Seminario postgrado Historicismo punto de partida del raciovitalismo en Ortega.pdf

May 25, 2017 | Autor: Felipe Vilo Muñoz | Categoría: Historicism, Ortega y Gasset, Philosophy of History
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Descripción

Universidad de Chile Facultad de Filosofía y Humanidades Departamento de Filosofía

Historicismo: Punto de partida del raciovitalismo en Ortega.

Alumno: Felipe Vilo Muñoz Programa Magister en Historia Email: [email protected] Profesor: Jorge Acevedo Guerra Seminario: Pensar Ortega y Heidegger (Programa Magister y Doctorado en Filosofía)

Santiago, Chile Diciembre de 2013 1

Agradecimientos

Este trabajo no hubiese sido posible sin la amable recepción que he recibido por parte del Profesor Jorge Acevedo Guerra, quien recibió desde un primer momento a un estudiante foráneo al estudio y la preocupación por la filosofía, campo que para un alumno que se forma en la vecina disciplina de la historia posee importantes elementos que lejos de alejarlos, los unen.

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Índice

Introducción

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Cap. 1. El reencuentro con Wilhelm Dilthey

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Cap. 2. Raciovitalismo: ¿historicismo en segunda fase?

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Conclusiones

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Bibliografía Resumen

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Introducción Durante el siglo XlX, el pensamiento filosófico alemán reflexiona acerca del lugar que posee la historia al interior de la filosofía. Una respuesta anhelada como un imperativo para encontrar aquellas respuestas que el pensamiento occidental no podía resolver desde una racionalidad tradicional. Esta respuesta será buscada con ímpetu desde mediados del siglo XlX, fruto de la generación de pensadores alemanes que habían dado importantes señales de mejoría; en efecto los conflictos revolucionarios de la primera mitad del siglo XlX que enfrascaban a las viejas y nuevas cohortes de la filosofía alemana quedaban en el pasado. El panorama político parecía alumbrador, estabilidad propicia para una transformación filosófica que se avecinaba1. El historicismo, era sin duda un producto de esta herencia que José Ferrater Mora define: “como un conjunto de corrientes de la más diversa índole que coinciden en subrayar el papel desempeñado por el carácter histórico2” En Adelante esta incipiente definición será nuestra primera dificultad a tratar. Las tendencias o posiciones filosóficas que han derivado del historicismo oscilaban desde “filosofías tan distintas (…) como la de Dilthey, la de Marx (o, más propiamente, la de Marx y Engels), la de Ernst Troeltsch, la de Karl Mannheim (y muchos de los llamados sociólogos del conocimiento).3” Esta dispersión resulta tan amplia que el Historicismo se ha transformado en una de las corrientes de pensamiento más incomprendidas, dada la confusión y posiciones que se enfrentan entre sí. El problema del historicismo podría ser planteado en todo un trabajo – quizá una vida completa – del que en este caso no se espera desarrollar. Al contrario, solo será tomada una pequeña parte de este enorme entramado de ideas que se reflejó particularmente en la obra de un singular pensador que convoca la justificación de No nos detendremos a situar aquí el panorama filosófico, ni mucho menos el histórico del siglo XlX, sin embargo conviene tener en cuenta el complejo escenario revolucionario que origino un quiebre entre posiciones reaccionarias y revolucionarias. Solamente a partir del proceso de unificación alemana, comienza un periodo de estabilidad que permite un resurgimiento de la filosofía en Alemania. 2 Ferrater Mora, J. Pp. 857 3 Ferrater Mora, J. Diccionario Filosófico, Pp. 858. 1

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este trabajo, el filósofo alemán Wilhelm Dilthey, quien representa una versión del historicismo, desprendida en una de sus máximas "lo que sea el hombre, lo experimenta sólo a través de la historia.4” La obra de tamaño pensador ha sido disminuida con el transcurrir de las generaciones; sin embargo, a partir del siglo XX el filósofo español José Ortega y Gasset, influido por toda esta epopeya de la filosofía alemana se ha dejado seducir por la influencia diltheyana, entregando así uno de los testimonios más singulares de influencia y en este caso superación. José Ortega y Gasset a lo largo de sus Obras Completas dedica una serie de ensayos acerca de las influencias que recibe de Dilthey. Algunos de estos ensayos o bocetos que se proponen tratar en este trabajo son el Tomo lV: Filosofía de la Historia de Hegel y la Historiología, Tomo V: En torno a Galileo; Tomo Vl, Guillermo Dilthey y la Idea de la Vida y por último Historia como Sistema. Esta selección de ensayos son la columna vertebral que elaboran los dos objetivos de este trabajo el que en primera instancia comprende la conexión del pensamiento de Ortega con el de Wilhelm Dilthey y en segundo lugar comprender hasta qué punto el pensamiento denominado como raciovitalismo desarrollado por José Ortega y Gasset es en parte una herencia y al mismo tiempo una superación del pensamiento de Dilthey. El reencuentro con Wilhelm Dilthey. Escasa ha sido la búsqueda por encontrar autores que se hayan inquietado por un tema similar al que trataremos en este primer capítulo5. No obstante a pesar de este tropiezo nuestro interés lejos de haber quedado estéril, ha cobrado un nuevo brío y empuje.

La influencia o herencia que en gran medida sostienen ambos pensadores, que por motivos generacionales no llegaron a conocerse en persona, es más estrecha de lo que parece. Inicialmente Wilhelm Dilthey y José Ortega y Gasset manifiestan una temprana Ferrater Mora, J. 1998, Pp. 32. En gran medida se destaca la obra de Hans Gadamer con su ensayo, “Wilhelm Dilthey y Ortega y Gasset: Un capítulo de la historia intelectual de Europa”, publicado en la Revista de Occidente, en 1985 N°48-49. Con motivo de los 150 años de nacimiento de Dilthey y 100 años del nacimiento de Ortega y Gasset. 4 5

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ruptura con el pensamiento neokantiano la que será reemplazada por una búsqueda de la objetividad y la racionalidad basada en el pensamiento histórico. Segundo móvil que liga a ambos filósofos, quienes ven en la historia el motor de una renovación del pensamiento occidental, siendo la herencia más efectiva de Dilthey que elabora en su Introducción a las Ciencias del Espíritu, un sistema filosófico asentado en una crítica de la razón histórica, formando un congruente núcleo de ideas que la disciplina de la historia de fines del siglo XIX se verá beneficiada. A pesar del interés de un filósofo hacia temas alejados desde la tradicional academia alemana y de forma particular por la Universidad de Berlín, la aventura del pensamiento en Dilthey no supuso el éxito esperado, siendo en gran medida la razón del porque terminará siendo relegado y sepultado de todo reconocimiento tanto en su época como de forma posterior.

La vasta obra de Ortega y Gasset, por otro lado, posee importante influencia de Dilthey. Sin embargo el éxito mundial o por lo menos en los países de habla hispana alcanzado por el pensador español ha sido sostenido en base a un discurso de ideas similar al camino trazado por el filósofo alemán. Aquellas mismas razones, pero triunfos distintos, nos presentan una paradoja difícil, interés que apunto Gadamer en su artículo desarrollado en la Revista de Occidente de 1985: “Existe una profunda afinidad en la distancia que ambos mantuvieron respecto de las tendencias dominantes en la filosofía académica alemana, (…) pero esta afinidad no puede significar lo mismo en el caso de Dilthey fruto tardío de la tradición cultural romántica alemana y un Ortega que emprende la tarea de imbricar la experiencia histórica latina y española.”6 A partir de lo anterior el pensamiento de Ortega y Dilthey se encuentra subordinado hacia sus culturas de origen que por razones históricas difieren entre sí. Fuera de la biografía cruzada entre ambos filósofos un punto concreto es que ambos pensadores intuyen la denominada idea de la vida, que simboliza un pilar de su quehacer filosófico. En este sentido la vida ha sido comprendida de acuerdo a su condición de permanente movimiento y de cambios continuos. Idea que para Ortega y Dilthey, encarna un punto de interés fundamental que permite unir tanto el punto de 6

Gadamer, Hans. Pp. 78 – 79.

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vista de la vida como el racional. Caminos opuestos, pero que para ambos pensadores simbolizan una misma cosa imbricada entre sí.

Esta novedosa perspectiva fue iniciada por Dilthey, del que Ortega nos confiesa: “he experimentado la patética sorpresa de que los problemas y posiciones apuntados en toda mi obra —se entiende, los estricta y decisivamente filosóficos— corren en un extraño y azorante paralelismo con los de aquella. Nada más azorante, en efecto, que encontrarse ya muy dentro de la vida, de pronto, con que existía y andaba por el mundo otro hombre que en lo esencial era uno mismo”7 A pesar de esta desazón personal que Ortega nos relata, el vinculo que había sostenido inicialmente con Dilthey había sido bastante prematuro, en efecto, desde su estancia en Alemania en el año 1905, un joven Ortega comienza su camino en las lecturas e Dilthey las que plasmaron una influencia ineludible en su pensamiento.

Las obras capitales que han dado forma al Ortega que conocemos han sido impregnadas por las obras de Dilthey, el que inicialmente se encuentra: “Desde las Meditaciones del Quijote (1914) hasta mi ensayo sobre Historiología (1928) (…), se afirma, con paradisíaca inocencia, este insistente paralelismo8.” Todas estas obras9 han forjado la opinión que el propio Ortega poseía acerca de Dilthey: “es el filósofo más importante de la segunda mitad del siglo XlX.”10 Aquel extracto tan popular entre las obras de Ortega elabora la positiva impresión inicial que Ortega posee de Dilthey. Esta incipiente posición se verá contrastada con una serie de críticas que Ortega elabora a partir de sus obras posteriores, siendo reflejo de una madurez que se abría hacia un camino propio.

Este primer capítulo ha sido tratado de forma superficial, las observaciones pueden ser múltiples, pero lejos de detenernos en una conclusión inmadura es necesario

Ortega, J. O.C. Vl Pp. 174 Ibíd. 9 A las que habría que agregar, En torno a Galileo (O.C. Tomo V), Historia como Sistema (O.C. Tomo Vl), entre otras. 10 Op.cit. Pp. 165. 7 8

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responder acerca de si Dilthey: ¿Es la raíz inicial del pensamiento orteguiano? Pregunta de por sí compleja si entendemos que las raíces que configuran el pensamiento de Ortega son múltiples y en las que destacan un sinnúmero de pensadores que resultan imposibles de remover, pero del que sin embargo debemos quedarnos con que Dilthey moldea parte importante de sus preguntas iníciales como filósofo desde su estadía en Alemania hasta su camino como filósofo del siglo XX.

La oportunidad de conocer la obra de Dilthey llevará a Ortega a cosechar importantes frutos, desde sus primeras publicaciones, hasta consagrarse como un representante de una tendencia novedosa en el pensamiento contemporáneo. En adelante esta última observación nos detiene en la segunda pregunta que debemos responder en el siguiente capítulo: ¿Es Ortega un continuador o un pensador que apunta a un proyecto de superación de la obra Dilthey? Pregunta que plantea un ejercicio arriesgado pero del que se requiere una respuesta para construir en definitiva el grado de relación e influencia que poseen ambos pensadores entre sí.

Raciovitalismo ¿historicismo en segunda fase? El extenso itinerario que la vida de Ortega nos traza, posee un elemento de raíz, el cual es; la importancia de la historia. Relevancia que posee relación a lo elaborado a través de las ideas que construyen los historiadores. Debido a que estos últimos desatienden la razón histórica transformándola en una “voluntad [que] degenera la «escuela histórica» en mero anticuarismo esteticista o patriótico, en folklorismo y costumbrismo”.11 Esta cruzada que Ortega sostiene frente a la práctica y reflexión de la historia tanto académica como no académica es de larga data. El ensayo La filosofía de la historia de Hegel y la Historiología que pertenece al Tomo lV de sus Obras Completas, añade intensos parágrafos acerca del equivocado camino en que la disciplina histórica se encuentra, pero dentro de este cuestionamiento subyace su creencia de que la historia “posee [una] clara posible perfección”.12 Observación que 11 12

Ortega, J. O.C. Vl pp. 182 [los corchetes son míos] Ortega, J. O.C. lV, Pp. 522.

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Ortega ampliara hacia la concepción de una historia objetiva. La historia en este sentido puede ser científica, pero para llegar a estas impresiones Ortega desarrolla un camino de refutación hacia los teóricos de la historia académica y también a su intento por cambiar y elevar la historia hacia sus fines más últimos.

A pesar de las intenciones de entregar a la historia un papel protagónico en esta innovadora expresión del pensamiento orteguiano, resulta fácil creer que es una creación totalizadora, sin embargo como el profesor Jorge Acevedo nos hace notar: “Ortega no pretende una innovación absoluta; no es posible una filosofía que parta desde cero. La idea del Ser como vida humana tiene precedentes”13. El precedente de Ortega en este caso es Dilthey, el que entrega una propiedad inherente dentro de su pensamiento hacia la historia o como Dilthey expresa de forma elocuente: “si me pregunto cuál fue [el] punto de partida lo encuentro en las grandes objetividades engendradas por el proceso histórico, los nexos finales de la cultura, las naciones, la humanidad misma, la evolución en que se desenvuelve su vida según una ley interna; cómo actúan luego, como fuerzas orgánicas, y surge la historia en las luchas de poder de los estados. De aquí salen infinitas consecuencias. De una manera abreviada quisiera designarlas como conciencia histórica”14.

El designio del pensamiento histórico que Dilthey considera para demostrar lo incompleto de las filosofías y las ciencias, a las que se debe agregar una permanente “necesidad del pensamiento y el afán de la filosofía por un conocimiento de validez universal. La concepción histórica del mundo es la que libera al espíritu humano de las últimas cadenas que no han podido quebrantar todavía la ciencia natural ni la filosofía.15” La conciencia histórica en definitiva funciona para encontrar aquel progreso que ni la ciencia, ni la filosofía, podrán por si solas conseguir. opinión que ha sido compartida por un contemporáneo Ortega, que lejos del romanticismo decimonónico, argumenta acerca de esta visión ilimitada que a simple vista supone Acevedo, J. Pp. 34 Dilthey, W. Introducción a las Ciencias del Espíritu, Documentos Autobiográficos: El sueño de Dilthey, Pp. XV. 15 Ibíd. Pp. XVll 13 14

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este progreso sin límites hecho por la ciencia y la filosofía. Dentro de su ensayo Historia como Sistema, del Tomo Vl de sus Obras Completas, Ortega profundiza estas ideas argumentando: “[Que] solo hay una línea fija, preestablecida y dada, que pueda orientarnos; solo hay un límite: el pasado. Las experiencias de vida hechas estrechan el futuro del hombre. Si no sabemos lo que va a ser, sabemos lo que no va a ser. Se vive en vista del pasado.16” Si nuestro limite es el pasado es necesario superar y seguir una senda propia que cada generación debe construir, opinión que Dilthey aprobaría de no ser por su realismo que garantiza: “Veo la meta. Si me quedo a mitad de camino, espero que mis jóvenes compañeros de jomada, mis discípulos, llegarán hasta el fin.17”

Hasta el momento Ortega claramente es un continuador, sin embargo eso no lo transforma en un discípulo de Dilthey. Ambos son grandes articuladores de sistemas de pensamiento y poseen la gran semejanza de valorizar el pensamiento histórico. Sin embargo esta congruencia se diluye rápidamente los que deben contextualizarse de acuerdo a los importantes nexos generacionales que vivieron.

Dilthey en primera instancia pertenece al siglo XlX, una generación que valoriza una intregación de las humanidades a las que el propio pensamiento alemán denomina Ciencias del Espíritu. Ciertamente la joven disciplina de la historia de aquellos años pasaba por grandes éxitos, lo que condiciona un panorama optimista, del que el mismo Dilthey nos señala con entusiasmo “Fue en Berlín, precisamente, donde se dieron cita las grandes capacidades históricas que aunaban la filología y la ciencia histórica y abarcaban el conjunto de las manifestaciones de la vida de una nación partiendo del lenguaje.18” y en la que destaca a sus maestros que entregaban los avances referidos a la historia arraigada en la filología comparada y las fuentes realizadas por el archivo, cuestión que Dilthey valoriza de manera ejemplar: “En la última época de mi estancia en Berlín llegó también Mommsen, el más afortunado en la serie de estos investigadores. De manera más completa que nadie habría de

Ortega, J. O.C. Vl, Pp. 41 Dilthey Pp. XVll 18 Ibid. Pp. XVl 16 17

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resolver el problema de edificar la vida de un pueblo. Ritter y Ranke han trabado luego todas las investigaciones particulares en una visión universal de la tierra y de la historia que transcurre sobre ella” 19 . Esta creciente valoración hacia sus contemporáneos nos entrega la impresión de que Dilthey es sin duda, un hombre de su época.

El dialogo permanente en el que ambos filósofos de tiempos diferentes comparten posee importantes consecuencias las que se han establecido hasta este momento sus puntos de encuentro, bajo los cuales estos pensadores cruzan palabra. Sin embargo este cruce termina bajo la misma presencia que los unía, en este caso nos referimos al tiempo, Dilthey es un hombre del diecinueve, Ortega concretamente del veinte y sin duda nuestros sujetos de estudio no desean ser parte de un tiempo que no les corresponda. Esta diferencia que subyace en su nacimiento y muerte, en su propia temporalidad creará profundas consecuencias.

Dilthey con su aprecio a los intelectuales e historiadores de su época, si hubiese conocido a Ortega se llevará la no grata sorpresa de que no solo estarían en desacuerdo sino que también poseen importantes diferencias. En primer lugar Ortega no concede importancia a los intelectuales de la historia del diecinueve, muy por el contrario rompe con el pensamiento histórico decimonónico y muy en particular A Niebuhr y Ranke a los que critica por:”la ascensión de la Historia al rango de la auténtica ciencia. Niebuhr representa la «crítica histórica», y Ranke, además de ella, la «historia diplomática o documental».

Historia —se nos dice— es eso: crítica y

documento20.” Estas ideas del criterio histórico son lo que en definitiva Ortega cuestiona debido a la fe en la crítica de documentos que en la práctica se transformará en una filología comparada sin capacidad analítica, simplemente merodeando la superficie dejando de lado el peso y profundidad que posee. Este potencial perdido por la crítica histórica es lo que Ortega en definitiva rechaza. Y no solo eso el afán del historiador decimonónico llega al punto de encumbrar esta opción al rango de ciencia. 19 20

Ibíd. Ortega, J. O.C. lV Pp. 525

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El que solo puede realizarse a través de un trabajo impersonal con la fuente encerrado, ensimismado, aséptico al interior de una biblioteca o un archivo.

Este mal de archivo justificado por la escuela histórica de Ranke, la que establece claramente que el historiador no debe tener ideas ya que “(…) Tener «ideas» es cosa para los filósofos. El historiador debe huir de ellas. La idea histórica es la certificación de un hecho o la comprensión de su influjo sobre otros hechos». Nada más, nada menos. Por eso, según Ranke, la misión de la Historia es «tan sólo decir cómo, efectivamente, han pasado las cosas»”.21 El concepto verdad de este modo se toma como un acto establecido a través de una fuente en donde el quehacer que un historiador desarrolla. Por supuesto para Ortega la historia es mucho más que eso y su potencial queda limitado y condenado a un irremediable fracaso. En síntesis Ortega se separa de Dilthey por alejarse de los historiadores del diecinueve y en general de la forma en cómo el historiador configura el quehacer reflexivo de su disciplina. Este rechazo también tiene una explicación generacional la que tiene como inicio el desdichado siglo XX, centuria marcada por la falta de optimismo, aquel que a Dilthey le sobraba, pero del que Ortega solo ve alejado en medio de las crisis políticas e intelectuales que se avecinan. A pesar de ello Ortega continúa en su empresa la que elabora a partir de su propia limitación con el pasado que lo antecede, en este caso Dilthey es su directo predecesor el que Ortega debe necesariamente superar y para ello dedicará su tiempo para establecer sus diferencias con aquel pensador quien había catalogado con una serie de elogios y epítetos de importancia22 para luego cuestionar su falta de ímpetu en la elaboración de su sistema filosófico.

El primer cuestionamiento severo que Ortega desarrolla contra Dilthey es la razón del ¿porque su obra permanece incompleta? Ante ello Ortega señala: “La «escuela histórica», cuya atmósfera Dilthey respira en su mocedad, se limita a la observación, Ibíd. Pp. 524. Nos referimos a la clásica y comentada cita de Ortega: “El filosofo más importante de la segunda mitad del siglo XlX” que aparece en la pág. 165 del ensayo Guillermo Dilthey y la Idea de la Vida, Tomo Vl de sus Obras Completas. 21 22

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es mero «positivismo» aplicado a los hechos históricos. Por eso se pierde en ellos. Como todo estricto positivismo, se encuentra con que no puede, ni siquiera, tomar posesión de contenido que es cada hecho singular.23” Este cuestionamiento suma y sigue a lo largo del ensayo en el cual se pone de entredicho el pensamiento alemán de mediados del XlX y del que se desprende el fracaso que Ortega señala no solo a la escuela histórica mencionada sino también al pensamiento filosófico de aquel periodo, proyecto al que podríamos sintetizar de forma vulgar como: el fracaso del proyecto idealista. La historia del XlX para Dilthey es una apertura hacia la progresión del espíritu del hombre. Ortega planteará el ejercicio en sentido inverso, la historia del siglo XlX es la superficie del conocimiento histórico. Si para uno es el final, para el otro es el principio. En adelante esta posición coloca a Dilthey en las antípodas de Ortega, lo que nos señala el punto de nuestra segunda pregunta, a la que debemos responder con que Ortega intenta superar al historicismo elaborado por Dilthey, sin embargo esta respuesta debe ser matizada, debido a que la obra de Ortega posee diversos intereses que deben ser puestos en balance a la hora de comprometer al raciovitalismo orteguiano, para ello resulta necesario enfrentar algunas consideraciones finales. Conclusión A lo largo de este trabajo se ha intentando esclarecer nuestras dos preguntas. La primera tuvo relación con si Dilthey influye en el pensamiento de Ortega. La respuesta ha sido con creces afirmativa, sin embargo se ha establecido que esta relación ha tenido sus matices. En primer lugar Dilthey y Ortega jamás se han conocido en vida, por lo tanto su relación no puede tratarse bajo el vinculo maestro – discípulo En segundo lugar si entendemos que el vínculo no fue personal, corresponde puntualizar de forma adicional sus orígenes e influencias filosóficas las que son diferentes tomando en cuenta el denominado contexto temporal en que sitúan. 23

Ortega, J. O.C. Tomo Vl Pp. 185

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Dilthey en este punto es un filósofo del siglo XlX, Ortega un pensador del siglo XX. Su diferencia marcada por el nacimiento no solo se marca por su cronología, también debe ser entendida en sus contextos nacionales, Wilhelm Dilthey heredero de una tradición filosófica alemana, caso contrario de José Ortega y Gasset, quien observa una decadencia del pensamiento español finisecular. A pesar del distanciamiento temporal, cultural y por sobre todo vivencial. La obra que ambos pensadores entregan se aleja de todas estas observaciones. En efecto Ortega señala: “En mi obra no hay apenas ideas que coincidan con las de Dilthey, ni siquiera que las incluyan y supongan como precedente— ¡esto es lo que lamento! ¡Por eso he perdido diez años!24” Aquella década de vínculos en ideas que Ortega sostiene nos lleva

finalizar esta primera pregunta afirmando que la relación existente entre

Dilthey y Ortega es estrecha en el plano de las ideas y en la configuración de sus respectivos sistemas filosóficos. La segunda pregunta que sucede a la anterior, nos sitúa en si el pensamiento de Ortega es finalmente una superación a la filosofía de Dilthey. La respuesta elaborada en el capitulo segundo de este trabajo nos ha situado en las diferencias que poseen. Sin embargo la raíz de esta diferencia es que Ortega se encuentra: “una estación más allá de Dilthey en la trayectoria de la Idea de la vida”25, o dicho de otra forma, Ortega ha progresado más que Dilthey, a través de su “idea de la razón vital [que] representa, (…) un nivel más elevado que la idea de la razón histórica, donde Dilthey se quedó26”. Esta afirmación que Ortega desarrolla desde el inicio de su ensayo, nos deja en un aprieto considerable debido a que una cuestión ha sido ligar uno de los pilares del pensamiento tanto de Dilthey como de Ortega. Pero otra es vincular la totalidad de ambos sistemas filosóficos. En adelante aventurar la idea de que el raciovitalismo es la progresión de la crítica a la razón histórica de Dilthey, es de acuerdo a nuestros objetivos iníciales una pregunta que supera con creces lo que este trabajo esperaba

Ortega, J. O.C. Vl Pp. 175 Ibíd. 26 Ibíd. 24 25

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desarrollar, por lo que es necesario abrir las variables que un ejercicio como el realizado puede generar en futuras reflexiones. Bibliografía Acevedo, Jorge (2005), Ortega: Contribuciones a la Filosofía. Homenaje en el cincuentenario de su muerte. Revista de Filosofía. Santiago, vol. 61: 33 – 42. Dilthey, Wilhelm (1949), Introducción a las Ciencias del Espíritu, México D.F., Fondo Cultura Económica. Ferrater Mora, J. (1998) La Filosofía Actual, Madrid, Alianza Editorial. Ferrater, Mora J. (1964) Diccionario Filosófico, Buenos Aires, Editorial Sudamericana. Gadamer, Hans (1985), Wilhelm Dilthey y Ortega y Gasset: Un capítulo de la historia intelectual de Europa, Revista de Occidente. Madrid, N°48-49: 77 – 88. Ortega y Gasset, José (OC), Obras Completas. Madrid Editorial Revista de Occidente/Alianza Editorial. (1950 – 1983) 12 Tomos. De esta edición se citan en particular: La filosofía de la historia de Hegel y la Historiología (OC, vol. 4). Guillermo Dilthey y la idea de la vida (OC, vol. 6). Historia como Sistema (OC, Vol. 6).

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Resumen La compleja configuración del pensamiento de José Ortega y Gasset posee detalles diversos que dentro de su influencia algunos han sido elevados (perspectivismo) y otros disminuidos (historicismo). Sin embargo autores de diversa índole entre ellos José Ferrater Mora y Hans Gadamer, han entregado una cierta lucidez sobre el acercamiento que tuvo Ortega hacia la corriente de pensamiento denominada como historicismo, el que aparece reforzado en ciertos capítulos, ensayos y bocetos realizados en sus Obras Completas. En adelante este doble antecedente propone la aproximación de nuestro trabajo, que pretende comprender que el pensamiento de Ortega en gran medida es influencia y al mismo tiempo superación del historicismo del pensador alemán Wilhelm Dilthey. Del cual dejará una importante huella en su pensamiento, el que se ha denominado como raciovitalismo. Palabras clave: historicismo, raciovitalismo, Wilhelm Dilthey.

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