¿Se abre el juego a un “presidencialismo de coalición”?

Share Embed


Descripción

¿Se abre el juego a un “presidencialismo de coalición”? Por Nicolás Cereijoi

El próximo 22 de noviembre se realizará por primera vez en la historia argentina un balotaje presidencial. Daniel Scioli y Mauricio Macri tendrán el privilegio de inaugurarlo. Más allá de las “chicanas” políticas de uno y otro bando, sumado a la campaña del voto en blanco impulsado fundamentalmente por la izquierda. Este escenario “sorpresivo” puede no ser tan así si consideramos herramientas de la Ciencia Política. En el siguiente artículo me detendré en dos aspectos. El primero es desde el armado electoral y partidarios de los candidatos que llegaron a esta instancia para luego hablar de una segunda cuestión vinculada a la puesta en escena de dos modos de gobernar: la continuidad del presidencialismo mayoritario con rasgos de lo que Carlos Nino denominó “hiperpresidencialismo” o el posible cambio hacia un presidencialismo pluralista que pueda derivar en lo que Jorge Lanzaro llamó “presidencialismo de coalición”.

Alianza y coaliciones El politólogo especialista en análisis de “coaliciones” Daniel Chasquetti, escribió a inicios del 2014 un artículo en el Diario El Estadista denominado “Sobre alianzas y coaliciones” 1, que tomaré como preámbulo de lo acontecido el pasado 25 de octubre. Allí, remarca la necesidad de diferenciar dos conceptos que suelen mezclarse: “Alianza” y “Coalición”. El primero se refiere exclusivamente a un pacto electoral entre un conjunto de partidos políticos con el objetivo de ganar una elección, mientras que el segundo lo hace en relación a los arreglos multipartidarios de gobierno, esto es, a la unión de partidos con el objetivo de gobernar. Luego, el politólogo uruguayo concluye con dos consejos: “En suma, dos consejos para los arquitectos de la eventual nueva alianza: no habrá triunfo sin desprestigio del Gobierno y no habrá buen gobierno si no se cuenta con un conjunto de socios con preferencias compartidas”.

Para seguir con la afirmación precedente, hay dos datos que marcan cierta debilidad en el gobierno nacional. El primero es que, si bien fue el FpV fue el más votado con un 36,86%, bajó considerablemente del 54,11% obtenido en el 2011. Es cierto que tantos años de gobierno generan un desgaste, que en algún punto puede traducirse a desprestigio, primer característica mencionada por Chasquetti. 1 “Sobre alianzas y coaliciones”; Diario El Estadista, 17 de marzo de 2014 http://elestadista.com.ar/?p=4163

Para el segundo término, la “coalición”, en términos comparativos, se suele poner el ejemplo de la Alianza de 1999, entre la UCR y el FREPASO, como ejemplo de mal gobierno y crisis, o sea, de fracaso de “coalición”. Efectivamente no hubo gobernabilidad en aquella ocasión y el mismo Chasquetti lo describe de la siguiente manera:

“Según la encuesta de élites de la Universidad de Salamanca, la distancia del presidente De la Rúa y los legisladores del Frepaso (su principal socio) era de casi tres puntos en la escala izquierda-derecha (2.67). Esta situación se tradujo rápidamente en dispersión de preferencias a la hora de tomar decisiones estratégicas sobre las políticas públicas en general y la crisis económica en particular, por lo cual la inestabilidad de la coalición gobernante se vinculaba fuertemente con las características de sus componentes”.

Como se puede ver, la distancia ideológica entre sus miembros fue determinante para el fracaso casi espontáneo de dicho gobierno que terminó con las crisis del 2001. Pero la pregunta ahora es: ¿es similar la “Alianza” al actual “Cambiemos”? La respuesta es no, lo cual puede ser una buena señal de gobernabilidad aunque no una certeza. Dentro de Cambiemos, la distancia ideológica es menor a la de la Alianza, ubicándose a sus miembros componentes desde el centro hacia la derecha. En particular, luego de la Convención Nacional de la UCR celebrada en marzo de este año, la línea liderada por Ernesto Sanz, triunfó con su postura de alianza con Macri. De esta manera se registraron dos tipos de reacciones por parte de los derrotados. Algunos se acoplaron, como el caso de Cobos, y otros directamente apoyaron candidatos distintos al de Cambiemos. Alugnos lo hicieron a Margarita Stolbizer mientras que otros se encolumnaron detrás de la presidenta Cristina. Pero retomando a Cambiemos, a priori se observa una distancia ideológica menor a la experiencia de la Alianza, lo cual, podría ser una señal de gobernabilidad diferente al desenlace del 2001.

¿Presidencialismo de mayoría o pluralista? En el balotaje también está en juego la forma de gobierno que asumirá quien gane. O la continuidad de un “hiper-presidencialismo” o, en contraste, un “presidencialismo de coalición”. Estos modelos son analizados por otros politólogo uruguayo, Jorge Lanzaro 2, quien analiza los tipos de presidencialismo, configurando una posible clasificación en función de las reglas que se adopten. Allí habla de un presidencialismo de mayoría, donde “el que gana gobierna, y 2 Lanzaro, Jorge, “Tipos de presidencialismo y modos de gobierno en América Latina”, en Lanzaro, Jorge (comp.), Tipos de presidencialismo y coaliciones políticas en América Latina, CLACSO, Buenos Aires, 2001.

tendencialmente los dispositivos políticos se arman para que así sea”; y otro con reglas pluralistas, donde “el que gana comparte de alguna manera su triunfo y está obligado a negociar los productos de gobierno”. A su vez, el mismo autor recuerda la advertencia de Weber en cuanto a que “todas las formas de democracia de masas tienen un ingrediente plebiscitario, gracias a las elecciones directas y al sufragio universal”. Este modelo puede derivar en democracias “caudillescas”, con principios “cesarísticos”, práctica de lo que Weber llamaba “demagogia de masas”. Los modelos de gobierno populistas o neopulistas (entiéndase para este caso PJ – FpV) tienden a gobernar de esta forma, sosteniéndose únicamente al apoyo que el pueblo le da en las urnas. Este modelo tiende más bien a caer en lo que Carlos Nino llamó “hiper-presidencialismo” donde en muchas instancias se genera una dinámica de presión y hasta salteo de procedimientos institucionales. La confrontación de dos modelos de gestión presidencial también está en juego en el balotaje. En el caso de que triunfe Scioli, habrá de esperar un tiempo de puja de intereses entre el sciolismo y el kircherismo duro (símil a la disputa Néstor Kirchner – Eduardo Duhalde) con un modo de gobierno de mayoría pero quizá más ténue (en términos de Lanzaro “reforzada”). En el caso del triunfo de Macri, necesariamente el modo de gobierno pasará a ser pluralista por dos cuestiones fundamentales: la relación con un Congreso donde no tendría mayoría y por la lógica propia de su alianza electoral. Aquí podría verse un presidente mayormente predispuesto a negociar con el Congreso para la concreción de políticas públicas.

Conclusión El artículo trabajó en un primero momento sobre la necesariedad de diferenciar “Alianza” de “Coalición”. Luego, se detuvo en los tipos de presidencialismo, adecuando a posibles escenarios que afrontaran cada contendiente en caso de resultar vencedores el próximo 22 de noviembre. Para cerrar, resulta interesante notar que el eje “Continiudad o Cambio”, emblemático a la largo de la campaña, toma mucha fuerza en este artículo. Tanto en el diseño de alianzas como en el posible armado de coaliciones y hasta en la posibilidad abierta de un pase de presidencialismo mayoritario “hiper-presidencialista” a un “presidencialismo de coalición”.

i Licenciado en Ciencia Política UBA. Maestrando en Ciencia Política y Sociología FLACSO. Coordinador General en Argentina Elections. Investigador de GICP UBA “Coaliciones políticas en América Latina”. Email: [email protected] (@NCereijo)

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.