Siglo y medio de historia y organización de los espacios mineros del zinc en Cantabria

May 23, 2017 | Autor: Gerardo Cueto Alonso | Categoría: Mining History, Spain, Cantabria, Mining heritage, Historia De La Minería, Patrimonio Minero
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Descripción

Siglo y medio de historia y organización de los espacios mineros del zinc en Cantabria Gerardo J. Cueto Alonso Grupo de Investigación en Geografía Histórica del Paisaje Departamento de Geografía, Urbanismo y Ordenación del Territorio Universidad de Cantabria

En abril de 2003, unos meses antes de lo previsto1, Asturiana de Zinc cerraba la mina de Reocín. Este anunciado desenlace ponía fin a poco más de siglo y medio de actividad extractiva en la minería del zinc de Cantabria. En las siguientes páginas se ofrece un bosquejo de la historia de este largo periodo prestando una especial atención a la organización de los diferentes espacios mineros. Asimismo, entendemos que una visión del patrimonio minero-industrial ligado al zinc no puede centrarse únicamente en las grandes explotaciones mineras, en particular Reocín, por cuanto nos hurtaría el conocimiento sobre aquellas pequeñas minas de explotación ocasional y que en la actualidad forman parte desde luego del patrimonio regional. Desde esta perspectiva, nos ha interesado incidir en mayor medida en el primer siglo de actividad, por cuanto nos predispone a una mejor comprensión de los espacios mineros, su organización y su legado patrimonial. El descubrimiento de la riqueza zincífera de la región En los primeros años cuarenta del siglo XIX la provincia de Santander se vio inmersa en la denominada fiebre minera que llevó a los montañeses a realizar numerosos registros de minas, si bien la mayor parte no dieron resultados positivos, ya que predominaba la especulación frente a su puesta en explotación2. Las minas registradas eran de variadas sustancias (plomo, hierro…) y excepcionalmente de zinc, un mineral apenas conocido en España, salvo las pequeñas minas que poseía y explotaba la sociedad metalúrgica de San Juan de Alcaraz para el establecimiento de Riópar (Albacete). Tradicionalmente los trabajos en los yacimientos minerales de zinc se habían limitado a la extracción de la galena que lo acompañaba para destinarla a alcohol de alfareros. La primera mención oficial sobre la existencia de calamina en una mina cántabra se debe a un informe facultativo redactado por el Ingeniero de 1

“El cierre de la Mina de Reocín, que estaba previsto para el mes de julio, se adelantó finalmente al mes de abril, como consecuencia de un desprendimiento de material en la mina de cielo abierto, que hizo inviable económicamente continuar la explotación unos meses más”., ASTURIANA DE ZINC, 2003, p. 6. 2

COLL Y PUIG, 1875, pp. 183-184.

CUETO ALONSO, Gerardo J. (Ed.): La Ruta del Zinc del Cantábrico. Visiones sobre el patrimonio minero-industrial. Santander, Universidad de Cantabria-Centro de Estudios Rurales de Cantabria, 2010.

Gerardo J. Cueto Alonso __________________________________________________________________________

Minas Pío Jusué y Barreda sobre una mina de plomo registrada en Comillas, en el que consideraba que únicamente era aprovechable la calamina o mineral de zinc que hasta ese momento los trabajadores arrojaban a los vaciaderos3. Los descubridores de esta mina eran una serie de inversores franceses establecidos en Torrelavega, como Emile de Montluc y Gabriel de Bougy, Vizconde de Bougy, que consultaron al reputado metalúrgico Linnée Terraillon, con dilatada experiencia en Riópar, sobre las posibilidades de explotación de este mineral. Los positivos ensayos determinaron que para la explotación de las minas de Comillas se formase en 1855 en París una empresa denominada Compañía de Minas y Fundiciones de Santander4, al frente de la que se situó el banquero francés Jean Joseph Chauviteau5, vinculado a Cantabria desde hacía un tiempo a través de otros negocios mineros. La nueva compañía estimó que debido al alto precio de la hulla belga y al elevado coste del transporte hasta Bélgica, no era conveniente establecer en este país una fábrica de beneficio, pese a que era el principal centro metalúrgico europeo, por lo que se planteó su construcción en la cuenca hullera asturiana6 Durante los primeros años de actividad la compañía amplió sus concesiones en la provincia, organizándolas en tres grupos o distritos: el primitivo coto de Venta de la Vega en Comillas, al que se agregaban las minas de Oreña y Novales; el grupo de Udías, al Sur de éste; y el grupo de La Florida, en los municipios de Rionansa y Valdáliga. Todos ellos estaban dotados de hornos de calcinación de calaminas y blendas, aunque lógicamente por su importancia en Comillas se incorporaban los mayores adelantos tecnológicos7. Igualmente, tuvo en explotación, aunque con resultados modestos algunas minas en Riotuerto, Puente Viesgo, Rasines y Pico Jano. Gracias a un acuerdo alcanzado con la prestigiosa compañía Vieille Montaigne el mineral era exportado en su totalidad a Bélgica desde los puertos de Comillas y San Vicente de la Barquera, que se había acondicionado para permitir la entrada de buques de hasta 250 toneladas8. 3

Revista Minera, 1864, p. 226. A mediados de siglo los altos precios del plomo en los mercados internacionales habían aleccionado a los investigadores a buscar este metal por las montañas de Cantabria. 4

Un estudio amplio sobre la compañía en CUETO ALONSO, 2008, pp. 47-58

5

Su semblanza biográfica en GUTIÉRREZ SEBARES, 2007, p. 65.

6

Este proyecto nunca se llevaría a cabo; según Bauzá se debió a la falta de arcillas refractarias y a la inexperiencia española en este tipo de empresas, BAUZÁ, 1860, pp. 475476; más recientemente se ha señalado que la salida de Numa Guilhou del consejo de administración de la compañía y la adquisición por parte de éste de un grupo minero en Langreo motivaron el abandono del proyecto, GUTIÉRREZ SEBARES, 2007, p. 68. 7

En 1863 contaba en conjunto con un total de once hornos de manga para calamina, cinco de reverbero para blenda y un taller de separación de plomo, así como de un lavadero en cada uno de los distritos, Estadística Minera de España, 1863, p. 68. 8

COMPAGNIE DES MINES ET FONDERIES DE LA PROVINCE DE SANTANDER, 1858, p. 6

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Para el alojamiento de sus obreros, que superaban en las mejores épocas los 1.500, había construido quince cuarteles y nueve edificios de viviendas. Por otra parte, en 1849 la Real Compañía Asturiana de Minas de Carbón por iniciativa de Julio Hauzeur, sobrino de Adolfo Lessoine, principal accionista de la empresa, inició la exploración de los criaderos de zinc del Cantábrico, una vez que el proyecto de construir una fábrica de armas en Arnao junto a su mina de carbón se había abandonado y la empresa se había reorientado hacia la metalurgia del zinc9. En 1853 tras la adquisición de varias minas en Guipúzcoa la empresa se convirtió en la Société pour la Production du Zinc en Espagne. Al año siguiente, ya constituida como Real Compañía Asturiana de Minas, comenzó la construcción en Arnao de un gran establecimiento metalúrgico para el beneficio de los minerales de zinc guipuzcoanos10, que entró en funcionamiento en 1855. Aunque ya se habían investigado algunos yacimientos de zinc en Cantabria, la Real Compañía Asturiana no comenzaría su actividad en la región hasta el descubrimiento del criadero de Reocín en 1856. Existen dos versiones sobre este momento. La más razonable se fundamenta en los estudios que la compañía venía realizando en el Norte de España, según la cual el director de la dependencia de Guipúzcoa José Julián Peña exploró la zona de Reocín en busca de plomo, pero se encontraría con un importante criadero de zinc; tras comunicándoselo a los propietarios de los terrenos, Ramón Pérez del Molino avispadamente se adelantó en el registro de algunas minas11. La versión romántica de la empresa, basada en la tradición oral, indica que Julio Hauzeur en uno de sus viajes entre Guipúzcoa y Arnao sufrió un percance en su coche de caballos lo que le obligó a hospedarse en Torrelavega hasta su arreglo, lo que le permitió en un paseo descubrir la calamina de Reocín, en este caso el retraso en el registro de las minas se debió a la indiscreción del referido Peña12. Independientemente de la fuente, lo cierto es que Ramón Pérez del Molino consiguió la concesión de algunas de las minas de Reocín, por lo que rápidamente la compañía intentó cerrar un acuerdo para incorporar éstas a su negocio, al que se llegó sin dificultades por las provechosas condiciones ofertadas13. Tras las labores preparatorias en junio de 1857 comenzó la extracción de mineral a cielo abierto, que en dos años había alcanzado una profundidad de 34 metros para extraer 70.000 toneladas de calamina en crudo, que una vez calcinada en los siete hornos que funcionaban en estos primeros tiempos proporcionaba 45.000 toneladas de calamina calcinada14. Ya en la 9

SUÁREZ ANTUÑA, 2008, p. 31.

10

Revista Minera, 1854, p. 415.

11

MAESTRE, 1864, p. 98.

12

Compagnie Royale Asturienne des Mines, 1954, pp. 51-53.

13

Compagnie Royale Asturienne des Mines, 1954, pp. 53-54. Se establecía que Pérez del Molino percibiría un real de vellón por cada quintal de 50 kilogramos durante los primeros veinte años, con un mínimum de 20.000 quintales anuales. 14

BAUZÁ, 1860, pp. 419-420.

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década de los sesenta se completó el taller de preparación mecánica, con 19 tambores de deslavar y granear, cuatro cribas de pistón, ocho cribas inglesas, diez mesas fijas y una tela sin fin15. El embarque se verificaba por el Puerto de Requejada hacia puertos belgas y en menor medida hacia la fábrica de la compañía en Auby (Francia), ya que en la fábrica de Arnao tan sólo se trataban aquellos minerales cuya ley no permitía el transporte en buenas condiciones económicas16. No obstante, para el servicio entre Requejada y Avilés dispuso a partir de 1858 de dos vapores que realizaban el servicio regularmente17. En vista de la buena marcha de estos negocios, se estimuló la búsqueda de nuevos yacimientos por toda la provincia con gran entusiasmo, multiplicándose los registros mineros en todas las comarcas. La mino-manía o furor minero dejó la provincia como una salvadera. “De manera que entre cataduras y calicatas, registros, pozos, socavones y galerías, minas abandonadas y en explotación, fábricas, depósitos, caminos y veredas, etc., etc. no habrá a poco donde plantar una berza”18. Pese a este esfuerzo registrador tan sólo se descubrió otro distrito importante: el de Picos de Europa19. Este criadero de alta montaña presentaba una mayor regularidad en su composición, aunque de potencia inferior que los de la costa, y una mejor calidad, por cuanto las calaminas calcinadas llegaban a dar una ley de 60 a 70%20. La primera compañía en explotar el mineral de Picos de Europa fue La Providencia, una sociedad de capital nacional constituida en Madrid a finales de 185621. La mayor parte de sus concesiones radicaban en Ándara, en el término municipal de Tresviso, si bien también poseía algunas minas en otros puntos como Áliva, Lloroza, Liordes y Cillorigo. Para la dirección facultativa de las minas la compañía consiguió los servicios del ingeniero Benigno Arce, que fue el responsable de la ejecución de una extraordinaria infraestructura minera en aquella alejada zona de las montañas de Cantabria. La Providencia tuvo que acometer la construcción de un camino carretero para el transporte del mineral desde Ándara hasta La Hermida, acondicionó el camino entre este punto y Estragüeña, en donde el mineral se cargaba en

15

Estadística Minera de España, 1863, p. 38.

16

CLEMENCÍN, 1884, p. 39.

17

Revista Minera, 1857, p. 762, Compagnie Royale Asturienne des Mines, 1954, p. 75.

18

BENGOA, 1858. Amós de Escalante recordaba años más tarde que “cuando la fiebre minera invadió el territorio, los montañeses, malcontentos con el premio tardo y seguro que su labor les ofrece, se dieron a sondear las entrañas de sus montes y arrancarles ópimas, fáciles e instantáneas riquezas”, ESCALANTE, 1871, p. 585. 19

Revista Minera, 1864, p. 227.

20

BAUZÁ, 1860, pp. 448-449.

21

GUTIÉRREZ SEBARES, 2007, p. 83.

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chalanas que bajaban por el río Deva hasta el Puerto de Tinamayor22, desde donde se exportaban con destino al puerto belga de Amberes. A partir de 1863, una vez concluido el tramo de carretera entre Tinamayor y La Hermida23, el transporte fluvial se abandonó. En las Vegas de Ándara la compañía levantó un casetón para el personal técnico y otras edificaciones más sencillas para alojamiento de los obreros; junto a ellas se establecieron los talleres, cuadras, almacenes y demás dependencias necesarias para la explotación minera. Asimismo, se construyeron almacenes en diversos puntos intermedios del camino principal . La explotación se realizaba tanto a cielo abierto por medio de zanjas como en galerías que rara vez eran entibadas, excepto cuando se atravesaban tramos donde la caliza estaba quebrantada; a partir de 1866 se introdujo la explotación en pozos24. A veces en la propia mina y otros en la superficie se realizaba la separación de los minerales y las tierras, en el caso de éstas, las pobres se lavaban en rollos y se concentraban en pistones movidos a brazo, aprovechando las aguas del deshielo25. Dado que la mayor parte del mineral extraído era carbonato de zinc se tenía que proceder a su calcinación con lo que se lograba una economía en el transporte al reducirse su peso. Si bien en las primeras campañas se exportó la calamina en crudo, el ingeniero Benigno Arce ideó un sistema de calcinación al aire libre similar al carboneo aprovechando la abundancia de leña en las inmediaciones de Bejes26, en donde tenemos constancia que se calcinaba en 186727. Estas minas tan sólo se podían trabajar desde julio a octubre, ya que el resto del año la nieve hacía impenetrables aquellas cumbres. A estas dificultades había que añadir que durante los primeros meses las labores se entorpecían frecuentemente a consecuencia del deshielo de la nieve, la imposibilidad de contar con máquinas de vapor al carecer de agua constantemente para su alimentación y los desperfectos ocasionados en las labores subterráneas y en los caminos por los temporales que sucedían durante los siete meses en que las minas estaban cerradas, lo que 22

Eran lanchas cuadradas y sumamente chatas y, por lo tanto, con poco calado, ya que el río imponía este tipo de embarcación; incluso el tramo entre Estragüeña y Cimiano durante los meses de septiembre, octubre y noviembre solía estar obstruido, por lo que las chalanas debían bajar con media carga. El cargamento de cada chalana era de 50 quintales y llevaba tres hombres para su dirección, BAUZÁ, 1860, pp. 451-452. 23

Francisco Mendoza Cortina, uno de los socios de la compañía, consiguió la concesión para la habilitación de esta carretera, ARCE, 1880, p. 99. 24

Estadística Minera de España, 1866, p. 79. La explotación subterránea mediante pozos resultaba muy ventajosa, por cuanto cuando se volvía al trabajo tras el parón invernal las reparaciones se reducían a la entrada de la mina. 25

ARCE, 1880, p. 104.

26

Una descripción detallada del sistema de calcinación al aire libre, puede consultarse en ARCE, 1880, pp. 105-106 y 115-116. 27

Estadística Minera de España, 1867, p. 124.

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redundaba en una explotación muy costosa28, que se veía compensada por la excelente calidad del mineral.

Plaza de La Providencia en Ándara, vista desde el Castillo de Grajal.

Para las minas de Áliva, La Providencia construyó un camino de carros que, siguiendo el río Nevandi, llegaba a Espinama, hasta el camino carretero que tras llegar a Puente Ojedo continuaba hacia Tinamayor. Al igual que en Ándara, construyó diversos casetones y edificios auxiliares para una correcta explotación de las minas. Estas tres grandes compañías (Real Compañía Asturiana, Minas y Fundiciones y La Providencia) compartieron durante los años cincuenta la explotación del zinc cántabro con otras de menor tamaño y con pequeños propietarios, como Ramón Pérez del Molino, con minas en Novales, Santillán, Ándara, Peñarrubia y Cillorigo; Carrasco y Compañía, que explotaba unas minas en Merodio y Peñarrubia; la sociedad Trío y Compañía, en Tresviso; y la sociedad Campurriana, en Lanchares; asimismo estaban en explotación las minas de Ramales y Riotuerto29. Estos primeros años de actividad minera resultaron muy beneficiosos para las empresas mineras. Los precios que se pagaban eran muy elevados y el mineral se arrancaba con facilidad, ya que se atacaban los afloramientos superficiales de los criaderos. Sin embargo, al poco tiempo la cotización fue 28

ARCE, 1880, p. 104.

29

BAUZÁ, 1860, p. 450.

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bajando y el coste de la explotación aumentó al ser necesario profundizar en las minas, lo que implicaba un mayor movimiento de tierras30. Se trataba de los efectos secundarios del furor minero que siguió a los primeros descubrimientos de calamina, por cuanto las empresas “pensaron más en la insidia y en las malas artes para adquirir derechos que en dar a los trabajos en los adquiridos una dirección tan conveniente como necesaria”, en unas minas apenas vigiladas facultativamente31, si exceptuamos a las de las grandes compañías. Minas y Fundiciones fue la más afectada por esta situación de crisis; así, mientras en los primeros años de actividad exportaba más de 20.000 toneladas anuales de calamina calcinada, mediada la década de los sesenta apenas llegaba a las 6.000. A ello había que añadir los litigios que la empresa emprendió con la Asturiana por la propiedad de algunas minas de Udías. En estas circunstancias, la empresa se reorganizó pasando a ser una sociedad anónima denominada Compañía de Minas y Fundiciones de Santander y Quirós, ya que en este concejo asturiano comenzaría poco tiempo después su aventura metalúrgica32 La Real Compañía Asturiana, tal como estaba haciendo Minas y Fundiciones, continuó la investigación de los montes de Cantabria buscando indicios de mineral zincífero, encontrando en la zona contigua a las minas de la compañía francesa en Alfoz de Lloredo un rico criadero, que sería el causante de los referidos pleitos entre ambas compañías. Asimismo, en distritos ya conocidos se comenzó la explotación de calamina por parte de nuevas compañías, como La Fenicia, en Mercadal, y La Esperanza, en Ándara. La Fenicia montó en Mercadal un completo taller de preparación mecánica, con un tren de lavado traído directamente de Alemania, de parecidas características al que la Asturiana tenía en Reocín, aunque de dimensiones más reducidas, por cuanto también la cantidad de mineral a tratar era menor33. La empresa tuvo que solventar algunas desavenencias entre los concesionarios y los oposicionistas que retrasaron la puesta en explotación de la mina al nivel que se esperaba34 . En 1864 se constituyó la sociedad especial minera La Esperanza, promovida por la familia Pérez del Molino para la explotación de un grupo de minas en Ándara35.Tal como le ocurrió a La Providencia unos años antes, buena parte 30

Boletín de Comercio, 5-XI-1862.

31

Boletín de Comercio, 7-XI-1862.

32

CUETO ALONSO, 2008. pp. 53-55.

33

Estadística Minera de España, 1867, pp. 125-126.

34

Estadística Minera de España, 1867, p. 123.

35

Una excelente monografía ampliamente documentada sobre esta compañía y, en general, sobre la minería en Ándara en GUTIÉRREZ SEBARES, 2007.

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del capital inicial se invirtió en la construcción de un camino carretero entre las explotaciones y la carretera de La Hermida a la altura de Urdón, que en buena parte rehabilitó y ensanchó al tratarse de un camino viejo de herradura, mientras que el último tramo entre Tresviso y Urdón había sido acondicionado unos años antes por la Rivas, Trío y Compañía para el transporte de sus minerales. Este camino sería objeto de un agrio conflicto con la vecina compañía La Providencia, que también derivó en un conflicto vecinal36. Como otras compañías actuantes en Picos de Europa, se vio precisada de construir casetones, almacenes, etc., en su caso en las inmediaciones del lago de Ándara.

Camino acondicionado para el transporte en carros del mineral de Ándara a Urdón.

En los años sesenta la compañía belga Vieille Montaigne desplazó a dos agentes comerciales a Santander para llegar a acuerdos de compra de mineral con las diversas compañías que tenían sus minas en actividad en la región, especialmente con aquéllas que actuaban en el ámbito de Picos de Europa. Con este fin construyó un pequeño horno de cuba en Panes (Asturias), en donde se calcinaban las calaminas de La Esperanza y otros pequeños propietarios37. Al poco tiempo, la empresa belga también comenzó por su cuenta la extracción de mineral en Lloroza38, aunque 36

GUTIÉRREZ SEBARES, 2007, pp. 133-139.

37

Estadística Minera de España, 1866, p. 80.

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COLL Y PUIG, 1875, p. 191.

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mediada la década siguiente cesó su actividad por razones económicas39, ak no poder competir con los precios ofertados por la Asturiana, si bien finalmente llegarían a un acuerdo por el cual la Asturiana le cedería aquellos minerales cántabros que no pudiera beneficiar en sus fábricas40. En este ámbito de alta montaña, cerca del pueblo de Tresviso, tenía sus concesiones la sociedad Rivas, Trío y Compañía. La extracción del mineral se realiza mediante pozos para lo que había establecido un malacate movido por caballerías; como sabemos, el mineral se bajaba hasta Urdón por el camino que había rehabilitado donde se calcinaba en un horno, antes de su transporte hasta Tinamayor, donde se embarcaba41. En 1872 el comerciante santanderino Antonio del Diestro comenzó la explotación de la mina San José en la Canal de Liordes. Para salvar el desnivel de 900 metros hasta los prados de Fuente Dé construyó un impresionante camino carretero a través de la Canal del Embudo compuesto por 38 tornos42. La gran inversión que supuso esta obra no se vio correspondida con los resultados económicos de la explotación, que resultaría un negocio ruinoso para el inversor santanderino43. Las nuevas explotaciones de mineral de zinc no se limitaron a los distritos ya conocidos, sino que el afán explorador iniciado con la llegada de las compañías extranjeras involucró también a las gentes del país. Así, en 1866 comenzó la extracción de calaminas y blendas en Rasines de la mano de Domingo Perfecto Basterreche44 y en 1870 se ponía en explotación la mina Santa Marina en el término municipal de Marina de Cudeyo45. Mientras en las minas de Picos de Europa era prácticamente imposible mecanizar las labores, en otros distritos como el de Reocín, se comenzaban a dar los primeros pasos en búsqueda de mejoras que redundaran en una explotación más perfecta. Tanto en las minas de la Real Compañía Asturiana como en las de La Fenicia el mineral arrancado en los tajos se transportaba hasta los talleres de preparación mecánica en pequeños ferrocarriles de sangre, que también eran empleados para el transporte de los grandes volúmenes de tierras estériles que era necesario extraer para dejar al descubierto la calamina46. En 1869 la Asturiana construyó un plano 39

Estadística Minera de España, 1873, p. 73.

40

Compagnie Royale Asturienne des Mines, 1954, p. 70.

41

Estadística Minera de España, 1867, pp. 124-125.

42

GUTIÉRREZ SEBARES, 2007, p. 108.

43

Cuando el Conde de Saint-Saud visitó Liordes en 1891 las minas llevaban años abandonadas, SAINT-SAUD, 1985, p. 41. 44

Estadística Minera de España, 1867, p. 125.

45

Estadística Minera de España, 1870, pp. 76-77. Probablemente la mina se ubicaba en Elechas; para el desagüe de los barrancos en donde se realizaba el arranque se había colocado una máquina de vapor. 46

Estadística Minera de España, 1867, 123-124.

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inclinado movido a vapor para la extracción de las tierras de la mina San Tiburcio47. La compañía belga prestó una especial atención en estos primeros años a la mejora de su taller de preparación mecánica, que a principios de los años setenta ya contaba con tres juegos de trómeles48. Estas mejoras estaban plenamente justificadas, por cuanto los precios pagados por el mineral cántabro en los mercados europeos eran muy remuneradores. En los primera mitad de los setenta, se extraían en torno a 80.000 toneladas anualmente, principalmente por parte de la Asturiana, y la minería daba empleo a casi dos mil trabajadores, la mitad aproximadamente en las instalaciones de la compañía belga. La primera crisis en la minería de zinc cántabra Esta positiva coyuntura se truncó en 1877, cuando se empezó a apreciar una reducción notable de los precios, como no se había conocido hasta entonces49; la prolongación de la crisis motivó el abandono de numerosas minas puestas en explotación en los momentos de bonanza50. El resultado de este declive se manifestaba en las cifras anuales de producción que a mediados de la década de los setenta superaban las 70.000 toneladas, mientras en la década siguiente tan sólo excepcionalmente llegaban a las 40.000. La única compañía que se mantuvo al margen de esta crisis fue la Real Compañía Asturiana, gracias a las mejoras que introdujo en Reocín a fin de rebajar los costes y aumentar la calidad de su producción. En 1874 se había planteado la necesidad de modernizar los medios de transporte del mineral hasta el puerto de Requejada, ya que la utilización de carros era muy lenta y para dar un mayor impulso a la explotación era necesario contar con un rápido medio de transporte. En un primer momento se pensó en la construcción de un tranvía51, aunque finalmente se optó por un ferrocarril de casi nueve kilómetros desde Torres hasta el puerto52, que a finales de 1880 quedaba inaugurado y en perfectas condiciones para prestar su servicio53. En Hinojedo, donde finalizaba el ferrocarril, la compañía disponía 47

Estadística Minera de España, 1869, p. 71. Se trata de la primera infraestructura de transporte moderna que conocemos en estas minas. 48

Estadística Minera de España, 1873, p. 77.

49

Estadística Minera de España, 1877, p. 86.

50

Estadística Minera de España, 1883, p. 143. A esta crisis también contribuyó el impuesto del 1% sobre el producto bruto a bocamina. 51

El Imparcial, 19 de septiembre de 1874.

52

Estadística Minera de España, 1881, p. 125. El proyecto obtuvo la autorización para la ocupación de los terrenos de dominio público por la Real Orden de 20 de septiembre de 1877, Gaceta de los Caminos de Hierro, 1877, p. 561.

53 Gaceta de los Caminos de Hierro, 1881, p. 350. La obra más importante consistió en un puente sobre el río Saja en las inmediaciones del puente de Ganzo, que fue traído directamente de Bélgica, Gaceta de los Caminos de Hierro, 1880, p. 492.

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de un cargadero de estructura de madera que permitía la descarga directa de los vagones en las bodegas de los buques; aprovechando el desnivel entre la vía y el muelle se había habilitado un depósito para las blendas y el mineral calcinado54. Asimismo, en este periodo la compañía belga acometió la mejora de sus talleres. Tras un cuarto de siglo de explotación se habían acumulado en las escombreras un gran volumen de tierras calaminíferas íntimamente mezcladas con óxidos de hierro que era imposible beneficiar. Para despejar las extensas zonas que ocupaban las escombreras, la compañía contacto con la casa Siemens para el establecimiento de unos aparatos de separación electromagnética del mineral de hierro que acompañaba a las tierras55. Los efectos de la crisis afectaron en mayor medida a las compañías menos capitalizadas y a aquellas que habían realizado fuertes inversiones en los años precedentes y que no podían hacer frente a sus cuantiosos gastos por la reducción de ingresos. Esta anómala situación resultaría paradójicamente beneficiosa para el sector minero, por cuanto estas compañías no tuvieron otra salida que vender o arrendar sus instalaciones, y con ello se acabaron los conflictos enquistados que tan mala fama habían dado a la minería cántabra en las décadas precedentes. Las explotaciones de zinc, otrora sinónimo de pleitos, se convirtieron en “apacibles lugares de trabajo, fuentes de riqueza que dan alimento a miles de familias”56. Por una parte, Minas y Fundiciones, en vista de que los nuevos descubrimientos de mineral no paliaban su delicada situación económica, se tuvo que desprender de las minas de zinc que explotaba en Cantabria, que fueron adquiridas en julio de 1885 por su vieja competidora la Real Compañía Asturiana de Minas57. La compañía francesa continuaría con sus negocios en Asturias durante unos pocos años. Otro conflicto que solucionó fue el entablado desde su origen por las sociedades La Providencia y La Esperanza, con resultado adverso para ésta última, que estrangulada financieramente en 1882 tuvo que arrendar sus minas, cerradas cinco años atrás, a su competidora. En 1888 las minas fueron sacadas a subasta y adquiridas por Juan Manuel de Mazarrasa58, que, por impedimentos técnicos para su explotación, mantuvo el contrato de arriendo hasta 1892. En esa fecha el ingeniero santanderino se puso al mando de la explotación y construyó en Ándara los casetones, capilla, almacenes, comedores, etc. habituales en este tipo de explotación de alta

54

CLEMENCÍN y BUITRAGO, 1899, pp. 86-87.

55

Estadística Minera de España, 1881, p. 125. Una descripción detallada en GOENAGA, 1882, pp. 109-110 y CLEMENCÍN y BUITRAGO, 1900, pp. 200-202. 56

Revista Minera, 1880, p. 137.

57

Estadística Minera de España, 1885, p. 137, “Le temps avait passé, les dirigeants primtifs de l’affaire française avaient changé; leurs successeurs se montrèrent plus compréhensifs”, Compagnie Royale Asturienne des Mines, 1954, p. 78. 58

GUTIÉRREZ SEBARES, 2007, pp. 168-169.

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montaña. A su muerte se hicieron cargo de los negocios mineros sus descendientes bajo la razón social Herederos de Juan Manuel de Mazarrasa. Con la absorción de Minas y Fundiciones, la Real Compañía Asturiana se afianzó como compañía hegemónica en la explotación de minerales de zinc en la marina cántabra. A partir del rico yacimiento de Reocín y al ya reconocido de Udías iría extendiendo su interés a otros puntos de la región, como Alfoz de Lloredo, Comillas, La Florida o, ya en los noventa, Picos de Europa. A finales de los ochenta sus instalaciones eran las mejores desde el punto de vista técnico, por cuanto habían ido introduciendo avances en la extracción del mineral y sobre todo en su preparación mecánica59. La extensión que fue tomando la explotación a cielo abierto terminó por engullir a un barrio entero de casas y huertas para poder acceder al subsuelo. El sistema de explotación se realizaba en cinco o seis niveles con una vía férrea en cada nivel para el arrastre de minerales y tierras. Los reconocimientos en profundidad determinaron que en un futuro sería necesario realizar la explotación subterránea de la mina, para lo que se abrió la denominada galería del Vallejo que desde Torres se introducía en el centro de las explotaciones. La calamina extraída se mandaba a los lavaderos, mientras que la que aparecía mezclada con otros minerales se enviaba a los talleres de preparación mecánica, que también incluían los ya citados de separación electromagnética, dotados de métodos muy avanzados, con trómeles, trituradoras, mesas giratorias, cribas, etc. que permitían una perfecta clasificación de los minerales. El conjunto se completaba con varios hornos de calcinación de calaminas. El mineral, como sabemos, era transportado por el nuevo ferrocarril hasta Hinojedo, para el servicio de éste y las vías que tenía dispuestas en la mina, la Asturiana contaba con nueve locomotoras de vapor60. En las minas recién adquiridas de Alfoz de Lloredo y Comillas la Asturiana tuvo que adaptarse a las singularidades de este criadero, más irregular y de menor riqueza que el de Reocín, por lo que no aplicó las innovaciones que en aquél había implementado. El sistema de explotación era tanto a cielo abierto como en pozos y galerías, de acuerdo con la disposición de las bolsadas de mineral y los minerales una vez calcinados se transportaban en carros hasta el puerto de Comillas para su embarque61. El grupo de Mercadal explotado por La Fenicia pese a su proximidad al de Reocín no presentaba la misma riqueza y durante los años ochenta ya daba claros síntomas de agotamiento, lo que obligó a su cierre definitivo en

59

“Reocín es un establecimiento tan vasto, tan admirablemente montado, tan estudiado en sus menores detalles, que puede competir con cualquiera de sus similares en la nación más adelantada”, OLAVARRÍA, 1891, p. 148. 60

Una descripción muy completa de las instalaciones redactada por el ingeniero Arsenio de Odriozola puede consultarse en Estadística Minera de España, 1888-1889, pp. 176-184. 61

Estadística Minera de España, 1887-1888, p. 226.

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189062. Su carácter irregular obligaba a llevar la explotación tanto a cielo abierto como subterránea, ya que era el único sistema que podía adoptarse para el laboreo de cada una de las minas del grupo. El lavadero y los talleres de preparación mecánica habían incorporado maquinaria moderna, como aparatos de separación electromagnética, pero su capacidad era muy inferior a la de Reocín63. El movimiento de tierras minerales era servido con vagonetas arrastradas por bueyes, mientras que el mineral calcinado era transportado hasta la ría de Suances en carros del país64. La otra gran compañía que operaba en Cantabria era La Providencia, que desde que tomó en arriendo las minas de La Esperanza prácticamente no tenía competencia en la minería de Picos de Europa. Tanto en Áliva como en Ándara el sistema de explotación era muy similar, por cuanto se empleaban tanto labores a cielo abierto como de interior. Las características de la comarca impedían el establecimiento de maquinaria de vapor o aparatos para la preparación mecánica, por lo que tan sólo se podían emplear cribas de pistón aprovechando el agua de los deshielos. En Ándara los minerales se transportaban al Dobrillo, cerca de Bejes, en donde calcinaban en hornos reverberos o al aire libre65. Aunque los años ochenta no eran desde luego favorables para la minería del zinc, junto a estas tres compañías hubo una serie de pequeños propietarios que se dedicaban a la extracción de mineral de forma discontinua en cotos generalmente de pequeñas dimensiones, como Domingo Basterreche, que continuaba trabajando en las minas de Rasines, Jaime Pontifex Woods en San Felices de Buelna, Juan Lombera en Ramales o la Sociedad Amistad Minera en Suances. Asimismo, en Picos de Europa se continuaban las investigaciones por parte de nuevos propietarios como Antonio del Diestro. A finales de la década, la Real Compañía Asturiana, interesada en extender sus negocios a todo el ámbito provincial66, hizo algunos registros mineros en Picos de Europa, en concreto en la zona de Lloroza, si bien por las difíciles condiciones del mercado su explotación se retrasó hasta finales de la década de los noventa67. Para el transporte del mineral construyó un

62

Al año siguiente las minas fueron explotadas, únicamente durante esa campaña, según el Boletín Oficial de la Provincia de Santander por parte de Fábrica de Mieres, que desconocemos qué intereses tenía en este coto minero (presumiblemente la extracción de mineral de hierro que acompañaba al zinc). Probablemente este hecho indujo al error de considerar que la empresa asturiana tuvo en explotación estas minas durante más de cuarenta años, como se indicaba en Estadística Minera de España, 1908, pp. 649-650. 63

CLEMENCÍN y BUITRAGO, 1899, pp. 202-203.

64

Estadística Minera de España, 1888-1889, pp. 184-186.

65

Estadística Minera de España, 1887-1888, pp. 226-227.

66

Compagnie Royale Asturienne des Mines, 1954, p. 83.

67

Estadística Minera de España, 1895, p. 115.

39

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cable aéreo hasta la pradera de Fuente Dé salvando los 700 metros de pared vertical68 Pese a todos los avances introducidos en la década anterior por la Real Compañía Asturiana en los años noventa las cifras de producción no mejoraron y continuaron estancadas en torno a las 30.000 toneladas, debido a unos precios escasamente remuneradores. Esta situación no varió hasta prácticamente el fin de la década, cuando se notó una cierta animación en el sector, como lo atestiguaba la puesta en explotación de las minas de Lloroza por parte de la Real Compañía Asturiana, aunque los efectos de esta nueva situación no se notarían hasta los primeros años del siglo XX. En los años noventa la Real Compañía Asturiana, en sus diferentes cotos, y la Sociedad Providencia, en Áliva y Ándara, fueron las únicas empresas que mantenían una explotación regular de sus minas. Los intentos por parte de otras compañías para sumarse al negocio minero, como La Artesana en Alfoz de Lloredo, resultaron fallidos. Una mejoría en los primeros años del siglo XX El panorama empezó a cambiar con el fin de siglo y habría de prolongarse un tiempo más debido a la creciente y persistente demanda de minerales de zinc, lo que facilitó la investigación y reconocimiento de numerosos criaderos de la región y, a su vez, provocó la llegada de inversores extranjeros interesados en el negocio minero. En 1899 empezaron las labores de reconocimiento y las labores preparatorias en nuevos cotos mineros hasta entonces casi inexplorados, como el de Cajo en Santander y el de Altáiz en Picos de Europa. Asimismo en otros puntos de la región se reactivó la extracción bien por conocidos propietarios, bien por nuevas empresas. Los trabajos de reconocimiento en las minas de Cajo permitieron el descubrimiento de un singular criadero en el que era posible encontrar una multiplicidad de minerales, como el óxido férrico, la pirita de hierro, la galena, si bien en profundidad tan sólo aparecía blenda69. Por tanto, aunque en un primer momento sus explotadores se centraron en la extracción de mineral de hierro, al cabo de los años tuvieron que adaptar sus talleres para la preparación de blendas. Para su explotación, iniciada en 190270, se formó la sociedad Blendas de Santander que sufragó los cuantiosos gastos que generó la profundización de dos pozos para poner en explotación cinco pisos subterráneos71. Para el transporte del mineral hasta el puerto de Santander disponía de un apartadero en la vía del Ferrocarril Cantábrico. En 1908, en 68

PIDAL, p. 87. Probablemente la Asturiana hizo suyo un proyecto que en los primeros años de siglo se planteó la sociedad Minas de Peña Vieja, MINAS DE PEÑA VIEJA, p. ¿???? 69 Estadística Minera de España, 1900, p. 128; 1901, p.137. 70

Revista Minera, 1902, p. 472.

71

Informe sobre las minas de Cajo, 1908, p. 12. Una descripción más resumida de las instalaciones puede consultarse en Estadística Minera de España, 1907, pp. 464-465.

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vista de que para continuar la explotación se requería una inyección económica que no podían afrontar sus propietarios, se ofrecieron las minas a algunos inversionistas bilbaínos y santanderinos, si bien finalmente se constituiría una sociedad con la misma denominación que la anterior, pero de capital francés, para continuar la actividad72. La riqueza de estas nuevas minas quedó demostrada desde el comienzo de la explotación, por cuanto en su primer año de actividad se convirtió en la segunda compañía de la provincia en cuanto a producción, posición privilegiada que mantuvo durante la primera década del siglo XX, a pesar de que el agua que aparecía en profundidad dificultaba enormemente las labores. En 1899 comenzaron los trabajos de investigación en el grupo de Altáiz en Picos de Europa propiedad de la sociedad Minas de Peña Vieja73. Se trataba de un grupo de minas que había explotado la Vieille Montaigne, pero que llevaba varias décadas abandonado. Para su explotación era necesario habilitar medios de transporte rápidos y económicos desde la bocamina hasta el valle de Fuente Dé, así como desde este punto hasta la carretera de Unquera en Camaleño74. En su proyecto inicial se plantearon incluso la construcción de edificios que pudieran resistir durante el invierno para no tener que suspender la actividad durante esos meses. Las expectativas no se cumplieron y las minas se abandonaron a los pocos años75. También en Picos de Europa, aunque en Áliva, comenzó en 1903 la explotación de la mina Lenengoa por parte de Federico Echevarría, conocido en la provincia en otros negocios mineros76. En definitiva, durante estos años de entre siglos, la minería de Picos de Europa, hasta entonces en pocas manos, empezó a contar con nuevos explotadores, como la Real Compañía Asturiana, Minas de Peña Vieja o Federico Echevarría, así como de algún pequeño propietario que se interesó por minas periféricas en Cillorigo y Peñarrubia77. El mineral extraído era adquirido prácticamente en su totalidad por la Real Compañía Asturiana para sus fábricas. En 1907, la explotación en este ámbito sufrió un serio contratiempo, puesto que tras años de lucha por parte de los vecinos lebaniegos se prohibió la calcinación de calaminas al aire libre, alegándose que los perjuicios que este proceso causaba en la agricultura de la

72

Revista Minera, 1910, p. 527.

73

Era una sociedad de capital santanderino, que en 1902 fue sustituida por otra de igual denominación, pero de capital vizcaíno, Revista Minera, 1902, p. 90.

74 Memoria acerca de las minas de calamina de la Sociedad Anónima Peña Vieja situadas en los Picos de Europa (Provincia de Santander), 1903, pp. 17 y ss. 75

En 1912, un montañero ofrecía una visión desoladora de la zona, con el casetón completamente desmantelado, y los restos abandonados en Fuente Escondida de un cable aéreo de las minas ya agotadas de Altáiz y Hoyo Sin Tierra, FERNÁNDEZ ZABALA, 1912, p. 405. 76

Una semblanza de este industrial en CUETO ALONSO, 2006, p. 48.

77

Estadística Minera de España, 1901, p. 143.

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comarca78. No obstante, la reclamación de las compañías mineras consiguió la suspensión de la prohibición, por lo que pudieron seguir calcinando legalmente, aunque con la oposición de los viticultores lebaniegos79. En Puente Arce había comenzado la explotación de mineral de hierro en 1895 de la mano de la sociedad Chávarri, Bellefroid y Compañía80, desde el principio se notó la presencia de calamina en pequeñas vetas. Cuando se llegó a la profundidad suficiente se descubrieron criaderos de calamina y desaparecieron los de hierro. Tras una década de abandono, en 1902 las minas de Mercadal volvieron a la actividad. La Compañía Minera de Mercadal, de capital vizcaíno, se centró principalmente en la extracción del mineral de hierro que, como sabemos, acompañaba a la calamina. Si bien reformó el viejo lavadero de tierras calaminíferas, apenas prestó atención a la extracción de este mineral81. La nueva compañía realizó una completa instalación eléctrica para los lavaderos, que se comunicaban por ferrocarril con los tajos de arranque, un sistema de elevación de aguas y la construcción de un tranvía aéreo a la estación de Torres del Ferrocarril Cantábrico, sin embargo sorprendentemente al poco tiempo la sociedad se disolvió82. Una compañía de capital santanderino denominada Minas de Cartes tomó el relevo de la explotación, si bien por los buenos resultados de los estudios previos decidió centrar su actividad en la extracción de mineral de zinc. Naturalmente aprovechó las instalaciones de sus predecesores para el transporte y el tratamiento de las calaminas y blendas83, si bien antes de comenzar la extracción de mineral tuvo que acondicionar el taller de preparación de estas últimas, por cuanto se vislumbraba como el mineral más abundante84.

78

Estadística Minera de España, 1907, p. 461.

79

La Voz de Liébana, 10 de junio de 1909. Los viticultores sostenían que las calcinaciones de mineral arruinaban sus cosechas, así como las de otros productos como garbanzos o patatas. Por su parte, las compañías mineras se defendían aduciendo que tan sólo se calcinaban calaminas, por lo que no se producían emanaciones de gases sulfurosos. No hubo posibilidad de llegar a un acuerdo por el cual las compañías se comprometieran a calcinar a partir de octubre, una vez estuvieran levantadas las cosechas para comprobar si los humos eran los causantes de su pérdida. 80

CUETO ALONSO, 2006, pp. 46-47.

81

Estadística Minera de España, 1902, p. 144.

82

Estadística Minera de España, 1907, p. 463. Para el suministro de electricidad obtuvo la concesión de un salto de agua en el río Besaya, Boletín Minero y Comercial, 1902. Una descripción de las instalaciones en Revista Minera, 1903, pp. 49-52, y Revista Ilustrada de Banca, ferrocarriles, Industria y Seguros, 1903, pp. 57-59. 83

Un minucioso análisis de los métodos de explotación, transportes, instalaciones para el tratamiento de los minerales, depósitos de sedimentación, etc. puede consultarse en Estadística Minera de España, 1908, pp. 649-657. 84

Estadística Minera de España, 1910, pp. 422-423.

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La explotación de la Real Compañía Asturiana en Reocín continuaba siendo un modelo para las restantes minas por lo bien organizado de todos sus servicios, en los que continuamente se incorporaban mejoras85, de la misma manera que procuraba acondicionar las instalaciones de sus restantes cotos con la construcción de unos nuevos lavaderos en Comillas86, el establecimiento de un ramal de ferrocarril desde la estación de Puente San Miguel hasta el ferrocarril minero a Hinojedo87, la construcción de un cable aéreo desde Udías hasta la estación de Ontoria88 o la apertura de una nueva galería general de transporte en La Florida, con dos nuevos hornos y un ramal de carretera que comunicaba con el que anteriormente había construido para llevar sus calaminas a San Vicente de la Barquera89. Los años finales del siglo XIX llevaron a la Real Compañía Asturiana a interesarse por la extracción de mineral en otros criaderos conocidos, como Picos de Europa. Esa política expansiva llevó a la compañía belga a adquirir las minas de Rasines, que venía explotando desde hacía unas décadas Domingo Basterreche. En este ámbito, en 1900 también comenzó su actividad la Sociedad Minero Metalúrgica Franco Española90, de capital francés, que al cabo de cuatro años cesó su actividad. En otros criaderos conocidos con anterioridad, como los de Riotuerto y Elechas91, se retomaron los trabajos de exploración con bastante éxito, si bien nunca alcanzaron unas cifras de producción significativas, por cuanto en Riotuerto tan sólo en los mejores años se superaban las 150 toneladas. La presencia de capital extranjero en las minas de zinc de la región, que había sido habitual desde los inicios, se acentuó en los primeros años del siglo XX, si bien la mayor parte de las compañías que se incorporaron tuvieron una corta vida, como la referida Franco Española92. Las mejores minas habían sido adquiridas a lo largo de los años por la Real Compañía Asturiana, de manera que, excepto en Picos de Europa, a lo único que podían acceder las nuevas empresas era a cotos marginales de escasa 85

Una descripción del coto de Reocín puede consultarse en Estadística Minera de España, 1908, pp. 460-468. En 1903 habían montado “unos nuevos lavaderos mecánicos tan perfectos, que harán aprovechables todas las tierras mineralizadas y que asegurarán la explotación de las minas por muchos años”, Revista Minera, 1903, p. 617. 86

Estadística Minera de España, 1909, p. 380.

87

Gaceta de los Caminos de Hierro, 1908, pp. 563-564.

88

SIERRA ÁLVAREZ, 2004, p. 63. Gaceta de los Caminos de Hierro de España, 1910, pp. 137-138. 89

Estadística Minera de España, 1907, p. 462, IZA, JAUREGUIBEITIA Y CÍA, 1911, p. 75.

90

Estadística Minera de España, 1900, p. 144; Revista Minera, 1900, p. 144.

91

Estadística Minera de España, 1907, p. 466.

92

Se tenían grandes esperanzas en que la presencia de estas compañías extranjeras “que han obtenido grandes concesiones en esta región y están haciendo vastos trabajos de investigación que, si obtienen favorable resultado, aumentarán mucho la producción de la provincia”, Estadística Minera de España, 1907, p. 461.

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riqueza. Es lo que les ocurrió a una larga lista de compañías, como la francesa Sindicat Minier, las belgas Compañía de Minas de Zinc de Udías93 y Société des Mines de Zinc du Cantabrique94, la londinense The Cervantes Zinc Syndicate95, y las franco-españolas Minas de Zinc de Ruiloba-Comillas96 y Minas de Zinc de Santander97. De esta corriente no se libraría ni siquiera, como veremos, la compañía francesa que explotó las minas de Cajo. Tampoco tuvieron una carrera fructífera las compañías de capital cántabro o vizcaíno fundadas en esos años, como Minas de Roiz98, la Sociedad Minera Constancia Bilbaína, la Sociedad Española Blendas del Río Nansa99, Minas de Prellezo100, la Sociedad San Luis101 y José María Zunzunegui y Compañía102. Durante la primera década del siglo XX el número de obreros empleados en las minas de zinc de Cantabria se acercaba a los dos millares103, una cantidad muy similar a la de décadas anteriores. La mayor parte eran gentes del país, ya que en las minas de zinc apenas se constataba la presencia de obreros foráneos104. Por esta razón las empresas mineras no se vieron precisadas de construir alojamiento para sus obreros, excepto en Picos de Europa, que por sus peculiaridades obligaba a los obreros a permanecer durante la campaña al pie de las minas, para los que se construyeron unos cuarteles colectivos, conocidos en la zona como casetones. Para la asistencia médica la Real Compañía Asturiana disponía de un buen hospital en las minas de Reocín y otros dos más modestos en Comillas y Udías105. Para el abastecimiento de subsistencias la Real Compañía Asturiana había cedido cuatro edificios a los obreros para establecer sus economatos en cada uno de los principales cotos de la

93

Revista Minera, 1904, p. 362.

94

Revista Minera, 1912, p. 210.

95

Anuario de Minas, 1898, p. 163.

96

Revista Minera, 1904, p. 509, y 1905, p. 70.

97

Revista Minera, 1906, p. 36.

98

Estatutos de la Sociedad Anónima Minas de Roiz […], 1903.

99

Revista Minera, 1910, p. 197.

100

Anuario de Minas, 1912, p. 243. La empresa había construido un moderno taller para el tratamiento de blendas en Tinamenor, IZA, JAUREGUIBEITIA Y CÍA, 1911, p. 2. 101

Anuario de Minas, 1912, p. 273.

102

Anuario de Minas, 1912, p. 292.

103

En 1911 eran 1.774, ODRIOZOLA, 1912, p. 217.

104

Por ejemplo, en Udías, excepcionalmente, había aproximadamente un 10% de obreros asturianos, DIRECCIÓN GENERAL DE AGRICULTURA, MINAS Y MONTES, 1911, p. 70. 105

ODRIOZOLA, 1912, p. 222.

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compañía (Reocín, La Florida, Comillas y Udías), considerándose éste último como el mejor establecido de la provincia106. Desde luego el panorama minero era ciertamente alentador durante los primeros lustros del siglo XX, sin embargo, a partir de 1913 las cotizaciones del zinc sufrieron una baja que dificultó la explotación en Picos de Europa, ya que sus elevados costes no eran compensados por los bajos precios que se pagaban107. La situación se prolongó hasta que el inicio de la I Guerra Mundial invierta una tendencia muy negativa del sector. La coyuntura de la I Guerra Mundial tiende la mano a un sector camino de la crisis Para la minería cántabra el estallido de la guerra en Europa tuvo consecuencias contrapuestas. Mientras en la extracción de hierro abrió una profunda crisis de la que no se volvería a recuperar108, para el zinc supuso un rayo de esperanza en un momento muy delicado que las empresas debían aprovechar para la reactivación de sus trabajos. El alza de las cotizaciones del zinc fue asombrosa y sin precedentes, llegando a quintuplicar en algunos momentos el precio normal del mineral109. Esta coyuntura fue especialmente propicia para las calaminas, por cuanto las blendas no encontraban una fácil salida en los mercados110. Esta circunstancia animó al sector y facilitó la reapertura de algunas minas que llevaban años paradas, como las de Cajo y Elechas. La Sociedad Minas de Cajo, nueva explotadora de las minas santanderinas, profundizó el pozo San Antonio con una máquina eléctrica de extracción y amplió el campo de sondeos a otros puntos que anteriormente no habían sido explorados111.En Elechas la Sociedad José Mac Lennan y Compañía, aparte de los sondeos pertinentes, puso en marcha un nuevo taller de preparación mecánica, practicó un pozo en la mina Patricia, construyó un cable aéreo, dispuso un depósito para decantación de las aguas turbias procedentes del lavado de los minerales112 y acondicionó un pequeño embarcadero en la ensenada de San Bartolomé113. 106

DIRECCIÓN GENERAL DE AGRICULTURA, MINAS Y MONTES, 1911. pp. 74-75.

107

Estadística Minera de España, 1913, p. 344; 1914, p. 391.

108

CUETO ALONSO, 2006, pp. 68-70.

109

La demanda de zinc era tan importante que varios agentes extranjeros recorrieron España haciendo contratos muy beneficiosos para las compañías mineras en excelentes condiciones de pago, Revista Minera, 1915, p. 339. 110

Estadística Minera de España, 1915, p. 340.

111

Estadística Minera de España, 1915, p. 341; 1917, p. 418; Revista Minera, 1917, pp. 153-154. 112

Madrid Científico, 1919, p. 110. Se trataba de un cerramiento de mampostería que sirvió para contener el agua embalsada que habría de utilizar un molino de marea. 113

Estadística Minera de España, 1915, p. 341; 1917, pp. 418-419. En realidad se trataba de la legalización de las obras de un muelle de escollera ya construido en el que se efectuaba la carga de mineral sobre barcos que lo conducían a los buques fondeados en la canal, Archivo

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Para la Real Compañía Asturiana de Minas la guerra en Europa supuso un serio revés, por cuanto su fundición de Auby quedó rápidamente bajo control alemán, de manera que los minerales más ricos que se enviaban a ese establecimiento dejaron de ser explotados114. Hasta que se recuperó la normalidad centró sus esfuerzos en los trabajos de reconocimiento y preparación de los cotos de Udías y La Florida. En el primero reanudó las labores en el Pilurgo y en las labores a cielo abierto más antiguas para extraer minerales con destino a la fundición de Arnao; asimismo procedió a la ejecución de un nuevo pozo115. En La Florida se profundizaron las labores, lo que obligó a mejorar el desagüe, y se instalaron martillos perforadores116. Éstos también se instalaron en Reocín, pese a las dificultades para encontrar consumidor para su mineral, y se reformaron las escombreras, cada día más extensas117. En 1916 la Real Compañía Asturiana adquirió una importante participación en la sociedad Minas de Cartes, en el acuerdo se indicaba que la dirección de las explotaciones recaería en el personal técnico de la compañía belga118. Como en otros lugares también se aprovechó la situación del mercado para intensificar las labores y modernizar las técnicas de extracción con el empleo de martillos perforadores119. Dada la difícil salida de las blendas, algunas minas de Picos de Europa cerraron transitoriamente y en otras, como Reocín, las plazas de depósitos se colmaron rápidamente120. Para compensar esta pérdida, la Real Compañía Asturiana puso en marcha en Arnao una nueva instalación para el beneficio de estos minerales121, que posibilitó la reapertura de alguna mina en Picos de Europa122. Durante la I Guerra Mundial, la producción de minerales de zinc ascendió considerablemente, de manera que en 1916 y 1917 se superaron las 60.000 toneladas, una cifra que no se alcanzaba desde hacía cuatro décadas. No obstante, los resultados no fueron lo satisfactorios que podía esperarse por de la Autoridad Portuaria de Santander, 2975/13, “Habilitación de la ensenada de San Bartolomé para el embarque de minerales”. La Real Orden concediendo la habilitación, en Boletín Oficial de Minas y Metalurgia, 1917, p. 85. 114

Estadística Minera de España, 1915, p. 342.

115

Estadística Minera de España, 1915, p. 342.

116

Estadística Minera de España, 1915, p. 342.

117

Estadística Minera de España, 1916, p. 377.

118

Compagnie Royale Asturienne des Mines, 1954, p. 113.

119

Estadística Minera de España, 1916, p. 378.

120

Estadística Minera de España, 1916, p. 377.

121

Estadística Minera de España, 1917, p. 419.

122

Estadística Minera de España, 1918, p. 416.

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las dificultades reseñadas para absorber la producción de las blendas y los minerales más ricos. Este clima favorable se truncó con el fin de la contienda motivado por la depreciación de la moneda extranjera y la carestía de los fletes123. La gran huelga de 1920 en Reocín124 contribuyó a esta decadencia, de manera que en 1921 tan sólo se extrajeron 16.000 toneladas del subsuelo cántabro, la cifra más baja conocida desde que comenzara la serie estadística en 1861, si bien hay que señalar que a este registro contribuyó la ejecución de las obras de un nuevo lavadero en Torres, que redujo transitoriamente la producción, pero que habría de resultar muy beneficioso en el futuro. En 1916 el ingeniero de la compañía Leopoldo Bárcena había comenzado los ensayos para la aplicación de la flotación a los minerales extraídos en Reocín. Tras la fase de experimentación en el laboratorio, la dirección de la empresa le autorizó para seguirla en una instalación experimental con capacidad de 60 toneladas diarias125. Al poco tiempo se vio que la flotación, por su rendimiento y precio de coste, resolvía el problema de concentración de las blendas de Reocín, que eran el porvenir de la mina126.Los resultados fueron satisfactorios de manera que la compañía autorizó la construcción del taller definitivo que entró en funcionamiento en 1922 con una capacidad de 200 toneladas127. Para su construcción se tuvo que recurrir a la importación de maquinaria estadounidense e inglesa, si bien buena parte de la necesaria fue construida en los propios talleres de la compañía, como la vibro-criba, ideada por Bárcena, que solucionaba el problema que suponían los altos costes de adquisición y mantenimiento de los trómeles para el cribado del mineral. Aunque el taller era lo suficientemente perfecto para el lavado de los minerales de Reocín, los ensayos continuaron para solucionar el problema de la flotación diferencial aplicada a éstos. Una vez que se consiguió, unido al descubrimiento de grandes masas de mineral en Reocín128, la compañía encargó a Bárcena la construcción de un nuevo lavadero capaz de 600 toneladas diarias, que fue inaugurado en 1927129. En ese momento se suspendieron las labores de extracción de calamina para centrar la producción en los concentrados de blenda y galena que se obtenían de los dos lavaderos130. 123

Estadística Minera de España, 1919, p. 356.

124

Estadística Minera de España, 1920, p. 393.

125

Revista Minera, 1922, p. 502.

126

Revista Minera, 1928, p. 544.

127

La descripción técnica de la instalación experimental y el taller definitivo en Revista Minera, 1922, pp. 502-506 y 529-533. 128

Revista Minera, 1926, p. 131.

129

La descripción técnica del lavadero en Revista Minera, 1928, pp. 544-547.

130

CABAÑAS Y BOTÍN, 1934, p. 3.

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La construcción del lavadero-1922 había aumentado notablemente el volumen de producción de mineral en los talleres de Reocín, que desbordaba la capacidad del embarcadero de la ría de Requejada. Esta circunstancia, unida a la posibilidad de cargar buques de mayor porte, empujó a la Asturiana a construir un nuevo cargadero automático. Proyectado por Leopoldo Bárcena se componía de una serie de cintas transportadoras que agilizaban las operaciones de carga hasta una capacidad máxima de 500 toneladas por hora, si bien habitualmente funcionaba a la mitad de su rendimiento131. Tras tocar fondo en 1921, la minería del zinc fue recuperando paulatinamente su actividad gracias a una mejora de los mercados132. El alza de los precios consolidó la actividad en los cotos explotados por la Asturiana, que construyó nuevos lavaderos para las minas de La Florida, Venta la Vega133 y Minas de Cartes. Asimismo, la coyuntura estimuló la reapertura de las labores en minas abandonadas durante la crisis, como las de Cajo y Picos de Europa. Las minas de Cajo se habían cerrado a comienzos de la década anterior por agotamiento del criadero. Sin embargo, los avances tecnológicos permitieron que a partir de 1923 se pudieran aprovechar las antiguas escombreras por medio de la flotación, si bien el precio que alcanzaban las blendas en el mercado era bastante reducido134. Las minas de Picos de Europa llevaban bastantes años paradas o al menos funcionaban de manera muy limitada porque, como sabemos, la blenda era la principal sustancia extraída y su mercado se había contraído. En 1923 se reanudaron los trabajos en las minas de La Providencia, tanto en Ándara como en Áliva, y los Herederos de Juan Manuel de Mazarrasa, en el primer grupo135. Al año siguiente, la Asturiana retomaba el trabajo en Lloroza, así como en un afloramiento en la mina Cuetos Rubios (Peñarrubia)136. Asimismo, tras tres décadas de inactividad comenzó la explotación de las minas de Liordes; como es lógico, durante los primeros meses las labores se limitaron al reconocimiento de los criaderos y a efectuar sondeos a la búsqueda de nuevas bolsadas de mineral. En definitiva, en poco tiempo la actividad minera volvió a afianzarse en la región, puesto que prácticamente todos los cotos conocidos volvieron a ser explorados y, cuando eran viables económicamente, explotados. No

131

Revista Minera, 1924, VER PÁGINA

132

Estadística Minera de España, 1923, p. 469.

133

Estadística Minera de España, 1922, pp. 471-472.

134

Estadística Minera de España, 1925, pp. 645-646.

135

Estadística Minera de España, 1923, p. 472.

136

Estadística Minera de España, 1924, p. 651.

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obstante, en 1928 de nuevo un brusco descenso en el precio de los minerales condenó a muchas minas al cierre. Conviene, no obstante, antes de analizar las consecuencias de esta nueva crisis, que, como veremos, será más profunda e impedirá la recuperación de la minería hasta prácticamente los años cincuenta, describir el estado en que se encontraban los criaderos de mineral en estos prósperos años137, en los que la producción superaba habitualmente las 70.000 toneladas anuales. La Real Compañía Asturiana tenía en explotación todos sus grupos, es decir, Reocín, Picos de Europa, La Florida, Udías y Venta la Vega, una vez que las minas de Rasines habían sido abandonadas. En Reocín, como hemos visto, se habían realizado grandes avances en la preparación mecánica de los minerales gracias a los nuevos lavaderos de flotación, que eran un modelo en este tipo de instalaciones en Europa y América. Aunque las labores a cielo abierto no se habían abandonado por completo, predominaban las labores subterráneas. La galería del Vallejo, en el nivel octavo, continuaba sirviendo de base de la explotación. La entibación de las galerías se realizaba con madera proveniente de un bosque de acacias de la compañía. La extracción de los primeros niveles subterráneos se realizaba por medio de dos ascensores, uno de vapor y otro eléctrico, mientras que para los dos niveles más profundos se empleaba un plano inclinado. Hasta la galería del Vallejo el desagüe era natural, si bien al llegar a niveles inferiores fue necesario instalar bombas centrífugas138. Para atender la explotación de los niveles profundos, en 1926 había comenzado la perforación de un pozo que debía alcanzar los 320 metros, aunque hasta la década siguiente no sería operativo. Los minerales calcinados, las calaminas y concentrados, y las blendas se transportan desde los hornos y lavaderos por el ferrocarril de la compañía hasta el nuevo embarcadero de Requejada139. Las aguas procedentes del lavadero se llevaban a unos depósitos de decantación de más de cinco hectáreas que vertían las aguas limpias al río Besaya140. En 1929 la Asturiana construyó en Hinojedo una fábrica para el tratamiento de las blendas y la obtención de ácido sulfúrico141. En Udías la explotación subterránea sin un método determinado se centraba en la extracción de calamina, aunque también se extraían pequeñas cantidades de blenda y galena. La labor principal era la del pozo del Madroño, que contaba con un ferrocarril de tres kilómetros hasta la plaza del lavadero. Los minerales una vez lavados o calcinados eran 137

Para conocer las minas en actividad puede consultarse Anuario de la Minería, Metalurgia, Electricidad y demás industrias de España, 1927, pp. 306-307. 138

MAZARRASA, 1930, pp. 534-535.

139

Estadística Minera de España, 1926, p. 586-587.

140

MAZARRASA, 1930, pp. 541.

141

Estadística Minera de España, 1929, p. 544, Compagnie Royale Asturienne des Mines, 1954, p. 131.

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transportados por un cable aéreo de casi tres kilómetros y medio hasta la estación de Ontoria142. Otras minas del grupo se encontraban prácticamente agotadas, si bien continuaban con una explotación muy reducida la mina San Bartolomé, para la que disponía de un pequeño lavadero, cuya reducida producción se transportaba en carros a la Venta de la Vega para su calcinación, y la mina San José en Novales servida por dos pequeños pozos, cuyo mineral se llevaba para su tratamiento a Reocín o Comillas143

Estación de descarga del tranvía aéreo de Udías a Ontoria.

En las minas de Venta la Vega las labores consistían en una serie de zanjones que en algunos casos se continuaban por medio de pozos y galerías. Las blendas pasaban directamente al taller de preparación mecánica, mientras las calaminas se llevaban a la plaza de los hornos de calcinación144. Los minerales se conducían al puerto de Comillas, en donde atracaban barcos de pequeños porte para la fábrica de Arnao145. En Rionansa, la Real Compañía Asturiana disponía de tres criaderos, La Florida, La Cuerre y Cuévanos, explotados subterráneamente por ser el método más adecuado por su irregularidad. El más importante continuaba siendo el primero, mientras los otros tan sólo habían dado lugar a 142

MAZARRASA, 1930, pp. 586-589.

143

MAZARRASA, 1930, pp. 590-592.

144

MAZARRASA, 1930, pp. 597.

145

Estadística Minera de España, 1924, p. 650.

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explotaciones en muy pequeña escala. La base de la explotación la constituía el socavón general que salía de la Plaza del Monte, con el que se comunicaban las labores altas por medio de un plano inclinado. La preparación mecánica consistía en el estrío y escogido a mano de la calamina, separando el mineral grueso que se destinaba a la calcinación en un horno de cuba, las tierras se lavaban y se separaba el estéril. La blenda se trataba en un taller de flotación similar al de Udías146. Los minerales eran transportados en carros a la estación de Roiz147.

Horno de calcinación de calamina en la Plaza del Monte, Minas de La Florida.

El grupo de Lloroza, conocido como Las Gramas, no necesitaba lavado para alcanzar riqueza suficiente para venderse en el mercado sin preparación148, si bien cuando era necesario se lavaban en Áliva, al pie de Peña Vieja149. El mineral continuaba transportándose en carros hasta Espinama, para seguir su recorrido por la carretera hasta Unquera. La Asturiana, en su plan de reconocer los principales cotos mineros de la región, empezó a ejecutar algunos reconocimientos en otros puntos de Picos de Europa, como Ándara, y al Sur de Cabanzón.

146

MAZARRASA, 1930, pp. 720.

147

Estadística Minera de España, 1924, p. 651.

148

Estadística Minera de España, 1926, p. 588.

149

MAZARRASA, 1930, pp. 687.

51

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También en Picos de Europa la sociedad La Providencia mantenía abiertas las minas de Ándara y Áliva, así como en la mina Aurora, aunque el empobrecimiento de los filones que explotaba proporcionaba una cantidad muy escasa de blendas y calaminas. El método de explotación apenas había variado con respecto a épocas pasadas por la imposibilidad de mecanizar las labores. En Ándara los minerales de calamina gruesos se transportaban hasta el Dobrillo donde se calcinaban en pilas al aire libre, si bien se empleaba hulla en vez de la tradicional leña. Las tierras calaminíferas se lavaban en rollos y se concentraban en cribas de mano o de palanquín aprovechando el agua de los desnieves o del lago de Ándara, de ahí pasaban al Dobrillo donde se calcinaban en dos hornos de reverbero. Los minerales de blenda ricos se transportaban directamente a Unquera, mientras los mixtos y tierras se molían en un molino de cilindros y se lavaban en cribas y rollos. Las calaminas de Áliva se transportaban para su calcinación a Puente Ojedo. Como era tradicional el transporte hasta Unquera se realizaba en carros, si bien para los minerales de Áliva había comenzado a ensayar la utilización de autocamiones desde Espinama150. Las minas de Liordes, tras largo tiempo abandonadas, se volvieron a explotar de la mano de Eulogio Salcines, bajo la razón social Minas de Liordes, aunque parece que las primeras labores de reconocimiento fueron realizadas por la Asturiana. No se realizaba ninguna clasificación de la blenda extraída, ya que tan sólo se realizaba un escogido, molido y lavado a mano de los mixtos151. En Áliva estaba enclavada una mina de blenda que Manuel Palacios explotaba subterráneamente. El escogido se realizaba a mano y se empleaban cribas inglesas para la separación de la ganga. El mineral se bajaba a Espinama en carros y desde este punto en carros o camiones a Unquera152. En Mercadal se localizaban las concesiones que explotaba Minas de Cartes. Una vez profundizado el criadero, la explotación se limitaba a la extracción de blendas, habitualmente acompañada de sulfuro y pirita de hierro. La mayor parte de la explotación se hacía subterráneamente por huecos y pilares. Desde las labores inferiores el mineral se subía por medio de un plano inclinado al nivel general de transporte, en donde se formaban los trenes que se conducían a mano hasta los talleres153 Los minerales una vez concentrados en sus talleres se transportaban por un cable aéreo de más de cuatro kilómetros hasta la estación de Torres, desde donde se conducían al puerto de Hinojedo para ser llevados a Arnao o Auby154.

150

MAZARRASA, 1930, pp. 684-685.

151

Estadística Minera de España, 1925, p. 648-649.

152

Estadística Minera de España, 1925, p. 644.

153

MAZARRASA, 1930, pp. 573-574.

154

Estadística Minera de España, 1924, p. 649.

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En las minas de Riotuerto no se había llevado un reconocimiento ordenado y metódico del criadero, por lo que la explotación se limitaba al arranque ocasional del mineral tal como se presentaba, el escogido y estrío a mano y el transporte en carros hasta la estación de La Cavada155. En Cajo, aparte del aprovechamiento de las escombreras, se intentaron algunas labores que resultaron infructuosas156. También existían labores intermitentes en Elechas por parte de la Compañía José Mac Lennan de Minas, que cerró durante la crisis una vez agotado el criadero157, en Valdáliga por Maximiliano Gutiérrez, en Udías por Antonio Gutiérrez Canales, en Santillana por Cesáreo Ortiz del Val y en Rasines, donde se había ensayado la concentración de mineral. La larga crisis de los años treinta y cuarenta Este momento de auge, que recordaba las mejores épocas en la extracción de los minerales de zinc de la región, se quebró en 1928. De nuevo, la baja de las cotizaciones del zinc obligó a cerrar de inmediato la mayor parte de las minas y dejar tan sólo en explotación aquéllas que podían competir en este nuevo mercado. La crisis no sólo afectó a los pequeños grupos de minas que tan sólo se ponían en explotación en épocas de bonanza, sino que afectó a la totalidad de los criaderos de la región, por cuanto tan sólo las minas de Reocín continuaron con una explotación regular158. Las minas de Udías se cerraban en 1931159 con notables síntomas de agotamiento160; y dos años más tarde por las mismas razones lo hacía la explotación de Cartes161. Durante este periodo de crisis la producción de mineral de la Asturiana no se resintió, por cuanto las mejoras introducidas en los años precedentes permitían que se extrajeran más de 65.000 toneladas anuales de blendas que se destinaban principalmente a la nueva fábrica de Hinojedo. Asimismo, se aprovechó el momento para retomar un proyecto iniciado en la década anterior: los trabajos de perforación del pozo Santa Amelia que entraría en funcionamiento en 1936162, asimismo se construyó un ferrocarril para unir

155

MAZARRASA, 1930, pp. 725.

156

CABAÑAS Y BOTÍN, 1934, p. 5.

157

CABAÑAS Y BOTÍN, 1934, p. 5.

158

Estadística Minera de España, 1928, p. 568.

159

Estadística Minera de España, 1932, p. 359.

160

CABAÑAS Y BOTÍN, 1934, p. 3. Un excelente relato de estos años escrito por Manuel Llano con el expresivo título de “Mineros por las carreteras”, puede consultarse en El Cantábrico, 14 de mayo de 1933. 161

Estadística Minera de España, 1933, p. 611, CABAÑAS Y BOTÍN, 1934, p. 4.

162

Aunque en 1932 ya se habían alcanzado los 340 metros de profundidad previstos y se esperaba su inauguración en 1934, ésta se retrasó dos años, CABAÑAS Y BOTÍN, 1934, p. 3.

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el nuevo pozo con los lavaderos de flotación de Torres y se preparó el nuevo nivel en la planta 14 de explotación163. La Guerra Civil no supuso un parón en la explotación de Reocín, que continuó, excepto en 1937 cuando el frente se situó en Cantabria, su marcha más o menos regular, con una producción similar a la de los años anteriores a la contienda; por ejemplo, en 1938 produjo 72.000 toneladas de concentrados164. Sin duda, para la explotación resultaron más perjudiciales los años inmediatamente posteriores a la guerra. Las restricciones a las importaciones limitaron la disponibilidad de reactivos necesarios para el normal funcionamiento de los lavaderos165, lo que, unido a la falta de suministro regular de electricidad166, obligaba a parar temporalmente los talleres con grandes perjuicios para la compañía. Como respuesta a la falta de reactivos, la Asturiana montó dos instalaciones, una para preparar sulfato de cobre y otra para fabricar xantato con destino al taller de flotación de Torres167 Aunque el xantato no ofrecía el mismo rendimiento y la misma calidad de concentrados que otros reactivos, las primeras materias para su producción se obtenían en la propia provincia, ya que eran fabricadas por Solvay y Cros, lo que reducía los costes. Tras el fin de la guerra en Europa, se pudieron reanudar los envíos de blenda a la fábrica de la Asturiana en Noruega, que durante el periodo bélico habían estado paralizados168. Las nuevas circunstancias permitieron que se abordara la ampliación del lavadero 27, que amplió su capacidad hasta alcanzar las 1.600 toneladas en veinticuatro horas169, y el acondicionamiento del nivel 20 para establecer la plaza de maniobras, la cámara de bombas de desagüe, etc.170. Nuevos aires en los años cincuenta Esta mejoría también apreciaba en el hecho de que a finales de los años cuarenta se planteara la reapertura de algunas de las minas que cerraron durante la crisis. Así, en 1946 la Sociedad Picos de Europa comenzó la 163

Estadística Minera de España, 1932, p.359; 1934, p. 511.

164

Compagnie Royale Asturienne des Mines, 1954, p. 139.

165

Estadística Minera de España, 1939, p. 404.

166

Estadística Minera de España, 1945, p. 531.

167

Estadística Minera de España, 1941, p. 355; 1942, p. 449.

168

Estadística Minera de España, 1945, p. 533.

169

Su descripción técnica en Estadística Minera de España, 1946, pp. 479-482. En 1950, se amplió hasta 1.850 toneladas diarias, Estadística Minera de España, 1950, p. 371.

170

Estadística Minera de España, 1947, p. 413; 1948, p. 434.

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preparación de una mina en Áliva que había sido explotada por Manuel Palacios171. Por su parte, la Asturiana se propuso poner en explotación el coto de La Florida. Tras las labores de exploración en profundidad en diversos puntos del criadero, montó un lavadero por flotación en la Plaza del Monte y un cable aéreo para el transporte del mineral hasta ese punto172. Las nuevas instalaciones se pusieron en marcha en 1950, tras un año de preparación. En Áliva, la Sociedad Minerometalúrgica Montañesa, inició las labores preparatorias para retomar la explotación de una mina al pie de Peña Vieja. Tras las labores de limpieza y preparación de la mina, necesarias tras más de dos décadas de inactividad, se montaron dos motocompresores, un grupo electrógeno para suministrar energía al lavadero por gravedad y al alumbrado de la mina y las viviendas del personal173. Tras la campaña de 1953 la compañía decidió cesar su actividad174. En 1956 estas concesiones fueron arrendadas a Carbones la Nueva, filial de la Real Compañía Asturiana, que también adquirió la maquinaria instalada en las minas. Al año siguiente instaló un primer lavadero de flotación y se mejoraron los servicios de arranque y de extracción al contar con mayor potencia eléctrica. Más adelante instaló un equipo de preconcentración procedente de otra mina de la Asturiana. Para solucionar uno de los problemas más graves que arrastraban las minas de alta montaña desde mediados del siglo XIX, como era la imposibilidad de trabajar durante los meses de invierno, en 1959 se completaron unas nuevas instalaciones protegidas. En estos refugios, preparados para resistir las nieves invernales, se instalaron la central eléctrica, las bocaminas, el lavadero de flotación, los pabellones de personal, con sus despensas, cocinas y comedores, y la emisora para comunicar con las oficinas de la compañía175. En estos años se puso en explotación una inverosímil mina en Fuente Dé que disponía de un cable que unía la bocamina con las praderas de Fuente Dé. El mineral era lavado y concentrado por flotación allí mismo con su propia balsa de decantación. En 1957 la mina cerró y su maquinaria adquirida por Carbones la Nueva para su mina de Áliva176 El interés de la Asturiana por relanzar la explotación de minerales en toda la provincia se plasmó en una serie de sondeos a gran profundidad en los 171

Estadística Minera de España, 1946, p. 473.

172

Estadística Minera de España, 1950, p. 371.

173

Estadística Minera de España, 1952, p. 397.

174

GUTIÉRREZ CLAVEROL y LUQUE CABAL, 2000, p. 136.

175

Estadística Minera de España, 1959, p. 263. Probablemente unos años antes ya se disponía en Picos de Europa de cuarteles especiales para el invierno, por cuanto en enero de 1953 dos obreros quedaron aislados en Áliva mientras sus cuarenta compañeros disfrutaban de permiso de Navidad, ABC, 7 de enero de 1953. 176

GUTIÉRREZ CLAVEROL y LUQUE CABAL, 2000, pp. 173-174.

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grupos que beneficiaba en Reocín, La Florida y Picos de Europa y sus inmediaciones, así como en otros puntos que tuvieron actividad en épocas anteriores, como Oreña, Udías, Puente Arce, Valdáliga, o de nueva exploración, como Peñacastillo o Camargo177. En algunos los resultados fueron positivos, como lo demuestra la instalación unos lavaderos portátiles en Udías, La Florida y junto al cargadero de Hinojedo178. Asimismo, en 1960 se concluyó el acondicionamiento de las pistas para permitir el acceso de vehículos de motor hasta Ándara, cuyas minas entraron en producción al año siguiente179.

Estación de descarga del cable de la mina de Fuente Dé.

Asimismo, la Asturiana estableció un plan de mejoras para sus dependencias de Reocín e Hinojedo. En 1953 comenzó la instalación de un amplio lavadero de líquidos densos en el interior de las minas de Reocín, para hacer una concentración previa, aumentar la capacidad de su pozo de extracción y mejorar la capacidad y rendimiento del lavadero de flotación exterior180. En 1955 se concluían las obras, iniciadas seis años antes, de ampliación y modernización de la fábrica de Hinojedo cuya capacidad era ya muy insuficiente181; la nueva instalación era capaz de tostar 80.000 177

Estadística Minera de España, 1952, p. 397; 1954, p.357; y 1956, p. 409.

178

Estadística Minera de España, 1955, p. 372.

179

Estadística Minera de España, 1960, p. 258.

180

Estadística Minera de España, 1953, p, 401.

181

Compagnie Royale Asturienne des Mines, 1954, p. 150.

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toneladas de blenda y 50.000 de pirita de hierro, y obtener como productos 68.000 toneladas de óxido de zinc, 35.000 de óxido de hierro, 200.000 de ácido sulfúrico y 40.000 de azufre, así como la recuperación del calor de la tostión de las piritas en una central térmica182. Con la fábrica se resolvía totalmente el problema planteado en el mercado interior nacional que debía recurrir a la importación de azufre183. Los años sesenta vinieron marcados por la tragedia en Reocín. Una noche de agosto de 1960 el dique de estériles de El Mazo reventó por la presión de las toneladas de fango que contenía y se precipitó ladera abajo arrasando cuanto encontró a su paso, como un grupo de casas de la compañía y el hospital minero, dejando un rastro de 18 muertos. En enero de 1965 se produjo un derrumbamiento en el interior de las galerías más profundas de la mina que en superficie afectó a más de un centenar de viviendas. Por fortuna no hubo que lamentar víctimas, ya que se había suspendido los trabajos en el interior por el peligro de hundimiento, y tan sólo algunos vecinos resultaron contusionados. El accidente supuso la desaparición de los barrios más afectados, como el de Pomares184, cuyos vecinos fueron trasladados a unas nuevas viviendas que se construyeron en el Praón. En las minas de La Florida se produjo una importante reestructuración en los años sesenta con la construcción de un lavadero de blendas en Cereceo, en el que se trataban 280 toneladas diarias. Cereceo pasó a ser el nivel general de transporte con un socavón que ponía en comunicación con las zonas metalizadas de La Isidra y La Cuerre, suprimiendo el cable aéreo montado en la década anterior185. En Áliva cesó su actividad Carbones la Nueva siendo sustituida por otra filial de la Asturiana, en este caso la Sociedad Picos de Europa186, que intensificó los trabajos, introdujo martillos neumáticos con inyección de agua en el laboreo y profundizó Las Manforas, para lo que construyó un nuevo pozo. Gracias a ello se descubrieron grandes reservas de mineral lo que permitió que se entrara en el periodo de mayor actividad y producción de la histoira minera de Picos de Europa, con años en los que se llegaban a superar las 20.000 toneladas187. Sin embargo, hasta mediados de los setenta no consiguió solucionar el problema de los transportes tras el acondicionamiento para camiones de medio tonelaje del trayecto desde la mina hasta Espinama.

182

Estadística Minera de España, 1955, p. 372.

183

ABC, 9 de diciembre de 1955.

184

Alerta, 12 de enero de 1965.

185

Bocamina, nº 13, pp. 43-49.

186

GUTIÉRREZ CLAVEROL y LUQUE CABAL, 2000, p. 136.

187

GUTIÉRREZ CLAVEROL y LUQUE CABAL, 2000, p. 138.

57

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En los años setenta la Real Compañía Asturiana entró en dificultades financieras derivadas de la crisis internacional que atravesaba el mercado del zinc, con descensos continuados desde mediados de 1974, lo que fue reduciendo progresivamente su capacidad financiera para ejecutar las inversiones necesarias en su aparato productivo, aun cuando en 1976 se descubrieron grandes reservas de mineral en Reocín188. El problema se agudizó en el momento en que la nueva ley de Minas obligó a limitar la participación extranjera en las empresas que explotaban los recursos naturales en España a un 49%, lo que implicaría una fuerte reestructuración de las actividades de la Asturiana en España. Este hecho subyacía en la negociación del nuevo convenio colectivo, en el que la empresa no estaba dispuesta a aceptar las condiciones que defendían los trabajadores. En vista de la negativa patronal, en noviembre de 1976 se inició un encierro de parte de la plantilla en el interior del Pozo Santa Amelia que duró diez días y supuso una gran muestra de solidaridad por parte de los vecinos de la comarca. No obstante, el creciente volumen de pérdidas obligó a la compañía a realizar dos reestructuraciones de plantilla en 1978 y 1979. Por su parte, en 1978 se abandonaron los trabajos en el grupo de La Florida por el agotamiento el criadero, aunque durante un tiempo continuaron las labores de mantenimiento189. Las minas permanecerán en el olvido hasta que en 2005 se acondicione la cueva de El Soplao para la visita turística190. Durante el conflicto referido anteriormente los trabajadores propusieron la integración de la Real Compañía Asturiana en su filial Asturiana de Zinc191, de capital mayoritariamente nacional, con lo que acomodaría a la nueva legislación, si bien las negociaciones se dilatarían bastante en el tiempo antes de llegar a un acuerdo. En el ínterin el futuro de la explotación minera estuvo en suspense, por cuanto la Real Compañía Asturiana amenazó con cesar la actividad en 1980 si no se producía la venta. Pese a no llegar a un compromiso por los altos costes económicos que supondría para AZSA hacerse cargo de la jubilación anticipada de unos 600 obreros, el cierre no se produjo. Finalmente, en 1983 se llegó al acuerdo por el cual AZSA absorbía a la Real Compañía Asturiana y de esta manera se paliaban sus problemas financieros192. Los años ochenta vinieron marcados por la extensión de la explotación a cielo abierto. Desde el hundimiento de 1965 las labores en el exterior se 188

El País, 13 de mayo de 1976.

189

Bocamina, nº 13, p. 39.

190

CUETO ALONSO, 2009, pp. 75-79.

191

Asturiana de Zinc S. A. (AZSA) se había constituido como empresa metalúrgica en 1957 en Avilés participada en un 49% del accionariado por la Asturiana, tres años más tarde entraba en funcionamiento su planta hidrometalúrgica en San Juan de Nieva para la obtención de zinc electrolítico, que se abastecía con los minerales de la Asturiana. 192

El País, 19 de marzo de 1983.

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habían extendido hasta suponer dos tercios del total de la producción de mineral. El avance de la explotación llegó en 1982 a los aledaños del pueblo de Reocín y la única alternativa para continuar era la desaparición de éste. La Asturiana propuso unas indemnizaciones por las casas y terrenos que tendría que ocupar193; los vecinos aceptaron la desaparición del pueblo para permitir la continuidad de la mina, si bien algunos se mostraron disconformes con la valoración que la empresa hizo de sus propiedades194, lo que ocasionó un conflicto que se prolongó más tiempo del esperado. En tanto se llegaba a un acuerdo, la compañía tuvo que paralizar la explotación y promover un expediente de regulación de empleo195. Finalmente, en diciembre fueron desalojados por orden judicial los últimos vecinos de Reocín196 AZSA en el momento de hacer cargo del negocio inició de inmediato la investigación en sus cotos mineros; por ejemplo, en Reocín se efectuaron sondeos de unos 38 kilómetros. En Picos de Europa, ante los resultados negativos, vendió las minas a Agustín Fernández Balmorí, que se centró fundamentalmente en el aprovechamiento de las áreas marginales del yacimiento de Las Manforas y se reorientó hacia la localización y extracción de ejemplares de minerales de colección. En Novales, con similares resultados, se anunció el cierre definitivo de la mina en 1987. Ante esta perspectiva la mina de Reocín fue potenciada para operar con mayores producciones y rendimientos. En esta línea se enmarcó la apertura de la rampa Jorge Valdés, la reprofundización del Pozo Santa Amelia y la extensión del zanjón a cielo abierto de la zona Este. El resultado fue altamente positivo, con elevadas cifras de producción durante la segunda mitad de los años ochenta. Empresarialmente los cambios también fueron numerosos en estos años. En 1989 la empresa canadiense Curragh Resources adquirió el 20% de las acciones de AZSA, diseñando una estrategia de entrada en el mercado americano y de ampliación de la red comercial. Ante las dificultades para abrir este nuevo mercado, Curragh vendió sus acciones a la empresa austriaca Svoboda Handels und Beratungs197, coincidiendo con la ampliación de capital y el aumento de participación de Banesto en su accionariado. Tras la intervención gubernamental del banco, sus acciones pasaron al Banco de Santander, hasta que en 1996 se incorporó al negocio el grupo suizo Glencore International198. La etapa final de la explotación del zinc cántabro estuvo en manos de la compañía Xstrata, participada por

193

El País, 14 de mayo de 1982.

194

El País, 6 de julio de 1982.

195

El País, 1 de octubre de 1982.

196

El País, 20 de diciembre de 1982.

197

El País, 29 de febrero de 1992.

198

Bocamina, nº 8, p. 36.

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Glencore, que en noviembre de 2001 mediante una OPA se hizo con el 98,5% de las acciones de la compañía minerometalúrgica199. En estos últimos años de actividad se combinaron las labores subterráneas, por medio del pozo Santa Amelia y la rampa Jorge Valdés, y a cielo abierto, en El Zanjón. El veterano pozo Santa Amelia continuaba funcionando con sus dos skips para extracción de minerales y jaulas para personal. La rampa Jorge Valdés abierta en 1985 alcanzaba una profundidad de 300 metros. Otros dos planos inclinados se destinaban a la tubería de desagüe que requería la mina hasta el lago de la Peña. La explotación a cielo abierto alcanzó unas dimensiones de 1.800 metros de largo por 600 de ancho y una profundidad de 266 metros; el avance se realizaba en dirección NE con trasferencia de los estériles al talud SW.

Pozo Santa Amelia, un año después del cierre de la mina.

Durante los años noventa la producción siguió alcanzando unas cifras muy positivas200, lo que, sin embargo, no podía enmascarar una realidad: la mina se estaba agotando. En 1995 AZSA dio cuenta de la situación de la mina, que desembocaría inevitablemente en su cierre. Tras un acuerdo con los sindicatos se firmó un plan de viabilidad, por el que los trabajadores accedían a la reducción ordenada de la plantilla y la empresa apostaba por hacer inversiones hasta agotar al máximo la vida de la mina. El plan 199

El País, 13 de enero de 2001.

200

En 1993 alcanzó el máximo de las 184.000 toneladas, El Diario Montañés, 23 de abril de 2000.

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permitió que el cierre no fuera traumático y que los trabajadores que se encontraban en plantilla cuando se produjo el desprendimiento en marzo de 2003 obtuvieran un buen acuerdo con prejubilaciones, traslados a la fábrica de San Juan de Nieva o preferencia en las bolsas de trabajo en el polígono industrial que habría de ocupar parte de los terrenos de AZSA en Reocín201. El cierre de la mina de Reocín ha supuesto también la liquidación definitiva de una época de la historia de Cantabria, de su economía, de su sociedad, etc. Siglo y medio de actividad económica que ha dejado una huella indeleble en el territorio y cuyos vestigios aparecen diseminados por toda la región, esperando el momento oportuno en que la sociedad los ponga en valor y ennoblezca su memoria. Bibliografía ABC (varios números) Alerta (varios números) Anuario de Minas (varios años) ARCE, Benigno de: “Apuntes acerca de los criaderos de calamina y blenda situados en los Picos de Europa y de la explotación que de los mismos hace la Sociedad Minera La Providencia”, Revista Minera, 1880, pp. 67-68, 7576, 82-83, 90-91, 97-100, 105-106, 115-117. Archivo de la Autoridad Portuaria de Santander, 2975/13, “Habilitación de la ensenada de San Bartolomé para el embarque de minerales” ASTURIANA DE ZINC: Informe anual 2003. www.azsa.es/spanish/informe02/InformeAnual2003.pdf BAUZÁ, Felipe: “Visita de inspección al distrito de minas de Santander”, Revista Minera, 1860, pp. 416-420, 443-457, 465-476. BENGOA, B.: “La Mino-manía”, Boletín de Comercio, 10 de febrero de 1858. Boletín de Comercio (varios números) Boletín Minero y Comercial (varios números) Boletín Oficial de Minas y Metalurgia (varios números) CABAÑAS Y BOTÍN, José María: “Criaderos de zinc en las dolomías aprenses de la provincia de Santander”, Revista Minera, metalúrgica y de Ingeniería, 1934, pp. 1-5. 201

Desde su cierre se han llevado diversas actuaciones en los terrenos de la mina de Reocín para la construcción de un parque urbano, un parque empresarial y, en un futuro, equipamientos y viviendas, FERNÁNDEZ GONZÁLEZ et alli, 2009. De momento, el museo minero parece que ha quedado aparcado, pese a que estuvo presente en los primeros proyectos de reutilización del espacio minero de Reocín, CUETO ALONSO, 2009, pp. 82-83.

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