal de las Poesías de 1913, de Juan Menéndez Pidal, y todo indica que procede de una adquisición reciente, y no de una donación directa. 4 Ello es evidente, y no alcanzo a comprender las dudas de Diego Catalán en El Archivo del Romancero, patrimonio de la Humanidad (2001), pág. 10, donde reformula mi escrito de 1991: «A la muerte de Juan Menéndez Pidal (1915), pasaron al Archivo de su hermano Ramón dos ejemplares del libro de 1885 con correcciones y notas del autor, un cuaderno de notas donde figuran copiados los textos por él recogidos en el concejo de Grado junto con anotaciones históricas y etnográficas y, quizá (si bien lo dudo), algunos originales sueltos de versiones comunicadas por otros colectores». Lo cierto es que en el Archivo Menéndez Pidal se conservaban, a la altura de 1991, varios pequeños legajos unitarios de materiales de Juan Menéndez Pidal, que incluían originales sueltos de versiones de romances remitidas por distintos corresponsales asturianos, al margen de varios otros que se integraron, desglosados, en el archivo del Romancero de R. Menéndez Pidal y M. Goyri, pero que sin duda proceden del legado de Juan Menéndez Pidal. Todos estos textos se identifican en el apartado «Colecciones» al final de este volumen, se editaban en J. A. Cid, El Romancero tradicional en Asturias... (1991), y son parte sustancial de esta Silva Asturiana, III. No comparto la seguridad de Catalán al afirmar que todos los romances que figuran en la lista de María Goyri (y R. Menéndez Pidal) de «Romances asturianos recogidos por D. B. Acebedo», fueran textos que «llegaron directamente a manos de Ramón Menéndez Pidal» en 1909 (El Archivo del Romancero…, págs. 10-11). Es cierto que Ramón Menéndez Pidal estableció contacto directo con Acebedo en esas fechas, y así, al prologar la edición del Vocabulario del bable de Ocidente (1932), recuerda: «Hace unos veinte o veintidós años que este distinguido escritor asturiano me había entregado para mi uso dos redacciones de un registro que él venía formando del bable occidental», momento en que pudo facilitarle también textos de romances. Pero la relación de Acevedo con Juan Menéndez Pidal era muy anterior, y creo evidente que la lista de María Goyri aspira a reflejar el conjunto de romances recogidos por Acevedo, y no sólo los que pudo proporcionar al hermano menor hacia 1909. Téngase en cuenta, por otra parte, que Juan y Ramón realizaron juntos encuestas en Asturias precisamente en 1909 (cf. «Colecciones», núms. 023-025), y nada tiene de extraño que se comunicasen materiales de interés para ambos; de ahí que existan con frecuencia duplicados de las mismas versiones, pero creo seguro que la mayor incorporación de materiales procedentes de Juan Menéndez Pidal se produjo después de su muerte.

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—como ya se indicó en el volumen II de la Silva asturiana— la mayoría de las versiones recogidas personalmente por Juan en el concejo de Grado, junto a diversas notas históricas o de folklore comparado y apuntes muy diversos de Etnografía asturiana; todo ello anotado entre 1883 y 1884. El «Cuaderno II» sí contiene materiales nuevos, pero muy escasos y reducidos a las versiones de Curueña, en León. Los papeles sueltos ofrecen mayores dificultades para su identificación. Ramón Menéndez Pidal y María Goyri recopiaban a menudo los originales aportados por distintos colectores; y, por otra parte, frecuentemente recurrieron a los mismos informantes (así en versiones varias de Lena, Villaviciosa y Ribadesella) y colaboradores anteriores (Bernardo Acevedo, en especial) de Juan. Ello impide determinar con seguridad en algunos casos si una u otra versión debe atribuirse a la actividad recolectora de Juan Menéndez Pidal o a la de su hermano. La tarea se hace aún más difícil si se tiene en cuenta que Ramón, consecuente con su teoría y su propio plan de edición del Romancero hispánico, renunció a todo proyecto de publicación de colecciones regionales. Ello implicaba también, claro está, que no pudiera considerarse heredero ni continuador de su hermano en cuanto al plan de una reedición ampliada de la Colección de romances asturianos. Los textos sueltos reunidos por Juan fueron, pues, integrados —en su 5 mayor parte— en el Archivo general de versiones de romances; cuando los textos estaban agrupados o formaban parte de una pequeña subcolección fueron desglosados y recopiados parcialmente, y muchas veces faltan los datos localizadores de fecha, recitador y lugar de recolección. Esas precisiones, innecesarias en su día para Ramón Menéndez Pidal y María Goyri, gracias a su conocimiento directo de las versiones y sus originales, son hoy sólo parcialmente recuperables o susceptibles de reconstruirse mediante el auxilio de antiguas listas de inventario, incompletas a menudo, el reconocimiento de las letras de los colectores o, incluso, el estudio tipológico de las variantes del romance representado por la versión. Ha sido, pues, necesario revisar una por una las carpetas y los varios miles de textos del Archivo de R. Menéndez Pidal y M. Goyri para localizar las versiones de romances que en su día formaron parte de la recolección asturiana de entre 1885 y 1910. Para el periodo en el que intervino de forma activa Ramón, es decir a partir de c.

5 Sólo en el caso de algunos textos de «mano popular», copiados después en limpio, se han conservado agrupadas las versiones pertenecientes a una misma colección o subcolección parcial, por ejemplo las de Boal y Coaña remitidas por J. García Méndez a través de Acevedo.



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1900, contábamos con la ayuda inestimable de unas listas de colecciones individuales, elaboradas por María Goyri, que han facilitado nuestra labor. Creemos haber localizado casi en su totalidad los textos asturianos recogidos desde 1900 en adelante, incluyendo varios que no fueron inventariados en las listas (fragmentos, o versiones de romances vulgares, o textos religiosos paranarrativos, oraciones, composiciones líricas, etc.) por haberse considerado irrelevantes. Hay, sin embargo, algunos contados casos de identificación insegura o de textos que deben considerarse perdidos, según lo hemos reflejado en el inventario general de «Colecciones», del que se publica en este volumen toda la parte concerniente a los tres primeros volúmenes de la Silva asturiana. La inseguridad en la determinación de los materiales es mayor en los más antiguos, que han de adjudicarse a la labor colectora de Juan Menéndez Pidal en solitario. En primer lugar, como ya indicábamos, esos materiales se han conservado sólo de forma incompleta. Lo mismo sucedía ya con los originales que sirvieron para la edición de 1885. Si se prescinde de los textos contenidos en el «Cuaderno I», y algunos sueltos del Occidente de la región, no nos han llegado originales manuscritos de ninguna otra versión. Es evidente que Juan Menéndez Pidal no destruyó esos materiales; su desaparición se debe sin duda a que no se encontraban en el mismo legajo o paquete que contenía los cuadernos y ejemplares revisados de la primera edición de su Romancero, y que fue el único entregado a Ramón. Es, por ejemplo, llamativo que no haya llegado a nosotros ninguna de las trece versiones del romance ¡Ay, un galán de esta villa!, utilizadas en la elaboración del texto facticio incluido en la Colección de 1885 (núm. XXX). Dada la importancia que los primeros colectores del Romancero en Asturias concedieron siempre a ese poema, es fácil suponer que Juan Menéndez Pidal conservaría en carpeta aparte los textos que había utilizado para recomponer el «rompecabezas» que, en su concepción, formaban «las partes del todo» o las «caprichosas piezas» que permitirían reconstruir un poema coherente y 6 perfecto, objetivo que creía haber logrado en su versión facticia ; junto a los textos que había reunido personalmente y de los que se sentía especialmente satisfecho, hasta el punto de enumerarlos 7 dos veces en su libro . Es claro, además, que conocía y disponía

6

Cf. Colección, págs. 303-306.

Además de en el índice general de versiones (págs, 354-356), lo hace en las notas particulares al romance: «Diseminados así los diversos trozos del conjunto por todas las regiones de la Provincia, era indispensable recogerlos todos para reconstruirlo. Y 7

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de todos los textos anteriores ya impresos de ese romance, de los 8 que hizo una bibliografía detallada , y entre sus papeles contaba también con unos inéditos «Apuntes» al romance, obra de Benito 9 Canella (‘El ciego de Sobrescobio’) . Nada de esta documentación se conserva en los materiales heredados por Ramón Menéndez Pidal, y lo mismo sucede con todas las versiones de los concejos de Laviana, Villaviciosa y Oviedo, proporcionadas por Fermín Canella, María Ciaño y Luisa Menéndez Valdés, que constituyen casi la mitad de los textos publicados en 1885. En cuanto a las nuevas versiones «que guardamos en carpeta para otra edición de este Romancero» anunciadas ya entonces, y las que se recogieron desde 1886 en adelante, creemos seguro que tampoco se conservan todas. En un caso, al menos, contamos con el testimonio de una versión facilitada a Juan Menéndez Pidal y que ha de considerarse perdida. Un folclorista de Llanes al informar en un periódico local sobre un viaje de Ramón, en 1930, evoca la figura de su hermano y habla de un viaje semejante de éste, Juan, en 1914: Deseando conocer el señor Menéndez Pidal las danzas populares que se bailan acompañadas de un romance, tenía gran curiosidad por ver bailar el «Pericote», y ese fue el motivo de su venida a esta villa. Conserva don Ramón la música de este baile, y un viejo romance que comienza: «Válame nuestra señora, nuestra señora me vala»; romance que hube de conseguir para su hermano don Juan Menéndez Pidal, gracias a la excelente memoria de un llanisco, desaparecido desgraciadamente [...] En el año 1914, organicé un Pericote, que se bailó en Nueva, para que lo presenciara aquel paternal amigo mío, que era entonces Director del Archivo Histórico Nacional, gran literato y excelso poeta lírico. El recuerdo de aquel Pericote perdura aún en la ilustre familia de los Menéndez Pidal; por eso don Ramón me honró con el encargo de organizar una reunión íntima, en el campo, donde poder saborear, sin artificios, el encanto de los bailes llaniscos: el Pericote, con tambor y pandero, la danza prima, la giraldilla y los cantos po10 pulares .

esto hicimos nosotros: cosechamos cuantas variantes hemos podido haber en Lena, Aller, Mieres, Oviedo, Grado, Avilés, Luarca, Boal, Coaña, Laviana, Cangas de Onís, Ribadesella y Colunga; y posesionados ya de las partes del todo, las fuimos ordenando de manera que formasen sentido...» (Colección, p. 304). 8

Cf. Colección, p. 303.

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Ibid., p. 151.

F. Carrera, «Don Ramón Menéndez Pidal en Llanes», El Oriente de Asturias, 9 agosto 1930. 10



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No se conserva, sin embargo, en el Archivo de R. Menéndez Pidal y M. Goyri, ninguna versión de Llanes a la que correspondan los versos de la invocación. Es más, los únicos textos de Llanes que pueden adjudicarse a la recolección de Juan Menéndez Pidal son los de Pría dictados por Rosa de la Villa Díaz en 1884-1885 (Cf. «Colecciones», 008), y ninguno de ellos puede ser el aludido por Fernando Carrera, por más que en su florida prosa parezca dar a entender que Ramón 11 conservaba esa versión en 1930 . El otro obstáculo que señalábamos para identificar los materiales nuevos de Juan Menéndez Pidal, es la dificultad de diferenciar a veces las versiones aportadas por Juan o Ramón, dada la frecuente identidad de lugares, informantes o colaboradores, y la sustitución de algunos originales por copias en limpio, en letra casi siempre de María Goyri. A los efectos de integrar los textos en nuestra edición, no hemos tenido en cuenta la adscripción de las versiones a la labor de uno u otro hermano. Una vez que nuestro objetivo no era aquí la simple —y siempre cuestionable— «reconstrucción» de una edición ampliada de la Colección de los viejos romances... tal como pudo concebirla Juan Menéndez Pidal, sino editar el conjunto de las exploraciones de la tradición oral asturiana entre 1885 y 1910, es claro que las colecciones de ambos hermanos habían de figurar en este volumen, con independencia de que hayamos intentado rastrear en todos los casos la procedencia de cada versión. * * * Las versiones de romances asturianos reunidas entre 1885 y 1909 no recibieron nunca por parte de Juan Menéndez Pidal una organización temática ni de otro tipo. El compilador las archivó —a juzgar por los materiales que se han conservado— según llegaban

11 En un trabajo posterior, Carrera repite la información modificando y añadiendo algunos detalles: «En 1915, organicé un pericote, que se bailó en el pueblo de Nueva, porque D. Juan Menéndez Pidal, residente accidentalmente en Ribadesella, deseaba conocer este baile. Pude conseguir la letra íntegra del antiguo romance que me proporcionó D. Manuel García Mijares, que la sabía de memoria porque una vieja se lo cantaba de niño para dormirle. También pude proporcionar a D. Juan la música que me transcribió D. Manuel Tomás Sordo, periodista llanisco y competentísimo músico, que en su juventud fue bailador del pericote», F. Carrera, «Algo sobre las tradiciones populares en el Oriente de Asturias», B.I.D.E.A., X (1956), núm. 28, p. 305. Carrera transcribe una carta de R. Menéndez Pidal en la que se dice que en el pericote «cantan el romance de Espinela. Como es romance vulgar yo no lo colecciono, ni recuerdo tener variantes», y añade que «cuando yo presencié el pericote en 1930 no oí cantar romances sino coplas sueltas» (p. 306).

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a sus manos, como remesas unitarias de uno u otro colaborador o de una jornada de encuesta determinada. Sólo a efectos estadísticos parece que empezó a numerar en algún momento, del 1 al 20, un pequeño grupo de textos, de forma arbitraria y sin que se advierta ningún criterio temático o de geografía. Prescindiendo, pues, de una ordenación que Juan Menéndez Pidal no llegó a establecer, intentaremos describir y evaluar en su conjunto la nueva colección de romances asturianos que publicamos en este volumen, de acuerdo con la identidad de los colectores y la cronología, sólo aproximada en ocasiones, de los distintos momentos en que se anotaron o remitieron al editor de la Colección de 1885. a) Encuestas de J. Menéndez Pidal Un primer grupo lo forman las versiones recogidas personalmente por Juan Menéndez Pidal. En una parte son textos no fechados de Pajares y San Juan de Amandi (Villaviciosa), o sin localización, que parecen ser los más antiguos de la recolección individual del editor en esta segunda etapa de encuestas de campo. Seguirían las versiones de Curueña (en León), de 1896, y nada más encontramos hasta 1902, año en que anota una docena de textos en los concejos de Ribadesella y Parres. Se recordará que a 1896 y 1902 correspondían los dos intentos datables de preparar una reedición del Romancero asturiano. Después de esa última fecha no parece que Juan Menéndez Pidal haya visitado regularmente su provincia de origen. Sus cargos públicos como director del Archivo Histórico, en Madrid, y gobernador civil en Pontevedra y Burgos, junto a su creciente vinculación a Andalucía en razón de su matrimonio, hacen suponer que se interrumpieron incluso sus habituales estancias veraniegas en el Principado, al menos hasta 1909. Los textos, 34 en total, que forman parte de esta encuesta incluyen excelentes versiones de La muerte ocultada (núm. 117), La infantina y el Caballero burlado (núm. 20) y la mejor, posiblemente, del raro romance de La mártir de su honra (núm. 43), entre otras también notables por razones varias, por ejemplo la que ofrece una contaminación única, hasta donde sabemos, de Hermanas reina y cautiva y Blancaflor y Filomena (núm. 121), o las primeras versiones asturianas de Santa Iria (núms. 53 y 54), en sus variantes hexa- y heptasilábica, poco frecuentes en el Principado, y las registradas igualmente por primera vez en Asturias de romances más difundidos como La monja por fuerza (núm. 159) o Las tres hermanas cautivas (núm. 125).



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b) Materiales antiguos facilitados a J. Menéndez Pidal por colectores inciertos

Entre los primeros textos con que contó J. Menéndez Pidal para su proyectada reedición se encuentran los de algunas colecciones menores de fecha antigua, cuya procedencia no hemos podido precisar con exactitud. Una de ellas, la que denominamos «Colección Laviana» (009), la forman cinco textos (núms. 70, 152, 170, 175 y 258) escritos en dos hojas de letra apretada a dos columnas sin hacer constar ningún dato identificatorio de lugar ni recitador. Gracias a que J. Menéndez Pidal utilizó algunos versos de la núm. 170 (La Infanticida) para ilustrar su romance LIX de la Colección de 1885, 12 sabemos que la colección fue recogida en Laviana . Primitivamente la colección era más amplia y lo que nos quedan son sólo estas hojas sueltas que a veces dejan incompletas las versiones. Tentativamente hemos atribuido estos romances a la recolección de Eladio [García] Jove, y es seguro que son de 1884, o poco anteriores a ese año. Los cinco textos, fragmentarios casi todos, vulgares o religiosos excepto una versión deficiente de La aparición de la enamorada (núm. 70), no presentan especial interés. Otra pequeña colección, antigua y también incompleta, es la que contiene las versiones núms. 12, 93, 95, 98, 189 y 243 («Colecciones», Asturias, s. l., 010). Se halla en unas cuartillas numeradas 3-4-5-6, y 9 (faltan, pues, al menos cuatro páginas), escritas en letra desconocida para nosotros y sin ningún dato que permita averiguar su origen. Sólo sabemos que Juan Menéndez Pidal tenía ya en sus manos estas versiones en 1896, fecha en que incluye dos de los textos en la lista numerada a la que ya hemos aludido, aunque posiblemente sean de fecha anterior. Por el tipo de versión de alguno de los romances podrían localizarse, con reservas, en el Occidente asturiano o en el área central. Tienen valor excepcional la versión de Gaiferos y Galván (núm. 12), acaso la mejor de las que existen en la tradi­ción moderna de este romance, y la de La esposa de don García (núm. 95), bien conocida gracias a la edición que hizo Menéndez Pelayo en su Antología de poetas líricos a través de una copia proporcionada por J. Menéndez Pidal. c) La Colección de Silvestre Frade No muy numerosos, pero siempre importantes por su rareza o la calidad de las versiones, son los textos recogidos por Silvestre 12

Cf. la nota en la Colección de los viejos romances..., al pie de la pág. 207.

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Frade en Ribadesella y otros lugares de su concejo («Colecciones», 007). Frade figuraba ya como colaborador en la primera edición del Romancero asturiano y recibió sin duda el encargo de continuar explorando la tradición ro­mancística local. Todas sus 17 nuevas versiones datan de 1884-1885 y fueron remitidas en la forma de cartas personales a Juan Menéndez Pidal, sin tener una conciencia exacta 13 de qué era lo que podía o no servir para los propósitos de su amigo . Las versiones aparecen identificadas con gran precisión en cuanto al lugar de encuesta, fecha y datos del recitador, y la transcripción es siempre muy cuidadosa. Frade anotaba las variantes, por mínimas que fuesen, que el informante o distintas personas presentes en la recitación introducían en algunos versos, y suele indicar que los textos estaban tomados por él «al pie de la letra». En la versión de El conde Claros (núm. 15) casi se excusa por haberla copiado con todas las —a su juicio— crudezas, y espera que don Juan pueda ingeniárselas para que desaparezcan «las partes húmedas o climatéricas» (?!). Las cartas de Frade abundan en informes sobre posibles informantes y lugares donde se conocen determinados romances. Por ejemplo: Se dice que en Covadonga, en Cofiño y Llanes se canta mucho el romance «Ay, un galán de esta villa», que cantan mucho de él y que no sería difícil poderle copiar todo o casi todo. Hago esta advertencia por si le conviene a V. tomar nota de ello. En Covadonga le sabe una vieja que llaman la tía Maricota; en Llanes un casero de don Pepito Benavides; en Cofiño, varios.

Al pie de la versión de Gerineldo anotada en Toriello a Saldanio Blanco (núm. 22), leemos: Este mismo hombre preguntándole si sabía más romances me dijo uno que parece ser el de D. Narbola y Dn. Hueso [La mala suegra], pero en lugar de ‘D. Narbola’ dice ‘Malbuena’. Le sabe muy mal, pero por lo poco que oí del de D. Narbola, difiere bastante o son dos confundidos. El asunto del romance es completamente igual, y muchos de los versos... ¿Merece la pena copiarle?

De otros romances (La muerte ocultada y El conde Claros) dirá que: Son [...] los dos únicos que le saben pocas personas y aún no sé qué variantes podré enviarle hasta ver a dos mujeres que le saben. 13 Cf. por ejemplo la pregunta final en una carta (diciembre de 1884) que acompañaba al envío de una versión de Una fatal ocasión (núm. 50): «Desearía saber si recibe los romances que se le envían el Sr. D. Juan Menéndez Pidal y si va de aquí algo que preste, su afmo. amigo y s. s. S. Frade».



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Silvestre Frade se guiaba ya, para decidir qué romances podían interesar a su corresponsal y amigo, por la primera edición de la 14 Colección, y alguna vez subordinó el remitir o no la versiones que recogía a encontrar en el libro otras análogas ya publicadas. Al enviar en abril de 1885 uno de los textos de Silvana (núm. 81) hace esta apostilla: Aunque tarde, envío a V. el adjunto romance recogido el día de la fecha, por si para más adelante le puede servir. Tengo otro, que es el que V. da con el título de «Amor eterno» [La difunta pleiteada, núm. LXI]; con la variante de Gobiendes me parece ya inútil y no le envío [La «variante de Gobiendes» es la que se publica fragmentaria en la Colección de 1885, p. 212; editamos aquí el texto completo, infra, núm. 156].

Afortunadamente, Frade debió recibir instrucciones en contrario y en un envío posterior incluyó su versión de La difunta pleiteada. Como podemos comprobar ahora (núm. 157), su texto pertenece al mismo tipo que la versión de Gobiendes, pero está mejor conservado y ofrece variantes de interés. En otra carta, al remitir precisamente la versión a que aludíamos, Frade incluyó esta curiosa noticia etnográfica: Entre otras preocupaciones [entiéndase «supersticiones»] que tienen los marineros de aquí (supongo que la tendrán también los de otras partes) es la de «La oración de la manguera». Algunos, muy pocos, saben una oración que tiene mucha virtud para cortar las mangueras (mangas de agua) cuando se forman en alta mar; pero esta oración a nadie absolutamente la pueden decir, no siendo la noche de San Juan a las doce en punto, sin que pierda para el que la dice la gran virtud que tiene. Será inútil decir a Usted que no pude conseguir que la dijeran. Esperaremos la noche de San Juan.

Frade se nos aparece, en suma, como un colector ocasional, pero siempre digno de confianza, buen observador y conocedor de un terreno en el que contaba con abundantes relaciones personales. Es de lamentar que la recolección del Romancero no fuera para él nada 14 Silvestre Frade intervino, incluso, en un envío de ejemplares de la Colección de los viejos romances desde Madrid a Asturias: «Cuando reciba Vd. esta ya sabrá por carta de Saturnino Fuentes que recibió todos los ejemplares remitidos por V. del Romancero. No me apresuré mucho a contestarle suponiendo lo habría hecho él ya, pues me dijo que tenía una letra en su poder para girarle el importe, o sea el de los libros» (Carta del 10 de Abril de 1885).

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más que una tarea pasajera, un encargo que asume sólo por breve tiempo y al que dedicó una atención muy secundaria. En las buenas condiciones en que se hallaba, incluyendo la posibilidad de reentrevistar a sus informantes hasta obtener la versión más completa posible, con las garantías de autenticidad y exactitud que caracterizan a todos los textos que de él tenemos, y con la falta de pretensiones «literarias» que a veces distorsionan lo reunido por otros colectores, Silvestre Frade era sin duda la persona más indicada para emprender una recolección exhaustiva del Romancero asturiano de la costa oriental. d) Contribución de Bernardo Acevedo Si se excluyen los textos coleccionados por Juan Menéndez Pidal y sus hermanos (Rosario y Ramón), la aportación más copiosa de nuevas versiones es, como ya lo era en el libro de 1885, la de Bernardo Acevedo. A él se deben cerca de cuarenta romances recogidos directamente, y varios otros en los que actuó como recolector «por persona interpuesta», a través del estímulo a terceros o como depositario de colecciones ajenas. Gracias a Acevedo llegaron a manos del compilador las colecciones de José y Juventina García Méndez (Boal), y los textos de Juan B. Bousoño, que hemos considerado como parte del mismo conjunto («Colecciones», 006), junto a otros de los que nos ocuparemos en seguida. Las primeras versiones remitidas por Acevedo se remontan a 1884; proceden de Boal y Coaña y en ocasiones fueron recogidas de las mismas informantes que ya habían proporcionado romances a la Colección impresa. J. Menéndez Pidal sólo pudo utilizar algunos de los textos nuevos en citas parciales añadidas en notas al pie de página cuando el libro se estaba ya imprimiendo. En años posteriores Juan, o tal vez ya Ramón, recibió la que denominamos «Colección Serandinas» (1889) de Juventina García y la de Josefa Cayarga (1890 y 1892). Una colección mecanografiada de Siero fue recogida en 1892, pero entregada a Ramón sólo en 1910 (cf. infra). Más tardíos nos parecen los escasos textos de Acevedo anotados en la ciudad de Oviedo, y una última remesa de versiones occidentales, en manuscritos originales también de Acevedo («Colecciones», 013), versiones que creemos fueron facilitadas ya al hermano más joven hacia 1910. De todos estos abundantes materiales, Acevedo publicó personalmente sólo muy contados textos, entre mayo y julio de 1892, y de forma anónima, en la «Estafeta de la Quintana» (la ‘coruxa’) de El



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Carbayón . Bajo el epígrafe de «El romancero asturiano», Acevedo iniciaba la serie con estas indicaciones: Hecho está el romancero asturiano por el distinguido socio de «La Quintana» don Juan Menéndez Pidal, diligente escritor, verdadero poeta, y amantísimo cultivador del saber popular; y aunque la colección, por el número y calidad de los romances, es riquísima, no por eso (y el autor lo sabe, porque hace años que trabaja para completarla) contiene todos los viejos de Asturias, pues faltan bastantes, que en su día publicará el Sr. Menéndez Pidal; y algunos de los insertos son tan deficientes o tienen variantes tan hermosas que bien merecen ser conocidas éstas y salvada la falta de aquellos para que no se pierdan tan admirables muestras de la musa popular de nuestra tierra (El Carbayón, 10 Mayo, 1892).

En los textos publicados en el periódico, Acevedo se refiere siempre a las versiones ya editadas por su amigo y las compara en términos generales con las que él daba a conocer, brindándoselas para la reimpresión. Así, a propósito de la magnífica versión de Serandinas del romance de La esposa de don García (núm. 94 de este volumen), escribe: Cuarenta y seis versos pudo recoger solamente el Sr. Menéndez Pidal, y cincuenta más tiene el que hoy publicamos para solaz de los asturianos amantes de su país y para que nuestro amigo, el diligente y ya citado colector de esta riqueza literaria, lo utilice, si lo merece, para la nueva edición que prepara del romancero asturiano (El 16 Carbayón, 24 Mayo 1892) .

Si se suman sus aportaciones de antes y después de 1885, Bernardo Acevedo es sin duda el colector a quien más debe el Romancero asturiano en la primera fase de su exploración, esto es entre 1849 y 1910. Y ello a pesar de que la poesía tradicional 17 no fuera el interés predominante en sus trabajos etnográficos , o 15 A causa del anonimato, la publicación de esos artículos de El Carbayón ha solido atribuirse, indebidamente y desde fecha antigua, a Braulio Vigón. 16 De forma análoga, encabeza así la edición de un texto de La vuelta del marido (núm. 112): «La colección de los viejos romances asturianos, hecha por nuestro querido amigo y compañero Menéndez Pidal, no tiene el que hoy ofrecemos a nuestros lectores, recogido de boca de Laura Méndez, natural de Serandinas, en el concejo de Boal, y que siguiendo la costumbre de aquel distinguido colector, pudiéramos titular La viuda fiel» (El Carbayón, Julio 1892). En realidad, se publicaban en la Colección... dos versiones del mismo tipo de este romance, con asonante é-a, aunque la de Acevedo es superior. 17 Sobre los trabajos de geografía y dialectología local de B. Acevedo, cf. Silva asturiana, II, págs. 88-90.

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de que con desprendimiento admirable decidiera presentarse en este terreno sólo como colaborador de sus amigos más jóvenes, Juan y Ramón Menéndez Pidal. A su labor se deben espléndidas versiones de algunos de los mejores romances recogidos en Asturias, en particular de la Penitencia del rey don Rodrigo (núm. 1), El conde Grifos Lombardo (núm. 17), El conde Niño (núm. 21) o La esposa de don García (núm. 94). También entre los textos facilitados por Acevedo se encuentran las primeras versiones registradas en Asturias de varios temas romancísticos, entre ellos algunos tan significativos como La bastarda y el segador (núm. 38) y «La boda estorbada» o La condesita (núm. 109), y de otros romances tardíos menos difundidos como El soldado y la monja (núm. 187) y Cristo testigo (núm. 185), o, por el contrario, llamados a registrarse después en gran número de versiones: Don Gato (núm. 198), «La mala noticia» o Madre, Francisco no viene (núm. 163) y Las hijas del merino (núm. 206). Acevedo fue, además, el primero en prestar atención a composiciones narrativas de tradicionalización reciente en las que se emplea el dialecto, y recogió los primeros textos de Un aldeano en el templo (núm. 268) y La saya de Olaya (núm. 266), junto a uno de los más completos de La ventolera (núm. 195). Incluso cuando no se trata de absolutas primicias o de «versio18 nes A» —en la terminología adoptada para la balada inglesa —, es decir excelentior, los textos remitidos por Acevedo destacan siempre por su interés tipológico (cf. por ejemplo las versiones de La mártir de su honra fundidos a Una fatal ocasión, núms. 45 y 46) y por representar una subtradición, la del Occidente asturiano, en la que el Romancero poseía una especial vitalidad, reflejada también —y no es cuestión secundaria— en la belleza de sus textos. Bernardo Acevedo ha dejado, por otra parte, descripciones precisas de la forma de ejecutar el canto de algún romance (Cf. El mozo arriero y los siete ladrones, núm. 176, a propósito de las ‘cántigas de volta’), y es de lamentar que, por delicadeza tal vez, no publicase él mismo un «Romancero de Boal y Coaña» o que, al menos, no continuase la serie de artículos con edición de textos iniciada en El Carbayón.

18 Así, por ejemplo, en David Buchan, The Ballad and the Folk (London-Biston: Routledge & Kegan Paul, 1972), p. 74 y ss. La denominación de «A-Texts» procede del criterio de la edición del corpus de Francis J. Child, The English and Scottish Popular Ballads (1882-1898), quien editaba en primer lugar los textos más completos o poéticamente más valiosos.



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e) Otras colecciones facilitadas por Acevedo Queda ya indicado que la aportación de Acevedo al Romancero asturiano no se limitó a las versiones que recogió personalmente ni a las que antiguos informantes (Juan Bautista Bousoño y José García Méndez) copiaron para él. Acevedo fue, además depositario de otros conjuntos de textos recogidos en concejos muy alejados de su área habitual de actividad en el Occidente asturiano: la pequeña colección de Josefa Cayarga (Amieva), y la que atribuimos a Fausto Vigil (Siero). En realidad, estos textos fueron comunicados no ya a Juan, sino a Ramón Menéndez Pidal, de quien Acevedo sería eficaz colaborador en los trabajos de geografía lingüística a partir, al menos, de 1910. Por esa razón hemos creido oportuno diferenciar estas versiones, que no pudieron ser manejadas por Juan Menéndez Pidal para sus proyectos de reedición del libro de 1885, de las que le fueron comunicadas en fecha muy anterior. En el mismo caso se halla la que denominamos «Colección Serandinas», que, aunque parece proceder totalmente de una antigua recitadora (Juventina García) que figuraba ya como informante de la Colección de los viejos romances, parece haberle sido entregada a Ramón Menéndez Pidal y no a su hermano varios años después de haber sido anotada. Los textos de Amieva («Colecciones», 015), escritos todos, al parecer, por la propia recitadora (Josefa Cayarga, de Carbes), son, a excepción de una muy buena versión de La mala suegra (núm. 105) y otra, más imperfecta, de La Virgen romera (núm. 129), composiciones religiosas con función de oraciones en las que a veces ha desaparecido por completo el caracter narrativo (razón por la que hemos prescindido de los núms. [5] y [6] en la edición). Predominan también los romances religiosos en la colección, más amplia, de Siero («Colecciones», 016). Ramón Menéndez Pidal no estaba plenamente seguro del origen de este grupo de textos, y en la versión de El milagro del trigo (núm. 237) anotó: «Quizá enviada 19 por Acevedo, a quien se la dio el Sr. Vigil» . Pero no puede caber duda de que Acevedo tuvo en su poder esta colección; en su letra, inconfundible, está fechado uno de los textos, la Nochebuena heptasilábica (núm. 210). En cuanto al «Sr. Vigil» creemos que se trata de Fausto Vigil, bien conocido como estudioso local del concejo de Siero, que en años posteriores proporcionó aún algún texto religioso más a Eduardo Martínez Torner. Todas las versiones proceden 19

La misma indicación se repite en el texto de La infanticida (núm. 174).

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de la capital del concejo, La Pola de Siero, y de una aldea próxima, Aveno. Las de La Pola están fechadas en diciembre de 1892 y suponemos que en fecha próxima se anotaron las de Aveno. Sin embargo, no contamos con los originales de primera mano, sino con una copia mecanografiada realizada en época muy posterior, de 1907 al menos, puesto que en el primero de los textos se identifica la versión del romance con el mismo tema «que corresponde al n.º 33 del folleto de D.ª María Goyri», es decir el conocido manual impreso con el objetivo de fomentar la exploración de la tradición oral moderna, Romances que deben buscarse en la tradición oral, cuya primera edición es de ese año. La colección incluye el texto más completo que hasta ahora se conoce del viejo romance fronterizo La merienda del moro Zaide (núm. 3) utilizado como canción cuestatoria o «de aguinaldo», y una versión de La infanticida (núm. 174); el resto son romances religiosos que se documentan aquí por primera vez en Asturias: La Virgen vestida de colorado (núm. 251), Jesucristo y el ateo (núm. 262), el Milagro del trigo (núm. 237), Cristo niño se ofrece en el sacrificio de la misa (núm. 256), En el monte murió Cristo (núm. 257); en los demás casos los textos de Vigil son casi siempre las segundas versiones de romances muy difundidos: Pobreza de la Virgen recién parida (núm. 207), La sagrada familia hospedada generosamente (núm. 214), La Virgen anuncia al niño su pasión y su gloria (núm. 227), etc. Por su valor literario es muy superior la importancia, respecto a las dos anteriores, de la «Colección Serandinas». Agrupamos en ella un conjunto de 14 textos («Colecciones», 014), manuscritos de una misma letra, anotados en páginas numeradas de 1 a 11 (3 versiones), 1 a 18 (8 versiones), y tres textos con páginas numeradas independientemente. El manuscrito original carecía de toda indicación de informante, lugar y fecha de recolección. Sólo posteriormente se añadió, en letra de María Goyri en cada uno de los textos ya desglosados o parcialmente recopiados, la localización «Serandinas-Luarca 1889»; en la última página de la serie más numerosa de textos es Ramón Menéndez Pidal quien anota «Joventina García, Serandinas, Luarca 1889». Se trataría, pues, de la misma Juventina García, o Joventina García Méndez, que con 17 años contribuyó ya en 1885 a la Colección de los viejos romances de Juan Menéndez Pidal con una versión del raro romance Toros y cañas (núm. LVII), y de la misma «D.ª Juventina García, de Serandinas» que remitió a Acevedo en 1892 un magnífico texto de La esposa de don García, publicada en El Carbayón («Colección



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Acevedo», 006, núm. [24]; cf. aquí, infra, núm. 94), y del que se conservan dos copias manuscritas, tal vez anteriores, de Acevedo remitidas a Juan Menéndez Pidal. La identificación no ofrece seguridad absoluta, y no sólo porque a la recitadora se le adjudiquen dos lugares distintos en el concejo de Boal, Serandinas y Figueiredo (localidad esta que no consta en el Nomenclator ni en los mapas de Asturias que hemos manejado), pero parece probable que sea la misma persona y que perteneciera a la misma familia de José García Méndez, colaborador antiguo de Acevedo y Juan de Menéndez Pidal. Es seguro, en cualquier caso, que pese a su fecha antigua, 1889, los materiales de esta colección fueron entregados a Ramón Menéndez Pidal hacia 1910. Sólo así se explica que la versión de La muerte del príncipe don Juan que forma parte de la colección no fuera utilizada en el trabajo que dio carta de naturaleza a este célebre romance, es decir el publicado por María Goyri en 1904, que reunía todos los testimonios portugue20 ses y españoles conocidos hasta entonces . En esta «Colección Serandinas» es digna de especial nota la versión que acabamos de mencionar de La muerte del príncipe don Juan (núm. 6). Además de ser el primer texto español recogido del roman21 ce, representa un tipo concreto, el «occidental» o astur-galaico , caracterizado por incluir un prólogo o primera parte que procede de un tema distinto, La amante del príncipe maldecida; ofrece como desenlace, por otra parte, una fusión perfecta con El conde Niño, 22 solución poco habitual en la tradición del romance . Son también notables la versión de El conde Claros en hábito de fraile (núm. 13), una de las más extensas que se conocen; la de La mártir de su honra (núm. 44), muy completa, primera de las recogidas en Asturias; o la de Flores y Blancaflor (núm. 119). Faltan por completo los romances religiosos, aunque no los «devotos», en sentido amplio, representados por excelentes versiones de La devota de la Virgen en el yermo (núm. 138) y El difunto penitente (núm. 182); interés especial tienen composiciones burlescas como La zorra y el gallo (núm. 192), cono20 Nos referimos de nuevo al artículo de M. Goyri, «Romance de la muerte del príncipe Don Juan (1497)», Bulletin Hispanique, VI (1904), págs. 29-37. 21 La compleja tipología y distribución geográfica de las variantes de este romance ha sido establecida en el trabajo de Diego Catalán «Permanencia de motivos y apertura de significados: Muerte del príncipe don Juan», en Arte poética del Romancero Oral, II (Madrid: Siglo XXI, 1998), págs. 35-107. 22 Cf. Catálogo General del Romancero Pan-Hispánico, III (1983), págs. 367-463, en especial p. 375 (secuencias 3.4 y 3.5, y notas correspon­dientes en el apartado NOIN, «Notas de Intriga»).

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cida sólo en Lugo y la Asturias «gallega», y dos romances tardíos que parecen formar un ciclo, El ganado perdido (núms. 193 y 194), y de los que no han vuelto —hasta donde sabemos— a recogerse más versiones. f) Colecciones de Braulio Vigón Los romances recogidos por Braulio Vigón, casi todos ellos de Colunga, formaban ya colección unitaria hacia 1880, según el prólogo a la edición reciente y muy cuidada que se ha publicado de varios de 23 los trabajos de este folclorista . Se nos indica aquí también que el manuscrito definitivo, que además de romances contenía otros géneros de poesía popular, debió ultimarse en 1886, con destino a la «Biblioteca de las Tradiciones Populares Españolas», de Machado Álvarez. Esta «Biblioteca» dejó de publicarse ese año, lo que «desanimaría a Vigón, 24 que ya no se decidió a darla a la imprenta en volumen» . Si esta cronología es exacta, puede pensarse que el proyecto de Vigón interfería en algún modo con el de Juan Menéndez Pidal, a pesar de las diferencias de alcance y amplitud. De hecho, ya hemos señalado que en la Colección de 1885 Braulio Vigón está presente sólo a través de un único texto, y no dejaría de sorprender que, enterado como estaba del plan de su paisano, le ocultase que disponía de otras versiones o se negara a comunicárselas. Es cierto que Vigón, republicano y liberal, estaba en las antípodas de Juan Menéndez Pidal en lo que a ideología se refiere, y que en la nota que antepone a su colección de «Poesía popular» en 1892, podría verse algún asomo de ironía o de las suspicacias, frecuentes y poco menos que inevitables entre eruditos, ante el libro que se le había anticipado: Declaramos paladinamente nuestra incompetencia para hacer un estudio razonado de la poesía vulgar desentrañando los problemas tan complejos que envuelve. Fuéranos fácil la tarea de llenar algunas cuartillas con noticias sobre el origen y desarrollo de las producciones poéticas de nuestro pueblo; pero a los llamados a construir en esta obra, para los cuales escribimos, nada podemos 25 enseñarles .

23 B. Vigón, Asturias: Folklore del mar, juegos infantiles; poesía popular; estudios históricos (Oviedo: Bibl. Popular Asturiana, 1980). 24

Prólogo a B. Vigón, Asturias. Folklore del mar... cit. , p. xv.

B. Vigón, «Poesía popular», El Carbayón, 19 Julio 1892. Las introducciones y notas de J. Menéndez Pidal eran, desde luego, todo lo contrario a «algunas cuartillas» aunque su objetivo fuera, precisamente, tratar del «auge y desarrollo» de la poesía popular. 25



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Igualmente, el énfasis en el caracter «genuinamente popular» de lo que él publicaba podía leerse como contraste y crítica al metodo de edición practicado por Juan Menéndez Pidal, que ya había suscitado las reservas de Munthe, estudioso éste con quien Vigón se mantuvo siempre en estrecho contacto: Fielmente copiadas aquellas composiciones, sin permitirnos modificar un solo verso ni cambiar una sola palabra, podemos decir en verdad que nuestra contribución al Romancero y Cancionero espa26 ñoles es genuinamente popular .

Sin embargo, estas declaraciones de Vigón podrían entenderse también sin segunda intención o malicia de ningún tipo, y lo cierto es que no hallamos prueba alguna de una presunta hostilidad hacia J. Menéndez Pidal. Es más, ya en prensa el libro de este último, Vigón le remitió un nuevo romance y otros más, inéditos y recién recogidos, le hizo llegar en 1894. Era lógico, por otra parte, que si tenía ya terminado en 1885 un libro unitario sobre el folklore de Colunga deseara reservar sus materiales para no desvalorizar la obra ante sus posibles editores. Una vez que renunció a publicarlos en forma de libro, Vigón facilitó a J. Menéndez Pidal incluso algunas partes de su manuscrito. Cuando finalmente da a conocer en el periódico sus textos —unos quince romances propiamente dichos— entre junio de 1892 y febrero de 1893, Vigón toma como referencia fundamental la Colección de su paisano, aunque maneja también otras fuentes impresas de España y Portugal, para evaluar la excelencia de unas u otras ver27 siones . Creemos, pues, que Vigón debe figurar, pese a su evidente

26 Ibid. Para las relaciones cordiales y de colaboración entre Munthe y Vigón, cf., además de lo ya indicado en Silva asturiana, II, pág. 92, la elogiosa reseña que Munthe dedicó al Vocabulario dialectológico del Concejo de Colunga, en «Ein neuer Beitrag zur Kenntnis der asturischer Mundarten», Zeitschrift f. romanische Philologie, XXIII (1899), págs. 321-326. Pese a considerar que las etimologías que proponía Vigón eran «sorprendentes», estima su trabajo como «die umfangreichste Sammlung asturischer Wörter, die bisher erschienen ist, und somit von hohem Interesse für das Studium der asturischen Mundarten». 27 Por ejemplo, al comentar su versión de La infanta parida (núm. 34): «Dos variantes de este romance inserta el erudito escritor Juan Menéndez Pidal en su notable Romancero asturiano [...] Su versión se distingue poco de la nuestra ... La variante del texto [publicado por Vigón] en nuestra humilde opinión aparece más poética...»; Al comentar el texto de La Pasión [El rastro divino] (núm. 250): «Con este título hay en el Romancero de Menéndez Pidal dos narraciones inspiradas en el mismo asunto, pero menos sentidas y tiernas que la del texto»; o, sobre La flor del agua (núm. 134): «Hasta tres variantes recogidas de la tradición asturiana inserta nuestro amigo y paisano el señor Menéndez Pidal en su citado Romancero», etc.

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personalidad propia como folclorista y recolector, entre los que ofrecieron su colaboración para el nuevo Romancero asturiano ampliado de J. Menéndez Pidal; la treintena de versiones que reunió en el Oriente de Asturias son, en cualquier caso, de obligada inclusión en un Romancero que pretenda recoger de forma completa los resultados de la actividad recolectora entre 1885 y 1910 en el Principado. Las versiones de Vigón («Colecciones», 017-019) representan la tradición costera oriental asturiana, básicamente la del concejo de Colunga y, en menor medida, de Villaviciosa y Ribadesella. El repertorio de temas supone, sin embargo, una tradición más superficicial que la reflejada por los romances de Amador de los Ríos y Silvestre Frade, recogidos en la misma área o en zonas limítrofes. Los textos pertenecen casi todos al Romancero vulgar y religioso, o a los cantos utilizados en juegos infantiles, aspecto este último al que Vigón concedió especial relevancia en sus exploraciones de folclorista. Esa atención a un tipo de romances que solía ser despreciado por los colectores se tradujo en la recogida de las primeras versiones asturianas de temas tan difundidos como Mambrú (núm. 202), Estando una pastora (núm. 201) o ¡Qué hermoso pelo lleva! (núm. 205), junto a una valiosa descripción del contexto de juego de niños en el que se cantaba el romance antiguo, recordado ya por Lope de Vega, de Hilo de oro o Elección de novia (núms. 62 y 63). Son también primeras novedades en el Romancero de Asturias las versiones de Vigón de romances vulgares de hallazgo infrecuente como La renegada de Valladolid (núm. 154) y El ventero asesino (núm. 180), primera y única esta última. De Vigón procede también la primera versión asturiana de La merienda del moro Zaide (núm. 4). Junto a las versiones de Braulio Vigón habría que situar las de otro antiguo colaborador de la Colección de 1885, es decir Fermín Canella Secades. Sin embargo, ya hemos indicado que los romances publicados por Canella en 1895 («Colecciones», 020) no son, en su casi totalidad, versiones auténticas sino textos tomados del libro de Juan Menéndez Pidal, retocados a fondo. En consecuencia, sólo hemos incluido la versión de un romance tardío, y de origen evidentemente culto, que arraigó en la tradición de Llanes, La buena pesca (núm. 265), y una versión de Gerineldo (núm. 23), que aunque nos parece también un texto facticio basado en las versiones de III y IV Juan Menéndez Pidal, pudiera tener algunos elementos de otra versión distinta, y no simples retoques.

Portadilla del legajo en que J. Menéndez Pidal reunió los materiales preparatorios para la nueva edición de su Colección de los viejos romances…

Último retrato de J. Menéndez Pidal, publicado en la necrología del Boletín de la Real Academia Española (diciembre de 1915).

Correcciones y adiciones de J. Menéndez Pidal en su ejemplar personal, para la nueva edición de su Romancero asturiano.

Ejemplo de otras adiciones a la Introducción de J. Menéndez Pidal.

Adiciones en las notas a los romances de la Colección… de 1885.

J. Menéndez Pidal introduce referencias geográficas y de recitadores, y añade paralelismos con otros romances.

Una hoja de las listas de recitadores de los romances de la Colección… de 1885.

Adiciones de J. Menéndez Pidal a las notas comparativas de la ed. de 1885.

Notas mss. de J. Menéndez Pidal para la nueva Introducción, con referencia a trabajos de su hermano Ramón.

La alternativa “quirúrgica” radical: página de la Introducción de 1885 enteramente tachada.

La Introducción revisada en 1903: otra página desechada por completo.

Bernardo Acevedo y Huelves (1849-1920), investigador del Occidente asturiano y principal colaborador de J. y R. Menéndez Pidal.

Ms. original de la version de La Infanticida (núm. 175), “Colección Laviana”, de letra no identificada (¿Eladio García Jove?).

Fausto Vigil (1873-1956), folclorista, historiador, y compilador de romances de Pola de Siero.

Ms. original de la version de La esposa de Don García (núm. 95), de letra no identificada, procedente de la Asturias occidental.

Braulio Vigón (1849-1914), investigador de la lengua asturiana y estudioso del folklore de Colunga.



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g) Primeras versiones de Ramón Menéndez Pidal y María Goyri Las primeras versiones asturianas anotadas por R. Menéndez Pidal, o copiadas por María Goyri, son el resultado de la contribución de sus relaciones familiares o «domésticas», más que de una encuesta sobre el terreno («Colecciones», 021). Los primeros textos, de 1901, proceden de las mismas informantes de Linares y Amandi que conocíamos ya a través de Juan Menéndez Pidal y en algunos casos se trata de los mismos romances, acaso en recitación distinta (núms. 127, 218). Lo mismo sucede con alguna de las seis versiones de Pajares (núms. 28, 42, 73, 84, 113 y 260), dictadas todas ellas por «tía Rosaura». También las tres versiones de Allande (núms. 7, 14 y 150) y las cinco de Mieres (núms. 107, 124, 147, 203 y 232), son debidas a recitadoras únicas, que en el caso de Allande es una «Concha, criada», lo que indica que no fue entrevistada in situ. Figura en la lista, incluso, un texto de los ya publicados por Vigón en 1892. Son pues materiales de acarreo y procedencia varia que R. Menéndez Pidal debió de empezar a reunir como consecuencia de su inmediatamente anterior hallazgo de romances en tierras de Soria y Burgos, y que hubo de llevarle a planear la formación de un archivo de todo el Romancero oral hispánico. No hay versiones de romances que sobresalgan por su especial rareza o excelencia, salvo la de La muerte del príncipe don Juan (núm. 7) de Allande. De esta primera colección asturiana del matrimonio Menéndez Pidal–Goyri proceden también las primeras versiones asturianas conocidas de dos romances de amplia difusión peninsular: Casada de lejas tierras (núm. 107), y La niña discreta, o «La pedigüeña» (núm. 203); y de uno de los de Mieres, El cura sacrílego (núm. 147), se cuenta con una de las primeras melodías transcritas que se conocen de un romance asturiano. Otros dos textos tienen valor anecdótico añadido, por ser reveladores de un aspecto muy vivo de la realidad asturiana de finales del XIX y principios del XX: las dos versiones recogidas en Chile (núms. 65 y 162) a algún emigrante y remitidas por Julio Vicuña Cifuentes a Ramón Menéndez Pidal, probablemente entre 28 1905 y 1909 . A esta recolección «familiar» se añaden algunos romances de Ribadesella, casi todos religiosos, remitidos por una hermana,

28 Cf. las indicaciones del propio Vicuña Cifuentes sobre sus contactos con R. Menéndez Pidal a partir de 1905, en Romances populares y vulgares, recogidos de la tradición oral chilena (Santiago de Chile: Impr. Barcelona, 1912), págs. xvii-xviii.

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Rosario Menéndez Pidal («Colecciones», 022), en torno a 1902. La versión fragmentaria de La merienda del moro Zaide (núm. 5), tercera de este raro tema romancístico que incluimos en este volumen, permite comprobar de nuevo que su hallazgo va unido al canto de romances en un contexto ritual navideño, al igual que sucedía en los textos de Aveno, de Fausto Vigil, y el recogido por Braulio Vigón. h) Encuestas de Juan y Ramón Menéndez Pidal en el Sur de la provincia (verano de 1909) La aportación tal vez más importante, y más numerosa en cualquier caso, de versiones de romances asturianos que recogemos en este volumen, procede de la actividad de ambos hermanos Menéndez Pidal en el verano de 1909 («Colecciones», 023 a 025). Hasta setenta y cinco romances se reunieron entonces en encuestas realizadas en los concejos interiores del Centro y Sur del Principado: San Martín del rey Aurelio, Aller y Caso. Esta colección fue reunida en el curso de unas excursiones relacionadas con los estudios de geografía lingüística emprendidas por el más joven de los Pidal con el objeto de trazar los límites del dialecto astur-leonés y sus variedades en ambas vertientes de la cordillera. A continuación de las encuestas asturianas, y ya en solitario, Ramón prolongaría sus indagaciones en León, sumando a la recogida de datos lingüísticas una espléndida recolección de versiones de romances en Sajambre (septiembre de 1909). En lo que respecta a Asturias no ofrece dudas la presencia y colaboración de Juan en el trabajo de campo. Versiones de una misma localidad, y hasta de una misma recitadora, aparecen a veces transcritas indistintamente en letra de Juan o Ramón, quienes fueron, además, acompañados por algún otro colaborador que no hemos podido identificar (¿Luis Menéndez Pidal?), por mano de quien están anotados algunos de los textos originales. Los concejos visitados en agosto de 1909 no habían sido hasta entonces explorados desde el punto de vista del Romancero, y la encuesta resultó fructífera. Hasta cuatro versiones, por ejemplo, se recogieron del romance de La muerte del príncipe don Juan (núms. 8 a 11), que documentan la existencia del tipo «castellano» del romance en el área asturiana; otros hallazgos de importancia incluían una de las más perfectas versiones de la Penitencia del rey don Rodrigo (núm. 2), interesante además por su fusión con un tema rara vez documentado, el de la Penitencia del hermano incestuoso. A esta encuesta pertenecen las primeras versiones asturianas del viejo villancico narrativo, La dama y el pastor (núms. 59 a 61), de Santa Iria en su variante



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octosilábica (núms. 55 y 56), o de un tema religioso muy difundido al que María Goyri dedicaría varios años después un estudio especial, Madre, a la puerta hay un niño (núm. 239). Las ‘joyas’ de la colección son posiblemente, sin embargo, otras dos novedades absolutas en el inventario del Romancero de Asturias: una muy bella versión de La princesa peregrina (núm. 66), y otra de La noble porquera (núm. 106). De este último tema romancístico no han vuelto a recogerse versiones asturianas; el texto documenta, a pesar de ser fragmentario, un tipo del romance autónomo, muy diverso del que existe en la tradición catalana y del que se ha recogido en Santander y Burgos, donde el 29 romance se convierte en segunda parte de El ciego raptor . Son también muy notables los textos de La doncella guerrera, en su forma antigua, (núm. 39), los de Silvana (núms. 79 y 80), y las versiones de La Gallarda de Casomera (núms. 40 y 41), pertenecientes a un tipo oriental, minoritario en la tradición del romance, que penetra en pequeñas áreas limítrofes de León y Santander, caracterizado por, entre otros rasgos propios, la inclusión de elementos comunes a otro romance, el de Una fatal ocasión. Aunque incompleta en su principio, tiene especial interes la versión allerana de La esposa de don García (núm. 96), diferente de las del área occidental de donde procedían todos los demás textos asturianos de este es30 pléndido romance . Otro tema baladístico emparentado, en última instancia, con el de don García, pero mucho más difundido, el de «Doña Arbola» o La mala suegra, se vio enriquecido con cinco nuevas versiones (núms. 100 a 104) gracias a esta encuesta veraniega; una de ellas, la de Blimea (núm. 104) ofrece una «contaminación» excepcional con el romance de Blancaflor y Filomena. Otras aportaciones significativas al repertorio del Romancero de Asturias son las primeras versiones de romances tardíos como La criada calumniada por amor (núm. 155) o la, única hasta el presente, de Cristo pide la libertad de un preso (núm. 261), mejor titulada, acaso, por Ramón Menéndez Pidal con el nombre de «Alcaide insolente con Cristo»; el fragmento de Carrocera de El labrador disipado, atraido por el diablo (núm. 190) representa también la única documentación existente de un romance vulgar devoto cuya fuente impresa desconocemos.

29 Cf., por ejemplo, las varias versiones, recogidas en 1977 en Polaciones y Pesaguero que se publican en Voces nuevas del Romancero castellano-leonés (Madrid: Gredos y Seminario Menéndez Pidal, 1982), I, págs. 85-99. 30 Recientemente se ha recogido y publicado una excelente versión de la Asturias central, en el concejo de Candamo. Cf. A. Fernández Insuela y M. L. López González, «Algunos textos romancísticos de Aces», RDTP, XLIV (1989), págs. 109-110.

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i) Encuestas de Ramón Menéndez Pidal en 1910 En un apéndice incluimos treinta versiones de romances recogidas en 1910 por Ramón Menéndez Pidal en solitario («Colecciones», 026 y 027). A pesar de que, al contrario que en las versiones del año anterior, Juan no tuvo ya ninguna intervención en esta última recolección, estimamos que este conjunto de textos cierra toda una fase de exploraciones del Romancero asturiano; una fase caracterizada por la intervención personal y directa de ambos hermanos Menéndez Pidal. En lo sucesivo serán otros colectores (J. Sela, E. Martínez Torner, A. de Llano) quienes, estimulados intelectualmente o apoyados de forma institucional por Ramón Menéndez Pidal, llevarán a cabo, entre 1914 y 1925 las encuestas más productivas en el siglo XX hasta fechas muy recientes. La excursión de 1910 tenía, como las del año anterior, el objetivo prioritario de reunir materiales para el estudio lingüístico de los 31 límites interdialectales del leonés . Un desenfadado y vivo relato de Ramón Menéndez Pidal, en forma de diario de viaje, describe el paso desde Villablino a Degaña, por el puerto de Cerredo, a fines de 32 julio . En el mismo pueblo de Cerredo fue anotada una versión fragmentaria de La infantina y el caballero burlado (Ap., núm. 4). Ya de agosto son otras versiones, no muy numerosas, procedentes de los concejos de Lena, Teverga, Cudillero y Aller. Los textos más valiosos de esta pequeña cosecha de romances son una versión abreviada de El conde Claros en hábito de fraile (Ap., núm. 2), y algunas de las recogidas en Proaza, entre ellas el único ejemplo asturiano recogido hasta ahora de El galán y la calavera (Ap., núm. 19), un romance que interesaba especialmente a Menéndez Pidal en relación con sus estudios sobre las fuentes de El burlador de Sevilla. Mayor interés ofrecen los quince romances de Villapedre y Polavieja, en el concejo de Navia, que debieron serle facilitados a R. Menéndez Pidal, y en parte anotados por él mismo, en estas mismas fechas. La reconstrucción, por parte de Diego Catalán, de las excursiones dialectológicas de Ramón Menéndez Pidal en julio y agosto de 1910 permite atribuir a Vicente Trelles, «recio de mirada y voz, amo de Luarca», el papel de acompañante, colaborador esencial y,

31 Estas exploraciones, y las de años posteriores habrían de plasmarse en una obra, Isoglosas del asturiano, que no llegó a ultimarse. Diego Catalán anunció en varias ocasiones la publicación de esta obra a partir de los materiales conservados en el Archivo Menéndez Pidal. 32

El relato se reproduce en RTLH, IX (1978), págs. 30-31.



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probablemente, anotador de estas versiones . Figuran aquí dos textos del raro romance El alma romera libera a su marido (Ap., núms. 21 y 22), que alguna vez se ha puesto en relación con la leyenda 34 de Fernán González, y del que sólo se conocía entonces el texto muy retocado de Amador de los Ríos. De Villapedre son también excelentes versiones de El conde Grifos Lombardo (Ap., núm. 3), La infanta parida (Ap., núm. 5), y La bastarda y el segador (Ap., núm. 6); la canción narrativa estrófica, muy difundida, de El corregidor y la molinera (Ap., núm. 24) hace también ahora su primera aparición en el catálogo asturiano. j) Materiales no asturianos de Juan Menéndez Pidal; un cuento tradicional

Debe señalarse que, en su proyecto de reedición, Juan Menéndez Pidal no pensaba ceñirse estrictamente a los límites geográficos de Asturias. Según su plan, era conveniente añadir algunos romances de las regiones limítrofes leonesas y gallegas. A su recolección personal se deben los primeros romances tradicionales de León que nos son conocidos; y en el periodo en que ejerció como gobernador civil en Pontevedra aprovechó la ocasión para tratar a algunos 33 Cf. ahora D. Catalán, El Archivo del Romancero, patrimonio de la Humanidad (Madrid: Fundación Menéndez Pidal & Seminario Menéndez Pidal, 2001), págs. 62-64. 34 El primero en afirmar la relación de este romance con la prisión de Fernán González fue, precisamente, Juan Menéndez Pidal, quien al reimprimir el texto de Amador de los Ríos lo colocó entre los romances históricos, y no entre los religiosos, y lo justifica en las «Anotaciones» finales, Colección..., págs. 291-292. Por su parte, Ramón Menéndez Pidal, lo juzgaba también, en un trabajo de juventud, como uno de los escasos testimonios de la «poesía del pueblo» que conservaban «los antiguos asuntos épicos castellanos», y pensaba que «este romance nos conserva un recuerdo lejano de la prisión de Fernán González en León, y de su libertad por industria de la Condesa Doña Sancha». Don Ramón reconocía, sin embargo, las dificultades para vincular la versión asturiana con el ciclo épico, e intenta justificarla a través de la «lenta y feliz transformación de la materia épica en las inhábiles manos del pueblo, incapaces para conservar el tono de la antigua poesía heroica». Este estudio, «Notas para el Romancero del conde Fernán González», Homenaje a Menéndez Pelayo. Estudios de erudición española (Madrid: Viuda e Hijos de M. Tello, 1899), I, págs. 429-507 (en especial, pp. 462-467), es inmediatamente anterior a los primeros contactos de R. Menéndez Pidal con la tradición oral moderna. De hecho, la opinión última de R. Menéndez Pidal parece haber sido contraria a la relación de este romance con la leyenda de Fernán González, y los textos de El alma romera no son tenidos en cuenta en el volumen II del RTLH (1963), donde se publican todos los romances sobre los condes de Castilla. Á. Galmés, sin embargo, al reimprimir el texto de Amador de los Ríos en 1976, se atiene a la primera opinión de R. Menéndez Pidal y lo clasifica como romance histórico, Romancero asturiano, pp. 27-28.

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musicólogos y folcloristas gallegos, como Casto Sampedro y Víctor Said Armesto, que en aquellos años (c. 1900) desarrollaban ya una importante labor de recogida de la música y la poesía popular de Galicia. Víctor Said le facilitó algunas versiones de romances que Juan Menéndez Pidal utilizaría en sus estudios sobre la leyenda del último rey godo. En compañía de sus hermanos Luis y Ramón, recogió versiones gallegas en Lugo, y en algún momento se hizo también con copias de algunos de los sospechosísimos textos de Manuel Murguía. Nuestro criterio con los romances extra-asturianos ha sido incluir solamente los que proceden de la recolección individual del editor en áreas contiguas a Asturias, es decir, los leoneses de Curueña y Mallo de Luna, y prescindir de los gallegos, muy distantes, además, por su procedencia o lugar de recogida, de la frontera asturiana. Con mayor razón, excluimos algunas versiones andaluzas, y alguna más de otro origen, recogidas por Juan Menéndez Pidal en distintos momentos. Hemos creido oportuno incluir la versión de un cuento («El Rey Tiso») copiada y, casi con total seguridad, recogida por Juan Menéndez Pidal. En la Colección de 1885 se publicaron ya tres ver35 siones de cuentos tradicionales, y nos parece evidente que era propósito del colector incrementar esa sección con nuevos materiales. Es posible que versiones de otros cuentos recogidos por Juan Menéndez Pidal figurasen entre los materiales asturianos que su 36 hermano Ramón facilitó a Espinosa en 1920 . * * * La nueva recolección, desde c. 1884 hasta 1910, de romances de la tradición asturiana que publicamos ahora por primera vez como conjunto unitario, supera con creces en interés y valor a la publicada en 1885. El número de textos triplica a los que tuvieron cabida en la primitiva colección y son varios los temas romancísticos que ahora se añaden y que no contaban con ninguna versión en la primera salida del libro. La comparación de los textos, cuando

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Colección, págs. 341-346.

Sobre la misión folclorística de Espinosa en España, cf. J. A. Cid, «Folkoristas asturianos: Aurelio de Llano», RDTP, XLVI (1991), pág. 56. Creemos que en su mayoría los cuentos asturianos facilitados a Espinosa por R. Menéndez Pidal fueron recogidos por Eduardo Martínez Torner, pero no es imposible que se incluyeran materiales de fecha anterior. 36



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pueden confrontarse versiones de una y otra etapa, muestra en una generalidad de casos que los textos nuevos son superiores; y tanto más así si se tienen en cuenta los retoques o el carácter «facticio» que afectaron a varios de los romances de 1885. La tradición asturiana no había experimentado, pues, ninguna «degradación» o empeoramiento en los cortos años que transcurren entre ambas recolecciones. Simplemente, había sido ahora mejor explorada. Claro está que, geográficamente, esta nueva y más extensa campaña de encuestas no nos da tampoco una visión homogénea ni equilibrada de lo conservado en las distintas áreas de Asturias. Pero los desequilibrios se corrigen en parte: el Sur y la zona oriental están ahora mucho mejor representados, gracias sobre todo a las encuestas más tardías (de 1909 y 1910) de ambos hermanos Menéndez Pidal, y son varios los concejos que aportan versiones por primera vez. El lector y el estudioso, por último, disponen ahora de una mayor posibilidad de apreciar la riqueza en variaciones y desarrollos divergentes en las narraciones de los romances, y en su forma poética, al contar con varias versiones, de un «mismo» romance, que a veces superan o se acercan a la decena, como en La infanta parida (núms. 24-37), La mala suegra (núms. 97-105); La flor del agua (núms. 130137), o La devota de la Virgen en el yermo (núms. 138-145).

II

La Presente edición: justificación; criterios editoriales y clasificatorios Juan Menéndez Pidal no realizó nunca la reedición ampliada de su Romancero asturiano. Tampoco nos han llegado, si alguna vez existieron, materiales ordenados que reflejen cuál era su concepción última sobre la obra que proyectó durante varios años, pero a la que no parece haber dedicado atención más que de forma esporádica. En consecuencia, no es posible hacer hoy la reedición que Juan Menéndez Pidal no hizo, y, menos aún, con sus criterios editoriales, que conocemos sólo parcialmente y en lineas muy generales. La parte «estructurada» de su proyecto que se nos conserva es mínima, como ya hemos visto en el apartado anterior, y creemos que el propio autor renunció finalmente a darle forma impresa. Hemos indicado ya, también, que nuestro objetivo no era reconstruir esa segunda edición ampliada de la Colección de 1885, tal como pudo concebirla a fines de siglo Juan Menéndez Pidal. Es fácil suponer, por otra parte, que ni la idea que Juan Menéndez Pidal tenía de su Romancero, ni sus criterios de edición, en la medida en que están expresados, serían ya los más acordes con los presumibles intereses del estudioso y el lector actual; y es posible, incluso, que tampoco el último Juan Menéndez Pidal, que fue testigo de las nuevas perspectivas aportadas a este campo de estudios por su hermano más joven, compartiera ya sus propias concepciones iniciales. La idea de un Romancero «regional» era ya anticuada hacia 1900, a pesar de que haya seguido prodigándose en España hasta nuestros días, y a veces con criterios más arcaicos aún. Recuérdese que el mismo Juan Menéndez Pidal no veía ya, en 1902, razones para excluir los textos leoneses y gallegos de que disponía. El hecho de que, al contrario que en los volúmenes anteriores de la Silva asturiana, se publique en este tomo III una colección que, como tal, no fue concebida así por sus colectores y posibles editores

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de fines del siglo XIX y principios del XX, sino que es un conjunto formado sólo como «constructo» por editores del siglo XXI, hace necesarias algunas refexiones y justificaciones previas. A pesar de las fundadas reservas que pueden formularse contra una visión fragmentada geográficamente del Romancero, no negamos la conveniencia y la utilidad de los romanceros regionales en determinadas condiciones y como una primera vía de acceso al género. El Romancero, a diferencia de otras parcelas de la historia literaria española, sigue siendo una poesía legible fuera del ámbito del especialista o del erudito; y es claro que quienes aspiran simplemente a disfrutar de su lectura preferirán disponer de colecciones con una variedad temática lo más amplia posible. Un romancero regional se justifica entonces sobradamente si ofrece una selección de versiones válidas estéticamente y legibles por sí mismas, sin el recurso a los comenterios «indigestos» que Clarín puso ya en solfa hace más de cien años, es decir, unos comentarios presuntamente comparativos o filológicos, que no pueden ser completos ante un corpus limitado, que no suelen ser pertinentes, y que no interesan al lector común ni sirven de nada al estudioso. La deseable selección de romances y versiones deberá neceariamente hacerse a partir de una encuesta suficientemente amplia, rigurosa y representativa del área que se desea cubrir; y, por supuesto, se tendrán en cuenta todos los materiales anteriores recogidos en el área. Este desideratum de Romancero regional antológico no se ha llevado a la práctica en ninguna de las ramas del Romancero de lengua española, con la excepción única del Romancero General de León. Antología 1899-1989, 37 publicado por el Instituto Menéndez Pidal en 1991 . La colección asturiana que publicamos aquí no es, desde luego, un «Romancero antológico», ni cabría justificar su edición en los mismos términos que las obras a que acabamos de referirnos. La justificación será, pues, distinta, y se basa en razones instrumentales e históricas de otro orden: a) Los fondos antiguos del Romancero asturiano son, de todos cuantos se conservan en el Archivo Menéndez Pidal, los que ofrecían más dificultades para su identificación geográfica y cronoló-

37 Este Romancero general de León, antológico, se reeditó sin modificaciones en 1995, en edición «patrocinada por El Corte Inglés». Aunque manifiesto mi disconformidad con las atribuciones autoriales en portada respecto a la preparación de la obra, y aunque la presentación tipográfica podía haber sido claramente mejorable, y la obra haya quedado incompleta, todo ello en nada obsta a que estemos, en mi opinión, ante el mejor romancero regional que se ha publicado en el siglo XX.



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gica. Lo que para Juan Menéndez Pidal y su familia más próxima eran datos bien conocidos acerca de lugares de encuesta, fechas de recolección, letra de colaboradores contemporáneos etc., y que por lo mismo no era necesario en su día consignar en los originales ma38 nuscritos , se ha convertido ahora en una información recuperable sólo a través del estudio de los textos o la biografía de personas de quienes ignoramos casi todo. El aclarar ahora, en la medida de lo posible, la procedencia de estos romances y asignarlos a sus colectores, lugares y momentos de recolección supone adelantar una labor que en cualquier caso habría de realizarse con vistas a la inserción final de los textos en los volúmenes del Romancero Tradicional de las Lenguas Hispánicas. Los originales, por otra parte, se encuentran a veces ya muy deteriorados y publicarlos en edición rigurosa es también una garantía de supervivencia para estas versiones. b) Una vez que se decidía acometer la reproducción del facsímil del Romancero publicado en 1885 (Silva asturiana, II), era obligado realizarla de forma que no satisfaciera únicamente los deseos del bibliófilo o del interesado en los temas regionales. Era la ocasión de restituir el texto auténtico de varios romances publicados en su día con diferente gama de retoques, y de editar completas varias versiones de las que en el libro se habían incluido sólo algunos fragmentos o versos sueltos. Al reeditarse la Colección de 1885 cobraba también sentido revitalizar el proyecto de edición ampliada que había planeado Juan Menéndez Pidal. Varios de los nuevos textos, recogidos incluso en fecha anterior a 1885, quedaron inéditos debido a circunstancias fortuitas y a pesar de los deseos del compilador de incorporarlos mientras el libro se estaba ya imprimiendo; y todos los demás fueron recogidos en función de un proyecto de segunda edición enriquecida. Como lo muestran los párrafos de Acevedo y Frade ya transcritos, la actividad recolectora del Romancero en Asturias se guió durante muchos años por el propósito de ampliar y mejorar una Colección que todos estimaban insuficiente como muestra del Romancero asturiano. Los nuevos textos son, en consecuencia, un complemento necesario a los que se incluían en el libro ahora reeditado. c) La edición a título póstumo del Romancero asturiano en el estado más completo en que pudo dejarlo Juan Menéndez Pidal puede entenderse, finalmente, como la forma de saldar una deuda con la 38 Aun así, ya hemos visto que se produjeron confusiones desde muy primera hora, como en el caso de alguna versión de Bernardo Acevedo atribuida a Vigón erroneamente por el propio Juan Menéndez Pidal.

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memoria de uno de los iniciadores de la historia del Romancero tradicional en España. Iniciador y responsable también, en buena parte, de haber atraído a ese campo a quien sería poco tiempo después una de las grandes cimas europeas en la investigación de la poesía tradicional: Ramón Menéndez Pidal es ya uno de los colaboradores cuyo nombre veremos repetirse más veces como colector de los textos que integran este volumen. Al margen de las consideraciones anteriores, existe otra justificación adicional. Si es cierto que esta colección ampliada no es el Romancero antológico que la tradición asturiana podría proporcionar, es verdad también que se encuentran aquí muchas de las versiones de romances que habrían de figurar en él. Es decir, este volumen incluye —sumando algunas de las versiones que editamos en el primer tomo de la Silva asturiana— todo lo recogido en Asturias entre 1885 y 1910 que permanecía aún inédito o disperso, y, al mismo tiempo, muchas de las mejores versiones de romances que se ha recogido en la región hasta nuestros días, o de romances que desde entonces no han vuelto a recogerse. Suponen, pues, estos textos un testimonio coherente en sí mismo de la diacronía del romancero de Asturias en una etapa en que el género gozaba de una vitalidad que no ha vuelto ya a tener. Ello no se contradice con que el evidente descenso en la vigencia de la tradición oral del Principado haya podido ser, en parte, compensado en fechas posteriores gracias a una exploración más intensa en las áreas que aun mantienen, si quiera residualmente, el romancero. * * * Los distintos criterios editoriales que se han seguido en los volúmenes II y III de la Silva asturiana están predeterminados por la distinta forma en que se ha realizado la publicación de cada uno de los dos grupos de textos que constituyen la aportación de Juan Menéndez Pidal y sus colaboradores al romancero asturiano. En los romances que integran la Colección de los viejos romances impresa en 1885 no cabía, lógicamente, ninguna reordenación, cambio de títulos o intervención directa en el cuerpo de los textos. Al haberse optado por una edición facsímil, ha sido preciso incluir como Apéndice (Silva asturiana, II, §§ B. ii y iii) toda la información que nos parecía oportuno añadir, con las identificaciones temáticas, localizaciones geográficas precisas, de fecha o colector, y, sobre todo, las lecturas de los originales manuscritos que fueron alteradas en la edición de 1885.



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Para la edición de las aproximadamente trescientas nuevas versiones que publicamos a continuación nos hemos guiado por los criterios establecidos en los últimos volúmenes del Romancero Tradicional 39 de las Lenguas Hispánicas , en cuanto son aplicables a romances de la tradición moderna cuyo texto base es siempre un registro escrito, manuscrito en la mayoría de los casos, o impreso, y, excepcionalmente, un doble registro manuscrito e impreso, y no se cuenta con grabaciones magnéticas audio- o audio-visuales. Es decir: «Nuestra edición querría ser una reproducción fiel del ‘saber’ del portador de folklore; pero a ese ‘saber’ sólo podemos llegar a través del ‘documento folklórico’, y por tanto nos tenemos que contentar con reproducir lo más fielmente posible el acto de exteriorización que se refleja en el ‘documento’ llegado a nuestras manos. La fidelidad editorial a la versión del sujeto transmisor de folklore no supone necesariamente la reproducción tal cual del ‘documento folklórico’ que nos la conserva. Lo importante es que el texto editado no pierda ninguna información 40 contenida en ese documento bajo el pretexto de intentar mejorarlo» . En consecuencia, normalizamos la ortografía y la puntuación, sin que ello implique normalización lingüística; por el contrario, «respetamos absolutamente el dialecto o idiolecto del transmisor; esto es, en nuestra transcripción pretendemos recoger todas las peculiaridades lingüísticas de la versión exteriorizada por el transmisor que 41 estén reflejadas en el ‘documento folklórico’» . Hemos partido del texto manuscrito siempre que se conserva, incluso cuando las versiones habían sido ya objeto de una edición fiable (básicamente en los volúmenes del RTLH), y ello nos ha deparado sorpresas en más de una ocasión. Todas las dudas de lectura se consignan al pie del texto, así como alguna ocasional sugerencia de corrección. En el aparato crítico figuran también las variantes textuales del mismo o distinto recitador, los comentarios extranarrativos, sean del recitador o del recolector, y observaciones varias sobre el documento en sí mismo que puedan ayudar a explicar alguna anomalía en el texto. En todo lo que se refiere a variantes o 39 Estos criterios se exponen en su forma más completa en la introducción al volumen VI del RTLH, Gerineldo: El paje y la infanta, 1 (Madrid: Gredos, 1975), pág. 11 y ss. A ellos nos remitimos, con preferencia sobre la redacción abreviada, y en ocasiones más inexacta, que se da en otros volúmenes posteriores. 40

«Criterios editoriales», cit., pág. 13.

Ibid., 1.3; a los «Criterios» citados nos remitimos especialmente respecto a los puntos 1.1, —la organización de la narración en versos numerados de 16 sílabas con cesura, y soluciones adoptadas en los casos de textos «defectuosos»—, y 1.4 —proceso ‘traductor» de los «documentos folklóricos—. 41

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UN NUEVO ROMANCERO ASTURIANO (1885-1910)

dudas textuales hemos preferido pecar antes por carta de más que de menos, sin hacer ninguna modificación en el texto base que no se indique mediante diacríticos además de justificarse en las notas. En las cabeceras de versión hemos procurado siempre diferenciar los datos identificatorios sobre colectores, recitadores, lugar y fecha de recolección, que constan en el original, de aquellos que a veces hemos podido deducir de otros testimonios con mayor o menor grado de certeza. Las identificaciones geográficas toponomásticas se ajustan, igual que las del apartado «Colecciones», al Nomenclator. Provincia de Asturias, del Instituto Nacional de Estadística, a sabiendas de que no siempre son las más correctas etimológicamente ni las más ajustadas al habla local. Se indica la localización de los textos en el Archivo Menéndez Pidal (AMP) de acuerdo con la ordenación propia de Ramón Menéndez Pidal y María Goyri. Aunque la reorganización posterior del Archivo ha sustituido la antigua ordenación y numeración, creemos que se trata de un dato «histórico» que debe consignarse. Los códigos de la última línea remiten, en primer lugar, al Índice General del Romancero Hispánico, válido para todo el Romancero viejo y tradicional, y al *Catálogo General del Romancero Asturiano, que pretende ordenar e identificar inequívocamente todas las versiones recogidas en el Principado desde los orígenes a la actualidad. En la ordenación de las versiones hemos seguido una clasificación temática, de acuerdo con la establecida en el Índice del *Catálogo General del Romancero Asturiano, cuya lista de temas y criterios de ordenación quedan expuestos en apéndice a este volumen. Ello nos ha parecido preferible a organizar el material según las varias aportaciones de colectores individuales. Al margen de que no siempre hay límites definidos en las colecciones parciales aquí integradas, al contrario de lo que sucedía con las que publicamos en los dos primeros tomos, nos parece evidente que estas versiones más recientes fueron concebidas, ya desde el mismo momento de recogerse, como parte de un corpus global que en su día habría de agregarse al Romancero asturiano ampliado de Juan Menéndez Pidal, cuando no ya directamente al RTLH (como es el caso de las últimas versiones de Ramón Menéndez Pidal). De todos modos, hemos reconstruido con la mayor exactitud que nos ha sido posible las colecciones o grupos de textos procedentes de un mismo colector o encuesta, y ofrecemos las listas de las versiones adjudicables a cada colección (cf. infra, págs. 381-409). Dentro de cada tema, las distintas versiones han sido ordenadas según un criterio geográfico —del Occidente al Oriente de la provincia— combinado en ocasiones con el de anteponer los textos más completos o estéticamente superiores.

segundA PARTE

nuevo romancero asturiano (1886-1910)

I romancero tradicional

A. Romances de contexto histórico nacional

1 Penitencia del rey don Rodrigo (í-a) BOAL (conc. Boal, p. j. Luarca, ant. Castropol), dictada por Socorro Villamil. Recogida por Bernardo Acevedo, 1884 (original ms. de letra de B. Acevedo) [AMP, DD/ 014]. Ed. en RTLH, 1 (Madrid: SMP, 1957), p. 71, núm. 14r. 0020:01 [Cat.G.Ast., 001/ 003].

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Allá arriba en alta sierra, alta sierra montesía, donde cae la nieve a copos y el agua menuda y fría, habitaba un ermitaño que vida santa se hacía. Por allí viniera un hombre, de esta manera decía: Por Dios le pido, ermitaño, por Dios y Santa María, que me diga la verdad y me niegue la mentira, si hombre que trata en mujeres, si tendrá el alma perdida. —El alma perdida, no, no siendo hermana ni prima. —¡Ay de mí! , triste afligido, que esa fue la mi desdicha, que traté con una hermana y también con una prima; maté a mi padre y mi madre, siete hermanos que tenía aunque no los he matado murieron por causa mía. Confiéseme, el ermitaño, por Dios y Santa María, y deme la penitencia conforme la merecía.— —Confesar, confesareite, absolverte no podía. —Confiéseme, el ermitaño, [por Dios y Santa María, y deme la penitencia conforme la] merecía.— Lo metiera en una tumba, donde una serpiente había; La serpiente, muy veloz, siete cabezas tenía, por todas las siete come, por todas las siete oía. El ermitaño era bueno e iba a verlo cada día. —¿Cómo te va, penitente, con tu buena compañía? —¿Cómo quiere que me vaya, cómo quiere que me iría?, ¿cómo quiere que me vaya, pues que así lo merecía? De la cinta para abajo ya comido me tenían, de la cinta para arriba luego me comenzarían;

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ROMANCERO TRADICIONAL

el que quiera ver mi muerte traiga una luz encendida.— Cuando llega con la luz, ya el penitente moría. Las campanas del paraíso, ellas de sí se tanguían por l’ alma del penitente, que para los cielos camina.

2 Penitencia del rey don Rodrigo (í-a) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Rosaura González, de 65 a. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, DD/ 014]. Ed. en RTLH, 1 (Madrid: SMP, 1957), pp. 73-4, núm. 14x. 0020:02 [Cat.G.Ast., 001/ 005].

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El primero caballero que de Francia venía tenía veinticinco años, y el pecado no tenía; cuando llegaba a los treinta pecados acometía: mató a su padre y su madre y hermanos que tenía, ha esforciado a dos hermanas que para monjas tenía. Fuése por el mundo alantre, por ver si remedio había, encontró con un ermitaño de la santa ermitañía. —Por Dios ruego, el ermitaño, por Dios y Santa María, que me oyese en penitencia los pecados que tenía. —Diga, diga el penitente, que yo los escucharía. —Maté a mi padre y mi madre, y siete hermanos que tenía, he esforciado a dos hermanas, que para monjas tenía. —Los pecados eran muchos, no sé si le absolvería.— Vieno una voz del cielo, mandóla Santa María: —Absuelva, absuelva al penitente, que yo también le [absolvería, que le echás’ la penitencia como así la merecía.— Le metiera en una cueva con una culebra viva; mas había una serpiente que siete bocas tenía, la más chiquitita de ellas entero lo tragaría. L’ermitaño era buen cristiano, que lo fue a ver l’otro día. —¿Qué tal va, el penitente, con esa triste compañía? —Vame bien, el ermitaño, pues que así lo merecía. De la cintura pa’ abajo ya no tengo carne viva, el corazón con que piensa, la lengua con que decía: Usted si me viene a ver, traiga la vela encendida.



CONTEXTO HISTÓRICO NACIONAL

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3 Merienda del moro Zaide (á-o) AVENO (parr. Vega de Poja, conc. y p. j. Siero), dictada por Florentina Llorián. Recogida [por Fausto Vigil], c. 1892. Remitida por Bernardo Acevedo a Ramón Menéndez Pidal, después de 1907 (copia mecanografiada, sin datos de colector ni fecha de recolección) [AMP, BB/ 012]. Según se anota en la copia, «es popularísima en Siero, donde la cantan los muchachos para pedir el aguinaldo de casa en casa, en las noches y víspera de Navidad, de Año Nuevo y de Reyes, por cierto, con música, cuya reproducción oí en coplas populares hacia Busdongo (León)». 0056:01 [Cat.G.Ast., 009/ 002].

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Hoy víspera de los Reyes, la primer fiesta del año, príncipes y caballeros al rey piden l’aguinaldo. No piden oro ni plata, ni tampoco su reinado, pídenle cuatro mil hombres salgan al campo formados; si cuatro mil le han pedido, cinco mil les ha mandado. Por los campos de Jaén iban tirando y matando; no queda cabra ni oveja, ni pastor con su rebaño, a no ser el perro moro, con todos miembros quebrados. Tanto corren por las cuestas como el galgo por lo llano. —¿Dónde quedan mis amigos, dónde quedan mis [hermanos?— —En los Campos de Jaén, juntamente merendando. Unos meriendan deprisa, otros meriendan despacio, a no ser el perro moro que merienda de a caballo. Con la punta del cuchillo purren el pan espetado, con la punta de la lanza purren el carnero asado. ¡L’aguinaldo por los Reyes, por los Reyes l’aguinaldo!

4 Merienda del moro Zaide (á-o) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís). Recogida por Braulio Vigón, antes de 1888 (original ms. sin datos de colector ni fecha de recolección, pero de letra de Braulio Vigón) [AMP, BB/ 012]. Versión incluida por J. Menéndez Pidal en su proyecto de segunda edición, núm. 2. 0056:02 [Cat.G.Ast., 009/ 001].

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ROMANCERO TRADICIONAL

La víspera de los Reyes, la primer fiesta del año, todas damas y doncellas van a pedir l’aguinaldo. —No pedimos plata al moro, ni tampoco su reinado, cuatro mil hombres pedimos para n’el campo sagrado.— Cuatro mil fueron pedidos, cinco mil fueron mandados; por el camino dónde iban iban hiriendo y matando, sin dejar cabra ni oveja, ni pastor con sus ganados. A la subida de un monte, a la bajada de un llano cayó mi mula conmigo, rompí mi puñal dorado. A la punta del cuchillo lleva un corderito asado.

5 Merienda del moro Zaide (á-o) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís). Recogida por Rosario Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. de letra de Rosario Menéndez Pidal) [AMP, BB/ 012]. 0056:03 [Cat.G.Ast., 009/ 003].

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Ah, el día de los Reyes, la primer fiesta del año, cuando todas las doncellas al rey piden aguinaldo. No le piden plata ni oro, ni tampoco su reinado, pídenle cuatro mil hombres, cinco mil iban andando. Por los campos de Malverde van los moros peleando; no dejan cabra ni oveja, ni pastor con su ganado.

––––––––– Nota de la colectora, dirigida a sus hermanos: «Este me prometieron completarlo si lo queréis».

6 Muerte del príncipe don Juan (á-a) (Cont. La amante del príncipe, maldecida [á-a]; El conde Niño [á]). SERANDINAS (conc. Boal. p. j. Luarca, ant. Castropol), dictada por Juventina García. Original ms. de letra de mano desconocida, facilitado por Bernardo Acevedo, fechado en 1889. (Col. «Serandinas» A, pp. 7-11) [AMP, BB/ 071]. 0006:01 + 0235:01 + 0049:01 [Cat.G.Ast., 012/ 001] + [Cat.G.Ast., 054/ 001]. + [Cat.G.Ast., 025/ 004].

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CONTEXTO HISTÓRICO NACIONAL

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N’esa villa de Madrid, junto a los caños del agua, allí habitaba una viuda, y la tal tenía una hija, Teresita se llamaba. Y la tal se enamoró del hijo del rey de España. La madre, desque lo supo, una maldición le echara: —Permita Dios de los cielos que en el fuego seas quemada. —Calle la mi madre, calle, de eso no diga usted nada, que si don Carlos lo sabe caerá malito en la cama.— Y don Carlos que lo supo, muy malo cayóse en cama. Vinieran siete doctores de los mejores de España; miran unos para otros, a todos tembla la barba, si no fuera un doctor viejo que de esta manera hablaba: —Lo que le digo, don Carlos, que disponga de su alma. —Lo que digo yo a mi padre, Teresita está embarazada; si trae un niño varón, que sea príncipe en España, y si trajese una infanta que no quiera ser casada, que la estudie para monja al convento a santa Clara.— Estando en estas razones Teresa entró pa’ la sala, con la barriga a la boca que es alabanza mirarla. —¿Dónde fuiste, Teresita, que tanta fue tu tardanza? —Vengo de pedir al cielo que te saque de esa cama. —Sacarme sí, Teresita, en angarillas de plata. —¿Qué comieras, mi don Carlos que te diera de mi mano? ¿Te comieras una pera o una manzanita asada? —Yo comer bien la comiera cebándola quien me la daba.— A los postreros bocados ya Dios le arrancaba el alma. Don Carlos murió a la noche, Teresa por la mañana. Ahora véase aquí la historia de los dos amantes del alma. Uno entierran en el coro y el otro al pie del altar; de ella naciera una oliva y de él nació un olivar, cuando el aire era muy fuerte ambos se iban a juntar; la reina, como traidora, ambos mandara cortar. De ella nació una paloma, él fue un palomín galán, a la ventana de la reina ambos fuéronse a posar; la reina que era traidora ambos mandara matar. De ella naciera una fuente y de él un río caudal, quien tenga mal de amores allí se vaya a lavar. Teníalos también la reina y allí se fue a lavar; cuando se estaba lavando la fuente comenzó a hablar: —Cuando yo era oliva, mandárame usted cortar, y cuando era paloma, mandárame usted matar; ahora soy fuente clara y no me puede hacer mal. A los ciegos he de dar vista, a los mancos he sanar,

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ROMANCERO TRADICIONAL

para todos he de correr si viniese con gran mal,

y para usté he de secar; mucho más ha de llevar.

7 Muerte del príncipe don Juan (á-a) SANTA EULALIA (parr. Villaverde, conc. Allande, p. j. Cangas de Narcea, ant. Tineo), dictada por Concha, criada. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, junio 1902 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, BB/ 071]. Publicada por María Goyri, «Romance de la muerte del príncipe don Juan (1497)», Bulletín Hispanique, VI (1904), pp. 35-66. Reed. de A. Galmés, Romancero asturiano (1976), p. 31. 0006:02 [Cat.G.Ast., 012/ 002].

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.............. .............. —Lo que le encargo, mi padre, lo que siempre le encargaba, que la doña Teresina de mí queda embarazada.— Estando en estas palabras, don Pedro cayó de cama. Llamaron siete doctores de los mejores de España; unos le miran el pulso, y otros le miran el habla, y unos dicen: «muere, muere», y otros dicen: «ya no hay [nada». —¿Qué dice el doctor más viejo que tanto me mira y calla? —Lo que te encargo, don Pedro, que dispongas de tu alma. Tienes tres horas de vida, cuatro con la encomenzada.— Estando en estas palabras Teresina ya llegaba, con la barriga en la boca para parir muy cercana. —¿Dónde vienes, Teresina, tan rendida y tan cansada? —Vengo de una romería que se llamaba Santa Ana, de pedir a Dios del cielo que te saque de esa cama. —Sacarme sí, Teresina, en unas andas de pino de las mejores de España. —Aquí te traigo tres peras, tres peras y una manzana; si te atreves a comerlas, te las doy de buena gana.— Estando nel medio de una, el alma se le arrancara. Don Pedro murió por la noche, Teresa por la mañana. Aquí se acaba la historia de dos amantes del alma. ¡Válgame el señor San Pedro y la Virgen soberana!

–––––––––– En la edición de 1904: 16a e. u. a. de plata. 3b: c. de cama, sic.



CONTEXTO HISTÓRICO NACIONAL

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8 Muerte del príncipe don Juan (á-a) VENEROS (parr. Campo de Caso, conc. Caso, p. j. Laviana), dictada por Irene Simón Posada. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, BB/ 071]. 0006:03 [Cat.G.Ast., 012/ 003].

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—Villanueva, Villanueva qué se cuenta por España, la vida del rey don Juan que está malito en la cama. Cuatro doctores lu curan, lus mejores de la España; unos le curan con vino, otrus lu curan con agua, y el más chiquitino de ellos dice que su mal no es nada. Ahora falta por venir el redentor de las almas, ese le tomará el pulso, le dirá cómo se halla. —Muy malito está don Juan, la muerte tienes carcana, tres horas tienes de vida, hora y media ya pasada. La una para desponer de las cosas de tu alma, media para despedirte de las gentes de tu casa. —Ahora llamen a mis padres pa’ tan sólo una palabra: —Padres, miren por mi esposa, que es niña y queda [preñada. De los dones que le di, padre, no le quite nada, tampocu el anillo de oru que le di de enamorada. —Tú se lu diste de oro, yo se lu daré de plata.— Y ellos que estaban en esto, entró la rosa temprana. —¿Dónde vienes, la mi esposa, tan sola y tan de mañana? —Vengo de Santo Domingo de oír misa de alba, de rezar a Dios por ti te levantes de la cama. —Luego me levanto, esposa, el lunes por la mañana, con los pies amarillitos y la cara amortajada. Tú te vestirás de luto llorando desconsolada, y te dirás pa la iglesia llorando desconsolada. Hallarás las calles tristes y las tus puertas cerradas; luego vendrá la justicia a pidirte las fianzas, y non habrá quien te fíe, esposa mía del alma; ya te fiarán mis padres, que a ellos te dejo encargada.— Ellos que estaban en esto, cayó en suelu desmayada; no la fueran de volver nin con vino nin con agua. Y le abrieron el vientre y de sus entrañas sacan un niño como una rosa, parece un rollo de plata;

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ROMANCERO TRADICIONAL

lu llevaron a su padre que la bendición le echara. —La bendición de Dios padre, la de Dios hijo te caiga, si te crías para el mundo serás príncipe de España, y si no, te irás gozar de la Bienaventuranza. ¡Válgame Nuestra Señora, válgame la Madre Santa!

––––––––– Variantes: 5a otros por no darle pena; 34b y mi bendición te caiga.

9 Muerte del príncipe don Juan (á-a) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Cesárea González. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, BB/ 071]. 0006:04 [Cat.G.Ast., 012/ 004].

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Tristes nuevas, tristes viejas, que se cuentan por España, que el glorioso san Juanín está malo en la su cama. Siete dotores le asisten, los mejores de Granada, sólo falta por venir el redentor de las almas. —¿Qué le mandas a tu esposa? —No le puedo mandar nada, mientres vivan los mis padres, no le puedo dejar nada.— El padre lo estaba oyendo, al pegollu de la cama: —Mándale, hijo, lo que quieras, que yo no le quito nada. —Mándole un anillo de oro que le di de enamorada. —Si tú le das uno de oro, yo le doy otro de plata.— Estando en estas razones, la su esposa allí llegaba. —¿Ónde viene la mi esposa, d’ónde viene la mi esclava? —Vengo de San Salvador, de oír la misa rezada, de pidir a Dios del cielo te levantes de esa cama. —Sí levantaré yo, triste, sí levantaré, cuidada, que antes de las dos del día, antes de romper el alba, verás mi cuerpo difunto, pidiendo tú la mortaja, y los curas a la puerta, los cofrades con las hachas; verásme coger en peso, verásme salir de casa, verásme entrar en la iglesia, donde el cristiano arremata. Tú te vendrás pa’ tu casa muy triste y desconsolada; verás tu casa de luto, tus puertas todas cerradas. La hacienda pa’ la justicia, pa’ ti y pa’ tus hijos, nada.

–––––––– 15b cuidada, sic.



CONTEXTO HISTÓRICO NACIONAL

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10 Muerte del príncipe don Juan (á-a) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Elena Nespral, de 21 años. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, BB/ 071]. 0006:05 [Cat.G.Ast., 012/ 005].

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Tristes nuevas, tristes nuevas, que se corren por España, el señor don Juan Contreras que está malito na cama. Tres dotores le asisten, los mejores de Granada, sólo falta por venir aquel dotor de la Carda. Estando nestas palabras entra el dotor por la sala. —¿Cómo te va ahí, don Juan, cómo te va nesa cama? —Vame como Dios quisiera, como Dios quiera me vaya. —Tres horas tienes de vida, la una está encomenzada.— Estando nestas palabras entra ella por la sala. —Padre, de lo que le di, por Dios, no le quite nada, tampoco el anillo de oro que le di de enamorada.— —¿Dónde vienes, prenda mía, regalito de mi alma? —Vengo de aquella ermita, de rogar a Dios por ti, que te saque de esa cama. —De esta cama ya saldré mañana por la mañana, tú con tu vestido negro, yo con mi mortaja blanca.— Y a eso del amanecer, a Dios entregaba el alma.

11 Muerte del príncipe don Juan (á-a) CARROCERA (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana), dictada por Teresa Fernández Cocañín, de 80 años. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, BB/ 071]. 0006:06 [Cat.G.Ast., 012/ 006].

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Tristes nuevas, tristes nuevas, que se cuenten por España, que Juoaquín de la Ribera está malito en la su cama. Siete doctores le asisten, de los mejores de España, ya no faltaba más que uno, el médico de la Parra. Si muy aprisa le llaman, más al punto llegara.

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—¿Qué haces aquí, Juaquín, regalo de la mi alma? Tres hores tienes de vida, y la media ya pasada. —Tres hores tengo de vida y la media ya pasada; esa niña que ahí tengo pienso que está embarazada. Si la manden pa’ su tierra, no la manden sin compaña, que dirán sus parientes que quedó desamparada.— Así lo quiso el redentor y la Virgen Soberana, el galán murió a la noche, la niña por la mañana.

––––––––– Variante: 3b d. l. m. de Granada. 2a Juoaquín, sic.

B. Romances de referente carolingio y caballeresco

12 Gaiferos y Galván (á) ASTURIAS, s. l.. Original ms. de letra no identificada, a la que pertenecen otros textos incluídos por J. Menéndez Pidal en su proyecto de segunda edición [AMP, CC/ 053]. 0087:01 [Cat.G.Ast., 018/ 002].

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¡Válgame Nuestra Señora, válgame el señor San Juan! Sentada está la condesa, sentada está en el portal, con tijera y peine de oro para su hijo peinar. —Dios me acreciente mi niño y me le ampare de mal, y le ponga barba en rostro como a tu tío don Roldán, y la muerte de tu padre Dios te la deje vengar. Matárontelo a traición para conmigo casar.— Don Galván que bien lo oía en los palacios do está: —¡Mientes, mientes, la condesa, mientes, mientes, pesia a [tal!; es verdad fuimos a caza, riberitas de la mar y no hallamos cosa viva, cosa viva que cazar, sino una morenita en la ribera del mar. Su marido, con codicia, tras ella echóse a nadar, ojos que lo vieron ir nunca lo vieron tornar.— —Mis morillos, mis morillos, los que coméis del mi pan, llevadme ese niño donde no se encuentre cristiandá y sacadle el corazón y traédmele a enseñar, de la su mano derecha cortadle el dedo pulgar.— Con el niño va un viejo honrado que al niño no quiere mal. —No le matemos, no, al niño, que nunca nos hizo mal, matemos nuestra perrina, que en nuestra compaña va. Hacerle hemos una barca, pasarémosle la mar. Su tío cuando le viere empezárase a admirar.— —¿Quién te trujo, mi sobrino, solo por este ermedal? —Criados de don Galván aquí me hicieron llegar.— Siete años ’tuvo con él, siete años le comió pan,

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de los siete pa’ los ocho comienza el niño a llorar. —¿Tú qué tienes, mi sobrino, o quién te había hecho mal, o jugaste dalgún juego que no pudieses pagar, o tomaste algún amor que no fuese para amar? —¡Ay! la muerte de mi padre yo la tengo de vengar. —Para eso, mi sobrino, sois hombre de poca edad; mis armas y mis caballos los tienes al tu mandar y si quisieres, sobrino, que te vaya a acompañar... —La muerte, tío, de mi padre, yo solo la he de vengar.— Donde la condesa habita llegó a pedir caridad. —Dame caridad, condesa, dame, dame caridad por alma de don Gaiferos que Dios haya perdonado. —Váyase el buen romerito so aquel verde naranjal, yo le daré del buen vino, del buen vino y del buen pan, que si don Galván viniera la vida le ha de quitar.— Estando en estas razones don Galván en puertas da. Arrancara de la espada para el romero matar; sacó el romero la suya pa’ su cuerpo resguardar. Estando en estas razones don Galván en tierra da. —¡Oh, triste de mí, ay, triste, cuitada con tanto mal, que granaderos de Francia viuda me hacen quedar! —Calle, calle, la mi madre, no tenga tanto pesar, si supiera que hijo tiene, cantára y no llorará. De la mi mano derecha fáltame el dedo pulgar.— ¡Válgame Nuestra Señora, válgame el señor San Juan!

––––––––– 48b cantára y no llorará, sic.

13 El conde Claros en hábito de fraile (á) SERANDINAS (conc. Boal. p. j. Luarca, ant. Castropol). Original ms. de letra de mano desconocida, facilitado por Bernardo Acevedo, fechado en 1889. (Col «Serandinas» D, pp. 1-8) [AMP, CC/ 053]. 0159:01 [Cat.G.Ast., 020/ 005].

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¡Válgame el señor san Juan! Silvanuca, Silvanuca, hija del rey galán, esa tal se enamorara del don Carlos Montealbar. —¡Quién te me diera, Silvana, dos horas en ti mandar! —Dos horas en mí mandar, esas dos horas, don Carlos, muy buenas te fueran de dar,

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REFERENTE CAROLINGIO Y CABALLERESCO

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pero tú eres muy joven y al campo te irás [a] alabar. Con esta espada me maten, con otra me han de matar si nunca con niña durmiese al campo me fui a alabar.— En otro día de mañana al campo se fue a alabar. —Esta noche he dormido con una niña que en mi vida vi [otra tal; los dientes de la su boca relucen como un cristal, y encima de los sus pechos los dados pueden jugar.— Unos dicen quién sería, otros decían quién será, y él por descubrir el secreto dijo que hubiera sido la hija del rey galán. Pues no faltara hablador que al rey lo fuera a contar; el rey, en cuanto lo supo, la hija manda quemar. La hija, en cuanto lo supo, ella encomenzó a llorar. —¡Ay de mí, triste cautiva, quién me diera escribir carta a don Carlos Montealbar! —Ay, si don Carlos supiera, él me tenía que librar.— Bien la oyera un pastorcito, muy bien la supo escuchar. —Escríbale usted, señora, que yo se la iré a llevar, escríbale usted con prisa, no tome usted gran vagar; bien ve que el día es tan corto y la jornada está por andar.— Uno lo escribiera con tinta y otro con lágrimas del su llorar. Por aquella cuesta arriba ya no puede caminar, por aquella cuesta abajo ya parece un gavilán. Pronto llega a los palacios de don Carlos Montealbar; anduviera siete puertas, por ninguna pudo entrar, de las siete pa’ las ocho saliera don Carlos [a] abrir. —Ay pastorcito, mucho me extraño, pastorcito, a estas [horas por mis palacios. —El milagro non es mucho, mucho non es de extrañar, aquí le traigo una carta de muchas penas y pesar: mañana van quemar a Silvana, la hija del rey galán. —Lo mismo me da que la quemen ni la dejen de quemar, Madrid y Francia es bien largo, mujeres no me han de [faltar; aunque no sean tan bonitas han de ser de habilidad.— El pastorcito que tal oyera él se soltara a llorar. —¿Por qué lloras, pastorcito, por qué paras en llorar? —Por la niña tan hermosa, que yo no la pueda librar. —Pues no llores, pastorcito, que aunque mi boca dice esto queda en mi corazón pesar.— Manda aparejar el ruán,

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ROMANCERO TRADICIONAL

manda aparejar caballos, caballos de más andar; quitándose ropas menores, vistiendo de capellán; quitando zapato de seda, poniéndolo de cordobán. Montan los dos a caballo; por aquella cuesta arriba ya no pueden caminar; por aquella cuesta abajo gavilanes parecerán. Pronto llegan a los campos donde Silvana han quemar. —Dios los guarde, caballeros, a todos los que aquí están. ¿Para [qué] quieren tanta leña como en este campo hay? ¿Será acaso por ser vísperas, las vísperas de san Juan? —Esa leña que hay ahí, esa pa’ quemar a Silvana, la hija del rey galán. —Ay, esa niña es muy joven, necesita confesar. —Ya la confesaron tres, a ninguno dijo verdad. —Confiésela yo, caballeros, acaso me la contará.— La cogiera de la mano, llevóla al pie del altar, sacárala juramento por un libro de misar de cuándo había dormido con casados o por casar. —Pues nunca dormí con hombre casado ni por casar, si no fueran tres noches con don Carlos Montealbar; una fuera de mi gusto y dos con el mi pesar. —Don Carlos es muy bonito, algo te tenía de dar. —Pues diome un manto de seda que conmigo han de [quemar. —Don Carlos es muy bondoso, algo te daría más. —Diérame un anillo de oro que quiero también quemar. —Niña, dame un beso de tu cara, yo te libro de quemar. —No lo quiera Dios del cielo ni la Virgen del Pilar, donde don Carlos puso cara póngala un cardenal.— Él apretóle la mano. —¿A quién te parezco yo? —En los labios de su boca y en el modo de apretarme figúraseme sois, padre, don Carlos de Montealbar.— Cogiérala entre sus brazos, pusiérala encima del ruán. —Queden con Dios, caballeros, que esta niña es muy mía, con ella me voy casar. Quien quiera seguir mis bodas, mañanita de san Juan, entre bodas y funciones tres días ha de durar. Nesa leña que ahí queda nella quemarán un can, los huesos que de él quedasen daranlos al rey galán. ¡Válgame el señor san Juan!

–––––––––– 62a de cuándo, lectura dudosa (si da c.?).



REFERENTE CAROLINGIO Y CABALLERESCO

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14 El conde Claros en hábito de fraile (á) SANTA EULALIA (parr. Villaverde, conc. Allande, p. j. Cangas del Narcea, ant. Tineo, dictada por Concha, criada. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, junio 1902 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, CC/ 033]. 0159:02 [Cat.G.Ast., 020/ 006].

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—Mira, Carlos, eres muy nuevo, pronto te vas a alabar. —No me alabo, Galancina, de cosas que no son de alabar.— Un día, al salir de misa, ya Carlos se echa a alabar; que durmiera cuatro noches con la más guapa ’el lugar. La gente, como es tan mala, pronto se echa a mermurar: —¿Quién sería, quién sería?, ¿quién sería y quién será?, ¿Si sería la Galancina, hija del conde Galán?— Su padre, desque lo supo, sus hijas manda llamar: —Vengan acá, las mis hijas, casadas y por casar.— Desque las vio todas juntas, pronto empieza a preguntar. Miran unas para otras como deben de mirar; la más chiquitina de ellas pronto comenzó a llorar. La agarrara de la mano n’un cuarto la fue a encerrar, donde no vio sol ni luna, ni tampoco claridad. Su primo, desque lo supo, la venía a visitar: —Si me llevaras esta carta a Carlos de Montealbar, diciéndole que mañana me van a queimar.— Corría por allá abajo que parecía un galanzán. Si me lo dices de groma, sube conmigo a almorzar; si me lo dices de veras, ya podemos caminar, que la chica non se quema . . . . . . . sin confesar. —Dime, dime, Galancina, dime, dime la verdad: ¿cuántas noches has dormido con Carlos de Montealbar? —Cuatro noches he dormido con Carlos de Montealbar: dos han sido de mi gusto y otras dos sin voluntad.— .................... ..................... —La hija es muy mía, con ella me voy a casar, que una hija que tenía ya la mandaba quemar.

–––––––– Variante: 16a —S. m. ll. una c. -17b queimar, sic.

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ROMANCERO TRADICIONAL

15 El conde Claros en hábito de fraile (á) SANTIANES DEL AGUA (conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís), dictada por Laura Llano. Recogida por Silvestre Frade, 19 diciembre 1884, y remitida a J. Menéndez Pidal (original ms. de letra de S. Frade) [AMP, CC/ 033]. 0159:03 [Cat.G.Ast., 020/ 003].

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—Galanzuca, Galanzuca, hija del conde Galán, ¡quién te pudiera tener una noche a mi mandar! —Eres muy ligero, Carlos, de eso te habías de alabar.— A la mañana siguiente comenzárase a alabar: —Que dormí con Galanzuca, hija del conde Galán.— Un primo que allí tenía quiso parecerle mal. —Cállese, don Carlos, cállese, que eso no era de contar, que si su padre lo sabe a Galanzuca han de quemar. —No me da más que la quemen que la dejen de quemar, torres y palacios tengo en donde me resguardar.— Supiéralo ya su padre, a Galanzuca van quemar; la acompañan cuatro pajes de los que la querían mal. Estando cerca del fuego Galanzuca pudo hablar. —¿Adónde tendré los mis pajes, los que yo solía mandar, que me lleven una carta a Carlos del Montealbar?— A tiempo llegara un paje, a tiempo comenzó a hablar. —Escribe, escribe, señora, que pajes no han de faltar.— Coge un caballo que vuela lo mismo que un gavilán, tanto corre y tanto vuela que no se puede divisar. Llega al palacio y pregunta por Carlos de Montealbar. —Dime, dime, pajecillo, qué novedad hay allá. —Malas novedades traigo, malas novedades hay; van quemar a Galanzuca, a Galanzuca van quemar. —No me da más que la quemen que la dejen de quemar, torres y palacios tengo en donde me resguardar. Si me lo dices de burla, entra conmigo a almorzar; si me lo dices de veras, caballos mando ensillar. —Si lo dijere de burla, la carta se lo dirá.— Y tanto decía la carta que no se podía escuchar. Vistióse luego de fraile, dispuesto para marchar, Reventó siete caballos, con el de ocho llegó allá. En cuanto llegó dijera: —¿Para que se hiciera el fuego y la hoguera que aquí está?

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REFERENTE CAROLINGIO Y CABALLERESCO

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—Para quemar a Galanzuca porque embarazada está. —Galanzuca es chiquitita, necesita confesar.— —Confesara siete veces, de confesar basta ya. —Siete no fueran bastantes si no dijera verdad. (Se puso él a confesarla) —Galanzuca, Galanzuca, vas a decir la verdad, ¿durmiste con algún hombre a tu gusto o a tu pesar? —Durmiera sólo dos noches con Carlos del Montealbar, una noche en la mi cama y otra en la de su . . . . . . . , una noche fue mi gusto, otra fuera a mi pesar.— Desvistiérase de fraile . . . . . . . . . . . . . . . —Ese fuego que tenéis, podéis tirar a él un can, en quemando bien los huesos, al rey irlos presentar, que Galanzuca es mi esposa y yo la voy a llevar.

–––––––– Silvestre Frade añade la siguiente «Nota» dirigida a J. Menéndez Pidal: «Las partes húmedas o climatéricas de este romance, que son tantas, supongo tendrá V. los datos necesarios para que desaparezcan, porque son este y el de Dn. Hueso [La muerte ocultada] los dos únicos que le saben pocas personas y aún no sé qué variantes podré enviarle hasta ver a dos mujeres que le saben. Está en toda su pureza, copiado tal cual me lo dijeron».

16 El conde Claros en hábito de fraile (á) INFIESTO (conc. Piloña, p. j. Cangas de Onís, ant. Infiesto, dictada por María Muñíz. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, CC/ 053]. 0159:04 [Cat.G.Ast., 020/ 007].

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—Galancina, Galancina, hija del conde Galán, ¡quién te tuviera tres noches a mi gusto y mi gozar! —No lo diga usted, don Carlos, que me podrá engañar. —Yo te lo digo de a veras, sin intención de engañar.— .............. ................ —Era rubia como el oro y blanca como la leche; en riba de sus pechos lindos los bolos se podían jugar.— Al cabo de poco tiempo su padre la mandó encerrar, las niñas de su tiempo la diban a vesitar. (y le dijo:) —Galancina, ¿por qué lloras, quién te ha hecho tanto mal?

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ROMANCERO TRADICIONAL

—Lloro por un caballero que me ha hecho una maldad, y mi padre, esta noche, me va a mandar quemar. —Escribe, Galancina, una carta, que yo se la voy a llevar; pa’ arriba he de correr mucho, pa’ abajo he de volar, como soy niña chiquita, poco me he de cansar.— Al llegar a los montes ha encontrado un moral, y de allí pronto vio los palacios de don Carlos de Montalbar. —Dime, pajarillo, ¿qué hay de nuevo por la tierra, qué hay de nuevo por la [mar? —Tenga usted, don Carlos, esta carta, que le dirá la verdad: que a su novia Galancina esta noche la van a quemar.— Siete caballos tenía, todos mandó aparejar; todos siete reventaron, no siendo el caballo de mar. —Caballo mío, caballo, . . . . . . . . . . . . . . . la cebada de ocho días hoy te la vas a tomar, y unas herraduras nuevas hoy te las vas a gastar.— Ha llegado don Carlos . . . . . . . . . . . . . . —¿Por qué queman tanta leña, por quién hacen tanto [hogar? —Por una hija que tengo, que me ha hecho gran maldad. —Esta hija está muy tierna, va muy mal por confesar. —Confiésela usted, don Carlos, que le dirá la verdad.— Ha entrado don Carlos a la habitación donde Galancina [está: —Dime, dime, Galancina, qué te ha dado de señal. —Me ha dado anillo de oro, que con él he de quemar.— La ha cogido de la mano y al caballo la fue a montar, ha montado a caballo y de esta manera a su padre: —Padre, si usted tiene más hijas, cuide de ellas si quiere [cuidar, que a la Galancina conmigo la he de llevar. ¡Válgame la Virgen pura, válgame la del Pilar!

17 El conde Grifos Lombardo (á-o) SERANDINAS (conc. Boal, p. j. Luarca, ant. Castropol), dictada por una mujer. Recogida por José García Méndez, después de 1885, y remitida por Bernardo Acevedo (original ms. de letra de J. García Méndez) [AMP, CC/ 002]. 0118:01 [Cat.G.Ast., 022/ 005].

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Preso llevaban al conde, al conde Miguel del Prado, no fue por muertes que ha hecho ni por robos que ha [quitado, porque esforzó una doncella indo camín de Santiago. Era la hija del rey, sobrina del Padre Santo, como es de tan gran linaje, grande castigo le ha dado. De día le ponen treinta hombres, de noche cincuenta y [cuatro, y le dan vuelta al tornillo y aprietan bien el candado. —¡Quién me diera aquí a mi lado mi sobrino don [Bernardo!— ‘Tando el rey en su aposento, vio venir a don Bernardo con una espada nel cinto y otra de luz en la mano. —¿A dónde vas, don Bernardo, qu’ así vas desfarazado? —Voy soltar un primo mío, que me lo están ahorcando. —Sube arriba, don Bernardo, comeremos un bocado, beberemos un cuartillo y jugaremos un rato. —Maldito bocado como ni tampoco carta agarro, ni tampoco vino bebo sin a mi primo ceiballo. —Súbete acá arriba un poco, que yo mandaré soltarlo.— Con estas razones y otras se convenció don Bernardo; y desque lo tuvo arriba, muy presto mandó ahorcallo. Estando en el primer juego y en el primer vasado, llega un chiquito a la puerta, pregunta por don Bernardo. —¡Don Bernardo está jugando y a su primo están [’horcando!— Tira los dados al rey y en la corona le ha dado. —Mal hiciste, don Bernardo, que en la corona me has dado. —Que le diese o no le diese, diósele un mozo alentado, que no le da que le dé ni porque le tenga dado, que soy un mozo soltero, libre y desembarazado.— Siete pasos de escalera de un brinco los ha saltado, y sin fincar nel estribo, se pusiera d’a caballo. Echara por allí arriba llamándose desdichado, las calles por donde iba, las piedras quedan temblando. En esto llegara a la horca, ya le estaban pedricando; tiró un puntapié al madero, que lo hizo mil pedazos, dio un bofetón al verdugo, que los dientes le ha quitado. —Toma esta espada, mi primo, rígela como hombre [honrado, que ninguno de mi sangre nunca murió neste paso. Por esforzar una dama no mereces ser ahorcado.—

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ROMANCERO TRADICIONAL

¡Ese gran señor me valga,

válgame el señor Santiago!

–––––––– Variantes de otra recitadora: 3 por esforzar una niña / nel camino de Santiago; -6a d. d. lo guardan t. h.; -23 agarra de la baraja / y al buen rey se la ha tirado; -24a poco a poco, d. B. Nota de Acevedo: 16b ceibar: ‘soltar’.

18 El conde Grifos Lombardo (á-o) EL ESPÍN o JARRIO (parr. Folgueras, conc. Coaña, p. j. Luarca, ant. Castropol), dictada por Dolores González. Recogida, al parecer, por Bernardo Acevedo, 1884 (original ms. de letra que no identificamos; los datos localizadores figuran en letra de Ramón Menéndez Pidal) [AMP, CC/ 002]. 0118:02 [Cat.G.Ast., 022/ 003].

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¡Válgame el señor Santiago! Por maltratar una niña nel camino de Santiago. Como era de buena gente gran castigo le habían dado; de día le ponen cien hombres y de noche ciento cuatro. —Si estuviera aquí mi primo, el mi primo don Bernardo no temiera los cien hombres, ni tampoco ciento cuatro.— ‘Inda no lo hubiera dicho cuando viene caminando .............. ............ —Suba, suba, don Bernardo vamos a jugar un rato. Si supiera que es su primo ya mandaría soltarlo.— No se había bien sentado cuando a la puerta da un [muchacho. —Baje, baje, don Bernardo que van ahorcar a su hermano. Tira el naipe don Bernardo y al buen rey se lo ha tirado, —Poco a poco, don Bernardo, que en la corona me has dado. —No se me da por el buen rey, que en la corona no le he [dado.— Cien pasos hay de escalera, de un salto los ha bajado, sin poner pie en el estribo de un salto montó a caballo. Le dio un puntapié a la horca y la hizo cien mil pedazos, le dio una estocada al verdugo, la cabeza le ha cortado.

–––––––– En 11b se escribió primero y se va desaforado, tachado después.



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19 El conde Grifos Lombardo (á-o) BONES (parr. Leces, conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís), dictada por Norberta Ribaya. Recogida por Silvestre Frade, 19 febrero 1885, y remitida a J. Menéndez Pidal (original ms. de letra de S. Frade). Incluída por J. Menéndez Pidal en su proyecto de segunda edición, núm. 15 [AMP, CC/ 002]. 0118:03 [Cat.G.Ast., 022/ 004].

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Al conde le llevan preso, al conde Miguel del Prado, no le llevan por ladrón, tampoco porque ha robado, le llevan porque forzó en el camino de Santiago una niña muy hermosa, cogiérala sin reparo. Era sobrina del rey y nieta del Padre Santo, por eso le llevan preso al conde Miguel del Prado. Sin tener apelación a muerte le sentenciaron, guárdanle de día cien hombres y de noche ciento y cuatro. —Si estuviese aquí mi primo, el mi primo don Bernardo, no temiera yo cien hombres ni tampoco ciento cuatro.— Bernardo estaba en el juego y a la puerta le llamaron, al más apurar del juego salió muy bien preparado, con una espada en el cinto y otra desnuda en la mano y del brinco que pegó doce pasos ha salvado. Poniendo el pie en el estribo ligero montó a caballo; marchó por la calle arriba, al rey Alfonso ha topado. —¿A dónde vas, caballero, a dónde vas, don Bernardo? —A libertar a mi primo que ya le estarán ahorcando. —Porque es un primo tuyo yo mandaré libertarlo. —No quiero empeño del rey, ni de ningún soberano, quiero defenderle yo con la fuerza de mi brazo.— Cuando llegara a la horca le estaban ya predicando; diera un puntapié a la horca, la hizo dos mil pedazos y al verdugo en la cabeza que pronto marchó rodando. Toma la espada, mi primo, deféndete por tu mano, no quiero que de mi sangre ninguno muera ahorcado.

–––––––– 25b deféndete, sic.

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ROMANCERO TRADICIONAL

20 El caballero burlado (í-a) (Cont. La infantina [í-a]) SOBREPIEDRA (parr. Villanueva, conc. Parres, p. j. Cangas de Onís), dictada por Teresa Covián, de 53 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, agosto de 1902 (dos copias mss. originales en letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, D/ 001]. 0100:01 + 0164:01 [Cat.G.Ast., 023/ 002].

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Allá arriba en aquel roble, el mayor de la montiña, que tiene el suelo de oro y el quinsal de plata fina, en as más altitas ramas estaba la blanca niña. Con peine d’oro en su mano, el que sus cabellos guía, cada vez que los guiaba toda la rama cubrían. Por aquellos altos montes un caballero venía, que la carrera perdiera, que la carrera perdía. —¿Qué hace ahí la niña blanca, qué hace ahí la blanca niña? —Aposté con mis hermanes castillo de plata fina que había estar aquí siet’ años, siete años menos un día, hoy se cumplen los siet’ años, mañana el tercero día. —Venga, venga, caballero, lléveme en su compañía. —¿O quieres dir a les ancles, o quieres dir a la silla? —A la silla, el caballero, como me pertenecía.— Tomaron la cuesta abajo, tomaron la cuesta arriba, y en el medio del camino de amores la requería. —No toquéis en a mi honra, no toquéis en a honra mía, que soy hija de un mulato y de una mulata fina y el que a mi honra tocase mulato se volvería, la fuente en que yo bebiese bien presto se secaría, los campos que yo trillase bien presto güelta darían, caballo que yo montase bien presto arreventaría. —Baje, baje, la señora, baje, baje, vida mía, si mi caballo arrevienta, yo bien triste me hallaría. —Adelante, el caballero, que yo se lo pagaría.— A la salida del monte y a la entrada de la villa mirando pa’l caballero la niña se sonreía. —¿De qué se ríe, señora, de qué se ríe la niña? —Ríome de mi agudeza y de la su cobardía, que aposté con mis hermanes castillo de plata fina de rondar contigo el monte, volver con honra a la villa. —Vuelta, vuelta, la señora, vuelta, vuelta, vida mía,

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en la fuente onde bebiemos queda mi capa tendida. —Adelante el caballero, que en el hombro la tenía.

––––––––Lecturas de la segunda copia: 1b-3a faltan; -4a c. p. de oro e. s. m.; -4b e. q. su cabello g.; -5a c. v. q. lo g.; -5b t. l. r. cubría; -6a allá arriba en aquel monte; -12 primero se anotó: Baja, baja, la señora, / baja, baja, vida mía (tachado luego y sustituido por el que figura en la primera copia); -16a omite y; -tras 25a se anotó un hemistiquio si su caballo arrevienta, luego tachado; -25b yo bien se lo p.; -27a m. pa el c.; -28a d. q. s. ríe, la señora; -32 anotado en letra posterior.

21 El conde Niño (á) EL ESPÍN (parr. Folgueras, conc. Coaña, p. j. Luarca, ant. Castropol), dictada por Esperanza Alonso y Barcia, de 27 años. Recogida por Bernardo Acevedo, [1884] (original ms. de letra de B. Acevedo; fechado, en distinta letra, en 1886, con error, puesto que la versión era conocida y citada —atribuyéndola a Boal— por J. Menéndez Pidal, Colección... p. 140) [AMP, O/ 002]. 0049:02 [Cat.G.Ast., 025/ 003].

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¡Válgame Nuestra Señora y la Virgen del Pilar! Conde Olinos, conde Olinos, es niño y pasó la mar; lleva su caballo al agua, a las orillas del mar. Mientras su caballo bebe, él se ponía a cantar: —Bebe, bebe, mi caballo, Dios te me libre de mal, de los peligros del mundo y de las olas del mar.— La reina mora en su casa escuchándoselo está. —Escuchad, mis hijas todas, las que dormís dispertad y oiréis la sirenita cómo canta por la mar.— Respondió la más pequeña, más le valiera callar: —No es la sirenita, madre, ni tampoco su cantar, que es el conde Olinos y conmigo viene a casar. —Si es el conde Olinos, hija, yo le mandara matar. No lo mande matar, madre, no lo mande usted matar, que si mata al conde Olinos a mí me han de degollar.— Uno muriera a las doce y el otro al gallo cantar. Uno fue enterrado en el coro y el otro al pie del altar, de uno nació una oliva y del otro un olival. La reina tenía envidia, también lo mandó cortar. De uno nació una paloma y del otro un palomar,

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ROMANCERO TRADICIONAL

la reina como envidiosa también lo mandó tirar. Del uno nació una fuente y del otro un río caudal, todos los que caían enfermos allí se iban a lavar. Cayó la reina enferma y allí se fuera a lavar; por mandado del rey del cielo la fuente comenzó a hablar: —Cuando yo estaba en el mundo tú les mandaste matar, cuando yo era oliva tú los mandaste cortar; cuando yo era paloma tú les mandaste tirar, y ahora que yo soy fuente ¿a qué te vienes a lavar? Para todos ha de haber agua y para ti ha de secar.

–––––––––– 1a En el texto, Orinos.

22 Gerineldo (í-o) TORIELLO (parr. Collera, conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís), dictada por Saldanio Blanco. Recogida por Silvestre Frade, 1 enero 1885, y remitida a J. Menéndez Pidal (original ms. de letra de S. Frade). Ed. en RTLH, VI (Madrid: CSMP, 1975), pp. 125-6, núm. I.90 (errado el nombre del colector). Reed. de A. Galmés, Romancero asturiano (1976), p. 50 (errado el nombre del colector). 0023:01 [Cat.G.Ast., 026/ 003].

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—Gerineldo, Gerineldo, paje del rey más querido, ¡cuántas damas y doncellas quisieran folgar contigo, y yo también lo quisiera, y que fueras mi marido! —Como soy vuestro criado os queréis burlar conmigo. —No me burlo, Gerineldo, que de veras te lo digo. —Si me lo decís de veras, ¿qué hora iré al castillo? —Entre las once y las doce, cuando el rey esté dormido.— Antes que dieran las once Gerineldo fue al castillo. —¿Quién siendo tarde y de noche ha llamado a mi postigo; quién fuera tan mal criado, quién fuera tan mal nacido? —Soy Gerineldo, señora, que vengo a lo prometido. —Si tú fueras Gerineldo, ¿qué señas tiene el castillo? —A los pies de vuestra cama hay un ramito florido.— Se levantara la infanta, de la mano le ha cogido, y se fueron los dos juntos y en el lecho se han metido; después de cumplir sus gustos ambos quedaron dormidos. A las doce de la noche, al canto del gallo primo,

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despertara el rey gritando de un sueño despavorido; llama pajes y criados que le traigan sus vestidos, y llamara a Gerineldo, un paje le ha respondido: —Gerineldo está en el cuarto con damas entretenido.— Fuera al cuarto de la infanta, hablara consigo mismo: —Si yo mato a Gerineldo mato a mi paje querido, y si matare a la infanta el reino tengo perdido. Mejor será que se casen, serán mujer y marido.— Puso la espada en el medio, que sirviera de testigo. Se levantara la infanta, Gerineldo está dormido. —Gerineldo, Gerineldo, ¡muy mal sueño hemos tenido!, que la espada de mi padre entre los dos han metido. —La espada no es de tu padre, que espada había yo traído. —La de mi padre es de plata, la tuya de metal fino.— Se saliera Gerineldo por el jardín del castillo y topara con el rey, púsose descolorido. —¿Dónde vienes, Gerineldo, que estás tan descolorido? Peleara con dos moros que iban robar el castillo. —Mientes, mientes Gerineldo, mientes, mientes, pajecillo; ese color, Gerineldo, de dormir con hembra ha sido.

–––––––––– Lecturas sustituidas por el colector: 10b tan atrevido; -20a en dónde; -20b ni viene ni ha r.

23 Gerineldo (í-o) ASTURIAS, s. l. (probablemente LLANES, aunque casi con toda seguridad se trata de un texto facticio que tiene muy en cuenta la versión de SANTIANES, recogida y publicada por J. Menéndez Pidal). Publicada por F. Canella y Secades, «Romances tradicionales en Asturias», en Asturias. Su historia y monumentos; costumbres y tradiciones; asturianos ilustres..., dirigida por O. Bellmunt y Traver, I (1895), págs. 337-338. 0023:02 [Cat.G.Ast., 026/ 004].

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—Gerineldo, Gerineldo, paje del rey más querido, ¡quién me diera, Gerineldo, tres horas pasar contigo! —Porque soy criado vuestro, para de burlas os sirvo. —No me burlo, Gerineldo, que de veras te lo digo; a las doce de la noche ven a buscarme al castillo, cuando mi padre y mi madre, los reyes, estén dormidos.— De las once pa’ las doce, el paje llamó al postigo,

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y al cuarto de la infantina su pasos ha dirigido. Llamando asina a la puerta de esta manera la dijo: —Gerineldo soy, señora, que vengo a lo prometido.— Cogiérale de la mano, para dentro le ha metido, se acostaron los dos juntos, como mujer y marido. Allí los halló el buen rey por un sueño que ha tenido, y alzó los ojos al cielo diciendo: —¡Válgame Cristo!; Yo si mato a la infantina, el reino tengo perdido, y no mato a Gerineldo, que le crié desde niño.— Puso la espada entre ambos para que fuese testigo. Con el frío de la espada la infanta ha espavorecido: —Levántate, Gerineldo, que los dos somos perdidos, ve la espada de mi padre, que entre los dos ha metido. Levantóse Gerineldo muy triste y muy afligido, y con el buen rey se topa por el medio del camino. —¿Tú qué tienes, Gerineldo, que vienes descolorido? hízote mal el mi pan, o te hizo mal el vino? —No me hizo mal vuestro pan, que lo comí desde niño; perdió el cofre la infantina y a mí me lo habían pedido. —De tal cofre, Gerineldo, la mi espada es buen testigo; no te mato, Gerineldo, porque te crié de niño; pero mañana a las doce seréis mujer y marido. —Casarme sí habré con ella, pero no querrá conmigo; mi padre es pobre y no tiene ni para echarla un vestido. —Échaselo de sayal, que otro mejor no ha querido. —Yo iré a la guerra, señor, para echárselo más fino.— Gerineldo fue a la guerra y de laurel la ha vestido.

24 La infanta parida (á-a) SERANDINAS (conc. Boal. p. j. Luarca, ant. Castropol). Original ms. de letra de mano desconocida, facilitado por Bernardo Acevedo, fechado en 1889. (Col. «Serandinas» B, pp. 10-13) [AMP, P/ 005-006]. 0469:01 [Cat.G.Ast., 029/ 013].

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En los campos de Valverde había una yerba muy mala, la que pisa aquella yerba presto vuela embarazada. Pisóla por su desgracia la hija del rey que llamaban la infantita doña Juana. Un día estando barriendo la reparara su padre.



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—¿Qué tienes, Juana querida, qué tienes, Juana galana, [¿qué tienes , Juana querida,] que te recacha la saya? —Pues tuvo [la culpa] el sastre, que la cortó mal cortada. —Si eso fuera, doña Juana, bien presto lo remediara.— Mandó llamar siete sastres, de los mejores de España, miran unos para otros sin ninguno hablar palabra si no fuera un sastre viejo que de esta manera hablaba: —La saya está bien cortada, doña Juana está preñada. —Calle el buen sastre, calle, de eso no ha de decir nada, pues si mi padre lo sabe la vida tengo jugada, pues con este ya van siete sin mi padre saber nada.— Escondiérase en su cuarto donde cosía y bordaba; dolor detrás de dolor, puntada tras de puntada, [dolor detrás de dolor] un niño varón echara. Recado mandó al Alférez por la doncella de casa, [recado mandó al Alférez] que viniese a visitarla. —Aquí tienes, buen Alférez, lleva este niño a una ama, ama que ha de ser morena, de leche blanca y delgada.— Envuelto en ricos pañales metiólo bajo su capa, y al bajar las escaleras al buen rey se encontrara. —¿Qué llevas ahí, Alférez, nel embozo de tu capa? —Llevo rosas y claveles, antojos de una preñada. —De esas rosas y claveles dame la más colorada. —La más colorada, alteza, tiene la hoja quebrada. —Téngala o no quebrada, dame la más colorada; al árbol que dio la rosa yo le fradaré la rama. —No la frade, no, buen rey, yo con ella casaría aunque él no me diera nada.— Fuese el rey con disimulo a donde su hija estaba; doña Juana, que lo vio, presto quiso ser levantada. —No se levante, mi doña Juana, estése quieta, Juana [galana, mujer parida de una hora no puede ser levantada. 38 Di la confesión, hija perra, dila presto, gran malvada.— Al decir: «Jesús, pequé», la cabeza le quitaba; 40 colgóla de una ventana donde la gente miraba. Por debajo vino la reina llamándose desgraciada. 42 —Más vales así, mi hija, que no mal enamorada, pues con este ya iban siete sin el rey saber palabra.— Nuestra Señora me valga, ¡ay!, la Virgen soberana. ––––––––––– 30 tachado en el original.

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ROMANCERO TRADICIONAL

25 La infanta parida (á-a) SERANDINAS (conc. Boal, p. j. Luarca, ant. Castropol), dictada o recogida por José García Méndez. Remitida por Bernardo Acevedo, en cuya letra están los datos identificatorios del lugar de recolección, c. 1884 (original ms. de letra no identificada, ¿de José García Méndez?) [AMP, P/ 005-006]. 0469:02 [Cat.G.Ast., 029/ 008].

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¡Válgame Nuestra Señora y la Virgen soberana! Hay una yerba en el campo tan florida y regalada, que la mujer que la coma pronto queda embarazada. ¿Quién la comió? Doña Eugenia, por su fortuna tan mala. Y un día estando en la mesa su padre la reparara. —¿Tú qué tienes, doña Eugenia, tú qué tienes, que estás [mala? O tú tienes mal de amores, o tú estás embarazada. —Yo ni tengo mal de amores, yo ni estoy embarazada.— Mandó llamar dos doctores de los mejores de España y dicen en alta voz: —Doña Eugenia está preñada. —Callen ustedes, doctores, callen y no digan nada, si el rey mi padre lo sabe la vida tengo jugada.— Se fue para su jardín muy triste y desconsolada, con dolor tras de dolor, puntada tras de puntada; y estando en estas angustias un niño varón echara. Vio venir a don Anillos por entre aquella enramada. —Sube arriba, don Anillos, que te quiero una palabra. —¿Qué me quiere la señora, qué me quiere o qué me llama? —Que me lleves este niño y que le busques una ama que tenga los ojos blancos y la leche bien delgada.— Se marchó y en la escalera, al rey su padre encontraba. —¿Tú qué llevas, don Anillos, envuelto entre tu capa? —Llevo rosas y claveles, antojos de una preñada. —De esas rosas y claveles dame la más encarnada. —La más encarnada de ellas tiene la hoja quebrada. —Téngala o no la tenga a ti no te se dé nada.— Y estando en estas razones, despertó el niño y lloraba. —Sigue, sigue, don Anillos, sigue la tuya jornada, que al árbol que dio esas rosas yo le cortaré la rama.— Y se fue de cuarto en cuarto al que doña Eugenia estaba; doña Eugenia que lo supo, de la cama se arrojara.

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REFERENTE CAROLINGIO Y CABALLERESCO

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—Estate quieta, doña Eugenia, no seas tan alterada, mujer parida de una hora no puede ser levantada. —Di la confesión, maldita, di la confesión, malvada.— Y al decir «Señor, pequé» la cabeza le cortaba. Por allí pasó su madre llamándose desgraciada, que una hija que tenía de qué manera la hallaba. ¡Válgame Nuestra Señora, oh la Virgen soberana!

––––––––– 17b llama, lectura dudosa (¿daba?).

26 La infanta parida (á-a) VILLACONDIDE (conc. Coaña, p. j. Luarca, ant. Castropol), dictada por Manuela Fernández, [de 65 años]. Recogida por Bernardo Acevedo, 1884 (original ms. de letra de B. Acevedo; en letra distinta la versión se atribuye a «Navia, 1889», creemos que erróneamente) [AMP, P/ 005-006]. 0469:03 [Cat.G.Ast., 029/ 007].

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¡Oy, la Virgen soberana! El buen rey tenía una hija, para monja la dejaba. ¡Oh, qué yerbas tan viciosas, criadas tan regaladas! Las cogiera doña Eugenia, por su fortuna tan mala. Un día sirviendo la mesa su padre la reparara. —¿Tú qué tienes, doña Eugenia, que te repica la saya? Tú o tienes mal de amores o andabas namorada. —Yo no tengo mal de amores, ni andaba enamorada, cogí la yerba viciosa, me dejara desdejada. —Si eso fuera, doña Eugenia, yo presto te lo quitara.— Se fuera de allí doña Eugenia donde cosía y planchaba; entre dolor y dolor, entre puntada y puntada, entre dolor y dolor un niño varón echara. Se coge bocina de oro y se pone en la ventana, en la vuelta de bocina a su enamorado llama. Luego viniera don Pedro enrebolado en su capa. —Coge este niño, don Pedro, lleváselo a una buena ama, que tenga el rostro negro y la leche clara y laviana. No te vayas por l’atayu, que por los rodeos se andaba.— Se marchó de allí don Pedro, corriendo de buena gana, al bajar por la escalera con el buen rey encontrara.

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ROMANCERO TRADICIONAL

—¿Qué llevas ahí, don Pedro, en rebozos de tu capa? —Llevo rosas y claveles pa’ las monjas de Granada. —De esas rosas y claveles dame la más colorada.— —La más colorada, rey, lleva la hoja quebrada. —Llévela o no la lleve, dame la más colorada.— Entre estas razones y otras, el niño ’esperta y lloraba. —Anda, márchate, don Pedro, llévalo a una buena ama que tenga el rostro negro, la leche clara y laviana, que el árbol que dio eso yo le cortare la rama.— Se subiera el rey corriendo pra ’onde doña Eugenia estaba. —Di la confesión, traidora, di la confesión, malvada, di la confesión, traidora, que la vida te quitaba.— Al decir «Señor, pequé» la cabeza le quitara; la coge por los cabellos y la colgó en la ventana. Luego viniera su madre llamándose desgraciada. —Una hija que tenía, ¡en qué estado yo la hallaba!— El buen rey la respondió estas siguientes palabras. —Más la quiero ver así que en la calle deshonrada.

–––––––––– 8b desdejada, sic; -17b y -28b laviana, sic.

27 La infanta parida (á-a) JARRIO (parr. Folgueras, conc. Coaña, p. j. Luarca, ant. Castropol), dictada por Dolores González. Recogida por Bernardo Acevedo, 1884 (original ms. de letra de B. Acevedo). Es la versión utilizada por J. Menéndez Pidal para completar y comentar su núm. XLIII, y que atribuye a EL ESPÍN. En el ms. se fecha la versión, en letra posterior, y erróneamente, en 1886 [AMP, P/ 005-006]. 0469:04 [Cat.G.Ast., 029/ 006].

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Hay una yerba en el campo criada y muy regalada, la dama que la comiera al punto queda preñada. Doña Eugenia la comió, por su fortuna tan mala. Un día estando en la mesa su padre la remirara. —¿Tú qué tienes, doña Eugenia?, tienes la color mudada, o tú tienes mal de amores, o estás embarazada. —Yo no tengo mal de amores ni estoy embarazada, que me dio mal esta noche, que entendí que muerta [estaba.—

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REFERENTE CAROLINGIO Y CABALLERESCO

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Mandó llamar los doctores más afamados de España, unos le toman el pulso, otros le miran la cara, todos dicen a una voz: —Doña Eugenia está preñada. —Callen, callen los doctores, de eso no se diga nada, si el rey mi padre lo sabe tengo la vida jugada.— Se fue para el aposento donde cosía y bordaba; entre dolor y dolor, entre puntada y puntada, entre dolor y dolor un niño varón echara. Vio venir al rey Cienhilos por la calle empedreada. —Toma, llévame este niño a criar a una buena ama, de la color morenita y de la leche delgada, no me la lleves a aquella que de los siete criara. No te vayas por la calle, vete por la rodeada, que si mi padre te encuentra llevas la vida jugada.— Al bajar por la escalera al rey su padre encontrara. —¿Tú qué llevas ahí, Cienhilos, en regazos de tu capa? —Llevo rosas y claveles a las monjas de Granada. —De esas rosas y claveles dame la más colorada. —La más colorada de ellas tiene la hoja quebrada. —Téngala que no la tenga, dame la más colorada.— Nestas razones estando, el niño varón llorara. —Lleva esa rosa, Cienhilos, a criar a una buena ama, que el árbol que dio esa flor yo le cortaré la rama.— Fuese para el aposento donde doña Eugenia estaba, doña Eugenia que lo vio, al punto se levantara. —Tate, tate, doña Eugenia, tate, tate, que estás mala, mujer parida de un hora no puede estar levantada. Di la confesión, maldita, di la confesión, malvada.— Al decir «Señor, pequé» la cabeza le cortara, la agarró por los cabellos y la puso en la ventana.

––––––––– En 5b se escribió primero: tú qué tienes, que estás mala, después tachado.

28 La infanta parida (á-a) PAJARES (conc. y p. j. Lena), dictada por tía Rosaura. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, P/ 005-006]. 0469:05 [Cat.G.Ast., 029/ 015].

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ROMANCERO TRADICIONAL

Por los campos de Maluenda hay una flor muy granada, la dama que la pisare encintadita quedara. La pisó doña Angela, por ser la más desgraciada. Y un día estando comiendo su padre la arreparaba: —¿Qué has tenido, Angelita, qué has tenido, doña Angela; has tenido dolor de muelas, o estás enamorada? —No lo quiera Dios del cielo ni la Virgen soberana, que antes de ser yo casada, estea mal enamorada.— El padre, en estas razones, mandó llamar siete doctores, de los mejores de España; —Calle usted, señor doctor, no me descubra usted nada, que si el rey mi padre lo sabe la vida [tendré juzgada].— Se fue al cuarto doña Angela, donde cosía y bordaba; entre dolor y dolor, entre puntada y puntada, entre dolor y dolor, una niña infanta echara. La asomó por el balcón. ............. —Toma, mancebo, esta niña, dala a criar a buen ama, que tenga los pechos blancos y dé leche abundante. No te vayas por el salón, vete por la retirada, que si el rey padre lo sabe la vida tendré juzgada.— Encontrose con el rey: —¿Qué llevas ahí, mancebo, qué llevas entre tu manta? —Llevo rosas y claveles para hacer agua rosada. —De las rosas y claveles dame la más encarnada. —La más encarnada, no, que tiene la hoja cortada. —Que la tenga o no la tenga, al rey no se le niega nada.— Estando en estas palabras, la niña suelta a llorar. —El rosal que dio esa rosa yo le cortaré la caña, la cortaré por los pies para que salga la planta.— A las doce de la noche, los cuchillos afilaba pa’ dir en ca’ doña Angela, donde cosía y bordaba. Hizo de ella lo que quiso, hasta escupirla en la cara, la dio siete puñaladas y tendida la dejara.

––––––––– Notas del colector: «La recitadora recordaba mal y olvidaba trozos (en primera recitación)»; 1a «Maluenda (?), confusa mi copia, difícilmente Malverde»; -28b salga «confusa mi copia ¿’valga’?»; -30a pa «no ‘para’ ». Variantes: 18a no la lleves p. e. s.; 24b q. t. l. h. quitada. En el texto: 10ab ustez.



REFERENTE CAROLINGIO Y CABALLERESCO

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29 La infanta parida (á-a) LLANOS (parr. Santibánez de la Fuente, conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Ramona Fernández, de 65 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, 1909 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, P/ 005-006]. 0469:06 [Cat.G.Ast., 029/ 016].

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Era una flor amarilla, era blanca y encarnada, la niña que la comiera luego saldrá embaranzada La comiera doña Almendra, hija del rey regalada; diendo un día para misa su padre la reparaba. —¿Qué tiene usted, doña Almendra, me parece que está [mala? —Es un dolor de barriga que me ha dado en la mi cama. —Si eso fuera, doña Almendra, pronto yo la remediara.— Llamara cuatro dotores de los mejores de España, los dotores todos dicen: —La niña está embaranzada. —Callen, callen los dotores, mi padre no sabe nada, que si mi padre lo sabe la vida me tien’ jurada.— Metíme para ’l mi cuarto donde la seda labraba, donde la seda torcía, donde la seda filaba. Pidiera tinta y papel para escribir una carta; la escribiera a don Fernando, que viniera aquí en sin falta. Entre estas palabras y otras, don Fernando allí llegara. —Buenas noches, doña Almendra, de su salud me alegrara, envuélvame acá ese niño, que le voy buscar un ama.— A las puertas del corral al rey de España encontrara. —¿Qué lleva ahí, don Fernando, debajo de la su capa? —Llevo rosas y claveles para hacer agua rosada. —De esas rosas y claveles déme la más encarnada. —La más encarnada, rey, tiene una hoja quebrada. —Dame una de las otras, que a mí lo mismo me daba.— Entre estas palabras y otras, el niño infante llorara. —Vaya con Dios, don Fernando, eso bien se me asentaba; lo que le encargo yo ahora, que le busque usted buen ama, tenga la color morena, que le dé leche liviana, que ha de ser el rey de España, y su madre coronada. ¡Válgame el señor san Pedro y la Virgen soberana!

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ROMANCERO TRADICIONAL

30 La infanta parida (á-a) SORRIEGO (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana), dictada por Nazarena Estrada, de 22 años. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra, al parecer, de la recitadora) [AMP, P/ 005-006]. 0469:07 [Cat.G.Ast., 029/ 017].

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Hay una yerba en el campo muy florida y muy granada, no hay doncella que la tríe que no quede embarazada. Un día yendo a paseo, doña Eugenia la triara; y un día estando a la mesa su padre la reparara. —¿Tú qué tienes, doña Eugenia, tú qué tienes, tú estás [mala? Tú o tienes pesadumbre o te hallas embarazada. —Yo ni tengo pesadumbre ni me hallo embarazada.— Llamaron los tres doctores más entendidos de España. Uno dice que está buena y otro dice que está mala, y el más entendido de ellos dice que está embarazada. —Callen, callen los doctores, no lo digan en voz alta, si lo sabe el rey mi padre la muerte tengo juzgada.— Ella se fue para el cuarto donde cosía y bordaba, y entre dolor y pespunte, entre pespunte y puntada, y entre dolor y pespunte el niño varón lloraba. Y se asomó a una ventana por ver si don Juan pasaba. —Tome este niño, don Juan, al regazo de su capa, y si encuentra al rey mi padre, por Dios, no le diga nada.— Al bajar las escaleras al rey su padre encontrara. —¿Qué llevas ahí, don Juan, al regazo de tu capa? —Llevo rosas y claveles, aderezos de una dama. —De esas rosas y claveles dame la más encarnada. —La más encarnada de ellas tiene una hoja quebrada. —Que la tenga o no la tenga, al rey no se niega nada, y al árbol que dio ese fruto yo le cortaré la caña.— Luego se fue para el cuarto donde doña Eugenia estaba, doña Eugenia que le vio quisiera estar levantada. —Estáte quieta, doña Eugenia, estáte quieta, que estás mala. ..................... .......................

–––––––––– Nota: El original está incompleto.



REFERENTE CAROLINGIO Y CABALLERESCO

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31 La infanta parida (á-a) BLIMEA (conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana). Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, P/ 005-006]. 0469:08 [Cat.G.Ast., 029/ 018].

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¡Esa Señora me valga, y la Virgen Soberana! Hay una yerba en el campo bien florida y bien granada, que no hay dama que la pise que no quede embaranzada. Pasó un día doña Eugenia, de paseo y la triara; ella se encerró en su cuarto donde cosía y bordaba. —¿Tú qué tienes, doña Eugenia, tú que tienes, que estás [mala? Tú o tienes pesadumbre, tú o estás embaranzada. —Yo ni tengo pesadumbre, yo ni estoy embaranzada.— Llegara los nueve meses, dolor de parto le daba; entre pespunte y pespunte, entre puntada y puntada, entre pespunte y pespunte un niño varón lloraba. —¡Ay triste de mí, cuitada, si el rey mi padre lo sabe la vida tengo jugada!— Tuvo lugar una tarde para escribir una carta a un primo que tenía, que el rey don Juan se llamaba. —Por Dios le pido, don Juan, que le busque una buena [ama; tiene usted que le llevar en rebujo de su capa. Si al rey mi padre alcontrara, por Dios, no le diga nada.— A pocos pasos que dio al rey su padre alcontrara. —¿Qué lleves ahí, don Juan, en rebujo de tu capa? —Llevo roses y claveles que me regaló una dama. —De eses roses y claveles, dame la más encarnada. —La más encarnada de elles tiene una hoja quebrada. —Téngala o no la tenga, al rey no se niega nada.— Entre estes palabres y otres el niño varón lloraba. El árbol que dio ese frutu yo le cortaré la caña.— ¡Esa Señora me valga, y la Virgen Soberana!

–––––––– Variante: 9a Al cabo l. n. m.

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ROMANCERO TRADICIONAL

32 La infanta parida (á-a) Parr. de SAN ANDRÉS DE LINARES (conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana). Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, P/ 005-006]. 0469:09 [Cat.G.Ast., 029/ 019].

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Hay una yerba en el campo muy linda y muy regalada, las mujeres que la pisan se quedan embaranzadas. Doña Eugenia la pisó, hija del rey de Granada. Estando comiendo a la mesa su padre le preguntaba. —¿Tú qué tienes, Eugenia, que parece que estás mala? —Yo no tengo nada, padre, tengo un poco calentura que me ha dado esta mañana. ....................... ...................... —Llévame este niño en regazo de tu capa, si alcuentras al rey mi padre, por Dios, no le digas nada.— A los pocos pasos que diera el rey su padre alcontrara. —¿Qué lleves ahí, don Juan, en regazo de tu capa? —Llevo rosas y claveles, que me los dio una muchacha. —De esas rosas y claveles dame la más encarnada. —La más encarnada de ellas tiene la hoja quebrada. —Que la tenga o no la tenga, al rey no se niega nada.— Fue el rey para su casa, Eugenia de levantarse trata. —No te levantes, Eugenia, no te levantes, ’tás mala, mujer parida de poco no puede ser levantada.— Los cuchillos aguzaran; y la hizo cuarterones y la puso en la ventana.

33 La infanta parida (á-a) ASTURIAS, s. l. Recogida por o para Juan Menéndez Pidal, antes de 1900, e incluida en su proyecto de segunda edición, núm. 6 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, P/ 005-006]. 0469:10 [Cat.G.Ast., 029/ 012].



En Sevilla hay un peral,

¡oh, qué ricas peras daba!,

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REFERENTE CAROLINGIO Y CABALLERESCO

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la dama que las comiese embara[zada] quedaba. Las comió la hija del rey que se llamaba Silvana. Un domingo diendo a misa su madre la reparara. —¿Qué ha sido eso, hija mía, que te levanta la saya? —Eche usted la culpa al sastre que la dejó mal cortada, delante la dejó corta y detrás la dejó larga. —Vuélvete, Silvana, a casa a poner la otra saya.— Sintió dolores de parto y para el jardín tornara, a la puerta el jardinero de aquesta suerte llama: —Levántate, jardinero, ¡oh, maldita sea tu casta!— Entre unas hermosas piedras parió un niño la Silvana. —Busca madre para el niño por un mes o tres semanas. —Por estos catorce meses madre le tengo buscada; el rollo le tengo hecho, los pañales son de holanda, las fajas y ceñidores son de oro fino y plata.— Con estas palabras y otras se volvió Silvana a casa. —¿Qué ha sido eso, hija mía, que traes la color mudada? —He tenido calentura y el alma se me arrancara.— (El jardinero vestido de pelegrino a casa de su madre marcha y pregunta:) —¿Y Silvana dónde para? —Silvana está en la cama de calentura muy mala. —Si me deja dir a verla yo también la visitara. —Pase alante, pelegrino, a ver usted qué le manda. —Déale usted del buen vino, no le dé gotera de agua, mátele usted una gallina, no le dea carne salada, no la deje dir a misa por un mes o tres semanas.

––––––––– El original parece estar incompleto.

34 La infanta parida (á-a) LOROÑE (parr. Gobiendes, conc. Colunga, p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por Benigna Iglesias, La Payeta, de 35 años. Recogida y publicada por Braulio Vigón, El Carbayón (17-VIII-1892), «Romances», núm II. Reed. de M. Menéndez Pelayo, Antología, X (1900), pp. 408-409 (núm. 41). Reed. en B. Vigón, Asturias (1980), pp. 183-184. [Mss. de B. Vigón]. 0469:11 [Cat.G.Ast., 029/ 014].



En la villa de Madrid,

junto a los caños del agua,

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ROMANCERO TRADICIONAL

allí se cría una hierba muy viciosa y regalada. La dama que la pisara se quedara embarazada. Por su desgraciada suerte, doña Eugenia la pisara. Un día yendo pa’ misa su padre la reparara. —¿Tú qué tienes, doña Eugenia, tú qué tienes que estás [mala? —Tengo un dolor de cabeza que me dio hoy de mañana. —Si en tiempo lo hubieras dicho yo pronto lo remediara.— Buscara siete dotores de los mejores de España; unos dicen que si es algo, otros dicen que no es nada, dice el más chiquito de ellos: —La niña está embarazada. —Callen, callen, los señores, callen y no digan nada, si el rey mi padre lo sabe la vida tengo juzgada.— Subiérase para el cuarto donde cosía y bordaba, y entre puntada y dolor, entre dolor y puntada, [y entre puntada y dolor] un niño varón llorara. Llamara a su hermano Juan, muy depriesa le llamara. —Llévame, Juan, este niño, embozado en la tu capa, si encuentras al rey mi padre dile que no llevas nada.— Al bajar una escalera, al embocar una sala encontrara al rey su padre . . . . . . . . . . . . . . —¿Qué llevas ahí, don Juan? —¿Qué tengo de llevar?, nada; llevo rosas y claveles por antojos de una dama. —De esas rosas y claveles dame la más encarnada. —La más encarnada de ellas tiene la hoja quebrada.— En estas palabras y otras, el niño varón llorara. —Anda, anda, picarón, anda, anda noramala, que el rosal que dio esa rosa pronto le seca la rama.— Subiérase para el cuarto donde doña Eugenia estaba. Doña Eugenia que le vio, de levantarse tratara. —Déjate estar, doña Eugenia, déjate estar, que estás mala, mujer que parió ha una hora no puede ser levantada.— Afilara los cuchillos, afilara las navajas, hiciérala cuartarones y de un balcón la colgara.

–––––––––– 34a cuartarones, sic. En la reed. de 1980, que tiene en cuenta los originales mss. de B. Vigón: 1b junta los C. del A.; -4b y -6a doña Engracia, sic; -7a t. u. d. de barriga; -8a si a su tiempo lo hubieras d.; -22a q. ll. a. don Juanito; 27b anda, vete en hora mala.



REFERENTE CAROLINGIO Y CABALLERESCO

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35 La infanta parida (á-a) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís), dictada por Constanza Otero. Recogida por Silvestre Frade, 1 octubre 1884, y remitida a J. Menéndez Pidal (original ms. de letra de S. Frade, «núm. 2») [AMP, P/ 005-006]. 0469:12 [Cat.G.Ast., 029/ 009].

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¡Oh, qué yerba tan amable se cría en esta montaña!, la dama que la pisase se quedará embarazada. Pisóla doña Manuela, hija del rey regalada; yendo un día para misa su padre la reparara. —¿Qué tienes, hija Manuela, que parece que estás mala? O es que tienes mal de amores o es que estás embarazada. —Yo ni tengo mal de amores, yo ni estoy embarazada.— Mandó a llamar los doctores, los doctores de Granada; los doctores que la vieron dicen que está embarazada. —Callen, mis doctores, callen, callen, doctores del alma, que si mi padre lo sabe la vida tengo quitada.— —Acércate aquí, galán, de mi vida y de mi alma, que entre dos hebras de seda tengo yo una niña blanca. Si me la quieres llevar debajo de esa tu capa, y si encuentras a mi padre dile que no llevas nada.— Al subir a la escalera con su padre se encontrara. —¿Qué llevas ahí, galán, debajo de esa tu capa? —Llevo rosas y claveles para hacer agua rosada. —De esas rosas y claveles para hacer agua rosada, de esas rosas y claveles dame la más encarnada. —La más encarnada no, que tiene la hoja quebrada. —Pues dame una de las otras, que a mí lo mismo me daba. —Una de las otras no, que son para agua rosada.— Al decir estas palabras la niña a llorar soltaba. —¡Hola, pícaro traidor, hola, pícara malvada!, ¿eras tú la que decías que no estabas embarazada?

––––––––– En una copia de letra distinta, al parecer, a la de S. Frade, se transcriben los primeros versos con algunas variantes: 1a Oh, qué yerbas t. amables; -1b se crían n’esta m.; -2a l. d. q. las p. ; -3a pisólas d. M.; falta todo el texto del v. 6 en adelante.

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ROMANCERO TRADICIONAL

36 La infanta parida (á-a) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís), dictada por Gregoria Caldevilla. Recogida por Silvestre Frade, 1 octubre 1884, y remitida a J. Menéndez Pidal como variantes de la versión de Constanza Otero (original ms. de letra de S. Frade) [AMP, P/ 005-006]. 0469:13 [Cat.G.Ast., 029/ 010].

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Hay una yerba en el huerto muy viciosa y regalada, .............. .............. Eugenita la pisó por su desdicha malvada. Estando un día a la mesa su padre la reparara: —¿Tú qué tienes, Eugenita, tú qué tienes, perla humana?— .............. .............. Llamáranse los doctores, los mejorcitos de España; unos la toman el pulso, otros la miran la cara, todos dicen a una voz: —Eugenia está embarazada. —No digan eso, doctores, . . . . . . . . . . . . . .— Encerrárase en su cuarto donde cosía y bordaba; dolor tras de dolor, puntada tras de puntada, entre las once y las doce, un niño varón lloraba. .............. .............. Mandaron a Alférez que la llevase a buen ama, que tenga los [pechos] blancos y la leche muy delgada.— Al bajar las escaleras con su padre se topara. —¿Qué llevas ahí, Alférez, . . . . . . . . . . . . . .— Eugenita que lo oyó, se levanta de la cama. —No te levantes, Eugenia, no te levantes, malvada, mujer de una hora parida no puede estar levantada. Di la confesión, Eugenia, di la confesión, malvada.— Y al decir: «Señor, pequé», la cabeza la cortara.

––––––––– Se sobreentiende que los pasajes omitidos coincidían con los correspondientes de la versión anterior.



REFERENTE CAROLINGIO Y CABALLERESCO

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37 La infanta parida (á-a) Conc. de RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís). Recogida por Silvestre Frade, octubre 1884, y remitida a J. Menéndez Pidal, como variantes de la versión de Constanza Otero (original ms. de letra de S. Frade) [AMP, P/ 005-006]. 0469:14 [Cat.G.Ast., 029/ 011].

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[. . . . . . . . . . . . . . . . . . ...................] Entre dolor y dolor, entre puntada y puntada, entre dolor y dolor un niño varón lloraba. Ella se arrima al balcón y a don Juanillo llamaba. —Toma, Juanillo, este niño, en rebozo de tu capa; si encuentras al rey mi padre, dile que no llevas nada.— .............. .............. El rosal que dio esas rosas yo le cortaré las alas. .............. ..............

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ROMANCERO TRADICIONAL

C. Romances sobre la estructura familiar y social C.1 La conquista amorosa: Cortejo, seducción, rapto 38 La bastarda y el segador (á-a) BOAL (p. j. Luarca, ant. Castropol). Original ms. de letra no identificada (¿José Fernández?), anotado en 1885; remitido por Bernardo Acevedo [AMP, L/ 42]. 0161:01 [Cat.G.Ast., 034/ 001].

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El emperador de Roma tiene una hija bastarda, la cortejaban señores, caballeros de gran fama; la niña como es bonita, a todos los desechaba, unos porque eran viejos y otros porque no tenían barba. Un día de muchas calores se asomara a la ventana y viera a tres segadores segando trigo y cebada. Se namoró de uno de ellos, el que llevaba la ventaja; que lleva estil de oro y la ybuadaña de plata. —Venga, venga el segador, a segarme mi segada. —¿Si la tiene cuesta arriba, si la tiene cuesta llana? —Ni la tengo cuesta arriba, ni la tengo cuesta llana, la tengo en un valle oscuro debajo de mi delgada.— Mandó aviar buena cena, buena [cena] y mejor cama y que echaran siete colchones, iete sábanas de holanda, y de riba de todo eso una colcha colorada, en la cabecera ponen un cuero de riba de alba. Eso de la media noche la infantina dispertara. —¿A quién tienes, la infantina, quién tienes contigo en [cama? —Es una de mis criadas, que estaba acalenturada. —¡Valga el diablo la criada, que así le apunta la barba! —¿Dónde tengo mi escopeta, que entiendo que esté [cargada?— Sin aguardar más razones, se tira por la ventana. En un pañuelo de seda los cien dobles le tirara. —Vuelva, vuelva el segador, que no olvide mi posada. —Olvidarla no, señora, volveré cada semana.

–––––––– 8b ybuadaña (?), sic; -23b los cien dobles, sic.



SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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39 La doncella guerrera (ó + á) BLIMEA (conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana), dictada por una hermana de Teresa Fernández Cocañín. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, H/ 005]. 0231:01 [Cat.G.Ast., 035/ 002].

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Conde Rondal se pasea de la ventana al balcón. —Reviente la mi mujer al par de mi corazón, de siete hijas que he tenido no nació ningún varón.— Bien lo oyera la postrera, que se está peinando al sol. —Yo diré a servir al rey en hábitos de varón. —Tienes les piernes delgades, hija, no eres de varón. —Pongo media sobre media y un polidito calzón. —Tienes los manos muy blancos, hija, no eres de varón. —Yo los quitaré los guantes para que les queme el sol. —Tienes los pechos muy grandes, hija, no eres de varón. —Yo los apertaré, padre, con un polido jubón. —Tienes la cara muy blanca, hija, no eres de varón. —Por andar de tierra en tierra se me muestra la color. —Tienes los ojos muy grandes, hija, no eres de varón. —Yo los cerraré, padre; y al abrirlos, con pasión. Después de todo compuesto, ¿cómo me llamaré yo? —Oliveros, hija mía, que así me llamaba yo.— Siete años sirviera al rey y nadie la conoció, de los siete pa’ los ocho el hijo ’el rey reparó. —Yo qué me parece, padre, yo qué me parece, vos, que Oliveros no era hembra, [que Oliveros es] varón. —¿En qué lo conoces, hijo, en qué lo conoces vos? —En cerrar y abrir los ojos, que los cierra con pasión. ¿Onde la llevaré, madre, a conocerlo mejor? —Si sabes eso, hijo mío, no te debes descuidar; llévala a las tiendas, hijo, a las tiendas a engañar, si Oliveros fuese hembra de algo se ha enamorar.— Llevóla a las tiendas, a las tiendas a engañar. —¡Oh, qué peines y peinetas pa’ las mujeres peinar! —¡Oh, qué espades y espadones para los moros matar! —¿Onde la llevaré, madre, que no la puedo engañar? —Llévale a los linos, hijo, a los linos a estrozar,

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ROMANCERO TRADICIONAL

si Oliveros fuese hembra de algo se ha de lastimar.— El hijo del rey estroza muncho, y Oliveros mucho más. —¿Onde la llevaré, madre, que no la puedo engañar? —Llévala a los ríos, hijo, a los ríos a bañar, si Oliveros fuese hembra no se ha querer desnudar.— Él pronto se desnudó y pronto se tira al mar, Oliveros una pierna tiene descalza, y otra para descalzar. —Tú qué aguardes, Oliveros, que non vas a desnudar? —Cartes me han venido, cartes, cartes de muncho pesar, que mi padre ya se ha muerto y mi madre en eso va. —Si sabes eso, Oliveros, no aguardes a desnudar; siete mulas tien’ mi padre, la mejor te ha de ensillar.— Echen perros y echen galgos, y no la son a alcanzar. —Abra puertes, el mi padre, ábrales de par en par, el hijo ’el rey vien conmigo, dice que se quier casar. Siete años sirviera al rey una doncella real; yo no me llamo Oliveros, como me solía llamar, yo me llamo Catalina, hija del conde Rondal.

–––––––––– Variantes de una versión dictada por Teresa Fernández Cocañín [Cat.G.Ast., 035/ 003]: 3a d. s. h. que tenía; -4a b. l. o. la pequeña; -5a ¿Quiere que vaya a servir al rey?; -5b e. h. de un v.; -7a pondré m. s. m.; -8a t. les manes m. blanques; -9a yo les q. l. g.; -15 Yo los abriré, padre, / y cerraré con pasión; -16b ¿Cómo me tengo llamar yo?; -17b ansí; -18b una doncella real; -19a al cabo’ los siete años; -27a s. O. era h.; -27b en daqué s. h. e.; -28 falta; -29a Oh. q. p., qué peinetes; -29b para les dames p.; -30a oh q. e. qué e.; -30b para con moros pelear; -31 falta; -32 Llévala ante el llino, hijo, / a estrozar; -33a s. O. era h.; -33b en daqué se ha l.; -34a si el h. d. r. e. muchu; -35a Onde l. ll., padre; -37a s. O. era h.; -38 falta; -39a una pierna tien’ d.; -40 falta; -42a mi padre se me murió; -42b mi madre en eso ya va; -43b non te debes d.; -44a siete caballos tiene m. p.; -44b el mejor t. h. d. e.; 45a cuerren perros, cuerren galgos; -46a ábreme les puertes, p.; -46b ábreme les d. p. e. p.; 47a e. h. del r. tras de mí. A esta versión pertenecen los versos 12-13, 20-23, 25 y 49-50, omitidos en la que adoptamos como texto.

40 La Gallarda (í-a) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Cesárea González. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909, (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, N/ 002]. Ed. en RTLH, (en prensa).

0200:01 [Cat.G.Ast., 038/ 008].

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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Estándose la Gallarda a su ventana florida, peinando su pelo negro, parece seda torcida. Vio venir un caballero que viene de Andalucía. —¿Dónde va usted, caballero, dónde tiene la dormida? —Si usted me la da, señora, no camino más arriba. —Vuelta, vuelta, caballero, suba, suba para arriba.— Al subir las escaleras caballero miró arriba. —¿Qué es aquello, Gallarda, qué es aquello que está arriba? —Son cabezas de lechones criadas con la mi harina. —¡Cómo miente la Gallarda, con toda su gallardía! El uno era mi hermano, la barba le conocía; el otro era de mi padre, la prenda que más quería.— La Gallarda pon’ la cena, caballero no comía. —Coma, coma, caballero, no gaste usted cortesía. —¿Cómo tó’ comer, señora, si me ha de quitar la vida?— La Gallarda hace la cama; caballero bien la mira, que entre sábana y colchón un puñal de oro metía. Diéronse de vuelta en vuelta por ver cuál más podía; caballero cayó embaxu, la Gallarda cayó enriba. Eso de la medianoche Gallarda se arrevolvía. —¿Qué busca, la Gallarda, qué busca, Gallarda mía? —Busco mi rosario de oro, que yo rezarle solía. —¡Cómo miente la Gallarda, con toda su gallardía!, el su rosarito d’oro en mis manos estaría.— Diéronse de vuelta en vuelta, la Gallarda quedó encima, y el caballero debajo puñal de oro le metía, que le caló el corazón, las entrañas y la vida; la sangre de la Gallarda toda la sala corría. La Gallarda envuelta en sangre estas palabras decía: —Si te alabas en tu tierra, no lo cuentes en la mía, que has matado a la Gallarda con las armas que tenía. —Tengo alabarme en tu tierra, tengo cuntalo en la mía, que he matado a la Gallarda con las armas que tenía.— —Abre las puertas, portero, que ya va viniendo el día. —No las abriré yo tal, si la Gallarda está viva. —No tema usté a la Gallarda, ni a toda su gallardía. —¡Bien haya usted, caballero, de Dios y Santa María, de cien almas que han entrado, ninguno salió con vida!

––––––––– 38b ninguno, sic. Nota del colector: 18 y 19 «No sobran; son dos veces, -dice-» (refiriéndose a los vv. 25 y 26).

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ROMANCERO TRADICIONAL

41 La Gallarda (í-a) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por María Carballo. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909, (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, N/ 002]. Ed. en RTLH (en prensa). 0200:02 [Cat.G.Ast., 038/ 007].

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Estándose la Gallarda a su ventana florida, peinando su cabellera, parece seda torcida. Vio venir un caballero camino de Andalucía. —¿Adónde va, caballero, usted posada pedía? —Si usted me la da, señora, no camino más arriba. —Suba, suba, caballero, no gaste usted cortesía.— La Gallarda hace la cena; el caballero no comía. —Coma, coma, caballero, no gaste usted cortesía. —¿Qué es esto, usted la Gallarda, qué es esto, Gallarda mía? —Son cabezas de lechones criados con la mi harina. —Miente, miente la Gallarda, mientes tú, Gallarda mía; es la cabeza de mi padre, que en la barba le conocía; y el otro, la de mi hermano, que po’l pelo le distinguía.— La Gallarda hace la cama, el caballero no dormía; entre sábana y colchón puñal de acero metía. A eso de la media noche la Gallarda se revolvía. —¿Qué busca, la mi Gallarda, qué busca, Gallarda mía? —Busco el mi rosario de oro, que yo rezarle solía. —Ese tu rosario de oro le tengo en mi compañía.— Diéronse de vuelta en vuelta, la Gallarda quedó encima, y el caballero debajo puñal de oro le metía. (Y le dio) —Abre las puertas, portero, que ya va viniendo el día. —No las abriré yo tal si la Gallarda está viva.

42 La Gallarda (í-a) PAJARES (conc. y p. j. Lena), dictada por tía Rosaura. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, N/ 002]. Ed. en RTLH (en prensa). 0200:03 [Cat.G.Ast., 038/ 006].

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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Estándose una Gallarda a su ventana florida, vio venir un caballero. Y le preguntó: —Caballero, ¿dónde tiene ustez la dormida? —Si me la da ustez, yo no paso más arriba. —Suba, suba, caballero.— (Y el caballero al subir iba mirando) ................. ............... —Son de lechones. —¡Cómo miente, la Gallarda, y toda su gallardía! La una es la de mi padre, por la barba la conocía; la otra del mió hermano, la prenda que yo más quería.— Se punxo a hacer la comida, el caballero la mira; se punxo a poner la mesa, el caballero la mira. Se punxo a facer la cama, el caballero la mira; entre xergón y colchón un puñal de oro metía. A eso de la medianoche la Gallarda regolvía. —¿Qué buscas? —Busco mi rosario de oro, que rezarlo yo solía. —¡Cómo miente, la Gallarda, y toda su gallardía!— Se dieron güelta con güelta, la Gallarda cayó encima, el puñal de oro por el corazón se lo metía. Asina que vino el día: —Abre la puerta, portero, que ya va viniendo el día. —No la abriré yo tal, si está la Gallarda arriba. —Su sangre por la sala ya corría. —Gracias, gracias, caballero, si no, la vida jugada tenía.

––––––––– Nota del colector: La recitadora «arreblagaba algunas palabras» por falta de memoria.

43 La mártir de su honra (í-a) PAJARES (conc. y p. j. Lena), dictada por María Cifuentes, de 80 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, antes de 1900, e incluída en su proyecto de segunda edición, núm. 16. (Original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, L/ 008]. 0456:01 [Cat.G.Ast., 040/ 004].

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Allá arriba en aquel monte está una ermita muy fina, las paredes son de oro, la teja de plata fina, y dentro está una señora que era la Virgen María.

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ROMANCERO TRADICIONAL

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Un libro tiene en sus manos que dos mil hojas tenía, el primer renglón d’aquellos de esta manera decía: «Toda la gente cristiana venga en esta romería, los mozos por la mañana, los viejos al mediodía, los chiquitos a la tarde cuando el sol se prometía, la gente de media edad entre la noche y el día». Ya lo oyeron las tres hijas del conde don García; una se llama doña Ana, la otra doña María, la más chiquetina dellas llámase Perla Escogida. Tanto baila, tanto salta n’ esta santa romería que las mujeres encanta y a los hombres desafía. Un hijo que tiene el rey de altos palacios la mira y la niña, que tal viera, por unas vegas arriba; encontróse con su cuerpo donde la mar combatía. Allí también alcontrara con el que la pretendía. Cuando la mar da la ondada la niña toda cubría, cuando la deja de dar la niña toda se vía. —¿Qué me daba la nineta, qué me da la blanca nina, qué me daba la nineta, la saco del agua fría? —Daréte saya de grana que en mi regazo traía. —No quiero saya de gra[na], para mí no convenía, si para mí conviniere mi padre me la daría. —Daréte anillos de oro, los que en mis dedos traía. —Yo no quiero anillos de oro, para mí no convenían, si para mí los quisiese mi padre me los daría. —Menos que te dea mi cuerpo, otra cosa no tenía.— Se desnuda y se descalza y entra por la blanca niña. Entre estas razones y otras la niña finada diba. Las campanas de los cielos se tocan a la alegría y también las de la tierra sin que nadie las tañía. ¡Dichosa de la doncella que pa’ los cielos camina!

44 La mártir de su honra (í-a) (Cont. Una fatal ocasión [í-a]) SERANDINAS (conc. Boal. p. j. Luarca, ant. Castropol). Original ms. de letra de mano desconocida, facilitado por Bernardo Acevedo, fechado en 1889. (Col. «Serandinas» B, pp. 1-3) [AMP, L/ 008]. 0456:02 + 0232:01 [Cat.G.Ast., 040/ 003] + [Cat.G.Ast., 041/ 016].

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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Por los campos de Valverde una señora paseaba, vestida de encarnado que una reina parecía; con el rodo de su saya toda la yerba cubría, miraba la cara al sol por ver qué hora sería. Viera vir un caballero que mucho la perseguía, arregaza la su saya, deja de andar y corría. —Aguárdeme usted, señora, iremos en compañía. —Compañía no me hace falta, que yo la de Dios traía.— Voces pega por barquero, barquero no parecía. —Pásame luego, barquero, que bien pago te saldría. —Si la pasas, ay, barquero, la vida te costaría.— Ella, viéndose cogida, tiróse presto a la ría; una onda la llevaba, otra onda la traía. El traidor del caballero en la orilla bien se ría. —¿Cuánto dieras tú, la niña, [a] quien te saque de la ría? —Yo diera mi anillo de oro que en el dedo lo tenía. —Yo no te quiero el anillo, que a mí de nada servía. ¿Cuánto dieras tú, la niña, a quien te saque de la ría? —Diera los pendientes de oro que en mis orejas tenía. —No te quiero los pendientes, que de nada me servían.— Y una onda la llevaba y otra onda la traía. —¿Cuánto dieras tú, la niña, a quien te saque de la ría? —Si estuviera en mi tierra, haciendas yo le daría. —No te quiero las haciendas, que a mí nada me servían. ¿Cuánto dieras tú, la niña, [a] quien te saque de la ría?— Y una onda la llevaba y otra onda la traía. —Yo diera mi triste cuerpo, que otra cosa no tenía.— El traidor del caballero eso era lo que él quería; cogiérala entre sus brazos, sacárala de la ría, y dando vuelta tras vuelta puñal de oro le caía. La niña, que era resuelta, en su mano le cogía, metiéndoselo en un costado el corazón le partía. —No te alabes en tu tierra ni lo digas en la mía, que has matado un caballero con las armas que él traía. —Tengo decirlo en tu tierra y de alabarme en la mía que he matado un caballero con las armas que él traía. Caballeros, por el mundo han de andar con cortesía. Si quiere saber quién soy, soy la sagrada María.

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ROMANCERO TRADICIONAL

45 La mártir de su honra (í-a) (Cont. Una fatal ocasión [í-a]) Conc. de COAÑA (p. j. Luarca, ant. Castropol). Original ms. de letra no identificada (manejamos también una copia incompleta, hasta el v. 16, de letra de M. Goyri) [AMP, L/ 008]. Es posible que se trate de una recitación distinta de la misma versión que en una copia de María Goyri se atribuye a EL ESPÍN y que publicamos a continuación por ofrecer algunas variantes de interés. 0456:03 + 0232:02 [Cat.G.Ast., 040/ 001] + [Cat.G.Ast., 041/ 010].

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Por los campos de Malverde linda romera venía, vestida de colorado que una reina parecía; con el pie pisa la yerba, la saya la recogía. Vino vir un caballero que muy bien le parecía. —Aguárdese, ay, señora, iré de su compañía. —Yo no quiero su compaña, que la de Dios traía.— Fuéronse poco a poco hasta llegar a una ría. —Pásame, barquero, pásame, que ya bien le pagaría. —No la pases, ay, barque[ro], la vida te quitaría.— La niña como es resuelta, pronto se echó a la ría; una onda la llevaba y otra onda la traía. —¿Cuánto dieras, ay, tú, niña, [a] quien te saque de esa ría? —Yo diera mi anillo de oro que en el dedo lo traía. —No te quiero anillo de oro, que para mí no servía. —Pues diera la cruz de oro que en el cuello la traía. —No te quiero, la cruz de oro, que para mí no servía.— Una onda la llevaba y otra onda la traía. —¿Cuánto dieras, ay, tú, niña, [a] quien te saque de esa ría? —Diera yo mis cien mil vacas, que en la cuadra las tenía. —No te quiero las cien vacas, que para mí no servían.— Una onda la llevaba y otra onda la traía. —¿Cuánto dieras, ay, la niña, [a] quien te saque de esa ría? —Yo diera mi tierno cuerpo, que otra cosa no tenía.— La agarrara el caballero, la sacara de la ría. Dieron vuel[ta] tras de vuelta, puñal de oro le caía. —No lo digas en tu tierra ni te alabes en la mía, que has matado un caballero con las armas que él traía. —He de decirlo en mi tierra, ni te alabes en la mía,



SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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que has vencido un caballero con las armas que él traía. ¡Válgame Nuestra Señora y la sagrada María!

––––––––– 7b En el texto: h. ll. a ua r. ; -23a tierno, lectura dudosa; -28b y 29a, sic.

46 La mártir de su honra (í-a) (Cont. Una fatal ocasión [í-a]) EL ESPÍN (parr. Folgueras, conc. Coaña, p. j. Luarca, ant. Castropol). Remitida por Bernardo Acevedo, 1910. Manejamos una copia de letra de María Goyri [AMP, L/ 008]. 0456:04 + 0232:03 [Cat.G.Ast., 040/ 002] + [Cat.G.Ast., 041/ 011].

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Por los campos de Malverde linda romera venía, vestida de colorado que una reina parecía. Vio venir un caballero que muy bien le parecía. La niña como es discreta, deja de andar y corría; fuese paso tras de paso hasta llegar a la ría. —Pásame, barquero, pásame, que yo bien te pagaría. —No la pases, ay, barquero, la vida te quitaría.— Viendo cuento mal parado la niña se echó a la ría; una onda la llevaba y otra onda la traía. —¿Cuánto dieras, ay, tú, niña, [a] quien te saque de esa ría? —Diera yo mi anillo de oro que en el dedo lo tenía. —No te quiero anillo de oro, que para mí no servía.— Una onda la llevaba y otra onda la traía. —¿Cuánto dieras, ay, tú, niña, [a] quien te saque de esa ría? —Diera yo mi cruz de plata que en el cuello la tenía. —No te quiero tu cruz de oro, que para mí no servía.— Una onda la llevaba y otra onda la traía. —¿Cuánto dieras, [ay, tú, niña, a quien te saque de esa ría?] —Diera yo mis cien mil vacas que en la cuadra las tenía. —No te quiero cien mil vacas, que para mí no servían.— Una onda [la llevaba y otra onda la traía]. —¿Cuánto dieras, [ay, tú, niña, a quien te saque de esa ría?] —Diera yo mi cuerpo que otra cosa no tenía.— Y la agarró por la mano y la sacó de la ría. Andando vuelta tras vuelta puñal de oro le caía.

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ROMANCERO TRADICIONAL

—No lo digas en tu tierra, ni te alabes en la mía, que has vencido a un caballero con las armas que él traía.

–––––––––15a y 16a cruz de plata / cruz de oro, sic.

47 Una fatal ocasión (í-a) EL ESPÍN (parr. Folgueras, conc. Coaña, p. j. Luarca, ant. Castropol, dictada por Esperanza Alonso y Barcia, de 27 años. Recogida por Bernardo Acevedo, [1884] (original ms. de letra de B. Acevedo; los datos identificatorios de recitadora y lugar de recolección están anotados en letra de Ramón Menéndez Pidal) [AMP, N/ 005]. 0232:04 [Cat.G.Ast., 041/ 009].

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¡Válgame Nuestra Señora [y la sagrada María]! Por los campos de Malverde linda romera venía, vestida de colorado que una reina parecía; con el vuelo de su saya toda la yerba cubría. Ella diera vuelta atrás a mirar quién parecía, vira vir un caballero que muy bien la perseguía. —Aguárdese, la señora, iremos de compañía. —De compañía no, señor, yo la de Dios llevaría.— A la entradita de un monte y a la salida de ría le alcanzara el caballero con palabras que él sabía. Dieron vuelta tras de vuelta, puñal de oro le caía, la niña, que era resuelta, muy pronto se lo cogía. Se lo metió por la illarga, nel corazón le salía. —No te alabes en tu tierra, ni tampoco en la mía, de matar a un caballero con las armas que él traía. —Los hombres que andan po ’l mundo han de andar con [cortesía, con el sombrero quitado, diciendo el Ave María. Si quieres saber quién soy, soy la sagrada María.



SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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48 Una fatal ocasión (í-a) SORRIEGO (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana), dictada por Nazarena Estrada, de 22 años. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra, al parecer, de la recitadora) [AMP, N/ 005]. 0232:05 [Cat.G.Ast., 041/ 017].

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Por aquellos campos verdes se paseaba una niña, con un pie siega la yerba y con el otro lo tría, con el vuelo de su saya queda la yerba tendida. Ella miraba hacia atrás por ver si alguno la veía, la miraba un caballero, traidor que la pretendía. Él correr y ella correr, alcanzarla no podía; quiso Dios que la alcanzó al pie de una fuente fría, la abrazaba y la besaba, y en la cara la escupía. Con un puñalito de oro que el caballero traía le dio siete puñaladas que a la menor se moría. —No te alabes en tu tierra, ni lo digas en la mía, que mataste un caballero con las armas que él traía.— Estando en estas palabras llega la Virgen María. —¿Qué haces ahí, devota, qué haces, devota mía? —Estoy matando a un caballero con las armas que él traía. —El hombre para ser bueno, ha rezar la avemaría.— Y la cogió por la mano y la llevó en su compañía.

49 Una fatal ocasión (í-a) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Lucinda Lobo. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, N/ 005]. 0232:06 [Cat.G.Ast., 041/ 018].

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Por los campos de Granada iba una niña chiquita, vestida de raso verde, ¡mi Dios, cómo parecía! Con el pie siega la hierba, con el calcaño la tría, con el vuelo de su saya toda la deja tendida. Alcontró con un caballero, venido de Andalucía. —¿A dónde vas, doncellica?

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ROMANCERO TRADICIONAL

—Voy a una boda de una hermana mía,

que se casa en [este día. —Cásate conmigo, niña, iremos en compañía. —Yo no me quiero casare, ni tal entención tenía, yo quería ser esclava de la sagrada María. (Mata al caballero y Nuestra Señora le dice): —Si te quería esforciar, hiciste bien, hija mía.

50 Una fatal ocasión (í-a) SANTIANES DEL AGUA, barrio de PEME (conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís), dictada por Enriqueta Sierra. Recogida por Silvestre Frade, 18 diciembre 1884, y remitida a J. Menéndez Pidal (original ms. de letra de S. Frade) [AMP, N/ 005]. 0232:07 [Cat.G.Ast., 041/ 013].

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Por aquel pradito verde una doncella camina, las yerbas eran tan largas que tropezaba y caía. Iba mirando hacia atrás por ver si alguno la veía, y no la veía ninguno si no es quien la pretendía. Mucho corre el caballero, tanto y más corre la niña; se llegaron a encontrar al pie de una fuente fría. —Bien venido, el caballero. —Bien hallada sea la niña. —Si viene a quitarme honra, Dios le quitase la vida. —No vengo a quitarte honra ni pensamiento traía, pero si te la quitare, contigo me casaría.— Da la vuelta tras de vuelta, derribarla no podía, cuando la dio varias vueltas una espada le caía. La niña se la cogió con bastante cortesía, se la metió por el pecho y a la espalda le salía; con las ansias de la muerte estas palabras decía: —No te alabes en tu tierra, ni te alabes en la mía, que has matado un caballero con las armas que traía. ¿Quién se lo dirá a mi madre, a la mi madre querida? —Yo se lo diré a tu madre y se lo diré a la mía, que si yo no lo dijere alguno se lo diría. La mi camisa de holanda de mortaja le echaría, y en la iglesia de san Juan su cuerpo le enterraría; y los mis ojos morenos, ¡mi Dios, cómo llorarían!— Estando en estas palabras vino la Virgen María. —¿Qué haces aquí, doncella, qué haces aquí, vida mía?

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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—He matado un caballero con las armas que traía. —Si todas fueran así, fueran en mi compañía.

–––––––– Variantes: 4 la miraba un caballero, / traidor que la pretendía; -6a s. ll. a juntar; -6b a. p. de la f. f.; -13b c. b. cobardía. En una nota al final del texto, S. Frade escribe: «Desearía saber si recibe los romances que se le envían el Sr. D. Juan Menéndez Pidal y si va de aquí algo que preste, su afmo. amigo y s. s. S. Frade».

51 Una fatal ocasión (í-a) CAMANGO (parr. Collera, conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís), dictada por María Frade. Recogida por Silvestre Frade, 3 octubre 1884, y remitida a J. Menéndez Pidal (original ms. de letra de S. Frade, «núm. 4») [AMP, N/ 005]. 0232:08 [Cat.G.Ast., 041/ 012].

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Por aquel pradito verde una doncella camina; con el pie pisa la yerba, con el calcañar la trilla, con el vuelo de su saya a los lados la esparcía. La miraba un caballero, traidor que la pretendía. Vuelta una, vueltan dos, derribarla no podía. cuando le dio varias vueltas un puñal le quitaría; se le metió por el pecho, por las espaldas salía. —No te alabes en tu tierra, ni te alabes en la mía, que has matado un caballero con las armas que traía. —Tengo alabarme en tu tierra, tengo alabarme en la mía, si no hubiese quien lo oyera, los pájaros lo oirían.— Estando en estas palabras, vino la Virgen María. —¿Qué haces aquí, doncella, qué haces ahí, vida mía? —Estoy matando a un caballero con las armas que traía.— Con estas mismas palabras dijo la Virgen María: —Si todas fueran así, fueran en mi compañía.

–––––––––– 3a en el original: huelo.

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ROMANCERO TRADICIONAL

52 Una fatal ocasión (í-a) ASTURIAS, s. l. (?). Original ms. de letra no identificada que aparece entre los papeles de J. Menéndez Pidal. 0232:09 [Cat.G.Ast., 041/ 014].

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Por los prados de Malvedo vieron venir una niña, vestida de colorado y calzada de plata fina. El vestido que llevaba era de seda muy fina; con la suela siega la yerba, con el calcaño la trilla, con el vuelo de sus sayas toda la yerba esparcía. Detrás viene un caballero, traidor que la pretendía; él correr y ella correr, alcanzarla no podía, allá la llegó a alcanzar al pie de una fuente fría. —¿Qué haces ahí, niña blanca, qué haces ahí, blanca niña? —Voy a bodas de un hermano que ayer tarde casaría. —Casarémonos los dos e iremos en compañía. —Yo no me quiero casar, ni ir en su compañía, que me quiero meter monja en el convento de Santa [María.— ..................... .................. Él trató de quitarme la honra y yo le quité la vida; que le maté con las armas que traía. Y al tiempo de expirar me dijo estas tres palabritas: —No te alabes en tu tierra, ni tampoco en la mía, que has matado a un caballero con las armas que traía.

53 Santa Iria (hexas. á-a) [PAJARES (conc. y p. j. Lena)], dictada por Celestina, «la hija de la partera». Recogida por Juan Menéndez Pidal, antes de 1900, e incluída en su proyecto de segunda edición, núm. 20 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal). 0173:01 [Cat.G.Ast., 042/ 001].

02

Vino un pasajero pidiendo posada, —Si mis padres quieren, yo de buena gana.—

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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Le hicieron la cama n’el medio ’la sala, con colchón de seda, sábanas de holanda. Pónenle la mesa en la esquina ’ la sala, con cuchillo de oro, tenedor de plata. A la media noche ya se levantaba, de las tres hermanas a mí me llamaba. .................. ................ Desque subió a la sierra ya le preguntaba: —¿Cómo te llamas, niña, cómo te llamabas? —Allá en mis tierras Inés me llamaba y aquí n’ este monte la más disgraciada.— Sacara un cuchillo y allí la matara, hiciera una arquita, allí la enterrara; A los cuatro años por allí pasara. Vino un pastorcito que le preguntaba: —¿Quién ha hecho esta arquita que aquí está formada? —La habrá hecho Inés cuando usted la matara.— —Adiós padre y madre y hermanos de gozo, yo me voy al cielo a rogar por vosotros.

54 Santa Iria (heptas. á-a) VEGADEO (p. j. Luarca, ant. Castropol), facilitada por Emilio Cotarelo. Recogida por Juan Menéndez Pidal, antes de 1900, e incluída en su proyecto de segunda edición, núm. 3 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal), y copiada ya antes parcialmente en su ejemplar de la Colección de los viejos romances..., p. 267, con esta indicación: «Cotarelo, Emilio, me indicó que en Vega de Ribadeo era popular un romance [siguen cuatro versos del texto]. Búsquese». 0173:02 [Cat.G.Ast., 043/ 001].

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¡Válgame Santa Elena, Santa Elena me valga, válgame Santa Elena que aquel traidor matara! De las siete hermanitas lleva la más galana Llévala siete leguas sin hablarle palabra, entre las siete y media bien que le preguntara: —Dígame ¡ay!, señora, diga cómo se llama. —Allá na miña terra Elena muy galana, y n’ estos tristes montes Elena desgraciada.— Se bajó el caballero con intención muy mala,

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ROMANCERO TRADICIONAL

allí cumplió sus gustos y allí la degollara, allí le hizo una fosa y en ella la enterrara.

——————— Variante de la copia en el ejemplar de la «Colección de los viejos romances»: 3a d. l. tres h.

55 Santa Iria (octos. á-a) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Lucinda Lobo. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, I/ 008]. 0173:03 [Cat.G.Ast., 044/ 001].

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Un pobre llegó a mi puerta y por Dios pidió posada, mi padre como era noble, posada al pobre le daba. —De tres hijas que usted tiene, me ha de dar la más [galana.— Mi padre como era noble, le dijo que no la daba y que no la sacaría por puertas ni por ventanas. La sacó por el balcón a favor de la criada. Anduvieron siete leguas en sin hablarse palabra; de las siete pa las ocho: —Elena, ¿cómo no me hablas? —¿Cómo quieres que yo t’ hable, siendo yo la disgraciada; siendo en casa de mis padres, siendo yo la más galana, y ahora por estas tierras soy ya la más desgraciada.— Hizo lo que quiso de ella, hasta escupila en la cara y le cortó la cabeza, tirándola a la muralla. El cuerpo se hizo una ermitina muy blanca y muy [debujada; de los huesos las paredes, de los cabellos la lata, de las cejas de sus ojos, teja para retejarla. Vino tiempo y pasó tiempo, el traidor por allí pasaba; alcontró con una pastora que ovejas blancas guardaba. —¿De quién es esa ermitina, tan blanca y tan debujada? —É la ermita ‘e Santa Elena, que aquí murió degollada. —Si é la ermita ‘e Santa Elena, iremos a vesitarla, de rodillas por el suelo, por ver si nos perdonara.— —Perdóname, Santa Elena, que yo fui el tu amor [primero.—

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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—No te perdonaré yo, ni tampoco el rey del cielo; el cuerpo se queda aquí sirviendo de candelero y el alma irá a parar a los profundos infiernos.

__________ Nota de la recitadora: 15b la lata, «pa’ embajo de la teja».

56 Santa Iria (octos. í-a) Parr. de SAN ANDRÉS DE LINARES (conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana). Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, I/ 008]. 0173:04 [Cat.G.Ast., 044/ 002].

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En casa de los mis padres un pobre pidió posada, mi padre, por ser tan bueno, al momento se la daba. De tres hijas que tenía le pidió la más galana, mi padre dijo que no, que no se la daba daba. A eso de la media noche a sus padres la robara, no la sacó por la puerta ni tampoco por ventana, la sacó por un balcón a favor de la criada. Al cabo ’ las siete leguas el traidor la sosacaba. —¿Cómo se llama la niña, cómo se llama la blanca? —En casa de los mis padres era yo la más galana, y ahora me veo aquí, que soy la más despreciada.— ............... ................. La cabeza le cortó, nun cascajo la tirara, de la cabeza hízose una ermita, los ojos la imagen [santa] —Perdóname, santa Elena, porque fui tu amor primero. —No te perdonaré yo, ni tampoco el rey del cielo; te pondrás en ese altar, servirás de candelero, la fegura ahí te queda, cuerpo y alma pa’l infierno.

________ Variante: 13b las cejas la i. Nota: 4b daba daba, sic ; 8b sosacaba, sic.

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ROMANCERO TRADICIONAL

57 Santa Iria (octos. á-a) CURUEÑA (ay. Riello, p. j. Murias de Paredes, León), dictada por Josefa Fernández, viuda, de 48 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, 1889, e incluída en su proyecto de segunda edición, núm. 10 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal, «Cuaderno II»). Publicada por M. Menéndez Pelayo, Antología, X (1900), pp. 210-11. 0173:05

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En casa del rey mi padre un traidor pide posada, mi padre, como era noble, muy luego se la mandaba. De tres hijas que tenía le pidió la más galana, pero él le dice que no, que no la tien pa’ casarla, que la tien pa’ meter monja de la edad de Santa Clara. No se la sacó por puertas ni tampoco por ventanas, la sacó por un balcón a favor de una criada. En ancas de su caballo llevósela cautivada. En el medio del camino el traidor le preguntara: —¿Cómo te llamas, la niña, cómo te llamas, la blanca? —En casa del rey mi padre, doña Ilenia me llamaban, ‘hora por tierras ajenas, Ilenia la desgraciada.— Sacó un cuchillo el traidor, la cabeza la cortaba, la tira n’un pedregal donde andaban cosas malas. De ella salió una ermitica muy blanca y muy dibujada; de los cascos, las paredes, la teja para tejarla. Vanse días, vienen noches y el traidor por allí pasa. —Decíime, los pastorcitos, donde el ganado repasta ¿de quién es esa ermitica tan blanca y tan dibujada? —Esta ermitica es de Ilenia, n’el monte fue degollada. —Si esta ermitica es de Ilenia, vamos todos a adorarla.— —Perdóname tú, Ilenica, por ser el tu amor primero. —No te perdonaré yo ni tampoco el rey del cielo. Vete a aquel altar mayor y enciéndeme un candelero.— Mientras que la vela ardía el traidor iba muriendo; la figura queda allí, cuerpo y alma pa’ el infierno.

––––––––– 18a decíime, sic.



SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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58 Ay, un galán de esta villa (paralel. í-a; á-a) CARROCERA (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana). Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, D/ 039]. 0406:01 [Cat.G.Ast., 047/ 012].

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Ay, un galán nesta villa, ay, un galán nesta casa. Ay, diga lo que él quería, ay, diga lo que él buscaba, ay, que no la hay nesta villa, ay, que no la hay nesta casa si non era una mi prima, si non era una mi hermana, ay, de marido pedida, ay, de marido velada. Ay, Antonio se decía, ay, Antonio se llamaba, aquel que mi dio la cinta, aquel que mi dio la saya. Ay, compré la mi camisa, ay, compré la mi delgada para ir a la romería, para ir a la Roma santa. Ay, lavé la mi camisa, ay, lavé la mi delgada, ay, tendila so la oliva, ay, tendila so la malva.

59 La dama y el pastor (estróf.) SORRIEGO (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana), dictada por Nazarena Estrada, de 22 años. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra, al parecer, de la recitadora) [AMP, K/ 007]. Ed. en RTLH, 10 (Madrid: SMP, 1977-78), pp. 215-216, núm. III.54. 0191:01 [Cat.G.Ast., 049/ 001].

1A 2A

Estando el pastor en el monte, de amores muy olvidado, se presentó una zagala: —Tú has de ser mi enamorado, pastor. —Con esta cuerda de pelo y delgadina de cintura, si te casaras conmigo gozabas de mi hermosura.—

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ROMANCERO TRADICIONAL

Respondió el buen del pastor: —Yo hermosura no la quiero, tengo ganado en el monte, y quiero irme con ello. —Pastor, que estás avezado a dormir entre peñones, si te casaras conmigo durmieras entre colchones. —Pastor, que estás avezado a comer pan de centeno, si te casaras conmigo, comieras de trigo bueno.— Respondióle el buen pastor: —A gran fame no hay pan malo, tengo el ganado en el monte, y quiero ir a guardarlo. —Ven conmigo a mi cabaña, que soy rica y tengo hacienda.— Respondióle el buen pastor: —Nunca llueve como truena. —Ven conmigo a mi cabaña, que tengo de hacerte un coche, el sábado por la noche, pastor.— Contéstale el buen pastor: —Muchacha, tú eres el diablo, eres tonta o yo me engaño; vete al diablo que te abroche, que te meta en ese coche el sábado por la noche.



SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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60 La dama y el pastor (estróf.) VENEROS (parr. Campo de Caso, conc. Caso. p. j. Laviana), dictada por María Muñiz. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, K/ 007]. Ed. en RTLH, 10 (Madrid: SMP, 1977-78), pp. 239-240, núm. III.72. 0191:02 [Cat.G.Ast., 049/ 002].

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—Pastor, que estás en el monte tan olvidado de amores, vente conmigo, pastor, gozarás de mis amores, y andá.— Respondió el rústico vil: —Y adiós que me voy, tengo el ganado en las brañas y las tengo que guardar.— San Antonio vio venir una zagala vestida de colorado, con una trenza de pelo que le llega a la cintura. —Pastor, que estás en el monte comiendo pan de centeno; vente conmigo, pastor, comerás del trigo bueno, y andá.— Respondió el rústico vil: —Y adiós que me voy, tengo el ganado en las brañas y las tengo que guardar. —Pastor, que estás en el monte durmiendo entre los reigones, vente conmigo, pastor, dormirás entre colchones, y andá.— Respondió el rústico vil: —Y adiós que me voy, tengo el ganado en las brañas y las tengo que guardar.

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ROMANCERO TRADICIONAL

5A 5B 6A 6B

—Pastor, que estás en el monte paseándote por los valles, vente conmigo, pastor, te pasearás por los palacios, y andá.— Respondió el rústico vil: —Y adiós que me voy, tengo el ganado en las brañas y las tengo que guardar. —Vente conmigo, pastor, el sábado por la noche, y andá; meterémonos en este coche el sábado por la noche. —Eres el diablo y me engañas con la pata de cabra; anda diablo que te abroche, que te meta en ese coche el sábado por la noche, y andá. (respondió el rústico vil); y adiós que me voy, tengo el ganado en las brañas y las tengo que guardar.

61 La dama y el pastor (estróf.) VENEROS (parr. Campo de Caso, conc. Caso, p. j. Laviana), recitada por Irene Simón Posada. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, K/ 007]. Ed. en RTLH, 10 (Madrid: SMP, 1977-78), pp. 218-219, núm. III.57. 0191:03 [Cat.G.Ast., 049/ 003].

1A 2A

Estando un día un pastor, de amores muy descuidado, vio venir una zagala. —Pastor, tu amor me causa cuidado. —Pastor, que estás avezado



SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

3A 3B 4A 5A 5B

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a dormir entre raigones, ven conmigo a mis cabañes, dormirás entre colchones. —Pastor, que estás avezado a comer pan de centeno, ven conmigo a mis cabañes, comerás del trigo bueno.— Responde el bien del pastor: —Tengo el ganado en la sierra, non puedo desampararlo, y adiós. —Deja el ganado, pastor, tendido por esos valles, deja el ganado, pastor, ven conmigo a mis cabañes. —Casa conmigo, pastor, que soy rica y tengo hacienda.— Responde el bien del pastor: —Nunca llueve como truena, y adiós.

_________ Nota de R. Menéndez Pidal: «Me decían que eran los amores de San Antonio, según más claramente se ve en otra versión de Veneros [la de María Muñiz]».

62 Hilo de oro (Elección de novia) (é) Conc. de COLUNGA (p. j. Gijón, ant. Villaviciosa). Recogida y publicada por Braulio Vigón, Juegos y rimas infantiles (1895), pp. 75-76. Reed. en B. Vigón, Asturias (1980), pp. 97-98. Hay copia ms. antigua en AMP, sin valor textual. 0224:01 [Cat.G.Ast., 050/ 004].

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—Angel del moro, oh, niñitas de un marqués, que me ha dicho una señora que lindas damas tenéis. —Si las tengo o no las tengo, para mí las guardaré. —¡Oh, qué alegre que me vine, oh, qué triste que me voy!, que las hijas del rey moro no me las quiere dar, no. —Vuelva acá ese caballero, no vaya tan triste, no,

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ROMANCERO TRADICIONAL

de las hijas del rey moro escogerá la mejor. —No quiero ésta por sarnosa, tampoco ésta por leprosa, quiero ésta por hermosa, por esposa y por mujer.

________ El colector describe el contexto del juego en que se canta el romance. Al principio: «Se sientan las niñas en el suelo formando rueda y una de ellas toma el papel de madre. Otras dos niñas se quedan en pie y figurando que son dos viajeras se aproximan cantando»; tras el v. 7, «las dos niñas que se habían alejado del corro se aproximan de nuevo y mientras que eligen una entre las que están sentadas cantan» (vv. 8-9); al final, «se llevan la niña elegida, repitiéndose el juego hasta que no quede ninguna».

63 Hilo de oro (Elección de novia) (é) VILLAVICIOSA (p. j. Gijón, ant. Villaviciosa). Recogida y publicada por Braulio Vigón como variante de la versión anterior («difiere sólo en la última parte»), Juegos y rimas infantiles (1895), pp. 76-77. Reed. en B. Vigón, Asturias (1980), p. 98. Hay copia ms. antigua en AMP, sin valor textual. 0224:02 [Cat.G.Ast., 050/ 005].

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[...] —Vuelva acá ese caballero, no sea tan descortés, de las hijas del rey moro escoja la que quisier. —No quiero ésta por sarnosa, tampoco ésta por leprosa, quiero ésta por hermosa, por esposa y por mujer. —Por Dios pido al caballero que las trate usted bien. —Ellas serán bien cuidadas, en silla de oro sentadas, y del pan que el rey comiese ellas comerán también; del vino que el rey bebiese ellas beberán también. Azotitos con vinagre para que resquemen bien.

64 Nos casarán nuestros padres (á) ASTURIAS, Occidente (conc. Coaña, o Boal). Recogida por Bernardo Acevedo, antes de 1910 (original ms. de letra de B. Acevedo) [AMP, A/ 004] 0186:01 [Cat.G.Ast., 051/ 002].

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Un domingo por la tarde yo la capa fui a buscar, encontré la carabina y al monte me fui a cazar.

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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N’el monte no cacé nada, ni un ave pude encontrar, sólo una rica paloma en un alto palumbar. Los padres, que lo supieron, la querían encerrar; ella mirome y miraba, y ella empezó a llorar. —No llores, paloma mía, no tienes por qué llorar, que aunque tus padres no quieran, contigo me he de casar. No llores, paloma mía, no tienes por qué llorar, los tus hijos y los míos hermanos se han de llamar; vestirán de paño fino, calzarán de cordobán, beberán del mesmo vino, comerán del mesmo pan.

65 Nos casarán nuestros padres (á) ASTURIAS, s. l. (recogida en Chile). Anotada por Antonio Martínez y remitida por Julio Vicuña Cifuentes, antes de 1910 (original ms. de letra de A. Martínez) [AMP, A/ 004] 0186:02 [Cat.G.Ast., 051/ 003].

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En Santo Domingo entré, no me dejaron pasar, yo cogí mi carabina y al monte me fui a cazar. Caza no encontré ninguna, ninguna pude encontrar, sólo una blanca paloma en un blanco palomar. Yo me enamoré de ella y ella tuvo voluntad. Los padres, que lo supieron, todos se echan a llorar; la suben en alta torre donde no puede bajar. Yo la miro, ella me mira, y ella se echaba a llorar. —No llores, blanca paloma, no tienes por qué llorar, que tus hijos y los míos palomos se han de llamar.

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ROMANCERO TRADICIONAL

C.2 Amor fiel; amores desgraciados; amores contrariados

66 La princesa peregrina (á) (Cont. El conde Niño [á]) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Rosaura González. Recogida por Juan Menéndez Pidal, 1909 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal). 0720:01 + 0049:03 [Cat.G.Ast., 053/ 001].

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¡Largos son los montes, niña, largos y malos de andar! Me amaba un caballero y yo no le quise amar; desque no le quise amar largas tierras fue a casar. La niña desque lo supo ensilla [y] tras él fue a dar. —Doncellina de tan lejos, ¿quién te trajo a este lugar? —Tus amores, caballero, que me hacen mal penar. —Pues améti y non quisisti, ¿qué vienes aquí a buscar? Ahora, pobre doncellina, ya está otra en tu lugar; tien’ los hijos como rosas, y ella como un cristal. Porque tanto nos quisimos un abrazo te he de dar.— Estando dando un abrazo desmayáos al suelo caen. Vino una voz del cielo que los fuesen a enterrar; el uno se enterró en el coro, el otro arriba en l’ altar. Del uno nació una oliva, del otro un verde olival; la reina que mal vive, luego les mandó cortar. Se hicieron dos palomitas, se fueron a orillas del mar; la reina que mal vive, luego les mandó matar. Del uno nació una fuente, del otro un río caudal; el que tenga mal de amores allí se vaya a lavar. La reina que mal vive, allí se fuera a lavar; la fuente desque la vía encomenzaba a secar. —Por Dios te ruego, fuente, por Dios te tengo rogar, que me dejes mojar un dedo o solamente el pulgar. non te dejo mojar un dedo nin tampoco el pulgar. Cuando era verde oliva bien me mandaste cortar; cuando era palomita bien me mandaste matar;

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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ahora soy fuente de cristal, no me puedes hacer mal. Para todos he correr, para ti me he de secar.

67 Novia abandonada del conde de Alba (í-a) CURUEÑA (ay. Riello, p. j. Murias de Paredes, León), dictada por Aurelia Flórez y Quiñones, de 45 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, 1889, e incluida en su proyecto de segunda edición, núm. 7 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal, «Cuaderno II»). 0508:01

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—Duque de Alba, ¿estás casado? Si no, yo te casaría. —Casado no estoy, señor, di la palabra a una niña que se llamaba doña Ana, de lo mejor de Castilla. —Olvidarás a doña Ana, casarás con la Infantina. —Eso no lo haré yo, rey, eso, rey, yo no lo haría. —Voto va que lo has d’ hacer o te ha de costar la vida.— Dispusieron de casarse, doña Ana nada sabía; lo sabe una compañera que siempre fueron amigas. —¿Sabes, amiga doña Ana, que yo un pesar te traía?: que hoy se casa el duque de Alba, hoy se casa y hoy te olvida. —Que se case, que lo deje, ¿a mí qué se me daría?— Coge la mantilla en brazo, sube la escalera arriba, en el medio del camino ya se accidentó la niña. Mandárala el rey abrir por ver de qué mal moría. Tenía el corazón vuelto, lo de abajo para arriba; al lado del corazón tres letras de amor tenía: «Duque de Alba de mis ojos, Duque de Alba de mi vida, ¿cómo tan pronto olvidaste a quien tanto te quería?»

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ROMANCERO TRADICIONAL

68 La aparición de la enamorada (í) (Cont. El quintado [é-a]) Parr. de MARGOLLES (conc. Parres, p. j. Cangas de Onís), dictada por Emilia Pérez, de 23 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, 1902 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, A/ 009]. 0168:01 + 0176:01 [Cat.G.Ast., 058/ 004].

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En tiempo de abril y mayo, en tiempo de primavera, cuando sortean los quintos y los mandan a la guerra, todos cantan, todos bailan, sólo uno lleva pena. En medio del ejercicio el capitán le dijera: —¿Por qué lloras, soldadito, por quién tienes tanta pena, si es por padre, si es por madre, si es por gente de tu tierra? —Ni es por padre ni es por madre, ni es por gente de mi tierra, que es por una dama hermosa, que doncellita se queda. —¿Cuánto dieras, el soldadito, cuánto das por ir a verla?— Metió la mano en bolsillo y un doblón de a ocho le diera. —Coge el caballo que corre, si no la yegua que vuela, vete por camino real, no vayas por la pedrera.— En el medio del camino el caballo topetea, y un poquito más allá un ángel se le presenta. —Tente firme, soldadito, tente firme sobre ti, que yo soy aquella dama que algún día te serví. —Si fueras aquella dama, ¿cómo no me abraza a mí? —Brazos con que te abrazaba a la tierra se los di, ojos con que te miraba la desgraciada de mí, ya se los comió la tierra, la figura vesla aquí. De tres hermanas que tengo una te conviene a tí, que se llama Flor del Güerto, como me llaman a mí, para que cuando la llames que tú te acuerdes de mí. Si allegas a tener hijas, traelas al lado de ti, que no las engañe nadie como me engañaste a mí. —Yo venderé mi caballo para misas para ti, y si es poco mi caballo también me venderé a mí. —No hace falta tu caballo, tampoco venderte a ti, cuantas más misas me eches, más tormentos para mí. Adiós, soldadito, adiós, que yo me marcho de aquí, que me voy para el infierno para siempre estar allí.



SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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69 La aparición de la enamorada (í) (Cont. El quintado [é-a]) VENEROS (parr. Campo de Caso, conc. Caso, p. j. Laviana), dictada por Irene Simón Posada. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, A/ 009]. 0168:02 + 0176:02 [Cat.G.Ast., 058/ 005].

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Todos los soldados, madre, canten, bailen y hacen fiesta, non siendo un pobre soldado cargadito de tristeza. Le pregunta el coronel: —¿Por quién tienes tanta pena, si es por padre o es por madre o es por gente de tu tierra? —No es por padre ni es por madre, ni es por gente de mi [tierra; es por mi querida esposa, ni es casada ni es soltera. Vive entre malos vecinos y entre cuñadas y suegras. —Anda, vete pa’ la cuadra, monta en caballo y ve a verla, vete por camino rial, no te vayas por la senda, que la ermita de san Jorge hay una pantasma negra.— Donde el caballo se para, yo me atemoricé al verla. —¿Dónde vas, pobre soldado, tan triste y desconsolado? —Yo voy a ver a mi esposita, ya hace tiempo no la vi. —Tu esposita ya se ha muerto, la fegura mi’ala aquí. —Si tú eres mi esposita, ya te abrazaras a mí. —Los brazos con que te abrazaba la desgraciada de mí ya me lus comió la tierra, la fegura mi’ala aquí. —Si tú eres mi esposita, yo venderé mi caballo para misas para ti. —No vendas el tu caballo para misas para mí, que cuantas más misas me eches, más tormento es para mí. Si te llegas a casar, no se llame Beatriz, que cuantas veces la llames, tantas me llames a mí. Te encargo, si tienes hijos, no los separes de ti, que no los engañe nadie como tú me engañaste a mí. Quédate con Dios y adiós, que me marcho yo de aquí, que me están llamando a voces, lo que me atormenta a mí.

_________ Variante: 8b coge el c. y v. a. v. 10a que la ermita, sic.; -27 que me están... lo que..., sic.

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ROMANCERO TRADICIONAL

70 La aparición de la enamorada (í) Conc. de LAVIANA. Original ms. de letra no identificada (¿Eladio G. Jove?), «núm. 3º», anterior a 1885. (El original está incompleto) [AMP, A/ 009]. 0168:03 [Cat.G.Ast., 058/ 003].

[…] —¿Dónde va este soldado,

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—Voy a ver a mi esposita que hace tiempo no la vi. —La tu esposita soy yo, la desgraciada de mí. —Si tu fueras mi esposita, tú te abrazaras a mí. —Los brazos que te abrazaban ya me los comió la tierra, la figura vela aquí. —Venderé los mis caballos y diré misas por ti. —No vendas los tus caballos ni digas misas por mí, que cuantas más misas digas más tormentos para mí. Si te casas con alguna, no se llame Beatriz, que cuantas veces la llames más tormento para mí. Si tienes alguna hija, traila siempre tras de ti, que no te la engañe nadie como me engañaste a mí.

a dónde va por aquí?



SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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C.3 Rupturas familiares: Desamor; adulterio, incesto; la mala suegra 71 Me casó mi madre (hexas. í-a) VILLAVICIOSA (p. j. Gijón, ant. Villaviciosa). Recogida y publicada por Braulio Vigón, Juegos y rimas infantiles (1895), pp. 69-71. Reed. en B. Vigón, Asturias (1980), p. 93. Hay copia ms. antigua en AMP, B/ 013, sin valor textual. 0221:01 [Cat.G.Ast., 067/002].

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Me casó mi madre, chiquita y bonita, con un muchachito que yo no quería. A la medianoche el pícaro se iba con capa terciada y espada tendida. Yo me fui tras de él por ver donde iba, ya le veo entrar en ca’ su querida. Ya le oigo decir: —Ven acá, querida, que te he de comprar sayas y mantillas; a la otra mujer, palo y mala vida.— Me fui para casa triste y afligida, me puse a comer, comer no podía; me puse a fregar, fregar no podía; me puse al balcón por ver si venía, y le vi venir por la calle arriba. —Abreme, mujer, ábreme, María, que vengo cansado de ganar la vida. —No vienes cansado de ganar la vida, que vienes cansado de ca’ tu querida.— Me tiró una silla, le tiré un velón, preso lo llevaron a la inquisición.

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ROMANCERO TRADICIONAL

72 Me casó mi madre (í-a) LLANOS (parr. Santibánez de la Fuente, conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Ramona Fernández, de 65 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, 1909 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, B/ 013]. 0221:02 [Cat.G.Ast., 067/003].

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De tres días casado el pícaro se día, y al ron, ron, y al arena y al ron, ron. Con la capa arrastrando y la espada tendí’a Yo me fui tras de él por ver pa’ ónde día, y lo he visto entrar en casa ’ una vecina; y de ‘llí salió a ‘n casa d’una amiga, y yo fui a escuchar por ver lo que decía: —Cintas y pañales yo te los daré, y si te han faltar, también una mantilla, y a la mi mujer palos y mala vida.— Fuime para casa plasmá y afligida, y zarré las puertas lo mejor que solía. —Ábreme la puerta, ábremela, indina, que vengo cansado de ganar la vida. —Onde echaste la noche, vete a ‘chá el día. —Ábreme la puerta, ábreme, degorrio, que si entro allá te arrastro po’l moño.

_______ Nota: Después de cada verso se repite el estribillo «y al ron, ron», etc.

73 Albaniña (ó) PAJARES (conc. y p. j. Lena), dictada por tía Rosaura. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, E/ 003] 0234:01 [Cat.G.Ast., 070/ 003].

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Estándose una señora sentadita en su balcón, vio venir un caballero de buena o mala intinción. De palabras se trataron, de amores la pretendió:

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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—Señorita, señorita, con usté estuviera yo. —Suba, suba, caballero, estará una noche o dos. —¿Y dónde está su marido, que es hombre de gran valor? —Mi marido se fue a caza, y a los montes de Aragón; si quieres que nunca vuelva, le echaré una maldición: «Que caiga de puente negra y muera sin confesión, cuervos le saquen los ojos y águilas el corazón, los perros de mi rebaño le traigan en procesión».— Dichas estas palabras, su marido la llamó: —Abreme la puerta, luna, ábreme la puerta, sol, que te traigo un conejito de los montes de Aragón.— Y al bajarse la escalera el color se le mudó. —¿Qué has tenido tú, mi luna, qué has tenido tú, mi sol?, ¿has tenido calentura, has dormido con varón? —Ni he tenido calentura, ni he dormido con varón, sólo que perdí las llaves de tu sala y corredor. —Si las perdiste de acero, de plata las hago yo, el herrero [está] en la fragua y el platero en el mesón. ¿De quién es aquel sombrero que en mi torno se colgó? —Tuyo es, marido mío, mi padre te lo compró. —Pocas gracias a tu padre, buen sombrero tengo yo; que cuando no lo tenía, no me lo compraba, no.— —¿De quién es aquella capa que en mi cuarto veo yo? —Tuyo es, marido mío, mi padre te la compró. —Pocas gracias a tu padre, buena capa tengo yo; que cuando no la tenía, no me la compraba, no.— —¿De quién es aquel caballo que en mi cuadra relinchó? —Tuyo es, marido mío, mi padre te lo compró. —Pocas [gracias a tu padre], buen caballo [tengo yo], que cuando [no lo tenía, no me lo compraba, no].— —¿De quién es aquella espada que en mi cuarto se destendió? —Tuya es, marido mío, mi padre te la compró. —Pocas [gracias a tu padre, buena espada tengo yo], que cuando [no la tenía no me la compraba no].— —¿De quién es aquel galán, que en mi cama veo yo? —Mátame, marido mío, la muerte merezco yo. —Que te mate el rey del cielo, que es aquél que nos crió.— La agarraba por la mano y a su tía la llevó. —Tome, tía, la su hija, y la eduque usted mejor, si bien educada estaba, mejor se la entrego yo.

___________ El colector anota en v. 41b al lado de ‘tía’, «= suegra». 21a está, suplido por el colector.

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ROMANCERO TRADICIONAL

74 Albaniña (ó) VENEROS (parr. Campo de Caso, conc. Caso. p. j. Laviana), dictada por Irene Simón Posada. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra que no identificamos) [AMP, E/ 003] 0234:02 [Cat.G.Ast., 070/ 004].

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Estando una señorita asomadita al balcón, vino por bajo un soldado de buena o mala intención. —Buenas tardes, señorita, con usted durmiera yo. —Suba por esa escalera, dormirá una noche o dos, que mi marido fue a caza a los montes de Aragón, y para que no viniese le echaré una maldición: «Cuervos les saquen los ojos, águilas el corazón, y los perros del rey turco lo lleven en procisión».— Ellos que estaban en esto ya su marido allegó. —Abrime la puerta, luna, abrime la puerta, sol. —Ni te abro la puerta, luna, ni te abro la puerta, sol, porque he perdido les llaves de tu reja a mi balcón. —Les llaves eren de yerru, de plata les traigo yo, el herreru que está en la fragua non les hace como yo; abrime la puerta, luna, abrime la puerta, sol, que te traigo un conejito de los montes de Aragón. —Ni te abro la puerta, luna, ni te abro la puerta, sol. —Las llaves eren de aceru, de oro les traigo yo, el herreru que está en la fragua non les hace como yo.— —¿De quién es aquel caballo que en mi cuadra relinchó? —Es tuyu, marido, es tuyu, mi padre te lo compró. —Muchas gracias a tu padre, buen caballo me compró, cuando yo no lo tenía, no me lo compraba él, no.— —¿De quién es aquella espada que en cuarto relumbró? —Es tuya, marido, es tuya, mi padre te la compró. —Muchas gracias a tu padre, buena espada me compró, cuando yo no la tenía, no me la compraba él, no.— —¿De quién es aquella capa que en mi cuarto se colgó? —Es tuya, marido, es tuya, mi padre te la compró. —Muchas gracias a tu padre, buena capa me compró, cuando yo no la tenía, no me la compraba, no.— —¿De quién es aquel sombrero que en mi silla se posó?

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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—Es tuyo, marido, es tuyo, mi padre te lo compró. —Muchas gracias a tu padre, buen sombrero me compró, cuando yo no lo tenía no me lo compraba él, no.— Le dio siete puñaladas en mitad del corazón, y a las tres murió la dama y a las cuatro el traidor. —Y atienda, señor, atienda, que buen alma tengo yo. ¡Válgame Nuestra Señora y Sagrado Corazón!

75 Albaniña (ó) SAN JUAN DE AMANDI (parr. Amandi, conc. Villaviciosa, p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por María [Fernández Garrido, de 21 años]. Copia ms. en letra de María Goyri, sin datos de fecha de recolec­ción. Recogida probablemente hacia 1900, (el texto figura reseñado en una lista de romances asturianos recogidos antes de 1902) [AMP, E/ 003]. 0234:03 [Cat.G.Ast., 070/ 002].

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Estando una señorita sentadita en su balcón, con zapatito de plata, blanca media de algodón; pasó por allí un soldado de muy buena condición. —Con usted, buena señora, con usté estuviera yo. —Suba, suba, caballero, estará una noche o dos. —Tengo miedo a su marido, que tiene mala entención. —Mi marido está de caza por los montes de Aragón; para que no venga luego, le echaré una maldición: «Cuervos le saquen los ojos y águilas el corazón, los perros de mi rebaño le traigan en procesión».— Estando en estas palabras, a las puertas él llamó. —Abreme la puerta, cielo, ábreme la puerta, sol, que te traigo un conejillo de los montes de Aragón.— Y al bajar a la escalera, el color se le mudó. —¿Qué has tenido, mujer mía, que el color se te mudó? ¿Has tenido calentura, o has dormido con varón? —Ni ha tenido calentura, ni ha dormido con varón, y es que ha perdido las llaves de tu sala y corredor. —Si aquéllas eran de acero, de plata las hallo yo; y el herrero está en la fragua y el platero en el mesón.— —¿De quién es aquella capa que en mi sala veo yo? —Tuya es, marido mío, mi padre te la mandó. —Cuando yo no tenía capa, tu padre no me la dio

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ROMANCERO TRADICIONAL

y ahora que yo la tengo tu padre me la mandó.— —¿De quién es aquel sombrero que en mi sala arrelució? —Tuyo [es, marido mío], mi padre [te lo mandó]. —Cuando no tenía sombrero, tu [padre no me lo dio] y ahora [que ya lo tengo, tu padre me lo mandó].— —¿De quién es aquel caballo que en mi cuadra arrelució? —Tuyo es, [marido mío, mi padre te lo mandó]. —Cuando yo no [tenía sombrero] tu [padre no me lo dio], y ahora [que ya lo tengo tu padre me lo mandó].— —¿De quién es aquel galán que en mi cama arrelució? —Mátame, marido mío, la muerte merezco yo. —Que te mate Dios del cielo, que es aquél que nos crió.— La ha agarrado por la mano y a su madre la llevó. —Tome, tía, la su hija, y la eduque usted mejor; si bien educada estaba, mejor se la entrego yo.

_________ Entre los vv. 32 y 33 «otros dicen»: —¿De quién es aquel chiquillo, / que en mi cama arrelució? // —Es de la vecina de abajo, / lloraba y le cogí yo. // — ¡Caramba con el chiquillo, / tiene más barbas que yo! 17ab y 18a ha, sic.

76 Tamar (á) OVIEDO, dictada por Julia Fernández, de 15 años, «natural y vecina de Oviedo; consultado con ancianas de más de ochenta años, que afirman que es muy antiguo». Recogida por Bernardo Acevedo, 1900 (dos textos mss. originales de letra de B. Acevedo) [AMP, M/ 032]. 0140:01 [Cat.G.Ast., 071/ 002].

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El buen rey tenía dos hijos que los quería en el alma; uno se llama Altamor y otra la linda Altamada. El pícaro de Altamor se enamoró de su hermana, por gozar de su hermosura se cayó enfermo en la cama. Le fueron a visitar los reyes grandes de España, también fue su padre el rey a visitarlo a la cama. —¿Qué tienes, hijo Altamido, qué tienes, hijo del alma? —Calenturas, padre mío, calenturas que me abrasan. —¿No comieras una pava de las damas bien guisada?

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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—Que la guise quien la guise,

que me la traiga mi [hermana.— Por las salas de Altamor iba la linda Altamada, con el pelo bien tejido y la pava bien guisada. El pícaro de Altamor saltó luego de la cama, hizo de ella lo que quiso, hasta escupirle en la cara, hasta tratarla de lomia, hija de madre mundana. Por la sala de Altamor iba la linda Altamada, con el pelo destejido y la cara golpeada. —¿Qué tienes, hija querida, qué tienes, hija del alma? —Hizo de mí lo que quiso, hasta escupirme en la cara, hasta tratarme de lomia, hija de madre mundana. —No llores, hija querida, no llores, hija del alma, que antes de que salga el sol estarás con él casada. —No lo quiera Dios del cielo ni la Virgen soberana, que por ser hijos de reyes, casen hermano y hermana; primero me meto monja n’ el convento ’ Santa Clara.

_________ En uno de los textos mss. figuran, tachadas, las variantes: -5a duques y grandes de E.; -6a y también el rey su padre; -6b fue a v. a l. c.; -7a q. t. hijo querido; -11a p. l. s. del temor; -11b fue allá l. A.; -13a e. p. del hermano; -13b se tiró l. d. l. c.; -14a y hasta llamarla de (~ que la llamó) l.; -16b volvió la l. A.; -20a y después me llamó l.

77 Tamar (á-a) CAMANGO (parr. Collera, conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís), dictada por Rosario Collera. Recogida por Silvestre Frade, 16 febrero 1885, y remitida a J. Menéndez Pidal (original ms. de letra de S. Frade) [AMP, M/ 032]. 0140:02 [Cat.G.Ast., 071/ 001].

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Un rey tenía una hija muy querida y muy amada. Pídenla duques y condes y a todos los despachaba. De ella se enamoró un hermano que había en casa; para haber de gozar de ella hízose malo en la cama. —¿Qué comerás, hijo mío, una pollita guisada? —Sí la comeré, mi padre, que me la guise Altamara. Altamara me la guise, Altamara me la traiga,

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ROMANCERO TRADICIONAL

Altamara venga sola, nadie venga a acompañarla.— Por los palacios del rey sube la linda Altamara con los cabellos peinados que le llegan a la espalda. —Aquí te traigo, mi hermano, una pollita guisada.— Y cogiera la pollita, la tiró por la ventana. Hizo de ella lo que quiso y escupiérala en la cara. Por los palacios del rey baja la linda Altamara dando voces a su padre .............. —¿Qué tienes, hija querida, qué tienes, hija galana? Que el pícaro de mi hermano el mi honor me quitara.— El rey su padre subió al cuarto donde él estaba; le cortara la cabeza y se la entregó a Altamara. —Venganza quería, mi padre, pero no quería tanta.

_________ El colector indica omisión de versos tras vv. 4, 8, 10 y 12.

78 Tamar (á-a) CURUEÑA (ay. Riello, p. j. Murias de Paredes, León), dictada por Josefa González, de 70 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, 1889, e incluída en su proyecto de segunda edición, núm. 8 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal, «Cuaderno II»). 0140:03

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El buen rey tenía dos hijos, la cosa más estimada, uno se llama Altamor y otra se llama Altamara. El pícaro de Altamor se enamoró de Altamara, enfermo de los amores cayó muy malo en la cama. —¿Qué tienes, hijo querido, qué tienes, hijo del alma? —Padre, qué tengo tener una enfermedad muy larga. —Dime qué quieres tomar. —La pechuga de una pava; lo que yo tomare, padre, que me lo traiga Altamara, dígale que venga sola, que no venga acompañada, que co’l ruido de la gente yo no puedo tomar nada.— Por la escalerita arriba sube la linda Altamara, n’una mano lleva un plato, n’otra una jarra de agua. —¿Qué tienes, hermano mío, que te tiene así en la cama?

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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—La enfermedad que yo tengo tú me has tenido la causa, Altamara de mi vida, tu hermosura es mi desgracia. —Mira, hermano, lo que dices, mira, hermano, lo que [hablas; la hermosura que yo tenga para ti no vale nada.— Echóse fuera Altamor, cogió sus manitas blancas, dándole balto tras balto metióla para la cama. Hizo de ella lo que quiso, hasta escupirla en la cara. Por las puertas de Altamor sale la linda Altamara, retuerce sus blancas manos anillos d’oro quebrara. Oyérala el rey su padre del palacio donde estaba. —¿Tú qué tienes, hija mía, qué tienes, bien de mi alma? —Que el pícaro de mi hermano me quitó mi honra y mi [fama. —Tengo de meterte monja en la religión descalza. .............. .............. —Permita Dios de los cielos y la Virgen Soberana cuando vayas a la iglesia halles la puerta cerrada, al tomar agua bendita halles el agua secada y al tomar el pan bendito halles la cesta sin nada.

79 Silvana (í-a) BLIMEA (conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana). Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, L/ 040]. 0005:01 [Cat.G.Ast., 072/ 003].

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Estándose la Silvana en na su huerta florida, bien la mira el rey su padre desde abajo para arriba. —¡Cómo te parez’ , Silvana, la ropa de cada día! —Mejor parece a mi madre la de Pascuina florida. —Non te digo eso, Silvana, que si quieres ser mi amiga. —Espere, espere el buen rey, voy poner camisa limpia, que para dormir con rey esta no pertenecía.— Cuando la estaba poniendo estaba llorando y decía: —¡Malhaya sean los padres que se namoran nas hijas!— Bien la oyera la su madre, que está en la sala de arriba. —¿Por qué llores, la Silvana, por qué llores, hija mía?

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ROMANCERO TRADICIONAL

—Por lo que yo lloro, madre, remediármelo podría; ponga usted los mis manteos, que yo los suyos pondría, váyase usté a la mi cama, yo a la suya me diría; non lleve luz ni candela, nin tampoco compañía, y en toda la noche no hable hasta que Dios traya el día.— Eso de la medianoche espertó el rey y decía: —¿Qué hay de la honra, Silvana, qué hay de la honra, hija [mía? —Calles, calles el buen rey, que no la tienes perdida. —Oh, bien hayas, la Silvana, oh, bien hayas, hija mía, que por salvar la tu alma también salvasti la mía. ¡Esa Señora me valga, válgame Santa María!

80 Silvana (í-a) VENEROS (parr. Campo de Caso, conc. Caso, p. j. Laviana), dictada por Irene Simón Posada. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, L/ 040]. 0005:02 [Cat.G.Ast., 072/ 004].

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¡Cómo llora la Silvana, lloraba que trasvertía! —¿Oh, qué tendrá la Silvana, oh, qué tendrás, hija mía? —Para decírselo a usted gran verguenza me daría; para non se lo decir, mi alma lu penaría, que anoche el rey de mi padre de amores me pretendía. —Calla, calla, la Silvana, que yo lo remediaría, tú te vestirás de damasco verde y yo de pascua florida; tú te irás a la mi cama, yo a la tu celda querida.— —Ya no estás aquí doncella, como te pertenecía. —Doncella ya no lo soy, sino tres veces parida. La una parí a don Diego, la otra a doña María, y la otra a la Silvana, la flor de toda Castilla. —¡Oh bien hayas, la Silvana, oh bien hayas, hija mía, que por salvar la tu alma salvaste la tuya y la mía! Válgame Nuestra Señora, válgame Santa María!

__________ En el original: 3a ustez.



SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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81 Silvana (í-a) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís), dictada por Ramón Molleda. Recogida por Silvestre Frade, 1 abril 1885, y remitida a J. Menéndez Pidal (original ms. de letra de S. Frade) [AMP, L/ 040]. 0005:03 [Cat.G.Ast., 072/ 002].

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En el jardín de Cupido Sildana se paseaba, pandero de oro en la mano, pandero de oro llevaba; qué bien el pandero tañe, ¡mi Dios, qué bien le tañía!, si bien el pandero tañe, mejor romance decía. Su padre la está mirando del cuarto donde estaría. —No excuséis, hija Sildana, ir a holgar conmigo un día. —Yo, mi padre, bien holgara, padre, yo bien holgaría, ¿Y las penas del infierno, por nós quién las pasaría? —Padre Santo tengo en Roma que de ello me absolvería, y si no fuera bastante cumpliré una romería, y si todo no bastase mi alma lo pagaría.— Sildana sube corriendo por un escalón arriba. ¡Mi Dios, cómo gime y llora, mi Dios, qué llanto vertía! Su madre la está escuchando detrás de una celosía. —¿Qué tenéis, hija Sildana, vos qué tenéis, hija mía? —Que el pícaro de mi padre de amores me requería, siendo muchos caballeros que me sirven cada día. —No lloréis, hija Sildana, no lloréis más, hija mía, que tú pondrás la mi toca y yo la tuya pondría; yo dormiré con el rey en camarita escondida. Hablara el malo del rey y estas palabras decía: —De vos pensé, hija Sildana, y en más valor os tenía. —¿En qué me queréis tener? Tres hijas parido había. He parido a tu hija Clara, también pariese a María, y también parí a Sildana, que es la tu hija y la mía. —¡Oh, bien haya hija Sildana, oh, bien haya la hija mía, no se perdió la su alma ni se perderá la mía!

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ROMANCERO TRADICIONAL

82 Silvana (í-a) Conc. de RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís), dictada por «una ciudadana» [entiéndase, habitante del nucleo urbano]. Recogida por Silvestre Frade, 20 diciembre 1884, y remitida a J. Menéndez Pidal (original ms. de letra de S. Frade, con la anotación: «Si se puede anotar algo más de este, ¿merece la pena seguir?») [AMP, L/ 040]. 0005:04 [Cat.G.Ast., 072/ 001].

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En el jardín de Cupido se paseaba Sildana; su padre la envió a llamar por un paje que tenía. —¿Qué me quiere, mi buen padre, mi padre, qué me quería? —Que te sientes a mi mesa y que me hagas compañía.— Como al medio de comer la hablara con cortesía. —Pues bien quisiera, Sildana, roldarme contigo un día. —Roldar yo, sí roldaría, pero penas del infierno contigo las pasaría. ................... ....................

83 Delgadina (á-a) EL ESPÍN (parr. Folgueras, conc. Coaña, p. j. Luarca, ant. Castropol), dictada por Esperanza Alonso y Barcia, de 27 años. Anotada por la recitadora, 1884, y remitida por Bernardo Acevedo. Manejamos original ms. de E. Alonso y copia de B. Acevedo [AMP, U/ 000]. 0075:01 [Cat.G.Ast., 073/ 007].

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—Delgadina, Delgadina, has de ser mi enamorada. —No lo quiera Dios del cielo, ni la Virgen soberana, que yo enamorada sea de un padre que me engendrara.— El maldito de su padre en un cuarto la encerrara; no le daba de comer sino cecina asada, no le daba de beber sino el jugo de naranja. —Tú si quisieras ser mía, de esta prisión te sacara. —No lo quiera Dios del cielo, ni la Virgen soberana, que yo enamorada sea de un padre que me engendrara.— El maldito de su padre a sus hijos les vedara

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de que le fuesen a dar tan sólo una sede d’ agua. Delgadina con la sede se asomó a una ventana, vio estar a sus hermanos jugando el juego de barra. —Hermanos, si sois hermanos, dádeme una sede d’ agua. —No te la doy, ¡oh, mi vida!, no te la doy, ¡oh, mi alma!, si lo sabe el rey mi padre mi vida no será nada.— Delgadina con la sed, se asomó a otra ventana, y en ruecas de oro hilando vio estar a sus hermanas. —Hermanas, por Dios lo pido, dádeme una sede d’ agua. —No te la podemos dar, querida hermana del alma, si lo sabe el rey mi padre, mi vida no será nada.— Delgadina con le sede se asomó a otra ventana, y viera estar a su madre en silla de oro sentada. —Madre, por Dios se lo pido, me dé una sede de agua. —¡Aún hablas, oh, traidora, aún hablas, oh, malvada!; hay siete años, va para ocho, que por ti estoy mal casada.— Delgadina con la sed se asomó a otra ventana, y vio estar al rey su padre con otros grandes de España. —Padre, por la fe de Cristo, dádeme una sede d’ agua. —Sí daré, sí, ¡oh, mi vida!, sí daré, sí, ¡oh, mi alma!; sí daré, sí, ¡oh, mi vida!, si me cumples la palabra. —Yo cumplirla, cumpliréla, será de muy mala gana.— El rey, que esto oyó, todo de gozo saltara; mandó pajes y doncellas, todos al agua inviara. Cuando del agua vinieron Delgadina ya expirara. La cama de Delgadina de ángeles está rodeada, y la cama del buen rey de demonios acercada.

__________ Lecturas del original de mano popular de Esperanza Alonso y Barcia: 1a etc. Delgadía; -1b h. d. s. me nemorada; -3a q. yo sea nemorada; -9 falta; -11a que no le fuesen a dar; -11b t. s. u. sez de a.; -12a D. c. la sez (sic, en lo sucesivo); -14b dadme u. s. d. a.; -18 los hemistiquios figuran en orden inverso; -19b dazme u. sez de a.; -23a y vio e. a. s. m.; -24a por Dios se lo pido, [madre]; -28a y vio estar a su padre; -29b daz u. sez de a.; -32a yo complir compliréla; -36b d. a. estaba r.

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ROMANCERO TRADICIONAL

84 Delgadina (á-a) PAJARES (conc. y p. j. Lena), dictada por tía Rosaura y María Antonia. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, U/ 000]. 0075:02 [Cat.G.Ast., 073/ 008].

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El rey tenía tres hijas, todas tres eran galanas, la más chiquitica de ellas Delgadina se llamaba. y un día estando a la mesa, su padre la arreparaba: —Delgadina, Delgadina, tú has de ser mi enamorada. —No lo quiera Dios del cielo, ni la Virgen soberana, que yo enamorada sea del padre que me engendrara.— Estando en estas palabras mandaron que la encerraran, dándole el pan por onzas y agua de la mar salada. Delgadina, con la sed, asomose a una ventana donde su hermana estaba en silla de oro sentada. —Hermana, con ser mi hermana, ¿me das tú un poquito [de agua? —No te lo doy, Delgadina, no te lo doy, Delgada, que si mi padre rey lo sabe, la vida tendré juzgada.— Delgadina, con la sed, se asomó a otra ventana donde a sus hermanos viese, jugando a las cartas. [—Hermanos, con ser hermanos, ¿me dais un poquito de [agua?] [—No te lo doy, Delgadina, no te lo doy, Delgada, que si mi padre lo sabe] la cabeza me cortara.— [Delgadina, con la sed, asomose a una ventana] donde su madre viese, sentada en silla de plata. —Mi madre, con ser mi madre, ¿me da usté un poquito de [agua? —No te lo doy, picarona, no te lo doy, desgualdrada, que hace siete años que estoy con tu padre mal casada.— .............. .............. Donde su padre estaba paseándose por la playa. [—Mi padre, con ser mi padre, ¿me da usté un poquito de [agua? —Si te daría, si me cumplieses la palabra. —La palabra cumpliré aunque sea de mala gana.— Estando en estas razones, mandó que fuesen por agua,



SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

unos en jarras de oro,

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otros en jarras de plata.

_________ Variantes de María Antonia: 10 donde su hermana viese, / llavando pañales de plata. Entre vv. 11 y 12: que el corazón se me parte / y la vida se me acaba.

85 Delgadina (í-a) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por María Carballo. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, U/ 000]. 0075:03 [Cat.G.Ast., 073/ 010].

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El rey tenía tres hijas, todas tres a una igual; todas tres beben de un vino, todas tres comen de un pan, la más chiquitina de ellas Delgadina se llamaba. Un día estando comiendo su padre la reparaba. —Padre mío, padre mío, ¿por qué me amira a la cara? —Mírote porque me gustas y has de ser mi enamorada. —No lo quiera Dios del cielo, ni nuestro ángel de la guarda, que casen padres con hijos saliendo de sus entrañas.— El padre, que esto oyera, en un cuarto mandó encerrarla; que no i dieran de comer, ni beber una gota de agua. Eso de los nueve días, Delgadina a una ventana. [Allí vio a sus] hermanos, que a la pelota jugaba[n]. .............. —Querías ser mi madrastra.— Delgadina para dentro, con Cristo se consolaba; de lágrimas que lloraba toda la sala regaba, con el pelo que tenía toda la sala barría. Otro día de mañana se asomó a otra ventana, allí vio a su madre reina en los campos de Granada; .............. .............. Delgadina para dentro, con Cristo se consolaba; de lágrimas que lloraba toda la sala regaba, con el pelo que tenía toda la sala barría. Otro día de mañana se asomó a otra ventana, allí vio a su padre rey en los campos de Granada. ............... .............. A los pies de Delgadina una fuente clara mana y a la cabecera tiene nuestro ángel de la guarda.

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ROMANCERO TRADICIONAL

86 Delgadina (á-a) VENEROS (parr. Campo de Caso, conc. Caso, p. j. Laviana), dictada por Irene Simón Posada. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, U/ 000]. 0075:04 [Cat.G.Ast., 073/ 011].

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Estando la Delgadina en silla de oro sentada, peinando su cabellera y arregazando su cara, y después que se peinó a su espejo se mirara. —¡Oh, bendito sea el mi Dios que tan linda me criara, tan delgadina de cuerpo, tan afilada de cara!— Estando en estes palabres ya su padre se acercara. —Delgadina, Delgadina, tú has de ser mi enamorada. —No lo quiera el rey del cielo ni la Virgen Soberana, que yo enamorada sea del padre que me engendrara. —Arriba, pajes, arriba, a encerrar a la Delgada, no le dar gota de vino ni tampoco gota de agua, dale tocino anejo, carne de vaca salada.— Delgadina con la sede se asomara a una ventana, donde vio a sus hermanitas bañadá en agua rosada. —Señoras, por Dios vos pido, que hermanas no vos [llamara, que por este anillo de oro daime una jarrita de agua. —No te lo daremos, perra, no te lo daré, villana, si nuestro padre lo sabe nos ha de arrancar el alma.— Delgadina con la sede se asomara a otra ventana, donde vio a su hermanito jugando bolus de plata. —Señor, por Dios le pido, que hermano no lu llamara, que por este anillo de oro dame una jarrita de agua. —No te lo daré yo, perra, no te lo daré, villana, que por ser la más chiquita quisiste ser nuestra madrastra.— Delgadina con la sede se asomara a otra ventana donde vio a su madre lavando paños de holanda. —Señora reina, por Dios le pido, que madre no le llamara, que por este anillo de oro deme una jarrita de agua. —No te lo daré yo, perra, no te lo daré, villana, que va siete años que me tienes en guerra y me tratas de [mal casada.—

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Delgadina con la sede se asomara a otra ventana, donde vio a su padre en silla de oro sentado. —Señor rey, por Dios le pido, que padre no le llamara, por aquel que está en la Cruz, que me dé una jarra de agua, que a les doce de la noche tengo ser su enamorada. —Arriba, pajes, arriba, a llevar agua a Delgada.— Cuando los pajes allegan Delgadina ya expiraba. La cama de Delgadina de angelinos se arrodeaba, y la silla de su padre de demonios se acercara. El alma de Delgadina pa’ los cielos caminaba, y el alma de su padre pa’ los infiernos bajara. ¡Válgame Nuestra Señora, Nuestra Señora me valga!

87 Delgadina (á-a) EL ENTREGO (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana), dictada por María de Pedro. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra que no identificamos) [AMP, U/ 000]. 0075:05 [Cat.G.Ast., 073/ 009].

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Un rey tenía tres hijas, de oro las vestía, y de plata las calzaba. Un día estando a la mesa, para una se miraba. —Delgadina, Delgadina, tú has de ser mi enamorada. —No lo quiera Dios del cielo, ni la Virgen soberana, que yo enamorada sea del padre que me engendrara.— El padre que oyó esto en un cuarto la encerrara; no le da el padre a comer más que comida salada, no le da el padre a beber más que agua salmoriada. Allí la tuvo dos años en sin probar gota de agua. Al cabo de los dos años se ha asomado a la ventana; ha visto a las sus hermanas en Grao jugando a la barra. —Hermanas, porque lo seis, me daréis un jarro de agua, que el alma tengo en alivio, y el corazón se me arranca. —Hermana, bien te lo diera, si no fuera el rey tu padre que la vida nos quitara.— Delgadina, Delgadina, se ha asomado a la ventana, ha visto a las sus amigas traer un jarito de agua. —Amigas, porque lo seis, me daréis un jarro de agua,

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ROMANCERO TRADICIONAL

que el alma tengo en alivio y el corazón se me arranca. —Quítate de ahí, bribona, quítate de ahí, malvada, si el rey tu padre lo sabe, la vida nos tien jugada.— Delgadina, Delgadina, se ha asomado a la ventana, ha visto al rey su padre sentado a la puerta ’ casa. —Mi padre, porque lo es, me dará un jarrito de agua, que el [alma tengo en alivio y el corazón se me arranca]. —Hija, yo bien te la diera si cumplieras la palabra. —Padre, yo la cumpliré, sólo por beber del agua.— El padre que oyó esto manda que le lleven agua; unos van con jarros de oro y otros con jarros de plata, y a las seguidos que iban Delgadina va finada. La cama de Delgadina llena de ángeles estaba, y en el medio una paloma que a Virgen semellaba. La cama del rey su padre llena de cuerpos estaba, y en el medio un cuerpachón que al demonio semellaba.

88 Blancaflor y Filomena (é-a) BOAL (p. j. Luarca, ant. Castropol). Recogida por Bernardo Acevedo, c. 1884 (original ms. de letra de B. Acevedo). Es la misma versión, tal vez en recitación distinta, que publica J. Menéndez Pidal, Colección de los viejos romances…, núm. XXIV. La reproducimos según el original de Acevedo por ser muchos los cambios respecto al texto publicado en 1885 [AMP, M/ 033]. 0184:01 [Cat.G.Ast., 074/ 003].

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Por esos campos de arriba se paseaba una romera con dos hijas de la mano, Blancaflor y Filomena. El traidor del rey Tereno al camino le saliera; pidiéndole la más grande, diérale la más pequeña. Él casóse y él velóse, llevóla para su tierra, allí estuvo siete años sin volver ver a su suegra, de los siete pa’ los ocho él vino, que no viniera. —Buenos días, ay, mi suegra. —Yerno, venga en hora buena, primero que te pregunto, si Blancaflor queda buena. —Buena, buena sí, por cierto, en plazo de parir queda. —Si queda en esos tenores, nunca puede quedar buena. —Lo que le manda a pedir es su hermana Filomena. —Enviarela sí, por cierto, teniendo cuenta con ella.

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—Cuenta, cuenta sí, por cierto, como si mi hermana fuera.— La cogiera entre los brazos, a caballo la pusiera, anduviera siete leguas sin hablar verbo con ella y de las siete a las ocho de amores la pretendiera. —’ Tate quieto, rey Tereno, mira que el diablo te ciega; que mi hermana es tu mujer, yo soy tu cuñada entera.— Desque hizo de ella lo que quiso, la dejó en el monte sola, atada de pies y manos a la sombra de una olivera. Vino por allí un pastor, le pareció de su tierra. —Por Dios le pido al pastor, por Dios y la Magdalena, que me escribas una carta a la madre que me pariera. —Escribirla sí, por cierto, si tinta y papel tuviera. —Del paño de mi cabeza buen papel sellado fuera, la sangre de mi nariz buena tinta se hiciera. El primer renglón que pongas, lo pondrás de esta manera: «La madre que tenga hijas, no las case en tierra ajena, que mi madre tuvo dos, mala suerte le tuvieran; una casó con el rey Tereno, la otra en el monte sola atada de pies y manos a la sombra de una olivera».— Blancaflor, desque lo supo, de malos partos pariera, los malos partos que hizo los guisó en una cazuela para dar a su marido a la noche cuando venga. —¿Qué es esto, Blancaflor, que tan dulce me supiera? —Más dulces fueron, traidor, los besos de Filomena. —¿Quién lo dijo, Blancaflor, Blancaflor, quién lo dijera? —Me lo ha dicho un pajarito que por el aire viniera. De malos fuegos quemara, de malos fuegos ardiera, de malos fuegos quemara donde tal traición se hiciera.— Todavía no lo había dicho cuando se le concediera.

__________ 16b en el texto: uerbo.

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ROMANCERO TRADICIONAL

89 Blancaflor y Filomena (é-a) SERANDINAS (conc. Boal. p. j. Luarca, ant. Castropol). Original ms. de letra de mano desconocida, facilitado por Bernardo Acevedo, fechado en 1889. (Col. «Serandinas» B, pp. 4-7) [AMP, M/ 033]. 0184:02 [Cat.G.Ast., 074/ 006].

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Por los campos de Valverde una romera pasea con dos hijas de la mano, Blancaflor y Filomena. Allí llegó un caballero desde tierra muy ajena, pidiole de las dos hijas la más pequeña de tiempo y la más alta de cuerpo. —No te la puedo esa dar, yo darete a Blancaflor, que es más baja de cuerpo, es la más alta de tiempo.— De casados y velados mandólos a la su tierra, donde estuvo nueve meses sin volver ver a su suegra. Al cabo de los nueve meses vino, ¡ojalá no viniera! —Dios la guarde, la mi suegra. —Hienro, vengas en hora [buena, quiero saber enseguida si Blancaflor está buena. —Sí, señora, está tan buena que en plazo de parir queda. —No me digas que está buena; mujer que está en esos trances nunca puede estar muy [buena. —Lo que ella le manda a pedir a su hermana Filomena. —Dártela yo te la diera, si no fuera que es muy joven y hay que guardar muy bien [de ella. —Cuidado tendría con ella como si mi hermana fuera.— Anduvieran siete leguas sin hablar nada con ella, de las siete pa’ las ocho de amores la pretendiera. —Tente, el rey Tolino, tente, no sea el diablo que te [tiente, has casado con mi hermana y soy tu cuñada entera.— Atóla de pies y manos al pie de una olivera, hizo de ella lo que quiso y marchose a la su tierra. Llegó allí un estudiantito que le pareció de su tierra. —¡Si me escribiras dos letras a la madre que me pariera! —Escribirlas sí, por cierto, si tinta y papel tuviera; de eso no traigo nada, que se me quedó en la escuela.—

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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(La tinta se hizo con lágrimas, y papel con tela de la faltriquera). Lo primero que escribiera: «Madres, las que tengan hijas, no las case en tierra ajena; mi madre tenía dos, una la dio al rey Tolino y otra al mismo se la diera». La hermana, que aquello supo, un niño antepariera, lo mismo que lo anteparió una empanada lo hiciera para cenar su marido cuando a la noche viniera. —¿Qué me has dado, mi mujer, que tan dulce me supiera? —Más dulces serían los besos de mi hermana Filomena. —¿Quién te ha dicho esa noticia, quién te dio tan mala [nueva? —Me lo dijo un pajarito que los aires corre y vuela. Si yo supiera los montes donde tal traición se hiciera, pegárales presto fuego y en ellos a ti encendiera. Madre que tenga hijas galanas, no las case en tierra ajena. ¡Válgame la Magdalena!

90 Blancaflor y Filomena (é-a) EL ENTREGO (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana), dictada por María de Pedro. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra que no identificamos) [AMP, M/ 033]. 0184:03 [Cat.G.Ast., 074/ 008].

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Por los campos de Valverde paseábase la romera con dos hijas por la mano, Blancaflor y Filomena. El Trujillo la vio y a la calle se saliera; ha escogido la mayor y le dan la más pequeña, ha escogido a Filomena, y a Blancaflor se la dieran. Se casaron, se velaron y marcharon a su tierra, allí estuviera siete años en sin dar cuenta de ella; al cabo ’ los siete años el rey Trujillo viniera. Lo primero que preguntan, que Blancaflor cómo queda. —Blancaflor quedaba encinta, con muchas ganas de verla, sólo me mandó decir que mandara [a] Filomena.— —Filomena quier casarse, no quier’ salir de su tierra, va y venga con su cuyado, van los dos enhorabuena.—

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ROMANCERO TRADICIONAL

Él monta en caballo blanco y Filomena en una yegua. En el medio del camino de amores la pretendiera. —’ Tate quieto, rey Trujillo, no sea el diablo que te ciega, mira que soy tu cuñada, mi hermana tu esposa era.— Hizo de ella lo quiso, hasta sacarle la lengua, y la ha echado en un charquillo donde nadie se la viera; sólo la vio un estudiante que venía de la escuela. —Por Dios te pido, estudiante, que me escribas unas letras. —No tengo papel ni pluma, ni tinta con que ponerlas. —Con la sangre de mis venas y un pelo de mi cabeza.— Ya le escribe una carta y [a] Blancaflor se la entriegan, Blancaflor desque lo supo, ya un niño malpariera. Le [ha] tostado y le ha guisado y le [ha] echado en una [cazuela para poner de almorzar al rey Trujillo en la mesa. —¿Qué me diste, Blancaflor, que a mí tan bien me supiera? Mejor te supo, traidor, la lengua de Filomena. —¿Quién te lo ha dicho, mujer, que tan luego lo supieras? —Me lo dijo un pajarito que venía de otras tierras. Madre, las que tenís hijas, casarlas en vuestra tierra, que mi madre tenía dos tan guapas como una estrella, una la tiene aquí y otra no da cuenta de ella. Pícaro del rey Trujillo ¿qué traza haría de ella?

__________ 12b casarse, lectura dudosa.

91 Blancaflor y Filomena (é-a) Parr. de SAN ANDRÉS DE LINARES (conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana). Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, M/ 033]. 0184:04 [Cat.G.Ast., 074/ 007].

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Por las calles de Madrid se pasea la Verbena con dos niñas en los brazos, Blancaflor y Filomena. El pícaro del rey Turco a la calle se saliera, le pidió a Filomena y a Blancaflor se la diera. Se casaron, se velaron, se marcharon pa’ su tierra; al cabo ’ los siete años viene a ver a la su suegra.

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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—Bien venido, rey Turquillo.

—Bien hallada sea mi [suegra.— Lo primero que pregunta: Blancaflor que cómo queda —Blancaflor quedaba encinta, con muchas ganas de verla, mucho me mandó decir que fuese allá Filomena.— —Filomena diz que no quiere, que no quiere salir de su [tierra, pero va con su cuñado, vaya y venga enhorabuena. El turco se montó en un caballo y Filomena en una yegua, en el medio del camino el demoi la pretendiera. — ’Tate quieto, rey Turquillo, mira que soy tu cuñada, mi hermana tu esposa era.— Hizo de ella lo que quiso, hasta sacarle la lengua, la tiró en un charquillo donde nadie la viera, sólo por un estudiante que venía de la escuela. —Estudiante, ponme una letra. —No tengo papel ni tinta, ni pluma para ponerla. —Con la sangre de mis venas y un pelo de mi cabeza.— Una letra se le puso, y a Blancaflor se la diera. Blancaflor desque lo supo una niña muerta pariera. La ha guisado, la ha tostado y la ha echado a la cazuela, a las doce pa’ comer al rey Turco se la diera. —¿Qué me das aquí, mujer, qué me das aquí, doncella? —Que mejor te fuera comer la lengua de Filomena. —¿Quién te lo ha dicho, mujer, quién te lo ha dicho, [doncella? —Me lo ha dicho un pajarillo que viene por altas tierras. La madre que tiene hijas, que las case en la su tierra, que mi madre tenía dos, entrambas como una estrella, y una la tien mal casada y otra ya no sabe de ella.

__________ 14b el demoi, sic (el colector anota: «Se dice ‘el demoi de tal’, = el demonio de tal»). Variantes: 4b y le dio a Filomena; -8a muy pronto le preguntó.

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ROMANCERO TRADICIONAL

92 Blancaflor y Filomena (é-a) CAMPO DE CASO (conc. Caso, p. j. Laviana). Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra que no identificamos, ¿Luis M. Pidal?) [AMP, M/ 033]. 0184:05 [Cat.G.Ast., 074/ 010].

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Por las calles de Madrid, por la calle del romero, se pasea doña Manuela con dos hijas por la mano, Blancaflor y Filomena. Y el rey turco que lo supo al camino se saliera, pidiérale la mayor y diérale la más pequeña. Se casaron, se velaron, se marcharon pa’ su tierra; allí estuvieron siete años en sin haber cuenta de ella, y al cabo ’ los siete años vino el rey turco a la tierra. —Bien venido sea el rey turco. —Bien hallada sea mi [suegra, nestes palabres te digo si me das a Filomena para cuidar de la casa mientras l’ otra estaba enferma. —No te la daré, rey turco, no te la daré por buena, las mociquines solteres pinten mal en tierra ajena.— Nesto le dijo el rey turco: —Yo la calzaré de oro y la vistiré de seda. —Si eso me dice, rey turco, anda, márchate con ella.— Él se montó en un caballo y Filomena en una yegua, y echaran a caminar por unos montes ajuera. —¿Por ónde vamos, Dios mío?; que esto no es camino ’ carro, tampoco camín de rueda, [que esto no es camino ’ carro] y camín de amores era.— Allí se apeó el rey turco, Filomena de la yegua. Allí le dio un abrazo y le arrancó la lengua, y la colgó de una encina pa’ que la gente la viera. Allí se apareció un pastor, que parecía de la tierra. —Por Dios te pido, pastor, que me escribas una letra; aunque con la lengua no puedo, co’l corazón te hago seña. —No traigo papel ni pluma, aunque servirte quisiera. —Con el pico de mi paño, con la sangre de mi lengua, con una yerba del campo que de pluma te sirviera.— —Madres, las que tengáis hijas, casarlas en vuestra tierra. De dos hijas que tenía la desgracia las siguiera;



SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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una murió apuñalada y otra de congoja llena. ¡Válgame Nuestra Señora, válgame la Magdalena!

93 Blancaflor y Filomena (é-a) ASTURIAS, s. l. (Occidente). Original ms. de letra no identificada, a la que pertenecen otros textos incluídos por J. Menéndez Pidal en su proyecto de segunda edición. (El original está incompleto) [AMP, M/ 033]. 0184:06 [Cat.G.Ast., 074/ 004].

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[. . . . . . . . . . . . . . . . .] Es su hermana Filomena.— —Yo mandarla sí, por cierto, teniendo cuenta con ella.— La agarrara entre los brazos y a caballo la pusiera. Anduviera siete leguas sin hablar nada con ella, de las siete pa’ las ocho de amores la pretendiera. —Quieto estése, el agareno, mire que el diablo le ciega, que tu mujer es mi hermana y yo tu cuñada entera.— —Bajárala del caballo para hacer más burla della, luego que hizo lo que quiso dejóla en una arboleda, atada de pies y manos al tronco de una olivera. Vino por allí un pastor, parecióle de su tierra. —Por Dios le pido al pastor, por Dios y la Magdalena, que me escribas una carta a madre que me pariera. El primer renglón que pongas pondráslo de esta manera: «La madre que tenga hijas no las case en tierra ajena, que mi madre tuvo dos, mala fortuna tuvieran: una casó con rey moro y otra está de esta manera, atada de pies y manos al pie de verde olivera».

94 La esposa de don García (í-a) SERANDINAS (conc. Boal, p. j. Luarca, ant. Castropol), «remitida» por Juventina García. Publicada por Bernardo Acevedo, El Carbayón (24-V-1892). Manejamos también dos originales mss. de letra de B. Acevedo [AMP, J/ 020]. 0183:01 [Cat.G.Ast., 075/ 002].

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ROMANCERO TRADICIONAL

En poder de moros va, en poder de moros iba, en poder de moros va la esposa de don García. Dos mil moros la llevaban, moros de la morería. —Andes, andes, mi caballo, de noche como de día, hasta llegar al palacio donde mi madre vivía.— —Dios la guarde, la mi madre. —Bien venido, don García. —Yo le voy a preguntar, breve me respondería, si por aquí vio pasar a mi esposa Madalenía. —Por aquí pasó tu esposa tres horas antes del día, vestida de colorado, qu’ una reina parecía; vigüela de oro en sus manos y muy bien que la tanguía, cada vuelta que le daba: «Cornudo sea don García». —Ay, lo que mi madre dice mi suegra revocaría. Andes, andes, mi caballo, de noche como de día, hasta llegar al palacio donde mi suegra vivía.— —Dios la guarde, la mi suegra. —Bien venido, don García. —Lo que yo le preguntase, breve me respondería, si vio por aquí pasar a mi esposa Madalenía. —Por aquí pasó esta noche dos horas antes del día, toda vestida de luto, qu’ una viuda parecía, vigüela de oro en sus manos, de pesar no la tanguía, cada vuelta que le daba: «Valme, valme, don García».— —Andes, andes, mi caballo, de noche como de día, que si ella me pasa el río nunca en jamás la vería.— A la salida del monte don García toca a bocía. —Escanciador, que escancia vino, escancia con cortesía guárdeme un trago de vino para el que toca a bocía. —No le guardaré yo uno como dos le guardaría, si no era hermano suyo o el infante don García. —Yo hermano no lo tengo, infante no conocía, siempre me dio deo dos que andan a monteiría.— Estando nestas razones, allí llegó don García. —Dios los guarde, los morillos, moros de la morería. —Bien venido, cristianillo, que buen caballo traía. ¿Dónde camina el cristiano? —Camino para Turquía. ¿Quién ha de pasar la niña, quién la niña pasaría? —Pasarala el cristianillo, que buen caballo traía. —Mi caballo tiene zuna, en jamás la perdería, mujer que no tenga honra sobre sí no consentía. —Si la traía de su tierra, nadie se la quitaría. —Mi caballo tiene zuna, en jamás la perdería, donde hay tropa de caballos, él delante nunca iría.

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—Para eso, cristianillo, para eso remedio había, que todos irían delante y el sou postreiro sería.— Desque entraron en el río, don García respondía: —Vuelta, vuelta, mi caballo, que ya entramos en Turquía.— Él no la alcanzó con armas, que armas no las traía, que foi con habilidades, que muy buenas las sabía. ¡Válgame Nuestra Señora y la sagrada María!

_________ Variantes (designamos por A el original ms. que parece más próximo al apunte de campo, por B la copia en limpio, y por C el texto publicado en «El Carbayón»): 7b luego m. r. A (tachado después y sustituido según el texto); -8a si vio por aquí p. A; -10b que una r. p. A; -11a v. d. o. en las m. C; -13a A lo que m. m. d. BC; 14a andes, mi caballo, andes BC; 16 falta, A; -20b que una v. p. A; -24b yo en jamás l. v. A; -26a escanciador el que escancia C; -27a y guarda un t. d. v. C; -28a no le guardaríamos uno A; no le guardaremos uno B (tachado después y sustituido según el texto); -29a s. n. e. h. tuyo C; -30a y. h. non l. t. C; -31a s. m. dio d. d. C; -31b qu’ andan a la monteiría A; -32a e. en estas r. A; -33a Dios vos g. l. m. BC; -36a quién la niña ha de pasar C; 44a q. t. irán d. BC; -44b y el sou (son por errata) postrero s. C; 45a a la entrada de la ría A (también B, pero tachado después y sustituido según el texto); -48a q. f. c. habilidad BC; -48b y buena que le salía. Acevedo incluye una nota previa al texto publicado en el periódico: «La colección de Menéndez Pidal contiene bajo el número XXVII, y con el título de La esposa de D. García, cuatro fragmentos de un bellísimo romance viejo de Asturias, que vamos a ofrecer íntegro a nuestros lectores, según nos lo ha remitido D.ª Juventina García, de Serandinas, concejo de Boal. Cuarenta y seis versos pudo recoger solamente el Sr. Menéndez Pidal, y cincuenta más tiene el que hoy publicamos para solaz de los asturianos amantes de su país, y para que nuestro amigo, el diligente y ya citado colector de esta riqueza literaria, lo utilice, si lo merece, para la nueva edición que prepara del romancero asturiano».

95 La esposa de don García (í-a) ASTURIAS, s. l. (Occidente). Original ms. de letra no identificada. Versión incluída en el proyecto de segunda edición de J. Menéndez Pidal, núm. 13. Ed. por M. Menéndez Pelayo, Antología, X (1900), pp. 77-79 (núm. 25) [AMP, J/ 020]. 0183:02 [Cat.G.Ast., 075/ 003].



¡Válgame Nuestra Señora y la sagrada María!, que cayó en poder de moros la esposa de don García.

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ROMANCERO TRADICIONAL

Diez mil moros la llevaban y todos en romería. —Ande, mi caballo, ande, ande de noche y de día, hasta llegar al palacio donde está la madre mía.— —Dios ayude la mi madre. —Bien venido, don García. —Lo que voy a preguntar pronto me respondería: si vio por aquí esta noche mi esposa doña María. —Por aquí pasó esta noche, dos horas antes del día, vestida de colorado, que una reina parecía; vihuela de oro en sus manos y muy bien que la tangía. Cada vuelta que le [d]aba: «¡Cuernos, cuernos, don García»! —Ande, mi caballo, ande, de noche como de día, hasta llegar al palacio donde estaba la mi tía.— —Dios ayude a la mi tía. —Bien venido, don García. —Lo que voy a preguntar pronto me respondería: si vio por aquí esta noche mi esposa doña María. —Por aquí pasó esta noche, tres horas antes del día, toda vestida de negro, que una viuda parecía; vihuela de oro en sus manos, de pesar no la tangía. Cada vuelta que le daba: «¡Valme, valme, don García»! —Ande, mi caballo, ande, de noche como de día.— Toca en el medio del monte la bocina don García. —Escanciador que da el vino, escancie con cortesía, guárdeme un vaso de vino para aquel de la bocina. —No le guardaría uno como dos le guardaría, si no fuera su hermano o su esposo don García. —Hermanos no tengo yo y ni esposo conocía, es que lástima me dan los que andan de montería.— En estos y otros comedios allí llega don García. —Dios ayude a los morillos, morillos de morería. —Bien venido el cristianillo, que buen caballo traía. —Yo vengo de Santïago, camino pa’ Turquería. —Allá vamos todos juntos, iremos en compañía. —Mi caballo tiene zuna que jamás la perdería, que entre tropa de caballos él delante nunca iría. —Nosotros delante iremos y usted detrás quedaría. —Allá abajo hay un reguero ¿quién ha de pasar la niña? —Pasarála el cristianillo, que buen caballo traía. —Mi caballo tiene zuna que jamás la perdería, mujer que no tenga honra sobre sí no consentía.— —Si la trae de su tierra, nadie se la quitaría.— Cuando iba cuestas arriba ojos que lo mirarían, cuando iba cuesta abajo ni el diantre lo alcanzaría.

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—Vuelta, vuelta, mi caballo, ya entramos en Turquería. Adiós, adiós, los morillos, morillos de morería. —Adiós, adiós, el cornudo, el cornudo don García, esa mujer va preñada de cuantos moros había. —Para moro, o perro para, yo se lo bautizaría.— ¡Válgame Nuestra Señora y la sagrada María!

__________ Nota del colector: «El coro [¡Válgame Nuestra Señora / y la sagrada María!] se repite a cada dos renglones [hemistiquios]».

96 La esposa de don García (í-a) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Cesárea González. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, J/ 020]. 0183:03 [Cat.G.Ast., 075/ 004].

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(Él estaba a cazar, y vinieron los moros, lleváronla y él vienu y preguntó a su madre): —Diga, diga la mi madre, por Dios y Santa María, si han visto pasar por aquí mi esposa Madalenía. —Por aquí pasó esta noche, tres horas antes del día, vestida de colorado, que una reina parecía. Cada vuelta que ella daba: «¡Cornudo sea don García»! —Vamos, vamos, mi caballo, guárdete Santa María, que lo que mi madre errase, mi suegra lo enmendaría. —Diga, diga la mi suegra, por Dios y Santa María, si ha visto pasar por aquí mi esposa Madalenía. —Por aquí pasó esta noche, dos horas antes del día, toda vestida de negro, que una viuda parecía. Cada vuelta que ella daba: «¡Valme, valme, don García»! —Vamos, vamos, mi caballo, guárdete Santa María, si no la alcanzo en el monte, en jamás yo la vería.— En el medio del monte ha tocado una bucina, y los moros se sentaron al par de una fuente fría. —Escanciador que escancia vino, escancie con cortesía, que deje un vaso de vino pa’l que toca la bucina. —Será el su hermanito o el infante don García. —Yo hermano no lu tengo, ni a don García conocía,

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ROMANCERO TRADICIONAL

mas que siempre tuve duelo del que anda a la montería.— Estando en estas razones ha llegado don García. —Dios guarde a los morillos, morillos de morería. —Dios guarde al cristianito, caballo polido traía; ¿a dónde va el cristianito, aunque es poca cortesía? —Vengo del señor Santiago, camino para Turquía. —¿Si nos quisiera pasar esta esclava al alto ’ la ría? —Mi caballo tiene maña que nunca la perdería, mujer que no fuese suya, consigo no consentía. Mi caballo tiene maña que nunca la perdería, onde va fuerza de tropa él el postrero sería. Pasen todos los morillos, que yo después pasaría.— —Vuelta, vuelta, mi caballo, que entramos en morería, que esta esclava no era suya, esta esclava era mía, mas yo saquéla con mañas, que armas no las traía.

97 La mala suegra (á) ARMAL (parr. y conc. Boal, p. j. Luarca. ant. Castropol), anotada por [Juan] Bautista Bousoño, de 16 años. Remitida por el colector, 30 marzo 1884 (original ms. de letra de J. B. Bousoño) [AMP, H/ 001-003]. 0153:01 [Cat.G.Ast., 076/ 005].

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¡Válgame Nuestra Señora, oh, la Virgen del Pilar! Marianuca se pasea de la sala para el ventanal con dolores de parir, de parir o reventar. Su suegra la está oyendo y la está viendo pasear, y no es para decirle «vente aquí a descansar». Ayes daba en el gabinete. —Yo iría al valladar. —Vete, hija mía, vete, ve parir al valladar.— Marianuca por la puerta, don Pedro por el portal. —¿Dónde está el espejo, madre, donde me suelo espejar? —Tu espejo, hijo mío, ¿es de oro o cristal? —El espejo mío, madre, ni es oro ni cristal, es Marianuca, madre, donde me suelo espejar. —Marianuca, Marianuca va parir al valladar como si tú no tuvieras pan y vino que le dar, lo que de ti va diciendo no se te puede contar;

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que eres hijo de una puta, nieto de un cardenal. Si no la matas, hijo mío, no comes más de mi pan. No la mates con cuchillo, ni tampoco con puñal, mátala con tu caballo y hazle bien caminar.— El don Pedro irritado empezó a contemplar, montó en su caballo y se fue al valladar. En seguida que llegó la nueva le vienen dar, que tenía un niño hermoso, que a Dios gracias podía dar. —¡Mala rabia mate a la madre y el hijo no coma pan!, que se presente aquí, que tiene que caminar. —Mujer parida de una hora, ¿cómo ha de caminar? —Que esté de una que de dos, ella tiene que caminar.— La cogió entre los brazos y al caballo le hizo montar. Anduviera siete leguas sin palabra con ella hablar, de las siete a las ocho encomenzara a hablar. —Bájame de este caballo y llévame a confesar. —Pobre de mí, yo, don Pedro, bien se me puede llamar, con el cadáver en el monte y el niño por bautizar.— Allí arriba hay una ermita que le dicen de San Juan, por orden del rey del cielo el niño comenzó a hablar. —El alma de mi madre en altos cielos está, el alma de mi abuela para los infiernos va, y el alma de mi rey padre no se sabe dónde irá.— ¡Válgame Nuestra Señora, oh, la Virgen del Pilar!

98 La mala suegra (á) ASTURIAS, s. l. (Occidente). Original ms. de letra no identificada, a la que pertenecen otros textos incluídos por J. Menéndez Pidal en su proyecto de segunda edición [AMP, H/ 001-003]. 0153:02 [Cat.G.Ast., 076/ 007].

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¡Oy, la Virgen de la mar! Paseábase en la mar buena por su corredor real, con dolores de parir, de parir o reventar. —¡Quién me diera estos dolores allá arriba en Valledar! —Ve a llevarlos, nuera mía, nuera mí’ , velos llevar.

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—A don Diego, cuando llegue,

¿quién le ha de dar de [almorzar? —Yo le daré de mi vino, yo le daré de mi pan; de la caza que trajese, te guardaré la mitad; de la perdiz lo de menos, de la paloma lo más; de los cuervos la cabeza vale a la parida más.— Al salir por una puerta don Diego en la otra está. —¿Dónde va mi espejo, madre, en que me solía mirar? —Esa traidora, hijo mío, va a parir en Valledar; tres moros lleva consigo y uno diz que es su galán, si no vas en busca de ella nunca te amasa otro pan. Manda aparejar la yegüa, manda aparejar el ruán, manda aparejar aprisa, aprisa, no de vagar. No la mates con cuchillo, ni tampoco con puñal, pondrásla sí d’ a caballo y harásla bien caminar.— Todo el día la llevó de vista y no la pudo alcanzar, hasta llegar al palacio donde la Marbuena está. —¡Albricias, ay, ay, don Diego, muy bien me las puedes [dar; tiene la mujer parida un niño como un cristal! —Ni el niño mame la leche, ni la madre coma pan; mándenla que baje abajo, baje si quiere bajar, porque si yo subo arriba la vida le he de quitar. —Dios te remedie, don Diego, Dios te quiera remediar, mujer parida de un hora ¿cómo se ha de levantar?-La madre, que aquello oyó, habló como debía hablar: —Levanta de ahí, hija mía, si te puedes levantar, que la mujer al marido no se le puede negar.— Cogiéronla entre los brazos y pusiéronla en el ruán. Anduviera siete leguas sin verbo con ella hablar, de las siete pa’ las ocho Dios le quiso renembrar: —Da el pecho, Marbuena, al niño, que se nos quiere [finar. —Tanto le doy que se fine, que se deje de finar, una muerte debo a Dios y hoy mismo se la he de dar, si no me lo quieres creer, mira las ancas del ruán. —Pobre de mí, vizcaíno, vizcaíno con tanto mal, la mujer muerta en el monte y el niño sin bautizar.

_________ 1a P. en la mar buena, sic, por la Marbuena.



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99 La mala suegra (á) PAJARES (conc. y p. j. Lena). Recogida por Juan Menéndez Pidal, antes de 1900, e incluída en su proyecto de segunda edición, núm. 17. (Original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, H/ 001-003]. 0153:03 [Cat.G.Ast., 076/ 011].

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Estando doña Arbolí sentadita en su portal dolores le dan de parto que la hacen arrodillar. Por allí pasó su suegra, más no llegara a pasar. —Suegra, buscáime partera. —Non la quisiera buscar. —Si yo estuviese en mi tierra, partera había buscar. —Si tanto sabes, Arbola, anda, vete para allá, que allí tienes padre y madre que de ti se dolerán. .............. .............. —Ni el infante mame leche, ni Arbola lo llegue a dar. .............. .............. —Mira para atrás, don Boiso, mira si quieres mirar, los castillos de mi padre de luto quedaban ya, la cola de mi caballo va roja como un coral. .............. ..............

100 La mala suegra (á) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por María Carballo. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, H/ 001-003]. 0153:04 [Cat.G.Ast., 076/ 014].

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Estándose doña Arbola en su palacio real, con la rueca a la cintura, pocas ganas de filar. Ha llegado la su suegra, más valiera no llegar. —Si tuvieras los partos, ve a parir a Valledeal, que allí tienes padre y madre, que de ti se dolerán, allí tienes tus hermanas, que ellas te descalzarán. —Y el mi marido, si viene, ¿quién le dará de cenar? —El tu marido, si viene, yo le daré de cenar y de la caza que traiga ya te daré la metá;

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de la perdiz algo menos, de la paloma algo más, y del cuervo la cabeza, que es lo más esquesito que hay.— Eso de la media noche, vino el hombre de cazar. —Déame el espejo, madre, que yo me quiero espejar. —¿Cuál quieres, hijo, cuál quieres, el de vidrio o el de [cristal? —Non quiero, madre, el de vidrio, nin tampoco el de cristal, quiero la mi esposa Arbola, donde me solía espejar. —La tu esposa doña Arbola fue a parir a Valledeal; si no me vas y la matas, no comes más del mi pan; que a mí me ha llamado puta y a ti hijo de un rubián. —No la mataré yo, madre, en sin saber la verdad.— Montó en caballo ligero, fue a parar a Valledeal; siete vueltas dio al palacio sin tener por dónde entrar. Sale una muchacha de adentro, que querían bautizar: —La tu esposa doña Arbola un hijo varón tien’ ya. —Sea hijo o sea hija, en sin madre se ha de criar.— La madre, que lo está oyendo, ha ’ncomenzado a llamar: —Déame la camisa, madre, que me quiero levantar. —Hija, de una hora parida, ¿a ónde quedrás caminar?— Dos hermanas a vestirla no cesaba de llorar; dos hermanas a calzarla todas hacían igual. Salió fuera de la casa, con el marido fue a encontrar; y siete leguas andaran en sin palabra se hablar. —¿Cómo no me hablas, Arbola, como me solías hablar? —¿Cómo quieres que yo te hable, si me vienes a matar? Llámame aquí al señor cura, que me quiero confesar. —El cura de aquí está lejos, aquí aborrece bajar. Los pecados que tú tienes, a mí me los has dejar. —Los pecados que yo tengo buenos están de confesar: Tres hermanas que tú tienes, todas tres parieron ya; la una del señor cura, la otra del sacristán, la más chiquitina de ellas parió del padre guardián.— Un niño de hora y media al instante soltó a hablar: —Dichosa de la mía madre, que pa’ los cielos camina, desgraciada de mi abuela, que en los infiernos ardía, desgraciado de mi padre, que no sé pa’ ónde diría.



SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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101 La mala suegra (á) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Elena Nespral, de 21 años. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, H/ 001-003]. 0153:05 [Cat.G.Ast., 076/ 015].

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Narbola se pasea por su barrido portal con la rueca en la cintura y en sin ganas de hilar; dolores le dan de parto que la hacen arrodillar. —¿Quién me diera del buen vino, quién me diera del buen [pan; quién me diera cinta de oro para mi cuerpo apretar?— La cochina de la suegra, que escuchando bien está: —¿Quién te lo quita, Narbola, si lo quisieras gastar? —El mi querido don Diego, ¿[quién] me lo ha de hospedar? —El tu querido don Diego yo te lo he de hospedar; de la caza que trajiere para ti será la mitad, de las perdices lo menos, de los conejos lo más.— Vino don Diego de caza: —Déame el espejo, madre, que yo me quiero mirar. —¿Cuál espejo quieres, hijo, el de oro o el de cristal? —No quiero ninguno, madre, ............... la mi querida Narbola, que me diga dónde está. —La tu querida Narbola, el demonio la quixo llevar, a mí me ha llamado puta y a ti hijo de un rufián. Si no la castigas, hijo, yo te tengo de matar; ni has de beber del buen vino, ni has de comer del buen [pan, ni te has de pasear por los palacios como te solías [pasear.— .............. .............. Siete vueltas da al palacio sin ningún portero hallar, de las siete pa’ las ocho un portero vio asomar. —Por Dios, te digo, portero, por Dios y la caridad, la mi querida Narbola que me digas dónde está. —La tu querida Narbola un infante tiene ya. —Ni el infante mame leche, ni la madre coma pan.— Seis doncellas a vestirla no cesan de llorar;

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otras tantas a calzarla no cesan de suspirar. —Los balcones de mi padre de luto están puestos ya, los restos de mi caballo arroyando sangre van. —¿Cómo no me hablas, Narbola, como me solías hablar? —¿Cómo quieres que yo te hable, si me llevas a matar? —Matar, no te mataré, si me dices la verdad, porque entre suegras y nueras nunca se pudo alcontrar. —Llévame a aquella ermita, que me quiero confesar— La ermita está cerrada, l’ermitaño no está allá. Narbola cayó muerta, el infante soltó a hablar: —Dichosina de mi madre, que en los cielos está ya, esgraciada de mi abuela, que en los infiernos arderá. Yo me voy pa’ el limbo escuro, mi padre lo pagará.

—————— En el original: 8b que m. l. h. d. h.; -39b y 40b quien ...

102 La mala suegra (á) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Adelaida García. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (ms. original de letra de R. Menéndez Pidal [AMP, H/ 001-003]. 0153:06 [Cat.G.Ast., 076/ 016].

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Doña Arbola se pasea por su barrido portal, sus manos blancas retuerce, sus anillos quier’ quebrar. —Si estuviera aquí el rey mi padre, no pasara tanto mal; ya me diera del buen vino, ya me diera del buen pan, ya me diera un cinto de oro para mi cuerpo apretar. —Si te quiés ir, Enarbola, el caballo ensillado está.— Don Güesos por una puerta entra, Enarbola por otra sal’. —¿Dónde está el espejo, madre, donde me solía mirar? —¿Cuál quieres, hijo, el de vidrio o el de cristal? —El de mi esposa Enarbola, donde me solía mirar. —La tu esposa Enarbola, la tienes que la matar, que a mí me llamó puta y a ti hijo de un rubián. —Eso no lo haré yo, madre, mientras que no sepa la verdad, que entre suegras y nueras nunca cuentan la verdad.— Siete vueltas dio al palacio y no tuvo por dónde entrar, de las siete pa’ las ocho, un buen paje vio asomar. —Albricias te doy, don Güesos, albricias te vengo a dar,

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que la tu esposa Enarbola un hijo varón tién ya. —Ni el hijo beberá agua, ni ella comerá pan.— Siete criadas la visten, que lloran y llorarán; siete criadas la calzan, que no cesan de llorar. .............. .............. —¿Cómo no me hablas, Enarbola, como me solías hablar? —¿Cómo quieres que te hable, don Güesos, si los campos por donde vamos me parecen de azafrán; las ancas del tu caballo cubiertas de sangre van. —Allá arriba en aquella ermita, allí te voy a matar. —No me mates, don Güesos, que me quiero confesar; los pecados que yo tengo a ti te los voy a dejar. —De tres hermanas que tienes, todas parieron ya; una parió del cura y otra del sacristán, la más chiquitina de ellas parió del padre guardián.— Enarbola, al oir esto, muerta se quedó ya. .............. .............. —Alegre de la mi madre, que en los cielos está ya, triste de la mi abuela, que pa’ los infiernos va, y a mí, por no me dar agua, me iré a una oscuridad.

——————— Variantes de una hermana de la recitadora: Narbola se pasea / por su garrido portal, // sus manos blancas retuerce, / sus anillos quier quitar. // —Si estuviera aquí el rey mi padre, / no pasara tanto mal; // él me diera del buen vino, / él me diera del güen pan, // él me diera un cinto de oro, / con que mi cuerpo apretar. — // La pícara de la suegra / escuchándola estaba ya. En nota de Ramón Menéndez Pidal, dirigida a su hermano: «Esta versión es de la hermana de Adelaida, que vive junto a la casa de David. Es la hermana mayor de Adelaida; lo sabe mejor; es la que nos lo cantó la noche de llegada a Cabañaquinta, donde vive. Pídelo a Benjamín».

103 La mala suegra (á) EL ENTREGO (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana), dictada por María de Pedro. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra que no identificamos) [AMP, H/ 001-003]. 0153:07 [Cat.G.Ast., 076/ 012].

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Estándose doña Albora sentadita en un portal con ‘huja de oro en la mano, cosiendo en seda torzal,

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ROMANCERO TRADICIONAL

sale su suegra de casa .............. con la rueca en la cintura y sin gana de afilar. —Dime qué tienes, Albora, dime quién te ha hecho mal, o te ha hecho mal el vino o te ha hecho mal el pan. —Ni me ha hecho mal el vino, ni me ha hecho mal el pan, son dolores de parir, mas quién lo entenderá. —Si quieres parir, Albora, ve a parir al Valledal, que allí tienes padre y madre, que el caldo te darán; dos hermanitos solteros que te lo bautizarán. —Si mi don Borsio viniera, ¿quién le dara de almorzar? —Al tu marido don Borsio yo le daría de almorzar, él beberá de mi vino, él comerá de mi pan, él gozará de las vacas que altas por la sierra van.— Don Borsio por una puerta, y Albora por otra va. —Ay, mi madre, ay mi madre, en quien me solía espejar. —¿Tú quieres el de oro, hijo, o quieres el de cristal? —Yo no quiero el de oro, madre, ni tampoco el de cristal, la mi esposa doña Albora, en quien me solía espejar. —La tu esposa doña Albora fue a parir al Valledal, como si aquí no tuviese pan y carne que le dar, [como si aquí no tuviese] su cama en que le acostar. A mí me trató de puta y a tí en hijo de un capellán, si tú no la enmiendas, hijo, a ti bien no t’ ha prestar, ni beberás de mi vino ni comerás de mi pan, ni gozarás de mis vacas que altas por la sierra van.— Don Borsio, que oyó esto, el caballo mandó aparejar. —Caballo, mío caballo, Dios te defenda del mal, estos tres ríos de sangre conmigo los has pasar, de las ocho pa’ las nueve al palacio he de llegar.— En que llegó al palacio empezaron a esclamar. —Ay, mi yenro, ay, mi yenro, tenéis un hijo, conde, don Borsio se ha de llamar. —Deme su mano derecha, su dolorido puñal, si con esto le matase le tengo de ensangrentar. —Ay mi madre, ay mi madre, son palabras de matar. —Si tú la matas, mi yenro, la muerte tú la has pagar.— Anduvieron una legua en sin palabras hablar. —¿Cómo no me hablas, Albora, como me solías hablar? —Mujer de una hora parida, ¿cómo podrá caminar?; el camino donde vengo queda mi sangre real, el freno de mi caballo parece un fino coral, las ventanas de mi padre cubiertas de luto están.—

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Allegaron a una ermita que se llamaba San Juan. —Por Dios te pido, don Borsio, que bajes a este altar una bayetina negra con que me tengo enterrar.— Se tocaron las campanas en sin nadie la[s] tocar, y dichas estas palabras el niño encomienza a hablar: —Dichosa de la mi madre, que para los cielos va, desgraciada de la mi abuela, que en los infiernos está; y el alma de mi padre no sé para dónde irá, y yo como no tengo alma, me quedo en la oscuridad.

104 La mala suegra (á) (Cont. Blancaflor y Filomena (é-a) BLIMEA (conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana). Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, H/ 001-003]. 0153:08 [Cat.G.Ast., 076/ 013] + [Cat.G.Ast., 074/ 009].

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Por los campos de Malverde se pasea Sabel Mena con dos hijas de la mano, Blancaflor y Filomena. Allegara el rey Tuquillo a pasearse con ellas, y pidiera la mayor, se le dio la más pequeña. Se casaron, se velaron y la llevó pa su tierra, al cabo de nueve meses, dolor de parto le diera. Se asomara a una ventana donde se solía asomar. —¡Campos verdes de mi padre, oh, quién estuviera allá! Si yo estuviera allá no pasara tantu mal.— Bien oyera la su suegra que en la alta torre está. —Si te quieres dir, Narbola, nadie te lo ha de estorbar, como si aquí non hubiese pan y carne que te dar. Si tu marido viniese, yo le daré de cenar, de la caza que trexiese, tuyo será la mitad; del pichón será lo menos, de la palomba, lo más.— Narbola por una puerta sale, su Narbolo por otra entrar. —¿Dónde está el mi espejo, madre, donde me solía mirar? —¿Por cuál preguntes, mi hijo, po’ el de vidrio o de cristal? —No pregunto po’l de vidrio, nin tampoco el de cristal, pregunto pola mi esposa, ¿a ónde se me fue ya? —La tu esposa fue a parir al Valledal, como si aquí non hubiera pan y carne que le dar.

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La tu esposa la debías de matar, que a mí me ha llamado bruja y a ti hijo de un brujal. —Eso no se pué creer, madre, eso sí que no es verdad, porque entre suegres y nueres nunca se mostró verdad. —Tan bien lo pués creer, hijo, como Cristo está en l’ altar. —Aparéjame el caballo, madre, que me voy marchar.— Siete vueltes dio al palacio sin hallar por donde entrar, de las siete pa’ las ocho, un pajarito en hablar. —Bien venido seas, don Bueso, muchas gracias le voy dar, que la su esposa Narbola un infante tiene ya. —Bájate de ahí, Narbola, no te lo vuelva a mandar, si te lo vuelvo a mandar, tus cabellos lo han pagar.— Les doncelles que la visten todas son a suspirar, les doncelles que la calcen todas se dan a llorar. —Mujer de una hora parida, ¿cómo podrá caminar?— La bajaran de los brazos y al caballo la montar. El caballo de Narbola parece un fino coral, los campos que atrás quedaben parecen fino azafrán. Anduvieron siete legües, en sin palabra se hablar, de les siete pa’ les ocho don Bueso comenzó a hablar. —¿Cómo no me hables, Narbola, como me solíes hablar? Ya lluego vas de la ermita donde te tengo matar. —Más lluego voy de la ermita donde me tengo confesar.— En estes palabres y otres la tirara en un bardial. Los padres, que lo supieron, la sacaron a enterrar.

–––––––——— Variantes: 30b u. p. ensonar; -38a la agarrara entre sus brazos.

105 La mala suegra (á) CARBES (parr. Mián, conc. Amieva, p. j. Cangas de Onís), dictada por Josefa Cayarga. Original ms. de letra no identificada, 1892, remitido por Bernardo Acevedo [AMP, H/ 001-003]. 0153:09 [Cat.G.Ast., 076/ 010].

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Estando doña Marvola sentadita en su portal, con una aguja de plata, labrando en un cabezal; —¿Para quién labras, Marvola, para quién sueles labrar? —Labro para el mi don Hueso, que el se me l’ha de gociar.—

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Sus manos blancas retuerce, sus anillos quier’ quebrar. —Campos verdes, campos verdes, ¡quién los pudiera pasar!, ah, ventanes de mi padre, ¡quién las pudiera cerrar!, anque no más que esté dentro un pan para yo cenar. —Si te quieres dir, Marvola, yo no te lo he de quitar; el tu marido, si viene, yo le daré de cenar; yo le daré pan pa’ el burro y carne pa’ el gavilán, yo tiraré por las medias como le solía tirar. —Pos si eso hace, la mi suegra, voy parir al valledal.— Bien pronto vino el marido y comenzó a preguntar: —¿Dónde está el mi espejo, madre, donde me solía espejar? —¿Me preguntas po’l de vidrio, preguntas po’l de cristal, preguntas po’l de cebache, que tiene mejor mirar? —Ni pregunto po’l de vidrio, tampoco po’l de cristal, tampoco po’l de cebache, que tiene mejor mirar; pregunto po’ la mi esposa, po’ la mi esposa real. —La tu esposa, hijo mío, fue parir al valledal; a mí me trató de bruja y a ti de un grande rucián. —No lo creo yo, mi madre, no lo creyera yo tal; trújela de pequñita, no conocí de ella mal. —Si no lo quieres creer, ni me lo quieres vengar, ni beberás de mi vino, ni comerás de mi pan; ni gociarás de cien vacas que en Sierra Morena están.— Monta en un caballo blanco, corre como un gavilán, siete vueltas dio al palacio, sin la puerta ha de encontrar; al cabo ‘ las siete vueltas, ha encontrado un capellán. —Bien venido sea, don Hueso, ya tienes un mayoral. —Ni el niño mame la leche, ni la madre coma pan. —¡Pobre de mí, cuitadita, que ya merezco yo mal; mujer parida de un hora, ya me mandan llevantar! —Llevanta de ahí, Marvola, no te lo vuelva a mandar, que si a mandar te lo vuelvo, ha de ser con un puñal.— Tres hermanas que tenía, todas empienzan llorar; unas empienzan a vestir y otras ‘piezan a calzar, otras a enroñar el niño en paños de yopetal. Monta en un caballo blanco y ella en un alazar; siete leguas anduvieron sin palabra contestar. Al cabo ‘ las siete leguas, encomenzó a preguntar: —¿Cómo no me hablas, Marvola, como me solíes hablar? —¿Cómo quieres que te hable como te solía hablar, si las anclas del caballo bañadas en sangre van? —Bájame de aquí, don Hueso,

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ROMANCERO TRADICIONAL

que quiero hacer oración al santo de San Bastial. —Vámonos de aquí, Marvola, que ya está cerca el lugar. —Que esté acerque, que esté lejos, yo aquí me voy a [quedar.— —¿Cómo me haré sacerdote para este cuerpo entierrar?, ¿cómo me haceré yo lumbre para este cuerpo alumbrar?— Respondió el niño chiquito con las gracias que Dios da: —Yo me haré sacerdote para este cuerpo enterrar; yo me haceré la lumbre para este cuerpo alumbrar. Pobrecita de mi agüela, que enos infiernos está; pobrecito de mi padre, no sé por ónde d’irá; dichosita de mi madre, que en los cielos está ya.

—————— Variante: 54b p. e. c. enterrar.

105 bis La mala suegra (á) TORIELLO (parr. Collera, conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís), dictada por Saldanio Blanco. Fragmentos recogidos por Silvestre Frade, 1 enero 1885, y remitidos a J. Menéndez Pidal, anotados al pie de la versión de Gerineldo del mismo recitador, cf. supra, num. 22 (original ms. de letra de S. Frade). 0153:10 [Cat.G.Ast., 076/ 006].

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De la sala al ventanal se paseaba Malbuena, con los dolores de parto [etc.] [. . . . . . . . . . . .] [. . . . . . . . .] —No preguntes por Malbuena, ni de ella te acuerdes más, quince días hace hoy que yo no la he visto más

—————— Según anotaba el colector: «Este mismo hombre, preguntándole si sabe más romances, me dijo uno que parece ser el de D. Narbola y Dn. Hueso. En lugar de ‘D. Narbola’ dice ‘Malbuena’. Le sabe muy mal, pero por lo poco que oí del de D. Narbola me parece diferir bastante, o son dos confundidos».



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106 La noble porquera (í-a) VENEROS (parr. Campo de Caso, conc. Caso, p. j. Laviana), dictada por Irene Simón Posada. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra que no identificamos) [AMP, B/ 012]. 0148:01 [Cat.G.Ast., 077/ 001].

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Estando una pastorcita cuidando cabras y ovejas, ha llegado un caballero, [caballero de buena modía]. —Buenas tardes, pastorcita, pastorcita de buena modía, si usted me vendiera un carnero, se lo compraría. —No puedo, caballero de buena modía, que tengo suegra recia y cuenta me pidía. —Véndame el carnero, pastora de buena modía, que yo se lo pagaría. —No puedo, caballero de buena modía, que tengo suegra recia y cuenta me pidía. —Dígame, pastorcita de buena modía, si allí en esa villa yo posada encontraría. —Vaya usted allá, señor de buena modía, que todo el mundo en su casa hace lo que quería.

107 Casada de lejas tierras (hexas. é-a) MIERES (p. j. Mieres, ant. Lena), dictada por Amalia Díez. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, B/ 004]. 0156:01 [Cat.G.Ast., 078/ 001].

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Una casadina de tierras ajenas con las manos barre, con los ojos riega. con la boca dice: «¡Quién fuera soltera, y no casadina de tierras ajenas!» —Maridico mío, si bien me queréis, a la tu madrica me la llamaréis.— —Levántese, madre, del dulce dormir, que la blanca niña ya quiere parir.

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—Si pare, que para, que para un varón que la reventara por el corazón.— —Pare, mujer mía, con la Virgen santa, que a la mi madrica no la encontré en casa. —Maridico mío, si bien me queréis, a la tu hermanita me la llamaréis.— —Levántate, hermana, del dulce dormir, que la blanca niña [ya quiere parir] —Si pare, [que para, que para un varón], que la atravesara por el corazón.— —Pare, mujer mía, [con la Virgen santa], que a la mi hermanica no la encontré en casa. —Maridico mío, si bien me queréis, a la mi madrica me la llamaréis, que aunque vive lejos, pronto volveréis.— —Levántese, suegra, del dulce dormir, que la blanca niña ya quiere parir. —Levantar, criadas, a coger gallinas y ricos capones y lindas mantillas.— Iban caminando por un monte arriba y sienten tocar las campanas a muerto. —Dime, pastorcito, dime la verdad, dime, pastorcito, por quién tocarán. —(Por) una casadita de tierras ajenas, por malas cuñadas y peores suegras.— Ya se pone el cura a cantar a misa; empieza su madre a llorar la hija. Acababa el cura de cantar la misa (y) no acaba la madre de llorar la hija.

—————— Variantes de Obdulia Marcos, de Valencia de Don Juan (León): 1b de lejanas tierras; -2a con la escoba b.; -3a c. su b. d.; -8a q. l. bella n.. En el texto: 11a para m. m.; 36b d. c. l. hija.



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108 Casada de lejas tierras (hexas. estróf.) EL CARBONERO (parr. Rey Aurelio, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana). Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, B/ 004]. 0156:02 [Cat.G.Ast., 078/ 002].

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Una casadina que en tierras ajenas con la escoba barre, con los ojos riega, con la boca dice: «¡Quién fuera soltera!» —Arriba, marido, si bien me queréis, y a la tu madrica me la llamaréis.— —Arriba, mi madre, del dulce dormir, que la blanca niña ya quiere parir. —Ojalá pariera un hijo varón, que la reventara por el corazón.— —Pare, mujer mía, por la Virgen Santa, que la mi madrica no la encuentro en casa. —Arriba, marido, si bien me queréis, y a la tu hermanica me la llamaréis.— —Arriba, mi hermana, del dulce dormir, que la blanca niña ya quiere parir. —Ojalá pariera un hijo varón, que la reventara por el corazón.— —Pare, mujer mía, por la Virgen Santa, que la mi hermanica no la encuentro en casa. —Arriba, marido, si bien me queréis, y a la mi madrica me la llamaréis. —Arriba, mi suegra, del dulce dormir, que la blanca niña ya quiere parir. —Espera, mi yerno, un poco a la puerta, mientras que preparo las ricas envueltas.— —Arriba, pavero que guardas los pavos, y escógeme uno de los más criados.— Ya cantan los gallos, ya encorvan el pico, ya sube la madre por montes y riscos. Ya acababa el cura de decir la misa, no acaba la madre de llorar su hija; ya acababa el chico de apagar las velas,

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ROMANCERO TRADICIONAL

no acaba la madre de llorar sus penas. —Pastor, que en el monte cuidas tus ovejas, ¿por quién tocan tanto campanas tan bellas? —Por una casadina que en tierras ajenas se murió de parto por malas parteras, por malas cuñadas y peores suegras.



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C.4 La familia reconstituida 109 La boda estorbada (La condesita) (á) ASTURIAS, Occidente (conc. Coaña, o Boal). Recogida por Bernardo Acevedo, antes de 1910 (original ms.de letra de B. Acevedo) [AMP, XX/ 000]. Ed. en RTLH, 4 (Madrid: SMP, 1970), p. 30, núm. V.14. 0110:01 [Cat.G.Ast., 079/ 003].

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Allá arriba en Lombardía, aquella noble ciudad, nombraron al conde Laura de capitán general. La condesa que lo supo, no cesaba de llorar: —¿Por qué lloras, ¡ay! condesa, por qué tanto suspirar? —Que me han dicho, conde Laura, que te vas de capitán. —Si te lo han dicho, condesa, te habrán dicho la verdad, y si en seis años no vuelvo, a los nueve has de esperar.— Aún no llegó a los siete, ya la tratan de casar. —Mujer que tiene marido, no la traten de casar; échenme la bendición, que yo le voy a buscar. —La bendición de Dios, hija, esa no te ha de faltar. —Écheme usted un vestido, aunque sea de sayal.— Anduvo siete reinados y no lo pudo encontrar mas al cabo de los ocho, con el conde vino a dar: —¿De quién es aquel palacio que descubro tan allá? —Del conde Laura, señora, mañana se va a casar. —Dígame usted, buen paje, ¿no me dejarán entrar? —Sí señora, sí la dejan, ¿por qué no la han de dejar?— Anduvieron siete puertas y no lo pudieron hallar, mas al cabo de las ocho con el conde vino a dar. —Dame limosna, buen conde, por Dios y por caridad. —Vete con Dios, peregrina, que no tengo qué te dar. —Dame limosna, buen conde, por Dios y por caridad, que algún día en tu palacio limosna solías dar.— Mete la mano al bolsillo y un real de plata le da. —¿De dónde eres, peregrina, tan graciosa en el mirar? —De allá, de Lombardía, de aquella noble ciudad.

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ROMANCERO TRADICIONAL

—Ya que eres de Lombardía, ¿qué se cuenta por allá? —Del conde Laura, señor, poco bien y mucho mal, que ha dejado a su mujer hace quince años o más.— Al oir estas palabras, desmayado en tierra cae, con agua ni aguardiente no lo pueden recordar. —Levántalo, peregrina, por Dios y por caridad. —Levántate de ahí, buen conde, por Dios y por caridad, que aquí están mis lindos ojos, con que te solía mirar, que aquí están mis lindos brazos, con que te solía abrazar, que aquí está el don que me diste la noche de Navidad. —Venir acá, pajes míos, los que coméis de mi pan, y cogedla por la mano y llevadla a pasear por la puerta de la otra, que ella os preguntará. —¿De quién es esa señora que lleváis a pasear? —Del conde Laura, señora, que lo ha venido a buscar. —Tengo oido en el mundo, y ahora veo que es verdad, que los amores primeros son muy malos de olvidar.

110 La boda estorbada (La condesita) (á) SANTA EULALIA DE OSCOS (p. j. Luarca, ant. Castropol). Recogida por Ramón Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, XX/ 000]. Ed. en RTLH, 4 (Madrid: SMP, 1970), pp. 29-30, núm. V.18. Reed. de A. Galmés, Romancero asturiano, 1976, p. 55. 0110:02 [Cat.G.Ast., 079/ 002].

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Allá arriba Navarría, n’aquella noble ciudad, nombraron al conde Laro de capitán general. Condesa desque lo supo, no cesaba de llorar: —¿Por qué lloras, ay, condesa, por qué tanto suspirar? —Me han dicho que te marchabas de capitán general. —¿Quién te lo ha dicho, ay, condesa, quién te lo ha dicho [la verdad? Si a los seis años no vuelvo, a los siete casarás, y si eres mujer de bien, a los ocho guardarás.— De siete años para ocho su padre la quier’ casar. —No me case usted, mi padre, por Dios y la caridad, que buen marido tengo si Dios me lo quier’ guardar. Hágame usted un vestido, que lo quiero ir a buscar; no se lu pido de seda, ni de oro que vale más;

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se lo pido de esparche, de ese que llaman sayal. Écheme la bendición, que lo quiero ir a buscar. —La de Dios te cubra, hija, la mía no te ha faltar.— Indose por el camino c’ un pastorcillo vino a dar: —Dime, dime, pastorcillo, por Dios y la caridad, ¿de quién son esas ovejas que aquí vienes a pastar? —Del conde Laro, señora, mañana se va a casar; el carnero ya está muerto, y están amasando el pan. —Dime, dime, pastorcillo, por Dios y la caridad: de quién es aquel palacio que relumbra más allá? —Del conde Laro, señora, mañana se va a casar. —Dime, dime, pastorcillo, si me dejarán entrar. —Sí, señora, ¿por qué no, por qué no le dejarán?— —Dame una limosna, ¡ay conde!, por Dios y la caridad. —Vate con Dios, pelegrina, que no tengo qué te dar. —Dame un limosna, ¡ay conde!, por Dios y la caridad.— Echó la mano al bolsillo y un real de plata le da. —Esta limosna, ¡ay, buen conde!, no es la que solías dar.— Al oir estas palabras desmayado se quedará, con vino ni aguardiente no lo pueden recordar. —Llámelo usted, pelegrina, por Dios y la caridad. —Aquí tienes tus lindos ojos con que te solían mirar, aquí tienes tus lindos labios con que te solía hablar.

—————— Al final, según la recitadora, «faltan las manos» (entiéndase: ‘Aquí tienes tus lindas manos’, etc.).

111 La vuelta del marido (é-a) SERANDINAS (conc. Boal. p. j. Luarca, ant. Castropol). Original ms. de letra de mano desconocida, facilitado por Bernardo Acevedo, fechado en 1889 (Col. «Serandinas» C, pp. 1-4) [AMP, A/ 003]. 0113:01 [Cat.G.Ast., 082/ 004].

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Estando en la divina puerta bordando la fina seda, vi venir un caballero por alta sierra y morena. Atrevíme y preguntéle que si venía de la guerra. —De la guerra sí, señora, ¿a quién tiene usted en ella? —Nella tengo a mi marido, siete años ha que anda nella. —Ese hombre, mi señora, dígame qué señas lleva.

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ROMANCERO TRADICIONAL

—Pues lleva caballo blanco, la silla dorada y negra, y en el alto de la silla retrato de una doncella; los pajes que con él van, vestidos de seda negra, él, para estremarse de ellos, vestido de felpa negra. —Ese hombre, mi señora, muerto le queda en la guerra, pues lo sé de cosa cierta; debajo de un pino verde túvele por la candela. —¡Ay de mí, triste cautiva! ¡Ay de mí, triste la dueña!, ¿Quién me va a calzar de plata, quién me va a vestir de [seda? —Venga conmigo, señora, yo la calzaré de plata, yo la vestiré de seda, ni la mandaré hacer nada si no es el contar moneda. —Vaya con Dios, caballero, vaya muy en hora buena, que dos hijos me quedaran, voylos poner en la escuela, y una hija que me quedó pondréla a bordar la seda. Voy quitar mi toca blanca, voy poner mi toca negra, lutar puertas y ventanas y también la escalera. —Aprended, hijos, aprended, vuestro padre muerto [queda.— —¿Quién se lo dijo, mi madre, quién le dijo tan mal [nueva? —Me lo ha dicho un caballero que ha venido de la [guerra.— En otro día de mañana un hombre a la puerta llega. —¿Por quién se luta, señora, por quién se luta, mi dueña? —Lútome por mi marido, que se me murió en la guerra. —¿Quién se lo dijo, señora, quién le dio tan mala nueva? —Díjomelo un caballero que venía de la guerra; permita Dios, si es mentira, de malas puñaladas muera. —Que no muera, no, señora, que aquel su marido era. —Hiciste mal, mi marido, tentarme de esa manera, que el juicio de las mujeres ya podías saber cómo era, hace como vaso de vidrio que si se cae se quiebra. ¡Esa señora me valga, la bendita Magdalena!



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112 La vuelta del marido (é-a) SERANDINAS (conc. Boal, p. j. Luarca, ant. Castropol), dictada por Laura Méndez. Recogida y publicada por Bernardo Acevedo, El Carbayón (5-VII-1892). Reed. de M. Menéndez Pelayo, Antología, X (1900), pp. 138-139 (núm. 56). Se reimprime también, sin localización geográfica ni precisar su procedencia, en «Poesía. Romance asturiano: La viuda fiel», Asturias. Revista ilustrada del Centro Asturiano, XXVII (1910), núm. 301, pp. 141-142. Reed. de A. Galmés, Romancero asturiano, 1976, pp. 84-86. 0113:02 [Cat.G.Ast., 082/ 005].

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Estando a la puerta un día bordando la fina seda, vi venir un caballero por alta Sierra Morena. Atrevíme y preguntéle si venía de la guerra. —De la guerra sí, señora, ¿a quién tenedes en ella? —Nella tengo a mi marido, siete años ha que anda nella. —El su marido, señora, dígame qué señas lleva. —Pues lleva caballo blanco, la silla dorada y negra, y en el alto de la silla retrato de una doncella; los pajes que con él van vestidos de seda negra, y él, para estremarse de ellos, vestido de negra felpa. —Su marido, mi señora, muerto ha quedado en la guerra, debajo de un pino verde túvele yo la candela. —¡Ay de mí, triste cuitada! ¡Ay de mí, triste la dueña! ¿Quién me va a calzar la plata, quién me va a vestir la seda? —Venga si quiere, señora, señora, conmigo venga, yo la calzaré de plata, yo la vestiré de seda; no le mandaré hacer nada, si no es contar moneda. —Vaya con Dios, caballero, vaya con Dios y non vuelva, que dos hijos me quedaron, voy ponellos en la escuela, y a una hija que quedó pondréla a bordar la seda. Voy quitar mi toca blanca, voy poner mi toca negra, lutar puertas y ventanas y también las escaleras.— —Llorade, fiyos, llorade, vuestro padre muerto queda. —¿Quién se lo dijo, mi madre, quién le dio tan mala nueva? —Me lo ha dicho un caballero que ha venido de la guerra.— En otro día de mañana un hombre a la puerta llega. —¿Por quién se luta, señora, por quién se luta, mi dueña? —Lútome por mi marido que se me murió en la guerra. —¿Quién se lo dijo, señora, quién le dio tan mala nueva?

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ROMANCERO TRADICIONAL

—Díjomelo un caballero que venía de la guerra, ¡permita Dios, si es mentira, que de puñaladas muera! —Que no muera, no, señora, que aquel su marido era. —Hiciste mal, mi marido, tentarme de esa manera, que el juicio de las mujeres ya puedes saber cómo era, es como vaso de vidrio, que si se cae se quiebra.

—————— Lecturas de la ed. de Menéndez Pelayo: 14a q. m. v. a c. de plata; -14b q. m. v. a v. de seda. Nota de B. Acevedo: «La colección de los viejos romances asturianos, hecha por nuestro amigo y compañero Menéndez Pidal, contiene el que hoy ofrecemos a nuestros lectores, recogido de boca de Laura Méndez, natural de Serandinas, en el concejo de Boal, y que siguiendo la costumbre de aquel distinguido colector, pudiéramos titular La viuda fiel».

113 La vuelta del marido (é-a) PAJARES (conc. y p. j. Lena), dictada por tía Rosaura. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, A/ 003]. 0113:03 [Cat.G.Ast., 082/ 007].

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Y estándose una señora bordando pañuelos de seda, vio venir un caballero por alta sierra y morena. Me atreví y le pregunté si venía de la guerra. —De la guerra no, señora, pero vengo de cerca de ella. ¿Qué se le ofrece, señora, qué se le ofrece, doncella? —Que si ha visto a mi marido pasearse por la guerra. —Su marido sí le he visto, en el medio de la guerra; la boca llena de sangre, los ojos llenos de tierra. —¿Quién me vestirá mis niños quién me los llevará a la [escuela? ¿quién me dará la mi toca para lutos . . . . . . . . . . . . —Calla, madama, calla doncella, . . . . . . . . . . . . . que yo soy tu marido . . . . . . . . . . . . . . . . . . .



SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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114 La vuelta del marido (é-a) CASTIELLO (conc. Parres, p. j. Cangas de Onís), dictada por Manuela de Junco y Tomás, de 83 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, ¿1902? (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, A/ 003]. 0113:04 [Cat.G.Ast., 082/ 006].

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Estando yo en mi balcón labrando p[años] de seda, vi venir un c[aballero] por alta Sierra Morena. Atrevíme y preguntéle que si venía de la guerra. —De la guerra sí, señora, de la guerra sí, doncella. ¿Tiene allá primos o hermanos, o persona que le duela? —Ni tengo primos ni hermanos, ni persona que me duela, sólo tengo a mi marido, que es persona que bien quiera. —Diga, diga la señora, diga las señas que lleva. —Llevaba un caballo blanco, la silla dorada y negra; siete criados llevaba, todos vestidos de seda. —Según la señas que daba, muerto se queda en la guerra. —¡Ay, pobre de mí, cuitada, vencida de tala nueva! Los mis hijos tan queridos, ¿quién me los pondrá en la [escuela? La mi hija Ana María, ¿quién la pondrá a labrar seda? —Venga conmigo, señora, venga conmigo, doncella, los sus hijos tan queridos yo se los pondré en la escuela; la su hija Ana María yo la pondré a labrar seda. —Vaya en hora mala, vaya, caballero pa’ su tierra. Los mis hijos tan [queridos yo los pondré enla escuela] y la mi hija Ana María yo la pondré [a labrar seda]. —Venga conmigo, señora, que yo su marido era. El juicio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

—————— En el texto: 18a: Vaya en noramala v.

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ROMANCERO TRADICIONAL

115 La vuelta del marido (é) Conc. de COLUNGA (p. j. Gijón, ant. Villaviciosa). Recogida y publicada por Braulio Vigón, Juegos y rimas infantiles (1895), pp. 64-65. Reed. en B. Vigón, Asturias (1980), p. 88. Hay copia ms. antigua en AMP, sin valor textual [AMP, A/ 003]. 0113:05 [Cat.G.Ast., 084/ 002].

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Este es el mambrú, señores, que yo lo canto al revés. —¿Ha visto usté a mi marido en la guerra alguna vez? —Yo no sé si lo habré visto, dígame las señas de él. —Mi marido es un buen mozo, gentil hombre aragonés; en la punta de la lanza lleva un pañuelo bordés, que lo bordé siendo niña, siendo niña lo bordé. Dos años ha que le espero, y hasta tres le esperaré, si a los tres años no vuelve, monjita me meteré, de las monjitas que llaman monjitas de San Andrés. Estas tres hijas que tengo presto las colocaré; una en casa ’ doña Juana, otra en casa ’ doña Inés, y la más chiquita de ellas conmigo la llevaré, para que me vista y calce, y me arregle de comer. Este otro hijo que me queda, a la guerra lo echaré, que donde murió su padre, que muera el hijo también.

————— En ambas ediciones: 2a usted.

116 La muerte ocultada (í-a) SANTIANES DEL AGUA, barrio de PEME (conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís), dictada por Ramona Otero Caldueño. Recogida por Silvestre Frade, 17 diciembre 1884, y remitida a J. Menéndez Pidal (original ms. de letra de S. Frade). Ed. en RTLH, 12 (Madrid: SMP, 1985), p. 96, núm. 41 (con error en los colectores y algunas inexactitudes en la transcripción) [AMP, B/ 009]. 0080:01 [Cat.G.Ast., 085/ 004].

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De la guerra vien’ don Hueso con una mortal herida, van a verle duques, condes, va [a] verle toda la villa;

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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y va [a] verle la su madre, la su madre dolorida. —Albricias, don Hueso, albricias, que doña Ana está parida, doña Ana parida estaba y un hijo varón tenía. —Llamarán hijos sin padre a mis hijos, madre mía.— Las voces que da su madre desde la ciudad se oirían. Con muchísima tristeza la madre a casa volvía. —Dígamelo, la mi suegra, dígamelo, suegra mía, ¿qué voces eran aquellas que en alta ciudad se oían? —Casárase hijo del rey, o algún grande moriría. —Dígamelo, la mi suegra, dígamelo, suegra mía, cuando pare una mujer, ¿cuánto tarda en ir a misa? —Yo cuando parí a don Hueso, tardara un año y un día. —Dígamelo, la mi suegra, dígamelo, suegra mía, yo, para ir a misa, ¿qué vestido llevaría? —Como eres blanca, doña Ana, lo negro bien te caería. —No me cae bien, mi suegra, no me cae bien, suegra mía, no me cae bien lo negro, iré de Pascua florida.— Tomó el niño de la mano, que iba dando la varita. El pastor de las sus vacas dice con la su cuernita: —¡Oh, qué viuda tan alegre, oh, qué viuda tan florida! ¡Como había de ir de luto, iba de Pascua florida?— —Dígamelo, la mi suegra, dígamelo, suegra mía, el pastor de las mis vacas, ¿qué dice con la cuernita? —Que corras, hija doña Ana, que perderemos la misa.— A la entrada de la iglesia toda la gente la mira. —Dígamelo, la mi suegra, dígamelo, suegra mía, ¿por qué me mira la gente, que mirarme no solía? —Mirárate, hija doña Ana, porque sales de parida. —Dígamelo, la mi suegra, dígamelo, suegra mía, ¿de quién son aquellas velas que en la iglesia relucían? —La velas son de don Hueso, que en la guerra moriría. —¡Oh malhaya, la mi suegra, oh malhaya, suegra mía, como había venir de luto, vine de Pascua florida!

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ROMANCERO TRADICIONAL

117 La muerte ocultada (í-a) LINARES (conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís), dictada por Victoria Suárez de 73 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, 1902. Ed. en RTLH, 12 (Madrid: SMP, 1985), p. 97, núm. 42 (con inexactitudes varias). Manejamos dos originales mss. de letra de J. Menéndez Pidal [AMP, B/ 009]. 0080:02 [Cat.G.Ast., 085/ 005].

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Un lunes por la mañana don Pedro a caza salía; caminara siete leguas sin encontrar cosa viva, si no es un cuerpoespino que pa’ los perros valía. —Coméle, perros, coméle, que aquí otra cosa no había.— Al cabo de siete leguas a su casa se volvía. —Albricias le doy, don Pedro, que dármelas bien podía, ‘tá la infantina en la cama y un mayorazu tenía. —Él será hijo sin padre, vos sin hijo, madre mía. Hágame la cama, madre, que en ella me moriría.— Mientras que le hizo la cama, subiera a ver la parida. —Bauticemos este niño, pues que Dios le ha dado vida. —Para bautizar el niño no me aguardes, vida mía, que los palacios del rey quedan en la guarda mía. Lo que le encargo, mi padre, lo que le encargo es, mi vida, que no lo diga a doña Ana sin que se cumpla año y día, que como es niña chiquita el niño no criaría.— —Dígame usted, la mi suegra, regalo del alma mía, ¿qué vestido pondré yo pa’ dir el domingo a misa? —Como eres blanca y hermosa, lo negro bien te estaría. —Mejor me está de encarnado mezclado con plata fina.— D’iba el chiquillo delantre jugando a la varetilla. —Qué viudina tan alegre, qué viudina, vida mía; tiene el marido difunto, de encarnado va vestida! —Diga, diga, la mi suegra, regalo del alma mía, ¿qué dice aquel pastorcillo con aquella su vocilla? que alargue el paso, doña Ana, que perderemos la misa. —Dígame usted, la mi suegra, regalo del alma mía, ¿qué dice aquel tumbo negro con aquel letrero arriba? —Por mi sobrino don Juan, que se murió allá en Castilla. —Dígame usted, la mi suegra, regalo del alma mía, ¿cómo me mira la gente más que otras veces solía?

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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—Porque eres blanca y hermosa y tú sales de parida. —¡Oh, malhaya la mi suegra, oh, malhaya suegra mía! que tengo el marido muerto, de encarnado voy vestida. —No me maldiga doña Ana, no me maldiga, mi vida, que así lo dejó encargado el que a ti más te quería.

—————— Lecturas del segundo original (copia en limpio): 16a q. c. e. n. pequeña; falta todo el texto desde el v. 22 en adelante. En el primer original: 6a bien venido sea don P., luego tachado y sustituido según texto.

118 La muerte ocultada (í-a) ASTURIAS, s. l. (probablemente del conc. de Ribadesella). Fragmento recogido por Juan Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal). Inexplicablemente, se omitió en la ed. de RTLH, 12 [AMP, B/ 009]. 0080:03 [Cat.G.Ast., 085/ 006].

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............... .............. Al llegar a la iglesia toda la gente la mira. —¿Por qué me mira la gente que mirarme no solía? —Como eres linda muchacha vienes a misa parida.— A la puerta de la iglesia un letrero alcontraría; lo que decía el letrero, que don Pedro muerto había. —¡Oh, malhaya la mi suegra, oh, malhaya suegra mía, oh, malhaya la mi suegra, que tal muerte me encubría. —Si te la encubrí, doña Ana, doblada es la pena mía, que me lo dejó mandado el que tanto te quería.

119 Flores y Blancaflor (Hermanas reina y cautiva) (í-a) SERANDINAS (conc. Boal. p. j. Luarca, ant. Castropol). Original ms. de letra de mano desconocida, facilitado por Bernardo Acevedo, fechado en 1889 (Col. «Serandinas» B, pp. 7-10) [AMP, H/ 007]. 0136:01 [Cat.G.Ast., 086/ 005].

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—Ah, morillos, ah, morillos, traedme de allá una esclava,

que a Francia lleváis la guía, esclava y cautiva mía,

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ROMANCERO TRADICIONAL

que traiga mantos y flores y venga de romería.— Encontraron con un conde que una condesa tenía. —Dame la condesa, conde, o la vida te quitaría. —La vida me han de quitar antes que mi condesa día.— Quitaron la vida al conde y la condesa traían. Mandan cartas a la mora de contentos y alegría, de que allí le va su esclava conforme ella la pedía. La mora, con alegría, abrió puertas y ventanas y a recibirla salía. —Bien venida sea mi esclava, esclava cautiva mía, aquí te entrego las llaves de mi despensa y cocía. —No le quiero las sus llaves ni toda su llavería, si mi fortuna siguiera, llaves para mí tenía; ya que Dios lo ha permitido, de las suyas tomaría.— Por la gracia de Dios padre ambas parieran nun día; la mora parió en sala, la cristiana en la cocía; la mora trajo una niña, la cristiana niño tenía. Las traidoras de doncellas trocados niños habían. La mora con gran contento levantose en otro día, la cristiana, de pesar, levantarse no podía. —¿Por qué llora la cristiana, cristiana y esclava mía? —Lloro porque estos niños yo bautizarlos no vía. —¡Ay!, qué palabras, cristiana, para morir presto había. —Más quiero morir en gracia que no en esta perrería. —¿Si ‘tuvieras en tu tierra qué nombres les ponerías? —A la niña Juana Flora, Juana Flora ponería; así se llamaba una hermana, hermana que yo tenía, que cautivaran los moros una mañanita fría cogiendo rosas y flores pa’ la sagrada María; y al niño conde de Flores, que así le pertenecía, así se llamaba un buen padre, buen padre que él tenía. —Tú por las trazas que das pareces hermana mía.— Fuese deprisa y corriendo contándolo a la morería. —Si esa es hermana tuya, dale del pan que tú comes, del vino que tú bebías.— La madre cantaba al niño: —Crece, mi niño, crece, para pagar lo que debías, que la muerte de tu padre mala será de cobrar.— Cuando llegó a los diez años con moros quiso pelear, después de vencer los moros, con los cristianos volvía.

—————— En el texto: 1a: amorillos, amorillos.



SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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120 Flores y Blancaflor (Hermanas reina y cautiva) (í-a) SANTA EULALIA DE OSCOS (p. j. Luarca, ant. Castropol). Fragmento recogido por Ramón Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, H/ 007]. 0136:02 [Cat.G.Ast., 086/ 007].

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—Mis moritos, mis moritos, que a Francia lleváis la guía, traedme de allá una esclava, esclava y cautiva mía; que sea duquesa o condesa, o dama de gran valía, no me la traigáis villana ni de grande villanía. .................. .................

121 Flores y Blancaflor (Hermanas reina y cautiva) (í-a) (+ Blancaflor y Filomena [é-a]) LINARES (conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís), dictada por Victoria Suárez, de 73 años.

Recogida por Juan Menéndez Pidal, 1902 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, H/ 007]. 0136:03 [Cat.G.Ast., 086/ 006]. 02 04 06 08 10 12 14 16

Por los campos de Malverde se pasea doña Manuela, con dos hijas por la mano, Blancaflor y Filomena. El pícaro del rey Turco al camino se saliera; le pidiera la mayor, le diera la más pequeña, y montándola a caballo camina para su tierra. —Rey Turco, si vas a España, me traerás una cautiva.— La mora estaba preñada, la cautiva encinta iba, tan güena fue la su suerte que ambas parieron un día. La pícara de la partera, por ganar más las albricias, en la niña de la mora la llevara a la cautiva. La mora con la alegría levantóse al tercer día, la cautiva co’l pesar levantarse no podía. La pícara de la mora ella a vesitarla iba. —¿Si estuvieras en tu tierra bautizabas la tu niña? —Con lágrimas que derramo la bautizo cada día. Si yo estuviera en mi tierra bautizaba la mi niña

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ROMANCERO TRADICIONAL

y le ponía Blancaflor, o Rosa de Alejandría, porque ansina se llamaba una hermana que yo tenía, que la prendieron los moros el día de San Matías estando cogiendo flores en un jardín que tenía. —Según las señas que das, pareces hermana mía.— Y se abrazaron las dos llorando que trasvertían. Y se ha llegado el rey Turco: —¿Qué tienes esposa mía? —¿Yo qué tengo de tener, marido del alma mía? que cuidé que tenía esclava y tengo una hermana mía. —Calle la mi mujer, calle, que yo lo remediaría, que tu hermana ha de casar con un hermano que había. —No lo quiera Dios del cielo, ni la sagrada María, que dos hermanas que somos casemos en morería.— Montó en su caballo blanco con la niña entre los brazos para su tierra camina. —Y le dirás a mi madre que venga por mí otro día, que aunque en morería estoy, que no la olvidé entovía, que alredor de la mi saya traigo la Virgen María, que le rezo tres rosarios todos los días de mi vida; le rezo un por la mañana y otro por el mediodía, y otro por la medianoche mientres la gente dormía.

—————— 10a sic.

122 Flores y Blancaflor (Hermanas reina y cautiva) (í-a) ALEA (parr. Linares, conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís). Recogida por Ramón Menéndez Pidal, 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, H/ 007]. 0136:04 [Cat.G.Ast., 086/ 008].

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La Sarafa reina mora, reina de la morería, ella diz que la pretende una cristiana cautiva. —Ni ha de ser perra ni mora, ni tampoco hija ‘e judía, que ha de ser de conde Flores, o señora de valida.— Estando cogiendo flores en un jardín que tenía .............. .............. Preguntárense una a otra: . . . . . . . . . . . . . . —Según las señas que das, tú eres hermana mía, que me cogieron los moros el día de San Matías.—

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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Pues se abrazaron las dos, lloraban que trasvertían. El rey moro que lo sepo, pronto baja la vendimia. —¿Qué tiene la mi mujer?, ¿qué tienes, esposa mía? —¿Qué tengo yo de tener, regalo del alma mía? creyendo que tenía esclava yo tengo una hermana mía. —Pues calle la mi mujer, que yo lo remediaría; casaremos a tu hermana con un hermano que había. —No lo quiera Dios del cielo, ni la sagrada María, que dos hermanas que somos casemos en morería. —Pues calle la mi mujer, que yo lo remediaría; aviaremos el caballo con plata y oro qú había.— Y a otro día de mañana para su tierra camina.

—————— 6a preguntárense, sic; -10a sepo, sic.

123 La hermana cautiva (hexas. í-a) EL ESPÍN (parr. Folgueras, conc. Coaña, p. j. Luarca, ant. Castropol), dictada por Emilia Acevedo Huelves. Recogida por Bernardo Acevedo, 1884 (original ms. de letra de B. Acevedo) [AMP, J/ 009]. 0169:01 [Cat.G.Ast., 087/ 006].

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¡Oh campos, oh campos de la verde oliva!, la hija del Rey la llevan cautiva, llévanla los moros, ambos a porfía. Madruga don Burgos mañana muy fría llevar su caballo a una fuente fría. —Quita, perra mora, hija de judía, deja mi caballo beber agua fría. —Ni soy perra mora, ni hija de judía, que soy cristianilla, vivo en turquería. —Si eres perra mora, te bautizaría; si eres cristianilla, yo te llevaría. —Los paños que lavo, ¿yo qué les haría? —Los que son de seda traelos, vida mía, los que son de holanda échalos en la ría.— La coge del brazo, en su caballo la ponía. —¡Oh campos, oh campos de la verde oliva! Cuando el rey mi padre plantó aquí esta oliva,

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ROMANCERO TRADICIONAL

la reina mi madre la seda torcía y yo, chiquitita, también deprendía; mi hermano don Burgos caballos corría.— —Abra aquí, mi madre, puertas de alegría que en cuenta de nuera hija le traía. —Si viene por nuera, venga bien venida, hija de mi vida jamás la vería. —Mi saya, mi saya de seda tan fina, que te dejé nueva y hállote traida.

124 La hermana cautiva (hexas. í-a) MIERES (p. j. Mieres, ant. Lena), dictada por Amalia Díez. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, J/ 009] 0169:02 [Cat.G.Ast., 087/ 008].

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Mañanita de San Juan, mañanita fría, madrugaba don Güesos a buscar querida; la encontró lavando en una fuente fría. —Quítate de ahí, mora, hija de judía, deja a mi caballo beber agua fría. —Reviente el caballo y el que en él venía, que yo no soy mora ni hija de judía, que soy cristianita, bautizada en pila. —Si eres cristianita, yo te llevaría, pero si eres mora yo te dejaría. —Mi hermano don Güesos plantó aquí esta oliva, mi madre la reina sentadita en silla, mi padre es el rey, los toros corría. —Los pañuelos de lindo cógelos tú, niña, los de seda y holanda yo los llevaría.— Al subir al canto, gritos da la niña, porque ya vio tierra donde fue nacida. —Abra puertas, madre, puertas de alegría, fui a buscar nuera, la traje una hija. —Si me traes nuera, será bien venida, si me traes hija, mejor me sería.

————— Variante: 6b y quien e. e. v.



SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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125 Las tres hermanas cautivas (hexas. í-a) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís), dictada por María de la Paz, «hija de La Carexa de Onís». Recogida por Juan Menéndez Pidal, ¿antes de 1900? (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, J/ 021]. 0137:01 [Cat.G.Ast., 089/ 001].

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En el campo Moro, entre las olivas, fueron cautivadas tres hermosas niñas. Y el pícaro moro que las cautivó a la reina mora se las presentó. —Toma, reina mora, estas tres cautivas, para que te hagan, para que te sirvan, para que te hagan lo de las cocinas.— La mayor fregaba, la menor barría , y la más pequeña agua les traía de la fuente clara, de la fuente fría. Y encontró un viejo por la sierra arriba. —¿Dónde va, buen viejo, por esos caminos? —Voy en busca de tres hijas que se me han perdido. —¿Cómo se llamaban? —La mayor Estoa, la menor Lucía y la más pequeña era Rosalía.— .............. ............. La mayor lloraba, la menor quería y la más pequeña consolar quería. Y la reina mora les quitó la vida.

—————— 15a Estoa (?); -17b sic.

125 bis Las tres hermanas cautivas (hexas. í-a) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís), dictada por «una muchacha». Recogida por Rosario Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. sin datos identificatorios, de letra de Rosario Menéndez Pidal) [AMP, J/ 021]. 0137:02 [Cat.G.Ast., 089/ 002].

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ROMANCERO TRADICIONAL

En el campo Moro, entre las olivas, fueron cautivadas tres hermosas niñas. Y el pícaro moro que las cautivó a la reina mora se las presentó. —Toma, reina mora, esas tres cautivas, para que te hagan, para que te sirvan, La mayor guisaba, la menor barría , la más pequeñita agua les traía de la fuente clara, de la fuente fría. Encontró un viejo por la sierra arriba. —¿Dónde va, buen viejo, por estos caminos? —Voy buscar tres hijas que se me han perdido. —¿Cómo se llamaban esas tres cautivas? —La mayor Constanza, la menor Lucía la más pequeñita era Rosalía.— —Hermanitas mías, aquí está mi padre La mayor lloraba, la menor temía, la más pequeñita consolar quería. Y la reina mora les quitó la vida.

—————— Puede fecharse esta versión por las alusiones de Rosario Menéndez Pidal en la carta que acompaña a la primera recitación del romance: «¿Cuando entra Ramón en la Academia? Me alegraré que no sea hasta el otoño para estar ahí», etc. En una primera recitación: 1b e. l. cautivas; 5b estas t. c.; 7a l. m. fregaba; 8a y la más pequeña; 10a encuentra a un v.; 12a voy en busca de t. h.; 13-15 omite; 17b l. m. quería. Al pie la colectora anota: «Al final lo veo embarullado, pero lo escribo como me lo dice la muchacha. Ella lo canta con un sonsonete que ahí va; se reduce a esas cuatro notas repetidas hasta el fin [se acompaña la transcripción musical]». Al remitir en carta posterior la segunda transcripción, la colectora indicaba: «Recordando yo después de haber escrito el otro, que la muchacha, la primera vez que lo cantó, lo había dicho de otro modo, le hice repetirlo cantando, porque recitando temía que se hubiese olvidado, y así fue en efecto; ya veis qué distinto es».



SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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D. Milagros; devoción religiosa

126 La Virgen romera (é-a) VENEROS (parr. Campo de Caso, conc. Caso, p. j. Laviana), dictada por Irene Simón Posada. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, I/ 022]. 0192:01 [Cat.G.Ast., 091/ 010].

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Estando el rey paseando en su pulida arboleda, vio venir una señora en traje de una doncella. Tan guapa le pareció, salió al campo a hablar con ella. —Milagrito, la señora, solita por esta tierra. —No vengo sola, buen rey, que buena compaña llevo, atrás viene el mi marido, relumbra como una estrella; viene prevenido de armas como hombre que va a la [guerra.— El rey, que oyera esto, a su casa se volviera; mandóles poner la mesa, ni un bocado no comiera; mandóles escanciar vino, ni una gota no bebiera; él se fue para su cama, ni un sueñito no durmiera. Y allá hacia la media noche levantarse el rey comienza. —Levantaros, pajes míos, dir buscar una doncella. —Señor, doncellas hay muchas, no sabemos cuála era. —Levantaros, pajes míos, de aquí llevaréis las señas: Trae saya sobre saya, de arriba jubón de seda, de arriba de todo esto lleva una capa aguadera que la atorna el sol y el agua y la nieve cuando vuela. Tiene carrillo de rosas que van derramando perlas, trae zapato picado que cuando anda pa’é que vuela.— Caminan de monte en monte, caminan de sierra en sierra, la alcontraron sentadita debajo de una espinera. —Bien hallada, la señora. —Vení’, pajes, norabuena. —Mandónos decir el rey que fuera servir a la mesa. —Pues habéis decirle al rey

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que si es rey de sus vasallos, yo soy de cielos y tierra. Si se enamora de una Virgen, ¿qué hiciera de una doncella? ¡Válgame Nuestra Señora, válgame la Madalena!

—————— Nota de los colectores: «La recitadora comentaba que la Virgen mintió para disculparse y apartar al rey, y que eso es permitido».

127 La Virgen romera (é-a) SAN JUAN DE AMANDI (parr. Amandi, conc. Villaviciosa, p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por María Fernández Garrido, de 21 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, antes de 1900, e incluída en su proyecto de segunda edición, núm. 18 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal; manejamos otro original ms., de letra de María Goyri, que parece responder a una recitación distinta de esta misma versión, aunque se atribuye a «María, de Villaviciosa») [AMP, I/ 022]. 0192:02 [Cat.G.Ast., 091/ 009].

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Por los palacios del rey se pasea una romera, alta era como un pino, granela como una perla. El rey que la hubiera visto se bajara a hablar con ella. —¿Dónde va usted, buena dama, dónde va, buena doncella? —A Santiago el de Galicia a cumplir una promesa, me la ofrecieron mis padres siendo yo niña pequeña, y ahora que soy mayor voy cumplir la cuarentena. Atrás viene mi marido, granelo es como una perla, la vara con que firmó de premita palma era.— El rey, con estas palabras, en su casa se metiera, com lágrimas de sus ojos toda la mesa cubriera. El buen rey tenía un criado: —¿Qué tiene usted que [atristeza? —Es caso de una romera que acabo d’ hablar con ella. —Romeritas habrá muchas, diga usted qué seña lleva. —Lleva saya sobre saya y jubón de seda lleva, lleva zapato picado y con él media de seda, encima de todo esto lleva una capa aguadera que no la calaba el sol ni los aires de la tierra.— Con estas buenas razones fue en busca de la romera, la encontrara reposando debajo d’una olivera. —Buenas tardes, mi señora. —Bien venido, caballero.

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ROMANCERO DEVOTO

—Vengo de parte del rey, —Vete, paje, y dile al rey si él es rey de su reinado,

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que venga servir su mesa. y dile de esta manera: yo reina de cielo y tierra.

————— Lecturas del original de María Goyri: 2b g. es como u. p.; -3b s. baxara a h. c. e.; -4a d. vas tú, güena d.; -4b d. va, güena d.; -6a m. l. ofrecieran m. p.; -6b s. y. neña p.;-8a a. v. m. maridu; -9b d. p. p. yera; -12a e. b. r. t. u. criau; -13b q. a. de hablar c. e.; -15b y xugón d. s. b.; -16b y enriba m. d. s.; -17a y enriba d. t. e.; -18b nin l. a. d. l. t.; -20a y la encontró r.; -20b d. de una o.; -21a güenas t. m. s.; 21b bien felices, caballero; -22b q. vaya a s. s. m.; -24a s. e. e. r. d. s. batalla.

128 La Virgen romera (é-a) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís), dictada por Virginia Huergo. Recogida por Silvestre Frade, 2 octubre 1884, y remitida a J. Menéndez Pidal (original ms. de letra de S. Frade, «núm. 3») [AMP, I/ 022]. 0192:03 [Cat.G.Ast., 091/ 006].

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En la ciudad de Madrid se paseaba una romera, blanca, rubia y colorada, hermosa como una perla. Viola el rey de la ventana, viola, enamorose de ella; busca pajes y criados para ir en busca de ella. Le responde el más chiquito, el que más agudo era: —Señor, romeras hay muchas, non sabemos cuála era. —Aguarda y detente un poco, direte señas que lleva: zapatito naranjado y buena media de seda; el jugón de terciopelo, la guarnición es la mesma.— Caminaron siete leguas sin poder topar con ella, y la vinieron a hallar debajo de una alameda. —Dios la guarde, la señora. —Pajes del rey, norabuena. —Milagro es ese, señora, tan sola por esta tierra. —Antes yo no vengo sola, que mi marido atrás queda. —El rey vos manda llamar para servirle a la mesa, y si no vos conviniera, para dama de la reina. —Dile a tu amo querido, dile de esta manera: que si él es rey de Castilla, yo lo soy de cielo y tierra. ¡Válgame la Virgen santa y la bendita Magdalena!

—————— Variantes: 10b s. p. hablar c. e. ; -11a y l. v. a hablar.

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ROMANCERO TRADICIONAL

129 La Virgen romera (é-a) CARBES (parr. Mián, conc. Amieva, p. j. Cangas de Onís), dictada por Josefa Cayarga. Original ms. de letra no identificada, 1892, remitido por Bernardo Acevedo [AMP, I/ 022]. 0192:04 [Cat.G.Ast., 091/ 008].

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Por los campos de Malverde se pasea una romera, vióla el rey de su balcón y se enamorase de ella. —¿A dónde va la señora por esta tierra tan sola? —No voy sola, buen señor, que el mi marido atrás queda.— Sube el rey pa’ su palacio, sólo piensa na romera; a esto de la media noche: —Afuera, pajes, afuera, afuera, queridos míos, a buscarme la romera; ni por oro ni por plata, no me vengáis en sin ella.— El más pequeñito de ellos, como era el más entendido: —Señor, romeras hay muchas, no sabemos cuála era. —Como ésta, queridos míos, no se ha visto en esta tierra; trae saya sobre saya, cordón de la fina seda, y una toca toledana que no la tiene la reina.— —Bien hallada, la señora. —Pajes del rey, norabuena. —Le venimos a ofrecer, de mandado de la reina, si quieres servir al rey, al rey para la su mesa, y si no quieres servirle, pa’ doncella de la reina. —Si el rey estuviese aquí, yo le dijese quién era; si es el rey de sus vasallos, yo soy de cielos y tierra. ¡Válgame la Madre Santa, válgame la Magdalena!

130 La flor del agua (á-a) MIÑAGÓN (parr. Serandinas, conc. Boal, p. j. Luarca, ant. Castropol), dictada por María Méndez, «Farruca». Recogida («hace algunos años») y publicada [por Bernardo Acevedo] en El Carbayón (10-V-1892) [AMP, I/ 024]. 0104:01 [Cat.G.Ast., 092/ 008].

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Estaba Nuestra Señora en silla de oro sentada, con el cuerpo está na silla, con los pies nel agua clara;

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ROMANCERO DEVOTO

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bendiciendo estaba ‘l vino, bendiciendo estaba el agua, bendiciendo estaba todo cuanto nel mundo se hallaba. —Dichoso ‘l varón o hembra que coja la flor dest’ agua.— Bien lo oyó la hija del rey d’altas torres donde estaba; muy ligera se vestía, más ligera se calzaba; bajara de cuarto en cuarto, bajara de sala en sala, coge su jarra de vidrio, a la fuente caminara. —Dios la guarde a la señora. —Doncella, seas bien hallada. ¿De quién es esta doncella tan cortés y bien hablada? —Yo soy la hija del rey, mi madre reina se llama. —Para ser hija del rey vienes mal acompañada. —Véngome solita, sola, por coger la flor del agua. —Dame esa jarra, doncella, que yo te cogeré el agua.— Diérale jarra de vidrio, de plata se la sacara. —¿Quién he de decir, señora, que me dio tan linda jarra? —Si no le aciertas el nombre, Nuestra Señora se llama. —Ya que eres Nuestra Señora, dime si he de ser casada. —Casadita sí, por cierto, y muy bien afortunada. Tres hijos has de tener, todos han cenguir espada; uno ha ser rey de Castilla, otro ha ser rey de Granada, y el más chiquitito de ellos ha ser príncipe de España. Desque tengas esto todo has de tener una infanta, la que tiene que ser monja nel Convento en Santa Clara.— La niña, qu’ aquello oyera, se cayera desmayada. Por allí viniera un hombre que Jesucristo se llama. —¿De quién es esa doncella qu’ ahí estaba desmayada? —Pues es la hija del rey, su madre reina se llama. —Esa doncella, mi madre, en palacio era buscada. —Cógela tú, hijo mío, cógela tú y recordarla. —No cogeré no, mi madre, que en buenas manos estaba.

131 La flor del agua (á-a) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Rosaura González, de 65 años. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, I/ 024]. 0104:02 [Cat.G.Ast., 092/ 013].

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Mañanita de San Juan, cuando el agua está rosada, cuando los ríos se ajuntan, cuando se alborota el agua.

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ROMANCERO TRADICIONAL

Está la Virgen María al par de una fuente clara, bendiciendo el pan y el vino, también bendecía el agua, también estaba diciendo estas dichosas palabras: —Dichosa de la romera que coja la flor del agua.— Lo oyó la hija del rey, altas torres donde estaba; muy apriesa se vistiera, más apriesa se calzara; una jarrita de vidrio, pa’ la fuente caminara. —Dios guarde a la romera. —Sea usted muy bien hallada. —¿Adónde es la doncellita, tan cortés y bien hablada? —Soy hija del rey, señora, para lo que usted mandara. —Para ser hija de rey, vienes mal acompañada, no traes paje contigo ni jarrito para el agua. —Para ver a usted, señora, no necesito compaña.

132 La flor del agua (á-a) CARROCERA (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana). Recogida por Juan Menéndez Pidal, 1909 (ms. original en letra de J. Menéndez Pidal, y copia parcial en letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, I/ 024]. 0104:03 [Cat.G.Ast., 092/ 012].

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Mañanita de San Juan, mañanita linda y clara, cuando la Virgen María de los cielos se bajara, con un librito na mano, rosario con que rezara. La hija del Rey la vio de la cama donde estaba; muy a priesa se vestía, más a priesa se calzaba, vestidos de oro ponía, paños de la fina holanda. Con estes razones y otres pa’ la fuente caminara. —Qué traes, niña hermosa, qué traes, niña galana?; tú para coger la flor no traes jarro ni ferrada. —Darámelo usted, señora, que otres coses más me daba.— ‘Chó mano para el cartucho, sacóle un jarro de plata; tan presto como le dio presto se volvió ferrada. La hija del rey que vio esto nun desmayo se quedaba. —Recuerda, mi niña hermosa, recuerda, niña galana. ¡Nuestra Señora me valga, y la Virgen soberana!

————— Variantes: 11b y una jarra se la daba; -12a que llevaría un azumbre. El v. 8 figura tachado en el original.



ROMANCERO DEVOTO

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133 La flor del agua (á-a) VENEROS (parr. Campo de Caso, conc. Caso, p. j. Laviana), dictada por Irene Simón Posada. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, I/ 024]. 0104:04 [Cat.G.Ast., 092/ 014].

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Mañanita de San Juan, cuando el sol alboreaba, vino la Virgen María, de los cielos abajaba a lavar sus blancos pechos y también su blanca cara. Coge dos cántaros de oro, pa’ la juente caminara, y en el medio del camino una doncella alcontrara. —¿Dónde vas, endoncellita, dónde vas, endoncellada? —Soy hija del rey, señora, voy coger la flor del agua. —Para ser hija del rey vas muy mal acompañada. —¿Qué quiero la compañía si tan buena la alcontrara? —La pudiera alcontrar buena, la pudiera alcontrar mala. De condes y de marqueses pudiera dir arrodeada. —Sólo quiero una señora que me diga una palabra: si tengo de ser soltera o tengo de ser casada. —Casadina sí, por cierto, de las más aventuradas, tres hijos has de tener, todos tres consuelo espada; uno ha de ser rey Castilla y otru ha de ser en Granada, y el más chiquitino de ellos ha de ser rey en España; una hija has de parir para monja en Santa Clara, y en el tiempo de parirla el alma se te arrancara, y marcharás para el cielo en silla de oro sentada. ¡Válgame Nuestra Señora, válgame la madre santa!

—————— Notas: 14 casadina no, p. c., / ni tampoco apalabrada, variante tachada; -15b consuelo espada, sic; -16a rey Castilla, sic.

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ROMANCERO TRADICIONAL

134 La flor del agua (á-a) LOROÑE (parr. Gobiendes, conc. Colunga, p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por Benigna Iglesias, «La Payeta», de 35 años. Recogida por Encarnación Montoto Covián, y publicada por Braulio Vigón, El Carbayón (13-X-1892), «Romances», núm. V. Reed. en B. Vigón, Asturias (1980), pp. 192-193 [AMP, I/ 024]. 0104:05 [Cat.G.Ast., 092/ 010].

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Mañanita de San Juan, mañanita linda y clara, cuando las piedras preciosas saltan y bailan en ’ agua, la Virgen Santa María de los cielos abajaba con un ramo entre las manos y un libro po’l que rezaba. La Virgen, como es tan buena, presto bendijera l’agua. —Dichosa sea la doncella que coja la flor de esta agua.— La hija del rey lo oyera de altas torres donde estaba; muy deprisa se vistiera, más deprisa se calzara, más deprisa se pusiera donde la Virgen estaba. —¿De quién sois hija, querida, de quién sois hija, galana? —Hija soy yo del buen rey, vengo por la flor del agua. —¿En qué lo has llevar, querida, en qué lo has llevar, galana? —En faldas de mi camisa, en faldas de mi delgada, y si non basta con esto, en rodeo de mi saya.— La Virgen, como es tan buena, jarro de oro le prestara, y lo metiera en la fuente, sacara la flor del agua. La hija del rey que tal viera en el suelo se desmaya. De las siete pa’ las ocho Jesucristo allí llegara. —¿Quién es aquesta, mi madre, que en suelo está desmayada? —Es la hija del buen rey, viene a por la flor del agua. —Recuerde, la hija del rey, recuerde con mi palabra. —Yo les quería decir solamente una palabra: si tengo de ser soltera o tengo de ser casada. —Casadita sí, por cierto, mujer bien aventurada; tres hijos has de tener, todos han regir espada, uno ha ser rey en Galicia, otro ha ser rey en Granada, y el más chiquitito de ellos ha de gobernar España.

—————— Lecturas de la reed. de 1980, que tiene en cuenta los originales mss. de B. Vigón: 1b m. lúcida y c.; -2a c. las perlas p.; -20b viene por l. f. d. a.; -27b h. d. g. la ’Spaña.



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135 La flor del agua (á-a) Ay. de COLUNGA (p. j. Gijón, ant. Villaviciosa). Recogida y publicada por Braulio Vigón, El Carbayón (23-VI-1892). Reed. de M. Menéndez Pelayo, Antología, X (1900), pp. 147-8 (núm. 64). Parece tratarse de una recitación abreviada de la versión anterior [AMP, I/ 024]. 0104:06 [Cat.G.Ast., 092/ 009].

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Mañanita de San Juan, mañanita linda y clara, cuando las perlas preciosas saltan y bailan en ’ agua, la Virgen Santa María de los cielos abajaba con un ramo entre las manos y un libro po’l que rezaba. La Virgen, como es tan buena, presto bendijera l’agua. —Dichosa sea la doncella que coja la flor de esta agua.— La hija del rey lo oyera de altas torres donde estaba; muy deprisa se vistiera, muy deprisa se calzara, más deprisa se pusiera donde la Virgen estaba. La Virgen, como es tan buena, jarro de oro le prestara, y lo metiera en la fuente, sacara la flor del agua. La hija del rey que tal viera, en el suelo se desmaya. —Recuerde, la hija del rey, recuerde con mi palabra. —Yo le quería decir solamente una palabra: si tengo de ser soltera o tengo de ser casada. —Casadita sí, por cierto, mujer bien aventurada, tres hijos has de tener, todos han regir espada.

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136 La flor del agua (á-a) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís), dictada por Gregoria Caldevilla. Recogida por Silvestre Frade, 1 octubre 1884, y remitida a J. Menéndez Pidal (original ms. de letra de S. Frade, «núm. 1») [AMP, I/ 024]. 0104:07 [Cat.G.Ast., 092/ 006].

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Mañanita de San Juan, mañanita linda y clara, madrugó la Virgen pura a coger la flor del agua; y después que la cogió la bendición echó al agua: —Dichosa de la doncella que aquí viniera por agua, que la llevará bendita, la llevará consagrada.— La hija del rey lo oyó desde el cuarto donde estaba. Muy aprisa se vestía, muy aprisa se calzaba; cogió el cantarillo de oro y a la fuente caminaba. —¿A dónde irá la doncella tan sola y tan de mañana? ¿De quién es hija, mi vida, de quién es hija, mi alma? —Soy hija del rey Orevio y de la reina de Arabia; como soy hija de rey, voy coger la flor del agua. —Para ser hija del rey vienes mal acompañada. —Acompañada por cierto, si tan buena la encontrara. —Como la encontraste buena pudieras hallarla mala; de duquesas y condesas has de venir rodeada. —Todo lo haré yo, Señora, por llevar la flor del agua. —¿En qué lo has de echar, mi vida, en qué lo has de echar, [mi alma?— Metió la mano en bolsillo y un jarro de oro sacaba, y metiéndolo en la fuente se volvió en la flor del agua. Entre unas palabras y otras la niña se desmayara. —No te desmayes, mi vida, no te desmayes, mi alma, si quieres saber quién soy, soy la Virgen soberana; dichosa de la doncella que aquí viniera por agua. —Diga, diga la Señora si tengo de ser casada. —Casadita sí, por cierto, mujer bien aventurada; tres hijos has de tener, los tres infantes de Lara. Uno reinará en Sevilla, otro reinará en Granada, y el más chiquitito de ellos ha de gobernar la España. En teniendo esos tres hijos te tengo llevar el alma.— Para los cielos camina en silla de oro sentada. ¡Válgame la Magdalena y la Virgen soberana!



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————— Variantes: 11a s. la hija del rey moro; -20b cogió la f. d. a.; -26b m. b. desventurada; -27b de fusil, morrión y espada (y omisión de 28); -29b ese reinará en E.; -30b t. t. arrancar e. a. El colector anota: «En dos mujeres que saben este romance no hay más diferencias que las de las palabras anotadas, salvo que la segunda suprimía algunos versos que dice no recordarlos».

137 La flor del agua (á-a) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís). Recogida por Rosario Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. sin datos identificatorios, de letra de Rosario Menéndez Pidal) [AMP, I/ 024]. 0104:08 [Cat.G.Ast., 092/ 011].

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Mañanita de San Juan, cuando el sol alboreaba, estaba la Virgen pura lavándose en fuente clara; lavó sus pies y sus manos, también su bendita cara, cada vez que se lavaba la bendición echa al agua: —Dichosa de la doncella que aquí viniese por agua, ha de pensar que lleva agua y lleva sangre sagrada.— Estando la hija del rey acostadita en la cama, muy deprisa se vestía, más deprisa se calzaba; cogió el cantarillo de oro, marchó a la fuente por agua. En el medio del camino a Jesucristo encontraba. —¿Dónde va la doncellita, tan sola y tan de mañana? —Hija soy del rey, señor, voy a la fuente por agua. —Para ser hija del rey vienes mal acompañada, que de condes y marqueses no vienes arrodeada. —¿Qué quería la compañía, si tan buena la encontraba? —Como la encontraste buena, la podías encontrar mala. —Dígame usted, buen señor, ¿seré soltera o casada? —Casadita sí has de ser, y con un grande de España, y has de tener tú tres hijos que se ceñirán la espada: el uno rey de Sevilla, el otro rey de Granada y el más chiquitito de ellos ha de gobernar a España. Has de tener una hija para monja en Santa Clara y, en teniendo aquella hija, tengo que arrancarte el alma y llevarla al paraíso en silla de oro sentada.

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138 La devota de la Virgen en el yermo (í-a) SERANDINAS (conc. Boal. p. j. Luarca, Ant. Castropol), dictada, posiblemente, por Juventina García. Original ms. de letra de mano desconocida, facilitado por Bernardo Acevedo, fechado en 1889 (Col. «Serandinas» A, pp. 1-5) [AMP, I/ 020]. 0212:01 [Cat.G.Ast., 093/ 009].

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El buen rey tenía una hija, las cosas que más quería, tres rosarios tiene de oro, todos tres los reza al día; uno por la mañana, otro reza al mediodía, otro a la media noche mientras el rey su padre dormía. Una vez estando rezando llegó la Virgen María. —¿Qué haces ahí, mi devota, qué haces ahí, devota mía? —Estoy rezando el rosario a la sagrada María. —Reza, mi devota, reza, que yo te lo ofrecería, que hoy te tengo de llevar antes que amanezca el día. —Eso sí que no, señora, eso sí que no lo haría, sin yo pedir el permiso a un rey padre que tenía. —Pues vete pedir el permiso al rey padre que tenías.— Se fuera de cuarto en cuarto hasta que llegara a la sala donde su padre dormía. —Despierte, mi padre, despierte, llámolo con cortesía, que dentro de los sus palacios anda la Virgen María, que dice me ha de llevar antes que amanezca el día. —Eso sí que no, hija mía, eso sí que no se haría, por cuanto en el mundo habría. Las riquezas y las rentas, sin ti, ¿para quién serían? —Bastantes pobres nel mundo hay que ellos bien las [desearían, las riquezas de este mundo yo nunca las querería. —Y tus primos cuando vengan, hija mía, ¿qué les diría? —Dígales una mentira, que bien poco importaría, dígales que voy en palacios a visitar una tía. —Pues vete, mi fija, vete, con bendición tuya y mía, que esa mujer que te lleva cuenta de ti me daría.— Cogiérala de la mano, llevárala por los montes los más desiertos que había, donde canta la culebra, responde la serpentina. —Aquí te has quedar siete años, siete años y más un día,

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comiendo de esta herba verde, bebiendo de esta agua fría, y al cabo de los siete años yo por aquí volvería.— Y al cabo de los siete años vino la Virgen María. —¿Qué hace ahí, la mi devota, qué haces ahí, devota mía? —Estoy rezando el rosario a la sagrada María. —Reza, mi devota, reza, que yo te lo tomaría; hoy se cumplen los siete años, mañana se cumple el día. ¿Quién te acompañó, mi devota? —Nadie más que un pajarito que de comer me traía. —Si quieres subir al cielo la mano te apurriría; si quieres meterte monja, convento yo te daría; si quieres ser casadita yo novio te buscaría. —Monja, monja sí, señora, siempre fuera intención mía; monja, monja sí, señora, vicios de hombres no quería.— El sábado metióse monja, el domingo se moría. Las campanas en el cielo ellas solas se tanguían. ¡Cuerpo santo, cuerpo santo! ¿ay mi Dios, dónde sería? ¿Si sería la hija del rey, mi Dios, que no parecía? ¡Esa señora me valga, ay, la sagrada María!

139 La devota de la Virgen en el yermo (í-a) BOAL (p. j. Luarca, ant. Castropol). Recogida por Bernardo Acevedo, c. 1885 (original ms. de letra de B. Acevedo) [AMP, I/ 020]. 0212:02 [Cat.G.Ast., 093/ 008].

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¡Válgame Nuestra Señora y la sagrada María! El rey tenía una hija, la cosa que más quería, él de oro la calzaba, él de seda la vestía. Tiene tres rosarios de oro, todos tres los reza al día; el uno por la mañana, otro reza al medio día, otro rezaba a la noche mientras la gente dormía. Un día estando rezando llegó la Virgen María. —Reza, reza, mi devota, que yo te lo ofrecería, que te tengo de llevar antes que amanezca el día. —Tengo que pedir licencia a un rey padre que tenía.— Fuérase de cuarto en cuarto donde su padre dormía. —Despierte, padre, despierte, despierte con cortesía,

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en su aposento de flores está la Virgen María, que dice me ha de llevar antes que amanezca el día. —Vete, hija mía, vete, vete con bendición mía, la señora que te lleva cuenta de ti me daría.— Llevóla por unos montes los más desiertos que había, donde canta la culebra, responde la serpentina. —Ahí te tienes de estar siete años y más un día comiendo las yerbas verdes bebiendo del agua fría.— Al cabo de los siete años ella de sed se moría. —Para bajarme a beber, siento que es descortesía, para morirme de sed, siento que es deshonra mía.— Estando en estas razones, llegó la Virgen María. —Bebe, bebe, mi devota, que yo te lo ofrecería; hoy se cumplen los siete años, mañana se cumple el día. Si te quieres meter monja, yo monja te metería, tú si te quieres casar, casamiento te daría. —Monja, monja sí, por cierto, vicios de hombres no quería.— Sábado se metió monja y el domingo se moría.

————— Variante: 14b con tu devoción y la mía.

140 La devota de la Virgen en el yermo (í-a) EL ESPÍN (parr. Folgueras, conc. Coaña, p. j. Luarca, ant. Castropol), recitada o anotada por Engracia González. Remitida por Bernardo Acevedo, antes de 1910. Manejamos un original de mano popular y una copia de letra de María Goyri [AMP, I/ 020]. 0212:03 [Cat.G.Ast., 093/ 007].

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El rey tenía una hija, la cosa que él más quería, él de oro la calzaba y él de plata la vestía. Ella tenía un rosario, tres veces lo reza al día: uno por la mañanita y otro por el medio día, y otro por la media noche, cuando sus padres dormían. Estando rezando un día, viene la Virgen María. —Si quieres subir al cielo, la mano te apurrería.— Fuese paso tras de paso hasta llegar al cuarto donde su padre dormía.

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—Padre, despierte con cortesía, que en la sala de las flores está la Virgen María; que dice que me ha de llevar antes que amanezca el día. —Vete, hija, vete, hija, vete con bendición mía.— Fuéronse por unos montes, los más desiertos que había; donde canta la culuebra, la serpiente respondía. —Siete años tienes que estar, siete años menos un día.— Al cabo de los siete años, viene la Virgen María. —¿Qué tal [va la mi] devota, [qué tal va, devota] mía? —¿Cómo quiere que me vaya, cómo quiere que me iría comiendo yerbas de un campo y bebiendo agua fría.— Las campanas tocaban de alegría.

————— El v. 18 figura entre corchetes, añadido en letra de B. Acevedo.

141 La devota de la Virgen en el yermo (í-a) BLIMEA (conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana). Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, I/ 020]. 0212:04 [Cat.G.Ast., 093/ 011].

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El buen rey tenía una hija, esa y otra no tenía, de la plata la calzaba, de la seda la vestía. Pídenla duques y condes, toda la flor de Castilla, preguntan si ha ser casada, ella diz que no quería, que quería ser devota de la sagrada María, que le rezaba el rosario las tres veces por el día: uno reza a la mañana y otro reza al meyudía, y otru lu reza de noche mientres la gente dormía. Cuandu lu staba rezando llegó la Virgen María. —¿Qué haces, la mi devota, qué haces, devota mía? —Estoy rezando el rosario, como otras veces solía. —Ahora, la mi devota, hemos usar otra vida, tú tienes que dir conmigo tres hores antes del día. —Si diz que to dir con ella tres hores antes del día, voy a dar cuenta a mi padre, que está en la sala d’arriba.— —Dispierte, padre, dispierte, dispierte con cortesía, que dentro de su palaciu está la Virgen María,

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que diz que to dir con ella tres horas antes del día. —Si diz que has de dir con ella, lleva la bendición mía, la del cielo que te cubra, prenda del alma querida.— Anduvieron siete leguas, al par de una fuente fría. —Ahora, la mi devota, hemos usar otra vida, que tienes que estar siete años, siete años demás un día, en sin comer, sin beber, nin hablar con cosa viva, tan sólo una palomita que te velará de noche, de día te hará compañía.— Bajeme a beber del agua, a beber del agua fría; cuando la estaba bebiendo llegó la Virgen María. —Hoy se cumplen los siete años, siete años demás un día, ahora, la mi devota, hemos usar otra vida. Tú si te quieres casar, yo muy bien te casaría, si te quieres meter monja, yo monja te metería. —El padre que me engendró y la madre que me parió para monja me quería. Monja, monja, la señora, monja, monja por su vida. ¡Esa señora me valga, válgame Santa María!

142 La devota de la Virgen en el yermo (í-a) VENEROS (parr. Campo de Caso, conc. Caso, p. j. Laviana), dictada por Irene Simón Posada. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, I/ 020]. 0212:05 [Cat.G.Ast., 093/ 012].

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En Toledo hay una niña. Rosario de oro que tiene tres veces le reza al día; uno reza a la mañana y otro reza por el día, y otro reza por la noche mientras la gente dormía. Estando rezando el rosario que de costumbre tenía, adentro de su aposento entró la Virgen María. —¿Qué haces aquí, devota, devota del alma mía? —Estó rezando el rosario que de costumbre tenía. —Esta noche tienes que te dir en mi compañía. —Déjeme pidir licencia a mis padres que tenía. —Dispierten, padres, dispierten, dispierten con cortesía,

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que dentro del su aposento está la Virgen María, que me venía a buscar, que vaya en su compañía. —Bien sabe Dios de los cielos que más hijas no tenía, por mandau de quien lo manda anda, marcha en su [compañía.— Y la cogió por la mano, la llevó una sierra arriba. En el alto de la sierra, junto a una juente fría, le dijo: —Aquí tienes que estar siete años menos un día, y una palombita blanca te vendrá a ver todos los días, y en el pico te traerá una flor muy amarilla; co’l olor que da la flor ha de saber quién la envía.— Ya se cumplen los siete años, siete años menos un día, Cristo corta la mortaja y María se la cosía. ¡Válgame Nuestra Señora, válgame Santa María!

——————— Variante: 14b a. vete e. s. c.

143 La devota de la Virgen en el yermo (í-a) CAMPO DE CASO (conc. Caso, p. j. Laviana). Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra que no identificamos) [AMP, I/ 020]. 0212:06 [Cat.G.Ast., 093/ 013].

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Una hija tenía un rey, que la amaba y la quería; si de plata la calzaba, de oro la vestía. Rezando un día el rosario, vino la Virgen María. —¿Qué haces ahí, mi devota, qué haces, devota mía? —Estoy rezando el rosario a quien rezarle solía. —Pues ahora, mi devota, trataremos de otra vida. Si quieres casarte, yo también te casaría, si quieres meterte monja, yo también te metería. —Monja, monja, sí señora, monja he ser toda mi vida, que el padre que me crió para monja me quería.— El jueves la metía monja y el viernes ya se moría. La llevaron por los montes, los más espesos que había; yendo por la sierra alante llegaron a una fuente fría. [. . . . . . . . .]

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144 La devota de la Virgen en el yermo (í-a) CAMPO DE CASO (conc. Caso, p. j. Laviana). Fragmento recogido por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal). Se anotó sólo el incipit como variante de la versión anterior [AMP, I/ 020]. 0212:07 [Cat.G.Ast., 093/ 014].

En Toledo hay una torre,

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en el medio de la torre una doncellita había, que su madre la calzaba y su padre la vestía. Rosario de oro que tiene etc. . . . . . . . . .

la más alta que allí había;

145 La devota de la Virgen en el yermo (í-a) LOROÑE (parr. Gobiendes, conc. Colunga, p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), [dictada por ¿Benigna Iglesias?]. Recogida por Encarnación Montoto Covián y publicada por Braulio Vigón, El Carbayón (13 septiembre 1892). Reed. de M. Menéndez Pelayo, Antología, X (1900), pp. 145-146 (núm. 62); y en B. Vigón, Asturias (1980), pp. 189-191. 0212:08 [Cat.G.Ast., 093/ 010].

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En lo alto de aquel monte un grande palacio había, allí habita un caballero que tiene una hermosa hija. Róndenla muchos galanes de noche y también de día, la niña, como es discreta, a todos los despedía. Rosario de oro en la mano, tres veces lo reza al día; uno por la mañanita, otro por el medio día, otro por la media noche, cuando su padre dormía. Estando un día rezando, como otras veces solía, llegó a buscarla la Virgen para dir en romería. Fueron a ver a su padre donde su padre dormía. —Despierte, señor mi padre, despierte su señoría, que en el su palacio andaba la santa Virgen María, que me viene a buscar para dir en romería. —Yo bien siento que te vayas porque otra hija no tenía, pero si vas con la Virgen, ve con la bendición mía.— Consejos que le iba dando por aquella sierra arriba,

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consejos que le iba dando como una madre a una hija. —Cuando hablares co’ los hombres, baja los ojos, querida.— En el medio de la sierra hallara una fuente fría. —Aquí has de quedar, galana, aquí has de quedar, querida, aquí has de quedar, galana, siete años menos un día; ni has de comer ni beber, nin hablar con cosa viva. Las avecitas del monte serán en tu compañía y una palomita blanca aquí vendrá cada día, en el pico te traerá una flor muy amarilla, por el olor que te dé ya verás quién te la envía.— Ya se cumplen los siete años, siete años menos un día. —Ya es tiempo, la madamita, ya es tiempo, la vida mía, ya es tiempo, la madamita, que mudemos esta vida. Tú, si te quieres casar, buen marido te daría, si te quieres meter monja, yo también te metería. —Yo no me quiero casar, meterme monja quería.— Jesucristo trae el manto, la Virgen se lo ponía. Ya se rezan los rosarios, y nadie los rezaría, ya se encendían las velas y nadie las encendía, ya se tocan las campanas y nadie las tocaría.

—————— Lecturas de la reed. de 1980: 3a róldenla m. g.; -18b baxa l. o., q.; -22a no h. q. c. n. b.

146 La cabrera devota elevada al cielo (á-a) MALLO DE LUNA (conc. Los Barrios de Luna, p. j. León, ant. Murias de Paredes), dictada por Josefa Morán y Ordóñez, de 23 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal). 0214:01

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Al pie de un duro peñasco la pastora está sentada, con el rosario en la mano, rezando a la Virgen santa. Viera venir una nube tan resplandeciente y clara, y en el medio de la nube viera venir a tres damas; las dos venían de luto y en sus manos ricas palmas, la tercera de morado, que al sol atemborizaba. —¿Tú qué haces ahí, pastora, a estas horas con las cabras? —Estoy rezando el rosario para la Virgen santa.

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—¿De quién son esas cabras, venturosa castellana? —Suyas son, de la señora, pues que las guarda y ampara.— Levántase aquella nube, llevaron aquella dama. Los padres de aquella niña con gran pena están en casa; ver que es de noche y no viene la su hija con las cabras. Tenía un bendito Cristo, bendito que tiene en casa: —Dime aquí, manso cordero, pastor de aquella manada, ¿dónde estará la mi hija estas horas con las cabras? —La su hija está en los cielos, la llevó la Virgen santa.

147 El cura sacrílego (ó) MIERES (p. j. Mieres, ant. Lena), cantada por Amalia Díez (transcripción musical anotada por Socorro Osuna; no localizada pero conservada en copia de M. Manrique de Lara). Recogida por Ramón Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, I/ 009]. 0083:01 [Cat.G.Ast., 095/ 002].

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Un cura que dice misa, de las ánimas pastor, se enamoró de una niña desde que la bautizó. Murió su padre y su madre, huerfanita se quedó; el día de San Francisco salió a peinarse al sol, con peine de oro en sus manos, que el de plata no encontró. Pasó por allí aquel cura, pasó por allí el traidor. —Juanita -dijo-, Juanita, dame de tu pecho amor.La niña como era joven, no le supo decir no. La ha cogido de la mano y a su casa la llevó; la metió en su cuarto y allí la dio confesión. El día de Jueves Santo durmió con ella el traidor; y a eso de la media noche —Juanita -dice-, Juanita.— Y nadie le contestó; le echó una mano al cuello, muerta y fría la encontró. —Vecinos, los mis vecinos, los que vivís al redor, sacáime este cuerpo de casa, que en mi casa falleció; los que me debéis dinero, todo os lo perdono yo; los que no me lo debéis, yo vos lo daré, yo.A otro día de mañana fue a decir misa el traidor; al decir «Señor, pequé» una voz del cielo oyó:

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—¡Detente, cura, detente, detente, cura traidor, que no puedes decir misa ni celebrar al Señor!El cura de que oyó esto para Roma caminó; en el medio del camino un penitente encontró. —Penitencia, padre mío, penitencia pido yo. —Si tú pides penitencia, yo te la daré, yo, yo: que barras todas las calles desde Madrid a Aragón. —Eso, padre mío, es poco pa’ lo que merezco yo. —Si eso te abulta poco, yo te daré otra mayor: que hagas una velita, te metas de pabellón. —Eso, padre mío, es poco, pa’ lo que merezco yo. —Si eso te abulta poco, yo te daré otra mayor: que te metas en un horno cuando está al mayor ardor.— El cura se va a meter y una voz del cielo oyó: —Detente, cura, detente, detente, cura, por Dios, que ya puedes decir misa y celebrar al Señor.— El cura de que oyó esto, para casa caminó; y otro día de mañana fue a celebrar al Señor.

—————— Variantes: 7a J. dice J.; -16a me sacáis e. c. d. c.; -17b yo vos l. p. y.; -23a e. c. d. q. ha oído e.

148 El cura sacrílego (ó) EL ENTREGO (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana), dictada por María de Pedro. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra que no identificamos) [AMP, I/ 009]. 0083:02 [Cat.G.Ast., 095/ 003].

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Un sacerdote de misa, de las ánimas pastor, se enamoró de una neña desque la bautizó. Mientras sus padres vivieron, no la pudo lograr, no, desque murieron sus padres huerfanita se quedó; huérfana de padre y madre, pero de abuelitos, no. Un día por la mañana se salió peinar al sol con peines de oro en la mano, de plata no los halló. Pasó por allí aquel cura, pasó por allí el traidor. —Dame de tu amor, Pepita, Pepita, dame tu amor.— Pepita, como era joven, no supo decir que no;

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y la agarró por un brazo y a su casa la llevó, y la metió en un cuarto, el más oscuro que halló. Allí le decía misa, le predicaba el sermón, le perdona los pecados, lo que no perdona Dios. El día de Jueves Santo, por ser la noche mayor, durmió con ella aquel cura, durmió con ella el traidor. A eso de la media noche el cura que despertó, tres veces llamó a Pepita, ninguna le respondió, sacó los brazos afuera y difunta la encontró. —Vecinos los de este pueblo, los que más quería yo, sacarme de aquí este cuerpo, que [en] mi casa falleció, que si os debía algo ya os lo pagaré yo, aunque no se os debiese también os lo pago yo.— Un día diciendo misa, del cielo una voz bajó. —Márchese de ahí, señor cura, márchese de ahí, por Dios, que no puede decir misa ni predicar el sermón.— El cura, que oyera esto, para Roma caminó, y en el medio del camino un capuchino encontró. —Le pido que me confiese, que me confiese, por Dios.— Le ha echado dos penitencias, una grande, otra mayor; el que barriera las calles desde Madrid a León. —Eso para mí no es nada, mucho más merezco yo, el meterme en una horna cuando esté al mayor ardor.— Cuando se estaba metiendo una voz del cielo bajó. —Márchese de ahí, señor cura, márchese de ahí, por Dios, que ya puede decir misa y predicar el sermón, que usted ya está perdonado, eso y más perdono yo.

149 El cura sacrílego (ó) Conc. de RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís). Recogida por Silvestre Frade; c. 1885. Sin datos de recitador ni fecha de recolección (original ms. de letra de S. Frade) [AMP, I/ 009]. 0083:03 [Cat.G.Ast., 095/ 001].

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Un cura que decía misa, de las ánimas pastor, se enamoró de una niña desde que la bautizó. Mientras sus padres vivieron no la pudo lograr, no, desque sus padres murieron se salió a peinar al sol, con peines de oro en la mano, de plata no los halló. Vino por allí aquel cura, vino por allí el traidor.

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—Dame de tu amor, Pepita, dame de tu pecho amor.— La niña, como era joven, no le supo decir no; la agarrara por el brazo, para casa la llevó, la metió en un cuarto oscuro, lo más oscuro que halló. Allí la tuvo siete años sin ver la luna y sol; él mismo la confesaba, le daba la comunión, le perdona los pecados, los que no perdona Dios. La noche de Jueves Santo, por ser la noche mayor, él se fue para su cama y consigo la acostó. Allá por la media noche el curita despertó; tres veces llama a Pepita, ninguna le respondió, echa la mano hacia el rostro, y muerta y fría la halló; la agarró por un brazo y en la sala la tiró. Otro día a la mañana el curita madrugó; se asomó a la ventana (diciendo): —Vecinos, los mis vecinos, los que más estimo yo, que me saquéis este cuerpo que en mi casa falleció.— Unos agarran la pala, otros agarran el azadón. (La llevó. Él se fue a co nfesar, le echan la penitencia de ir a Roma descalzo). —Eso no es mucho, mi vida, eso no es mucho, mi Dios, eso no es mucho, mi vida, pa’ lo que merezco yo. —Pues si se le hace chica, yo le daré otra mayor: tienes que barrer las calles desde Madrid a Aragón, las mando poner tan límpias como la luna y el sol. —Eso no es mucho, mi vida, eso no es mucho, mi Dios, eso no es mucho, mi vida, pa’ lo que merezco yo. —Pues si esa se le hace chica, yo le dare otra mayor: que te metas en un horno cuando esté al mayor ardor.— El cura se iba meter, una voz del cielo se oyó. —Detente, cura, detente, que ya te perdonó Dios.

—————— Variante: 12a allí le decía misa.

150 Marinero al agua (á-a) SANTA EULALIA (parr. Villaverde, conc. Allande, p. j. Cangas de Narcea, ant. Tineo), dictada por Concha, criada. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, junio 1902 (ms. original en letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, G/ 001]. 0180:01 [Cat.G.Ast., 097/ 005].

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ROMANCERO TRADICIONAL

Voces daba el marinero, voces daba que rabiaba, voces daba el marinero dentro de la mar salada. —¿Qué me diera el marinero por que yo de ahí te sacara? —Yo te diera mi navigo y mi chalupa de plata. —Ni te quiero tu navigo, ni tu chalupa de plata; quiero que cuando te mueras que me dejes la tu alma. —La mi alma la dejo a Dios y el corazón a Santa Ana, el cuerpo lo dejo a los peces porque me muero en el agua.— ¡Válgame Dios de los cielos y la Virgen soberana!

151 Marinero al agua (á-a) EL ENTREGO (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana), dictada por María de Pedro. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra que no identificamos) [AMP, G/ 001]. 0180:02 [Cat.G.Ast., 097/ 006].

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Mañanita de San Juan cayó un marinero al agua, el diablo, como no duerme, le dijo de l’ otra banda: —¿Cuánto me das, marinero, por que te saque del agua? —Yo te daré mis navíos cargaditos de oro y plata. —Yo no quiero tus navíos, ni tu oro ni tu plata, yo quiero que cuando mueras a mí entregues el alma. —El alma la entrego a Dios y el cuerpo a la mar salada, y el corazón que me queda, a la Virgen soberana.

152 Santa Catalina (á-a) Conc. de LAVIANA. Original ms. de letra no identificada (¿Eladio García Jove?), «núm 1º», anterior a 1885 [AMP, I/ 006]. 0126:01 [Cat.G.Ast., 098/ 002].

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En Galicia hay una niña que Catalina se llama, todos los días de fiesta su padre la castigaba porque no quería hacer lo que él se lo mandaba. —Hemos de hacer una rueda de cuchillos y navajas.— La rueda ya estaba hecha, Catalina arrodillada

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y baja un ángel del cielo, Catalina así la llama: —Quiérelo Dios de los cielos que tan aprisa me llama, ¡Válgame el señor San Pedro y la Virgen soberana!

153 Santa Catalina (á-a) P. j. GIJON (concs. de Villaviciosa, Colunga o Caravia). Recogida y publicada por Braulio Vigón, Juegos y rimas infantiles (1895), pp. 68-69. Reed. en B. Vigón, Asturias (1980), pp. 92-3. Hay copia ms. antigua en AMP, sin valor textual [AMP, I/ 006]. 0126:02 [Cat.G.Ast., 098/ 003].

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En Cádiz hay una niña que Catalina se llama. Su padre es un perro moro, su madre, una renegada; todos los días de fiesta su madre la castigaba porque no quería hacer lo que su padre mandaba. Mandan hacer una rueda de cuchillos y navajas; la rueda ya estaba hecha, Catalina arrodillada. Ya baja un ángel del cielo con la corona y la palma. —Sube, sube, Catalina, que el Rey del cielo te llama. —¿Qué me quiere el Rey del cielo, que tan temprano me [llama? —Quiere ajustarte las cuentas de la otra vida pasada.

——————— En el canto se repite tras cada verso el estribillo ¡ay, sí!, seguido del segundo hemistiquio.

II ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

A. Cautivos y renegados

154 La renegada de Valladolid (á-a) LUÉ (conc. Colunga, p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por Bernarda Montoto, “La Llata”, de 70 años. Recogida y publicada por Braulio Vigón, El Carbayón (19-VIII-1892), “Romances”, núm. I. Reed. en B. Vigón, Asturias (1980), pp. 180-181. 0410:01 [Cat.G.Ast., 103/ 001].

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En Valladolid, señores, junto a los caños del agua, habitaba un caballero que don Juan s’apellidaba. Este tal tenía una hija que mucho estima y amaba; metiérala en un convento por tenerla más guardada, pero allí la pretendía un capitán de Granada. Prendas de oro le traía, prendas de oro le llevaba, y ella como recatada dice que no quiere nada, tiene padre y tiene madre, de quien será castigada. El capitán, que lo entiende, más prendas de oro le daba; ella como recatada el convento desampara. Agarróla el capitán y a Peñaflor la llevara. No le daba mala vida, no le daba vida mala; come con ella a la mesa, juega con ella a la tabla y algunas veces le dice: —Duerme conmigo, mi dama.— Un día por la mañana a la caza madrugara, y trajera para casa un capellán que apresara. —Dígame usted, buen señor, de qué tierra ye de España. —De Valladolid, señora, junto a los caños del agua. —Si de Valladolid me acuerdo, ¡ay qué dolor en mi alma! —Y dígame usted, señora, ¿su padre cómo se llama? —Mi padre llaman don Juan, mi madre, Leonor se llama. —Vámonos de aquí, mezquina, vámonos de aquí, mi [hermana. —¿Dónde tengo ir, mi hermano, siete veces renegada? Renegué de padre y madre, de la leche que mamara, de Cristo, pasión y muerte, de toda la fe cristiana. —Vámonos de aquí, mezquina, vámonos de aquí, [mi hermana,

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ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

dejemos tierra de moros, vamos a tierra cristiana, allí te confesarás, allí serás perdonada.

————— En el texto de “El Carbayón”: 14b Quiérote mucho, mi dama.

B. La conquista amorosa; amores contrariados; amores desgraciados.

155 La criada calumniada por amor (á-a) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Lucinda Lobo. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, F/ 020]. 0245:01 [Cat.G.Ast., 114/ 001].

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Un caballero en Madrid tiene una noble criada y se ha enamorado en ella, pues ella no le hizo cara. Otro día la criada cogió todo su hatiquío y se fue para su casa, y a otro día el caballero echó de ver la criada: —¿No quieres saber, mujer, que nos jue la criada y nos ha llevado plata? —¿Cómo ha de ser eso, marido, siendo leal la muchacha? Después, que si vas tras ella y si le quitas la plata, otro mal no se lu hagas.— Montó en un caballo ligero y fue buscar la criada; po’l camino donde iba, iba diciendo estas palabras: —Creced ríos, creced montes, creced zarzas, que no pasa, que me lleva presa el alma.— La ha hallado dormida al par de una verde rama. —Despierta, perra traidora, despierta, perra malvada, ¿Qué mal te diba conmigo para d’irte de mi casa? —Señor, para irme yo de su casa, usté ha tenido la causa. —Yo de eso no digo nada, sino que me llevas plata. —Señor, aquí llevo todo mi hatiquio, yo de usted no llevo [nada. —Has de ser esposa mía, serás señora llamada y si non, has de morir a los golpes de mi espada. —Más quiero morire, señor, a los golpes de su espada, que non diga su mujere que la hice malcasada, nin que mis parientes digan que la honra les quitaba.

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ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

—Más razón tienes tú, niña, que la que yo te intentaba; tengo de meterte monja en convento ’e Santa Clara aunque empeñe mi dinero y también la mi palabra. ¡Válgame Nuestra Señora, válgame la Virgen Santa!

————— Variante: 15a l. h. encontrado d.

156 La difunta pleiteada (í-a) GOBIENDES (conc. Colunga, p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por Ramona Caravia, de 70 años. Recogida por Braulio Vigón, en 1885 (original ms. de letra de B. Vigón) [AMP, F/ 028]. 0217:01 [Cat.G.Ast., 116/ 004].

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El Señor nos dé su gracia, y entendimiento María, para poder explicar una grande maravilla que sucedió en Barcelona con un galán y una niña. Ellos se querían casar y sus padres no querían, que el padre de aquella dama otro contrato tenía, que la tenía mandada a un mercader de Sevilla. Y don Juan desque lo supo, a otro lugar se retira, donde estuvo siete meses, olvidarla no podía; cuanto más la echa en olvido, más en alma la tenía. Tomando rienda al caballo para San Matías camina, vio salir una criada que en aquel palacio había. —Diga, diga la señora, ¿por quién tanto luto había? —Por mi ama doña Rosa, que murió y está enterrada en glorioso San Matías.— Dio rienda a su caballo, para San Matías camina, encontró co’l sacristán tocando el Ave María. Metió la mano en el pecho, sacó un puñal que traía para matarse con él y echarse en su compañía. Al tiempo de dar el golpe, el brazo se detenía. —¿Quién me detiene mi brazo, quién a mí me detenía? —Era la Virgen, don Juan, era la Virgen María, que le tienes ofrecido un rosario cada día. —Ahora le ofrezco dos si resucita la niña.— Oyera una voz del cielo que estas palabras decía: “Logra la niña, don Juan, que para ti fue nacida”.

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AMORES CONTRARIADOS

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Padres los que tenéis hijos, casarlos con alegría, que resucitó la niña dentro en cuarenta días.

————— El colector indica omisión de versos tras los vv. 3 y 25.

157 La difunta pleiteada (í-a) LLOVIO (parr. Santianes, conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís), dictada por Delfina García Sánchez, joven. Recogida por Silvestre Frade, 1 abril 1885, y remitida a J. Menéndez Pidal el 10 de abril (original ms. de letra de S. Frade).[AMP, F/ 028]. 0217:02 [Cat.G.Ast., 116/ 005].

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¡Válgame Nuestra Señora, válgame Santa María! En Toledo sucedió con un galán y una niña; ella se quería casar y su padre no quería, que la tenía mandada a un mercader de Sevilla. Don Juan, desque lo supiera, a otro pueblo se retira, cuanto más la echa en olvido más nel alma la tenía. Pica la espuela al caballo, para el palacio camina, encuentra puertas cerradas, ventanas y celosías; asómase a una ventana una criada que había. —Diga, diga, la señora, por quién tanto luto había. —Por mi ama doña Rosa que era una rosa florida. —Diga dónde está enterrada, que bien pagado sería. —Allá arriba está enterrada, nel glorioso San Matías.— Picara espuela al caballo, para san Matías camina, encontrara al sacristán tocando el Ave María. —Deténgase, sacristán, deténgase, por su vida, que quiero hacer oración donde otras veces solía.— Se puso sobre la losa, sacó un puñal que traía para matarse con él, echarse en su compañía. Al tiempo de dar el golpe el brazo le detenían. —¿Qué es esto que me detiene, quién a mí me detenía? —Esa es la Virgen, don Juan, esa es la Virgen María; lo que tienes ofrecido, un rosario cada día. —Ahora rezaré dos, si resucita la niña.— ¡Válgame Nuestra Señora, válgame Santa María, que resucitó la niña muerta de cuarenta días! Los padres que tengáis hijos, casadlos con alegría,

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ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

que don Juan está casado ¡Válgame Nuestra Señora,

con gusto y con alegría. válgame Santa María!

158 La difunta pleiteada (í-a) ASTURIAS, s. l. (¿conc. de Ribadesella?). Recogida por Juan Menéndez Pidal, ¿1902? (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal, sin datos sobre lugar y fecha de recolección, pero en el mismo tipo de papel en que se anotaron las versiones de Solleres y Linares, fechables en c. 1902) [AMP, F/ 028]. 0217:03 [Cat.G.Ast., 116/ 006].

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Palabras se da don Juan a doña Angela de Mesías, tan firmes que se las dieron que olvidarse no podían. Su padre desque lo supo trató de casar la niña con un mercader muy rico que ha venido de las Indias. Al tiempo de despedirse don Juan desta manera decía: —Quédate con Dios, doña Angela, yo jamás te olvidaría. —Vaya usted con Dios, don Juan, que yo lo mismo diría. El día que yo me case ande don Juan a la mira, yo me tengo de casar un juev[es] al mediodía, que mi boda y el mi entierro todo ha de ser en un día.— Desque vino de casarse doña Angela se perdía; subía de paso en paso al cuarto donde dormía, tenía un bendito Cristo, lo fincó en una rodilla. —Por Dios te pido, Jesús, por Dios y Santa María, que me des la muerte en bien antes que sea vencida.— Baja Cristo la cabeza y dice que así lo haría; luego allí la dejó muerta con la lámpara encendida. Cuando la echaron de menos, tratan de buscar la niña; subían de paso en paso al cuarto donde dormía. Su marido, que la vio, desmayado se caía y luego que ha vuelto en sí de esta manera decía: —No me convendría a mí la rosa de Alejandría.— Trataron de darle tierra en la su nueva capilla, debajo l’altar mayor una losa tiene encima. Pasaron los nueve meses y don Juan no parecía, luego a los nueve meses don Juan por allí volvía dando vueltas por la casa por ver si veía la niña. Vio pasearse una dama toda de luto vestida. —¿Por quién guardas luto, dama, por quién lo guarda, la niña?



AMORES DESGRACIADOS

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30 —Guárdolo por doña Angela, doña Angela de Mesías, la prenda que usted más quiso y adoraba en algún día. 32 —Dime dónde está enterrada la rosa de Alejandría. —Debajo l’altar mayor, una losa tiene encima.— 34 Se fue derecho a la iglesia por ver si veía la niña, seguía a la iglesia alante y el sacristán le decía: 36 —¿A dónde va, caballero? —Voy en busca de una niña. —Salga, salga usted, don Juan, salga, salga por su vida, 38 que desenterrar los muertos a mí mal me parecía. —Vuelva, vuelva el sacristán, que bien pago le sería, 40 un anillo de oro traigo, que siete piedras tenía; para usted no lo he comprado, pero para usted sería.— 42 El interés mueve al hombre y el sacristán se volvía. Cogen la losa entre dambos, la levantan para arriba. 44 Siete veces la llamó, ninguna le respondía. —Virgen . . . . . . . . . . . ................ 46 que me dejes enterrarme con esta prenda querida.— Ya levanta los cabellos quitando tierra de encima, 48 la ha cogido de la mano, por la iglesia alante iba. (Desque su padre lo supo, quiso reunirla con su marido pero el pueblo en masa dice que no, que es del que la ha desenterrado). ————— En el texto: 2a tan firmes se que l. d.

159 La monja por fuerza (é-o) VILLAVICIOSA (p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por “la señora de Ceferino Mata”. Recogida por Juan Menéndez Pidal, antes de 1902 (original ms. de letra que no identificamos). 0225:01 [Cat.G.Ast., 117/ 003].

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Estando enamoradita de un jovencito mancebo, mis padres me han intentado meterme en un monasterio. Me sacaron a pasear por ser último paseo y al dar vuelta a una esquina, vi el monasterio abierto. Todas la monjas andaban, todas vestidas de negro, me cogieron por el brazo y me metieron adentro. Me quitan rica basquiña, mantilla de terciopelo, pendientes de mis orejas, anillitos de mis dedos;

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y para comer me ponen lo que yo dejé algún tiempo, y para dormir me ponen una tarima en el suelo, un canto por cabecera, ¡ay, mi Dios, qué desconsuelo!

160 La monja por fuerza (é-o) GOBIENDES (conc. Colunga, p. j. Villaviciosa, ant. Gijón). Recogida y publicada por Braulio Vigón, Juegos y rimas infantiles (1895), p. 73. Reed. en B. Vigón, Asturias (1980), p. 95. 0225:02 [Cat.G.Ast., 117/ 002].

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Una tarde de verano me sacaron a paseo; al revolver una esquina estaba un convento abierto. Salieron todas las monjas, todas vestidas de negro, con una vela en la mano como si fuera un entierro. Me cogieron de la mano y me metieron adentro, me sientan en una silla forrada de terciopelo. Buscaron unas tijeras y me cortaron el pelo, pendientes de mis orejas y anillitos de mis dedos; lo que más sentía yo, que me cortaran el pelo, mi mantilla de raso, mi jubón de terciopelo. Vinieron mis padres con mucha alegría, me echaron el manto de Santa María; vinieron mis padres con mucho rigor, me echaron el manto de la Concepción.

161 Muerte del galán (á, cabo roto) VILLAVICIOSA (p. j. Gijón, ant. Villaviciosa). Recogida y publicada por Braulio Vigón, Juegos y rimas infantiles (1895), pp. 67-68. Reed. en B. Vigón, Asturias (1980), pp. 91-92. 0115:01 [Cat.G.Ast., 118/ 002].

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Una noche muy oscu- que la gente se alumbrapaseaba un caballe- desde la corte a su ca-, con sombrero de tres pi- y en medio tres plumas blan-,

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y en medio de las tres plu- el retrato de su da-. Al volver de una esqui- a una ronda encontra-. —Alto, alto, caballe-, que aquí vive gente honra-.— Lo primero que le hicie- fue coserle a puñala-. —Abre la puerta, Mari-, abre la puerta, mi da-, que vengo muy mal heri-, cosidito a puñala-. —¿Quién ha sido ese bribó- que te cosió a puñala-? —Uno ha sido Juan de Li-, otro ha sido Juan de La-, otro no lo cono- porque se tapó la ca-. Mi dama, si yo me mue-, no me entierren en sagra-, que me entierren n’un rincó- donde no me vea na-. A la cabecera po- un ladrillo coloracon un letrero que di-: “Aquí murió Juan de La-. No murió por mal de amo- ni tampoco de costa-, que murió muy mal heri-, cosidito a puñala-”.

162 Muerte del galán (á, cabo roto) ASTURIAS, s. l. (recogida en Chile). Anotada por Antonio Martínez y remitida por Julio Vicuña Cifuentes, antes de 1910 (original ms. de letra de A. Martínez) [AMP, F/ 018]. 0115:02 [Cat.G.Ast., 118/ 003].

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Una noche muy oscura que a la gente atemorase pasea un caballero desde la esquina a su ca-, y al redoblar una esquina a la justicia encontra-. —¿Quién ha sido el caballero que ha dado de puñala-?— Unos dicen Juan de Lí y otros dicen Juan de La-, y al otro yo no le vi porque se tapó la ca-. —María, si yo me muero, no me entierres en sagra-; entierrame en un rincón donde no me vea nay a la cabecera pon un ladrillo colora-, con un letrero que diga: “Aquí yace Juan de La-, no murió de calentura ni de males de costa-, que lo mató la justicia por defender a su da-”.

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163 Madre, Francisco no viene (á-a) ASTURIAS, Occidente (conc. Coaña, o Boal). Recogida por Bernardo Acevedo, antes de 1910 (original ms. de letra de B. Acevedo) [AMP, F/ 004]. 0193:01 [Cat.G.Ast., 119/ 001].

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Teresita tenía un novio que Francisco se llamaba, acostumbraba ir a verla tres días a la semana. —Madre, Francisco no viene, madre, Francisco ya tarda.— Vio venir un pajarito que se posó en la ventana. —Nuevas te traigo, Teresa, nuevas pero son malas; si es que le quieres ver vivo, no aguardes a mañana. —Tráigame la ropa, madre, la de luto y no de gala, y aparéjenme la mula, la mejor que haya en la cuadra.— En el medio del camino las campanas redoblaban. ¡Adiós, Francisco querido, adiós, Francisco del alma!

164 Celos y honra (á-a) VILLACONDIDE (conc., Coaña, p. j. Luarca, ant. Castropol), dictada por Manuela Fernández, de 65 años. Recogida por Bernardo Acevedo, 1884 (original ms. de letra de B. Acevedo) [AMP, F/ 016]. 0147:01 [Cat.G.Ast., 120/ 002].

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En la ciudad de Logroño, junto al reino de Navarra, se criaron dos muchachos que es la nobleza de España. Juntos comen, juntos beben, juntos se iban a la Aduana. Uno se llama don Diego, nadie le sabe su gracia, otro se llama don Jorge, encomendador de Caña. Ese tal Jorge que digo se enamoró de una dama, siete años pasó de amores en servir y regalarla sin poder alcanzar de ella ningún favor de importancia. Dióles Dios tanta fortuna y en amores tanta gracia que dentro de pocos días Jorge a la niña gozaba. Armáronse unas comedias, principio de su desgracia,

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y ella las saliera ver con otras muchas más damas. Se llegara y se sentara no miró donde se sentaba, se sentó junto al don Diego y frente al don Jorge estaba. Y don Jorge que los mira con una color rabiada, los mira con largas vistas, con una falsa risada. La niña se descuidó, descubrió su mano blanca, anillo de oro en el dedo con tres varillas de plata. —Ese anillo, penosita, otra mano ya ocupara, que lo diera yo a don Diego cuando era mi camarada.— Ella lo saca del dedo, disimulando palabra. Brinda el don Jorge al don Diego para la noche oscurada. A la puerta del don Diego el don Jorge se paseaba, él llamando a la puerta respondióle la criada. —¿Está ahí el señor don Diego? —Sí, señor, cenando estaba. —Pues dile que cene aprisa, que un amigo le llamaba y por lo que le suceda que traiga su espada y daga, y que traiga su guerrilla que le guarde las espaldas.— Don Diego, que aquello oyera, del fino bronce se armara, púsose ricos vestidos con ricas cotas de malla y se puso su guerrilla que le guardase la espalda. Indo por la calle andando, tratándose de palabras, las estrellas se les iban, la luna se les turbaba, iban pasito tras paso, por el arenal pisaban. Se daban contra los aceros, contra os aceros se daban, la cabeza de don Diego por el arenal saltaba. Don Jorge, de muy contento, se volvió para la dama; agarra china del suelo, del gordor de una avellana, agarra china del suelo, la tirara a la ventana. Doña Juana está de aviso, muy presto se levantara. —Manchada traes la balona de sangre, quita esa mancha. —De sangre de aquel traidor que en la comedia te hablara. —Mal hiciste tú, don Jorge, matar tan noble compaña.— Y don Jorge, enfadadito, tiróle una bofetada que los dientes de su boca en sangre se los bañara. La niña, como está necia, de voces lo publicara. Bien lo oyera su hermano de la cama donde estaba; en camisa y calzoncillos por la escalera bajaba, agarrando los aceros, desenvainando la espada. A los primeros encuentros la cabeza le quitara, volvióse para su hermana, diérala la misma paga. —Mujer que a dos hombres quiere y a dos hombres haga [cara ya merece que la maten y que le saquen el alma.

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Por ellas matan los hombres, por ellas los hombres matan, por ellas van a galeras, por ellas reman el agua.— Y aquí se acabó la historia de don Diego, Jorge y Xuana.

__________ 46a está, sic; -52a m. q. a. d. h. quiere (¿guarda?), lectura dudosa; -55b p. e. reman e. a., lectura dudosa (¿peinan?, ¿cruzan?).

C. Adulterio

165 Los presagios del labrador (é-a) (Cont. La rueda de la Fortuna [é-a]) SERANDINAS (conc. Boal, p. j. Luarca, ant. Castropol). Recogida por José García Méndez, después de 1885, y remitida por Bernardo Acevedo (original ms. de letra de J. García Méndez) [AMP, F/ 013]. 0818:01 + 0132:01 [Cat.G.Ast., 121/ 002].

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¡Nuestra Señora me valga, la bendita Magdalena! La rueda de la Fortuna nunca se pudo estar queda, dando vueltas y revueltas, dando vueltas a la rueda, por una vuelta que ha dado me ha sacado de mi tierra. No me pesa haber venido, que muy bien me hallo en ella, he visto la mejor dama que crió Naturaleza. La he visto estar nun balcón muy adornada y compuesta; al redor de sí traía una rueda de maceta. Fue el galán y le pidió un clavel de su maceta. —Anda, pícaro atrevido, ¿qué me pides, sinvergüenza? —Calle usted, señora dama, que es estilo allá en mi tierra, los galanes como yo de pedir a las doncellas; ellas nos dan a nosotros, nosotros damos a ellas. Ellas nos dan ricos paños con ricas puntas de seda, nosotros también les damos buen zapato y buena media, buena saya de escarlata, buen mandil para con ella, buen justillito de raso, buen cordoncillo de seda.— Sacara una mano blanca, la metió en la faltriquera y de allí sacó un estuche, de[l] estuche una tijera para cortar el clavel que el galán se le pidiera. —Tome usted, señor galán, y estime mucho la prenda, que la dama que da eso, alma y corazón le diera. Si quiere gozar de amores, suba arriba la escalera, mi marido no está en casa, que va a recoger su hacienda.— Estando nestas razones, una voz nel campo suena: —Anda, galán, a tu casa, que te hacen ofensa nella.— Deja el caballo que corre, toma la mula que vuela,

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ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

deja los caminos reales, toma las estrechas sierras, Y a la entrada del lugar su casa está la primera. Halló las puertas cerradas, lo que nunca sucediera; con un sable que llevaba hizo un agujero y entra, por donde caben los pies también cabe la cabeza. Se fue para el aposento donde otras veces se acuesta, halló el galán y la dama durmiendo a la pierna suelta. —¿Qué mal te hice, mujer, para hacerme tal ofensa? Si tú quisieras buen pan, subieras a la panera; si tú quisieras buen vino, bajases a la bodega; si tú quisieras dinero, abrieras el arca nueva; si tú quisieras marido, escribieses, yo viniera. Di la confesión aprisa, que yo te ayudaré en ella.— Al decir “Jesús, pequé”, el corazón le partiera. —Ahora vamos al galán, que la dama buena queda.— El sombrero del galán lo tiró más alto que era. —De mi casa fuera cuernos, de mi casa cuernos fuera, el que me los puso a mí no pone otros nesta tierra. El que quiera carne fresca, venga a mi casa por ella. La libra estaba a seis cuartos, a nueve la libra y media.—

166 Los presagios del labrador (é-a) (Cont. La rueda de la Fortuna (é-a) EL ESPÍN (parr. Folgueras, conc. Coaña, p. j. Luarca, ant. Castropol), anotada por Engracia González. Remitida por Bernardo Acevedo, antes de 1910 (original ms. de mano popular) [AMP, F/ 013]. 0818:02 + 0132:02 [Cat.G.Ast., 121/ 004].

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La rueda de la Fortuna, que jamás anduvo queda, dando vueltas al redor, dando vueltas esta rueda, tantas vueltas vino a dar que me ha en esta tierra. No me pesa por viner, ni tampoco estar en ella, he visto la mejor dama que ha criado la Naturaleza. Sentadita en un balcón, muy adornada y compuesta de flores y de claveles y de lindas azucenas. Atrevime pedirle uno, un clavel de su majeza. —¡Oh, benhaya el picarón que así pide sin vergüenza! —Perdone usted, señora dama, que éste es uso de mi tierra,

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los galanes como yo el pidir una doncella. Ellas nos regalan a nosotros, mantas de seda, y nosotros buen zapato y buena media. —Si quiere usted conversación, venga acá por la escalera.— Oyó una voz que dicía de esta manera: —No subas, hombre, no subas, que te hacen ofensa negra. Deja el caballo que anda, toma la yegua que vuela; a la entrada del lugar tu casa es la primera.— Halló la puerta cerrada, lo que nunca le saliera, con la punta de la lanza hace un agujero, entra; por donde entra[n] los pies también entra la cabeza, también entrará el caballo si le tiran por la rienda. Al subir por la escalera halló zapatón y media. Anduvo más adelante, vio arder una vela, anduvo más adelante, al cuarto donde dormiera, halló el galán y la dama durmiendo a la pierna suelta. Diole siete puñaladas, que de la menor muriera. —Vamos ahora a la dama, que el galán ya bueno queda. Di la confesión, tridora, que yo te ayudaré en ella.— Al decir “Señor, pequé”, el corazón le partiera. Saliera de su casa diciendo de esta manera: —Señores, hoy no den carne, que en mi casa muerta queda; si la quieren de varón, si la quieren de hembra. La hembra a seis cuartos es la libra, y nueve la libra y media.

————— 4a viner, sic.

167 Los presagios del labrador (é-a) (Cont. La rueda de la Fortuna [é-a]) LOROÑE (parr, Gobiendes, ay, Colunga, p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por Ramona Manín, de 80 años. Recogida y publicada por Braulio Vigón, El Carbayón (30-VIII-1892), “Romances”, núm. III. Reed. en B. Vigón, Asturias (1980), pp. 186-187. 0818:03 + 0132:03 [Cat.G.Ast., 121/ 003].

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¡Oh rueda de la Fortuna!, ¡oh, de la Fortuna rueda!, de vuelta y media que diste me pusiste en esta tierra. No me pesa haber venido, ni tampoco estar en ella, que yendo por un camino viera una hermosa doncella

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sentadita en un balcón muy adornada y compuesta. Díjela que me tirara un clavel de su maceta. —¡Mira, mira el atrevido, cómo pide sin vergüenza! —Calle, calle la señora, que es el uso de mi tierra mocequinos como yo el pedir a las doncellas; ellas regalan pañuelos, nosotros zapato y media. —Si quiere conversación, suba por esa escalera. Mi marido no está en casa, que fue a recoger hacienda.— En estas palabras y otras llega el marido a la puerta. —Esta puerta está cerrada cuando siempre estaba abierta.— Con un puñal que traía hizo un agujero en ella. —Por donde caben mis pies también cabrá mi cabeza, también cabrá mi caballo tirándole por la rienda.— A la entrada de la puerta encontró zapato y media. —Este zapato no es mío, ni tampoco aquesta media, ni tampoco aquesta liga, da vuelta y media a la pierna. ¿Qué falta tenías, mujer, de andar en estas quimeras? Si tenías falta de pan, ¿no lo había en la tu panera?, si tenías falta de vino, ¿no lo había en la tu bodega?, si tenías falta de mí, escribiérasme un letra. Mujer, di la confesión, que yo te ayudaré en ella.— Al decir “Señor, pequé” el corazón le penetra. Un hijo que le quedaba lo lleva a casa ’ su suegra. —Tome, mi suegra, este niño, que le dé mejor escuela; la pícara de la madre se queda en la cama muerta. —Hombre, si fue con razón, nunca las manos te duelan, pero si fue sin razón, mala desdicha te venga.

————— Lecturas de la reed. de 1980: 9a mocequiños; -22b n. l. h. e. la tu naera. En el texto de “El Carbayón”: 15b omite en.

168 Los presagios del labrador (é-a) (Cont. La rueda de la Fortuna [é-a]) SOBREPIEDRA (parr. Villanueva, conc. Parres. p. j. Cangas de Onís), dictada por Teresa Covián, de 53 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, 1902 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, F/ 013]. 0818:04 + 0132:04 [Cat.G.Ast., 121/ 005].

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¡Oh, rueda de la Fortuna, y de la Fortuna rueda!, por vuelta y media que diste me sacasti de mi tierra. No me pesó haber salido, ni tampoco hallarme nella, que ha visto la mejor dama que parió Naturaleza; arrimadita al balcón, muy adornada y compuesta, m’ atreví y le había pedido un clavel de su maceta. —¡Mira, mira el picarillo, cómo pide sin vergüenza! —Perdone, señora dama, que así s’ usaba en mi tierra; los galanes como yo pidían a les doncellas, ellas nos daban pañuelos, nosotros zapato y media. —Si quieres conversación subi arriba la escalera, mi marido no está en casa, que fue a recoger su hacienda, ya que el Señor nos la ha dado, no quiera Dios que se [pierda.— El demonio, que no duerme, al marido le da cuenta. Posó la mula que andaba, cogió el caballo que avuela; cogió los anchos caminos, los estrechos atrás quedan. Al allegar la ciudá la su casa es la primera; halló las puertas cerradas donde siempre están abiertas. Con un puñal que traía hizo un a’ujero nellas. —Por donde caben mis pies también cabrá mi cabeza, también cabrá mi caballo si le tiro po’ la rienda.— Al llegá’ al primer patín hallara zapato y media. —Este zapato no es mío, ni tampoco esta media, nin tampoco esta liga de a vuelta y media la pierna.— Subióse pa’ la su cama por ver quién estaba en ella, ’contró el galán y la dama tendidos a pierna suelta. Co’ la sangre del galán dispertara la doncella. —Di la confesión, mujer, que yo t’ayudaré nella.— Al dicir “Señor, pequé” el corazón l’atraviesa. ’Garró el niño po’ la mano, llevólo a casa ’ su suegra. —Tome, suegra, el su hijo, que su hija muerta queda. —Si lo heciste con razón, nunca las manos te duelan, si lo heciste sin razón, nunca tú a tu casa güelvas.

————— 4a ha sic.

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169 Los presagios del labrador (é-a) (Cont. La rueda de la Fortuna [é-a]) SOLLERES (Barrio de Linares, conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís), dictada por María Suárez y González, de 84 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, [1902] (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, F/ 013]. Figura también en una lista de romances recogidos por Ramón Menéndez Pidal. 0818:05 + 0132:05 [Cat.G.Ast., 121/ 006].

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¡Oh, rueda de la Fortuna, oh, de la Fortuna rueda!, por vuelta y media que diste me trajisti y a esta tierra. No me pesa haber venido, ni tampoco estar en ella, que he visto la mejor dama que hay en toda la nobleza. De roses y clavelillos arrodiada toda llena, cola un galán y le pide un clavel de su madeja. —¡Mira, mira el picarillo, cómo pide sin vergüenza! —Perdone usted, señorita, que así se estila en mi tierra; allá en mi tierra nos damos zapato y media de seda, también damos una liga de vuelta y media a la pierna. —Si quieres conversaciones sube por esa escalera, mi marido no está en casa, que fue cuidar de su hacienda, que pues que Dios nos la ha dado es lástima que se pierda.— Vino el marido del monte a su casa la primera; halló su puerta cerrada de onde siempre la halló abierta. Co’ la espada que traía hizo un ’ujero a su puerta. —Por onde caben mis pies también cabrá mi cabeza, también cabrá mi caballo si le tiran po’ la rienda.— Al subir de la escalera encuentra zapato y media, también encontró una liga de vuelta y media a la pierna. Vase paso tras de paso a onde su esposa durmiera. —Mira, mira, picarona, cómo duerme sin vergüenza, que si te faltara el pan, tiéneslo en la tu panera, que si te faltara el vino, tiéneslo en la tu bodega, si te faltara dinero, tiéneslo en la faltriquera, si te faltara marido me escribieres una esquela. Y dirás la confesión para que te ayude nella.— Y le dio tres puñaladas, qu’ a la menor quedó muerta. Cogió un niño que tenía, le fue llevar a su suegra. —Tome, mió suegra, ese niño, Dios le dé mejor escuela que se la dio a su hija, muerta en la cama se queda.

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ADULTERIO

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—Hijo, si fue con razón, nunca las manos te duelan, hijo, si fue sin razón, mala desgracia te venga.

————— 6a cola un galán, sic.

170 Los presagios del labrador (é-a) Conc. de LAVIANA. Original ms. de letra no identificada (¿Eladio García Jove?), “núm. 4º”, anterior a 1885 [AMP, F/ 013]. 0818:06 [Cat.G.Ast., 121/ 001].

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Estando un labrador labrando,

procurando a Dios su [hacienda, oyó una voz que decía: —Mancebo, vete a tu tierra, que tienes la mujer moza, puede hacerte alguna ofensa.— Deja la mula que corre, coge el caballo que vuela, la andadura de tres días andúvolo en hora y media. Al llegar a su casa alendó muy mala seña, halló las puertas cerradas, las que siempre están abiertas; por afuera están con llaves y por dentro con cadenas. Sacó un puñal que traía y con él rompió una puerta. —Pues si cabe el mi caballo también cabrá mi cabeza.— En el piso de la casa encontró zapato y media. —Ahora voy a la cama por ver quién estaba en ella.— Estaba el galán con la dama, le dio siete puñaladas, que de la primer muriera. —Ahora voy a la dama, que el galán ya bueno queda. —¿Estás ahí, perra traidora, estás ahí, traidora perra? ¿Qué te faltaba de mí para hacer tan grande ofensa? Si te faltó qué comer ahí tienes mi panera; si te faltó qué beber, ahí tienes mi bodega. ¡Caiga un rayo que me parta del cielo de los planetas!— ¡Válgame el señor San Pedro, la bendita Magdalena!

————— 6b alendó sic. Nota del colector: 10a caballo, “Yo creo sea ‘puñal’ en vez de ‘caballo’ ”.

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ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

171 La Infanticida (é-a) ARMAL (parr. y conc. Boal, p. j. Luarca, ant. Castropol), dictada por Concepción Bousoño. Recogida por [Juan] Bautista Bousoño, 1884 (original ms. de letra de J. B. Bousoño) [AMP, F/ 029]. 0096:01 [Cat.G.Ast., 122/ 004].

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¡Válgame Nuestra Señora, oh la Virgen Magdalena! En la villa de Madrid, junto a la calle Londera, había un rico mercadel que trata en paños y seda. Tiene un niño de siete años, a los ocho aún no llega, él le recoge sus machos, él le recoge su hacienda. Un día estando despacio, le preguntó una paruela. —¿Quién viene a mi casa, hijo, cuando yo me marcho de ella? —A mi casa viene, padre, un sargento de la guerra; con mi madre come y janta, con mi madre juega y cena, y cuando viene la noche también se acuesta con ella.— Al otro día por la mañana marchó el mercadel a la feria. La maldita de la madre de matar al niño ordena, y le cortó la cabeza, la guisa en una cazuela para dar a su marido a la noche cuando venga. —Ahora habla, niño, habla, que yo te doy la licencia. —Tengo de hablar, mi madre, como si vivo estuviera y lo he de dicir a mi padre a la noche cuando venga.— Aún no ha llegado la noche, viene el marido de feria. —¿Dónde va el hijo, mujer, que a recebirme no viene? —Va en la Virgen de la Peña y quiera Dios que no se pierda. —Pues que venga, que no venga, mujer, es tiempo de cena. —Ahí tienes una cabeza guisada en una cazuela.— Sonara una voz del cielo diciendo de esta manera: —No coma cabeza, padre, padre, no coma cabeza, que salió de sus entrañas, quiera Dios que a ellas no vuelva, llame a cuatro mil demonios que vengan pronto por ella.— Aun bien no lo había dicho, cuando está la casa llena. Unos dicen si en pedazos, otros dicen que si entera, otros dicen: —La llevamos a los infiernos de cabeza.— ¡Válgame Nuestra Señora, oh la Virgen Magdalena!



ADULTERIO

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172 La infanticida (é-a) LLANOS (parr. Santibánez de la Fuente, conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Ramona Fernández, de 65 años, como uno de los “romances que se cantaban en la danza [prima]”. Recogida por Juan Menéndez Pidal, 1909 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, F/ 029]. 0096:02 [Cat.G.Ast., 122/ 007].

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En la ciudad de León, allí junto a la calle Nueva, habitaba un comerciante, trataba en paños de seda. Tenía un niño de cinco años que de todo daba cuenta. —¿Quién entra en casa, mi hijo? —Entra un comerciante, padre, todo rodeado de seda; se mete pa’ l aposento donde mi madre se duerma, se querían, se abrazaban, algunas veces bien se besan. —¿Qué es esto, mi mujer, qué es esto que el niño cuenta? —No hagas caso, mi marido, de lo que el niño te cuenta. —Aparéjame, mi hijo, aparéjame la yegua. —No aparejo yo, mi padre, no aparejo yo la yegua, mi madre ha jurado anoche vivo sacarme los ojos, vivo sacarme la lengua.— Y después que marchó el padre, vivo le sacó los ojos, vivo le sacó la lengua. —Ahora habla, hijo, habla, ahora te doy licencia.— Para que no hablase más le ha cortado la cabeza y hacer un guisado de ella. Vino su padre del viaje. —¿Ónde está el hijo, mujer, que no parece a mi espera? —Fuimos a una romería que se llama Santa Elena, tanta gente es la que había que el niño se me perdiera.— Cartas van y cartas vienen, el niño no pareciera. —Ahora le di del pan y lo eché a ’n casa ’ su ’ buela. —De en casa ’ su ’buela vengo y mi hijo allí no queda. —Ahora le di del pan y le eché para la escuela. —De la escuela vengo yo y mi hijo allí no queda; el mi hijo entre los otros relumbra como una estrella. —¿Qué tenemos que cenar? —Mi marido, una cabeza, que la he cogido en el rastro estando en espera vuestra.— Se pusieran a comer ambos juntos a la mesa, sacaron cuchillo de oro para partir la cabeza.

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ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

Sonó una voz dolorosa como si del cielo fuera: —No parta de eso, mi padre, no parta de esa cabeza, que de su vientre ha salido, no quiera Dios que allá vuelva.— Y le echó una maldición: —¡Bajen quinientos demonios!—. No se atreminan con ella, si no es un diablillo cojo que en polvo y paja la lleva. Por los campos de Granada van relinchando con ella, allí bajara el su hijo a darle la enhorabuena. —Dejáila, perros, dejáila, que esa alma ya no es vuestra, esa la salva el su hijo por la leche que le diera, por nueve meses y un día que en su vientre le trajera. ¡Válgame Nuestra Señora, válgame la Madalena!

173 La infanticida (é-a) EL ENTREGO (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana), dictada por María de Pedro. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra que no identificamos) [AMP, F/ 029]. 0096:03 [Cat.G.Ast., 122/ 006].

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En las calles de Madrid, junto al campo del Arena, habitaba un mercader que trata en paños de seda. Tenía un niño de cuatro años, de cinco lo mandó a la [escuela; el niño, como es chiquitito, todo lo que oye cuenta. —Mi padre, aquí estuvo hombre que de esta tierra non era, mi madre le daba pan como si marido fuera, y él me daba muchos cuartos y me mandaba a la escuela. —¿Qué es esto, mujer, qué es esto, qué es esto que el niño [cuenta? —Déjate, marido, deja, déjate de la inocencia, que el niño, como es chiquito, todo lo que oye cuenta.— Pasó tiempo y vino tiempo, marcha el galán pa’ la feria, la ingrata de la mujer de matar al niño ordena; le hizo dos mil tajadas, la menos como una oreja. —Habla ahora, niño, habla, que ahora te doy licencia. —Tengo de hablarle a mi madre como si vivo estuviera.— Pasó tiempo y vino tiempo, vino el galán de la feria. —¿Dónde está el niño, mujer, que a recibirme no allega? —Fue a Santa María del Mar, a cumplir una promesa.

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ADULTERIO

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—No sea cuenta, mujer, que el niño se me pierda. —No se te pierde, marido, que el camino bien lo acierta. —Mi mujer, ¿hay qué cenar? —Sí, marido, una cabeza que vino ayer por la tarde estando en espera vuestra. —Toma ese cuchillo de oro, parte pan por esa mesa, toma un cuchillo de plata, partirás de esa cabeza.— Cuando la estaba partiendo, del cielo una voz se oyera: —No parta, padre, no parta, no parta de esa cabeza, de sus entrañas salió, no quiera Dios que allá vuelva.— La mujer, que esto oye, en un cuarto se metiera, llamando dos mil demonios, todos están a la puerta. La llevan de alto en alto, la llevan de peña en peña, llegan a Peña Mayor, a la Virgen se encomienda. —¿Qué quieres, traidora villana, qué quieres, traidora [perra? A los santos que llamaste, ellos te darán la pena. Adiós, alma pecadora, que al infierno se condena.

174 La infanticida (é-a) POLA DE SIERO (conc. y p. j. Siero), “no recuerdo el nombre de la recitadora”. Recogida [por Fausto Vigil] en diciembre 1892. Remitida por Bernardo Acevedo a Ramón Menéndez Pidal, antes de 1907 (copia mecanografiada, sin datos de colector ni fecha de recolección) [AMP, F/ 029]. 0096:04 [Cat.G.Ast., 122/ 005].

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En los campos de Malver, campos de mucha almoneda, donde habita un caballero que trata en paños de seda. Diole Dios por su fortuna una graciosa morena, y un chiquillo de cinco años que de todo daba cuenta. La mujer se queda en casa, el hombre se va a la feria; vino tiempo y pasó tiempo, volvió el hombre de la feria, el niño desque le oyó a darle un beso se llega. El padre le preguntó al niño de esta manera: —Dime, niño, dime, niño, nesta casa ¿quién sal’ y entra?— El niño le respondió al padre de esta manera: —Padre mío, padre mío, un mancebo sal’ y entra; a mi madre le da abrazos y algunas veces la besa, a mí me daba ochavitos para que fuera a la escuela.— Mientras que pasó este tiempo, el hombre se fue a la feria,

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ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

la mujer desque lo vio de matar al niño ordena. El niño le contestó a madre de esta manera: —Madre mía, no haga eso, le va a salir mal la cuenta.— La madre no le hizo caso. Le hizo siete pedazos, el mayor es la cabeza; lo uno lo echó a los perros, lo otro lo puso de cena. Entre la noche y el día volvió el hombre de la feria. —¿Dónde está el niño, mujer, que a visitarme no llega?— La mujer le contesta [al hombre de esta manera]: —El niño se puso malo, fue a cumplir una promesa; tanta gente es la que iba, es fácil que acá no vuelva.— El pobre le contestó: —Dame, si quieres, la cena. —No tengo na’ que te dar, sino una triste cabeza que te traje de la plaza, me ha costado una peseta.— La cabeza entre dos platos, el pan n’una servilleta. Lo primero que partió de aquella triste cabeza, oyó una voz dolorida, diciendo de esta manera: —No parta, padre, no parta, no parta de esta cabeza, que salió de sus entrañas, Dios quiera que allá no vuelva.— El padre desque lo oyó, n’un accidente se queda; la madre desque lo oyó, n’un aposento se encierra. Llamando siete demonios y una picarona hembra, por el portal de Belén iban cantando con ella. Unos dicen “vaya, vaya”, otros dicen “venga, venga”; unos dicen “venga en cachos”, otros dicen “venga entera”. El día de Navidad la hicieron una hoguera, y ya se acabó el romance de la graciosa morena.

————— 23b, restituído por el colector.

175 La infanticida (é-a) Conc. de LAVIANA. Original ms. de letra no identificada (¿Eladio García Jove?), “núm. 5º”, anterior a 1885 (El original está incompleto) [AMP, F/ 029]. 0096:05 [Cat.G.Ast., 122/ 003].

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En la ciudad de Lisboa, en medio ’ la calle Nueva, habitaba un caballero tratante en paños de seda. Este tal tenía un hijo que de todo le da cuenta.

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ADULTERIO

—¿Quién entró en mi casa, hijo,

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de lo que ha que falto de [ella? —Entró un alférez, mi padre, todo vestido de seda; en la su escudilla come, en la su silla se sienta, y reblinca con mi madre y a veces también la besa. —¿Qué es esto, mi mujer, qué es esto que el niño cuenta? —No hagas caso de los niños, que es el diablo que los [tienta.— A otro día de mañana de matar al niño intenta, vivo le sacó los ojos, vivo le sacó la lengua. —Ahora parla, hijo, parla, ahora te doy licencia.— Entonces parlara el niño por gracia que Dios le diera: —Tengo parlar de mi madre como si tuviera lengua.— Y no contenta con eso, le cortara la cabeza y la rallara los sesos y los echara a la perra. La perra daba ladridos y comerlos no quisiera, con una pata hace el pozo y con otra los entierra, —Cuando la perra hace eso ¡qué haré yo que vos pariera! —¿Dónde está el niño, mi mujer, que a recibirme no saliera? —El tu niño, mi marido, dile pan y fue a la escuela, para que fues’ de mejor gana compréle cartilla nueva. —De la escuela vengo yo y el niño allí no queda, el mi niño entre los otros relumbra como una estrella. Había una romería llamada Santa Teresa, la gente como era tanta, ¿si el mi niño se perdiera?— —¿Qué tenemos, mi mujer, qué tenemos pa’ la cena? […]

————— (Falta el fin del texto ms. original).

D. Aventuras; sucesos trágicos y portentosos

176 El mozo arriero y los siete ladrones (é-o) Conc. de COAÑA o BOAL (p. j. Luarca, ant. Castropol). Anotado por Bernardo de Acevedo, c. 1900. El fragmento se copió en el original ms. del Vocabulario del bable occidental como ilustración a la palabra cántiga: “Cántiga de volta: romance coreado. En el Occidente de Asturias se cantan muchos y muy notables, aunque es muy raro ver que se forma la danza prima, casi totalmente en desuso. En el esfoyón, en el filazón, y en otras reuniones, se cantan al tiempo de trabajar, diciendo uno o dos el romance y respondiendo el coro” (p. 25) [AMP, K/ 019]. 0134:01 [Cat.G.Ast., 123/ 003].

02

¡Ese gran Señor me valga, válgame el Señor San Pedro! Por los campos de Malverde se paseaba un arriero, buen zapato, buena media, buen xibón y cinguideiro; buena montera calada, vara y media de cabello. ................. ................. ¡Ese gran Señor me valga, válgame el Señor San Pedro!

177 La hermana avarienta (í-a) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por María Carballo. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, Q/ 006]. 0374:01 [Cat.G.Ast., 124/ 004].

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El rey tenía dos hijas, dambas las casó en un día, las casó con dos galanes guapos a la maravilla. El uno era jugador, jugaba cuanto tenía, el otro era granjeador, granjeaba muy bien su vida. La mujer del jugador se hallaba muy aflegida, fue pa’ en casa ’ la su hermana, que limosna le pedía. —Dame una limosna, hermana, para toda mi familia.—

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ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

Le respondió con soberbia que dijo que no tenía. —El tu caudal y el mío fueron por peso y medida.— Ella se vuelve a su casa muy triste y muy aflegida, encontró a tós sus niños con alegre y compañía. —¿Qué nos traerá, mi madre, de en casa de la mi tía? —Hijos, no vos traigo nada, que dijo que no tenía, que el su caudal y el mío fueron por peso y medida.— Los hijos se caen muertos, y su madre en compañía, y el ángel de la guarda con la candela encendida. Eso de la medianoche vino el granjeador de la vida. —Dame de cenar, mujer, que hora ya la sería.— Y se fue para la mesa, dos panecillos cogía. Parte uno, parte otro, materia y sangre corría. —¿Qué pobre vino a tu puerta, que limosna te pedía? —Hombre, no ha venido nadie, no más que una hermana [mía. —Maldita seas tú, mujer, de Dios y Santa María, no lo das a la tu hermana, mal lo darás a la mía.— Y coge dos panecillos, en ca’ ’ su cuñada día. Topó las puertas cerradas y nadie no parecía, miró por junto a un aujero que junto al fuego tenía, vio siete niños muertos y su madre en compañía, y el ángel de la guarda con la candela encendida; él se fue para su casa con más tristeza que alegría. En el medio del camino encontró la Virgen María. —Tienes tu mujer colgada, no la entierres en la villa, entiérrala en la montaña, la más estraña que había, donde no cantan los gallos ni tampoco campanillas, donde canta la culebra más de noche que de día.— ¡Válgame Nuestra Señora, válgame Santa María!

————— Variantes: 4b g. m. b. la v.; -26a Encontró l. p. c. Variantes de Cesárea González: 19-20 Levantóse la mujer, / fue a un arca que tenía; // sacaba dos panecillos / y en la mesa los ponía. // Parte de uno, parte de otro...



SUCESOS TRÁGICOS Y PORTENTOSOS

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178 La hermana avarienta (í-a) EL ENTREGO (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana), dictada por María de Pedro. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra que no identificamos) [AMP, Q/ 006]. 0374:02 [Cat.G.Ast., 124/ 003].

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En las calles de Madrid un caballero vivía, el cual que tiene dos hijas, ambas las casó en un día. Las casó con dos hermanos y les dio cuanto tenía, tanto dio a una como a otra, por su peso y su medida. El uno era jugador, jugaba cuanto tenía, el otro era ganador que sabía ganar la vida. La mujer del jugador se vio triste y afligida, hasta un día por la tarde, que de hambre se moría. Se fue a en casa ’ su hermana, por ver si la socorría, que le emprestase medio pan, que de hambre se moría. Le contestó la su hermana, muy de color encendida: —Date a trabajar si quieres, también a ganar la vida, mi padre nos ha casado ambas juntitas nun día; tanto dio a una como otra, por su peso y su medida.— Se fue la hermana pa’ casa, con muy poquita alegría, están los niños a la puerta con muchísima alegría. —¿Qué nos trae la nuestra madre, qué nos trae la madre [mía? ¿Qué nos trae la nuestra madre de en casa ’ la nuestra tía? —Nos remedie Dios del cielo y la sagrada María, no nos quiso remediar la ingrata de vuestra tía.— Se subieron pa’ la sala, la más alta que allí había, se caen los niños muertos y la madre en compañía. Ya viene el ganador también de ganar la vida. —Dame de comer, mujer, que es más de mediodía.— Puso tres panes en la mesa como aquel que bien podía, al primero que partió a la sangre parecía, y al segundo que partió por la mesa trasvertía. —¿Aquí qué hubo, mujer, aquí algún milagro había.— Ella le contestó diciendo: —No hubo nada, marido, sino vino la mi hermana, cuñada tuya sería, a pedirme medio pan, que de hambre se moría. Yo le respondí diciendo, muy de color encendida,

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ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

“Date a trabajar si quieres, y también a ganar la vida. Mi padre nos ha casado ambas juntitas nun día, tanto dio a una como a otra, por su peso y su medida”. —Válgate el diablo, mujer, y [lal] sagrada María, no remedias la tu sangre, mal remediarás la mía.— Cogió un pan en el pañuelo y a la cuñada camina; halló las puertas cerradas, por allí nadie había. Se subió por la ventana de las más altas que allí había, halló la cuñada muerta y los niños en compañía. Dio la vuelta pa’ su casa con muy poquita alegría, halló la mujer colgada, eso es lo que el diablo quería, y un gallo ni campaña en aquel llugar no había.

————— 44a, sic.

179 La hermana avarienta (í-a) SAN PEDRO DE VILLANUEVA (conc. Parres, p. j. Cangas de Onís), dictada por Adosinda Pedraces de Viego, de 12 años, que, al parecer, la aprendió o era familiar de Teresa Covián, de SOBREPIEDRA, quien dictó otros romances. Recogida por Juan Menéndez Pidal, [1902] (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, Q/ 006]. 0374:03 [Cat.G.Ast., 124/ 002].

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Una mujer tenía dos hijas, ambas las casó nun día; una con un labrador, labraba toda la vida, otra con un jugador, jugaba toda la vida. Hizo tiempo y pasó tiempo que el jugador se moría; dejó sola a su mujer con siet’ hijos que tenía. Fue pa’ casa de su madre a ver si la socorría, la madre la socorrió como una madre a una hija. El socorro que le dio para dos meses tendría, y después que lo acabó en ca’ ’ su cuñada iría. —Cuñada de la mi alma, a ver si me socorría.— Le respondió la cuñada: —Veste para casa y hila, que el dote que nos han dado sólo por un peso iría.— Fuese pa’ la su casa muy triste y adolorida, los hijos le pedíen pan, ella no lo tenía. Fue pa’ casa de su hermana por ver si la socorría. Le dijo con gran soberbía, le dijo que no quería.

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SUCESOS TRÁGICOS Y PORTENTOSOS

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—Que el dote que nos han dado sólo por un peso iría.— Vino el marido . . . . . . . al mediodía; puso un pan sobre la mesa, la misma sangre corría; quitó aquel y puso otro, la misma sangre corría. —¿Qué tienes, mujer, qué tienes, algo te pasó po’ l día? —Aquí vino tu cuñada a ver si la socorría, le dije con gran soberbía, le dije que no quería, que el dote que nos han dado sólo por un peso iría. —Cuando no socorres la tu sangre, ¿qué harás a la mía?— Puso un pan so el brazo, pa’ en ca’ ’ su cuñada iría; encontró puertas cerradas, ventanas y cerarquías. Entró por donde el sol entraba, por donde la luna salía; topó la cuñada muerta con siet’ hijos que tenía. —Cuñada de la mi alma, sobrinos del alma mía, ¿por qué muristeis con falta de lo que en mi casa había? La vuestra alma está en los cielos, ¿dónde estará la mía?— Respondió el niño más pequeño, sólo dos meses tendría: —La nuestra alma está en los cielos, pero ¡ay de la de mi tía!, que está ardiendo en los infiernos más de noche que de día.

————— Variante: 5b en compañía.

180 El ventero asesino y el labrador (é-o) LOROÑE (parr. Gobiendes, ay. Colunga, p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por Ramona Manín, de 80 años. Recogida por Braulio Vigón, c. 1880. Publicada en B. Vigón, Asturias (1980), pp. 195-196. 0767:01 [Cat.G.Ast., 128/ 001].

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En la ciudad de Madrid, en la calle del Romero, allí habita un mercader que trata en paños de seda. A este tal le ocurrió un viaje para muy lejana tierra; sal’ de casa en triste martes, llegó a la venta de un pueblo, pidió cama y de cenar, se lo dieron con contento, y después de haber cenado: —Ventero, acostarme quiero. —La criada que l’alumbre y le lleve a un aposento.— Desque entrara, el mercader, viera lo que estaba dentro; viera un diluvio de sangre y en el medio un hombre muerto. —A ti, pobre, te mataron, conmigo quieren hacerlo.—

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ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

Posara sus vestiduras y vistiera las del muerto, pusiera al muerto en la cama como hombre que está [durmiendo, y a la cabecera puso la bolsa con el dinero. A las doce de la noche, cuando todo está en silencio, bajaron cuatro ladrones, cinco eran con el ventero; diéronle de puñaladas y llevaron los dineros. —Ahora pesllar con llave, que mañana partiremos.— El hombre, al verse pesllado, ¡qué aflicción y desconsuelo! Acordó para consigo, estas palabras diciendo: —¡Oh, Virgen del Buen Suceso, Virgen de mi devoción, mira que tengo en mi casa cuatro hijos muy pequeños, y la mi mujer no sabe, ¡ay de mí!, tan mal encuentro!— No están las palabras dichas, ya se halla en la calle puesto; diera parte a la justicia de lo que pasa en el pueblo. Prendieron a los ladrones, cuartos hacen al ventero.

E. Aparecidos; milagros; intrigas del diablo

181 El galán y la calavera (é-a) CURUEÑA (ay. Riello, León), dictada por Josefa Fernández, viuda, de 48 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, 1889, e incluída en su proyecto de segunda edición, núm. 9 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal, “Cuaderno II”). Publicada por M. Menéndez Pelayo, Antología, X (1900), pp. 209-210. 0130:01

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Pa’ misa diba un galán caminito de la iglesia, no diba por oir misa ni pa’ estar atento a ella, que diba por ver las damas, las que van guapas y frescas. En el medio del camino encontró una calavera, mirárala muy mirada y un gran puntapié le diera; arregañaba los dientes como si ella se riera. —Calavera, yo te brindo esta noche a la mi fiesta. —No hagas burla, el caballero, mi palabra doy por [prenda.— El galán todo aturdido para casa se volviera, todo el día anduvo triste hasta que la noche llega; Desque la noche llegó mandó disponer la cena. Aún no comiera un bocado cuando pican a la puerta. Manda un paje de los suyos que saliese a ver quién era. —Dile, criado, a tu amo que si del dicho se acuerda. —Dile que sí, mi criado, que entre pa’ acá norabuena.— Punsiérale silla de oro, su cuerpo sentara nella; pone de munchas comidas y de ninguna comiera. —No vengo por verte a ti, ni por comer de tu cena, vengo a que vengas conmigo a media noche a la iglesia.— A las doce de la noche cantan los gallos afuera, a las doce de la noche van camino de la iglesia. En la iglesia hay, en el medio, una sepultura abierta. —Entra, entra, el caballero, entra sin recelo nella, dormirás aquí conmigo, comerás de la mi cena.

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ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

—Yo aquí no me meteré, no me ha dado Dios licencia. —Si no fuera porque hay Dios y al nombre de Dios apelas, y por ese relicario que sobre tu pecho cuelga, aquí habías de entrar vivo quisieras o no quisieras. Vuélvete para tu casa, villano y de mala tierra, y otra vez que alcuentres otra hácele la reverencia y rézale un Pater Noste y échala pa’ la huesera, así querrás que a ti t’hagan cuando vayas de esta tierra.

————— En la ed. de 1900 (lecturas, o, más bien correcciones injustificadas y sin autoridad textual): 15b q. e. pa cá n.; -16a pusiérale s. d. o.; -17a p. d. muchas c.; -30a y o. v. q. encuentres o.; -31b y e. por l. h..

182 El difunto penitente (é-a) SERANDINAS (conc. Boal. p. j. Luarca, ant. Castropol). Original ms. de letra de mano desconocida, facilitado por Bernardo Acevedo, fechado en 1889 (Col “Serandinas” E, pp. 1-4) [AMP, Q/ 002]. 0209:01 [Cat.G.Ast., 134/ 003].

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N’esa villa de Madrid, junto al reino de Toledo, palabra de amor se tratan un galán y una doncella. Desque la echara a perder por ese mundo se fuera, la niña de aborrecida de maldiciones le ruega que por donde quiera que ande malas desgracias le vengan. Pues diérale una enfermedad muy rigurosa y suprema, le durara siete meses y al cabo de ellos muriera. Presto baja san Francisco porque una alma no se pierda, pidiendo en favor a Dios que presto le concediera volviera aquella alma al mundo como si viva estuviera, para ganar cien ducados y la honra de una doncella. Fuese él por allí adelante, triste como noche negra, y encontrara un labrador beneficiando su hacienda. Dijo si quería servir, que le pagaría en moneda; buen criado para cocina, todas sus vergüenzas quema, buen sirviente de la mesa sin que bocado comiera. Un día estando almorzando su amo una pregunta le hiciera. —Dime, hombre, d’ónde tú eres, en qué tierra eres nacido, dónde tu patria era. —Yo soy alma de otro mundo, nesta tierra vivo en pena.

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MILAGROS

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—¿Por qué penas, alma mía, por qué penas, alma buena? —Peno por cien ducados y por la honra de una doncella. —Tómalos ahí, galán, anda [a] casarte con ella. ¡Válgame Dios de los cielos, válgame Dios, quién pudiera! Cuando tú penes por una, ¿qué haré yo por una docena?— Fuese por allí adelante, más alegre que una estrella, y viérala estar nel balcón peinando nel su cabello. Dijo si lo conocía. —Sí, --le respondió resuelta--. sí parécesme ser un hombre que se ausentó de esta tierra; y sélo de cosa cierta. —Pues baja de ese balcón, yo subiré tu escalera, trayéndote un pañolito para recoger moneda; pareceráte a ti poco, pero el cielo así lo ordena. Ahí tienes cien ducados, anda y cásate con ellos, que no entro en los cielos hasta que estado no tengas.— No pasaran quince días sin salirle convenencia. Comiendo el día de la boda una voz del cielo suena, que se estremece la tierra. —Adiós, prenda de mis ojos, adiós, prenda de otro dueño, adiós, prenda de mis ojos, adiós, adorada prenda. Que tú te quedas ahí y yo me voy a sentar con el rey del cielo a la mesa. ¡Ese gran Señor me valga!

183 Alma en pena peregrina a Santiago (í-a) SOLLERES (barrio de Linares, conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís), dictada por María Suárez y González, de 84 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, [1902] (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, I/ 010]. 0797:01 [Cat.G.Ast., 135/ 002].

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Soy un alma pecadora que pa’ Santiago camina y no me atrevo a pasar, qu’ aquí me hallo detenida. —Arrímate a los ayunos que ayunaste na otra vida. —¡Ay, pobre de mí, cuitada, que ninguno ayunaría! Era niña de quinz’ años, cuidé que tiempo tenía. —Arrímate a los rosarios que rezaste en otra vida. —¡Ay, pobre de mí, cuitada, que ninguno rezaría! Cuando mi madre rezaba yo me quedaba dormida. —Arrímate a la candela que tenías cuando morías.

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ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

—¡Ay, pobre de mí, cuitada, que ninguna me pondrían! Cuando se me arrancó el alma mi madre estaba dormida. —Yo ayuné siete cuaresmas y las dos t’ofrecería; en la cota de mi palo una vela te pondría.— Esto que oyese el alma, volaba, que no corría. —Deténgase la señora, deténgase por su vida, que le quiero preguntar, ver lo que en Santiago había. —En Santiago, caballero, unos van y otros venían, no me puedo detener siquiera un Ave María, que tengo mi cuerpo en andas, n’ espera y aguarda mía.— (Por eso se posan las andas a la puerta de la iglesia, pues viene el alma a dar las gracias o a hacer cargos al cuerpo).

_______ 16b, sic. La acotación final parece ser transcripción de un comentario de la recitadora, y no una nota del colector.

184 Alma en pena peregrina a Santiago (í-a) ASTURIAS, s. l.. Original ms. de letra no identificada. De mano de Ramón Menéndez Pidal consta que pertenecía a la colección de su hermano: “Asturias. Juan” [AMP, I/ 010]. 0797:02 [Cat.G.Ast., 135/ 003].

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Al pasar por un río hondo, que pasarlo no podía, vio venir un caballero, ligero sueño tenía. —Nadie me encendió una luz, yo pedirla no podía. —Pues atente a los viernes que has ayunado en tu vida. —¡Ay de mí, triste cuitada, ningún viernes ayunaría! —Pues atente a las vigilias que has hecho en toda tu vida. —¡Ay de mí, triste cuitada, ningúna vigilia haría! —Pues atente a las limosnas que has hecho en toda tu vida. Si hubieras ayunado vigilia de San Matías, si hubieras ayunado el ángel te alumbraría. Yo ayuné siete cuaresmas, una y media te daría, pues toda la mi familia por ti ayunara en un día.— Ya dejó de andar el alma, deja de andar que corría, de allá a muy poco tiempo el alma por allí volvía. —Muchas gracias, caballero, a usted y a la su familia.

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—Dime, alma pecadora, ¿en San Santiago qué había? —No se lo puedo decir porque vengo muy de prisa. Van a dar cuerpo a la tierra, están en misa del día, van a dar cuerpo a la tierra, voy a hacerle compañía.

185 Cristo testigo (é-o) EL ESPIN (parr. Folgueras, conc. Coaña, p. j. Luarca, ant. Castropol), anotada por Engracia González. Remitida por Bernardo Acevedo, 1910. Manejamos un original de mano popular y una copia de letra de María Goyri [AMP, Q/ 005]. 0248:01 [Cat.G.Ast., 138/ 001].

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En la calle de Madrid, y en la calle del Romero, donde habitaban dos, una dama y un mancebo. Siempre se llevaron bien de grandes y de pequeños, y llegaron a quince años, dice la dama al mancebo: —Dime, mancebo del alma, ¿qué te dice el pensamiento? —El pensamiento me dice, querida, que nos casemos.— Allí se dieron las manos, testigos no los tuvieron, delante de un Santo Cristo que la niña trae al cuello. Así pasaron tres años con gran alegría y contento, al cabo de los tres años sale el mozo en casamiento. —Toma, niña, cien ducados, no me salgas al encuentro. —No te quiero cien ducados, de nada te los merezco. A las ánimas benditas que van volando para el cielo, les pido y les suplico que te dean el pago luego.— El hombre, teniendo seso, casó con quien dio palabra, libró su alma del infierno. ¡Válgame Nuestra Señora, válgame el señor San Pedro!

186 El soldado y la monja (á-a) SERANDINAS (conc. Boal. p. j. Luarca, ant. Castropol). Original ms. de letra de mano desconocida, facilitado por Bernardo Acevedo, fechado en 1889 (Col. “Serandinas” A, pp. 5-7) [AMP, Q/ 010]. 0445:01 [Cat.G.Ast., 139/ 002].

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N’esa villa de Madrid, junto a la calle empedrada, habitaba un regimiento de soldados [de la armada].

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ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

Entre ellos había uno que a todos sobrellevaba; llevaba gibón de seda, la camisola de holanda. Un domino yendo a misa al convento a santa Clara, por una reja menuda linda monja le miraba. —Sácame de aquí, soldado, soldadito de la armada, que si de aquí no me sacas no llego a por la mañana.— El soldado, que la oyó, volviendo la vista atrás, cogiérala de la mano llevándola a la posada, mandando hacer buena cena, buena cena y mejor cama; mandó echar siete colchones, siete sábanas de holanda, de riba de aquello todo una colcha colorada, y de cabecera puso un cuero de Ribadavia. Cuando se esnuda la monja ¡Virgen, suspiros que daba! —¿Por qué suspira la monja, la monjita de mi alma? —Porque hoy me acuesto con hombres estando con Cristo [esposada.— Vuelve a vestir esa ropa —y él que también le ayudaba— —Dama de tan buen señor para mí no está guardada.— Y cogiéndola de la mano al convento la llevara. Al subir las escaleras co’ l buen Jesús encontrara, fincó la rodilla en tierra, los pies al Señor besara. —Perdóname, Jesús mío, Jesús mío de mi alma, yo la culpa no la tuve, la monja fue la culpada; aunque culpa no la tuve, yo para mí la tomara.— Bajó Cristo la cabeza, dijo que le perdonaba, —Y también perdono a la monja, que no me ha agraviado [en nada. Irá a la gloria el soldadito cuando de este mundo vaya.— ¡Esa señora me valga, la bendita Soberana!

187 El soldado y la monja (á-a) FIGUEIREDO (conc. Boal, p. j. Luarca, ant. Castropol), dictada o recogida por José García Méndez. Remitida por el colector, o por Bernardo Acevedo, c. 1885, y copiada por Juan Menéndez Pidal (copia ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, Q/ 010]. 0445:02 [Cat.G.Ast., 139/ 001].

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N’esa villa de Madrid, habitaba un caballero,

junto a los Caños del agua, soldadito de la armada.

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................... ................... la chupa de fina felpa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Un día yendo a la misa al convento ’ Santa Clara por una reja menuda una monja le miraba y entre suspiros decía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . —Sácame de aquí, soldado, soldadito de mi alma, si no me sacas de aquí no llego a por la mañana.— El soldado, que esto oyera, del convento la sacara. [. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .] La llevara a su posada. Mandara hacer buena cena, mandara hacer mejor cama. —Y por cabecera pongan un cuero de Ribadavia.— El soldao se desvestía, la monja se desnudaba. —Perdóname, Jesús mío, Jesús mío de mi alma, porque me acuesto con hombre estando con Jesús [desposada. —Monjita, ponte esa ropa, ponte esa ropa preciada, dama de tan gran valor no está para mí guardada.— La agarrara de la mano y al convento la llevara. Al bajar de la escalera con Jesucristo encontrara ................... ............... Cuando de este mundo fuera tendría la gloria ganada.

188 Madre que maldice a su hijo (é-o) VENEROS (parr. Campo de Caso, conc. Caso. p. j. Laviana), dictada por Irene Simón Posada. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, Q/ 033]. 0182:01 [Cat.G.Ast., 143/ 002].

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Por los campos de Madrid se pasea una viudita, tres hijos tenía a lo menos. El uno era jugador, jugaba capa y sombrero, y la madre que lo supo, echó los ojos al cielo. —Premita Dios, hijo mío, que el demonio sin remedio te quite de entre mis ojos, te arrebate a los infiernos.— Estando en estes palabres vio venir un caballero todo vestido de blanco, y el caballo todo negro. —Dicen que tienes un hijo que te ha perdido el respeuto, si me le quieres vender, te le pagaré al buen precio, te daré toda mi hacienda, de arriba mucho dinero.—

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ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

Estando en estes palabres bajara una voz del cielo. —Quítate de ahí, demonio, vete a tu casa al infierno, que esa alma no es para ti, que es pa’ mi manso cordero. Y a esa mala mujerona echále a su boca un freno, que si sus hijos son malos, sonlo por su mal gobierno. ¡Válgame Nuestra Señora, válgame el Señor San Pedro!

_______ R. Menéndez Pidal anota: 11b ‘de arriba’ = además.

189 Madre que maldice a su hijo (é-o) ASTURIAS, s. l. Original ms. de letra no identificada. Versión incluída en el proyecto de segunda edición de J. Menéndez Pidal, núm. 14 [AMP, Q/ 033]. 0182:02 [Cat.G.Ast., 143/ 001].

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¡Nuestra Señora me valga, válgame el señor San Pedro! En la ciudad de Madrid, junto al reino de Toledo, habitaba una viuda con su triste desconsuelo. Ella tenía tres hijos, no les podía dar enseño; manda el uno, manda el otro, y ninguno quería hacerlo. —Venga el degorrio y mis hijos los lleve para el infierno.— Estando en estas razones vio venir un caballero y si el caballo era blanco, era negro el caballero. —Dame tus hijos, viuda, de los tres el más pequeño. —Se lo daré por dos años que le ponga algún enseño. —Si quieres que te lo lleve, quita lo que trae al cuello, un librito doradito con un Santo Cristo en medio.— Estando en estas razones baja un ángele del cielo. —Aparta de ahí, demonio, márchate para el infierno, deja el alma, que no es tuya, que es de mi manso cordero. —Lo que digo a la viuda, que a su lengua ponga freno, que está Dios muy enojado del juramento que ha hecho.— ¡Esa Señora me valga, válgame el señor San Pedro!

_______ Nota del colector: “El coro [Nuestra Señora me valga, / válgame el Señor San Pedro] se repite (...) cada dos renglones [hemistiquios]”.



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190 Labrador disipado, atraído por el diablo (á-o) CARROCERA (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana). Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal). 5013:01 [Cat.G.Ast., 151/ 001].

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En la aldea referida un labrador afamado, que pasa de caudal de doscientos mil ducados. Vendió tierras, vendió prados y así lo fue malgastando; salió un día de su casa como hombre desesperado. La triste de su mujer estes palabres hablara: —¿A dónde vas, mi marido, tan triste y desconsolado? —¡A dónde tengo de dir, a donde me lleve el diablo?— A pocos pasos que dio, con una dama alcontrara. —¿A dónde vas, buen amigo, tan triste y esconsolado? —¡A dónde tengo de dir, a donde me lleve el diablo! ................. .................

III ROMANCERO BURLESCO E INFANTIL

191 Pregunté si había cena (ó) VILLAVICIOSA (p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por “la señora de Ceferino Mata”. Recogida por Juan Menéndez Pidal, antes de 1902 (original ms. de letra que no identificamos) [AMP, D/ 047]. 0612:01 [Cat.G.Ast., 158/ 001].

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Yendo yo por un camino con mi caballo trotón, encontré dos señoritas más hermosas que una flor; las cogí por la mano y las puse en el trotón. Pregunté si eran casadas, me dijeron: —No, señor.— Dije a la más chiquitita si quería ser mi amor, y ella dijo: —Sí, señor.— Pregunto si había posada, me dijeron: —Sí, señor.— Pregunto si había cena, me dijeron: —Sí, señor.— Pregunto qué cena había, dos gallinas y un capón; las gallinas pa’ las damas y el capón para el señor. Pregunto que si había cama, me dijeron: —Sí, señor.— Pregunto qué cama había, dos colchones y un jergón; el jergón para las damas y los colchones pa’ el señor.

192 La zorra y el gallo (á-o) SERANDINAS (conc. Boal. p. j. Luarca, ant. Castropol). Original ms. de letra de mano desconocida, facilitado por Bernardo Acevedo, fechado en 1889 (Col. “Serandinas” B, pp. 15-16) [AMP, G/ 012]. 3001:01 [Cat.G.Ast., 161/ 003].

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Yo tenía trece gallinas, y catorce con el gallo; un domingo de mañana, bien cedito y bien temprano, he visto bajar la zorra por un valle acostumbrado, —¿A dónde vas, ay, la zorra, que así lo has madrugado? —Vengo en busca de ahujas para dar puntas a un paño.

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ROMANCERO BURLESCO E INFANTIL

—Non, tú pa’ ser costurera traes el sayo muy rasgado. —Aunque este lo traigo así, otro tengo adonairado. En este lado derecho yo tengo un diente aballando, nunca de él me veré sana si no me lo picas, gallo. —Si tú no cierras los ojos yo no te podré picallo.— La zorra cerró los ojos y el gallo subió al tejado. —¡Mal año para ti, gallo, que así estabas avisado! —¡Mal año para ti, zorra, bien me tienes escarmentado; donde me has puesto las uñas quedéme sin pluma ni rabo! ¡Válgame el señor Santiago!

————— En el texto los hemistiquios 9a y 9b aparecen en orden inverso.

193 El ganado perdido (á-o) SERANDINAS (conc. Boal. p. j. Luarca, ant. Castropol). Original ms. de letra de mano desconocida, facilitado por Bernardo Acevedo, fechado en 1889 (Col. “Serandinas” B, pp. 13-14). 0800:01 [Cat.G.Ast., 163/ 001].

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¡Válgame el señor Santiago! ¡Ahora despós de viejo tengo de guardar el gado! Yo fuime por alta sierra, que por bajo había urbayo, era tanto el sol que fía que todo me he sofocado; quitéme los zaragoles, también me quité el sayo. Por allí llegó una niña co’l cabello mal peinado, mientras estuve con ella el lobo comióme el gado. Una fiya que tenía contóme de noite el gado. —Aquí falta cabra pinta, aquí falta el cabrón branco, aquí falta cabra coxa, las mejores del rebaño; ¿comístelas o las vendiste o los lobos las llevaron? —Ni comilas ni vendilas ni los lobos las llevaron.— Con la mi vergonza poca fuime detrás del escano; poniéronse a comer la cena sin querer darme bocado. ¡Válgame el señor Santiago!



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194 El ganado perdido y bien empleado (á-o) SERANDINAS (conc. Boal, p. j. Luarca, ant. Castropol). Dictada por Joventina García. Original ms. de letra de mano desconocida, facilitado por Bernardo Acevedo, fechado en 1889 (Col. “Serandinas” A, pp. 17-18). 0800.1:01 [Cat.G.Ast., 164/ 001].

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Estaba la pastorita en alta sierra guardando, recogiendo su cabello, dando vuelta a su ganado. Vino allí un caballero muy vestido y mejor portado. —Dios la guarde, la pastora, Dios bendiga su ganado. —Bien venido, caballero, Dios bendiga su caballo. ¿A dónde va el caballero tan cortés, mejor hablado? —Camino para Zamora y traigo el camino errado, y vengo a la pastorita a que me enseñe el atayo. —El atayo está muy lejos y yo perderé mi ganado. Quedárase usted conmigo, cenará carnero asado, beberemos vino tinto y dormirá en campo raso.— Despué[s] de hacer buena cena, recordaba la pastora recogiendo su cabello y contando su ganado. Faltábanle siete cabezas, las mejores del rebaño. —Doilas por bien empleadas, por la noche que he llevado. Despierte, el mi caballero, almuerce lo que quisiera, que almuerzo yo le doy bueno. —¡Quítate de ahí, pastora, quítate de ahí con el diaño, que me voy de la cabeza como un carnero allouriado; se me emborciyan las piernas como al buey nel mes de [mayo! ¡Válgame el señor Santiago!

195 La ventolera (á-a) ASTURIAS, s. l. (Occidente, conc. de Coaña, Boal, o Navia). Recogida por Bernardo Acevedo, entregada a Ramón Menéndez Pidal en septiembre de 1909 (copia ms. en letra de R. Menéndez Pidal). 0871:01 [Cat.G.Ast., 166/ 003].

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Periquín andaba llocu por buscas’ una madama, hallóla guardando gochus xunto a una linda cabaña;

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ROMANCERO BURLESCO E INFANTIL

lo primero que le dijo, si era soltera o casada. —Casadita no lo estoy, pero estoy apalabrada.— Agarróla Periquín, la llevara para casa, asentóla en una silla, para ver cómo filaba: por un lado pie de potro y por otro pie de araña. Agarróla Periquín y a la iglesia la llevara; a la puerta del altar, un fuerte pedo tirara que quitó el bonete al cura y repicó la campana. Dijo el cura del altar: —¿Quién es la desvergonzada?— Se levantó Periquín con la montera posada: —Señor, es la mi mujer, tien’ la huevera quebrada, que ’i la quebró una gallina de una muy fuerte picada.

_______ Nota de R. Menéndez Pidal: «Yo recuerdo haber oído en Lena (Oviedo), cuando niño, hacia 1880, una variante de la cual recuerdo sólo dos versos: ... Que quitó el bonete al cura y el mayuelu a la campana, y el gallo que estaba en pollu de fedor arreventara». [Cat.G.Ast., 166/ 004].

196 La ventolera (á-a) ASTURIAS, s. l. (probabl. conc. de Lena, ¿Pajares?). Recogida por Juan Menéndez Pidal, antes de 1900 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal). 0871:02 [Cat.G.Ast., 166/ 001].

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Siendo yo mozu valiente, mozu de ceñir espada, fuime por el mundo alante a buscar enamorada. Halléla guardando gochos en una pulida braña; atrevíme y preguntéle si era soltera o casada y me dixo: —Non, por cierto, nin tampoco apalabrada.— Yo la cogí por la mano, para casa la llevaba, pero al entrar en la puerta tan grande p... tirara, que el gatu que estaba en llar de fedor arreventaba; y el gallu salió diciendo: —Yo de eso non quiero nada.— Otru día era domingo, madrugamos a entocala, la asentamos n’una silla, y por ver qué bien filaba. Pusei cien varas de estopa y otras tantas de mediana, y por un lau ran de perru, por otra filu d’araña. Agarréla po’ la mano, pa’ la iglesia la llevaba, pero al entrar en la iglesia, tan grande p... cascara,

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que bastió el bonete al cura y el mayuelo a la campana. Regolvióse el cura al pueblu: —¿Quién ye esa [desvergonzada?— Llevantóse Xuan Redondu, co la montera posada: —Señor, ye la mió muyer, que tien’ la tobera quebrada, que’ i la quebró una gallina d’una fuerte piconada.

197 La ventolera (á-a) VENEROS (parr. Campo de Caso, conc. Caso, p. j. Laviana), dictada por Irene Simón Posada. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal). 0871:03 [Cat.G.Ast., 166/ 002].

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Siendo yo mozu soltero, galán de ceñir la espada, aventé por esos mundos a buscar la enamorada. Quiso Dios y mi fortuna que p’ol camino la hallara curiando cabras y ovejas, en un camperín sentada; y ya que allí la encontré, de aquesta suerte le hablara: —¿Es moza soltera o casada? —Casadina no, por cierto, ni tampocu apalabrada, mujer de siete maridus y con denguno casada.— De un llau era coja y de otru destericada, y de un oju llagañosu, y d’otru non vía nada.— Yo la cogí por la mano y pa’ casa la llevara, y a la puerta de casa un grande peu cascara, que quebró siete farreñus y una cestona en sin asa, y la metí para dentru y la senté en un tayuelu a filar como una dama. Per un llau la remordía, per otru lu estaragaña, per un llau pie de potru y per otru zangues de araña. A otru día era domingo, y Dominga se llamaba. Yo la cogí pola manu y a la iglesia la llevara. Y a la puerta de la iglesia un grande peu cascara, que derribó el bonete al cura y al mayuilu a la campana. Revuélvese el señor cura cola cara muy turbada. —¿Cuála es la gran indecente que de esa suerte se caga?— Levántase Juan Redondu cola montera quemada. —Señor, es la mi mujer, que tien’ la huevera quebrada, que la quebró una gallina de una fuerte piconada.

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198 Don Gato (á-o) ASTURIAS, s. l. (¿Occidente?, ¿Oviedo?). Recogida por Bernardo Acevedo, antes de 1885 (original ms. de letra de B. Acevedo) [AMP, G/ 012]. 0144:01 [Cat.G.Ast., 167/ 001].

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Estaba el señor don Gato en silla de oro sentado, calzando media de seda y zapato repicado. Vino la orden de arriba de que había de ser casado con una gata montesa y con ella cien ducados. El gato de tan contento cayó de la silla abajo; rompiera siete costillas y la puntita del rabo. Mandaron llamar al cura y también al escribano pa’ que hiciera testamento de lo que tenía robado: siete arrobas de tocino, otras tantas de pescados y otras tantas de manteca para los viernes del año. Y que cuando lo enterrasen, que lo entierren en sagrado con un letrero que diga: “Aquí murió un desgraciado, no murió de tabardillo, ni tampoco de costado, que murió de mal de amores, que es un mal muy [desgraciado”.

199 Don Gato (á-o) SERANDINAS (conc. Boal. p. j. Luarca, ant. Castropol). Original ms. de letra de mano desconocida, facilitado por Bernardo Acevedo, fechado en 1889 (Col. “Serandinas” B, p. 15) [AMP, G/ 012]. 0144:02 [Cat.G.Ast., 167/ 002].

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’Taba el gato tras lo llume, en silla de oro sentado, calzando media de punto, zapato blanco picado. Vino noticia al gato que tenía que ser casado El gato de tan contento de un brinco subió al tejado; quebrantó siete costillas, también la punta del rabo. Aprisa mandó venir cura como también escribano para hacer el testamento de lo que tenía furtado: siete arrobas de tocino, otras tantas de pescado cinco arrobas de manteca para hacer los viernes caldo. ¡Válgame el Señor Santiago!



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200 Don Gato (á-o) Conc. de COLUNGA, o de VILLAVICIOSA (p. j. Gijón, ant. Villaviciosa). Recogida por Braulio Vigón, c. 1892-1895. Publicada en B. Vigón, Asturias (1980), pp. 237-8. 0144:03 [Cat.G.Ast., 167/ 003].

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Estando un señor gato en silla de oro sentado, cartas van y cartas vienen de que había de ser casado con una gata morena que andaba por el tejado. El gato, por darle un beso, cayó del tejado en bajo, y rompió cinco costillas, por cinco partes un brazo. A las doce de la noche, mandó llamar l’escribano, que viniera [a] hacer la cuenta de cuanto había robado: Cien arrobas de tocino y otras tantas de pescado, cien arrobas ’ longaniza, esto sí que me ha gustado.

————— A continuación de cada hemistiquio se canta un estribillo onomatopéyico que consuena con el final del octosílabo: birulato; birulado; birulenen, etc.

201 Estando una pastora (í-o) VILLAVICIOSA (p.j. Gijón, ant. Villaviciosa). Recogida y publicada por Braulio Vigón, Juegos y rimas infantiles (1895), p. 71. Reed. en B. Vigón, Asturias (1980), p. 94. 0565:01 [Cat.G.Ast., 168/ 001].

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Estando una pastora cuidando un rebañito, con leche de sus cabras hacía los quesitos. El gato la miraba con ojos golositos. —No me hinques la uña ni tampoco el hocico.— El gato hincó la uña y también el hocico; La pastora enfadada mató a su gatito, y se fue a confesarlo con el padre Francisco. —Padre mío, me acuso que maté a mi gatito. —Doite de penitencia que le des un besito.— El beso se lo dio, la función se acabó.

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202 Mambrú (á) P. j. de GIJON (concs. de Villaviciosa, Colunga y Caravia). Recogida y publicada por Braulio Vigón, Juegos y rimas infantiles (1895), p. 65. Reed. en B. Vigón, Asturias (1980), pp. 88-89. Hay copia ms. antigua en AMP, sin valor textual. 0178:01 [Cat.G.Ast., 165/ 001].

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Mambrú se fue a la guerra, ¡Sor, viva el amor! no sé cuándo vendrá, ¡Que viva la rosa en su rosal! si vendrá por la Pascua o por la Navidá. —Asómate a la torre por ver si viene ya. —Por allí viene un paje, ¿qué noticias traerá? —Las noticias que traigo: Mambrú se ha muerto ya. Por allí va la caja con tapa de cristal, encima de la caja un ramillete va, y sobre el ramillete un pajarito está cantando el pío, pío, cantando el pío, pa.

————— Los estribillos se repiten detrás de cada hemistiquio.

203 La niña discreta (estróf.) MIERES (p. j. Mieres, ant. Lena), dictada por Amalia Díez. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, D/ 043]. 0204:01 [Cat.G.Ast., 170/ 001].

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Un señor vino de Cuba con deseos de mujer, se encontró con una niña que le supo responder. —Señorita, si usted quiere venirse conmigo un año, la vistiera y la calzara y la regalaría un manto. —Señorito, si usted quiere de mi hermosura gozar, de todo cuanto le pida usted me tiene que dar. Lo primero es un palacio que cueste dos mil doblones, que tenga para la calle ventanas y corredores.

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El cuarto donde yo duerma ha de estar tillado en oro, con las ventanas de plata para darme gusto en todo. Desde mi casa a la iglesia tiene que haber un tablado, para cuando vaya a misa que no me manche de barro. Desde mi casa a la iglesia tiene que haber una parra, para cuando vaya a misa no me dé el sol en la cara. Un coche con cuatro mulas usted me tiene que dar para los días de fiesta salirme yo a pasear. —Quédese con Dios, señorita, que por aquí volveré, que no es tanto lo que usted pide, teniendo quien se lo dé; no es tanto lo que usted pide para ser una mujer.

204 La niña discreta (estróf.) EL ENTREGO (parr. Linares, ay. San Martín del Rey Aurelio, p. j. Laviana), dictada por María de Pedro. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra que no identificamos) [AMP, D/ 043]. 0204:02 [Cat.G.Ast., 170/ 002].

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—Caballero, si usted quiere de mi hermosura gozar, me dará cuanto le pida y de eso nada me ha faltar. En la casa donde viva, de plata la ha de rodear, las ventanas y balcones a la calle han de mirar. También usted me daría un bolsón de dineral, que cuando voy de paseo también lo suelo gastar. De la mi casa a la iglesia se ha de plantar una parra, para cuando vaya a misa no me dé el sol en la cara. —Da la vuelta, morenita, da la vuelta, resalada.

205 ¡Qué hermoso pelo lleva! (á) Conc. de COLUNGA (p. j. Gijón, ant. Villaviciosa). Recogida y publicada por Braulio Vigón, Juegos y rimas infantiles (1895), pp. 66-67. Reed. en B. Vigón, Asturias (1980), pp. 90-91. Hay copia ms. antigua en AMP, sin valor textual. 0696:01 [Cat.G.Ast., 171/ 001].



[A] Atocha va una niña, ¡Carabí!

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ROMANCERO BURLESCO E INFANTIL

hija de un capitán; ¡Carabí, hurí, hurá, Elisa, Elisa la de Mambrú! hermoso pelo lleva, ¿quién se lo peinará? Se lo peina su tía con mucha suavidad, con peinecito de oro y horquillas de cristal. Elisa ya se ha muerto, la llevan a enterrar; la caja era de oro con tapa de cristal; encima de la caja un pajarito va, cantando el pío, pío, cantando el pío, pa.

––––––––– Los estribillos se repiten detrás de cada hemistiquio.

206 Las hijas del merino (estrof. + í-a) ASTURIAS, Occidente (conc. Coaña, o Boal). Recogida por Bernardo Acevedo, antes de 1910 (original ms. de letra de B. Acevedo). 0826:01 [Cat.G.Ast., 172/ 001].

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—Papá, ¿si me dejas ir un poquito a la alameda con las hijas del merino, que llevan rica merienda?— Y al tiempo de merendar, se perdió la más pequeña. Su papá la anda buscando por arriba y por abajo. ¿Y a dónde la fue a encontrar, y a dónde la fue a encontrar? A un portalito oscuro, hablando con su galán. Estas palabras decía, estas palabras decía: —Contigo me he de casar, aunque mis padres no quieran, contigo me he de casar, aunque me cueste la vida.— Mi abuela tenía un peral que daba peras muy finas, y en medio de aquel peral había una cotorrita; por el pico echaba sangre y por la cola decía: —¡Qué tontas son las mujeres, que de los hombres se fían! A los hombres garrotazos, a las mujeres rosquillas y a los niños que lo cantan les daremos almendritas.

IV ROMANCERO RELIGIOSO

A. Nacimiento e infancia de Cristo

207 Pobreza de la Virgen recién parida (í-a) POLA DE SIERO (conc. y p. j. Siero), dictada por Ramona García. Recogida [por Fausto Vigil] en diciembre 1892. Remitida por Bernardo Acevedo a Ramón Menéndez Pidal, después de 1907 (copia mecanografiada sin datos de colector) [AMP, C/ 013]. 0812:01 [Cat.G.Ast., 180/ 002].

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Los tres Reyes del Oriente todos tres en compañía, llenos del divino amor y una estrella que los guía. La estrella que los guiaba era la Virgen María, que camina pa’ Belén entre la noche y el día. —Camina, María, camina, camina, Virgen María.— Cuando dieron en Belén era noche oscurecida. —Abre, portero, esas puertas a San José y a María. —No abro yo estas mis puertas hasta que Dios traiga el día; que ahí fuera está un pesebre donde mi mula comía. —Válgate Dios, el portero, ¿quie’s que la Virgen María duerma fuera en un pesebre donde tu mula comía?— A eso de la media noche parió la Virgen María, y parió un hijo varón, Jesucristo se decía; tanta era la su pobreza que envolverle no tenía. Echó mano a su tocado y un pañuelo que traía con unas tijeras de oro por el medio lo partía; con una de la mitad a Jesucristo envolvía; con otra de la mitad otro tocado ponía. Bajen ángeles del cielo a visitar la parida; la parida está muy buena en su celda recogida.

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ROMANCERO RELIGIOSO

208 Pobreza de la Virgen recién parida (í-a) ASTURIAS, s. l. (¿conc. de Colunga?) Recogida [por Braulio Vigón], en julio de 1894. Versión incluída por J. Menéndez Pidal en su proyecto de segunda edición, núm. 4 (original ms. de letra de B. Vigón, sin datos de lugar ni colector) [AMP, C/ 013].

0812:02 [Cat.G.Ast., 180/ 003]. 02 04 06 08 10

La Virgen y San José iban en su romería, la Virgen iba de parto que a su paso no podía. Ya le dice San José: —Alarga el paso, María, para llegar a Belén entre la noche y el día.— Ya llegaron a Belén donde ya parió María un niño como unas flores que San José le decía: —Hijo mío de mi alma, hijo mío de mi bien, no tengo para envolverte ni un pañal ni una mantilla.— Las mujeres de Belén unas con otras corrían; unas le bajan pañales, otras le bajan mantillas, otras le bajan aceite para alumbrar a María.

209 Nochebuena (heptás. á-a) (+ Cont Pobreza de la Virgen recién parida [í-a]) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por María Carballo y Cesárea González. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909, (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, Q/ 030) [AMP, D/ 043]. 0710:01 + 0812:03 [Cat.G.Ast., 182/ 006] + [Cat.G.Ast., 180/ 005].

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A Belén camina la Virgen María, San José su esposo en su compañía. Santa María va encinta, que caminar no podía. Sentáronse a descansar al par de una fuente fría; dale la mano José, —Y arriba, Virgen María.— Y allí pidieron posada. —Si traen dinero, entren, y si no, no hay posada. —Dinero no lo traemos, si no es un realín de plata. —Eso es poca moneda, vayan ustés a otra casa.— San José se aflegía, María le consolaba:

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NACIMIENTO E INFANCIA DE CRISTO

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—¿Qué más compañía quieres,

que la que va en mis [entrañas?— Fuéronse poquito a poco, pisando con sus plantas. Allegaron a Belén, era noche tapecida, topan las puertas cerradas, allí nadie parecía, si no es un muchachuelo, que portero se decía. —Abre las puertas, portero, a San José y a María. —No las abriré yo tal, hasta que Dios trai el día.— Al cantar de los pichones, parió la Virgen María; en un pesebre de paja, allí parió la Virgen María, era un niño como el cielo, que al sol se le parecía. Mas el buey, con el asta, le da la hierba, la mula, con la boca, se lo quitaba. —¡Maldita seas tú, mula, nunca tú paras! Bendito para siempre entre animales, ha nacido este niño con sus vidales.— Bajaron tod’ los pastores, todos de aquella comarca; unos le traían huevos, otros manteca y viandas, otros, más ricos, pañales que parecían de holanda, para envolver al niño, ¡ay!, Jesús, que teritaba.

————— 26a tod’, sic. Variante: 14a hallan l. p. r..

210 Nochebuena (heptás. á-a) POLA DE SIERO (conc. y p. j. Siero), dictada por Juana Rodríguez. Recogida [por Fausto Vigil] en diciembre 1892. Remitida por Bernardo Acevedo a Ramón Menéndez Pidal, después de 1907 (copia mecanografiada sin datos de colector) [AMP, Q/ 030]. 0710:02 [Cat.G.Ast., 182/ 003].

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Oigan y escuchen todos una oración santa que sucedió en el mundo, pero no fue en España. Para Belén camina una niña ocupada, hermosa cuanto bella, un viejo su compaña. Llegaron a una puerta, por Dios piden posada; respondieron de dentro: —¿Quién a deshora llama? San José les responde: —Una niña ocupada, hermosa cuanto bella, un viejo su compaña.

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ROMANCERO RELIGIOSO

—Si trae dinero, entre, si no, no hay posada. —Dinero no tenemos, si no es un real de plata. —Esa es poca moneda, váyanse a otra casa.— San José se afligía, María le consolaba: —No te aflijas, José, no te aflijas por nada, ¿qué más consuelo quieres que el que va en mis [entrañas?— Vanse poquito a poco, pisando por sus plantas, donde el divino cielo un portal les depara, una mula y un buey y un pesebre de paja donde parió María al niño de la gracia. Llegaron los cristianos, los de aquella comarca; unos le traen huevos, otros manteca y vianda, otros ricos pañales que parecen de holanda, para envolver al niño Jesús, que tiritaba. Bajaron los pastores, los de aquella comarca; unos tocan ferreñes, otros tocan guitarras, otros tocan violines, que es música doblada. Subió un ángel del cielo a llevar la embajada: —La parida está buena, si no es su pobre cama.

211 Nochebuena (heptas. á-a) EL ENTREGO (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana), dictada por María de Pedro. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra que no identificamos) [AMP, Q/ 030]. 0710:03 [Cat.G.Ast., 182/ 005].

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Pa’ Belén camina una niña ocupada, hermosa en cuanto bella, un viejo en su compaña. Llegaron a Belén, en donde dan posada, respondieron de dentro: —¿Quién a estas horas llama? —Era José y María, que pedían posada. —Si traen moneda, entren, si no no hay posada. —Moneda no traemos, si no es un real de plata. —Esa moneda es poca, váyanse a otra posada.— Fuéronse poco a poco, pisando con sus plantas, estaban un buey y una mula en un pesebre de paja, la mula se lo comía y el buey se lo arrimaba. —¡Maldita seas tú, mula, aunque nunca tú paras!—

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NACIMIENTO E INFANCIA DE CRISTO

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Allí parió María un niño con su gracia, ese niño subió al cielo, fue el que llevó la embajada. Bajaron los pastores de aquella comarca; unos traían pañales, otros mantecas y viandas, para envolver al Niño Jesús que ateritaba. Quédese con Dios, señores, los amos de esta casa, hasta el año que viene, al Niño doy las gracias.

212 Nochebuena (heptas. á-a) LOROÑE (parr. Gobiendes, conc, Colunga, p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por Ramona Manín, de 80 años. Recogida y publicada por Braulio Vigón, El Carbayón (8-XI-1892), “Romances”, núm. VII. Reed. en B. Vigón, Asturias (1980), p. 197. 0710:04 [Cat.G.Ast., 182/ 002].

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Para Belén camina una niña ocupada, hermosa cuanto bella, un viejo la acompaña. Al llegar a Belén fueron pedir posada, contestaron de adentro con voz muy alteriada: —Si traen dineros, entren, si no, no hay posada. —Dineros no traemos, si no es un real de plata. —Esa es poca moneda, váyanse a otra casa.— San José se afligía, María le consolaba: —¿Qué más posada quieres que el que va en mis [entrañas?— Llegaron a un portal y allí parió María, vinieron los del pueblo, todos en romería; unos traían miel, otros manteca y vianda, otros ricos pañales, que parecían de holanda, para envolver al niño que en suelo tiritaba.

————— En la ed. de 1980: 6a dinero n. t.

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ROMANCERO RELIGIOSO

213 Nochebuena (heptas. á-a) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís). Recogida por Rosario Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. sin datos de colector y fecha de recolección, de letra de Rosario Menéndez Pidal) [AMP, Q/ 030]. 0710:05 [Cat.G.Ast., 182/ 004].

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Para Belén camina una niña ocupada, hermosa cuanto bella, San José en su compaña. Llegaron a Belén, María pidió posada, respondieron de adentro: —¿Quién a estas horas llama? —Es San José y María, que si les dan posada. —Si traen dinero que entren, si no, no hay posada. —Dinero no traemos, más que un realín de plata. —Esa es poca moneda, váyanse a otra casa.— San José se afligía, María le consolaba: —No te aflijas, José, no te aflijas por nada, ¿qué más consuelo quieres que las mías entrañas?— Vayan de fiesta en fiesta que en Belén ha nacido el bello sol del alba.

214 La Sagrada Familia hospedada generosamente (á-a) AVENO (parr. Vega de Poja, conc. y p. j. Siero), dictada por Florentina Llorián. Recogida por [Fausto Vigil], c. 1892. Remitida por Bernardo Acevedo a Ramón Menéndez Pidal, después de 1907 (copia mecanografiada sin datos de colector ni fecha de recolección) [AMP, C/ 010]. 0525:01 [Cat.G.Ast., 184/ 002].

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San José y Santa María juntos van en la jornada; San José mucho camina, la Virgen ya va cansada, San José para y trasmira, su esposa pena le daba. —No llores, José, no llores, no tengas pena por nada, que el rocío de la noche la puente nos lo tornara.— Marcha San José a la villa a ver si encuentra posada; todas las casas anduvo, no halló para consolarla. Todas las casas hundiera, toda la villa anegara.



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Cuando San José volvió, la Virgen parida estaba con un niño entre sus brazos y de ángeles arrodiada; ángeles cantan al niño, su madre le amamantaba. La Virgen se levantó y diciendo estas palabras: —Vamonos de aquí, José, que está lejos la jornada, porque hasta Jerusalém no encontraremos posada.— Allí estaba un roble grueso, que tiene gruesa la rama; cuando no le cala el sol, tampoco le cala el agua. Anduvieron todo el día y la noche les llegaba, allegaron a un palacio, que tiene la torre blanca, adentro n’ aquel palacio había gente muy honrada. Pica San José a la puerta y abajaba la criada; pregunta el amo de casa: —Moza, ¿quién es el que llama? —Un hombre y una mujer vienen a pedir posada; la mujer no viene buena, viene toda ensangrentada, trae un niño entre sus brazos, diz que nació esta mañana. —Abreles la puerta, moza, que les daremos posada.— Al niño le dieron papas y a su madre dieron cama, y a San José de cenar, con muchísima arrogancia; de tantísimos manjares no hizo gasto de nada. Otro día al amanecer, antes de rayar el alba, la Virgen se levantó y diciendo estas palabras: —Vámonos de aquí, José, y ajustemos la posada.— Responde el amo de casa: —Aquí no se debe nada, que yo no soy mesonero para cobrar la posada.— En estas palabras y otras, el niño a hablar se soltara: —Daime un pliego de papel, voy a echar una firmada: “Pa’ los amos de esta casa la gloria ya está ganada; pa’ la criada de casa silla de oro está guardada, que callando de los amos, echó un colchón en la cama, doliéndose de mi madre, por que en ella descansara”.— Vino el redentor del mundo, llevólos en cuerpo y alma.

215 La Sagrada Familia hospedada generosamente (á-a) LINARES (conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís), dictada por Luciano Peón, de 12 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, [1902] (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, C/ 010]. 0525:02 [Cat.G.Ast., 184/ 003].

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ROMANCERO RELIGIOSO

San José y Santa María salieron a una jornada; San José mucho camina, María ya va cansada. Sentáronse al par d’un árbol que gruesa tenía la rama, oyeron ’l río rugir, bajáronse a flor del agua. —Muy fría está esta noche, debe estar buen día mañana.— Subiéronse para arriba, vieron una torre blanca, San José llama a la puerta y responde la criada. —¿Quién es esa niña, que a estas horas llama? —Un hombre y una mujer que andan pidiendo posada, traen un niño entre los brazos, nacido de esta mañana. —Diles que entren pa’ dentro, que no estén a la posada.— A su niño dieron papas, a su madre dieron cama, a San José muchos manjares y no hizo gasto de nada; le dieron jarros de oro, le dieron jarros de plata. A otro día por la mañana María se levantaba. —Levántate tú, José, a pagar esta posada.— Responde el amo de casa: —Aquí no se debe nada.— Dice el niño de José: —Aquí tengo yo pagarla, los amos de casa tienen la gloria ganada; la criada en silla de oro ha estar sentada y a mi madre tengo comprar un colchón para que en él [descansara.

216 La Sagrada Familia hospedada generosamente (á-a) (+ Cont. Nochebuena [estróf.]) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por María Carballo y Cesárea González). Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal). 0525:03 [Cat.G.Ast., 188/ 004 ] + [Cat.G.Ast., 183/ 001].

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San José y Santa María llevan juntos la jornada; San José camina mucho, la Virgen ya va cansada. Sentáronse a descansar al par de un árbol sin rama que ni los quemaba el sol ni el agua los calaba. Por las nieves heladas va la doncella, cómo va apresurada la Virgen bella. San José le decía: —No tengas miedo, que hallaremos posada por el dinero.—

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Danse la vuelta al pueblo, no la han hallado, la Virgen se le dice: —Vamos andando, que la hora del parto se va acercando; vamos a aquella cueva que está cerrada.— Ya bajan los pastores a vesitarlas.

————— Nota: A continuación del v. 4 se insertaba el romance “La Virgen y el ciego”, del que se copia el principio:

A las doce de la noche el Niño les pidió agua. —No pidas agua, bien mío, no pidas agua, mi bien, que los ríos corren turbios...

217 El castillo de la Virgen (í-a) CARROCERA (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana), dictada por Teresa Fernández Cocañin, de 80 años. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, C/ 031]. 0308.1:01 [Cat.G.Ast., 188/ 012].

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Allí arriba en aquel monte está la mar que convertía, allá está una casa santa, casa santa se decía. Non la hizo carpintero ni hombre de carpintería, que la hizo San José para la Virgen María. Ventanes de oro tiene y también de plata fina, por la una entra el sol, por la otra el sol salía, por la más hermosa de ellas sale la Virgen María con su neñín en los brazos, llorando que tresvertía. —¿Por qué llora, la mi madre, por qué llora, madre mía? Si llora porque nací, yo culpa no la tenía, porque yo también lloro por otra que sin culpa parecía.

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ROMANCERO RELIGIOSO

218 El castillo de la Virgen (í-a) SAN JUAN DE AMANDI (parr. Amandi, conc. Villaviciosa, p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por María Fernández [Garrido], de 23 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, antes de 1900, e incluída en su proyecto de segunda edición, núm. 12 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal, “Cuaderno II”; manejamos también una copia ms. de letra de María Goyri que lleva únicamente la indicación “Villaviciosa” y creemos que corresponde a la misma versión) 0308.1:02 [Cat.G.Ast., 188/ 007].

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Allá arriba n’aquel monte hicieron una capilla; no la hizo carpintero ni hombre de carpintería, hízola Dios de los cielos para la Virgen María. Cien ventanas de oro tiene, otras cien de plata fina, por unas entra la luna, por otras el sol salía, por la más hermosa de ellas entra la Virgen María con un niño entre los brazos llorando que trasvertía. —¿Por qué llora, la mi madre, por qué llora, madre mía? —Lloro por los pecadores, tantos que nel mundo había. A bajar los campos verdes, a llorar toda mi vida.

————— 10a, sic. Lecturas de la copia de María Goyri: 1a allí a. en aquel m.; -3a fízola el rey d. l. c.; -4a c. v. d’oro t.; -4b o. tien d. p. f.; -7b ll. q. tresvertía; -9b t. como en mundo h.; 10a al b. l. c. v.

219 El castillo de la Virgen (í-a) GOBIENDES (conc. Colunga, p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por Ramona Caravia, de 70 años. Recogida y publicada por Braulio Vigón, El Carbayón (20-XII-1892). Reed. en B. Vigón, Asturias (1980). p. 204. 0308.1:03 [Cat.G.Ast., 188/ 005].

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Allá arriba en aquel monte una capilla se hacía; no la hizo carpintero de obra de carpintería, hízola el rey de los cielos para la Virgen María. Tres ventanas de oro tiene, corredor de plata fina;

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por una entraba la luna, por la otra el sol salía, por la más chiquita de ellas entre la Virgen María con un niño entre los brazos, llorando que tresvertía. —¿Por qué llora la mi madre, madre de tanta alegría? —Lloro por los desgraciados tantos como en mundo había. —Calle, calle, la mi madre, que yo lo remediaría, bajaréme yo a la tierra entre la noche y el día y lo quitaré a los ricos y a los pobres lo daría.

————— En el texto de 1980: 5b y por otra e. s. s.; -7b trasvertía.

220 El castillo de la Virgen (í-a) LUÉ (conc. Colunga, p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por Bernarda Montoto, “La Llata”, de 70 años. Recogida y publicada por Braulio Vigón, El Carbayón (10-I-1893). Reed. en B. Vigón, Asturias (1980), p. 205. 0308.1:04 [Cat.G.Ast., 188/ 006].

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Allá arriba en aquel monte hay una casa bonita; no la hizo carpintero de obra de carpintería, hízola el Dios de los cielos para la Virgen María. Ventanitas de oro tiene, y también de plata fina; por la una entraba el sol, por la otra el sol salía, por la más chiquita de ellas entra la Virgen María con un niño entre los brazos, llorando que tresvertía. —¿Por qué llora, la mi madre, madre de tanta alegría? —Lloro por los pecadores, tantos como en mundo había.

————— En el texto de 1980: 7b trasvertía.

221 El castillo de la Virgen (í-a) LINARES (conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís). Recogida por Ramón Menéndez Pidal, julio 1901 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, C/ 031]. 0308.1:05 [Cat.G.Ast., 188/ 008].

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ROMANCERO RELIGIOSO

Allá arriba en altos cielos una capilla se hacía; no la hizo carpintero ni hombre de carpintería, la hizo el rey de los cielos pa’ la sagrada María. Ventanitas d’oro tiene, labradas de plata fina; por una entraba la luna y por otra el sol salía, por la más hermosa d’elles entra la Virgen María con un niño ente los brazos, llorando que tresvertía. —¿Por qué llora, la mi madre, por qué llora, madre mía? —Lloro por los pecadores, tantos que en el mundo había, también por una mujer que de parto se moría, tenía el su marido malo y ella no lo merecía.

222 El castillo de la Virgen (í-a) SOLLERES (barrio de Linares, conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís), dictada por María Suárez y González, de 84 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, [1902] (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, C/ 031]. 0308.1:06 [Cat.G.Ast., 188/ 009].

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Allá arriba en aquel monte un gran palacio s’hacía; no lo hizo carpintero ni hombre de carpintería, lo hizo el rey de los cielos pa’ la sagrada María. Ventanitas d’oro tiene, labradas con plata fina, por una entraba la luna y por otra el sol salía, por la más hermosa de ellas entra la Virgen María con un niño entre los brazos llorando que tresvertía. —¿Por qué llora, la mi madre, por qué llora, madre mía? Si llora porque nací, yo pronto me moriría. —No lloro porque naciste, hijo de tanta alegría, lloro por los pecadores tantos como en mundo había, también por una mujer que de parto se moría; tenía su marido malu y ella no lo merecía. —Calle, calle la mi madre, que yo lo remediaría; cogeré un puñao de flores y en mundo las echaría, y si eso no le bastare mi sangre derramaría. ¡Válgame la Madre Santa, válgame Santa María!



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223 El castillo de la Virgen (í-a) (Cont. La Virgen anuncia al Niño su pasión y gloria [ó]) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís). Recogida por Rosario Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. sin datos identificatorios, de letra de Rosario Menéndez Pidal [AMP, C/ 031]. 0308.1:07 + 0237:01 [Cat.G.Ast., 188/ 010]. [Cat.G.Ast., 189/ 005].

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Allá arriba en aquel alto una capilla se hacía; no la hizo carpintero ni hombre de carpintería, hízola el rey de los cielos para la Virgen María. Hizo tres ventanas de oro, labradas con plata fina; por una entraba la luna, por la otra el sol salía, por la más hermosa de ellas entra la Virgen María con el niño entre los brazos, llorando que tresvertía. —¿Por qué lloras, la mi madre, por qué lloras, madre mía? Si lloras porque nací, yo pronto me moriría. —No lloro por eso, hijo, hijo de tanta alegría, lloro porque has de morir una muerte en clavación, clavado de pies y manos como nunca fue varón. Has de subir a los cielos la noche de la Ascensión, allí encontrarás tres sillas, sentaraste en la mejor, sentaraste en la del medio, que está al par del Redentor.— Angelina tan gloriosa, tan linda como [una] rosa, cuando Dios quiso nacer, una estrella aparecer.

224 El castillo de la Virgen (í-a) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís). Recogida por Rosario Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. sin datos identificatorios, de letra de Rosario Menéndez Pidal) [AMP, C/ 031]. 0308.1:08 [Cat.G.Ast., 188/ 011].

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Allá arriba en aquel alto una capilla se hacía; no la hizo carpintero ni hombre de carpintería, hízola el rey de los cielos para la Virgen María. Tres ventanas tiene de oro, forradas de plata fina;

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ROMANCERO RELIGIOSO

por una entraba el sol, por otra el agua corría, por la más hermosa de ellas entra la Virgen María con un niño entre los brazos, llorando que enternecía. —¿Por qué llora, la mi madre, madre de tanta alegría? —Lloro por los pecados, que tantos nel mundo había. —Calle la boca, mi madre, que yo lo remediaría; yo me bajaré al mundo entre la noche y el día.

225 La Virgen anuncia al Niño su pasión y gloria (ó) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por María Carballo. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, C/ 047]. 0237:02 [Cat.G.Ast., 189/ 007].

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En Belén naciera Cristo, en Belén nació el Señor, el portal donde naciera relumbraba como el sol. La cuna donde le echaban es de plata y buen latón, los paños con que le envuelven relumbraban como el sol. A un lado estaba san Pedro, al otro, san Salvador, en medio la Virgen pura con su hijo redentor. La madre que le da el pecho le cantaba esta pasión. —Ay, crece, mi niño, crece, que has de ser un buen varón, has de beber tres bebidas por un vaso de amargor: la primera la artamisa, la segunda el buen varón, la tercera es el ajenjo, que es lo de más amargor. Y subiráste a los cielos el día de la Ascensión, a sacar a Adán y Eva de la boca del dragón.

————— Variante: 4a l. p. donde l. e.

226 La Virgen anuncia al Niño su pasión y gloria (ó) SORRIEGO (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana), dictada por Nazarena Estrada, de 22 años. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra, al parecer, de la recitadora) [AMP, C/ 047]. 0237:03 [Cat.G.Ast., 189/ 006].

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En el portal de Belén, en la ciudad de Judea, parió la Virgen María y le alumbraba una estrella. El portal donde nació resplandece más que el sol, y la luna y las estrellas hacen un cerco al rededor. El niño mama los pechos, su madre llora pasión. —¿Por qué lloráis, madre mía, madre de consolación? Si lloráis porque nací, madre, no tenéis razón. —No lloro por eso, hijo, no lloro por eso, non, lloro por los pecadores, que los que hay muchos son.

227 La Virgen anuncia al Niño su pasión y gloria (ó) POLA DE SIERO (conc. y p. j. Siero), dictada por Ramona García. Recogida [por Fausto Vigil], en 1892. Remitida por Bernardo Acevedo a Ramón Menéndez Pidal, después de 1907 (copia mecanografiada, sin datos de colector) [AMP, C/ 047]. 0237:04 [Cat.G.Ast., 189/ 002].

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Víspera de Navidad, por ser la noche mayor, parió la Virgen María y nació Nuestro Señor. El portal donde nació relumbraba como el sol, las estrellas y la luna hacían un cerco al redor. El niño mama la teta, María llora la Pasión. —¿Por qué llora, madre mía, madre de tanto dolor? Si llora porque nací, tiene muy poca razón. —No lloro por eso, hijo, no lloro por eso, no; lloro porque has de morir en tan grande enclavación, clavado de pies y manos y también de corazón.

228 La Virgen anuncia al Niño su pasión y gloria (ó) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís). Recogida [por Braulio Vigón] en julio de 1894 (original ms. de letra de Braulio Vigón sin datos de colector ni fecha de recolección. Versión incluída por J. Menéndez Pidal en su proyecto de segunda edición, núm. 1. 0237:05 [Cat.G.Ast., 189/ 003].

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La noche de Navidad, por ser la noche mayor, parió la Virgen María un soberano señor. Lo parió en un portalillo que relumbra como’ l sol;

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ROMANCERO RELIGIOSO

la luna y las estrellas andaban por alredor. —¿Para qué naciste, hijo, hijo de mi corazón? Para ser ajusticiado el jueves de la Pasión; subiraste hasta los cielos, que aquellos bien altos son, bajaraste a los infiernos, que aquellos profundos son. Sacarás a doña Eva de la boca del dragón y a otras muchísimas almas que mueren sin confesión.

229 La Virgen anuncia al Niño su pasión y gloria (ó) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís). Recogida por Rosario Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. sin datos identificatorios, de letra de Rosario Menéndez Pidal) [AMP, C/ 047]. 0237:06 [Cat.G.Ast., 189/ 004].

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La noche de Navidad, por ser la noche mejor, tuvo la Virgen María un soberano señor. Túvolo en un portalillo, que relumbra como el sol, la luna y la estrellas andaban alrededor. —¿Para que naciste, hijo, hijo de mi corazón, para ser ajusticiado el día de la pasión?— En Belén naciera Cristo, en Belén nació el Señor, en Belén naciera Cristo, Jesucristo y redentor, para subir a los cielos, que aquellos bien altos son y bajar a los infiernos, que aquellos bien bajos son; y sacar a doña Eva de la boca del dragón, y otras muchíchimas almas que mueran sin confesión.

230 Dolor de la Virgen en el portal de Belén (é-a) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís). Recogida por Rosario Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. de letra de Rosario Menéndez Pidal) [AMP, C/ 028]. 0644:01 [Cat.G.Ast., 190/ 001].

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Hoy es el día de San Silvestre, hoy el día que comienza, hoy el día que Jesucristo derramó su sangre mesma. En el monte del Calvario hay una cruz de madera por salvar los pecadores y darnos la gloria eterna. Donde la Virgen parió relumbrando está una estrella.

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—¿Cómo eres, Virgen, tan pura, cómo eres, Virgen, tan [bella? Yo buena estoy, San José, no dejo de tener pena al ver al hijo de Dios nacer en tanta pobreza; en que le envolver no había, no siendo un poco de yerba, la mula se lo comía y el buey se lo allega. ¡Oh, maldita seas, mula, y todo lo que de ti venga, oh, bendito seas, buey, que cubras toda la tierra!

231 La Virgen y el ciego (é) SANTA EULALIA DE OSCOS (p. j. Luarca, ant. Castropol). Recogida por Ramón Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, C/ 058]. 0226:01 [Cat.G.Ast., 191/ 005].

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Camina la Virgen pura, camina para Belén, con el niño entre los brazos, que es cosa de gran placer. Allá arriba en alta sierra, hay un rico naranjel, cargadito de naranjas, que más no puede tener. —Dame una naranja, ay, ciego, para el niño entretener. —Suba usted al naranjel y coja las que han menester; en cogiendo para el niño, coja para usted también, coja de las más maduras, deje las chicas crecer.— Cada una que cogiera, ciento y medio le volvió a nacer. Allá arriba en alta sierra, hay una piedra redonda donde el niño cincó el pie para subir a la Gloria.

————— 11a cincó, sic.

232 La Virgen y el ciego (é) MIERES (p. j. Mieres, ant. Lena), dictada por Amalia Díez. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, c. 1902 (ms. original en letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, C/ 058]. 0226:02 [Cat.G.Ast., 191/ 004].

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Camina la Virgen pura, camina para Belén, con el niño entre los brazos y Jesús de Nazaret;

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en el medio del camino pide el niño de beber. —No bebas agua, mi niño, no bebas agua, mi bien, que los ríos vienen turbios y los arroyos también, y las fuentes echan sangre y no se puede(n) beber.— Allí arriba en aquel alto, hay un ciego naranjero. —Dame, ciego, una naranja para este niño beber. —Escójala usted señora, escoja la que quisiere.— La Virgen cogía una, se volvía dos a tres. —Toma, ciego, este pañuelo, limpia los ojos con él; vaya usted para casa, verá hijos y mujer, la mujer como una rosa, los hijos como un clavel. —¿Quién será aquella señora, que me hizo tanto bien?-Era la Virgen Santa, que camina pa’ Belén.

————— Variantes: 14a Q. sería a. s. ; -15b q. iba para B.

233 La Virgen y el ciego (é) CARROCERA (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana). Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, 1909 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, C/ 058]. 0226:03 [Cat.G.Ast., 191/ 008].

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Camina la Virgen pura, camina para Belén, y en su compañía lleva a Jesús de Nazaret. Allá arriba n’aquel monte ’taba un probe naranjel, ciego que no puede ver. —Deme, ciego, una naranja pa’ este niño entretener. —Entre, señora, en el huerto, y escoja las que quisier; escogiendo para el niño escoja pa’ usted también.— Muchas escogió la Virgen, más había en naranjel. Púnsose a marchar la Virgen y ha empezado el ciego a ver. —¿Quién ha sido esa señora que me ha hecho tanto bien? —Es la madre ’e Jesucristo que camina pa’ Belén, en su compañía lleva a Jesús de Nazaret.



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234 La Virgen y el ciego (é) LUÉ (conc. Colunga, p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por Bernarda Montoto, “La Llata”, de 70 años. Recogida y publicada por Braulio Vigón, El Carbayón (22-XI-1892). Reed. de M. Menéndez Pelayo, Antología, X (1900), pp. 142-143 (núm. 60); reed. en B. Vigón, Asturias (1980), pp. 199-200. 0226:04 [Cat.G.Ast., 191/ 003].

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Caminando va la Virgen en derechura a Belén, con un niño de la mano, Jesucristo, nuestro bien. Como es tan largo el camino pidió el niño de beber. —Camina, niño, camina, camina que es nuestro bien, estas fuentes se secaron y ya no pueden correr, estos ríos son muy turbios, no son para tú beber.— Caminaron más alante, pidió el niño de comer. —Camina, niño, camina, camina que es nuestro bien.— A las puertas de don Diego está un rico naranjel, que lo guarda un pobre ciego, ciego que no puede ver. —Ciego, dame una naranja para el niño entretener. —Entre, señora, en el huerto y coja las que quisiés; en cogiendo para el niño, coja para usted también.— Cuantas más quita la Virgen, más salen al naranjel. La Virgen salir del huerto y el ciego empezar a ver. —¿Quién es aquesta señora, que me hizo tanto bien?— Es la madre de Jesús, camina para Belén.

————— Lecturas de la reed. de 1980: 3a c. es cam. tan l.; -6b n. s. para ti b.

235 La Virgen y el ciego (é) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís). Recogida por Rosario Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. sin datos identificatorios, de letra de Rosario Menéndez Pidal) [AMP, C/ 058]. 0226:05 [Cat.G.Ast., 191/ 006].

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¿Quién es aquella señora que va por aquel camino? Esa es la Virgen María que camina pa’ Belén,

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ROMANCERO RELIGIOSO

con un niño entre los brazos que se llama Nazaret. Caminaron muy alante y el niño quería beber. —No pidas agua, mi niño, no pidas agua, mi bien, que las fuentes corren turbias y los arroyos también.— Caminaron más alante y encontraron un vergel cargadito de naranjas, que al suelo querían caer, el pastor que las cuidaba era un ciego que no vía bien. —Por Dios te lo pido, ciego, por Dios te lo pido bien, que me des una naranja para resfrescar la sed. —Cójalas usted, señora, coja todas las que quier’; en cogiendo para el niño, coja para usted también.— La Virgen como es tan buena, no cogió ná más que tres; una se la dio al niño y otra para San José, otra la guardó en sus manos para el niño entretener. El niño comer naranjas, y el ciego empezar a ver. —Que Dios nos junte en el cielo, por la eternidad, amén.

236 La Virgen y el ciego (é) RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís). Recogida por Rosario Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. sin datos identificatorios, de letra de Rosario Menéndez Pidal; y copia ms. de letra de Ramón Menéndez Pidal) [AMP, C/ 058]. 0226:06 [Cat.G.Ast., 191/ 007].

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Camina la Virgen pura de Egipto para Belén, caminando siete leguas, pide el niño de beber. —Calle, niño de mi vida, calle, niño de mi bien, que las fuentes corren turbias, gotas no quieren caer.— Caminando más alante encontraron un rosel cargadito de manzanas que al suelo querían caer. —Por Dios te lo pido, ciego, por Dios te lo pido bien, que me des una manzana para este niño comer.— El niño comer manzanas, el ciego empezar a ver. —¿Quién te dio la vista, ciego, quién te hizo tanto bien? —Hízome Nuestra Señora, que camina pa’ Belén.



NACIMIENTO E INFANCIA DE CRISTO

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237 Milagro del trigo (estróf.) POLA DE SIERO (conc. y p. j. Siero). Recogida [por Fausto Vigil] en 1892. Remitida por Bernardo Acevedo a Ramón Menéndez Pidal, después de 1907 (copia mecanografiada, sin datos de colector) [AMP, C/ 018]. 0512:01 [Cat.G.Ast., 192/ 001].

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Cuando San José y la Virgen caminaban para Egipto llevaban al Niño con mucho cuidado, porque el rey Herodes quiere degollarlo. A pocos pasos que daban un labrador allí vieron, y la Virgen le pregunta: —Labrador, ¿qué estás haciendo?— Y el labrador dice con mucha soberbia: —Señora, sembrando un poco de piedra.— Tanta fue la multitud, que el Señor le dio de piedra, que parecen los peñones de las montañas de sierra. Otro labrador hallaron a pocos pasos que dieron, y la Virgen le pregunta: —Labrador, ¿qué estás haciendo?— Y el labrador dice: —Señora, sembrando un poco de trigo para el otro año. —Vaya mañana a cogerle sin ninguna detención, así mismo es el encargo de mi propio Criador.— El viejo se fue pa’ su casa y a la mujer le contó todo lo que le pasaba, todo lo que le pasó. Y al resplandecer del día el viejo se levantó; va a buscar peones pa’ coger el trigo con muchos primores. Estando cogiendo el trigo pasaron tres de a caballo, preguntando por un hijo, una mujer y un anciano. —Cierto que los vi cuando sembré el trigo, pasar por aquí. —Calla, calla, barbarote, que me las has de pagar, desde que sembraste el trigo, ¿a dónde irán a parar? —Si usté adivinara y fuera adivino, usté adivinara cuándo sembré el trigo.

————— Nota del colector: “Este romance le cantan las cuadrillas de muchachos de las aldeas inmediatas a Pola de Siero, para pedir el aguinaldo en la Nochebuena, vigilia de Año Nuevo y víspera de Reyes”.

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ROMANCERO RELIGIOSO

238 Madre, a la puerta hay un niño (estróf.) BOAL (p. j. Luarca, ant. Castropol). Recogida por Bernardo Acevedo, antes de 1910 (original ms. de letra de B. Acevedo). Segun consta en el original: “Se canta la víspera de Reyes, para pedir aguinaldo, en mi pueblo” [AMP, C/ 021]. 0179:01 [Cat.G.Ast., 193/ 002].

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—A la puerta llora un niño más hermoso que el sol bello, y dice que tiene frío y el pobrecito está en cueros. —Anda y dile que entre, se calentará, porque en esta tierra ya no hay caridad, ni nunca la hubo, ni nunca la habrá.— Entró el niño y se sentó y, mientras se calentaba, le preguntó la patrona de qué reino era la patria. El niño responde: —Yo soy de Belén; mi madre es del cielo, mi padre también.— —Hazle la cama a ese niño, házsela con primor. —Señora, no quiero cama, que mi cama es un rincón. —Hazle la cama a ese niño, y házsela con agrado, que se queda con nosotros como niño regalado.— El niño responde: —Eso no, señora, que tengo una madre que el cielo la adora.— En cuanto rayó el alba, el niño se levantó diciéndole a la patrona: —Señora, quede con Dios. Yo me voy al cielo, que allí es mi patria, a donde van todos a darme alabanzas.

239 Madre, a la puerta hay un niño (estróf.) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Cesárea González. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909, (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, C/ 021]. 0179:02 [Cat.G.Ast., 193/ 001].

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San José y María caminaban para Egipto, donde entraron en un templo, donde pierden a su hijo. San José decía: “Iría con su madre”. La Virgen decía: “Iría con su padre”.

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NACIMIENTO E INFANCIA DE CRISTO

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¡Qué tristeza para un niño, verse solo y tan tarde! Andaban calles por calles y rincones por rincones, preguntando si han visto al sol de los soles, el que nos alumbra con sus resplandores. El niño se fue a una puerta a pedir por Dios posada. —Madre, aquí afuera está un niño con la túnica morada, helado está ya de frío, pidiendo por Dios posada.— —Entra, niño, y te calentarás, porque en este pueblo ya no hay caridad, ni la hay, ni la hubo, ni nunca la habrá.— Estándose calentando, la patrona le preguntaba: —¿Niño, de qué tierra eres, ¡ay!, eres, o de qué patria? —Mi padre es del cielo, mi madre también, yo nací en Belén entre cuatro pajas.— —Hacer la cena a este niño, hacérsela con agrado.— El niño estaba cenando, las lágrimas se le caen. —¿Por qué lloras, niño hermoso, viendo la cena que tienes? —Mi madre, de pena, no podrá comer, aunque tenga hambre, no tendrá qué.— —Hacer la cama a este niño y hacérsela con primor.— —Eso no, señora, que mi cama es un rincón, desde que nací, hasta que en la cruz muera, ha de ser así.— Eso de la medianoche, el niño se ha levantado. —Quédese con Dios, patrona, patrona, quede con Dios; que yo me voy al templo, que allí es mi casa, algún día iréis a darme las gracias. —Vete con Dios, niño hermoso, que me dejas hechizada; Dios quiera que encuentres tu madre a la entrada, y si no la encuentras, vuélvete a mi casa, que algún día iremos a darte las gracias.— El niño fue a casa ’ un rico a pedir una limosna, y le echaron los alanos. Los alanos fueron buenos, que le hicieron mil halagos. El niño responde: —Mi madre da el pago, aunque soy chiquito, así me lo han dado.— En Belén tocan a muerto y al cielo llegan las voces. —¡Si viera, madre, qué cena me han hecho! A esa señora págueselo a tiempo.

B. Pasión

240 Por las almenas del cielo (Las almenas de Toro, a lo divino) (é-a) (+ Cómo no cantáis, la bella, a lo divino [é-a]) Conc. de LAVIANA. Original ms. de letra no identificada (¿Eladio G. Jove?), “núm. 20”, anterior a 1885 [AMP, C/ 043]. 0032.1:01 + 0098.1:01 [Cat.G.Ast., 196/ 001] + [Cat.G.Ast., 197/ 003].

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Por los campos de los cielos se pasea una doncella, blanca, rubia y colorada, relumbra como una estrella. Jesucristo preguntó: —¿Quién es aquella doncella? —Aquella es la madre nuestra, la madre que nos pariera. —Pues si es la madre nuestra, adorar todos en ella.— Unos hincan la rodilla y otros quitan la montera.— No era Jesucristo aquél con los sus brazos abiertos adorarla con fineza. —¿Cómo le va, madre mía, cómo le va, madre nuestra? —Cómo quieres que me vaya, mujer viuda en tierra ajena, si aquel hijo que tenía, que sin dolor le pariera me lo está crucificando y en una cruz de madera. Si me lo queréis bajar, yo os diré en qué manera: San Juan os ayudará y también la Magdalena, también yo os ayudara si tan fuerte me sintiera. En aquel monte Calvario tengo puesta una escalera para que la gente diga: “¿Bien mío, aquí quién muriera? Aquí murió Jesucristo, redentor de cielo y tierra”.

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ROMANCERO RELIGIOSO

241 Por las almenas del cielo (Las almenas de Toro, a lo divino (é-a) (+ Cómo no cantáis, la bella, a lo divino (é-a) EL CARBONERO (parr. Rey Aurelio, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana). Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, C/ 043]. 0032.1:02 + 0098.1:02 [Cat.G.Ast., 196/ 003] + [Cat.G.Ast., 197/ 008].

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Por aquellos campos verdes se pasea una doncella, blanca, rubia y colorada, relumbra como una estrella. Le preguntan al Señor quién es aquella doncella. —Aquella es la madre mía, y también la madre vuestra, y por ser la madre mía, y por ser la madre vuestra, vámonos todos con ella.— Unos cincan la rodilla, otros posan la montera. —¿Cómo le va, madre mía, cómo le va, madre nuestra? —Cómo quieres que me vaiga, mujer viuda en tierra ajena, si un hijo que yo tenía, que sin dolor le pariera, ahora le veo aquí en esta cruz de madera. Si me lo queréis bajar, os diré de esta manera: San Juan os ayudará, y también la Madalena; yo también os ayudara si con fuerzas me sintiera, me siento marmolecida de las tierras que anduviera.

242 Por las almenas del cielo (Las almenas de Toro, a lo divino) (é-a) (+ Cómo no cantáis, la bella, a lo divino (é-a) BLIMEA (conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana). Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, C/ 043]. 0032.1:03 + 0098.1:03 [Cat.G.Ast., 196/ 004] + [Cat.G.Ast., 197/ 009].

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Por aquellos campos verdes se pasea una doncella, blanca y rubia y colorada, relumbra como una estrella. Pregunta Nuestro Señor quién era aquella doncella. —Aquella es la madre mía, aquella es la madre nuestra,

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PASIÓN

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que por ser la madre mía, todos le haremos la venia.— Unos la hacen de rodillas y otros posan la montera. —¿Cómo le va, madre mía, cómo le va, madre nuestra? —Cómo quieres que me vaya, mujer viuda en tierra ajena, si un hijo que yo tenía, sin dolores lu pariera, y ahora lu veu aquí en una cruz de madera. Si me lu quieren bajar, les diré de qué manera: les ayudará San Juan, también la Madalena; yo también vos ayudara si con fuerza me sintiera, porque ya vengo rendida de las tierras que anduviera.— ¡Esa Señora me valga, válgame la Madalena!

243 Por las almenas del cielo (Las almenas de Toro, a lo divino) (é-a) (+ Cómo no cantáis la bella, a lo divino) (é-a) ASTURIAS, s. l. Original ms. de letra no identificada, a la que pertenecen otros textos incluídos por J. Menéndez Pidal en su proyecto de segunda edición [AMP, C/ 043]. 0032.1:04 + 0098.1:04 [Cat.G.Ast., 196/ 002] + [ Cat.G.Ast., 197/ 004].

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Por las almenas del cielo se paseaba una romera, blanca bella, encarnadina, hermosa como una estrella. El redentor preguntó: —¿Quién es aquella romera? —Aquella es nuestra madre, madre del cielo y la tierra. —Si aquella es nuestra madre, todos adoren en ella, los ángeles en el cielo y los hombres en la tierra.— Bajó un ángele del cielo a visitar la romera. —¿Cómo va, Virgen María, cómo va por esa tierra? —¿Cómo quieres que me vaya, mujer pobre en tierra ajena? cuando yo tenía un hijo que sin dolor lo pariera y ahora lo veo clavado n’aquella cruz de madera. Que digan los que pasaren que Jesucristo muriera, no murió por sus pecados, que por los nuestros muriera. Si me lo desenclavaran yo diría de qué manera y San Juan os ayudara y también la Magdalena, también yo os ayudara si con valor me sintiera.

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ROMANCERO RELIGIOSO

244 ¿Cómo no cantáis, la bella? a lo divino (é-a) (+ Por las almenas del cielo [é-a] + La cuarentena de Cristo (Emplazamiento de Fernando IV, a lo divino) [é-a]) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Elena Nespral, de 21 años. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, C/ 058]. 0098.1:05 + 0032.1:05 + 0598.1:01 [Cat.G.Ast., 197/ 010] + [Cat.G.Ast.,196/ 005] + [Cat.G.Ast., 198/ 004].

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A puertas del rey del cielo se pasea una romera, blanca, rubia y encarnada, relumbra como una estrella. Pasa por allí San Juan, le dice de esta manera: —¿Qué haces ahí, Virgen pura, tan sola y tan extranjera? —Yo aquí me estoy, San Juan, como mujer verdadera. Un hijo que yo parí, el cual sin dolor pariera, yo le vi crucificar en una cruz de madera; yo le vi derramar sangre de los pies a la cabeza. Si me lo queréis bajar, yo os diré de en qué manera: os ayudará Santa Ana y también la Madalena, también yo vos ayudase, si con fuerzas me sintiera, pero las traigo perdidas, de andar tierras ajenas. Allá arriba en aquel canto, arrimaremos la escalera para que diga quien pase: “¿Quién murió mas que muriera?” —Murió el redentor del mundo, salvador de cielo y tierra, el que peleó con los moros y les ganó la bandera, y les dio de colación Jueves Santo de la cena. Viernes Santo de la cruz, Sábado Santo de Gloria y Domingo de Jesús.

245 ¿Cómo no cantáis, la bella? a lo divino (é-a) + La cuarentena de Cristo (Emplazamiento de Fernando IV, a lo divino) (é-a) POLA DE SIERO (conc. y p. j. Siero), dictada por Ramona García. Recogida [por Fausto Vigil] en diciembre 1892. Remitida por Bernardo Acevedo a Ramón Menéndez Pidal, después de 1907 (copia mecanografiada, sin datos de colector) [AMP, C/ 058]. 0098.1:06 + 0598.1:02 [Cat.G.Ast., 197/ 006] + [Cat.G.Ast., 198/ 002].

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PASIÓN

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................. ................. Ahí viene San José, le dijo de esta manera: —¿Qué haces ahí, María, con hábito de doncella? —¿Qué tengo de hacer, José?, no dejo de tener pena; mi hijo recién nacido la muerte se lo ordena. Si me queréis escuchar, os diré de qué manera: ha de morir en un palo y en una cruz de madera. Y San Juan os ayudará, San Juan y la Magdalena; yo también os ayudara, si con fuerzas me sintiera.— Allá nel monte Calvario posaremos la escalera, para que diga quien pase: —Aquí murió quien viviera, aquí murió el Redentor, criador de cielo y tierra.— Del Miércoles de Ceniza, hasta el Jueves de la Cena, no durmió en cama de flores ni en paramentos de seda, sino en un triste pesebre, por cabecera una piedra. Todos los días que el sol sale, doce pobres a su mesa; los pobres, como eran tantos, todos tenían vergüenza, a no ser un picarón, que tenía mala lengua. La Virgen desque lo oyó lo echó de puertas afuera.

————— 4b, sic.

246 ¿Cómo no cantáis, la bella? a lo divino (é-a) (+ Dolor de la Virgen en el portal de Belén [é-a]) LUÉ (conc. Colunga, p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por Bernarda Montoto, “La Llata”, de 70 años. Recogida y publicada por Braulio Vigón, El Carbayón (¿diciembre? 1892). Reed. en B. Vigón, Asturias (1980), p. 203. 0098.1:07 + 0644:02 [Cat.G.Ast., 197/ 005].

02 04 06 08 10

A las puertas de Belén, que es ciudad de la Judea, está la Virgen María, relumbra como una estrella. Pasó por allí José, la dice de esta manera: —¿Qué haces ahí, María, en hábitos de doncella? —¿Qué tengo de hacer, José?, estoy con muy grande pena, que el niño que aquí nació la muerte ya se le ordena; se está muriendo en el palo, en una cruz de madera. Si me le queréis bajar, os diré de qué manera: San Juan os ayudará y también la Madalena; yo también os ayudara si con fuerzas me sintiera.

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ROMANCERO RELIGIOSO

247 ¿Cómo no cantáis, la bella? a lo divino (é-a) [Cont. Oraciones varias; La cuarentena de Cristo (Emplazamiento de Fernando IV, a lo divino) (é-a); Jesucristo va de ronda (ó-e); El monumento de Cristo (á-o)] PRÍA (conc. y p. j. Llanes), dictada por Rosa de la Villa Díaz, de 43 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, antes de 1886 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal) [AMP, C/ 058]. 0098.1:08 + 0598.1:03 + 0727:01 + 0034.3:01 [Cat.G.Ast., 197/ 002] + [Cat.G.Ast., 198/ 001] + [Cat.G.Ast., 206/ 001] + [Cat.G.Ast., 205/ 001].

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Allá en el monte Calvario en la ciud[ad] de Jude[a] está la V[irgen] M[aría] que la alumbraba una estre[lla]. —¿Qué haces ahí, M[aría], en hábito de doncella? —¿Qué tengo d’ hacer, José?, no dejo de tener pena, que un niño que aquí nació la muerte ya se le ordena, que ha de morir en un palo, en una cruz de madera.— Blanca sois, señora mía, blanca sois com’una rosa, a mi primo recogiste, recógeme a mí también, que soy grande pecadora. Escalera de los cielos, arca de la Trinidad, adonde sube la hostia y el cáliz baja al altar. Allá en el monte Calvario os dejaré una escalera para que diga quien pase: “Aquí murió quien viviera”. El miércoles de ceniza hasta el jueves de la cena, no durmió en cama de flores ni en paramentos de seda, sino en un triste pesebre, por cabecera una piedra. A las doce de la noche, bajóse Cristo . vestido de almilla blanca y paños de mil colores. Picó a la puerta del alma y el alma no la responde. —Responde, querida mía, querida de mis pasiones, que por ti abajé a la tierra y por ti me fice hombre y por eso no aborrezco las tinieblas de la noche.— En el templo de San Juan vieron a Jesús colar con una cruz en el hombro que le hacía rodillar. En la su mano derecha lleva una corona hecha, arriba de la corona lleva un monumento armado, arriba del monumento lleva un cordero sagrado, la sangre que le caía cae en un cáliz sagrado.

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PASIÓN

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El que esta oración dijese todos los viernes del año saca un ánima de pena y la suya de pecado. Quien...

————— 31 Se sobreentiende que la fórmula de fin de oración continuaba con unos versos similares a ‘Quien la oye y no la aprende...’ etc.

248 El rastro divino (á-o) POLA DE SIERO (conc. y p. j. Siero), dictada por Leandra Berdasquera. Recogida [por Fausto Vigil] en diciembre 1892. Remitida por Bernardo Acevedo a Ramón Menéndez Pidal, después de 1907 (copia mecanografiada sin datos de colector) [AMP, C/ 027]. 0042.1:01 [Cat.G.Ast., 200/ 003].

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Por el rastro de la sangre que Jesús iba dejando, iba la Virgen María por su hijo preguntando. En el medio del camino una mujer encontraron. —Dime, cristiana mujer, si has visto a Jesús amado. —Sí, señora, sí le he visto, por aquí pasó llorando con una cruz en los hombros y una cadena arrastrando. A mí me dejó un pañuelo de su divino costado; el paño tiene tres dobles, tres señales le han quedado.— La Virgen que tal oyó, en suelo se ha desmayado; San Juan y la Magdalena aprisa la han levantado. —Aprisa, aprisa, señores, vamos al monte Calvario; por deprisa que lleguemos, ya le están crucificando, ya le están poniendo espinas, ya le remachan los clavos.

249 El rastro divino (á-o) SAN JUAN DE AMANDI (parr. Amandi, conc. Villaviciosa, p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por María Fernández [Garrido], de 23 años. Recogida por Juan Menéndez Pidal, antes de 1900, e incluída en su proyecto de segunda edición, núm. 11 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal, “Cuaderno II”). 0042.1:02 [Cat.G.Ast., 200/ 004].

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ROMANCERO RELIGIOSO

Allá arriba en aquel monte, siete leguas del Calvario, anda la Virgen María por su hijo preguntando. —¿Quién ha visto por aquí el mi hijo tan amado? —No le he visto por aquí, ni por aquí ha pasado. Por aquí ha pasado un hombre muy triste y desfigurado con una cruz en el hombro y una cadena arrastrando. A mí me pidió un pañuelo, pañuelo de mi tocado, el paño tenía tres dobles, todos tres tenía manchado; en uno lleva a Jesús, en otra Jesús amado, en otra lleva a San Juan, lo llevaba por la mano. —Caminemos, caminemos, para el monte del Calvario, por muy pronto que alleguemos ya le están crucificando. Unos le meten espinas y otros le menten los clavos, por muy pronto que alleguemos le tienen crucificado.

250 El rastro divino (á-o) LUÉ (conc. Colunga, p. j. Gijón, ant. Villaviciosa), dictada por Bernarda Montoto, “La Llata”, de 70 años. Recogida por Braulio Vigón, c. 1880. Publicada en B. Vigón, Asturias (1980), p. 201 (y probablemente antes, en El Carbayón, c. 1892). 0042.1:03 [Cat.G.Ast., 200/ 002].

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Allá arriba en Belén, doce leguas del Calvario, iba la Virgen María por su hijo preguntando. Una mujer que la oyera le respondía suspirando: —Sí, Señora, sí por cierto, por aquí pasó llorando, con una cruz en el hombro y una cadena arrastrando. San Juan y la Madalena le iban acompañando.— Estando en estas razones allegó la Madalena: —Nuevas os traigo, Señora, que a vuestro hijo querido le quedan crucificando. —¡Nuevas para mí tan tristes que me entran por los oídos y me roban los sentidos!— Camina la Santa Virgen dando gritos y apellidos: —Mujeres que tenéis hijos, ayudármele a llorar, que las que no los tenéis no sabéis de tanto mal.— Por el rastro de la sangre al pie de la cruz fue a dar, donde Jesús enclavado, muriéndose estaba ya. ¡Penas las que ella sufrió, muy triste rompió a llorar!



PASIÓN

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251 La Virgen vestida de colorado (á-o) POLA DE SIERO (conc. y p. j. Siero), dictada por Ramona García. Recogida [por Fausto Vigil] en diciembre 1892. Remitida por Bernardo Acevedo a Ramón Menéndez Pidal, después de 1907 (copia mecanografiada sin datos de colector) [AMP, C/ 046]. 0034.2:01 [Cat.G.Ast., 202/ 001].

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Y por un pórtico abierto, que nunca estaba cerrado, por donde salía la Virgen vestida de colorado. El vestido que traía todo lo lleva manchado, que le manchó Jesucristo con sangre de su costado. .............. .............. Escalera de los cielos, arco de la Trinidad, por donde baja la hostia y el cáliz para el altar.

252 El discípulo amado (Muerte de don Alonso de Aguilar, a lo divino) (á-a) CARBES (parr. Mián, conc. Amieva, p. j. Cangas de Onís), dictada por Josefa Cayarga. Original ms. de letra no identificada, 1890, remitido por Bernardo Acevedo [AMP, C/ 024]. 0064.1:01 [Cat.G.Ast., 204/ 002].

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Jueves Santo, Jueves Santo, tres días antes de Pascua, cuando el Redentor del cielo a sus discípulos llama. Les llamaba uno a unos, en dos en dos les cuntaba, y dispués de todos juntos de cenar gloria les daba y dispués de haber cenado de esta manera les habla. —¿Cuál de vosotros, los míos, muriréis por mí mañana?— Se amiran unos a [o]tros y las barbas les temblaba[n], y los que no tenían barbas el color se le mudaban. Respondió el señor San Pedro con la su boca sagrada: —Yo moriré po’l Señor, si su muerte es escusada. —Calla, calla tú, San Pedro, no digas esta palabra, que la negarás tres veces antes que llegue a mañana.

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ROMANCERO RELIGIOSO

253 Jesucristo va de ronda (ó-e) AVENO (parr. Vega de Poja, conc. y p. j. Siero), dictada por Florentina Llorián, Recogida [por Fausto Vigil] c. 1892. Remitida por Bernardo Acevedo a Ramón Menéndez Pidal, después de 1907 (copia mecanografiada, sin datos de colector ni fecha de recolección) [AMP, C/ 039]. 0727:02 [Cat.G.Ast., 206/ 003].

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Saliera Cristo de ronda a las doce de la noche, vestido de almillas blancas, paños de dos mil colores. Llama a la puerta del alma, y el alma no le responde. —Respóndeme, alma mía, querida de mis pasiones, que por ti bajé a la tierra y por ti me hicieron hombre, y por eso no aborrezco las tinieblas de la noche.

254 Jesucristo va de ronda (ó-e) + El monumento de Cristo (á-o) CARBES (parr. Mián, conc. Amieva, p. j. Cangas de Onís), dictada por Josefa Cayarga. Original ms. de letra no identificada, 1890, remitido por Bernardo Acevedo [AMP, C/ 039]. 0727:03 + 0034.3:02 [Cat.G.Ast., 206/ 002] + [Cat.G.Ast., 205/ 002].

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A las doce de la noche salió Cristo de la rolda, vestido de almilla blanca, paño de dos mil colores. Llegó a la puerta del cielo y el alma no le responde. —Respóndeme, esposa mía, esposa de mis prisiones, que por ti abajé yo al mundo y por ti volví a ser hombre; y por eso no tarrezco las tinieblas de la noche. .............. ............. Por los campos de San Juan Jesucristo vi pasar, una cruz lleva en el hombro, que le hizo rodillar; en la su mano derecha lleva la corona hecha, encima de la corona lleva un monumento armado, encima del monumento lleva un cordero sagrado, la sangre que de él caía, caía en un cáliz sagrado;

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PASIÓN

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el hombre que lo bebiere, será bienaventurado, n’este mundo será rey y en el otro coronado. El que esta oración dijere todos los viernes del año, saca un ánima de pena y la suya de pecado; quien la sabe y no la diz, Jesucristo la maldiz y el que la oye y no la aprende, Jesucristo la comprende, y a la hora de la muerte verá lo que le comprende.

————— 6a tarrezco (?), lectura dudosa.

255 Entierro de Fernandarias, a lo divino (á-o) (+ El monumento de Cristo [á-o]) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por Elena Nespral, de 21 años. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (ms. original de letra de J. Menéndez Pidal). 0034.1:01 + 0034.3:03 [Cat.G.Ast., 208/ 001] + [Cat.G.Ast., 205/ 003].

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Por los campos de la Gloria Jesucristo había pasado, herido de pies y manos y una lanza en su costado, y en aquel lado derecho lleva un pendón colorado. Dentro de aquel pendón lleva un monumento armado, dentro del monumento lleva un cordero sagrado, la sangre que él derrama cayó en el cáliz sagrado, cualesquier que lo bebiese será bienaventurado; será rey en esta vida y en la otra coronado.

256 Cristo niño se ofrece en el sacrificio de la misa (á) AVENO (parr. Vega de Poja, conc. y p. j. Siero), dictada por Florentina Llorián, Recogida [por Fausto Vigil] c. 1892. Remitida por Bernardo Acevedo a Ramón Menéndez Pidal, después de 1907 (copia mecanografiada, sin datos de colector ni fecha de recolección) [AMP, Q/ 029]. 0447:01 [Cat.G.Ast., 209/ 001].

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ROMANCERO RELIGIOSO

Cuatro estrellas en el mar, Jesucristo en el altar, con los pies corriendo sangre y las manos otro tal. —Quite pa’ allá, madre mía, estos no son de limpiar, estas son las siete llagas que tenemos que pasar por los vivos, por los muertos, por toda la cristiandad.— El que esta oración dijere todos los viernes del año, saca cien almas de pena y la suya de pecado. Quien la sabe y no la dice, Jesucristo le maldice; quien la oye y no la aprende, Jesucristo lo reprende, cuando llegue el día del Juicio, verá lo que le sucede.

257 En el monte murió Cristo (é-o) AVENO (parr. Vega de Poja, conc. y p. j. Siero), dictada por Florentina Llorián, Recogida [por Fausto Vigil] c. 1892. Remitida por Bernardo Acevedo a Ramón Menéndez Pidal, después de 1907 (copia mecanografiada, sin datos de colector ni fecha de recolección). Segun se anota en la copia: “Oración que se reza después del Rosario” [AMP, Q/ 025]. 0664:01 [Cat.G.Ast., 211/ 001].

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En el monte murió Cristo, Dios y hombre verdadero, no murió por sus pecados, que murió por los ajenos. En la cruz está enclavado con unos clavos de fierro. —Dulcísimo padre mío, oh, mansísimo cordero, yo soy aquel pecador que tan ofendido os tengo. Una y mil veces me pesa de ofender a Dios del cielo; en la hostia consagrada se celebra vuestro cuerpo. Oh, dulce Virgen María, este rosario os ofrezco para que alcancéis perdón de este pecador perverso. La muerte se va acercando sin tener ningún remedio; con una muerte dichosa, ábreme, Virgen, el cielo.



PASIÓN

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258 Sarta de Oraciones:

[Dolor de la Virgen en el portal de Belén (é-a); ¿Cómo no cantáis, la bella?, a lo divino (é-a); La cuarentena de Cristo (é-a); La Virgen vestida de colorado (á-o); La Virgen y el ciego (é)] VENEROS (parr. Campo de Caso, conc. Caso, p. j. Laviana), dictada por Irene Simón Posada. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal). 0644:03 + 0098.1:09 + 0598.1:03 + 0034.2:02 + 0226:07 [Cat.G.Ast., 190/ 003] + [Cat.G.Ast., 197/ 011] + [Cat.G.Ast., 198/ 005] + [Cat.G.Ast., 202/ 003] + [Cat.G.Ast., 191/ 009].

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En el portal de Belén está la Virgen parida, que la alumbraba una estrella. Y allí vino San José, y le dijo de esta manera: —¿Qué haces aquí, María, en hábitos de doncella? —Buena estoy, San José, no dejo de pasar pena, co’l niño recién nacido, la muerte ya se la ordenan, que ha de morir en un palo y en una cruz de madera; si me le queréis bajar, vos diré de esta manera: os ayudará San Juan y también la Madalena, también yo vos ayudara si con fuerzas me sintiera. Allá en el monte Calvario dejaremos la escalera, para quien diga quien pasa, quién muriera, quién viviera, aquí murió el redentor creador de cielos y tierra.— Aquí se aparta el buen Jesús de su santa cuarentena, hasta el miércoles de la ceniza, hasta el jueves de la cena. Queren tanto de los pobres que todos tenían vergüenza, si no es un rapazón que tenía muy mala lengua. La Virgen, que tal oyó, lu echara puertas afuera. Por un postigón abierto que nunca estaba cerrado, por onde baja la Virgen vistida de colorado. La vistidura que lleva toda la lleva manchado. —Blanca soy, señora, blanca, blanca soy como una rosa, por el niño que pariste, a mi prima recogiste, recógeme a mí, señora, que soy grande pecadora.— Escalera de los cielos, arca de la Trinidad, por donde baja la hostia y el caliz frente al altar. Caminito de Belén,

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ROMANCERO RELIGIOSO

el camino como es largo, el niño pidió a beber. —Camina, niño, camina, camina ya, nuestro bien, que a la puerta de San Diego hay un rico naranjel que le guarda un probe ciego, ciego que no puede ver. Dame, ciego, una naranja para el niño entretener. —Vaya, señora, a la huerta, a escoger las que quisiera.— Tantes escogía la Virgen, tantes teníe el naranjel. Cuando la Virgen marchó el ciego emprencipiara a ver. —¿Quién es aquella señora que me ha hecho tanto bien? —Es la Virgen de Covadonga, que camina pa’ Belén.

258 bis Sarta de Oraciones:

[Dolor de la Virgen en el portal de Belén (é-a); ¿Cómo no cantáis, la bella?, a lo divino (é-a); La cuarentena de Cristo (é-a); La Virgen vestida de colorado (á-o)] RIBADESELLA (p. j. Cangas de Onís). Recogida por Rosario Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. sin datos identificatorios, de letra de Rosario Menéndez Pidal [AMP, C/ 058]. 0644:04 + 0098.1:10 + 0598.1:04 + 0034.2:03 [Cat.G.Ast., 190/ 002] + [Cat.G.Ast., 197/ 007] + [Cat.G.Ast., 198/ 003] + [Cat.G.Ast., 202/ 002].

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En el portal de Belén está la Virgen parida, que le alumbraba una estrella. Llega San José, le dice,, le dice de esta manera: —¿Qué haces ahí, María, en hábitos de doncella? —¿Qué quieres que haga, José?, no dejo de tener pena, que el niño recién nacido, la muerte ya se le ordena, que ha de morir en un palo, en una cruz de madera; En el monte Calvario, pondremos una escalera; que diga el género humano: —Aquí es donde murió el redentor de la tierra.— Los pobres como eran tantos todos tuvieron vergüenza, si no fuera un mal cristiano que tiene muy mala lengua. La Virgen, que tal oyó, echólos puertas afuera. Por un corripito abierto que nunca estaba cerrado, por donde sale la Virgen vestida de colorado. Del miércoles de ceniza hasta el jueves de la cena, no duerme en cama de flores ni en paramentos de seda, duerme en un triste pesebre, tres piedras por cabecera.

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PASIÓN

A mi primo recogiste, Escalera de los cielos,

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recógeme a mí, señora. arca de la Trinidad...

259 Oración (ó, á) ASTURIAS, s. l. (¿conc. de Colunga?) Recogida por Braulio Vigón. Versión incluída por J. Menéndez Pidal en su proyecto de segunda edición, núm. 5 (original ms. de letra de B. Vigón).

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Jueves Santo, Viernes Santo, día de la pasión, crucificaron a Cristo, aquel divino Señor. Por los pies echaba sangre, por las manos mucha más; pasó por allí su madre, se la quería limpiar. No lo limpies, madre mía, que esto tengo que pasar por los vivos, por los muertos por toda la cristiandad.

C. Cristo y la Virgen en el mundo

260 El labrador caritativo (í-a) PAJARES (conc. y p. j. Lena), dictada por Rosaura. Recogida por Juan Menéndez Pidal, antes de 1900, e incluída en su proyecto de segunda edición, núm. 19 (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal. Ed. por M. Menéndez Pelayo, Antología , X (1900), p. 149 (núm. 65), a partir de una copia remitida por Ramón Menéndez Pidal. Reed. de A. Galmés, Romancero asturiano, 1976, p. 134 [AMP, I/ 016]. 0185:01 [Cat.G.Ast., 215/ 001].

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Caminaba un labrador tres horas antes del día, se encontraba con un pobre que muy cansado venía. El labrador se apeara y el pobre se montaría, le llevó para su casa y de cenar le daría; de tres panes de centeno porque de otro non tenía, cada bocado que echaba de trigo se le volvía. Mandóle poner la cama, la mejor ropa que había. A eso de la media noche que el labrador no dormía, se levantaba en silencio por ver lo que el pobre hacía. Le estaban crucificando, la cruz por cama tenía. —¡Oh, quién lo hubiera sabido, yo mi cama le daría!

————— Lecturas de la edición de 1900: 3a e. l. s. apeaba; -5b p. d. o. no t.; 7 falta (el verso figura añadido en letra posterior en el original de Juan Menéndez Pidal).

261 Cristo pide la libertad de un preso (á-o) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena), dictada por María Carballo. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, I/ 027]. 0481:01 [Cat.G.Ast., 218/ 001].

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ROMANCERO RELIGIOSO

Adonde va Jesucristo en una cruz enclavado, todo cubierto de luto, hasta los pies del caballo; en las manos lleva un libro, en libro iba rezando, ante a casa el alcaide, el alcaire estaba acostado. —No te pido de cenar, ni cebada p’al caballo, lo que te vengo a decir, que sueltes l’ encarcelado. —No lo soltaré yo tal porque no ando a tu mandado, que otros mejores que tú me lo tienen suplicado. Y si quieres de cenar y cebada p’al caballo, vete a ’n ca’ la mesonera que ella te hará un buen recado; y si la convidas bien, dormirás con ella a un lado. —¡Ay, no me amientes de amores!, que no estoy [acostumbrado, que aunque pienses que soy hombre, soy Cristo [sacramentado. —Perdóname, gran señor, por lo mal que os he hablado. —No te perdonaré tal, porque ya estás condenado; perdonaré a tu mujer porque me reza el rosario y a los tus hijos también porque me besan la mano, y a las puertas del infierno, allí serás arrastrado.— ¡Válgame Nuestra Señora, válgame el señor Santiago!

————— Variante: 13a q. a. p. q. s. pobre. En 4, alcaide / alcaire, sic.

262 El ateo (í-a) POLA DE SIERO (conc. y p. j. Siero). “Los muchachos suelen cantar algunos fragmentos de él -casi siempre muy truncados-, para pedir el aguinaldo en vísperas de Navidad, Año Nuevo y Reyes. Quizá fuera de los que cantaban las rondas al pedir para las Animas, en las noches del mes de noviembre, segun antigua costumbre en el concejo de Siero, que aún alcancé”. Recogida [por Fausto Vigil] en 1892. Remitido por Bernardo Acevedo a Ramón Menéndez Pidal, después de 1907 (copia mecanografiada sin datos de colector) [AMP, I/ 015]. 0808:01 [Cat.G.Ast., 219/ 001].

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Jesucristo salió a caza, a cazar como sabía, que le cazaron los galgos al subir cuestas arriba. Se encontró con un mal hombre, rico de melancolía; le preguntó si había Dios, él dijo que Dios no había.

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CRISTO Y LA VIRGEN EN EL MUNDO

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—¡Ay hombre, qué bien te engañas!, hay Dios y santa María, que puede venir la muerte y a ti quitarte la vida.— El domingo por la tarde la muerte a su casa iba; la puerta ’el cielo se cierra, la del infierno se abría para meter aquella alma que dijo que Dios no había. —Detente, muerte, detente, detente para otro día. —No me puedo detener, que Dios del cielo me envía. ................. ...... ........... —¿Qué te dieron pa’ comer? —Una culebra cocida. —¿Qué te dieron pa’ beber? —Un vaso de clementina. —¿Qué te dieron pa’ acostarte? —Una cama mal tejida con balas y perdigones que me levantan pa’ arriba.

————— 2a cazaron, sic (lo esperable sería se le cansaron). 13b clementina, sic (por trementina, probablemente).

263 La toca de la Virgen y el alma pecadora (é-o) SORRIEGO (parr. Linares, conc. San Martín del rey Aurelio, p. j. Laviana), dictada por Nazarena Estrada, de 22 años. Recogida por Juan y Ramón Menéndez Pidal, agosto 1909 (original ms. de letra, al parecer, de la recitadora) [AMP, Q/ 027]. 0685:01 [Cat.G.Ast., 221/ 003].

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Una noche muy oscura, en el rigor del invierno, murió un alma pecadora sin recibir sacramento. Fue a dar cuenta de su vida delante del Padre Eterno. —Cien años te tuve en el mundo, nada hiciste de provecho, ni me rezaste rosario, ni padrenuestro ni credo, te daba mi rosario, le tirabas por el suelo, te daba mi calvario, nunca le andabas corriendo; yo te mandaba ayunar, siempre te encontré comiendo, que dieras limosna al pobre, le volvías la espalda luego; diérasla, aunque fuera poco, que por mucho la agradezco. Te mandaba ir a misa, siempre ibas el postrero, entre la hostia y el cáliz siempre te encontré durmiendo. Al tiempo ’ salir de misa siempre salís el primero. Dime, alma pecadora, ¿qué me respondes a esto? —Soy una oveja perdida, y a vuestro rebaño vuelvo.— Hincóse de rodillas la Virgen del Buen Suceso.

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ROMANCERO RELIGIOSO

—¡Oh, mi hijo Redentor, oh, mi hijo Rey supremo! Por la leche que mamaste de estos virginales pechos, me perdones aquesta alma, mira que se va perdiendo. —¿Cómo queréis, madre mía, que esta alma vaya al cielo? El infierno es para los malos, y el cielo, para los buenos.— San Miguel pesa las almas, corrió por el peso luego, tanto pesan sus pecados que el peso cayó en el suelo. Quitó la Virgen su toca y el peso quedó en silencio.

———— Variante: 24b y la puso sobre el peso.

264 La toca de la Virgen y el alma pecadora (é-o) LINARES (conc. Ribadesella, p. j. Cangas de Onís). Recogida por Ramón Menéndez Pidal, julio 1901 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal) [AMP, Q/ 027]. 0685:02 [Cat.G.Ast., 221/ 002].

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Una noche muy oscura, en el rigor del invierno, murió un alma pecadora sin recibir sacramento. Fue ver la casa divina eso que salió del cuerpo. —Señor mío Jesucristo, yo a vesitarvos vengo, yo soy la oveja perdida, a vuestro rebaño vuelvo; de todo vuestro rebaño yo soy el menor cordero. —Escúchame, alma piadosa, pues que yo escuché primero: yo te dejé mis calvarios, siempre te hallaban comiendo; yo te dejé el oir misa, nunca te hallabas atento, entre la hostia y el cáliz siempre te hallabas dormiendo, adonde lo has d’ir a penar al profundo del infierno. —¡Ay, pobre de mí, cuitada, que yo no merezco el cielo!— Arrodíase para trás, vio venir un manto negro; era la Virgen María de rodillas por el suelo. Cuida de esa alma, hijo, mira que se va perdiendo, por la leche que sacaste de mis soberanos pechos. —Pues que usted lo manda, madre, será preciso l’hacerlo. San Miguel, pesa las almas, que vayas po’l peso luego.— Tantos eran sus pecados que daba co’l peso en suelo. María posó la toca, quedóse el peso en silencio.



CRISTO Y LA VIRGEN EN EL MUNDO

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265 La buena pesca (á-a) LLANES (p. j. Llanes). Publicada por F. Canella y Secades, “Romances tradicionales en Asturias”, en Asturias. Su historia y monumentos; costumbres y tradiciones; asturianos ilustres... dirigida por D. Bellmunt y Traver, I (1895), p. 343. Reeditada en Historia de Llanes y su concejo (Llanes: A. de la Vega. 1896), pp. 449-450. 2680:01 [Cat.G.Ast., 224/ 002].

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¡Dichoso del marinero que cruza la mar salada! Mañanita de san Juan salió a la mar una lancha, y lleva siete remeros con el patrón que los manda. Al salir los marineros por el medio de la barra, se encomendaron a Dios y a la Virgen soberana. Llegados a la alta mar tempranito, de mañana, entre las cosas del mar la Virgen se les depara. —¿De dónde sois, marineros, de dónde es esta compaña? —Somos de Llanes, Señora, buena villa y muy cristiana, y venimos a pescar, como siempre, en la mar altas. —Echad vuestros aparejos y vuestras redes al agua, que la pesca de este día será pesca señalada, que así recompenso yo a quién me venera y ama. y porque así lo mandó mi santa madre, Santa Ana. —¿Y quién diremos, Señora, que nos hizo tanta gracia? —Que vos la dio una mujer de las otras extremada, y para decir mejor, Nuestra Señora se llama.— Así diciendo se fue, rodeada de nubes blancas y ángeles mil la seguían a la celestial morada. Sus redes los marineros sacaron todos cargadas, y en cada malla venían pescados de oro y de plata. ¡Dichoso del marinero que cruza la mar salada!

V ROMANCES DIALECTALES

266 La saya de Olaya á-a) ASTURIAS, s. l. (“Acaso del Occidente”, según nota de R. Menéndez Pidal). Recogida por Bernardo Acevedo, antes de 1910. Manejamos una copia ms. de R. Menéndez Pidal. 2805:01 [Cat.G.Ast., 353/ 001].

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Llevantándome yo un llunes, un llunes po’ la mañana, llevantándome yo un llunes, se levantó la mi Olaya. Fézome un cuenco de sopes que llevantaba una cuarta. —Toma, fartúcate bien, que has de llevar grande carga. Co’l dinero ’e la mantega, Pericu, traime una saya.— Fui pa’ la ciudá de Oviedo, me encontré una embarazada; allí le vendí dos libras y ella me dio un real de plata. Llevaba un zurrón bermeyu de la miou xata Gallarda, dicen que murreu de gorda y yo digo que de flaca, pus porque non se enviciara maldita gota i dexaba. Pero ya oscurez’, volvamus, que me va a reñir Olaya. Co’l dinero que allí fice compreile por fin la saya.

267 Un aldeano en el templo (é-o) HERÍAS (parr. y conc. Villayón, p. j. Luarca; o parr. Herías, ay, Illano, p. j. Luarca, ant. Castropol), dictada por José Alvarez, de 13 años. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, c. 1902 (original ms. de letra de R. Menéndez Pidal). 2804:01 [Cat.G.Ast., 354/ 002].

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Siendo yo niño chiquito, heredei de mis abuelos muchos bués ya muchas vacas, muchas ovejas y un perro. D’invierno van a marina y de braño van al puerto, de cuayá y arrevirar xuntei un saco de queixo

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y yo como muy sabido, marchei a vendello a Oviedo. Al llegar a la ciudad encontrei con un convento, ya si no me lo dijeran cuidé pardiós qu’iera el cielo. Recachei la mía monteira ya metime para dientro, tirando cuescos de a real y a veces de a real y medio, pra decir meyor verdá ua cuarta de cul abierto. —Mira para tras, Babieca, que te están comiendo el [queso.— Ya volvime y merei, y era verdá y muy cierto, que tiá el bocado na boca y tiá a mao no tarreño. Había cuatro veyucóis, con un veyucón en medio; había una muyería veya con us palanquios ardendo, empero a palo y a palo diuye mitás del celebro. En sangre nun ye saquei, que foy el meyor del cuento, pero diuye que arrascar para seis meses y medio.

268 Un aldeano en el templo (é-o) Conc. PILOÑA (p. j. Cangas de Onís, ant. Infiesto). Recogida por Bernardo Acevedo, después de 1893, y publicada en Los vaqueiros de alzada, 2a ed. (Oviedo: Esc. Tipográfica del Hospicio prov., 1915), pp. 371-372. Seguimos una copia ms. de letra de R. Menéndez Pidal, de un texto anterior al impreso, facilitado por B. Acevedo. En la copia la versión se localizaba en el “Occidente de Asturias, acaso Allande”. 2804:02 [Cat.G.Ast., 354/ 001].

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Yo Peidru Prietu y Llombardu, vecino de este conceyu, natural de Sobrescobiu, porque era de allá mi abuelu; mi ’buela murió de mal, mi abuelo de mal de güeyu, mió madre murió de parto, mió padre del mal postreru. Murierun sin cruz nin lluz, sin cera nin sacramientu, murieron como animales allá arriba ’n aquel puertu. You teníe munches vaques, munches oveyes ya un perru, Y después que me vi solu, pesqué el mio zurrón col queso, y marchándome pel mundo alcontré con un conventu. Entré por illí pa dientru, cuando me dixo un magüetu: —¡Atend’ al zurrón, babayu, que te están comiendo el [quesu!— Yo que miré para atrás, ¡era verdá, por San Peidru! Un puercu de un alguacil, (tenía poco entendimiento), que tenía la boca llena y las dos manus en queso;

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ROMANCES DIALECTALES

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con este palu ferrau arrimei un turulleru, peru nu le saqué sangre, que fue lo meyor del cuentu. Si le hubiera sacau sangre, quedaba sangrau el templu.

_______ Notas del colector: 2a Sobrescobio, en Infiesto; 10b “Magüetus” llaman a los de Piloña, que a su vez llaman Casinos a los vaqueros de Caso. Lecturas del texto publicado en 1915: 1a Y. Pedru y Ll.; -2b p. e. d. a. m. güelu; -3a m. güela m. d. m.; -3b m. güelu d. m. d. g.; -5b s. c. n. sacramentu; -6a murierun c. a.; -7a heredei yo m. v.; -8b p. e. m. z. con q.; -10a e. p. i. palantre; -11a atendi a. z. b.; -12b e. v. p. S. Pedru; -15b arrimeii un turullero; -16a pero n. l. s. s.; -17a si sacar le sacu s.

APÉNDICE Un cuento tradicional

El rey Tiso Recitado por Josefa González, de 59 años, natural y vecina de Santianes del Agua (Ribadesella). Recogido por Juan Menéndez Pidal (original ms. de letra de J. Menéndez Pidal).

Una vez era un rey que solamente tenía una hija a quien quería casar por mor de tener herederu en la corona. Yera ella caprichosa de más, y ningún le gustaba, porque yera muy escogida. Entamó so padre un gran festín a que llamó todos los reyes, príncipes y señores del contorna [sic] para ver si entre ellos escogía marido su hija. Acabada que se acabó la comida, preguntóle su padre si no le gustaba alguno de aquellos caballeros. —Non me disgusta el rey Tiso que es buen mozo; pero arreparé que tando comiendo cayóle una guinda en la capa y la cogió y la llevó a la boca, lo cual que es una grosería.— Oyólo el rey Tiso y enojado fuese de casa d’aquel rey, que regañó muncho a su hija por la desvergüenza. Fuese el rey Tiso a su casa y vistióse de hortalicero con vestidos muy rotos y puercos. Así vestido llegó al palacio de la Príncipa y pretendió a su padre que le metiese de hortalicero de sus güertas. Allí trabajaba en las tierras, y llabraba tapinos como si el rey Tiso non fuese. Un día asomóse la Príncipa al balcón con su ama de lleche, y violu en bajo cuidando una gallina con doce pitos de oro que andaban por allí entre la yerba relluciendo. Y dijo la Príncipa a su ama: —¡Ay, quién me diera uno d’aquellos pitinos que tanto arrellucen! —Cállate, –contestó el ama–, yo se lo pediré...— —¡Hortalicero! ¿Me da usted uno de esos pitinos para la Príncipa, que le gustan mucho?

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ROMANCERO TRADICIONAL

—Non se lo daré yo tal, si no me enseña una pierna. —¡Ay, Dios mío, qué vergüenza! No se la enseño, no. —Ande, ¡qué más da, señora, a ese mostrencón! ¡Quién fai caso dél!— Y la Príncipa enseñó una pierna al hortalicero, que le dio uno de los pitos de oro. Cogiólo ella; pero en cuanto lo puso en la sala, claro como el pito tenía maltraca, quedó como amortecido: entonces volvió a decir a su ama: —¡Quién me diera otro de aquellos pitos; que este, ya ves quedó en sin prestar! —¡Hortalicero! ¿Daráme otro pito de esos para la Príncipa? —Non se lo daré yo tal, si no me deja dormir al par de ella. —¡Ay, Dios mío, qué vergüenza! Líbreme Dios: eso sí que no. —A usted qué más le da, –díjole el ama–, si ese mostrencón é como un madero: échalo contra la paré, y andando.— A vuelta de munchas, consintió en ello la Príncipa; pero él no estuvo toda la noche como un madero. Al otro día, viéndose en aquel estado, dijo la Príncipa: —¡Ay, Dios Santo! Si el rey mi padre lo supiese nos mata. Vámonos por el mundo. —Bueno; pero ya ves que soy un probe hortalicero y conmigo tendrás que comer pan malo y dormir en las losas. —Lo mismo me da; con tal de que mi padre no me mate, nada temo.— Llevóla por el mundo, allá muy cerque de su tierra, y metióla en su cabaña. Ella al cabo de los nueve meses estaba de parto, y él le traía a la cabaña pan moreno para comer y unos huevos blancos cocidos. ¡Comíalos con más hambre! Cayóle un poquitín de huevo entre la paja en que estaba sentada, y apañólo para comerlo. Entonces díjole el hortalicero: —Más vale guinda en capa que huevo en paja. Hoy se pregonó por primera vez el rey Tiso.— A lo que ella suspirando contestó: —¡Oh rey Tiso, rey Tiso, malhaya quien no te quiso! (. . .) (El original parece estar incompleto)



CONTEXTO HISTÓRICO NACIONAL

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_______ El cuento es una buena, aunque trunca, versión hispánica del tipo 900 de Aarne-Thompson, “El rey pico de grajo” (“König Drosselbart” en la colección de los Grimm), del que se conocen versiones asturianas y castellanas. Cf., entre otros textos, A. de Llano, “El hijo del rey Tirso”, Cuentos asturianos (1925), núm. 38 (versión de Tanda, Ponga, y variante de Villanueva, Teverga), y A. M. Espinosa, “El rey cuervo”, más desarrollada que las asturianas, en Cuentos populares de Castilla (1946), núm. 29 (versión de Pedraza, Segovia).

ADICIÓN

ROMANCES RECOGIDOS POR RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL EN 1910 (VERSIONES DE VILLAPEDRE, Y DE PROAZA Y OTROS CONCEJOS)

1 El conde Claros en hábito de fraile (á) VILLAPEDRE (conc. Navia. p. j. Luarca), dictada por Antonio G. Junceda, peón caminero. Recogida en agosto de 1910 para R. Menéndez Pidal. Manejamos original ms. de letra de mano desconocida (¿Vicente Trelles?). 0159:05 [Cat.G.Ast., 020/ 009].

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—Delgadina, Delgadina la hija del rey Galán, ¡quién te me diera dos horas dos horas a mi mandar!; te abrazara y te besara y no te hiciera otro mal.— [ . . . . . . . . . . . . .] [ . . . . . . . . . . . . .] Miran unas para otras, ¿cuál será, cuál no será?, ¿si será la Delgadina, la hija del rey Galán? Su padre que tal oyera la determina quemar. La sacara a una capilla que le llaman de San Juan; todos los pajes y condes la iban a visitar. —¿No hay ninguno entre vosotros que se duela de mi [mal?— Respondiole un viejecillo que ya le comiera el pan: —¿Qué me quiere la señora? Yo se lo fuera a buscar. —Que me llevaras dos letras a Carlos de Montealvar.— Don Carlos no estaba en casa, iba n’el monte a cazar. Tocan la bocina de oro para [a] Don Carlos llamar. —O novedad tengo en casa o es hora de almorzar. —Carta te traigo, don Carlos, carta de su mal pesar, que su esposa Delgadina la determinan quemar. —No se me da que la quemen ni la dejen de quemar, que el mundo y Francia es bien largo, mujer no me ha de [faltar.— Quita vestido de seda, pónelo de fraile alvar; quita zapato de plata, pónelo de cordabán; aparejara el caballo, más aprisa echara [a] andar. Por donde lo ven las damas poquito a poco se va; por donde nadie lo ve corre como un gavilán.

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ROMANCERO TRADICIONAL

Llegara para los campos donde la iban a quemar. —Dios les guarde, caballeros, todos cuantos n’el campo hay, ¿para qué quieren la leña, que aunque fuera por San Juan? —Para quemar una niña, que harto hizo una maldad —¿Dónde tienen esa niña, que la quiero confesar? —Ya la confesaron siete y a ninguno diz verdad. —Y conmigo serán ocho, y a mí sí me la dirá.— —Si me dieras un besito te librara de quemar. —No lo quiera Dios del cielo ni la Virgen del Pilar, donde Carlos puso boca que la ponga un cardenal.— La agarrara entre los brazos y la pusiera n’el ruán. —Donde habían quemar la niña quemen ustedes un can, los polvos que de él salieran llévenlos al rey Galán. ¡Válgame Nuestra Señora, válgame el señor San Juan!

2 El conde Claros en hábito de fraile (á) SAN MARTÍN (parr. La Plaza, conc. Teverga, p.j. Grado, ant. Belmonte), dictada por Teresa Rodríguez. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, en 1910. Original ms. de letra de R. Menéndez Pidal. 0159:06 [Cat.G.Ast., 020/ 008].

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—Galancina, Galancina, hija de un conde Galán. ¡con quién durmieras tres noches a tu gusto y mi igualdad Y después de haber dormido tengo que ir a [a]labar, porque la gente es muy mala y se echa a adivinar.— Después su padre lo supo, la sentenció a quemar. Las primas y las amigas la iban a visitar: —¿Tú qué tienes, Galancina, que no cesas de llorar? —¡Qué voy tener, primas mías, que hoy me sacan a [quemar! ¿No viniera un pajarillo que volara por el mar, que esta carta me llevase a don Carlos Montalgar? —Escríbela, prima mía, yo te la iré a llevar.— A la salida de un monte, a la entrada de un nogal, a la salida de un monte con don Carlos Montalgar. —Qué hay de nuevo, pajarillo, qué hay de nuevo por allá? —Que su novia Galancina hoy la sacan a quemar. —Si la sacan que la saquen, a mí lo mismo me da. —Si no lo quiere creer la carta se lo dirá.—

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REFERENTE CAROLINGIO Y CABALLERESCO

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Tan pronto como abrió la carta luego la volvió a cerrar; siete caballos tenía, siete mandó aparejar. —La jornada de ocho días en hora y media la hai’ de andar; la cebada de ocho días hoy os la echo a cenar.— —¿Para qué es esta leña ya pasado Navidad? —Es para quemar esta niña que cometió una maldad. —Esta niña está muy tierna, hay que la ir confesar. —Confiésela usted, don fraile, si es que tiene esa bondad.— La cogió de por la mano, la llevó junto al altar. —Dime, dime, Galancina, vas decirme la verdad, no me digas la mentira ni me niegues la verdad; dime, dime, Galancina, por qué te van a quemar. —Porque he dormido tres noches con don Carlos [Montalgar. —Dime, dime, Galancina, qué te ha dado de señal. —Una mantilla de raso, que con ella he de quemar. —Dime, dime, Galancina, qué te ha dado de señal. —Una sortija de plata, que con ella he de quemar. —Dame un beso, Galancina, que de esta te he de librar.

————— Según anota R. Menéndez Pidal, la recitadora “lo da por acabado”.

3 El conde Grifos Lombardo (á-o) VILLAPEDRE (conc. Navia. p. j. Luarca), dictada por Benigna García. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, en 1910. Original ms. de letra de R. Menéndez Pidal [AMP, CC/ 002]. 0118:04 [Cat.G.Ast., 022/ 007].

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Preso le llevaban preso al conde Miguel del Prado, no es por ningún delito, ni por robo que haya amado, es porque encintó una niña n’el camino de Santiago; era hija del buen rey, sobrina del Padre Santo. Como era de padres nobles grande castigo le han dado; de día le ponen cien hombres y de noche ciento y cuatro. —¡Quién me diera aquí a mi primo, a mi primo don [Bernardo; no temiera yo a cien hombres ni tampoco a ciento y [cuatro!— Aún no lo había dicho, ya venía caminando, con una espada en el cinto y otra desnuda en la mano.

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ROMANCERO TRADICIONAL

El buen rey que le había visto, donde estaba paseando: —¿A dónde va, don Bernardo, que así va disfarazado? —Voy libertar a mi primo, que dicen que van a ahorcarlo. —Si ese fuese primo suyo, luego mandaré soltarlo; suba arriba, don Bernardo, que jugaremos un rato.— No se pasó media hora a la puerta dio un muchacho; preguntó por don Bernardo: “Don Bernardo está jugando”. —Díganle que apronte el naipe, que a su primo están [ahorcando.— Don Bernardo que tal oye al buen rey se lo ha tirado. —Poco a poco, don Bernardo, que en la corona me has dado. —No se me da por el rey, na corona no le he dado; yo soy un mozo soltero, libre y desembarazado.— Cien pasos que hay de escalera de un salto los ha bajado, sin poner el pie en el estribo se pusiera de a caballo; el camino donde iba las piedras quedan temblando. Por aprisa que llegara ya le estaban predicando. Le dio un puntapié a la horca, la hizo tres mil pedazos; dio con la espada al verdugo, la cabeza le ha quitado. —Toma esa espada, mi primo, toma esa espada, mi [hermano; toma esa espada, mi primo, rígela como hombre honrado.

————— 2b amado, sic (señalado por el colector).

4 El caballero burlado (í-a) (Cont. La infantina [í-a]) CERREDO (conc. Degaña, p. j. Cangas de Narcea). Recogida por Ramón Menéndez Pidal, en [julio de] 1910. Original ms. de letra de R. Menéndez Pidal [AMP, D/ 001]. 0100:02 + 0164:02 [Cat.G.Ast., 023/ 003].

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Cuando don Pedro va a caza, a cazar como solía, lleva los perros cansados de subir cuestas arriba. No llevaba qué comer ni una consolancia había, si no es un gavilán muerto que pa’ los perros no había. Donde cae la nieve a copos y el augua menudita y fría, donde la cierva bramaba y el ciervo le respondía, encontró con una niña al pie de una fuente fría.

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REFERENTE CAROLINGIO Y CABALLERESCO

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La cogiera entre los brazos y la pusiera en la silla. —El caballo donde voy muy pronto arreventaría. —Bájate de ahí, mulata, hija de mulatería.— Con el pie pisa la yerba, con el calcaño la trilla, con el vuelo de su saya toda la deja tendida. —Desde aquí veo los palacios del rey mi padre, . . . . . . . . . . . . mi madre la Costantina [. . . . . . . . . . . .] [. . . . . . . . . . . .]

5 La infanta parida (á-a) VILLAPEDRE (conc. Navia. p. j. Luarca), dictada por Manuel García. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, en agosto de 1910. Original ms. de letra de R. Menéndez Pidal, escrito en papel timbrado con el encabezamiento: “(Puerto de Vega) Villapedre.....de.....191- -” [AMP, P/ 005-006]. 0469:15 [Cat.G.Ast., , 029/ 020].

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Hay una yerba en mi huerto muy querida y muy amada, la mujer que de ella coma luego vuela embarazada; y comiera doña Eugenia por su fortuna tan mala. Y un día estando a la mesa su padre la reparaba, —¿Y qué tienes, doña Eugenia, que te repanchan las [sayas?; o tú tienes mal de amores o te hallas embaranzada. —Yo ni tengo mal de amores ni me hallo embaranzada, que fue un dolor de barriga que me pegó esta mañana.— Se fuera para aquel cuarto donde cosía y bordaba; dolor detrás de dolor, puntada tras de puntada, y estando en estas razones y un niño varón chillara. Mandó llamar al rey Celinos donde no muy lejos estaba. —Toma, rey Celinos, toma este niño y búscale una buen [ama, que tenga los ojos negros y la leche bien delgada; no le busques aquella que todos siete nos criara.— Al bajar por la escalera co’l rey su padre encontraba. —¿Qué llevas ahí, Celinos, en rebozos de tu capa? —Llevo rosas y claveles, antojos de una muchacha. —De esas rosas y claveles dame la más encarnada. —La más encarnada de ellas tiene una hojita quebrada. —Téngala que no la tenga, al rey no se le niega nada.— Y estando en estas razones y un niño varón chillara.

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—Vete, vete, rey Celinos, vete a cumplir tu jornada, que a ese árbol tan firme yo le cortaré la rama.— Se fuera para aquel cuarto donde doña Eugenia estaba. Doña Eugenia que lo vio de la cama se arrojaba. —No te arrojes, maldita, no te arrojes, malvada; di la confisión, maldita, di la confisión, malvada.— Al decir “Señor, pequé” la cabeza le cortara, y para escarmiento de otra la colgara en la ventana. Y su madre que la vio desmayada se quedaba, al ver una hija que tenía en los trances que la hallaba. ¡Válgame Nuestra Señora y la Virgen soberana, la buena hierba se cría y en los corrientes del agua!

————— Variantes: 2b l. queda e.; -9a s. f. para su cuarto; -23a Márchate, r. C.; -23b a ganarte tu j.

6 La bastarda y el segador (á-a) VILLAPEDRE (conc. Navia. p. j. Luarca), dictada por Manuel García. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, en agosto de 1910. Original ms. de letra de R. Menéndez Pidal, escrito en papel timbrado del mismo tipo que el de la versión anterior [AMP, L/ 042]. 0161:02 [Cat.G.Ast., , 034/ 002].

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El emperador de Roma tiene una hija bastarda, muchos condes la pretenden, caballeros de gran fama; la niña como es discreta, a todos los desechaba, unos porque ya eran viejos y otros no tenían barba. Y un día de fuertes calores se pusiera a la ventana viera estar tres segadores segando trigo y cebada. Se enamoró de uno de ellos, del que lleva la manada del que lleva fouciña de oro empuñada en fina plata, Luego lo mandó llamar por una su secretaria: —Venga acá, buen segador, que mi señora le llama. —No conozco a su señora ni tampoco a quien me llama. —Si quieres saber su nombre, se llama doña Bernarda; si quieres saber el mío, yo me llamo doña Juana; si la quiere conocer está en aquella ventana. —Lo que digo al buen segador si quiere segar mi senara. —Dígame, buena señora,

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si está en tierra cuesta o si está en tierra llana —Ni está en tierra cuesta ni tampoco en tierra llana, está en un valedal oscuro debajo de mi delgada.— Mandaron hacer la cena, buena cena y mejor cama echaron siete colchones, siete sábanas de holanda; y eso de la media noche la señora recordaba. —¿Qué tal le va, buen segador, qué tal le va con la senara? —Veime ben, mía señora, veime ben, mejor me vaya, que ya van once manadas, doce con la emprincipiada. —Si llega a las veinticuatro llevará paga doblada.— Estando en estas razones el rey su padre la llama. —¿Tú qué tienes, Teresita, tú qué tienes en tu cama? —Tengo una prima mía, que viene de una jornada. —¡Douche al demo la tu prima, que así le apuntaba la [barba! Al oir esto el segador se arrojara a una ventana —Aguarde, buen segador, aguarde a llevarse la paga, que dirán sus compañeros que usted no ha ganado nada.— Le echara siete doblones en un pañuelo de holanda. —Y para el año que viene no olvide usted la posada.

————— Variante: 8 del que lleva el estil de oro, la camisola de holanda; 12 y 13 yo me llamo Teresita, mi señora, doña Juana; en esta variante se omitían los versos 9-11 y 14. 24a y b, veime sic.

7 La Gallarda (í-a) PROAZA (p. j. Oviedo), dictada por Salomé Recogida por Ramón Menéndez Pidal, 1910. Original ms. de letra de R. Menéndez Pidal [AMP, N/ 002]. Ed. en RTLH (en prensa). 0200:04 [Cat.G.Ast., , 038/ 009].

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Doña Juana tenía un hijo, lo cual otro no tenía, que de plata lo calzaba y de seda lo vestía. Lo brindara la Gallarda para merendar un día. —No vayas allá, mi hijo, Gallarda te mataría. —Que me mate, que no me mate, mi palabra ha ’ ser [cumplida.— Caminaba el caballero entre unas huertas arriba. Bien lo viera la Gallarda de su ventana de arriba.

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—Suba, suba, caballero, suba el escalón arriba.— En el medio ’ la escalera tuvo miedo que pavoría, que vio cien cabezas de hombres colgadas en una viga; la cabeza de su padre, en la barba le conocía. —¿Qué es esto, mi Gallarda, qué es esto, vida mía? —Son cabezas de lechones que vinieron de Castilla.— La Gallarda poner la mesa; caballero no comía. La Gallarda escanciar vino; caballero no bebía. —Coma y beba, caballero, no use de cortesía.— La Gallarda hacer la cama; caballero bien la vía; entre sábana y colchón su puñal de oro metía. A las doce de la noche la Gallarda se revolvía. —¿Tú qué buscas, mi Gallarda, tú qué buscas, vida mía? —El tu rosario de plata, que rezarle no quería. —Con el tu puñal de oro te voy a quitar la vida.— Y le cortó la cabeza y la ató en una petrina. —Abran, abran, los porteros, porteros de portería. —Endahora no llamó la Gallarda todavía. —Que llamás’, que no llamase, ¡a mí qué se me daría!, la cabeza ’e la Gallarda la traigo yo en mi petrina. —¡Oh, bien haya el caballero y el pan que le mantenía, cuántos caballeros nobles perdieron aquí la vida!

————— 21a el tu r. sic (subrayado por R. Menéndez Pidal).

8 La Gallarda (í-a) VILLAPEDRE (conc. Navia. p. j. Luarca), dictada por Manuel García. Recogida para R. Menéndez Pidal, en agosto de1910. Original ms. de letra de mano desconocida (¿Vicente Trelles?); los datos del recitador y fecha de recolección están en letra de R. Menéndez Pidal [AMP, N/ 002]. Ed. en RTLH (en prensa). 0200:05 [Cat.G.Ast., , 038/ 010].

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Está la linda Gallarda en su ventana florida, hilando cabellos de hombre, parecen seda torcida. Por alta Sierra Morena, por alta sierra venía, un caballero montado. —Acércate, vida mía.— Acercóse el buen don Diego. Al subir las escaleras tomó miedo y pavoría, que vio cien cabezas de hombres colgadas en una viga;

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conoció la de su padre, en el rostro le conocía; conoció la de su hermano en una barbas tenía. Gallarda ponía la mesa; caballero no comía; Gallarda escancea el vino; caballero no bebía; Gallarda hacía la cama; caballero muy bien mira: entre sábana y colchón un puñal de oro ponía. A eso de la media noche Gallarda se revolvía. —¿Qué buscas, linda Gallarda, qué buscas, Gallarda mía? Con ese puñal traidor mil vidas tú quitarías.— Le dio siete puñaladas, de la menor se moría; la cogió por los cabellos y en el suelo quedó tendida. —¡Oh, bien haya el caballero, la madre que lo parira; de cien hombres que aquí entraron ninguno vivo salía, si no fuese el buen caballero que tanta audacia tenía!

————— 9b, sic. Es dudosa la lectura de -s, o su falta, en 2a (hombre), -7a (hombres), -9b (barbas).

9 Novia abandonada del conde de Alba (í-a) PROAZA (p. j. Oviedo), dictada por Salomé. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, 1910. Original ms. de letra de R. Menéndez Pidal [AMP, B/ 011]. 0508:02 [Cat.G.Ast., , 056/ 002].

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(Al duque le casan con la hija del rey) [. . . . . . . . . . . .] [. . . . . . . . . . . .] —Si se casó, que se case, ¿a mí qué se me daría?— Cuando iba a la escalera sus blancos brazos mordía; los anillos que llevaba por el medio los rompía. Se subiera a una ventana la más alta que tenía; bien viera al duque de Alba con otros en compañía. —Duque de Alba, me olvidaste, yo mucho lo sentiría. —Yo no te olvidé, doña Ana, ni te olvidaré en mi vida.— Se cogieron de los brazos y se subió para arriba; en el medio de la sala se cayera flaquecida. Llamaron siete doctores de los mejores que había; unos dicen que está muerta y otros que no tiene vida. En el medio de la sala mandó hacer una capilla para enterrar a doña Ana, a doña Ana de Castilla. Duque de Alba puso luto, al rey mal le parecía.

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ROMANCERO TRADICIONAL

—Posa el luto, duque de Alba, que no murió la infantina. —Que muriese, que no muriese, ¿a mí qué se me daría?; la prenda que más estimaba so la tierra la tenía. ¡Nuestra Señora me valga, válgame Santa María!

10 Silvana (í-a) PROAZA (p. j. Oviedo), dictada por Salomé. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, 1910. Original ms. de letra de R. Menéndez Pidal [AMP, L/ 040]. 0005:05 [Cat.G.Ast., , 072/ 005].

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Estándose la Silvana en su ventana florida, bien tocaba la vihuela, altos romances decía. Bien la oyera el rey su padre de altas ventanas de arriba, y la entrara a llamar por un paje que tenía. —¿Qué me quiere el rey mi padre, el rey mi padre qué [quería? —El rey tu padre te quiere que cases con él un día. —No lo quiera el rey del cielo ni la sagrada María, que las penas del infierno, ¿por mí quién las pasaría? —Tres horas te doy, Silvana, para mudar la camisa, y si a las cuatro no vienes te tengo quitar la vida.— Y caminó para el cuarto, llorando, sangre vertía; al subir a la escalera sus blancos brazos mordía. Bien la viera la su madre de altas colmenas de arriba. —¿Qué tienes, hija Silvana, qué tienes, Silvana mía? —No se puede decir, madre, porque es una herejía. —¿Qué tienes, hija Silvana, qué tienes, Silvana mía? —Que mi padre el rey me manda que acoste con él un día. —Calla, mi hija Silvana, calla tú, Silvana mía; calla, mi hija Silvana, que yo lo remediaría. Pone tú los mis tocados, yo pondré la tu mantilla; yo me d’iré a acostar co’l buen rey cuando quería.— [. . . . . . . . . . . ] [. . . . . . . . . . . ] —Calla, mi hija Silvana, calla tú, Silvana mía; que por salvar la tu alma también salvaste la mía. ¡Nuestra Señora me valga, válgame Santa María!

—————— 13b colmenas, sic.



SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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11 Delgadina (á-a) POLAVIEJA (conc. Navia. p. j. Luarca), dictada por Justa G. Polavieja. Recogida para R. Menéndez Pidal, en agosto de 1910. Original ms. de letra de mano desconocida (¿Vicente Trelles?) [AMP, U/ 000]. 0075:06 [Cat.G.Ast., , 073/ 012].

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El gran rey tiene tres hijas, las cosas que él más quería; de plata las calzaba y de seda las vestía. —La más chiquitita de ellas ha de ser enamorada mía. Su madre que tal oyó, que en altas torres estaba, la llamara para dentro y en un aposento la encierra; y le daba de comer una sardina curada, y le daba de beber el zumo de una naranja. Delgadina con la sed se asomara a la ventana; viera estar a sus hermanos que en bolos de oro jugaban. —Mis hermanos, si sois mis hermanos subidme una sede [de agua, que el corazón se me arranca y a Dios quiero entregar el alma. —No te apures, mi vida, no te apures, mi alma, que si mamá lo sabe la vida tenemos jugada.— Delgadina con la sede se asomó a otra ventana; viera estar a sus hermanas que en rocas de oro hilaban. —Hermanas, si sois mis hermanas subidme una sede de [agua, que el corazón se me arranca y a Dios quiero entregar el alma. —No te apures, mi vida, no te apures, mi alma, que si mi madre lo sabe la vida tenemos jugada.— Delgadina con la sede se asomara a otra ventana; viera estar a su madre en silla de oro sentada. —Mi madre, si es mi madre, súbame una sede de agua. —No te apures, maldita, no te apures, malvada, eres mujer de tu padre, de tus hermanos madrastra.— Delgadina con la sede se asomó a otra ventana; viera estar allí a su padre con otros Grandes de España. —Mi padre, si eres mi padre, súbeme una sede de agua, que el corazón se me arranca, a Dios quiero entregar el alma. —Sí te la subiré, mi vida, sí te la subiré, mi alma, sí te la subiré, mi vida si me cumples la palabra. —Cumplir, sí la cumpliré, aunque sea de mala gana.— El rey que tal razón oye manda a la fuente por agua.

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ROMANCERO TRADICIONAL

unos en jarros de oro, otros en jarros de plata; 34 el que más pronto viniera una onza se le daba. Por muy pronto que vinieron Delgadina se asfisiaba. 36 La cama de Delgadina de ángeles está todeada; una paloma en el medio para llevarle a la cama; 38 la cama de la su madre de demonios está rodeada; una serpiente en el muro para arrancarle el alma. ————— 15a y 16a el texto hermanos, por error.

12 Blancaflor y Filomena (é-a) VILLAR (parr. Pajares, conc. y p. j. Lena). Recogida por Ramón Menéndez Pidal, en 1910. Original ms. de letra de R. Menéndez Pidal [AMP, M/ 033]. 0184:07 [Cat.G.Ast., , 074/ 010].

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Por los campos de Gualverde se pasea una doncella, con dos hijas por la mano, Blancaflor y Filomena. Pasara allí el rey Turquillo y pidiérale una de ellas; pidiera la mayor y diéranle la más pequeña. Se casaron y velaron, y celebraron sus bodas y se fueron a su tierra. Estuvieron allá siete años sin venir a ver su suegra; de los siete pa’ los ocho rey Turquillo vino a verla. —¿Cómo te va, rey Turquillo? —Bien hallada sea mi suegra; Blancaflor quedaba buena; Blancaflor buena quedaba, en días de parir queda, sólo me mandó decir que enviara allá a Filomena. —Filomena quier’ casarse, no quier’ salir de su tierra; pero por ver a una hermana vaya y venga en hora buena. Se montaron a caballo, Filomena en una yegua; anduvieran siete leguas sin hablarse una palabra, de las siete pa’ las ocho amores le repidiera; hasta cogerla en los brazos, en el suelo la tendiera. Hizo de ella lo que quiso, hasta cortarle la lengua. Pasaron tres de la escuela, —Escolinos de la escuela, por Dios me escribáis dos letras, con los dedos de tu mano y la sangre de mi lengua, y las mandéis a mi tierra.—

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

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Blancaflor que tal supiera una niña malpariera; la echara en sal y en ajos para el rey cuando viniera. —¿Qué me has dado, Blancaflor, que a mí tan bien me [supiera? —Mejor te han sabido, indino, los besos de Filumena. —¿Quién te lo ha dicho a ti, indina, quién te lo ha dicho a [ti, perra?— En medio de estas palabras tres puñaladas le diera. —Padres, los que tengáis hijas, casarlas en vuestra tierra; mi madre tenía dos y qué cuenta daba de ellas: una se murió po’l monte y otra quedó en tierra ajena. ¡Válgame el señor San Pedro, válgame la Magdalena!

13 Flores y Blancaflor (Hermanas reina y cautiva) (í-a) PROAZA (p. j. Oviedo), dictada por Salomé. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, 1910. Original ms. de letra de R. Menéndez Pidal [AMP, H/ 007]. 0136:05 [Cat.G.Ast., , 086/ 009].

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A cazar va el perro moro, a cazar donde solía; lo que le encargó la mora que le traiga una cautiva. —Ni me la traigas gitana, ni me la traigas pedida; traerásme una duquesa o mujer de gran valida.— Se alcontró co’l conde Flor, venía de la romería, de los mártires de Lena, de Santiago de Galicia, de pedir al Padre eterno que le diese un hijo o hija. —Y por mi suerte o desgracia a mi mujer traigo encinta. —O me das a tu mujer o te voy quitar la vida. —Si te doy a mi mujer, ¿mi vida qué la quería?— Echaba cartas a la mora que saliese a recibirla; la mora de gran contento se saliera a recibirla. —Bien venida, la mi esclava, bien venida, esclava mía, de siete criadas que tengo has de ser la más querida; las llaves de mi tesoro a ti te las entregaría. —¡Ayer ama ‘e conde Flor hoy criada de cocina! Dios que lo quiso así, ambas estaban encinta, y por milagro de Dios ambas parieron en un día; la cristiana parió un niño, la mora niña paría. Las malas de las parteras usan de malanconía; dieron el niño a la mora y a la cristiana la niña.

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ROMANCERO TRADICIONAL

La mora de gran contento se levantó al tercer día; la cristiana de pesar levantarse no podía. —Levántese, la mi esclava, levántese, esclava mía; hoy se bautizan los niños, ¿cómo se ha llamar la niña? —Llámese como quisiere, ¿a mí qué se me daría? A mi niño: conde Flor, que así le pertenecía. —Levántese, la mi esclava, levántese, esclava mía; hoy se bautizan los niños, ¿cómo se ha llamar la niña? —Por la leche que ha mamado, llámese doña María, que así se llama una hermana que tengo yo en morería, que la cogieron los moros en el campo de Azafría, cogiendo flores del campo para la Virgen María. —Diga, diga, la cristiana, diga qué señas tenía. —Una luna en un pecho, que muy bien le parecía, los cabellos tenía de oro el cuerpo bien lo ceñía. —Por las señas que tú das, tú eres hermana mía, y por mi mala cabeza quedaste sin compañía. Toma el niño conde Flor, dame a la niña María, no quiero estar n’esta tierra, quiero d’irme pa’ la mía.—

14 La hermana cautiva (hexas. í-a) POLAVIEJA (conc. Navia. p. j. Luarca), dictada por Justa G. Polavieja. Recogida para R. Menéndez Pidal, en agosto de 1910. Original ms. de letra de mano desconocida (¿Vicente Trelles?) [AMP, J/ 009]. 0169:03 [Cat.G.Ast., , 087/ 010].

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¡Oh, campos, oh, campos de la verde oliva, la hija del rey la llevan cautiva! La llevan dos moros ambos a porfía; al rey que la llevan dos hijas tenía. Dice la reina mora: —¡Qué esclava y qué linda!; que entre las mis hijas reina parecía.— Las hijas contestan con voz afligida: —Mándela, mi madre, lavar a la ría. por la mañana fría, que si color tiene ya lo perdería.— Cuanto más lavaba y frío hacía más color ponía.

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SOBRE LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y SOCIAL

Dice la reina mora: —¡Qué esclava y qué linda!; —Mándela, mi madre, lavar a la ría.— Cuanto más lavaba más color ponía. Y sus hijas afligidas así le decían: —Póngala, mi madre, a lavar los hierros de una herrería.— Cuanto más lavaba más color ponía. Dice la reina: —¡Qué esclava y qué linda! —Mándela, mi madre, lavar a la ría. por la helada fría, que si color tiene ya lo perdería.— Madruga don Berzo por la mañanita, a tierra de moros buscar compañía, y la encontró lavando en aquella ría. —Quita d’ahí, reimora, hija de judía, deja beber a mi caballo de esa agua fría. —Reviente el caballo y quien lo traía, que no soy reimora ni hija de judía, que soy cristiana romana y fui bautizada, y estoy en tierra de moros con poca alegría. —Si te quieres ir comigo con gusto te llevaría. —Con usted sí, señor, que buena persona sería, y paños que lavo, ¿yo qué les haría? —Los de hilo y seda échalos a la ría, y los que son de holanda traelos, vida mía.— La cogió entre sus brazos y en su caballo la ponía; y de allí dio la vuelta con mucha alegría Ella conoció los campos, ella conoció la oliva. —Conoci la fuente donde fui nacida, cuando el rey mi padre plantó esta oliva; mi hermano don Berzo las cañas corría, mi madre la reina bordaba y cosía, y yo como chiquitilla la seda torcía. De aquí me cogieron, me llevaron cautiva. —Según esto que veo tú eres hermana mía.— —Alegría, mi madre, mi madre, alegría, que en vez de traerle nuera le traigo a su hija.— Al subir la escalera estas palabras decía: —¡Oh, mi saya de estambre, de estambre tan fina, que así te dejé sana y te hallo rompida! —Calla, mi hija, calla, hija mía, que si esta se ha roto otra se haría

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ROMANCERO TRADICIONAL

————— 27a y 30a reimora, sic (acaso deformación de ‘ruin mora’). En letra de María Goyri figura en el ms. la siguiente anotación: “Algunos octosílabos que tiene [la versión] pueden achacarse a que era mala recitadora”.

15 La hermana cautiva (hexas. í-a) VILLAPEDRE (conc. Navia. p. j. Luarca). Recogida para R. Menéndez Pidal, en agosto de 1910. Manejamos original ms. de letra de mano desconocida (¿Vicente Trelles?); los datos de lugar y fecha de recolección están en letra de R. Menéndez Pidal [AMP, J/ 009]. 0169:04 [Cat.G.Ast., , 087/ 009].

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¡Oh, campos, oh, campos de la verde oliva, la hija del rey la llevan cautiva! La llevan dos moros ambos a porfía; la lleva al rey moro, dos hijas tenía. La manda la madre lavar a la ría. —El color que tiene ya lo perdería. Cuanto más lavaba más emblanquecía. Estando lavando llegó su hermanito. —¿Qué haces ahí, mora, hija de judía; deja a mi caballo beber agua fría. —Reviente el caballo y quien lo traía; que yo no soy mora ni hija de judía, que soy cristianita y me tienen cautiva. —Si eres cristianita yo te llevaría; si eres perra mora yo te dejaría. —Los paños que traigo ¿a quién los daría? —Los que son de holanda los lleva la ría; los de seda fina yo los guardaría.— Al llegar a un monte decía la niña. —¡Ay, qué monte oscuro, ay, qué verde oliva! Cuando el rey mi padre plantó aquí está oliva, la reina mi madre la seda torcía, mi hermano don Jorge caballos corría, yo como chiquita bordaba y cosía. —Por lo que yo veo eres hermana mía.— —Abra puertas, madre, abra con alegría, que en vez de nuera hija le traía.

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DEVOCIÓN

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—Si me traes nuera, sea bien venida; pero si es hija, estará descolorida. —Déme llaves, madre, llaves de mi arquilla. ¡Oh, mi saya nueva, mi saya florida, que nueva te dejé y te hallo rompida! —Calla, hija, calla, calla, hija mía, que quien te dio esa, otra te daría. —Es que la he traído yo a traje del día.

————— 35b, sic (?) R. Menéndez Pidal anota respecto al v. ‘estará descolorida’ (29b): “origen de la variante extensa”.

16 La flor del agua (á-a) COLLANZO (parr. Santa Cruz, conc. Mieres, p. j. Mieres, ant. Lena), dictada por Laura Baizán [el apellido figura tachado]. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, 1910. Original ms. de letra de R. Menéndez Pidal [AMP, I/ 024]. 0104:09 [Cat.G.Ast., , 092/ 015].

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Mañanita de San Juan, cuando el agua se rosaba, bajó la Virgen María a lavar sus manos blancas, y después que las lavó ha bendecido el agua: —¡Dichosa de la doncella que aquí viniese por agua, que ya la lleva bendita, que ya la lleva salada.— Esto oye la hija del rey del palacio donde estaba; coge los cántaros de oro y a la fuente va por agua. —¿A dónde vas, doncellita, por agua tan de mañana? —Como soy hija del rey voy coger la flor del agua. —Para ser hija de rey vas muy mal acompañada; de duques y de marqueses debías de ir rodeada. —No quiero más compañía que es la Virgen del alma; sólo le quiero decir una solita palabra, yo si había de ser monja o había de ser casada. —Casadina con siete hijos, todos han jugar la espada, y todos han de morir en una fuerte batalla, unos a la media noche y otros al rascar el alba, y otros al amanecer pa’ que no se lleven nada.— Esto oye la doncellita y allí quedó desmayada.

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ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

—Arriba, arriba, doncellita, no te quedes desmayada, la mejor silla del cielo para ti ha de estar guardada.

————— 11b En el ms. de abías d. i. r. En su original ms. R. Menéndez Pidal localiza la versión en “Collanzo, Aller”. Sin embargo, la única entidad de población de este nombre que figura en los repertorios de Asturias está situada en el concejo de Mieres, limítrofe con el de Aller.

17 Marinero al agua (á-a) VILLAR (parr. Pajares, conc. y p. j. Lena). Recogida por Ramón Menéndez Pidal, 1910. Manejamos original ms. de letra de R. Menéndez Pidal [AMP, G/ 001]. 0180:03 [Cat.G.Ast., , 097/ 007].

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Mañanita de San Juan cayó un marinero al agua. —¿Cuánto me das, marinero, por que te saque del agua? —Te doy todos mis navíos, cargados de oro y plata, y a mi mujer que te sirva y a mi hija por esclava. —No quiero los tus navíos ni tu oro ni tu plata, ni tu mujer que me sirva ni tu hija por esclava, quiero que cuando te mueras a mí me entregues el alma. —El alma la entrego a Dios, el cuerpo a la mar salada, y el corazón que me queda a la Virgen soberana.

18 El mozo arriero y los siete ladrones (é-o) VILLAPEDRE (conc. Navia. p. j. Luarca), dictada por Antonio G. Junceda, peón caminero. Recogida en agosto de 1910 para R. Menéndez Pidal. Manejamos original ms. de letra de mano desconocida (¿Vicente Trelles?) [AMP, K/ 019]. 0134:02 [Cat.G.Ast., , 123/ 004].

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Por los campos de Balberde se pasea un arriero, lleva seis machos delante, siete con el delantero, bien se pueden llamar ocho porque lleva silla y freno. Buen zapato, buena media, buen jubón, buen cinguedero, buena montera calada, braza y media de cabello. En el medio del camino le salieron al encuentro.

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APARECIDOS, MILAGROS

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—¿A dónde caminas, mozo, a dónde vas, arriero? —Camino para la Mancha con un recado que llevo. —Pues iremos todos juntos como buenos compañeros. Sólo somos militares y dinero no tenemos. —Por dinero no dejéis, que dinero harto yo llevo, que llevo yo más escudos que estrellas hay en el cielo.— Miran unos para otros, como gavachos se rieron, y yo para mi capote: “Me parez que no les temo”. Allegaron a una venta, donde allí vino pidieron. —Toma, bebe tú, buen mozo, toma, bebe tú primero. —A donde mandan vasallos el rey no bebe primero. —Habla bien, mozo, si sabes, y si no, te enseñaremos.— Acogieron las espadas y para el campo se fueron; yo también cogí la mía, que estaba como el acero. A la primer estocada tres cayeron en el suelo, y los otros escaparon, con ellos haría lo mesmo. —Venir acá, falsos traidores, venir acá, traidores perros, que no vos quiero matar, para testigos vos quiero.— La ventera daba voces, no por las muertes que hubo, sí por el vino que bebieron.

19 El galán y la calavera (é-a) PROAZA (p. j. Oviedo), dictada por Salomé. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, 1910. Original ms. de letra de R. Menéndez Pidal [AMP, I/ 010]. 0130:02 [Cat.G.Ast., , 133/ 001].

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En la ciudad de Zamora iba un galán pa’ la iglesia; más d’iba por ver las damas que por lo que había entre ellas. En el medio del camino encontró una calavera; la pisó con el zapato, le dijo de esta manera: —Esta calavera brindo a cenar de la mi cena. —No te burles, caballero, mi palabra prenda era.— A eso del oscurecer suenan picar a la puerta. Manda al criado que salga, que quiere saber quién era. —Dile a tu amo si no se acuerda de aquella la que brindó a la cena,— Le dice: —Sí, en hora buena.— Le puso su silla de oro, no se quiso sentar n’ella; le puso muchos manjares, pero ninguno comiera.

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ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

—Yo no vengo, caballero, a cenar de la tu cena, vengo a decirte una palabra, que no te has de escapar de ella: a las doce de la noche vendrás conmigo a la iglesia.— Le dice: —Sí, en hora buena.— A las doce de la noche caminaba pa’ la iglesia. En el medio de la iglesia había una mesa; en el medio de la iglesia había una artesa; en el medio de la artesa había una vela encesa. —Entra, entra, caballero, cenarás de la mi cena. —No quiero enterrarme vivo, de Dios no traigo licencia. —Si no fuera el crucifijo que a Jesús le representa, habías de enterrarte vivo, quisieras que no quisieras. Otra vez que le alcontraras, infame de mala lengua, rezarás un pater noster, llevarásle a la huesera, que así te han de hacer a ti cuando vayas de esta tierra.— ¡Nuestra Señora me valga, válgame la Madalena!

————— 19b mesa es lectura dudosa (¿huesa?)

20 El difunto penitente (é-a) PROAZA (p. j. Oviedo), dictada, posiblemente, por Salomé. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, 1910. Original ms. de letra de R. Menéndez Pidal [AMP, Q/ 002]. 0209:02 [Cat.G.Ast., , 134/ 004].

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Ayudadme, buen Jesús, para que referir pueda el caso que ha sucedido a un galán y una doncella. Delante de un santo Cristo palabra de amor le diera; diole palabra de amor, diósela y no la cumpliera. Ya lo sabe la ciudad y no lo sabe Rosabella, sino por una criada que la vestía y la peina: —Sabe cómo don Antonio ya se casa, en otra tierra; que se casa en otra parte que le tien’ más comenencia? —Que se case, que lo deje, a mí qué se me diera.— Sus cabellos retorcía, sus blancos brazos mordiera; cogió la mantilla en brazo, echó a andar la calle afuera, y en el medio ’ la ciudad con el don Antonio encuentra. [. . . . . . . . . . . . ] [. . . . . . . . . . .] —Cásate, bella Rosaura, cásate, Rosaura bella, que no puedo entrar en cielo sin que tú casada seas.



APARECIDOS, MILAGROS

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————— Nota del colector: “Es muy grande”, dándose a entender que no copió la versión completa (quizá por ser muy similar a la ya publicada por Olavarría, también de Proaza; cf. Silva asturiana, I, §II.5 núm. 3).

21 El alma romera libera a su marido (á-e) VILLAPEDRE (conc. Navia. p. j. Luarca), dictada por Manuel García. Recogida para R. Menéndez Pidal, en agosto de1910. Original ms. de letra de mano desconocida (¿Vicente Trelles?); los datos del recitador y fecha de recolección están en letra de R. Menéndez Pidal [AMP, Q/ 017]. 0783:01 [Cat.G.Ast., , 137/ 004].

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En las calles de Madrid, Dios me ayude y no nos falte, vivía una niña hermosa, hermosa y de lindo talle. El rey le regala joyas, joyas y perlas bastantes; ella no quiere sus joyas ni oír querellas de nadie. Al cabo de quince años procura la niña casarse; el rey le prende al marido sólo por de ella vengarse; ella monja se metía sólo por de él apartarse Allí estuvo siete años; de los siete pa’ los ocho sirviose Dios el llevarles, de los ocho pa’ los nueve sirviose Dios de mandarles. Por los palacios del rey de peregrina una tarde. —¿Dónde vienes, peregrina, por mis palacios tan tarde? —De Santiago vengo, [rey], de Santiago que os guarde, de pies y manos besarle, de muchas más romerías plantas de mis pies lo saben. Licencia traigo de Dios para al buen conde soltarle. —Si traes licencia de Dios la del rey pa’ nada vale.— Mandó llamar al carcelero que aprisa traiga las llaves, y que traiga las cien luces para el alma acompañarle. El conde desque la vio procura luego abrazarla. —No pienses que vengo viva, que muerta vengo a soltarte; tres horas tienes de vida y una ya la empezaste; tres sillas tengo en el cielo, una es para ti sentarte; otra es para el buen rey, que de esto nos fue causante. Adiós, conde de mi vida, adiós conde de mi alma, adiós conde de mi vida, al cielo voy [a] aguardarte.

————— 9-10 (?), sic; -20b abrazarla, sic.

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ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO

22 El alma romera libera a su marido (á-e) VILLAPEDRE (conc. Navia. p. j. Luarca), dictada por Antonio G. Junceda, peón caminero. Recogida en agosto de 1910 para R. Menéndez Pidal. Manejamos original ms. de letra de mano desconocida (¿Vicente Trelles?) [AMP, Q/ 017]. 0783:02 [Cat.G.Ast., , 137/ 003].

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En la villa de Madrid, junto a los caños del agua, se criaba una doncella, de linda hermosura grande. El rey se enamoró de ella a su placer y donaire; ella se fuera a un convento por del buen rey apartarse. El rey le prendió al marido sólo por de ella vengarse; de los siete pa’ los ocho peregrina vio una tarde. —¿A dónde vas, peregrina. por mis palacios tan tarde? —De Santiago vengo, rey, de Santiago que os guarde, y las demás romerías mis plantas de pies lo saben. Licencia traigo del cielo para el buen conde soltarle. —Pues si la traes del cielo la mía muy poco vale.— —Avisen al carcelero que traiga aprisa las llaves, con cuatro hachas encendidas pa’ aquella alma [acompañarle. —Si piensas que vengo viva, muerta vengo a soltarte; tres horas tienes de vida, y una ya la encomenzaste; dos sillas tengo en el cielo, una es para ti sentarte; otra es para el buen rey por el favor que nos hace. Adiós, adiós, que me voy, que no puedo más hablarte, que la vida de este mundo no es sino un soplo de aire.

_______ 17a En el texto ms. otra es buen para el buen rey.

23 Madre que maldice a su hijo (é-o) VILLAPEDRE (conc. Navia. p. j. Luarca), dictada por Manuel García. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, en 1910. Original ms. de letra de R. Menéndez Pidal, escrito en papel timbrado con encabezamiento del mismo tipo que el de la versión de La infanta parida dictada por el mismo recitador (cf. supra, num. 5) [AMP, Q/ 033]. 0182:03 [Cat.G.Ast., , 143/ 003].

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ROMANCES BURLESCOS

351

En las calles de Madrid, junto al reino de Toledo, allí vivía una señora con tres hijos en el pueblo. Manda al uno, manda al otro, ninguno lo quiere hacer. —¡Venga el diablo que vos lleve, vos lleve para el infierno!— ’Inda no lo había dicho vio venir un caballero; el caballo era blanco el caballero era negro. —Dame tus hijos, vïuda, de los tres el más pequeño; si quieres que te lo lleve, quita lo que trae al cuello: un librito doradito y un santo Cristo en el medio.— Y estando en estas razones bajara un ángel del cielo: —Arreda de ahí, demonio, arreda para el infierno, que esta lma no es tuya, que es de mi manso cordero. Lo que digo a la vïuda: que en su lengua ponga un freno, que está Dios muy enojado del juramento que ha hecho.

24 El corregidor y la molinera (estróf.) VILLAPEDRE (conc. Navia. p. j. Luarca). “Otros varios lo sabían” (nota en letra de R. Menéndez Pidal). Fragmento recogido para R. Menéndez Pidal en agosto de 1910. Original ms. de letra de mano desconocida (¿Vicente Trelles?) [AMP, L/ 026]. 0218:01 [Cat.G.Ast., , 159/ 001].

02 04 06 08 10 12 14 16

En la flor de la frontera un molinero afamado, que ganaba su sustento en un molino alquilado. Era casado con una dama como una rosa; por ser tan viejo el regidor nuevo se prendó de ella. [. . . . . . . . . ] Por eso digo que sea de trigo plución bastante que lo muela esta noche, que es importante, bajo la multa de doce duros.

352 18

ROMANCES BURLESCOS

que con esto podemos dormir seguros. [. . . . . . . . . ]

25 La ventolera (á-a) VILLAPEDRE (conc. Navia. p. j. Luarca), dictada por M. García. Recogida por Ramón Menéndez Pidal, en 1910. Original ms. de letra de R. Menéndez Pidal, escrito en papel timbrado con el encabezamiento: “(Puerto de Vega) Villapedre.....de.....191..” 0871:04 [Cat.G.Ast., , 166/ 005].

02 04 06 08 10 12 14 16 18 20

Fuime por allí adelante en busca de mujer galana; allá en Cueto de Fraires la encontrara muy galana. Estreíme a preguntarle si era soltera o casada. —Solterina, no, señora, ni tampoco amancebada.— Agarréla por la mano, para mi casa la llevara; al entrar puertas adientro un grandísimo cuesco tirara; tiróme el pie del horno y a más la esquina de casa. You mandei barrer la casa a ver por qué moda le daba; tanto barría por delante, tanto por detrás deixaba. You mandei facer la cama a ver por qué moda le daba; la paya la tira en la corte, la manta na suya cama. You palpeila por arriba, ella no me dixo nada; you palpeila por abaxo, ¡válgame Dios, qué couces tiraba!; deume un couz’ en la barriga que me tirou na suya cama. You vestíla, you calceila, para misa la llevara; al entrar puertas adientro un grandísimo cuescu tirara; tiró el bonete al cura y el badallu a la campana. La gente que había dientro toda la remoliara. —¿Quién es esa puerca cochina que en el templo de Dios [se caga? —Es la mi muyer señor cura, que tien la huvera [quebrada. Diga misa señor cura, que yo pondré enmenda en mi casa.

————— 18b R. Menéndez Pidal anota: ‘remoliara’ = arremolinara.



ROMANCERO INFANTIL / RELIGIOSO

353

26 Don Gato (á-o) POLAVIEJA (conc. Navia. p. j. Luarca), dictada, posiblemente, por Justa G. Polavieja. Recogida para R. Menéndez Pidal, en agosto de 1910. Original ms. de letra de mano desconocida (¿Vicente Trelles?) [AMP, G/ 012]. 0144:04 [Cat.G.Ast., , 167/ 004].

02 04 06

Estaba un gato montés en silla de oro sentado, y le llegó la noticia de que iba a ser casado con una gata montesa que tenía mil ducados. El gato de la alegría cayó de la silla abajo; rompió las siete costillas, la mitad del espinazo. llamaron un sacerdote y también un cirujano, y también vino el notario, y se murió ab intestato.

————— 7b se escribió primero: y murió el pobre ab intestato (tachado).

27 Nochebuena (heptás. á-a) FLOR DE ACEBOS (parr. Pajares, conc. y p. j. Lena). Recogida por Ramón Menéndez Pidal, en 1910. Manejamos original ms. de letra de R. Menéndez Pidal [AMP, C/ 014]. 0710:06 [Cat.G.Ast., , 182/ 007].

02 04 06 08 10 12

Para Belén camina una niña ocupada, hermosa cuanto bella, y un viejo en su compaña. Llegaron a Belén, donde piden posada; respondieron de adentro: —¿Quién es ese que llama? —Es un pobre viejo y una niña ocupada. —Si traen dineron, que entren, y si no, no hay posada. —Dinero no traemos, si no es un real de plata. —Esa es poca moneda, váyase usté a otra casa.— San José se afligía, María le consolaba: —No te aflijas, José, no te aflijas por nada, ¿qué más consuelo quieres que el que va en mis entrañas?— Se fueron más alante pisando ricas plantas; se fueron a un portal donde no hay más que paja,

354 14 16 18 20 22

PLIEGOS DE CORDEL

y allí parió María un niño con su gracia. La mula lo comía, el buey se lo alendaba. —¡Maldita seas tú, mula, mas que tú nunca paras.— Se subieron al cielo a llevar la embajada; bajaron los pastores los de aquellas montañas; unos le traían huevos, otros manteca blanca; otros ricos pañales de la más fina lana, para envolver al niño Jesús, que tiritaba. —Tiritando está el niño, tírale esa zamarra, y abrígale con ella mas que a mí me haga falta.

————— Variantes: 8a e. e. p. dinero (tachado); -15a l. m. le c.; -15b e. b. s. lo arimaba (sic); -18b l. d. a comarca; -21b d. l. m. f. holanda.

28 Rosaura la del guante (é-o + ó-o) BALLOTA (conc. Cudillero, p. j. Grado, ant. Pravia), dictado por una anciana de 84 años. Fragmento recogido por Ramón Menéndez Pidal, en 1910. Manejamos original ms. de letra de R. Menéndez Pidal. 5002:01 [Cat.G.Ast., , 227/ 002].

02

Olvidar van las memorias y a divertir pensamientos; salí, pues, una mañana cuando abril de flores lleno consuela con sus fragancias los valles, montes y cerros [. . . . . . . . . . .] [. . . . . . . . . . .]

————— Según nota de R. Menéndez Pidal, “el romance se cantaba en la danza prima”. El colector recogió sólo el incipit.

29 Rosaura la del guante (é-o + ó-o) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena). Fragmento recogido por Ramón Menéndez Pidal, en 1910. Manejamos original ms. de letra de R. Menéndez Pidal. 5002:02 [Cat.G.Ast., , 227/ 001].

02

Olvidar van las memorias y divertir pensamientos; a dar prencipio a mis ansias y esto es verdad, si lo acierto.



PLIEGOS DE CORDEL

Salí, pues, una mañana [. . . . . . . . . . .]

355

cuando abril de flores lleno [. . . . . . . . . . .]

————— Según nota de R. Menéndez Pidal, “el romance correspondía al cantar de mujeres en la danza prima”. El colector recogió sólo el incipit.

30 Doña Juana de Acevedo (é-o) CASOMERA (conc. Aller, p. j. Lena). Fragmento recogido por Ramón Menéndez Pidal, en 1910. Manejamos original ms. de letra de R. Menéndez Pidal. [Cat.G.Ast., , 228/ 001].

02

Hombres que andáis por el mundo por cumplir vuestros [deseos, andáis tierras sin saber lo que hay de un reino a otro reino [. . . . . . . . . . .] [. . . . . . . . . . .]

————— Según nota de R. Menéndez Pidal, “el romance correspondía al cantar de hombres en la danza prima”. El colector recogió sólo el incipit. [Una versión completa de CASOMERA, recogida c. 1950, fue publicada por L. Rodríguez Castellano, “A propósito de unos romances de danza prima”, B.I.D.E.A., V (1951), pp. 335-338].

TERCERA PARTE

ÍNDICES. INVENTARIO DE COLECCIONES. BIBLIOGRAFÍA

A ÍNDICES DEL ROMANCERO ASTURIANO DE J. MENÉNDEZ PIDAL (COLECCIÓN DE 1885 Y NUEVO ROMANCERO, 1886-1910)

1. ÍNDICE TEMÁTICO

I. Romancero tradicional A. Romances de contexto histórico nacional [1] Penitencia del rey don Rodrigo (í-a): I-II; 1-2 [2] Entierro de Fernandarias (á-o): Cont. en LVIII [3] Muerte del Maestre de Santiago (á-o): XII [4] Merienda del moro Zaide (á-o): 3-5 [5] Muerte del príncipe don Juan (á-a): 6-11 B. Romances de referente carolingio y caballeresco [6] Gaiferos y Galván (á): XXI; 12 [7] Aliarda (á-o): VIII [8] Valdovinos sorprendido en la caza (á): Cont. en XXV [9] El conde Claros en hábito de fraile (á): VI-VII; 13-16; Ad. 1-2 [10] El conde Grifos Lombardo (á-o): IX-X; 17-19; Ad. 3 [11] El caballero burlado (í-a): XXXIV; 20; Cont. en XXXVIII; [Ad. 4 [12] La infantina (í-a): Cont. en 20 [13] El conde Niño (á): XXV-XXVI; 21; Cont. en 6, 66

[14] Gerineldo (í-o): III-V; 22-23 [15] El conde Alarcos (í-a): XLVIII [16] La calumnia de la reina (á-a): XLIX [17] La infanta parida (á-a): XLIIIXLIV; 24-37; Ad. 5 [18] El veneno de Moriana (í-o): XXXVII C. Romances sobre la estructura familiar y social C.1 La conquista amorosa: cortejo, seducción, rapto [19] La bastarda y el segador (á-a): 38; Ad. 6 [20] La doncella guerrera (ó+á): L; 39 [21] La Gallarda (í-a): LI-LIII; 4042; Ad. 7-8 [22] La mártir de su honra (í-a): 4346 [23] Una fatal ocasión (í-a): XXXVIII-XLI; 47-52; Cont. en XLII, 44-46 [24] Santa Iria (hexas. í-a): 53 [25] Santa Iria (heptas. í-a): 54 [26] Santa Iria (octos. í-a): 55-57 [27] Ricofranco (é): Apend., X [28] Ay, un galán de esta villa (paral. í-a/á-a): XXX; 58

362

ÍNDICES

[29] La dama y el pastor (estróf.): 59-61

[47] La esposa de don García (í-a): XXVII; 94-96

[30] Hilo de oro (é): Apend., IV; 6263

[48] La mala suegra (á): XXXVXXXVI; 97-105

[31] Nos casarán nuestros padres (á): 64-65

[49] La noble porquera (í-a): 106

C.2 Amor fiel, amores desgraciados, amores contrariados [32] La princesa peregrina (á): 66 [33] La amante del príncipe, maldecida (á-a): Cont. en 6 [34] Novia abandonada del conde de Alba (í-a): XIII; 67; Ad. 9 [35] El quintado (é-a): Cont. en LXXIII, 68-69 [36] La aparición de la enamorada (í): LXXIII; 68-70

[50] Casada de lejas tierras (hexas. estróf.): 107-108 C.4 La familia reconstituida [51] La condesita (á): 109-110; unido a V [52] La vuelta del marido (é-a): XXXI-XXXII; 111-114 [53] La vuelta del marido (é): Apend., V; 115 [54] La muerte ocultada (ía): XLVIXLVII; 116-118

[37] ¿Dónde vas, Alfonso XII? (í): Apend., VII

[55] Flores y Blancaflor (Hermanas reina y cautiva) (í-a): XIX-XX; 119-122; Ad. 13

[38] Ay, pobre Xuana (paral. í-o / á-o): LXXVIII

[56] La hermana cautiva (hexas. í-a): XV-XVI; 123-124; Ad. 14-15

[39] Llanto del pastor enamorado (á-o): LVIII

[57] Las tres hermanas cautivas (hexas. í-a): 125-125bis.

[40] No me entierren en sagrado (áo): Cont. en LVIII; 197 C.3 Rupturas familiares: Desamor; Adulterio; Incesto; La mala suegra [41] Me casó mi madre (hexas. í-a): Apend., VI; 71-72 [42] Albaniña (ó): XXXIII; 73-75 [43] Tamar (á): 76-78 [44] Silvana (í-a): 79-82; Ad. 10 [45] Delgadina (á-a): LXXVI; 83-89; Ad. 11

LXXIV-

[46] Blancaflor y Filomena (é-a): XXIII-XXIV; 88-93; Ad. 12; Cont. en 104, 121

D. Milagros; Devoción religiosa [58] La Virgen romera (é-a): LXIVLXV; 126-129 [59] La flor del agua (á-a): LXXLXXII; 130-137; Ad. 16 [60] La devota de la Virgen en el yermo (í-a): LXVIII-LXIX; 138145 [61] La cabrera devota elevada al cielo (á-a): LXVII; 146 [62] El cura sacrílego (ó): 147-149 [63] Marinero al agua (á-a): LXXVII; 150-151; Ad. 17 [64] Santa Catalina (á-a): Apend., II; 152-153



363

ÍNDICE TEMÁTICO

II. ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO A. Cautivos y renegados

[81] Los presagios del labrador (é-a): 165-170 [82] La infanticida (é-a): LIX; 171175

[65] Los cautivos Melchor y Laurencia (é-a): XVIII [66] Morisca cautivada, (á-a): XXVIII-XXIX

C. Adulterio

mártir

D. Aventuras; Sucesos trágicos y portentosos

[67] La renegada de Valladolid (á-a): 154

[83] El mozo arriero y los siete ladrones (é-o): XIV; 176; Ad. 18

[68] Fugitiva con un moro que se niega a renegar (á-a): XXII

[84] La hermana avarienta (í-a): LXXXIV; 177-179

[69] El renegado vuelto a la fe por sus hijos (é-o): XVII

[85] Vengadora en traje de varón: Doña Antonia de Lisboa (ó-a): LX [86] El ventero asesino y el labrador (é-o): 180

B. La conquista amorosa; Amores contrariados; Amores desgraciados

[87] La mayor confusión: Hija, mujer y hermana (á-a): LXIII

[70] La Rueda de la Fortuna (é-a): Cont. en 165-169 [71] Toros y cañas (á-a): LV, LVII [72] El paje Diego (á-o): LIV

E. Aparecidos; Milagros; Intrigas del diablo [88] El galán y la calavera (é-a): 181; Ad. 19

(í-a):

[89] El difunto penitente (é-a): LXXIX; 182; Ad. 20

[74] La criada calumniada por amor (á-a): 155

[90] Alma en pena peregrina a Santiago (í-a): LXVI; 183-184

[75] Diego León (á-a): LVI

[91] El alma romera libera a su marido (á-e): XI; Ad. 21-22

[73] Soldados XLII

forzadores

[76] La difunta pleiteada (í-a): LXI; 156-158 [77] La monja por fuerza (é-o): Apend., I; 159-160 [78] Muerte del galán (á, cabo roto): Apend., III; 161-162 [79] Madre, Francisco no viene (áa): 163 [80] Celos y honra (á-a): LXII; 164

[92] Cristo testigo (é-o): 185 [93] El soldado y la monja (á-a): 186-187 [94] El zapato de Cristo (é-o): LXXXI [95] El contrato del diablo (á-o): LXXXV [96] Madre que maldice a su hijo (é-o): 188-189; Ad. 23

364

ÍNDICES

[97] El cordón del diablo (é-a): LXXX [98] La mala hija que amamanta al diablo (é-o): LXXXVI [99] Labrador disipado atraido por el diablo (é-o): 190 III. ROMANCERO BURLESCO E INFANTIL [100] Pregunté si había cena (ó): 191 [101] El corregidor y la molinera (estróf.): Ad. 24 [102] La zorra y el gallo (á-o): XCVII-XCVIII, 192 [103] El ganado perdido (á-o): 193 [104] El ganado perdido y bien empleado (á-o): 194 [105] La ventolera (á-a): 195-197; Ad. 25 [106] Don Gato (á-o): 198-200; Ad. 26 [107] Estando una pastora (í-o): 201 [108] Mambrú (á): 202 [109] La niña discreta (estróf.): 203-204 [110] ¡Qué hermoso pelo tiene (á): 205 [111] Las hijas del merino (estróf.): 206 IV. ROMANCERO RELIGIOSO A. Nacimiento e infancia de Cristo [112] La galera de la Virgen: XCIIXCIII [113] Pobreza de la Virgen recién parida (í-a): LXXXVIII; 207208; Cont. en 209

[114] Nochebuena (heptas. á-a): 209-213; Ad. 27 [115] Nochebuena (estróf.): Cont. en 216 [116] La Sagrada Familia hospedada generosamente (á-a): LXXXIX; 214-216 [117] El castillo de la Virgen (í-a): XCVI; 217-224 [118] La Virgen anuncia al Niño su pasión y gloria (ó): XCIV; 225229; Cont. en 223 [119] Dolor de la Virgen en el portal de Belén (é-a): 230; Cont. en 246, 258 [120] La Virgen y el ciego (é): XC; 231-236; Cont. en 258 [121] Milagro del trigo (estróf.): 237 [122] Madre, a la puerta hay un niño (estróf.): 238-239 B. Pasión [123] Por las almenas del cielo (Las almenas de Toro, a lo divino) (éa): 240-243; Cont. en 244 [124] Cómo no cantáis, la bella, a lo divino (é-a): XCV; 244-247; Cont. en 240-243, 258 [125] La cuarentena de Cristo (Emplazamiento de Fernando IV, a lo divino) (é-a): Cont. en 245, 247, 258 [126] El rastro divino (á-o): CXIV; 248-250 [127] Las nuevas de la Crucifixión llegan a la Virgen (á): Cont. en XCII-XCIII [128] La Virgen vestida de colorado (á-o): 251; Cont. en 258 [129] El discípulo amado (Muerte de don Alonso de Aguilar, a lo divino (á-a): XCI; 252



ÍNDICE TEMÁTICO

[130] Jesucristo va de ronda (ó-e): 253-254 [131] Entierro de Fernandarias, a lo divino (á-o): 255 [132] Cristo niño se ofrece en el sacrificio de la misa (á): 256

365

[140] La toca de la Virgen y el alma pecadora (é-o): LXXXII; 263264 [141] La buena pesca (á-a): 265 V. ROMANCES DIALECTALES

[133] El monumento de Cristo (á-o): Cont. en 247, 254-255

[142] La saya de Olaya (á-a): 266

[134] Cristo anuncia desde la cruz su Resurrección (á): XCII-XCIII

[143] Un aldeano en el templo (é-o): 267-268

[135] En el monte murió Cristo (é-o): 257 C. Cristo y la Virgen en el mundo [136] El labrador caritativo (í-a): 260 [137] Cristo peregrino y el matrimonio caritativo (é-o): LXXXIII [138] Cristo pide la libertad de un preso (á-o): 261 [139] El ateo (í-a): 262

VI. ROMANCES DE PLIEGO [144] Rosaura la del guante (é-o + ó-o): Ad. 28-29 [145] Doña Juana de Acevedo (é-o): Ad. 30 COMPOSICIONES NO TRADICIONALES [146] El Cueto Lloro (ó-e): XLV [147] La muerte del impío (ó): LXXXVIII

2. CLAVE DE CÓDIGOS NUMÉRICOS (IGRH) 0005 Silvana

0100 El caballero burlado

0006 Muerte del príncipe don Juan

0102 Toros y cañas

0020 Penitencia Rodrigo

0104 La flor del agua

del

rey

don

0110 La condesita

0023 Gerineldo

0113 La vuelta del marido

0032.1 Por las almenas del cielo (Las almenas de Toro, a lo divino)

0115 Muerte del galán

0034 Entierro de Fernandarias 0034.1 Entierro de Fernandarias, a lo divino 0034.2 La Virgen vestida de colorado 0034.3 El monumento de Cristo 0042.1 El rastro divino 0043.1 La cuarentena de Cristo (Emplazamiento de Fernando IV, a lo divino) 0046 Muerte Santiago

del

maestre

de

0049 El conde Niño

0118 El conde Grifos Lombardo 0126 Santa Catalina 0130 El galán y la calavera 0132 La Rueda de la Fortuna 0133 Ricofranco 0134 El mozo arriero y los siete bandidos 0136 Flores y Blancaflor (Hermanas reina y cautiva) 0137 Las tres hermanas cautivas 0140 Tamar 0144 Don Gato

0056 Merienda del moro Zaide

0147 Celos y honra

0064.1 El discípulo amado (Muerte de don Alonso de Aguilar, a lo divino)

0149 Aliarda

0148 La noble porquera 0153 La mala suegra

0075 Delgadina

0156 Casada de lejas tierras

0080 La muerte ocultada 0083 El cura sacrílego

0159 El conde Claros en hábito de fraile

0084 El cordón del diablo

0161 La bastarda y el segador

0087 Gaiferos y Galván

0163 Diego León

0096 La infanticida

0164 La infantina

0098.1 ¿Cómo no cantáis, la bella?, a lo divino

0168 La aparición de la enamorada 0168.1 ¿Dónde vas, Alfonso XII?

368

ÍNDICES

0169 La hermana cautiva 0170 Los soldados forzadores 0172 El veneno de Moriana 0173 Santa Iria 0176 El quintado 0178 Mambrú 0179 Madre, a la puerta hay un niño 0180 Marinero al agua 0182 Madre que maldice a su hijo 0183 La esposa de don García 0184 Blancaflor y Filomena 0185 El labrador caritativo 0186 Nos casarán nuestros padres 0191 La dama y el pastor 0192 La Virgen romera 0193 Madre, Francisco no viene 0196 Morisca cautiva mártir 0200 La Gallarda 0204 La niña discreta 0209 El difunto penitente 0212 La devota de la Virgen en el yermo 0214 La cabrera devota elevada al cielo 0217 La difunta pleiteada 0218 El corregidor y la molinera (estróf.) 0221 Me casó mi madre 0225 La monja por fuerza 0226 La Virgen y el ciego 0231 La doncella guerrera 0232 Una fatal ocasión 0237 La Virgen anuncia al niño su Pasión y Gloria 0245 La criada calumniada por amor 0248 Cristo testigo 0274 Llanto del pastor enamorado 0308.1 El castillo de la Virgen (Rosa-florida, a lo divino)

0322 El zapato de Cristo 0360 La mala hija que amamanta al diablo 0372 Los cautivos Melchor y Laurencia 0374 La hermana avarienta 0392 ¡Ay, pobre Xuana! 0404 Las nuevas de la Crucifixión llegan a la Virgen 0406 ¡Ay, un galán de esta villa! 0409 Vengadora en traje de varón; Doña Antonia de Lisboa 0410 La renegada de Valladolid 0422 Fugitiva con un moro que se niega a renegar 0435 La galera de la Virgen (Infante Arnaldos, a lo divino) 0445 El soldado y la monja 0446 La calumnia de la reina 0447 Cristo niño se ofrece en el sacrificio de la misa 0456 La mártir de su honra 0469 La infanta parida 0481 Cristo pide la libertad de un preso 0503 El conde Alarcos 0508 Novia abandonada del conde de Alba 0512 Milagro del trigo 0525 La sagrada familia hospedada generosamente 0529 Hija, mujer y hermana (La mayor confusión) 0565 Estando una pastora 0598.1 La cuarentena de Cristo 0612 Pregunté si había cena 0644 Dolor de la Virgen en el portal de Belén 0664 En el monte murió Cristo



CLAVE DE CÓDIGOS NUMÉRICOS

0685 La toca de la Virgen y el alma pecadora 0696 ¡Qué hermoso pelo tiene! 0710 Nochebuena 0720 La princesa peregrina 0727 Jesucristo va de ronda 0739 El renegado vuelto a la fe por sus hijos 0767 El ventero asesino y el labrador 0781 El paje Diego 0783 El alma romera libera a su marido 0796 Valdovinos sorprendido en la caza 0797 Alma en pena peregrina a Santiago

369

0800 El ganado perdido 0800.1 El ganado perdido y bien empleado 0808 El ateo 0812 Pobreza de la Virgen recién parida 0818 Los presagios del labrador 0826 Las hijas del merino 0871 La ventolera 0912 El contrato del diablo 2680 La buena pesca 2805 La saya de Olaya 3001 La zorra y el gallo 5002 Rosaura la del guante 5013 Labrador disipado, atraido por el diablo 5025 Un aldeano en el templo

3. ÍNDICE GEOGRÁFICO Y DE RECITADORES BOAL

ALLANDE Santa Eulalia

Armal

Concha, criada: 7, 14, 150

Concepción Bousoño (26 a.): LVI, 171

ALLER Casomera

1

Juan Bautista Bousoño (16 a.): XCI, XCIII, 97 Boal

María Carballo: 41, 85, 100, 177, 209, 216, 225, 261

José García Méndez (30 a.): IV, IX, XXX (fact.), 25, 187

Adelaida García: 102

Socorro Villamil: 1

Cesárea González: 9, 40, 96, 209, 216, 239

Anón: 38, 139, 238

Rosaura González (65 a.): 2, 66, 131

Carmen Arias (69 a.): LIX, XCVII

Lucinda Lobo: 49, 55, 155

2

Miñagón María Méndez, “Farruca”: 130

Elena Nespral: 10, 101, 244, 255 Anón: Ad. 29-30 Llanos Ramona Fernández (65 a.): 29, 72, 172 s. l. Teresa Montes (56 a.): XXX (fact.) AMIEVA Carbes Josefa Cayarga: 105, 129, 252, 254 AVILÉS s. l. Diego Malgor y Bango: XXX (fact.)

1 En la lista de J. Menéndez Pidal, Concepción Bausoño (sic), figura como natural de Prelo. 2 José García Méndez y Juventina (o Joventina) García Méndez fueron, además de unos de los mejores informantes, colaboradores en la recolección para Bernardo Acevedo y, posiblemente, también de forma directa para Juan Menéndez Pidal. En la lista de éste, ambos figuran como naturales de Figueiredo, entidad de población que no aparece en el concejo de Boal en ninguno de los índices geográficos de Asturias que hemos manejado. Posiblemente se trata de la denominación local de un barrio o anejo de Serandinas, aunque no hemos podido verificarlo. En cualquier caso, los originales de Acevedo atribuyen las versiones de Juventina García a Serandinas.

372

ÍNDICES

Josefa Rodríguez (68 a.): XXV, XC

3

Dolores González: 18, 27 Engracia González: 140, 166, 185 Dolores Gudín y Prada (9 a.): LII Anón: 46 Jarrio (La versión 18, de Dolores González, se localiza en Jarrio, pero creemos que es la misma informante que en otro texto se da como natural de El Espín). Villacondide

CANGAS DE ONIS

Manuela Fernández (65 a.): II, XXVI(?), XXX (fact.), LXXII, LXXVI, 26, 164 s. l. Anón: 45

Prelo Ceferino Álvarez (40 a.): XXIV, LIII, 88 Serandinas Juventina García Méndez (17 a.): XXVI(?). LVII, 6, 13, 24, 44, 89, 94, 111, 119, 138, 182, 186, 192, 193, 194 Laura Méndez: 112 Una mujer: 17 Anón: 165

Cangas de Onís Cesarea García (19 a.): XLVIII Manuela González Bernardo (90 a.): XXXVIII(?) [fact.] Rita Pérez (58 a.): XXX (fact.) Emilia Tolivia (22 a.): LV Villaverde Teresa Alonso (18 a.): XII, XVIII CASO Campo de Caso Anón: 92, 143, 144 Veneros María Muñíz: 60 Irene Simón Posada: 8, 61, 69, 74, 80, 86, 106, 126, 133, 142, 188, 197, 258 COAÑA XIV,

Esperanza Alonso y Barcia (27 a.): 21, 47, 83

3

Cf. supra, nota 2.

Gobiendes Ramona Caravia (70 a.): 156, 219 Antonia Caveda (60 a.): XXX (fact.) Anón: 160 Loroñe Benigna Iglesias, “La Payeta” (35 a.): 34, 134, 145 (?) Ramona Manín (80 a.): 167, 180, 212 Lué Bernarda Montoto, “La Llata” (70 a.): 154, 220, 234, 246, 250 s. l. Anón: 62, 115, 135 CUDILLERO

El Espín Emilia Acevedo Huelves: LXXXIX, XCII, 123

COLUNGA

Ballota Anón. (una anciana de 84 años): Ad. 28 DEGAÑA Cerredo Anón.: Ad. 4



ÍNDICE GEOGRÁFICO Y DE RECITADORES

GRADO Llamas Ramona Fojaco (46 a.): XXX (fact.), XLIII Santianes de Molenes Aurelia Alvarez (9 a.): XCVI María Alvarez (62 a.): IX, XXXI, XXXIII, LXXXV Maximino Álvarez Fojaco (11 a.): LVIII Juana Bernaldo (60 a.): III, XXI, XLIV, LXIV, LXXXIV José Fernández Santos (40 a.): V Teresa Fernández, “La Cana” (80 a.): VIII, XIII, XV, XIX, XXII, XXXVIII(?), XLVII, LI, LIV, LXI, LXII, LXX, LXXIV, LXXVIII, LXXXVI LAVIANA La Piniella Ventura García (65 a.): XXXV, LX Manuel Sánchez (76 a.): LXXXII La Pola de Laviana Policarpa Carcedo, ”La Carpia” (60 a.): XVII, XXVIII, LXIII María Cofiño (51 a.): XL, LXV Teresa Hevia, “La Merina” (68 a.): XXXV, LXXIII, LXXVII Sierra María García (44 a.): XXIII, LXIX, LXXXIX s. l. (posiblemente, La Pola) Inocencia García Ciaño: XXXIX Eladio García Jove: XCV María Luisa Menéndez Valdés: XLI Anón: 70, 152, 170, 175, 240

373

Pajares Manuel Álvarez (60 a): XXX (fact.) María Antonia: 84 Celestina: 53 María Cifuentes (80 a.): 43 Rosaura: 28, 42, 73, 84, 113, 260 Anón: 99 Villar Anón: Ad. 12, 17 LUARCA Cerezal Encarnación Suárez y Suárez (24 o 29 a.): VI, X, XXX (fact.), LXXX Luarca Rosario Fernández Gamoneda (32 a.): XI LLANES Llanes Anón: 23 (?), 265 Pría Rosa de la Villa Díaz (43 a.): XXX (fact.), 247 MIERES Collanzo Laura Baizán: Ad. 16 Mieres Amalia Díez: 107, 124, 147, 203, 232 Robustiano Palacio (35 a.): XXX (fact.) NAVIA Navia

LENA Flor de Acebos Anón: Ad. 27

Rafaela Campoamor: XXVII Joaquina Ochoa (61 a.): LXXXI Polavieja

374

ÍNDICES

Justa G. Polavieja: Ad. 11, 14, 26 Villapedre Benigna García: Ad. 3 Manuel García: Ad. 5-6, 8, 21, 23, 25 Antonio G. Junceda (peón caminero): Ad. 1, 18, 22 Anón: Ad. 15, 24 OVIEDO Manjoya (parr.) Rosaura Tuñón (60 a.): VII Oviedo Julia Fernández (15 a.): 76 Paula Fernández, costurera (58 a.): XVI Anón: I, XCVIII San Julián de los Prados Teresa Alvarez (70 a.): XXX (fact.), LXVI, LXXXVIII PARRES Aballe Joaquina Fernández: XXXIV, XLII, LXVIII Castiello Manuela de Junco y Tomás (83 a.): 114 Margolles (parr.) Emilia Pérez (23 a.): 68 La Roza de Parres Carmen de Diego, molinera (50 a.): XXIX, XXXVIII (?) [fact.] San Pedro de Villanueva (parr.) Adosinda Pedraces de Viego (15 a.): 179 Sobrepiedra Teresa Covián (53 a.): 20, 168 PILOÑA Infiesto María Muñíz: 16

PROAZA Proaza Salomé: Ad. 7, 9-10, 13, 19-20 RIBADESELLA Alea Anón: 122 Bones Norberta Ribaya: 19 Camango Rosario Collera: 77 María Frade: 51 Linares Luciano Peón (12 a.): 215 Victoria Suárez (73 a.): 117, 121 Anón: 221, 264 Llovio Delfina García Sánchez (joven): 157 Josefa, “La LXXXIII

Caloñera”

(64

a.):

Peme (Santianes del Agua) Enriqueta Sierra: LXXI, 50 Ribadesella Gregoria Caldevilla: 36, 136 Virginia Huergo: 128 Ramón Molleda: 81 Constanza Otero: 35 María de Paz: 125 Una muchacha: 125bis Anón: 4, 5, 137, 213, 223, 224, 228, 229, 230, 235, 236 Santianes del Agua Laura Llano: 15 Ramona Otero Caldueño: 116 Solleres (parr. Linares) María Suárez González (84 a.): 169, 183, 222



ÍNDICE GEOGRÁFICO Y DE RECITADORES

Toriello

375

TEVERGA

Saldanio Blanco: 22 s. l.

San Martín Teresa Rodríguez: Ad. 2

“Una ciudadana”: 82 VEGADEO

Anón: 37, 118 (?), 149 SAN MARTIN DEL REY AURELIO

Vegadeo Anón: 54 VILLAVICIOSA

Blimea “Una hermana de Teresa Fernández Cocañín” (de Carrocera): 39 Anón: 31, 79, 104, 141, 242 El Carbonero Anón: 108, 241 Carrocera Teresa Fernández Cocañín (80 a.): 11, 217 Anón: 58, 132, 190, 233 El Entrego María de Pedro: 87, 90, 103, 148, 151, 173, 178, 204, 211 San Andrés de Linares (parr.) Anón: 32, 56, 91 Sorriego Nazarena Estrada (22 a.): 30, 48, 59, 226, 263 SANTA EULALIA DE OSCOS Santa Eulalia de Oscos Anón: 110, 120, 231 SIERO Aveno Florentina Llorián: 3, 214, 253, 256, 257 Pola de Siero Leandra Berdasquera: 248 Ramona García: 227, 245, 251 Juana Rodríguez: 210 Anón: 174, 237, 262

San Juan de Amandi María Fernández Garrido (21 a.): 75, 127, 218, 249 Tazones (parr.) Bárbara Valle (17 a.): XXIII, XXXII Villaviciosa Juana Campbert, “Xuanona del Alemán” (66 a.): XXX (fact.), XXXVI, LXVIII Juana Sánchez, “Xuana la Molinera” (70 a.): XX, XXXVII, XLVI, XLIX, LXXV Anón: 63, 71, 161 S. l. Paula Canto de Ciaño: XCIV “La señora de Ceferino Mata”: 159, 191 ASTURIAS, s. l. Colunga (?) Anón: 259 Lena (?) Anón: 196 Ribadesella (?) Anón: 158 Occidente (concejos de Boal, Coaña o, más improbablemente, Luarca o Navia) Anón: 64, 93, 95, 98, 109, 163, 176, 195, 206 Oriente Anón: 153, 200, 201, 202

376

ÍNDICES

Sin datos localizadores Anón: Apend., I-X; 12, 23, 33, 52, 65, 162, 184, 189, 198, 243 LEÓN Curueña Josefa Fernández (48 a.): 57, 181

Aurelia Flórez y Quiñones (45 a.): 67 Josefa González (70 a.): 78 Mallo de Luna Josefa Morán y Ordóñez (23 a.): 146

4. Índice de colectores y editores Acevedo y Huelves, Bernardo: II (c. 1880), IV, VI (1884), IX, X, XIV, XXIV (1884), XXV, XXVI (1884), XXVII, LII (1883), LIII (1884), LVI, LVII, LIX, LXXII, LXXVI, LXXIX, LXXX, LXXXI, XC, XCI, XCII, XCIII, XCVII, 1 (1884), 6 (1889), 13 (1889), 18 (1884), 21 (1884), 24 (1889), 25 (c. 1884), 26 (1884), 27 (1884), 38 (1885), 44 (1889), 46 (a. 1910), 47 (1884), 64 (a. 1910), 76 (1900), 83 (1884), 88 (c. 1884), 89 (1889), 94 (ed. 1892), 105 (1892), 109 (a. 1910), 111 (1889), 112 (ed. 1892), 119 (1889), 123 (1884), 129 (1892), 130 (ed. 1892), 138 (1889), 139 (c. 1885), 140 (a. 1910), 163 (a. 1910), 164 (1884), 165 (c. 1885), 166 (a. 1910), 176 (c. 1900), 182 (1889), 185 (1910), 186 (1889), 187 (?) [1885], 192 (1889), 193 (1889), 194 (1889), 195 (a. 1909), 198 (a. 1885); 199 (1889), 206 (a. 1910), 238 (a. 1910), 252 (1890), 254 (1890). Cf.: XLIII, XLIV, 3 (c. 1892), 17 (c. 1885), 174 (1892), 207 (1892); 210 (1892), 214 (c. 1892), 227 (c. 1892), 237 (1892), 245 (1892), 248 (1892), 251 (1892), 252 (1890), 253 (c. 1892), 254 (1890), (256 (c. 1892), 257 (c. 1892), 262 (1892). Amador de los Ríos, José: XI (a. 1861), XII (1861-65), XVIII

(1861-65), XXIX (a. 1861), XXXIV (1861-65), XLII (186165), XLVIII (1861-65), LV (186165), LXVII (1861-65). Cf.: XX (ed. 1870), XLIV. Bousoño, Juan Bautista: 97 (1884), 171 (1884). Cf. XCI, XCIII. Canella Secades, Fermín: I, VII, XVI (ed.), XXV (ed.), XXX (ed.). XXXIII (ed.), XLIV (ed.), LXVI (?), LXXXVIII (?), XCVIII; 23, 265. Ciaño, María: XX (?), XXIII (?), XXXII (?), XXXVI (?), XXXVII (?), XLVI (?), XLIX, LXVIII (?), LXXV (?), XCIV. Cotarelo, Emilio: 54 (c. 1900). Fernández, José: 38 (?) [1885]. Frade, Silvestre: LXXI, LXXXIII; 15 (1884), 19 (1885), 22 (1885), 35 (1884), 36 (1884), 37 (1884), 50 (1884), 51 (1884), 77 (1885), 81 (1885), 82 (1884), 116 (1884), 128 (1884), 136 (1884), 149 (c. 1885), 157 (1885). García Jove, Eladio: XL (?), LX (?), LXIII (?), LXV (?), LXIX (?), LXXIII (?), LXXVII (?), LXXXII (?), LXXXIX (?), XCV; 70 (?) [a. 1885], 152 (?) [a. 1885], 170 (?) [a. 1885], 175 (?) [a. 1885], 240

378

ÍNDICES

(?) [a. 1885]. García Méndez, José: IV, IX, XXVI, LVII, LXXIII, LXXVI, XCI, XCIII, 17 (c. 1885), 25 (c. 1884), 165 (c. 1885), 187 (c. 1885). Cf.: LIII Goyri, María: 7 (ed. 1904) Cf.: Ap., VIII, 45, 46 (1910), 75 (c. 1900), 127 (a. 1900), 140 (1910), 185 (1910), 218 (a. 1910). Laverde, Gumersindo: LXXXVII.

XLV,

Manrique de Lara, Manuel: Cf. 147 (1902). Martínez, Antonio: 65 (a. 1910), 162 (a. 1909). Menéndez Pelayo, Marcelino (ed. 1900): I a XIII, XV-XVI, XIX a XXI, XXIII a XXVII, XXX a XLIV, XLVI a LIII, LVIII, LXI, LXIV-LXV, LXVIII, LXX a LXXVIII, XC, 34, 57, 95, 112, 135, 145, 181, 234, 260. Menéndez Pidal, Juan. (Col. 18811884): III, V, VIII, IX, XIII, XV, XIX, XXI, XXII, XXXI, XXXIII, XXXVIII, XLIII, XLIV, XLVII, LI, LIV, LVIII, LXI, LXII, LXIV, LXX, LXXIV, LXXVIII, LXXIV, LXXXV, LXXXVI, XCVI, Ap. V, VIII, IX. (Col. 1886-1909): 2 (1909), 8 (1909), 10 (1909), 11 (1909), 20 (1902), 29 (1909), 30 (1909), 31 (1909), 32 (1909), 33 (a. 1900), 39 (1909), 40 (1909), 41 (1909), 43 (c. 1900), 48 (1909), 49 (1909), 53 (c. 1900), 54 (c. 1900), 55 (1909), 56 (1909), 57 (1889), 58 (1909), 59 (1909), 60 (1909), 61 (1909), 66 (1909), 67 (1889), 68

(1902), 69 (1909), 72 (1909), 74 (1909), 78 (1889), 79 (1909), 80 (1909), 85 (1909), 86 (1909), 87 (1909), 90 (1909), 91 (1909), 92 (1909), 96 (1909), 99 (a. 1900), 100 (1909), 101 (1909), 102 (1909), 103 (1909), 104 (1909), 106 (1909), 108 (1909), 114 (c. 1902), 117 (1902), 118 (c. 1902), 121 (1902), 125 (c. 1900), 126 (1909), 127 (a. 1900), 131 (1909), 132 (1909), 133 (1909), 141 (1909), 142 (1909), 143 (1909), 144 (1909), 146 (c. 1902), 148 (1909), 151 (1909), 155 (1909), 158 (c. 1902), 159 (a. 1902), 168 (1902), 169 (1902), 172 (1909), 173 (1909), 177 (1909), 178 (1909), 179 (1902), 181 (1889), 183 (1902), 188 (1909), 190 (1909), 191 (a. 1902), 196 (a. 1900), 197 (1909), 204 (1909), 209 (1909), 211 (1909), 215 (1902), 216 (1909), 217 (1909), 218 (a. 1900), 222 (1902), 225 (1909), 226 (1909), 233 (1909), 239 (1909), 241 (1909), 242 (1909), 244 (1909), 247 (a. 1886), 249 (a. 1900), 255 (1909), 258 (1909), 260 (a. 1900), 261 (1909), 263 (1909). Cf.: 12 (a. 1889), 93 (a. 1900), 95 (a. 1900), 98 (a.1900),184, 187 (c. 1885), 189, 208 (a. 1900), 228 (a. 1900), 243, 259 Menéndez Pidal, Ramón: 2 (1909), 7 (1902), 8 (1909), 9 (1909), 10 (1909), 11 (1909), 13 (1909), 16 (1909), 28 (c. 1902), 30 (1909), 31 (1909), 32 (1909), 39 (1909), 40 (1909), 41 (1909), 42 (1902), 48 (1909), 49 (1909), 55 (1909), 56 (1909), 58 (1909), 59 (1909), 60 (1909), 61 (1909), 69 (1909), 73 (c. 1902), 74 (1909), 79 (1909), 80 (1909), 84 (c. 1902), 85 (1909), 86 (1909), 87 (1909),



ÍNDICE DE COLECTORES Y EDITORES

379

90 (1909), 91 (1909), 92 (1909), 96 (1909), 100 (1909), 101 (1909), 102 (1909), 103 (1909), 104 (1909), 106 (1909), 107 (c. 1902),108 (1909), 110 (c. 1902), 113 (c. 1902), 120 (c. 1902), 122 (1909), 124 (c. 1902), 126 (1909), 131 (1909), 132 (1909), 133 (1909), 141 (1909), 142 (1909), 143 (1909), 144 (1909), 148 (1909), 150 (c. 1902), 151 (1909), 155 (1909), 173 (1909), 177 (1909), 178 (1909), 188 (1909), 190 (1909), 197 (1909), 203 (c. 1902), 204 (1909), 209 (1909), 211 (1909), 216 (1909), 217 (1909), 221 (1901), 225 (1909), 226 (1909), 231 (c. 1902), 232 (c. 1902), 228 (1909), 239 (1909), 241 (1909), 242 (1909), 244 (1909), 255 (1909), 258 (1909), 261 (1909), 263 (1909), 264 (1909), Ad. 1-30 (1910). Cf.: 47 (1884), 195 (a. 1909); 207, 210, 214, 227, 237, 245, 248, 251, 253, 256, 257, 260, 262

RTLH, 4 (1970), ed. D. Catalán et al.: 109 (a. 1910), 110 (c. 1902).

Menéndez Pidal, Rosario: 5 (c. 1892), 125 bis (c. 1902), 137 (c. 1902), 213 (c. 1902), 223 (c. 1902), 224 (c. 1902), 229 (c. 1902), 230 (c. 1902), 235 (1902), 236 (c. 1902).

Vigil, Fausto: 3 (c. 1892), 174 (1892), 210 (1892), 214 (c. 1892), 227 (c. 1892), 237 (1892), 245 (1892), 248 (1892), 251 (1892), 253 (c. 1892), 256 (c. 1892), 257 (c. 1892), 262 (1892).

Menéndez Valdés, Luisa: XVII (?), XXIII (?), XXVIII (?), XXXV (?), XXXIX, XL (?), XL (?), XLI, LX (?), LXIII (?), LXV (?), LXIX (?), LXXIII (?), LXXVII (?), LXXXII (?), LXXXIX (?).

Vigón, Braulio: L (a. 1884), 4 (a. 1888), 34 (ed. 1892), 62 (ed. 1895), 63 (ed. 1895), 71 (ed. 1895), 115 (ed. 1895), 134 (ed. 1892), 135 (ed. 1892), 145 (ed. 1892), 153 (ed. 1895), 154 (ed. 1892), 156 (ed. 1884), 160 (ed. 1895), 161 (ed. 1895), 167 (ed. 1892), 180 (c. 1880), 200 (c. 1895), 201 (ed. 1895), 202 (ed. 1895), 205 (ed. 1895), 208 (1894), 212 (ed. 1892), 219 (ed. 1893), 228 (a. 1894), 234 (ed. 1892), 246 (ed. 1892), 250 (c. 1880), 259 (c. 1880).

Montoto Covián, Encarnación: 134 (c. 1892). Osuna, Socorro: Cf.: 147 (c. 1902). RTLH, 1 (1957), ed. R. Lapesa et al.: I, II (c. 1880), 1 (1884), 2 (1909).

RTLH, 5 (1971-72), ed. D. Catalán et al.: V (c. 1882). RTLH, 6 (1975), ed. D. Catalán, J. A. Cid et al.: III (c. 1882), IV (c. 1884), 22 (1885), 23 (ed. 1895). RTLH, 8 (1976), ed. D. Catalán et al.: V (1882). RTLH, 10 (1977-1978), ed. D. Catalán, J. A. Cid et al.: 59 (1909), 60 (1909), 61 (1909). RTLH, 12 (1985), ed. B. Mariscal: XLVI (c. 1884), XLVII (c. 1883), 116 (1884), 117 (1902). RTLH, (e. p. ), ed. J. A. Cid: LI (c. 1883), LII (1883), LIII (1884), 40 (1909), 41 (1909), 42 (c. 1902); Ad. 7-8 (1910). Vicuña Cifuentes, Julio: 65 (a. 1910), 162 (a. 1910).

B INVENTARIO DE COLECCIONES INCLUIDAS EN LOS TRES PRIMEROS VOLÚMENES DE LA «SILVA ASTURIANA» (c. 1782-1910)

NOTA SOBRE EL PRESENTE INVENTARIO [En un trabajo anterior, El romancero tradicional en Asturias. Su recolección en los siglos XIX y XX. Edición integral de los textos (18491910) (1991), se han inventariado todos los materiales del romancero asturiano hasta la década de 1980. Recogemos, con alguna corrección y añadidos, el índice de colecciones correspondientes a los tres primeros volúmes de la Silva asturiana, y reproducimos, adaptada, la explicación preliminar]. Se registran en este apartado todas las versiones asturianas de romances recogidas en los siglos XIX y XX que nos han sido accesibles. Al contrario que en otras tradiciones baladísticas peninsulares, apenas se tiene noticia de colecciones antiguas asturianas que se hayan perdido o sean hoy ilocalizables. La excepción única son los romances que se encontraban entre la veintena de cantos anotados por Marian Aguiló i Fuster, hacia 1853, de una recitadora de Cangas de Tineo; esos textos sufrieron el mismo destino que el resto de los materiales del gran colector mallorquín (cf. Silva asturiana, I, pp. 55-60), y sólo cabe esperar que el futuro puedan ser de nuevo accesibles al estudioso. Faltaban también, según lo advirtió ya R. Menéndez Pidal, algunos textos recogidos por Amador de los Ríos, pero ya hemos dado noticia de la reaparición en 1996 del conjunto de su colección (cf. Silva asturiana, I, p. 68 y ss.). No creemos, en cambio, que las colecciones incluidas en el «Manuscrito del marqués de Pidal» y los papeles de Canella Meana, a que se refería Juan Menéndez Pidal (cf. supra, p. 000), contuvieran materiales de importancia que no hayan sido publicados por Durán, Amador de los Ríos y Canella Secades. Las listas antiguas de versiones recogidas por Bernardo Acevedo, Ramón Menéndez Pidal, Josefina Sela y Eduardo Martínez Torner, permiten comprobar la existencia de una decena de versiones que no hemos podido localizar en el conjunto de sus colecciones; en algún caso creemos que la pérdida es, por desgracia, reciente, pero esperamos que subsanable o no definitiva, gracias a la microfilmación que se realizó de la mayoría de los fondos del Archivo Menéndez Pidal en la década de 1970. En la descripción

384

ÍNDICES

de las colecciones que siguen hemos incluido esos textos, por el momento, desaparecidos. Es posible que existan fondos, sobre todo de época próxima, que contienen materiales útiles para el Romancero asturiano y que permanecen inéditos; la prensa local y revistas o publicaciones de difusión limitada podrán también aportar, sin duda, textos que han escapado a nuestra diligencia y a la de anteriores estudiosos. Creemos, sin embargo, que el catálogo de colecciones y versiones que hemos elaborado es el más completo que puede ofrecerse por el momento. Claro es que el catálogo podrá aumentarse en el futuro con nuevos textos que proporcionen la pesquisa bibliográfica y, sobre todo, nuevas exploraciones de la tradición oral. Hemos ordenado las colecciones según un criterio cronológico, que en ocasiones puede ser sólo aproximado. El término «colección» tiene aquí un sentido muy amplio y funcional; nos permite agrupar textos que forman en lo posible conjuntos coherentes y homogéneos por razones varias (identidad del colector o colectores, del área geográfica explorada, del momento de recolección), pero que no siempre forman series unitarias. Las colecciones, en algunos casos, fueron ordenadas por el propio compilador, numerando cada texto individual o las páginas de los originales. Cuando se da ese caso, hemos respetado, naturalmente, ese orden. El mismo criterio seguimos con los romances que conocemos sólo en forma impresa, y en los que adoptamos la ordenación del primer editor. En las colecciones manuscritas compuestas por materiales sueltos existen a veces listas elaboradas por los compiladores en las que se enumeran con mayor o menor precisión las versiones recogidas en una o varias jornadas de trabajos de campo. El orden de tales listas no tiene por qué corresponder al del momento de la recogida efectiva de los textos; sin embargo, en la medida en que nos han sido útiles para reconstruir varias colecciones, hemos adoptado la ordenación que nos proporcionan listas como las de Ramón Menéndez PidalMaría Goyri para la enumeración de sus materiales. Cuando no disponemos de ninguna descripción o catálogo a posteriori de quienes realizaron las encuestas, hemos intentado reproducir la secuencia temporal según la cual puede a veces deducirse que tuvo lugar la recogida. Si ello tampoco es posible, agrupamos los textos por criterios geográficos. Con el objeto de no dejar sin inventariar ninguno de los textos que nos son conocidos, hemos creado algunas agrupaciones arbitrarias en donde reunimos versiones aisladas que no fueron recogidas con voluntad de formar parte de conjunto alguno, o que no tienen la enti-



INVENTARIO DE COLECCIONES

385

dad suficiente como para ser consideradas colecciones individuales. El criterio es, en esos casos, simplemente cronológico, por ejemplo «Aportaciones menores entre 1943 y 1950». En las listas de cada colección se indican: 1º) La localización geográfica en la que, junto a la localidad específica, se remite siempre al concejo y, ocasionalmente, a la parroquia; para las divisiones geográficas, la toponimia y las grafías de las entidades de población adoptamos en todos los casos, igual que en las cabeceras que preceden a la edición de las versiones, las que se recogen en el Censo de la población de España de 1981. Nomenclator. Provincia de Asturias, del Instituto Nacional de Estadística, con independencia de que no siempre sean las más correctas etimológicamente o más ajustadas al habla local. 2º) Los datos sobre el recitador, cuando constan en el original o pueden deducirse de otros textos. 3º) Identificación de los textos. Cada versión aparece identificada por el título del romance a que pertenece, completado con una clave numérica que permite remitir simultaneamente al romance-tipo y al conjunto global del corpus de ese romance. Por ejemplo, en «Colecciones, 024», en la entrada núm. 1, [1]

Casomera

Rosaura González La princesa peregrina

(Aller)

[CGA.053/ 001]

la clave [CGA.053/ 001] identifica con su primera cifra (053) el tema romancístico La princesa peregrina; esa primera cifra es la que asignamos al tema o romance-tipo en el Catálogo General del Romancero Asturiano (cf. infra). El segundo número (001) indica el orden que dentro de todas las versiones del tema corresponde, por su cronología, a una versión determinada, en este caso la recitada por Rosaura González, y recogida por Juan Menéndez Pidal en Casomera en 1909, que es la primera documentada en Asturias. La clave numérica identifica de forma inequívoca cada distinta versión, con independencia de la variedad de títulos que suelen recibir los romances y al margen también de los que reciben en las sucesivas ediciones y reimpresiones que han tenido algunos textos; reimpresiones en las que los datos identificadores pueden darse con mayor o menor precisión, o faltar en absoluto. 4º. Remisiones a otras colecciones en las que los textos ocasionalmente fueron integrados, o referencias bibliográficas en el caso de las versiones impresas. Esas precisiones o problemas que afectan a la identificación o la historia editorial de determinados textos se exponen en la forma de observaciones finales a cada colección.



INVENTARIO DE COLECCIONES

387

000. La danza prima en textos sueltos anteriores a c. 1860 [1] Asturias, s. l.

(c. 1782, G. M. de Jovellanos)

¡Ay, un galán de esta villa! (fr.) [CGA.047/ 001].

[2]

(s. XIX, 1ª mitad, A. Flórez Estrada)

¡Ay, un galán de esta villa! [CGA.047/ 002].

(c. 1849, N. C. de Caunedo)

¡Ay, un galán de esta villa! [CGA.047/ 004].

Asturias, s. l. (¿Somiedo?)

[3] Asturias, s. l.

[4] Asturias, s. l. (c. 1855, J. M. Quadrado) ¡Ay, un galán de esta villa! [CGA.047/ 005]. [5] Asturias, s. l.

(c. 1858, J. de D. Rada y Delgado)

¡Ay, un galán de esta villa! [CGA.047/ 006].

[6] Asturias, s. l. (c. 1860, J. Pérez Ortiz) ¡Ay, un galán de esta villa! [CGA.047/ 007].

001. Colección P. J. Pidal (c. 1812; ed. 1849) [1] Villaviciosa Pedro José Pidal

La hermana cautiva (hexas.) [CGA.087/ 001].

[2] id. id.

Marinero al agua [CGA.097/ 001].

[3] id. id.

¡Ay, pobre Xuana! (hex. par.) [CGA.060/ 001].

[4] id. id.

¡Ay, un galán de esta villa! [CGA.047/ 003].

002. Colección J. Amador de los Ríos (1860-1865) [1] Luarca

M.ª del R. F. Gamoneda La infanta parida (32 a.) [CGA.029/ 001].

[2] id. id.

Gerineldo y La condesita [CGA.081/ 001].

[3] id. id.

Delgadina [CGA.073/ 001].

[4] id. id.

La infanticida [CGA.122/ 001].

[5] id. id.

El a. romera libera a su m. [CGA.137/ 001].

[6] id. id.

El pájaro en la enramada [CGA.306/ 001].

[7] C. de Onís

Una fatal ocasión [CGA.041/ 001]

Manuela G. Bernardo (99 a.)

388

ÍNDICES

[8] id. id.

La hermana cautiva (hex. + oct.) [CGA.087/ 002].

[9] id.

La Virgen romera [CGA.091/ 001].

Camila Coello y López (26 a.)

[10] id. id.

El castillo de la Virgen [CGA.188/ 002].

[11] id. id.

La infanta parida [CGA.029/ 002].

[12]

La Roza de P.

Carmen de Diego (50 a.) Una fatal ocasión [molinera en C. de Onís] [CGA.041/ 002].

[13] id. id.

La dev. de la Virgen en el y. [CGA.093/ 001].

[14] id. id.

Morisca cautivada, mártir [CGA.102/ 001].

[15] id. id.

El castillo de la Virgen [CGA.188/ 001].

[16] Oviedo Dolores F. Granda (20 a.) La hermana cautiva (hex.) [CGA.087/ 003]. [17] id. id.

La flor del agua [CGA.092/ 001].

[18]

Muerte del m. de Santiago [CGA.007/ 001].

Villaverde Teresa Alonso (16 a.) (C. de Onís)

[19] id. id.

La mala suegra [CGA.076/ 002].

[20] id. id.

Los cautivos M. y Laurencia [CGA.100/ 001].

[21] C. de Onís Cesárea García (19 a.)

El conde Alarcos [CGA.027/ 001].

[22] id. Ramona de Labra (22 a.) Blancaflor y Filomena [CGA.074/ 001]. [23] id. id.

Res. de los hijos de la esp. calumn. [CGA.148/ 001].

[24] id. Ramona Iglesias (20 a.) La mala suegra [CGA.076/ 001]. [25] id. Emilia Tolibia (22 a.)

Flores y Blancaflor [CGA.086/ 001].

[26] id. id.

La Virgen romera [CGA.091/ 002].

[27] id. id.

La devota de la V en el yermo [CGA.093/ 002].

[28] id. id.

Toros y cañas [CGA.111/ 001].

[29]

Delgadina [CGA.073/ 002].

Teleña Josefa Pérez (36 a.) (C. de Onís)

[30] id. id.

La flor del agua [CGA.092/ 002].

[31]

La muerte ocultada [CGA.085/ 001].

Corao (C. de Onís)

Antonia Millán (o Miyar, 24 a.)



INVENTARIO DE COLECCIONES

389

[32] id. id.

La Virgen romera [CGA.091/ 003].

[33]

La infantina y El cab. burlado [CGA.023/ 001].

Aballe (Parres)

Joaquina Fernández (46 a.)

[34] id. id.

La infanta parida [CGA.029/ 003].

[35] id. id.

Flores y Blancaflor [CGA.086/ 002].

[36] id. id.

La cabrera devota elevada al c. [CGA.094/ 001].

[37] id. id.

Los s. forzadores (+ Una f. ocasión) [CGA.113/001]+[CGA.041/003]

[38] La Roza de P. Micaela Díaz del Valle (18 a.)

Flérida y don Duardos + La devota de la V. en el yermo [CGA.031/ 001] + [CGA.093/ 003]

[39] Conc. de Nava Cándida N.

Res. de la esposa muerta por celos [CGA.148/ 001].

[40] Conc. de Oviedo Antonio Cortés (col.)

¡Ay, un galán de esta villa! [CGA.047/ 008].

[41] id. id.

Or. infantil (Santa Catalina) [CGA.000/ 001].

[42]

Oviedo (o Llanes) Casilda Laverde (col. G. Laverde)

El quintado y La aparición [CGA.058/ 001].

[43]

id. Irene Laverde (col. G. Laverde)

La condesita (La b. estorbada) [CGA.079/ 001].

[44]

id. id. (col. G. Laverde)

La vuelta del marido (é-a) [CGA.082/ 001].

[45] San J. de los Prados Modesta S. del Río

Albaniña [CGA.070/ 001].

[46] Asturias, s. l. ———

Disputa del cuatro y el tres [CGA.349/ 001].

[47]

[Santander

La Virgen y el ciego].

[1]

Parr. Moro ——— (Ribadesella)

Delgadina + La inf. parida [CGA.073/ 003].

[2] id. ———

La hermana cautiva (oct.) [CGA.088/ 001].

[3] id. ———

El m. arriero y los s. ladrones [CGA.123/ 001].

[4] C. de Caravia ———

Una fatal ocasión [CGA.041/ 004].

[5] id. ———

La difunta pleiteada [CGA.116/ 001].

[6] id. ———

La difunta pleiteada [CGA.116/ 002].

Florencio Janer (col).

003. Colección P. de Llano (c. 1876)

390

ÍNDICES

004. Colección Juan Menéndez Pidal (1881-1884) Incluimos en esta «Colección» la descripción de todos los materiales utilizados por Juan Menéndez Pidal para la edición de su Colección de los viejos romances..., publicada en 1885. Se conservan, sin embargo, sólo parcialmente, los textos originales, y la pérdida, por desgracia al parecer definitiva, de más de la mitad de las fuentes de manuscritas del primer Romancero asturiano, es especialmente sensible, dados los criterios «meliorativos» del editor y su habitual recurso a la refundición de textos varios. Existen materiales originales de las versiones recogidas personalmente por J. Menéndez Pidal en Grado, que inventariamos según su orden de anotación en el «Cuaderno I» (núms. [1]—[24]). Según el índice publicado en la Colección de los viejos romances..., se recogieron otros textos en Grado, de los que no se conservan originales manuscritos (núms. [25]—[29b]). Del resto de los textos publicados en la Colección tampoco se conservan originales salvo en algunos casos de textos del Occidente remitidos por B. Acevedo. Tanto estos textos como los que sólo nos son conocidos en la versión impresa los ordenamos según su geografía, del Occidente al Oriente de la región, y sin pretensión alguna de reconstruir una ordenación temática o una secuencia temporal de la recolección que con seguridad J. Menéndez Pidal no lleó nunca a establecer. Hemos prescindido de las versiones que proceden de J. Amador de los Ríos (Colección, núms. XI, XII, XVIII, XXIX, XXXIV, XLII, XLVIII, LV, y LVIII), que quedan ya inventariadas en la colección correspondiente (para más precisiones sobre la forma en que estos y otros textos de Amador fueron utilizados por J. Menéndez Pidal, cf. el Apéndice —«Lecturas de los originales manuscritos»— de la Silva asturiana, II). Sí incluimos, en cambio, los textos que J. Menéndez Pidal recibió estando ya en pruebas el libro y que sólo pudo utilizar en la forma de fragmentos incluidos en notas al pie de página, aunque los publicamos completos —cuando se han conservado— en la Silva asturiana, III. Remitimos a la Colección de 1885, numeración en romanos, precedida de Ad. para las adiciones finales («Apéndice número 2», que incluye composiciones infantiles) con las referencias a la edición o uso en refundiciones de todos los textos no incluidos en el «Cuaderno I». La refundición afecta muy especialmente a las 13 versiones utilizadas en el texto facticio de la «danza prima» de las que no se ha conservado ningún original. [l] S. de Molenes (Grado) [2] id. [3] id. [4] id. [5] id. [6] id. [7] id. [8] id.

Teresa Fernández La Gallarda (“La Cana”, 80 a.) [CGA.038/ 001]. (Ms. I, pp. 85-87) id. Delgadina (Ms. I, pp. 87-89) [CGA.073/ 001]. id. Fugitiva con un moro… (Ms. I, pp. 90-22) [CGA.105/ 001]. id. Aliarda en misa (Ms. I, pp. 92-94) [CGA.021/ 001] Juana Bernaldo (60 a.) Gerineldo (Ms. I, p. 94) [CGA.026/ 001]. Teresa F. (“La Cana”, 80 a.) Novia del conde de Alba (Ms. I, p. 95) [CGA.056/ 001]. id. La difunta pleiteada (Ms. I, pp. 96-97) [CGA.116/ 003]. id. Celos y honra



INVENTARIO DE COLECCIONES

391



(Ms. I, pp. 97-99)

[CGA.120/ 001].

[9] id. [10] id. [11] id. [12] id. [13] id. [14] id. [15] id. [16] id. [17] id. [18] Llamas (Grado) [19] S. de Molenes (Grado) [20] id. [21] id. [22] id. [23] id. [24] id. [25] id. [26] id. [27] id. [28] id. [29] Llamas (Grado)

id. El paje Diego (Ms. I, pp. 99-100 [CGA.112/ 001]. Juana Bernaldo (60 a.) La hermana avarienta (Ms. I, pp. 100-102) [CGA.124/ 001]. Teresa F. (“La Cana”, 80 a.) La flor del agua (Ms. I, pp. 117-118) [CGA.092/ 003]. María Álvarez (60 a.) El contrato del diablo (Ms. I, pp. 118-120) [CGA.142/ 001]. Teresa F. (“La Cana”, 80 a.) La mala hija que a. al diablo (Ms. I, pp. 128-129) [CGA.146/ 001]. María Álvarez (60 a.) La vuelta del marido (é-a) (Ms. I, pp. 129-130) [CGA.082/ 002]. Teresa F. (“La Cana”, 80 a.) Flores y Blancaflor (Ms. I, pp. 131-134) [CGA.086/ 003]. María Álvarez (60 a.) Albaniña (Ms. I, pp. 135-138) [CGA.070/ 002]. Maximino Álvarez Fojaco (11 a.) Llanto del pastor e. (Ms. I, p. 140) [CGA.062/ 001]. Ramona Fojaco (46 a.) La infanta parida (Ms. I, pp. 141-143) [CGA.029/ 004]. Aurelia Álvarez ( 9 a.) El castillo de la Virgen (Ms. I, pp. 143-144) [CGA.188/ 004]. Juana Bernaldo (60 a.) La infanta parida (Ms. I, pp. 145-148) [CGA.029/ 005]. id. La Virgen romera (Ms. I, pp. 148-151) [CGA.091/ 004]. id. Gaiferos y Galván (Ms. I, pp. 151-156) [CGA.018/ 001]. José F. Santos (40 a.) Gerineldo y La Condesita (Ms. I, pp. 157-161) [CGA.081/ 002]. Teresa F. (“La Cana”, 80 a.) La hermana cautiva (hex.) (Ms.I, pp. 162-163) [CGA.087/ 004]. María Álvarez (62 a.) El conde Grifos Lombardo (No orig. ms. Ref. en n. IX) [CGA.022/ 001]. Teresa F. (“La Cana”, 80 a.) Una fatal ocasión (No orig. ms. Ref. [CGA.041/ 005]. en n. XXXVIII) id. La muerte ocultada (No orig. ms. Ref. [CGA.085/ 002]. en n. XLVII) id. ¡Ay pobre Xuana! (hex. par.) (No orig. ms. Publ. [CGA.060/ 002]. en n. LXXVIII) Ramona Fojaco (46 a.) ¡Ay, un galán de esta villa! (No orig. ms. Ref. [CGA.047/ 009]. en n. XXX)

392

ÍNDICES

[29b] Grado, s. l.

————

El a. romera libera a su m.



(No orig. ms. Publ. parc., notas a n. XI)

[CGA.137/ 002].

[30]

Manuela Fernández (65 a.) P. del rey don Rodrigo

Villacondide

(Coaña) [31]

(No orig. ms. Publ. en n. II)

[CGA.001/ 001].

id. (o Serandinas) id. (o Juventina García) El conde Niño



(Original ms. en hoja suelta)

[32]

Manuela Fernández (65 a.) ¡Ay, un galán de esta villa!

Villacondide

[CGA.025/ 002].

(Coaña)

(No orig. ms. Ref. en n. XXX)

[CGA.047/ 009].

[33]

id.

id.

La flor del agua



[Identificación posiblemente erronea; cf. Silva asturiana, II, p. 133]



(Orig. ms. atr. a El Espín, Coaña. Publ. en n. LXXII)

[34]

id.



(Orig. ms., sin datos ident. Publ. en n. LXXVI)

[35]

El Espín

Emilia Acevedo Huelves El m. arriero y los s. ladrones



(Coaña)

(No orig. ms. Publ. en n. XIV) [CGA.123/ 002].

[36]

id.

id.



(No orig. ms. Publ. en n. LXXIX) [CGA.134/ 001].

[37]

id.



id.

[CGA.092/ 005].

Delgadina [CGA.073/ 006].

El difunto penitente

id.

La galera de la Virgen

(No orig. ms. Publ. en n. XCII)

+ Cristo anuncia d. la cruz su Res.



+ Las n. de la Cr. llegan a la V.



[CGA.178/001]



+[CGA.210/001] +[CGA.201/ 001].

[38]

Dolores Gudín (9 a.)

La Gallarda



id.

(Existe orig. ms. Publ. en n. LII)

[CGA.038/ 002].

[39]

José García Méndez

Gerineldo

(Boal)

(No orig. ms. Publ. en núm. IV)

[CGA.026/ 002].

[40]

id.

El conde Grifos Lombardo



(No orig. ms. Ref. en n. IX)

[CGA.022/ 001a].

[41]

Id.

¡Ay, un galán de esta villa!

(No orig. ms. Ref. en n. XXX)

[CGA.047/ 009].

Figueiredo

id.

id.





INVENTARIO DE COLECCIONES

[42] id.

Juventina García Méndez (17 a.)

Toros y cañas



(No orig. ms. Publ. en n. LVII)

[CGA.111/ 002].

[43]

Ceferino Alvarez (40 a.) Blancaflor y Filomena

Prelo

(Boal)

(Existe orig. ms. Publ. en n. XXIV)

[CGA.074/ 003].

[44]

id.

La Gallarda



(Dos orig. mss. Publ. en n. LIII)

[CGA.038/ 003].

[45] id.

Concepción Bausoño (sic; 26 a.)

Diego León



(No orig. ms. Publ. en n. LVI)

[CGA.115/ 001].

[46]

Josefa Rodríguez (68 a.) El conde Niño

id.

Miñagón

(Boal)

(No orig. ms. Publ. en n. XXV)

393

+ Valdovinos sorpr. en la caza



[CGA.025/ 001]+[CGA.015/ 001]

[47]

id.

La Virgen y el ciego



(No orig. ms. Publ. en n. XC)

[CGA.191/ 001].

[48]

Carmen Arias (69 a.)

La infanticida



(Orig. ms. incompl. Publ. en n. LIX)

[CGA.122/ 002].

[49]

id.

La zorra y el gallo



(No orig. ms. Publ. en n. XCVII)

[CGA.161/ 001].

[50]

Juan B. Bausoño (sic,16 a.)

El discípulo amado [CGA.204/ 001].

id.

id.

id.

Armal (Boal)



(No orig. ms. Publ. en n. XCI)

[51]

id.

id.

La galera de la Virgen

(No orig. ms. Publ. en n. XCIII)

+ Cristo anuncia desde la cruz su Res. + Las nuevas de la Crucif. llegan a la V.



[CGA.178/002]



+[CGA.210/002] +[CGA.201/ 002].

[52]

El c. Claros en h. de fraile [CGA.020/ 002].

Cerezal (Luarca)

Encarnación Suárez (24, o 29 a.)



(Existe orig. ms. Publ. en n. VI)

[53]

id.

El c. Grifos Lombardo

(No orig. ms. Publ. en n. X)

[CGA.022/ 002].

id.



394 [54]

ÍNDICES

id.

id.

¡Ay, un galán de esta villa!



(No orig. ms. Ref. en n. XXX)

[CGA.047/ 009].

[55]

id.

El cordón del diablo



(No orig. ms. Publ. en n. LXXX)

[CGA.145/ 001].

[56]

Rafaela Campoamor

La esposa de don García



(Existe orig. ms. Publ. en n. XXVII)

[CGA.075/ 001].

[57]

Joaquina Ochoa (61 a.) El zapato de Cristo

id.

Navia

id.



(No orig. ms. Publ. en n. LXXXI)

[CGA.140/ 001].

[58]

————

P. del rey don Rodrigo



(No orig. ms. Publ. en n. I)

[CGA.001/ 002].

[59] Oviedo

Paula Fernández, costurera (58 a.)

La hermana cautiva (hex.)



(No orig. ms. Publ. en n. XVI)

[CGA.087/ 005].

[60]

Oviedo (?)

————

La zorra y el gallo



id.

(No orig. ms. Publ. en n. XCVIII)

[CGA.161/ 002].

[61]

Rosaura Tuñón (60 a.)

El c. Claros en h. de fraile

(No orig. ms. Publ. en n. VII)

[CGA.020/ 001].

Parr. de Manjoya

(Oviedo)

[62] S. J. de los Prados Teresa Álvarez (70 a.) (Oviedo) (No orig. ms. Ref. en n. XXX)

¡Ay, un galán de esta villa!

[63]

id.

Alma en pena per. a Santiago



(No orig. ms. Publ. en n. LXVI)

[CGA.135/ 001].

[64]

id.

Pobreza de la V. recién p.



(No orig. ms. Publ. en n. LXXXVIII)

[CGA.180/ 001].

[65] Pajares (Lena)

Manuel Álvarez (70 a.) (No orig. ms. Ref. en n. XXX)

¡Ay, un galán de esta villa!

[66]

Teresa Montes (65 a.)

¡Ay, un galán de esta villa!



(No orig. ms. Ref. en n. XXX)

[CGA.047/ 009].

[67] Llamas (Aller)

———— No orig. ms. Fragm. publ. nota n. L)

La Gallarda

[68]

Diego Malgor y Bango

¡Ay, un galán de esta villa!

(No orig. ms. Ref. en n. XXX)

[CGA.047/ 009].

id.

id.

Aller, s. l.

Avilés



[CGA.047/ 009].

[CGA.047/ 009].

[CGA.038/ 004].



INVENTARIO DE COLECCIONES

395

[69] La Pola de Laviana P. Carcedo, “La Carpia” (60 a.)

El renegado vuelto a la fe…



(No orig. ms. Publ. en n. XVII)

[CGA.106/ 001].

[70]

id.

Morisca cautivada, mártir



(No orig. ms. Publ. en n. XXVIII)

[CGA.102/ 002].

[71]

id.

Hija, mujer y hermana.



(No orig. ms. Publ. en n. LXIII)

[CGA.129/ 001].

[72] id.

T. Hevia, “La Merina” (68 a.)

La mala suegra



(No orig. ms. Ref. en n. XXXV)

[CGA.076/ 003].

[73]

id.

El quintado y La aparición



(No orig. ms. Publ. en n. LXXIII)

[CGA.058/ 002].

[74]

id.

Marinero al agua



(No orig. ms. Publ. en n. LXXVII)

[CGA.097/ 002].

[75]

María Cofiño (51 a.)

Una fatal ocasión



(No orig. ms. Publ. en n. XL)

[CGA.041/ 007].

[76]

id.

La Virgen romera



(No orig. ms. Publ. en n. LXV)

[CGA.091/ 005].

[77] Sierra (Laviana)

María García (44 a.) (No orig. ms. Ref. en n. XXIII)

Blancaflor y Filomena

[78]

id.

La devota de la V. en el yermo



(No orig. ms. Publ. en n. LXIX)

[CGA.093/ 005].

[79]

id.

La S. Familia hospedada…



(No orig. ms. Publ. en n. LXXXIX)

[CGA.184/ 001].

[80] La Piniella (Laviana)

Ventura García (65 a.) (No orig. ms. Ref. en n. XXXV)

La mala suegra

[81] id.

id. (No orig. ms.

Vengadora en t. de varón ó-a)



Publ. en n. LX)

[CGA.125/ 001].

[82]

Manuel Sánchez (76 a.) La toca de la Virgen…

id.

id.

id.

id.

id.

id.

id.

id.

id.

[CGA.074/ 002].

[CGA.076/ 003].



(No orig. ms. Publ. en n. LXXXII)

[83]

Inocencia García Ciaño Una fatal ocasión

C. de Laviana



(No orig. ms. Publ. en n. XXXIX)

[CGA.221/ 001].

[CGA.041/ 006].

396

ÍNDICES

[84] id. M.ª Luisa Meléndez Valdés Una fatal ocasión (No orig. ms. Publ. en n. XLI) [CGA.041/ 008]. [85] id ———— La Infanticida (Existe original ms. Publ., incompl., en notas a n. LIX) [CGA.122/ 003]. [86] id. Eladio García Jove ¿C. no cantáis, la b.?, a lo div. (No orig. ms. Publ. en n. XCV) [CGA.197/ 001]. [87] Mieres Robustiano Palacio (35 a.) ¡Ay, un galán de esta villa! (No orig. ms. Ref. en n. XXX) [CGA.047/ 009]. [88] Villaviciosa Juana Sánchez, “X. la Molinera” (70 a.) Flores y Blancaflor (No orig. ms. Publ. en n. XX) [CGA.086/ 004]. [89] id. id. El veneno de Moriana (No orig. ms. Publ. en n. XXXVII) [CGA.030/ 001]. [90] id. id. La muerte ocultada (No orig. ms. Publ. en n. XLVI) [CGA.085/ 003]. [91] id. id. La calumnia de la Reina (No orig. ms. Publ. en n. XLIX [CGA.028/ 001]. [92] id. id. Delgadina (No orig. ms. Publ. en n. LXXV) [CGA.073/ 005]. [93] C. de Villaviciosa Juana Campbert ¡Ay, un galán de esta villa! [“Xuanona del Alemán” (66 a.)] (No orig. ms. Ref.en n. XXX) [CGA.047/ 009]. [94] id. id. La mala suegra (No orig. ms. Publ. en n. XXXVI) [CGA.076/ 004]. [95] id. id. La devota de la V. en el yermo (No orig. ms. Publ. en n. LXVIII) [CGA.093/ 004]. [96] Paula Canto de Ciaño La V. anuncia al Niño + El rastro divino B (á-o) su P. y G. (No orig. ms. Publ. [CGA.189/ 001] + en n. XCIV) [CGA.200/ 001]. [97] Parr. de Tazones Bárbara Valle (76 a.) Blancaflor y Filomena (Villaviciosa) (No orig. ms. Ref. en n. XXIII) [CGA.074/ 002].

[98]

INVENTARIO DE COLECCIONES

id.

397

id.

La vuelta del marido (é-a)



(No orig. ms. Publ. en n. XXXII)

[CGA.082/ 003].

[99]

Antonia Caveda (60 a.) ¡Ay, un galán de esta villa!

Gobiendes

(Colunga)

(No orig. ms. Ref. en núm. XXX)

[CGA.047/ 009].

[100] id.

id.

La doncella guerrera (ó+á)



(No orig. ms. Publ. en n. L) [CGA.035/ 001].

[101] Peme (Ribadesella)

Enriqueta Sierra (col. S. Frade)

La flor del agua



(No orig. ms. Publ. en n. LXXI)

[CGA.092/ 004]

[102] Llovio (Ribadesella)

Josefa, “La Cañolera” (64 a.)

Cristo p. y el m. caritativo [CGA.216/ 001].



(col. S. Frade)



(No orig. ms. Publ. en n. LXXXIII)

[103] Santianes del Agua ———— (col. S. Frade) La devota de la V. en el yermo (Ribadesella) (No orig. ms. Publ. fr. al pie de n. LXIX) [CGA.093/ 006]. [104] id.

————

El c. Claros en h. de fraile



(No orig. ms. Publ. fr.



al pie de n. VI)

[CGA.020/ 003].

[105] Cangas de Onís

Rita Pérez (58 a.)

¡Ay, un galán de esta villa!



(No orig. ms. Ref. en n. XXX)

[CGA.047/ 009].

[106] Pría (Llanes)

Rosa de la Villa Díaz (43 a.)

¡Ay, un galán de esta villa!



(No orig. ms. Ref. en n. XXX)

[CGA.047/ 009].

[107] Asturias, s. l.

————

La monja por fuerza



(No orig. ms. Publ. en Ap., n. I)

[CGA.117/ 001].

[108] Asturias, s. l.

————

Santa Catalina



(No orig. ms. Publ. en Ap., n. II)

[CGA.098/ 001].

[109] Asturias, s. l.

————

Muerte del galán



(No orig. ms. Publ. en Ap., n. III)

[CGA.118/ 001].

[110] Asturias, s. l.

————

Hilo de oro



(No orig. ms. Publ. en Ap., n. IV)

[CGA.050/ 004].

[111] Asturias, s. l.

————

La vuelta del marido (é)



(No orig. ms. Publ. en Ap., n. V)

[CGA.084/ 001].

398

ÍNDICES

[112] Asturias, s. l.

————

Me casó mi madre



(No orig. ms. Publ. en Ap., n. VI)

[CGA.067/001].

[113] Asturias, s. l.

————

¿Dónde vas, Alfonso XII?



(No orig. ms. Publ. en Ap., n. VII)

[CGA.059/ 001].

[114] Asturias, s. l.

————

La viudita del conde Laurel



(No orig. ms. Publ. en Ap., n. VIII)

[CGA.000/ 000].

[115] Asturias, s. l.

————

Ricofranco



(No orig. ms. Publ. en Ap., n. X)

[CGA.046/ 001].

[116] Apócrifo

[G. Laverde]

El Cueto Lloro



(Publ., n. XLV)

[CGA.364/ 001].

[117] Apócrifo

[G. Laverde]

La muerte del impío



(Publ., n. LXXXVII)

[CGA.367/ 001].

005. Versiones de C. García Ciaño, C. Rato y Roces, “Angel de la Moría”, y D. Alvarez (1880-1882) [1]

Villaviciosa

(rec. C. G. Ciaño)

Hilo de oro



[CGA.050/ 001].

[2]

Hilo de oro

Asturias, s. l.

(rec. C. Rato)



[CGA.050/ 002].

[3]

Hilo de oro

Llanes

(rec. A. García Pelaez)



[CGA.050/ 003].

[4]

La buena pesca

id.

id.



[CGA.224/ 001].

[5]

El castillo de la Virgen

id.

id.



[CGA.188/ 003].

[6]

Nochebuena (heptás.)

Asturias, s. l.

(rec. D. Alvarez)



[CGA.182/ 001].

006. Colección B. Acevedo (1884-1885) [1]

Villacondide (Coaña)

Manuela Fernández (65 a.)

La infanta parida [CGA.029/ 007].

[2]

id.

id.

Celos y honra



[CGA.120/ 002].

[3]

El Espín (Coaña)

Esperanza Alonso y Barcia (27 a.)

Delgadina [CGA.073/ 007].

[4]

id.

id.

El conde Niño



[CGA.025/ 003].

[5]

Una fatal ocasión

id.

id.



[CGA.041/ 009].

[6]

INVENTARIO DE COLECCIONES

id.

399

Emilia Acevedo Huelves La hermana cautiva (hex.)



[CGA.087/ 006].

[7]

La devota de la V. en el yermo

id.

Engracia González



[CGA.093/ 007].

[8]

Los presagios del labrador

id.

id.



[CGA.121/ 004].

[9]

Cristo testigo

id.

id.



[CGA.138/ 001].

[10] id. ——

La m. de su honra + Una f. ocasión



[CGA.040/ 002] + [CGA.041/ 011].

[11]

id. o Jarrio Dolores González (Coaña)

El conde Grifos Lombardo [CGA.022/ 003].

[12]

id.

La infanta parida

id.



[CGA.029/ 006].

[13] Ay. de Coaña, s. l. ——

La m. de su honra + Una f. ocasión



[CGA.040/ 001] [CGA.041/ 010].

[14]

Armal Concepción Bousoño (Boal)

La Infanticida [CGA.122/ 004].

[15]

id.

Juan B. Bousoño (16 a.) La mala suegra



[CGA.076/ 005].

[16]

P. del rey don Rodrigo

Boal

Socorro Villamil



[CGA.001/ 003].

[17]

——

La bastarda y el segador



(¿José Fernández?)

[CGA.034/ 001].

[18]

——

Blancaflor y Filomena

id. id.



(Cf. col. JMP, núm. [43]) [CGA.074/ 003].

[19]

——

id.

La devota de la V. en el yermo



[CGA.093/ 008].

[20]

Serandinas

La infanta parida



(Boal)

[CGA.029/ 008].

[21]

id.

El c. Grifos Lombardo

J. García Méndez id.



[CGA.022/ 005].

[22]

Los presagios del labrador

id.

id.



[CGA.121/ 002].

[23]

Figueiredo id. (Boal)

El soldado y la monja [CGA.139/ 001].

[24]

id.

La esposa de don García

Juventina García



[CGA.075/ 002].

[25]

La vuelta del marido ( é-a)

id.

Laura Méndez



[CGA.082/ 005].

400

ÍNDICES

[26]

Miñagón María Méndez (“Farruca”) La flor del agua (Boal) [CGA.092/ 008].

[27]

C. de Coaña —— (o Boal)

El m. arriero y los s. ladrones [CGA.123/ 003].

[28]

Asturias, s. l.

Don Gato



(¿Occidente? ¿Oviedo?)

[CGA.167/ 001].

[29]

El Espín —— (Coaña)

Gerineldo [CGA.026/ 005].

——

————— El texto núm. [29] no es actualmente localizable. Pudo publicarse parcialmente en RTLH, VI, a partir de notas de D. Catalán y A. Galmés para su estudio La vida de un romance en el espacio y el tiempo (1950).

007. Colección S. Frade (1884-1885) [1] Ribadesella

Gregoria Caldevilla (núm. 1, 1-X-1884)

La flor del agua [CGA.092/ 006].

[2] id. id.

La infanta parida [CGA.029/ 010].

[3] id.

Constanza Otero (núm. 2, 1-X-1884)

La infanta parida [CGA.029/ 009].

[4] id.

—— (num. 2a, 1-X-1884)

La infanta parida [CGA.029/ 011].

[5] id.

Virginia Huergo (num. 3, 2-X-1884)

La Virgen romera [CGA.091/ 006].

[6]

Camango (Ribadesella)

María Frade (núm. 4, 3-X-1884)

Una fatal ocasión [CGA.041/ 012].

[7]

Peme (S. del Agua, Ribadesella)

Ramona Otero Caldueño La muerte ocultada (s. n., 17-X-1884) [CGA.085/ 004].

[8] id. [9]

Enriqueta Sierra (s. n., 18-XII-1884)

Santianes del Agua Laura Llano (Ribadesella) (s. n., 19-XII-1884)

Una fatal ocasión [CGA.041/ 013]. El c. Claros en h. de fraile [CGA.020/ 003].

[10] Ribadesella

“Una ciudadana” (s. n., 20-XII-1884)

Silvana [CGA.072/ 001].

[11]

Saldanio Blanco (s. n., 1-I-1885)

Gerineldo [CGA.026/ 003].

id. (s. n., 1-I-1885)

La mala suegra [CGA.076/ 006].

Toriello (Ribadesella)

[12] id.

[13] Bones Norberta Rivaya (Ribadesella) (s. n., 19-II-1885)

El c. Grifos Lombardo [Proy. JMP, n. 15] [CGA.022/ 004].

[14]

Rosario Collera (s. n., 16-II-1885)

Tamar [CGA.071/ 001].

Ramón Molleda (s. n., 1-IV-1885)

Silvana [CGA.072/ 002].

Camango (Ribadesella)

[15] Ribadesella



INVENTARIO DE COLECCIONES

[16]

Llovio (Ribadesella)

401

Delfina García Sánchez La difunta pleiteada (s. n., 1-IV-1885) [CGA.116/ 005].

[17] [C. de Ribadesella] —— (s. n. [c. 1885])

El cura sacrílego [CGA.095/ 001].

————— A la recolección de Silvestre Frade pertenecen también las versiones de La flor del agua, de Peme, y Cristo peregrino, de Llovio, publicadas completas por Juan Menéndez Pidal en 1885, y otra de La devota de la Virgen en el yermo, que publica fragmentariamente. No se conservan originales de estas versiones, y las hemos incluido en la Col. de J. Menéndez Pidal, núms. [101] a [103].

008. Colección J. Menéndez Pidal (1885-1902) [1] Pría Rosa de la Villa Díaz (Llanes) (43 a.)

¿Cómo no c., la bella? a lo div. + La c. de Cristo + J. va de ronda + El m. de Cristo [CGA.193/ 002] + [CGA.194/ 001] + [CGA.202/ 001] + [CGA.201/ 001].

________________ [Versiones de León. publ. en Silva asturiana, III, pero no incluidas en C.G.Ast.] [2] Curueña (León)

Josefa Fernández, viuda (48 a.) (Cuaderno II)

Santa Iria

[3]

id.

El galán y la calavera

id.



(Cuaderno II) [Proy. JMP, núm. 9]

[4] id.

Aurelia Flórez y Quiñones (45 a.) Novia abandonada del c. de Alba (Cuaderno II) [Proyecto JMP, núm. 7]

[5] id.

Josefa González (70 a.) Tamar (Cuaderno II) [Proyecto JMP, núm. 8]

[6]

Josefa Morán y Ordóñez (23 a.) La cabrera d. elevada al cielo

Mallo de Luna (León)

[7] S. Juan de Amandi María Fernández Garrido La Virgen romera (Villaviciosa) (21 a.) [CGA.091/ 009]. [Proyecto JMP, núm. 18] [8] id.

id. El rastro divino B (á-o) [Proyecto JMP, núm. 11] [CGA.200/ 004].

[9] id.

id. El castillo de la Virgen [Proyecto JMP, núm. 12] [CGA.188/ 007].

[10] id. id. [11]

Pajares (Lena)

[12] id.

Albaniña [CGA.070/ 003].

Rosaura El labrador caritativo [Proyecto JMP, núm. 19] [CGA.215/ 001]. María Cifuentes (80 a.) La mártir de su honra [Proyecto JMP, núm. 16] [CGA.040/ 004].

402

ÍNDICES

[13] id.

—— La mala suegra [Proyecto JMP, núm. 17] [CGA.076/ 011].

[14] id.

Celestina Santa Iria (hex.) (“la hija de la partera”) [CGA.042/ 001]. [Proyecto JMP, núm. 20]

[15] Vegadeo

Emilio Cotarelo (col.) Santa Iria (hept.) [Proyecto JMP, núm. 3] [CGA.043/ 001].

[16] Asturias, s. l.

—— Madre que m. a su hijo [Proyecto JMP, núm. 14] [CGA.143/ 001].

[17]

Linares Luciano Peón (12 a.) (Ribadesella)

La S. Familia hospedada… [CGA.184/ 003].

[18] id. Victoria Suárez (73 a.)

F. y Blancaflor + B. y Filomena [CGA.086/ 006].

[19] id. id.

La muerte ocultada [CGA.085/ 005].

[20]

Solleres (Ribadesella)

María Suárez y González El castillo de la Virgen (84 a.) [CGA.188/ 009].

[21] id. id.

Alma en pena peregrina a S. [CGA.135/ 002].

[22]

Asturias s. l. —— (¿c. Ribadesella?)

La difunta pleiteada [CGA.116/ 006].

[23]

Asturias s. l. —— (¿c. Ribadesella?)

La muerte ocultada [CGA.085/ 006].

[24] Ribadesella

M. de la Paz, hija de “La Carexa”

Las tres h. cautivas [CGA.089/ 001].

[25] Villaviciosa

“La señora de Ceferino La monja por fuerza Mata” [CGA.117/ 003].

[26] id. id.

Pregunté si había cena [CGA.158/ 001].

[27]

La infantina y El c. burlado [CGA.023/ 002].

Sobrepiedra Teresa Covián (53 a.) (Parres)

[28] id. id.

Los presagios del labrador [CGA.121/ 005].

[29]

S. Pedro de Villanueva (Parres)

A. Pedraces de Viego (12 a.)

La hermana avarienta [CGA.124/ 002].

[30]

Castiello (Parres)

Manuela de Junco y T. (83 a.)

La vuelta del marido (é-a) [CGA.082/ 006].

[31]

Margolle (Parres)

Emilia Pérez (23 a.) [CGA.058/ 004].

El quintado y La aparición

[32]

Asturias, s. l. —— (¿Pajares?)

La ventolera CGA.166/ 001].

[33] Asturias, s. l. ——

Alma en pena peregrina a S. [CGA.135/ 003].

[34] Asturias, s. l. ——

Una fatal ocasión [CGA.041/ 014].



INVENTARIO DE COLECCIONES

403

————— De las versiones de S. Juan de Amandi se conserva doble original, que acaso corresponden a recitaciones distintas, en letra de J. Menéndez Pidal y M. Goyri, de los núms. [7] y [9]; la núm. [10] cuenta sólo con original de M. Goyri, y la núm. [8] figura sólo en original de letra de J. Menéndez Pidal.

009. Colección Laviana s. l. (c. 1885, ¿Eladio García Jove?) [1] C. de Laviana

—— (ms., núm. 1)

Santa Catalina [CGA.098/ 002].

[2] id. —— (ms., núm. 2)

Por las a. del cielo + ¿C. no c. la bella?, a lo d. [CGA.196/ 001] + [CGA.197/ 003].

[3] id.

—— (ms., núm. 3)

La aparición de la enamorada [CGA.058/ 003].

[4] id.

—— (ms., núm. 4)

Los presagios del labrador CGA.121/ 001].

[5] id.

—— (ms., núm. 5)

La infanticida [CGA.122/ 003].

010. Colección Asturias s. l. ¿Occidente? (c. 1885) [1] Asturias s. l. ——

Gaiferos y Galván [CGA.018/ 002].

[2] id. ——

Blancaflor y Filomena [CGA.074/ 004].

[3] id.

La esposa de don García [CGA.075/ 003].

—— [Proyecto JMP, n. 13]

[4] id. ——

La mala suegra [CGA.076/ 007].

[5] id.

La infanta parida [CGA.029/ 012].

—— [Proyecto JMP, n. 6]

[6] id. ——

Por las a. del cielo + ¿C. no c. la bella?, a lo d. [CGA.196/ 002] + [CGA.197/ 004].

011. Colección E. Olavarría (1886) [1] Proaza Rosa Fernández (28 a.)

El moro cautivo + Flérida y don D. [CGA.048/ 001] + [CGA.031/ 002].

[2] id. id.

Una fatal ocasión [CGA.041/ 015].

[3] id. id.

El difunto penitente [CGA.134/ 002].

[4] id. id.

La cabrera d. elevada al cielo [CGA.094/ 002].

404

ÍNDICES

[5 id. id.

Marinero al agua [CGA.097/ 003].

[6] id. id.

San Antonio libera a su p. [CGA.254/ 001].

[7] id. id.

La muerte de Prim [CGA.239/ 001].

012. Colección A. W. Munthe (1886) [1]

Posada de Rengos Antonia Coque (20 a.) (Cangas de N.)

P. del rey don Rodrigo [CGA.001/ 004].

[2] id. id.

El c. Claros en h. de fraile [CGA.020/ 004].

[3] id. id.

Gerineldo y La condesita [CGA.081/ 003].

[4] id. id.

El c. Grifos Lombardo [CGA.022/ 006].

[5] id. id.

La hermana cautiva (hex.) [CGA.087/ 007].

[6] id. id.

Blancaflor y Filomena [CGA.074/ 005].

[7] id. id.

La mala suegra [CGA.076/ 008].

[8] id. id.

Toros y cañas [CGA.111/ 003].

[9] id. id.

Soltera me quedo [CGA.330/ 001].

[10] id. id.

Marinero al agua [CGA.097/ 004].

[11] id. id.

Dudas de San José [CGA.176/ 001].

[12]

La mala suegra [CGA.076/ 009].

Villaoril de Bimeda Carmen González (Cangas de N.) (c. 20 a.)

[13] id. id.

Los soldados forzadores [CGA.113/ 002].

[14] id. id.

La Gallarda [CGA.038/ 005].

[15] id. id.

Nos casarán nuestros padres [CGA.051/ 001].

[16] id. id.

La Virgen romera [CGA.091/ 007].

[17] id. id.

La flor del agua [CGA.092/ 007].

[18] id. id.

La Virgen y el ciego [CGA.191/ 002].



INVENTARIO DE COLECCIONES

405

013. Colección B. Acevedo (c. 1890 – antes de 1910) [1]

Asturias s. l. (Occidente)

—— [texto no localizado]

¡Ay, un galán de esta villa!

[2] id. ——

La condesita [CGA.079/ 003].

[3] id. ——

Las hijas del merino [CGA.172/ 001].

[4] id. ——

Madre, Francisco no viene [CGA.119/ 001].

[5] id. ——

Nos casarán nuestros padres [CGA.051/ 002].

[6] [Boal] ——

Madre, a la p. hay un niño [CGA.193/ 002].

[7]

Asturias s. l. —— (Occidente)

La ventolera [CGA.166/ 003].

[8]

C. de Piloña —— (o Occidente)

Un aldeano en el templo [CGA.354/ 001].

[9]

Asturias s. l. —— (Occidente)

La saya de Olaya [CGA.353/ 001].

[10] Oviedo Julia Fernández (15 a.)

Tamar [CGA.071/ 002].

[11]

La dama y el pastor [CGA.049/ 005].

Focella —— (Teverga)

————— Del texto núm. [1], no localizado, nos consta su existencia por las listas elaboradas por R. Menéndez Pidal y M. Goyri, hacia 1910. El texto núm. [7] está fechado en septiembre de 1909; el [11] fue publicado por B. Acevedo en su libro de 1915, p. 365.

014. Colección Serandinas (1889) [1]

Serandinas (Boal)

[2] id.

Juventina García (?) Colec. A, pp. 1-5

La devota de la V. en el yermo [CGA.093/ 009].

id. Colec. A, pp. 5-7

El soldado y la monja [CGA.139/ 002].

[3] id. id. Colec. A, pp. 7-11

Muerte del p. don Juan + El c. Niño [CGA.012/ 001] + [CGA.025/ 004].

[4] id. id. Colec. B, pp. 1-3

La m. de su honra + Una f. ocasión [CGA.040/ 003] + [CGA.041/ 016].

[5]

id. Colec. B, pp. 4-7

Blancaflor y Filomena [CGA.074/ 006].

id. Colec. B, pp. 7-10

Flores y Blancaflor [CGA.086/ 005].

id.

[6] id.

406

ÍNDICES

[7] id.

id. Colec. B, pp. 10-13

La infanta parida [CGA.029/ 013].

[8]

id. Colec. B, pp. 13-14

El ganado perdido [CGA.163/ 001].

[9] id.

id. Colec. B, p. 15

Don Gato [CGA.167/ 002].

[10] id.

id. Colec. B, pp. 15-16

La zorra y el gallo [CGA.161/ 003].

[11] id.

id. Colec. B, pp. 17-18

El ganado perdido y bien e. [CGA.164/ 001].

[12] id.

id. Colec. C, pp. 1-4

La vuelta del marido (é-a) [CGA.082/ 004].

[13] id.

id. Colec. D, pp. 1-8

El c. Claros en h. de fraile [CGA.020/ 005].

[14] id.

id. Colec. E, pp. 1-4

El difunto penitente [CGA.134/ 003].

id.

————— Al pie de la versión de El Conde Claros en hábito de fraile se da una lista de romances, con títulos que no permiten deducir con seguridad en todos los casos a qué temas corresponden. Parece tratarse de otros romances que conocía la informante, o que el colaborador de Juan Menéndez Pidal, o de Bernardo Acevedo, ofrecía recoger:

El de Gerineldo



El de la viuda o de la calle empedrada [¿Los soldados forzadores?]



El de la Silvanuca o palacio del Vallidar [La mala suegra]



El de la tejedora [¿La apuesta ganada?]



El de la monja [¿La monja por fuerza?]

[1]

Carbes (Amieva)

015. Colección Amieva (1890-1892) Josefa Cayarga (col. o rec.)

La mala suegra [CGA.076/ 010].

[2] id. id.

La Virgen romera [CGA.091/ 008].

[3] id. id.

El discípulo amado [CGA.204/ 002].

[4] id. id.

J. va de ronda + El m. de Cristo [CGA.206/ 002] + [CGA.201/ 002].

[5] id. id.

Jesucristo dice misa [CGA.207/ 001].

[6] id. id.

La Virgen sueña la Pasión [CGA.195/ 001].

[7] id. id.

Jesús, que triunfante entró [CGA.266/ 001].

[8] id. id.

Oración (á-a) [CGA.000/ 000].



407

INVENTARIO DE COLECCIONES

————— En la edición de Silva asturiana, III, hemos prescindido de los núms. [5] a [8], debido a que el carácter narrativo es inexistente o mínimo.

016. Colección F. Vigil (1892-c. 1907) [1]

Aveno (Siero)

Florentina Llorián (copia mec., num. 1)

Merienda del moro Zaide [CGA.009/ 002].

[2]

id.

id. (copia mec., num. 2)

Jesucristo va de ronda [CGA.206/ 003].

[3] Pola de Siero

Ronda de mozos (copia mec., num. 3)

El ateo [CGA.219/ 001].

[4]

Aveno (Siero)

Florentina Llorián (copia mec., num. 4)

En el monte murió Cristo [CGA.211/ 001].

[5]

id.

id. (copia mec., num. 5)

Cristo niño se ofrece… [CGA.209/ 001].

[6]

Pola de Siero

Ramona García (copia mec., num. 6)

La V. vestida de colorado [CGA.202/ 001].

id. (copia mec., num. 7)

La V. anuncia al Niño su P. y G. [CGA.189/ 002].

[7] id.

[8] id. id. (copia mec., núm. 8)

¿C. no cantáis, la b.?, a lo div. + La c. de Cristo [CGA.193/ 006] + [CGA.194/ 002]

[9] id.

Leandra Berdasquera (copia mec., num. 9)

El rastro divino B (á-o) [CGA.200/ 003].

[10]

id.

Ramona García (copia mec., núm. 10)

Pobreza de la V. recién parida [CGA.180/ 002].

[11] id.

Juana Rodríguez (copia mec., num. 11)

Nochebuena [CGA.182/ 003].

[12]

Aveno (Siero)

Florentina Llorián (copia mec., num. 12)

La S. Familia hospedada… [CGA.184/ 002].

[13] Pola de Siero

Ronda de mozos (copia mec., num. 13)

Milagro del trigo [CGA.192/ 001].

[14] id.

Una mujer (copia mec., num. 14)

La infanticida [CGA.122/ 005].

(heptás.)

[15] id. ——

¡Ay, un galán de esta villa! [CGA.047/ 010].

[16] id. ——

¡Ay, un galán de esta villa! [CGA.047/ 012].

——— La colección (versiones núm. [1] a [14]) parece haber estado en poder de Bernardo de Acevedo, en cuya letra se fecha uno de los textos. Acevedo la remitió, en copias mecanografiadas, a R. Menéndez Pidal en fecha posterior a 1907. El texto núm. [15] es un impreso de 1906, en pliego suelto. A pesar de que se afirma que el texto del romance se imprime “tal como se canta en las fiestas del Carmen de Pola de Siero”, lo cierto es que, salvo variantes secundarias, se reproduce la versión

408

ÍNDICES

editada por J. Pérez Ortiz hacia 1860 [CGA.047/ 007]. El núm. [16]; es otra versión del mismo romance, que depende en gran parte de la publicada por J. Menéndez Pidal en 1885 [CGA.047/ 007], y no coincide con el que imprimió Vigil en 1906 (núm. [15]). La suponemos enviada a R. Menéndez Pidal después de 1910.

017. Colección B. Vigón (Versiones comunicadas a J. Menéndez Pidal, entre 1885 y 1893) [1]

Gobiendes Ramona Caravia (70 a.) La difunta pleiteada (Colunga) [CGA.116/ 004].

[2] Ribadesella

—— [Proyecto JMP, n. 1]

La V. anuncia al Niño su P. y G. [CGA.189/ 003].

[3] id.

—— [Proyecto JMP, n. 2]

Merienda del moro Zaide [CGA.009/ 001].

[4]

Asturias s. l. (¿Colunga?)

—— [Proyecto JMP, n. 4]

Pobreza de la V. recién parrida [CGA.180/ 003].

[5]

id-

—— Oración [Proyecto JMP, núm. 5] [CGA.000/ 000].

[6] Ribadesella

Ramona González (30 a.) No hay tal andar [Proyecto JMP, núm. 2] [CGA.361/ 001].

——— La versión núm. [1] fue ya editada parcialmente en una nota al pie de página de la Colección de 1885, atribuyéndose su recolección a «la Srta. Vicenta Caravia». El original completo, que es sin duda el que utilizó J. Menéndez Pidal, es de letra de Braulio Vigón. Los otros textos parecen posteriores a 1892-1893, al no haber sido incluidos en la serie de «Poesía popular» publicada en El Carbayón.

018. Colección B. Vigón (“Poesía popular”, El Carbayón, 1892-1893) [1] Colunga, s. l.

—— (sin núm.)

La flor del agua [CGA.092/ 009].

[2] Lué (Colunga)

B. Montoto, “La Llata” La renegada de Valladolid (70 a.) [CGA.103/ 001]. (“Romances”, núm. I) La infanta parida

[3] Loroñe (Colunga)

B. Iglesias, “La Payeta” [CGA.029/ 014]. (35 a.) (“Romances”, núm II)

[4] id.

Ramona N. La tía R. Manín (80 a.) (“Romances”, núm III)

[5] id.

Encarnación Covián M. La devota de la V. en el yermo (col.) [CGA.093/ 010]. (“Romances”, núm IV)

[6] id.

B. Iglesias, “La Payeta” La flor del agua (35 a.) [CGA.092/ 010]. (“Romances”, núm V)

[7] id.

Ramona N. La tía R. Manín (80 a.)

El ventero asesino y el labrador



(“Romances”, núm VI)

[CGA.128/ 001].

Los presagios del labrador [CGA.121/ 003].



INVENTARIO DE COLECCIONES

409

[8] id.

id. Nochebuena (heptas.) (“Romances”, núm VII) [CGA.182/ 002].

[9] Lué (Colunga)

B. Montoto, “La Llata” La Virgen y el ciego (70 a.) [CGA.191/ 003]. (“Romances”, núm. VIII)

[10] id.

id. (“Romances”, núm IX)

El rastro divino B (á-o) [CGA.200/ 002].

[11] id.

id. (“Romances”, núm X)

¿C. no cantáis, la b.?, a lo div. [CGA.197/ 005].

[12]

Ramona Caravia (78 a.) El castillo de la Virgen (“Romances”, núm XI) [CGA.188/ 005].

Gobiendes (Colunga)

[13] Lué (Colunga)

B. Montoto, “La Llata” El castillo de la Virgen (70 a.) [CGA.188/ 006]. (“Romances”, núm. XII)

———— La fecha de recolección de estas versiones dataría «por lo menos, de 1880, aunque el manuscrito definitivo debió ser preparado [...] en 1886», según el prólogo, anónimo, de la reedición de trabajos de B. Vigón publicada en 1980. Es posible que deban retrasarse esas fechas, a la vista de la diferencia de edad que se atribuye a la recitadora Ramona Caravia en el núm. [12] (78 a.), respecto al núm. [1] (70 a.) de las versiones comunicadas a J. Menéndez Pidal. Son, en cualquier caso, posteriores a 1885 las notas comparativas y bibliográficas de Vigón que acompañan a la edición de los textos. La versión [1], aunque fue la primera en publicarse en El Carbayón (23-VI-1892), no forma parte del ms. de «Poesía popular», tal vez por tratarse de una recitación previa y menos completa de la núm. [6], y ha sido omitida en la reedición de 1980.

019. Colección B. Vigón (antes de 1895) [1] Colunga, s. l. ——

La vuelta del marido (é) [CGA.084/ 002].

[2] id. ——

Mambrú [CGA.169/ 001].

[3] id. ——

¡Qué hermoso pelo lleva! [CGA.171/ 001].

[4] Villaviciosa, s. l. ——

Muerte del galán [CGA.118/ 002].

[5]

Santa Catalina [CGA.098/ 003].

P. j. Gijón —— (¿Villaviciosa?)

[6] Villaviciosa ——

Me casó mi madre [CGA.067/002].

[7] id. ——

Estando una pastora [CGA.168/ 001].

[8]

La monja por fuerza [CGA.117/ 002].

Gobiendes —— (Colunga)

[9] Colunga, s. l. ——

Hilo de oro (E. de novia) [CGA.050/ 005].

[10] Villaviciosa ——

Hilo de oro (E. de novia) [CGA.050/ 006].

410

ÍNDICES

[11]

Colunga —— (o Villaviciosa)

Don Gato [CGA.167/ 003].

[12]

Gobiendes Vicente Caravia (17 a.) (Colunga)

Dictados tópicos A [CGA.344/ 001].

[1]

Asturias s. l. [¿Llanes?]

020. Colección F. Canella (ed. 1895, 1896) —— ¡Ay, un galán de esta villa! [< JMP, Col., num. XXX]

[2] id.

—— La hermana cautiva (hex.] [< JMP, Col., num. XVI]

[3] id.

—— [< JMP, Col., num. VII]

El c. Claros en h. de fraile

[4] id.

—— [¿< JMP, Col., nums. III y IV?]

Gerineldo

[5] id.

—— El conde Niño [< JMP, Col., num. XXV] + Valdovinos s. en la caza

[6] id.

—— La infanta parida [< JMP, Col., num. XLIV]

[7] id.

—— Albaniña [< JMP, Col., num. XXXIII]

[8] id.

—— Delgadina [< JMP, Col., num. LXXV, y, tal vez, elementos de otra versión]

[9] id.

—— La flor del agua [< Col. A. de los Ríos, num. 29]

[CGA.026/ 004].

[10] Llanes ——

La buena pesca [CGA.224/ 002].

[11] Llanes ——

La galera de la Virgen [CGA.178/ 003].

[12] Llanes (?)

—— Marinero al agua [< Col. P. J. Pidal, num. 22] [CGA.097/ 001].

———— Sobre la inautenticidad casi absoluta de esta Colección de 1895, cf. Silva asturiana, III § 4. Los textos núm. [11] y [12] se publican en Canella 1896, p. 451.

021. Primeras versiones asturianas de Ramón Menéndez Pidal [1]

Solleres (Ribadesella)

María Suárez y González (84 a.)

[2]

Santa Eulalia Concha (criada) (Allande)

Los presagios del labrador [CGA.121/ 006]. Muerte del p. don Juan [CGA.012/ 002].

[3] id. id.

Marinero al agua [CGA.097/ 005].

[4] id. id.

El c. Claros en h. de fraile [CGA.020/ 006].



INVENTARIO DE COLECCIONES

[5] Loroñe (Colunga)

Ramona Manín (Cf. col. B. Vigón, 018, núm. 8)

Nochebuena (hept.) [CGA.182/ 002].

[6] Pajares (Lena)

Rosaura (Cf. col. J. M. Pidal, 008, núm. 11)

El labrador caritativo [CGA.215/ 001].

[7]

Linares —— (Ribadesella)

411

La toca de la V. y el alma p. [CGA.221/ 002].

[8] S. Juan de Amandi María F. Garrido (21 a.) La Virgen romera (Villaviciosa) (Cf. col. J. M. Pidal, [CGA.091/ 009]. 008, núm. 8) [9] id. [10]

id. (Cf. col. J. M. Pidal, 008, núm. 9)

Linares —— (Ribadesella)

El castillo de la Virgen [CGA.188/ 007]. El castillo de la Virgen [CGA.188/ 008].

[11] S. Juan de Amandi María F. Garrido (21 a.) Albaniña (Villaviciosa) (Cf. col. J. M. Pidal, [CGA.070/ 003]. 008, núm. 10) [12]

Pajares Rosaura (Lena)

Albaniña [CGA.070/ 004].

[13] id. id.

La vuelta del marido (é-a) [CGA.082/ 007].

[14] id. id.

La Gallarda [CGA.038/ 006].

[15] id. id.

La infanta parida [CGA.029/ 015].

[16] id. id

Delgadina [CGA.073/ 008].

[17] Mieres Amalia Díez

La Virgen y el ciego [CGA.191/ 004].

[18] id. id.

La niña discreta [CGA.170/ 001].

[19] id. id.

Casada de lejas tierras [CGA.078/ 001].

[20] id. id.

El cura sacrílego [CGA.095/ 002].

[21] id. id.

La hermana cautiva (hex.) [CGA.087/ 008].

[22] Sta. Eulalia de Oscos ——

La Virgen y el ciego [CGA.191/ 005].

[23] id. ——

La condesita [CGA.079/ 002].

[24] id. ——

Flores y Blancaflor [CGA.086/ 007].

[25] (?)

“De Nazaret se parte”

—— (Texto no localizado)

412

ÍNDICES

[26]

Herías José Álvarez (13 a.) (Villayón), o Illano

Un aldeano en el templo [CGA.354/ 002].

[27]

Alea —— (Ribadesella)

Flores y Blancaflor [CGA.086/ 008].

[28]

Infiesto María Muñíz (Piloña)

El c. Claros en h. de fraile [CGA.020/ 007].

[29] Asturias, s. l. ——

Nos casarán nuestros padres [CGA.051/ 003].

[30] id. ——

Muerte del galán [CGA.118/ 003].

———— Seguimos el orden en que figuran las versiones en una lista de M. Goyri y R. Menéndez Pidal. Ese orden, sin embargo, no corresponde estrictamente a la fecha de recogida de los textos. Consta, por ejemplo que los de Allande ([2] a [4]) son de junio de 1902, posteriores a los de Linares ([7] y [10]) recogidos en julio de 1901. Las versiones de Pajares, Mieres y Oscos las suponemos recogidas hacia 1902. aunque los originales no aparecen fechados. Posteriores, ya de 1909, son las versiones de Alea e Infiesto ([27] y [28]). Los romances núms. [29] y [30], fueron recogidos en Chile de un emigrante asturiano y remitidos a R. Menéndez Pidal por Julio Vicuña Cifuentes antes de 1910. Las versiones de Alea, y Herías, no figuran en la lista de M. Goyri y R. Menéndez Pidal; en la lista se incluyen, en cambio las versiones de B. Vigón que se editaban en la obra Juegos y rimas infantiles, y las de Rosario Menéndez Pidal, que hemos considerado pertenecientes a colecciones distintas y se reseñan supra (019), o a continuación (022).

022. Colección Rosario Menéndez Pidal (c. 1902-1906) [1] Ribadesella ——

La V. anuncia al Niño su P. y G. [CGA.189/ 004].

[2] id. ——

Nochebuena (hept.) [CGA.182/ 004].

[3] id. ——

El castillo de la Virgen + La V. anuncia al Niño su P. y G. [CGA.188/ 010] + [CGA.189/ 005].

[4] id. ——

El castillo de la Virgen [CGA.188/ 011].

[5] id. ——

La Virgen y el ciego [CGA.191/ 006].

[6] id. ——

La Virgen y el ciego [CGA.191/ 007].

[7] id. ——

La flor del agua [CGA.092/ 011].

[8] id. ——

Merienda del moro Zaide [CGA.009/ 003].

[9] id. ——

La Anunciación-A (í-a) [CGA.174/ 001].



INVENTARIO DE COLECCIONES

10] id. ——

Dolor de la V. en el p. de Belén [CGA.190/ 001].

[11]

Sarta de oraciones:

id.

——

413



Dolor de la V. en el p. de Belén; ¿C. no cantáis, la b.?, a lo d.; La c. de Cristo; La V. vestida de colorado [CGA.190/ 002] [CGA.197/ 007]. [CGA.198/ 003] [CGA.202/ 002].

[12] id. ——

Los sacramentos [CGA.264/ 001].

[13] id. ——

“No hay tal andar” [CGA.361/ 002].

[14] id. “Una muchacha”

Las tres hermanas cautivas [CGA.089/ 002].

————— Las versiones núms. [10] a [14] no figuran en la lista de R. Menéndez Pidal; tal vez por haber sido remitidas posteriormente. En la edición prescindimos de las [12] y [13], composiciones religiosas sin caracter narrativo.

023. Colección de Juan y Ramón Menéndez Pidal San Martín del rey Aurelio (agosto 1909) [1]

Sorriego Nazarena Estrada (22 a.) La infanta parida (S. M. del r. Aurelio) [CGA.029/ 017].

[2] id. id.

La dama y el pastor [CGA.049/ 001].

[3] id. id.

Una fatal ocasión [CGA.041/ 017].

[4] id. id.

La toca de la V. y el alma p. [CGA.221/ 003].

[5] id. id.

La V. anuncia al Niño su P. y G. [CGA.189/ 006].

[6]

Casada de lejas tierras [CGA.078/ 002].

El Carbonero —— (S. M. del r. Aurelio)

[7] id. ——

Por las a. del cielo + ¿C. no cantáis, la b.?, a lo d. [CGA.196/ 003] + [CGA.197/ 008].

[8]

Blancaflor y Filomena [CGA.074/ 007].

S. Andrés de Linares —— (S. M. del r. Aurelio)

[9] id. ——

La infanta parida [CGA.029/ 019].

[10] id. ——

Santa Iria (octos.) [CGA.044/ 002].

414 [11]

ÍNDICES

El Entrego María de Pedro (S. M. del r. Aurelio)

Blancaflor y Filomena [CGA.074/ 008].

[12] id. id.

La hermana avarienta [CGA.124/ 003].

[13] id. id.

Delgadina [CGA.073/ 009].

[14] id. id.

La niña discreta [CGA.170/ 002].

[15] id. id.

Marinero al agua [CGA.097/ 006].

[16] id. id.

Nochebuena (hept.) [CGA.182/ 005].

[17] id. id.

La mala suegra [CGA.076/ 012].

[18] id. id.

La infanticida [CGA.122/ 006].

[19] id. id.

El cura sacrílego [CGA.095/ 003].

[20] Blimea —— (S. M. del r. Aurelio)

Por las a. del cielo. + ¿C. no cantáis, la b.?, a lo d. [CGA.196/ 004] + [CGA.197/ 009]

[21] id ——

Silvana [CGA.072/ 003].

[22]

Muerte del p. don Juan [CGA.012/ 006].

Carrocera Teresa F. Cocañín (80 a.) (S. M. del r. Aurelio)

[23] id. id.

El castillo de la Virgen [CGA.188/ 012].

[24] id. id.

La doncella guerrera [CGA.035/ 002].

[25]

Blimea Hermana de T. F. Cocañín La doncella guerrera (S. M. del r. Aurelio) [CGA.035/ 003].

[26] id. ——

La infanta parida [CGA.029/ 018].

[27] id. ——

La mala suegra + B. y Filomena [CGA.076/ 013] + [CGA.074/ 009 bis].

[28] id. ——

La devota de la V. en el yermo [CGA.093/ 011].

[29]

¡Ay, un galán de esta villa! [CGA.047/ 013].

Carrocera —— (S. M. del r. Aurelio)

[30] id. ——

La flor del agua [CGA.092/ 012].

[31] id. ——

Labrador… atraido por el diablo [CGA.151/ 001].

[32] id. ——

La Virgen y el ciego [CGA.191/ 008].



INVENTARIO DE COLECCIONES

415

————— Los textos de SORRIEGO, [1]—[5], están escritos en letra de mano popular, acaso de la propia recitadora; los de EL CARBONERO, [6]—[7], S. ANDRES DE LINARES, [8]—[10], BLIMEA, [20]—[21] y [25]—[28], y parte de los de CARROCERA, [22]—[24] y [29], fueron anotados por R. Menéndez Pidal; los demás textos de CARROCERA, [30]—[32] están en letra de J. Menéndez Pidal. Los textos de EL ENTREGO, [11]—[19], en letra que no podemos identificar, debieron de ser anotados por un compañero de excursión. Prescindimos de un texto de SORRIEGO, que no figura en la lista de R. Menéndez Pidal pese a ser de la misma letra y recitadora que los núms. [1] a [5], por ser una oración sin caracter narrativo («Padre nuestro pequeñín...»).

024. Colección de Juan y Ramón Menéndez Pidal Aller (agosto 1909) [1] Casomera Rosaura González (Aller) [2] id María Carballo [3] id. Elena Nespral (21 a.) [4] id. Adelaida García [5] id. Cesárea González [6] id. id. [7] id. Elena Nespral (21 a.) [8] id. id. [9] id. id. [10] id. Lucinda Lobo [11] id. id. [12] id. id. [13] id. María Carballo [14] id. id.

La princesa peregrina [CGA.053/ 001]. La mala suegra [CGA.076/ 014]. La mala suegra [CGA.076/ 015]. La mala suegra [CGA.076/ 016]. La esposa de don García [CGA.075/ 004]. Muerte del p. don Juan [CGA.012/ 004]. Muerte del p. don Juan [CGA.012/ 005]. Entierro de Fernandarias, a lo d. + El monumento de Cristo [CGA.208/ 001] + [CGA.205/ 003]. Sarta de oraciones: ¿C. no cantáis, la b.?, a lo div.; Por las a. del cielo; La c. de Cristo [CGA.197/ 010] + [CGA.196/ 005] + [CGA.198/ 004] Una fatal ocasión [CGA.041/ 018]. La criada calumniada por amor [CGA.114/ 001]. Santa Iria (octos.) [CGA.044/ 001]. Cristo pide la l. de un preso [CGA.218/ 001]. Delgadina [CGA.073/ 010].

416

ÍNDICES

[15] id. id. La Gallarda [CGA.038/ 007]. [16] id. Cesárea González La Gallarda [CGA.038/ 008]. [17] id. id. Madre, a la p- hay un niño [CGA.193/ 001]. [18] id. M. Carballo y C. González Nochebuena (hept.) [CGA.182/ 006]. [19] id. id. La S. Familia hospedada… + Nochebuena (estróf.) [CGA.184/ 004]+ [CGA.183/ 001]. [20] id. María Carballo La V. anuncia al Niño su P. y G. [CGA.189/ 007]. [21] id. id. La hermana avarienta [CGA.124/ 004]. [22] id. Rosaura González (65 a.) La flor del agua [CGA.092/ 013]. [23] id. id. P. del rey don Rodrigo [CGA.001/ 005]. [24] Llanos Ramona Fernández (65 a.) La infanticida (Aller) [CGA.122/ 007]. [25] id. id. La infanta parida [CGA.029/ 016]. [26] id. id. Me casó mi madre [CGA.067/003]. ———— Las versiones de CASOMERA dictadas por Rosaura González (núms. [1] y [22][23]), y por Elena Nespral (núms. [3] y de [7] a [9]) están anotadas en letra de Juan Menéndez Pidal; también las de LLANOS ([24] a [26]). Las demás, en letra de Ramón Menéndez Pidal. La versión de La esposa de don García (núm. [5]) figura por error en la lista de la Encuesta de Caso; el original no deja lugar a dudas de que pertenece a la de Aller.

025. Colección de Juan y Ramón Menéndez Pidal Caso (agosto 1909) [1] Veneros María Muñiz (Caso) [2] id. Irene Simón Posada [3] id. id. [4] id. id. [5] id. id. [6] id. id.

La dama y el pastor [CGA.049/ 002]. La dama y el pastor [CGA.049/ 003]. La ventolera [CGA.162/ 002]. Muerte del p. don Juan [CGA.012/ 003]. Madre que m. a su hijo [CGA.143/ 002]. Silvana [CGA.072/ 004].



INVENTARIO DE COLECCIONES

417

[7] id. id.

Sarta de oraciones: Dolor de la V. en el portal de B.; ¿C. no cantáis, la b.?, a lo d.; La c. de Cristo La V. vestida de colorado; La V. y el ciego [CGA.190/ 003] [CGA.197/ 011]. [CGA.198/ 005] [CGA.202/ 003]. [CGA.191/ 009].

[8] id. id.

La flor del agua [CGA.092/ 014].

[9] id. id.

La Virgen romera [CGA.091/ 010].

[10] id. id.

El quintado y La aparición [CGA.058/ 005].

[11] id. id.

La devota de la V. en el yermo [CGA.093/ 012].

[12] id. id.

Delgadina [CGA.073/ 011].

[13] id. id.

La noble porquera [CGA.077/ 001].

[14] id. id.

Albaniña [CGA.070/ 005].

[15] Campo de Caso ——

La devota de la V. en el yermo [CGA.093/ 013].

[16] id. ——

La devota de la V. en el yermo [CGA.093/ 014].

[17] id. ——

Blancaflor y Filomena [CGA.074/ 010].

————— Los originales mss. son de letra de R. Menéndez Pidal, excepto los cuatro últimos, que figuran en letra que no identificamos aunque en un caso (núm. [17]) pudiera, quizá, ser de J. Menéndez Pidal. Según notas de R. Menéndez Pidal, la principal recitadora de esta colección (Irene Simón Posada, de VENEROS) conocía también otros romances que no fueron anotados y cuyos títulos y/o incipit son:

—Bañando están las prisiones con lágrimas que derrama.



[Bañando está las prisiones, a lo divino]



[CGA.212/ 001].



—Los dos más dulces esposos, los dos más tiernos amantes,



el mejares [?] madre e hijo porque son Cristo y su madre.



[Despedimiento de Cristo y su madre]



[CGA.213/ 001].



—Sacra inefable unidad, digna de eterna alabanza,



danos fe, amor y esperanza, santísima Trinidad.



[composición que no identificamos]



—(La copla de la enamorada de Cristo):

418

ÍNDICES



A las mujeres discretas, las que se tienen por sabias,



y de amorosas se precian de aquellas que tanto aman.



[CGA.251/ 001]



—A unos desposorios castos convida la Iglesia, amigos.



[Desposorios y celos de San José]



[CGA.177/ 001].

026. Colección de Ramón Menéndez Pidal (julio-agosto 1910) [1]

Cerredo —— (Degaña)

La infantina y El c. burlado [CGA.023/ 003].

[2] Proaza Salomé

El difunto penitente [CGA.134/ 004].

[3] id id.

El galán y la calavera [CGA.133/ 001].

[4] id. id.

Silvana [CGA.072/ 005].

[5] id. id.

Flores y Blancaflor [CGA.086/ 009].

[6] id. id.

La Gallarda [CGA.038/ 009].

[7] id. id.

Novia abandonada del c. de A. [CGA.056/ 002].

[8]

Marinero al agua [CGA.097/ 007].

Villar —— (Lena)

[9] id. ——

Blancaflor y Filomena [CGA.074/ 011].

[10]

Flor de Acebos —— (Lena)

Nochebuena (hept.) [CGA.182/ 007].

[11]

Collanzo Laura (Lena)

La flor del agua [CGA.092/ 015].

[12]

San Martín Teresa Rodríguez (Teverga)

El c. Claros en h. de fraile [CGA.020/ 008].

[13]

Asturias s.l. (¿Teverga?)

La loba parda

[14]

Casomera —— (Aller)

—— [Texto no localizado]

Doña Juana de Acevedo [CGA.228/ 001].

[15] id. ——

Rosaura la del guante [CGA.227/ 001].

[16]

Rosaura la del guante [CGA.227/ 002].

Ballota Una anciana (de 84 a.) (Cudillero)

[17] Lena ——

La ventolera (fragm.) [CGA.166/ 004].

[18] Asturias, s. l. ——

Joaquín D.: amores contrariados [CGA.233/ 001].



INVENTARIO DE COLECCIONES

419

——— Aunque anotado sólo en 1910, el fragmento del núm. [17] lo recordaba Ramón Menéndez Pidal de haberlo oido en Lena “hacia 1880”. El texto [18], sin ningún dato identificador, lo atribuimos a esta colección por haber sido anotado de letra de R. Menéndez Pidal en el mismo tipo de papel que los anteriores.

027. Colección de Ramón Menéndez Pidal, Villapedre-Polavieja, Navia (agosto, 1910) [1]

Villapedre Manuel García (Navia)

La Gallarda [CGA.038/ 010].

[2] id. Antonio G. Junceda

El c. Claros en h. de fraile [CGA.020/ 009].

[3] id. id.

El a. romera libera a su m. [CGA.137/ 003].

[4] id. Manuel García

El a. romera libera a su m. [CGA.137/ 004].

[5] id. Benigna García

El c. Grifos Lombardo [CGA.022/ 007].

[6] id. Antonio G. Junceda

El m. arriero y los s. ladrones [CGA.123/ 004].

[7] id. Manuel García

Madre que m. a su hijo [CGA.143/ 003].

[8] id. id.

La infanta parida [CGA.029/ 020].

[9] id. id.

La bastarda y el segador [CGA.034/ 002].

[10] id. id.

La ventolera [CGA.166/ 005].

[11] id. ——

El corregidor y la molinera [CGA.159/ 001].

[12] id. ——

La hermana cautiva (hex.) [CGA.087/ 009].

[13]

La hermana cautiva (hexas.) [CGA.087/ 010].

Polavieja Justa G. Polavieja (Navia)

[14] id, id,

Delgadina [CGA.073/ 012].

[15] id. id.

Don Gato [CGA.167/ 004].

————— Los textos núm. [5], [7], [8], [9], [10] fueron anotados en letra de R. Menéndez Pidal Los núm. [1], [2], [3], [4], [6], [11], [12], [13], 14], y [15] son de letra de un colaborador, posiblemente Vicente Trelles, que acompañó a R. Menéndez Pidal en sus encuestas dialectológicas en el Occidente de Asturias.

C BIBLIOGRAFÍA

nota En esta bibliografía, sobre todo en la sección segunda, «Romancero y literatura oral en Asturias», se incluyen varias referencias a trabajos utilizados y citados en los estudios sobre colecciones de romances asturianos posteriores a 1910, que se incluirán en los siguientes volúmenes de Silva asturiana. Mantenemos estas referencias dado que es lo habitual que estos trabajos tengan presente en una u otra forma las etapas iniciales de recolección de la poesía oral narrativa en Asturias. Se incluyen, por otra parte, algunos trabajos de reciente aparición que habrán de ser tenidos en cuenta en una posible reedición de los vols. I y II.

I. General Aguiló i Fuster, Marian, Romancer popular de la terra catalana (Barcelona: Alvar Verdaguer, 1893). Anderson, Walter, Der Schwank vom alten Hildebrand: eine vergleichende Studie, «Acta et Commentationes Universitatis Tartuensis», vols. XXI-XXIII (Dorpat: K. Matiessens, 1931). Almeyda Garrett, João Baptista de, Romançeiro, 3 vols. (Lisboa: Viuva Bertrand e Filhos, 1851-1853). Arbaud, Damase, Chants populaires de la Provence, (Aix: Makaire, 1862). Armistead, Samuel G., El Romancero Judeo-español en el Archivo Menéndez Pidal (Catálogo-índice de romances y versiones) (Madrid: C.-S. Ménéndez Pidal,1978), 3 vols. Azevedo, Alvaro Rodrigues de, Romanceiro do Archipelago da Madeira (Funchal: Typ. da «Voz do Povo», 1880). Bold, Alan, The Ballad, «The Critical Idiom», vol. 41 (London: Methuen & Co., 1979). Braga, Theophilo, Romanceiro geral colligido da tradição (Coimbra: Universidade, 1867). ———, História da poesia popular portugueza (Porto: Typ. Lusitana, 1867). ———, Cantos populares de Archipelago Açoriano (Porto: Typ. da Livraria Nacional, 1869). ———, Romanceiro geral portuguez, 3 vols.; I: Romances heroicos, novellescos e de aventuras (Lisboa: Manuel Gomes,1906); II: Romances de aventuras, historicos, lendarios e sacros (Lisboa: Manuel Gomes, 1907); III: Romances com forma litteraria do seculo XV a XVIII (Lisboa: J. A. Rodrigues & Cª, 1909). Bronson, Bertrand Harris, «Mrs. Brown and the Ballad», California Folklore Quarterly, IV (1945), pp. 129-140. Buchan, David, The Ballad and the Folk (London-Boston: Routledge & Kegan Paul, 1972).

424

BIBLIOGRAFÍA

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GENERAL

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———, et al., editor, El Romancero en la tradición oral moderna. 1.er Coloquio Internacional (Madrid: CSMP, 1973). ———, El Archivo del Romancero, patrimonio de la Humanidad. Historia documentada de un siglo de Historia (Madrid: Fundación R. Menéndez Pidal-Seminario Menéndez Pidal, Univ. Complutense, 2001), 2 vols. Catálogo General del Romancero Pan-Hispánico, eds. D. Catalán, J. A. Cid, B. Mariscal, F. Salazar y A. Valenciano, 3 vols. (Madrid: Seminario Menéndez Pidal, 1982-1984). Censo de la población de España de 1981. Nomenclator. Provincia de Asturias (Madrid: Instituto Nacional de Estadística, 1984). Child, Francis James, The English and Scottish Popular Ballads 5 vols. (Houghton: Mifflin & Co.,1882-1898); I: Parte 1ª 1882, Parte 2ª 1884; II: Parte 3ª 1885, Parte 4ª 1886; III: Parte 5ª 1888, Parte 6ª 1889; IV: Parte 7ª 1890, Parte 8ª 1892; V: Parte 9ª 1894, Parte 10ª 1898. Reimpresión en 5 vols. (Nueva York: Dover Publications Inc., 1965 y ss.). Cid, Jesús Antonio, «Recolección moderna y teoría de la transmisión oral», en El Romancero hoy: Nuevas fronteras (Madrid: Gredos, 1979), pp. 281-359. ———,«Semiótica y diacronía del ‘discurso’ en el Romancero tradicional: Belardos y Valdovinos, y El Cid pide parias al moro». RDTP, XXXVII (1982), pp. 57-92. ———, «Peru Gurea (EKZ, 115), der Schwank vom alten Hildebrand, y sus paralelos románicos (Aarne—Thompson, 1360C)». Anuario del Seminario de Filología Vasca Julio de Urquijo, XIX (1985), pp. 289-353. ———, «El Romancero gallego: viejos mitos, nuevas perspectivas», en Ias Jornadas sobre a problemática das linguas da Península Ibérica: O caso galego (Universidad Autónoma de Madrid, Madrid, marzo 1985). ———, «Tradición apócrifa y tradición hipercrítica en la balada narrativa tradicional vasca». Ponencia en II Congreso Mundial Vasco: Congreso de Literatura (Vitoria, Octubre 1987). ———, «El Romancero en Vizcaya, 1: Una encuesta en Guernica (1920-1921). Menéndez Pidal, el Romancero y los nacionalismos hispánicos», Memoriae L. Michelena Magistri Sacrum; anejo XIV de ASJU (1991). ———, «La literatura oral y popular en la obra de Julio Caro Baroja», en Julio Caro Baroja. Premio nacional de las letras españolas (Barcelona: Anthropos / Ministerio de Cultura, 1989), 68-88.

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CUARTA PARTE

ADDENDA: ÍNDICES DEL «CATÁLOGO GENERAL DEL ROMANCERO ASTURIANO. CORRECCIONES Y ADICIONES A LOS VOLÚMENES I Y II DE LA “SILVA ASTURIANA”»

I ÍNDICES DEL CATÁLOGO GENERAL DEL ROMANCERO ASTURIANO Los índices que presentamos a continuación son sólo un extracto del *Catálogo General del Romancero Asturiano, limitado a la enumeración ordenada de todos los temas romancísticos que aparecen en la tradición oral asturiana y sus códigos identificadores. En el Catálogo propiamente dicho, elaborado en versión completa en una primera redacción en 1991, se identificaba y describía cada versión de la forma más completa posible, de acuerdo con una «plantilla» o “ficha” que seguía, con algunas modificaciones, el mismo modelo empleado en otros proyectos de descripción de corpora regionales emprendidos en el Seminario Menéndez Pidal (por ejemplo en la Bibliografía crítica del Romancero de Galicia). No nos era factible editar el Catálogo completo, atendiendo a su extensión (c. 4.000 entradas), y a que, en cualquier caso, faltarían por incorporar las últimas encuestas y publicaciones que contienen materiales pertinentes. Aunque, por razones de las que no corresponde ahora dar cuenta, la elaboración de este Catálogo se interrumpiera después de 1991, como varios otros de los proyectos emprendidos en la última etapa de funcionamiento real del Seminario Menéndez Pidal, considero evidente que su finalización sigue siendo una de las grandes desiderata para los estudios sobre el Romancero de Asturias, y sobre el Romancero hispánico; y cabe esperar que en el futuro pueda reanudarse, añadiendo toda la información que las dos últimas décadas de exploraciones y estudios han aportado. Se trata, en definitiva, de contar con un catálogo sistemático y completo de todos los temas romancísticos documentados en la tradición oral asturiana, y de una descripción fiable de todas las versiones recogidas, ordenadas cronológicamente. Como muestra, publicamos una de las «entradas» del *Catálogo General del Romancero Asturiano, correspondiente a la versión [C.G.Ast.001/ 004], es decir el cuarto texto que se documenta en

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CATÁLOGO GENERAL DEL ROMANCERO ASTURIANO

el Principado del primer tema, la Penitencia del rey Don Rodrigo. Además del título «normativo» (TITL) y de los códigos numéricos que remiten al Indice General del Romancero (IGRH), válido para toda la tradición hispánica, y al Catálogo específico del Romancero asturiano (TEM), se registran datos de los siguientes «campos», susceptibles de convertirse en índices y de ser tratados en forma mecánica: el incipit —los dos primeros dieciseisílabos— (INCP) y el último verso (UVRS); el número de octosílabos del poema narrativo (HEMS); la ocasional aparición de elementos extranarrativos utilizados en el canto, es decir los versos de invocación o estribillos (INVO, ESTR); las contaminaciones con otros temas romancísticos (CONT). En otros apartados se consignan la localización geográfica de la versión (GEOG) y los datos del recitador o cantor (RECI); los del colector y la fecha de recolección (COLT, FECH); se precisa si el texto forma parte de una colección concebida como tal y qué lugar le corresponde dentro de ella (COLC), y, cuando el original, es accesible, se indica su actual paradero y su forma de catalogación (ORIG). Finalmente, remitimos a las ediciones «primarias», esto es las que se basan en el original, o integran el texto en colecciones plenarias o «de referencia» (PUBL); y a las reediciones secundarias o simples reimpresiones, que pese a ser menos autorizadas han incidido en la difusión del texto (REED); indicamos si existen transcripciones o grabaciones de la melodía del texto y su localización (MUSI), y dedicamos un último apartado a posibles observaciones (OBSV): fiabilidad de los testimonios manuscritos o impresos, caracter facticio de algunos textos, datos erróneos o inseguros, etc. IGRH#: 0020 TEM#: 001 VERS: 004 TITL: Penitencia del rey don Rodrigo (í-a) INCP: Don Rodrigo fue a caza, a caza como solía, non encontró cosa muerta nin tampoco cosa viva UVRS: ¡Dichoso de don Rodrigo,

que pa’ lus cielus camina!

HEMS: 039 INVO: # ESTR: # CONT: 0080 La muerte ocultada (í-a)

GEOG: POSADA DE RENGOS (conc., y p.j. Cangas del Narcea)



ÍNDICES (CGA)

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RECI: Antonia Coque (20 a.) COLT: Ake W:son Munthe FECH: Verano de 1886 COLC: A. W. Munthe ORIG: # PUBL: Munthe 1887, p. 111 (núm. I); RTLH 1 (1957), p. 72 (núm. 14t); RA III, núm. VI.1. REED: Menéndez Pidal-J 1906, p. 364; Menéndez Pidal-J 1906a, p. 176. MUSI: # OBSV: #

Creemos útil publicar los índices generales del *Catálogo General del Romancero Asturiano. Aunque la información de estos índices tiene en cuenta toda la recolección del Romancero asturiano hasta c. 1990, y contiene un inventario de temas y versiones muy superior al documentado hasta 1910, es conveniente su inclusión al final de los primeros tres volúmenes de la Silva asturiana para dar una idea global de la riqueza del Romancero de Asturias en toda su diacronía a lo largo de más de un siglo de exploraciones. Sería un grave error pensar que después de 1910 no se producen incorporaciones significativas al repertorio de temas o de variedades tipológicas de los temas ya conocidos en el Romancero de Asturias. La realidad es que las exploraciones posteriores en la región asturiana nos han descubierto un Romancero de interés muchas veces superior, en calidad y cantidad de versiones, al que pudieron conocer a principios del siglo XX Juan y Ramón Menéndez Pidal. La elaboración del *Catálogo General del Romancero Asturiano nos ha permitido obtener una visión de conjunto muy enriquecida sobre el repertorio de la poesía oral narrativa que se ha documentado en la región, y que se refleja en el índice de temas que ofrecemos a continuación. Se trata de un índice forzosamente provisional y que pese a su apariencia de catálogo cerrado podrá siempre ser ampliado y modificado por nuevos materiales que se recojan. Especialmente los romances y composiciones narrativas «vulgares» más recientes aportan en cada nueva exploración temas que hasta entonces no se habían recogido —o no se había deseado recoger— y, en consecuencia, los últimos sectores de este Catálogo podrán ser acrecentados en cifras significativas. Ciertamente, las amplia-

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CATÁLOGO GENERAL DEL ROMANCERO ASTURIANO

ciones tendrán ahí escasa importancia para quien se aproxime al Romancero en tanto en cuanto fenómeno literario y estético, pero no carecerán de interés para el estudioso de la historia cultural reciente, de las mentalidades o del imaginario colectivo en el ámbito rural de España, o para investigadores de las ciencias «sociales» en acepción muy amplia. El Catálogo está, por otra parte, abierto a modificaciones distintas de la simple adición de temas hasta ahora no registrados; nos referimos, ante todo, a la posibilidad evidente de aplicar criterios, de ordenación y de inclusión o exclusión, distintos de los que hemos utilizado. No existe aún en los estudios sobre el Romancero hispánico un inventario global sistemáticamente organizado en el que se recoja la totalidad de los temas o «ballad-types» —romances-tipo— tradicionales vigentes en una u otra de sus lenguas y ramas regionales, y mucho menos en el ámbito general de la balada hispánica. Sólo para los romances que desde fecha antigua han merecido una mayor atención, los de temas históricos, épicos y carolingios, contamos hoy con un catálogo exhaustivo y organizado, gracias a los dos primeros volumenes del Catálogo General Descriptivo del Romancero Pan-Hispánico, que abarcan los «Romances de contexto histórico-nacional», y a los trabajos preparatorios de los volúmenes siguientes, que cubrirían los temas carolingios y caballerescos, que lamentablemente quedaron interrumpidos hacia 1985. El resto del Romancero hispánico no ha sido aún sistematizado y organizado de forma satisfactoria. El primer problema es la delimitación de los poemas orales que deben incluirse como propiamente «narrativos» y autenticamente «tradicionales», y es preciso reconocer que abundan los casos en los que tanto la tradicionalización efectiva como el caracter plenamente narrativo de varios de los temas que se han considerado a veces como romances o baladas son cuestiones conflictivas. En nuestro caso, hemos preferido pecar antes por exceso que por defecto y hemos incluido varios temas en donde la narratividad es dudosa, hasta el punto de que cabría calificarlos como canciones líricas con, a lo sumo, elementos para-narrativos secundarios; y hemos incluido también romances o composiciones estróficas narrativas que derivan de modelos impresos muy recientes, y en los que la tradicionalización es mínima o inexistente. Nuestra pretensión era no dejar de lado nada que en algún momento se haya juzgado que formaba parte del género de la canción oral narrativa, o se ha publicado como tal. La falta de una sistematización global del repertorio de la canción narrativa tradicional hispánica hacía acon-



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ÍNDICES (CGA)

sejable empezar por presentar un inventario lo más amplio posible, sobre el que después pueda ejercerse una labor de criba que excluya lo que no debe figurar en un Catálogo del Romancero oral. Los inconvenientes de hacer coexistir materiales que son, en realidad, muy heterogéneos, hemos intentado paliarlos introduciendo categorías clasificatorias en donde los aspectos formales y estilísticos sirven también como criterios de jerarquización. El «lenguaje» del Romancero tradicional es, más que los contenidos, lo característico y definitorio del género; en consecuencia, nos hemos guiado por la presencia, ausencia, o asimilación en grados intermedios de tal “lenguaje”, como criterio decisivo a la hora de trazar las grandes divisiones utilizadas en la clasificación. El lenguaje y estilo “tradicional” es el único presente o el que domina en los temas que incluimos en la primera categoría (temas 1 a 99). Ese «estilo», denominado a veces ‘lírico-narrativo’ o ‘épico-intuitivo’, ha sido caracterizado modernamente como ‘formulario’. El concepto de ‘fórmula’, sin embargo, no debe entenderse aquí restrictivamente, en la forma en que se ha utilizado en estudios sobre la épica oral balcánica o sobre el propio Romancero, como la simple reiteración de elementos sintagmáticos en el discurso poético. De acuerdo con las conclusiones alcanzadas en el estudio del discurso en el ya mencionado Catálogo General Descriptivo del Romancero Pan-Hispánico, no sólo son ‘formularios’ los versos que con identidad absoluta se reiteran y pueden, incluso, ‘viajar’ de unos romances a otros; todo el lenguaje del Romancero es formulario en tanto en cuanto predomina en él un sentido figurativo que coexiste con el plano de la significación literal . La segunda categoría, «Romancero vulgar tradicionalizado» (temas 100 a 149), la constituyen aquellos romances cuya fuente es un texto escrito, redactado originariamente en un lenguaje y estilo ajenos a la composición oral. Sin embargo, la prolongada permanencia en un medio «tradicional» ha hecho que varios romances adquieran en mayor o menor grado los rasgos del estilo oral, y que la variabilidad textual entre las distintas versiones se asemeje en muchos casos a la que se observa en los romances plenamente tradicionales. En las categorías tercera y cuarta, «Romancero burlesco e infantil» (temas 150 a 169) y «Romancero religioso» (170 a 220), agrupamos romances en los que hasta cierto punto se neutralizan las distinciones entre el estilo tradicional y el «vulgar». No quiere ello 1

1 Cf. D. Catalán, et al., Catálogo General Descriptivo del Romancero PanHispánico, I, Teoría general (M 1984), p. 170 y ss.

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CATÁLOGO GENERAL DEL ROMANCERO ASTURIANO

decir que dejen de ser perceptibles los distintos «lenguajes» de la poesía narrativa; tanto en el Romancero religioso, con su abundancia de viejos romances vueltos «a lo divino», como en el infantil, que ha especializado para la función de juegos de niños reducciones o fragmentos de temas antiguos que se cantaron con significado muy diverso, predomina el lenguaje y el estilo de la poética narrativa tradicional. Sin embargo, el fenómeno de la «ritualización», es decir, el uso del romance en funciones —la oración, el juego— que hacen primar el contexto sobre el significado del texto, hace que, además de debilitarse la estructura narrativa, el lenguaje del Romancero tradicional pueda coexistir sin dificultad, incluso dentro del mismo texto, con el lenguaje de registros poéticos muy diferentes, plenamente «vulgar» en ocasiones. El lenguaje y el estilo «vulgar», culto o semiculto, domina del todo en los romances de las categorías siguientes de nuestra clasificación: V, «Romances de pliego con nula o escasa tradicionalización» (temas 221 a 292), y VI, “Canciones seminarrativas modernas en metros estróficos” (293 a 343). La distinción entre las composiciones de ambos apartados, que coinciden en su estrecha sujección al texto impreso (simplemente memorizado casi siempre y sin más “variantes” que las provocadas por el olvido o la incomprensión del modelo), no es siempre evidente. Según establecemos aquí la distinción, vendría determinada por la incompleta o discutible narratividad de las composiciones que clasificamos dentro de la segunda, y por el abandono de la forma métrica más habitual, es decir, el romance, sustituido por esquemas estróficos no monorrimos, básicamente la cuarteta y la copla. En un apartado especial, VII, «Romances y composiciones narrativas dialectales» (temas 344 a 351) hemos incluido temas de difusión reciente y de tono burlesco, de inspiración y difusión estrictamente local; su lenguaje, vulgar casi siempre, presenta la peculiaridad de responder al habla familiar, incluso cuando es fácilmente perceptible la intervención de una mano culta o de un «repentizador» semiprofesional. Establecemos, finalmente, dos breves apartados que recogen composiciones que en rigor no son Romancero (tradicional o no) ni poesía narrativa, es decir, VIII, «Composiciones seriadas o acumulativas», y IX, «Composiciones no tradicionales», donde incluimos los apócrifos y los textos de romances viejos que han sido memorizados directamente de libros escolares o antologías. Al contrario que en el IGRH, en el *Catálogo General del Romancero Asturiano, consideramos temas distintos los varios modelos



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métricos y de asonancia de unos «mismos» romances, La vuelta del marido, La hermana cautiva, Santa Iria, etc., puesto que esas distinciones formales se traducen en cambios profundos en el modelo narrativo, y de hecho los propios recitadores los perciben a menudo como romances distintos. Dentro de las categorías primeras se hacen subdivisiones que atienden al contenido o significado de los temas baladísticos. La labor es especialmente compleja en el Romancero propiamente tradicional, y no aspiramos a haber alcanzado resultados del todo satisfactorios o que no puedan ser fácilmente objetados. La propia «tradición» editorial del Romancero, ya multisecular, impone aquí el uso de criterios mixtos; las primeras subdivisiones, A y B, «Romances de contexto histórico nacional» que incluye los temas épicos e históricos, y «Romances de referente carolingio y caballeresco», son herencia del Romancero viejo, el ya tradicional en el s. XVI, y remiten a un criterio «genético» o referencial, con independencia de que en la tradición moderna los contenidos hayan sido reinterpretados profundamente, y la sustancia «épica», “histórica” o “carolingia” no sea ya captada como lo fundamental o, ni siquiera, reconocida. La pervivencia de esos temas en la tradición moderna se explica sólo porque los transmisores han visto, o han introducido, en esas viejas narraciones poéticas una «reflexión» sobre situaciones arquetípicas en las que lo universal novelesco, o “mítico”, prima sobre lo particular histórico. Una taxonomía de esos significados arquetípicos es la que, sin referencia ya a un criterio genético o referencial, se intenta en el subgrupo más numeroso de los romances tradicionales. Consideramos que todos ellos son en última instancia reflexiones sobre la estructura familiar y, subsidiariamente, social; y que implican una postura y una sanción y un juicio de valor ante determinados códigos de comportamiento o situaciones límite. Esta categoría, C, la hemos organizado de acuerdo con un orden análogo al que en la Etnología y el Folklore suele denominarse el «ciclo de la vida». Habría, así, romances que tratan de las etapas previas a la constitución de la familia (la conquista amorosa, en modalidades que van del cortejo al rapto), los conflictos que pueden originarse cuando la unión familiar no ha sido aceptada socialmente (amores contrariados, etc), o las rupturas que amenazan o disuelven la célula familiar ya constituida (desamor, adulterio, incesto, etc.), y la eventual reconstrucción de la unidad familiar. Apartado especial merecen aquellos temas donde se incide en la intervención sobre los humanos de una esfera numinosa o sobrenatural (D: milagros, devoción religiosa).

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CATÁLOGO GENERAL DEL ROMANCERO ASTURIANO

Menos compleja es la división interna en las categorías de los romances vulgares y religiosos. Para los primeros, basados en situaciones argumentales más «externas», se trataba aquí de no multiplicar excesivamente las subdivisiones posibles que cabría trazar si tuviéramos en cuenta todo el repertorio que aparece en el conjunto del Romancero hispánico. Los religiosos, se subdividen con naturalidad en los ciclos bien conocidos de la Navidad, la Pasión, y apariciones de Cristo y la Virgen en el mundo, aunque en varios temas se tiende a evocar simultáneamente más de uno de esos ciclos. La casuística a que podrían someterse las composiciones de factura más moderna que clasificamos en las categorías V y VI es, en realidad, ilimitada, y nos hemos ceñido, sin aspirar a sistematización ninguna, a usar unas divisiones temáticas muy generales que cabe ampliar o reducir a voluntad. Como es habitual en toda clasificación, no faltan los casos dudosos en los que un determinado “objeto” puede entrar en más de una casilla o no se ajusta con exactitud a ninguna, a menos de crear subcategorías de un sólo item. Sirva como ejemplo el romance de La esposa de don García (CGAst, 075), que era tradicional clasificar dentro de una categoría de «romances de cautivos» o «romances de raptos». En realidad, tales categorías no explican en modo alguno de forma satisfactoria el significado real del romance, ni la razón de su supervivencia en la tradición oral moderna. Un análisis mínimo desvela que lo que el romance plantea es el conflicto entre la adscripción del personaje central al núcleo familiar propio, o al «nuevo», adquirido en razón de un matrimonio exógamo. El romance plantea un conflicto de alcance general, al margen de situaciones históricas concretas, y lo resuelve de una determinada forma, en este caso dando preferencia a la opción por la exogamia, o por la «familia nuclear». El conflicto inicial guarda relación directa con el arquetipo de la «mala suegra», con vigencia universal en la balada europea, y por esa razón lo incluimos dentro de esa sección. Pero podría considerarse, con razones igualmente válidas, que el feliz desenlace haría más oportuno incluirlo en la sección de «la familia reconstituida». Abundarán, pues, los romances y composiciones narrativas que un posterior análisis de los corpora de versiones obligue a clasificar en distinto lugar, y somos conscientes de la provisionalidad —sobre todo en las secciones últimas— de la ordenación que adoptamos. El presente Catálogo no es, en definitiva, otra cosa que un intento preliminar de sistematizar un material muy abundante y heterogéneo; un Catálogo, abierto, por tanto, a las correcciones que la explora-



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ción y el estudio de la tradición oral del Romancero en Asturias y del Romancero hispánico aporten en el futuro. Los títulos que adoptamos son, igual que antes en el inventario de Colecciones, los del «Indice General del Romancero hispánico» (IGRH), preparado inicialmente en el Seminario Menéndez Pidal para todo el conjunto del Romancero hispánico y completado posteriormente por Suzanne Petersen, siempre que allí figuren. Cuando no es ese el caso, como sucede en varios de los temas vulgares más recientes, hemos forjado títulos que de forma más o menos precisa resumen el contenido fundamental o identifican el tema contrastivamente respecto a otros, a veces muy similares. En algunos casos, nos hemos permitido complementar títulos que pese a ser «canónicos» nos parecen especialmente inadecuados. «La condesita» (IGRH, 0110; CGAst., 079) es, por ejemplo, un título que no contribuye a definir mínimamente el sentido del romance, y no sustituye con ventaja a los anteriormente utilizados de «El Conde Sol», o «El conde Flores», entre otros no menos indefinitorios. En cambio, un título, también con venerables precedentes editoriales, como el de «La boda estorbada», identifica mejor la situación climática del romance y, en consecuencia, lo adoptamos. «Flores y Blancaflor» (IGRH, 0136; CGAst., 086) es título que remite inequívocamente a la fábula medieval de la que procede el romance, pero en las versiones, todas ellas de la tradición oral moderna, son nombres que no se aplican generalmente a las protagonistas, ni las individualizan. Por ello, nos parece oportuno completar ese título con el de «Hermanas reina y cautiva», ampliamente utilizado en las ediciones históricas del Romancero hispánico. La ordenación alfabética de títulos, con remisión a las claves numéricas, deliberadamente arbitrarias, del IGRH, y la correspondencia de esas claves con los títulos, son objeto de índices específicos complementarios.

1. ÍNDICE DE TEMAS I. ROMANCERO TRADICIONAL

012 Muerte del príncipe don Juan (á-a) 0006

A. Romances de contexto histórico nacional

B. Romances de referente carolingio y caballeresco

CGA 001 Penitencia del rey don Rodrigo (í-a): IGRH: 0020 002 La condesa de Castilla traidora (é-o) 0038 003 Rodriguillo venga a su padre (á-o) 0002

013 La pérdida de don Beltrán (á) 0150 014 Durandarte envía su corazón a Belerma (á-a) 0042 015 Valdovinos sorprendido en la caza (á) 0796 016 Belardos y Valdovinos (í-a) 0103

003b Cabalga Diego Laínez (á-o) 0036 (INCO a 0002)

017 La caza de Celinos (á)

004 Entierro de Fernandarias (á-o) 0034

019 El conde Claros preso (á)

005 Moro que reta a Valencia, El (á-a) 0045 006 Isabel de Liar (á) 0047 007 Muerte del Maestre de Santiago (á-o) 0046 008 Abenámar (í-a) 0051 009 Merienda del moro Zaide (á-o) 0056

018 Gaiferos y Galván (á) 0087 020 El conde Claros en hábito de fraile (á) 0159 021 Aliarda (á-o) 0149 022 El conde Grifos Lombardo (á-o) 0118 023 El caballero burlado (í-a) 0100 024 La infantina (í-a) 0164 (INCO a 0100) 025 El conde Niño (á) 0049

010 Don Manuel y el moro Muza (á-o) 0061

026 Gerineldo (í-o) 0023

011 Garcilaso y el Ave María (á-o) 0067 (INCO a 0061)

028 La calumnia de la reina (á-a) 0446

027 El conde Alarcos (í-a) 0503

470

CATÁLOGO GENERAL DEL ROMANCERO ASTURIANO

029 La infanta parida (á-a) 0469 030 El veneno de Moriana (í-o) 0172

047 Ay, un galán de esta villa (paral. í-a / á-a) 0406 048 El moro cautivo (í-a) 0438

031 Flérida y don Duardos (í-a) 0431.

049 La dama y el pastor (estróf.) 0191

031b Lanzarote y el ciervo de pie blanco (í-a) 0535.

050 Hilo de oro (é) 0224

032 La nodriza del infante (á-a) 0802

C. Romances sobre la estructura familiar y social C.1 La conquista amorosa: cortejo, seducción, rapto 033 La apuesta ganada (á) 0255 034 La bastarda y el segador (á-a) 0161 035 La doncella guerrera (ó+á) 0231 036 La doncella guerrera (ó) 0231 037 La doncella guerrera (ó) refund. 0231 038 La Gallarda (í-a) 0200 039 La Serrana de la Vera (é-a) 0233 040 La mártir de su honra (í-a) 0456 041 Una fatal ocasión (í-a) 0232 042 Santa Iria (hexas. í-a) 0173 043 Santa Iria (heptas. í-a) 0173

051 Nos casarán nuestros padres (á) 0186 052 Los peregrinos primos (7+5, pareados) 0142

C.2 Amor fiel, amores desgraciados, amores contrariados 053 La princesa peregrina (á) 0720 054 La amante del príncipe, maldecida (á-a) 0253 (INCO a 0006) 055 Don Alejo muerto por traición de su dama (í-a) 0546 056 Novia abandonada del conde de Alba (í-a) 0508 057 El quintado (é-a) 0176 058 La aparición de la enamorada (í) 0168 059 ¿Dónde vas, Alfonso XII? (í) 0168.1 060 Ay, pobre Xuana (paral. í-o / á-o) 0392 061 El enamorado y la muerte (í-a) 0081 062 Llanto del pastor enamorado (á-o) 0101

044 Santa Iria (octos. í-a) 0173

063 El pastor desesperado (í-a) 0274

045 El ciego raptor (hexas. estrof) 0189

064 No me entierren en sagrado (á-o) (INCO a 0101)

046 Ricofranco (é) 0133

065 El prisionero (ó) 0078



ÍNDICE DE TEMAS

C.3 Rupturas familiares: Desamor; Adulterio; Incesto; La mala suegra 066 La bella malmaridada (í) 0281 067 Me casó mi madre (hexas. í-a) 0221 068 Sufrir callando (í-o) 0273 069 Bernal Francés (í) 070 Albaniña (ó) 0234 071 Tamar (á) 0140 072 Silvana (í-a) 0005

471

087 La hermana cautiva (hexas. í-a) 0169 088 La hermana cautiva (octos. í-a) 0169 089 Las tres hermanas cautivas (hexas. í-a) 0137 090 La pastora probada por su hermano (hexas. estróf.) 0453 D. Milagros; Devoción religiosa 091 La Virgen romera (é-a) 0192 092 La flor del agua (á-a) 0104

073 Delgadina (á-a) 0075

093 La devota de la Virgen en el yermo (í-a) 0212

074 Blancaflor y Filomena (é-a) 0184

094 La cabrera devota elevada al cielo (á-a) 0214

075 La esposa de don García (í-a) 0183

095 El cura sacrílego (ó) 0083

076 La mala suegra (á) 0153

096 El idólatra y la tormenta (ó-a) 0538

077 La noble porquera (í-a) 0148

097 Marinero al agua (á-a) 0180

078 Casada de lejas tierras (hexas. estróf.) 0156

098 Santa Catalina (á-a) 0126

C.4 La familia reconstituida 079 La condesita (á) 0110 080 La condesita Fl. Nueva (á) 0110 081 Gerineldo y la condesita (í-o + á) 0023 + 0110 082 La vuelta del marido (é-a) 0113 083 La vuelta del marido (é-a + é) 0113 084 La vuelta del marido (é) 0113

099 Marinero al agua y Santa Catalina (á-a) 0180 + 0126 II. ROMANCERO VULGAR TRADICIONALIZADO A. Cautivos y renegados 100 Los cautivos Melchor y Laurencia (é-a) 0372 101 Los cautivos Belardo y Lucinda (é-a) 5022

085 La muerte ocultada (í-a) 0080

102 Morisca cautivada, mártir (á-a) 0196

086 Flores y Blancaflor (Hermanas reina y cautiva) (í-a) 0136

103 La renegada de Valladolid (á-a) 0410

472

CATÁLOGO GENERAL DEL ROMANCERO ASTURIANO

104 La renegada de Valladolid (estróf.) 0410.1 105 Fugitiva con un moro que se niega a renegar (á-a) 0422

D. Aventuras; Sucesos trágicos y portentosos

106 El renegado vuelto a la fe por sus hijos (é-o) 0739

123 El mozo arriero y los siete ladrones (é-o) 0134

107 El moro piadoso libera a la cautiva (á-a) 0741

124 La hermana avarienta (í-a) 0374

108 El cautivo de Granada (á-a)

125 Vengadora en traje de varón: Doña Antonia de Lisboa (ó-a) 0409

109 El cautivo de Gerona (í-a + í-o) 5100 B. La conquista amorosa; Amores contrariados; Amores desgraciados 110 La Rueda de la Fortuna (é-a) 0132 (INCO a 0818) 111 Toros y cañas (á-a) 0102 112 El paje Diego (á-o) 0781 113 Soldados forzadores (í-a) 0170 114 La criada calumniada por amor (á-a) 0245 115 Diego León (á-a) 0163

126 El pastor defiende la honra de su hija (á-o) 0864 127 Princesa degollada por negarse a cometer incesto (ó-e) 0725 128 El ventero asesino y el labrador (é-o) 0767 129 La mayor confusión: Hija, mujer y hermana (á-a) 0529 130 El robo del sacramento (á-o) 0079 131 Penitencia del hermano incestuoso (í-o) 0121 132 La calumnia: Don Jerónimo de Almansa (á-a) 0599

116 La difunta pleiteada (í-a) 0217 117 La monja por fuerza (é-o) 0225 118 Muerte del galán (á, cabo roto) 0115 119 Madre, Francisco no viene (á-a): 0193 120 Celos y honra (á-a): 0147 C. Adulterio

E. Aparecidos; Milagros 133 El galán y la calavera (é-a) 0130 134 El difunto penitente (é-a) 0209 135 Alma en pena peregrina a Santiago (í-a) 0797 136 Los estudiantes y el alma en pena (á-o) 0206

121 Los presagios del labrador (é-a) 0818

137 El alma romera libera a su marido (á-e) 0783

122 La infanticida (é-a) 0096

138 Cristo testigo (é-o) 0248



ÍNDICE DE TEMAS

473

139 El soldado y la monja (á-a) 0445

155 Adúltera con un “gato” (á-a) 0476

140 El zapato de Cristo (é-o) 0322

156 Los nabos (á-o) 0765

141 San Alejo (é-o) 0141

157 Merienda de las tres comadres (é) 0275

F. Intrigas del diablo

158 Pregunté si había cena (ó) 0612

142 El contrato del diablo (á-o) 0912 143 Madre que maldice a su hijo (é-o) 0182 144 Madre que entrega su hija al diablo (í-a) 0478 145 El cordón del diablo (é-a) 0084 146 La mala hija que amamanta al diablo (é-o) 0360 147 Juan de Navalla: El criado del diablo (á-a) 0745

159 El corregidor y la molinera (estróf.) 0218 160 La loba parda (á-a) 0236 161 La zorra y el gallo (á-o) 3001 162 La pulga y el piojo (estróf.) 0455 163 El ganado perdido (á-o) 0800 164 El ganado perdido y bien empleado (á-o) 0800.1 165 Los suegros burlados (é-a)

148 Resurrección de los hijos de la esposa calumniada (é-o) 0166

166 La ventolera (á-a) 0871

149 Don Juan de Lara (á-a) 0139

168 Estando una pastora (í-o) 0565

150 Resurrección de la esposa muerta por celos (í-o)

169 Mambrú (á) 0178

151 Labrador disipado, atraído por el diablo (é-o) 5013 G. Guapos y valentones 152 El guapo Luis Ortiz (á-o) 0766 (INCO a 0118) 153 Bernardo de Montijo (á-a) 0595

III. ROMANCERO BURLESCO E INFANTIL 154 El cura pide chocolate (hexas. á-a) 0177

167 Don Gato (á-o) 0144

170 La niña discreta (estróf.) 0204 171 Qué hermoso pelo lleva (á) 0696 172 Las hijas del merino (estróf.) 0826 173 Mi abuela tiene un peral (í-a) IV. ROMANCERO RELIGIOSO A. Nacimiento e infancia de Cristo 174 La Anunciación (í-a) 0505-A 175 La Anunciación (pareados) 0505-B 176 Dudas de San José (é-a) 0707

474

CATÁLOGO GENERAL DEL ROMANCERO ASTURIANO

177 Desposorios y celos de San José (í-o) 0777

197 ¿Cómo no cantáis, la bella?, a lo divino (é-a) 0098.1

178 La galera de la Virgen (Infante Arnaldos, a lo divino) (á) 0435.1

198 La cuarentena de Cristo (Emplazamiento de Fernando IV, a lo divino) (é-a) 0598.1

179 La Virgen da a luz al Verbo eterno (é-o) 0216 180 Pobreza de la Virgen recién parida (í-a) 0812 181 A Belén llegar (hexas., zéjel) 0542 182 Nochebuena (heptas. á-a) 0710 183 Nochebuena (estróf.) 0710 184 La Sagrada Familia hospedada generosamente (á-a) 0525 185 Adoración de los Reyes (í-a) 0120 186 Adoración de los Reyes (estróf.) 187 Nacimiento y baile de pastores (é-a) 0484 188 El castillo de la Virgen (Rosaflorida, a lo divino) (í-a) 0308.1 189 La Virgen anuncia al Niño su pasión y gloria (ó) 0237 190 Dolor de la Virgen en el portal de Belén (é-a) 0644 191 La Virgen y el ciego (é) 0226 192 Milagro del trigo (estróf.) 0512 193 Madre, a la puerta hay un niño (estróf.) 0179 194 El niño perdido y hallado en el templo (á-e) 0605.1 B. Pasión 195 La Virgen sueña la Pasión (í-a + á) 0702 196 Por las almenas del cielo (Las almenas de Toro, a lo divino) (é-a) 0032.1

199 El rastro divino A (á-a) 0042.1A 200 El rastro divino B (á-o) 0042.1B 201 Las nuevas de la Crucifixión llegan a la Virgen (á) 0404 (INCO a 0435.1) 202 La Virgen vestida de colorado (á-o) 0034.2 203 Cristo justifica su pasión ante la Virgen (á-o) 204 El discípulo amado (Muerte de don Alonso de Aguilar, a lo divino) (á-a) 0064.1 205 El monumento de Cristo (á-o) 0034.3 206 Jesucristo va de ronda (ó-e) 0727 207 Jesucristo dice misa (Roldán no admite parigual, a lo divino) (á) 0736.1 208 Entierro de Fernandarias, a lo divino (á-o) 0034.1 209 Cristo niño se ofrece en el sacrificio de la misa (á) 0447 210 Cristo anuncia desde la cruz su Resurrección (á) 0458 (INCO a 0435.1) 211 En el monte murió Cristo (é-o) 0664 212 Bañando está las prisiones, a lo divino (á-a) 0029.1 213 Despedimiento de Cristo y su madre (á-e)



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ÍNDICE DE TEMAS

C. Cristo y la Virgen en el mundo

230 El caballero navarro y las dos madamas (é-a) 231 Crímenes de Josefa Cuesta (é-a)

214 Cristo mendigo y la posadera despiadada (á-a) 0524

232 Crímenes de Aurelia Ortega (estróf.)

215 El labrador caritativo (í-a) 0185

233 Joaquín Delgado; amores contrariados (á-a) 0897

216 Cristo peregrino y el matrimonio caritativo (é-o) 0207

B. Épicos

217 Cristo peregrino y el matrimonio caritativo (á-o) 218 Cristo pide la libertad de un preso (á-o) 0481 219 El ateo (í-a) 0808 220 La samaritana (á-a) 0187 221 La toca de la Virgen y el alma pecadora (é-o) 0685 222 La Virgen elige a un pastor como mensajero (é-o) 0323 223 La Virgen se aparece y ordena poner fin a la guerra (estróf.) 224 La buena pesca (á-a)

V. ROMANCES DE PLIEGO, CON NULA O ESCASA TRADICIONALIZACIÓN A. Crímenes y desafueros 225 Doña Josefa Ramírez (é-a) 5007

234 Los doce pares de Francia (estróf.) 5114 235 El Marqués de Mantua (á) 0088 C. Históricos 236 Desventura de la reina doña Constanza 0258 237 La vida de los carlistas (á) 0721 238 Carrillo López (estróf.) 239 La muerte de Prim (heptas. estróf) 0154 240 Atentado contra Alfonso XII (estróf) 0202 241 Naufragio del “Reina Regente” 242 Mateo Morral 243 El cabo Noval (á-a) 244 El soldado de Burriana identificado por su padre (estróf). 245 Fusilamiento de García y Galán (estróf.) 0158

226 Rosaura la de Trujillo (á-a) 0901

D. Sucesos portentosos; milagros

227 Rosaura la del guante (é-o + ó-o) 5002

246 La fiera Cuprecia (estróf) 5027

228 Doña Juana de Acevedo (é-o) 229 Espinela (é-a) 0906

247 Juan el Famoso; barbero engañado por el diablo en figura de dama (í-o)

476

CATÁLOGO GENERAL DEL ROMANCERO ASTURIANO

248 Antonio Celada y el diablo disfrazado de preso (á-o) 249 La peregrina doctora: Doña Inés Portocarrero (é-o) 250 Los enamorados de Cristo (í-o) 251 La enamorada de Cristo (á-a) 0902 252 Cristo maltratado por unos jugadores (é-a) 4011 253 Milagro de la mujer caritativa de un labrador (í-o) 254 San Antonio libera a su padre de la horca (ó + estróf.) 4003 255 San Antonio libera a su padre de la horca (í-a) 4003 256 Milagro de San Antonio y los pájaros (estróf.) 0194 E. Burlescos 257 Francisquillo el sastre (é-o) 258 Batalla del grillo y el león (á-o) 259 El ratón de Canarias (ó) 260 Marcos de Cabra (á-a) 261 Pachinín y el pulpo (í-o) 262 Fiesta del Rey de gallos (polias.) F. Composiciones religiosas paranarrativas 263 Petición de las ánimas (é-o / estróf.) 264 Los sacramentos (í-o) 265 La sábana santa (estróf.) 266 Jesus, que triunfante entró (estróf.) 267 Atención al misterio (ó-o)

268 Cuando por el Oriente (Nacimiento; posadero despiadado) (estróf.) 269 La confesión de la Virgen (í-o) 0682 G. Crímenes, Aventuras y tragedias domésticas difundidas a través de impresos tardíos 270 Crímenes de el huerto del francés 271 Miguel Gutiérrez, sacrílego y parricida (í-o) 272 Filomena, seducida; mata a su hijo sin reconocerlo cuando pretendía forzarla (estróf.) 273 Julio-Julia; la mujer soldado (estróf.) 274 Hija encerrada y muerta por amores: la desdichada Merced (estróf.) 275 Hija encerrada y muerta por amores: Florentina y Jacinto (estróf.) 276 Hija encerrada y muerta por amores: Julia y el barbero (estróf.) 277 Parricida por amor: Florinda y Antonio (estróf.) 278 Suicida por amor: Carreño (estróf.)

Pedro

279 Suicidas por amor: Antonio y Vicenta (estróf.) 280 Josefa, envenenada por amor (estróf.) 281 Isolina abandonada, asesina y suicida (estróf.) 282 Sofía y Martín García; mujer abandonada (estróf.)



477

ÍNDICE DE TEMAS

283 Ricardo y Aurora; novio abandonado (estróf.) 284 En el valle de la Almenia: la niña perdida (estróf.) 5111 285 Enrique y Lola: hermanos reencontrados (estróf.) 286 En la estación de Alicante; niño abandonado criado por un militar (estróf.) 5012 287 El cura expósito perdona a su madre (estróf.) 288 Los niños arrojados al río y reencontrados (estróf.) 289 Niña vendida por su madre (estróf.) 290 El hermano infame (estróf.) 5023 291 Padre incestuoso muerto por su hijo (estróf.) 292 Luisa, la madre asesina (estróf.) 293 Madrastra parricida (estróf.) 294 Hija enterrada viva por su madre (estróf.) 295 Madre adúltera e infanticida; ¡Oh, Virgen de Covadonga (estróf) 5021 296 Padre adúltero e infanticida (estróf.) 297 Hija que asesina a su madre y se suicida (á-a) 298 Hijas de un labrador violadas y asesinadas (estróf.) 299 Adelina, asaltada por cuatro mozos (á-o + polias.) 300 Robo en el cortijo; Ignacia y los ladrones (á-a) 301 Mozo devorado por los lobos (polias.)

VI. CANCIONES SEMINARRATIVAS MODERNAS EN METROS ESTRÓFICOS A. Amorosas 302 Otros tres, otros tres y son seis (estróf.) 0650 303 Ay, marinero 304 A las puertas del palacio 305 El galán que corteja a una mujer casada (estróf.) 0203 306 El pájaro en la enramada B. Trágicas; amores infelices 307 Entierro y boda contrastados (estróf.) 0128 308 Premoniciones ante la sepultura 309 Triste vida de las mujeres (Todos los trabajos son...) (é-e) 310 Ayer por la tarde me puse a peinar 311 Lux Aeterna (estróf.) 0195 312 El atropellado por el tren (estróf.) 0156 313 Agustinita y Redondo (estróf.) 5031 314 Adelina, muerta de amores 315 Rosita Alvírez 316 Polonia y el soldado ingrato (estróf.) 317 Rosita 5019

encarnada

318 Adiós, Amelia (estróf.)

(estróf.)

478

CATÁLOGO GENERAL DEL ROMANCERO ASTURIANO

319 Manolo mío (estróf.)

341 La mula de Ponciano (estróf.)

320 Desde niña fui lechera (estróf.) 321 La madre soltera (estróf.)

342 Boda burlesca de Farruco (estróf.)

322 Seducida y abandonada de quince años (estróf.)

343 Requiebros (estróf.)

323 Seducida por un caballero (estróf.) 324 La morena desdichada (estróf.)

con

un

viejo

D. Varia

325 La criada y el señorito (estróf.) 5005

344 Dictados tópicos-A (é-a)

326 La huérfana y el caballero (estróf.)

346 Dictados tópicos-C, trova del concejo de Aller (é-o)

C. Burlescas 327 La pastora y el pájaro (ó) 0549 328 Guitarra, cuando me fui 329 La labradora elegante (ó-a + estróf.) 330 Soltera me quedo (á)

345 Dictados tópicos-B (á-a)

347 Dictados tópicos-D, trova del concejo de Grado (á-a) 348 Dictados tópicos-E, ‘Lo mejor del mundo, Europa’ (á-a) 349 Disputa del cuatro y el tres 350 Diego Montes (estróf.) 351 Contra Napoleón 352 Contra Antonio Maura

331 Edades de las mujeres 332 Contra las mozas solteras (hexas. estróf.)

VII. ROMANCES Y COMPOSICIONES NARRATIVAS DIALECTALES

333 Contra los mozos solteros (estróf.)

353 La saya de Olaya (á-a) 2805

334 Avisos a los mozos solteros (estróf.)

354 Un aldeano en el templo (é-o) 5025

335 Las españolas contra las francesas (estróf.)

355 La holgazana (é-a) 9461

336 Apóstrofes de amante desdeñada (estróf.) 337 Parrafeos-A (estróf.) 338 Parrafeos-B (estróf.) 338b Parrafeos (siete damas) 339 Discreteos eróticos: el cazador y la liebre (estróf.) 340 Vida de los pastores (á-o)

356 El pobre cuquiello (a-ó) 357 Disputas de Perico y Colasa (estr.) 358 En el lugarín de Bayo 359 Tuvo Rufa siete fíos (estróf.) 360 Vicios de Oviedo (estróf.)



ÍNDICE DE TEMAS

479

366 Fabio Orduño (á) VIII. COMPOSICIONES SERIADAS O ACUMULATIVAS 361 No hay tal andar 362 Las doce palabras retorneadas 0423 363 Los sacramentos de amor 0211

367 La muerte del impío (ó) B. Memorizadas directamente de impresos y textos escolares 368 Don Rodrigo abandona la batalla 369 El Cid y el moro Audalla

IX. COMPOSICIONES NO TRADICIONALES A. Apócrifos 364 El Cueto Lloro (ó-e) 365 Don Pelayo en Covadonga

370 Pérdida de Alhama 371 Camino van de la Vega

2. ÍNDICE ALFABÉTICO DE TÍTULOS (Con remisión a IGRH)

A las puertas del palacio

Atropellado por el tren, El (estróf.) 0156

Abenámar (í-a) 0051

Avisos a los mozos solteros (estróf.)

Adelina, asaltada por cuatro mozos (á-o + polias.)

Ay, marinero

A Belén llegar (hexas., zéjel) 0542

Adiós, Amelia (estróf.) Adoración de los Reyes (í-a) 0120 Adúltera con un “gato” (á-a) 0476 Agustinita y Redondo (estróf.) 5031 Albaniña (ó) 0234 Aliarda (á-o) 0149 Alma en pena peregrina a Santiago (í-a) 0797 Alma romera libera a su marido, El (á-e) 0783

Ay, pobre Xuana (paral. í-o / á-o) 0392 Ay, un galán de esta villa (paral. í-a / á-a) 0406 Ayer por la tarde me puse a peinar Bañando está las prisiones, a lo divino (á-a) 0029.1 Bastarda y el segador, La (á-a) 0161 Batalla del grillo y el león (á-o) Belardos y Valdovinos (í-a) 0103 Bella malmaridada, La (í) 0281

Amante del príncipe, maldecida, La (á-a) 0253

Bernardo de Montijo (á-a) 0595

Antonio Celada y el diablo disfrazado de preso (á-o)

Boda burlesca de Farruco (estróf.)

Anunciación, La (í-a) 0505-A

Cabalga Diego Laínez (á-o) 0036 (INCO a 0002)

Anunciación, La (pareados) 0505-B Aparición de la enamorada, La (í) 0168 Apóstrofes de amante desdeñada (estróf.) Apuesta ganada, La (á) 0255 Atención al misterio (ó-o) Atentado contra Alfonso XII (estróf) 0202 Ateo, El (í-a) 0808

Blancaflor y Filomena (é-a) 0184 Buena pesca, La (á-a)

Caballero burlado, El (í-a) 0100 Caballero navarro y las dos madamas, El (é-a) Cabo Noval, El (á-a) Cabrera devota elevada al cielo, La (á-a) 0214 Calumnia de la reina, La (á-a) 0446: Calumnia, La: Don Jerónimo de Almansa (á-a) 0599

482

CATÁLOGO GENERAL DEL ROMANCERO ASTURIANO

Camino van de la Vega Carrillo López (estróf.) Casada de lejas tierras (hexas. estróf.) 0156 Castillo de la Virgen (Rosaflorida, a lo divino), El (í-a) 0308.1 Cautivo de Gerona, El (í-a + í-o) 5100 Cautivo de Granada, El (á-a) Cautivos Belardo y Lucinda, Los (é-a) 5022 Cautivos Melchor y Laurencia, Los (é-a) 0372 Celos y honra (á-a): 0147 Cid y el moro Audalla, El Ciego raptor, El (hexas. estrof) 0189 ¿Cómo no cantáis, la bella?, a lo divino (é-a) 0098.1 Conde Alarcos, El (í-a) 0503 Conde Claros en hábito de fraile, El (á) 0159 Conde Grifos Lombardo, El (á-o) 0118 Conde Niño, El (á) 0049 Condesa de Castilla traidora, La (é-o) 0038 Condesita, La (á) 0110 Condesita, La (Fl. N). (á) 0110 Confesión de la Virgen, La (í-o) 0682 Contra Antonio Maura Contra las mozas solteras (hexas. estróf.) Contra los mozos solteros (estróf.) Contra Napoleón Contrato del diablo, El (á-o) 0912 Cordón del diablo, El (é-a) 0084 Corregidor y la molinera, El (estróf.) 0218 Criada calumniada por amor, La (á-a) 0245 Criada y el señorito, La (estróf.) 5005

Crímenes de Aurelia Ortega (estróf.) Crímenes de el huerto del francés Crímenes de Josefa Cuesta (é-a) Cristo anuncia desde la cruz su Resurrección (á) Cristo justifica su pasión ante la Virgen (á-o) Cristo maltratado por unos jugadores (é-a) 4011 Cristo mendigo y la posadera despiadada (á-a) 0524 Cristo niño se ofrece en el sacrificio de la misa (á) 0447 Cristo peregrino y el matrimonio caritativo (é-o) 0207 Cristo peregrino y el matrimonio caritativo (á-o) Cristo pide la libertad de un preso (á-o) 0481 Cristo testigo (é-o) 0248 Cuando por el Oriente (Nacimiento; posadero despiadado) (estróf.) Cuarentena de Cristo, La (Emplazamiento de Fernando IV, a lo divino) (é-a) 0598.1 Cueto Lloro, El (ó-e) Cura expósito perdona a su madre,El (estróf.) Cura pide chocolate, El (hexas. á-a) 0177 Cura sacrílego, El (ó) 0083 Dama y el pastor, La (estróf.) 0191 Delgadina (á-a) 0075 Desde niña fui lechera (estróf.) Despedimiento de Cristo y su madre (á-e) Desposorios y celos de San José (í-o) 0777 Desventura de la reina doña Constanza (í-a) 0258 Devota de la Virgen en el yermo, La (í-a) 0212:



ÍNDICE ALFABÉTICO DE TÍTULOS

483

Dictados tópicos-A (é-a)

Dudas de San José (é-a) 0707

Dictados tópicos-B (á-a)

Durandarte envía su corazón a Belerma (á-a) 0042

Dictados tópicos-C, trova del concejo de Aller (é-o)

Edades de las mujeres (estróf.)

Dictados tópicos-D, trova del concejo de Grado (á-a)

En el lugarín de Bayo

Dictados tópicos-E, ‘Lo mejor del mundo, Europa’ (á-a)

En el valle de la Almenia: la niña perdida (estróf.) 5111

Diego León (á-a) 0163

En la estación de Alicante; niño abandonado, criado por un militar (estróf.) 5012

Diego Montes (estróf.) Difunta pleiteada, La (í-a) 0217 Difunto penitente, El (é-a) 0209 Discípulo amado, El (Muerte de don Alonso de Aguilar, a lo divino) (á-a) 0064.1 Discreteos eróticos: el cazador y la liebre (estróf.) Disputa del cuatro y el tres Disputas de Perico y Colasa (estr.) Doce palabras retorneadas, Las (estr. + prosa) 0423 Doce pares de Francia, Los (estróf.) Dolor de la Virgen en el portal de Belén (é-a) 0644 Don Alejo muerto por traición de su dama (í-a) 0546 Don Gato (á-o) 0144 Don Juan de Lara (á-a) 0139 Don Manuel y el moro Muza (á-o) 0061 Don Pelayo en Covadonga Don Rodrigo abandona la batalla 0019 ¿Dónde vas, Alfonso XII? (í) 0168.1 Doña Josefa Ramírez (é-a) 5007 Doña Juana de Acevedo (é-o) Doncella guerrera, La (ó) 0231 Doncella guerrera, La (ó) refund. 0231 Doncella guerrera, La (ó+á) 0231

En el monte murió Cristo (é-o) 0664

Enamorada de Cristo, La (á-a) 0902 Enamorado y la muerte, El (í-a) 0081 Enamorados de Cristo, Los (í-o) Enrique y Lola: hermanos reencontrados (estróf.) Entierro de Fernandarias (á-o) 0034 Entierro de Fernandarias, a lo divino (á-o) 0034.1 Entierro y boda contrastados (estróf.) 0128 Españolas contra las francesas, Las (estróf.) Espinela (é-a) 0906 Esposa de don García, La (í-a) 0183 Estando una pastora (í-o) 0565 Estudiantes y el alma en pena, Los (á-o) 0206 Fabio Orduño (á) Fiera Cuprecia, La (estróf) 5027 Fiesta del Rey de gallos (polias.) Filomena, seducida; mata a su hijo sin reconocerlo cuando pretendía forzarla (estróf.) Flérida y don Duardos (í-a) 0431. Flor del agua, La (á-a) 0104 Flores y Blancaflor (Hermanas reina y cautiva) (í-a) 0136 Francisquillo el sastre (é-o) Fugitiva con un moro que se niega a renegar (á-a) 0422

484

CATÁLOGO GENERAL DEL ROMANCERO ASTURIANO

Fusilamiento de García y Galán (estróf.) 0158

Infanticida, La (é-a) 0096

Gaiferos y Galván (á) 0087

Isabel de Liar (á) 0047

Galán que corteja a una mujer casada, El (estróf.) 0203

Isolina abandonada, asesina y suicida (estróf.)

Galán y la calavera, El (é-a) 0130 Galera de la Virgen, La (Infante Arnaldos, a lo divino) (á) 0435.1

Jesucristo dice misa (Roldán no admite parigual, a lo divino) (á) 0736.1

Gallarda, La (í-a) 0200

Jesucristo va de ronda (ó-e) 0727

Ganado perdido, El (á-o) 0800

Jesús, que trinfante entró (estróf.)

Ganado perdido y bien empleado, El (á-o) 0800.1

Joaquín Delgado; amores contrariados (á-a) 0897

Garcilaso y el Ave María (á-o) 0067

Josefa, envenenada por amor (estróf.)

Gerineldo (í-o) 0023

Juan de Navalla: El criado del diablo (á-a) 0745

Gerineldo y la condesita (í-o + á) 0023 + 0110 Guapo Luis Ortiz, El (á-o) 0766 Guitarra, cuando me fui Hermana avarienta, La (í-a) 0374 Hermana cautiva, La (hexas. í-a) 0169 Hermana cautiva, La (octos. í-a) 0169 Hermano infame, El (estróf.) 5023 Hija encerrada y muerta por amores: Florentina y Jacinto (estróf.) Hija encerrada y muerta por amores: Julia y el barbero (estróf.) Hija encerrada y muerta por amores: la desdichada Merced (estróf.) Hija enterrada viva por su madre (estróf.) Hija que asesina a su madre y se suicida (á-a) Hijas de un labrador violadas y asesinadas (estróf.) Hijas del merino, Las (estróf.) 0826

Infantina, La (í-a) 0164

Juan el Famoso; barbero engañado por el diablo en figura de dama (í-o) Julio-Julia; la mujer soldado (estróf.) Labrador caritativo, El (í-a) 0185 Labrador disipado atraido por el diablo (é-o) 5013 Labradora elegante, La (ó-a + estróf.) Lanzarote y el ciervo de pie blanco (í-a) 0535 Llanto del pastor enamorado (á-o) 0101 Loba parda, La (á-a) 0236 Luisa, la madre asesina (estróf.) Lux Aeterna (estróf.) 0195 Madre adúltera e infanticida; ¡Oh, Virgen de Covadonga! (estróf.) 5021 Madre que entrega su hija al diablo (í-a) 0478

Hilo de oro (é) 0224

Madre que maldice a su hijo (é-o) 0182

Holgazana, La (é-a)

Madre soltera, La (estróf.)

Huérfana y el caballero, La (estróf.) Idólatra y la tormenta, El (ó-a) 0538

Madre, a la puerta hay un niño (estróf.) 0179

Infanta parida, La (á-a) 0469

Madre, Francisco no viene (á-a): 0193



ÍNDICE ALFABÉTICO DE TÍTULOS

485

Mala hija que amamanta al diablo, La (é-o) 0360

Muerte del Maestre de Santiago (á-o) 0046

Mala suegra, La (á) 0153

Muerte del príncipe don Juan (á-a) 0006

Mambrú (á) 0178 Manolo mío (estróf.) Marcos de Cabra (á-a) Marinero al agua (á-a) 0180 Marqués de Mantua, El (á) 0088 Marinero al agua y Santa Catalina (á-a) 0180 + 0126 Mártir de su honra, La (í-a) 0456 Mateo Morral Mayor confusión, La: Hija, mujer y hermana (á-a) 0529 Me casó mi madre (hexas. í-a) 0221 Merienda de las tres comadres (é) 0275 Merienda del moro Zaide (á-o) 0056

Muerte de Prim, La (heptas., estróf.) 0154 Muerte del impío , La (ó) Muerte ocultada, La (í-a) 0080 Mula de Ponciano, La (estróf.) Nabos, Los (á-o) 0765 Nacimiento y baile de pastores (é-a) 0484 Naufragio del “Reina Regente” Niña discreta, La (estróf.) 0204 Niña vendida por su madre (estróf.) Niño perdido y hallado en el templo, El (á-e) 0605.1 Niños arrojados al río y reencontrados, Los (estróf.)

Mi abuela tiene un peral (í-a)

No hay tal andar

Miguel Gutiérrez, sacrílego y parricida (í-o)

No me entierren en sagrado (á-o) 0101 Noble porquera, La (í-a) 0148

Milagro de la mujer caritativa de un labrador (í-o)

Nochebuena (estróf.) 0710

Milagro de San Antonio y los pájaros (estróf.) 0194

Nodriza del infante, La (á-a) 0802

Milagro del trigo (estróf.) 0512

Novia abandonada del conde de Alba (í-a) 0508

Monja por fuerza, La (é-o) 0225 Monumento de Cristo, El (á-o) 0064 Morena desdichada, La (estróf.) Morisca cautivada, mártir (á-a) 0196 Moro cautivo, El (í-a) 0438 Moro piadoso libera a la cautiva, El (á-a) 0741

Nochebuena (heptas. á-a) 0710 Nos casarán nuestros padres (á) 0186

Nuevas de la Crucifixión llegan a la Virgen, Las (á) Otros tres, otros tres y son seis (estróf.) 0650 Pachinín y el pulpo (í-o) Padre adúltero e infanticida (estróf.)

Moro que reta a Valencia, El (á-a) 0045

Padre incestuoso muerto por su hijo (estróf.)

Mozo arriero y los siete ladrones, El (é-o) 0134

Pájaro en la enramada, El

Mozo devorado por los lobos (polias.)

Parrafeos-A (estróf.)

Muerte del galán (á, cabo roto) 0115

Parrafeos-B (estróf.)

Paje Diego, El (á-o) 0781

486

CATÁLOGO GENERAL DEL ROMANCERO ASTURIANO

Parricida por amor: Florinda y Antonio (estróf.) Pastor defiende la honra de su hija, El (á-o) 0864 Pastor desesperado, El (í-a) 0274 Pastora probada por su hermano, La (hexas. estróf) 0453 Pastora y el pájaro, La (ó) 0549 Penitencia del hermano incestuoso (í-o) 0121 Penitencia del rey don Rodrigo (í-a) 0020 Pérdida de Alhama, La Pérdida de don Beltrán, La (á) 0150 Peregrina doctora, La: Doña Inés Portocarrero (é-o) Peregrinos primos, Los (7+5, pareados) 0142 Petición de las ánimas (é-o / estróf.) Pobre cuquiello, El (a-ó) Pobreza de la Virgen recién parida (í-a) 0812 Polonia y el soldado ingrato (estróf.) Por las almenas del cielo (Las almenas de Toro, a lo divino) (é-a) 0032.1 Pregunté si había cena (ó) 0612 Premoniciones ante la sepultura Presagios del labrador, Los (é-a) 0818 Princesa degollada por negarse a cometer incesto (ó-e) 0725 Princesa peregrina, La (á) 0720 Prisionero, El (ó) 0078 Pulga y el piojo, La (estróf.) 0455 Qué hermoso pelo lleva (á) 0696 Quintado, El (é-a) 0176 Rastro divino A, El (á-a) 0042.1A Rastro divino B, El (á-o) 0042.1B Ratón de Canarias, El (ó) Renegada de Valladolid, La (á-a) 0410

Renegada de Valladolid, La (estróf.) 0410.1 Renegado vuelto a la fe por sus hijos, El (é-o) 0739 Requiebros con un viejo (estróf.) Resurrección de la esposa muerta por celos (í-o) Resurrección de los hijos de la esposa calumniada (é-o) 0166 Ricardo y Aurora; novio abandonado (estróf.) Ricofranco (é) 0133 Robo del sacramento, El (á-o) 0079 Robo en el cortijo; Ignacia y los ladrones (á-a) Rodriguillo venga a su padre (á-o) 0002 Rosaura la de Trujillo (á-a) 0901 Rosaura la del guante (é-o + ó-o) 5002 Rosita Alvírez (estróf.) Rosita encarnada (estróf.) 5019 Rueda de la Fortuna, La (é-a) 0132 Sábana santa, La (estróf.) Sacramentos, Los (í-o) Sacramentos de amor, Los (estróf.) 0211 Sagrada Familia hospedada generosamente, La (á-a) 0525 Samaritana, La (á-a) 0187 San Alejo (é-o) 0141 San Antonio libera a su padre de la horca (í.a) San Antonio libera a su padre de la horca (ó + estróf.) Santa Catalina (á-a) 0126 Santa Iria (heptas. í-a) 0173 Santa Iria (hexas. í-a) 0173: Santa Iria (octos. í-a) 0173 Saya de Olaya, La (á-a) Seducida por un caballero (estróf.)x



ÍNDICE ALFABÉTICO DE TÍTULOS

Seducida y abandonada de quince años (estróf.) Serrana de la Vera, La (é-a) 0233 Silvana (í-a) 0005 Sofía y Martín García; mujer abandonada (estróf.) Soldado de Burriana identificado por su padre, El (estróf). Soldado y la monja, El (á-a) 0045 Soldados forzadores (í-a) 0170 Soltera me quedo Suegros burlados, Los (é-a) Sufrir callando (í-o) 0273 Suicida por amor: Pedro Carreño (estróf.) Suicidas por amor: Antonio y Vicenta (estróf.) Tamar (á) 0140 Toca de la Virgen y el alma pecadora, La (é-o) 0685 Todos los trabajos son Toros y cañas (á-a) 0102 Tres hermanas cautivas, Las (hexas. í-a) 0137 Triste vida de las mujeres (Todos los trabajos son...) (é-e) Tuvo Rufa siete fíos (estróf.) Un aldeano en el templo (é-o) 2804 Una fatal ocasión (í-a) 0232:

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Valdovinos sorprendido en la caza (á) 0796 Veneno de Moriana, El (í-o) 0172 Vengadora en traje de varón: Doña Antonia de Lisboa (ó-a) 0409 Ventero asesino y el labrador, El (é-o) 180 Ventolera, La (á-a) 0871 Vicios de Oviedo (estróf.) Vida de los pastores (á-o) Vida de los carlistas, La (á) 0721 Virgen anuncia al Niño su pasión y gloria, La (ó) 0237 Virgen da a luz al Verbo eterno, La (é-o) 0216 Virgen elige a un pastor como mensajero, La (é-o) 0323 Virgen romera, La (é-a) 0192 Virgen se aparece y ordena poner fin a la guerra, La (estróf.) Virgen sueña la Pasión, La (í-a + á) 0702 Virgen vestida de colorado, La (á-o) 0034.2 Virgen y el ciego, La (é) 0226 Vuelta del marido, La (é) 0113 Vuelta del marido, La (é-a + é) 0113 Vuelta del marido, La (é-a) 0113 Zapato de Cristo, El (é-o) 0322 Zorra y el gallo, La (á-o) 3001

3. CLAVE DE CÓDIGOS NUMÉRICOS (IGRH) 0002 Rodriguillo venga a su padre 0005 Silvana 0006 Muerte del príncipe don Juan 0020 Penitencia del rey don Rodrigo 0023 Gerineldo 0029.1 Bañando está las prisiones, a lo divino 0032.1 Por las almenas del cielo (Las almenas de Toro, a lo divino) 0034 Entierro de Fernandarias 0034.1 Entierro de Fernandarias, a lo divino 0034.2 La Virgen vestida de colorado 0034.3 El monumento de Cristo 0038 La condesa de Castilla traidora 0042 Durandarte envía su corazón a Belerma 0042.1 El rastro divino 0043.1 La cuarentena de Cristo (Emplazamiento de Fernando IV, a lo divino) 0045 El moro que reta a Valencia 0046 Muerte del maestre de Santiago 0047 Isabel de Liar 0049 El conde Niño 0051 Abenámar 0056 Merienda del moro Zaide 0061 Don Manuel y el moro Muza 0064.1 El discípulo amado (Muerte de don Alonso de Aguilar, a lo divino)

0067 Garcilaso y el Ave María 0075 Delgadina 0078 El prisionero 0079 El robo del sacramento 0080 La muerte ocultada 0081 El enamorado y la muerte 0083 El cura sacrílego 0084 El cordón del diablo 0087 Gaiferos y Galván 0088 El Marqués de Mantua 0096 La infanticida 0098.1 ¿Cómo no cantáis, la bella?, a lo divino 0100 El caballero burlado 0101 Llanto del pastor enamorado 0101.1 No me entierren en sagrado 0102 Toros y cañas 0103 Belardos y Valdovinos 0104 La flor del agua 0110 La condesita 0113 La vuelta del marido 0115 Muerte del galán 0118 El conde Grifos Lombardo 0120 Adoración de los Reyes 0121 Penitencia del hermano incestuoso 0126 Santa Catalina 0128 Entierro y boda contrastados 0130 El galán y la calavera 0132 La Rueda de la Fortuna

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CATÁLOGO GENERAL DEL ROMANCERO ASTURIANO

0133 Ricofranco

0183 La esposa de don García

0134 El mozo arriero y los siete bandidos

0184 Blancaflor y Filomena

0136 Flores y Blancaflor (Hermanas reina y cautiva)

0186 Nos casarán nuestros padres

0137 Las tres hermanas cautivas 0139 Don Juan de Lara 0140 Tamar 0141 San Alejo 0142 Los peregrinos primos

0185 El labrador caritativo 0187 La samaritana 0189 El ciego raptor 0191 La dama y el pastor 0192 La Virgen romera 0193 Madre, Francisco no viene

0144 Don Gato

0194 Milagro de San Antonio y los pájaros

0147 Celos y honra

0195 Lux Aeterna

0148 La noble porquera

0196 Morisca cautiva mártir

0149 Aliarda

0200 La Gallarda

0150 La pérdida de don Beltrán

0202 Atentado contra Alfonso XII

0153 La mala suegra 0154 La muerte de Prim

0203 El galán que corteja a una mujer casada

0155 Casada de lejas tierras

0204 La niña discreta

0156 El atropellado por el tren

0206 Los estudiantes y el alma en pena

0158 Fusilamiento de García y Galán 0159 El conde Claros en hábito de fraile 0161 La bastarda y el segador 0163 Diego León 0164 La infantina 0166 Resurrección de los hijos de la esposa calumniada 0168 La aparición de la enamorada 0168.1 ¿Dónde vas, Alfonso XII? 0169 La hermana cautiva 0170 Los soldados forzadores

0207 Cristo peregrino y el matrimonio caritativo 0209 El difunto penitente 0211 Los sacramentos de amor 0212 La devota de la Virgen en el yermo 0214 La cabrera devota elevada al cielo 0216 La Virgen da a luz al Verbo eterno 0217 La difunta pleiteada

0172 El veneno de Moriana

0218 El corregidor y la molinera (estróf.)

0173 Santa Iria

0221 Me casó mi madre

0176 El quintado

0224 Hilo de oro

0177 El cura pide chocolate

0225 La monja por fuerza

0178 Mambrú

0226 La Virgen y el ciego

0179 Madre, a la puerta hay un niño

0231 La doncella guerrera

0180 Marinero al agua

0232 Una fatal ocasión

0182 Madre que maldice a su hijo

0233 La Serrana de la Vera



CLAVE DE CÓDIGOS NUMÉRICOS

0234 Albaniña 0236 La loba parda 0237 La Virgen anuncia al niño su Pasión y Gloria 0245 La criada calumniada por amor 0248 Cristo testigo 0253 La amante del príncipe, maldecida 0255 La apuesta ganada 0258 Desventura de la reina doña Constanza 0260 La buena pesca 0273 Sufrir callando 0274 Llanto del pastor enamorado 0275 Merienda de las tres comadres 0281 La bella malmaridada 0308.1 El castillo de la Virgen (Rosaflorida, a lo divino) 0322 El zapato de Cristo 0323 La Virgen elige a un pastor como mensajero 0360 La mala hija que amamanta al diablo 0372 Los cautivos Melchor y Laurencia 0374 La hermana avarienta 0392 ¡Ay, pobre Xuana! 0404 Las nuevas de la Crucifixión llegan a la Virgen 0406 ¡Ay, un galán de esta villa! 0409 Vengadora en traje de varón; Doña Antonia de Lisboa 0410 La renegada de Valladolid 0410.1 La renegada de Valladolid (estróf.) 0422 Fugitiva con un moro que se niega a renegar 0423 Las doce palabras retorneadas 0431 Flérida y don Duardos 0435.1 La galera de la Virgen (Infante Arnaldos, a lo divino)

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0438 El moro cautivo 0445 El soldado y la monja 0446 La calumnia de la reina 0447 Cristo niño se ofrece en el sacrificio de la misa 0453 La pastora probada por su hermano 0455 La pulga y el piojo 0456 La mártir de su honra 0458 Cristo anuncia desde la cruz su Resurrección 0469 La infanta parida 0476 Adúltera con un “gato” 0478 Madre que entrega su hija al diablo 0484 Nacimiento y baile de pastores 0481 Cristo pide la libertad de un preso 0503 El conde Alarcos 0505 La Anunciación 0508 Novia abandonada del conde de Alba 0512 Milagro del trigo 0524 Cristo mendigo y la posadera despiadada 0525 La sagrada familia hospedada generosamente 0529 Hija, mujer y hermana (La mayor confusión) 0535 Lanzarote y el ciervo de pie blanco 0538 El idólatra y la tormenta 0542 A Belén llegar 0546 Don Alejo muerto por traición de su dama 0549 La pastora y el pájaro 0565 Estando una pastora 0595 Bernardo de Montijo 0598.1 La cuarentena de Cristo (Emplazamiento de Fernando IV, a lo divino)

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CATÁLOGO GENERAL DEL ROMANCERO ASTURIANO

0599 La calumnia: Don Jerónimo de Almansa 0605.1 El niño perdido y hallado en el templo 0612 Pregunté si había cena 0644 Dolor de la Virgen en el portal de Belén 0650 Otros tres, otros tres y son seis 0664 En el monte murió Cristo 0682 La confesión de la Virgen 0685 La toca de la Virgen y el alma pecadora 0696 ¡Qué hermoso pelo tiene! 0702 La Virgen sueña la Pasión 0707 Dudas de San José 0710 Nochebuena 0720 La princesa peregrina 0721 La vida de los carlistas 0725 Princesa degollada por negarse a cometer incesto 0727 Jesucristo va de ronda 0736.1 Jesucristo dice misa (Roldán no admite parigual, a lo divino) 0739 El renegado vuelto a la fe por sus hijos 0741 El moro piadoso libera a la cautiva 0745 Juan de Navalla: El criado del diablo 0765 Los nabos 0766 El guapo Luis Ortiz 0767 El ventero asesino y el labrador 0777 Desposorios y celos de San José 0781 El paje Diego 0783 El alma romera libera a su marido 0796 Valdovinos sorprendido en la caza 0797 Alma en pena peregrina a Santiago 0800 El ganado perdido 0800.1 El ganado perdido y bien empleado

0802 La nodriza del infante 0808 El ateo 0812 Pobreza de la Virgen recién parida 0818 Los presagios del labrador 0826 Las hijas del merino 0864 El pastor defiende la honra de su hija 0871 La ventolera 0897 Joaquín Delgado; amores contrariados 0901 Rosaura la de Trujillo 0902 La enamorada de Cristo 0906 Espinela 0912 El contrato del diablo 2680 La buena pesca 2804 Un aldeano en el templo 2805 La saya de Olaya 3001 La zorra y el gallo 4003 San Antonio libera a su padre de la horca 4011 Cristo maltratado por unos jugadores (é-a) 5002 Rosaura la del guante 5005 La criada y el señorito 5007 Doña Josefa Ramírez 5012 En la estación de Alicante; niño abandonado criado por un militar 5013 Labrador disipado, atraido por el diablo 5019 Rosita encarnada 5021 Madre adúltera e infanticida; ¡Oh, Virgen de Covadonga! 5022 Los cautivos Belardo y Lucinda 5023 El hermano infame 5027 La fiera Cuprecia 5031 Agustinita y Redondo 5100 El cautivo de Gerona 5111 En el valle de la Almenia: la niña perdida 5114 Los doce pares de Francia

II ADICIONES Y CORRECIONES A LOS VOLÚMENES I Y II DE SILVA ASTURIANA 1

1. Lemas y palabras preliminares (1991)

It is something of an experience to call to mind in rapid review the men who have left their names in the history of the ballads. How various in lineaments, in character, in worldly position! Curious and elegant Bishop Percy; testy and unfortunate Joseph Ritson; the lamented maker, Robert Burns; the Border chieftain, Walter Scott; his dilettante friend, Charles Kirkpatrick Sharpe; blundering, persistent Peter Buchan, attended by his blind Homeric minstrel; the patient and exacting Motherwell; the exiled and repatriated Jamieson; Grundtvig, setting a whole countryside afire with his enthusiasm; and many more, almost every man a type, who have borne with pride the rusty badge of the poetical antiquary. Some of these men were poets of no mean order. Others among them were born with a leaning toward poetry and were possibly spared, through the diversion of their talents into the vicarious work of collecting and printing ballads, from the ill repute of the poetaster. A simple explanation of why so many of the older collectors of ballads improved what they found and failed to account properly for their own creative participation, might be that they were subtly led into a mistaken idealism: admiring ballads themselves, they created in their own minds a sort of ballad archetype and so were brought under an irresistible temptation to make ballads which they saw to be imperfect conform more nearly to a visionary ideal. 1 En el volumen I de la Silva asturiana, Diego Catalán incluyó una «Presentación» general de la serie, que expone satisfactoriamente el contexto y el marco institucional en que se gestó la preparación de la obra, como parte de proyectos de gran amplitud enraizados en trabajos anteriores de Ramón Menéndez Pidal y del Seminario Menéndez Pidal, y en simultaneidad con otros estudios y ediciones sobre el Romancero hispánico. Creo oportuno, sin embargo, recuperar mi propia introducción, ceñida exclusivamente a los trabajos sobre el Romancero de Asturias que tuve a mi cargo, y en la que no sin cierta ingenuidad se intenta dar cuenta del concepto y espíritu que animó la preparación de los primeros volúmenes de la obra.

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ADICIONES Y CORRECCIONES

If that be the case, the principal motive for collecting and editing ballads would stand revealed. Subsidiary motives must have been present in some cases, such as a thirst for antiquarian fame, an illusory hope for monetary reward, genealogical or historical passions, or patriotic impulses of the kind that sustained the arms of Grundtvig. In justice it must be said that disinterested zeal has been a powerful factor in the careers of the ballad men. Of this disinterestedness, Francis James Child had an unusually large share. There is nothing to show that he had any axes to grind, unless it were the edged tool of the honest workman. He had nothing to hope for from the Earl of Northumberland. He had no expectation of enhancing the prestige of his ancestry thorough connecting his line with the heroes of the Border story. He was not moved by the negative incentive of proving that some bishop or other either did not possess at all a famous manuscript or, if he did possess it, had made felonious use of it. He was not nerved to action by the inferior type of patriotism that plumes itself on demonstrating that Scotchmen have erred or that Englishmen have blundered. He could not even have been actuated by that positive patriotism which, in Scott and in Grundtvig, made literary work a service of piety for their native heath and their forbears. If there remained at the back of his mind, as there must have remained, a feeling that thorough his exertions he might bring some credit to his own country and some recognition to his university and to himself, so much might well be allowed even to the most unselfish of men. His governing motive, in the edition of ballads, seems to have been that of doing a work that he liked, in a fashion that competent judges might be expected to approve. (Sigurd Bernhardt Hustvedt, Ballad Books and Ballad Men, 1930) Menéndez Pidal nos enseñó algo que él había oído a Gaston Paris: «La probité vaut plus que la compétence». Él había practicado siempre esa discreta máxima. Él y nosotros hemos luchado a veces largas horas con una cuartilla que, con una leve omisión imposible de notar, hubiera quedado lista en un momento. En el fondo había en todo ello un espíritu de estricta religiosidad, que cada uno siente a su modo. (Américo Castro, Cuánto le debemos, 1959)

Las citas de Hustvedt y Américo Castro que nos sirven de lema le vienen grandes, sin duda, a este trabajo. El pequeño mundo del Romancero asturiano no puede proporcionarnos, claro está, una galería de «antiquarians» y hombres de letras comparable a la que ha podido trazarse con los folcloristas británicos y escandinavos. Y tampoco el ideal de rigor y perfección en el trabajo intelectual



LEMAS Y PRELIMINARES (1991)

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que se desprende de la «discreta máxima» que nos recuerda Castro, puede tener hoy la misma vigencia que para los maestros del pasado. El impulso ético que movía a los grandes romanistas es hoy, por desgracia, una tradición perdida, como lo es también el trabajar sin servidumbres a las urgencias del momento. De la obra lentamente elaborada, concebida como un todo unitario en el que cada parte crecía solidariamente con el resto, hemos pasado a un modelo de trabajo filológico muy distinto, donde el estudio de aspectos parciales concretos sólo a posteriori adquiere una apariencia de unidad, en la colectánea o ulterior reelaboración. Si a pesar de lo dicho hemos incurrido en la osadía de encabezar esta obra con citas que, como la de Castro y el párrafo final de Hustvedt, implican declaraciones programáticas y expectativas que nos sabemos incapaces de cumplir, ello se debe a que el autor cuenta, entre las varias carencias de que es bien consciente, con la fortuna de considerarse menor discípulo de una escuela de filólogos e historiadores en donde la aspiración imposible a la obra concebida para perdurar ha primado siempre sobre el recurso al fa presto y a lo deliberadamente provisional. Quien se ha encontrado con el privilegio gratuito de tener tales maestros, en la filología, la historia literaria o la etnografía, no puede menos de tomar por modelo la obra de los que admira y compartir, si quiera idealmente, su misma aspiración a lo imposible, sin que ello suponga la ingenuidad de imaginar que ha estado a la altura de las circunstancias, ni de la aspiración. El objetivo que nos hemos propuesto es el estudio de una de las ramas del Romancero tradicional hispánico, la asturiana, que ofrecen mayor riqueza y, también, una mayor complejidad. Sólo Asturias, junto con Portugal y Cataluña, cuenta con exploraciones importantes de su Romancero oral que se retrotraen al siglo XIX; sin embargo, al contrario que en las otras áreas, los materiales recogidos en Asturias se han dado a conocer sólo de forma muy incompleta y no siempre con las mejores garantías de fiabilidad. Al realizar la edición de todo el corpus textual anterior a 1911, a partir de los originales manuscritos o de las fuentes impresas primarias, creemos poner a disposición del estudioso y del lector de poesía uno de los conjuntos de materiales romancísticos más antiguos y valiosos que se conocen. La fecha de 1910 marca, a nuestro juicio, una frontera nítida en la exploración del Romancero de Asturias. De un folclorismo aún romántico se pasará a otro basado en criterios más positivistas y científicos; y la recolección asturiana se integrará en proyectos más amplios de estudio en torno a todo el Romancero hispánico. A

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ADICIONES Y CORRECCIONES

partir de entonces las encuestas se realizarán también con mayor intensidad y sistematismo, y sin embargo no necesariamente con mejores resultados. Ahora bien, cualquier rama del Romancero, y la asturiana no es excepción, forma un continuum en el que es necesario tener en cuenta toda la diacronía de su exploración. En consecuencia, aunque hayamos limitado la edición de versiones al fondo más antiguo, era imposible obtener una visión global del corpus asturiano y de lo que dentro de él representa ese fondo antiguo, si se prescindía de lo recogido en fecha posterior a 1910. Una segunda finalidad de este trabajo ha sido, pues, trazar la historia completa de la recolección del Romancero en Asturias e inventariar todos los materiales recogidos hasta 1990. Un objetivo final que nos hemos impuesto ha sido integrar esa historia de las exploraciones romancísticas dentro de la historia cultural asturiana y española. El «folklore» y la literatura popular han servido en nuestro país como catalizador y como lugar de debate para expresar ideologías y opiniones de ámbito más general, que afectan, por ejemplo, a las concepciones encontradas que en distintos momentos se han sostenido sobre la identidad nacional o regional, o sobre las corrientes literarias de vanguardia, para las que «lo popular» podía servir tanto de modelo como de rémora. Nos ha interesado, también por otras razones, introducir la perspectiva «prosopográfica» y atender a la personalidad humana de los «Fabri del folklore» o «Ballad men» del Romancero asturiano. Entre nosotros parece haberse dado siempre por supuesto que el folclore o la literatura oral son algo que, sencillamente, «está ahí», y que hasta cierto punto es irrelevante cómo y cuándo se decidió fijarlo por escrito, y quién tuvo a bien hacerlo, por qué motivos, o de acuerdo con qué criterios. Nada más frágil, sin embargo, que la cultura oral; nada, también, que dependa en tanta medida de la personalidad individual de sus cultivadores, de sus intereses intelectuales y preferencias estéticas. Consecuentemente, la literatura oral de que disponemos es casi siempre un resultado aleatorio, producto de lo que en ciertos momentos interesó a determinados hombres y mujeres, sea como parte esencial de su paso por este mundo o como simple actividad transitoria y más o menos diletante. Pero además de la dificultad de admitir que el conocimiento de algo tan importante –según ha llegado a darse por sentado– como son las «raíces culturales» de un pueblo pueda depender de entusiasmos y de impulsos (respetables o no), o de simples caprichos individuales, hay otra razón por la que es difícil imaginar una obra



LEMAS Y PRELIMINARES (1991)

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con el titulo de «Los artesanos del Folclore... español» o el de «El Romancero y sus hombres». Y la razón es que la imagen de esos individuos, los «folcloristas», no ha gozado habitualmente de un estatuto muy alto dentro de las representaciones colectivas de los valores y prestigios que los españoles se trazan de sus intelectuales. Sin duda hay buenos motivos para que ello sea así. Muchos de tales «folkloristas», «demólogos» y eruditos «locales» ofrecen una personalidad gris, desequilibrada a veces, e incurren en los vicios del particularismo más cerrado, antagónico con las prendas de apertura y universalismo que se supone que deben adornar al verdadero estudioso o intelectual. En fin, es un hecho que incluso a quienes fueron eminentes folkloristas inter alia se les recuerda más bien por el alia. En suma, lo recogido o sacado a luz por el folclorista nos parece siempre más valioso y digno de atención que el folclorista mismo. De nuevo, es posiblemente muy justo que ello sea así, y los «Folklore Men» españoles no han aspirado tampoco –explícitamente al menos, pese a todas sus habituales vanidades– a que las cosas fueran de otro modo. Si, pese a ello, no creemos del todo inútil trazar una galería de folcloristas asturianos, en semblanzas más o menos «ideales», la justificación está en algo que ya queda apuntado: la distinción entre lo recogido por el folclorista, por una parte, y la personalidad y la biografía del folclorista mismo, por otra, no remite a realidades independientes. Hay una justificación adicional: la personalidad de quienes han estudiado el Folclore, la forma en que lo han hecho y el modo cómo otros o ellos mismos han utilizado sus materiales, han incidido de rechazo en la consideración que el Folclore ha merecido posteriormente en la conciencia cultural y en los medios intelectuales del país. No creemos, pues, que esté fuera de lugar un examen de la personalidad de hombres que, como Juan Menéndez Pidal o Aurelio de Llano, entre varios otros, han sido tan determinantes para nuestro conocimiento del Romancero de Asturias y para la imagen que de él ha trascendido. * * * Esta obra fue iniciada, en sus trabajos preliminares, en 1986 en el Seminario Menéndez Pidal, de la Universidad Complutense, como uno de los trabajos integrados en el marco de un proyecto internacional de amplio alcance dirigido por Diego Catalán: el DEAPHR, «Description, Editing and Analysis of the Pan-Hispanic Romancero as a Model of Open-Structured Narratives», apoyado por el «National Endowment for the Humanities». En el Seminario

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ADICIONES Y CORRECCIONES

Menéndez Pidal conté con la ayuda de Raquel Calvo y Concepción Enríquez de Salamanca para una primera versión mecanografiada del corpus de versiones; dispuse también de todas las facilidades de consulta en la biblioteca y archivo romancístico que allí se custodian; y, sobre todo, del apoyo y del estímulo que suponía trabajar en una institución cuya propia excepcionalidad y excelencia la hicieron vulnerable ante ciertos nequissimi (con el término que don Américo Castro utilizó en análogas circunstancias) incapaces de ver mejor defensa a su estatuto de beati possidentes que la igualación en una mediocritas no precisamente aurea. Mi deuda con el Seminario Menéndez Pidal, una institución a la que lamentaré siempre haber dado mucho menos de lo que he recibido de ella, y con sus directores, los profesores D. Rafael Lapesa (que accedió a serlo también de este trabajo presentado como tesis doctoral) y D. Diego Catalán, es impagable; como lo es la que he contraído con mis compañeros de trabajo en el Seminario. Para todos ellos y para Ana Vian deseo dejar testimonio de mi gratitud.

2. Correcciones y adiciones al volumen ii Explicación necesaria En las páginas finales de El Archivo del Romancero, patrimonio de la Humanidad (Madrid, 2001) escribe Diego Catalán a propósito del vol. I de la Silva asturiana: «Aunque no pude contar con la ayuda del 2 autor , tuve la satisfacción de que saliera impreso en ese mismo año de 1999». Esta información es enteramente cierta en el sentido de que, en efecto, no intervine en la fase final de impresión del libro. Conviene especificar, sin embargo, que revisé a fondo, en 1997-1998, el texto original que había sido elaborado como parte primera de una tesis doctoral 3 presentada en 1991 , incorporando, por ejemplo, toda la información

2 Ob. cit., p. 523. En nota se añade: «Al cual mantuve regularmente informado del proceso de corrección (contra originales) de los textos publicados (cartas del 21-IV, 9-V y 8-VI del 99)». 3 Madrid, Universidad Complutense, 6-V-1991. La tesis fue dirigida por D. Rafael Lapesa, el tribunal lo constituyeron D. Julio Caro Baroja, D. Diego Catalán, D. Álvaro Galmés, D. Francisco López Estrada y D.ª Elena Catena, y obtuvo el Premio Extraordinario de Doctorado de la Universidad Complutense. El propósito que Diego Catalán me expresó era que se publicase de inmediato por parte del Seminario Menéndez Pidal, y renuncié a la edición que ofrecía realizar la Universidad. Sin embargo, Diego Catalán, en uso de sus atribuciones como Director, decidió que con el exiguo presupuesto de publicaciones del Seminario era conveniente por entonces dar prioridad a

Circular informativa de D. Catalán, en la que comunica el cese de las relaciones institucionales con el Seminario Menéndez Pidal y la Universidad Complutense a partir de noviembre de 1998.

Carta de D. Catalán (9-V-1999) sobre el proceso de edición de vol. I. de la Silva Asturiana.

Correcciones (de J. A. Cid) en las pruebas de imprenta del vol. I de la Silva Asturiana.

Portada del núm. 14 de El Trasgo, semanario humorístico publicado en Oviedo, dirigido por J. Menéndez Pidal (periódico hoy ilocalizable).

Dios y el César, tesis de doctorado —al parecer, no aprobada— de J. Menéndez Pidal.

Don Nuño de Rondaliegos, poema legendario en “fabla” antigua (Madrid, 1881).

El pendón negro (1893), un intento de poesía “social”, censurado por Clarín y elogiado por Curros Enríquez como poema “de vanguardia”.

Carta de J. Menéndez Pidal a su hermano Ramón (Cf. pág. 512).



EXPLICACIÓN NECESARIA

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resultado del hallazgo de la colección de Amador de los Ríos, actualizando las referencias al *Catálogo General del Romancero Asturiano, y efectuando varias otras adiciones y correcciones menores. Faltaba únicamente el proceso de la corrección de pruebas, que también realicé, proponiendo además cambios radicales en la presentación tipográfica (cf. ilustración 19). Sin embargo estimé como inaceptable el cambio de relaciones científicas y personales que en esos mismos meses Diego Catalán impuso unilateralmente respecto a sus antiguos colaboradores del Seminario Menéndez Pidal, debido, entre otras razones, a los conflictos institucionales con la Universidad Complutense, sobre los que Diego Catalán ofrece amplia reseña en el libro citado (epílogo, 1, «El Centro de Estudios Históricos Menéndez Pidal dinamitado», p. 509 y ss.), conflictos de los que no pude considerarme en modo alguno como responsable sino, más bien, víctima muy directa. Sin menoscabo ninguno de mi afecto personal y de una admiración sin límites por la obra científica de Diego Catalán y por su capacidad como organizador de empresas intelectuales colectivas, estimé como erróneas o injustas varias de sus decisiones, incluyendo algunas que afectaban al futuro de la Silva asturiana, y desistí, sin duda indebidamente, de hacerle llegar mis correcciones y propuestas. El volumen I de la Silva asturiana se imprimió, pues, con una corrección final de pruebas debida exclusivamente a Diego Catalán. Pese a mi ya indicada disconformidad con la presentación tipográfica y a erratas abundantes, el volumen responde al plan originario y en él se incorporaron todas las adiciones y mejoras introducidas en 1998. Muy distinto es el caso del volumen II, impreso en 2003. La primera noticia real que tuve sobre la edición de la Silva asturiana, II: El Romancero asturiano de Juan Menéndez Pidal fue saber que se había ya publi4 cado, y hasta 2006 no pude obtener un ejemplar de la obra impresa .

la edición de otras obras, básicamente de historiografía medieval. Nunca manifesté, ni en privado ni en público, objeción alguna a esa decisión. Hasta fines de 1995 no se planteó emprender la publicación de la Silva asturiana, contando con financiación exterior. Colaboré entonces junto con Jesús Suárez en la búsqueda de patrocinio de diversas instituciones, redactando personalmente varios informes y cartas que firmó Diego Catalán, y de común acuerdo decidimos iniciar la publicación con el volumen VI, preparado por Jesús Suárez y publicado en 1997. 4 Entre V-2001 y VI-2004 estuve desvinculado de la Universidad, en situación de «Servicios especiales» como Director Académico del Instituto Cervantes. Quiere ello decir que en ningún caso hubiera podido hacerme cargo, durante esos años, de investigaciones propias ni de la publicación de una obra personal, por entenderlo incompatible con la función pública en un cargo de esa índole. A esa convicción y a esa norma, al menos, y por más que no sean práctica general, ajusté en todo mi conducta durante esa etapa, sin excepciones. El rigorismo «institucionista», que no comparto enteramente, me lo he aplicado siempre en todo lo que atañe al uso de salarios o fondos que dependen de presupuestos públicos. Debo, en consecuencia, calificar como injustificada e inexacta la nota de presentación, fechada en noviembre de 2002, que se antepone a la edición del

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ADICIONES Y CORRECCIONES

Para esa edición se tuvo en cuenta exclusivamente mi original de 1991, a pesar de que se habían publicado entre 1991 y 1992 como artículos varias reelaboraciones y actualizaciones de distintas partes del volumen; trabajos de los que había hecho entrega personalmente a Diego Catalán 5 y depositado copia en los locales de la Fundación Menéndez Pidal . El resultado es, al margen del facsímil de la Colección de 1885, un libro envejecido a nativitate donde, por ejemplo, la bibliografía de Juan Menéndez Pidal cuenta con menos de la mitad de entradas que pudieron después añadirse, o donde las referencias al *Catálogo General del Romancero Asturiano están obsoletas y son, por tanto, inútiles o, peor aún, desorientadoras. Sin perjuicio de que en el futuro se emprenda una edición electrónica corregida de ambos volúmenes en el Instituto Menéndez Pidal, en la modalidad E-Prints, he creído oportuno subsanar aquí, en edición impresa, algunas de las omisiones y errores de mayor importancia, y añadir, en algún caso, información que se ha dado a conocer en fechas recientes

Correcciones y adiciones a) La polémica del ‘Folklore’. Clarín vs. Juan Menéndez Pidal

Pág. 17, nota 11. Complétese la nota, que por omisión de una línea resulta incomprensible: Como lo señala oportunamente Y. Lissorgues, Alejandro Pidal «est vraiment le point de mire de notre auteur. Clarín a pu dire qu’il était atteint d’une ‘obsession Cánovas’ et nous pourrions ajouter que celle-ci se doublait de l’obsession Pidal», La pensée philosophique et religieuse de Leopoldo Alas (Clarín), 1875-1901 (Paris: CNRS, 1983), p. 64. volumen, por cuanto no responden a la realidad las afirmaciones de que el original de ese volumen se entregara a la imprenta en 1995, ni que el autor «subsecuentemente» recibiera pruebas del libro. La carta de Diego Catalán que recibí en mayo de 1999 (cf. ilustración 18), igual que la del 21-IV (únicas que conservo), se refiere exclusivamente a pruebas del volumen I. Las pruebas del volumen II hubieron indudablemente de ser posteriores a 2001. Sólo en 2002 recibí, a través de Jesús Bustos, unas «segundas pruebas», ya ajustadas y con paginación definitiva, en las que, en cualquier caso, hubiera sido imposible hacer modificaciones de alguna entidad. 5 Se trata de los siguientes trabajos: «Juan Menéndez Pidal como hombre de letras. De la poesía postromántica a la erudición positivista», B.I.D.E.A., XLV (1991), núm. 137, 273-305; «La Colección de los viejos romances que se cantan por los asturianos... (1885) de Juan Menéndez Pidal y su formación», Anuario Brasileño de Estudios Hispánicos, II (1992), 43-73; y «Ensayo de una bio-bibliografía de Juan Menéndez Pidal. La Unión Católica y el periodismo ultramontano en la Restauración», B.I.D.E.A., XLV (1992), núm. 139, 7-43. Otras incorporaciones y correcciones al texto primitivo se añadieron entre 1992 y 1998.



LA POLÉMICA DEL FOLKLORE

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Pág. 17, nota 12. A propósito del «incidente» entre Clarín y J. Menéndez Pidal en 1883, añádase ahora, y corríjase: [Desconocemos qué discurso de Clarín fue el criticado por J. Menéndez Pidal…]. Una de las cartas de Juan Menéndez Pidal a G. Laverde dadas a conocer por X. C. Busto y J. C. Villaverde permiten asegurar con casi total certeza que el discurso de Clarín fue el pronunciado en unos Juegos Florales en Oviedo en septiembre de 1883: No he tenido participación de ningún género en los Juegos Florales ovetenses, y, como Vd., tuve presente la falta de temas exclusivamente provinciales. Pero ya ve Vd., uno de los fautores dijo en la solemnidad que el bable es un arcaísmo que no sirve absolutamente para nada, y en cambio hubo memoria y trabajos premiados que versaban sobre el alcantarillado en las poblaciones, y otras lindezas por el estilo, dignas de ser tratadas en los festivales de la Gaya Ciencia. ¡Con semejantes corifeos medrada ha de estar nuestra provincial 6 literatura!

Juan Menéndez Pidal fue siempre decidido defensor de las literaturas «provinciales» o regionales, además de cultivador ocasional del «bable». Diez años después en su periódico, La Unión Católica, hubo de apostillar la reseña de una conferencia en el Ateneo en que se atacaba la literatura regional, poniéndole a él mismo como evidencia: El Sr. Ovejero combatió con viveza el regionalismo político y mostró su predilección por la literatura castellana, frente a las llamadas literaturas regionales, pues para él no existen estas literaturas, aunque existan grandes poetas gallegos y catalanes. El Sr. Ovejero, en un periodo muy brillante, que disculpó la injusticia de la tesis que sostuvo, adujo un argumento contra las literaturas regionales: el hecho de que el Sr. Menéndez Pidal, a quien calificó de

6 J. Menéndez Pidal a G. Laverde, 7-XI-1883, en X. C. Busto Cortina y J. C. Villaverde Amieva, «La leyenda del Conde Muñazán y unas cartas de Juan Menéndez Pidal a Gumersindo Laverde Ruiz», Bedoniana, V (2003), núm. 3, p. 39. En el siguiente párrafo, J. Menéndez Pidal informa: «Durante el pasado verano publiqué en Oviedo un periódico festivo titulado El Trasgo del que, si no toda la colección, porque no la conservo, enviaré a Vd. algunos números para que se entretenga un rato». Como indican los editores, en el acto de entrega de premios intervinieron Buylla y Alegre, Clarín (en sustitución de Felix Aramburu) y Rafael M.ª de Labra, además de las autoridades. El trabajo sobre el «alcantarillado en las poblaciones», que tanto irritaba a J. Menéndez Pidal, podría ser obra de A. Álvarez Buylla y Alegre (1853-1912), conocido médico «higienista», y los ataques al bable no parece que pudieran deberse a otro que Clarín. Es de lamentar que no sea accesible ninguna coleccción de El Trasgo, que permitiría precisar esta y otras cuestiones.

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ADICIONES Y CORRECCIONES

gran poeta, ha escrito su Alalá en castellano, a pesar de ser el bable el 7 dialecto de Asturias . b) Juan Menéndez Pidal como hombre de letras

Pág. 31. Añádase la evocación de Enrique Menéndez Pelayo sobre los primeros pasos de J. Menéndez Pidal como escritor: [… Juan Menéndez Pidal (1858-1915), licenciado en Leyes y colaborador en diversos periódicos, se había dado ya a conocer como poeta]. De sus tiempos de estudiante en Oviedo y Valladolid son sus primeras composiciones sueltas breves, publicadas entre 1876 y 1878. Al margen de testimonios indirectos que sitúan sus primeros ensayos literarios casi en la primera infancia, contamos con la calurosa semblanza que Enrique Menéndez Pelayo hace del Juan Menéndez Pidal estudiante de Derecho en Valladolid, hacia 1877-1878, a quien presenta como un cultivador de la poesía ya reconocido: Otros dos poetas con quienes yo andaba a todas horas eran estudiantes de Derecho, y llamábanse Juan Menéndez Pidal, que logró hacer famoso su nombre, y Fidel González de Bustamante, a quien Dios no se lo permitió, llevándole de este mundo en hora temprana. Juan era ya por aquellos días uno de los hombres más buenos, formales y ecuánimes de que yo hago memoria. Ya sus versos no parecían de muchacho, sino de poeta muy hecho. Era, además, modelo de estudiantes. Su seriedad no enfadaba como la de otros mozos, porque estaba llena de afabilidad y efusión para sus amigos, y si nos parecía algo prematura en nada nos ofendía, porque en nada cortaba los vuelos a la intimidad y alegría juveniles. Trájole, en cambio, la ventaja de encontrarse ya hecho, cuando llegó la hora de usarlo, el continente que debe adoptar un gobernador civil, un académico de la Española, un diputado a Cortes y un Director del Archivo Histórico Nacional, que todo esto fue y todo ello y mucho más merecía haber sido. Fue, además, y sobre todo ello, un noble y exquisito poeta, cuya balada Lux aeterna bastara muy holgadamente a su fama ¡Cuán de veras le lloré cuando llegó el momento de que fuera para él realidad cumplida ese título de su más 8 famosa composición !

7 La Unión Católica, 20-XII-1893. El ciclo de conferencias en el Ateneo tenía como tema el «valor histórico del regionalismo», tema que según el periódico «está siendo objeto de vivas y animadas controversias». Tras la conferencia de Ovejero, intervinieron Fuente Spluga, a favor de las literaturas regionales, y Lázaro, de La España Moderna, contra Ovejero. 8 E. Menéndez Pelayo, Memorias de uno a quien no sucedió nada, «obra póstuma» (Madrid: Voluntad, 1922); nueva ed. de B. Madariaga (Santander: Estudio, 1983), pp. 183-184.



JUAN MENÉNDEZ PIDAL, ESCRITOR

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Enrique Menéndez Pelayo evoca también las lecturas publicas de poemas en los círculos de la «Juventud Católica», actividad que Juan Menéndez Pidal continuaría en Madrid, simultánea a las colaboraciones periodísticas, y que desarrolló siempre en todos los lugares donde residió: Juan Menéndez, Fidel y yo —y claro está que otros varios— leíamos versos en las veladas de la Juventud Católica, fundada por entonces en Valladolid como en otras capitales, institución muy estimable y bien intencionada, que proporcionaba con sus fiestas literarias limpio y apropiado cauce a las inspiraciones poéticas o a las aficiones históricas y filosóficas de los mozos de aquellos tiempos. Colaborábamos, además 9 en una revistilla denominada Revista literaria .

Pág. 54. Sobre la profunda labor de retoque de J. Menéndez Pidal al reimprimir sus poemas, añádase otro ejemplo: [… Con independencia de la mella que en su día le hicieran los desaforados varapalos de Clarín a los pasajes que hemos confrontado]. Juan Menéndez Pidal aplicó su labor de retoque incluso a poemas de su libro que se habían publicado sueltos muy pocos años antes. Es, al menos, lo que sucede con la última composición original aparecida, que sepamos, en forma autónoma. Es decir, el poema «Flor de nieve», que abre el libro de 1913. Es una de las piezas breves, muy lejos ya del poema narrativo de primera hora, en las que la ampulosidad se reduce al mínimo, y que un lector sin prejuicios podría apreciar como un excelente y sobrio «apunte de paisaje» a pesar de los inevitables —para Juan Menéndez Pidal— culturalismos (esa «musa del Septentrión»..., o el «Véspero»). El propio autor debió de considerar el texto lo suficientemente logrado como para concederle el primer lugar en su libro, al principio de la sección de «Cantos de la montaña». La aparente simplicidad del poema no es tal si se atiende al artificio métrico, estrofas de cuatro versos que alternan heptasílabos esdrújulos de rima libre con endecasílabos llanos aconsonantados. Ignoramos la fecha exacta de composición, pero en cualquier caso, la primera versión publicada en el diario El Universo en febrero de 1907 parece desmentir la afirmación general del autor, cuando consideraba cerrada su labor poética en 1895 y haber hecho las correcciones definitivas «poco después de impresas» las composiciones, entre 1881 y 1895. En «Flor de nieve» las modificaciones que se aprecian en el texto de las Poesías de 1913 respecto a la versión previa editada en 1907 tienden, contrariamen9

E. Menéndez Pelayo, Ibid., pp. 185-186.

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ADICIONES Y CORRECCIONES

te a su norma, a cierta amplificación, y, por excepción, nos parece en ocasiones más lograda la versión sin retocar:

[Falta la estrofa] Desde los puertos áridos al hondo valle de la aldea amada, picos y simas hórridas, todo cubierto está por la nevada.

Glacial es el crepúsculo: En un glacial crepúsculo las cordilleras son un mar de hielo, alza sus olas ese mar de hielo; la vega, blanco páramo, la blanca tierra es páramo, desierto azul la inmensidad del cielo desierto azul la inmensidad del cielo Entre esqueletos de árboles Entre esqueletos de árboles los pobres techos del lugar humean; los pobres techos del lugar humean; sus flecos de carámbanos sus flecos de carámbanos con ritmo melancólico gotean. con ritmo y son monótono gotean. Ya el cristalino véspero Ya el cristalino Véspero brilla en lo azul sobre la nieve fría vierte su luz sobre la nieve fría; y la campana el Angelus y la campana el Angelus canta en la soledad, y muere el día. canta en la soledad, y muere el día. Tú imperas, musa pálida Tú reinas, musa pálida del Setentrión; tu majestad es esa; del Septentrión; tu majestad es esa; tu trono está en un ángulo tu trono está en un ángulo de la ahumada cocina montañesa. de la oscura cocina montañesa. Desde el escaño rústico ¡Ven a tu escaño rústico las llamas miren tus azules ojos, pálida musa de celestes ojos, y sueña melancólica y sueña melancólica viendo afilarse los tizones rojos. viendo afilarse los tizones rojos...! («Nieve», El Universo, 9-II-1907)

(«Flor de nieve», Poesías, 1913)

c) Bio-bibliografía de Juan Menéndez Pidal

Pág. 64. Sobre la intervención de J. Menéndez Pidal como redactor de «El Trasgo», periódico satírico que publicó en Oviedo, añádase el testimonio de P. Adúriz, que alcanzó a conocer una colección completa de este semanario: [… en el joven Juan Menéndez Pidal existió una vena satírica, pronto abandonada, o reprimida, insospechada para quien sólo tuviera en cuenta su obra poética o erudita]. Ahora bien, independientemente de que El Trasgo haya podido circular en alguna época como periódico «manuscrito», no puede dudarse ya –después de los datos aportados por Patricio Adúriz en 10 1975 – de la existencia de un semanario humorístico impreso que 10 P. Aduriz, «Luis Menéndez Pidal», en Pintores asturianos (Oviedo: Banco Herrero, 1975), pp. 59 y ss, y 205 (reproducción de la portada del núm. 12).



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con ese nombre se imprimió en Oviedo en 1883. El «periódico dominguero» alcanzó al menos doce números, y en la portada del número 12, correspondiente al 7-X-1883, reproducida por Adúriz, aparecen retratados en caricatura los redactores: Joaquín Fernández Prida, Luis Menéndez Pidal, Alfredo Caso Casulo, Juan Menéndez Pidal, y Suarez Fonseca. Según lo indica Adúriz: «Juan es quien dirige el cotarro. Suárez Fonseca, el tesorero, lleva en la siniestra mano un bolsón conteniendo mil pesos. Luis, el dibujante, ostenta los atributos de su noble magisterio, del que son exponente los lápices en ristre. El Trasgo es versión asturiana del Madrid Cómico al que se asemeja en muchas de sus características». Aduriz relata el incidente entre Clarín y Juan Menéndez Pidal, y caracteriza así el signo ideológico del semanario, y su final: El Trasgo es flagelo contra quienes siguen doctrinas krausistas que se les antojan exóticas en detrimento de lo tradicional. De ahí que la Redacción, sita [...] en el bajo de Puerta Nueva, fuese barricada contra sofismas y entelequias. El Trasgo ofrecía, por el módico precio de diez céntimos número, suficiente sal y salero para hacerse archipopular a lo largo de su corta vida [...] El número 12 de El Trasgo vendría a ser como el canto del cisne. Sucesos posteriores [...] produjeron una serie de pasos y contrapasos que rompieron el hilo de la continuidad. No amargura, sí una profunda decepción aconseja a los cinco lo de poner remate a su derroche de ingenio en lo literario y en lo artístico. El Trasgo iba para rarísima reliquia 11 bibliográfica .

Pag. 65. Acerca de la etapa de J. Menéndez Pidal como director de «La Lealtad», de Córdoba, añádase: [… no es imposible que D. Juan hubiera intervenido también en la primera etapa de La Lealtad]. Las memorias de un escritor y periodista andaluz, Ricardo de Montis Romero, permiten efectivamente asegurar que J. Menéndez Pidal fue el primer director de La Lealtad, de Córdoba, en 1886. Montis Romero, en varios artículos incluidos en sus Notas cordobesas (recuerdos del pasado), evoca largamente su época de periodista novel, al lado de Juan Menéndez Pidal. Además de la semblanza

11 P. Aduriz, ob. cit., pp. 60-61. A pesar de los reiterados intentos realizados, a través de Jesús Suárez López, para localizar esta colección de El Trasgo, que Adúriz consultó en una hemeroteca de Gijón, no ha sido posible obtener resultados positivos. La «rarísima reliquia bibliográfica» es, por el momento, una reliquia perdida.

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ADICIONES Y CORRECCIONES

afectuosa de su primer maestro de periodismo, Montis Romero expone con cierta viveza lo que era la confección de un periódico político a fines del siglo XIX: Uno de los periódicos más importantes publicados en Córdoba fue, sin duda, La Lealtad. Lo fundó en el año 1886, el ilustre prócer Don Ricardo Martel y Fernández de Córdoba, Conde de Torres Cabrera, jefe provincial del partido conservador […] Se encargó de dirigirlo un escritor notable que en Madrid ocupaba un puesto de preferencia entre los periodistas, don Juan Menéndez Pidal 12 […] De diez de la mañana a cuatro o cinco de la tarde reuníase allí todo el personal encargado de la confección del periódico. Menéndez Pidal, sentado ante su bufete, siempre nervioso, inquieto, escribía el artículo de fondo referente a política, lleno de sólida argumentación, concienzudo, sereno, o la crónica literaria de corrección irreprochable, delicada, bella, que su autor firmaba con el pseudónimo de Walfrido. Terminada esta labor Menéndez Pidal y Fernández Ruano se reunían en el despacho de la dirección para confeccionar, entre ambos, una de las secciones más importantes del diario conservador, la titulada A punta de tijera, en la que comentaban con tanto ingenio como picaresca intención, el suceso de actualidad, la actitud de un adversario político o el error en que hubiese incurrido un colega. Don Manuel Fernández Ruano sentado delante del bufete y don Juan Menéndez Pidal paseando por la estancia, con la polonesa abrochada y la boina calada hasta los ojos, aunque el calor le derritiese, devanábanse los sesos para sacar todo el partido posible de lo que hubiera de ponerse en solfa, para que no decayera la sección indicada, y en verdad lo conseguían. Terminaban, generalmente, los comentarios con una cuarteta o una quintilla, fácil, irónica, que el vate cordobés improvisaba o el escritor asturiano –Menéndez Pidal– componía en alta voz. […] Los dos maestros de la Literatura cuyo recuerdo evocamos con gusto en esta crónica, corregían escrupulosamente los originales y después las pruebas, en la imprenta «La Catalana», donde se editaba el periódico, que era de los mejor escritos y confeccionados con más gusto de cuantos han aparecido en nuestra ciudad [...] La primitiva redacción de La Lealtad fue trasladada del local que ocupara en la calle de los Moros a una casa de huéspedes establecida en la calle de Jesús María, donde habitaba don Juan Menéndez Pidal. Instalósela en una habitación del piso bajo, con puerta al portal, con-

12 La misma información se reproduce en otra de las crónicas de Montis Romero: «Menéndez Pidal vino a Córdoba, hace treinta años, para encargarse de la dirección de un diario conservador fundado por el conde de Torres Cabrera y titulado La Lealtad, que ha sido, indiscutiblemente, uno de los mejores periódicos de provincias». Cf. infra, nota 13.



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tigua al dormitorio del señor Menéndez Pidal, quien, de este modo, satisfizo uno de sus deseos más vehementes. poder trabajar en la cama y levantarse muy tarde […] Cuando los aprendices de la imprenta se llevaban los últimos originales, Menéndez Pidal y Fernández Ruano celebraban una sesión literaria interesantísima. Ya leían algunos trozos de la última obra publicada, ya emitían su juicio acerca de la misma, ya cambiaban impresiones sobre el movimiento intelectual de España y del extranjero. Ya don Manuel Fernández Ruano recitaba muy pausadamente su magnífica oda al Canal de Suez o su hermoso poema a Carlos V; ya don Juan Menéndez Pidal declamaba, de modo irreprochable, su bellísimo Romance de las Nieblas o la interesante leyenda Don Nuño de Rondaliegos, escrita en fabla antigua. Al atardecer ambos maestros del periodismo marchaban al establecimiento «La Catalana», para corregir las últimas pruebas y dirigir el ajuste del periódico. ¿Decía el regente que hacía falta composición? Pues el director de La Lealtad no se apuraba. Al momento escribía una semblanza en verso de una linda muchacha cordobesa o componía un ingenioso jeroglífico, valiéndose de letras, signos de aritmética y de puntuación, filetes y otros materiales tipográficos. Menéndez Pidal y Fernández Ruano se profesaban un entrañable afecto; entre los dos desarrollábase una gran corriente de simpatía, a pesar de la enorme diferencia que se notaba entre el genio y el carácter de ambos. El primero era un manojo de nervios, no se podía estar quieto un segundo; a través de sus lentes brillaban unos ojos expresivos, de mirada viva y penetrante. Su locuacidad cautivaba […] Don Juan Menéndez Pidal necesitaba más amplios horizontes que los que Córdoba le ofrecía y renunció al cargo de director de La Lealtad para volver a Madrid. Los numerosos amigos y los compañeros que aquí dejaba le obsequiaron con un banquete de despedida en el restaurant Suizo. El cantor de las tradiciones asturianas no olvidó nuestra ciudad a la que estaba ligado por los lazos del amor, y volvió para contraer matrimonio con una aristocrática señorita, nieta de los marqueses de Senda Blanca. Luego nos visitó en varias ocasiones, obteniendo siempre una 13 acogida muy afectuosa .

En otras de sus crónicas Montis Romero refiere algunas polémicas, de tipo humorístico, en que intervino Juan Menéndez Pidal contra otro periódico local, El Adalid, y relata cómo en aquel periodismo de amplio espectro Don Juan llegó a ejercer hasta de crítico taurino:

13 R. de Montis Romero, «La Lealtad», en Notas cordobesas (Recuerdos del pasado (Córdoba: Imp. del Diario de Córdoba, 1914, en adelante; reed. facs.: Córdoba: Cajasur, 1989), tomo IX, 69-76.

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ADICIONES Y CORRECCIONES

Como ocurre en todos los periódicos de reducido personal, Menéndez Pidal y Fernández Ruano tenían que hacer desde el artículo de fondo, los comentarios de la prensa y la crónica literaria hasta la revista de salones o la de modas, amén de corregir, transformar y poner en castellano las cartas de los corresponsales, las elucubraciones de los colaboradores espontáneos a los que no es posible echar al cesto sus cuartillas y las notas de los gacetilleros. Anuncióse en nuestro circo taurino una de las llamadas fiestas nacionales y era preciso, de absoluta necesidad, escribir una revista detallada del espectáculo. ¿A quién encomendar la empresa? Fernández Ruano detestaba los toros […]; los jóvenes noticieros eran incapaces también de hilvanar una reseña. En su virtud, Menéndez Pidal decidiose a sentar plaza de revistero taurino, aunque por sus conocimientos en el arte de Cúchares y su afición al mismo estuviese a igual altura que sus compañeros de redacción. Fue a la plaza, tomó apuntes, escribió la reseña, acaso renegando de la dura condición del periodista que tiene, si no que saber y entender de todo, al menos aparentar que sabe y entiende, y cuando hubo terminado su obra la firmó con el pseudónimo de Triquiñuelas y envióla a las cajas. El día siguiente los ocurrentísimos periodistas hermanos Valdelomar, amigos fraternales de Menéndez Pidal, pero que gustaban de sacarle de sus casillas para que luciera su ingenio, criticándole desde las columnas de El Adalid, hicieron un análisis cruel de la malhadada revista. ¡Cómo se cebaron en ella, sobre todo en la poco afortunada comparación de que salió un toro con más cabeza que Séneca! Menéndez Pidal reconoció que no estuvo muy feliz e hizo el propósito de no repetir la suerte, pero se defendió de las censuras de sus 14 colegas con toda la gallardía de su ingenio privilegiado .

Estos recuerdos de Montis Romero se publicaron en 1916 con motivo de «la muerte del ilustre literato, mi inolvidable maestro de periodismo, don Juan Menéndez Pidal». En la continuación de su «crónica» Montis incide ya en aspectos más autobiográficos; ello no obstante, el autor evoca otros rasgos de la personalidad de Juan Menéndez Pidal y creemos de interés reproducir los párrafos siguientes: Pocos meses después del hecho referido, ingresaba en la redacción de La Lealtad el autor de estas líneas, para hacer su aprendizaje periodístico. Anunciose otra corrida de toros, y el director del órgano en [sic]

14 R. de Montis Romero, «Menéndez Pidal y mi pseudónimo», enero 1916, en Notas cordobesas…, tomo III, 209-213. Para otras referencias a Juan Menéndez Pidal, cf, tomo I, p. 163, y tomo V, pp. 148-149.



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la prensa de los conservadores cordobeses me endosó el mochuelo de escribir la revista, como si me brindara un gran favor. Mi ignorancia en asuntos taurómacos era también completa, pero no creí prudente negarme a cumplir el encargo: por algo era Menéndez Pidal el maestro y yo el más humilde de sus discípulos. ¿Qué hacer para salir airoso de la empresa? Leí con gran detenimiento el Arte taurino de Montes y, aunque en algunos tratados de preceptiva literaria lo había visto citado como modelo de obras didácticas, confieso con ingenuidad que en él no aprendí ni jota. En estas condiciones, llegó el día de la fiesta y me encaminé al circo, acompañado de un veterano taurófilo para que me ilustrase; no me quedaba otro recurso. Con la ayuda de aquel buen hombre hice la revista, poniendo en ella todos mis cinco sentidos. Llevéla al director de La Lealtad quien, después de leerla detenidamente me dijo: —Creo que debe estar bien, ya sabe usted que no soy perito en la materia. Sólo le falta, a mi entender, un requisito: la firma, porque estos trabajos siempre se firman con un pseudónimo. ¿Cuál quiere usted ponerle? —Ninguno se me ocurre –le contesté, después de pensar un rato–. —Pues bien, –añadió Menéndez Pidal–. Voy a hacerle a usted un obsequio en pago de su obra. Le cedo mi pseudónimo de Triquiñuelas, que está nuevecito, pues únicamente lo he usado una vez. Y firmada por Triquiñuelas apareció la revista. El Adalid también le dedicó algunas lineas en su diario «Palique». Poco más o menos decían así: «Hemos visto con satisfacción que el crítico taurino de La Lealtad se ha enmendado, pues aunque su última reseña no la firmarían, seguramente, Sentimientos ni Paco Pica Poco, está hecha con más acierto que la anterior. En ella no se habla de suertes completamente desconocidas hasta ahora, como los pases de farol, ni se compara la cabeza de ningún toro con la de Séneca». Y don Juan Menéndez Pidal, en su saladísima sección titulada «A punta de tigera», con g, aunque no ignoraba que se escribía con j, contestó a El Adalid noblemente en estos o en parecidos términos: «El autor de la primera revista de toros publicada en este periódico no se enmienda jamás: se arrepiente de sus yerros cuando comprende que los ha cometido y procura no reincidir. Por eso el Triquiñuelas primitivo cedió los trastos y con ellos el pseudónimo al autor de la última reseña, que es el joven periodista don Ricardo de Montis». No creo necesario consignar cuánto halagaron a mi vanidad casi infantil las anteriores líneas.

Pág. 74. A propósito de los ataques de «La Unión Católica» al libro «Cuentos y chascarrillos andaluces» de Juan Valera, añádase: [… Puede sorprender que Juan Menéndez Pidal propiciase o autorizase la inserción en su periódico de ataques tan desmesurados

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ADICIONES Y CORRECCIONES

a una figura como la de don Juan Valera, con quien parece haberse mantenido siempre en buenos términos, y con cuya colaboración (así como la del «doctor Thebussem», otro de los compiladores de los Cuentos y chascarrillos andaluces) contó al año siguiente para la edición del Album hispano-marroquí]. Tampoco Valera acertaba a explicarse que el periódico de Alejandro Pidal, dirigido por don Juan —del que era amigo, y hasta algo pariente por parte de su mujer—, hubiera acogido ataques tan indecorosos, y así se lo escribió a otro de los «académicos en cuadrilla» que habían participado en la edición de los Cuentos y chascarrillos: No he leído más que la carta VI del Francisco de Estepa, y confieso a usted que me han dolido las soeces injurias que el hombre me dirige. Nuestros cuentos serán de pésimo gusto, pero están escritos sin la menor intención de ofender a nadie. En extremo me ha sorprendido el furor con que se ensaña contra mí el A. Estepa, y más me desagrada que 15 Pidal consienta que su periódico me trate tan mal .

Pag. 76. Sobre artículos periodísticos de Juan Menéndez Pidal en «El Universo», añádase: [«… al acabar su artículo de fondo, salía de su despacho y en la redacción se sentaba entre todos para contarnos alguna aguda anécdota del político o literato»]. En realidad, Juan Menéndez Pidal sí firmó varios artículos, o bien utilizó siglas transparentes, además de un pseudónimo habitual, «Pero Mudo». Esa colaboración fue muy intensa, al menos entre 1905 y 1907, pero es seguro que los artículos firmados son sólo una parte mínima de los que redactó para El Universo. Especialmente, después de la muerte de Valentín Gómez, redactor habitual de los editoriales del periódico, en noviembre de 1907, creemos que los artículos doctrinales anónimos salieron en gran parte de la pluma de J. Menéndez Pidal; pero ello se traduce en que las colaboraciones firmadas pasen a ser muy escasas en los años siguientes. Otro colaborador del periódico, Angel Salcedo Ruiz, se refiere a Juan Menéndez Pidal como «redactor principal» de El Universo, y no cabe duda que llegó a ser el que marcaba la línea editorial, con artículos de fondo mucho más generales (desde la «germanofilia» a los ataques contra Unamuno o Azorín) que los que podía redactar el director 15 Carta de Juan Valera al Conde de las Navas, 25 septiembre 1896, publicada por John P. Demidowicz, «Una carta de don Juan Valera y el chascarrillo andaluz», RLit, XIV (1958), núm. 27-28, p. 235.



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formal del periódico, Rufino Blanco, un pedagogo que en sus artículos firmados rara vez se salía de su campo de especialización. Algunos de los artículos de Juan Menéndez Pidal, los más reflexivos, objetivos o intimistas, y alejados de las controversias políticas, en las que acaso más por necesidad impostada que por íntima convicción manifestaba una intolerancia sectaria que hoy pocos lectores podrían compartir, bien merecerían hoy una reedición. Al margen de otros valores, y desde la perspectiva que aquí nos ocupa, tiene interés, por ejemplo, que los recuerdos del Romancero afloren todavía cuando describe en «Aires de sierra» (agosto de 1906) un viaje desde Madrid a El Paular de dieciséis horas de camino, en un «coche de linea» tirado por mulas, «más hartas de palos que de pienso»: […] ¡Riá!, Generala, Generala! ¡Hala, hala!... Tres garrotazos del mayoral en el esqueleto de la mula más zaguera, que responde al halago alzándose de ancas y poniendo al aire un par de lucientes herraduras, hacen avanzar por etapas el coche, crujiendo y rodando por entre nubes de polvo del arrecife, al trote cochinero de las bestias, que olvidan sus mataduras con el bullicioso retiñir de los cascabeles. Distrajera también nuestro aburrimiento si tuviese la dulce armonía de los cascabeles del petral del conde Claros, que: los ciento eran de oro, y los ciento de metal, y los ciento eran de plata, por los sones acordar. Pero los de la collera del tiro eran de cobre todos; de agudo, monótono y perdurable son, que se metía en el alma, taladrando el cerebro hasta convertirlo en un cascabel más, con aquel agrio sonido por movible pedrezuela. ¡Riá!, Generala, Generala! ¡Hala, hala!... […]

Sigue el relato con otros ecos cultos, aunque bien traídos, de Villasandino a Tassara, y un contraste entre Rascafría y El Paular en párrafos que revelan una sensibilidad y una capacidad descriptiva nada vulgares. Pag. 76. Sobre trabajos de erudición historica y literaria de Juan Menéndez Pidal. La actividad de Juan Menéndez Pidal en los trabajos propiamente de erudición, sin embargo, no le parecía a su hermano Ramón suficientemente intensa o sostenida. En 1911 le escribe desde

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Roma, donde se había trasladado a supervisar los trabajos de instalación de la Escuela Española, solicitándole el envío de algunas publicaciones oficiales para intercambiar con la Biblioteca Vaticana, dirigida por el padre Ehrle, y con la Escuela Prusiana. Con ese motivo, Ramón hubo de manifestarle a su hermano algunos reproches o censuras por el retraso en la elaboración de sus trabajos, poniéndole como modelo al p. Ehrle. Se conserva la respuesta de Juan, justificándose: […] No sé con qué motivo enviar a la Vaticana algún otro catálogo, como p. e. el Cartulario de Eslonza, el Índice de procesos de la Inquisición, y algún otro catálogo de los publicados en la Revista de Archivos. Si el P. Eherlen [sic] me obsequiase con su obra sobre el antipapa Luna, yo correspondería con creces. Yo no soy alemán, ni trabajo por consiguiente como un idem; pero trabajo todo lo que es menester, y ello irá saliendo en volúmenes como los que ya he planeado con tu discípulo Navarro, que ya está en el Archivo dándole a los docms. de los siglos X y XI procedentes del monasterio de Poblet. Esto, antes de recibir tus excelentes consejos; y lo digo no porque estos me ofendan, todo lo contrario, sino para que sepas que mi celo profesional está vivo y responde a la conciencia del deber, aunque no 16 tengo ache ninguna entre las letras de mi apellido .

16 Carta fechada en Madrid, 29-I-1911. El resto de la carta trata de cuestiones familiares. En ausencia de Ramón Menéndez Pidal y María Goyri, Juan y su mujer se habían quedado al cuidado de Jimena, hija de su hermano, razón por la que Juan informa sobre ella, además de otras cuestiones más profesionales que interesaban especialmente a Ramón: «Queridísimo Ramón: Por tu carta veo que estáis con salud, muy contentos y con la boca abierta delante de la Roma antigua. Dudo que en el tiempo que vais a estar ahí podáis verlo todo, ni siquiera con la premura del que ve una cinta cinematográfica. [Siguen los párrafos transcritos en texto] Jimenita está buena, a Dios gracias. El miércoles estuvo con Anita [mujer de Juan Menéndez Pidal] en casa de Alejandro [Pidal], y dentro de unos días Dolores la llevará con Ramona la de Luis [el marqués de Pidal] a pasear en coche a la Casa de Campo. Eso del coche le entusiasma mucho. Estaros tranquilos; que si ocurriese novedad (Dios no lo quiera) os avisaríamos aunque fuese por telégrafo. Yo voy a verla a menudo, y hoy iremos Anita y yo. Ya debes saber que murió el pobre Catalina García (e.p.d.). No te avisé porque ignoraba tus señas postales. Marcelino, desde Santander ha escrito a varios académicos de la Historia diciéndoles que tú eres su candidato. De todas suertes, no creo que debas retrasar tu regreso ni un día más de la fecha que me dijiste que pensabais volver a Madrid. Recuerdos cariñosos de Anita para los dos, míos para María y sabes te quiere tu hermano Juan».



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Lo cierto es que no salieron a luz esos trabajos anunciados en colaboración con Tomás Navarro Tomás, y que los estudios de índole filológica e histórica publicados por Juan Menéndez Pidal de 1911 en adelante son muy escasos y breves. Ello no impidió que en febrero de 1914 fuera elegido como miembro de la Real Academia Española, para ocupar la vacante del marqués de Pidal, y en enero de 1915, pocos meses antes de su muerte (27 de diciembre de 1915), leyera su discurso de ingreso. Pag. 76. Sustitúyase el último párrafo: La personalidad versátil de Juan Menéndez Pidal como periodista, escritor e investigador se refleja sólo muy imperfectamente, en especial la primera de esas actividades, en la lista de publicaciones que damos a continuación. Al no conservarse su archivo personal ni el de los periódicos que dirigió o en los que colaboró, los artículos de prensa que incluimos se reducen forzosamente a los pocos que se publicaron firmados. Es seguro que la consulta de otros periódicos y revistas podrá aportar en el futuro nuevas entradas. Lamento, en especial, no haber podido consultar ninguna colección de El Trasgo, ni de la primera época del Boletín del Centro Asturiano, de Madrid, o de La Lealtad, de Córdoba. Consta que en todas estas publicaciones participó activamente Juan Menéndez Pidal, y los artículos ahí publicados modificarían sustancialmente el panorama de su actividad literaria y periodística juvenil. Es posible también que el estudio estilístico permitiera en varios casos adjudicarle con mayor o menor certeza varios de los artículos que aparecieron anónimos en La Unión Católica y El Universo. Por el momento, nos limitamos a dar la bibliografía «segura» más completa que hemos podido compilar. Sólo en contados casos, en que la autoría me ha parecido evidente por razones de crítica a la vez «externa» e «interna», me he atrevido a incluir algún artículo 17 aparecido sin firma y sin ninguna sigla identificatoria . Págs. 76-83: Bibliografía de J. Menéndez Pidal [versión revisada] [1] «¡¡Ante la tumba de Pelayo!!», La Idea, núm. 2 (1876). No hemos localizado ejemplares de la revista en que se publicó este poema, nunca reimpreso por J. M. P. Las referencias, indirectas, a ese texto, son las que se deducen de la entrada siguiente.

17 Gracias a Álvaro Galmés, he podido incorporar, después de compilada una primera versión de la presente bibliografía, varias nuevas entradas: poemas publicados por J. Menéndez Pidal en su primera juventud, y artículos de periódico en los que utilizó el pseudónimo «Pero Mudo».

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[2] «Contestación a la crítica hecha en el Noticiero de Asturias de la poesía «¡¡Ante la tumba de Pelayo!!,» publicada en las columnas de La Idea». Hoja suelta (Valladolid: Imp. de F. Santaren, s. a.). El texto está fechado en «Valladolid 23 de Diciembre de 1876. Además de una carta dirigida al Director de El Noticiero de Asturias, la hoja incluye una glosa en cinco décimas de la quintilla de Moratín «Tu crítica majadera...». La glosa se encabeza con el título «A mi amigo el gacetillero del Noticiero de Asturias». El único ejemplar que nos es conocido de la hoja suelta es el conservado en la biblioteca de A. Galmés de Fuentes.

[3] «Al castillo de Tudela», s. a., c. 1878. El poema, fechado en «Pajares del Puerto 17 de Agosto de 1878», y dedicado «A mi querida madre», ocupa las págs. 31-32 de una publicación cuyo lugar y fecha de edición nos son desconocidas. Manejamos dos hojas desglosadas de lo que parece ser una colectanea poética de diversos autores (entre ellos E. Silió y Gutiérrez), conservadas en la biblioteca de A. Galmés de Fuentes.

[4] El conde de Muñazán (Leyenda). Prólogo de A. Balbín de Unquera (Madrid: Libr. de M. Murillo-Libr. de M. Olamendi, 1880). J. Somoza describe una segunda edición de Burgos: Imp. de la Vª de Villanueva, 1880, con el título de «Leyenda asturiana» (Registro asturiano, núm. 1016). A esa misma segunda edición se refieren García-Rendueles, que la fecha en Burgos, 1881; C. Suárez, Índice bio-bibliográfico de escritores y artistas asturianos; y A. Ruiz Cabriada, Bibliografía del cuerpo facultativo...., núm. 10.475, que la describe como impresa en «Burgos-Madrid: Imp. Vda. de Villanueva, 1880, XI + 54 págs., 22 cm.». No hemos visto ejemplares de esta segunda edición, pero no parece que pueda dudarse de su existencia. [Cf. ahora X. C. Busto Cortina y J. C. Villaverde Amieva, «La leyenda del Conde Muñazán…» (2003), p. 28, que aclaran definitivamente la cuestión y localizan un ejemplar de esta segunda edición: Madrid: Libr. de M. Murillo-Libr. de M. Olamendi, 1881, impresa en Burgos en la imprenta de la viuda de Villanueva].

[5] Dios y el César. Estudios de derecho público eclesiástico (Madrid: Imprenta de los hijos de J. A. García, 1880). No hemos localizado ejemplar de este trabajo, que fue presentado como tesis de doctorado en Derecho, en ninguna biblioteca pública. Tanto Antonio Maura en su necrología como el Índice bio-bibliográfico indican que la tesis le fue rechazada, y el Índice precisa que fue después publicada en una «Enciclopedia de Derecho». Según Maura, «la obra sazonada quedó en postergación inmerecida, y su autor ha muerto sin llegar a graduarse de doctor». La edición del trabajo, anunciado por primera vez como impreso en Alalá (1890), la habíamos en principio supuesto –erroneamente– realizada hacia 1887. A. Ruiz Cabriada, Bibliografía del cuerpo facultativo..., núm. 10.480, la consideraba impresa en 1895. Por fortuna, Alvaro Galmés conservaba un ejemplar del libro, lo que nos permite precisar con exactitud los datos bibliográficos; en la portada, por otra parte, se indica que el autor era «Caballero romano y doctor en Derecho civil y canónico», lo que parece contradecir los informes de Maura.

[6] «El aliento del ahorcado. Leyenda», La Ilustración Gallega y Asturiana, III (1881), núm. 7 (8-III-1881), pp. 81-82.



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[7] «Don Nunno de Rondaliegos», La Ilustración Gallega y Asturiana, III (1881), núm. 34 (8-XII-1881), pp. 404-405. Hay segunda edición como libro: Don Nuño de Rondaliegos. Aquí se contienen unas uien assonadas coplas que fizo Johan Menendes Pidal, natural de las Asturias de Ouiedo...», fechada en la Era [hispánica] de MDCCCCXIX –réstense, pues, 38– y «asaz emendada d’algunos malos vocablos e uiçios que auían pasado en la primera impressión» (Madrid: E. Rubiños, 1881). El Indice bio-bibliográfico... registra dos ediciones como folleto («opúsculo») de Madrid 1881 y Madrid 1882. Creemos que no existe esa segunda ed. de 1882 y que se trata de un error, aunque, a juzgar por el subtítulo de la primera entrada («Coplas del antiguo romance»), pudiera acaso aludirse a una edición que nos es desconocida. Más probable es que ese subtítulo, que no consta en la edición de la Ilustración Gallega y Asturiana ni en la de Rubiños, proceda de una descripción inexacta.

[8] «Folk-Lore asturiano», La Ilustración Gallega y Asturiana, III (1881), núm. 36 (28-XII-1881), págs. 428-429. [9] «Nostalgia (A la santa memoria de mi padre)», La Ilustración Española y Americana, XXVII (1883), núm. 24 (30-VII-1883), pág. 402. Se reimprime sin cambios en A.la.lá (1890), pp. 41-46.

[10] «La estatua de Condillac (Páginas sueltas de Filosofía humorística)», La Ilustración Española y Americana, XXVII (1883), núm. 31 (22-VIII-1883), págs. 107-108 y 110. [11] «Poesía popular. Venganza de honor», La Epoca, 16-III-1885. [12] Poesía popular, colección de los viejos romances que se cantan por los asturianos en la danza prima, esfoyazas y filandones, recogidos directamente de boca del pueblo (Madrid: Imprenta y Fund. de los hijos de J. A. García, 1885). Reed. facs. en Colección de los viejos romances que se cantan por los asturianos…, vol. I de Romancero Asturiano (1881-1910), ed. J. A. Cid (Madrid: Seminario Menéndez Pidal y Gredos, 1986), y en vol. II de Silva asturiana. Romancero General del Principado: El Romancero asturiano de Juan Menéndez Pidal, Edición facsímil colacionada con las versiones «de Campo» (Madrid: Fundación Menéndez Pidal, 2003).

[13] «El romance de las nieblas», Revista Contemporánea, XII (1886), núm. 61 (enero-marzo 1886), págs. 266-275. Se reimprime sin cambios en A.la.lá (1890), pp. 57-69.

[14] «Entre paréntesis. El último mosquito», La Epoca, XXXIX (1887), núm. 12.701 (4-XII-1887), p. 2. [15] «Lux Aeterna», La Ilustración Ibérica, V (1887), núm. 258 (10XII-1887), págs. 795 y 798. Reimpresa en Almanaque de la Ilustración española y americana para el año 1889, en Alalá (Madrid: J. A. García,1890), pp. 49-55, etc.

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ADICIONES Y CORRECCIONES

[16] «Las tijeras», La Unión Católica, II (1888), núm. 193 (25-I1888), p. 1. Publicado con el anagrama «J. Eme Pe».

[17] «El Arpa Sagrada. Idilio de Mossen Jacinto Verdaguer», La Unión Católica, II (1888), núm. 247 (30-III-1888), p. 4. [18] «Salmo de amor», La Ilustración Española y Americana, XXXII (1888), núm. 33 (8-IX-1888), págs. 138-139. Se reimprime sin cambios en A.la.lá (1890), pp. 9-12.

[19] «Lux Aeterna», en Almanaque de la Ilustración española y americana para el año 1889. Reimpresa en Alalá (Madrid: J. A. García,1890), pp. 49-55; en Blanco y Negro, III (1893), núm. 96 (4 de marzo), pp. 155-156, etc.

[20] A.la.lá (Madrid: Impr. de los hijos de J. A. García, 1890). [21] «Carta-prólogo» a Eladio García Jove, Errores populares en Asturias (Oviedo: Imprenta de E. Uría, 1891), pp. I-XI. [22] «El pendón negro: I- En el taller; II- El «meeting»; III Dies irae», La Ilustración Española y Americana, XXXVI (1892), núm. 27 (22-VII1892), págs. 43 y 46 Reed. en La Unión Católica, VII (1893), núm. 1.750 (14-IV-1892), p. 43, y en Poesías (1913), pp. 137-153. Cf. núm. 26.

[23] «Las siete palabras de Haydn», La Unión Católica, VI (1892), núm. 1.442 (15-IV-1892), p. 4. [24] [A Zorrilla; octavilla aguda], en «Corona fúnebre», Blanco y Negro, III (1893), núm. 92 (4-II-1993), p. 92. [25] «Crepúsculos», Blanco y Negro, III (1893), núm. 98 (18-III1893), pp. 194-195 [publicada ya en A.la.lá]. [26] «El pendón negro: I. En el taller; II. El «meeting»; III. «Dies irae», La Unión Católica, VII (1893), núm. 1.750 (14-IV-1893), p. 43. Hay tirada aparte como folleto (Madrid: Impr. de Francisco Gatón, 1893).

[27] «La asturiana», Blanco y Negro, III (1893), núm. 108 (27-V1893), pp. 354 [Es versión previa del poema «Solariega», ed. en Poesías, l913]. [28] «D. Bernardo Acevedo», Las Riberas del Eo, Ribadeo, XIII (1893), núm. 648 (27-V-1893). Ap. J. L. Pérez de Castro, «Don Bernardo Acevedo, poeta (1849-1920)», Archivum, XXIX-XXX (1979-1980), p. 106.

[29] «Nuestros escritores: D. Bernardo Acevedo» Asturias. Boletín del Centro Asturiano de Madrid, IX (1893), núm. 102 (junio). Suponemos que reproduce o refunde el núm. anterior.



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[30] «En la luna de Ramadán», Blanco y Negro, III (1893), núm. 130 (28-X-1893), p. 708 [No recogida en Poesías, de l913]. [31] «Un libro del conde de las Navas. Chavala.- Historia disfrazada de novela», La Epoca, XLV (1893), núm. 14.810 (6-XII-1893), p. 2. [32] «Literatura anarquista», La Unión Católica, VIII (1894), núms. 1.942 y 1.945 (3-I y 8-I-1894), p. 1. Se trazan analogías entre la «literatura de cordel» y la literatura anarquista. El año anterior La Unión Católica, había publicado un artículo, «Los crímenes y las malas lecturas», en donde se recuerda que «El Bollero, héroe del crimen de la calle de San José, llevaba en los bolsillos varios romances en los que se reseñan historias de crímenes, y recitaba algunos trozos de tan clásica colección».

[33] «Un mal crónico», La Unión Católica, VIII (1894), núm. 1.950 (13-I-1894), p. 1. Sobre los pretendientes de destinos en la Administración pública.

[34] «El Papa y los obreros», La Unión Católica, VIII (1894), núm. 1.950 (31-I-1894), p. 2. [35] «Polvo y ceniza», La Unión Católica, VIII (1894), núm. 1.957 (8-II-1894), p. 1. Contra el materialismo.

[36] «Romanticismo criminal», La Unión Católica, VIII (1894), núm. 1.970 (22-II-1894), p. 1. Sobre el anarquista Henry, y contra Schopenhauer, Renan, y otros «materialistas».

[37] «La Pasionaria; traducción del catalán», La Unión Católica, VIII (1894), núm. extraordinario 1.988 bis (1-III-1894), p. 11. Aunque no se indica que la traducción del poema de Verdaguer es de Juan Menéndez Pidal, se trata de la misma publicada en 1896 y c. 1907, e incluida después en la edición de sus Poesías de 1913.

[38] «Jesús (Esbozo de un poema)», La Unión Católica, VIII (1894), núm. extraordinario 1.988 bis (1-III-1894), p. 22. [39] «Crónicas de la Peregrinación [I] (A bordo del Montevideo, 11 de abril 1894)», La Unión Católica, VIII (1894), núm. 2.029 (19-IV1894), p. 2. [40] «Crónicas de la Peregrinación [II] (A bordo del Montevideo, 15 de abril 1894)», La Unión Católica, VIII (1894), núm. 2.031 (21-IV1894), p. 2. [41] «El Papa y los obreros españoles», La Unión Católica, VIII (1894), núm. 2.033 (23-IV-1894), p. 1. Es el mismo artículo, con cambios menores, publicado ya el 31 de enero de este año [núm. 34].

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[42] «Crónicas de la Peregrinación (La Misa de Su Santidad en la Iglesia de San Pedro)», La Unión Católica, VIII (1894), núm. 2.037 (27IV-1894), p. 2. [43] «No es pleito dinástico», La Unión Católica, VIII (1894), núm. 2.046 (9-V-1894), p. 2. El artículo aparece firmado con las iniciales J. M. P.

[44] «Alcoholismo», La Unión Católica, VIII (1894), núm. 2.100 (14VII-1894), p. 1. Se ataca, nuevamente, a Schopenhauer, y a Victor Hugo

[45] «Costumbres bárbaras, I», La Unión Católica, VIII (1894), núm. 2.116 (3-VIII-1894), p. 1. Este notable artículo (fechado en San Miguel del Río [Lena], julio de 1894), inauguraba una serie que después no tuvo continuación, al menos en este periódico; lleva los siguientes epígrafes: «¡Si yo fuese Tácito!- Isidros y paletos.- La Arcadia en un pueblo de cal y canto.- El paisaje y las casucas.- Cuadro edificante.- Un entierro en las ciudades y en el campo.- El cementerio de la aldea.- Lo que se piensa al salir de él».

[46] «Canción del alma», La Ilustración Católica, XIX (1894), núm. 16 (1-IX-1894), pág. 220. Tomado de A.la.lá (1890).

[47] «Salmo de Amor», La Ilustración Católica, XIX (1894), núm. 17 (15-IX-1894), pág. 238-239. Tomado de A.la.lá (1890).

[48] «Lux Aeterna», La Ilustración Católica, XIX (1894), núm. 18 (1X-1894), págs. 254-255. Tomado de A.la.lá (1890).

[49] «Noches de Córdoba», La Ilustración Católica, XIX (1894), núm. 19 (16-X-1894), págs. 274-275. Tomado de A.la.lá (1890).

[50] «Se agrava el mal, I», La Unión Católica, VIII (1894), núm. 2.183 (23-X-1894), p. 1. El artículo aparece firmado por «Val-Frido».

[51] «La Secta y el Gobierno», La Unión Católica, VIII (1894), núm. 2.186 (26-X-1894), p. 1. El artículo aparece firmado por «Valfrido». El pseudónimo «Val-Frido», «Valfrido», «Walfrido», que utilizó también en La Lealtad de Córdoba, es un recuerdo de su primera obra publicada, Don Nuño de Rondaliegos. Este artículo y el anterior, destinados a combatir la tolerancia con las iglesias protestantes, son sin duda de Juan Menéndez Pidal. El periódico había incluido pocos días antes una infor18 mación sobre la difusión del protestantismo en Marín, Pontevedra (I-X-1894) .

18 La comunidad evangélica de Marín, de la que formaron y forman parte varios de mis parientes maternos, se constituyó muchos años antes de 1894. La Unión Católica



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[52] «Historia de un diamante», Unión Ibero-Americana, IX (1894), núm. 110 (4-XI-1894), pp. 569-573 (clxix-clxxiii). Según se advierte en nota: «Poesías leídas en la Unión Ibero-Americana, el 12 de Octubre de 1894». Reimpresa en Tres poesías (1895), y en Poesías (1913).

[53] «S. M. El Rey Don Alfonso XIII nació y fue proclamado el 17 de Mayo de 1886», La Unión Católica, IX (1895), núm. 2.259 (23-I-1895), p. 1. [54] Tres poesías (Jesús de Nazareth. - Sol y fiesta.- Historia de un diamante) (Madrid: Impr. de los hijos de J. A. García, 1895). Se anuncia su salida en el núm. 36 (1-II-1896) del Bol. de la Soc. Esp. de Exc., p. 238.

[55] «Fragmento [‘Ah!, cuando el Cristo su postrer aliento...’]», Heraldo de Madrid, VI (1895), núm. 1.663 (29-V-1895), p. 1. Es la estrofa final del sección segunda, «En el Gólgota», del poema Jesús de Nazareth.

[56] «En el Gólgota [‘Allá en el fondo obscuro...’]», Heraldo de Madrid, VI (1895), núm. 1.734 (29-V-1895), p. 1. Comienzo del mismo poema que se reproduce en el núm. anterior.

[57] «Taine, poeta», Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, III (1895), núm. 34 (1-XII-1895), pp. 187-188. Introducción y versión de tres sonetos: «La religión», «La sensibilidad» y «Los recuerdos». Reed., con la introducción muy abreviada y cambios en las traducciones, en Poesías (1913), pp. 191-196

[58] «Jesús de Nazareth (I: Jerusalen; II: En el Gólgota; III: Resurrexit)», La Unión Católica, X (1896) núm. extraordinario (1-IV-1896), pp. 2-3. [59] «La Pasionaria (de Mosén Jacinto Verdaguer)», La Unión Católica, número extraordinario (1-IV-1896), p. 4.

se hace eco de una información publicada en un periódico de Santiago de Compostela pocos días antes. La iglesia protestante de Marín (1882) fue fundada, como otras que permanecen en la península de Morrazo, por pastores ingleses. Mi bisabuelo, Antonio Pazos Fontenla, presidente de la Diputación provincial de Pontevedra y delegado político de Eugenio Monteros Ríos por el Partido Liberal en Galicia, tuvo que hacer frente, todavía en la década de 1910, a ataques muy similares a los de Juan Menéndez Pidal por su «indigna permisividad» con las iglesias evangélicas («protestante» es término que nunca utilizan los miembros de esta confesión religiosa, o «secta», si se prefiere el término de Juan Menéndez Pidal, al referirse a sí mismos). Naturalmente, ni los periódicos conservadores ni los párrocos católicos de Marín y otros pueblos de la provincia dejaron de airear que la mujer de Pazos Fontenla, Josefa Muñoz Nantes, era de familia «protestante».

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ADICIONES Y CORRECCIONES

[60] «El Cristo de Candás. Leyenda piadosa», Blanco y Negro, VI (1896), núm. 257 (4-IV-1896), s. p. [3 págs.]. [61] «Señaldades», Asturias. Boletín del Centro Asturiano de Madrid, XII (1896), núm. 138 (1-VI-1896). Reed. en E. García-Rendueles, Los nuevos bablistas (1925), pp. 207-208. [62] Misiones católicas de Marruecos. Album hispano-marroquí. Escrito por ——; ilustraciones de M. Durán (Barcelona: s. i., 1897), gran formato. Incluye: pp. 1-6, «El padre Lerchundi» (JMP); p. 7, Poesías: «En el Album de la Alhambra» (del poeta marroquí Maleksalon, 1876, trad. JMP), y «Lamentos de Al-Motamid», trad. de J. Valera; p. 8, «Pensamientos» de diversos políticos, y «Atrás», poema de Ibn-Lerbun (trad de J. Valera).; pp. 9-15, «España y Marruecos» (JMP); p. 16, E. Amicis, «El Lab-El-Barud» (El juego de la polvora); pp. 1723, «La misión franciscana» (JMP); p. 24, «El Correo en Marruecos» (carta al Dr. Thebussem de J. M. Murga); pp. 25-26, Poemas de JMP [son distintas partes de «San Francisco en África (Leyenda histórica)», en cuatro romances]; pp. 27-31, «Estado actual de las misiones» (JMP). Entre las ilustraciones figuran una reproducción del cuadro de Luis Menéndez Pidal, «Un éxtasis de San Francisco», una acuarela de Fortuny, y el proyecto de Gaudí para un edificio destinado a Colegio de las misiones e iglesia, en Tánger.

[63] «Sello en cera de don Martín, rey de Aragón», Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, I (1897), 246-255 y 309-314. [64] «Lena» [monografía], en Bellmunt y Traver, Octavio, y Canella y Secades, Fermín, Asturias: Su historia y monumentos..., II (Gijón: O. Bellmunt, 1897), 283-331. A pesar de la fecha de edición , la contribución de J. Menéndez Pidal a esta obra, que se imprimía en entregas sueltas, es posterior en un año a la que figura en la portada. Una carta del autor, «A manera de prólogo» (pp, 283-284), dirigida a Fermín Canella y Secades, está fechada en «Madrid, 1º de Octubre de 1898».

[65] ——«Leyendas del último rey godo (Notas e investigaciones)», Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, V (1901), 858-895; VI (1902), 354-372, VIII (1904) vol. x, 179-302; IX (1905), vol. xii, 99-114, 253265; vol. xiii, 163-179; X (1906), vol. xiv, 353-370; vol. xv 233-242. Se hizo en 1906 publicación aparte, corregida, en forma de libro. Cf. núm. 83, Según nota preliminar, Juan Menéndez Pidal había planeado este estudio para su publicación en el Homenaje a Menéndez y Pelayo en el año vigésimo de su profesorado. Estudios de erudición española con un prólogo de D. Juan Valera (Madrid: V. Suárez, 1899), 2 vols., aunque por la extensión que adquirió finalmente es claro que resulta inviable que hubiera podido publicarse en su versión completa en el citado Homenaje. «Atenciones y cuidados bien opuestos al reposo que exige esta clase de estudios, me impidieron terminar en 1899 las Leyendas del último rey godo, para ser incluidas en el Homenaje a Menéndez y Pelayo, y hoy las publico, ofreciendóselas en testimonio de admiración profunda, como lo hubiera hecho entonces honrándome con poner mi firma en aquel monumento levantado por la erudición



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contemporánea al maestro insigne cuyo nombre marca la fecha en que renacen en nuestro país los estudios de investigación y de crítica».

[66] Discurso acerca de la Democracia cristiana pronunciado por en el VI Congreso católico nacional (Madrid: Impr. de San Francisco de Sales, 1902). [67] «Sello del concejo de Zamora en el siglo XIII», RABM, VI (1902), vol. vi, 486-490. [68] «Sello del Conde de Urgel, Armengol VIII», RABM, VII (1903), vol. viii, 407. [69] «Dos días en el Monasterio de Silos», El Universo, V (1904), núm. 1.414 (1-XI-1904), p. 2. [Cf. C. Pitollet, «Chronique», en Bulletin Hispanique, VII (1905), 220]. Fechado en «Burgos, 1904».

[70] «Primicias literarias de Cervantes», en V. V. A. A., Cervantes y el «Quijote» (Madrid: Tipogr. de la Revista de Archivos, Bibliot. y Museos, 1905), capítulo II de la parte 1ª, pp. 20-30. [71] «Alma del pueblo», El Universo, VI (1905), núm. 1.584 (21-V1905), p. 2. Firmado con las iniciales M. P. [Creemos indudable la autoría de J. Menéndez Pidal, por las alusiones al himno de Prudencio, al Cid en Burgos, y a Alfonso el Sabio, entre otras].

[72] «Apuntes de actualidad. De la logia al cementerio», El Universo, VI (1905), núm. 1.615 (23-VI-1905), p. 1. Firmado con las iniciales M- P. [Creemos que las siglas pertenecen a J. Menéndez Pidal].

[73] «Fe y voluntad (Narración histórica). Combes en Burgos y el último religioso que queda en Francia, en Cardeña.— La fe y las obras.— Una capilla edificada por un hombres solo», El Universo, VI (1905), núm. 1.655 (9-VIII-1905), pp. 1-2. Firmado con las iniciales J. M. P.

[74] «Mirando al cielo. El eclipse de sol: Divagaciones en torno al sol.— Ni a Burgos ni a Sigüenza.— El cielo de Lucrecio y el de Alfonso el Sabio.— Viejas novedades.— Los periódicos de la Edad Media.— Sus noticias acerca de eclipses en los años 1239 y 1333.— ¿Observaciones de las bandas oscilantes y la cromosfera?», El Universo, VI (1905), núm. 1.665 (21-VIII-1905), pp. 1-2. Firmado «J. Menéndez Pidal»

[75] «Apuntes de actualidad. Numancia (Desidia nacional)», El Universo, VI (1905), núm. 1.668 (24-VIII-1905), p. 1. Firmado con las iniciales J. M. P.

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ADICIONES Y CORRECCIONES

[76] «Apuntes de actualidad. A Numancia (Otro monumento insigne)», El Universo, VI (1905), núm. 1.668 (26-VIII-1905), p. 1. No firmado, pero la autoría de J. Menéndez Pidal es indudable, por las alusiones al artículo anterior. En este segundo artículo sobre Numancia se recogen ciertas puntualizaciones publicadas en El Correo, que J. Menéndez Pidal acepta.

[77] «Apuntes de actualidad. La estatua del Cid», El Universo, VI (1905), núm. 1.672 (29-VIII-1905), p. 1. Firmado con las iniciales J. M. P.

[78] «Apuntes de actualidad. La cacería del Rey Alfonso XII en los Picos de Europa», El Universo, VI (1905), núm. 1.674 (31-VIII-1905), p. 2. Firmado «Por la transcripción J. M. P.»

[79] «Apuntes de actualidad. Los librepensadores», El Universo, VI (1905), núm. 1.678 (5-IX-1905), p. 1. No firmado. Por su tono y estilo lo creemos de J. Menéndez Pidal. En el mismo caso se hallan varios otros artículos no firmados de la sección «Apuntes de actualidad» publicados en El Universo a lo largo de todo el año, hasta el 15 de octubre. En especial: «Y muera el que no piense...» (7-IX), «Libertad, pero orden» (8-IX), «Valencia no aguanta más» (13-IX), «El crimen anarquista» (10-IX), «Profesores y libros» (22-IX), etc., aunque la seguridad en la atribución no puede ser absoluta. Sin embargo, J. Menéndez Pidal parece asumir la autoría de todos los artículos de la sección «Apuntes de actualidad» cuando en el del 26-VIII alude a «la precipitación con que necesariamente escribo cada día estos apuntes».

[80] «Apuntes de actualidad. Abd-el-Aziz. Un libro notable de M. Veyre. El sultán en la intimidad.— Abd-el-Aziz, pintor y fotógrafo.— El automóvil de S. M. Jerifiana.— Caracter frívolo del Sultán», El Universo, VI (1905), núm. 1.689 (18-IX-1905), p. 1. No firmado. Lo registramos porque nos parece obra evidente de J. Menéndez Pidal.

[81] «Homenaje a Benavente. Los malhechores del bien», El Universo, VI (1905), núm. 1.769 (21-XII-1905), pp. 1-2. Publicado con el pseudónimo «Pero Mudo».

[82] «Los danzadores malditos», El Universo, VI (1905), núm. 1.773 (21-XII-1905), p. 1 (artic. editorial). Publicado con el pseudónimo «Pero Mudo». Sobre la célebre leyenda y estrofa de Kölbigk, en Bernburg, Sajonia, primer documento escrito fehaciente de una balada en lengua alemana, traducida al latín. J. Menéndez Pidal dice haber hallado una versión castellana en un códice español del s. XIV, y traduce la estrofa: «Cabalgaba Beltrán por la selva frondosa / a las ancas llevando a Ermesinda la hermosa. / ¿Por qué estáis quietos? ¿Por qué no seguís?» [El texto latino, de c. 1019, del que J. Menéndez Pidal traduce muy libremente los nombres de los personajes y el aparente ‘refrain’, es: Equitabat Bouo per silvam fron19 dosam, / ducebat sibi Mersuindem formosam. / Quid stamus? Cur non imus?] .

19 Cf. sobre esta «stanza», y las enconadas discusiones sobre su validez como testimonio temprano de la balada europea, Ernst Erich Metzner, Zur frühesten Ges-



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[82bis] «Variedades» [se reproduce en parte art. de Juan Menéndez Pidal, «Dos días en el Monasterio de Silos», El Universo 10 noviembre] (Cf. núm. 69), RABM, IX (1905), vol. XII, 73-76. [83] Leyendas del último rey godo (Notas e investigaciones). Nueva ed. corregida (Madrid: Tip. de la Rev. de Archivos, l906). [84] «Comercio anticlerical», El Universo, VII (1906), núm. 1.806 (3-II-1906), p. 1. Firmado con las iniciales P. M [«Pero Mudo»].

[85] «Catecismo librepensador», El Universo, VII (1906), núm. 1.811 (9-II-1906), p. 1. Firmado con las iniciales P. M [«Pero Mudo»].

[86] «Los franceses en Túnez», El Universo, VII (1906), núm. 1.830 (3-III-1906), p. 1. Firmado con la inicial «M».

[87] «Velada en El Ateneo. Poesía y música regionales», El Universo, VII (1906), núm. 1.853 (31-III-1906), p. 2. No firmado, pero nos inclinamos a atribuirlo a J. Menéndez Pidal por su tema y estilo, y por el elogio a Said Armesto, con quien tuvo relación amistosa en su época de gobernador civil en Pontevedra (1900): «El Sr. Said Armesto, colector de romances populares en la región gallega, hízonos saborear las primicias de su Romancero, cuya publicación se aguarda con el mayor interés por los eruditos». «Admirablemente leyó tres versiones gallegas preciosas, de otros tantos romances comunes con la tradición popular de diferentes regiones de España: ‘Bernaldino’ [La princesa peregrina], ‘Don Martinos’ [La doncella guerrera] y ‘Doña Ausenda’ [La infanta parida]».

[88] «Jesús de Nazareth (I: Jerusalen; II, En el Gólgota; III Resurrexit)», El Universo, VII (1906), núm. 1.863 (12-IV-1906), pp. 2-3. Es una nueva reedición del poema publicado por primera vez en 1895 (Cf. supra, núms. 54, 55 y 58).

[89] «De aquí y de allá. La abadía de Grottaferrata.- Behanzin, exrey de Dahomey.- Muerte de Vapereau», El Universo, VII (1906), núm. 1.870 (21-IV-1906), p. 1. Firmado con las iniciales P. M [«Pero Mudo»].

[90] «Actualidad literaria. Blanca de los Ríos», El Universo, VII (1906), núm. 1.873 (25-IV-1906), pp. 1-2. Firmado con las iniciales J. M. P.

chichte der europäischen Balladendichtung: Der Tanz in Kölbigk (Frankfurt a. Main: Athenäum, 1972), y, del mismo autor, «Lower Germany, England, Denmark and the Problem of Ballad Origins», en The European Medieval Ballad (Odense: Univ. Press, 1978), pp. 26-39.

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ADICIONES Y CORRECCIONES

[91] «El homenaje a Pereda», El Universo, VII (1906), núm. 1.876 (28-IV-1906), p. 2. Firmado con las iniciales P. M. [«Pero Mudo»].

[92] «¿Arte y artistas?», El Universo, VII (1906), núm. 1.877 (29-IV1906), p. 2. Firmado con las iniciales P. M. [«Pero Mudo»]. Se censuran cuadros «obscenos» en la Esposición de Bellas Artes.

[93] «Los de acá y los de allá (Sobre el centenario del Quijote)», El Universo, VII (1906), núm. 1.897 (23-V-1906), pp. 1-2. Publicado con el pseudónimo «Pero-Mudo».

[94] «Apuntes. Cenizas y rescoldo», El Universo, VII (1906), núm. 1.951 (25-VII-1906), p. 2. Firmado con las iniciales P. M. [«Pero Mudo»].

[95] «Aires de sierra», El Universo, VII (1906), núm. 1964 (10-VIII1906), p. 1. Publicado con el pseudónimo «Pero Mudo», y fechado en «El Paular, 6 de agosto de1906».

[96] «Oyendo el agua correr», El Universo, VII (1906), núm. 1.974 (22-VIII-1906), p. 1. Publicado con el pseudónimo «Pero-Mudo», y fechado en «El Paular, 15 de agosto de 1906».

[97] «Peñalara», El Universo, VII (1906), núm. 1.987 (6-IX-1906), p. 2. Publicado con el pseudónimo «Pero-Mudo», y fechado en «El Paular, 31 de agosto de 1906».

[98] «Noticias acerca de la orden militar de Santa María de España, instituida por Alfonso X», RABM, XI (l907), pp. 3-26. [99] «Nieve», El Universo, VIII (1907), núm. 2.123 (9-II-1907), p. 1. Publicado con el pseudónimo «Pero-Mudo». En una primera versión del poema «Flor de Nieve», editado en las Poesías de J. Menéndez Pidal, 1913, pp. 3-4.

[100] «El Santo de Tolosa», El Universo, VIII (1907), núm. 2.154 (17-III-1907), pp. 1-2. Firmado con la sigla «M». La autoría es indudable, puesto que se alude a la visita del Padre Marie-Antoine a Cardeña en 1905 y al artículo que publicó con ese motivo (Cf. núm. 73).

[101] «Don Eduardo de Hinojosa», El Universo, VIII (1907), núm. 2.214 (26-V-1907), p. 1. Firmado con la sigla «M».



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[102] «Apuntes de actualidad. El nuevo académico [Valentín Gómez]», El Universo, VIII (1907), núm. 2.226 (11-VI-1907), p. 1. Publicado con el pseudónimo «Pero-Mudo».

[103] «Acción católica y acción social. Imperioso deber de los católicos», El Universo, VIII (1907), núm. 2.261 (21-VII-1907), p. 1. Firmado con la sigla «M».

[104] «Notas de un lector. Vida y procesos de Fr. Luis de León» [sobre un libro de L. Alonso Getino], El Universo, VIII (1907), núm. 2.265 (26-VII-1907), p. 1. Firmado con la sigla «M».

[105] «Cuál es la organización católica en España. Acción católica y acción social. Lo que hay y lo que debe haber», El Universo, VIII (1907), núm. 2.273 (4-VIII-1907), p. 1. Firmado con la sigla «M».

[106] «Acción católica y acción social. El Manual del propagandista», El Universo, VIII (1907), núm. 2.274 (6-VIII-1907), p. 1. Firmado con la sigla «M».

[107] «Cuál es la organización católica en España. La organización católica en España no es un partido político», El Universo, VIII (1907), núm. 2.293 (28-VIII-1907), p. 1. Firmado con la sigla «M».

[108] «El presidente de la república de los apaches», El Universo, VIII (1907), núm. 2.314 (21-IX-1907), p. 1. Firmado con la sigla «M». Sobre M. Fallières y la abolición de la pena de muerte en Francia.

[109] «Isabel la Católica. Su verdadero retrato», El Universo, VIII (1907), núm. 2.317 (25-IX-1907), p. 1. Firmado con la sigla «M». Se alude al retrato que estaba en la Cartuja de Miraflores.

[110] «Nuevo académico. Rodríguez Marín», El Universo, VIII (1907), núm. 2.345 (27-X-1907), p. 1. Firmado con la sigla «M».

[111] La Navidad de los niños. Romances populares y su notación musical. Romances eruditos. Cuentos y baladas. Villancicos. Variedades. Ilustraciones en fotograbado y tricromía (Madrid: Tip. de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, s. a. [1907]). A. Ruiz Cabriada (Bibliografía del cuerpo facultativo...., núm. 10.490) atribuye a J. Menéndez Pidal la autoría de este libro. Aunque en la portada no figura su nombre creemos que, en efecto, el libro fue preparado por él. Además de algunos

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ADICIONES Y CORRECCIONES

romances tradicionales religiosos, si bien en versiones que no fueron recogidas por J. M. P., se imprimen aquí (pp. 47-55) las traducciones de los dos poemas navideños de Verdaguer realizadas por J. Menéndez Pidal. Esas mismas versiones, junto a dos romances populares, se reprodujeron en El Universo al reseñarse la conferencia de J. Menéndez Pidal, en enero de 1908, en torno a la Navidad en la poesía popular española (Cf. las dos entradas siguientes). En La Navidad de los niños... se reproduce también (pp. 39-40) otra antigua traducción de Verdaguer, «La Pasionaria», publicada ya por J. M. P. en 1894 y 1896. Súmese a todo ello el que un cuadro de Luis Menéndez Pidal figura entre las ilustraciones.

[112] «La infancia de Jesús en la poesía popular española». Conferencia pronunciada el 4-I-1908, de la que se publican extractos en El Universo, IX (1908), núm. 2.405 (5-I-1908), pp. 1-2. [113] «Jesús Niño» y «Camino de la fuente», traducción de dos idilios de Verdaguer, El Universo, IX (1908), núm. 2.405 (5-I-1908), p. 3. Las traducciones aparecen ya en La Navidad de los niños... [1907], pp. 4755, y fueron incluidas en las Poesías de J. Menéndez Pidal, 1913, pp. 197-200 y 203-205.

[114] «San Pedro de Cardeña (Restos y memorias del antiguo monasterio)», Revue Hispanique, XIX (l908), pp. 82-111. [115] «Notas de viaje. Alba de Tormes», El Universo, IX (1908), núm. 2.616 (24-VIII-1908), p. 1. [116] «Los Círculos Católicos de Obreros», El Universo, IX (1908), núm. 2.716 (4-XII-1908), p. 1. Firmado con la sigla «M».

[117] «Francesillo de Zúñiga, bufón de Carlos V. Cartas inéditas», RABM, XIII (l909), vols. xx, 182-200, y xxi, 72-95. Impreso como libro, con el título El bufón de Carlos V, D. Francesillo de Zúñiga. Cartas inéditas (Madrid: Imp. Rev. de Archivos, 1909). [118] Reseña de Estudos sobre o Romanceiro peninsular, de C. Michaëlis de Vasconcellos, publicados en Cultura Española, 1907-1909. Da noticia de esta reseña A. Ruiz Cabriada, Bibliografía del cuerpo facultativo...., núm. 10.483, indicando sólo que apareció en las págs. 17 y 25 de una revista que no precisa, y que no hemos podido localizar.

[119] Poesías (Madrid: Imp. Rev. de Archivos, l913). Entre otras reseñas, merece señalarse la de Manuel Machado en El Liberal (17-XI-1913, p. 3): «Un gran libro nuevo. Poesías de Juan Menéndez Pidal». Machado considera al autor como «grande y verdadero poeta», y elogia en estos términos el libro: «sentimiento íntimo y personalísimo el verdadero lirismo joven y fuerte que buscan las más de las composiciones». El artículo de Manuel Machado fue reproducido en El Universo (26-XI-1913).

[120] «Un opúsculo inédito del P. Jerónimo Gracián», RABM, XVIII (1913), pp. 92-100.



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[121] «Tres catecismos notables» [los de Fr. Pedro Pascual, Cisneros y Fr. Pedro de Gante], El Universo, XIV (1913), núm. 4.352 (27-VI1913), p. 1. Firmado con las siglas «M.-P.».

[122] «El catecismo de Hartzenbusch», El Universo, XIV (1913), núm. 4.353 (28-VI-1913), p. 1. Firmado con las siglas «M.-P.».

[123] «Datos para la biografía de Cristóbal de Castillejo», BRAE, II (1915), pp. 3-20. [124] «Vida y obras de Luis Zapata», en Discursos leidos ante la Real Academia Española en la recepción pública de Don Juan Menéndez Pidal el día 24 de enero de 1915 (Madrid Tip. de la Rev. de Archivos, 1915), pp. 5-78. La contestación de F. Rodríguez Marín ocupa las págs. 81-97. [125] «Un poeta del siglo XVII. Luis Zapata del Bosque», BRAE, II (1915), pp. 173-177. [126] «Lexicología: Banquete» BRAE, II (1915), pp. 384-385. [127] Archivo Histórico Nacional. Sección de Sigilografía, Catálogo I: Sellos españoles de la Edad Media (Madrid: Imp. Rev. de Archivos, 1921). En la «Advertencia» a esta edición póstuma, Joaquín González, sucesor de J. Menéndez Pidal en la dirección del Archivo Histórico Nacional, recuerda que «fue propósito del señor Menéndez Pidal publicar el Catálogo Sigilográfico del A. H. N., para lo cual procedió a recoger los elementos integrantes de la Sección y a estudiarlos, ordenarlos e inventariarlos sistemáticamente; aun llegó a dar comienzo a su ejecución, publicando en 1907 el primer pliego, a cuya cabecera figura una ‘Advertencia’ del sr. Vignau, en la que nos hace saber que ‘el autor se propone que, a manera de prólogo, preceda a la obra un resumen de las enseñanzas y observaciones sintéticas que ha recogido en la asidua y escrupulosa labor de análisis’. Desgraciadamente no pudo realizarse tan bello e interesante programa, cuya primera modificación fue introducida por el mismo sr. Menéndez Pidal, aplazando para el final de la obra [...] el Prólogo que debía precederla. Las posteriores [modificaciones], unas debieron obedecer a apremios de tiempo, pues todo el mundo sabe cuán ocupado estuvo siempre el sr. Menéndez Pidal, a quien instantemente solicitaban la literatura y la política, el periodismo y la investigación histórica; otras fueron, primero su larga enfermedad, soportada con entereza varonil y, por último, su prematura muerte ocurrida el 27 de diciembre de 1915, triste efemérides, especialmente para los sigilógrafos, los cuales, con la pérdida del maestro, debieron llorar también, sin duda, la de la esperanza de conocer, admirar y aprovechar las lecciones de su ciencia y de su experiencia». J. González informa también de que las cédulas de Juan Menéndez Pidal fueron finalmente dispuestas para la imprenta por Benito Fuentes Isla, «discípulo y auxiliar del señor Menéndez Pidal», secundado por sus compañeros del A.H.N., «para quienes era compromiso de honor dar a la estampa el Catálogo de la Sección de Sellos de este Archivo, cuya publicación constituyó el sueño del señor Menéndez Pidal». Finalmente,

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ADICIONES Y CORRECCIONES

J. González indica que J. Menéndez Pidal no llegó a escribir el Prólogo que había pensado redactar a partir de sus anotaciones, «de modo que resultase un conjunto orgánico, metódicamente espuesto». «La muerte le sorprendió antes de dar comienzo a la empresa, y en la imposibilidad de improvisarla, sus sucesores nos limitamos a recoger las notas que el señor Menéndez Pidal dejó escritas y a publicarlas como Apéndice». Debió existir una versión preliminar en edición que no llegó a distribuirse en forma de libro. El Catálogo de la Revista de Archivos, redactado por R. Gómez Villafranca en 1911, enumera entre las publicaciones del A.H.N. un Catálogo de Sellos españoles de J. Menéndez Pidal, «publicado aparte».

d) La Colección de los viejos romances asturianos, de 1885, y su formación

Pág. 85 y ss. Añádase: Sobre el periodo de recogida de los romances y el proceso de edición de la obra, aportan datos de importancia las cartas de J. Menéndez Pidal a G. Laverde, de 1882-188420. El 19 de agosto de 1882, J. Menéndez Pidal informa a Laverde, desde Oviedo, de sus proyectos y solicita su colaboración: Mucho le agradecería se sirviese darme su ilustrado consejo acerca de dos obritas en cuya preparación me ocupo al presente: una es un estudio sobre las supersticiones y restos de costumbres gentílicas en Asturias; y la otra el Romancero Tradicional Asturiano. Con tal objeto ando recorriendo esta provincia recogiendo de boca del mismo pueblo preciosos romances, la mayor parte no incluidos por A. de los Ríos en su Romancero Tradicional, y extrañas leyendas supersticiosas, cuyo origen histórico trato de descubrir (art. cit., p. 38).

El 7 de noviembre acusa a Laverde el recibo de un cuento, «El Cuetu de Lloru», y le informa de sus avances: Ya llevo muy adelantado mi trabajo del Romancero. Llevo bastantes romances coleccionados e hice algunas investigaciones comparativas e históricas respecto del particular (art. cit., ibid.)

Exactamente un año después, el 7 de noviembre de 1883, J. Menéndez Pidal podía dar ya como finalizados sus trabajos de recolección y estudio. Valora los resultados obtenidos, anuncia que la obra está en prensa, y plantea a Laverde sus dudas sobre la autencidad de los textos de versiones que el propio Laverde había proporcionado en 20 Cf. Xuan C. Busto Cortina y Juan Carlos Villaverde Amieva, «La leyenda del Conde Muñazán y unas cartas de Juan Menéndez Pidal a Gumersindo Laverde Ruiz», Bedoniana, V (2003), pp. 27-41.



LA COLECCIÓN DE LOS VIEJOS ROMANCES... (1885)

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su día a José Amador de los Ríos, comunicadas a su vez por su hijo Rodrigo a Juan Menéndez Pidal: En el día de hoy he abandonado toda clase de trabajos, para dedicarme exclusivamente a los que me proporciona el Romancero Asturiano, cuyos primeros pliegos están ya en la imprenta. Más de ochenta romances viejos he coleccionado en continuos viajes por nuestra provincia; y algunos de esos romances son verdaderamente notables no solo por la antigüedad que revelan, sino también por lo completos y originales, pues la mayor parte no corren en ninguna de las infinitas coleccciones castellanas. Como Vd. muy bien sabe, Don José Amador de los Ríos pensaba hacer lo que yo pongo en práctica: pues bien, su hijo don Rodrigo tuvo la amabilidad y el desprendimiento de cederme para aumentar mi obra ocho de los romances reunidos por su padre poco antes de que le sorprendiese la muerte. Tales son los que llevan por título: La Infantina, El caballero burlado, Los Cautivos, Toros y Cañas, El Aguinaldo, La Pastorcica, La Muerte del Impío y El Cuetu Lloro. Pues bien; los dos últimos, y no sé si también el de la Pastorcica, fueron enviados por Vd. al Sr. Amador de los Ríos. Ambos son lindísimos e inimitables, pero en más de una ocasión he advertido en ellos giros y frases que acusan la mano del poeta culto y la ausencia del tono popular; por tanto he sospechado si el Sr. Amador de los Ríos los habría retocado y pulido, pues tenía esa pícara costumbre. De todos modos, yo agradecería a Vd. mucho me informase de su procedencia; y si no los recuerda, por haber transcurrido tanto tiempo, y quiere que le envíe copia de ellos, lo haré con toda diligencia (art. cit., p. 39).

Laverde hubo de responder confirmando que en este caso no se trataba de retoques de Amador de los Ríos, y que el propio Laverde era el autor de La Muerte del Impío y El Cuetu Lloro, pero, como puede advertirse por la carta de Juan Menéndez Pidal del 7-I-1884, fue él mismo quien insistió en incluirlos en su Colección, valorándolos muy favorablemente: Adjunto le remito las copias de los romances «El Cueto Lloro» y «La muerte del impio». Cuando le escribí a Vd. sobre ellos, ya estaban en la imprenta, pero si Vd. en ello mostrare empeño daré orden en seguida para que los excluyan. Yo creo, sin embargo, que, salvo la opinión de Vd., deben figurar en mi romancero, ya porque están muy bien hechos, ya porque tienen una muy marcada fisonomía asturiana pura, no común en la generalidad de los que se cantan al bailar la danza prima.

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ADICIONES Y CORRECCIONES

Si a Vd. le parece bien, podrán publicarse con una nota que diera cuenta de mis sospechas y de su confirmación por testimonio de Vd. En mi concepto, la colección se engalanará con dos romances preciosos; pues, sobre todo el de El Cueto Lloro es, en mi opinión, bellísimo; tiene un sabor popular muy marcado; y respira, aun en el ritmo y la cadencia poética monótona y triste, una melancolía inimitable, melancolía que envuelve siempre este linaje de narraciones maravillosas. En fin; espero que Vd. me diga con entera franqueza su opinión en el asunto; en la inteligencia de que yo, respetando siempre su más elevado criterio, haré siempre lo que Vd. me mande o me indique pues para mí serán mandadas [¿mandatos?] sus indicaciones (art. cit., p. 40).

Ya queda indicado que, a pesar de tan encomiásticos elogios, los «romances» de Laverde serían eliminados por Juan Menéndez Pidal en el proyecto de reedición de su Colección. Es cierto que las composiciones de Laverde no eran desdeñables, en cuanto composiciones «de autor», que imitan con acierto la forma de la poesía tradicional o recogen temas de la mitología popular vigentes en la región. Pero es claro que no eran «romances populares», como Juan Menéndez Pidal percibió bien desde el principio. Por último, el 8 de octubre de 1884, comunica que el libro estaba ya impreso, a pesar de que el pie editorial feche la edición en 1885: No pensaba escribir a Vd. hasta que pudiera enviarle un ejemplar del Romancero, que estará en poder de Vd. a principios del mes entrante (art. cit., p. 41).

Pág. 99. Sobre el proyecto de reedición ampliada de la Colección de 1885, añádase [último párrafo]: El proyecto no llegó a realizarse entonces, y a la muerte de Juan Menéndez Pidal su hermano Ramón no concebía ya la edición del Romancero en la modalidad de colecciones regionales, sino en la forma plenaria de corpora temáticos donde se integrasen los textos del romancero viejo y sus descendientes de la tradición oral moderna, en cualquiera de sus ramas. Ese proyecto, el Romancero Tradicional de las Lenguas Hispánicas, que sólo muy tarde empezó a materializarse, hizo que no tuviera sentido por entonces la reedición ampliada de la Colección de los viejos romances que Juan Menéndez Pidal planeó durante muchos años (Cf. ahora la «Justificación» de la presente edición, supra, págs. **). Pág. 143, e Índice. Corríjase: «Adiciones… de 1865», por «Adiciones… de 1885».

INDICE GENERAL Advertencia

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PRIMERA PARTE

Introducción: un nuevo romancero asturiano (1885-1910)

I. Proyectos de reedición ampliada del romancero asturiano. Nuevos materiales posteriores a 1885

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a) Encuestas de J. Menéndez Pidal . . . . . . . b) Materiales antiguos facilitados a J. Menéndez Pidal por colectores inciertos . c) La Colección de Silvestre Frade . . . . . . . d) Contribución de Bernardo Acevedo .. . . . . e) Otras colecciones facilitadas por Acevedo . . . f) Colecciones de Braulio Vigón . . . . . . . . g) Primeras versiones de Ramón Menéndez Pidal y María Goyri . . . . . . . . . . . . . . . h) Encuestas de Juan y Ramón Menéndez Pidal en el sur de la provincia (verano de 1909) .. . i) Encuestas de Ramón Menéndez Pidal en 1910 . j) Materiales no asturianos de Juan Menéndez Pidal; un cuento tradicional .. . . . . . . . . . . II. La presente edición: justificación; criterios editoriales y clasificatorios . . . . . . . . . . . . . . . . .

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SEGUNDA PARTE

Nuevo romancero asturiano (1885-1910)

I. Romancero tradicional . . . . . . . . . . . . A. Romances de contexto histórico nacional

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ROMANCERO TRADICIONAL

B. Romances de referente carolingio y caballeresco . . . . . . . . .



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C. Romances sobre la estructura familiar y social .

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C.1. La conquista amorosa: cortejo, seducción, rapto .. . . . . . . . . . . . . . . . .

92

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C.2. Amor fiel; amores desgraciados; amores contrariados .. . . . . . C.3. Rupturas familiares: Desamor; adulterio, incesto; la mala suegra

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B. La conquista amorosa; amores contrariados; amores desgraciados . . . . . . . . . . .

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217

C. Adulterio

C.4. La familia reconstituida D. Milagros; devoción religiosa II. Romancero vulgar tradicionalizado A. Cautivos y renegados

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D. Aventuras; sucesos trágicos y portentosos

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E. Aparecidos; milagros; intrigas del diablo

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III. Romancero burlesco e infantil

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IV. Romancero religioso

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A. Nacimiento e infancia de Cristo .

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C. Cristo y la Virgen en el mundo

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B. Pasión

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Un cuento tradicional: El rey Tiso

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Romances recogidos por Ramón Menéndez Pidal en 1910 (Versiones de Villapedre, y de Proaza y otros concejos) .. . . . . . . . . . . . . . .

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V. Romances dialectales

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ADICIÓN



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ÍNDICE GENERAL

TERCERA PARTE

Índices. inventario de colecciones. Bibliografía A. Índices del romancero asturiano de J. Menéndez Pidal (Colección de 1885 y Nuevo Romancero, 1886-1910) . 395 1. Indice temático

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2. Clave de códigos núméricos (IGRH)

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3. Índice geográfico y de recitadores

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4. Índice de colectores y editores

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B. Inventario de colecciones de los tres primeros volúmenes de la Silva Asturiana . . . . . . .

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C. Bibliografía

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III. General

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III. Sobre J. Menéndez Pidal e historia cultural española en el s. XIX . . . . . . . . . .

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III. Romancero y literatura oral en Asturias

CUARTA PARTE

Addenda. Índices del «Catálogo General del Romancero Asturiano». Correcciones y adiciones a los volúmenes I y II de la «Silva Asturiana»

I. Índices del catálogo general del romancero asturiano . 459 .

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1. Índice de temas

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2. Índice alfabético de títulos

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Introducción

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3. Clave de códigos numéricos (IGRH)

II. Correcciones y adiciones a los volúmenes I y II de la «Silva Asturiana» . . . . . . . . . . . 1. Lemas y palabras preliminares (1991)

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2. Correcciones y adiciones al volumen II Explicación necesaria

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Correcciones y adiciones

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ROMANCERO TRADICIONAL

a) La polémica del “Folklore” Clarín vs. Juan Menéndez Pidal . . . . b) Juan Menéndez Pidal como hombre de letras . . . . . . . . . . . . . . . c) Bio-bibliografía de Juan Menéndez Pidal. . Bibliografía (Versión revisada) . . . . . d) La Colección de los viejos romances asturianos, de 1885, y su formación . .

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