SEIS IDEAS ACERCA DE LA NARRACIÓN A PROPOSITO DEL PROBLEMA Y LAS HISTORIAS PREFERIDAS EN LA PRÁCTICA NARRATIVA (para no quedar atrapados en las prisiones de lo posible).

July 22, 2017 | Autor: B. Berlanga Gallardo | Categoría: Pedagogia Libertaria
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SEIS IDEAS ACERCA DE LA NARRACIÓN A PROPOSITO DEL PROBLEMA Y LAS HISTORIAS PREFERIDAS EN LA PRÁCTICA NARRATIVA (para no quedar atrapados en las prisiones de lo posible). BENJAMIN BERLANGA GALLARDO UCI RED-CESDER Encuentro Mayo 2015 Maestría en Prácticas Narrativas Tepexoxuca Puebla

Dos componentes del enfoque denominado “Prácticas Narrativas” son el proceso de “externalización del problema” y la elaboración de “historias preferidas”. 1 Aplicada al trabajo educativo y comunitario la externalización del problema tiene que ver con las narraciones que el colectivo (la comunidad, el grupo de trabajo) elaboran para poner “delante de si” los problemas, en un esfuerzo por “desnaturalizar” la idea que identifica problemas con personas: “el problema es el problema, las personas no son el problema”. En ese proceso de externalización se van generando relatos de historias preferidas que definen deseos, quereres, disposiciones frente a lo que hay. Se trata de un proceso narrativo. Las personas conversan y se ponen de acuerdo articulando relatos. Es un modo de emergencia de una subjetividad narrativa, de sujetos de la narración que en el dar (se) cuenta se movilizan, en el sentido de acción desde los cuerpos (desde las afecciones, las pasiones) para hacer algo En este ensayo trato de pensar la externalización del problema y las historias preferidas desde perspectivas y enfoques complementarios de la narrativa, preguntándome por las posibilidades para dar lugar a subjetividades que se ponen a si mismas como sujetos emancipadores. IDEA 1 (A MODO DE COLOCACIÓN) LA NECESIDAD DE PENSAR LO QUE ESTAMOS APRENDIENDO: LA TAREA DE PENSAR POR CUENTA PROPIA.

Es necesario pensar lo que estamos aprendiendo. Pensar por cuenta propia porque “lo que se aprende, dice E. Bloch, tiene que hallarse afectado activamente por su materia, pues todo saber debe considerarse capaz de vivir sobre la marcha, de romper las cortezas de las cosas…” Y no es que haya que inventar cada vez todo de nuevo, se trata, nada más, de mirar lo que hacemos desde lo que aprendemos para decir-nos algo, y lo que aprendemos mirarlo también desde otros pensamientos, desde otros modos de hacer las cosas: desde lo que nos conmueve. Se trata, entonces, de producir lo propio, un pensamiento propio. Voy a compartir mi pensamiento acerca del problema y las historias preferidas en la práctica narrativa. Si digo “mi pensamiento” debo decir que la idea de un “pensar mío” ha

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El Colectivo de Prácticas Narrativas” define este enfoque de la siguiente manera: “Las prácticas narrativas son una serie de ideas primordialmente desarrolladas por Michael White y David Epston. El primer libro que salió, fue el de “Medios narrativos para fines terapéuticos” en el año 1990. Desde la Narrativa se considera la idea de que podemos entender la identidad de una persona o una comunidad como historias. Estas historias las construimos privilegiando ciertos eventos sobre otros, uniéndoles en una secuencia, a través del tiempo, de acuerdo a una traman” Cfr. Pagina Web del Colectivo

 

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de leerse en sus matices: es un intento de pensar por cuenta propia, que se elabora desde las resonancia en mi práctica de otros pensamientos. Así, de lo que estamos aprendiendo, pienso tres cosas: a) creo que en la práctica narrativa hay que problematizar el problema preguntándonos por el quién y el qué: quién lo dice y qué se dice; b) considero que si nos atrevemos a pensar la narración del problema y de las historias preferidas, no solo como una elaboración común sino como elaboración de lo común, se abren perspectivas novedosas para pensar el estar-juntos que hay en comunidad; c) en concreto, creo que pensar la narrativa como elaboración de lo común, da lugar a pensar el acto de narración como acontecimiento, como irrupción de una comunidad que allí se va haciendo y da lugar a gestos políticos que pueden ser emancipadores. Para pensar estos tres asuntos me voy a mover en el campo de resonancias de cinco pensadores a quienes propongo como amigos de una práctica narrativa emancipadora, amigos que son portadores de un pensamiento revelador de saberes para mi vida: +Jacques Ranciere, en los siguientes textos “El maestro ignorante”, “En los bordes de lo político”, “El reparto de lo sensible”, “El espectador emancipado”; + Jean Luc Marión en “El fenómeno erótico” y “Siendo dado. Ensayo para una fenomenología de la donación”; Marina Garcés, en dos textos: “En las prisiones de lo posible” y “Un mundo común”; Santiago López Petit en: “Hijos de la noche”, “Amar y pensar, el odio de querer vivir”; y, el mismo Ernst Bloch que mencioné al inicio del texto, en “Sujeto-Objeto. El pensamiento de Hegel”. 2 Así, voy a articular las siguientes ideas que trataré de desarrollar brevemente: + La pregunta por el quién del problema y de las historias preferidas, es la pregunta por nosotros. En este sentido, creo que para pensar el “quién” de la narración tenemos que considerar que los que narran son expertos en sus propias vidas y en el acto producen un saber en el que les va la vida; son, además, subjetividades de dominación y resistencia (Ribeiro) que al tomar la palabra como colectivo se abren a una ruptura con lo que hay; y, en tanto el mundo ha devenido

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De Bloch he considerado aquí la idea de “pensar por cuenta propia” con la que se abre el estudio sobre el pensamiento de Hegel. Se trata de un breve parágrafo que vale la pena leer. Dice, “Quien se entregue al curso de sus representaciones no llegará muy lejos. Se verá apresado, al cabo de poco tiempo, por un conjunto de frases y tópicos tan pálidos como inmóviles por si mismos. El gato cae siempre de pie, pero el hombre que no haya aprendido a pensar, que no salga de los breves y usuales enlaces de las representaciones, cae necesariamente en el eterno ayer. Por el contrario, el pensamiento, a diferencia del curso ya establecido de las representaciones, comienza inmediatamente como un pensar por cuenta propia; se mueve al ritmo con el hombre que está detrás de él y lo impulsa. Aprende para saber dónde nos encontramos; acopia para ajustar a él su conducta. El hombre habituado a pensar por cuenta propia no acepta nada como fijo y definitivo, ni los hechos amañados ni las generalidades ya inertes, y menos aún los tópicos llenos de cadaverina. Lejos de ello, se ve siempre a sí mismo y ve todo lo suyo en constante fluir; se encuentra siempre, como el centinela avanzando en los puestos fronterizos, de vanguardia. Lo que se aprende tiene que hallarse afectado activamente por su materia, pues todo saber debe considerarse capaz de vivir sobre la marcha, de romper las cortezas de las cosas. Quien, al aprender, se comporta pasivamente, limitándose a asentir con la cabeza se quedará dormido. En cambio, quien esté en la cosa y marche con ella, por sus caminos no trillados, alcanza la mayoría de edad, se halla, a la postre, en condiciones de distinguir entre el amigo y el enemigo y de saber dónde se abre el camino de la verdad. El trote del penco llevado de la brida es cómodo, sin duda, pero los conceptos enérgicos son valientes; son los que corresponden a la juventud y a la virilidad” En: Ernst Bloch, Sujeto Objeto, el Pensamiento de Hegel, Fondo de Cultura Económica, segunda edición en español 1983, México, p. 25.

 

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problema común (Marina Garcés), somos nosotros, cualquieras, sujetos de dominación y resistencia, afectados por lo que nos pasa y, por tanto rebeldes. + La narración es la posibilidad de constitución de una subjetividad que es diferente del sujeto de la conciencia entendido como sujeto cognitivo que conoce el mundo e interviene en él para transformarlo. Pienso que la narración es constitución de un siendo sujeto que sólo puede darse como intersubjetividad desde la relación de donación (en el sentido que la propone Marion) que hay en el dar la escucha y dar la palabra, y considero que en el relato se da un saber que es un saber en el que nos va la vida. En este saber las personas no desaparecen, el singular no es subsumido en la abstracción, en la generalidad, sino que lo dicho muestra la vida de quienes relatan + la narración contiene una fuerza de emancipación. Pienso que permite la auto institución de una subjetividad que es un dar-se cuenta con otro, con otros, con otras; además, es un modo de presentarse de lo que no tienen presencia con sus propias formas de vida (Ranciere, López Petit), también es despliegue del sujeto como animal literario (Ranciere) que en sus relatos pone en cuestión lo que hay y, finalmente, en su contenido lo narrado se abre al disenso (Ranciere) frente a las narrativas dominantes y es un disenso que moviliza de los cuerpos; + Advertencia: la narración en tanto forma de presentar y resolver la vida, el mundo, es presa de las prisiones de lo posible que reproducen lo que hay. Creo que esto es así, porque lo posible corre el riesgo de quedarse apresado en la confirmación de un mundo en donde todo es posible pero no hay alternativas, toda posibilidad confirma al mundo como está (Marina Garcés, López Petit); además porque está siempre el riesgo de que la formulación del problema nos encierre en un mundo que ya se sabe y que no tiene salida, finalmente, porque en lo que hacemos se da un posibilismo de lo alternativo que confunde la confirmación novedosa del mundo, tomándolo como desplazamiento emancipatorio, generando la ilusión de que las cosas han cambiado o van a cambiar + Para animar narrativas emancipadores tenemos necesidad de tratar con la realidad, implicarnos. Hemos de cultivar una “honestidad con lo real” (M. Garcés) para animar narrativas emancipadoras. Para lograrlo se necesita, y en esto sigo a Marina, “aprender a tratar con la realidad”, “dejarse afectar”, “entrar en escena” y “poner el cuerpo”

Otra cosa. He pensado la tarea que me gustaría hacer como parte del dar que me toca en esta comunidad de aprendizaje. Como de la práctica narrativa soy profano y he de aprender todo, aunque no con el sistema y el orden que lo harán ustedes en este programa de formación, lo que puedo dar es el intento permanente de bordear, de ir por las orillas de ese continente de saber y de saber hacer algo, tan bien explicado por Alfonso, por los chilenos, y que luego lo será por América Bracho y, más tarde, por otras y otros a los que hemos de invitar. Al bordear e ir por las orillas puedo anunciar señales, cruces en el camino que no son los esperados y previstos; puedo encontrar otras posibilidades de parentesco, otras amistades posibles para el recorrido, es decir, puedo proponer la compañía de otros y otras que andan pensando lo mismo pero de otro modo. Lo mío es y será, entonces, marginal, de los márgenes, y será, cada vez, nada más un compartir que no quiere ser lección, solo “compartencia”. IDEA 2 LA PREGUNTA POR EL QUIÉN DEL PROBLEMA Y LAS HISTORIAS PREFERIDAS ES LA PREGUNTA POR NOSOTROS, PERSONAS NORMALES Y COMUNES Y POR TANTO REBELDES.

Creo que el quién en la narrativa está definido de la siguiente manera. Los que narran: a) son expertos de sus propias vidas y en el acto de narrar producen un saber en el que les va la vida; b) son subjetividades de dominación y resistencia que en el acto de “tomar la palabra” como colectivo se abren a la ruptura con lo que hay;

 

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c) dado que el mundo ha devenido en problema común, somos nosotros, cualquieras, afectados por lo que pasa y por tanto rebeldes. Veamos. EXPERTOS EN SUS PROPIAS VIDAS. Los

que hablan no son los y las que todavía no saben lo que les pasa y entonces narran para que alguien les ayude a acceder al saber de lo que les pasa: ellos y ellas son expertos en sus propias vidas y elaboran un saber común de lo que les pasa. Este es un punto de partida que constituye nuestra postura ética. Con este gesto-disposición renunciamos a la práctica de una intervención que buscando la emancipación del otro, da lugar a una “emancipación tutelada” por nuestro saber (la idea es de Ranciere). En la postura ética que hemos tomado partimos de un reconocimiento: los otros son expertos en sus vidas y, por tanto, las relaciones que sostenemos con ellos parten del principio ordenador de que “todas las inteligencias son iguales”, y ello significa que los intentos de configuración de subjetividades emancipadoras no consisten en una clarificación ó iluminación que va de un lado a otro de la relación, sino en una elaboración de lo común3. La tarea de emancipación es una tarea de quienes hacen lo común, de quienes al elaborar relatos de lo que (les) pasa y articular historias preferidas que rompen con el estado de cosas asignado, ya están decidiendo lo que hacen, lo que les mueve. Desde este perspectiva, la relación que establecemos con el otro, con las otras y otros, no es una relación de intervención para aclarar lo que han de hacer, sino una relación de trato entre inteligencias iguales que procuran relatos comunes, que irrumpen en lo que hay proponiendo otro orden de las cosas. La narración de problemas e historias preferidas es una manera de presentar y resolver la vida: los relatos articulan dolores, encabronamientos, deseos, sueños, hartazgos y necesidades. Son relatos de la vida viviéndose, dándose. Al presentar problemas en relatos se presenta la vida como vida afectada, y en las historias preferidas la vida se presenta como vida aún no dada, pero querible. Se da el despliegue de subjetividades que se ponen como afección: se trata de una presentación como singulares (el “cada quien”) que da lugar a una subjetividad común en tanto relato compartido y aceptado entre todos, que se mueve en la tensión de dominación y resistencia. SUBJETIVIDADES DE DOMINACIÓN Y RESISTENCIA.

El quién es un plural: son sujetos siendo sujetos de dominación y resistencia4. Desde esta perspectiva el sujeto es tensión permanente, un discurrir abierto, dinámico y contradictorio: el sujeto no es solamente producido por los dispositivos de poder en procesos de “asujetamiento”, es decir, en procesos de dominación interiorizados, sino que el sujeto es creación, permanente actividad creadora, apertura, novedad de lo que hace. El sujeto es, dice Castoriadis, historia y creación: es decir que no solo es sujeto ubicado históricamente, y en ese sentido determinado en un estar siendo histórico específico y acotado (siempre como “un hijo de su tiempo”) sino que como sujeto “…está ubicado de

                                                                                                                La idea de la “igualdad de las inteligencias” es de Jacques Ranciere y define posibilidades de relación entre nosotros de otro modo, y posibilidades de emancipación que no son tuteladas, rompiendo el vínculo establecido entre la emancipación y la ilustración. Cfr. “El maestro ignorante”, “El espectador emancipado”.

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Las ideas del sujeto como dominación y resistencia las he tomado de Anabel Ribeiro. “El sujeto: entre relaciones de dominación y resistencia” De ella tomo: a) la idea de que la dominación es interiorizada en el sujeto; b) que el sujeto es historia y creación, siguiendo a Castoriadis; c) en ese sentido, que la antinomia reproducción-creación es constitutiva del sujeto como siendo; d) que en tanto el sujeto es creación, la resistencia en tanto creación es inmanente al sujeto; En el siguiente link: http://www.fcs.edu.uy/archivos/Anabel%20Rieiro%20El%20sujeto%20entre%20relaciones%20de%20dominació n%20y%20resistencia.pdf

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manera permanente en una actividad creadora, transformadora de lo dado”. Así, “reproducción / creación” dan lugar, dice Ribeiro, a una antinomia que hace al sujeto como sujeto siendo.  En estos términos, la resistencia es fuerza de creación en oposición a la reproducción que expresa las determinaciones, las repeticiones de lo mismo, de lo dado. La resistencia es, por tanto, en cuanto creación, “…inherente al propio sujeto como potencia y afirmación a resistir las fuerzas de la descomposición y muerte” (Ribeiro). Es, de otro manera dicho, una fuerza que se enfrenta a las fuerzas que encierran la capacidad humana de creación en mecanismos de repetición que significan la “descomposición y muerte” del sujeto: su negación como subjetividad capaz de crear, la aniquilación de la libertad, la domesticación y asunción normalizada de la repetición de lo mismo como esperanza de vida…. En ese sentido, se trata de reconocer en los procesos colectivos la tensión entre reproducción y creación, como tensión inmanente a los sujetos y reconocer que esa tensión se resuelve dinámicamente como lucha. Reconocer “…las fuerzas heterónomas que hacen al sujeto un sujeto-asujetado, incorporando también su propia capacidad de acción, resistencia, lucha, contradicción, resignificación, transformación y ruptura con la ruptura ante una estructura y un contexto que lejos de estar dado es contingente y estimula la recreación de alternativas y fuerzas vivas frente a la dominación y el control total” (Ribeiro). Creo que la potencia que se da en la elaboración colectiva del problema y de historias preferidas, en tanto presentación de los sujetos como subjetividades desde dolor, los encabronamientos, los deseos, los asombros, es la siguiente: la narración es posibilidad de creación, es apertura de grietas en lo que hay, en tanto la fuerza de la palabra crea historias que movilizan los cuerpos (las pasiones, los afectos) para hacer lo otro, lo nuevo, frente a la reproducción de lo mismo; es decir, como posibilidad es apertura, novedad que es promesa y que ya en el decirse se está verificando en su realización. SOMOS TODOS, TODAS, CUALQUIERA. ¿Y

quién es el que resiste? ¿Quiénes son los que al narrarse resisten? Somos todos y todas, nosotros, personas normales y comunes, cualquiera, “cualquieridad”5. La constitución de sujetos emancipados que crean nuevas formas de vida desde la resistencia a lo que hay, es una cuestión dice Marina Garcés que “…se nos impone como necesaria, como material y como concreta a toda la humanidad a la vez y que integra bajo su interrogación todos los planos de la vida, desde lo que comemos hasta el último de nuestros sueños”. No hay un sujeto emancipador por antonomasia, un sujeto pendiente de su realización como tal, como emancipado, porque ya se contiene de antemano a si mismo como destino. No sólo no es el otro el que ha de emanciparse porque le corresponda de manera esencial o histórica la emancipación - eso si, bajo la tutela de la intervención de alguien(es)- sino que el quién de la emancipación se ha generalizado, en tanto el problema del mundo está “…abierto e impuesto en cada una de nuestras vidas, en cada uno de nuestros cuerpos, a escala planetaria a través de la experiencia de sus límites” La resistencia se impone como necesaria a todos, a todas, y no como opción unilateral del otro para emanciparse, para liberarse del estado de cosas. El mundo es un problema común, tanto así que “corporaliza nuestra condición de

                                                                                                                “cualquieridad” como modo de decir de cualquiera y de la condición que comparte cualquiera: la indeterminación. Este modismo nos lo compartió Carlos Skliar en una sesión en Tepexoxuca de la Maestría en Pedagogía el Sujeto y Práctica Narrativa en 2013.

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humanos”: se encarna en nuestros cuerpos porque atraviesa la vida de cada uno y no hay escapatoria. Esto es lo que pasa, dice Marina Garcés: “la configuración actual del mundo, no solo del capitalismo global, sino de las dimensiones que ha adquirido la vida y la capacidad de acción humana sobre el planeta, nos han impuesto la vida como un problema común” 6 Por eso podemos decir que las narraciones del problema y los relatos de historias preferidas no solamente dicen y presentan a los que narran, a los que hablan y elaboran en ello lo común, sino que esas narraciones nos presentan a nosotros, a todos y todas, a cualquiera, en tanto que lo que pasa es lo que a todas y todos nos pasa: el cerramiento de un mundo que agota nuestras vidas, que las nulifica. Sin embargo, este reconocimiento no le quita nada y al contrario obliga aún más a la postura ética preferida en la práctica narrativa que tiene que ver con la escucha, con el tacto, con la prudencia, es decir, con el reconocimiento del otro como alteridad, como responsabilidad mía. Dice simplemente una posición: el mundo es un problema común. Pero el problema del mundo no es el problema que yo formulo porque tenga el saber para formularlo: es a mí a quien toca, primero, escuchar y disponerme al otro para elaborar lo común, lo que está siempre por darse, siempre por elaborarse en la relación: el reconocimiento del mundo como problema común, la elaboración compartida de problemas y de historias preferidas que en su formulación ya movilizan. IDEA 3. LA NARRACIÓN ES POSIBILIDAD DE CONSTITUCIÓN DE UNA SUBJETIVIDAD QUE ES DIFERENTE A LA DEL SUJETO DE LA CONCIENCIA ENTENDIDO COMO SUJETO COGNITIVO QUE CONOCE EL MUNDO E INTERVIENE EN ÉL PARA TRANSFORMARLO;

¿Qué hay en la narración que hace del sujeto algo más que sujeto de la conciencia, ese sujeto que ha quedado constreñido a la cognición y que se constituye en la “reducción epistémica” del mundo, de lo real, como objeto de conocimiento? ¿En dónde está la potencia del sujeto que narra frente al sujeto de la conciencia devenido sujeto cognitivo? Creo que frente al sujeto que se constituye como si separado del mundo y sin necesidad del otro (“pienso, luego existo”), que se da certeza a si mismo mediante el pensamiento, que dice el mundo como explicación y como crítica con las palabras de la razón, que produce un saber desapegado del cuerpo como conocimiento de lo real objetivado, está el sujeto de la narración que se abre a otras posibilidades de conciencia, en tanto que la narración: a) es constitución de un siendo sujeto que sólo puede darse como intersubjetividad desde la relación de donación que hay en el dar la escucha y dar la palabra; b) es elaboración de un saber la vida en el que “nos va la vida”, porque el relato no abandona el singular y por ello no es el conocimiento desangelado de la razón, sino un saber apasionado que es movilización de los cuerpos,

                                                                                                                El mundo como problema común es una idea que desarrolla Marina Garcés, en “Un mundo común” Aquí retomo a Marina de un artículo publicado en Res pública, 26, 2011, pp. 61-74 “Política de la atención…o como salir con Rancière fuera de escena” En: http://www.saavedrafajardo.org/Archivos/respublica/numeros/26/04.pdf

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El sujeto de la narración es un sujeto de donación que solo puede constituirse como sujeto en la relación con el otro. A diferencia del sujeto cognitivo que no necesita del otro para demostrar su existencia, para convencerse de que existe en tanto se convence a si mismo de su existencia en la entrega a su propio pensamiento, el sujeto de la narración, dice Marion, ha depuesto su vanidad en la palabra y necesita de la relación con el otro para saber de su saber y para saberse sujeto. CONSTITUCIÓN DE UN SIENDO SUJETO QUE SOLO PUEDE DARSE COMO INTERSUBJETIVIDAD7.

La narración se da como relación de donación en el dar la escucha y dar la palabra. Es siempre con otro, para otro, frente a otro, del otro. La palabra dada sin escucha, no es palabra sino ruido; lo dicho requiere del decir propio y del otro: para darse y para reconocerse como palabra requiere de la abertura del si mismo como sujetos de donación Se trata, siguiendo la idea de Jean Luc Marión, de una “reducción a la donación” en la que el sujeto se constituye como subjetividad mediante la donación al otro. Si en la “reducción epistémica” el sujeto opera una reducción en la que lo real, lo otro y el otro, devienen objeto de conocimiento, la reducción a la donación ahonda la subjetividad propia y la apertura al otro como otro, en tanto subjetividad que supongo tan como yo, pero que no es yo y que al escucharme me confirma: soy, se me escucha de otro lado. La condición del despliegue del sujeto como narración es la presencia del otro como otro que me escucha. Para verificarse el sujeto depone su omnipotencia, su vanidad y se pregunta primero “¿se me escucha de otro lado?”. Sin embargo, pronto se da cuenta que la respuesta a ese requerimiento no puede estar en si mismo porque sería lo mismo: un movimiento dentro del encierro de sí reducido al “pienso luego existo”, sino que la respuesta al ¿se me escucha de otro lado? necesariamente está fuera de si, en el otro, por lo que ha de salir en disposición de escuchar como si el primero en la escucha, porque ha de ser el otro quien le da lo que no tiene, el reconocimiento como sujeto, dándole al mismo tiempo él, al otro, lo que no tiene, su reconocimiento como sujeto, un reconocimiento que solo puede darse si se actúa como si el primero que escucha, reconociendo el decir del otro. La narración es, así, intersubjetividad, un dar lugar a un dar(se) cuenta, que para darse necesita del otro como otro, extraño e insondable, al que no se puede reducir a objeto sino a riesgo de quedarse en el encierro de si. Con ello se abre a un saber que es compartido, a un “nosotros” en el que ninguno se pierde en el otro, ni es asimilado por el otro, porque, antes al contrario, para darse como saber requiere del otro. Esto es potente; pensémoslo un momento. El esfuerzo colectivo de relatar los problemas y las historias preferidas, se despliega como proceso de donación y por tanto como reconocimiento intersubjetivo, dando lugar a saberes en el que no puede haber ceguera hacia el otro como otro porque la narración como saber producido se sostiene en el reconocimiento mutuo que hay en la donación de la escucha y la palabra. Es un proceso de elaboración de saberes que no se presentan como unilaterales y omnipotentes ó como verdades acabadas, porque el otro es reconocido como el que dice, como el que cuenta,

                                                                                                                Este punto es una interpretación libre de lo que Marión llama “la reducción erótica”, un forma de la reducción a la donación. Lo escrito es interpretación completa: son sus ideas escritas desde mi, desde lo que he entendido, aplicado a la narración, que es relación de donación tanto como lo es la relación erótica. Cfr. Jean Luc Marión, “El fenómeno erótico”, Ediciones El Cuenco de Plata, 2005. En particular considero la exposición de la reducción a la donación, como “reducción erótica” de un articulo de Robert J. Walton “Subjetividad y donación en Jean Luc Marion”, Revista Tópicos num.14 diciembre 2006, Universidad Católica de Santa Fe Argentina. Para quien no quiera entrar a la dificultad y complejidad del libro de Marion, ésta es una muy buena presentación.

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el que es necesario. Se trata de la producción de un conocimiento como saber de la vida atravesado por el reconocimiento mutuo de subjetividades: un conocimiento encarnado en el que no se depone lo propio en el otro, ni el singular se esfuma en un abstracción; un saber, en fin, que no está cerrado, agotado como si última palabra, porque siempre caben más, siempre una más, otra palabra, la palabra de otro, otra, siempre otra palabra, que llega para hacer lo común. El conocimiento objetivo de lo real es un conocimiento de regularidades que proporcionan explicaciones y razones de lo que hay que hacer. Este conocimiento no necesita de la experiencia, no quiere el relato ni la narración de lo que me-nos pasa, porque la experiencia siempre es singular y lo que el conocimiento hace es explicar al otro, lo otro, haciendo abstracción de la singularidad para tematizar y demostrar la condición de lo objetivado, como demostración necesaria para intervenir, para transformar las cosas. El saber de la experiencia está en el relato que dice “…no quiero que me traten como animal cuando voy a que me atiendan en la clínica, quiero ser recibida como persona que soy: no voy a dejar que me maltraten otra vez …” 8 En ese saber va la vida de quien lo dice. Esa articulación de palabras es un decir que dice a quien lo dice, un saber de deseos, dolores, indignación. Esa narración se encuentra con la de otros, otras, y hace lo común, lo de todas y todos los que conversan. El dolor (“me tratan como animal”), el deseo (“…quiero ser recibida como persona que soy”) y el ansia de vida que hay en el decir, resultan re-significados en el decir común y se abren en acción mediante la promesa de algo (“…no dejaremos, nunca más, que nos maltraten”) 9. LA NARRACIÓN ES ELABORACIÓN DE UN SABER EN EL QUE “ NOS VA LA VIDA” .

Por el contrario, el conocimiento como objetivación no necesita de la experiencia. La experiencia no sirve, sirve el dato, la sumatoria de datos que da lugar a otro dato mayor, a una regularidad empírica. En este caso, el saber la vida de quien narra su dolor, su enojo por el trato recibido y que pone su dignidad como condición, queda reducido a un dato que cabe, por ejemplo, en el porcentaje o tasa de insatisfacción de las usuarias del servicio de salud”, porque es lo que se puede medir, calcular, manipular. Desde este conocimiento puede elaborarse otro conocimiento que da lugar a otros conocimientos para intervenir y cambiar la situación de los usuarios insatisfechos: diagnóstico-análisisplaneación-programación-acción y evaluación de la acción mediante otra encuesta que mide la variación porcentual en la satisfacción del servicio por parte de los usuarios. El conocimiento desde la experiencia (me doy cuenta que…) no es un conocimiento que se ordena como explicación y demostración, sino como narración de lo que nos pasa y lo que queremos que nos pase. Es un conocimiento que es un saber que muestra y que en el mostrarse, en el decirse, se abre a un saber la vida como revelación, como iluminación, como lo que irrumpe: un saber la vida, un querer vivir que es indignación, deseo, desafío y por ello promesa10. Elaborar la experiencia en el estar-juntos hace posible lo común

                                                                                                                Narración recogida en uno de las conversaciones iniciales con un grupo de mujeres de colonias populares en León, por el equipo del Centro de Derechos Humamos Victoria Diez, en el marco del proyecto “Seguridad y Autonomía de las Mujeres”.

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Un saber, un pensamiento, en el que “nos va la vida” es un pensamiento que en el decirse se “juega el vivir mismo”.Tomo esta idea de Giorgio Agamben de la noción de “formas de vida” definida como “una vida que no puede separarse de su forma es una vida que, en su modo de vivir, se juega el vivir mismo y a la que, en su vivir, le va sobre todo su modo de vivirCfr. “Formas de Vida” en Giorgio Agamben “Medios sin Fin Notas sobre la Política”, Ed. Pre-Textos, valencia 2001.

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    La idea del querer vivir y del querer vivir como desafío, es idea toral en el pensamiento de Santiago López Petit, Ver “Amar y pensar. El odio de querer vivir” ediciones bellaterra 2005, Barcelona.

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desde la narración de lo que me pasa y es de suyo conversación: un dar la palabra y dar la escucha en las que la experiencia siempre singular no se pierde, porque lo común no es abstracción que borra lo singular, sino un compartir que produce un saber colectivo, un dar-se cuenta. Este dar-se cuenta no es un conocimiento despegado del cuerpo, no es un conocimiento que para serlo se despega de lo singular. IDEA 4. HAY UNA FUERZA EMANCIPATORIA EN LA NARRACION COLECTIVA

La práctica narrativa puede ser potente en términos de generar posibilidad emancipatoria, es decir, fuerza y movilización en las personas para cambiar (se) la vida, para elaborar-se subjetividades que se ponen a si mismas como sujetos en el decir lo que pasa y en el relatar historias preferidas. En los puntos anteriores he anotado las características de esa potencia destacando que el acto narrativo: a) permite la auto institución de una subjetividad en la que el dar-se cuenta mediante la palabra, es un dar-se cuenta junto con otro, b) es un modo de presentarse de los que no tienen presencia con sus propias formas de vida, lo que significa una irrupción, un acto político, c) es despliegue del sujeto como animal literario que en sus relatos pone en cuestión lo que hay d) en su contenido se abre al disenso: se da no solo como un contar y relatar los problemas y las historias preferidas de manera diferente a las narraciones dominantes desde los que no han sido considerados, sino como un contar, un relatar que en el darse es ya movilización de los cuerpos. AUTOINSTITUCIÓN DE UNA SUBJETIVIDAD EN LA QUE EL DAR-SE CUENTA MEDIANTE LA PALABRA, ES UN DAR-SE CUENTA JUNTO CON OTRO.

El acto narrativo tiene un contenido ético poderoso: es un dar-se cuenta como sujeto siempre con otro, otra, otras, otros, en un proceso de reconocimiento mutuo que es elaboración de lo común mediante el dar la escucha y la palabra. Si ponemos atención en las figuras representativas de la subjetividad de la conciencia, estas aparecen como figuras solitarias y heroicas de algún modo: la figura prometeica, la figura del sabio encerrado en su torre para descubrir las leyes del universo, la del pensador ensimismado en la lógica de sus argumentaciones, la figura del camarada del partido revolucionario, no sólo “conciencia para si” sino vanguardia de la clase obrera, la figura del intelectual, si se puede “orgánico” mejor, abocado a iluminar al pueblo, todos ellos ocupados en su entrega a los otros para procurar su emancipación desde luz potente de una conciencia adquirida. Por su parte, las figuras de la subjetividad desde el dar-se cuenta de la narración parecieran diluirse en el anonimato colectivo, porque lo que sucede acontece en el colectivo y lo que se recupera, lo que se muestra, lo que se da como figuras de la subjetividad son fragmentos, retazos, reverberaciones, instantes, de miradas, sensaciones y gestos. Se vislumbran gestos de tacto, caricia, acogida, hospitalidad, gestos de escucha, de palabra amable, de pasión sin dominios, de presentación de saberes reveladores que son anónimos aún cuando alguien los pronuncia; se intuyen sensaciones: de “aquí está aconteciendo algo”, de estar en un lugar en donde se es bien

 

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recibido, de entusiasmo y de cercanías de los cuerpos, de revelaciones, de rupturas; y, se perciben miradas: de complicidad, de asombro, miradas atentas, de sospecha… ES UN MODO DE PRESENTARSE DE LOS QUE NO TIENEN PRESENCIA, ES UNA IRRUPCIÓN, UN ACTO POLÍTICO. En

la narración el sujeto no se queda fuera. El relato de lo propio, individual o colectivo, es siempre un modo presentación y, por ello, puede devenir en gesto político emancipador: puede ser una presentación no esperada, disruptiva, un relato que rompa el orden de los que en el reparto asignado y establecido como natural, no tienen presentación propia, en el sentido de que “no pueden” articular palabras que valgan más allá de lo asignado, porque no son “presentables” desde su propio relato, sino en narrativas prestada que definen su no presencia y determinan el camino de posibilidad de su presencia como válida. Los “sin presencia” para tener presencia necesitan de alguien que ha de hablar por ellos, decir su vida como posibilidad aceptada, ordenarla en el marco de lo asignado proponiendo su salida de la “no presencia” (la marginación, la exclusión, el subdesarrollo, la anormalidad, la pobreza, el paro, el rezago) para tener una presencia que no es propia, sino otra vez una “no presencia” en la presencia asignada en las articulaciones del relato dominante (el incluido, desarrollado, normalizado, sin pobreza, el educado): se trata siempre de un movimiento en falso, una inclusión excluyente; la presentación de los sin presencia que otra vez quedan reducidos en su presencia propia. Fíjense si no en el modo discursivo de Rosario Robles, Secretaria de Desarrollo Social, quien habla en un evento con mujeres indígenas en Nayarit en el 2014 a las “sin presencia” (aunque están allí, pero vistas como “vidas desnudas” y no como “formas de vida”) para “ordenarles la vida” y lograr que tengan una presencia determinada (“familia” “que sale adelante” “familia pequeña” ) “…no se me equivoquen, no me hagan cuentas multiplicando 10 por 5 No. Eso ya se acabó, porque Oportunidades lo que quiere es que esa familia salga adelante, y esa familia sólo saldrá adelante si es una familia pequeña y tiene la posibilidad de educación, de salud, de una vivienda digna, de todo lo que nos garantiza nuestra constitución”. Pero cuando la narración es palabra de aquellos a los que no les está permitida su presencia, deviene posibilidad emancipadora porque el relato puede romper los límites del lugar asignado, con relatos poderosos que de muchos modos dicen ¡ya basta! y pronuncian promesas de lo que ha de venir (¡nunca más!). He aquí la fuerza de la narrativa: es presentación de los sin presencia que rompe el relato dominante. La irrupción de las comunidades indígenas el 1 de enero de 1994, es muestra paradigmática de la fuerza de las palabras que rompen los relatos dominantes en los que se asigna desde siempre un lugar de “sin presencia propia”, como única posibilidad de tener presencia, a los y las “presentados a si mismos” en San Cristóbal de Las Casas y otras poblaciones chiapanecas esa mañana. ES DESPLIEGUE DEL SUJETO COMO ANIMAL LITERARIO QUE EN SUS RELATOS PONE EN CUESTIÓN LO QUE HAY11

En principio la potencia de la palabra está en que como seres lingüísticos nuestra identidad es narrativa: nos nombramos y nos decimos, nombramos el mundo y nos nombramos en el mundo: somos frente a otro-otra, con otro-otra, para otro-otra, y la

                                                                                                                Retomo la idea de Ranciere: “El hombre es un animal político porque es un animal literario, que se deja desviar de su destino “natural” por el poder de las palabra”. En “El reparto de lo sensible. Estética y política”. Ed. LOM, Chile 2009. P 50-51

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narración escuchada hace a nuestra identidad: la identidad está en nuestra narración, en tanto está también dada por los otros, los que nos escuchan. Pero más allá de ello, la articulación de palabras en relatos, nos define como “animales literarios” (Ranciere) que por la fuerza de la palabra desplegada como “literariedad” “nos dejamos desviar de nuestro destino ‘natural’ asignado”. En la narración se presenta el poder de una articulación de la palabra que va más allá del decir lo dicho, abriendo el mundo como novedad, diciendo lo que no está todavía, lo que aun no es y presentando a los que no aparecen. Esa “literariedad” de la palabra, es decir, de relato, de ficción, nos hace “animales políticos” en tanto los relatos elaborados “dibujan (…) comunidades aleatorias que contribuyen a la formación de colectivos de enunciación que vuelven a poner en cuestión la distribución de roles, de territorios y de lenguajes –en resumen (contribuyen a la emergencia anotación mía) de esos sujetos políticos que ponen en tela de juicio el reparto dado de lo sensible” (Ranciere). En la elaboración del problema y de las historias preferidas se abre la posibilidad de una subjetivación política. Son relatos en los que la subjetivación política puede acontecer no tanto por “la identificación alcanzada en la construcción imaginaria”, sino precisamente porque la narración de los dolores, gritos, deseos, asombros e imaginarios de vida aun no dada, constituye un modo de “des-incorporación literaria” (Ranciere) respecto a los lugares asignados en el orden vigente, Esta es una posibilidad: intentar que la narración elaborada más que ser “creación de un mundo imaginario opuesto al mundo real”, sea primero y ante todo, “disenso”, es decir, ruptura respecto a lo que hay, respecto a las historias dominantes que nombran las posiciones y dicen los lugares asignados. En ese sentido Ranciere señala: “ese es el trabajo de la ficción. La ficción no es la creación de un mundo imaginario opuesto al mundo real. Es el trabajo que produce disenso, que cambia los modos de presentación sensible y las formas de enunciación al cambiar los marcos, las escalas o los ritmos, al construir relaciones nuevas entre la apariencia y la realidad, lo singular y lo común, lo visible y su significación. Este trabajo cambia las coordenadas de lo representable; cambia nuestra percepción de los acontecimientos sensibles, nuestra manera de relacionarnos con los sujetos, la manera en que nuestro mundo es poblado de acontecimientos y de figuras”12 LA NARRACION EN SU CONTENIDO SE ABRE AL DISENSO (RANCIERE).

Más allá de la irrupción con una presencia propia (eso es la narración: un presentación) en el espacio de lo establecido, de lo dado, los que se narran, en lo que dicen se abren al disenso: su decir no solo es articulación de problemas e historias preferidas de los que no han sido considerados capaces de tal cosa, sino que es ya acción misma que reconfigura, aunque sea por el momento del acontecimiento lo que dure éste, la distribución de las cosas. Todo esto con la simple presencia de la palabra que al asignar lugares nuevos, los re-asigna en lo real: el sujeto así dado es presencia que al pronunciarse se realiza: el “ya basta, nunca más un mundo sin nosotros” es un decir, que en el acto mismo de decirse ya se está realizando. Los relatos elaborados en el colectivo pueden constituirse como “disenso”. En esta operación, la situación (lo que hay) es “…hendida en su interior (y) reconfigurada bajo otro régimen de percepción y significación” (Ranciere) mediante la articulación de la

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Jacques Ranciere, “El espectador emancipado”, pp. 66-67. Ed. Bordes Manantial, Buenos Aires 2008.

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palabra en relatos que devienen poderosos porque configuran las cosas y muestran de otro modo la vida: “reconfigurar el paisaje de lo perceptible y de lo pensable es modificar el territorio de lo posible y la distribución de las capacidades y las incapacidades. El disenso pone nuevamente en juego, al mismo tiempo, la evidencia de lo que es percibido, pensable, factible y la división de aquellos que son capaces de percibir, pensar y modificar las coordenadas del mundo común. En el problema y en las historias preferidas encontramos la capacidad de “reinventar la vida”, de escindir lo dado para diseñar otros posibles13. En ellas se da “simplemente escenas de disenso, suceptibles de sobrevenir en cualquier parte, en cualquier momento”. Para Ranciere, el disenso es un proceso de subjetivación política: “en eso consiste un proceso de subjetivación política: en la acción de capacidades no contadas que vienen a escindir la unidad de lo dado y la evidencia de lo visible para diseñar una nueva topografía de lo posible. La inteligencia colectiva de la emancipación no es la comprensión de un proceso global de emancipación. Es la colectivización de las capacidades invertidas en esas escenas de disenso. Es la puesta en obra de la capacidad de cualquiera, atributo de las cualidades de los hombres sin cualidades (…)” (cit, p 52) IDEA 5. ADVERTENCIA: LA NARRACIÓN, EN TANTO FORMA DE PRESENTAR Y RESOLVER LA VIDA ESTÁ ATRAPADA EN LAS PRISIONES DE LO POSIBLE14

He dicho más arriba que el problema y las historias preferidas son formas de presentar y resolver la vida como asunto común. Sin embargo, son un intento siempre abierto y de ellas no se puede saber si son “correctas”, si están “bien dichas”, si son “adecuadas”; no se puede prever lo que de ellas va a resultar, sino a riesgo de atrapar y encerrar, aunque sea sin quererlo, la fuerza de la vida que contienen en parámetros y verdades establecidas que las califican desde fuera. La narración es potente, pero no porque se ajuste a determinados parámetros del correcto formular problemas ó del adecuado decir historias preferidas, sino por lo que le es inmanente, por lo que contiene, por lo que genera: la fuerza de movilización en los sujetos para desplazarse del “lugar” donde están y han sido colocados. Por otra parte, la narración tal y como le he planteado en el punto anterior, es decir, como un dar lugar al siendo sujeto en la intersubjetividad y como producción de saber en el que “nos va la vida”, no es algo que naturalmente se da, sino que es apuesta: es lo que está por darse y que ha de acontecer de maneras que no podemos saber. Por ello hemos de procurar de otro modo una actitud atenta. De otro modo que no tiene que ver con el análisis de veracidad del problema y las historias preferidas para delimitar lo correcto y ver la adecuación a la verdad de las formulaciones (¿es este un problema? ¿está bien formulado? ¿corresponde a las condiciones objetivas de lo que pasa?).

                                                                                                                Esa capacidad de reinventar la vida es “…transformada en incapacidad de juzgar las situaciones” desde cualquiera de los modos la intervención, tachando su imágenes, sus relatos de ideológicos, insuficientes, empíricos, precarios, enajenados, para dar lugar a la explicación que le dice al otro lo que tiene que hacer: “esta preocupación parternal y el diagnóstico de incapacidad que implicaban fueron retomados generosamente por aquellos que quisieron utilizar la ciencia de la realidad social para permitir que los hombres y las mujeres del pueblo tomaran conciencia de su situación disfrazada por las imágenes mentirosas” (Ranciere “El espectador emancipado, cit. pp.50)

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Sigo en este punto la formulación de Marina Garcés, en “Las prisiones de lo posible” y retomo ante todo el capítulo 8 “una contingencia irrevocable”. Ver Referencias biliográficas

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Porque la veracidad siempre estará dada por criterios de lectura externos a la narración, dichos desde un saber que no es el saber que los relatos dicen. Hemos de procurar, entonces, un modo de atención que aguza la mirada, abre el corazón y pone el tacto, para sentir lo que está aconteciendo y para saber de los desplazamientos, de las rupturas que se van generado en las personas y el colectivo, e intentar respuestas al cómo ir a más, cómo intentar hacer más. Por decirlo de esta manera: no es de la “literalidad” del problema o de las historias preferidas de lo que se necesita saber, para saber si lo que se está haciendo se está haciendo bien, sino que se trata de entender lo que se está generando “en-con” la “literariedad” de la palabra articulada, es decir “en-con” la potencia del relato; saber cómo se está dando la movilización de los cuerpos (afectos, pasiones, y el saber en el que “nos va la vida”) y entender hacia dónde van esos desplazamientos en las personas y en el colectivo (en nosotros y nosotras). Se trata de entender cómo la narración está en un devenir como “anomalía”, es decir, en un desplegarse como discrepancia de las reglas y de los usos establecidos15: saber cómo se mueve el sujeto desde la confirmación del mundo y la repetición de la vida en lugares asignados, hacia lugares que son de ruptura y son de auto constitución frente a lo que hay y está establecido: se trata de preguntar qué desplazamientos están ocurriendo, qué movilización de los cuerpos se están generando, cómo podemos ir a más, por dónde hemos de estirar para romper, romper. El intento siempre está marcado por condiciones que buscan arrastrar y aprisionar los relatos para que todo sea lo mismo, un “repetir y dar vueltas al mismo pozo”. Al menos son notorias las siguientes condicionantes que juegan en contra del “florecimiento” de la narración en el colectivo: a) la posibilidad construida como prisión, en un mundo donde todo es posible y toda posibilidad confirma al mundo como está; c) el problema de quedar atrapados en un encierro en la narración del problema; d) el posibilismo de lo alternativo que nos hace confundir confirmación novedosa del mundo con desplazamiento respecto al mundo; LA POSIBILIDAD QUE QUEDA CONSTRUIDA COMO PRISION EN UN MUNDO DONDE TODA POSIBLIDAD CONFIRMA

H. Arendt propone que para vencer la contingencia, la imprevisibilidad de la acción y la irrepetibilidad de la misma, hemos inventado el perdón y la promesa. El perdón funciona hacia atrás queriendo desanudar lo hecho, o al menos resolver con la palabra la irrepetibilidad de la acción: “si pudiera deshacer lo que hice, lo haría pero no puedo… perdóname”. La promesa, por su parte, quiere controlar lo imprevisible y ofrece como paliativo un aseguramiento con la palabra: “…te prometo que no volverá a pasar” queriendo asegurar lo que no se puede asegurar.16 LO QUE HAY.

                                                                                                                La narrativa de los sujetos no como un fallo, una disfunción, una anormalidad en el funcionamiento de lo que está dado, sino como una anomalía en el sentido completo de la palabra: una discrepancia de las reglas y de los usos establecidos. En su forma de darse, en el acontecimiento mediante el que se presenta, en los modos del encuentro, el sujeto de la narración sin teorizar sobre ello, sin crear nuevas reglamentaciones, sin dar explicaciones, nada más mediante la narración que pone el cuerpo, logra discrepar, desplazarse de donde está, diciendo ya basta! y articulando promesas que movilizan. Tomo la idea de anomalía de Santiago López Petit y Marina Garcés. Cfr. Santiago López Petit, “Hijos de la Noche”, ediciones bellaterra, Barcelona, 2014.

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Esta idea del perdón y la promesa en H. Arendt, está muy bien desarrollada en Fernando Bárcena, “Hannah Arendt: una filosofía de la natalidad, Herder, Barcelona 2006

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Pero hay más. Hemos creado, dice Marina Garcés17, la noción de posibilidad con la que, al contrario de lo que podríamos suponer, no es que se introduzca en la realidad “un cierto grado de indeterminación pura...”, sino que se “instituye el orden abierto de la contingencia, un orden en el que conocer, explicar, acumular, mejorar, aprender, construir…. Así, señala, “a través de la noción de posibilidad el hombre hace suya una determinada relación con el rostro inacabado de la realidad, con su precariedad, con sus cambios y sus acontecimientos”. Sin embargo, lo posible se plantea hoy “bajo una luz totalmente nueva”. No hay ya ese rostro inacabado de la realidad, la precariedad e imprevisibilidad del mundo no se abren hacia algo diferente, sino hacia lo mismo, la confirmación de este mundo. Resulta que nuestra realidad conforma un mundo, el del capitalismo tardío, “…que no se circunscribe a la articulación de un determinado sistema económico y de producción sino que subsume todas las esferas de la vida hasta confundirse con la realidad misma” (Marina Garcés, cit) “Esto es lo que hay”, y no hay más: “un solo modelo de realidad se hace portador de todos los posibles y se ofrece, por tanto, como un espacio de elección al que no hay alternativa”: todo se ha hecho posible y sin embargo nada se puede cambiar, porque cualquier posibilidad confirma lo que hay. Nos encontramos pues, en “las prisiones de lo posible”: todos los posibles, dice, confirman en ellas a un mismo mundo: un mundo que se ha quedado solo. Las prisiones de lo posible, de acuerdo a Marina Garcés: a) la experiencia de que la realidad no tiene porque ser como es y al mismo tiempo no puede ser de otra manera; b) un orden de inteligibilidad de lo real que es un espacio de elección (todo es posible) en el que no hay alternativa (cualquier posibilidad confirma lo mismo, lo que hay); y c) la escenificación del fin de lo político: si todo se puede crear y ya no hay nada que hacer, lo que queda es gestionar, administrar (preguntémosle si no a nuestras izquierdas institucionales) Cómo salir entonces de las prisiones de lo posible? “La pista, dice Marina, la tenemos: tendrá(n) que ver con formas de pensar lo posible contra si mismo hasta el punto de hacer estallar la lógica previsiblemente reconocible de la elección”. Para ello, necesitamos buscar nuevas formas de pensar la relación entre necesidad y posibilidad. Una manera es pensar el acontecimiento, abrirnos a él: “crear nuevas posibilidades de vida, no como opciones o alternativas, sino como creación de nuevas formas de existencia, de nuevas subjetividades, capaces de resistir a su propio presente”. Más que diseñar utopías que en su imposibilidad confirman lo posible, que reafirma lo que hay: este mundo, es necesario crear opciones de vida que desplazan en el orden existente el lugar de los sin lugar; crear lo político de la única manera posible, como “irrupción”, como “momento” (Ranciere) “que no cambia simplemente las relaciones de fuerza, sino la configuración misma de lo que es perceptible y pensable, la configuración de lo que es posible.”18

                                                                                                                17

Cfr. Capitulo 8 del libro de Marina Garcés “En las prisiones de lo posible” cit.

Cfr. Jacques Ranciere, ¿Ha pasado el tiempo de la emancipación? Conferencia de Ranciere en la V Cátedra Colombofrancesa de Altos Estudios: Estética, Arte y Sociedad 29 de octubre 2012 Bogotá Colombia. Consultar en: http://www.redalyc.org/pdf/2790/279032434001.pdf

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EL PROBLEMA DE QUEDAR ATRAPADOS EN UN ENCIERRO EN LA NARRACIÓN DEL PROBLEMA.19

Me parece que hay un problema con el problema. La mayoría de nosotros venimos de un campo profesional (el de la educación, el trabajo comunitario, la psicología) en el que el “problema” está asociado instrumentalmente en el quehacer a dos cosas que están en su definición a) a develar en la formulación la contradicción desfavorable entre lo que es y lo que debe ser; y b) a plantear el problema como asunto o cuestión que requiere solución. De esta manera, siempre está el riesgo de que en la práctica narrativa los relatos que presentan a las personas en lo que les está pasando como cosa vivida y en lo que hay como cosa padecida (en el sentido de pathos, afectación), queden atrapados o encerrados en la prisa por lograr una formulación instrumental que necesariamente, y para ser un buen problema, reduce la narración a explicación de por qué y en qué la situación es desfavorable respecto a un “deber ser” y, por otro lado, al anuncio de solución que debe quedar formulación misma. Esta es una cuestión clave e importante porque resulta que la potencia literaria del relato para cuestionar el orden existente puede quedar atrapada en la formulación del problema, atando lo que altera y perturba (el devenir de la narración en anomalía) a un objeto conceptual que es producido de manera racional (el problema) y que debe anunciar el deber ser y la previsible solución, así como atando la narración hasta quedar totalmente deslavazada y encerrada sin fuerza, en la lógica instrumental de medios fines que implica su resolución. La formulación de una situación como problema supone una construcción conceptual que recorta la realidad de una manera determinada. Pensar el problema puede producir un encierro en las “prisiones de lo posible” (Marina Garcés), por dos veces. Primero porque el problema se presente como una ratificación de la realidad al colocarse en el marco de lo posible: el problema se da en el marco de lo que hay y la resolución a la condición de problema, es decir, la manera de superación como problema, es lo posible y lo posible es lo que se puede dar, lo que por ello ya está dado de antemano, es ya lo que hay, no otra cosa, al menos no lo imposible. Luego, el problema es encierro también porque puede terminar como un mero recorte de lo real, elaborado de un modo tal que marca las condiciones para moverse en él (el problema social de la pobreza, por ejemplo, es una construcción social discursiva que determina el marco en el que hay que moverse para resolverlo, y resolverlo es asunto de escudriñar lo posible, lo que se puede dar). Y, más aún, la construcción del problema es siempre un modo interesado de mirar la realidad. Si el problema y la idea de resolución del problema están inscritos en el orden de la realidad, la narración puede colocarse en el orden de la apertura, allí donde la realidad es pensada como inacabada. La narración del problema y de las historias preferidas puede ser despliegue de la potencia que está contenida en el movimiento de la vida misma y, en ese sentido, puede ser renovación de la pasión por la vida (A. Negri) 20 : los relatos elaborados reanudan la pasión por la vida porque cuestionan lo que hay y restauran el

                                                                                                                Esta parte del problema como problema, la retomo de un ensayo acerca de la innovación social en donde discuto también el problema de la formulación del problema influido ya por los escrito de Marina Garcés y Santiago Lopez Petit. Cfr. La innovación social como posibilidad de deshacer y rehacer al mundo y a nosotros mismos, en www.ucired.org.mx sección documentos.

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la idea de “pasión por la vida” en el sentido que propone A. Negri para resaltar la condición de fuerza de vida que está en la persona y que, señala, tiene en el Job de la Biblia una figura paradigmática. Cfr. Antonio Negri,

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Job: la fuerza del esclavo, Paidos Iberica 2004

 

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querer vivir como un impulso de vida, sacándola de los sentidos dados y establecidos del querer (“es lo que nos toca..” “así es la vida..” “si nos esforzamos podremos progresar, superarnos…”): producen el querer vivir como un querer vivir desde nuevas colocaciones que se van haciendo, que se van elaborando. 21 Podemos decir que en el ámbito social hay buenas formulaciones del problema que pueden dar lugar a buenas prácticas para resolver problemas sociales y que son expresión de lo posible y hay la producción de lo inédito, de lo que no estaba allí y funda de otro modo la vida: lo que se abre más allá de lo que está para hacer lo nuevo. No es que en una formulación del problema como problema no se de lo nuevo, pero es en las narraciones colectivas que van más allá de un problema formulado -para dar lugar al ponerse de los sujetos como presencia- donde se encuentra contenida plenamente la pasión por la vida, el empeño de hacer la vida común. Es la diferencia entre resolver problemas de la realidad y hacer la vida de otro modo. Es la diferencia entre querer la vida que hay y querer la vida más allá de este querer la vida, encontrándole nuevos sentidos al querer. EL POSIBILISMO DE LO ALTERNATIVO QUE CONFUNDE CONFIRMACIÓN NOVEDOSA DEL MUNDO CON EL DESPLAZAMIENTO RESPECTO AL MUNDO.

Hemos de reflexionar los riesgos que están presentes en lo que hacemos, para prevenir el secuestro de la práctica narrativa en el cerco del alternativismo posibilista. Creo que muchos de nosotros y nosotras estamos atrapados en una práctica institucional que resulta “posibilista”. En la organizaciones se ha generado un divorcio entre el discurso fundacional y la práctica misma, mediante la aparición y desarrollo de lo que podemos llamar un “saber operatorio”. Este saber mantiene la radicalidad del pensamiento fundante pero elabora mediaciones con la idea de realidad, no desde el deseo radical de lo que se quiere (lo otro, lo que no hay, otro mundo) sino desde la realidad “objetivada” que llamamos “análisis de la realidad”, “coyuntura”, “correlación de fuerzas” (siempre en nuestra contra) para definir una apuesta de lo

                                                                                                                Durante cerca de treinta años en el CESDER hemos trabajado con las personas y los colectivos en la “resolución de problemas sociales” (la educación, la falta de agua, el deterioro de la naturaleza, el hambre, la desnutrición, las relaciones desventajosas en los mercados, las relaciones de género, el ejercicio de derechos, la formación de recursos humanos técnicos y profesionales locales, planes de desarrollo local, microregional etc.) produciendo ideas alternativas que han dado lugar a buenas prácticas (y a prácticas fallidas) Y eso, sin duda, está bien. Pero de pronto, al margen de nosotros “los que sabemos lo que pasa y estamos allí para compartir ese saber”, se produce algo, un acontecimiento: la realidad percibida como amenaza de la vida (el temor al despojo de la tierra, a los daños al medio ambiente), el ninguneo de la memoria colectiva de lo que es vivir bien (la imposición del progreso como “lo natural”: salario, dinero, medios de vida modernos) y la indignación producida por los atropellos de una minera (la falta de respeto a las asambleas comunitarias, las mentiras para lograr la aceptación del proyecto) dan lugar a conversaciones entre personas, a un ponerse de acuerdo expresado en una narrativa viva sin ”centro”, que es condensación de algo inédito desde la claridad de un rechazo: decirle ¡no! a los proyectos mineros en una movilización que rompe al menos por un momento el destino asignado con la aparición de lo nuevo. Porque lo que se da no es solo el ¡no! como declaración, o la visión común acerca de la vida que se quiere vivir, que al compartirse encuentra en la región otros “común” de quienes están luchando también contra el despojo del territorio, sino que se da la conformación de capacidades de acción puestas en la narración. Estas capacidades se dan como irrupción que cuestiona los papeles asignados a las personas, generando un verdadero ”desplazamiento” en el orden establecido: se supone que las personas asumirían la “oportunidad de progresar” o que podrían ser compradas para lograr los permisos necesarios a la instalación de la minera, se supone que no habría problema, “que era cosa hecha”; pero las personas y los colectivos hacen “otra cosa”, algo no esperado: en la articulación de relatos de indignación y la elaboración de historias preferidas hacen del no un movimiento de vida (en tanto en el relato “les va la vida”): una presentación que ha irrumpido en el orden, una movilización como movilización de los cuerpos (de pasiones, de quereres, de deseos). Nuestro afán innovador como organización que busca “mejorar las condiciones de vida”, palidece ante la novedad de una narrativa que tiene la fuerza del anonimato, la fuerza de la acción colectiva y el empuje de vida que hay en esa visión común que no resuelve problemas, porque ni siquiera se ha planteado un problema sino que es posibilidad dándose, aconteciendo: nada más posibilidad de re-creación de la vida común, lo que ya es mucho. Lo que ha pasado nos obliga como CESDER en términos de urgencia: ya estábamos cambiando, buscando otros modos de estar en la región y, ahora, lo sucedido, decanta y clarifica lo que hemos de hacer.

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posible. Poco a poco frente al pensamiento radical y de ruptura ha ganado terreno el pensamiento alternativo. Es una situación paradójica: si revisamos la producción de pensamiento en la institución, en la organización en la que trabajamos, es probable que encontremos un pensamiento ·declarativo” que aparece como radical y emancipatorio, pero si vamos a las prácticas ese pensamiento deviene en un saber operatorio desligado de su radicalidad y “transmutado” en alternativo. Esto se puede ejemplificar en tres grandes modos de hacer las cosas: a) la importación de discursos prestados a los que se busca renovar y “cambiar de signo” (desarrollo, participación, sostenibilidad, pobreza, empoderamiento, ciudadanía, derechos humanos planificación estratégica, eficiencia, eficacia), b) la “transversalización” temática de la práctica (los “enfoques” y “perspectivas” con las que queremos acompañar lo que hacemos para hacerlo diferente) y c) la adjetivación alternativa y novedosa de los discursos prestados (o esa manera de ponerle apellidos a nuestro esfuerzo: “hacemos desarrollo, pero el nuestro es “sustentable”, “con enfoque de género”, “desde la perspectiva de derechos”, “etnocentrado”, “con protagonismo de la infancia”, “participativo”, “autogestivo”…). Así, más que un saber de lo posible en el marco de deseos radicales de otra cosa y en permanente tensión en términos creativos en relación con un pensamiento radical, nuestro quehacer se acomoda, a través de un divorcio con ese pensamiento, en el juego de reglas constituidas por los discursos en los que se funda la idea de realidad que es dominante. 22 Nos hemos quedado atrapados en una práctica que pospone la radicalidad en aras de producir alternativas en lo que hay. Así, por ejemplo, políticamente nos quedamos atrapados como educadores populares en la práctica de los derechos humanos y en los esfuerzos de la incidencia en la política pública, en lugar de prácticas radicales que cuestionen los modos de producción de los derechos que se constituyen desde la negación social de vidas como vidas que merecen la pena vivirse, y de practicas que cuestionen la política existente desde una ruptura radical con los modos de constituirnos como sujetos políticos. En la práctica social de producción de vida buena nos hemos metido en la ingeniería del desarrollo, inaugurando todos los desarrollos alternativos posibles, haciendo nuestra la especialidad adjetivar el desarrollo con diferentes imaginarios que lo único que hacen es aligerar el peso de la lógica de dominación para reproducir lo que hay, en lugar de abonar abiertamente en otra cosa que sea ruptura con la lógica del progreso y con la racionalidad de “intervención” en el otro para “integrarlo”, “desarrollarlo”. Y, en lo pedagógico, nos quedamos atrapados en pedagogías alternativas, despolitizadas y desprovistas de un contenido social radical de cuestionamiento del estado de cosas, pedagogías que se refugian en lo individual generando formas de “estética de la existencia” autorreferenciales y cuasi narcisistas, desprovistas de una ética como apuesta “rabiosamente social”, o constreñidas a éticas mínimas, indoloras, asimilando nosotros partes de esas apuestas pedagógicas en lugar de apostar por profundizar una pedagogía del oprimido, una pedagogía del grito y del hacer-nos los sujetos de la digna rabia. La crítica que hace Marina Garcés a este falsa salida es con-movedora en el sentido de que es difícil que pueda dejarnos intocados: los proyectos alternativos, que ella llama “proyectos emancipatorios”, se agarran “al descubrimiento de nuevos posibles –sociales

                                                                                                                Estoy retomando aquí una formulación crítica de la educación popular publicada en “La Piragua” numero 35, revista del CEAAL. Cfr. “Volver al sujeto? Once ideas para pensar la educación popular como una apuesta radical, de resistencia, para hacer-nos sujetos de la digna rabia“ en www.ucired.org.mx sección documentos

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ecológicos, tecnológicos, etc.- con los que abrir el camino hacia un futuro mejor. Los objetivos se diversifican, se hacen más variopintos y concretos, quizás no aspiran subvertir pero si a mejorar… En todo caso parten de un mismo esquema insostenible….que hay un horizonte de posibles (sean más o menos ideales), por encima de una realidad injusta, deficiente y eternamente decepcionante, a los que hay que apuntar y por los que hay que luchar. En el mejor de los casos, es un discurso cargado de buenas intenciones pero los discursos, como sabemos, no se miden por sus intenciones ni en función de un margen de error. Debemos prestar atención a los efectos de realidad que producen y en este caso, como veremos, no son inocentes ni inofensivos. El empeño en mantener una supuesta oposición crítica entre la realidad y un horizonte de posibles tiene dos consecuencias principales: en primer lugar, produce un bla bla bla bla risible pero edulcorante y tranquilizador que vela ‘lo que todos sabemos’ (que todo es posible y sin embargo no podemos nada más que escoger) y llena el vacío estúpido e insoportable que nos engulle cuando no tenemos nada que decir. Es un bla bla bla que calma y culpabiliza: calma a quienes no se atreven a vivir sin opciones ni resoluciones y culpabiliza a quienes no creen ni quieren creer que van a cambiar el mundo. En segundo lugar pone en marcha una dinámica de pequeños éxitos y fracasos que, enraizada en la renuncia y el miedo, refuerza la lógica de la elección (‘esto mejor que nada’) y ahonda en el cansancio voluntarista de un navegación ancorada en sus proyectos: una navegación que, sin atreverse a zarpar, se empeña en seguir trazando rutas sobre el mapa mientras refuerza los nudos de sus amarras: cada ves más impotentes, cada vez más estúpidos, cada vez más culpables y cada vez más prisioneros, claro está, de lo posible. Apelar a todos los sueños que un día se harán realidad y esforzarse en demostrar la posibilidad de sus posibles produce hastío…..”23 IDEA 6. TRATAR CON LA REALIDAD, CULTIVAR UNA “HONESTIDAD CON LO REAL” PARA ANIMAR NARRATIVAS EMANCIPADORAS24

Las narraciones se mueven entre la dominación y la resistencia porque reflejan las condiciones del “siendo” sujeto en procesos de “asujetamiento”, al mismo tiempo que anuncian sujetos ejerciendo su capacidad de crear, creación que da lugar a resistencias: las narraciones como resultado de procesos son dinámicas, son en cada hacerse inciertas y en cada dar-se abiertas. Narrativas dominadas, narrativas de resistencia: nunca es una o la otra. Las narraciones son complejas y en ellas elementos inéditos se entrecruzan con repeticiones de lo que hay. No se trata, sin embargo, de que seamos nosotros los que vamos resolver las contradicciones de la narración en uno u otro sentido, ni siquiera que seamos nosotros los que hemos de calificar su pertinencia. Si lo hacemos regresamos al camino trillado de lo mismo: asumir que vamos a explicar a los otros lo que han de hacer, lo que han de proponer. Se trata de otra cosa: de aprender a estar de otro modo25. Marina Garcés lo dice en forma tan hermosa que no puedo resistirme a ponerlo aquí y a intentar recoger esas ideas que nos pueden con-mover. Se trata de:

                                                                                                                23

Cfr. Marina Garcés, “En las prisiones de lo posible”, cap. 8 pp.114,115

En la segunda parte del libro “Un mundo común” Marina Garcés aborda esto que voy a poner a continuación. Los capítulos “renovar el compromiso” “poner el cuerpo” y “politizar el arte” (donde habla del trato con la realidad y la honestidad con lo real) se retoman aquí. Cfr. Marina Garcés, “Un mundo común, cit. pp. 63-71

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a)” aprender a tratar con la realidad” b) “dejarse afectar” c) “entrar en escena” d) “poner el cuerpo” APRENDER A TRATAR CON LA REALIDAD.

Dice Marina que en la relación con la realidad hay modos de representar, modos de intervenir y modos de tratar. Y plantea el trato como propuesta de la siguiente forma: “en el trato no se juega simplemente la acción de un sujeto sobre un objeto, medible a partir de una causa y unos efectos. En el trato hay un modo de estar, de percibir, de sostener, de tener entre manos, de situarse uno mismo…El trato no se decide en la acción, incluso puede no haberla. El trato es un posicionamiento y a la vez una entrega que modifica todas las partes en juego”26 En la posición de trato con la realidad hay un modo de honestidad: “…la honestidad es a la ves una afección y una fuerza que atraviesan el cuerpo y conciencia para inscribirlos, bajo una posición en la realidad” Implica, dice Marina, dejarse afectar y entrar en escena (cit. p.70) DEJARSE EFECTAR:

“ser afectado es aprender a escuchar acogiendo y transformándose, rompiendo algo de uno mismo y recomponiéndose con alianzas nuevas. Para ello hace falta entereza, humildad y gratitud. Aprender a escuchar, de esta manera, es acoger el clamor de la realidad en su doble sentido, o en sus innumerables sentidos: clamor que es sufrimiento y clamor que es riqueza incodificable de voces, de expresiones, de desafíos, de formas e vida” (cit. pp. 70) ENTRAR EN ESCENA.

Es más que un asunto de “fidelidad con los principios” porque supone exponerse, implicarse, pero no para participar en lo real y su campo de posibles y alternativas, “sino para tomar posición y violentar, junto a otros, la validez de sus coordenadas”. Cuestionar la validez las coordenadas de la realidad como decisión del querer, un querer que al decir lo que va a hacer ya está metido en ello, haciéndolo, un querer puesto en términos de posición, de implicación. Hay un “entrar en escena” en las decisiones de lo que se va a hacer: los que hacen lo común dicen su promesa, están implicados, ponen el cuerpo. PONER EL CUERPO.

Se trata de poner el cuerpo27. ¿Qué puede significar poner el cuerpo? No podemos saberlo, cada situación lo requerirá y todo cambia rápidamente hacia umbrales que nos cuesta imaginar, pero antes que nada significa poner el cuerpo en nuestras palabras. Hemos alimentado demasiadas palabras sin cuerpo, palabras dirigidas a las nubes o a los fantasmas. Palabras contra palabras, decía Marx. Son ellas las que no logran comprometernos, son ellas las que con su radicalidad de papel rehúyen el compromiso de nuestros estómagos. Poner el cuerpo en nuestras palabras significa decir lo que somos capaces de vivir o, la inversa, hacernos capaces de decir lo que verdaderamente queremos vivir. Solo palabras que asuman ese desafío tendrán la fuerza de comprometernos, de ponernos en un compromiso que haga estallar todas las obligaciones con las que cargamos estas vidas de libre obediencia, de servidumbre voluntaria” Pues es todo.

                                                                                                                26

Marina Garcés, “Un mundo común” ediciones bellaterra Barcelona 2013 pp.68-69

Marina Garcés, en “Renovar el compromiso”, Revista Espai en Blanc materiales para la subversión de la vida, números 9-10-11, Edicions Bellaterra, 2011 Barcelona 26.

 

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REFERENCIAS

+ Ernst Bloch, Sujeto Objeto, el Pensamiento de Hegel, Fondo de Cultura Económica, segunda edición en español 1983, México + Jacques Ranciere, “El maestro ignorante, cinco lecciones sobre la emancipación intelectual, Laertes, Barcelona 2003. En: http://www.lacomunitatinconfessable.cat/wp-content/uploads/2009/04/jacques-ranciere-el-maestro-ignorante.pdf + Jacques Ranciere, “El espectador emancipado”. Ed. Bordes Manantial, Buenos Aires 2008 + Jacques Ranciere, “¿Ha pasado el tiempo de la emancipación? Revista Calle 14, Vol.9, num.13, mayo agosto, 2013 + Jacques Ranciere, “El reparto de lo sensible” Ed. LOM, Chile 2009 + Jean Luc Marión, “El fenómeno erótico”, Ediciones El Cuenco de Plata, 2005 + Jean Luc Marion, “Siendo dado: ensayo para una fenomenología de la donación”, Editorial Síntesis Col perspectivas, Madrid 2008 + Marina Garcés, “En las prisiones de lo posible” Ediciones bellaterra, Barcelona, 2002 + Marina Garcés, “Un mundo común”, ediciones bellaterra, Barcelona, 2013 + Marina Garcés, “Jacques Ranciere: la política de los sin-parte” Revista Riff Raff, Revista de pensamiento y cultura Zaragoza, segunda época, 2003 + Marina Garcés, “Política de la atención…o como salir con Ranciere fuera de escena” en:http://www.saavedrafajardo.org/Archivos/respublica/numeros/26/04.pdf + Santiago López Petit, “Amar y pensar. El odio de querer vivir” ediciones bellaterra 2005, Barcelona. + Santiago López Petit “Hijos de la Noche”, ediciones bellaterra, Barcelona, 2014. + Giorgio Agamben “Medios sin Fin Notas sobre la Política”, Ed. Pre-Textos, valencia 2001. + Antonio Negri, Job: la fuerza del esclavo, Paidos Iberica 2004 + Fernando Bárcena, “Hannah Arendt: una filosofía de la natalidad”, Herder, Barcelona 2006 + Anabel Ribeiro. “El sujeto: entre relaciones de dominación y resistencia” en http://www.fcs.edu.uy/archivos/Anabel%20Rieiro%20El%20sujeto%20entre%20relaciones%20de%20dominació n%20y%20resistencia.pdf + Xavier Laudo Castillo, “Educación y emancipación: de la experiencia de Jacotot a la expectativa de Ranciere” en: Educació i Historia: Revista d’Historia de l’Educació num. 21, 2013 + Carlos Arboleda Mora, “Fenomenología de la donación como filosofía primera: Jean Luc Marion”, en http://es.slideshare.net/CarlosArboleda2/la-fenomenologa-de-la-donacin-como-filosofa-primera-jean-luc-marion + Robert J. Walton, “Subjetividad y donación en Jean Luc Marion”, Revista Tópicos num.14 diciembre 2006, Universidad Católica de Santa Fe Argentina + Benjamin Berlanga Gallardo , La innovación social como posibilidad de deshacer y rehacer al mundo y a nosotros mismos, en www.ucired.org.mx sección documentos. + Benjamin Berlanga Gallardo “Volver al sujeto? Once ideas para pensar la educación popular como una apuesta radical, de resistencia, para hacer-nos sujetos de la digna rabia“ en www.ucired.org.mx sección documentos

 

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