Seth en la religión egipcia

October 9, 2017 | Autor: Blanca Amor | Categoría: Symbolism, Miths, Egyptians Gods
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Descripción

EL DIOS SETH EN LA RELIGION EGIPCIA (Un estudio bajo el punto de vista histórico, funerario y mítico)

Autora: MARÍA JOSÉ BLANCA AMOR MARTÍNEZ Tutor:

Prof. JESÚS J. URRUELA QUESADA

ÍNDICE

1. Introducción

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2. Seth en su entorno histórico …………………….

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3. Seth en los textos funerarios …………………….

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4. Seth en los mitos y leyendas …………………….

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5. Conclusión .………………………………………

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6. Notas .……………………………………………..

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7. Bibliografía .………………………………………

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1.- Introducción Este trabajo de Máster lleva por título „El dios Seth en la Religión Egipcia‟ y he querido abordarlo bajo tres perspectivas distintas: la historia, los libros sagrados y las leyendas. La figura del dios Seth no siempre ha sido bien comprendida y este trabajo se puede considerar un intento de ampliar el ámbito de su función dentro de la religión egipcia. Las ideas generales que se tienen acerca de esta divinidad suelen estar muy condicionadas por las concepciones grecorromanas que lo asimilaron al mal, al caos, al desorden y a la destrucción. Nada de eso fue cierto en los primeros y fundamentales tiempos de la civilización egipcia, cuando los grandes faraones de la historia como Tutmosis III o Ramsés II, por poner sólo unos pocos ejemplos, se hicieron llamar „amados de Seth‟. Es inconcebible que unos faraones responsables del funcionamiento correcto de las cosas, garantes de la maat sagrada, pudieran consagrarse a un dios que representara las fuerzas del caos contra las cuales ellos estaban siempre en guardia. Hay, por lo tanto, una suerte de malentendido o corta visión en lo que representa esta divinidad y sus funciones, y en ese asunto he querido entrar revisando la historia, los textos funerarios y las leyendas escritas en los diferentes papiros. Ha sido una labor muy ardua porque, debido a circunstancias de todo tipo, ha tenido que ser suspendida en numerosas ocasiones. Por otra parte, no siempre me ha sido fácil disponer de la bibliografía imprescindible para aportar los datos necesarios. Desde donde escribo no dispongo de ninguna biblioteca que me pudiera ayudar en mi trabajo, así que he tenido que conseguir los libros a través de todas las librerías online del mundo. Pero también debo agradecer a internet: google Books, proyecto gutemberg.com, internet archives, etana.com, proyecto gizah, pyramidtextsonline.com etc. que me han podido ayudar con libros que, o bien están descatalogados, o bien son muy difíciles de conseguir. Por último, y no por eso menos importante, quiero agradecer a mi profesor Urruela la paciencia infinita con que ha llevado este asunto y sus sabios consejos. Dedico este trabajo a Jaime, mi marido porque, aunque suene tópico, es verdaderamente cierto que sin su ayuda este trabajo jamás habría sido posible.

Aguilar de la Frontera, 27 de Septiembre del 2011

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EL DIOS SETH EN LA RELIGIÓN EGIPCIA

2.- Seth en su entorno histórico

Prehistoria Hacia finales del Paleolítico Superior y el principio del Neolítico, encontramos en Egipto un periodo muy mal conocido que, afortunadamente, está empezando a estudiarse en profundidad. En la zona de Nabta Playa, así como en los numerosos oasis que rodean el valle, se encuentran algunas importantes claves. Se dice que cuando todo el Creciente Fértil se encontraba en pleno desarrollo y se habían inventado los canales, las azadas, el arado, la rueca y los telares, y también se había domesticado la cabra, la oveja, el perro, el cerdo, la gallina y otras tantas aves de corral, cuando el trigo, la cebada, la lenteja y el centeno ya se habían introducido como cultivos, los pobladores de las orillas del Nilo todavía vivían de la pesca, la caza y la recolección de cultivos ocasionales. Existían asentamientos permanentes en el Delta y el Fayum y algunos en los wadis del Alto Egipto (Largacha 1998, p. 39) pero todavía no se habían organizado, o mejor dicho, articulado en una Unidad. No había Estado, no habían claros límites ni fronteras y, aunque hay constancia de la existencia de rutas comerciales (especialmente en el Delta) los bienes de consumo eran escasos. Una civilización se origina básicamente por el enraizamiento y crecimiento de una situación inicial de paso. Egipto se debe al Nilo y el Nilo se debe al África Profunda. Es de ahí de donde viene el agua misteriosa que riega abundantemente el valle cada verano. Pero el Nilo no sólo trae agua, también acarrea limo, es decir, tierra del África Negra servida como en bandeja a lo largo de las orillas del río, depositada a lo largo de todo su cauce, pero masivamente en el Delta. De este modo, lo que antiguamente era un Golfo (Massoulard 1949, p. XX) en la actualidad es una especie de abanico negro: la zona más fértil de Egipto. Las Tierras del Sur, las del Alto Egipto, siempre fueron más poderosas, pero las del Delta, o Bajo Egipto, fueron las tierras más fértiles. Hay un aspecto masculino en el Sur y un aspecto femenino en el Norte que quisiera señalar ahora. La historia de Egipto, como hemos señalado, está muy ligada a la historia del Nilo y la historia del Nilo empieza hace 3 millones de años en el Pleistoceno con un Nilo prehistórico heredero de los profundos cambios climáticos ocurridos durante el Plioceno, unos cinco millones de años antes (Sandford & Arkell, 1929). A consecuencia de estos cambios, las fuertes lluvias y corrientes de agua sobre la meseta rocosa Nororiental de África, se originó el primer cauce del río excavado directamente sobre esta meseta calcárea. Estos primeros cauces del Nilo con sus avances y retrocesos dieron lugar a una serie de terrazas, ocho en total, representadas en la actualidad en los acantilados rocosos que bordean al Nilo en su orilla oriental y occidental.

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Cada una de esas terrazas representa un antiguo cauce del río y, por lo tanto, pueden registrar las huellas de las poblaciones que en su día se asentaron en las orillas. La sexta terraza contando desde la parte más alta, se encuentra a unos 27 metros del actual lecho del río y es allí donde se encontraron las huellas de los primeros asentamientos. La industria encontrada en ese estrato corresponde al Achilense: hachas de mano toscamente labradas con forma de pera que identifica al Homo Erectus como posible responsable de esa ocupación (Redford 1993, p. 4). Las terrazas más bajas, desde 9 metros a 6 y 3 metros muestran rastros de la cultura Musteriense con sus característicos núcleos Levallois y sus lascas con punta de flecha tan característica de la industria del Homo Sapiens Neanderthalensis. La industria Ateriense deriva directamente (con algunas dudas, ver Midnant Reynes, p. 50) de la Musteriense y es una adaptación específica para pueblos del desierto y la que originalmente trabajaban los primeros hombres de los desiertos adyacentes a las orillas del Nilo. Paralelamente surgió la más característica de las industrias líticas egipcias: el Sebiliense, que deriva también directamente del Mousteriense y se encontró por primera vez en las llanuras de Kom Ombo (Massoulard 1949 p. 17). Los útiles se van haciendo progresivamente más pequeños y finalmente hace su aparición la industria microlítica, con algunas formas geométricas rudimentarias propia de los primeros estadios del Neolítico (Massoulard 1949, p. 19). Hace unos 20.000 años finalizó la última glaciación y con ella desapareció el Homo sapiens Neanderthalensis y su industria Mousteriense y empezó el gran despliegue del Homo Sapiens Sapiens, que desarrolló su cultura como nunca hasta ese momento. Los avances se hicieron muy rápidos y la industria lítica correspondiente se hace más pequeña y manejable y se especializa, con mejores técnicas para pulir y trabajar la piedra para la caza, las labores domésticas y, por último, para las labores del campo. Así, el hombre pasó a ser sedentario. Quizá no sea muy exacto decir que el hombre se hizo sedentario porque, durante muchos milenios, todavía había pueblos que no se asentaron de forma permanente en ningún lugar y vivieron siempre con sus familias y su ganado de un sitio a otro. Por tanto, los pueblos que se asentaron con la agricultura existieron al mismo tiempo que los pueblos nómadas que vivían en tiendas y se alimentaban fundamentalmente de ganado y cultivos ocasionales. Tal vez el pasaje bíblico en el que Dios tiene que elegir entre las ofrendas de Caín, que eran los frutos del campo, y las ofrendas de Abel, que eran las mejores cabezas de ganado, se refiera a esta lucha continua entre ambos pueblos que representan dos tipos de cultura muy diferentes y casi siempre enfrentadas. En Egipto las cosas no suceden de una forma tan lineal como en la zona del Creciente Fértil, el valle regado por el Tigris y el Éufrates. Allí sí se sigue bien la pista desde los primeros pobladores natufienses hasta los primeros grandes monumentos en piedra de la ciudad de Uruk. Todo bien excavado y documentado. En Egipto, hay una gran laguna de información durante los años 9000 al 6000 aC y del hombre de la edad de piedra se pasa, casi sin transición, a los primeros asentamientos en cabañas circulares en el Fayum, el Delta y Naqada, en el Alto Egipto. Petrie, encontró en Naqada tumbas anteriores a los faraones de las primeras dinastías, pero también encontró un 'salto inexplicable' entre las tumbas de los periodos llamados amratienses, hacia el 3900 aC y el periodo llamado gerziense, hacia el 3600 aC hasta el 3300 aC. 4

Entre estas dos culturas, amratiense y gerziense no hay una línea recta sino un abismo. Una no conduce de ninguna manera natural a la otra. Hay que suponer la intervención desde fuera, algún tipo de invasión o pacífica emigración. Un pueblo nuevo llegó y se asentó destruyendo por completo al anterior ¿de dónde venía ese pueblo? Petrie, en sus conclusiones de Naqada and Ballas, admitía la posibilidad de un pueblo que viniera de los desiertos occidentales, se hubiera establecido previamente en los Oasis y, desde ahí, desde el Gilf al-Kabir y los Oasis de Kharga y Dakkha, hubiera hecho su aparición a todas luces violenta ¿un pueblo sethiano? Podría ser si tenemos en cuenta el hecho de que fue en la depresión de Bir Sahara (yacimiento BS-14) donde aparecen por primera vez los restos del animal sethiano por excelencia: el asno salvaje (Hoffman1980, p. 57). Mil años después volverá a suceder lo mismo con los primeros asentamientos neolíticos al sur de la primera catarata: Los grupos A y B, muy similares entre sí, darán paso a un grupo C de características muy distintas, que rompe con lo anterior. ¿A qué pueblo pertenece el grupo C? La expedición de Bagnol y los trabajos de Myers publicados en 1938 encuentran una conexión entre la cerámica „intrusiva‟ encontrada en el yacimiento de Armant (Bagnol, Myers, Peels and Winkler 1938, p. 288) la cerámica del misterioso grupo C de Nubia y la que ellos encontraron en Uweinat-Gilf Kebir. Los pueblos de los oasis saharianos jugaron un gran papel en el desarrollo de la prehistoria de Egipto y, aunque por ahora su estudio aún no es muy exhaustivo, será muy importante para nuestro trabajo porque no hay que olvidar que Seth es un dios del Desierto. Con respecto al desierto hay que tener en cuenta una fase particularmente húmeda que tuvo lugar en la zona del Sahara durante una época que varía mucho según los autores. Hoffman la sitúa entre el 7000 (ó 5000) y el 5000 (ó 3000) y otros autores entre el 8000 y el 5000. En cualquier caso, lo que está claro es que el Neolítico en Egipto surgió del desierto y no del valle del Nilo. A diferencia de otros „neolíticos‟ el egipcio no surge con la agricultura sino con la ganadería (Hendrick y Vermeersh 2003, p. 28); nómadas trashumantes que llevan su ganado de un sitio a otro aprovechando las lluvias y los lagos ocasionales. Un buen ejemplo es Bir Kaseiba y Playa Nabta, un asentamiento que se remonta aproximadamente hacia el 9500 aC y que termina a causa de los estragos causados por el fin de la fase subpluvial, hacia el 3000 aC. La fase húmeda del Holoceno aparece cuando las verdes praderas de la zona sahariana se habían convertido ya en estepas. Su aparición produce una gran cantidad de lagos y zonas verdes muy adecuadas para el pasto del ganado. Fue una especie de prórroga que la naturaleza dio a los pueblos, porque unos pocos de miles de años después comenzó la verdadera desecación que originó los desiertos actuales. Pero no fue un proceso repentino sino todo lo contrario: lento y paulatino, a consecuencia del cual, los pueblos fueron desplazándose hacia los wadis y oasis donde se producen los primeros asentamientos permanentes. Con el avance de la sequía los poblados van trasladándose hacia la orilla de Nilo (que al mismo tiempo se va domesticando al tener un caudal más regulado) y surge uno de los más importantes factores del estallido de la „civilización‟ faraónica: la concentración de población de determinados asentamientos en la orilla del Nilo. Hay que tener en cuenta que no existe un paralelismo entre la disminución de las lluvias después del subpluvial (Holoceno húmedo) y la disminución de las crecidas del Nilo. Ambos procesos están separados por un periodo entre 200 y 600 años (Hoffman 1980, p. 311). 5

Importa ahora decir que la cultura egipcia le debe mucho (por no decir todo) a los pueblos que surgieron del desierto y se asentaron en las orillas del Nilo. Precisamente las primeras comunidades Neolíticas en Egipto surgen en el desierto occidental, sin embargo no hay señales de agricultura sino de grandes rebaños. Aunque no todos los pueblos del desierto se establecieron en el Nilo. Algunos lo hicieron en los oasis y otros, de hecho, nunca se establecieron sino que continuaron más o menos errantes toda su vida a través de las arenas, como ocurre actualmente con los beduinos o el pueblo tuareg. Una prueba de ello son las misteriosas cerámicas Clayton (Riemer 2004, p. 972) que se encuentran exclusivamente en las zonas desérticas entre el 3200 y el 3100 aC, es decir, cuando el surgimiento de los primeros centros de poder en el valle del Nilo. Es un misterio por qué no se ha encontrado uno solo en el valle del Nilo y cómo lograron sobrevivir en el desierto en una etapa tan árida. La historia está basada en hechos registrados, pero los registros de las primeras épocas, cuando los hay, suelen ser muy confusos. En la prehistoria no hay registros. Se recoge el material, se analiza, se interpreta y se clasifica según unos parámetros acordados. La historia empieza con los registros propiamente dichos pero en sus comienzos estos registros pueden ser muy escasos y de muy difícil interpretación. Para empezar, no se tienen todos los datos para una interpretación firme, y por eso es relativamente frecuente que las teorías nazcan, crezcan y desaparezcan con el tiempo. Una teoría da paso a un nuevo enfoque si surgen nuevos datos o si alguno de los estudiosos da con una idea que encaje mejor con los hechos que se conocen. Teorías que en su día fueron punteras hoy pueden estar tan obsoletas como los viejos ordenadores. Al mismo tiempo, teorías que hoy en día están muy en boga pueden desaparecer sin dejar rastro de aquí a pocos años. También sería posible que teorías que en su momento fueron descartadas por falta de pruebas puedan en un futuro verse corroboradas por algún nuevo indicio. No pretende mi trabajo incorporar ningún nuevo indicio, ya quisiera, pero sí tratar de aportar enfoques nuevos o de vitalizar alguna vieja teoría que quizá no fue considerada debidamente. En Egipto hay un problema a la hora de enlazar la prehistoria con la historia porque, aparentemente, todo sucede muy rápido. Hasta hace unos años se pensaba que Egipto había surgido casi como Palas Atenea de la cabeza de su padre, toda armada. Y es que no se había investigado lo bastante. Normalmente los arqueólogos iban a la búsqueda de tesoros para anticuarios y museos y, fuera de eso, no había mayor interés. Hoy las cosas han cambiado mucho. Se considera que Flinders Petrie fue el primer arqueólogo que introdujo los procedimientos científicos para un estudio exhaustivo de los yacimientos arqueológicos en Egipto. Con el material obtenido de 900 tumbas en las excavaciones de Hiw y Abadya ideó un método de seriación que actualmente se toma como referencia (con algunas modificaciones introducidas por Kaiser y Hendrickx) para la clasificación de cualquier cerámica predinástica. Su „Sequence Date‟ (SD) va del 30 al 80 dejando hueco para futuras aportaciones anteriores y posteriores. Se trata de un procedimiento de datación relativa basado en los distintos estilos de cerámica que se pueden encontrar. A cada época se le asocia un estilo determinado y así se deduce el periodo al que corresponde el hallazgo asociado a un tipo particular de cerámica (Graff 2009, p. 15). 6

Hasta la segunda mitad del siglo XX no fue posible establecer una datación absoluta para estos tipos de cerámica, pero con la llegada de técnicas como Termoluminiscencia y Radiocarbono finalmente se pudo establecer una conexión entre la datación relativa de Petrie y una datación absoluta. Los distintos tipos cerámicos de Petrie pudieron ser encajados en diferentes periodos correspondientes a distintas épocas históricas:

Fig. 1. Diagrama de la autora basado en el criterio de Petrie.

Los estudios de Petrie abarcan los periodos de Naqada I, al que asignó una SD de 30, hasta el Naqada III, que termina en la SD 80. El periodo Badariense era anterior a la primera SD establecida por Petrie y por eso se le asigna una SD que va hasta el 30.

Badariense Su datación es algo confusa porque, si bien los datos obtenidos por termoluminiscencia dan una fecha en torno al 5000 aC, solo se puede confirmar su existencia a partir del 4400 al 4000 aC. El Badariense supone el paso del nomadismo a la vida sedentaria: la agricultura hace su aparición en el Alto Egipto. Para el bajo Egipto parece que las cosas van algo más rápidas con respecto a la agricultura y ya en el Fayum se pueden encontrar semillas de trigo y espanta en épocas más tempranas. Caton-Thompson, en su estudio sobre el yacimiento de Hemamieh (Caton-Thompson 1928, p. 70) es de la opinión de que estos primeros granjeros neolíticos hicieron su aparición en la zona desde tierras más lejanas y, aunque Hoffman ironiza sobre sus razonamientos a lo „Sherlock Holmes‟ al deducirlo del escaso conocimiento que los badarienses tenían de su entorno en cuanto al material para usar en sus herramientas, lo cierto es que la arqueóloga tenía razón. La importancia de este yacimiento es muy grande al tratarse de una zona bien estratificada y donde aparecen las distintas cerámicas en los diferentes estratos en una secuencia que confirma plenamente las dataciones relativas de Petrie: en los estratos más profundos hay una capa rocosa por encima de la cual aparecen los primeros restos badarienses, luego una capa de restos entremezclados y luego una fase claramente amratiense. Por último la capa más superficial contiene cerámica del tipo geerzense, correspondiente al periodo Naqada II. 7

En los estratos más profundos, y mezclada con la cerámica claramente del tipo badariense, aparece una cerámica muy característica y que parece ajena a la cultura de Badari: el vaso campaniforme, perteneciente a la cultura Tasiense. Caton-Thompson lo estudia con detalle y hace una clasificación en cuanto al color gris o marrón y lo atribuye a un pueblo que llegó a la zona antes que los badarienses. El tema está muy cuestionado pero a mí me interesa mucho establecer una conexión entre el Sur de la Península Ibérica y el Valle del Nilo a través de los desiertos saharianos y ésta es una posible conexión debido a que también se han encontrado vasos campaniformes del mismo estilo en la expedición de 1938 de Bagnol, Myers, Peel y Winkler al Gilf Kebir (en el extremo suroeste de Egipto) y ellos a su vez encontraron en la presencia de este tipo de vasos una demostración del „intrusismo‟ de pueblos venidos de los desiertos saharianos en los asentamientos previos del valle del Nilo, al conectar las culturas del Gilf con las que se establecieron en Armant y en la cultura C de Nubia. Pero esto es ya avanzar mucho. El asentamiento de Qau el Kebir (a pocos kilómetros de Hememieh) era llamado Anteópolis por los griegos y fue estudiado por Guy Bruton (Qau and Badari, 1923). La divinidad que allí se adoraba era Anteo, misteriosa divinidad de la que no se sabe mucho pero que los griegos consideraban una divinidad del desierto que había fundado la ciudad Tingis (Tánger) en el estrecho de Gibraltar. Otro nombre que recibe Qau el Kebir es el de Etmanieh y curiosamente Estrabón y Avieno (52) hablan de un pueblo asentado en la orilla Oeste del valle del Guadalquivir que recibe el nombre de los Etmanieh. Elisa Castel (54) escribe en su Gran Diccionario de la Mitología Egipcia que el dios original de Anteópolis era Seth, pero que después, debido a una tendencia sincrética, se unió a Horus formando la divinidad „de las dos garras‟ que menciona te Velde (p. 69). Como ya he comentado antes, la cultura Tasiense es muy controvertida, pero parece claro que su origen se encuentra fuera de la zona donde fueron encontrados los restos cerámicos y que implica un desplazamiento continuo de pueblos y culturas que se van agrupando en torno al valle hacia el año 5000 aC. Ya hemos visto que los pueblos que en su día se asentaron de un modo permanente en un determinado lugar procedían de tribus nómadas muy relacionadas con el pastoreo. La mayoría de los bastones sagrados egipcios que implicaban poder y dominio proceden de los instrumentos que usaban los pastores para dirigir el ganado. Parece que el concepto de rey-pastor tiene aquí todo su sentido. Pero volveremos sobre esto más adelante.

Naqada I y Naqada II En el año 4000 aC entramos en el periodo Naqada I o Amratiense, que se caracteriza por una cerámica roja oscura sobre la que se establecen signos (a veces incisos y rellenos de pasta blanca) de color claro. Corresponde a los SD 30 al 39 y fue el más antiguo que consideró Petrie (posteriormente se descubriría el periodo badariense anterior). El yacimiento más representativo es el de El Amrah (Randall Maclver, 1901). Se encuentra a unos diez kilómetros al suroeste de las tumbas reales de Abydos. Se hallaron numerosas tumbas (unas 600) que abarcan los periodos desde el predinástico hasta las tumbas de la XII, XV y XVIII Dinastías. 8

Curiosamente las tumbas más antiguas son más profundas (5 o 6 pies) que las del periodo dinástico que solo son tumbas ovales muy superficiales. Esto ha permitido que, a pesar de haber sido saqueadas durante mucho tiempo, las más antiguas se encuentren en mejor estado que las más recientes. Las figuras antropomorfas son muy escasas y abundan los animales de la sabana en escenas normalmente tranquilas. El periodo Naqada II rompe bruscamente con lo anterior. Las figuras antropomorfas abundan y hacen su aparición los barcos en un contexto todavía no muy aclarado pero que parece funerario. Las figuras son oscuras sobre un fondo de cerámica lechosa. He rastreado la presencia del animal tifonio basándome exclusivamente en su representación más común, es decir, un cánido de orejas estiradas y hocico alargado y caído. Los demás animales que también se asocian a Seth, como el hipopótamo, el orix, el asno y el cerdo, no los he considerado en estos primeros tiempos de representación. Ayrton y Loat (Ayrton & Loat 1911, p. 31) excavaron en 1908 el antiguo asentamiento de El Mahasna situado a pocos kilómetros al norte de Abydos y allí encontraron un antiguo cementerio que había sido utilizado durante varios siglos, desde el periodo predinástico hasta finales de la primera dinastía. El cementerio había sido saqueado numerosas veces y más de las tres cuartas partes de las tumbas estaban prácticamente vacías. Pero las tumbas más antiguas situadas en la ladera de un suave acantilado se encontraban en buen estado para la investigación. Y en una de ellas, la tumba H 39, se encontró la primera escultura (en colmillo de hipopótamo) del animal que representa a Seth, datado en el periodo Naqada I (te Velde, 1967, p. 8).

Fig. 2. Cerámica tipo C (White Cross-lined). Petrie, Naqada and Ballas

Graff (Graff, G. 2009) ha publicado un corpus de todas las pinturas sobre cerámica correspondientes a los periodos Naqada I y Naqada II. Las primeras abarcan un periodo comprendido entre el 4000 y el 3500 aC. y las pinturas aparecen blancas sobre un fondo oscuro rojizo. En las cerámicas típicas del periodo Naqada II, el fondo se hace más claro por el uso de arcillas margosas y las pinturas aparecen más oscuras, abarcan un periodo comprendido entre el 3500 y el 3300 aC. 9

Sólo he podido encontrar la figura del animal tifonio en las cerámicas comprendidas en el periodo que va del 4000 al 3500 aC, es decir, Naqada I. Algunos ejemplos:

Fig. 3. Cerámica White-Cross Lined: Escena con antropomorfos del periodo Naqada I. Graff 2009, p. 247.

En este caso se trata de una figura antropomorfa en un contexto ritual. Fue encontrada por Dreyer (Dreyer et alii 2003, p. 83) en la tumba U-415 de Umm el Qaab. En el catálogo de Graff lleva el número 162.

Fig. 4. Escena de Caza. Graff 2009, p. 211.

Este vaso cerámico lleva el número 52 en el catálogo de Graff y es de origen desconocido. Esta circunstancia es muy frecuente en todas las excavaciones pero particularmente en Egipto donde las piezas, una vez encontradas, circulan con gran rapidez por el mercado de antigüedades, perdiendo la oportunidad de ser ubicadas adecuadamente. 10

Se trata de una escena de caza y el animal sethiano aparece en la parte superior en un tamaño ligeramente superior al resto de los animales. Un caso similar es el siguiente:

Fig. 5. Escena de presentación de animales. Graff 2009, p. 203.

En el catálogo de Graff lleva el número 28 y tampoco se sabe su procedencia. Aquí el animal sethiano aparece rodeado de una vegetación que recuerda lo que comenta te Velde, 1967 p. 6, cuando Geb hizo el reparto de la tierra entre Horus y Seth y asignó a Seth la tierra del junco designándolo rey (nsw) del junco, siendo sw precisamente junco. La última cerámica que voy a comentar es la que lleva el nº 14 del catálogo de Graff:

Fig. 6. Animal sethiano rodeado de montañas y vegetación. Dibujo de la autora basado en Graff 2009, p. 198.

Encontrada en Khozâm y comprada en Luxor, actualmente se encuentra en el Museo de El Cairo con el número de inventario JE 58677. Aquí un animal de aspecto sethiano se encuentra rodeado de montañas, otra de las características que suelen acompañar a Seth. 11

Naqada III En la tumba Uj de Umm el-Qaab en 1997 Gunter Dreyer, al frente de la misión alemana en Abydos, encontró unas 2.000 jarras de las cuales unas 400 contenían vino y aceite procedente de Palestina (Wilkinson 1999, p. 42). El arqueólogo alemán ha sugerido (en base a gran número de evidencias encontradas) que esta tumba, aproximadamente fechada hacia el 3350 aC, perteneció al rey Escorpión I, para diferenciarlo del Faraón Escorpión II de la Maza de Hierakómpolis (Jiménez Serrano 2007, p. 110). Esas jarras llevaban una etiqueta de marfil con jeroglíficos que informaban sobre su contenido y su origen. Entre esas etiquetas, hay algunas con un cánido muy similar al animal tifonio.

Fig. 7. Tablillas de marfil con jeroglíficos sobre el origen de las ofrendas depositadas en tumbas de Abydos.

En la Paleta de los dos perros o de Hierakómpolis hay una escena que representa a una serie de animales del desierto en una organización algo caótica y una figura antropomórfica, con máscara de animal sethiano, tocando la flauta y dirigiendo la escena.

Fig. 8. Figura Séthica tocando una especie de flauta.

Se encuentra en el Ashmolean Museum y pertenece al periodo de Naqada III, hacia el 3150 aC. En la maza del rey Escorpión II se muestra una procesión de estandartes entre los que figuran animales sethianos, lo que parece indicar una íntima asociación entre la divinidad y el rey. 12

Fig. 9. Avefrías colgando de los estandartes de Min, Seth y Djw. Petrie, 1939. Plate XXXVIII, nº 12.

En la Figura Se observan tres estandartes de nomos relacionados con Seth, Min y Djw (las montañas). De los tres estandartes cuelgan aves rXtyw ó avefrías que representan a los pueblos sometidos. La lectura sería (tal como sugiere Petrie) que esos pueblos fueron sometidos por seguidores de Seth y Min en tiempos predinásticos. Más tarde, en la paleta de Narmer, es el halcón el que somete a pueblos del Delta, pero el halcón no figura en la maza del rey Escorpión. Se podría pensar con algún fundamento que la unificación tiene lugar cuando los seguidores de Horus se hacen con el poder. La asociación de Seth con las montañas es muy frecuente. En la expedición que Darnell Coleman (Darnell 2002, p.19) realizó al Gebel Tjauti (una de las grandes rutas que conectaban el desierto occidental con la zona de Qena) descubrió un retablo rupestre con inscripciones en las aparece muy claramente el animal sethiano al lado del Nombre de Horus de un faraón que no se ha podido identificar:

Fig. 10. Inscripción 2, en Gebel Djauti.

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Friedman y Darnell consideran que se trata de un retablo del año 3100 aC teniendo en cuenta las consideraciones de Kaiser y Dreyer sobre el aspecto curvado que tiene el serej bajo el Horus de la parte inferior (el de mayor tamaño). Comparto plenamente esta opinión. Las representaciones de serej así diseñadas desaparecen a partir del faraón Aha. Seth aparece como segunda figura de la esquina superior derecha donde se encuentra rodeado de montañas y del emblema del dios Min. Presenta sus rasgos más característicos: grandes y rectas orejas, morro caído y cola levantada. Esta representación es muy similar a la que aparece en una pequeña escultura encontrada por Petrie en Naqada en la tumba 721 y fechada en el periodo Naqada II, un periodo de grandes cambios. Petrie presenta un estudio antropológico muy exhaustivo sobre los diferentes restos humanos que se asocian a determinadas culturas. Establece cinco tipos distintos que van desde el hombre blanco de nariz y barba rectas, y que correspondería con el hombre-tipo del gerzeense procedente de Libia (1), el del tipo más oriental, caracterizado por la barba muy afilada, un gorro de plumas y seguidores del halcón (2), los tipos (3) y (4) muy similares al (2) (el 4 es el clásico que lleva la túnica veteada) el tipo (5) de pelo rizado y de origen totalmente desconocido que fueron conquistados por los pueblos del halcón. El tipo (6) es el jefe del lago Fayum y los tipos (7) y (8) de la raza que Petrie denomina dinástica porque son los que inician la primera dinastía tras un periodo de grandes revueltas.

Fig. 11. Esquema de la autora a partir de Petrie, 1938. Pl. XXXVII, nº 1-8.

Pero Petrie encuentra todavía una tipología más interesante para nuestro estudio y es la caracterizada en el pueblo que Petrie denomina los Aunu (iwnu) y que representarían pueblos tribales que usan el arco y las flechas. No hay que olvidar que la figura de Seth está fuertemente asociada al arco, como veremos más adelante. Estos serían los habitantes más antiguos del valle del Nilo que ocuparon principalmente el Sur de Egipto y Nubia, aunque su nombre también se ha encontrado en el Sinaí y Libia. En la toponimia de Egipto son muchas las ciudades cuyo nombre comienza por el pilar iwn: iwnt: Dendera, iwnyt: Esna, iwni: Gebelein, incluso Heliópolis: iwnu. El documento más importante que señala la existencia de este pueblo iwnu sería un relieve de fayenza encontrado por Petrie en el primitivo templo predinástico de Abydos, donde figura: Templos del dios Seth de las ciudades del pueblo iwnw dedicado al dios.

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Fig. 12. Petrie, 1939. Pl. XXXVII, nº 9.

Este pueblo iwnw formado por cazadores recolectores seminómadas que usaban el arco, fue el que se enfrentó a los pacíficos rejtyw o granjeros del Delta que figuran colgados como avefrías en el estandarte de los adoradores de Seth y Min. Del estudio de las culturas más antiguas se desprende que los humanos se agrupaban en torno a una divinidad determinada bien sea mineral, vegetal, animal, humana o más allá. Los diferentes grupos diferían entre sí, no sólo por sus divinidades y creencias, sino por su aspecto físico. A distintas regiones le corresponden distintos tipos humanos. Cuando las diferencias son muy grandes se habla de razas diferentes. En el caso de Egipto, los pueblos del Norte tenían la piel más blanca que los pueblos del Sur: cuanto más al Sur más oscura la piel y más rizado el cabello. Ocurre lo mismo que ahora. Pero además, hay otro factor y es el de la emigración. Cuando se inició la gran sequía en la zona sahariana de África, los pueblos más dispares se vieron en la necesidad de irse agrupando en torno a lagos ocasionales, porque inicialmente el Nilo era un río muy salvaje poblado de toda clase de animales dañinos (Largacha 1998, p. 42). Con el tiempo y la sequía esos pueblos se fueron acercando al Nilo que fue su punto de unión. No se puede esperar que, al investigar las raíces del antiguo Egipto, nos encontremos con un pueblo homogéneo. El estudio exhaustivo que Petrie realizó sobre los restos humanos encontrados en las tumbas ya demuestra la variabilidad. Por eso, entre otras cosas, el gran logro que se produjo en el inicio del periodo faraónico fue agrupar en una unidad coherente y gobernable todo el conjunto de tipos humanos y creencias variadas que vivían en torno a un mismo río. Una agrupación forzada por las armas, naturalmente, y es que no podía ser de otra manera.

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Petrie (1939) presenta esta interesante figura:

Fig. 13. Petrie, 1939. Plate VI nº 7. S.D. 31-32.

En el periodo Naqada III vuelve a aparecer en el lino de una tumba de Gebelein:

Fig. 14. Adams & Cialowicz, 1997, p.37 fig. 23.

Creo que, en general, se trata de un animal salvaje de la estepa que soporta temperaturas extremas, en oposición a los animales del valle de vida más regulada. Kees (PW II, col 1897-1902) citado por te Velde (1967) añade como animales tifonios al toro salvaje y a la serpiente y, en general, animales destinados a ser sacrificados o especialmente despiezados. 16

Durante estos primeros periodos, Egipto se hallaba constituida por una serie de agrupaciones humanas, más que unidades físicas de territorio, de las cuales algunas tienen como tótem al animal de Seth. Esas agrupaciones humanas acabaron fijándose en un territorio que con el tiempo y la administración central, constituyeron los nomos: como el nomo XI del alto Egipto, cuya capital era Shashetep y los romanos llamaban Hipselis. También Anteopolis el Nomo XII, que estaba consagrada a una divinidad muy relacionada con Seth y que veremos más adelante: Nemty o Anty. Situada en la zona de Qau el Kabir y llamada Anteopolis por los griegos. Uno de sus centros más importantes fue Djebú siendo „Señor de Djebú‟ uno de los Epítetos de Seth. (34). También el nomo XIV del bajo Egipto (donde estuvieron Avaris, Tanis y Pi-Rameses) era denominado Sethröe por los griegos. La primera noticia sobre la unificación de Egipto la tenemos en la Paleta de Narmer que se encuentra en el Museo de El Cairo. En ella se puede observar que el rey Narmer de Hierakómpolis les corta la cabeza a sus enemigos del Delta. No voy a entrar ahora en el tema de si esa paleta hace referencia a un suceso histórico ó mítico, porque en este momento da lo mismo. Importa saber que había al menos “Dos Egiptos” antes de la unificación. Hay un Egipto Negro que provee el alimento y, como decía Herodoto, cuando los Libios consultaron a su oráculo de Amón sobre algunas costumbres egipcias que ellos no querían respetar con la excusa de que ellos eran libios, el oráculo les respondió “Todo el que se alimenta del Nilo, es egipcio”. En ese sentido se podría decir entonces que en Egipto no podía haber extranjeros. En este estudio me centraré en los aspectos positivos del dios Seth, considerando que te Velde ya hizo un gran trabajo enfatizando a Seth como dios del caos y la confusión.

Primeras Dinastías El proceso de unificación llevó casi un milenio, desde aprox. el 4500 aC hasta el 3150 aC. Durante este periodo las diferencias entre los grupos del Delta y del Sur se fueron haciendo cada vez más suaves, pero nunca tuvo lugar una fusión total (Grimal, 2005, p.25) de ahí que periódicamente surgieran tensiones que acababan fragmentando el reino. La historia del Egipto dinástico empieza con la unificación de dos tierras física y arquetípicamente separadas: la roja y la blanca, Egipto del Sur o Alto Egipto y Egipto del Norte o Bajo Egipto. La frontera entre las dos zonas se sitúa en Memphis, cuyo nombre inicial fue „La Balanza de las Dos Tierras‟ y también „El Muro Blanco‟. No está muy claro cuando exactamente se realiza la unificación ni el nombre del faraón que la realizó. No me gustaría perder de vista que unificar un país supone la toma de posesión de una de las Dos Tierras sobre la otra y esa unificación se produjo de forma violenta si tenemos en cuenta las escenas que figuran en los objetos encontrados. Es generalmente admitido que el primer faraón del Egipto dinástico fue el que aparece en la Paleta de Narmer y en la Maza del mismo nombre, así como también en una de las tablillas de marfil encontradas por el Prof. Gunter Drayer en Abydos.

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En los tres testimonios aludidos figura un acto de unificación y el rey lleva las dos coronas: la Roja del Bajo Egipto y la Blanca del Alto Egipto. Se describe una escena violenta en la que el faraón se impone a los enemigos del Delta (Quibel, 1900, pl. XXIX). En una de las caras de la paleta, el faraón investido con la corona blanca del Alto Egipto, levanta con su mano derecha una maza mientras que con la izquierda sujeta por el cabello a un enemigo vencido que se arrodilla delante de él. Enfrente de este enemigo está escrita en caracteres jeroglíficos la palabra waS, quizá su nombre o el nombre del pueblo que representa (Savage, 2001, p. 108). Encima de su cabeza figura el jeroglífico del Delta (lleno de papiros) con la cabeza de un nativo sujeta por la nariz con una especie de gancho por el halcón Horus que se encuentra por encima de la escena. En la otra cara, el faraón desfila en una procesión con su portasandalias, su escriba y cuatro portaestandartes con representación de cuatro nomos que sin duda apoyaron al faraón vencedor. Todos se dirigen hacia dos filas de cinco enemigos decapitados. Estos nomos afines al faraón son los seguidores de Horus y los diez enemigos vencidos representan a los seguidores de Seth.

Las Tumbas Reales de Abydos Seth estuvo asociado a los reyes de las primeras dinastías: las esposas reales llevaban el título de „Aquella que ve a Horus y Seth‟ (mAAf-Hrw-stS) título que se puede leer incluso en las esposas reales de la IV Dinastía como Khentkhaus y la que aparece en las Actas del cementerio de Gizah n. 138. Anteriormente, es Ash un dios del desierto con la misma iconografía de Seth (Castel 2001, p. 74) el que figura junto a algunos nombres reales.

Fig. 15. Figura antropomorfa del dios AS con cabeza de animal sethiano. Petrie, 1901 Pl. XXII nº 179.

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En cualquier caso, el primer faraón que asoció su nombre claramente al dios Seth fue Sekhemib-Peribsen, llamado Sethenes por Manetón que le atribuye 41 años en el poder. No está claro que se trate del mismo faraón y así algunos (Urruela, 2006, p. 90) sugieren que se trata de dos reyes diferentes que reinaron al mismo tiempo sobre territorios distintos, siendo Sethenes el faraón Sened de las listas de Turín, Abydos y Saqqara (Grimal 1992, p. 56). Es posible que el faraón con el nombre de „Horus de Sekhemib‟ cambiara su nombre por el de „Seth Peribsen‟, siendo ambos la misma persona, lo cual parece sugerir algún tipo de cambio o revolución en el entorno del faraón. También es posible que durante su reinado hubiera grandes tensiones internas que justificarían el hecho de que sólo hayan aparecido inscripciones con su nombre en el Alto Egipto (Wilkinson, 1998 p. 89). No obstante, hay que destacar su presencia en Elefantina lo que implica un gran control sobre la zona. A pesar de todo, la existencia en Saqqara de la tumba de Shery, un sacerdote de la IV dinastía jefe de los sacerdotes del Ka de Sened y jefe de los sacerdotes waab de Peribsen en la necrópolis, demuestra que Peribsen tuvo un culto funerario en Saqqara (Dodson, 1996, p. 24) a pesar del hecho de que él mismo se hiciera enterrar en Abydos y construyera allí su templo funerario. También demuestra que, aunque posiblemente ambos faraones reinaran sobre distintos territorios (el norte para SenedSethenes y el Sur para Sekhemib- Peribsen) no hubiera conflicto entre ellos al menos durante el reinado de Peribsen. Supongo que el hecho de que, aparentemente, ambos estuvieran ligados a la misma divinidad sethiana ayudaría. En algunos de los sellos reales que se encontraron en su tumba de Abydos, Peribsen figura como inw sTt, es decir „conquistador de Asia‟ pero ya veremos que los conceptos asiático, beduino, incluso la propia idea de „extranjero‟ son bastante relativos. En este caso es posible que por sTt se esté refiriendo a una ciudad del propio Egipto, concretamente a una antigua ciudad fronteriza del Delta, Sethröe, donde Peribsen instituyó un culto al dios Seth (Wilkinson 1998, p. 90). También hay constancia de la existencia de un templo a Seth en Elefantina pero construido quizá en épocas posteriores (Petrie, 1901, Pl. XXII, nº190). La importancia que el dios Seth llegó a alcanzar durante el reinado de Peribsen se puede ver en uno de los sellos reales encontrados por Petrie en Abydos:

Fig. 16. Petrie, Naqada and Ballas. Petrie, 1901, Pl. XXII, nº 190.

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Traducida por Wilkinson como “Él, el de Nubt, ha entregado las Dos Tierras a su hijo, el rey dual Peribsen”. „El de Nubt‟ es un epíteto usual para referirse a Seth que tradicionalmente era considerado como Señor de Nubt (siendo nbw la palabra egipcia para oro, es decir sería „El Señor de la ciudad del oro‟. Este sello real parece indicar un dominio de Peribsen sobre las dos tierras quizá antes de que se produjera una posible fragmentación. El último faraón de las primeras dinastías que asoció su nombre al dios Seth fue Khasekhemwy en cuyo serej aparecen los dos animales emblemáticos: Horus y Seth. Este faraón, nativo de Hierakómpolis (47) inició su reinado con el nombre de Khasekhem y el halcón sobre su serej pero, tras una victoria sobre enemigos del Norte (conmemorada en numerosas estatuas de su festival sed) se cambió el nombre por el de Khasekhemwy: „los dos poderosos (Horus y Seth) son coronados‟ o, en otras versiones: „Aparecen los dos poderosos‟ y sobre su serej figuran los dos combatientes: tanto monta, monta tanto. En los sellos reales de Abydos que se incluyen en la publicación de Petrie (48) los dos animales aparecen indistintamente con corona y sin corona. Cuando lo hacen con corona, ésta bien puede ser la doble corona en los dos dioses (como ocurre en la figura nº 197) cada uno con una de las coronas (como sucede en la nº 193, en la que Seth aparece con la corona roja y Horus con la blanca, aunque solo se aprecia un pedazo). Pero en la nº 198 es Seth quien se ciñe la corona blanca. También en otras ambos llevan la doble corona (como ocurre en la figura nº 197). O ambos sin corona (como en la figura nº 200). Todo parece indicar un cierto equilibrio entre los dos poderes. La clasificación de los reyes egipcios en dinastías fue introducida por el historiador ptolemaico Manetón en el siglo III aC y, aunque generalmente aceptada, es bastante arbitraria. No sabemos en qué se basó Manetón para hacer los „cortes‟ entre dinastías pero parece que se basa, no tanto en la idea de saga o linaje, como en el cambio de emplazamiento de la capital, lo cual en sí ya implica un cambio bastante importante. La capital de las primeras dinastías tinitas estuvo en Menfis, llamada „ineb hedjet‟ (el muro blanco) y también „el equilibrio de las dos tierras‟. La ciudad estaba consagrada al dios artesano ambidiestro Ptah relacionado con la metalurgia, al que los egipcios elevaron un gran templo en el centro de la ciudad. Podemos pensar que, en la medida que una ciudad se convierte en un importante centro político, su dios principal asciende en la escala de los dioses. La elección por parte de un rey de su centro político es un factor de estabilidad/desestabilidad importante. Después de la unificación de Egipto la capital fue Tinis en el Alto Egipto y las primeras revueltas se ocasionaron precisamente por el cambio de la capital a Memphis considerada el punto neurálgico por antonomasia del país hasta la dinastía VIII. Durante el reinado de Djoser (III Dinastía) aparece por primera vez el epíteto “Sol de Oro” que se interpreta como la conciliación de los dos poderosos (Horus y Seth) (Urruela, 2006, p. 161). Este epíteto se transformó con el tiempo en uno de los nombres del faraón más enigmáticos: el Horus de Oro (bik nbw) que, en cualquier caso representa una fusión: el oro de Seth en el cuerpo de Horus. Durante el Reino Antiguo son pocas las referencias oficiales que se hacen al dios Seth, pero recientemente el ex Ministro de Antigüedades egipcio, Zahi Hawass en sus excavaciones dentro de los túneles bajo la pirámide de Djoser encontró este panel: 20

Fig. 17. Trozo de pared encontrado en un túnel debajo de la pirámide de Djoser con inscripciones en las que figura el nombre de coronación del faraón, nTr Xt dentro del serej. http://www.drhawass.com/blog/saving-step-pyramid

Lo curioso de esta representación es que la figura de Seth aparece como „camuflada‟, ya no está de cuerpo entero como en las antiguas representaciones de su predecesor Khasekhemuy, sino que solo aparece el cetro was colocado en una posición paralela al halcón y haciendo muy probablemente el papel del dios Seth, solo que en esta ocasión está sin corona, pero está presente con su poder. Durante las dinastías III y IV todavía las esposas reales conservaban el antiguo epíteto de “Aquella que ve a Horus y Seth” (Grimal, 1994, p 57). En la tumba de un posible hijo de xwfw descrita por Junker en el volumen XII de sus “Excavaciones en el cementerio de Gizah” aparece la inscripción:”Príncipe Haykhufu y su madre, aquella que ve a Horus y Seth (mAat Hr sT)antiguo epíteto de las reinas de las primeras dinastías.

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Fig. 18. Reconstrucción hecha a partir de la figura del Príncipe xayxwfw y su madre, „aquella que ve a Horus y Seth‟. Simpson, 1975, plate XVI

Para rastrear la presencia de Seth durante estas dinastías podemos guiarnos a través de las referencias relativas a los nombres en el entorno real. Durante la IV dinastía existieron: Sethet (la forma femenina de Seth) que fue la hija de Rahotep y probable nieta del faraón Sneferu, y el hijo del faraón Djedefre, el escriba Setka, como aparece en la estatua encontrada en el complejo de Abu Rowash (Dodson&Hilton, 2005, p. 61). Durante la V Dinastía no se tiene registro de ninguna persona del entorno real que lleve en su nombre a Seth, pero las esposas reales conservan la titulatura de “Aquella que ve a Horus y Seth”.

Fig. 19. Estela funeraria de la reina Meresaknh IV, „aquella que ve a Horus y Seth‟ procedente de la tumba 82 en Saqqara. Dodson&Hilton, 2005, p. 68.

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En una de las paredes del templo funerario de Sahura (V Dinastía) en Abusir aparece una procesión de prisioneros cautivos por una serie de dioses egipcios entre los que figura Seth como Señor de Nebet (o Nebut) delante de una figura con el tocado de dos altas plumas, llamado Señor de Khaswt, normalmente traducido como países extranjeros.

Fig. 20. Procesión de deidades (Seth entre ellas) llevando cautivos al faraón. Tumba de Sahura. Robins 2008, p. 61.

En un relieve de la pirámide de Unas en Sakkara aparece el faraón recibiendo las bendiciones de Horus y Seth que representan las tierras del Alto y Bajo Egipto, que así se unen para hacer posible la ascensión a los cielos del faraón, tal como aparece en la Declaración 319 de los Textos de las Pirámides que veremos más adelante.

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Fig.21. Unas es bendecido por Horus y Seth. Naydler, 2005, p. 306.

Durante la VI Dinastía, la reina Ankesenmerire, esposa de Pepi I y madre de Pepi II llevó también el título: (http://www.bloganavazquez.com/tag/vi-dinastia/) „Aquella que ve a Horus y Seth‟. Durante este periodo (Dinastías V y VI) los Textos de las Pirámides son las principales fuentes en las que encontramos a Seth en situaciones muy diversas, pero este tema lo dejamos para estudiarlo en profundidad en un próximo capítulo. Durante todo este periodo la relación de Egipto con los países llamados asiáticos es intensa: las minas de cobre y turquesa del wadi Maghara son explotadas con éxito, existe incluso un cargo administrativo muy importante: „Administrador del País Desértico‟ cargo militar al frente de la zona intermedia entre Egipto y el resto de los países del próximo oriente. Existía una ruta ancestral que conectaba la zona, atravesando los desiertos, provista de puestos de abastecimiento periódicos que se llamaba „El Camino de Horus‟ una ruta pensada para el comercio, pero que al mismo tiempo facilitaba el tránsito de ideas y personas… y por supuesto ejércitos. (Urruela 2006, p. 136). Con el primer periodo intermedio desaparece la titulatura mAAf-Hrw-stS. Pocas son las fuentes que tenemos sobre este periodo y la mayoría proceden de las tumbas de los particulares, una de las más importantes es la del nomarca Jnumhotep en Beni Hasan (Tumba BH3) en la que, por primera vez en la historia, aparece el nombre de un pueblo que lentamente está colonizando Egipto: los hiksos (HqA xAswt)el pueblo del dios Seth.

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Fig. 22. Beni Hassan, tumba de Khumhotep.

La palabra clave para comprender los periodos intermedios entre los grandes reinos es „descentralización‟. La descentralización tiene sus ventajas (auge del humanismo (Urruela, p. 156) y sus inconvenientes (debilidad global) lo que es posible que facilitara la entrada de los pueblos semitas procedentes de siria-palestina con sus familias, sus dioses y sus costumbres que en gran medida no debieron ser muy diferentes de los pueblos del Delta. Los pueblos del Delta eran más afines a los llamados asiáticos que a sus paisanos del Sur de Egipto, es por eso que la unidad territorial egipcia que se conseguía con la unificación del reino tras los periodos intermedios casi parece un milagro. En realidad los impulsos unificadores provienen siempre del Sur, el que más sufre con los cambios del Nilo. Los ricos pastos del Delta y sus buenas relaciones comerciales con los países del Este son absolutamente envidiables y les permitiría vivir cómodamente sin necesidad de las provincias del Sur. Sin embargo, las provincias del Alto Egipto, sin el Norte, carecen de pastos para el ganado y de una ruta comercial hacia la capital del mundo de los negocios, que en aquella época estaba en la zona de Sirio-Palestina. Un rey del Norte puede ser un faraón sin necesidad de la autorización de los nomos del Sur, pero un nomarca del Sur tiene que conquistar el Norte si quiere convertirse en un faraón. Durante el primer periodo intermedio, un nomarca del Sur, Ankhfiti, cita al rey Neferka-ra de la lista de reyes herakleopolitanos: en Herakleopolis había reyes, mientras en el Sur los jefes de nomos eran, a lo más „Gran Jefe de Nomo‟ como es el caso de Ankhfiti. 25

En las Enseñanzas de Merika-Re (último faraón de la dinastía X) hay una alusión muy dura a los extranjeros asiáticos: “Los tributos del Delta están en tu poder. Se ha fijado el noray en mi distrito, que yo he hecho en el este, desde Hebenu hasta el "Camino de Horus", dotado de ciudades llenas de gentes, lo más escogido de toda la tierra, para repeler los ataques contra ellos. ¡(Ojalá) vea yo un bravo que lo copie, que supere lo que yo he hecho! Un heredero miserable sería mi desgracia. Además debe decirse esto acerca del extranjero: mira, el vil asiático es un miserable a causa del lugar en que se halla. Tiene problemas con el agua, dificultades con los árboles; sus caminos son múltiples y malos a causa de las montañas. No habita en un único lugar... Combate desde el tiempo de Horus. Ni conquista, ni tampoco es conquistado. No anuncia el día del combate, como un ladrón que se precipita hacia los conspiradores. Pero ¡(así como) yo estoy vivo y seguiré siendo el que soy!, que cuando los extranjeros eran como los muros de una fortaleza, abrí una brecha [en sus castillos]; hice que el Delta les golpeara; capturé a sus habitantes y me apoderé de su ganado, hasta que los asiáticos aborrecieron Egipto. No te sientas turbado por su causa, pues el asiático es como un cocodrilo en su orilla. Saquea en un camino solitario, (pero) nada puede arrebatar de una ciudad de nutrida población. Medenyt ha sido rescatado para su nomo; ha sido irrigado su flanco hasta Kem-Ur. Es el baluarte contra los extranjeros; sus defensas y sus combatientes son numerosos.” Instrucciones a Merikare. I Periodo Intermedio (Serrano Delgado1993, pp 90-95).

Reino Medio Con la Dinastía XI, el dios Montu hace su aparición por primera vez. Esta divinidad es muy difícil de rastrear, pero para mí tiene una gran importancia porque algunos autores la asocian con Baal y Seth (Corteggiani, 2010 p. 403). Hay que tener en cuenta que mntw significa „beduino‟ así que el dios mntw debió ser en algún momento un dios del desierto. De hecho Faulkner coloca al dios Seth como determinativo para el dios Montu:

Fig. 23. Faulkner, 1962, p. 110

Aquí aparece uno de esos juegos de ambigüedades tan querido por los egipcios: formas semejantes debían representar cosas semejantes. 26

En estos jeroglíficos aparece claramente el dios Seth con su morro caído y sus largas orejas hirsutas, pero al mismo tiempo tiene una semejanza con el pico del dios Horus y con sus dos plumas encima de la cabeza. De esta manera, con el tiempo, Mntw pasó de ser un dios de los beduinos del desierto a ser un dios relacionado con el ciclo solar y el halcón. Con mucha frecuencia ocurre que, dependiendo de los avatares de las guerras, los propios dioses se van transformando y adquieren los caracteres que van más en concordancia con el equipo ganador. Como la energía, que ni se crea ni se destruye, los dioses siempre se están transformando, por eso es tan difícil seguirles el rastro. Montuhotep se instaló en Tebas pero tuvo que estar relacionado con algún grupo beduino porque no se puede concebir de otra manera su fuerte relación con un dios del desierto. A partir de aquí, el dios adquiere otras connotaciones y resulta difícil asociarlo con Seth, pero solo hay que rascar un poco para que su fuerza sethiana aparezca. Por esta época tenemos muchos problemas para distinguir los amigos de los enemigos de Egipto porque hay confusión respecto a los nombres. El mejor testimonio para aproximarnos a una clarificación lo da el Cuento de Sinuhé, el hijo del Sicomoro. Este cuento relata sucesos ocurridos en una fecha histórica concreta y, aunque no se puede considerar un documento histórico al cien por cien, no se puede descartar como documento de gran validez para considerar la situación en Egipto a la llegada del faraón Sesostris I después del asesinato de su padre Amenenhat I. Todo está relatado con mucho detalle y no podemos entrar en ellos aquí y ahora pero es de interés para mi ensayo porque menciona toda una serie de pueblos dentro y fuera de la frontera egipcia, comentando sus costumbres y su posición respecto del faraón egipcio. En resumen, se trata de la huida de Sinuhé (una persona relacionada con el harén de Amenenhat) a Palestina donde es muy bien acogido por uno de los jefes de las tribus locales (un heka khaswt) llamado Amunenshi (amigo del rey de Egipto) que lo casa con su hija mayor y le asienta en el país de „iaa‟ donde Sinuhé vive felizmente y tiene a sus hijos, al mismo tiempo que trabaja como instructor de los hijos de Amunenshi. Pero Sinuhé no es solo un hombre de conocimiento, también es un gran guerrero y debe enfrentarse a dos pueblos enemigos que atacan continuamente. Uno de esos pueblos es llamado el pueblo del arco (sTtyw)y el otro el pueblo de los merodeadores del desierto (mntyw Sa) también llamado „los que andan sobre la arena‟. Estos pueblos son pueblos nómadas que no se asientan en ninguna parte y viven de la trashumancia y la rapiña. Ese es el pueblo asiático que menciona las enseñanzas de Merika-re y nada tienen que ver con los sirios o palestinos que viven en sus tierras sometidos a sus propias leyes. Los pueblos asentados dicen de los nómadas que son los pueblos sin ley. Ahora bien ¿qué pueblo es el que va entrando lentamente por la frontera Oriental del Delta, un pueblo de los llamados nómadas merodeadores o uno que debe desplazarse de su tierra por culpa del hambre? Como hemos comentado anteriormente, en la tumba del nomarca Jnumhotep aparece bellamente descrita esta pacífica migración y el nombre que figura es el de hekaw khasut, es decir jefes de países extranjeros, y esa palabra nada tiene que ver con „merodeadores‟.

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Por lo tanto no se trata de bandidos, sino de un pueblo de alguna manera vencido y con necesidad de emigrar a otro país. Esto hay que tenerlo muy en cuenta. Los faraones de la XI dinastía siguen una línea onomástica asociada al dios Montu que, como hemos visto, tiene fuertes asociaciones con Seth. Es, por lo tanto, un pueblo sethiano amigo de las tribus de Palestina el que ha tomado las riendas de Egipto en este momento. La capital del reino se traslada al Sur. Durante la dinastía XII, con Amenenhat I, la corte, o al menos el centro neurálgico, se vuelve a desplazar desde el Sur, en Tebas, al Norte cerca de El Fayum, donde fundaron una ciudad llamada iTi TAwy que se convirtió en su capital y cuya necrópolis estaba en la actual El Lisht, donde la mayoría de los faraones de este periodo se construyeron una pirámide. A la entrada de El Lisht se encontraron restos de una ciudad para los trabajadores y artesanos de la necrópolis: El Kahun. Allí aparecieron una serie de importantes papiros relacionados con la administración, la medicina, la literatura, himnos, etc. Entre ellos, algunos episodios relacionados con la historia de Horus y Seth (Grimal, p. 197). Un fragmento de la profecía de Neferty anuncia: “Vendrá un rey del Sur, Ameny será su nombre. Es hijo de una mujer de Ta-Seti y de un hombre de Nekhen. Recibirá la Doble Corona y pacificará a los Dos Poderosos (Horus y Seth) (Goedicke, 1977). El primer panel con la figura de Seth se encuentra en el templo-pirámide de Amenenhat I en el Listh:

Fig. 24. Panel con una representación de la fiesta Sed del faraón Amenenhat I. Su templo funerario de El Listh. Shafer, Arnold, Haeny, Bell 2005, p. 77.

El faraón celebra su fiesta de renovación y aparece su imagen simétrica con cada uno de los dos combatientes: Horus y Seth que hacen de enlace entre el cielo y la tierra. El Cetro Was con cabeza de Seth hace de pilar uniendo y separando los dos mundos.

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También se ha encontrado un relieve de Seth sujetando las plantas del alto Egipto (el loto) en la base del trono del rey Sesostris I actualmente en el Museo de El Cairo.

Fig. 25. En el trono de Sesostris I, Horus (gran dios del plumaje multicolor) y Seth [el de Nebet (o el ombita) Señor del Alto Egipto] atan el nudo entre las plantas representativas del Alto y Bajo Egipto sobre el jeroglífico que representa el signo de unión. Imagen extraída de Schulz & Seidel, 2004, fig. 7.

Te Velde (p. 17) menciona un fragmento de amuleto que pertenece al Reino Medio y que muestra la figura del animal sethiano junto al signo de protección. Todo parece indicar que, durante el Reino Medio, el dios Seth gozaba todavía de buena salud y los faraones lo tenían en cuenta. Los Textos de los Sarcófagos están llenos de alusiones a esta divinidad, pero lo veremos más adelante. 29

El gran panel que celebra la fiesta de renovación sed del faraón Sesostris III muestra de nuevo a los dos combatientes equilibrando una doble imagen simétrica del faraón sentado en su trono con su habitual toga (que casi parece un sudario) para el festival.

Fig. 26. Panel con la representación de la fiesta Sed del faraón Sesostris III. Dintel de Nag el Madamud. Naydler, 2003, p.314.

A partir de la dinastía XII vuelve a aparecer una laguna importante en cuanto a información fidedigna. Se conocen tres papiros de esta época, dos papiros administrativos: el Papiro de Brooklin y el Bulak, y otro matemático: el papiro Rhind. Los tres pertenecen al periodo denominado Hikso, en el que entraremos someramente. Como hemos mencionado más arriba, la primera vez que aparece representada la palabra Hikso es en una tumba de Beni Hassan perteneciente al nomarca Khumhotep. Los jeroglíficos que designan a este pueblo son el cayado de pastor HqA y el determinativo para las dunas del desierto xAst.

El ideograma del desierto no siempre implica un país extranjero, ciudades como Elefantina (Abw), El Fayum (tAS) y otras, lo llevaban como determinativo y eran totalmente egipcias, y algunos pueblos como el libio (THnw) siendo extranjero, no se escribía con el determinativo para desierto N25, así que la cosa no está tan clara. Más aún, si tenemos en cuenta que uno de los primeros faraones de Egipto, el poderoso faraón Den de la Primera Dinastía, tenía por nombre xAsty, que tendría que traducirse como „El extranjero‟ si siguiéramos ese razonamiento, cosa de todo punto absurda. 30

Fig. 27. Faraón Den Petrie 1900, pl. V.

Lo que está claro es que se trata de reyes que los nobles tebanos consideraban „extranjeros‟, es decir, expulsables. Lo que nunca tendremos claro, por el momento, es si realmente eran extranjeros para la gente del delta o todos ellos estaban hechos de la misma madera. Baste recordar aquí las guerras que Mentuhotep emprendió contra sus enemigos asiáticos entre los que figuran no pocos pueblos del Delta Oriental de Egipto. Igual ocurre con alguna de las paletas predinásticas, por ejemplo la de Narmer que como rey del Sur posiblemente seguía considerando enemigo tanto al asiático como a los rebeldes del Delta, que siempre fueron un pueblo agricultor y comerciante con fuertes tendencias semitas que chocaban bastante con los belicosos guerreros del Sur, siempre empeñados en la reunificación de las Dos Tierras que básicamente consistía en apoderarse de los ricos pastos y rutas comerciales del Bajo Egipto. Así pues seguir la pista del pueblo semita o algún pueblo invasor en base a las respuestas de los reyes del Alto Egipto no resulta muy esclarecedor.

Tenemos varios nombres jeroglíficos para estas poblaciones vamos a decir „flotantes‟;

aAmw , pueblo asiático que se rige por el consejo de ancianos .

Mntyw, pueblo asiático y pueblo del Sinaí. Habitantes de las arenas (beduinos). 31

aprw, pueblo asiático relacionado con los barcos su nombre está relacionado con atravesar un río (Faulkner Concise dictionary), está documentado que ayudaron a Khwfu con su pirámide. También se pueden considerar „los que pasan‟ „los errantes‟ podría estar relacionado con el origen de la palabra hebreo.

sttyw, pueblo asiático relacionado con las flechas, al parecer vivían de la caza.

sTtyw, tanto puede hacer alusión a un pueblo asiático como a los habitantes de Nubia (tA st(i)). Sinuhé se declara al principio de su historia „administrador de los dominios del rey en los países asiáticos‟ donde países asiáticos figura como tAw sTtyw.

Lo llamativo aquí es el jeroglífico para Asia (sT) . Este jeroglífico representa un nudo, al parecer el nudo que llevan algunas ropas por detrás. Lo cual recuerda la famosa profecía de Delfos que hablaba de que sólo podría vencer a los Asiáticos aquél que lograra cortar el nudo gordiano ¿podría ser éste el nudo gordiano? En cuyo caso la profecía podría traducirse por: “Solo podrá dominar a los asiáticos aquel que logre desunirlos (cortarles el lazo). Pero esto es salirse mucho del tema”.

Hr(y)w Sa, los que andan sobre la arena. Es otra forma de aludir a los beduinos pero en este contexto designa más bien a tribus de las llamadas merodeadoras que nunca se asientan y van de un lado a otro viviendo del pillaje de los poblados que se encuentran en su camino.

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pDtyw, los arqueros, los que usan el arco. Según Lefevre y Lexi (ver Fermat, p. 74) esta palabra representa en general los pueblos bárbaros, los pueblos del arco que el faraón debe siempre someter pero, al mismo tiempo, como he comentado en más de una ocasión, el arco es un arma que tiene mucho que ver con Seth. En los Textos de las Pirámides Seth es mencionado como „el del arco pDt‟. Así puede verse en este relieve del templo de Luxor como más adelante en una escena con Tutmosis III (fig. 36) y al principio, cuando hablé del pueblo iwnw mencionado por Petrie.

Fig. 28. Arco y cetro was. Templo de Luxor. Fotografía de Hans Kontkanen, web: joanlansberry.com Sept.2011

Creo que la relación entre el cetro was y Seth es clara pero, por si hay alguna duda, baste recordar el enorme cetro was (casi dos metros) de fayenza que Petrie encontró en el templo de Seth en Naqada y que perteneció a Amenhotep II, hijo de Tutmosis III, constructor del templo. 33

Fig. 29.Cetro Was de Fayenza Azul de Amenhotep II. Petrie, Naqada and Ballas. LXXVIII.

iAbt, los países orientales, que tanto incluye el Delta oriental como algunos países asiáticos. En la paleta de Den aparece el faraón aplastando con su maza a un representante caído de esos pueblos bajo el nombre genérico de los orientales: iabty. En el cuento de Sinuhé también se menciona que al rey se le enfurece el rostro cuando ve a los orientales y se le alegra cuando captura a „esos extranjeros que luchan con el arco‟ (Fermat, p. 77). Y no deja de ser curioso que Sinuhé mencione todas estas maravillas de su faraón, precisamente a uno de los jefes de esos países orientales que tanto combate. Seguramente en todo este conjunto de palabras para designar a pueblos no egipcios la connotación de „enemigo‟ podría ser coyuntural, dependiendo de las relaciones que en cada momento mantuviera Egipto con la tribu o tribus en cuestión, pero parece ser que las que luchaban con arco y flechas son las que más habitualmente desatara las iras de los faraones. Ya hemos visto que precisamente Seth se asocia con el arte del tiro con arco. 34

En un sentido algo confuso, Sinuhé, cuando está mencionado las magníficas cualidades del rey de Egipto, expone “él no se olvidará de las regiones norteñas (xAswt mHwt) que han sido creadas para atrapar a los beduinos (sttyw) y pisotear a los merodeadores (mniw) que andan sobre la arena (mniw Sa). La palabra mniw significa claramente pastor, el que cuida de las ovejas. Se trata sin duda de ganaderos errantes que con frecuencia pasaban al Delta desde la zona del Sinaí para aprovechar sus ricos pastos para alimentar su ganado. Un hecho muy recurrente a lo largo de la historia de Egipto y del que también hay muchas alusiones en la Biblia, el libro sagrado de los hebreos.

Los Hyksos. Flavio Josefo fue quien mencionó por primera vez a estos pueblos que lentamente habían colonizado el Delta de Egipto. Los llamó los Hekaw Khaswt (HqAw xswt)y aunque muchos autores hayan visto aquí un término peyorativo no lo es tal si tenemos en cuenta todo lo que hemos visto en las aventuras de Sinuhé, se trata de Jefes de tribus que procedían de la zona oriental del Delta y sobre cuya historia no sabemos nada. Muchos reyes Egipcios sobre todo a partir de la época ramésida se llamaron a sí mismos Heka khaswt y ese término en ese contexto fue interpretado como „dominador de países extranjeros‟. Es el caso del trono de Ramsés II en el templo de Luxor y otros muchos que irán apareciendo más adelante.

Lo realmente importante aquí es que por primera vez se hacen con el poder en Egipto unas tribus del desierto que es posible que llevaran ya viviendo en el Delta mucho tiempo y si tal como decía Herodoto „Egipcio es todo aquel que vive de las aguas del Nilo‟ fueran tan egipcios como el que más. Pero un Egipcio del Sur no tiene nada que ver con un Egipcio del Norte y solo tienen en común un río. Sinuhé en sus aventuras decía que se sentía tan perdido como „un hombre del Delta que se encuentra en Abydos‟ (Fermat 2009, p.68) lo cual es de por sí muy gráfico. La reina Hatshepsut de la XVIII Dinastía hace una alusión a este pueblo en el templo que ella dedicó a la diosa Pakhet (paredro de Seth) en Beni Hasan, el Speos Artemidos.

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La inscripción reza: “I have raised up that which was unfinished since the Asiatics (Aamw) were in the midst of Avaris of the Northland, and the barbarians were in the midst of them, overthrowing that which was made, while they ruled in ingnorance of Re.” (Breasted 1906, Tomo II pag 126-127). Sin embargo, algunos reyes hiksos (los de la XV Dinastía) aparecen en el Papiro de Turín de época ramésida como auténticos reyes egipcios. Es decir, parece que hubo una situación en la que los reyes hiksos, que siempre residieron en el Delta Oriental, tuvieron un control sobre todo Egipto incluidos los príncipes del Sur que posteriormente se sublevaron. Existe un importante documento que habla de la invasión hiksa y su relación con el dios Seth que pocas veces se tiene en cuenta. Se trata de la Estela del año 400 descubierta por Montet (re-descubirerta, en realidad fue Mariette quien la descubrió por primera vez en 1863) en Tanis (próxima a Avaris y Pi-Rameses) actualmente en el Mueso del Cairo con el número 60 539. En esta estela se conmemora el 400 aniversario del establecimiento de un culto a Seth por parte de los hiksos en la zona de Avaris (capital hiksa) en el Delta Oriental. Esta estela establece una conexión entre los pueblos hiksos y la dinastía ramésida pasando por Horemheb (el faraón que puso fin a la herejía de Akhenaton y restauró el culto de todos los dioses incluido Set, como veremos más adelante). La conexión es tan fuerte que la dinastía ramésida edificó su centro de poder sobre las ruinas de Avaris (la capital hiksa) y se llamó Pi-Rameses.

Fig. 30. Pierre Montet, La stèle de l'An 400 retrouvée, Kêmi I, Paris, 931 (1933) p. 191 à 215.

En ella figura el siguiente texto: “Para tu Ka, Oh Seth, Hijo de Nut, tú fijas la duración de los años y llevas tu Ka para el Ka del príncipe regente (…) visir y gobernador de Tebas, escriba real, intendente de los carros, gobernador de los países extranjeros (HqA xswt), gobernador de la fortaleza de Tjaru (…) Seti justificado”. 36

El principio del fin de los hiksos en el Delta empezó con una carta que el faraón Apopi le envió al príncipe tebano Sekenenre Taa I. Esta carta está registrada en el papiro Sallier I recogida por el escriba Pentaur en estos términos: “Aconteció pues que la tierra de Egipto estaba en dura aflicción y que no había un Señor como rey en ese tiempo. Ocurrió que el soberano Sekenenre era gobernante de la ciudad del Sur. Había, sin embargo, dura aflicción en la ciudad de los asiáticos estando el príncipe Apopi en Avaris. Todo el país le presentaba ofrendas trayéndole sus tributos. El rey Apopi tomó para sí a Seth como único señor y no servía a ningún otro dios que hubiera en todo el país.” (www.egiptología.com) Parece que aquí tenemos un trasfondo de guerra religiosa porque, de la misma manera que Apopi declara que sólo sirve al dios Seth, Sekenenre hace lo mismo respecto del dios tebano Amón y ha declarado la guerra a Seth matando a los hipopótamos del Nilo, cuyos gritos de dolor llegan al Delta e impide dormir a los hiksos. Pero debe haber algo muy personal en esta postura de Sekenenre, porque su consejo no lo apoya en esta campaña. La guerra se inicia y dura varias generaciones hasta que finalmente Ahmose libra la batalla final invadiendo a Avaris. Es el comienzo de la XVIII Dinastía.

Reino Nuevo Con la derrota Hiksa podría pensarse que el dios Seth (identificado por los hiksos con Baal, como se ve en la Estela del Año 400) ha desaparecido del panteón egipcio, pero no es así en absoluto. Tutmosis I construyó un hermoso templo dedicado a Seth en Naqada que fue el que descubrió Petrie en sus excavaciones. En él aparece la siguiente estela:

Fig. 31. Panel del templo de Tutmosis I dedicado a Seth en Nagada. Petrie, 1895. pl. LXXVII.

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La Reina Hatshepsut aparece en un bloque de Karnak recibiendo el signo de la vida de manos del dios Seth:

Fig. 32. Hatshepsut recibe el signo de la vida de manos de Seth. Redford, 1993, p. 150, plate17.

Entre Hatshepsut y su sobrino y sucesor Tutmosis III había muchas más afinidades que desacuerdos, lo cierto es que estos dos personajes de la historia no sólo compartían la veneración por Seth sino por las artes y las ciencias en general. Si no llega a ser porque los historiadores se empeñan en que la „damatio memorie‟ fue cosa de Tutmosis III (que está por ver) yo diría que se trataba de dos almas realmente gemelas. En su artículo sobre el templo de Mut en la época de Hatshepsut, Betsy Bryan escribe que Hatshepsut volvió a instituir un festival religioso que había tenido gran relevancia durante el Reino Antiguo: el Festival de la Borrachera. Por los textos grabados en Deir el Bahari, sabemos que Hatshepsut lo recobró para la „Hermosa Fiesta del Valle‟ que está íntimamente conectada con el ritual de apaciguamiento de la diosa leona Sekhmet un trasunto de Hathor. Estas borracheras rituales se llevaban a cabo durante numerosas fiestas, pero las que se celebraban en el templo de Mut en Karnak eran particularmente famosas, la gente acababa tan borracha que tenía que dormir bajo un porche que la reina había construido a tal fin. Seguramente estas fiestas incluían algún tipo de actividad sexual (Bryan, 2005, p. 182) con lo cual podrían considerarse realmente dionisíacas y este papel encaja muy bien con uno de los aspectos del dios Seth que en estas ocasiones era el paredro de Hathor Señora de Denderah, donde también se reproducían estos festivales de la borrachera.

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Fig. 33. Estela caliza procedente de la XVIII Dinastía en la que aparece Hathor como Señora de Dendera y Seth como Señor de Nebet (Ombos ó Naqada) y Señor del Alto Egipto. (Kmt, Vol 15, Num. 4 Winter 2004-2005, p. 70)

Tutmosis III tuvo también una gran veneración por Seth, de hecho se llamaba a sí mismo „amado de Seth‟ (Hart, 2005, p. 144).

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En Karnak, el templo del Festival sed de Tutmosis III, Seth aparece en numerosas ocasiones llevando el signo de vida Ankh.

Fig. 34. Seth en el templo de Tutmosis III en Karnak. Fotógrafo Arja Kontkanen.

Esta foto forma parte de un panel cuya completa interpretación he encontrado en la página www.joanlansberry.com

Fig. 35. Reconstrucción del relieve de la pared trasera de la sala hipóstila del templo de Tutmosis III. www.joanlansberry.com

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Sobre la columna de Seth figura lo siguiente: “[..] Señor del Sur, Señor del Cielo, Grande en Magias, hijo de Nut grande en fuerza , el que está al frente el que reside (el que está al frente) en seses (sss)”. Pleyte, 1863, p.11. También aparece una escena mencionada por Lepsius en la que el propio Seth da clases de tiro con arco a Tutmosis III.

Fig. 36. Tutmosis III recibe instrucciones de Seth. Detalle de un relieve del templo de Amon en Karnak. Wilkinson, R. 2003. P. 199

Fig. 37. Estela de Nakhtw.

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Durante los reinados de Amenhotep I y Amenhotep II vivió un escriba del catastro llamado Nakhtw de Permut en cuya estela aparece ofreciendo libaciones al dios Anty (o Anteo) representado con cabeza de Seth sentado delante de una mesa de ofrendas y recibiendo el nombre de Señor de Tchebu: nb Tbw, actual Qau el Kebir y el de gran dios señor del Cielo (aA nTr nb pt)epítetos de Seth que ya conocemos de otras ocasiones. La pieza se encuentra en Chicago IL, Oriental Institute Museum con el número10510.

Durante el reinado del último faraón de la dinastía XVIII, el faraón procedente del Delta Horemheb Seth, volvió a ocupar su lugar en el panteón egipcio después del periodo amarniense.

Fig. 38. Horemheb es protegido por Horus y Seth bajo un disco solar alado. R. Lepsius.

Durante el periodo ramésida, Seth alcanzó su máximo poder, se le construyó un templo en Pi-Rameses (antigua Avaris) y en muchos de los templos ramésidas aparece la figura del dios Seth formando parte de los nombres reales en los cartuchos de los faraones Seti I y Seti II, bautizando o dando fuerzas al faraón como es el caso en Karnak, Templo de Abu Simbel, Medinet Habu, etc. o simplemente en estelas de sacerdotes o escribas que lo tenían como un dios personal.

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Algunos ejemplos:

Fig. 39. Cartucho de Seti I. Imagen tomada por Hans Kontkanen en el templo de Seti I en Abydos.

Fig. 40. Ramsés II es bendecido por Horus y Seth en su templo de Abu Simbel. Imagen de la autora.

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Keneth Kitchen´s, en su libro Ramesside Inscriptions, translated and annotated Notes and Comments, pg.313-314 hace referencia a una pieza de arquitrabe encontrada en un templo de Tanis procedente de la época ramésida en la que hay una curiosa alusión a Seth junto con Montw, hijo de Montw que ya hemos visto durante el Reino Medio.

Fig. 41. Arquitrabe encontrado en el templo de Tanis. Época ramésida. Se puede ver al animal sethiano junto con los jeroglíficos para montw hijo de montw.

En el museo de El Cairo se encuentra un conjunto escultural que representa a Ramsés III en el centro, bendecido al mismo tiempo por Horus y Seth:

Fig. 42. Ramsés III es protegido por Horus y Seth. Encontrado en Medinet Habu, actualmente se exhibe en el Museo de El Cairo.

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Fig. 43. Estela del artesano real Aapehy actualmente en el Museo Británico BM 35630 probablemente procede de Medinet Habu el templo funerario de Ramsés III.

El primer faraón de la dinastía XX se llamó Sethnakht (Seth es poderoso) y era probablemente un nieto de Ramsés II. Otro nombre teóforo durante esta dinastía es el del hijo de Ramsés III, Sethirkopshef, que aparece representado en la procesión grabada en el muro del templo de Medinet Habu. Cuando llegó al trono se convirtió en Ramsés IV. Estos solo son algunos de los muchos ejemplos que demuestran la influencia que el dios Seth tuvo durante la dinastía XIX y XX, a partir de la cual entra en decadencia y sus apariciones documentadas son cada vez más escasas. Sin embargo en la dinastía XXII aún existe una figura de Seth retocada para que se transforme en el dios-carnero Amon, lo cual indica que, por esas fechas, Seth ya había dejado de ser un dios popular y su culto había decaído totalmente (te Velde, 1967, p.24). 45

Fig. 44. Seth transformado en Khnum durante la XXII Dinastía (Lurker 2005 p.110).

Durante la dinastía XXII la mayoría de las imágenes de Seth en estatuas e inscripciones fueron destruidas (Budge 2007, p. 133) y en muy pocas todavía quedan rastros del animal sethiano. Como ocurre en este relieve del museo al aire libre de Karnak, la figura del dios ha sido destruida con todos sus jeroglíficos, pero todavía puede verse a la izquierda al animal sethiano intacto.

Fig. 45. Panel expuesto en el Museo al aire libre de Karnak. Foto de la autora.

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También en el templo de Karnak, el templo que Seti II dedicó a las tres barcas de la tríada tebana, se encuentra el cartucho del faraón con la figura de Seth cuidadosamente borrada.

Fig. 46. Arquitrabe de la Capilla que Seti II dedicó a las Barcas Sagradas de la Tríada Tebana en Karnak. Se puede ver la figura de Seth del cartucho del faraón completamente borrada. Foto de la autora.

A partir de la dinastía XXII se practicó una auténtica „damnatio memoriae‟ que ha hecho que la figura del dios Seth, el Hijo del Cielo, sea malentendida en muchos sentidos. Los faraones de esta dinastía tenían un origen libio y su divinidad principal fue Amon en su figura del carnero Ram, de cuernos doblados y portador del disco solar, una tradición ya atestiguada desde los tiempos más remotos en el norte africano (ver el yacimiento de Um Umagiat de Almagro Bosh). Egipto volvió a dividirse: los que realmente controlaban el doble país eran de nuevo los poderosos sacerdotes de Amon de Tebas. Según Manetón esta dinastía duró 120 años. Hay que decir que, a partir de este momento, ya no vuelven a gobernar más reyes propiamente egipcios, es decir, el decaimiento de la adoración de Seth, aunque parezca paradójico, sucede con los reyes extranjeros: libios, etíopes, asirios, persas, macedonios, láguidas y romanos se hacen con el control de las dos tierras. Sin embargo, como dijimos al principio, los dioses ni se crean ni se destruyen sólo se transforman y, durante la época grecorromana, surgió una figura espeluznante cuyo culto está atestiguado ya en Alejandría (Corteggiani 2007, p. 436). Se trata de Némesis una divinidad que representa la justa venganza y su representación era un grifo con un morro absolutamente sethiano:

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Fig. 47. El Grifo de Némesis, época romana. Museo de Brooklyn nº53.173.

Corteggiani lo relaciona con el dios egipcio Petjbe, el vengador de los dioses que castiga al injusto sin tardanza y premia a los justos. También se asocia al dios Shai, el dios del Destino que te Velde y Quaegebeur asocian con Seth. Por lo tanto, parece un buen modo de acabar este capítulo: El olvido de Seth será vengado.

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3.- Seth en los Textos Funerarios

La escritura jeroglífica egipcia, es una escritura sagrada y su uso más habitual era para dirigirse a los dioses. Para temas legales, administrativos, curativos y literarios se recurría a la escritura hierática, que es una especie de cursiva de la escritura jeroglífica conservando todavía los rasgos generales de los dibujos iniciales pero más cómoda para ser escrita sobre soportes pequeños. Los principales textos religiosos egipcios tenían una finalidad principal funeraria, es decir, ayudar al difunto a superar las difíciles pruebas que tenían que pasar para volver a la vida o para transformarse directamente en estrellas. No obstante, algunos pasajes hacen una clara referencia al mundo de los vivos con consejos para llevar una buena vida en el Más Allá. En cualquier caso su uso práctico es poner en conexión al hombre con las fuerzas (hostiles o amigas) con las que ha de enfrentarse cuando pase el umbral de la muerte. En estos textos encontramos numerosas alusiones a Seth con sus diferentes epítetos que es lo que vamos a tratar en este capítulo, pero antes me gustaría hacer algunas aclaraciones. La figura de Seth pasó a ser una figura realmente maldita a partir de la dinastía XXII, como hemos mencionado en el capítulo anterior. De esta manera, a pesar de que Seth es siempre el oponente de Horus, no por eso puede demonizarse en los textos funerarios. Con frecuencia se ha escrito que la figura de Seth ha sido suprimida o cortada por la mitad para conjurar sus poderes malévolos, pero eso no es cierto en los textos que nos ocupan porque, en realidad, son todos los seres vivos (el pato, la gacela, el león, la serpiente e incluso el hombre) los que están partidos y su sentido no está del todo claro. En cualquier caso es únicamente en los textos de las pirámides donde se dan estos casos (Lacau 1914, p. 1-19).

Textos de las Pirámides. Hasta la fecha, se han encontrado textos inscritos en las pirámides de 10 reyes y reinas en Saqqara, la necrópolis del Reino Antiguo cuya capital era Memphis. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10.

Unas (Dinastía V, ca. 2353-2323 B.C.) Teti (Dinastía VI, ca. 2323-2291 B.C.) Pepi I (Dinastía VI, ca. 2289-2255 B.C.) Ankhesenpepi II, esposa de Pepi I Merenre (Dinastía VI, ca. 2255-2246 B.C.) Pepi II (Dinastía VI, ca. 2246-2152 B.C) Neith, esposa de Pepi II Iput II, esposa de Pepi II Wedjebetni, esposa de Pepi II Ibi (Dinastía VIII, ca. 2109-2107 B.C)

(Allen, James P. Writings from the Ancient World, The Ancient Egyptian Pyramid Texts. Society of Biblical Literature, 2005). 49

Los primeros textos funerarios 'organizados' (Carrier, les Textes des Pyramides, Préambule) aparecen en la pirámide de Unas, sobre las paredes de la zona subterránea de su tumba: cámara funeraria, pasaje de la cámara funeraria a la antecámara, la antecámara y el corredor. Pero, aunque en la pirámide de Unas aparecieron esos primeros textos escritos, no quiere decir que su origen no sea todavía más antiguo. De hecho, la mayoría de ellos pertenecen a una época en la que las costumbres funerarias eran más primitiva, con tumbas subterráneas construidas con barro cocido (Allen, 2005) o incluso con enterramientos directamente en la arena, como parece demostrar una de las declaraciones: „Quítate la arena de tu rostro‟ (Carrier, 2009, Préambule). Las alusiones a Seth son de muy diversos tipos pero predominan las favorables debido a que el culto a Osiris todavía no se había enraizado. En la pirámide de Unas, Seth es siempre mencionado con el animal tifonio que lo representa y en las otras pirámides, tan solo aparece su nombre. Así, Seth es mencionado como „el que escupe smin‟ que es una sustancia pegajosa que une (reconcilia) las partes separadas (Declaración 34, que se encuentra en las pirámides de Unas, Pepi II, Neit, Iput y Wdjebetni). También se le menciona como „el que lleva en su frente el Ojo de Horus‟ (Declaración 47 de la pirámide de Pepi II, Ibi, Neit y Wdjebetni). Y declaración 134 de Unas y Pepi II (Thode). En la declaración 61 (pirámide de Pepi II) aparece: “Oh Osiris Rey, toma la pata delantera de Seth que Horus ha arrancado.” Pertenece a un episodio del combate entre Horus y Seth que veremos más adelante. La pata delantera de Seth corresponde a meskhetyw, es decir, la constelación de la Osa Mayor, una de las circumpolares. No hay que olvidar que, durante el Reino Antiguo, el difunto pretendía unirse a las estrellas que nunca descansan en el horizonte. La total solarización de los rituales funerarios no se produce hasta el Reino Nuevo. „Seth el temido‟ en la Declaración 135 de las pirámides de Unas, Pepi II, Ibi, Neit y Wdjetbetni. „Seth el que concibe‟ (Bertrand, 2008 p. 92) mientras es Horus el que „da a luz‟. Tiene el sentido de lo „oculto‟ sethiano en contraposición de lo que es expresado o manifestado hóricamente. Un paso de potencia a acto, de la oscuridad a la luz. „Seth el que coge de una mano al difunto‟ para llevarlo a la Duat (la otra mano la coge Horus) (Declaración 271 de las pirámides de Unas, Pepi I y Pepi II). La idea contenida es la necesidad de unidad o equilibrio para poder ascender por las escaleras que conducen al mundo de los dioses. Y en ese sentido, hay que señalar que las puertas del cielo eran puertas „batientes‟ (es decir de doble dirección). Seth es denominado en ocasiones „Señor de las Escaleras‟, como en el texto del papiro de Pepi en el que el difunto es informado de cómo debe dirigirse a la escalera: „Te rindo homenaje, ¡oh divina escalera! Te rindo homenaje, ¡Oh escalera de Seth!‟ (…) … y le has dado a Pepi la escalera del dios Seth para que puedas subir al cielo cuando hagas uso del poder mágico de Ra. (…) Pepi ascenderá como la cobra de la frente de Seth (Wudge, 1996, p.54-56). En el capítulo 149 de la Recesión Tebana del Libro de los Muertos vuelve a aparecer el tema de la escalera, lo veremos más adelante.

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„Seth el poderoso ombita (nebita) de la capilla del Sur‟ (Utterance, 268, 370, pyramidtextsonline): qA nbt m xnt itrt. Aquí hay una confusión entre dos lugares: Nebet (Ballas-Naqada) y Nebyt que es Kom Ombo, bastante más al sur. Las divinidades veneradas en Kom Ombo son Horus y Sobek y, aunque Sobek, sin lugar a dudas, estuvo muy asociado a Seth, no se puede decir que se trate de la misma divinidad. „Seth, el que está en el Castillo junto con Horus‟ (Declaración 215 Unas. Thode). „Seth, el que no tiene heridas‟ (mientras Horus, es el que no está mutilado) (Utterance, 215, ptextsonline). „Seth, el compañero de Nephtys‟ (Utterance, 217, ptextsonline). „Seth hermano de Thot‟ (Utterance, 218, ptextsonline). Hay una fuerte asociación entre Seth y Thot. En algunas escenas que representan la unión de las Dos Tierras, como ocurre con la representada en el trono de Sesostris I en su templo funerario de Lisht, Seth aparece como Señor de Nebet y Horus como el Gran Dios de Plumaje Abigarrado. Cada uno de ellos sujeta fuertemente una de las plantas características del Alto y Bajo Egipto: Seth el junco y Horus el papiro. Pero en ocasiones Seth es sustituido por Thot siendo esta divinidad la que recoge el junco y representa al Sur frente al papiro del Norte que siempre es representado por Horus. Igual para las escenas de „bautismo‟: En Karnak, el bautismo de Hatshepsut es representado con Horus y Seth a ambos lados de la reina, pero en otras escenas es Horus y Thot, como en la tumba de Neferabu de la XX Dinastía y en el templo ptolemaico de Kom Ombo. Durante la época ptolemaica se asoció con el planeta Mercurio [sbg(w)] a Seth, en lugar de a Thot. (Maravalia, 2006). La asociación entre Seth y Thot adquiere un aspecto inusual en el libro de Redford, (D. 2002, p. 262) en la que Thot es el fruto de la relación homosexual-incestuosa entre Horus y Seth. „Seth el que ve a los Dos Harmoniosos’ (Ut., 308, ptonline) título de todas las reinas egipcias desde las primeras dinastías hasta el Reino Antiguo. „Seth, el que es concebido como aquel frente al cual el cielo se estremece‟ Mientras Horus es traído al mundo como „aquel frente al cual la tierra se estremece‟. (Ut. 215, ptonline). „Seth el grande en magia‟ que se encuentra en Nebet y es Señor del Alto Egipto. Declaración 222 (204) en la pirámide de Unis, Pepi II, Ibi, Neit (Thode). Este quizá sea un de sus epítetos más mencionado. „Seth el que ha sido parido violentamente‟ (Fórmula 222, Bertrand, 2008). Aquí hay que recordar que nacer es de suyo un acto violento, tanto como morir. Las dos son situaciones „de paso‟ que exigen de la violencia para prosperar. „Seth el que se come el pequeño Ojo de Horus‟ (Formula 90, Bertrand, 2008).

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„Seth, el que le da una patada al difunto‟ cuando viene a la existencia en su nombre de Orión, largo de piernas y grande de zancada, el que preside el Alto Egipto (Utt. 477, Faulkner, 1910). Esta asociación de Seth con Orión, es muy curiosa porque tradicionalmente es Osiris que lleva el epíteto de „grande de zancada‟ asociándolo a Orión. Los aspectos astronómicos los dejaremos para otra ocasión. „Seth el que lleva el uraeus en el vértice‟ (Utt, 478, Faulkner, 1910). „Seth, del que proviene el Hierro que separa la boca de los dioses‟ (Declaración 21 en Pepi II, Ibi, Thode, p. 3). El Hierro siempre ha sido el metal de Seth (Plutarco llama al hierro „huesos de Seth‟ y Manetón también hace una alusión al tema) (Ver artículo jstor sobre el hierro como hueso de Seth) y de hecho es con su lanza de hierro que combate a la serpiente Apophis, que trata de impedir el progreso de la barca solar. Seth es el gran aliado de Ra en su barca. „Seth el de las Alas de Seth‟ (Declaración 174, 2a, te Velde) tal como figura en el templo de Hibis en Kharga, la única representación que existe de Seth con alas. También hay una alusión a las alas de Seth en el vestíbulo de la pirámide de Merenra (Allen, The ancient Egyptian pyramid texts, 200, p. 234): „Pon el Ojo de Horus en el ala de su hermano Seth‟. „Seth, el de la pata delantera xpS‟ (Declaración 20, te Velde) que al mismo tiempo es una espada (la espada curva de los ramésidas) y que representa a la constelación de msxtyw, la Osa Mayor o pierna de Seth, tal como ya hemos mencionado. „Seth, el del corazón de Seth‟ de la ofrenda de la declaración 57F (Rhode). El corazón ib se asocia con frecuencia a Seth. „Seth, el del arco pDt‟ de la ofrenda de la declaración 57G (Thode). Seth como arquero aparece en ocasiones enseñando el arte del tiro con arco al faraón, como es el caso que está representado en una estela del reino nuevo, descubierta en Karnak, en la que aparece Thot detrás de Tutmosis III dirigiendo su arco hacia su objetivo, tal como hemos visto en el capítulo anterior. Tampoco habría que descartar que la flecha, que en ocasiones se ve representada al final de su cola erguida, tenga relación con sus cualidades de arquero. De hecho una de las traducciones para sti es „arrojar flechas‟. „Seth, el del dedo de Seth’ que hace que el Ojo Blanco de Horus pueda ver (Declaración 69, Pepi II, Thode Rosa). „Seth, el que come del Ojo de Horus‟ (Declaración 90, Unas y Pepi II, Thode). „Seth el que ha sido concebido por Geb‟ y es más poderoso y con más renombre que él. (Declaración 215, (144) Pirámide de Unas. Thode). „Seth, el Ombita que está a la cabeza del Cónclave‟ (Declaración 268, Thode). Aquí vuelve a aparecer „Ombita‟ cuando el texto jeroglífico hace referencia a Nbwt y no Nbyt (Ombos). Sería por lo tanto „el de Nebet‟ tal como explicaremos más adelante. „Seth, el Toro‟ (Declaración 277, Unas, Teti, Neit. Thode).

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„Seth, el que pide al difunto que se siente‟ mientras Horus le pide que se levante (Declaración 305, Unas, Pepi. Thode). Supongo que jugando con el sentido de st = asiento y hr = elevación. „Seth, para el que se abren de par en par las puertas del loto‟ (Declaración 322, Teti, Pepi I, Neit. Thode). Una función muy característica de Seth (que en cierto modo comparte con Wpwawt) es la de abrir puertas y caminos en esa su función de cortar. Como cuando ayuda a avanzar entre las tinieblas a la Barca Solar de Ra, enfrentándose a la serpiente Apophis. En cierto modo se puede decir que abre paso a la barca de Ra a través de la Noche para que pueda renacer al Día. También Seth está asociado a la función de abrir ó cortar la boca del difunto y, en general, abrir todos sus sentidos para que pueda disfrutar de ellos en el más allá: comer, oler, oír e incluso respirar. Y es muy curioso que teniendo en su jeroglífico justamente un cerrojo (O34) su función sea precisamente la de abrir. En la Declaración 356 que se encuentra en la pirámide de Teti, Pepi I, Merenre y Pepi II aparece „Seth por primera vez como „enemigo del rey‟ Y en ese sentido no hay coherencia con la declaración en la que el difunto se identifica con Seth (Declaración 268 y…). Como he comentado al principio, los textos funerarios no son uniformes y en cierto modo constituyen un „refrito‟ de distintas escuelas teológicas, pero principalmente la de Heliópolis y la „Osiriana‟. Para la primera, Seth es el ayudante principal del dios Sol Ra en su lucha con las tinieblas, debido a su función de abrir paso, de cortar haciendo surcos. Pero para la escuela osiriana Seth es el enemigo del rey, el usurpador, y ambos aspectos son reflejados indistintamente en los textos. „Seth el de la magia enorme‟ (Declaración 443 Pepi I, Merenra, Pepi II, Neit. Thode). En relación con su gran capacidad para cambiar de forma (Daressy, p. 78). Aunque en las declaraciones finales de los textos de las pirámides de Teti y Pepi II, Seth se presenta como enemigo del difunto, en general su papel y sus atribuciones corresponden a un dios-rey poderoso del Sur que domina amplios recursos y que es capaz de subir al difunto hacia las estrellas imperecederas. Seth es hijo del cielo, mientras Horus es el hijo del dios de los muertos.

Textos de los Sarcófagos

A partir del Reino Medio (VI Dinastía) los textos funerarios ya no son escritos en las paredes de las pirámides, sino en el interior de los sarcófagos, donde se coloca al difunto para su viaje al Más Allá. Mientras los PT son textos de carácter fuertemente religioso para ser recitados a modo de himnos, los CT tienen un carácter más práctico: son textos para la propia información del difunto, una vez en el más allá, para que pueda moverse sin dificultad por toda su geografía. Realmente incluye una descriptiva cartografía del otro mundo por el que el difunto debe moverse para atravesarla antes de unirse con los inmortales. Incluye pruebas de sabiduría que el difunto debe superar para seguir su viaje sin dificultades (Miguel Ángel Molinero, La cartografía egipcia del Más Allá, p. 175).

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Resulta, por lo tanto, curioso que en este caso no se trate tanto del „buen comportamiento‟ que el difunto haya tenido en vida lo que le ayudará en su camino (como sucederá después en el Libro de los Muertos) sino „los conocimientos‟ que haya logrado adquirir. Es la sabiduría y no la moral lo que permite „abrir las puertas‟ del Más Allá: el sabio, el que conoce, pasará y el ignorante no pasará. La sabiduría es algo relacionado con la mente y la consciencia, mientras la moral está fuertemente asociada al comportamiento, es decir, a la acción; la sabiduría es algo que está sólo al alcance de algunas clases privilegiadas, mientras que la moral es algo aplicable a todo el pueblo. Uno de los aspectos más curiosos de estos Textos del Reino Medio y de los posteriores del Imperio Nuevo es la presencia de numerosos „textos de Transformación‟ relacionado con antiguas costumbres tribales en las que el difunto asume la forma del tótem del clan (Newberry, P.E. p. 222) tanto sea un animal, una planta, un insecto o un objeto inanimado. En la tumba de Paheri en El Kab se encuentra un interesante ejemplo:” … que puedas entrar y salir, que tu corazón se ensanche de favores del Señor de los Dioses, una buena tumba después de una larga vida de honorables servicios, cuando llegas a la ancianidad y pasas a este lugar en tu tumba reuniéndote con la tierra en la necrópolis del Oeste, conviértete en un Ba viviente, que puedas disfrutar del pan, del agua y respirar, que puedas realizar tus transformaciones en la forma de una garza, una golondrina, un halcón o una garceta, según tu deseo. Es muy posible que estos animales fueran en origen el tótem de alguna tribu en particular y con el tiempo se fundieran en la idea del Ka, el Ba y el Aj. (Frazer y Newberry). Como parte integrante del conjunto de Textos de los Sarcófagos, se incluye un conjunto de textos que forman una unidad propia y que están muy bien estructurados: El Libro de los Dos Caminos. Todos los sarcófagos con ejemplares de este texto han aparecido en un solo lugar: La necrópolis de El Bersha situada en frente de Hermópolis, la ciudad de Thot donde fueron enterrados los principales nomarcas del nomo XV durante la XI y XII dinastías. Pues bien, en todo el conjunto de textos del Libro de los Dos Caminos (Fermat, Le libre des deux Chemins, Paris, 2008) no he encontrado una sola alusión al dios Seth, lo cual no deja de sorprenderme. Para rastrear la presencia de Seth en los Textos de los Sarcófagos me he guiado por la edición de Faulkner „The Ancient Egyptian Coffin Texts‟ y la versión jeroglífica de Adriaan de Buck. En la Declaración 16 , los poderes de Seth vuelven a ayudar al difunto a derrotar a sus enemigos. En la Declaración 50 Seth aparece con un epíteto nuevo: Seth el apátrida, el exiliado (the outcast, Faulkner) y el jeroglífico que lo define es signo Aa21 de Gardiner: wDa asociado a la divinidad Baba muy afín a Seth y que representa entre otros poderes la potencia sexual masculina (Castel, p. 90) muy lejos de la idea de castración considerada por te Velde (te Velde, p. 30). wDa significa juzgar, pero también cortar la cabeza (Sánchez Rodríguez, p. 160). Podría ser, por tanto, Seth el cortador de cabezas o el Juez. La función de cortar está íntimamente asociada a la función de Seth, pero también a la acción de separar, es decir, consagrar. Lo sagrado es lo separado, lo „apartado‟. 54

El que consagra separa lo sagrado de lo profano. El que juzga separa los justos de los impuros y en ese sentido tiene la función vengadora que le daban los romanos al asociarlo con Némesis y colocar el morro de Seth en el Grifo que la representa tal como hemos visto al final del capítulo anterior. En CT VI, 191 c, d, aparece: “My phallus is Baba. I am Seth” (Te Velde, p. 54) la función fertilizadora de Seth es contemplada en muchos textos que veremos más adelante. Seth también aparece como El que está en el Hnt (Declaración 63 Faulkner) que parece ser una variación de Hnbt que significa, límite, confín. En la Declaración 157 (Faulkner) se convierte en un cerdo negro, posiblemente un jabalí, animal fuertemente asociado a Seth. En cualquier caso los egipcios no parecen hacer mucha diferencia entre el cerdo y el jabalí (Daressy, 1917, p. 89) y, aunque en términos generales era asociado a fenómenos atmosféricos desagradables (Daressy, 1917, p. 89) no siempre fue un animal dañino, de hecho su emblema es extraordinariamente antiguo (Chevalier-Gheerbrant, 1995 p. 598) y representaba el poder espiritual en el aislamiento o retiro, muy afín a la idea de confín, otro atributo de Seth (Ver „the swine and the cult of animal Seth‟ Newberry). La idea de que el cerdo pudiera ser un animal impuro procede del comentario de Herodoto sobre la costumbre de lavarse el cuerpo y las ropas cuando alguien entraba en contacto con este animal. Sin embargo, el mismo argumento sirve para defender justo lo contrario, es decir, el contacto con lo sagrado debía ser „separado‟ del contacto con lo profano y de esta forma, después de un contacto con lo primero, se exigía el lavado ritual para entrar en contacto con lo profano. El lavado ritual era la frontera que separaba ambos mundos y era exigido antes y después del contacto (Frazer). Arístides (Ap.12), Clemente (Coh., 2) y Cirilo (De Ador., I Migne, tom 68, p. 189) todos ellos se refieren al carácter sagrado del cerdo entre los tebanos y los saitas. Seth como Señor de Vida es mencionado en la declaración 160 (Faulkner). En las letanías de Ra del Rameseum (Champollion, Notices, p. 906) aparece: „Suty (swty), Señor de Vida, que se encuentra a la cabeza de la barca de Ra‟. No hay que olvidar que es Seth el que se enfrenta en la noche a la serpiente Apophis para luchar al lado de Ra y conseguir que salga triunfante a la luz del día, es decir, que renazca. Esta misión, junto con la que le confiere la abertura de la boca del difunto con el hierro que procede de Seth (La Azuela es un instrumento de Seth, tal como aparece en la Declaración 280 de Faulkner) para conseguir que el difunto „abra‟ sus sentidos y pueda alimentarse, es una función básica para la vida. La ruptura, la violencia es algo consustancial al inicio de la vida: se corta el cordón umbilical, se abren los orificios, igual que cuando al amanecer rompe el día en un mar de sangre. Como hemos visto en el capítulo anterior Seth aparece en los relieves de los templos con las manos llenas de jeroglíficos para vida: el ankh, unas veces colgando de la mano y otras dirigiéndolo hacia la nariz del rey, o la reina en el caso de Hatshepsut. Las Alas de Seth son mencionadas en la declaración 264 (Faulkner) y es así como se representa a Seth en el templo de Hibis del oasis de Kharga de época persa donde, según la inscripción que allí figura, aparece como un grifo (te Velde 1967, p. 20). En la Declaración 280 se habla de las dos azuelas de Seth que están agarrando a Orión (como una representación de Seth agarrando a Osiris para descuartizarlo) pero parece una descripción astronómica.

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En la Declaración 303 Seth es abatido por el difunto y sus seguidores son pasados a cuchillo. Seth se presenta aquí como un claro enemigo de Osiris que tiene que ser eliminado. Lejos ha quedado la idea de que para subir al Cielo hay que contar con la mano de Seth y la de Horus. Parece evidente que varias corrientes se han entremezclado en estos textos funerarios. También podría tratarse de una sola corriente pero con aspectos tan intrincados que parecen contradecirse frontalmente. En la declaración 349 (Faulkner) Seth es considerado el Señor de las Tormentas y es en ese aspecto que se asimila al dios semítico Baal. Seth figura de esta manera en la estela del año 400 encontrada en Tanis, en la que se representa a Ramsés II ofreciendo dos vasos globulares de vino al dios en la forma de Baal el poderoso dios de las tormentas hitito-sirio-fenicio que hemos visto anteriormente. Como dios de las Tormentas Seth tiene una relación, además, con el dios egipcio Min (Wainwrigth, p. 13), „el abridor de nubes‟. De nuevo aparece la función sethiana de „abrir‟. También resulta curioso que Min, como dios itifálico de la fertilidad, esté relacionado con Seth en ese aspecto que veremos más adelante. Y en las declaraciones 356 y 358 (Faulkner) „El Rebelde‟ (sbt) aquí Seth es donde adquiere un tinte „satánico‟ como Lucifer el ángel rebelde que también veremos más adelante. En la declaración 406 se hace una alusión a Seth como el señor poderoso de largos cuernos que vive en el cielo del norte. Se trata, de nuevo, de una alusión a la Osa Mayor (Mesjetyw) la pierna de Seth que está en el cielo septentrional unida a dos estacas de amarre de piedra por una cadena de oro. Su custodia está confiada a Isis como Hipopótamo (Lull, 2004, p. 222). En la 581 también se refiere a Seth como „El que vive en el cielo del Norte‟. En la declaración 526 Seth vuelve a ser denominado como “El Grande en Magias” Wr HqAw. En la 571 se hace una referencia a la vara de Seth dominando a los patriarcas (te Velde, 1967, p. 90). En la declaración 647 el difunto reclama la protección de Seth porque „él conoce la naturaleza de mis funciones como Señor de Vida‟. El poderoso „Golpe de Seth‟ es mencionado en la declaración 666 y 681. En la declaración 686 aparece: „Seth ha abierto un camino para mí‟ donde se ve claramente la función de abrir caminos que tiene Seth y que es compartida por su „hijo‟ Wpuawt. Sobre similitudes entre Seth y Anubis ver Griffiths & Barb, 1959. Una asociación de Seth con los huesos aparece en la declaración 693, 1021 y con los tendones en la 404. El corazón de Seth es aludido en la declaración 858, los dedos de Seth en la 859. La cuerda de Seth en la 882. En la declaración 630 Seth es denominado Señor del Aire: “Conozco el aire por su nombre de Seth”. Más tarde en la 633 se dice: El aire está en la nariz de N. como Seth”. También Seth es relacionado con los orificios nasales en la declaración 519. El aliento vital, la vida, vuelve a los dominios de Seth. 56

En la 945 se lee: “ Mi fuerza es Seth”. En la Declaración 1027 Seth es mencionado abriendo un canal junto con el difunto. De nuevo la función de abrir. En la declaración 1118 Seth es mencionado como El de la Tierra de los Espíritus. En la Declaración 1128 se menciona la Barca de la Noche y se dice que, a proa, viajan Isis, Horus y Seth y que, a popa, lo hacen Hu, Sia y Ra.

Libro de los Dos Caminos

Se encuentra solo entre los textos de los sarcófagos que proceden de El Bersheh y forman un cuerpo independiente bien estructurado. Se trata de los dos caminos distintos que se ofrecen al difunto, de tierra y de agua, que el difunto debe atravesar con todos sus obstáculos para llegar a la ciudad mítica que contiene las linfas de Osiris: Rosetaw, la capital del Más Allá. (Carrier, 2009 p. 3).

El Libro de los Muertos

En el Imperio Nuevo los Textos de los Sarcófagos desaparecen y se transforman en un „nuevo‟ texto funerario: El libro de la Salida al Día llamado el Libro de los Muertos. Si el primer soporte para los textos funerarios fue la piedra de las pirámides y luego la madera de los sarcófagos, ahora los textos funerarios se convierten en un libro de bolsillo al ser escritos en caracteres jeroglíficos cursivos y casi siempre sobre papiro, un material fácilmente transportable. Normalmente el difunto que pudiera pagarlo era enterrado con una copia que le servía de guía para enfrentarse a los muchos peligros del viaje al Más Allá. Aunque muchas veces se ha dicho que el Libro de los Muertos estaba escrito para los muertos es cierto que contiene pasajes dirigidos a los vivos con consejos sobre cómo llevar una vida más justa al modo de un libro de Oraciones. Existen miles de copias de ese texto repartidas por los principales museos y coleccionistas privados debido a sus hermosas ilustraciones. Sin embargo, como en los textos anteriores, no parece haber un hilo conductor. Más bien se trata de diferentes textos funerarios con diversos orígenes que han sido recogidos y registrados de un modo completamente aleatorio. Sus principales fuentes (aunque no las únicas) han sido el Texto de los Sarcófagos y el Libro de los Dos caminos y el resultado tiene por título general “Libro para proclamar a alguien Justo en el Reino de los Muertos”.

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Hay una curiosa evolución en las ilustraciones de este texto funerario si bien, al principio del Reino Medio, las ilustraciones aparecen como secundarias y el peso principal lo lleva el texto, con el tiempo el texto pasa a ser secundario mientras ganan fuerza y color las ilustraciones hasta el punto que, cuando el espacio debajo de la viñeta no deja sitio a todo el texto explicativo, éste se queda incompleto. Y es que la forma, la imagen, lo que entra por los ojos, era muy importante en la antigua cultura egipcia porque era la fuente de su magia. Muchas son las palabras para „imagen‟: ka, sekhem, tut, etc. Todo lo que adquiere forma, adquiere realidad con independencia del sustrato que la sustente. La forma es una especie de „puerta falsa‟ donde se enlazan dos mundos: el mundo de lo visible, real y transitorio, y el mundo de lo invisible, fantástico e inmortal. El mundo de lo objetivo y subjetivo. La acción de crear consiste en sacar afuera, manifestar, aquello que pertenece al mundo nebuloso de las posibilidades, de las sombras. El creador une potencia y acto en la acción de emitir su palabra que toma forma en las imágenes de las letras sagradas. Por eso al principio las propias letras ya constituían la ilustración necesaria sin más. Pero con el tiempo las ideas contenidas en los ritos ancestrales se van diluyendo y, para conservar la misma fuerza, si cabe, tienen que ser reforzados una y otra vez como las viejas casas. En esta antinomia entre potencia y acto, la potencia está en el corazón y el acto en la mente. La potencia está en Seth y la acción en el divino Halcón Horus. El pasado, el fundamento, está en Seth y el futuro en las brillantes y frágiles alas del Halcón-Amanecer. Volviendo al Libro de los Muertos, la numeración de los diferentes capítulos tiene su origen en la publicación de Richard Lepsius en 1842 del papiro de un alto funcionario ptolemaico llamado Iuwefankh (actualmente en el Museo de Turín). Lepsius consideró que, debido a su extensión y a sus bien ilustradas viñetas, podría representar una edición estándar y de esta manera lo dividió en 165 capítulos que fue colocando al final de la línea divisoria y rúbricas (textos en rojo) del documento. Posteriormente, estudiosos como Willem Pleyte, Eduard Nville, Budge, T.G. Allen y otros, fueron añadiendo capítulos hasta alcanzar los 192 en el momento presente. Yo he trabajado con diferentes versiones que voy a considerar a continuación.

En el Libro de los Muertos (Paul Berguet) El muerto se identifica con Seth que no puede ser aniquilado en el capítulo 8. En el capítulo 9 el corazón de Seth es cortado (en la versión de José María Moreno, Badalona, 1976, aparece: „Yo he atravesado el corazón de Seth‟ y me parece una traducción más correcta). En los textos funerarios son muchas las alusiones al corazón de Seth. En el capítulo 17 Seth es mencionado como Señor de la Verdad. En el capítulo 38 el difunto declara que ha hecho fraternizar a los Dos Señores: Horus y Seth. En el capítulo 42 declara que su espalda es la espalda de Seth. 58

En el 54 el difunto declara que está lleno de vigor y de poder como Seth. En el capítulo 94 se dice que Seth está en Aker, el dios ctónico guardián de las puertas Este y Oeste del mundo subterráneo: el ayer y el mañana (Castel). Seth no es sólo el dios que trastorna el cielo con las tormentas sino también aquel que hace temblar el suelo, es decir, Aker, de ahí la asociación (Berguet). En el capítulo 96 Seth es apaciguado con la saliva de Aker y la sangre proveniente de la médula espinal de Geb, el Señor de la Tierra. En el capítulo 97, hay una alusión al dios Ash como trasunto de Seth. (ver Castel y Newberry: The pig and the cult-animal of Seth). Las dos divinidades comparten el mismo extraño animal y las mismas funciones. La asociación es tan fuerte como la que existe entre Khentimentyw y Osiris ambos dioses que están „al frente de los occidentales‟ y tienen su tumba en Abydos. Ash es un dios del desierto y en las primeras dinastías figuraba en el estandarte del Nomo XI. También aparece en los sellos que cierran las jarras de vino de las dinastías tinitas, porque el vino era uno de sus dominios. Ciertamente no es fácil distinguir a Seth de Ash, Señor de Libia. En la introducción del capítulo 99 se menciona el mechón de pelo de la cola de Seth que se asimila a las plantas Shaw, las que figuran en el jeroglífico para Sha representado en Shas Hetep, el nomo XI del Alto Egipto, consagrado precisamente a Seth.

Fig. 1. Henri Brugsch en la pág. 1004 de su „Diccionaire Geographique de l´ancienne Egypt. Leipzig, 1879.

Sha (igual que Seth) es también el dios del destino y del vino (Newberry, 222) y Señor de Vida. Durante el periodo amarniense, (Davies, El Amarna II pls, VII, VIII, citado por Newberry p. 222) Akhenatón fue el „shay que da vida‟. Posteriormente „su Shay‟ fue sustituido por „su Ka‟. Existe también una similitud entre la cola de Seth y una flecha en relación a su gran habilidad como arquero que veremos más adelante. En el capítulo 99 se mencionan los tendones de Seth como formando parte de la naturaleza de las correas que sujetan lo remos. En el capítulo 108 se menciona la lanza de cobre de Seth (en otros sitios figura como lanza de Hierro ) que apunta directamente contra la serpiente Apophis desde la barca de Ra. Y más adelante, en el texto original que aparece en un sarcófago del imperio medio, Seth figura como Señor de la vida, posteriormente sustituido por Hathor Señora del Atardecer. En el capítulo 149, Seth vuelve a ser el „Grande en Magia‟ y en el 150 el difunto se vuelve a identificar con Seth Grande en Magia y con el cuchillo (cortar) salido de Seth. Este cuchillo vuelve a aparecer en el capítulo 163. En el capítulo 179 hay una curiosa mención al origen de la ciudad de Herakleópolis como el lugar donde Ra enterró la sangre que brotó de la nariz de Seth. 59

En el capítulo 189 Seth vuelve a ser el Señor del Cielo del Norte.

En la versión de Faulkner del Libro de Ani, (1993) aparecen otras alusiones a Seth: En el capítulo 17 (p. 38 placa 10) aparece el siguiente diálogo: ¿Quién es él? Él es Seth. Dicho de otro modo: Él es el Gran Toro Salvaje, él es el alma de Geb. En ese capítulo, más adelante, aparece una extraña conexión entre Horus y Seth: Ani proclama que si Horus es respetado entonces Seth será divinizado y viceversa. Más adelante aún Ani pregunta: ¿Quiénes son ellos? Y se responde: Y en cuanto a esos dioses Señores de la Justicia, ellos son Seth y Isdes, Señor del Oeste relacionado con Thot (Corteggianni 2007, p. 631). En el capítulo 32 (p. 103 recensión tebana) el difunto se enfrenta a un cocodrilo que viene a llevarse su fuerza y el difunto lo conjura con estas palabras: Retrocede cocodrilo del Oeste que vive entre las estrellas imperecederas, mi vientre está lleno de tu aborrecimiento porque yo he absorbido el poder de Osiris y ahora soy Seth. En el capítulo 50, (p. 51 placa 16) Seth protege a Ani haciéndole un nudo mágico (los nudos mágicos parecen ser la especialidad de Isis y de Seth y, curiosamente, ambos llevan en su jeroglífico el módulo st) y se refiere a él como aquel en cuyo poder estuvo la Enéada Heliopolitana antes del escándalo. En el capítulo 62, (p. 106, recensión tebana) Ani pide que le sea concedido el Poder sobre las Aguas como tienen las piernas de Seth. En el capítulo 99 (p. 111, recensión tebana) las cuerdas que atan los remos del barco piden que diga su nombre. Ani responde: habéis sido fabricadas con la piel del toro Mnevis y los tendones de Seth es vuestro nombre. De nuevo Seth con la función de atar nudos. En capítulo 108 (p.113, recensión tebana) la barca de Ra se ve en dificultades al ser detenida por la serpiente „que se quema en su propio fuego‟ que se ha tragado 7 codos de agua. Seth se enfrenta a ella con su lanza de hierro (aquí la lanza ya no es de cobre) y mientras le hace vomitar toda el agua, pronuncia unas palabras de poder: “Retrocede ante el afilado cuchillo que es mi mano Yo estoy ante ti navegando sin desviarme y mirando a lo lejos Cubre tu rostro, porque yo soy el barquero Retrocede ante mí porque yo soy el Macho. Estoy sano y robusto y así permaneceré Porque yo soy el Mago más Grande, el hijo de Nut Y me ha sido concedido el poder sobre ti.” En este caso no se trata de la serpiente Apophis sino de la serpiente que está en la Montaña de Bakhu en el horizonte oriental del cielo cuyo Señor es el dios-cocodrilo Sobek. 60

En el capítulo 125ª (p. 79 placa 30) el difunto quiere entrar en la Sala de la Doble Verdad y declara que si entra en la cámara secreta hablaría con Seth y sería amistoso con el que se le acercara. En el capítulo 134 (p. 47, placa 14) hace alusión a la transformación de los seguidores de Seth en cabras y su posterior sacrificio para los dioses de Busiris. Aquí aparece de nuevo la capacidad de Seth para la transformación, una capacidad muy ligada a su poder mágico. En el capítulo 175 (p. 77 placa 29) hay un interesante diálogo entre Ani y Atum en el que Atum habla del fin de los días y de cómo él mismo se transformará en serpiente para permanecer tras los cambios. Atum declara que él había hecho por Osiris más que por los otros dioses al darle el desierto [Osiris y el Desierto] y su Hijo Horus es el heredero de su trono que está en la Isla de Fuego. Entonces Ani le argumenta que sin embargo, el alma de Seth es capaz de llegar más lejos que ningún otro dios. Entonces Atum le responde que es por eso que él ató a Seth a su barca. Aquí hay una clara identificación entre Atum y Ra. En el capítulo 180 (p. 132, recensión tebana) aparece una mención al doble dios Horus-Set. Más adelante veremos a esa divinidad en el Libro del Amduat y en el Libro de las Puertas. En el capítulo 38ª (p. 104, recensión tebana) el difunto declara que es Atum y que ha vencido a los que están en la red del Gran Uno, que ha gobernado sobre aquellos que están en sus capillas y que se ha asociado con Horus y Seth, los Dos Señores.

El Libro de Ani, Wallis Budge La versión de Budge no es ya muy popular entre los estudiosos debido a alguna de sus peculiaridades en la traducción En la placa nº II p. 192, aparece: „Gratificado está tu corazón (ib) que está en Set‟. En el papiro figura Set con el signo para canal de riego aqn (Aa8) encima del signo para el desierto xAst (N25), a menudo, signos que comparten a grandes rasgos su forma pueden ser intercambiados aqn se lee „s‟ (O34) y en la convención para transliteración sería z, el cerrojo, es decir el signo de Seth con el determinativo de las dunas o montañas del desierto.

Fig 2. Brughsch, 1879, p.764.

Debe leerse: Set-Amentet y hace alusión a la zona montañosa en la orilla occidental del Nilo donde se entierran a los muertos. Pero a mí me interesa considerar esta asociación del corazón con la divinidad del desierto porque son numerosas las asociaciones con el corazón ib de los faraones que tienen afinidad con Seth. 61

Por ejemplo, Peribsen, el faraón de la II dinastía que sustituyó su nombre de Horus por un nombre de Seth, también Seti I aparece en el Canon Real de Turín (registro VI, 23) como „El corazón de Seth‟. A lo largo de los textos funerarios aparece esta asociación en algunas significativas ocasiones. En la placa XVI p. 295 Ani suplica que no se lleven lejos su corazón ¡porque él ha visto a Seth!. En la placa XVIII p. 316 Ani dice que ha apuñalado (atravesado) el corazón (ib) de Seth (swty). Más adelante, en la traducción que Budge hace del capítulo XXVIII p. 528, dice: „Mi corazón está puesto sobre los altares de Tmu que lo llevan hasta la guarida de Seth, él me ha dado mi corazón cuya voluntad ha sido hecha por los divinos gobernantes en NeterKhet.‟ En la traducción de la placa XXVI, p. 553 aparece “Hay una herida en el corazón de Set”.

El Libro del Amduat (David Warburton) Aparece por primera vez en el reinado de Hatshepsut en las paredes de las tumbas reales del Imperio Nuevo. Durante esa época solamente aparece en una tumba no real: la tumba del visir Useramun que desempeñó sus funciones durante el reinado de Hatshepsut y Tutmosis III. A partir del Reino Nuevo el Libro del Amduat empieza a copiarse en papiros y en sarcófagos y aparece en las tumbas de los sacerdotes y sus familiares. Se trataba de un libro muy reservado. A diferencia del Libro de los Muertos, el Libro del Amduat o el libro de las Cámara Oculta, tiene una estructura muy rígida, está dividida en las 12 horas que dura la noche y, tanto el texto como las ilustraciones, forman una unidad coherente. Se trata del viaje del Sol-Ra a través de las horas de la noche desde su desaparición en el horizonte occidental (su tumba) hasta su triunfante aparición en la mañana por el horizonte oriental, tras doce horas de peligroso viaje por el mundo de los muertos. A cada hora, el sol debe enfrentarse a enemigos diferentes cuyos nombres figuran cuidadosamente anotados en el Libro del Amduat. Sólo si, tras todos esos enfrentamientos, el sol sale vencedor... podrá resucitar y ver la luz del día. En el Libro del Amduat, en la segunda hora, es mencionada por primera vez una divinidad con dos caras: Hrwy.fy y las dos caras son la de Horus y la de Seth. Te Velde (Seth god of confusión) analiza en profundidad esta figura en términos de unión de los opuestos y menciona la Piedra de Shabaka donde aparece la unión (smA) y la reconciliación (Htp) de Horus y Seth cuya representación podría ser esta figura.

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Fig. 3. Dibujo de la autora basado en te Velde. 1967, p.69.

Los planetas Venus y Júpiter aparecen a menudo representados por una figura humana con doble cabeza (Wallis Budge, The Gods of Egyptians Volumen II). Se trata de planetas que, como Venus, „cruzan el cielo‟ uniendo dos orillas, como Júpiter „el Horus que une las Dos Tierras‟ o que „Ilumina las Dos Tierras‟. La idea que parece representada por dos cabezas es la dualidad; la unión-separación de dos extremos, es decir, la idea de puente o de barquero atravesando los abismos que separan las fronteras. Una posible función de Seth como barquero se puede observar en la introducción de El Libro de la Amduat (Warburton, p.18). „Este dios atraviesa las Puertas del Horizonte Occidental Seth se encuentra en la orilla del rio. El viaje a través de estas Puertas es de 120 millas Hasta que la barca llegue al Otro Mundo Y él debe atravesar las aguas de la región de Wernes.” La palabra para puerta aquí no es sbA sino arryt que tiene, además, el significado de barcaza de servicio (Dicci. Sánchez Rodríguez). En definitiva, parece que cuando el sol atraviesa el horizonte occidental una barca le está esperando para atravesar las grandes aguas y Seth es el barquero. En ese sentido, veremos más adelante una relación entre Seth, el Caronte griego y el Charón etrusco. Pero también hay una relación con el dios ctónico Aker, guardián de las Puertas Este y Oeste del Mundo Subterráneo. Aker aparece a menudo en el Libro de Amduat como el responsable de llevar y proteger la Barca de Ra desde el anochecer al alba defendiéndolo del dios Apophis, una misión idéntica a la del dios Seth. Ver Diccionario de Mitología de Castel p. 37). 63

En la cuarta hora el paisaje cambia bruscamente y aparece un árido desierto poblado de serpientes: „La Tierra de Sokar‟ un dios que a menudo se identifica con Ptah y Osiris y que fue muy venerado en el área menfita. Su reino es el desierto y su barca lleva como mascarón de proa orientado al interior una cabeza de orix, animal también asociado con Seth. Y Seth vuelve a aparecer en esta cuarta hora seguido por una serpiente con doble cabeza. En el texto que lo acompaña aparece escrito en rojo: Abridor del Mundo Subterráneo. No hay que olvidar que, bajo el punto de vista simbólico, abrir algo siempre es un acto violento.

El Libro de las Puertas (Claude Carrier, Grands libres funeraires de l´Egypte pharaonique‟)

Fue compuesto totalmente durante la dinastía XVIII y está presente en numerosos monumentos de los faraones de la XIX y XX dinastía. Hace referencia a las Puertas que jalonan el recorrido del Sol por el Mundo Subterráneo y que separan diversas estancias. Cada puerta tiene su genio protector que se asegura que sólo pasará el que esté capacitado para ello. Como tantas otros libros funerarios parece indicar una serie de pruebas de iniciación a superar por aquellos (vivos o difuntos) que quieren ir más allá de ciertos límites: si en vida no „nacieron de nuevo‟ de muertos vuelven a tener una oportunidad. Carrier se basa en los trabajos de Maystre y Piankoff 1939/1944/1946 por una parte, y por otra en los de Hornung (Hornung 1979). En el Panel inicial figura (p. 171): „Los que han venido a la existencia gracias a Ra (y) gracias a la eficacia de su ojo, son los que han salido de su ojo. Él ha creado para ellos un lugar oculto, el desierto, que ha sido elegido para ellos, los hombres, los dioses, todo el ganado menor (y) todos los reptiles creados por ese gran dios. Ese dios que decide la situación de todas estas criaturas tras elevarse de la tierra que él ha creado‟. En el Registro de la Barca A: „Es al desierto a quién Ra ha hablado: ¡vuélvete luminoso (porque) (yo) brillo para (ti) gracias a quien está (vive) en mí!‟ Esta curiosa referencia al desierto como el lugar de la creación donde dios colocó a sus criaturas está muy lejos del concepto del desierto como el lugar del caos y el mal que muchas veces se le atribuye. Aquí el enemigo rebelde no es Seth (que no es mencionado ni en una sola ocasión) sino la Serpiente Apophis; en la novena hora en el registro de la barca (20-24) figura: „Saludos, serpiente-rebelde‟ (p. 254).

El Libro de las Cavernas Solo existen tres ediciones completas de este libro, dos son de la época ramésida y una se encontró en la gran tumba de Padiamenipet en Assasif y pertenece a la época saita.

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Alexandre Piankoff ha sido el gran estudioso de estos textos y ha estructurado el libro en seis grandes secciones para ser leídas en un enorme papiro que se desenrollaba a lo largo de los muros de la tumba. La versión que he consultado corresponde al libro de Carrier „Grands Livres Funéraires de l´Egypte Pharaonique‟ que ha basado su transcripción en los trabajos de Piankoff. Aquí sólo se encuentra una alusión a Seth que está en la Sección VI (suite 50) del último panel 12ª: „Oh este Ba de Seth! (Sus) formas, su reliquia, sus imágenes (y) su cadáver, es del rey, El Señor del Doble País.‟ (p. 416).

El Libro de la Vaca Celeste Aquí se hace un relato de la falta original cometida por el género humano: un complot para derrocar al viejo dios Ra. Existen cinco versiones. La primera versión se encontró en la tumba de Tutankamon y las cuatro restantes son de la época ramésida. Carrier sigue a Maystre (Maystre 1941, p. 54) y el texto al que hace referencia es el que se encontró en la tumba de Seti I. No hay ninguna alusión a Seth.

El Libro de la Noche Aparece por primera vez en la tumba de Ramsés VI donde fue copiado por Jean Francois Champollion. Se encuentra en muchas tumbas ramésidas: en las de Shechonq III y de Osorkon II en Tanis, en el edificio de Taharqa en Karnak, en la tumba de Ramose en Tebas la de Padiamenipet en Assasif, la tumba de Moutirdes en Assassif. Incluso se encontró una copia en el templo funerario de Hatshepsus en Deir el Bahari. En la zona inferior de la Cuarta Puerta de la Quinta Hora (versión de Carrier p. 465) aparece una alusión a Seth: “Aquellos que están al servicio de Seth”. Y se encuentra junto con los delincuentes, los atados, los de la tumba, los de los pozos, y los estrangulados. En la séptima hora de la sexta puerta aparece: “Señora del Lugar Sagrado y Misterioso durante la séptima hora, Aquella que golpea la confederación de Seth.” (p. 469). En la octava hora (suite 3) en la escena del medio aparece: “Osiris, Horus protector de su padre, el infame Seth” (este texto solo aparece en las versiones tardías TT33a, TT33b, CG29305m, B49 y LD 9). En la duodécima hora, en la continuación de la zona media, aparece el Texto Cosmográfico de los Bas Occidentales (p. 488): “Los Bas de los Occidentales son los dioses que protegen el horizonte occidental (y) Heliópolis. Son ellos los que conducen la Barca de Ra hacia el cielo cuando se unen a los jaladores en el interior del horizonte occidental. Es su manifestación la región occidental cuyo nombre es Niou, es su país. 65

Las dos grandes rocas que están en mitad del Gran Verde occidental cuyo nombre es „El Pais de las gentes que están en los confines de la tierra‟ y es su nombre y es su ciudad. Yo los conozco. Los dos milanos de la barca del dios que están en esta representación son los bas vivientes que penetran en las tinieblas en el interior del horizonte occidental con Ra cada día.” Aquí hay una conexión con la península ibérica porque hace alusión a las columnas de Hércules.

El libro del Día Sólo hay dos versiones ilustradas de este texto y las dos se encuentran en la tumba de Ramsés VI. En estos textos se puede ver una degeneración de la lengua egipcia porque está llena de errores que hacen pensar que los escribas ya no saben lo que están escribiendo. Es por eso que las traducciones son muy complicadas. Yo he trabajado con la versión que Carrier (Grands Livres Funeraires) hace del trabajo de Piankoff (Piankoff, 1954). En el tercer registro aparece (p. 505): Levántate Ra! Levantaos vosotros los dioses que estáis en la barca para rechazar a Apophis (a fin de que) Seth levante su brazo para derribar Apophis! Ha dicho Isis con su magia hekaou para que ella (la hora) se levante por Seth. Y en la continuación del Tercer Registro: (p. 507): En cuanto a esta Gran Osa de Seth, ella se encuentra en el cielo del Norte atada a dos piquetas de sílex a modo de una traba de oro que pertenece a Isis con una encargada hipopótamo para guardarlo.

El libro del Recorrer la Eternidad (Carrier, 2009) Pertenece ya a la época tardía y Seth ya no es el poderoso ombita (o nebita). El difunto debe recorrer una serie de lugares y realizar allí rituales determinados. Se han encontrado 19 versiones de este texto de procedencia muy variada pero todos del periodo grecorromano. Seth aparece como una figura no favorable: P. 540: Que se pueda labrar la tierra en tu honor con los asistentes del templo el día de la Derrota de los confederados de Seth („Renverser les confédérés de Seth‟). P. 541: Que te puedas levantar temprano para aclamar a Aquel que está en Busiris el día de „Renverser les deux battants de porte de leur chapelle‟.

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Hasta aquí mi recorrido por los principales textos funerarios buscando la huella de Seth. Realmente resulta difícil hacerse una idea tan solo basándose en este tipo de escritos porque en muchos puntos resultan terriblemente oscuros. Por una parte parecen textos mágicos, por otra topográficos y en muchos sentidos casi épicos. En cualquier caso aquí el conflicto es descrito como una teomaquia, una oposición en términos destinado a ser superado más que como un conflicto épico o heroico en la que el héroe derrota al mal. En los textos funerarios (salvo en los tardíos grecorromanos), los dos oponentes tienen la misma categoría y están destinados a reconciliarse. Seth forma parte de la Maat. Entraremos en este tema en el próximo capítulo.

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4.- Seth en los mitos y leyendas

El Mito Un relato mitológico contiene un patrón de comportamiento, un modelo que se repite y que tiene su origen en un tiempo remoto sin determinar: illo tempore. En palabras de Loprieto, un mito es un cuadro, no un relato y en palabras de Jung, un arquetipo. En mis propias palabras un mito sería una combinación de piezas sobre un tablero de juego con un fondo emocional asociado, una pauta que consigue que los renglones torcidos en los que escribe dios, se puedan leer. Los mitos existen porque dan fundamento a las cosas que suceden; particularmente a lo que le sucede „al hombre que quiere comprender‟ y no importa si lo contemplado en el mito es real o imaginario porque lo imaginario también es real, es decir, también existe y, por lo tanto, puede dar fundamento. Los mitos pueden ser desde tan simples como un sencillo episodio hasta tan complejos que estén formados por varios episodios (mitemas, para LS) que se articulan de manera independiente, siendo justamente el modo cómo se articulan una de las claves para comprenderlos. Hay que tener en cuenta que los mitos tal y como los conocemos nos han llegado de forma escrita pero su origen fue oral sin duda alguna, es decir, una historia contada de generación en generación que se puso por escrito en un momento determinado. En el caso de los cuentos y leyendas egipcios que nos han llegado, están escritos en su lengua original porque el lenguaje jeroglífico, en su modalidad sagrada o administrativa (cursiva) se mantuvo en Egipto durante milenios. “El valor del mito como mito, al contrario de lo que ocurre en poesía, persiste a despecho de la peor traducción (…) la sustancia del mito no se encuentra en el estilo, ni en el modo de la narración, ni en la sintaxis sino en la estructura de la historia relatada, y la estructura es como el esqueleto que permanece al abrigo del tiempo mientras la carne se esfuma. El mito es lenguaje pero lenguaje que opera a un nivel muy elevado (o muy profundo) y cuyo sentido logra despegar del fundamento linguístico sobre el cual había comenzado a deslizarse.” (Lévi-Strauss. 1995, p. 233). Es decir, el mito es el lenguaje en su estado prístino embrionario, el lenguaje antes de la caída. Para cualquier persona que trabaje mucho con diccionarios es evidente que una cosa son las palabras (el lenguaje) y otra el uso que se hace de esas palabras (el habla). Cuando de verdad se quiere investigar lo que una palabra significa es necesario acudir a un diccionario etimológico que nos remita al origen de esa palabra que es cuando en verdad estaba llena de significado es decir, esplendorosamente limpia y brillante. 68

Los diccionarios de uso sólo dan fe del habla, es decir, de las palabras a nivel de usuario y entre ambas justamente está la caída, el deslizamiento del significado. ¿Qué ocurría en ese esplendoroso origen para que las palabras brillaran tanto? En mi opinión, la respuesta es que estaban conectadas a una totalidad de la cual se alimentaban. Como manzanas colgando todavía de un árbol. Los mitos son el tratamiento de belleza que las palabras necesitan para recuperar su encanto. Una belleza no entendida en su sentido „blando‟ sino en su sentido matemático alejada de cualquier consideración ética. Entramos ahora en un punto crucial particularmente difícil de aprehender. La lengua (el lenguaje) desde su más remoto origen surge de golpe, como una totalidad de la misma forma que Atenea surge de la cabeza de Zeus ó Thot de la cabeza de Seth: un ser completo (Humbold. 1991, p. 35). Con el tiempo, la lengua no se desarrolla sino que se „desgaja‟, es decir, se independiza, se aparta de la comunión mística, de la que hablaba Platón en su „Cratilo, o de la exactitud de las palabras‟ y entonces los lazos que unen significado y significante se hacen más laxos, las palabras que estaban prisioneras se liberan y su sentido cambia, se hace más coyuntural, más consensuado alejándose del abrazo inteligente que es la comprensión. En origen, la persona que conocía el lenguaje era sabia y lo era porque conocer las palabras no era diferente de comprenderlas: todas ellas „colgaban‟ del mismo árbol de la sabiduría. Digamos que no había lugar para el engaño porque cada palabra dicha o escrita representaba la esencia de lo representado. Las palabras son la encarnación física de un concepto como „El Verbo haciéndose carne‟; tienen, por lo tanto, al menos dos vertientes: su parte física (mortal) y su parte inmaterial ó trascendente, como un perfume en un recipiente. Pero aún más, ese perfume que emana(ba) de las palabras en modo trascendente puede abrir las puertas de la percepción, puede ensanchar la mente y, por lo tanto, dar acceso directo al significado. Yo entiendo que en origen las cosas eran así y que los mitos y leyendas que ahora nos han llegado hacen referencia a esos tiempos lejanos cuando conocer una palabra era aprehender su significado. Pero hacen referencia a ese tiempo lejano sin que ellas mismas pertenezcan ya a ese tiempo sino que surgieron con el objeto de dar testimonio para el futuro, casi como un mensaje en una botella. Como dice LS: “en un mito, el pasado, el presente y el futuro están perfectamente articulados en un presente continuo”. (LS. 1995, p. 232). Y de eso se trata. Hasta el momento presente, varias han sido las distintas corrientes de pensamiento dominantes a la hora de abordar los mitos: bajo el punto de vista antropológico, como Frazer y Malinowski, bajo el punto de vista psicológico, a partir de Freud y Jung, bajo el punto de vista del historiador de las religiones, como Mircea Eliade y bajo el punto de vista estructuralista, una visión que, partiendo de un enfoque antropológico, le debe mucho a la lingüística. El punto de vista estructuralista todavía está en desarrollo desde que LéviStrauss lo inició y parece que goza de buena salud. Según este autor, las diferentes partes (estructuras) que componen un mito se relacionan entre sí como los diferentes vocablos de una frase para producir un significado. 69

Suponiendo que el mito esté completo y no le falten ninguna de sus partes, podrá „vibrar‟ (producir significado) a todos o a algunos de los niveles. El mito se desarrolla por capas cada una de las cuales tiene diferentes claves de interpretación a distintos niveles: social, artístico, económico, filosófico, cosmológico, astronómico, etc. (Kirk p. 43). La posición de Lévi-Strauss en el estudio de los mitos, que comparto plenamente, puede resumirse en una frase: “El objetivo de un mito es proporcionar un modelo lógico capaz de superar una contradicción” (Lévi-Strauss. 1995, p.) lo que entra de lleno en mi intención al abordar el mito de las luchas entre Horus y Seth. La integración del Horus apolíneo y el dionisíaco Seth.

El Mito de Osiris Existen muchas versiones egipcias del mito, pero ninguna es coherente. La primera narración completa la realizó Plutarco en su “Isis y Osiris” cuando la leyenda estaba ya muy deteriorada y circulaba muy contaminada por la dominación griega, pero es la que más influencia ha tenido sobre todos los estudiosos que vinieron después, así que hay que considerarla. Según Plutarco, los hechos suceden el 17 de Athir (13 de Noviembre) siendo Osiris rey de Egipto y estando en su 28 año de reinado, él y su esposa Isis dan un banquete para celebrar el regreso de Osiris de una gira civilizadora por el país. En este banquete Seth, hermano de Osiris, se presenta con un arca (féretro) extraordinariamente hermosa y promete que la regalará a quién pueda llenarla. Todos prueban pero sólo Osiris (cuya elevada estatura era proverbial) da la medida y entonces los 72 confederados (con la colaboración de una reina de Etiopía llamada Aso) saltan sobre él, clavan y sellan el sarcófago y lo echan al Nilo. El féretro llega al mar por la rama canópica del Nilo hasta Biblos, donde encalla en un joven árbol de cedro que, al crecer, lo envuelve y asimila en su interior. El Rey de Biblos se maravilla de la hermosura del enorme cedro y lo corta para convertirlo en un pilar debajo del tejado de su palacio. Isis supo del pilar por los rumores y se acercó a la corte del rey. Allí hizo amistad con las lavanderas y, con sus perfumes, interesó a la misma reina que la hizo nodriza de su hijo, el príncipe. Isis la maga engaña a la reina dándole al niño su dedo para chupar, mientras de noche practica ritos extraños para quemar la parte mortal del bebé, al mismo tiempo que se transforma en golondrina y da vueltas en torno a la columna donde se encuentra el cuerpo de Osiris. Descubierta, pide que le devuelvan el cuerpo de su esposo y mata (de forma indirecta) a los príncipes herederos de Biblos que eran unos niños. Con el cadáver de su esposo llega a Buto donde vive su hijo Horus y entierra a Osiris en los pantanos. Allí lo encuentra Seth (cazando una noche a la luz de la luna) y lo corta en 14 pedazos dispersándolos por todo el país. Isis, destrozada, va recorriendo el reino en una barca de papiro para reunir los pedazos y, allí donde los encuentra, funda un templo en honor de su esposo. Se dice que la cabeza se encontró en Abydos y por eso era el centro de culto más importante de Osiris. 70

Osiris regresa del mundo subterráneo para visitar a su hijo Horus y lo entrena para la batalla contra Seth. Preguntando a su hijo qué misión consideraría más noble, éste le responde que „vengar a mi padre y a mi madre‟. A continuación, Osiris le pregunta qué animal considera más útil para los que salen al combate y Horus le responde que el caballo. Osiris queda muy sorprendido de que su hijo responda el caballo y no el león y le pregunta por qué ha elegido precisamente ese animal. Horus le responde que el león es útil para defenderse cuando se necesita ayuda, pero el caballo permite perseguir y dispersar al enemigo que huye. Su padre queda encantado con la respuesta y decide que su hijo ya está maduro para el combate contra su enemigo, Seth. El combate fue muy duro y se prolongó durante varios días. Horus fue el vencedor pero no mata a su tío sino que lo encadena. Cuando Isis lo descubrió, tuvo pena de su hermano y lo desató, entonces Horus se enfureció con su madre y le quitó la corona (en otras versiones es la cabeza la que le corta). Pero en compensación, Hermes (Thot) le hizo un casco en forma de cabeza de vaca. Una vez libre, Seth convocó al tribunal y alegó que Horus era un hijo ilegítimo pero la acusación fue rechazada con la ayuda de Thot y Horus fue proclamado el hijo legítimo y heredero de su padre Osiris. Seth no se rinde y planta batalla un par de veces más pero es derrotado completamente en ambas ocasiones. Entretanto Isis tuvo de Osiris (que había cohabitado con ella después de muerto, a su regreso de Biblos) a Harpócrates, que era prematuro y tenía las extremidades inferiores demasiado débiles. Aquí el origen de Horus parece confuso. Por un lado es el hijo de Osiris el rey, y por otro lado es el hijo de Osiris el difunto, es decir, el nTr, el dios (Hornung. 1999, p. 41). En el papiro de Brookling sobre la contienda entre Horus y Seth, figuran dos juicios distintos: en el primero Horus recibe la Corona Roja del Bajo Egipto y Seth la Corona Blanca del Alto Egipto. Thot recurre la sentencia y finalmente Horus se queda con las Dos Coronas del Alto y Bajo Egipto conjuntamente. En la piedra Shabaka, la única fuente que ha sobrevivido hasta nuestros días para conocer la teología menfita, hay una alusión al conflicto, figura: “Él (Geb) reunió a la Enéada y juzgó entre Horus y Seth y evitó que se enfrentaran designando a Seth como rey (nsw.t) del Alto Egipto porque allí es donde Seth apareció por primera vez, y a Horus como rey (bity) del Bajo Egipto porque fue allí donde su padre fue echado al rio. Pero luego Geb se lo pensó mejor y finalmente le dio la totalidad a su nieto mayor, Horus. Frankfort tiene una visión cosmológica del mito que para él representa el ciclo solar con la sucesión de los días y las noches (Frankfort. 1998, p. 140) pero J.G. Griffiths (“The conflicts of Horus and Seth from clasicals sources”) piensa que tiene una base histórica relacionada con los conflictos entre los adoradores del Halcón y los adoradores de Seth durante los primeras etapas de la historia de Egipto. Sin embargo no concede a Osiris un estatus histórico sino que lo considera un añadido posterior cuando, durante el imperio nuevo, el difunto se identificaba con Osiris el dios de los muertos. Sethe, en cambio (Urgeschichte) considera a Osiris un antiguo rey de Egipto que tuvo un papel civilizador y que fue realmente asesinado por su hermano. 71

La gran aportación de Griffiths fue considerar que estos dos episodios frente al tribunal de Geb hacen referencia a dos Horus distintos. En el primer caso se trataría de Horus el Viejo, el hermano de Seth e hijo de Geb. En el segundo, cuando Geb le da toda la herencia de Egipto, se trata de Horus el hijo de Osiris, sobrino de Seth y nieto de Geb. Las distintas visiones del conflicto pueden ser correctas, cada una desde el ángulo de visión que se le aplica, pero no por eso se excluyen unas a otras. Existen evidencias mostrando que, en los orígenes y también periódicamente, Egipto tuvo que enfrentarse a numerosas fragmentaciones y que normalmente el Norte, al estar más conectado con el mundo civilizado, tendía a descolgarse. El Delta podía autoabastecerse sin necesidad del Alto Egipto debido a la gran calidad de su tierra y cultivos y a las buenas conexiones con Oriente Medio, es por eso que los impulsos „unificadores‟ siempre provinieron del Sur, del Alto Egipto (en origen más ganadero que agrícola) que necesitaba de los ricos pastos y cultivos del Norte y de sus rutas con el Próximo Oriente. Cualquier situación puede ser adscrita a determinado mito y de ahí su función arquetípica comprehensiva. De la misma forma que no se puede resolver una ecuación sin aplicar las reglas correspondientes, los antiguos no podían comprender la historia sin integrarla en los esquemas arquetípicos establecidos. Esa es precisamente la función del mito: dar „sentido‟ a las cosas, integrarlas.

El combate entre Horus y Seth

El combate entre Horus y Seth aparece por primera vez de forma fragmentaria a lo largo de los Textos de las Pirámides donde el mito es aludido más que relatado. Aquí los mitemas aparecen como fórmulas aisladas de un teorema cuya formulación general estaría, o bien ausente o bien presente, en una forma más implícita que explícita. Estos atisbos relampagueantes del combate que aparecen en los Textos de las Pirámides tienen un gran valor simbólico y su estudio permite una mayor comprensión del mito en su conjunto, pero es difícil encontrarles un sentido quizá porque apuntan en varias direcciones. La única fuente que explica el conflicto entre Horus y Seth con todo detalle es el papiro Chester Beatty hallado en Deir el Medina, el pueblo de los trabajadores del Valle de los Reyes y fechado en la época de Ramsés V. No hay motivo para pensar que se trate de una versión de una copia anterior porque el estilo es totalmente neo-egipcio (Campagno. 2004, nota en 2.4). El conflicto entre Horus y Seth se desarrolla de una manera muy compleja y en ocasiones absurda. Existen algunos juegos de palabras cuyo sentido se descubre fácilmente pero seguro que hay otros muchos más por descubrir. Es el mito más complejo de todos los de la historia de Egipto y su „desentrañamiento‟ ha desafiado a muchos estudiosos. Inicialmente he seguido el texto de Brunner-Traut (pp.132-152).

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Osiris ha muerto pero ha dejado un heredero cuya concepción ha sido muy enigmática: Osiris, desde el otro mundo (es decir un Osiris que ya no es rey sino un dios, ha concebido un hijo en el seno de la reina Isis, que en la leyenda se transforma en milano para mágicamente extraer la esencia vital del cadáver de su marido. Se trata del primer relato que justifica el nacimiento de un príncipe basado en la „inmaculada concepción‟, es decir, el padre es un dios fecundando a una mortal desde un plano diferente al normal terrestre (Hatshepsut y Amenhotep III representaron también en sus templos estos misterios de la concepción de un príncipe por parte de un dios en el seno de una reina). Horus nace con muchas dificultades y es protegido en todo momento por su madre, la reina Isis. Todavía es pequeño y Seth, el hermano de Osiris, entiende que es él el que está legitimado para suceder a su hermano en lugar de su sobrino. Se convoca un tribunal (formado por la Enéada Heliopolitana) al frente del cual se encuentra Atum, el Señor del Universo (puede variar entre distintas versiones pudiendo ser Ra-Horakhty, Atum-Ra). Thot es el escriba que toma nota de todo el proceso y también el mensajero. Osiris es aquí el hijo de Ptah, Horus es el hijo de Osiris y Seth es el hijo de Nut, la diosa del Cielo. Isis es madre de Horus y esposa de Osiris al mismo tiempo que hermana de Seth. El Consejo se reúne en la sala „Horus ante los Cuernos‟ y allí Shu, Thot y Onuris (el que trae a la lejana, asociado al ojo de Ra) piden la corona Blanca del Alto Egipto (aquí tratada como „El Ojo Sagrado‟) para Horus, el hijo de Osiris. Pero el Señor del Universo no está conforme y solicita la opinión de Banebdjed (dios-carnero de Mendes en el Delta, asociado al dios carnero Knum de la primera catarata) y del dios Ptha-Tatenen (el de la tierra emergida) que representa la tierra fértil. Ambos deciden enviar una carta a Neit, la Madre de los dioses, para que ella decida. Neit se declara rotundamente a favor del joven Horus y amenaza con la caída del Cielo sobre la Tierra si Horus no se sienta sobre el trono de su padre. Para compensar a Seth, Neith propone que Ra le duplique sus propiedades y le dé sus dos hijas, Anat y Astarté, por esposas. La Enéada al completo apoya la decisión de Neit pero Ra, El Señor del Universo y Presidente del Tribunal, rompiendo todas las reglas, se enfurece y arremete contra Horus diciéndole: “¡Tú tienes miembros débiles y esta corona es demasiado pesada para ti, muchachito con mal aliento!” (haciendo alusión a que todavía se alimenta de la leche de su madre). El dios Onuris entra en cólera al igual que todo el Consejo de los Treinta (del Tribunal) y Baba (un dios-luna, Señor de la Noche Estrellada, fuertemente asociado a Seth, curiosamente) increpa a Ra-Horakhy reprochándole que su santuario estuviera siempre vacío, en referencia a que los templos de Ra son al aire libre y no tienen estatua de culto alguna. El propio Baba (1) jamás recibió culto en Egipto, se trataba más bien de un diosgenio del Más Allá (2). Ra se entristece tanto por este comentario de Baba que se vuelve de espaldas, mientras los miembros del Consejo abandonan la sala indignados. Ra permanece en esta postura un día completo hasta la llegada de Hathor quien, para animarle, se levanta las faldas para enseñarle su sexo y así el viejo Ra se ríe, se anima y vuelve a convocar al Consejo para que expongan lo que tengan que decir. 73

Seth, el hijo de Nut, toma la palabra y expone con elocuencia su fuerza y su valor como timonel del barco de Ra enfrentándose diariamente (y venciendo) a su gran enemigo la serpiente Apophis. Por ello es él quien merece la corona de Osiris. Todos los dioses menos Thot y Onuris estuvieron de acuerdo en esta ocasión con Seth. Banebdjed, el gran dios vivo, llegó a decir: “¿Cómo hay que dar la corona al hermanito mientras Seth, su hermano mayor, permanece a un lado?” El Señor del Universo se mostró totalmente de acuerdo, mientras la Enéada discutía ruidosamente. Isis se enfureció y prestó un juramento: “Tan cierto como que mi madre, la diosa Neit, tan cierto como que vive Ptah Tatenen, el de las altas plumas que hace doblarse los cuernos de los dioses, que se van a presentar estas palabras (del Señor del Universo) a Atum, el poderoso príncipe de Heliopolis y también a Khepri en su barca (como un recurso a las autoridades supremas)”. La Enéada responde a Isis: ¡No te enfades, haremos justicia, haremos todo lo que tú dices!”. Seth, el hijo de Nut, se levanta enfurecido y grita su amenaza: “Si no atendéis mis derechos empuñaré mi cetro de 4.500 lingotes (ver te Velde. 1967, p. 90) y mataré a uno de vosotros cada día” y a continuación hizo un juramento ante el Señor del Universo: “¡No seguiré parlamentando ante el tribunal mientras Isis está presente!”. Ra-Horakhty habló a la Enéada y les pidió que se dirigieran a la “Isla del Medio” y que se decidieran allí por uno de los contendientes. También les pidió que le dijeran a Nemty (o Anty) el barquero, divinidad que también tiene fuertes asociaciones con Seth (Castel. 2001, p. 298) que no pasara a ninguna mujer que tuviera el aspecto de Isis. Isis cambia su apariencia y se transforma en una viejecita que se dirige al Barquero y le pide que le lleve a la isla para darle comida a su hijo pequeño que lleva cinco días persiguiendo a unas reses (iAwt) y está hambriento. Aquí se presenta un interesante juego de palabras con iAwt que significa a la vez, ganado y misión o corona. Exactamente lo que lleva haciendo su hijo durante cinco días: persiguiendo la corona de Egipto. Así que, aunque parece que miente, en realidad no lo hace. Nemty, el Barquero, le pide algo a cambio de su trabajo (algo habitual entre los barqueros) y ella le ofrece, primero un pan que Nemty rechaza, y luego un sello de oro (un anillo) que Nemty acepta, y la lleva a la Isla del Medio. Cuando Isis se acerca al lugar donde la Enéada estaba almorzando frente al Señor del Universo, Seth la ve y ella se transforma en una hermosa doncella. Seth cae rendido de amor, se le acerca y le pide estar a su lado. Isis aprovecha para contarle su historia: “Estuve casada con un pastor y le di un hijo varón. Mi marido murió y el chico siguió cuidando del ganado de su padre, pero un extraño llegó y amenazó a mi hijo: “Voy a darte una paliza, voy a arrebatarte el ganado de tu padre y a echarte fuera de aquí”. Isis le pide a Seth que sea su paladín y le ayude frente a ese atropello. Seth le contestó indignado que por supuesto: “¿Es que acaso hay que dar el ganado (iAwt) al extraño mientras se aparta al hijo del marido?” En ese momento Isis da un grito y se transforma en un aguilucho que desde el árbol le chilla a Seth: “¡No te da vergüenza! Tu propia boca ha dicho lo que tu propio entendimiento ha condenado. ¿Qué más quieres?”.

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Seth enrojeció de vergüenza y se dirigió a donde se reunía la Enéada. Ra Horakhy, al verlo venir tan cabizbajo, le preguntó por sus cuitas y Seth le contó cómo Isis lo había engañado y le había hecho decir sus palabras; le pidió que castigara al Barquero por incumplir su palabra. A Nemty le fueron cortadas la parte anterior de sus piernas y el oro le fue aborrecido. Al caer la tarde, la Enéada recibió un mensaje del Señor de los Dos Paises, el dios de Heliópolis, pidiéndoles que dirimieran de una vez: “¿Es que queréis que estos dos jóvenes se pasen la vida ante un tribunal? Tan pronto como llegue mi carta habéis de poner la Corona Blanca sobre la cabeza de Horus, el hijo de Isis y habéis de elevarle sobre el trono de Osiris, su padre”. Y así se hizo. Pero Seth se enfureció enormemente diciendo: “¿Es que hay que darle la corona a mi hermano menor estando yo, su hermano mayor, a su lado? Hay que arrancarle la corona Blanca a Horus y arrojarla al agua, allí lucharé con él por el principado.” Horus y Seth se transformaron en hipopótamos y se sumergieron en el agua: el que emergiera antes de tres meses perdería la corona. Isis sabiendo que su hijo era más débil, decidió ayudarle fabricando un arpón con 100 gramos de bronce que arrojó al agua dándole por error a Horus, que chillo al instante: “¡Socorro, Madre Isis. Ordena a tu bronce que se desprenda de mí pues yo soy tu Hijo!”. Isis lo hizo y el bronce se desprendió inmediatamente del cuerpo de su hijo. Lo volvió a lanzar al agua y esta vez se clavó en el cuerpo de Seth que gritó y le dijo: “¿Qué te he hecho yo, hermana mía, Isis? Ordena a tu bronce que se desprenda de mí, pues yo soy tu hermano de madre, querida Isis ¿es que quieres más al extraño que a tu hermano de madre?” Isis ordenó al arpón que se soltara de Seth. Entonces Horus saltó del agua como un leopardo y con su cuchillo de 1,5 Kg de peso en la mano cortó la cabeza de su madre, la tomó en sus brazos y la subió a las montañas. Allí Isis se transformó en una estatua de pedernal en forma de mujer sin cabeza. Cuando Thot le contó a Ra-Horakhty lo que había pasado con Isis, la madre de los dioses, éste emitió un grito y dijo a la Enéada: “¡Vamos a darle un fuerte castigo a este Horus!” Horus estaba durmiendo debajo de un árbol shen-wsha en el país de los oasis y allí Seth lo encontró, lo agarró y lo lanzó de espaldas arriba en la montaña, le sacó sus dos ojos de las cuencas y los enterró en la montaña donde florecieron dos bulbos de loto. Luego se fue y mintió a Ra-Horakhty diciendo que no había encontrado a Horus. Mientras tanto, Hathor había encontrado a Horus ciego llorando en el desierto y le había ayudado a recuperar la vista echándole leche de gacela en sus cuencas vacías. Luego, fue junto a Ra-Horakhty a contarle lo sucedido. La Enéada volvió a convocar a Horus y Seth y el Señor del Universo les habló de la siguiente manera: “¡Salid de aquí y escuchad lo que os digo: comed, bebed y dejadnos en paz! ¡Desistid de luchar de ese modo todos los días!” En ese momento Seht se dirigió a Horus y le propuso que asistiera a una fiesta en su casa y Horus aceptó de muy buen grado. Después de la fiesta, y supongo que un poco borrachos, Horus y Seth se fueron juntos a la cama y Seth se provocó una erección para poder penetrar a Horus por detrás y „hacer las tareas del hombre‟ con él. 75

Pero Horus colocó sus manos entre sus muslos y recogió todo el semen que Seth le había derramado. Con las manos llenas de semen fue a ver a su madre Isis y se las mostró diciendo: “Mira lo que Seth ha hecho conmigo, ayúdame!” Isis gritó, sacó un cuchillo y le cortó las manos, arrojándolas al agua, y luego le hizo otras manos en su lugar. A continuación frotó el falo de Horus con un aceite aromático para que tuviera una erección y recogió el semen derramado en una vasija. Al día siguiente se fue al jardín de Seth y le preguntó a su jardinero cuales eran los vegetales que más agradaban a Seth. Cuando supo que eran las lechugas derramó el contenido de la vasija encima de ellas y así, cuando Seth en su diario paseo por el jardín, se agachó para tomar alguna de ellas se tragó el semen de Horus y quedó embarazado (sic). Acto seguido se dirigió a Horus y le propuso que fueran a Juicio. Horus aceptó. Seth se dirigió a la Corte y les anunció que había hecho „las tareas del hombre‟ con Horus y que por lo tanto lo había „rebajado‟. La Enéada se mostró tan indignada que gritó y escupió al rostro de Horus, Horus se rió de ellos e hizo un juramento: “Todo lo que ha dicho Seth es falso, convoquemos al semen de Seth para que testifique y veamos de dónde viene.” Entonces Thot puso una mano en el hombro de Horus y convocó al semen de Seth. Pero este le respondió desde el agua en el interior de la marisma. A continuación Thot se dirigió a Seth y convocó al semen de Horus y éste le respondió desde su interior: “¿Por dónde quieres que salga?” Y Thot le pidió que lo hiciera por el oído, pero el semen protestó diciendo que cómo él, el Divino Fluído iba a salir por un sitio tan innoble? Y entonces salió como un dorado disco solar sobre la cabeza de Seth. Seth se puso furioso e intentó arrancarse el disco, pero Thot fue más rápido, se lo arrancó y se lo puso él mismo sobre su cabeza. La Enéada se pronunció: “Seth está equivocado, Horus tiene razón”. Seth vuelve a enfurecerse y propone la siguiente prueba que consiste en una regata con barcos de piedra. Horus engaña a Seth fabricando su barco de madera forrada de estuco, es decir un barco para transportar piedra (Oden jr Robert, The contending of Horus and Seth. p. 356) Seth se fabricó el suyo de 138 codos con piedra de la montaña y, cuando lo echó al agua, se hundió hasta el fondo. Seth se convirtió en hipopótamo y hundió el barco de Horus mientras Horus le clavaba su arpón. Pero la Enéada gritó furiosa “¡No le arponees!”. Horus navegó corriente abajo hasta llegar a Sais para hablar con Neit, la poderosa madre de los dioses y pedirle que dirimiera entre él y Seth de una vez porque llevaban 80 años contendiendo en distintos tribunales donde había tenido lugar la vista: “Camino de la Justicia”, “Horus ante los Cuernos”, “Campo de Juncos”, “El Lago del Campo” y en todos ellos la Enéada le había dado la razón. Mientras tanto Thot, con la aprobación de Shu, le propone al Señor del Universo que envíen una carta a Osiris y que sea él quien dirima la cuestión: “Al toro, león que caza para sí mismo. A las dos soberanas, las que protegen a los dioses y someten a los dos países. Al Horus de Oro, el que reconcilió a los hombres en la época primigenia. Al rey del Alto y Bajo Egipto, el toro que reside en Heliópolis. Al hijo de Ptah, benefactor de las dos orillas (Egipto), que aparece como padre de su Enéada mientras se alimenta de oro y de todas las alhajas preciosas: ¡Vida, Salvación y Salud! ¡Escríbenos qué debemos hacer con Horus y Seth! ¡No queremos tomar ninguna medida sin conocimiento de causa!”. 76

Cuando Osiris leyó la carta profirió un gran grito de indignación y envió rápidamente una carta espetando a la Enéada a resolver contra Seth y a favor de su hijo y recordándoles que a él le deben (y a ningún otro dios) el trigo y la cebada que alimentan a los dioses y al ganado. Por aquel entonces, la Enéada se había establecido en Xois, en el “Campo Blanco” y cuando el Señor del Universo leyó la carta de Osiris mandó a Thot contestarle rápidamente con estas palabras: “Si tú no hubieras existido, existirían igualmente la cebada y el trigo”. Osiris responde, sarcástico, que ellos (la Enéada) están muy bien donde están mientras es la Justicia la que se hunde en el mundo subterráneo (donde está él). A continuación le amenaza con hacer salir de su reino a los enviados de la muerte que son sus emisarios que le traerán todos los corazones injustos e impíos para que estén allí con él. Porque ya Ptah, cuando creó el Cielo al sur de su muro, ordenó a las estrellas que fueran todas las noches a dormir a Occidente con él. Y tras las estrellas, los dioses y los nobles, todos acabarán reuniéndose con Osiris. Al leer esta carta de Osiris, la Enéada y el presidente Ra-Horakhty estuvieron de acuerdo con Osiris. Sólo Seth protestó y les pidió que fueran a la Isla del Medio para que pudieran pleitear con él. Pero incluso allí, en la Isla del Medio, la Enéada le dio la razón a Osiris y Atum. El dios de Heliópolis le pidió a Isis que trajera a Seth encadenado como un prisionero. Cuando Atum le increpó por estar siempre en desacuerdo, Seth le respondió que estaba de acuerdo y que podían llamar a Horus y ofrecerle la corona de Osiris. Fueron entonces a buscar a Horus y le pusieron la Corona Blanca sobre su cabeza y lo elevaron al trono de su padre Osiris y le dijeron: “Tú eres el rey perfecto de Egipto! ¡Tú eres el Señor perfecto de todos los países hasta el fin de los tiempos, hasta la eternidad!”. Luego Isis dijo a su hijo: “¡Tú eres el rey perfecto! ¡Mi corazón está lleno de alegría pues iluminas la Tierra con tu esplendor¡” (referencia a Júpiter, el que ilumina las dos tierras). Ptah se dirigió a la Enéada y les preguntó qué tenían que hacer con Seth ahora que la corona había pasado a Horus y Ra-Horakhty le respondió que quería a Seth, el hijo de Nut, para sí, para que permaneciera junto a él como un hijo. Él habrá de tronar el cielo y se tendrá miedo de él. Existen algunos paralelismos entre este „mitema‟ (usando el concepto de LèviStrauss) y el Ciclo Canónigo de Baal de Ugarit (Tower. 1998). Existe un Dios Creador, padre de todos los dioses llamado „El‟ que asiste a la disputa entre sus hijos para heredar su corona. Es frecuente en los mitos semíticos que la figura principal no gobierne directamente sobre los asuntos terrenales sino que se mantenga en cierto modo „a distancia‟ dejando en su lugar a un representante o gerente que es el que de verdad asume el poder y, por lo tanto, el trono y la corona. En el caso del ciclo ugarítico los dioses en pugna son Baal, Yam y Mot, los hijos de „El‟. Y como en el caso de la Enéada, existen una serie de dioses „menores‟ que indistintamente apoyan a unos y otros.

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Yam representa el Caos, las aguas del Océano Primordial y en una primera instancia es apoyado por su padre „El‟ frente a los demás candidatos debido a que el propio „El‟ tiene una naturaleza primordial que hunde sus raíces en el fondo del caos y por eso con su hijo Yam se siente más en sintonía. Los otros hijos de „El‟ representan, el Cielo y sus fenómenos atmosféricos (Baal) y los mundos subterráneos e infernales (Mut). Todas estas fuerzas actuaban continuamente y del equilibrio precario entre ellas dependía cual de los tres hijos se sentaba en el trono del Padre. Pero una vez en el trono, debe seguir luchando contra esas fuerzas dinámicas (hostiles) porque la situación nunca se estabiliza: las fuerzas contrarias están siempre presentes y determinan los distintos equilibrios que se alcanzan. Estos textos ugaríticos que voy a comentar están fechados en el II milenio, es decir, se pueden considerar coetáneos de la versión neo-egipcia de La Contienda entre Horus y Seth en una época de la historia de Egipto en la que los contactos entre Egipto y Asia Menor y la zona de Oriente Medio eran muy frecuentes debido, no solo a las grandes campañas militares del Reino Nuevo, sino también a las prácticas diplomáticas de enviar princesas como esposas del faraón y príncipes para ser educados en la corte. Nunca había habido tanto intercambio cultural en estas zonas normalmente en conflicto. El primer ciclo comienza con el lamento de Yam (el dios del caos y los abismos) ante „El‟, el Señor Supremo, por no ser reconocidos sus derechos al trono. Yam convence a „El‟, su eterno aliado, y éste lo coloca en el trono como su heredero. Pero, para ratificar su derecho, debe enfrentarse a los otros pretendientes y por eso „El‟ convoca a los demás dioses a un festín para que asistan a la contienda. Entre estos dioses invitados, figuran Kothar, el dios artesano y Anat su esposa, la diosa del amor y la guerra. Shapash, la diosa del sol, mantiene una posición ambivalente. En un primer enfrentamiento parece que Yam derrota a Baal y „El‟, su eterno aliado, sanciona su victoria pero Baal, a pesar de tener a la mayoría de los dioses en contra, logra finalmente hacerse con la corona y se proclama rey de los dioses con la ayuda de Anat, su hermana-esposa, la diosa Shapash y sobre todo las armas mágicas que le proporciona Kothar, el dios artesano ambidiestro que „tiene en Creta la base de su trono y en Menfis la tierra de su propiedad‟ Existen grandes similitudes entre ambos mitos: en ambos casos existe un dioscreador (Atum ó Ra-Horakhty en el caso egipcio y El en el semítico) que está por encima del conflicto. Ambos tienen sus favoritos en la contienda pero en ambos casos su favorito no es el ganador final. El ganador cuenta con el apoyo femenino de las diosas. En el caso egipcio, la divinidad principal (creadora) tanto de Heliopolis (Ra, Atum, Atum-Ra o Ra Horakhty) como la de Menfis (Geb) apoyan a Seth pero finalmente el vencedor es Horus, con la ayuda de las diosas Isis, Hathor y Neit. Que el dios supremo represente al creador es común en todos los mitemas pero lo que representen cada uno de los contendientes puede variar. En el caso egipcio parece que el desierto está representado por Seth y las tierras fértiles por Osiris, aunque hay que considerar que el desierto incluye los Oasis donde Seth fue siempre el soberano. En el caso semítico Yam representa las fuerzas primordiales del Océano mientras Baal se encarga de los fenómenos atmosféricos. 78

Representen lo que representen, en todos los casos de lucha dialéctica: uno de los bandos simbolizará el caos, lo ajeno, lo extraño (DrDr) lo que está fuera y el otro el orden, lo interno, lo conocido, etc. Ambas fuerzas son las que normalmente trabaja El Creador manteniéndose, al mismo tiempo, por encima de ellas y separándolas. En el acto inicial de la Creación siempre hay una separación, una brecha, una herida que la dialéctica entre contrarios trata de superar: En el principio Dios creó el Cielo y la Tierra, que es tanto como decir: En el principio Dios separó el Cielo y la Tierra, que previamente debían estar unidas en una especie de unión mística indiferenciada. La misma idea está presente en el acto de creación de Atum al separar „lo húmedo‟ (Tefnut) de lo seco (Shu) y a su vez Shu, en una cascada de creaciones-diferenciaciones, separa el Cielo (Nut) de la Tierra (Geb) siguiendo la misma dinámica: los hijos del Cielo y de la Tierra tienen que afrontar su especialidad „desgajándose‟ de una materia amorfa y manteniendo relaciones conflictivas entre sí. Existen muchas interpretaciones del mito de la contienda entre Horus y Seth. Una de las más interesantes es la de Marcelo Campagno. Para él la lucha representa el paso entre la tribu y el estado con sus diferentes concepciones y métodos de elegir al sucesor. La lógica estatal implica una fuerza coercitiva (y articulante) sobre comunidades sometidas a una unidad superior. Digamos que se trata de una fuerza vertical mientras la lógica parental es una fuerza horizontal, entre grupos que no están todavía muy estratificados y entre los que predomina el „consenso‟. Campagno considera que el tribunal de Heliópolis con su Consejo (del papiro Chester Beatty I) representa la lógica parental mientras que el Juicio de Geb en el tribunal menfita (de la Piedra de Shabaka) responde más al tipo estatal en el que el que está arriba determina sin necesidad de un consenso previo. La organización parental propia de las primeras asociaciones humanas nunca está del todo ausente en las organizaciones estatales, es por eso que en el conflicto figuran ambas. Otra forma de interpretar el conflicto (y a otro nivel) es considerar, como Griffiths, que Horus representa dos papeles distintos: uno como Horus el Viejo (Haroeris) hermano de Osiris, Seth, Isis y Neftis y formando parte por tanto de la Enéada, y otro Horus, que es el hijo de Osiris que ya no forma parte del Consejo Supremo. En ninguno de los documentos que hacen alusión al conflicto hay una clara separación entre ambos pero también es verdad que no siempre estos documentos nos llegan en perfecto estado. Campagno (2004) cree que los relatos míticos hacen siempre referencia al pasado, pero la cuestión está en que ese pasado que los pueblos elaboran no es el nuestro. Para los pueblos antiguos no existe la idea de progreso ó evolución. Para ellos todos los sucesos reciben su fundamento, su „razón de ser‟, del pasado, de un pasado que, lejos de representar épocas obsoletas, representaban la madre de todos los sucesos: los Arquetipos. El fundamento de todas las cosas se sitúa en su origen, en su principio. Las cosas que „se ajustaban‟ a esos principios tenían una existencia „real‟ debido a que los arquetipos crean la realidad. Lo que hay fuera de esos ajustes ó patrones no puede ser expresado y por lo tanto carece de existencia. Esa mentalidad de los pueblos antiguos es muy difícil de tener en cuenta en nuestros tiempos donde la idea de evolución prevalece y, por lo tanto, la continua superación de las cosas desde el pasado hacia el futuro. 79

Mirando hacia atrás vemos los modelos que han ido perdiendo terreno, por decirlo de algún modo, mientras los antiguos mirando hacia atrás encontraban sus propias raíces, las pautas que se repetían continuamente y daban sentido a su existencia. Hay otro enfoque posible en el conflicto entre Horus y Seth. Sobre la historia de Egipto, las fuentes clásicas hablan de un periodo en el que reinaban los dioses, luego los semidioses y luego los humanos. Sincelo, por ejemplo, coloca a Hefestos (Ptah) como el primer rey de Egipto perteneciente a una dinastía Divina, siendo los últimos de esa dinastía Osiris y Seth, respectivamente. La Genealogía es la siguiente:

Dinastía Divina 1.- Hefesto (Ptah) que reinó 727 años y 9 meses 2.- Helio (Ra) hijo de Hefesto que reinó 80 años y dos meses 3.- Agatodeimon (¿) que reinó durante56 años y 2 meses. 4.-Crono (Geb), 40 años y seis meses 5.- Osiris, 35 años 6.- Tifón (Seth) 29 años

Dinastía Semidivina 7.- Horus que reinó 25 años 8.- Ares, 23 años 9.- Anubis, 17 años 10.- Herakles, 20 años 11.- Amón, 30 años 12 Titoes, 27 años 13 Sosus, 32 años 14.- Zeus, 20 años

Como se vé entre Horus y Seth hay un escalón descendente, una pérdida: Seth es un dios poderoso y Horus es el equivalente griego de Héroe, un semidios ¿Qué ocurrió? ¿Cómo fue posible que el debilucho Horus „flojo de piernas‟ terminara con el todopoderoso Seth que además contaba con el apoyo del dios supremo Ra de Heliópolis?

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En Frankfort (1998, p. 39) se vuelve a ver: la primera dinastía humana tuvo por rey a Menes y fue precedido de una dinastía de reyes semidivinos que a su vez tuvieron como precedente una dinastía totalmente divina cuyo antecesor fue Ra, el todopoderoso. Se vuelve a observar una especie de „caída‟ una evolución inversa: los dioses „degenerando‟ en reyes humanos: los hijos de los dioses uniéndose a las hijas de los hombres para tener hijos con ellas. Eso es un faraón, un hijo de dios nacido de vientre de mujer. En una edición especial en memoria de te Velde (van Dijk, J. 1997) Arno Egberts publica un artículo muy interesante sobre la cronología del mito de Horus: El Mito de Horus inscrito en las paredes internas de los muros (Este y Oeste) del recinto del templo de Horus en Edfu. Comprende 5 textos: A.- La leyenda del disco solar alado. Aquí Horus es Horus el Behedita que se representa como un disco solar alado. Su oponente es Seth. Thot y Ra en sus comentarios, hacen numerosos juegos de palabras difícilmente comprensibles para nosotros. No dudo que estén llenos de ingenio pero no resultan „encajables‟. B.- La historia del combate de Horus (hijo de Isis) contra Seth. Esta vez asistido por Horus el Behedita. C.- Esta sección no trata de una historia propiamente dicha sino de La relación de las hazañas de Horus que se celebran en su festival. D.- Seth, el hijo de Nut asume la forma de un hipopótamo rojo y va a Elefantina. Horus lo persigue y lo derrota cerca de Edfu. Entonces Seth huye hacia el Norte y Horus se sienta en el trono de su padre. E.- El texto está escrito en la lengua egipcia más tardía y está mal conservado. Horus es mencionado como Señor del Bajo Egipto con su residencia en Menfis y Seth es el Señor del Alto Egipto y tiene su residencia en Shas-Hetep, nomo 11 del Alto Egipto. Ambos luchan, Horus en forma de humano joven y Seth en forma de un asno rojo. Finalmente gana Horus quien corta el muslo de Seth. El muslo de Seth representa siempre la constelación de la Osa Mayor, de la misma forma que el Ojo derecho de Horus representa al Sol y el izquierdo a la Luna. Dentro del Mito pueden estarse tratando temas a un nivel cósmico que no resultan claros de comprender. Anualmente se celebraba en el templo de Horus en Edfu una dramática representación del mito de Horus, una especie de „teatro sagrado‟ destinado a „celebrar‟ (en el sentido en que se „celebra‟ la Santa Misa) la victoria sobre su enemigo Seth, su coronación como rey del Alto y Bajo Egipto y su matrimonio con la diosa Hathor de Denderah. La dramatización de los hechos frente a un público que participa plenamente „del misterio‟ hace que los sucesos narrados tomen „cuerpo‟, se manifiesten, y, así, se realicen de la misma forma que ocurrieron en „illo tempore‟, el eterno tiempo mítico en el que viven los arquetipos. Representando la victoria, se realiza la victoria (Blackman and Fairman The Mith of Horus at Edfu II: The thriumph of Horus over His Enemies.The Journal of Egyptian Archaeology. Vol. 28. Dic. 1942. Pp. 37-38. Pag. 37). 81

Blackman y Fairman (The Myth of Horus at Edfu II, p. 32) sostienen la evemerista idea de que esas representaciones corresponden a celebraciones de victorias reales ocurridas durante la fase en la que el estado egipcio unificado se estaba gestando, es decir durante el periodo predinástico. Yo estoy de acuerdo: me parece que tiene sentido que en Edfu se celebre el mito a un nivel menos cósmico y más próximo a leyendas relacionadas con su propia historia. Que hubo guerras entre los seguidores de Seth y los de Horus nadie lo pone en duda y parece que con independencia de que Seth pudiera ganar batallas parciales, la batalla final representó una gran victoria para los seguidores del Halcón. No hace falta señalar aquí que los victoriosos son siempre los buenos, los que representan la ley y el orden. Cuando un pueblo que venera una determinada divinidad vence a otro cuya divinidad es, lógicamente, su enemiga, la victoria de los pueblos es la victoria de los dioses. El dios vencedor se hace con el poder y todo orden y derecho se reconfigura en torno a él del mismo modo que el vencido pasa a ser considerado „extraño‟, „extranjero‟ y, en cualquier caso, fuera del orden establecido. Con frecuencia hay que distinguir entre los atributos intrínsecos de una divinidad y sus atributos „coyunturales‟. Seth ayuda siempre a Ra en su travesía por el submundo en su barca porque con su fuerza y el poder de su brazo, puede enfrentarse al temible Apophis que es la serpiente enemiga de Ra. Así figura en numerosas ocasiones en los Textos Funerarios, pero también Horus (el débil de piernas) figura en los textos del Templo de Edfu como el amigo de Ra que vence a sus enemigos en la Barca de los miles de años, luego aquí está asumiendo claramente una función que le correspondía a Seth y es claramente una „coyuntura‟: un fragmento del mito que ha cambiado de posición y ya no ocupa su lugar habitual. Arno Egberts en “The Chronology of the Horus Myth of Edfu” hace un análisis muy interesante del Mito tal como figura en las inscripciones de Edfu. La estructura cronológica de los sucesos allí narrados arrancan del año 363 (curiosamente el día 363 del año es el día dedicado al nacimiento del dios Seth) del reinado del rey del Alto y Bajo Egipto Ra Horakhty. A lo largo del Nilo, se suceden una serie de enfrentamientos entre el rey Horus y sus aliados y Seth y sus seguidores. El periplo está relatado con todo detalle en las inscripciones del templo figurando una serie de datos que nos permiten establecer la siguiente cronología: 1 de Tyby (segundo mes de peret), enfrentamiento en Edfu y El Tod. 2 de Tybi, enfrentamiento en Dendera. 6 de Tybi, enfrentamiento en Hnbw (el nomo de la gacela, nomo 16 del Alto Egipto) con los rebeldes setianos en forma de hipopótamos y cocodrilos. 7 de Tybi, la gran batalla de Oxirrinco. De Oxirrinco (Nomo 19 del Alto Egipto capital Per Medjet) los rebeldes huyen por el río a Herakleopolis donde permanecen escondidos durante 6 días, hasta que Horus los descubre y tienen que huir al Delta, el 13 de Tybi.

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13 de Tybi, Allí, en el Delta, los rebeldes son masacrados en diversos lugares, el último de los cuales es Sile, donde Horus (en forma de un furioso león) barrió a sus enemigos. Los rebeldes supervivientes se dirigieron entonces de nuevo a Nubia (a través del Mar Rojo) cerca de la ciudad de Shas heret donde Horus, transformado en un disco solar alado, les dio el golpe final. De allí, un Horus triunfante se dirigió a Behdet al sur de Edfu, donde precisamente empezó la primera batalla, cerrándose así el ciclo. Curiosamente cuando Horus y sus aliados disfrutaban allí de un merecido descanso Ra decide liberar a los rebeldes prisioneros que fueron enviados a los cuatro puntos cardinales de Egipto, dando lugar a los Kushitas al sur, los Asiáticos al norte, los Libios al oeste y los Beduinos al Este. Cada uno de los días del mes de Tybi aquí mencionado, tiene sus propios festivales que rememoran los sucesos acaecidos en los tiempos míticos donde existen eternamente. De esta forma, como señala Plutarco en su “Isis y Osiris”, Cada 7 de Tybi se hacen panes con la figura de hipopótamos atados y se matan y comen grandes cantidades de cocodrilos, rememorando las victorias de Horus sobre los rebeldes setianos. Las diversas teorías que explican estos sucesos pasan por considerarlos „míticos‟ ó legendarios o bien que representan sucesos realmente ocurridos, es decir, históricos, tal como lo defienden Newberry, Naville, Sethe, Maspero, Meyer and Junker, Kees, etc. Griffithis ofrece en su artículo “The interpretation fo the Horus Myth of Edfu” un resumen de las distintas posiciones. Todas ellas me parecen interesantes aunque descarto plenamente la posibilidad de que represente la expulsión de los asirios del territorio egipcio por parte de Psamético. El tema está claramente centrado en el conflicto entre los seguidores de los dos dioses en combate: Horus y Seth. A lo largo de la historia de Egipto tenemos constancia de algunos momentos álgidos de ese enfrentamiento: En el periodo predinástico, durante la Dinastía II, en el segundo periodo intermedio con la expulsión de los hiksos (cuyo dios nacional había sido Seth) y, después del periodo ramésida, con los faraones etíopes que fueron muy intolerantes con los cultos sethianos. Y finalmente a partir del periodo ptolemaico cuando Seth pasa definitivamente a ser considerado una divinidad absolutamente maléfica. Newberry, en su análisis hace constar la similitud de fechas entre el año 363 del reinado del rey Ra-Horakhty... Y el año 375 a contar a partir del primer rey de la primera dinastía (Menes) que corresponde al reinado del rey sethiano Peribsen, el faraón que inició la conocida revolución sethiana a principio de su reinado que le llevó a cambiar su nombre por el de Setenes. Hay que reconocer que las fechas tienen una gran similitud, por lo tanto, su teoría podría ser una candidata. Meyer y Junker (p. 76) situan el conflicto en el periodo predinástico cuando los seguidores de Horus de Hierakómpolis se enfrentaron a los seguidores de Seth de Naqada.

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A la derrota de los seguidores de Seth en todos los nomos que le eran afines siguió la primera unificación de Egipto. Pero hay que reconocer que los seguidores de Seth nunca fueron del todo vencidos. Las esposas de los primeros faraones llevaban por título “Aquella que ve a Horus y Seth” epíteto que se conservó incluso en el reino nuevo: la reina (rey) Hatshepsut llevaba ese mismo título (ver Desroches Noblecourt). Brugsch y Maspero asocian los hechos relatados con conflictos de tipo religioso, no político (hasta donde política y religión estuvieran separados en aquellos tiempos) surgidos entre los diferentes nomos que tenían un culto dedicado al dios Seth y los seguidores de Horus que Maspero denomina herreros msntyw o harponeros. Edfu es msn que, entre otros significados, tiene el de „trampa para hipopótamos‟. A lo largo del relato que figura en el templo de Edfu se hacen bonitos juegos de palabras para explicar el nombre de las diferentes localidades por donde pasa el conflicto, de manera que los diferentes topónimos van reflejando los hechos acaecidos y, por lo tanto, el mito explica el origen de sus nombres. Los mesentyw o harponeros son un pueblo que está relacionado con una tribu africana pionera en el desarrollo de las armas de hierro. Pero no deja de ser curioso que precisamente el hierro sea el metal de Seth. Kees (p.74) hace una importante observación. Para él los dos ejes del mito son: la expulsión de Seth de Egipto a través de la frontera nororiental (Sile) y el conflicto entre los cultos del cocodrilo y el hipopótamo en las ciudades donde era venerado el halcón. Sabemos que la guerra entre los hiksos y los príncipes tebanos tuvo como origen una carta dirigida a Sekenra por Apopis, el faraón hykso de Avaris, en la que se menciona el ruido que hacen los hipopótamos por la noche que no dejan dormir al Delta (lo cual es descabellado, pero que seguramente obedece a algún juego de palabras y sentidos que no somos capaces de comprender plenamente). Resulta evidente en el texto de Edfu que Seth representa al Bajo Egipto mientras los seguidores de Horus representan el Alto Egipto. Esto ya nos sitúa en el Reino Nuevo, porque en el periodo antiguo Seth nunca representó al Bajo Egipto, siendo siempre un dios asociado a Nebet, Naqada, en el Alto Egipto. En el sagrado relato, se ve claramente que se trata de una expulsión de Seth y sus seguidores del territorio egipcio. Luego, si hay que atribuirle un contexto histórico, solo cabe pensar en la expulsión de los hyksos por parte de los príncipes tebanos. Pero aquí también nos enfrentamos a algunos problemas. El primer (y único) texto de un rey tebano mencionando el conflicto con los Hyksos es el de Hatshepsut en el templo dedicado a Pakhet (paredro de Seth) en el Valle del Cuchillo de Beni Hassan: el Speos Artemidos. Allí Hatshepsut declara: “Hice florecer lo que estaba deteriorado. Levanté lo que se había derrumbado, desde que los asiáticos estaban en el interior de la Tierrra del Norte, en Avaris, y entre ellos estaban beduinos que demolían lo que se había hecho: ellos gobernaban ignorantes de Re. Ya no se actuaba según lo mandado por el dios hasta que llegó Mi Majestad. Entonces fui establecida en el trono de Ra y se me anunciaron largos periodos de años como una conquistadora nata, siendo la Halcona, el Horus (diosa) el uraeus que consume a mis enemigos. 84

He alejado del gran dios la abominación hyksa y la tierra ha llevado la huella de sus sandalias. Fue regla del padre de mis padres, llegados en su tiempo, como Re. Nunca habrá daño en lo que he ordenado. Mi programa es duradero. Atón brilla, derrama sus rayos sobre la titulatura de Mi Majestad. Mi halcón domina mi estandarte real por el infinito de la eternidad.” Sin embargo lo cierto es que los reyes hyksos tuvieron gran veneración por Re y prueba de ello son los numerosos nombres teoforos: MeruserRa, SuserenRa, Nebkhepeshra (Apopi I) AaquenRa (Apopi II) AarqRa, AanetjerRa, UadjkaRa, NubkaRa, KhamuRa, KaSethRa, AauserRa (Apopi III) por poner algunos ejemplos. No se puede decir pues, que los hiksos gobernaran de espaldas a Ra, así que ese pequeño detalle no coincide con las palabras de Hatshepsut y hace difícil pensar en una asociación exclusiva de Ra con el Halcón. Ya hemos visto que Ra se inclina en algunas ocasiones por Seth, debido a su fuerza. Incluso cuando es derrotado, Ra-Horakthy siente piedad por él y lo libera. Quizá Hatshepsut en su campaña necesitara maquillar un poco los hechos pero eso es algo que no podernos asegurar con propiedad. Como dijimos más arriba, la interpretación de un mito es algo muy complejo; a lo largo de los años se han ido desarrollando diferentes teorías mutuamente excluyentes, como la evemerista, que consideran que los mitos son reflejos en el presente de sucesos históricos acaecidos en el remoto pasado, o la junguana que lo ve como experiencias compartidas a nivel profundo por la humanidad a nivel colectivo, o la estructuralista que lo interpreta como pautas organizadas que conectan fenómenos aparentemente aislados, etc. El hecho es que hoy en día considerar cada uno de esos „casilleros‟ de forma aislada se considera reduccionista. Pienso que es muy posible que la verdad participe de alguna manera de todas ellas puesto que los mitos son multidimensionales y vibran a frecuencias varias al mismo tiempo siendo necesario abarcar muchos ángulos para poder contemplarlos en toda su complejidad. Particularmente me siento atraída por la interpretación que hace Elíade asimilando el mito a una historia sagrada (y por lo tanto verdadera) que relata acontecimientos que tuvieron lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los comienzos, es decir, de la creación. Pienso que esos sucesos míticos o arquetípicos no están en oposición con los sucesos históricos sino que más bien los „conforman‟. Para poder leer (interpretar) cualquier realidad (histórica o fantástica) ha de usarse un código. Sin tal código el ordenamiento de datos que supone una percepción comprehensiva es imposible. Los arquetipos son como las letras del alfabeto de ese código.

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Seth en los mitos y leyendas del Delta

El papiro Brooklyn 47.218.84 pertenece a la época saíta (Dinastía XXVI) y seguramente formó parte de la biblioteca del templo de Heliopolis, en el que se estuvo reescribiendo y ampliando durante un largo periodo de tiempo a lo largo de la última dinastía de reyes egipcios hasta la invasión persa (Meeks. 2008, p. 1). Su estudio paleográfico indica que se empezó a escribir en el reinado de Psamético I siendo su nombre más común el de „Papiro del Delta‟ y su estudio y traducción pasó por varias manos desde Serge Sauneron, Bernard Bothmer y Robert Bianchi hasta su publicación en el Cairo por Dimitri Meeks en el 2008. Es en esta publicación en la que me voy a basar para el estudio de Seth en los mitos del Delta. Un relato mitológico tan complejo como es el de las luchas de Horus y Seth está formado por pequeñas estructuras a modo de ladrillos que pueden funcionar también por sí solas y ser empleadas para fines mágicos, rituales o incluso literarios. Un ejemplo es el episodio que relata la lucha de ambos dioses bajo la forma de hipopótamos y cómo Isis dejó escapar a su hermano provocando la furia Horus que cortó la cabeza de su madre. Este episodio se utilizó durante la época saita para establecer en el almanaque los días fastos y nefastos. Es decir, sacado de su contexto las piezas que forman el mito funcionan por sí mismas, y es lo que vamos a encontrar aquí, en el papiro del Delta. En los mitos correspondientes a la zona de Heliopolis se habla de un dios Mâga, hijo de Seth, que abre la capilla donde se encuentra la sepultura helipolitana de Osiris: “¡Oh maestro del gran cadáver que descansa en Heliopolis, Oh gran maestro viviente que descansa en Busiris. Estate atento, un tal nacido de Una tal, cuídalo durante el día, guárdalo durante la noche, protégelo como has protegido a Osiris de „Aquel cuyo nombre está oculto‟ el día de los funerales de Heliopolis. Yo soy el León en la morada del fénix y tu forma es la de un cinocéfalo en su senilidad… la capilla está abierta, la capilla está abierta, y el que allí se encuentra tiene la cabeza de un cinecéfalo… Maga, el hijo de Seth ha venido y la ha abierto, ha visto al que hay en su interior: el que tiene una cara de cinocéfalo y una melena de babuino.” Maga aquí aparece como un profanador, un violador que interrumpe el proceso de regeneración del dios. Maga aparece en diferentes papiros mágicos (Corteggiani. 2007, p. 361) con el determinativo del cocodrilo y siempre es llamado el Hijo de Seth quizá haciendo referencia más a la similitud de su función que a una verdadera filiación. No obstante, en la lista de nomos que aparece en el muro exterior del santuario de Horus del templo de Edfu, aparece en el nomo XI cuya capital era Atribis y que perteneció a la divinidad Khenty-Kheti o „el que está echado sobre su vientre‟ siendo su símbolo un dios cocodrilo (Castel. p. 223) que comparte con Seth su papel en la barca solar. En épocas protohistóricas y predinásticas había la costumbre de enterrar a los muertos envueltos en la piel de un animal. Según el papiro Jumilhac, Osiris mismo fue envuelto en la piel de un animal que no es otra que la Nébrida de Anubis. 86

Existen muchas controversias sobre la piel de este animal. En el papiro de Jumilhac se dice que, habiéndose transformado Seth en pantera, Anubis lo despellejó y con su piel envolvió las reliquias de Osiris y se las echó a la espalda. Según Meeks (p. 180) esta piel de pantera representa a Seth y es la misma que usaban los sacerdotes Sem en los rituales del rey difunto para abrirle la boca con la hachuela sagrada y facilitarle su vida más allá de la muerte. Una vez terminada la ceremonia, el sacerdote Sem se quitaba la piel y envolvía con ella el sarcófago o el cofre con los vasos canopos. El mismo efecto hacía si se pintaba la piel sobre el sarcófago o el cofre canópico. Cualquiera de las pieles en las que mitológicamente se envolvía el cuerpo de Osiris hace el papel de Seth. La piel del enemigo haciendo un papel protector, he ahí la paradoja. La pérgola de la barca de Sokaris también está envuelta por una piel, en este caso del Oryx, un animal fuertemente asociado a Seth. Esta piel se obtenía del animal sacrificado y envolvía a Osiris con la idea de revitalizarlo de la misma forma que la piel de Seth. Igual que Nemty es revitalizado después de ser despellejado (por orden de la Eneada) cuando su piel es presentada a Hesat por Thot y ésta lo alimenta con sus pechos llenos de leche (Meeks, p.181). En una leyenda de Bubastis se narra el nacimiento del dios Thot directamente de la frente de Seth como consecuencia de su ingesta del semen de Horus depositado por Isis en las lechugas de su jardín. Cuando en el tribunal de Geb se convoca al semen de Horus para que se manifieste éste, después de negarse a salir por la oreja, sale de la frente de Seth en la forma de un disco lunar dorado, así fue el nacimiento de Thot, por eso uno de sus epítetos era ‟prw m wp.t‟ es decir, „aquel que sale de la frente‟ y también sA nb.wy „el hijo de los dos señores‟ es decir, Horus y Seth. Servajean, en su artículo „Lune ou Soleil d´or‟ plantea la cuestión de por qué, siendo la luna el disco que sale de la frente de Seth, es dorado. Este tema está muy relacionado con las relaciones homosexuales entre Horus y Seth de las que se ha escrito mucho (particularmente te Velde, “Seth, God of confusión”) ya que, según Servajean, el dorado es un color femenino mientras el plateado lo es masculino. Por lo tanto, la luna que saldría de Seth en condiciones normales (con relaciones no invertidas) sería plateada, pero el que sea dorada es una evidencia más de la inversión (ver p.139). Yo solo quiero añadir sobre el tema que, en sentido estricto, no existen relaciones homosexuales porque en el sexo, incluso cuando la pareja es del mismo sexo, uno juega el rol femenino, y por lo tanto simbólicamente es hembra, y el otro un papel masculino, y por lo tanto macho. Siempre es un macho y una hembra con independencia del sexo que exhiban físicamente porque, en los mitos, la función hace al símbolo. Aquí Horus y Seth juegan con una ambigüedad calculada en la que la moralidad no interviene para nada. Cuando parece que Seth es más macho, lo vemos en papel de hembra asimilando el semen de su pareja y cuando Horus parece afeminado, hace el papel de macho semental. Ocurre como el Sol, que cuando es más poderoso (a medio día o en el solsticio de verano) es cuando cae y cuando más débil (a media noche o en el solsticio de invierno) es cuando se levanta. Los análisis de los símbolos en profundidad siempre llevan a una contradicción semejante. 87

En otro episodio del papiro, también relatado en el papiro Chester Beatty VII, Seth viola a Anat a la que montó como un toro y agarró como un carnero. Pero el semen que emitió salió disparado, le entró por la frente y lo envenenó, así que cayó enfermo en la cama con fuertes dolores. Isis fue en su ayuda para liberarlo de su tormento pero el texto se interrumpe aquí así que no sabemos que pudo hacerle. Podemos suponer (Meeks, p. 257) que consiguió extraerle el veneno por la frente que se manifestó en forma lunar. Existe una fuerte relación entre la diosa Anat y la diosa serpiente Buto que podría explicar esta situación. El papiro mágico del Vaticano, que data del Imperio Nuevo, nos ayuda a recomponer este episodio. En él Seth, preso de violentos dolores a consecuencia de la ingesta de un poderoso veneno (mtw.t) es ayudado por Horus, que en esta ocasión hace de médico y descubre el origen del mal que sufre Seth. Horus entonces golpea sobre la cabeza de Seth (Hw Hr tbn) con la ayuda de un instrumento cortante cuyo nombre no se puede leer en el texto. El veneno sale por las fosas nasales de Seth que de esta forma se ve curado y puede volver a la barca de Ra para alejar a sus enemigos (Meeks, p. 257). Hermopolis Parva, en el Delta (Nomo XV) es donde tuvo lugar el juicio en el conflicto entre Horus y Seth. Es por eso que otro nombre de la ciudad fue “La Casa de Thot que separa a los dos combatientes”. En el texto se hace alusión a dos juicios. En uno se reparten las coronas roja y blanca de Egipto. Para Horus la corona roja del Norte y para Seth la corona blanca del Alto Egipto. En el segundo juicio Horus se hace con las dos coronas y a Seth le queda tan solo el país deshabitado: el desierto. En la piedra de Shabaka se hace alusión al mismo litigio: “Él (Geb) reunió allí a la Eneada y juzgó entre Horus y Seth para evitar que siguieran peleando y nombró a Seth rey (nsw.t) del Alto Egipto ya que apareció por primera vez en la ciudad de Sou, y a Horus lo nombró rey (bity) del Bajo Egipto, porque fue allí donde su padre fue llevado al agua”. En este juicio ambas partes (la de Seth y la de Horus) eran equivalentes pero luego Geb revocó su veredicto y concedió el reino entero al hijo de Osiris llamado Horus. Como hemos comentado anteriormente, en estos dos juicios intervienen dos Horus diferentes. En el primero (cuando se hacen partes iguales) se trata de Horus el Viejo hermano de Seth. Luego, cuando Geb concede la totalidad del reino a Horus, se trata de Horus el Joven, el Hijo de Osiris (J.G. Griffiths). La idea de que la corona roja pertenecía a Horus y la blanca a Seth se mantuvo hasta la época greco romana pero fue progresivamente desvaneciéndose hasta que finalmente la corona blanca (asociada al buitre Nekhbet) se asoció a „las zonas frescas de Seth‟ (qbhw Sts) que es una forma discreta de hacer alusión a su pertenencia a Seth. A partir de la época ramésida se opera una inversión, y a Seth se le empieza asociar con el color rojizo del desierto y, por lo tanto, con la corona roja, mientras que Horus recibe la blanca. En Oxyrryncos existe un mito relacionado con la parte inferior de las piernas de Seth. Esta leyenda es un trasunto de la legenda de Nemty que sufrió la misma mutilación en Anteopolis cuando traicionó a la Enéada. Geb y Sem son dos dioses que se relacionan con Seth debido a su fuerte temperamento y a su asociación con elementos ctónicos, pero hay un terecer dios: Igai, cuyo nombre jeroglífico se asocia precisamente con este nomo: 88

Meeks. p. 275

El doble cetro was que describe tanto su nombre como su título: Señor del Oasis que comparte con Seth establece una relación segura con esta divinidad (Corteganni, p. l269).

La leyenda del mar insaciable (Emma Brunner Traut) Escrito en hierático y publicado por primera vez por A.H.Gardiner, “The Legend of Astarté”, en 1932. Pertenece al periodo de transición entre las dinastías XVIII y XIX. Contiene más de 20 páginas pero sólo se ha conservado una décima parte, de la cual tan solo en las dos primeras páginas aparece una historia coherente, el resto es prácticamente ilegible y han sido muchas las versiones que se han hecho, todas ellas discutibles. Me he basado en la versión que figura en el libro de Brunner-Taut „Cuentos del Antiguo Egipto‟. El cuento se inicia con un canto de adoración a todas las divinidades implicadas en el relato: Ptah, creador de la tierra y sus dos toros, Astarté diosa rabiosa y colérica, el Mar, el Cielo, la Tierra, etc. Ptah, el creador de la Tierra, le había prometido a ésta el Cielo como esposo y por eso ella y todos los habitantes de la Tierra estaban muy contentos. Pasados siete días el Cielo bajó a la Tierra (con lo cual parece que se trata de un cuento sobre la creación a la inversa: primero el Cielo y la Tierra están separados y luego, a los siete días, se unen). Pero ocurrió que esto enfureció al Mar que exigió él también un lugar sobre la Tierra. La Tierra se vio obligada a crear cuatro pilares entre ella y el Cielo en sus cuatro esquinas, y en el centro creó una gran montaña tan alta como el Cielo (uniendo el Cielo y la Tierra) para que fuera el trono soberano del dios del Mar que no tardó en asumir la soberanía del Cielo y la Tierra y empezar a exigir tributos. Su exigencia fue confirmada por un tribunal y empezaron a llegar las ofrendas de la tierra en forma de las mejores cosechas, plata, oro lapislázuli y turquesas en muchos baules. Pero los hombres no estaban contentos y reclamaron a los dioses el derecho de la Tierra a regirse por sí misma. Los dioses querían ayudar pero ellos también temían el poder del Mar que se había hecho inmenso. Entonces la diosa de la cosecha (cuyo nombre no es mencionado) sugiere que se le envíe a la diosa Astarté, la hija de Ptah, como tributo y para ello le envía un mensaje a la diosa por medio de un pájaro que tenía instrucciones de hacerse escuchar incluso si para ello tenía que despertarla. El pájaro transmitió su mensaje: „El Mar se ha convertido en el soberano de la Tierra y también el Cielo vive atemorizado por él, Ay, ven sin tardanza y tráete a tus asiáticos‟. 89

La diosa se puso en marcha sin tardanza y fue a ver a los dioses que le dijeron que su hermosura podía salvarlos de la opresión del Mar y era capaz de llevarle ella misma los tributos. Cuando el Mar vio a Astarté desnuda sentada en su orilla se ablandó y dirigiéndose a ella le dijo que si los dioses le daban a la hija de Ptah por esposa renunciaría a los tributos pero exigiría una dote que sería el peso de la Tierra en plata y oro. Entonces los dioses estuvieron de acuerdo y empezaron a recoger el oro y la plata de toda la Tierra, pero la balanza no se llenaba y el Mar no estaba contento. Hubo que pedir a Nut, la diosa del Cielo, que también ayudara y ella se quitó del cuello su collar de perlas, pero aún así la balanza no se llenaba y el Mar no estaba contento y pidió el sello de la Tierra (Geb), su soberanía y pusieron el sello en la balanza y no se llenaba y el Mar no estaba contento… Las siguientes páginas del relato están en muy malas condiciones y sólo se han conservado una docena de palabras en las que aparece el nombre del Seth, lo que permite completar el mito de acuerdo con las alusiones en coherencia con el cuerpo del relato. Los dioses siguieron pagando sus tributos al Mar pero el Mar era insaciable, nunca estaba contento y sólo pensaba en extenderse, en cubrir la Tierra y las montañas. Hacía ya mucho tiempo que había mandado a Astarté de vuelta, las catástrofes sobre la Tierra se sucedían continuamente y las quejas cada vez llegaban más altas a los oídos de los dioses: el orden del mundo estaba amenazado porque el Mar no conoce frontera, es impredecible y siniestro e invade continuamente el derecho de los demás. Pero el problema no se puede resolver en un Juicio ni con una decisión de los dioses ni con palabra alguna. Solo hay un dios que pueda enfrentarse al Mar: Seth, y los dioses lo convocan cada vez que se encuentran ante un desafío de esa violencia. Seth, el dios de las tempestades, es capaz de domeñar al Mar porque conoce todos sus recursos. Así pues se fue Seth en busca del Mar y lanzó contra él todas sus armas y Seth rugió contra el Mar, y el Mar oyó la voz de Seth y se calmó y entonces Seth tomo asiento. (Brunner-Taut. 2000. p. 121). La relación de Seth con el agua en general ya fue establecida por Te Velde (te Velde 1967, p. 85) cuando menciona un pasaje del Texto de los Sarcófagos en el que se dice que Seth mató a Osiris ahogándolo en el agua. En los Textos de las Pirámides (Pyr. 20 d.) se habla de la existencia de una ofrenda que protege a Osiris contra las turbulentas aguas del brazo de Seth. Por otra parte, en los Textos de los Sarcófagos (CT IV, 396, a, b.) el muerto reza una oración para que Seth le conceda su poder sobre las aguas. Te Velde concluye que estos textos demuestran claramente que el agua puede representar el símbolo de la muerte y el caos pero al mismo tiempo es el símbolo de la vida, como ocurre con las periódicas inundaciones del Nilo. Es por eso que Seth figura en muchos episodios que ya vimos en el capítulo anterior, como Señor de Vida. Oden (1979, p.358) no ve contradicción en el hecho de que Seth pueda ser al mismo tiempo un dios ctónico y un dios del mar. El mismo Poseidon, el dios griego del mar, tenía un fuerte componente ctónico que lo hacía al mismo tiempo el dios responsable de los terremotos, el „sacudidor de la Tierra‟ que menciona Homero en su Elíada. En cualquier caso se trata del dios de la fuerza embravecida, salvaje, indomable, viva.

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La presencia de Seth en mitos no egipcios

Baal Saphon es la denominación que recibe Seth fuera de Egipto. Te Velde (p. 122) cita al papiro Sallier IV, en el que aparece Baal Saphon como una de las divinidades mencionada en la lista de dioses menfíticos. En la desembocadura del rio Orontes, en Siria, se encuentra el monte Casio, también llamado Saphon, donde en la antigüedad se celebró una gran batalla entre Zeus y Tifon/Saphon, el Seth egipcio. Es decir, una gran batalla se celebró en el monte Cassio entre las fuerzas del orden representadas por Zeus y las del caos y oscuridad representadas por Seth/Tiphon. El artículo de Carrez-Maratray “De l´Oronte au Nil: Tiphon y Saphon” señala una abundante presencia mítica del dios Tiphon en el norte del Sinaí, una zona de transición entre el mundo semítico y el mundo egipcio que ha sido frecuentemente descrita por los griegos. Este Saphon/Tiphon ha sido objeto de varias hipótesis una de ellas es particularmente interesante: Matesanz (Matesanz, R. Hispano, héroe epónimo de Hispania) hace mención a un rey Span sobrino de Hércules y mencionado por Alfonso X El Sabio en su „Estoria de España‟ que fue quien repobló y levantó a España tras la batalla con los griegos liderados por Hércules (Melkart). A ese rey entre otras cosas se le atribuye la construcción de numerosos templos en Cádiz (entre ellos uno dedicado a Cronos donde se hacía también la adoración de Baal Saphon, Señor de Span). Lo curioso aquí es que ese templo donde se veneraba a Saphon se encontraba en un promontorio llamado por los griegos Monte Cassion (o Kassion) y es mencionado tanto por Estrabon (Historia III) como por Avieno en su Periplo. También en la desembocadura del Orontes había un monte Cassion donde se veneraba a la misma divinidad de las montañas, las tormentas y los vientos huracanados. El tercer punto geográfico donde se encuentra un Monte Cassion es en el límite oriental del Delta Egipcio, allí donde empiezan los grandes desiertos en la ruta hacia las costas asiáticas. A orillas del Lago Serbonis, Herodoto habla de la existencia del Monte Casion donde se dio la gran batalla entre Zeus y Tifón-Saphon y donde se enterró finalmente al monstruo semítico. Una vez vencido, Zeus se hace con sus atributos y se convierte en Zeus Cassios y, por eso precisamente allí, en el Monte Cassión egipcio, Adriano, emperador de origen hispano, le dedicó un templo al dios romano (Matesanz, p. 353). La más antigua representación de Baal Saphon (en postura de guerra de pié entre dos montañas) se encontró en un sello sirio del siglo XVIII aC. en Tell el Daba (Bietak, 1990 y Dukstra, 1991). En el templo de Baal Saphon en Ugarit se encontró una estela dedicada al dios por un oficial egipcio llamado Mami. En la estela figura el oficial de rodillas venerando al dios. La estela fue llevada desde Egipto hasta el templo del dios en Ugarit obedeciendo quizá a una promesa hecha por el egipcio al dios que representa la buena navegación. También existe una estela egipcia dedicada a Saphon en tiempos de Ramsés II.

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Paralelo egipcio de la leyenda de Anteo

En un artículo publicado por Barguet en 1964, tomo 165 nº1 de la revista “Histoire des religions” (pp. 1-12) aparece una relación entre el dios egipcio Seth y el héroe griego Herakles que es verdaderamente digna de mención. Barguet sitúa la acción en Irasa, en el borde oriental del altiplano cirenaico en Lybia. Allí vivía el gigante Anteo, el Anty egipcio cuyo nomo era el XII del Alto Egipto (4) y cuyo epíteto era „el que está sobre su montaña‟, la montaña Bakhu de Occidente (5). La referencia a la montaña y la serpiente es una mención a la cualidad ctónica del dios, asociado a las fuerzas de la tierra que tenía una función protectora como guardián de los límites para evitar el paso de extraños. Cuando Herakles (en su barca del sol) tuvo que atravesar el territorio para cumplir su undécima misión en el Jardín de las Espéries, se enfrentó enfrentó a él y lo venció. La lucha fue muy ardua porque Anteo, cada vez que caía sobre la tierra, se levantaba con renovadas fuerzas y así resultaba invencible. Herakles tuvo que levantarlo con sus brazos y elevarlo al cielo para así evitar que cargara sus fuerzas sobre la tierra. De esta forma pudo vencerlo y atravesar su territorio en busca de las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides. Barguet hace un paralelismo entre la lucha que enfrentó a Herakles y Anteo y la que se establece entre Seth y Aphopis cada vez que la barca del Sol llega a Occidente. Anteo es la serpiente Ladon que vigila el Arbol de la Vida y, en ese sentido, es la Serpiente Apophis que es troceada por Seth para que no impida el paso de la Barca Solar de Ra. En la tumba de Inherkaw (TT, 359) existe una preciosa representación en la que aparece el gato de Heliopolis (una manifestación de Seth) troceando a la serpiente Apophis que rodea el Arbol de la Persea. Considero la correlación muy correcta y, en ese sentido, Herakles se enfrenta a Anteo de la misma forma que Seth se enfrenta a Apophis para impedir que detenga el paso a Occidente de la Barca del Sol cuando anochece. Seth, en su heróico papel de defensor del Bien frente a la Serpiente del Mal. Sin embargo, en un momento dado, durante el periodo ptolemaico, el Seth bienhechor defensor de la barca de Ra se transforma en el maligno Seth-Tiphon que aparece en la leyenda de las luchas de Horus y Seth que se encuentra grabado en el ptolemaico templo de Horus en Edfu (Barguet, 1964, p 12). No existe en toda la mitología egipcia un dios tan polifacético, tan difícil de captar en toda su plenitud como el dios Seth.

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5.- Conclusión

Una característica muy importante de la religión egipcia y que la distingue claramente de otras religiones del mundo es que no tiene ningún problema con las dualidades: bien/mal, caos/orden ó luz/oscuridad, ser/no-ser . La dualidad bien integrada es el alma de la religión egipcia. Los opuestos no se oponen por, digamos, motivos personales, sino porque así está determinado desde el mismo momento de la creación. Es el dios creador (y cualquier dios que tenga un templo en cualquiera de las importantes ciudades egipcias es un gran dios, es decir, un dios creador) el primero que con el acto de su creación ya establece la ruptura, la escisión entre lo que es y lo que no-es pero con una particularidad… lo que no-es existe desde antes de la creación, desde antes de los propios dioses, existe sin nombre, sin identidad, sin límite. Es a partir del momento en que se inicia la creación que se inicia la cadena de separaciones que permite referirnos a lo anterior a la creación como algo que, con la creación, se convierte en el no-ser, caos, confusión, etc. todos los epítetos negativos que uno desee. Hornung (Hornung. 1999, p. 197) dice: “El mal es un elemento del no ser y por ello más antiguo que los dioses y contenido en el mundo desde el principio”. Los dioses, por lo tanto no crean el mal sino que lo distinguen, lo marcan, le ponen límites y frontera, como cuando se funda una ciudad o un templo cavando un hoyo a lo largo del recinto para delimitar con claridad dos espacios: el sagrado que pertenece a los dioses y el profano que pertenece al no-ser, no-creado, no-engendrado. Pero todo esto es una forma de hablar porque, si vamos un paso más allá, nos daremos cuenta de que sin el famoso Acto de la Creación no habría separación alguna y el Mal tampoco existiría, luego „stricto senso‟ los dioses creadores son los responsables del mal porque el mal solo puede aparecer si le sale un oponente. Y sin openente no hay Mal… ni Bien, naturalmente. Crear es separar, hacer una grieta y es por esa grieta por la que aparecen las fuerzas originarias anteriores a la creación, transformadas en caos, confusión y mal pero, al mismo tiempo, son las que vitalizan la creación proporcionando las tensiones necesarias para su mantenimiento. Las fuerzas del caos y la confusión son las fuerzas vivificantes por naturaleza porque „maman‟ de la energía esencial. Existe una amplia tradición en la que los dioses creadores, una vez creado el mundo, separando, diferenciando todas sus capas necesitan mantener esas fuerzas creadoras de continuo porque la creación es tan frágil que a la menor vacilación las fuerzas creativas se hunden en el abismo de la indiferenciación, en la noche del no-saber primigenio. Es por eso que los dioses creadores „animan‟ a las fuerzas contrarias para que se opongan y creen las tensiones necesarias para levantar la tienda. La idea es siempre la misma: el dios principal parece que se retira y hay una pugna entre sus diferentes hijos para hacerse con el poder. Esa pugna no se puede resolver nunca porque, cuando no hay lucha de contrarios, las fuerzas se vienen abajo y no hay tabernáculo.

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Los combatientes de esa eterna lucha tendrán sus seguidores y sus oponentes y, dependiendo de las circunstancias, las fuerzas caerán más de un lado que de otro pero… siempre estarán presentes. Hasta que se apaguen las luces finales y se besen, con el fin del mundo, naturalmente.

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6.- Notas (1) El nombre del dios Baba se escribe con el jeroglífico para cortar, una especie de guillotina que está relacionada con la Justicia (wDa). Se solía representar con el falo en erección, en los Textos de los Sarcófagos (CT VI, 191. c, d) aparece: “Mi falo es Baba. Yo soy Seth” (te Velde p. 54). (2) Las estatuas divinas en los templos cultuales y funerarios egipcios tenía una gran importancia mágico religiosa; la estatua del dios se encontraba en el lugar más sagrado (y más oscuro) del templo y su acceso estaba muy restringido. Los cultos solares eran al aire libre, normalmente en torno a un gran obelisco que representaba los rayos del sol hechos piedra. No había imágenes de culto y representaban la tradición heliopolitana más pura. Posiblemente en el relato se esté haciendo alusión a antiguas rivalidades entre los dos cultos tan radicalmente opuestos y al mismo tiempo tan bien armonizados bajo la doctrina de Amon-Re de Tebas en el tiempo de la reina Hatshepsut. (3) De acuerdo con te Velde (te Velde, 1967, p. 90) la cabeza del cetro was representa a Seth y en origen era enorme. En el templo que Amenhotep II dedicó a Seth en Nubt (Ombos) apareció un cetro de fayenza de algo más de dos metros de largo. Wilkinson (Wilkinson 1994, p. 139) representa 4 cetros was como 4 pilares uniendo/separando el cielo y la tierra. (4) En realidad dos son los nomos consagrados a Anteo, el X (árabe Qau el Kébir) y el XII cada una situada en una orilla diferente del Nilo y ambos fueron llamados Anteopolis y junto con el nomo XI (Hipselis) están asociados a Seth. (Sobre la relación entre Seth y Anty ver te Velde. 1967, p. 113). (5) Según Barguet, a partir de la dinastía XVIII la montaña de Bakhu pasó de estar situada al oeste a ser una montaña oriental como soporte oriental del cielo, designando de esta manera a la montaña arábiga situada en el extremo sur del nomo XVIII del Alto Egipto cerca de Ombos, donde Sobek era el Señor supremo. En el papiro de Jumilhac (grecorromano) se dice que el cocodrilo sagrado se encuentra en la entrada de una gruta que está en una montaña que llamada Bakhu en cuya cima se encuentra una serpiente que recibe el nombre de „la que está en su llama‟. Hay pues una trasposición geográfica del topónimo Bakhw. Sin embargo, durante el periodo ptolemaico, existe una mención (al menos) a la montaña de Bakhu en el nomo de Anteópolis que todavía conserva su connotación occidental al retener su divinidad su nombre completo de RaAtum-Antiuey y más exactamente Ra, Señor de Manu, Atum, Antiuey en el Uadjet. Siendo Manu precisamente la Montaña Occidental asociada. (6) Para una relación entre Yam y Seth ver artículo Jstor sobre Yawe y Behemoth „The Bones of Seth‟). 95

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