Sentido metafórico de la ilustración en el género de la literatura de viajes: el viaje a España de Poitou

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Descripción

Sentido metafórico de la ilustración en el género de la literatura de
viajes: el viaje a España de Poitou

1- INTRODUCCIÓN

Eugène Louis Poitou no fue un gran escritor, más bien un aficionado
que, a pesar de dedicar su vida a las leyes, se interesó igualmente por la
literatura llegando incluso a publicar diversos trabajos dedicados a la
novela, al teatro francés y a los filósofos contemporáneos. Tras varios
viajes a Egipto y España con su familia, escribió en 1866 un primer relato
de viajes sobre nuestro país titulado Voyage en Espagne (publicado en
1869), reeditado en varias ocasiones.
Este relato es pues posterior a la gran avalancha de relatos de viaje a
España publicados durante la primera mitad del siglo y, en consecuencia,
Poitou, cuando visita nuestro país, busca la España romántica: esa España
árabe y pintoresca que tanto alababan sus antecesores. Pero el jurista se
siente engañado y frustrado ante la España que descubre y, en consecuencia,
nos ofrece una visión peyorativa del país, desdeñando todo lo que encuentra
en él que se aleje de los prometidos estereotipos. El escritor visita
pues España con numerosos prejuicios, ideas preconcebidas y presupuestas
que difícilmente le permiten observar disfrutando y aceptando lo que ve;
su relato ofrece pues una de las visiones más negativas de nuestro país. En
efecto, su relato no es un caso aislado: tras un entusiasmo romántico sin
precedentes de los viajeros franceses de la primera mitad del siglo se
observa una marcada y progresiva decepción de los viajeros que visitan
nuestro país
El escritor se centra en aspectos políticos, legislativos y sociales del
país, aunque también describe paisajes y gentes, monumentos (principalmente
con reminiscencias árabes) y cuadros, pero a lo que más importancia da el
escritor es a la historia: en todos los lugares que describe acaba
remontándose en el tiempo y contando la vida, historias, batallas y
leyendas de las personas que han vivido, luchado o muerto en esos lugares;
el escritor aprovecha para dedicar páginas enteras a reyes árabes o
cristianos, como Abderramán o Carlos II, generales como Cisneros,
personajes históricos como el Cid, escritores o pintores, como Cervantes,
Santa Teresa de la Cruz, Velásquez o Ribera…
El Voyage en Espagne de Poitou está organizado en quince capítulos y
recorre España de Norte a Sur, volviendo después hacia Francia por el
Mediterráneo hasta Alicante y luego por el interior hasta el País Vasco de
nuevo.
El relato fue publicado con numerosas ilustraciones en blanco y negro de
V. Foulquier, que acompañan e ilustran el texto escrito. Hay ilustraciones
de todo tipo: escenas referidas a las leyendas o historias contadas en el
relato, mujeres u hombres de diferentes clases sociales, iglesias o
monumentos, paisajes, cuadros de pintores, escenas del campo… El último
grabado representa a Poitou con su compañero de viaje, al que llama siempre
M. de L*** junto a un poste donde pone Francia gritando de alegría por
volver al fin a su país al que ama más que nunca tras su ausencia.
Nuestro centro de interés son las imágenes representadas por los
grabados que aparecen en el relato, pero no analizaremos las ilustraciones
que acompañan y ponen imagen al texto escrito en el interior de las
capítulos sino unos curiosos grabados que aparecen al principio de cada
capítulo, adornando la primera letra de éste: las palabras dibujadas.
Estudiaremos pues el sentido metafórico de estas ilustraciones y la
importancia de éstas en l relato de Poitou y, en general, en los relatos de
viaje.


2- ILUSTRACIONES:

Las ilustraciones insertadas a lo largo del relato y que acompañan el
texto se funden con él y se relacionan directamente con el contenido que
éste aporta, sirven pues de fotografías que amenizan y complementan el
relato escrito. Encontramos a lo largo de todo el relato dibujos de
paisajes, objetos, personas, personajes históricos, escenas de leyendas…
que intentan representar fielmente las descripciones del autor, tanto la
realidad que ve y describe como las numerosas leyendas y hechos históricos
del pasado del país que cuenta con detalle y que le interesan
especialmente. Todos estos dibujos decoran el texto pero también sirven
para aumentar su veracidad y el efecto realidad.
Sin embargo al principio de cada capítulo la primera letra de éste
aparece aumentada en tamaño, dibujada, decorada y acompañada de símbolos,
objetos y personajes que analizaremos tratando de comprender su simbología,
su representación metafórica y la posible relación entre estas imágenes y
el contenido del capítulo que en teoría anuncian. La mayoría de estos
dibujos aparecen muy sobrecargados de multitud de adornos vegetales (hojas,
lianas, ramas, flores, frutos…) que rodean las letras y la mayoría de veces
las superan saliéndose de ellas. Analizaremos estas letras dibujadas
capítulo a capítulo.


2.1- CAPÍTULO I: Le pays basque-Pampelune

La primera letra decorada es la "U" del artículo "un". Esta letra está
dibujada en forma de herradura pero hecha, como la mayoría de letras que
analizaremos, con motivos vegetales y acabando sus extremidades
enroscándose como si se tratase de ramas de plantas trepadoras. En el
centro de la letra vemos a un joven que sujeta en sus manos lo que
suponemos la bola del mundo y una especie de compás marcando un lugar en
ésta. Este personaje, vestido con una túnica está subido en equilibrio
sobre unas finas ramas y aparece rodeado por dos ángeles regordetes que lo
miran.
Suponemos que al tratarse del primer capítulo en el que el autor
presenta el viaje a España y sus primeras etapas el dibujo querría
simbolizar el tema del viaje visto desde una perspectiva global, desde
arriba, desde el cielo, desde el espacio exterior al globo terráqueo. En
este grabado aparecen las letras escritas de H. Catenacci, pensamos que
será el autor del dibujo, y, como veremos, todos los dibujos en los que
aparece esta firma muestran la letra y los personajes que aparecen en ella
rodeados, o más bien como atrapados, en una especie de trenzado vegetal muy
denso, es como si la naturaleza y el espacio virgen los impregnara todo, se
reprodujese a gran velocidad y llenase la totalidad del espacio, reinando
sobre todo y todos: podría simbolizar el soñado espacio virgen ajeno a la
influencia de la civilización, ese privilegiado y buscado espacio romántico
que simbolizaba España en oposición a la evolucionada, industrializada y
homogeneizada Europa del otro lado de los Pirineos.

2.2- CAPITULO II: Saragosse; Notre-Dame-Del-Pilar; La Seo; L'ALfareria e
Antonio Pérez; Alcala de Henares.

Este capítulo empieza con la palabra "bien que" y la "B" es pues la
elegida: esta letra se convierte en este caso en parte integrada del
dibujo, ya no lo rodea ni está hecha ni rodeada de motivos vegetales como
en el capítulo anterior. En este caso es una letra con relieve que forma
parte de la base de una fuente donde se está llenando un cántaro de agua y
al lado el cual aparece un burro con las alforjas llenas de cántaros. En
este caso el dibujo anuncia el contenido del capítulo en el cual el autor
habla del oficio de los aguadores:


« Au milieu de la place est une fontaine publique. Des jeunes filles
viennent y puiser de l'eau dans de grandes cruches de forme antique,
quelles portent sur la tête ou sur la hanche. Les aguadores y amènent
leurs ânes pour remplir les outres ou les vases à large panse dont ils
sont chargés » (Poitou, 1882 : 26-27)

El autor del dibujo, cuya firma no aparece, ha querido simbolizar con
una relación metonímica el oficio del aguador con la representación del
animal que le sirve para desplazarse y transportar el agua.

2.3- CAPITULO III: Madrid; Sierra Morena; Baylen; Andujar; Cordoue; la
Mosquée; les Arabes.

La "m" de Madrid es la letra elegida. En este caso la letra en vez de
rodear el dibujo es la protagonista que aparece en el centro de un
recuadro: una especie de marco que la rodea. El fondo sobre el que aparece
pintada la letra está adornado por motivos geométricos (una cuadrícula
cuyos cuadros aparecen punteados) que hacen resaltar la letra en relieve y
de color blanco. El marco que encuadra la letra está también adornado de
motivos geométricos sin significado aparente y en las cuatro esquinas del
cuadro vemos cuatro flores rodeadas por un círculo.
Por un lado suponemos que no aparece ningún monumento ni persona en el
dibujo para marcar la impresión de sobriedad y falta de atractivo que nos
presenta el escritor al principio del capítulo cuando comienza a describir
la ciudad. El autor piensa que es una ciudad triste, pequeña, sin encanto,
historia ni monumentos interesantes:


"(…)ni les souvenirs, c'est une ville qui n'existe que d'hier ; ni les
monuments, vous y chercheriez en vain une église pou un édifice public
qui soit digne que quelque intérêt » (Poitou, 1882 : 49)


La "m" del grabado tiene forma de herradura lo cual nos hace pensar al
final del capítulo en el que ya se nos habla de la Andalucía exótica y
oriental tan influenciada por la cultura árabe y que tanto atrae a Poitou y
a todos los viajeros. Este grabado tampoco aparece firmado.

2.4- CAPÍTULO IV: Séville ; l'Alcazar ; Don Pèdre le cruel ; le musée ; la
cathédrale ; les gitanos.

La palabra « avant » tiene su primera letra decorada como la del
primer capítulo y lleva, al igual que ésta, la firma de H. Catenacci. Y no
hay ninguna duda de que su autor ha sido el mismo: similar recargamiento de
adornos vegetales, como plantas trepadoras, que son parte de la "A" pero
también la rodean y se enroscan, saliéndose de ella, haciendo incluso
difícil su reconocimiento. No hay ningún trazo recto, todo son líneas
curvas entrelazadas que parecen no tener fin. Quizá con ello el dibujante
quiera representar lo que significaba un viaje por España para un viajero
de la época: un constante ir y venir, una especie de laberinto salvaje,
dominado por la vegetación, un espacio incógnito, indomable y asimétrico
donde el azar y la incertidumbre imperan y le atraen de una manera
especial. Pero también recuerda la descripción del recargamiento de la
arquitectura árabe de la Alambra o el Alcázar de Sevilla, repletos de
adornos y rodeados de rica vegetación, descritos en este capítulo.
En el interior de la maraña vegetal que rodea y forma parte de la "A"
aparecen cuatro personajes: en el hueco inferior del interior de la "A"
vemos a un soldado con casco y cota de malla que está matando o empujando a
un hombre con una larga lanza, el hombre está agachado apoyado en la pared
interna de la "A". Pero la historia no acaba ahí, arriba en el interior del
hueco superior de la A hay otro hombre que sostiene una gran piedra sobre
su cabeza y parece dispuesto a tirársela a la cabeza del soldado para
salvar al hombre de abajo. Y por último, fuera de la A pero a punto de
entrar (ya tiene una mano dentro) hay otro soldado que acecha al hombre de
la piedra. Toda esta escena es difícil de observar en el grabado original y
pasa casi desapercibida a causa del diminuto tamaño del grabado.
En este capítulo el escritor habla, entre otras, de las sangrientas
historias de asesinatos de la época de Don Pedro el Cruel y de las
leyendas del romancero popular que tanto atraen a los viajeros románticos:

"Ce don Pèdre auquel l'histoire a infligé le surnom de Cruel, Philippe
II voulait qu'on l'appelât le justicier. (…)il faut que les cruautés
de don Pèdre aient bien fortement frappé l'imagination du peuple pour
qu'il ne les lui ait pas pardonnés en considération du mal qu'il a
fait aux grands » (Poitou, 1882 :92)


Podemos pensar que la historia de intriga y venganza que representan
los personajes del grabado de la primera letra del capítulo representa la
agitada época a la que hace alusión Poitou en este capítulo.

2.5- CAPÍTULO V: Séville ; la semaine sainte et les processions ; les
courses de taureaux.

La palabra « Séville » comienza el capítulo y la "S" es pues la
protagonista del grabado. Pero en este caso en vez de rodear y contener la
escena está integrada dentro de ella: vemos un camino rodeado de hierbas y
árboles que va a parar a unas casas y sobre él un burro de espaldas cargado
de toneles que se dirige hacia las casas y tras él un campesino con una
vara en la mano, de espaldas también, parado, con las manos en la cintura,
observando el andar del burro. A la izquierda del animal aparece en
relieve, de color blanco: se trata de la grande "S", como si estuviese de
pie, sobre la hierba, al borde del camino, esperando ver pasar al animal.
No observamos relación alguna entre el grabado del principio de
capítulo 5 y el contenido de éste, en el que el autor nos habla de su
llegada a Sevilla, del ambiente de sus calles, de la belleza de las mujeres
sevillanas, de la semana santa y de las corridas de toros. Suponemos que el
anónimo pintor ha querido simplemente representar el viaje en general a
través de los perdidos caminos de España o quizá la vida de los campesinos
de este país que regresan al atardecer a sus casas tras una dura jornada de
trabajo.

2.6- CAPÍTULO VI : l'Andalousie ; Xerez de la Frontera; le roi Rodrigue;
Cadix.

En este capítulo el autor habla de las riquezas naturales de España y
sobretodo de Andalucía:

"Tout ce pays est d'une admirable fertilité(…) Ses laines et ses
huiles étaient célèbres du temps de Martial » (Poitou, 1882 :137)


Quizá por ello la "L" de artículo « le » que aparece en el grabado
esta rodeada por un árbol, que podría ser un olivo, otra vegetación, por
delante y los lados, y al fondo podemos observar a un grupo de ovejas. Pero
esa "L" blanca y en relieve parece hecha de piedra y se funde con el dibujo
formando parte de él, pues se convierte en un asiento para el pastor que
acompaña a esas ovejas, quién parece estar descansando o durmiendo sobre la
letra. Y esto último podemos relacionarlo con las palabras del escritor que
siguen en el capítulo y que denuncian la mala gestión del poder y la pereza
de los españoles los cuales, al contrario que los árabes que vivieron
anteriormente en estas tierras, son -según dice- extremadamente vagos y
odian el trabajo, y esa es la causa por la que el país no se ha
desarrollado industrialmente:

"Cet appauvrissement, cette dépopulation, cette décadence d'un pays
autrefois si riche et si puissant, est un spectacle qui attriste
partout le voyageur en Espagne(…)mais nulle part il ne l'attriste plus
qu'en Andalousie, parce que nulle part la nature n'avait tant fait
pour l'homme(…)Malheureusement le peuple n'a pas les qualités qu'il
lui faudrait pour se relever de l'abaissement où ses gouvernements
l'on réduit(…)les Espagnols(…)L'effort suivi, le labeur patient, c'est
pour eux une chose insupportable : moitié indolence, moitié
orgueil,ils ne peuvent se plier au travail. » (Poitou, 1882 : 140)


« Orgueil étrange et d'une nature à part. Un Espagnol rougira de
travailler, il ne rougira point de mendier(..) il est trop bien né
pour rien faire. (Poitou, 1882 : 141)

En este grabado se nos ofrece en la parte inferior lo que suponemos
es la firma de su autor : Pann

2.7- CAPITULO VII : Gibraltar; Málaga; de Málaga a Grenada.

El séptimo capítulo comienza con el artículo contracto "AU" y la "A"
aparece en el centro del grabado, en relieve, rallada y oscurecida y en
primer plano; pero está rodeada por una especie de liana que entra por el
hueco central y vuelve a salir por detrás de la pata derecha de la letra.
Detrás de ésta se ve un león, medio tapado por ella: solo se ve la cabeza y
las patas delanteras por la derecha, una pata trasera por debajo y la otra
pata trasera y la cola por la izquierda de "A". La letra y el animal están
los dos como dibujados sobre un fragmento de piedra rodeado por arriba y
por debajo de adornos vegetales (principalmente hojas) y en la parte
superior de la especie de losa sobre la que reposa el dibujo vemos una
corona real con una cruz en la parte superior y adornos que se suponen
piedras preciosas.
La relación del león y la corona, indudables símbolos del poder, con
el contenido principio del capítulo es evidente, pues Poitou nos habla al
principio del capítulo de los conflictos provocados por las pretensiones al
trono de España en 1704:

«(..) les escadres de l'Angleterre et de la Hollande, liguées pour
soutenir les prétentions ua trône d'Espagne de l'archiduc Charles,
contre le petit-fils de Louis XIV, Philippe V, assiégeraient
Gibraltar » (Poitou, 1882 : 161)

El autor de este grabado ha firmado su dibujo con el nombre de
Trimardeau.

2.8- CAPÍTULO VIII : Grenade ; l'Alhambra ; le Généralife.

La protagonista de esta capítulo es la « D » y nos encontramos con un
nuevo grabado firmado H. Catenacci que sigue con el mismo estilo que los
precedentes de la misma firma: gran profusión de motivos vegetales que se
enroscan y entremezclan sin fin formando también parte del cuerpo de la
letra. En el centro de la letra podemos ver a un numeroso grupo de soldados
de espaldas y de perfil que están avanzando hacia la parte derecha del
dibujo con cascos, lanzas en el hombro y espadas en el cinto: todo el
espacio interior de la letra está ocupado por ellos y motivos vegetales que
los rodean y forman parte de la "D". Y sobre la letra, en la esquina
inferior izquierda, podemos observar a otro soldado recostado que mira
hacia los compañeros: se podría suponer que es un soldado herido que no
puede avanzar más:

Grabado

Llama la atención que en un capítulo en el que el escritor describe
la Alambra y el Generalife y se centra luego en el pueblo gitano aparezca
un grabado que representa la fuerza militar, la lucha, la guerra… solamente
hay un momento del capítulo en el que se habla de la fuerza bruta de los
cristiano, en este caso los reyes Católicos, que fueron capaces de destruir
la gran Mezquita de la Alambra para construir una iglesia y Carlos V que
hizo construir en medio de la ciudadela un enorme palacio "qui écrasât de
sa grandeur et de sa magnificence les chétifs palais des rois maures"
(Poitou, 1882 : 191). El escritor denuncia pues que se hayan destruido
edificios encantadores para construir otros mediocres y aunque no nombra en
ningún momento a los soldados suponemos que el grabado podría representar
esta destrucción y abuso de poder in justificado igual que ocurre en
cualquier guerra o batalla.

2.9- CAPITULO XIX : Grenade, sa grandeur et sa décadence ; les peintures de
l'Alhambra ; la ville et la vega ; départ, mésaventure et retour.

La « S » de « sous » destaca por su blancura y relieve en el centro
del grabado sin firma. Al fondo observamos abundante vegetación que sujeta
incluso a la letra por el centro y por delante de ella, en primer plano,
tapando también algo la "S" podemos apreciar una alta y estilizada palmera
con su tronco arqueado y sus hojas dominando todo el paisaje desde el
cielo. El sentido al dibujo lo aporta un hombre, realmente diminuto en
comparación con la letra, palmera, y los árboles que se medio distinguen al
fondo: este personaje, de espaldas parece estar situado entre la palmera y
la "S" y observar a esta última; también parece como si estuviese dibujando
o pintando porque observamos la sombra de lo que podría ser un lápiz o un
pincel sobresaliendo por detrás del brazo derecho. Suponemos que el hombre
es pues o el escritor o el autorretrato del propio pintor, cuya firma no
nos proporciona. El hecho del diminuto tamaño del personaje en comparación
con el resto de los elementos del grabado nos hace pensar que el pintor ha
querido mostrarnos la pequeñez del hombre frente a la naturaleza y su
fragilidad e insignificancia frente a esta, principalmente en una zona tal
fértil, abundante en agua y vegetación y exótica como Granada de la que
habla el capítulo:

"(…)la beauté et la salubrité de cette magnifique plaine de Grenada,
longue de huit lieues, large de quatre, entourée de montagnes, arrosée
par cinq rivières et d'innombrables ruisseaux, parée d'une éternelle
verdure. (Poitou, 1882 : 215).

2.10- CAPÍTULO X : Grenade (suite et fin) ; démêlés avec la justice
espagnole ; mœurs ; caractère ; état politique.

Este capítulo supone una pausa en el camino pues el viajero se ve
obligado a permanecer en Granada por culpa de problemas con la justicia y
como no tiene ningún monumento o paisaje nuevo que describir de la ciudad
se centra en sus habitantes y costumbres. El grabado que anuncia dicho
capítulo no lleva firma pero recuerda mucho a los anteriores firmados por
H. Catenacci, pues tenemos una "N" en forma de herradura, construida con
proliferación de motivos vegetales enroscados y entremezclados; sin embargo
en medio de tanto caos vegetal aparece un angelito desnudo de cintura para
arriba y cuyas piernas parecen descansar en una especie de vaina vegetal;
este personaje está a su vez rodeado de ramas o lianas enroscadas que
cubren el fondo del interior de la letra y lo rodean por todas partes, pero
también hay varios intrusos que pasan casi desapercibidos: el extremo de
algunas de esas ramas enroscadas tienen una especie de flores o frutos pero
en dos de ellas estos extremos se han transformado en cabezas de animal o
monstruos fusionados con la vegetación, con lo que podríamos considerar lo
que sería la boca amenazadoramente abierta. Y el ángel del centro sujeta en
sus dos manos una especie de cuerda con la que ha atrapado uno de estos
extremos vegetales que aparecen estar animalizándose poco a poco. Como
hemos comentado, al final de otra rama enroscada aparece una segunda cabeza
que se distingue claramente en el extremo inferior izquierdo del dibujo, ya
fuera de la "N". Así pues la única cabeza que se ha formado dentro de las
paredes de la letra ha sido atrapada por el ángel: no hay más cabezas
visibles pero si que parece que algún extremo de otras ramas enroscadas,
por ejemplo una justo en la parte inferior del interior de la letra,
pudiesen llegar a convertirse en otro amenazador y peligroso monstruo…
No se observa una relación directa entre el dibujo y el contenido del
capítulo pero si podríamos pensar en una asociación de ideas: el viajero
está atrapado en una ciudad "salvaje" en la que las fuerzas de la
naturaleza imperan y lo envuelven todo y la letra vegetal y la especie de
plantas trepadoras que se enroscan o salen de ella simbolizarían este lugar
no civilizado (no Europeo), pero un elemento hostil viene a perturbar la
omnipresencia de vida vegetal y ésta se va animando: las plantas empiezan a
transformarse en seres híbridos -medio animales, medio vegetales- unos
monstruos que hay que reprimir. Si comparamos: unos problemas inesperados
obligan a los viajeros a permanecer atrapados en ese lugar imperado por el
caos vegetal, sin leyes "civilizadas" y solo el destino divino –simbolizado
en el dibujo por el ángel- podría salvarles de la amenaza. El hecho de que
los ángeles hubiesen salido en el primer grabado (primer capítulo) y en
éste nos confirma que el pintor debe de ver España como un gran espacio
salvaje imperado por la naturaleza y el desorden donde solo Dios o un ser
externo al mundo y superior a él –la repetidamente nombrada por los
viajeros Providencia- puede decidir desde arriba el destino de los hombres
solos ante esa fértil naturaleza que los envuelve pero también amenaza.

2.11- CAPÍTULO XI: Carthagène; Alicante; Elche et les palmiers; Orihuela;
Murcie et sa huerta.

Estamos frente a otro grabado firmado por H. Catenacci, que recuerda
el estilo de los anteriores con misma firma. La "E" de "en fin" aparece,
como anteriormente, ondulada y retorcida, formada ella misma por la misma
mañana vegetal (vainas, hojas, frutos, tallos enroscados, flores…) y para
colmo la "E" queda cerrada por esta especie de plantas trepadoras,
haciéndole difícil reconocerla como letra, pues se parece más bien a una
especie de "B" pero ondulada en sus supuestas líneas rectas. Tal como
venimos apreciando a lo largo de nuestro análisis los dibujos firmados por
Catenacci en su mayoría no están, como otros grabados, relacionados ni
anuncian el contenido del capítulo que introducen, sino que tratan sobre
temas más generales del viaje, de los sentimientos de los viajeros, de la
lucha del hombre contra la naturaleza, de los conflictos entre pueblos, de
la Providencia, de las fuerzas divinas y demoníacas… estas últimas aparecen
en este principio del undécimo capítulo del relato.
Como se observa, en este caso el dibujante nos presenta en el parte
inferior interno de la "E" a tres hombres con sombrero, uno de ellos con
tocando una guitarra; de frente y sentado ante ellos otro hombre sin
sombrero con un brazo en alto que parece estar cantando al son de música,
están pues relajados y suponemos que representan la vida alegre y tranquila
de los españoles que se reúnen con frecuencia para cantar. Y en
contraposición a estos en la parte superior, en el otro hueco de la "E" nos
encontramos con dos criaturas deformes, medio hombres medio animales que
están cogiendo las ramas enroscadas y tratan de alcanzar las flores o
frutos que aparecen en sus extremos: estos personajes tienen cola de mono,
cuerpo de lobo, cara de mono, y manos y gestos humanos. Es como si las
fuerzas del mal que empezaban a surgir en el capítulo anterior de los
frutos hubiesen acabado de formarse y pasasen a dejar la naturaleza vegetal
por una medio animal medio humana. Pero debajo del todo, entre la
proliferación de brotes vegetales que se salen de la "E" hacia abajo
encontramos unas palabras que pasan desapercibidas en el grabado del relato
por su diminuto tamaño pero que ampliando hemos descubierto que dicen:
"Dimon". Estas palabras nos hacen confirmar que las cabezas del grabado del
capítulo 10, que han evolucionado en el grabado del siguiente capítulo
desde el estado vegetal hacia el animal y se van aproximando peligrosamente
a los humanos son demonios que acechan a los ingenuos hombres que viven una
vida bucólica, en plena naturaleza sin preocupaciones y dedicados a los
placeres de la vida, entre ellos la música. Ninguna relación pues con el
contenido del capítulo.

2.12- CAPÍTULO XII: Aranjuez; Tolède; la Cathédrale; Ximenès de Cisneros.

Este nuevo grabado de H. Catenacci, otra "E" muy similar a la del
capítulo 12, tatno en tamaño, forma como cantidad y naturaleza de adornos
vegetales, se aleja sin embargo de las anteriores, puesto que ya no
aparecen en ella ni ángeles ni demonios ni enfrentamientos. En este caso
tenemos en la parte superior a una personaje femenino de la alta sociedad,
pues lleva una corona en la cabeza y tiene la mano izquierda y el codo
derecho apoyados cada uno en uno de los extremos de las ramas vegetales que
se enroscan a su alrededor y miera hacia la fuera de la letra, como si
oteara el horizonte. Sin embargo en las pequeñas aperturas de la "E" hay un
soldado haciendo guardia con su lanza cubriendo la totalidad del espacio
libre, impidiendo que nadie entre ni salga de la letra. Y en el espacio
libre inferior nos encontramos con un hombre que está sentado, apoyado en
una rama vegetal curvada, con un cántaro a sus pies y que mira hacia
arriba donde se ve un balcón: parece como si fuese un hombre enamorado que
intenta ver a su amada la cual está encerrada o simplemente protegida.
Pensamos que esta escena está, en esta ocasión, relacionada de algún modo
con el contenido del capítulo donde el escritor critica que la sociedad
española, tan ingeniosa y floreciente en otros tiempos, ha sufrido un
retroceso intelectual y moral por culpa del despotismo real –político y
religioso-, de la mala gestión de los reyes y nobles que ha oprimido las
mentes y los cuerpos:

"(…)la décadence morale de la société espagnole. On se demande comment
l'Espagne a pu perdre à ce point son activité, son génie politique et
guerrier, ses aptitudes pour les ars et les lettres ; comment elle a
rétrogradé dans la civilisation, quand toutes les nations avançaient ;
comment enfin l'abaissement intellectuel et moral s'est produit chez
elle en même temps que l'abaissement matériel et politique. A cela il
n'y a qu'une explication, c'est le despotisme ; nos pas seulement le
despotisme politique, mais un despotisme qui était à la fois politique
et religieux, une sorte de despotisme oriental, opprimant les esprits
aussi bien que les corps, qui depuis Philippe II fut remis aux mains
des rois d'Espagne » (Poitou, 1882 : 299).


Suponemos que con este grabado el pintor ha querido representar esta
represión, falta de libertad y consecuente regresión de la sociedad
española que critica Poitou en este capítulo y que según dice tiene sus
orígenes en el despotismo real: los dos personajes aislados y vigilados,
prisioneros dentro de la letra vendrían a representar pues a la sociedad
española que está incomunicada y se queda anquilosada y sin evolucionar por
culpa de esta situación.
Un interesante detalle que relaciona este grabado con el anterior y
que pasaría desapercibido si no hubiésemos ampliado el grabado para
analizarlo es que en la parte inferior del dibujo, ya fuera de la "E",
donde los motivos vegetales continúan reproduciéndose y alargándose
observamos unas letras que dicen "Simon", no sabemos si lo que creímos
descifrar en el anterior grabado era tamibién esta palabra o si, como
pensábamos, en el anterior ponía "Dimon" pero en este ha cambiado la
palabra por una letra. Si nos equivocamos podría ser que Simon fuese
simplemente un nombre que se repite en los dos grabados, pero ¿de quién?

2.13- CAPÍTULO XIII: Retour à Madrid; le musée.

Tras dos grabados seguidos de Catenacci nos hayamos al principio del
capítulo XIII con un grabado que os recuerda a otros anteriores que
carecían de firma: sin embargo en este si que conocemos a su autor: E.
Froment. Tal como ocurre en otros capítulos nos encontramos con la letra
–en este caso la "M" de Madrid- resaltando en relieve y en blanco y
acompañando al dibujo: un burro que avanza hacia nosotros cargando a un
hombre, sentadote lado sobre él, lo cual significa que no viaja a gran
velocidad; este hombre aparece cubierto totalmente por una manta y el
sombrero y no se le ve nada activo: parece cansado, aburrido o resignado.
En este caso la "M" parece estar hecha de madera con los clavos
uniendo sus patas: n os parece menos consistente que las otras letras que
parecían hechas de piedra y destacaban por ser más grandes y más blancas
que estas en la que se aprecian las vetas de la madera.
Puesto que no encontramos relación entre el grabado y el contenido del
capítulo, que trata en su totalidad sobre el museo de Prado y la
descripción de muchos de sus cuadros, pensamos que el dibujo representa
únicamente al viajero que regresa por fin a la capital a paso lento
derrotado y agotado de su largo viaje por España.

2.14- CAPÍTULO XIV: L'Escurial ; Philippe II ; Don Carlos ; une exécution
capitale sous Philippe II.

Este grabado se refiere sin duda al resultado de la batalla de San
Quintín, descrita por el escritor al principio de este capítulo como motivo
de la construcción del Escorial:

"On sait que Philippe II fit élever ce colossal monument en mémoire de
la bataille de Saint-Quentin, remportée par lui sur les français, le
10 Aoüt 1557. Quand je dis par lui je veux dire par son général
Philibert-Emmanuel, duc de Savoie ; car Philippe II n'a jamais, de sa
personne, gagné une bataille(…) » (Poitou, 1882 : 342-343).

Poitou insiste en el relato en el personaje de Felipe II que no tenia
carácter ni destreza para luchar.
Sin embargo el pintor lo único que representa es la batalla en su
fase más virulenta y destructiva: vemos a la "L" de "L'Escurial" plantada
en primera fila, grande en relación con la escena (más grande que un
caballo), toda blanca y en relieve. Delante de ella aparece un soldado
muerto, un árbol que se le enrosca, nace delante de ella pero se eleva por
detrás dominando y cubriendo la totalidad de la escena; y sobre de la
letra, en primera fila restos de un caballo y de otros soldados muertos y
al fondo multitud de hombres en plena y agitada lucha caótica: vemos
innumerables cabezas y brazos con espadas.
En este dibujo vemos una quinta firma diferente a las vistas
anteriormente, en este caso son solo dos letras: V.F. , suponemos que es un
autor diferente de los otros cuatro que hemos creído identificar, aunque el
tipo de dibujo recuerda a algunos a otros aparecidos anteriormente, como el
segundo (sin firmar).

2.15- CAPÍTULO XV: Avila; Sainte Thérèse; Burgos; Le cid.

El último capítulo es firmado, al igual que el primero y muchos otros
que hemos visto, por H. Catenacci, aunque en este caso detrás del nombre
pone también: IN.DE. Otro hecho destacable es que esta firma aparece en el
lateral izquierdo del dibujo, fuera de la letra y sin embargo en el centro
debajo, justo en el espacio abierto de la letra aparece otra especie de
firma –Emorices.- que cerraría la salida del hueco de la letra. Ninguna de
estas dos firmas se aprecia a simple vista si no se amplían las imágenes
como hemos hecho nosotros para poder analizarlas mejor.
En este caso el grabado acompaña a la letra "N" de "Nous" y a pesar
de la doble firma es del mismo estilo de todas las que hemos analizado
anteriormente con la firma Catenacci, observamos una letra retorcida y
curvada pero si nos fijamos bien la materia vegetal de la que estaban
formadas las anteriores ha sido ya transformada en materia animal y el
cuerpo de la "N" es en realidad el cuerpo de una especie de serpiente ,
cuya cola se enrosca al final del extremo derecho de la letra, un cuerpo
que recuerda a las retorcidas ramas que constituían las letras de los
grabados anteriores pero que ya ha cambiado su naturaleza vegetal por la
animal, que ha pasado del vano intento de movimiento de las plantas que,
por su naturaleza, permanecían ancladas en la tierra y carecían de libertad
de movimientos a un ser autónomo, con libertad de movimientos y, en
consecuencia, mucho más peligroso. Pero no se trata solo de una serpiente,
en realidad es como dos serpientes de cola enroscada con patas y alas de
águila y dos cabezas de león, similares a las que habíamos apreciado que
surgían tímidamente en grabados anteriores y que los ángeles trataban de
eliminar. Así pues la maraña de hojas, frutos y ramas, el caos vegetal ha
eliminado a los seres humanos de su interior –resaltemos que, al contrario
de los anteriores, no aparece ninguna figura humana ni divina en este
grabado- ha tomado vida propia fundiéndose y convirtiéndose en una
terrible creación, dos engendros animal de tres naturalezas animales
distintas: el reptil, el mamífero y el ave. Se trata de seres muy poderosos
que ostentan varios poderes: pueden reptar como una serpiente, volar y
agarrar con las patas como un águila real, y morder y digerir como un
lechón. Pero además estos dos monstruos están peleando entre sí y el de la
izquierda cuya cola, por cierto, acaba en flecha igual que la cola de los
demonios, está agarrando con sus patas al león de la derecha y mordiéndole
el cuello. En el interior de la letra no hay más que hojas y ramas
enroscadas.
Así pues este último grabado, lejos de relacionarse con el contenido
del capítulo concluye la pequeña historia paralela que hacía empezado en
el primer capítulo y que ha continuado evolucionando durante los grabados
de los capítulos 4, 8, 10, 11, 14 y 15. Recordemos esta historia paralela
y alternativa al relato de viajes propuesta por el pintor: es una historia
de lucha de fuerzas entre la naturaleza, los Dioses, los demonios y los
hombres. En el primer grabado vemos representada una exuberante, rica y
trepadora vegetación que rodean a unos ángeles que acompañan a su vez s a
la que suponemos la Providencia –una imagen femenina- que controla el globo
terráqueo. Luego se nos presentan escenas humanas de guerra y traición
entre soldados y campesinos, -siempre rodeados de la maraña vegetal-, tanto
en los gravados 4 como 8. Sin embargo en el nº 10 ya no hay personas ya
solo aparece un ángel luchando contra las cabezas que empiezan a surgir de
los motivos vegetales. En el nº 11 conviven los hombres con unos seres
extraños que les acechan y están comiéndose la materia vegetal y vienen a
perturbar y a quebrantar la tranquilidad de unos españoles alegres,
ingenuos y ajenos a los peligros. Luego viene otro grabado que muestra como
la libertad de los españoles se ve cortada y eliminada por el poder
militar. Y por último vemos la amenaza real: la naturaleza es su máxima
evolución surge y se desarrolla peligrosamente, eliminando todo atisbo de
civilización y de control humano y son las propias fuerzas de las
naturaleza en su estado más salvaje las que luchan entre si y se hacen con
le poder de todo, es como si las fuerzas del mal se adueñaran del país y
los ángeles no pudiesen ya dominarlas porque , tal como piensa y explica el
escritor en el relato el país está sumido en una gran crisis de valores y
en vez de evolucionar ha regresado a un estado de pérdida de valores y
represión que le ha hecho perder años de evolución y le ha sumido en un
estado salvaje donde impera el desorden y el caos, donde las fuerzas del
mal y la irracionalidad (la naturaleza en su estado puro) son las que lo
dominan todo.


3-CONCLUSIONES:

Como hemos podido observar, las letras dibujadas que aparecen al
principio de cada capítulo del viaje a España de Poitou no son simples
adornos que decoran el libro sino que aportan información sobre el
contenido del capítulo o sobre aspectos del viaje o ideas del propio
viajero.
Podríamos dividir estos grabados en dos grandes bloques: el primero el
de los grabados directamente relacionados con el capítulo que presentan y
el segundo los grabados que tratan sobre el viaje o las ideas del viajero
en general que, como hemos visto, contienen un sentido metafórico y
sugieren una especie una historia paralela y complementaria al relato.
Entre todos tendríamos al menos cinco pintores diferentes.
En el primer bloque reagruparemos los grabados no firmados y otros de
firmas variadas como son: Pann, Trimardeau, E. Froment y V.F. En estos
dibujos normalmente la letra protagonista –la primera del capítulo- suele
estar integrada en el conjunto pictórico, formando parte de él y
resaltando, normalmente, por su color blanco y su relieve. La función de
estos grabados sería pues similar que la de los que aparecen a lo largo de
éste y otros relatos de viaje: anunciar y completar el contenido del
capítulo, adornar el relato y hacerlo más atractivo al lector, despertando
su curiosidad.
En el segundo bloque tendríamos los siete grabados firmados por
Catenacci: ¿será casualidad que sean siete, el número diabólico por
excelencia? Y como hemos ido analizando, su relación con el contenido del
capítulo es en ocasiones dudosa; sin embargo se podría hacer una lectura
subliminar de éstos y observar un sentido metafórico más amplio que lo
relacionaría con las ideas del escritor. Uniendo los mensajes que creemos
descifrar de cada uno de estos grabados y relacionando esta lectura con la
lectura real del relato –las ideas y opiniones del propio escritor- podemos
deducir lo que explicaremos a continuación.
Los sobrecargados dibujos de motivos vegetales que llenan la totalidad
del espacio de las letras dibujadas podrían simbolizar a la España del
siglo XIX: el soñado espacio virgen romántico ajeno a la influencia de la
civilización que se opone y contrasta con la evolucionada, industrializada
y homogeneizada Europa de la que proviene los viajeros. Quizá con ello el
dibujante quiera representar lo que significaba un viaje por España para un
viajero de la época: un constante ir y venir, una especie de laberinto
salvaje, dominado por la vegetación, un espacio incógnito, indomable y
asimétrico donde imperan el azar y la incertidumbre. Y el viajero se
sentiría atrapado en este país "salvaje" en el que las fuerzas de la
naturaleza lo envuelven todo. Pero un elemento hostil viene a perturbar la
omnipresencia de esta aparentemente inocente vida vegetal: las plantas
empiezan a transformarse en seres híbridos, unos monstruos que hay que
reprimir y solo un poder supremo –simbolizado en los dibujos por los
ángeles- podría salvarles de la amenaza. El pintor parece ver a España como
un gran espacio salvaje imperado por la naturaleza y el desorden donde solo
Dios o un ser externo al mundo y superior a él –la Providencia- puede
decidir desde arriba el destino de los hombres solos ante esa fértil
naturaleza que los envuelve pero también amenaza. Y, tal como afirma el
escritor en el relato, los españoles no parecen tener el carácter ni la
voluntad para vencer a estas fuerzas del mal que les acechan, y se dedican
a cantar y a descansar, pero acaban, por culpa de la monarquía opresora, en
continuo conflicto y en una crisis generalizada que planea por el país y no
le deja evolucionar. Y mientras tanto esos seres irracionales y deformes
que vemos en los grabados toman cada vez forma más animal e incluso algo
humana y van cogiéndoles terreno a los indefensos mortales: las fuerzas del
mal se han hecho con el país.
Estos grabados supondrían pues una representación metafórica de las
ideas y afirmaciones expuestas por el escritor en su relato sobre España y
los españoles del siglo XIX. Son como una versión paralela de la historia,
como una confirmación visual de las opiniones generales del escritor sobre
la situación del país desde un punto de vista figurado y simbólico.
Podríamos decir que contienen las ideas principales del relato pero que
además crean su propia versión de la historia con unas imágenes sugerentes
que en un primer momento parecen inocentes y pasan desapercibidas, quedando
en un segundo plano dentro del relato, pero que si nos paramos a observar
pueden sugerir mucho y ser más intencionadas y comunicativas de lo que
imaginábamos.
Concluiremos confirmando la importancia del sentido metafórico de las
imágenes en los relatos de viaje y principalmente la originalidad de éstas
en el relato de Poitou que, además de despertar la imaginación del lector
completando el contenido de cada capítulo, sugieren más que muestran y
ayudan a profundizar y comprender el mensaje subyacente al propio relato.
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