Se puede ser \" creyente \" dejando en suspenso la existencia de la \" otra vida \"

Una primera reacción: ¿Se trata sólo de un razonamiento doctrinal? La pregunta me deja un poco perpleja, pues mi reacción inmediata es " ¡No lo sé! " " ¡No lo sé! ". Luego me quedo pensando en el trasfondo de la cuestión y digo si es que tengo que dar una respuesta como creyente o teóloga, o será un asunto de curas y monjas. Pero, qué sentido tiene hacerse esta pregunta en un escenario donde quizá la preocupación del ser humano no esté enfocada en la " otra vida " , sino más bien en dar una respuesta concreta a los nuevos desafíos que plantea la complejidad del presente, y que de algún modo afecta a nuestra comprensión y praxis como creyentes. No obstante, creo que la cuestión de la " otra vida " no puede abordarse solo desde un concepto doctrinal basado en algún texto de la Sagrada Escritura, donde encontramos argumentos de autoridad para zanjar una discusión crítica y razonable, sino que, a mi modo de ver, requiere un profundo diálogo interdisciplinar, donde esté presente la reflexión filosófica, teológica, antropológica…, y, desde una búsqueda conjunta quizá se puedan rastrear algunas hipótesis y hallar algunas respuestas o conclusiones. En este diálogo se debe incluir las diversas experiencias de los interlocutores, creyentes y no creyentes, donde ningún ser humano se vea violentado en su forma de creer y pensar, sino que se convenza con razones a las que él o ella va llegando por su propia experiencia, convicción o razonamiento. Existe, pues, un ámbito abierto del que solo podemos decir u opinar de un modo hipotético, precisamente porque la fe en lo que respecta a la " otra vida " debe ser dialogante, comunicable, razonable, pero no impuesta.