Segmentación espacial del electorado español: Perfiles geodemográficos y las elecciones generales de 2016.

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Descripción

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Segmentación espacial del electorado español Perfiles geodemográficos y las elecciones generales de 2016.

Rodrigo Rodrigues-Silveira Universidad de Salamanca [email protected]

Salamanca, abril de 2017.

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A. Presentación La segmentación espacial corresponde a una técnica de análisis de patrones a partir de la identificación de distintos perfiles demográficos que aparecen de modo coherente y sistemático. También representa un esquema de clasificación o reducción de dimensiones y casos a un grupo de tipos o grupos que conforman una taxonomía de la diversidad social. Su ámbito puede ser amplio o general o específico a un dominio o sector. En el primer caso, los estudios identifican patrones demográficos generales, considerando características relacionadas a múltiples dimensiones de la vida social y económica tanto relativas a los individuos como al contexto en que viven. Este tipo de segmentación presenta un enfoque amplio por servir a diversos propósitos o finalidades, que van desde el análisis de la composición demográfica, estudios de mercado (de diferentes sectores), hasta aplicaciones de gestión pública. En su forma más específica, los estudios geodemográficos sirven para identificar una dimensión concreta de la realidad de la población estudiada. En muchos casos, una determinada agencia pública buscará identificar las áreas en las que hay mayor incidencia de ciertas necesidades de servicios o zonas preferentes para la inversión en determinada infraestructura. En el caso del sector privado, una cadena de grandes almacenes o una red de tiendas de ropa buscarán determinar cuáles son las áreas que concentran el mayor número de clientes potenciales. Un partido político querrá saber dónde se concentran sus potenciales votantes y cuáles las características sociales y de demanda política que les definen. Un estudio de esta naturaleza requiere dos insumos fundamentales. El primero corresponde a un conjunto bastante amplio de datos en un nivel de desagregación territorial muy alto. Cuanto más homogéneo es el segmento poblacional identificado, más fácil resultará estimar sus resultados agregados en términos de necesidades públicas, patrones de consumo y comportamiento electoral. De otro lado, dicha homogeneidad también permite la definición de estrategias de intervención más eficaces o acertadas. Por esa razón, se necesitan informaciones que permitan identificar grupos que sean lo más homogéneos posible. Para esto, el nivel de detalle espacial debe ser también muy alto. Resulta mucho más fácil encontrar un grupo social relativamente similar en una cuadra o un barrio que en una gran ciudad. El segundo insumo proviene de la capacidad analítica y conocimiento del campo o dominio de análisis por parte del investigador. La conexión entre patrones demográficos y las políticas públicas, el consumo de determinado producto o el comportamiento político depende de una comprensión profunda de la lógica de organización de estos dominios prácticos. La conexión entre perfiles demográficos y resultados solo se da por medio de un criterioso análisis que, de un lado, sea capaz de establecer conexiones y mecanismos causales y, de otro, permita diseñar estrategias de intervención adecuadas a cada público. Sin los datos adecuados no se adquiere la información en un nivel lo suficientemente detallado para identificar grupos homogéneos. Sin la experticia y el dominio del campo no se alcanza una visión clara de cómo patrones estructurales se vinculan a comportamiento ni se pueden elegir estrategias, métodos e instrumentos para una intervención adecuada sobre distintos grupos sociales.

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A partir de estas consideraciones generales, el presente estudio consiste en un análisis de carácter exploratorio y general de la segmentación espacial del electorado español y de la relación existente entre el perfil geodemográfico de la población y el comportamiento político. Se han utilizados datos demográficos a y electorales a nivel de sección censal/electoral con el objetivo de vincular esas dos dimensiones en un análisis comprensivo del voto en las elecciones generales de 26 de junio de 2016. Se trata de la aplicación de un análisis de segmentación geográfica de la población al campo específico del análisis electoral. El objetivo concreto consiste en identificar grupos sociales más propensos a votar en cada uno de los cuatro principales partidos españoles en la actualidad (Partido Popular, Partido Socialista Obrero Español, Unidos Podemos y Ciudadanos), así como establecer las dimensiones de análisis directamente relacionadas con la decisión del voto. Como efectos de control, incluimos también la votación de los dos principales partidos (PP y PSOE) en las elecciones anteriores (2011). Este procedimiento nos permite entender mejor los grupos que han sido más propensos a cambiar de la política tradicional o “vieja política” a la “nueva política”. Este documento constituye una presentación sintética de algunos de los resultados obtenidos hasta el momento. Por esa razón no profundiza en los métodos ni los criterios utilizados para la generación de los segmentos, así como en los análisis de la correspondencia entre perfil demográfico y comportamiento electoral. La sección B describe de modo breve la utilidad y los límites de la aplicación de la segmentación espacial en el análisis político. La parte C describe de modo breve cada uno de los segmentos y su presencia geográfica. Finalmente, la sección D analiza la asociación entre demografía y voto en las elecciones generales de 2016. B. Segmentación espacial y análisis político La aplicación de la geografía al análisis político no es algo nuevo. Desde el estudio pionero de Siegfried (2010, [1913]), existe una larga tradición que documenta la asociación entre factores demográficos, el espacio y voto. El núcleo de esta demografía política (Frey 2012; Curtis 2006; Goldstone 2012; Goldstone, Kaufmann, e Toft 2012; Morrill, Knopp, e Brown 2011; Weiner e Teitelbaum 2001; Archer e Shelley 1986; Behr 2004) se halla en establecer una relación clara entre comportamiento político y patrones demográficos. En general, dichos estudios se concentran en un aspecto de la población, como etnia, religión, nivel educativo o grupos etarios (Teixeira 2008; Green e Dionne J. 2008; Ferree 2011; Koheld e Spraghe 2002). En otros ejemplos, factores como la estructura de ocupación del suelo, la lengua, y las relaciones laborales predominantes tendrán un rol más destacado (Siegfried 2010; Urla 1993). Otro conjunto de estudios enfoca el modo con el cuál las características de la población se utilizan para definir el tamaño y los límites de los distritos electorales (Bunge 1966; Sauer 1918; Owen e Grofman 1988; Johnston 2002; Behr 2004). La peculiaridad de los estudios geodemográficos se encuentra en el hecho de que llevan a cabo un doble esfuerzo de síntesis. De un lado, utilizan un número elevado de indicadores para clasificar áreas de formas que estas

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últimas sean lo más homogéneas posible o, al menos, presenten un perfil sociodemográfico claramente predominante. De otro, reducen la complejidad social en un grupo limitado de categorías que pueden ser analizadas de modo exhaustivo en sus características y relación con otros fenómenos sociales (Longley 2005; Singleton e Longley 2009). En ese sentido, en un mismo impulso reducen y generalizan, haciendo que realidades extremadamente complejas se reduzcan a modelos abstractos y, por tanto, abarcables por el análisis científico o aplicado. Un estudio geodemográfico típico utiliza de modo corriente informaciones que pueden superar fácilmente el millón de observaciones. El volumen de datos asociado al grado de detalle que conlleva un estudio de esa naturaleza hace ineludible un esfuerzo de tipificación y abstracción. El análisis geográfico de la política, y la geodemografía más específicamente, parten de algunos supuestos bastante fuertes que establecen tanto sus fortalezas como sus principales debilidades. El primero, y más importante de ellos, considera que factores contextuales afectan la decisión del voto o, de modo más general, el comportamiento de los individuos (J. Agnew 1996; Cox 1998, 1971; Darmofal 2003). Además, se supone que el comportamiento observado a nivel agregado resulta más estable en el tiempo que el individual (Darmofal 2003; J. A. Agnew 1994; Berg 1988; Johnston 1983; Johnston e Pattie 2004). Esto se podría explicar por diversos factores entre los cuales se encuentran la metodología de muestreo y los criterios utilizados, el énfasis en el factor explicativo de los estudios ecológicos, y la mayor estabilidad de las características de un lugar. La geodemografía añade a este grupo el supuesto adicional de que, dentro del territorio, existen unidades de área (manzanas, secciones censales, o barrios) que presentan cierto grado de homogeneidad o, al menos, un perfil sociodemográfico predominante (Rangel 2006; Tatalovich 1975; Key Jr. 1984; Nicolau e Terron 2012; Siegfried 2010). Por esa razón, clasificar dichas áreas constituye un esfuerzo de identificar las características y los contornos de los perfiles que les corresponden. El comportamiento político agregado sería el resultado de la suma de dichas características definidoras. De ahí que los valores agregados sean más que la suma de actitudes individuales. La existencia de un contexto en que la mayoría comparte características y experiencias hace con que el comportamiento del individuo se adapte o, al menos, sufra la influencia de la tendencia dominante (Key Jr. 1984; Tatalovich 1975). Las principales limitaciones de tal enfoque se encuentran, en primer lugar, en la reducida capacidad de explicar el comportamiento individual. Al no buscar entender los motivos y factores detrás de las acciones de cada individuo, este acercamiento al voto resulta incapaz de entender aquellos factores que inciden directamente o los motivos subyacentes relacionados al acto de votar. Cualquier intento de explicar este tipo de fenómeno utilizando datos agregados incurre inevitablemente en una falacia ecológica, o sea, un problema sustantivo de inferencia (Robinson 1950).

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Por otra parte, el supuesto de homogeneidad interna de las áreas analizadas puede, cuando no tratado de forma adecuada, llevar a conclusiones equivocadas sobre el comportamiento y los resultados electorales observados. Aunque los “territorios electorales” generalmente se caractericen por la dominancia de un determinado partido o tendencia política, es raro observar una completa homogeneidad. Siempre hay espacio para disidencia y para la expresión de grupos minoritarios que, en coalición o combinados, pueden llegar a afectar de forma significativa los resultados agregados.

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Segmentos

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C. Clasificación de los segmentos 1. Urbanos Multiculturales

Áreas urbanas caracterizadas por la presencia de individuos en edad activa, separados o solteros, en edad activa y una proporción significativa de extranjeros. Se caracterizan una alta densidad y por una proporción particularmente alta de viviendas en alquiler.

2. Enclaves Tradicionales

Zonas con baja densidad demográfica, en su gran mayoría en las zonas rurales, en las que predomina la población mayor de 64 años.

3. Enclaves Periféricos

Se caracterizan por una más alta incidencia de individuos con bajos niveles de estudios, casados y más jóvenes. Además de los menores de 16 años también se destaca la presencia de extranjeros. La densidad demográfica no resulta baja, pero está lejos de los valores típicos de los grandes centros urbanos. En términos de vivienda, existe un mixto entre diversos tipos de propiedad y formas de ocupación, así como tamaño.

4. Urbanos con Hipoteca

En estas áreas densas, predominan personas en edad activa, separadas, menores de 16 años, con estudios secundarios o superiores. Destacan también viviendas hipotecadas, en alquiler y con dimensiones inferiores a 105 m2.

5. Rurales

Zonas de población con mayor edad, menos estudios y casados. La densidad es una de las más bajas y casi no se encuentra ningún ejemplar de este segmento en las áreas urbanas de las capitales o grandes ciudades. Inciden en estos lugares un número superior al promedio de viviendas secundarias, heredadas y con tamaño superior a 105m2.

6. Urbanos de Clase Media

Población en edad activa, con estudios secundarios, casados, con menor incidencia de menores de 16 años, extranjeros y personas con estudios primarios que el promedio nacional. Las viviendas, completamente pagadas, están ubicadas en zonas urbanas, tienen un tamaño mediano y suelen servir como vivienda principal.

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7. Urbanos Maduros

Población con mayor edad, con pocos estudios, viudos, separados o solteros. Las viviendas: principales, pagadas y algo de herencia. Poca incidencia de población en edad activa, casados, con estudios secundarios o superiores y menores de 16 años.

8. Suburbanos de Clase Media

Áreas poco densas en las que predominan viviendas secundarias. En la población se destacan los extranjeros, las personas con estudios secundarios, casadas o separadas y en edad activa. Son particularmente bajas la incidencia de hipoteca, alquiler o viviendas totalmente pagadas.

9. Suburbanos Familiares

Se destacan las personas en edad activa, casadas, los menores de 16 años y con estudios secundarios o superiores. Con relación a las viviendas, inciden especialmente las hipotecas, viviendas principales y con un tamaño superior a 105m2. Muy inferior presencia de mayores, solteros, con estudios primarios o menos, así como viviendas pagadas, heredadas, cedidas o alquiladas.

10. Urbanos Centrales

Personas con una proporción muy superior de estudios universitarios que la media, solteros o separados. La más alta densidad poblacional con viviendas principales, pequeñas, alquiladas o completamente pagadas. Son áreas ubicadas en los centros urbanos de las grandes ciudades.

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1. Urbanos Multiculturales Las áreas “urbanas multiculturales” son aquellas en las que predomina una alta densidad demográfica y un perfil demográfico variado en el que se destaca una presencia de población extranjera superior a la media española. Una parte significativa de los residentes se encuentra en edad activa (entre 16 y 64 años), tiene estudios secundarios y son separados o solteros (fig.1.1). En lo que se refiere a la vivienda, suelen ser menores que 105m2, hay fuerte presencia de alquileres y corresponden a la residencia principal. En este segmento, que representa el 13,5% del electorado español, el voto en Unidos-Podemos (UP) es superior al promedio, lo contrario con lo que sucede con el Partido Popular (PP). Comparando elecciones, son áreas en las que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) presentaba un desempeño por encima de la media en 2011, pero donde ha perdido terreno. La participación electoral resulta inferior a la media, así que la movilización electoral constituye una estrategia útil en estas áreas. Figura 1.1. Cluster 1: Características del voto y demográficas seleccionadas.

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En términos territoriales, este grupo demográfico se encuentra presente en las grandes ciudades y núcleos de los municipios con más de 20 mil habitantes. En lo que se refiere a su distribución infra-municipal (figura 1.2), se encuentran en los barrios más densos fuera de los centros, sin llegar a ser periféricos o suburbanos. Otro elemento importante a señalar es que su número varía sustancialmente entre capitales, estando mucho más presente en las más pobladas como Madrid, Barcelona o Valencia, que otras como Sevilla, Zaragoza, Bilbao o Salamanca.

Figura 1.2. Distribución del cluster 1 en capitales seleccionadas.

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2. Enclaves Tradicionales Los “enclaves tradicionales” presentan la más baja densidad demográfica entre todos los segmentos. Predominan en las zonas rurales de España (en particular Castilla y León, Galicia y partes de Asturias y Castilla-La Mancha), aunque también se observen en algunas capitales de provincia. Habitan ahí en mayor proporción personas mayores de 64 años, viudas o solteras, y con estudios primarios o inferiores. Las viviendas secundarias y heredadas aparecen muy por encima de la media española. Figura 2.1. Cluster 2: Características del voto y demográficas seleccionadas.

A este segmento le corresponde el 2,7% del electorado. En términos políticos, predomina la “vieja política” con especial preponderancia del PP sobre el PSOE. Este grupo demográfico tiende a participar más que la media. Los partidos de la “nueva política”, Ciudadanos (Cs) y UP poseen poca penetración en estas áreas. Se trata de áreas más tradicionales y políticamente conservadoras, pero en las que tanto PP como el PSOE han podido obtener el

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apoyo de parte del electorado. Por esa razón, además de una interpretación basada en el grupo etario (mayores), sugerimos que también se les considere como zonas que reflejan la baja penetración territorial de los nuevos partidos, cuyos cuadros y redes organizativas todavía presentan limitadas ramificaciones hacia el interior, concentrándose casi exclusivamente en las grandes ciudades. La distribución infra-municipal en las capitales seleccionadas (figura 2.2) revela la casi inexistencia de este tipo de segmento en ciudades de mayor tamaño. Figura 2.2. Distribución del cluster 2 en capitales seleccionadas.

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3. Enclaves Periféricos Los “enclaves periféricos” constituyen el segmento más amplio del electorado (16,9%). No obstante, presentan el mayor nivel de heterogeneidad interna. En este grupo se incluyen tanto zonas empobrecidas de las grandes ciudades como áreas suburbanas de las mismas. Les caracteriza una particular incidencia de personas con pocos estudios, casadas y menores de 16 años, así como una baja proporción de personas con estudios universitarios. La densidad demográfica resulta alta cuando comparada con las zonas rurales, pero equivale a la mitad de las urbanas. Figura 3.1. Cluster 3: Características del voto y demográficas seleccionadas.

En este segmento, el voto gira alrededor del promedio nacional de todos los partidos. El desempeño del PSOE está ligeramente por encima de la media, el de UP alrededor de la misma y Cs y PP un poco por debajo. No obstante, ningún partido se destaca por su posición relativa. En términos absolutos, este es el segmento que suministra el mayor número de votos al PP, PSOE y UP,

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siendo el segundo para Cs. En términos relativos es el más competitivo, dado que ningún partido presenta dominancia. En lo que se refiere a la distribución espacial, podemos encontrar este segmento tanto en zonas entre el campo y la ciudad, como incluso en las áreas centrales de las grandes ciudades (fig. 3.2). Una de las razones de que la votación y la mayor parte de los indicadores se encuentren muy cercanos a la media revela que la heterogeneidad de este grupo puede estar ocultando mayor diversidad interna.

Figura 3.2. Distribución del cluster 3 en capitales seleccionadas.

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4. Urbanos con Hipoteca Las regiones “urbanas con hipoteca” presentan alta densidad demográfica en las que destaca una población en edad activa y menores, separados, extranjeros, con estudios secundarios y superiores. Las viviendas se utilizan como residencia y hay una incidencia particularmente alta de hipotecas y alquileres, aunque también se observe una proporción de viviendas totalmente pagadas por encima de la media. Este grupo representa el 6,4% del electorado. Destaca la participación de Podemos y, en segundo lugar, Ciudadanos y un claro rechazo al PP (tanto en 2016 como en 2011). Son también áreas en las que el PSOE obtuvo resultados por encima de la media del partido en las elecciones al congreso de 2011. La alta prevalencia de hipotecas y de población en edad activa reafirman el tema como un eje de división entre la “nueva” y la “vieja” política en las últimas elecciones. Figura 4.1. Cluster 4: Características del voto y demográficas seleccionadas.

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Este segmento se localiza casi exclusivamente en las zonas urbanas de grandes ciudades. Sin embargo, al analizar su distribución en diferentes capitales de provincia (figura 4.2), se constata que su prevalencia resulta muy superior en algunos centros que en otros. En Madrid y Barcelona corresponden a una proporción no despreciable de ambas ciudades, mientras que en Valencia, Sevilla, Bilbao o Salamanca su número resulta reducido o con poco peso. Estos patrones espaciales llaman la atención para el hecho de que, aunque la hipoteca sea un tema importante tanto para UP como Cs, sus pesos político y electoral varían significativamente en los distritos (provincias). Figura 4.2. Distribución del cluster 4 en capitales seleccionadas.

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5. Rurales Las zonas rurales se caracterizan por su baja densidad demográfica, la población mayor de 64 años, estudios primarios, y casados o viudos. Entre las viviendas, se destacan las secundarias, heredadas o cedidas, así como por una proporción superior de aquellas que poseen más de 105m2. Concentran una proporción significativa mayor del electorado (8,9%) que los enclaves tradicionales. Se vota al PSOE y, luego, al PP por encima de la media (tanto en 2011 como en 2016). La participación también resulta superior. El voto en los partidos de la “nueva política” resultan más bajos que la media nacional. Esto reafirma la escasa penetración de estos últimos partidos en las áreas rurales del país. Figura 5.1. Cluster 5: Características del voto y demográficas seleccionadas.

En términos geográficos, se encuentran casi exclusivamente en las zonas rurales, aunque su presencia se da en todo el país. La figura 5.2 demuestra su casi inexistencia en las grandes ciudades españolas. Su mayor densidad frente

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a los “enclaves tradicionales” sugiere que tales áreas corresponden a municipios rurales con un tamaño un poco superior que el observado en el segundo segmento. Figura 5.2. Distribución del cluster 5 en capitales seleccionadas.

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6. Urbanos de Clase Media Los “urbanos de clase media” corresponden a otro segmento de alta densidad demográfica. La prevalencia de población en edad activa, casados y con estudios secundarios le caracteriza. Sus viviendas, en una proporción superior a la media, se utilizan como la residencia principal, presentan un tamaño mediano (61 a 105m2) y están totalmente pagadas, aunque también haya ligeramente más hipotecas que la media española. Representa el 12,2% del electorado. Aunque la votación de todos los partidos se acerque a sus respectivas medias, Podemos, PSOE y Ciudadanos presentan valores superiores, mientras que el PP (tanto en 2011 como en 2016) obtuvo menos votos que su promedio nacional. Figura 6.1. Cluster 6: Características del voto y demográficas seleccionadas.

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Se encuentran en áreas urbanas de todo país. No obstante, al analizar su distribución infra-municipal (figura 6.2), se percibe que se ubican a mayor distancia de la zona central.

Figura 6.2. Distribución del cluster 6 en capitales seleccionadas.

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7. Urbanos Maduros Los “urbanos maduros” conforman otro grupo de alta densidad demográfica que habitan las ciudades españolas. Se destacan por una mayor prevalencia de personas mayores de 64 años, solteros o viudos y con estudios primarios o menos. Este grupo se asemeja mucho a otros segmentos de carácter rural (enclaves tradicionales y rurales). No obstante, viven en la mayoría de los casos en la ciudad. Las viviendas, de tamaño mediano, se utilizan como residencia principal y están totalmente pagadas o son heredadas. En términos electorales, corresponden a 10% del electorado y participan menos que la media. Prevalece el voto en el PSOE (tanto en 2011 como en 2016) y en Podemos. PP y Ciudadanos presentan ahí un desempeño electoral inferior al que obtienen en otras partes del país. Figura 7.1. Cluster 7: Características del voto y demográficas seleccionadas.

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Se distribuyen predominantemente en áreas urbanas, aunque también se pueden encontrar en zonas rurales o costeras más pobladas. Dentro de las ciudades (figura 7.2), se encuentran tanto en zonas más densas, cerca del centro (pero no en el mismo centro), aunque también en zonas más periféricas. Figura 7.2. Distribución del cluster 7 en capitales seleccionadas.

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8. Suburbanos de Clase Media Los enclaves “suburbanos de clase media” se caracterizan por baja densidad demográfica (aunque dos o tres veces superior a la correspondiente a las áreas rurales o tradicionales). Sus valores se asemejan mucho a la media nacional. No obstante, se destacan positivamente la población en edad activa, extranjeros, casados o separados y con estudios secundarios. Las viviendas secundarias predominan sobre las demás. Representan el 6,2% del electorado y su participación es semejante a la media del país. El voto predominante va al PP y Ciudadanos tiene ahí un valor cercano a su promedio. Podemos y, especialmente, PSOE presentan un desempeño negativo. Figura 8.1. Cluster 8: Características del voto y demográficas seleccionadas.

Estas áreas representan parte de las urbanizaciones que se encuentran en los cinturones que circundan las grandes ciudades y capitales del país. En el

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contexto infra-municipal (figura 8.2) corresponden a áreas más ajeadas del centro, en las que la densidad urbana es muy baja y predominan chalets, casas, o pisos de mayor tamaño.

Figura 8.2. Distribución del cluster 8 en capitales seleccionadas.

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9. Suburbanos Familiares Los “suburbanos familiares” están formados por áreas de densidad demográfica mediana, en su mayor parte en áreas alrededor de las grandes ciudades o en barrios menos densos y alejados del centro. Predominan en estos barrios personas con menos de 16 años y en edad activa, casados, con estudios superiores y secundarios. La vivienda sirve de residencia principal y las hipotecas son omnipresentes. También se destacan por su tamaño, tanto entre los medianos (de 61 a 105m2) como los superiores a 105m2. Figura 9.1. Cluster 9: Características del voto y demográficas seleccionadas.

Este grupo demográfico corresponde al 13,7% del electorado y participa en las elecciones más que la media española. Ciudadanos es el partido que más se destaca, seguido desde lejos por Podemos. Esto llama la atención, una vez más, al hecho de que el “bono político” del problema de las hipotecas se encuentra dividido entre esos dos partidos, aunque Podemos haya sido más

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hábil para convertirlo en un tema de agenda pública. Estas son áreas en las que el PP tenía su promedio de votos en 2011, pero que ha perdido protagonismo con la crisis. En términos de su distribución espacial, se destacan las urbanizaciones y el periurbano alrededor de las grandes ciudades y capitales de provincia. En lo que se refiere al interior de las ciudades, se encuentran ubicados en las zonas menos densas y más periféricas, alejadas del centro.

Figura 9.2. Distribución del cluster 9 en capitales seleccionadas.

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10. Urbanos Centrales El último segmento, los “urbanos centrales”, representa las zonas de más alta densidad demográfica del país. Aunque no haya un perfil etario claramente delimitado, se destacan los solteros o separados y personas con estudios superiores. Las viviendas tienden a ser ocupadas como la residencia principal, están totalmente pagadas, son cedidas y hay una mayor incidencia de alquileres. Aunque sean zonas en las que cohabitan estructuras de distintos tamaños, se observa una concentración un poco mayor de viviendas con menos de 60m2, algo típico de espacios de alta densidad demográfica. Figura 10.1. Cluster 10: Características del voto y demográficas seleccionadas.

Este segmento concentra el 9,5% del electorado y los niveles de participación electoral se encuentran por encima de la media. Verifica-se el predominio del PP y de Ciudadanos. El PSOE obtuvo en estos lugares, tanto en

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2011 como en 2016, una votación inferior a su promedio nacional. Podemos sigue la misma tendencia, con una penetración inferior a su media. Este grupo demográfico se encuentra ubicado en los centros urbanos y cascos históricos de las grandes ciudades y capitales de provincia. No es casual que también correspondan a las áreas de mayor densidad demográfica. Son también áreas en que el coste de la vivienda suele ser el más alto, por lo que se sugiere un nivel de ingresos o patrimonio más elevado de los residentes de estas áreas.

Figura 10.2. Distribución del cluster 10 en capitales seleccionadas.

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D. Segmentación geodemográfica e impacto electoral en España El paso siguiente en el análisis de la relación entre segmentación geodemográfica e impacto electoral consiste en determinar el peso relativo de cada segmento en el voto de cada partido. La figura D.1 contiene el porcentaje del total de votos obtenidos por el partido distribuido por cada uno de los diez segmentos. Aunque resulte obvio esperar que los segmentos con mayor presencia en el electorado ocupen el primer lugar en todos los partidos, existen diferencias reconocibles entre el peso de cada uno en el electorado de cada grupo político. Figura D.1. Votos por partido en cada uno de los segmentos demográficos % del total de voto en el partido

Nota: la suma del porcentaje de todos los segmentos para cada partido totaliza 100%.

El grupo de “enclaves periféricos” (segmento 3) corresponde al más importante en términos de cantidad de votos obtenidos por cada partido. Ocupa la primera posición como fuente de votantes para PP, PSOE y Podemos y la segunda en el caso de Ciudadanos. Este resultado se explica por dos factores fundamentales: su peso en el electorado y su gran heterogeneidad interna. Sería

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necesario mayor detalle y profundización en la caracterización de subtipos o subsegmentos que permitieran separar los diferentes grupos y obtener mejor poder explicativo para el voto. Los “urbanos de clase media” (segmento 6) corresponden al segundo grupo más destacado. Aunque ocupe la quinta posición en el voto al PP, es el segundo para el PSOE y el tercero para Podemos y Ciudadanos. También presenta una proporción no despreciable del electorado (12,2%). Los “suburbanos familiares” (segmento 9) viene en seguida, representando la principal fuente de voto en Ciudadanos (alrededor de 20% del total de votos en ese partido), el segundo en Podemos (15%) y tercero en el PP (13%). Para el PSOE, este grupo se ubica en la quinta posición (también con 13% aprox.). La siguiente categoría corresponde a los “urbanos multiculturales” (segmento 1). Representa el quinto grupo más importante para todos los partidos. Los valores se encuentran entre el 11 y el 14% para todos los partidos. Esto corresponde a una reducida variación en términos proporcionales entre los partidos. Quizás el grupo demográfico que más varía en su importancia absoluta sea el “urbanos centrales” (segmento 10). Ocupa la segunda posición para el PP y la quinta a Ciudadanos, mientras que la séptima para Podemos y octava para el PSOE. Este grupo representa el más comprometido con partidos ubicados en el centro-derecha del espectro político. Los “rurales” (segmento 5) también presentan posiciones muy dispares entre partidos. Beneficia particularmente al PSOE, pues corresponde a su tercera mayor fuente de votos. En menor medida al PP (séptima posición) y mucho menos a Podemos y Ciudadanos. En la cola se encuentran los tres grupos que faltan: “urbanos con hipoteca” (4), “suburbanos de clase media” (8) y los “enclaves tradicionales” (2). Aunque en algunos haya mayor predominancia del PP, PSOE o de Podemos, su reducido tamaño electoral aporta muy poco en términos absolutos al total de votos en cada uno de los partidos. Un paso adicional consiste en determinar, para cada partido, en cuáles segmento se destaca su votación (figura D.2). Mientras que en el gráfico anterior podíamos observar el peso electoral de cada grupo en el total de voto de los partidos, ahora se señala el grado de dominancia de estos últimos por segmento. Valores por encima de uno revelan una votación superior a la esperada por el tamaño del electorado. Valores inferiores a uno significan lo contrario: un desempeño electoral pobre o inferior al que correspondería si el voto fuera distribuido de forma equitativa entre grupos sociales. El PP presenta una votación por encima del promedio entre los “enclaves tradicionales” (2), “Urbanos Centrales” (10), “Rurales” (5) y “Suburbanos de Clase Media” (8). Esto revela una penetración en dos extremos: de un lado, en

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las zonas rurales y, de otro, en el núcleo de las grandes ciudades. Estos perfiles complementarios garantizan la dominancia del partido en distritos rurales y una posición competitiva en zonas urbanas. El PSOE, presenta un perfil rural similar con los grupos “Rurales” (5) y “Enclaves Tradicionales” (2) como los más importantes. Además, se destacan los “Urbanos de Clase Media” (6) y “Urbanos Maduros” (7). Como en el caso del PP, el PSOE presenta una mezcla entre votantes rurales y urbanos a partir de un peso particular de algunos sectores urbanos específicos: las clases medias y obreras.

Figura D.2. Ratio entre voto en el partido y electorado Ratio del total de voto obtenido por el partido en un segmento y el peso de este mismo segmento en el electorado.

Nota: valores superiores a uno representan una proporción de voto superior al tamaño del electorado y valores menores que uno indican un desempeño electoral inferior al esperado por el peso demográfico del segmento.

Unidos-Podemos presenta una votación por encima de lo esperado entre los “Urbanos con Hipoteca” (4), “Urbanos de clase media” (6) y “Suburbanos familiares” (9). Su desempeño se encuentra muy por debajo entre los “Enclaves tradicionales” (2), “Rurales” (5), “Urbanos Centrales” (10), “Suburbanos de Clase Media” (8) y “Enclaves Periféricos” (3). De ese modo, el voto en Podemos se

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señala como un voto de carácter urbano o suburbano y segmentado hacia áreas en donde predomina la clase media. Finalmente, Ciudadanos se destaca entre los “Suburbanos Familiares” (9), “Urbanos Centrales” (10) y “Urbanos con hipoteca” (4). Su presencia resulta muy inferior a la esperada entre los “Enclaves Tradicionales” (2), “Rurales” (5), “Urbanos Maduros” (7), “Enclaves Periféricos” (3) y “Urbanos Multiculturales” (1). Como en el caso de Podemos, su electorado es predominantemente urbanos (incluso más que el primero, pues divide con el PP el electorado de los centros de las grandes ciudades. No obstante, su perfil demográfico corresponde a un elector relativamente joven y poco diverso en términos de la presencia de inmigración. Figura D.3. Desproporcionalidad de los segmentos en cada distrito Ratio entre el porcentaje de votos en cada segmento y el porcentaje del electorado de cada distrito en el total.

Nota: valores en rojo representan una participación del segmento muy superior a su peso demográfico. Valores en azul señalan un peso inferior del segmento en el electorado del distrito. Valores en blanco revelan un equilibrio o proporcionalidad entre peso electoral y demográfico.

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Como nota final, nos cabe señalar que este análisis amplio de la segmentación debe ser precisado con un enfoque distrito a distrito. Esto nos permite entender mejor la composición real de la competencia política en España, dado que el peso de un mismo grupo geodemográfico varía según distintas provincias. La figura D.3 nos muestra en qué provincias un determinado segmento se encuentra sobrerrepresentado en términos del electorado (en rojo), equivale al peso del mismo (en blanco) o está sub-representado (en azul). Una ilustración de la importancia de este tipo de análisis se encuentra en el análisis del segmento “Enclaves Tradicionales” en distintas provincias. Aunque este grupo corresponda a solamente 2,7% del electorado, la variación es enorme. En zonas de Galicia, como Lugo y Orense, este grupo llega a ser más de tres veces superior a su peso nacional. En casi toda Castilla y León, es superior a dos veces. Por otra parte, en Álava, Alicante, Baleares, Barcelona, Madrid, Cádiz, Granada su presencia resulta muy inferior. El hecho de que la disputa electoral se concrete en cada distrito refuerza la necesidad de analizar el peso de cada uno de estos segmentos en cada provincia. De un lado, esto nos permite analizar qué factores han sido más determinantes en el voto en cada distrito y cómo se ha dado la conexión entre perfil demográfico agregado y resultados electorales. De otro, el análisis puede servir como un instrumento bastante útil para entender y diseñar las estrategias políticas de los partidos. E. Referencias Agnew, John. 1996. “Mapping politics: how context counts in electoral geography”. Political Geography 15 (2): 129–46. Agnew, John A. 1994. “The national versus the contextual: the controversy over measuring electoral change in Italy using Goodman flow-of-vote estimates”. Political Geography 13 (3): 245–54. Archer, J. Clark, e Fred M. Shelley. 1986. American Electoral Mosaics. Washington, DC: Association of American Geographers. Behr, Joshua G. 2004. Race, Ethnicity, and the Politics of City Redistricting: Minority-Opportunity Districts and the Election of Hispanics and Blacks to City Councils. New York: State University of New York
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