Seminario Estrés y Cautiverio

June 24, 2017 | Autor: A. Müller González | Categoría: Reproduction, Stress, Animal reproduction, Stress (Psychology), Social reproduction
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Descripción

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DE CHILE Facultad de Ciencias Biológicas Departamento de Ciencias Fisiológicas Programa de Doctorado

COMO AFECTA EL ESTRES DEL CAUTIVERIO A LA REPRODUCCION DE LOS ANIMALES

SEMINARIO BIBLIOGRAFICO.

Alumno: Andrés Müller G. Tutor: Prof. Dr. Luis Vargas. Laboratorio de Citobiología-Bioquímica, PUCCH. 1997

DEFINICION DE ESTRES. Los organismos vivos sobreviven gracias a la mantención de un complejo, dinámico y armoniosa regulación (homeostasis) que mantiene el equilibrio del medio interno, que está en constante cambio por estresores o fuerzas disturbadoras intrínsecas o extrínsecas (Chrousos y col., 1988, citado por Chrousos y Gold, 1992). El “estado estable”, requerido para la exitosa adaptación, es enriquecido por fuerzas reestablecedoras o respuestas adaptativas, consistiendo en un extraordinario repertorio de reacciones hormonales o mentales, que llevan a oponerse a los efectos de los estresores, para re-establecer la homeostasis. Por esto, estrés es definido como un estado de desarmonía o heterostasis (según terminología de Seyle). Las respuestas adaptativas pueden ser específicas al estresor o generalizadas y no específicas, lo último puede ser estereotípico y generalmente ocurre si la magnitud de l desajuste de la homeostasis excede a cierto umbral (Chrousos y Gold, 1992).

Un poco de historia sobre la palabra estrés. El pensamiento sobre el concepto de estrés fue desarrollado durante la historia desde hace más de 2000 años. Es notable que Heráclito sugiriera que un estado que no cambia (estático) no era una condición natural, y que la capacidad de sufrir constantes cambios era intrínseca a todos los organismos. Empédocles propuso que el balance o armonía era necesario para la sobrevida de los organismos vivos, lo que proyecta una visión dinámica del término mecanicista que tarda en llegar. Hipócrates igualó la salud al balance armónico y la enfermedad a la desarmonía sistémica. Además señaló que las fuerzas adaptativas que se oponen a la enfermedad son de origen natural. Sydenham, en el renacimiento, sugirió que la respuesta adaptativa individual a las fuerzas que provocan la enfermedad pueden en sí mismas ser capaces de producir cambios patológicos. Claude Bernard dijo que la armonía o el estado estable era debido a un equilibrio fisiológico del medio interno, dinámico, creando el concepto de “constancia del medio interno”. Walter Cannon acuñó el término “homeostasis” y extendió el concepto homeostático a parámetros emocionales y físicos, además ligó la respuesta adaptativa al estrés, con la secreción de catecolaminas y sus acciones, dándole una proyección conductual. Hans Seyle, en la década de 1930, creó la aplicación del término “estrés”, que comprende la lucha contra las acciones de fuerzas físicas o de cambio que atraviesan alguna sección del cuerpo. También hipotetizó que existían eventos 2

estereotipados sicológicos y fisiológicos en pacientes que presentaban prolongada respuesta adaptativa y esto les causaba consecuencias severas en su salud (recordar el concepto de Sydenham); además, creía que estados leves, rápidos y controlables de cambios en la homeostasis pueden ser percibidos como placenteros o excitantes y pueden ser estímulos positivos al crecimiento y desarrollo emocional e intelectual, y que situaciones severas, prolongadas y no controlables de desajuste sicológico y físico eran causa de enfermedad (2).

En este manuscrito se tratarán características y modelos animales para el estudio de estrés, como afecta el estrés a la reproducción de los animales en cautiverio ejemplificando algunos casos y se intentará delinear mecanismos de acción del estrés que afectan la reproducción en cautiverio.

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CARACTERÍSTICAS FENOMENOLÓGICAS DEL ESTRÉS. Versión basada en publicación de Chrousos y Gold (1992, 2,para consulta remitirse a ellos). Los estresores físicos y emocionales cambian las respuestas centrales y periféricas diseñadas para preservar la homeostasis (Chrousos y col., 1988, Gold y col. 1988a, Gold y col., 1988b). Centralmente hay una facilitación de patrones neuronales que median cambios conductuales como: activación, alerta, vigilancia, percepción y atención, así como apropiada agresión con inhibición concurrente de patrones de funciones vegetativas como la alimentación y reproducción. Periféricamente ocurren cambios fisiológicos principalmente para promover la recanalización adaptativa de la energía; donde el oxígeno y nutrientes son enviados al sistema nervioso central y sitios del cuerpo estresado, aumenta el tono cardio-vascular que incrementa la presión sanguínea y la frecuencia cardíaca, y también aumentan la tasa respiratoria, gluconeogénesis y lipólisis para potenciar la disponibilidad de substratos vitales; periféricamente la energía del crecimiento y la reproducción es usada más eficientemente con ventaja adaptativa por la exitosa respuesta adaptativa general. Esto último depende no solo de su capacidad de responder rápidamente a un estímulo, sino también de su habilidad de responder a elementos contra-regulatorios que previenen una sobre-respuesta (2). Los dos principales componentes fisiológicos de la respuesta adaptativa son la hormona liberadora de corticotropina (CRH) y el “locus ceruleus-norepinefrina” (LCNE)/sistema nervioso autonómico (simpático) (Chrousos y col., 1988, Gold y col. 1988a, Gold y col., 1988b). La administración intra-ventricular de dosis moderada de CRH genera respuestas fisiológicas y conductuales que son adaptativas propias de situaciones muy estresantes (Gold y col. 1988a, Gold y col., 1988b y otros artículo s). Estas respuestas incluyen la activación del eje pituitario-adrenal (Dunn y Berridge, 1990, Rock y col., 1984) y el sistema nervioso central (Dunn y Berridge, 1990, Rock y col., 1984), llevando a incrementos de glucosa, frecuencia cardíaca y presión sanguínea. Además, CRH administrada centralmente en moderadas dosis potencia la activación y promueve la cautela, mientras inhibe las funciones vegetativas como la alimentación y reproducción; y en grandes dosis, produce efectos ansiogénicos, incluyendo una respuesta exacervada a estímulos sensoriales (Dunn y Berridge, 1990). La activación del sistema LC/NE lleva a la liberación de NE desde neuronas cerebrales, resultando en activación y permanente vigilancia, así como ansiedad aumentada, confiriendo una

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ventaja adaptativa durante situaciones muy estresantes vía sus efectores, los nervios simpáticos y médula adrenal, localizados en la periferia (2). Los sistemas responsables de la reproducción, crecimiento e inmunidad están directamente ligados al sistema de estrés y cada uno está profundamente influenciado por los efectores de la respuesta al estrés (2). Como ejemplo, el eje reproductivo está inhibido en todos los niveles por varios componentes del eje hipotalámico-pituitariaadrenal (Rabin y col., 1988, Ono y col., 1984). CRH suprime directamente o vía endorfina a las neuronas que producen la hormona liberadora de hormona luteinizante (Gn-LH) localizadas en el núcleo arcuata del hipotálamo. Los glucocorticoides ejercen efectos inhibitorios a nivel de las neuronas que producen (GnLH), gonadotrofinas de la pituitaria y sobre la gónada misma y hace que los tejidos blanco de los esteroides sexuales sean resistentes a estas hormonas (2).

Estrés patofisiológico. Versión basada en publicación de Chrousos y Gold (1992, 2,para consulta remitirse a ellos). Generalmente, la respuesta al estrés es aguda o al menos de limitada duración y se acompaña de efectos anti-anabólicos, catabólicos e inmuno-supresivos, que son temporalmente benéficos y sin consecuencias adversas (2). (En particular (4), dice que respuestas fisiológicas, mecanismos inmunológicos y adaptaciones conductuales ayudan a los animales a adaptarse a los eventos estresantes que ocurren en la naturaleza, en las granjas agrícolas o en los criaderos industriale s). La cronicidad y excesiva activación del sistema de estrés, por otro lado, puede llevar a un estado sindrómico, como por ejemplo, enfermedades crónicas severas se pueden acompañar de anorexia, pérdida de peso, depresión, hipogonadismo, úlcera péptica e inmunosupresión. El incremento de la producción de CRH en estos pacientes puede explicar la patogénesis del síndrome, a pesar de esto, se pueden presentar: todos, algunos, uno o ninguno de los síntomas descritos (2). La desregulación del sistema de estrés, expresado como hiperfunción o hipofunción. Es frecuentemente difícil distinguir entre causa y efecto en una desregulación dada, a pesar de esto, el sistema en un sentido amplio “no específico”, puede interactuar con perturbaciones internas o externas de una manera similar. Como las respuestas

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adaptacionales inapropiadas pueden ser mal-adaptativas y actuar como estresores a su vez alimentando el círculo vicioso (2). La variabilidad individual en respuesta a estresores puede reflejar extremos de alta o baja sensibilidad del sistema de estrés, resultando en personas con alterada vulnerabilidad al estrés. Cambios en la curva dosis-respuesta de estresor v/s actividad del sistema de estrés puede reflejar un rasgo heredado resultando desde un defecto genético en el metabolismo, como un cambio en la cantidad o calidad de expresión de un gen particular para una hormona, receptor o enzima. Un rasgo defectuoso, alternativamente, puede ser adquirido como resultado de un cambio crítico en algún momento de su vida (2). Animales infantes que son separados de sus madres, desarrollan un síndrome caracterizado por hiper-reactividad del sistema de estrés a estresores y alteradas las conductas tipo ansiedad para el resto de sus vidas (Thoman y col., 1968). La magnitud y la duración del estresor, el momento crítico del evento, la vulnerabilidad genética individual y las influencias de su ambiente: apoyo social y competencia con maestría (“coping” = competencia con maestría, según Vargas, 1981), pueden determinar la patogénesis de un síndrome relacionado con desregulación del sistema de estrés (Kagan y col., 1988a, Kagan y col., 1988b, Werner, 1989).

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ANIMALES DOMÉSTICOS COMO MODELOS PARA EL ESTUDIO DEL ESTRÉS. Los párrafos sucesivos, son versión publicada por DeRoth (1993, 4,para consulta remitirse a ellos). El cerdo como modelo genético de estrés. Eficientes programas de selección genética dan como resultado rápida ganancia de peso y permite producciones a gran escala en cerdo; al mismo tiempo, el porcentaje de cerdos que muere cuando son sujetos a situaciones de estrés, como son el manejo rutinario y el transporte, también aumenta (4). Ya en la década de los 50, el cerdo era considerado como un animal predispuesto a enfermedades del corazón (8). La extrema susceptibilidad del cerdo al estrés ha sido descrita como un síndrome más que una enfermedad y se ha identificado como el “síndrome de estrés del cerdo” (PSS), que debido al transporte, lucha, parto y manejo previo al matadero, se desencadena una cascada de eventos fisiológicos que conforman este síndrome: marcada rigidez muscular e hipertermia, resultando en muerte en estado de shock (14). La susceptibilidad a este tipo de síndrome es de origen genético y está relacionado con un gen recesivo autosomal con penetrancia variable (15). Para probar la susceptibilidad de un cerdo al estrés, se utiliza el método del halotano (anestésico), pero es muy costoso y solo se identifican los homocígotos recesivos e incluso algunos de estos son resistentes (17). Otro método más simple y no invasivo es la identificación de la mutación de arginina 615 para cisteína en el receptor de rayanodina, haciendo hipersensible el gatillamiento del canal; postulándose que las respuestas endocrinas al estrés aumentan la concentración de agentes que gatillan l a apertura del canal hipersensible, la alta concentración de calcio intracelular impide el cierre del canal y se induce la contractura muscular, hipermetabolismo e hipertermia (19). El vacuno como modelo ambiental de estrés. El transporte de animales es considerado el evento más estresante, porque comprende a varios factores como: exposición a un ambiente nuevo, confrontación a animales no familiares, falta de espacio, ruido, movimiento sin visión del destino, hambre y sed; la mayor causa de mortalidad en la industria de ganado en U.S.A. es la enfermedad “fiebre de tránsito” (fiebre de embarque o pasteurellosis) relacionada con el estrés (4). El aumento del número de Pasteurella haemolytica es inducido por estrés, pues se encuentra en el tracto respiratorio de animales sanos, pero cuando los animales son transportados su número aumenta en el tracto naso-traqueal y en los pulmones, resultando en bronco-neumonia (20) por inmuno-depresión aguda. El efecto del estrés es muy difícil de cuantificar por medio de 7

la fiebre de tránsito (21), pero se utiliza como indicador el fibrinógeno plasmático que aumenta con el estrés (22). La oveja como modelo de estrés por manejo o manipulación. El manejo es especialmente estresante para la oveja, porque ésta es definida como “defensiva, vigilante, vive en manada, visual, rumiante cubierto de lana que vive en ambiente de montaña, las crías siguen a sus padres e imitan a los más viejos” (26). Entonces el aislamiento desde el grupo y la introducción a un ambiente nuevo aumentan s us niveles de cortisol plasmático; la esquila (corte de lana) aumenta la adrenalina, noradrenalina y glucocorticoides llegando al valor más alto después de 30 minutos del comienzo del encierro (2). Los sistemas automatizados de esquila, pueden incrementar la severidad de los estresores (27). La gallina como modelo de estrés por encierro. Aunque el estrés no es siempre evidente por pruebas hormonales, la conducta agresiva de gallinas resulta del estrés relacionado al encierro y, en particular, al confinamiento (28). Solo a veces, se puede medir aumento plasmático de corticosterona por estrés de encierro (28 y 29). Cuando dos animales están en la misma caja, ellos muestran 8 tipos de conductas agresivas durante un período de 20 minutos y ésta conducta incrementa si se les presenta alimento en un lugar inaccesible (28). El apiñamiento de gallinas aumenta la respuesta adrenal (ACTH) (30). El perro como modelo sicosocial de estrés. La frecuencia cardíaca es usada como parámetro clínico para evaluar estrés (39). Aunque la frecuencia cardíaca de un perro es siempre afectada por la presencia de una persona en su vecindad, su amplitud y duración son influenciadas de distinta manera. La presencia de una persona induce significativa taquicardia, pero si la misma persona alimenta al perro, la frecuencia cardíaca aumenta levemente y declina rápidamente (41). Por otro lado, mientras un perro normal reacciona con taquicardia, un perro nervioso responderá con bradicardia ante una persona; este último patrón está presente a los tres meses de edad y se hace más evidente entre los seis y nueve meses (42).

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ALGUNAS OBSERVACIONES EXPERIMENTALES A MODO DE EJEMPLOS EN QUE LA REPRODUCCION HA SIDO AFECTADA O NO POR EL CAUTIVERIO. EL

CAUTIVERIO AFECTA GRAVEMENTE

LA REPRODUCCION DE LA

SIGUIENTE ESPECIE. Endometriosis espontánea en monos “baboons” es del 25% en cautiverio y está asociada significativamente con previa histerectomía (D’Hooghe y col., 1991, citado por 5). En la naturaleza los baboons viven en grupos que se mezclan libremente con una muy compleja estructura social y con un muy bien definido sistema jerárquico de machos y hembras (Strum, 1987, citado por 5). Su captura es un evento muy estresante que resulta en una transiente amenorrea que dura 4 meses o más (Hendrickx y Kraemer, 1971, citado por 5). Para los baboons el cautiverio significa fuertes limitaciones de las interacciones sociales, que lo hacen un período crítico y crónico de estrés en que no se produce contínua preñez y, además, presentan aumento de peso por falta de ejercicio físico y/o por la edad (5). Hembras baboons (102 Papio anubis y 2 Papio cynocephalus) según el tiempo en cautiverio se agruparon en tres grupos: en el grupo A) las que tenían menos de un año, en el grupo B) entre uno y dos años y en el grupo C) con más de dos años. Presentándose endometriosis clínica (laparoscopía) y endometriosis probada (biopsia) siempre en mayor porcentaje en el grupo C, comparadas con los otros grupos. Sugiriéndose que la endometriosis aumenta con el tiempo en cautiverio. Esto se puede deber a más ciclos menstruales no interrumpidos por preñez en cautiverio que en la vida silvestre, puesto que es aceptado que la preñez tiene un efecto inhibitorio sobre la endometriosis y en la naturaleza tienen más contacto con machos aumentando la posibilidad de preñez, y posiblemente también se puede deber a factores relacionados con la edad o estrés asociado al cautiverio (5).

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EL CAUTIVERIO AFECTA LEVEMENTE LA REPRODUCCION DE ALGUNAS ESPECIES. Supresión reproductiva: Ejemplo de supresión reproductiva inducida por estrés: La versión de este párrafo está basada en publicación de Hartley y col. (1994, 6,para consulta remitirse a ellos). La falla de los lobos para concebir o llegar a término la preñez después de la concepción ha sido encontrada en lobos rojos silvestres (Vulpes vulpes) (Harris y Smith, 1987, Lindström, 1988, 1989), en poblaciones de lobos rojos y azules en granjas (Alopex lagopus) (Johansson 1938, Wisnicky y col., 1939, Moller, 1973). Estudios post-mortem han demostrado que más de un 20% de hembras sexualmente maduras, silvestres o en cautriverio, perdieron sus fetos antes o después de la implantación (Aamdal y Fougner, 1973, Harris y Smith, 1987). La mortalidad de embriones y abortos en lobos azules ha sido asociada con conce ntraciones bajas de progesterona (Moller, 1973). En la naturaleza los lobos se asocian en grupos de familia que consisten en un macho sexualmente maduro y una o más hembras maduras relacionadas (Hersteisson y Macdonald, 1982, Lindström, 1982, von Schantz, 1984). En estudios de lobos silvestres o en cautiverio se observa que cada año una loba de cada unidad social tiene camada (Macdonald, 1980, Lindström, 1982, von Schantz, 1984). La implantación ocurre en el día 12 después de la ovulación (Creed, 1972), coi ncidente con las máximas concentraciones de progesterona (Moller, 1973, Bonnin y col., 1978). El parto ocurre 52 o 53 días después de la ovulación (Mondain-Monval y col., 1977). La base endocrina de la falla reproductiva en el lobo rojo (Vulpes vulpes) fue estudiada en 11 hembras en dos estaciones de apareamiento, mantenidas en encierros agrupadas entre hermanas o madre-hija. Muestras de sangre semanales fueron determinadas para progesterona, prolactina, LH y cortisol; frotis vaginales y observación visual de la vulva fueron hechas cada dos días durante el período de estro para probar que había ocurrido el apareamiento. El estro dura entre 2 a 4 días y dentro de este período la hembra se aparea. Las hembras que dieron a luz mostraron significativamente mayores niveles de progesterona de 2 a 6 semanas después de la ovulación y prolactina plasmática desde 3 semanas después de la ovulación en adelante, y significativamente menores concentraciones de cortisol (desde la tercera semana después de la ovulación) que las que ovularon, pero fallaron en tener crías. Las hembras que no tuvieron crías exhibieron bajos niveles de progesterona después de la ovulación y pueden haber perdido sus 10

blastocistos en el período de implantación y otro grupo de estas hembras tuvieron altos niveles de progesterona dos semanas antes de la ovulación, mientras las hembras que tuvieron crías tuvieron muy altos niveles de progesterona alrededor de 2 a 6 semanas después de la ovulación, indicando un período de susceptibilidad a falla reproductiva. No hubo diferencias en concentraciones de LH. Estos datos sugieren que la pérdida reproductiva puede resultar de bajos niveles de progesterona, posiblemente por inadecuado soporte luteotrófico de prolactina. Altos niveles de cortisol estuvieron asociados siempre a falla reproductiva, sugiriendo que existiría un mecanismo inducido por estrés y relacionado a supresión social reproductiva (6).

Ejemplo de supresión reproductiva en hembras subordinadas por reproducción cooperativa: La versión de estos dos párrafos está basada en publicación de Abbott y col. (1997, 1, para consulta remitirse a ellos), la marmoseta común es miembro de la familia Callitrichidae, de cuerpo pequeño y primate del Nuevo Mundo. En la naturaleza, los grupos están compuestos de 3-15 individuos y típicamente incluyen 2-4 adultos de cada sexo (58 y 59). Los grupos parecen comprender familiares, pero también pueden incluir inmigrantes no relacionados; la cría permanece en su familia natal hasta adulto y todos los miembros del grupo contribuyen al cuidado del infante (24 y 60). Clara jerarquía intrasexual lineal y despótica fue desarrollada en los 3 primeros días de la formación de cada grupo, los dominantes (hembra y macho) desarrollaron una fuerte relación afiliativa dentro de cada grupo social en cautiverio y las hembras subordinadas claramente se distinguían por su conducta sumisa (16 y 68). La agresión es infrecuente en grupos formados (16). Las hembras de marmosets no menstrúan, ni exhiben un indicativo visual de su función ovárica, por esto muestras de sangre circulante deben de ser extraídas. Se identifica la fase folicular cuando la concentración de progesterona es menor o igual a 10 ng/ml por 13 o menos días consecutivos, la fase lútea cuando es mayor a 10 ng/ml por 11 o más días consecutivos y la ovulación ocurre el día antes que la progesterona sube de 10 ng/ml (39 y 73). Las hembras subordinadas ocasionalmente reciben monta de machos dominantes y subordinados, solamente hembras dominantes solicitan macho y reciben eyaculaciones (74). Cuando una hembra subordinada es reunida con machos no familiares, solicita y acepta monta de estos en menos de 15 minutos, ilustrando el rápido inicio de conducta 11

sexual en ausencia de hembra dominante y la inhibición de conducta sexual depende de la presencia de la dominante; los niveles circulantes reducidos de hormonas ováricas en hembras subordinadas anovulatorias, pueden explicar la reducida expresión de conducta sexual (75). La hembra dominante continúa presentando regulares ciclos ovulatorios en grupos establecidos, pero la hembra subordinada comúnmente manifiesta anovulación hipogonadotrófica, esta última condición es rápidamente reversible por remoción de la hembra de más alto rango o remoción de subordinada y encierro sola o con un macho (18 y 67); que también es reversible si regresa al grupo de origen (77) o a un nuevo grupo (67). Las hembras subordinadas no muestran hiperprolactinemia o hipercortisolemia (1), que sería lo esperable bajo condiciones de estrés crónico generalizado establecido por el status de subordinadas. El cortisol de hembras subordinadas en grupo formado fue significativamente más bajo que en las mismas hembras antes de la formación de grupo (encerradas con macho y presentaron ciclos ováricos regulares) y también significativamente menores que el cortisol de las hembras que llegaban a ser dominantes (1). La ovariectomía bilateral también redujo el cortisol 4 meses después, incluso si fueron encerradas con machos, estos resultados sugieren que las hormonas ováricas juegan un rol tan significativo como el cortisol en regular el status social subordinado en hembras marmosets (1).

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EL CAUTIVERIO NO AFECTA LA REPRODUCCION DE LA SIGUIENTE ESPECIE. En el párrafo siguiente es versión publicada por Cleva y col. (1994, 3,para consulta remitirse a los autores). Cuatro koalas, Phascolarctos cinereus, machos fueron encerrados aislados y separados ambientalmente de las hembras (“ausencia de hembras”)y se les midió la concentración de andrógenos, que aumentó un poco antes y durante la estación de reproducción. La concentración de andrógenos fue mayor cuando fueron encerrados con hembras, que sin ellas y, también mayor si éstas estaban ciclando que si no lo estaban. Cambios de andrógenos no están relacionados con cambios en volumen testicular. Cuando extractos de plasma se separaron por HPLC, el principal andrógeno circulante fue testosterona con trazas de 5-dihidroxi-testosterona. El andrógeno fluctuó durante el día sugiriendo un ritmo diurno de secreción. El cortisol plasmático permaneció bajo en todos los animales excepto cuando sufrieron cirugía, fueron movidos a otro encierro o exhibieron conductas reproductivas. No hubo significativa correlación entre andrógenos y cortisol en el plasma, contrario a lo que ocurre con animales silvestres con una alta correlación negativa (3). En varias especies de macropódidos se observó una progresiva disminución en la secreción de andrógenos en el muestreo (Lincoln ,1978), igual que para “bruhtail possum” (Curlewis y Stone, 1985a), pero niveles de estrés incrementados y andrógenos periféricos tienen una relación inversa en euterianos (Rivier y Rivest, 1991), similar a lo encontrado por Cleva y col., (1994) en animales silvestres.

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MECANISMOS DE ACCION DE ESTRES QUE AFECTA LA REPRODUCCION. Los párrafos sucesivos, son versión publicada por Stratakis y Chrousos, (1995, 7, para consulta remitirse a los autores). Las respuestas adaptativas exitosas pueden ser específicas a un estresor o pueden ser relativamente inespecíficas, cuando cualquier estresor excede un umbral; alteraciones en la habilidad de los organismos para responder a los estresores, con respuestas excesivas o inadecuadas en magnitud y duración pueden generar una enfermedad (1, 5 y 6). Las respuestas a estrés de individuos son determinadas por una multiplicidad de factores, varios de ellos heredados (7). Se ha estimado que 2/3 de la varianza en rasgos de personalidad medidos son debido a influencias genéticas (8). El desarrollo es un importante modificador de las respuestas de estrés, su influencia depende del momento y duración de las fuerzas que se contraponen; por esta razón la infancia, niñez y adolescencia asociadas con aumentadas dependencia biológica y fisiológica e inmadurez sicológica, aumentan la vulnerabilidad a respuestas de estrés mal adaptadas (7). La respuesta adaptativa al estrés está caracterizada por cambios conductuales y físicos. Los conductuales incluyen activación, alerta, aumento de atención y supresión de conductas sexuales y de alimentación. Los físicos permiten la redirección de la energía, como oxígeno y nutrientes al sitio del cuerpo estresado y al sistema nervioso central (SNC), donde son más necesarios (4). La activación apropiada de todos los cambios es coordinada por las ramas central y periférica del sistema de estrés (1). Los componentes centrales de este sistema constantemente reciben información de centros más superiores del SNC, la periferia, el ambiente y acciones periféricas. Por esto, el sistema de estrés es una red fisiológica extremadamente compleja, altamente eficiente y flexible, que ayuda a coordinar el equilibrio dinámico del organismo (7). Los coordinadores centrales del sistema de estrés son las neuronas del parvocelular hipotalámico que contienen hormona liberadora de corticotropina (CRH) y arginina-vasopresina (AVP) del núcleo paraventricular (NPV) del hipotálamo, junto con las neuronas CRH de los núcleos paragigantocelular y otros núcleos de la médula espinal y neuronas catecolaminérgicas de los “locus ceruleus” (LC) y otros grupos de células de la médula espinal y “puentes”. Su rama periférica la comprende el eje hipotálamo-pituitario-adrenal (HPA) y el sistema eferente simpático/adrenomedular (13). Conexiones neurales recíprocas existen 14

entre las neuronas CRH y catecolaminérgicas del SNC (14 y 15). Y las neuronas CRH ejercen retro-alimentación ultracorta autoregulatoria (RUA) sobre las neuronas CRH y las fibras colaterales norepinéfricas, y receptores presimpáticos ejercen RUA sobre las neuronas catecolaminérgicas (16). Las neuronas CRH y noradrenérgicas son estimuladas por serotonina y acetilcolina, e inhibidas por glucocorticoides, ácido -### aminobutírico (GABA), corticitropina (ACTH) y péptidos opioides (17, 18 y 19). Las neuronas del parvocelular del NPV, que producen CRH y AVP, recíprocamente inervan y son inervadas por neuronas que producen péptido opioide y endorfina (propiomelanocortina (POMC)) del núcleo arcuata del hipotálamo; por esto, la activación del sistema de estrés estimula la secreción de POMC hipotalámico, que recíprocamente inhibe la actividad del sistema de estrés y, además, a través de sus proyecciones al metencéfalo y médula espinal, produce analgesia (20). CRH estimula y es permisiva para la secreción de ACTH en la pituitaria, por otro lado, AVP es un potente factor sinergístico de CRH, pero tiene poca actividad secretagoga de ACTH por sí misma (21). Durante el estrés, CRH y AVP incrementan su secreción, resultando en aumento de secreción de ACTH y cortisol; otros factores también son reclutados durante los varios tipos de estrés, potenciando la actividad del eje HPA; estos incluyen angiotensina II, citokinas y mediadores lipídicos de inflamación (22). La ACTH circulante es la hormona típica del estrés y el regulador clave de la secreción de glucocorticoides por la corteza adrenal, pero otras hormonas, algunas de ellas originadas en la médula adrenal, participan también como las catecolaminas y encefalinas (23). Los glucocorticoides son los efectores finales del eje HPA y participan en el control de la homeostasis del cuerpo y la respuesta al estrés del organismo; ellos también juegan un rol regulatorio clave en la actividad basal del eje HPA y sobre la terminación de la respuesta de estrés, ejerciendo retro-alimentación negativa en los componentes del SNC del sistema de estrés (24). La división simpática del sistema nervioso autonómico (SNA) provee un rápido mecanismo de respuesta que controla la respuesta más aguda del organismo al estresor; periféricamente, este inerva células musculares vasculares, así como riñón, intestino, médula adrenal y otros órganos; además, el SNA simpático secreta catecolaminas y encefalina, y parasimpático secreta acetilcolina (25). La particular combinación de estas sustancias en las neuronas del SNA durante la respuesta de estrés es fuertemente afectada por el SNC y la interacción con el eje HPA (7). 15

El crecimiento y la reproducción están directamente ligados al sistema de estrés y, ambos son profundamente influenciados por el eje HPA; el eje reproductivo es inhibido en todos los niveles por varios componentes del sistema de estrés; esto es, CRH suprime la secreción de hormona liberadora de gonadotrofinas (Gn-RH) por neuronas del núcleo arcuata del hipotálamo, directamente o vía la estimulación de neuronas que secretan POMC en el arcuata; también los glucocorticoides ejercen efectos inhibitorios sobre neuronas Gn-RH, gonadotropos de la pituitaria y las gónadas y, se extienden a tejidos blancos resistentes a esteroides sexuales (40). La supresión de la función gonadal, causada por la activación crónica del eje HPA. Esto ha sido demostrado en corredores de alta competencia de ambos sexos (4 y 41) y bailarinas de ballet (42). Estos sujetos tienen aumentados los niveles plasmáticos de cortisol y ACTH, que confirma el estrés crónico, igualmente tienen la excreción urinaria de cortisol libre y respuesta brusca a CRH exógena; los hombres tienen bajos niveles de LH y testosterona y las mujeres amenorrea (41 y 42). Los atletas que por alguna razón deben discontinuar su actividad, sufren de un síndrome producto posiblemente por la elevación de péptidos opioides (1) o alza de testosterona por cesación de la inhibición estresante. La interacción entre CRH y el eje gonadal parece ser bidireccional; se ha demostrado la presencia de elementos que responden al estrógeno en el área promotora del gen CRH y efectos directos estimulatorios de estrógeno sobre la expresión del gen CRH; este hallazgo implica a CRH, y por lo tanto, al eje HPA, como blancos potencialmente importantes de esteroides ováricos y un potencial mediador de diferencias relacionadas con el sexo en respuestas a estrés (43).

Los párrafos sucesivos, se refieren a monos marmosetas, ya mencionados, tomados de 1, para consulta remitirse a ellos. La competencia social es una de las mayores presiones de selección ambiental determinando el éxito reproductivo individual (1). Según Abbott y col. (1), las hembras dominantes tienen ventajas reproductivas sobre las subordinadas como resultado de: a) estrés inducido por acoso inhibiendo la ovul ación de hembras subordinadas (monos cinomologus, Macaca fascicularis; 4), b) ausencia de preñez o pérdida de infantes relacionadas con presencia o acoso de otro individuo dominante (baboons amarillos, Papio cynocephalus; 5 y 6), o c) evitar (fenómeno a veces llamado “exclusión”) que hembras subordinadas obtengan recursos cruciales para la exitosa reproducción, como comida (ciervo rojo, Cervus elephas; 7) o ayuda para las crías (tamarines negros, Saguinus fuscicollis; 8). El acoso o exclusión generan respuestas 16

reproductivas inhibitorias que en mamíferos demuestran ser producto de estrés fisiopatológico, derivado del acoso o deprivación de comida (1). Además, existe un cuarto posible mecanismo de supresión reproductivo relacionado con el rango: respuestas neuroendocrinas y conductuales especializadas desde hembras dominantes a subordinadas, que pueden resultar directamente en inhibición de conducta sexual (marmoseta común, Callithrix jacchus; 9), ovulación ("naked mole-rat”, Heterocephalus glaber; 10) e implantación ("white-footed mouse”, Peromyscus leucopus; 11). Esto puede suceder sin el compromiso de estrés generalizado como un mediador de inhibición reproductiva

(12).

Mecanismos

sociales

especializados que regulan el éxito

reproductivo pueden ser el producto de selección de linaje y, por lo tanto, puede prevalecer en sociedades altamente cohesionadas con un alto grado de supresión reproductiva y una alta probabilidad de relación genética dentro del grupo (válido para especies con reproducción cooperativa) (13, 14, y 15). Las respuestas neuroendocrinas especializadas que inhiben la reproducción en hembras subordinadas (en marmoseta común con reproducción cooperativa no se ve acoso en grupos establecidos) son distintas de las respuestas que median la supresión reproductiva inducida por estrés (ejemplo: baboons amarillo y baboons gelada, Theropithecus gelada, ejercen acoso en grupos establecidos) (1). El acoso a las hembras subordinadas (baboons) está asociado a concentraciones elevadas de cortisol circulante y urinario, y particularmente altos durante la fase folicular del ciclo ovárico de las subordinadas, reflejando una forma concertada de como la dominante provoca estrés sicológico e impide o inhibe la ovulación de las subordinadas (12, 22). Esto no se prese nta en marmosets común, pero sí, anovulación, mientras en baboons disminuye la frecuencia de la ovulación (1). En la supresión reproductiva inducida por estrés: los gucocorticoides, particularmente cortisol o corticosterona, liberados desde la corteza adrenal durante el estrés, inhiben específicamente la función reproductiva al nivel del hipotálamo neuro-endocrino y, por lo tanto, en el resto del eje (31, 32, 33, 34). Hay elevados niveles de glucocorticoides en hembras dominantes y subordinadas, durante períodos de inestabilidad social o formación de jerarquía (35, 36, 37, 38 y 39). En grupos sociales bien establecidos, la actividad adrenocortical medida es mayor en hembras subordinadas que en dominantes (22, 26, 27, 40, 41 y 42). Según Abbott y col. (1) tal situación se diferencia además, de la supresión cooperativa en a) frecuente presencia de solo una hembra y uno o dos machos dominantes que generan y potencian a las crías, b) rol crítico de la

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madre (sola) en el cuidado de los jóvenes ,y c) retención prolongada de individuos maduros, pero no reproductores en su grupo natal (12, 49, 54 y 55)

En la supresión reproductiva, en especies con reproducción cooperativa; las hembras subordinadas no presentan niveles elevados de glucocorticoides (10, 39, 45, 46 y 47, 48). Solo la hembra dominante en un grupo social, usualmente se reproduce y los otros miembros del grupo mantienen las crías (49 y 50). Rápida aparición de neuro endocrinología reproductiva funcionalmente efectiva, fisiología gonadal y conducta sexual en individuos que previamente eran subordinados (desde dentro del grupo o inmigrantes) después de la muerte o desaparición del dominante del mismo sexo (en “white browed sparrow weaver”, Plocopasser mahali, 45, “naked mole-rat”, 50 y 52 y marmoseta común, 18). No hay evidencia que apoye la noción que elevaciones de glucocorticoides inducidas por acoso median la contracepción social en animales con reproducción

cooperativa,

en

grupos

de

vida

silvestre:

”white-browed

sparrow”(45),”Florida scrub jay”, Aphelocoma c. coerulescens (56), “dwarf mongoose”, Helogale parvula y perros silvestres, Lyncaon pictus (47); y en grupos en cautiverio: marmoseta común (39), “naked mole-rat” (10) y tamarín “cotton-top” Saguinus oedipus (48). Hembras subordinadas (con anovulación gonadotrófica) mantenidas en su grupo social, fueron inyectadas con 1 ###¡Error! No se encuentra el origen de la referencia.g por hora de hormona liberadora de gonadotropina hipotalámica (Gn-RH), a través de un catéter subcutáneo, por medio de una bomba en miniatura, produciéndose un rápido incremento de LH en el plasma y la ovulación comenzó a las 2 semanas (17 y 89). El efecto se revirtió al suspender la infusión (55). Estos resultados implican que la anovulación hipogonadotrófica es provocada por inhibición o disrrupción de liberación de Gn-RH en hembras subordinadas de marmosets. En otro experimento, Gn-RH liberada espontáneamente desde el hipotálamo fue medida en hembras de marmoseta subordinadas conscientes durante 3 a 7 horas, gracias a una cánula que salía desde la eminencia media del hipotálamo, área rica en terminales neuronales que contienen GnRH. La liberación de Gn-RH no fue significativamente distinta entre hembras en fase folicular media (ovulando) y subordinadas (92), la liberación de Gn-RH desde la eminencia media de hembras subordinadas y hembras ovulando no es distinta, por lo que se sugiere que debe (n) ser otro (s) el (los) mecanismo (s) para generar la condición anovulatoria (67 y 94). Manipulación de status social y niveles circulantes de estradiol, 18

en hembras subordinadas de marmoseta, produjeron clara evidencia de mecanismos de supresión de LH dependientes e independientes de hormonas ováricas específicas (95). Que se da también en la imposición de anovulación de anestro estacional en oveja (96 y 97) y en infertilidad lactacional en rata (98 y 99). Encontrándose que marmoseta tiene una exquisita sensibilidad gonadotrófica a las influencias de retro-alimentación de estrógenos; elevada liberación de LH en hembras subordinadas ovariectomizadas después de la administración del antagonista del receptor del opio, naloxona, comparada con hembras dominantes ovariectomizadas; por el contrario, hembras subordinadas intactas no muestran respuesta al tratamiento con naloxona (55). Señales olfatorias, visuales y conductuales desde las hembras dominantes de marmosets han sido implicadas en mantener la inhibición ovárica en las subordinadas (100). En las hembras subordinadas la redundancia de mantención de señales puede explicar parcialmente la falta de mantenida agresión. Marmoseta tiene desarrollado un complejo sistema de comunicación olfatoria, ellos tienen glándulas odoríficas suprapúbicas, ano-genitales y en el esternón altamente especializadas, y tienen un órgano vomero-nasal (sistema olfatorio accesorio), además del epitelio olfatorio principal (100, 101 y 102). Cuando hembras subordinadas son removidas y encerradas de a una, recibiendo los olores de la hembra dominante retrasan el inicio de la ovulación de 10 a 31 días (77). El mismo resultado se aprecia en tamarines “cotton top” y “saddleback” implicando señales de olor (103 y 104). Señales visuales desde hembras dominantes de marmosets también extienden el período de supresión de ovulación en hembras subordinadas removidas desde sus grupos, sugiriendo que las otras señales distintas del olor juegan un rol importante en mantener la anovulación en subordinadas (77 y 100). Sin embargo, estas señales olfatorias y visuales expiran en pocas semanas. El tiempo que una hembra subordinada ha permanecido en su grupo está positivamente asociado con la latencia para ovular durante experimentos de transferencia en presencia de olores y no fue encontrada asociación en controles (77). Estos resultados implican que un elemento asociativo de memoria de señales olfatorias (y posiblemente señales visuales) desde hembras dominantes deben jugar un importante rol en la mantención neuro-endocrina de la anovulación; en experimentos de transferencia de olores, el olor de una hembra dominante no familiar falló en producir retraso de ovulación, mientras el olor de una dominante familiar si retrasó la ovulación (105). Condicionamiento clásico más que inducción feromonal debe proveer la base neuronal para la inhibición reproductiva en hembras subordinadas de marmosets, porque ensayos conductuales y análisis químicos cuantitativos se han encontrado para el reconocimiento de señales de 19

individuos conocidos desde extractos de sus olores ano-genitales depositados naturalmente, por lo tanto, es un mecanismo posible que puede ayudar a identificar fácilmente individuos en la naturaleza (106). En este tipo de mecanismo cualquiera de las señales desde la hembra dominante del grupo y no las de otro grupo llevan a anovulación y cambios en la jerarquía. Como la desaparición de la hembra dominante, emigración de una subordinada a un nuevo grupo o inmigración debe extinguir rápidamente la inhibición reproductiva condicionada, Abbott y col. (1) proponen que el acoso e intimidación inicial en la formación del grupo por la hembra dominante (estímulo no condicionado) resulta en anovulación (respuesta no condicionada) y la asociación de señales olfatorias y visuales individuales de la hembra dominante con su acoso e intimidación deben resultar en señales olfatorias y visuales que vienen a ser estímulo condicionado, entonces las señales pueden efectivamente mantener la respuesta condicionada anovulatoria en hembras subordinadas de marmoseta. El establecimiento del rango de dominante o subordinada en hembras de marmoseta en distintos grupos en cautiverio está estrechamente relacionado a diferencias individuales preexistentes en su conducta agonística. Antes de la formación de un grupo, hembras individuales fueron confrontadas con hembras extranjeras por 15 minutos y su respuesta agonística fue registrada, en 6 de 8 grupos los patrones conductuales agonísticos de la formación del pre-grupo predijo si una hembra iba a ser dominante o subordinada en el grupo establecido posteriormente y este patrón no cambió. Por esto, el éxito de una hembra marmosets de llegar a la dominancia debe estar asegurado desde su conducta agonística desplegada antes de la formación de un grupo (68).

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DISCUSION DEL AUTOR. El cautiverio afecta gravemente la reproducción de los monos baboons porque la captura para estos monos les significa un estrés agudo, que pensamos, va más allá del concepto de estado de desarmonía de (2). Así el cambio de hábitat desde la naturaleza al encierro del cautiverio y el daño social le ocasiona amenorrea por estrés en los primeros cuatro meses, para luego ovular esporádicamente. Pero, la falta de interacciones sociales normales en un tiempo prolongado hace que el mono baboons entre en estrés patológico, y así a medida que aumenta el tiempo del cautiverio, aumenta la endometriosis. Esta última hace casi imposible la preñez y nacimiento de nuevos individuos (5). Esto podemos explicarlo a través del siguiente mecanismo: en un primer momento el estrés ocasiona el aumento de CRH que suprime la secreción de Gn-RH (7), generando amenorrea. Pasado este período de 4 meses, los monos se han habituado parcialmente y ciclan esporádicamente debido a que los glucocorticoides todavía siguen altos con tendencia a la cronicidad y ejercen efectos inhibitorios “intermitentes” a nivel de neuronas Gn-RH y hacen que los tejidos blancos sean resistentes a esteroides sexuales (7 y 2). Esto último principalmente provocaría la endometriosis. A todo esto hay que agregar el factor de la competencia social que provoca ausencia de preñez o pérdida de infantes relacionada con presencia o acoso de otro individuo dominante (baboons amarillos, Papio cynocephalus, y baboons gelada, Theropithecus gelada) (1). Este acoso genera supresión reproductiva inducida por estrés que en mamíferos demuestra ser crónico. El acoso a las hembras subordinadas está asociado con concentraciones elevadas de cortisol circulante, que específicamente inhiben la función reproductiva a nivel del hipotálamo. El cortisol está particularmente alto durante la fase folicular del ciclo ovárico de las subordinadas, reflejando una forma adaptativa concertada de cómo la dominante impide o inhibe la ovulación de las subordinadas, disminuyendo la frecuencia de ovulación (1). Este interesante mecanismo explica que al cesar dicha dominancia, pueda reproducirse la hembra subordinada

casi

inmediatamente,

constituyendo

una

importante

“reserva

reproductora” para el caso de emergencia inesperada que pone en peligro de extinción al grupo social.

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Otro ejemplo es el del lobo con tendencia a la supresión reproductiva inducida por estrés y que presenta repercusiones leves en la reproducción: Según Hartley y col. (5) no hubo diferencia en los niveles de LH entre las lobas que dieron a luz y las que no lo hicieron. Por lo tanto, en este sistema de estrés la CRH no suprimiría la secreción de Gn-RH, contrario a lo que postulan Stratakis y Chrousos, (7) para la supresión reproductiva inducida por estrés. Aunque es posible que desde un núcleo cerebral se ejerza una vía alternativa post-hipotalámica, sobre la hipófisis y así se mantenga la función ovárica, mientras se inhibe al hipotálamo; como ocurre con secretagogos de la hormona del crecimiento que actúan en el hipotálamo y en la hipófisis (9). La falla de las lobas para concebir o llegar a término la preñez ha sido relacionada principalmente con problemas de anovulación o falla en la implantación y asociada con concentraciones bajas de progesterona (6). Con esto sólo las hembras dominantes se reproducen en cada grupo. Las hembras que dieron a luz mostraron mayores niveles de progesterona, indicando un período de susceptibilidad a la falla reproductiva en las hembras subordinadas. Los altos niveles de prolactina plasmática, posiblemente originaron un buen soporte luteotrófico. Concentraciones mayores de cortisol en las hembras que fallaron en tener crías, sugieren que existiría un mecanismo inducido por estrés y relacionado con supresión reproductiva social (6). Pero este cortisol no ejercería efectos inhibitorios a todos los niveles del eje hipotálamo, hipófisis y gónada como postulan Stratakis y Chrousos, (7) y Abbott y col. (1) para la supresión reproductiva inducida por estrés, puesto que la LH se presenta normal; Howard y col. (9) estarían presentando una explicación alternativa a este fenómeno.

Otro ejemplo es el de los monos marmoseta como individuos con supresión reproductiva en hembras subordinadas que practican una reproducción cooperativa (1), que presentan este tipo de supresión espontánea. Pero artificialmente la subordinada puede reproducirse si se separa de la dominante y, por lo tanto, consideramos que el cautiverio ocasiona repercusiones leves en la reproducción, si se maneja bien:

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Este posible mecanismo de supresión reproductiva está relacionado con el rango en el grupo: resulta en inhibición de conducta sexual y ovulación constituyendo un estrés no patológico, pues se presenta sin acoso en grupos establecidos (1). Clara jerarquía intrasexual se desarrolla en los 3 primeros días de la formación de cada grupo por los dominantes (hembra y macho) y las hembras subordinadas claramente se distinguen por su conducta sumisa, presentándose mayor concentración plasmática de cortisol en hembras dominantes (1). Pero, las hembras subordinadas no muestran hiperprolactinemia o hipercortisolemia en grupos ya formados, que sería lo esperable bajo condiciones de estrés crónico generalizado, establecido por el status de subordinadas (1 y 7). La ovariectomía bilateral redujo el cortisol 4 meses después, incluso si fueron encerradas con machos: Estos resultados sugieren que las hormonas ováricas juegan un rol tan significativo como el cortisol en regular el status social subordinado en hembras de marmoseta (1), porque los niveles hormonales ováricos y de cortisol son bajos en grupos normalmente establecidos y sin estrés. Sin embargo, si la hembra dominante falta o la hembra subordinada es inyectada con Gn-RH y mantenida aparte, la hembra subordinada muestra una conducta sexual inmediata a los 15 minutos y comienza su ciclo ovulatorio también inmediatamente ovulando 2 semanas después. Pero la Gn-RH liberada, es igual entre hembras ovulando y estas subordinadas, por lo que Abbott y col. (1), postulan que las señales olfatorias, visuales y conductuales provenientes desde las hembras dominantes de marmoseta pueden ser responsables en mantener la inhibición ovárica en las subordinadas, pero con solo supresión de LH. Pues marmoseta tiene una exquisita sensibilidad gonadotrófica a las influencias de retro-alimentación por estrógenos, sin cambios en la liberación de Gn-RH (1). Nosotros consideramos que un mecanismo alternativo o simplemente excluyente puede ser que CRH, Gn-RH y LH sean producidas y liberadas en igual cantidad por las hembras dominantes y subordinadas, pero las señales olfatorias, visuales y/o de otra índole ejercen su acción por alguna vía desconocida, disminuyendo la producción y liberación de FSH, con lo cual simplemente no hay folículo-génesis. Y al suprimir la señal, la hembra ovula a los 15 días. La mantención de redundancia de señales externas puede explicar parcialmente la falta de agresión sostenida en subordinadas y bajos niveles de cortisol sanguíneo en dominantes y subordinadas. Las glándulas odoríficas jugarían un rol muy importante en este mecanismo, incluso retrasando la ovulación en hembras subordinadas encerradas de a una y las señales visuales también tendrían el mismo efecto. Pero el 23

tiempo que una hembra subordinada ha permanecido en su grupo está positivamente asociado con la latencia para ovular durante experimentos de transferencia de olores, por lo que debe existir un sistema de memoria temporal en la subordinada con respecto de su dominante específica que explique este fenómeno. Porque los olores de una dominante no familiar, fallan en producir retraso de la ovulación. Como la desaparición de la hembra dominante, emigración de una subordinada a un nuevo grupo o inmigración de nuevos animales debe rápidamente extinguir la inhibición reproductiva condicionada, pero comparativamente hablando cada hembra lleva de por sí la potencialidad de ser dominante y que se manifestará en los tres primeros días de la formación del grupo (pudiendo ser una conducta heredada o aprendida de la madre, contribución personal). Por esto Abbott y col. (1) proponen que el acoso e intimidación inicial en la formación del grupo por la hembra dominante (estímulo no condicionado) resulta en anovulación (respuesta no condicionada) y la asociación de señales olfatorias y visuales individuales de la hembra dominante con su acoso intimidador, deben resultar en señales olfatorias y visuales que vienen a ser estímulo condicionado. Entonces las señales pueden efectivamente mantener la anovulación como respuesta condicionada en hembras subordinadas de marmoseta. La falla reproductiva de marmoseta es un buen ejemplo de casos en que la reproducción en cautiverio es afectada levemente. Posiblemente porque las señales odoríficas sólo afectan a las gónadas o a la pituitaria y las gónadas, esto se deduce de los niveles de cortisol plasmáticos y niveles liberados de Gn-RH similares de hembras dominantes y subordinadas, y no la supresión del eje HPA completo, como se prodría esperar según Stratakis y Chrousos, (7). Quienes dicen que el sistema de estrés estimulado en forma crónica inhibe el sistema reproductivo completo porque la CRH suprime la secreción de Gn-RH por neuronas del núcleo arcuata del hipotálamo y también los glucocorticoides ejercen efectos inhibitorios a todos los niveles del eje HPA; como ejemplo, la supresión de la función gonadal crónica (amenorrea) causada por la inhibición crónica del eje HPA en deportistas profesionales con alta exigencia física

Un ejemplo de especie (macho) que no es afectada por el cautiverio, es el koala: La concentración de andrógenos plasmáticos (testosterona principalmente) en koalas machos tuvo correlación positiva respecto de la presencia y condición sexual de la 24

hembra (3). Esto significa, según nosotros, que hubo una potenciación del sistema reproductivo masculino debido a la oferta; y no hubo supresión de l eje HPA en ninguno de sus niveles, porque no hubo estrés. Pues el cortisol plasmático permaneció bajo en todos los animales, excepto cuando sufrieron cirugía, fueron movidos a otro encierro o exhibieron conductas reproductivas (3); este aumento de cortisol es propio de activación del sistema de estrés que se acompaña de efectos que son temporalmente benéficos y sin consecuencias adversas (2), el estrés estimuló la secreción de POMC y el mismo cortisol ejerció retro-alimentación negativa que inhibió la actividad del sistema de estrés (7).

Nos parece relevante hacer notar que la bradicardia con que responde un perro nervioso ante una persona es una respuesta excepcional, porque demuestra la activación predominante del sistema colinérgico, no activándose adrenérgico, y para esto no tenemos explicación.

el sistema

Queda claro que hace falta investigación para explicar totalmente los mecanismos que afectan a los animales en cautiverio, y nosotros esperamos que este manuscrito sirva en parte para entender o clarificar algunas de las cosas que todavía no están del todo establecidas. Para nosotros ha significado un ejercicio de globalización de la información recopilada y que está de acuerdo con la demás información no incluída en esta revisión.

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