Sexo y amor entre varones

July 18, 2017 | Autor: Zeyda Rodríguez | Categoría: Gender, Masculinities
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Descripción

Revista do Centro de Estudios do Caribe

María de Lourdes García Curiel◆ La Revista Brasileira Do Caribe publica artículos escritos en portugués, español, francés e inglés; esta característica, pocas veces encontrada en otras publicaciones, revela en esta revista un clima de apertura, libertad y frescura, sin descuidar los criterios formales que toda publicación seria exige. El número 2, v. 1, reúne seis trabajos inéditos, de los cuales cinco están escritos en español y uno en portugués y se caracterizan por tener algunos puntos en común: a) fueron presentados en el I Simposio Internacional del Caribe, Entre experiencias y sentidos. Caribe: etnia y región, celebrado del 2 al 4 de agosto de 2000;1 b) los objetos de estudio abordados en los trabajos hacen referencia a una región histórica y cultural: la caribeña; c) los seis artículos presentan hallazgos de investigación basados en un análisis de tipo cualitativo. Los trabajos son una contribución importante para el logro de los objetivos propuestos por el Centro de Estudios del Caribe en Brasil: dar a conocer los estudios sobre el Caribe, a partir de la divulgación de temas de interés, y promover la creación de un Centro de Documentación sobre el Caribe. 1 El Primer Simposio Internacional del Caribe: Entre experiencias y sentidos. Caribe: etnia y región, fue promovido por el Centro de Estudios del Caribe en Brasil (CECAB).

Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad

◆ Departamento de Estudios de la Comunicación Social de la Universidad de Guadalajara.

Revista do Centro de Estudios do Caribe no Brasil, núm. 2, vol. 1, enero/junio de 2001. Universidad Federal de Goiás-UFG Vol.VIII. No. 23 ❑ Enero / Abril de 2002

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“Fresa y Chocolate y la legitimidad de la diferencia”, de Brígida Pastor, es el primero de los artículos. Este trabajo presenta un análisis de la película cubana Fresa y Chocolate desde la óptica de los derechos culturales, políticos y sociales de los individuos, particularmente se reflexiona sobre el derecho a la diferencia. El contexto del análisis es la situación de represión que durante la década de 1970 sufrieron los grupos minoritarios en Cuba, particularmente los homosexuales. La trama y el contexto, las imágenes, los diálogos y actitudes de los personajes de Fresa y Chocolate constituyen unidades de análisis en el artículo de Brígida. En ellas descubre que: “El tema de la homosexualidad en la película, es simplemente una metáfora para transmitir otras formas de discriminación: racial, religiosa, sexual, nacionalista”. La autora identifica una especie de espiral del silencio, expresada en el miedo a la censura social y política y motivada por el clima de amenaza, marginación, intolerancia, discriminación y dogmatismo político que caracterizó al régimen dictatorial en Cuba. El análisis, sistemático y profundo, que realiza la autora permite considerar a las obras cinematográficas como fuentes importantes para el análisis y la comprensión de determinado contexto histórico-social. “Lenguas que narran historia: lenguas y culturas criollas en el caribe”, ensayo escrito por Emma Hoebens, explica la relación compleja que existe entre la historia y las lenguas criollas, así como las actitudes lingüísticas forjadas por la historia en el Caribe en los ámbitos de la expresión cultural. Un punto de reflexión se refiere al significado y uso de la palabra “criollo”: “Al usarse el término ‘criollo’, hay una referencia espacial a América con una 212

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referencia temporal a la época de la expansión europea y una referencia social a la sociedad colonial”. La autora señala el papel trascendente que las lenguas criollas han jugado en la transmisión de la historia oral en el Caribe, y las califica como el medio de expresión por excelencia de la narración popular. Finalmente, reflexiona sobre los problemas de tipo social y político que se desencadenan en la sociedad caribeña, debido a que no existe el pleno reconocimiento, por parte de las elites políticas, de la cultura criolla expresada en la lengua, ello provoca un vacío comunicativo entre la lengua oficial y la lengua criolla. El ensayo de Pedro L. San Miguel es la tercera colaboración de la revista. “Visiones históricas del Caribe: entre la mirada imperial y las resistencias de los subalternos”, constituye un excelente trabajo que profundiza sobre los diversos ejes articuladores a través de los cuales ha sido abordado el estudio historiográfico y antropológico de la región caribeña: la geopolítica, los problemas del desarrollo y la dependencia económica, las identidades y las resistencias de los subalternos. El autor identifica, en los primeros siglos de la Colonia, una historiografía caracterizada por una visión geopolítica heredada de los españoles que escribieron sobre la conquista del Caribe; esta visión explica el desarrollo de la región a partir de fuerzas geopolíticas externas e internas que se enfrentan para lograr el predominio en esta zona. Novedosas interpretaciones sobre la historia caribeña se encuentran más tarde en las obras escritas por criollos. Estos documentos son de carácter nacionalista, sin embargo no pierden de vista la percepción geopolítica. Otra línea interpretativa que identifica el autor se refiere a la historia económica, en la cual se idenReseñas

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tifican como principales elementos: la estructura agraria de la plantación, el cultivo de la caña de azúcar y las modalidades del trabajo forzado. La identidad también ha sido abordada en la tradición historiográfica del Caribe; los criterios para plantear la identidad han variado de acuerdo con el momento histórico. Así, se identifican varias concepciones identitarias basadas en el color, el origen étnico, más tarde en la criollización, la heterogeneidad, la cultura popular y las identidades subalternas. En un eje de reflexión final, el autor identifica como punto central de atención historiográfica, el examen de las manifestaciones simbólicas y discursivas de las resistencias de los subalternos. El artículo de San Miguel constituye una lectura de referencia obligada para historiadores, antropólogos y sociólogos interesados en la región caribeña. El texto es un excelente panorama actualizado sobre cómo han evolucionado los objetos de estudio en la historiografía del Caribe; así, el autor realiza una revisión y análisis histórico, teórico y metodológico de la tradición historiográfica caribeña. Por su parte, el trabajo de Claudio Vadillo López, “La explotación del chicle en el Circuncaribe, siglos XIX y XX”, constituye una importante referencia documental para la historia económica de la región durante el periodo de 1860 a 1950. El autor centra en seis puntos su reflexión: análisis de la aparición del chicle en el mercado mundial de materias primas; descripción de la distribución geográfica de los árboles productores del chicle en México; análisis de información fiscales sobre las exportaciones de chicle a Estados Unidos desde Tuxpan, Campeche, y Chetumal; análisis estadístico sobre la producción mundial del chicle, destacando a México en el pri214

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mer lugar de la producción; análisis de los fenómenos sociodemográficos ligados a la producción del chicle, como la migración; finalmente hace una reflexión sobre la cultura del trabajo de los chicleros, a través de documentos cualitativos: testimonios y entrevistas. La penúltima contribución de la revista es el ensayo de María Teresa Cortés Zavala, titulado: “La construcción criolla de un espacio cultural en la narrativa puertorriqueña: el caso de Manuel Alonso y Zeno Gandía”. La autora descubre en la narrativa literaria una fuente de construcción y de recreación de las transformaciones socioculturales que ha experimentado el pueblo puertorriqueño. Reconoce en los escritores y en su obra el papel que han jugado en el significado de conceptos y categorías identitarias con referencias a la nación. Dos son las obras literarias objeto de reflexión: El jíbaro, de Manuel Alonso y Pacheco, editada en 1949, y La charca, de Manuel Zeno Gandía, editada en 1894. La primera obra fortalece la imagen del jíbaro como un signo de emblema nacional. Esta obra se caracteriza por un “realismo sorprendente, evoca las expresiones utilizadas por la tradición oral”, ello le otorga rasgos de sensibilidad y frescura; se caracteriza, además, por ser la versión que representa la independencia literaria y cultural del sector letrado en Puerto Rico. La segunda obra narrativa, La charca, revela a María Teresa una versión distinta: la representada por la figura del criollo como emblema nacional; la novela de Manuel Zeno descubre el problema de la integración nacional en un contexto de cambio y enfatiza el papel que el criollo debe jugar en la solución de los problemas sociales. El análisis de estas dos obras permite a María Teresa identifiReseñas

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car a la novela como una fuente documental para la historia puertorriqueña. El artículo escrito por Luis Sérgio Durarte da Silva, “Multiplicidad y mutidimensionalidad de La Habana en Tres tristes tigres, de Guillermo Cabrera Infante” cierra el número 1 de la Revista Basileira Do Caribe. De forma sucinta, el autor se propone comentar el significado que la historia y la literatura tienen en la novela Tres tristes tigres. La referencia histórica se centra en La Habana, en la segunda mitad de la década de 1950. El autor descubre en las formas lingüísticas usadas en la obra referida, una riqueza narrativa impresionante y una fuente de interpretación novedosa. La utilización de cubanismos, de metáforas, de intuiciones y de juegos de palabras, otorgan gran sentido y significado a la obra literaria. El autor concibe a la historia y a la literatura como “productos de conciencias que experimentan las cosas imaginando cuáles de ellas pueden ser recuperadas”. Con un lenguaje también metafórico y bello, el autor de este ensayo analiza la distancia que existe entre el plano real y el imaginario en el que coexiste la evocación de la memoria de los escritores. Finalmente, reconoce el valor cognitivo de las narrativas, pues éstas ofrecen una conexión a mundos que sin ellas serían totalmente inaccesibles.

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Sexo y amor entre varones: el mundo de la vida de la transgresión Zeyda Rodríguez Morales◆ El texto de Guillermo Núñez Noriega: Sexo entre varones. Poder y resistencia en el campo sexual, es el primer trabajo de gran alcance y profundidad sobre homosexualidad en México, elaborado desde el ámbito de lo académico. Tan exitoso ha sido desde su aparición, que hoy tenemos entre las manos su tercera edición. Una de las razones por las que esto ha ocurrido es que su aproximación teórica y metodológica ha logrado ponerse al tú por tú con su objeto de estudio. Aun cuando su construcción se enmarca dentro de los parámetros de rigor académico y formalidad disciplinar, la mirada del autor llega a la sustancia misma del “ser homosexual”. La investigación de Guillermo Núñez analiza la vida de un gran número de hombres que tienen sexo con otros hombres, en Hermosillo, Sonora. Parte teóricamente de los planteamientos concep- ◆ Profesora tuales de Pierre Bourdieu. Esta decisión da origen investigadora del a que el texto nombre a tres de sus cuatro partes: Departamento de Sociología del Centro el campo, el hábitus y las prácticas, a manera de Universitario de quien dibuja primero el escenario, luego describe Ciencias Sociales y Humanidades de la quiénes son los actores que se mueven en él y, fi- Universidad de nalmente, da cuenta de lo que hacen. La cuarta Guadalajara parte se denomina “Discusiones” y en ella el auSexo entre varones. Poder y resistencia en el tor incorpora, especialcampo sexual, (tercera ed.), México, Miguel mente para esta tercera Ángel Porrúa y PUEG/UNAM, 307 pp. Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad

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edición, algunas consideraciones de tipo político, pertinentes y necesarias para la discusión en el momento actual que vive nuestro país, y un conjunto de propuestas de acciones concretas que aspiran a ser tomadas en cuenta por quienes definen rumbos en ámbitos tales como la educación, los medios masivos de comunicación, las organizaciones civiles, etc. No haré una descripción minuciosa de todas y cada una de las secciones del texto y sus aportaciones. Me inclino por mencionar y resaltar aquellos elementos que me fueron especialmente significativos, con el fin de sembrar la curiosidad entre sus posibles lectores. El texto Sexo entre varones inicia, como decía antes, con la descripción del escenario. Lejos de ser éste un campo en términos territoriales, a lo que se refiere el autor es al conjunto de representaciones, entendidas como valoraciones y conceptuaciones de diverso tipo, que estructuran la realidad y que definen las maneras de ser sujetos dentro de ella. El hecho de que exista un grupo de representaciones que se colocan por encima de otras, ejerciendo poder hegemónico en torno a las conciencias y formas de ser de hombres y mujeres, implica, por supuesto y afortunadamente, el ejercicio de prácticas de resistencia a ese poder a través de diversas vías. De esta manera se establece el ámbito de la existencia sexual, como un terreno de permanente disputa entre representaciones dominantes y dominadas. El concepto existencia sexual es especialmente afortunado. Éste es entendido como una: Dimensión que involucra aspectos anatómico-fisiológicos, procesos psíquicos y conductas. Es una dimensión bio-psíquica-social del individuo, involucrada en la vivencia del placer y el deseo erótico (p. 35). 218

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El proponer teóricamente tal concepto y usarlo en el transcurso de la investigación, posibilita al autor dar cuenta de una sexualidad polimorfa, dinámica y plástica de los individuos, cosa imposible de realizar desde el concepto de identidad sexual, por considerar como permanentes o estáticos rasgos fundamentales de la personalidad, tanto desde la perspectiva del sujeto mismo como de la de sus semejantes acera de él. Existencia sexual da cuenta de una dimensión compleja de la vida de alguien que podrá revestir diferentes facetas, versiones, expresiones, sin encontrarse sujeta a las definiciones binarias y fijas de homosexual-heterosexual o masculinidad-feminidad, propias de los estudios sobre sexualidad y género tradicionales. La argumentación que lleva a tal decisión teórica se encuentra expuesta a lo largo de esta primera parte, en la que el autor reconstruye históricamente la gestación del conjunto de representaciones dominantes que instauran como natural, la “trilogía de prestigio”: hombre-masculinidad-heterosexualidad y el cuestionamiento sobre lo “homosexual”, concepto construido desde los saberes médico y psicológico, con gran influencia de lo religioso. Volviendo al tema del campo, del cual hablábamos antes, el autor procede a caracterizar, en forma acuciosa, los principales discursos que se disputan el terreno de la existencia sexual. Uno de ellos hegemónico, también llamado “ortodoxo”: “De fuertes tintes religiosos que organiza una censura sobre el deseo, el placer y el cuerpo” (p. 80) y dos discursos herejes o heterodoxos: el primero ligado a las empresas promotoras del consumo de bienes y servicios, cuya principal oposición será la afirmación del deseo y del placer como fines válidos y sin ningún Reseñas

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interés por desnaturalizar las concepciones ortodoxas, y lo que Guillermo ha llamado un contradiscurso: Que vendrá a apuntar una construcción diferente de las subjetividades, de las identidades sociales, una aceptación de los “erotismos marginados” y una lectura política del erotismo y el género (p. 83). Vale la pena destacar que el trabajo establece claramente cómo el discurso hegemónico, con todas las representaciones que le son propias, sienta sus reales en infinidad de instituciones visibles e invisibles: valores, moral, sistema educativo, estructuras legales como el “Bando de policía y buen gobierno”(conocido en nuestro medio como “Reglamento de policía y buen gobierno”) y los Códigos Civiles de los estados, etc., llegando en forma sutil y magistralmente a instalarse hasta en la conciencia de aquellos quienes resisten de manera frontal sus lineamientos. El campo al que se refieren Pierre Bourdieu y Guillermo Noriega es, literalmente, un terreno de disputa, de lucha enmascarada y disfrazada, expresada en una mirada de soslayo, o tan encarnizada y cruel como un crimen de homofobia. La segunda parte del texto, denominada “El hábitus”, se adentra en las vidas reales en las que la existencia sexual se manifiesta. El trabajo distingue facetas y etapas en el proceso de reconocimiento de la homosexualidad. En primera instancia, explora el surgimiento de lo que el autor llama la diferencia, esta primera sensación inclasificable que denota la discordancia con los modelos de roles y gustos estipulados por el discurso ortodoxo. Enseguida, se procede a explicar diversos 220

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tránsitos entre esta faceta de desacomodamiento, hasta la de aceptación de la diferencia, pasando por analizar la autodefinición de los individuos dentro de la categoría homosexual, e incluyendo otras posibilidades de resolución, entre las que se encuentran el permanente ocultamiento, la negación y la represión. El concepto de hábitus permite al autor designar a: [...] Aquellas estructuras de percepción, pensamiento, sentimiento y acción que organizan las prácticas de los individuos [...] Se trata de disposiciones, esto es, de tendencias, aptitudes, propensiones, destrezas, hábitos, inclinaciones (pp. 149-150). Con el fin de hacer operativo el concepto, Guillermo Núñez identifica un hábitus individual y otro grupal. El primero toma en cuenta la situación biográfica de la persona, su contexto específico familiar y social. El segundo atiende las semejanzas, la constitución de un acervo común en el que, al ser parte de un grupo o comunidad, se socializan las disposiciones. Entre los hallazgos que ilustran el hábitus de los hombres que tienen sexo con hombres, el autor da cuenta de “el aislamiento, la soledad, el miedo a la agresión, (mismos que) son relacionados con una mayor sensibilidad, un deseo de destacar, un deseo de ser cultos, un deseo por lo delicado [...]” (p. 152). También, “[...] el gusto por la limpieza, el desarrollo de una percepción estética más aguda, la aversión a la agresión, a lo rudo versus el gusto por ‘lo afectivo’ [...]” (p. 153). Finalmente, “una sensibilidad singular, un amplio sentido de la belleza, una propensión por la instrucción por encima de la media, una aguda percepción del poder [...]” (p. 160). Reseñas

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Todo esto resulta en una serie de prácticas específicas. A esto se dedica la tercera parte del texto. Para comenzar, se define a las prácticas como: “[...] respuestas a situaciones diversas planteadas por la posición ocupada en la estructura del campo sexual” (p. 198). En éstas se pone en acción el hábitus planteado anteriormente. Un ejemplo de estas respuestas es el proceso de “homosexualización” de elementos culturales. Guillermo menciona tres formas en que tales elementos son asumidos: cuando se crean (tal es el caso del camping o joteo), cuando se apropian (por ejemplo, las canciones de Juan Gabriel o Ana Gabriel) y cuando se recrean (volviendo cotidianos y propios algunos productos culturales). En los elementos culturales “homosexualmente connotados” se manifiestan formas de resistencia ante el discurso ortodoxo y sus poderes, produciendo al mismo tiempo una sensación de comunidad, de existencia grupal, al erigir un “universo simbólico” específicamente gay. Este universo simbólico incluye gran variedad de cosas. Desde conocimientos específicos acerca del dónde, cómo y con quién relacionarse —“todo lo que usted siempre quiso saber sobre el arte del ligue”—, las expresiones afectivas posibles con los amigos, los amantes y las parejas; estilos de vida; grupos diversos; y una estética en su conjunto, misma que incluye formas de hablar, de vestir, de moverse, de ser “sujetos homosexuales”. Resulta especialmente interesante la problematización que Guillermo hace acerca de la relación entre sexo y amor en las relaciones entre hombres. Poniendo en entredicho la afirmación generalizada acerca de que el sexo entre varones es “impersonal y promiscuo”, el autor analiza detalladamente las 222

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circunstancias que dan pie a la proliferación de un tipo de relación afectiva pasajera, por encima de relaciones estables y profundas, desligándose de cualquier argumento moralizante. En este sentido, se revela que las dificultades por las que pasan las parejas de varones incluyen tanto la censura de la que son presas socialmente, como razones intrínsecas a la relación amorosa. Entre estas últimas es fundamental la educación de género “masculino” que han recibido los hombres: dominante, protagónica en la que ellos son el centro de atención y que desemboca en diversos conflictos de poder al interior del binomio. La exploración de las relaciones amorosas en la investigación de Guillermo Núñez ilustra nítidamente el carácter polimorfo del sentimiento del amor y su relación con la sexualidad, avanzando en una línea de investigación poco visitada empíricamente en nuestro país. Por otra parte, resulta también especialmente revelador el análisis realizado en el texto a la sociabilidad entre homosexuales, en el cual se ilustran la diversidad de estilos de vida y de grupos sociales que existen, al menos, en Hermosillo, Sonora. Una vez más, el autor echa por tierra aquella imagen de los gays como un sujeto colectivo plano y homogéneo, mostrando las diferencias entre un conjunto de personas, que incluyen diversidad de formas de expresar o no expresar su preferencia sexual. Los criterios de diferenciación entre estilos de vida, según Jennifer Terry, a quien Guillermo hace referencia: [...] deben buscarse en la trayectoria individual que produce “condiciones de visibilidad diferente”, en la trayectoria personal Reseñas

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de resistencia a la imposición discursiva, así como en la posesión de un cierto capital cultural en virtud de las coordenadas socioeconómicas de su familia o de su “matria” (p. 242). De este modo aparecen los trasvestis, los obvios o los tapados y un entramado complejo de relaciones de solidaridad, complicidad o rechazo entre ellos. Este tema se vincula con el del sentido de los límites, como lo llama Guillermo: Los discursos de transgresión adquieren formas diversas según los hábitos individuales y las diversas situaciones (espacios más o menos prohibitivos): desde aquellos sumamente discretos (pero efectivos), a aquellos que escandalizan al panóptico (pp. 257-258). Finalmente, el autor deja para el capítulo décimo una de sus secciones más elaboradas. El apartado sobre el joteo o camping no sólo es el análisis de la práctica del habla entre homosexuales, sino la observación de una estética en su conjunto que aglutina palabras, significados, una visión irónica y humorística sobre un mundo reconstruido desde un enfoque distinto sobre lo social y sobre las relaciones entre los sexos. A decir de Guillermo Núñez, citando a Susan Sontag, en el camp se produce un estilo, un gusto, un glamour, una sensibilidad particular. A decir de Harold Garfinkel, el habla produce reflexivamente el mundo del que habla. En el acto mismo de la descripción a través de innumerables figuras retóricas: metáforas, hipérboles, analogías, paradojas, ambigüedades, ironías, aunadas al gesto y a los movimientos corporales, los sujetos erigen frente a sí y a través de sí, un mundo a la medida de sus gustos y necesidades. Qué fortuna que en la cons224

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trucción de ese mundo hayan sido incluidas la fiesta, la diversión, la burla, la antisolemnidad, como elementos fundamentales. En fin, como corolario a estas reflexiones puedo concluir afirmando que el texto de Guillermo Noriega es una investigación que muestra no sólo las características, vida y milagros de la comunidad gay en Hermosillo, sino que cuestiona, directo y en la médula, al sistema de organización entre los sexos y los géneros en una sociedad occidental y cristiana como la nuestra. De este modo, muestra claramente cómo esta realidad sexual y genérica es precisamente eso, un sistema de organización y no “la naturaleza” de lo humano, argumentando que la permanencia del discurso ortodoxo sobre lo amoroso es la que ha colocado al margen la homosexualidad y la bisexualidad, desterrando a sus nativos a un espacio social inexistente: son ninguno. Así lo ilustra Guillermo citando a Octavio Paz. Dado que el autor no temió acercarse a su objeto, inmiscuyéndose en la intimidad de un enorme cúmulo de gente, descubrió para nuestra suerte que: [...] a pesar de los discursos, y al margen de ellos, la gran mayoría de las personas vive de una manera rica, compleja, contradictoria, transgresora [...] Más allá del mundo de la Razón se establece, impúdico, el mundo de la vida [...] (p. 284). Finalmente, me resulta inevitable reconocer, tal como hizo el autor a lo largo y ancho de todo el texto, la enorme herencia que representa la obra de Michel Foucault. Sus valiosísimos aportes acerca del poder, los saberes y la “desnaturalización” de la sexualidad son siempre terreno fértil para una investigación como ésta, digna seguidora de esta tradición. Reseñas

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