Sfregiare, la cicatriz que puede incomodar

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Descripción

Sfregiare, la cicatriz que puede incomodar

Esteban Rodríguez-Dobles



Este lunes me rasuré después de un tiempo sin hacerlo, reapareció esa
cicatriz que tiene una persistencia casi histórica, paleolítica, es una
cicatriz rocosa, sus formas y colores guardan una cercanía con el mármol de
Carrara. Desde la comisura derecha de mi boca se extiende por la geografía
de la cara y se detiene abruptamente en medio de la mejilla, es la más
longitudinal en mi cuerpo, pero fue producto del juego infantil. Solo otra
me es más significativa.

Esto siempre me lleva a repensar y perfeccionar la tipología de las
cicatrices que he ido construyendo basado en una especie de escala de
honorabilidad, no son iguales en ella las cicatrices de una operación de
cierta gravedad con las que dejaron la mordida de un zagüate trapero, las
de una pelea callejera o las de una cesarea. Las comparábamos en la Escuela
o con algún familiar, esas escalas están presentes de manera intangible.
Cada historia me permitió ir afinándola, o mejor sería decir, creo que las
historias son las que le han dado forma a las distintas tipologías de las
cicatrices.

En la Italia meridional el navajazo en la cara se profiere cuando la
infamia se convierte en una afrenta física directa, no se corta a matar, es
una marca y una provocación. El Sfregio es el desadorno y su infinitivo es
desadornar, esto literalmente quiere decirnos que el navajazo pone en
desarreglo un rostro que fue harmónico. Por eso en este mismo país es usual
emplear el término sfregiare para designar el ataque a las obras de arte
como sufrieron la Piedad de Miguel Ángel, la Venus del espejo de Velázquez,
alguna obra de Monet o las múltiples mutilaciones que ha sufrido la "Ronda
de noche" de Rembrandt.

El Sfregio incluso se ha incorporado como técnica en el arte, pintas
luego mutilas la obra para darle el toque final. Al Pacino en Scarface
encarna literalmente un tipo de Sfregio, ese personaje cubano es una rugosa
y estriada cicatriz que nos va delatando las historias de un latino infame,
a quien Brian de Palma puso en aquel rostro una cortada para que narrara
sin palabras sobre un hecho turbulento de su pasado.

Decía al principio que además de la de mi cara solo una me es más
significativa en el cuerpo. Es la cicatriz que siempre es diferente en
todos, nuestro ombligo; nos ha marcado para dar cuenta de que somos una
especie solitaria y que esa primera cicatriz al nacer es el sfregio que
comparte la humanidad. ¿Cuál ha sido la infamia de la humanidad? Puede que
sea la marca que desarregla toda idea de nuestra proximidad con los
animales, así como de lo bestial de las acciones humanas en su corta y
cicatrizada historia.
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