Shopping de información

June 28, 2017 | Autor: Ronal Teves | Categoría: Ethics, Media Studies, Journalism, Journalism Ethics
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Descripción

¿Shopping de información? Un comunicado publicado, por América Televisión y Canal N, oficialmente el 10 de setiembre del presente año informaba, a la opinión pública, que la periodista Milagros Leiva había sido retirada de los programas que mantenía en dichos canales por razones relacionadas a una “vulneración de los Principios Rectores” del grupo El Comercio y de su contrato con mencionadas casas periodísticas. Al principio, la gente, en diversos medios sociales, reaccionó a favor de la periodista hasta que, Clara Elvina Ospina, directora general de América Noticias y Canal N, manifestó, esa misma noche en un noticiero nocturno, que Milagros Leiva había sido despedida por el pago de 30 000 dólares que hizo a un intermediario de Martín Belaúnde Lossio, prófugo de la justicia por entonces, para realizarle una entrevista exclusiva al exasesor presidencial; sin embargo, dicho pago no fue mencionado a su productora ni a la directora periodística del canal. “Hay un asunto sobre el que no se transige, y ese es que el fin no justifica los medios (…) Nosotros hacemos investigación periodística, investigación que no pasa por los sobornos, los cohechos o por los pagos a fugitivos”, indicó Elvira Ospira. El despido de Milagros Leiva dejó de relacionarse con el caso controversial de las agendas de la primera dama Nadine Heredia para entrar al terreno sobre los principios éticos en el periodismo: ¿acaso es malo comprar información? ¿Por qué es tan grave si lo publicado puede ser de relevancia social? ¿Acaso el comprar información no está en el mismo nivel que el tener la facultad de no revelar las fuentes si fuese necesario? En general, al fin y al cabo, ¿entonces, cuándo es lícito comprar información ‘valiosa’? Cinco días después de desatarse el escándalo por la renuncia de Leiva, el periodista Ricardo Uceda publicó, en su columna El Informante del diario La República, un artículo sobre la ética periodística a partir de ese caso. En ese sostiene que el periodismo 1

sostiene una variedad de garantías con respecto, por ejemplo, el de entrevistar a un prófugo, salvaguardar el compromiso de reserva y publicar material ilícito obtenido; sin embargo, un juez puede investigarlo si cree que el periodista tenía otras intenciones con respecto a la información que maneja. Es decir, según Uceda, el periodista posee un amplio margen para las malas prácticas, pero será su ética y firmeza periodística la que lo guíe en su fin dentro de dicho terreno: revelar algo que alguien no quiere que se revele. Con respecto a la compra de información, Uceda señala que no es ilegal o ilícito. En efecto, en términos jurídicos, la compra de información no recibe ninguna sanción por parte de la ley, así que Milagros Leiva, en ese sentido, no tiene por qué conseguir un abogado (en primera instancia). Pero, debido a que la compra fue realizada, mediante el intermediario de un prófugo, entonces, ahí el juez puede ordenar una investigación si cree necesaria. Sin embargo, una falta que sí cometió Leiva, como continúa afirmando Uceda, fue el no mantener informada a su productora o a la directora periodística sobre el pago, ya que, ante cualquier decisión que pueda resultar riesgosa para la periodista, como para la empresa en la que labora –como su producción también– requiere una consulta con sus colegas de confianza, que en este caso serían dichas personas. En todo caso, como afirmó Elvira Ospira, nunca se realizó tal consulta. Pero, ¿acaso por esa falta está siendo procesada en materia de investigación? ¿La compra de información no era legal? Ni por la primera ni segunda duda. Como Uceda manifiesta, Leiva podía haberle pagado a Belaúnde para una entrevista exclusiva, pero qué obtenía ella. Bueno, supuestamente, información que publicaría; no obstante, nunca se habló o divulgó dicha información; por ello, ahí entra la duda sobre el fin de los 30 000 dólares entregados a un prófugo de la justicia.

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“La entrevista con un prófugo no representa mayor dilema si el interés periodístico está demostrado (...) ¿Qué valor informativo tiene lo que se obtendría? (…) Quizá, finalmente, no valdría la pena pagar. Aunque la decisión final del director sea errónea, el medio se compromete con las consecuencias, incluso con las judiciales. En el caso que tratamos, esto no ocurrió”, afirma Uceda. Por ello, el canal, al enterarse del pago a Belaúnde y al comprobar la supuesta ausencia de información obtenida mediante dicha transacción, optó por despedir a Leiva porque, de lo contrario, el canal tendría que afrontar una posible demanda si se comprueba que dicho pago tenía motivos a parte que de ser informativos. No obstante, si bien la compra de información no es ilegal, entonces, ¿llega a ser ético? A la acción de comprar información o entrevistas exclusivas –las cuales llegan a tener un fin informativo– se le conoce en el quehacer periodístico como ‘periodismo de chequera’ según afirma H. Eugene Goodwin. Si bien la mayoría de académicos o teóricos del periodismo formarán a sus estudiantes con la idea de jamás pagar por algo, sino que todo debe realizarse de la manera más fluida, esto, en la práctica del oficio, llega a tornarse diferente. Tampoco es que dichas transacciones sean diarias o rutinarias, sino como afirma Eugene Goodwin, en casos excepcionales, se pueden tomar medidas del mismo calibre, ya que la mayoría de información, que se obtiene mediante pagos, está vinculada a personajes controversiales o de poder político o social, lo cual llega a tener relevancia en el mundo informativo, además de proporcionar datos o confesiones que llegarían a ser de interés público. No obstante, en el lado más clásico del periodismo, expertos, como Javier Darío Restrepo, Director del Consultorio Ético de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), manifiestan que la información periodística ni 3

se compra ni se vende por tres razones: en primer lugar, al pagar por una información, esta pierde su naturaleza de bien social para convertirse en una mera mercancía. En segundo lugar, el obtener una noticia debe depender de la labor profesional del periodista y no del mercado. Y, en tercer lugar, la visión ética de contextualizar una noticia – antecedentes y proyecciones– desaparece al ingresar en un negocio noticioso. En todo caso, el comprar información en el periodismo es un tema debatible, pero aún se recurre a ello, pero para casos que han excedido todo profesionalismo periodístico, por ejemplo, a lo largo de la historia como el intento por revelar casos de corrupciones en presidentes, el trasfondo político de una dictadura, las redes de manipulación de información en medios masivos o un delito grave que vincule al Estado. Sin embargo, dicha acción, a pesar de que no es ilegal, puede repercutir de manera perjudicial para el periodista y su compañía si descubren que la intención del periodista no fue la correcta con respecto a dicha compra de información. Además, otro problema de ello es que, cuando se paga por una entrevista o por revelaciones exclusivas, la persona –a la que se pagó– puede modificar su discurso según crea conveniente, es decir, puede revelarle cierta información al periodista –si es que dice la verdad porque también puede engañarle con el fin de solo conseguir el dinero–, pero esta también puede ser incompleta, para que así dicha persona pueda exigirle más dinero, según se le antoje, por ‘revelaciones exclusivas’. Debido a ello, la compra de información, a su vez, puede derivar a un destino perjudicial a las noticias: un mercado negro de información. En síntesis, el debate ético no recae en la misma acción de comprar información –es una garantía más del periodismo, pero se realiza en casos extremos, es decir, no conviene ser muy partícipe de dicho método porque se prefiere el profesionalismo del periodismo en conseguir fuentes y testimonios para que arme un correcta investigación–, sino en las consecuencias que puede generar esto, y en la firmeza del periodista con respecto a ello, 4

ya que tiene que ser consciente sobre lo que puede suscitar: problemas judiciales y la pérdida del profesionalismo del periodista. El fin no justifica los medios, aunque puede ser relevante considerar dicha opción en un periodo profundo de reflexión analizando todos los factores y el contar con que ningún civil se vea perjudicado o afectado con la compra de una información, la cual es una garantía que antoja a muchos, pero que es perjudicial; sin embargo, como dice la frase: “Una vez al año, no hace daño”.

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Bibliografía EL COMERCIO 2015

“Clara Elvira Ospina explica salida de Milagros Leiva”. El Comercio. Lima, 11 de setiembre. Consulta: 11 de octubre del 2015. http://elcomercio.pe/tvmas/television/clara-elvira-ospina-explicasalida-milagros-leiva-noticia-1840105

GOODWIN, H. Eugene 1994

Por un periodismo independiente. Cómo defender la Traducción de Fernando Arbeláez. Bogotá: Tercer Mundo.

ética.

RESTREPO, Javier Darío 2012

“¿Es correcto pagarle a las fuentes a cambio de información?”. Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano. Cartagena de Indias, 28 de noviembre. Consulta: 11 de octubre del 2015. http://www.fnpi.org/noticias/noticia/articulo/es-etico-pagar-para-recibiruna-informacion-a-cambio-de-ello/

UCEDA, Ricardo 2015

“Milagro Leiva: pagar por una información”. La República. Lima, 15 de setiembre. Consulta: 11 de octubre del 2015. http://larepublica.pe/impresa/politica/703514-pagar-por-una-informacion

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