“Scèlerísque purus: el acento de enclítica en los veros líricos de Horacio”, en Beltrán, J.A. et al., Otium cum dignitate (Homenaje al Prof. Iso), Zaragoza, 2013, pp. 93-109.

June 7, 2017 | Autor: Luque Moreno Jesús | Categoría: Horace, Greek and Latin prosody and metrics, Latin linguistics, Latin verse
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Descripción

PU R US : E L ‘ ACE NT O DE E N C L Í T I C A ’ E N L OS V E R S OS L Í RI CO S D E H OR ACI O

S C È LE R Í S Q U E

Jesús LUQUE MORENO Universidad de Granada Resumen: ¿Altera el acento de enclítica la regularidad acentual de los versos líricos de Horacio? Palabras clave: Acento, enclisis, Horacio.

Scè le rí sq ue p u ru s : ‘ En c lit ic a c ce nt’ in H o ra c e’ s ly ri c po etry Abstract: Does ‘enclitic accent’ alter the accentual regularity of Horace’s lyric poetry? Keywords: Accentuation, enclitics, Horace.

0. La regularidad silábico-acentual de las cláusulas del hexámetro latino cuantitativo es un hecho de sobra comprobado1. Aunque no comprobado, parece ser un hecho también el denominado “acento de enclítica”, que ya los gramáticos latinos daban por conocido2. Ante ambas realidades la presencia en las mencionadas cláusulas de formaciones como armaque ocupando el pie quinto del hexámetro ha suscitado, como se sabe, las dudas y atraído la atención de los estudiosos3. Ya la propia entidad silábico-prosódica de tales formaciones resulta problemática. En efecto, en secuencias como templóque o patrúmque el supuesto desplazamiento del acento provocado por la enclítica se ajusta a las leyes de acentuación latinas, dada la cantidad larga –por naturaleza o por posición– de la sílaba penúltima en la palabra prosódica 4 creada. Pero, ¿se producía también tal desplazamiento cuando dicha sílaba era breve, como ocurre en armaque (o armentaque / alimentaque)?, ¿se extendía también a estos casos, por la propia fuerza de la enclítica o por analogía, la acentuación armáque? ¿Era esa acentuación del dáctilo armáque (cuyo acento de enclítica recaería sobre la

1

A título de ejemplo, cf. CUPAIUOLO (19672: 107 ss.); LIÉNARD (1982); DE NEUBOURG (1986: 76 ss.; 140 s.) o CECCARELLI (2008:173 ss. y las correspondienes tablas). 2 Cf., por ejemplo, WEIL-BENLOEW (1855: 50 ss.); SCHOELL (1876: 128 ss.; 135 ss.); FERRARINO (1940); KENT (1945: §§ 64 y 67); TUCKER (1965); LIÉNARD (1969); ALLEN (1973: 158 ss.; 178); LEUMANN (1977: 240, § 237, 3 d); MIGNOT (1980); ARRIBAS (1988: 157 ss.); BERNARDI PERINI (2010: 40 ss.). 3 Recuérdense CORNU (1908); WROOM (1927); HELLEGOUARC’H (1964: 263 ss.); SOUBIRAN (1959; 1967; 1968; 1968b); ALLEN (loc. cit.); ARRIBAS (1988; 1989; 1990). 4 Yo prefiero la expresión ‘palabra prosódica’ a la habitual ‘palabra métrica’ (‘Metrisches Wort’, ‘mot métrique’, ‘parola metrica’). Cf. LUQUE (2001).

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primera breve del tiempo no marcado)5 la razón de que en el primer pie del hexámetro se dieran este tipo de palabras con mucha más frecuencia que en el quinto pie, en el que lo normal es un acento redundante sobre el tiempo marcado? O, en sentido contrario, ¿la fuerza del patrón silábico-acentual ~´ ~ ~ ~´ ~, sólidamente establecido en los dos pies finales del hexámetro, se unía a las leyes de la prosodia latina, consiguiendo desconectar, por así decirlo, la enclítica y propiciando una acentuación árma-que fixit (Aen. I 248) igual a la de cóndere gentem o, más exactamente, a la de vólgus et omnem o póndus et auri (Aen. I 190; 359)?6 Así las cosas, habiendo dado los primeros pasos como investigador, de la mano de mi maestro, don Sebastián Mariner, dentro del campo del acento de palabra en los versos líricos latinos 7 , siempre he tenido pendiente prestar atención específica a estas cuestiones del acento de enclítica no ya en el hexámetro, donde, como he dicho, es un asunto más que debatido, sino en los versos eólicos de Horacio, en algunos de los cuales la “regularizacion” silábicoacentual es tan fuerte y llamativa como en la cadencia del verso épico. La presencia del tipo armaque en la cláusula de los hexámetros horacianos, escasa como siempre, presenta altibajos, explicables 8 tanto por la fecha de composición como, sobre todo, por la entidad y el tono literario de las distintas obras:

serm. I serm. II

5

Total de hexámetros

Tipo armaque

1030

19

1083

11

3

Total de hexámetros

Tipo armaque

epist. I

1006

610

epist. II

486

––12

epod.

75

113

carm. IV

carm. I-III

34

114

ars

14 476

– 615

Una variante serían las secuencias del tipo ardentiaque ossa en final de hexámetro, cuyo acento de enclítica iría a parar a la segunda breve de dicho tiempo no marcado. 6 ALLEN (1973: 161), por ejemplo, llegaba a la conclusión de que la combinación de “una palabra más enclítica se acentuaba regularmente como una sola palabra, pero que eran al menos concebibles y métricamente aceptables otras pronunciaciones en las que la enclítica era tratada como más o menos separable y de ese modo no afectaba a la acentuación” de la palabra anterior. 7 Fue éste el tema de mi memoria de licenciatura (1978b) y de mi tesis doctoral (1978a). 8 Según ARRIBAS, de cuyo detenido estudio (1988: 258 ss.; 1086) sobre estas y otras cláusulas “anómalas” tomo los datos que siguen. El tipo ardentiaque ossa sólo aparece una vez, en serm. I 2,73 pugnantiaque istis. 9 Serm. I 1,89 servareque amicos. 10 Epist. Ι 7,30 pastaque rursus; 11,1 notaque Lesbos; 3 minorave fama; 13,19 mandataque frangas; 16,41 iuraque servat; 18,8 veraque virtus. 11 II 6,85 semesaque lardi; II 8,76 convivaque comis (a los citados por Arribas habría que añadir II 2,70 quantaque secum y II 3,95 humanaque pulchris). 12 No se cuenta el caso de II 1,66 pleraque dure. 13 Epod. 16,19 habitandaque fana.

Scèlerísque purus: el ‘acento de enclítica’ …

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¿Cómo se comporta, en cambio, este acento de enclítica en los versos eólicos de Horacio tan fuertemente estereotipados no ya en su esquema cuantitativo –a partir de él definitivamente fijo– sino en su articulación en miembros y en su entidad silábico-acentual? Creo llegado el momento de comprobarlo con un mínimo detenimiento. Me ha parecido además oportuno hacerlo como aportación al homenaje que aquí se tributa al prof. Iso Echegoyen, con el que desde hace muchos años me unen lazos de fraternal amistad, de intereses comunes en nuestros estudios y de gratitud por la ayuda que sabiamente me ha prestado en tantas ocasiones. El, además, como experto lingüista y metricólogo y estudioso de Horacio, podrá valorar mejor que nadie las humildes observaciones que aquí pretendo hacer. 1. Lógicamente no es un estudio exhaustivo el que me propongo, sino un simple muestreo que tal vez pueda animar a alguien a tratar el tema en toda su extensión y en todas sus facetas, métricas y prosódicas. Limitaré mi análisis de hoy a dos formas que alcanzan en Horacio un grado especialmente alto de regularidad acentual 16 : el asclepiadeo de doce sílabas, conocido habitualmente como “menor”, y el endecasílabo sáfico –con él atenderé también al adonio, que lo acompaña como cláusula de la llamada estrofa sáfica–. Espero haber dejado demostrado en su día que la fuerte regularización que presentan estos versos ya en Horacio17 se mantiene con el tiempo y llega a ser relevante en la versificación no cuantitativa18. Atenderé a los tres monosílabos enclíticos habituales, -que, -ne, -ve, aunque, como se verá enseguida, el trabajo se centra sobre el primero, dada la escasa presencia de los otros dos en las Odas: -ne sólo aparece en cuatro ocasiones, dos de ellas en endecasílabos alcaicos19; en cuanto a –ve, sólo tres de sus once apariciones en las Odas y los Epodos entran dentro del campo de análisis que me he propuesto. Me limito, además, a los casos en que estos monosílabos enclíticos reposan sobre palabras polisílabas; su unión a un monosílabo carece de interés para la cuestión que nos ocupa. Prescindo también de formaciones fijas como uterque20 o ubicumque21. 14

Carm. I 28,27 multaque merces. Ars 65 aptaque remis;130 indictaque primus; 183 multaque tolles; 242 iuncturaque pollet; 247 ignominiosaque dicta; 319 morataque recte. 16 ZINN (1940); LUQUE (1978a). 17 Cf., por ejemplo, ZINN (1940: I, 53 ss; 63 ss.; II, 5. ss.; 79 ss.). 18 Cf. LUQUE (1978a: 31 ss.; 169 ss.) 19 Carm. II 3,21 divesne prisco natus ab Inacho; III 5,5 milesne Crassi coniuge barbara. 20 Carm. II 2,11 Gadibus iungas et uterque Poenus; III 8, 5 docte sermones utriusque linguae. 15

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2. El asclepiadeo “menor” (qqqwwq/qwwqw~||), con su base espondaica fija y su corte articulatorio en sexta sílaba, fijo también22, da lugar ya en Horacio con llamativa frecuencia a dos miembros hexasílabos esdrújulos (6s4) cada uno de los cuales lleva además un acento en primera (acentuación “a”) o segunda sílaba (acentuación “b”), de modo que resultan cuatro variantes silábicoacentuales predominantes: A ~´~ ~ ~´~ ~ / ~´~ ~ ~´~ ~ || B ~ ~´~ ~´~ ~ / ~´~ ~ ~´~ ~ || C ~´~ ~ ~´~ ~ / ~ ~´~ ~´~ ~ || D ~ ~´~ ~´~ ~ / ~ ~´~ ~´~ ~ ||

súnt quos currículo / púlver(em Olýmpicum102 versos: 40,80% Maecénas átavis / édite régibus 115 versos: 46,00% númquam dimóveas / ut trábe Cýpria 12 versos: 4,80% secérnunt pópulo / si néque tíbias 21 versos: 8.40%.

En el primer hemistiquio la regularidad acentual alcanza nada menos que a 360 versos (70,28%); en el segundo, a 346 (68,06%)23. 2.1 Empecemos viendo el comportamiento del acento de enclítica en el primer miembro: 2.1.1 En cuatro casos la enclítica -que, unida a la última palabra, se elide ante un et inicial de la segunda parte del verso. La sílaba final sobre la que se apoya dicha enclítica es larga, por naturaleza o por posición, con lo que el acento de la palabra prosódica resultante es prosódicamente normal. En tres de estos cuatro casos la regularidad acentual del hemistiquio no se ve afectada, ya que el acento secundario de la nueva palabra prosódica creada por la enclítica queda en la cuarta sílaba. Son combinaciones verbales del tipo [3 3], Maecénas átavìs24: I 15,18 II 12,6

vitábis strèpitúm/qu(e et celerem sequi Hyláeum dòmitós/qu(e Herculea manu;

o del tipo [2 4 ], cértat tergéminìs25: IV 5,18

vótis omìnibús/qu(e et precibus vocat

En el cuarto caso, en cambio, sí afecta la enclítica a la acentuación esperada: IV 1,22

21

duces tura lyrá/qu(e et Berecyntia.

III 27,13 sis licet felix ubicumque mavis ||. Otras, como undique, no aparecen en los versos que estudiamos. 22 La única excepción segura en el total de 509 asclepiadeos horacianos es la de carm. IV 8,17 non incendia Karthaginis impiae; en II 12,25 cum flagrantia detorquet ad oscula se puede reconocer el corte articulatorio en límite de compuesto de / torquet. 23 Cf. LUQUE (1978a: 191). 24 La tipología más frecuente (nº 1): aparece en 110 versos (21,65%). Para estos recuentos, cf. ZINN (1940: 80 ss.); LUQUE (1978a: 175 ss.). 25 Nº 3: 65 (12,79%).

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En cuanto a tipología verbal, este hemistiquio queda dentro de la norma: se realiza a base de tres bisílabos ([2 2 2], laudat rura sui), combinación no del todo rara en Horacio 26 , a pesar de que no se acomoda al esquema acentual predominante. Aquí, además, a dicha irregularidad se añade el desplazamiento del acento a la última sílaba por efecto de la enclítica. 2.1.2 En una ocasión la enclítica, reposando sobre un bisílabo inicial, se elide ante la inicial vocálica siguiente: I 21,14

pestém(que a popul(o et / principe Caesare in ||.

Resulta así una combinación verbal del tipo [2 1 2 1], como vírtus et fávor et , en la que la enclítica sólo entraña un desplazamiento del acento inicial a la segunda sílaba (variante “b”). 27

2.1.3 Más frecuentes son los casos en que dicha enclítica descansa sobre un trisílabo moloso inicial dando lugar a un tetrasílabo llano (el acento de enclítica recae sobre una penúltima larga) al que se le suma luego un bisílabo: I 1,31 I 3,32 I 5,6 I 6,10 I 14,6 I 15,34 I 19,2 I 21,10

Nympharúmque leves / cum Satyris chori semotíque prius / tarda necessitas mutatósque deos / flebit et aspera inbellísque lyrae / Musa potens vetat antemnáeque gemant / ac sine funibus matronísque Phrygum / classis Achillei Thebanáeque iubet / me Semelae puer natalémque, mares, Delon Apollinis

III 9,18 III 9,21 III 16,2 III 16,18 III 24,44 III 24,56 III 28,14 III 30,2

diductósque iugo / cogit aeneo reiectáeque patet / ianua Lydiae robustáeque fores / et vigilum canum maiorúmque fames: / iure perhorrui virtutísque viam / deserit arduae venaríque timet, / ludere doctior fulgentísque tenet / Cycladas et Paphon regalíque situ / pyramidum altius

IV 8,16 IV 8,23 IV 12,11 IV 12,6

reiectáeque retrors(um / Hannibalis minae Mavortísque puer, / si taciturnitas delectántque deum, / cui pecus et nigri nigrorúmque memor,/ dum licet, ignium.

Son veinte casos, que suponen casi la mitad de los que se contabilizan con la tipología [4 2 ], collegisse iuvat, que es una de las principales disidentes de la acentuación habitual. Aquí, por tanto, ni la tipología verbal ni la acentuación provocadas por la enclítica se apartan de la norma horaciana: la combinación tetrasílabo más bisílabo es la sexta en frecuencia en estos hemistiquios28 26 27 28

Nº 5: 54 (10,63%). Nº 10: 11 (2,16%). Nº 6: 43 (8,46%).

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2.1.4 Distinto es el caso de carm. III 28,4 munitáequ(e ádhibe / vim sapientiae, donde la enclítica reposa también sobre un trisílabo inicial pero se elide. La tipología verbal resultante [3 3 ] es no sólo normal, sino la preferida, según acabamos de ver, pero la presencia de la enclítica perturba la regularidad acentual propia de dichos trisílabos. Dicha regularidad sólo se restablecería prescindiendo del acento de enclítica: munítae-qu(e ádhibe. ¿Ayudaría a ello, además de la sinalefa, la presencia de otro acento en la sílaba inicial siguiente, lo que conllevaría dos tónicas seguidas? 2.2 En el segundo miembro del asclepiadeo la enclítica en la mayoría de los casos no afecta gravemente a la regularidad acentual. 2.2.1 Se apoya aquí con frecuencia (doce casos) sobre un bisílabo trocaico inicial, dando lugar a una palabra prosódica de tipo armaque, en la que el acento de enclítica sería anómalo en cuanto que recaería sobre una penúltima breve. En nueve de los doce casos el trisílabo resultante va seguido de otro trisílabo, con lo que la estructura verbal es del tipo [3 3 ]29; la acentuación es regular, sólo que, en lugar del édite régibus, habitual en dichas combinaciones, es del tipo “b”, con desplazamiento del acento a la segunda sílaba: I 1,4 I 1,5 I 1,24 I 15,14 I 24,7 III 16,29 IV 5,18 IV 8,1 IV 13,21

collegisse iuvat / metaque fervidis evitata rotis / palmaque nobilis permixtus sonitus / bellaque matribus pectes caesariem / grataque feminis incorrupta Fides / nudaque Veritas purae rivos aquae / silvaque iugerum nutrit rura Ceres / almaque Faustitas Donarem pateras / grataque commodus felix post Cinaram / nota(que et artium;

Aun así, bastaría una acentuación árma-que, dejando sin efectos la enclítica, para devolver el acento a la primera sílaba En los otros tres casos el trisílabo a que da lugar la enclítica va seguido de un monosílabo y un bisílabo. Es la tipología [3 1 2 ], evehit ad deos30, cuya regularidad acentual viene supeditada en cada caso a la entidad prosódica del monosílabo: I 14,18 II 12,11 III 30,6

nunc desiderium / curaque non levis Maecenas, melius / ductaque per vias non omnis moriar / multaque pars mei.

De cualquier modo, en estos versos, como en los anteriores, la enclítica lo único que produce es un desplazamiento del primer acento a la segunda sílaba del colon.

29 30

Nº 1: 169 (33,27%). Nº 5: 28 (5,51%).

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2.2.2 Hay, en cambio, otras dos ocasiones en que el acento de enclítica, sobre sílaba breve como el de armáque, sí entrañaría una ruptura de la regularidad acentual, a pesar de la normalidad tipológica, [3 3 ], édite régibus, en uno: I 19,14

verbenas, pueri, / ponite turáque || bimi …;

y [2 4 ], túrba Quirítium31, en otro: IV 12,19

spes donare novas / largus amaráque || curarum …

¿Cabría pensar en que la presión de la mayoría de los versos, unida al peso de las leyes prosódicas, diera lugar una acentuación túra-que, amára-que, que regularizaría el hemistiquio? 3. En el endecasílabo sáfico (qwqqq/wwqwq~||) horaciano se fija la cantidad larga de la sílaba cuarta y un corte articulatorio en quinta sílaba que predomina absolutamente en la primera colección de odas. La otra variante con articulación en sexta sílaba –habitual, por lo que se sabe, en el sáfico griego– sólo alcanza una presencia considerable en el carmen saeculare y en el libro cuarto de los carmina. En este sáfico de cuarta sílaba larga y corte tras la quinta se definen, entonces, un primer colon pentasílabo llano (5s4) con otro acento en la sílaba primera o segunda (acentuación “b”) y un segundo colon hexasílabo llano (6s5) con otro acento en la tercera sílaba, al que se añade con frecuencia un tercero en la sílaba inicial. Se fija así en el sáfico horaciano un patrón ~´~ ~ ~´~ / ~´~ ~´~ ~´~ , que se irá luego afianzando en la versificación cuantitativa posterior y que llegará, como he dicho, a ser pertinente en la versificación silábico-acentual. El adonio (qwwq~ |||) , por su parte, se configura como colon pentasílabo con una acentuación idéntica al del primer hemistiquio del sáfico: ~´~ ~ ~´~ . 3.1 En el primer hemistiquio del sáfico con corte en quinta sílaba el grado de regularidad acentual es muy alto ya en Horacio: de los 567 sáficos de este tipo son “regulares” nada menos que 550 (97 %), de los cuales 496 presentan acento en primera y cuarta sílabas (variante “a”) y 54 (9,82%), en segunda y cuarta sílabas (variante “b”)32. El único acento de enclítica que he encontrado en él no entraña alteración alguna de la norma acentual: unida la enclítica a un trisílabo crético inicial, se elide ante la inicial vocálica del bisílabo siguiente con lo que cabe reconocer los 31

Nº 2: 70 (13,78%). Cf. LUQUE (1978a:160). En los 17 restantes (3 %) la “irregularidad” acentual se reduce a que, terminados en dos monosílabos, es el segundo el que parece que debería llevar el acento: LUQUE (1978a: 71). 32

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Jesús LUQUE MORENO

acentos habituales en primera (acento secundario) y en cuarta sílabas (la del bisílabo): I 10,15

Thèssalósqu(e ígnis / et iniqua Troiae.

La única anomalía sería el acento de enclítica que precede inmediatamente al de la cuarta sílaba del colon, con lo que no es descabellado pensar que se debilitara en tal posición. 3.2 En el segundo miembro la regularidad acentual es similar a la del primero: la presentan 567 sáficos, que suponen un 97,71 %; son sólo una docena los versos disidentes33. Tampoco aquí la enclítica y su desplazamiento del acento entrañan desviación alguna respecto de la acentuación normal. 3.2.1 He contado once casos en que dicha enclítica, sílaba final del verso, se apoya sobre un bisílabo o un trisílabo anterior cuya sílaba final, larga, recibiría el acento desplazado, que sería el esperado en la décima sílaba del verso (quinta del hemistiquio). Los tipos de palabras son los habituales: [3 3 ], fúeràt colúmbis34, y [2 4 ], mínus àudiéntem35; sólo en una ocasión [1 2 3 ], quíd ágam Kaléndis36: I 2,45 I 22,19 I 25,3 I 32,1 carm. saec., 17 carm. saec. 37 carm. saec., 57 carm. saec., 70 IV 2,30 IV 2,43 IV 11,1

serus in caelum / redeas diúque || laetus … quod latus mundi / nebulae malúsque || Iuppiter … nec tibi somnos / adimunt amátque || ianua … et Lycum nigris / oculis nigróque || crine … diva, producas / subolem patrúmque || prosperes … Roma si vestrum est / opus Iliáeque || litus … iam Fides et Pax / et Honos Pudórque || priscus … quaeque Aventinum / tenet Algidúmque || quindecim … plurimum, circa / nemus uvidíque || Tiburis … fortis Augusti / reditu forúmque || litibus … iure sollemnis / mihi sanctiórque || paene …

3.2.2 Lo más llamativo en este segundo colon es un nutrido grupo de versos en los que la enclítica descansa sobre un trisílabo anapéstico al que sigue luego un bisílabo. Los nuevos tetrasílabos, con su penúltima sílaba larga, son prosódicamente correctos. La tipología es completamente normal: [4 2 ], iaculatus arces, nada menos que la segunda en frecuencia37: I 2,38 I 12,10 I 12,15 I 12,25 I 12,30 I 12,37 33 34 35 36 37

quem iuvat clamor / galeáeque leves || fluminum lapsus / celerísque ventos || qui mare ac terras / variísque mundum || dicam et Alciden /puerósque Ledae || concidunt venti / fugiúntque nubes || Regulum et Scauros / animáeque magnae ||

LUQUE (1978a:162 y 59). Nº 1: 158 (27,87%). Nº 5: 60 (10,58%). Nº 9: 6 (1,06%). Nº 2: 135 (23,81%).

Scèlerísque purus: el ‘acento de enclítica’ … I 22,1 I 30,6 I 32,9 II 2,19 II 2,22 II 4,21 II 6,15 II 6,19 II 8,7 II 8,11 II 8,22 II 10,11 II 16,33

Integer vitae / scelerísque purus || Gratiae zonis / properéntque Nymphae || Liberum et Musas / Venerémqu(e et illi38 || eximit Virtus / populúmque falsis || deferens uni / propriámque laurum || bracchia et voltum / teretésque suras || mella decedunt / viridíque certat || ver ubi longum / tepidásque praebet || pulchrior multo / iuvenúmque prodis || signa cum caelo / gelidáque divos || te senes parci / miseráeque nuper || decidunt turres / feriúntque summos || te greges centum / Siculáeque circum ||

III 8,3 III 11,10 III 11,13 III 11,19 III 11,21 III 14,9 III 18,3 III 22,1 III 22,3 III 27,21 III 27,27 III 27,54 III 27,65 III 27,70

plena miraris / positúsque carbo in39 || ludit exsultim / metuítque tangi || tu potes tigris / comitésque silvas || spiritus taeter / saniésque manet || quin et Ixion / Tityósque voltu || virginum matres / iuvenúmque nuper || lenis incedas / abeásque parvis || Montium custos / nemorúmque, virgo || ter vocata audis / adimísque leto || hostium uxores / pueríque caecos || beluis pontum / mediásque fraudes || occupet malas / teneráeque sucus || regius sanguis / domináeque tradi || dixit 'irarum / calidáeque rixae ||

carm. saec., 6 carm. saec., 10 carm. saec., 2241 carm. saec., 23 carm. saec. 26 carm. saec. 29 carm. saec., 33 carm. saec., 50 carm. saec., 56 carm. saec., 57 IV 2,11 IV 2,51 IV 2,53 IV 6,2 IV 6,11 38

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virgines lectas / puerósque castos || promis et celas / aliús(que et idem40 || orbis ut cantus / referátque ludos || ter die claro / totiénsque grata || quod semel dictum est / stabilísque rerum || fertilis frugum /pecorísque Tellus || condito mitis / placidúsque telo || clarus Anchisae / Venerísque sanguis || remque Romanam / Latiúmque felix || alterum in lustrum / meliúsque semper ||

verba devolvit / numerísque fertur || civitas omnis / dabimúsque divis || te decem tauri / totidémque vaccae || vindicem linguae / Tityósque raptor || procidit late / posuítque coll(um in42 ||

Aquí, al igual que en III 8, 3 y en carm. saec. 10, la sinalefa no afecta a la cuestión que nos ocupa. 39 La secuencia carb(o in –al igual que coll(um in de IV 6,11– tiene la misma acentuación que los bisílabos del resto de los ejemplos. 40 Cf. lo dicho a propósito de I 32,9. 41 Aquí, como en los versos 56 s., son dos seguidos los versos que presentan esta combinación de palabras.

102

Jesús LUQUE MORENO IV 6,21 IV 6,31 IV 6,39

ni tuis flexus / Venerísque gratae || virginum primae / pueríque claris || prosperam frugum / celerémque pronos ||.

Son en total 51 versos43, que se distribuyen a lo largo de toda la obra lírica (nueve en el libro primero, once en el segundo, trece en el tercero, ocho en el cuarto y ¡diez! en el carmen saeculare44), que suponen un 38% del total de los articulados a base de dicha tipología y que constituyen una especie de “muletilla” versificatoria, un patrón especialmente querido por el poeta. En dos ocasiones dentro del Carmen saeculare dos versos seguidos (22-23 y 56-57) presentan la misma combinación. Llama aún más la atención el que las dos apariciones de –ne enclítico en los versos que estamos estudiando 45 sean en combinaciones de este tipo (curiosamente las dos en el mismo poema): III 27,38 III 27,42

virginum culpae. / vigilánsne ploro || somnium ducit? meliúsne fluctus ||.

Otro tanto ocurre con la enclítica –ve, que no usa Horacio más que en el libro cuarto de las Odas. Dos de sus apariciones son en segundos hemistiquios como éstos: IV 2,21 IV 2,37

flebili sponsae / iuvenémve raptum || quo nihil maius / meliúsve terris ||;

en una tercera (en secuencia -ve … -ve) se elide ante un trisílabo siguiente de inicial vocálica: IV 2,18

42

palma caelestis / pugilémve equómve ||46.

Cf. lo dicho a propósito de III 8,3. A los que cabría añadir un caso con uterque (III 8,5 docte sermones / utriúsque linguae ||) y otro con ubicumque (III 27,13 sis licet felix, / ubicúmque mavis ||). 44 Donde aparecen en dos versos seguidos: 22 y 23. 45 En las otras dos ocasiones no rompe tampoco la regularidad acentual del primer miembro del endecasílabo alcaico: II 3,21 divésne prisco natus ab Inacho ||; III 5,5 milésne Crassi coniuge barbara ||. 46 Aparece –ve, dentro de este mismo libro IV, en otras ocasiones, que quedan fuera del ámbito que me he trazado: en el primer miembro de un endecasílabo alcaico: IV 4,13 qualémve laetis / caprea pascuis || IV 9, 17 primúsve Teucer / tela Cydonio ||; en un eneasílabo y dos decasílabos alcaicos: IV 4,63 s. monstrúmve submisere Colchi || maius Echioniáeve Thebae || IV 9,20 Idomeneus Sthenelúsve solus ||; o apoyada sobre una palabra monosilábica: IV 9,32 totve tuos patiar labores || (ALC 10s) IV 13,17 quo fugit venus, heu, / quove color, decens || (ASCL 12s) IV 14,1 Quae cura patrum / quaeve Quiritium || (ALC 11s). 43

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103

Los monosílabos enclíticos no parecen, por tanto, alterar la regularidad tipológica ni la silábico-acentual de los hemistiquios del sáfico. 3.2.3 Hay, sin embargo, tres ocasiones en que sí lo hacen, las tres ajenas a la primera colección de Odas. carm. saec., 47 IV 2,22

Romulae genti / date rémque prolemqu(e || et decus omne plorat et viris animúmque moresqu(e || aureos educit // in astra nigroqu(e || invidet Orco.

Está claro que no me refiero al rémque de carm. saec. 47, que respondería a un segundo miembro habitual en el sáfico: [2 2 2 ], nivis atque dirae47. Los que entrañan anomalía acentual son los tres que aparecen en sílaba final (en dos casos, además, se trata del patrón helenizante –que … -que), apoyados sobre un bisílabo espondaico y elididos ante la inicial vocálica del verso siguiente, es decir, dando lugar a versos “hipermétricos” (en el caso del libro cuarto, por si fuera poco, en dos versos seguidos). En efecto, la elisión del –que final desplazaría el acento de enclítica a la posición final del verso. Pero tanto la propia elisión como la presencia de un acento en la sílaba inicial de la palabra siguiente, sumados al peso de los demás finales de verso, ¿legitimarían pensar en una acentuación prólem-qu(e, || et …, móres-qu(e || áureos …, nígro-(que || ínvidet …? 48 3.3 En cuanto al adonio, su regularidad acentual en Horacio es absoluta: de los 205 presentan la variante “a” 194 (94,63%) y la variante “b”, 11 (5,37%). El acento de enclítica no altera lo más mínimo dicha regularidad: en cuatro ocasiones –que, apoyado sobre un tetrasílabo o bisílabo anterior terminado en sílaba larga, ocupa la posición final: I 30,8 I 12,40 II 6,8 IV 2,28

Mercùriúsque ||| Fabrìciúmque ||| milìtiáeque ||| móre modóque |||.

En otros tres casos se une a un bisílabo trocaico inicial, con lo que aparece el tipo armaque. Ahora bien, a efectos del patrón acentual regularizado sólo supone el desplazamiento del primer acento a la segunda sílaba: I 2,16 III 11,28 III 27,4

templáque Vestae ||| seráque fata ||| fetáque volpes |||.

¿Cabría aquí pensar en una acentuación témpla-que, séra-que, féta-que?

47 48

Nº 4: 65 (11,47%). LUQUE (1978a: 59).

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3.4 Los sáficos con corte en sexta sílaba (qwqqqw/wqwq~||), excepcionales, como he dicho, en los tres primeros libros de odas (2,21%), proliferan en el carmen saeculare (33,40%)49 y en el libro cuarto (21,90%). También en ellos se observa una regularidad en los volúmenes de las palabras y, consecuentemente, en la distribución de los acentos: ~´~ ~´~ ~´~ / ~´~ ~ ~´~ / ||, un patrón silábico-acentual que supone la inversión de los dos cola habituales en el sáfico con corte en quinta. 3.4.1 En el primer hemistiquio aparece –que siempre en sexta sílaba 50 , apoyado sobre un bisílabo o trisílabo de final larga. El acento de enclítica recae, por tanto, como habitualmente en estos casos (Mercuri facúnde // nepos Atlantis), en quinta sílaba: I 10,6 I 10,18 carm. saec., 1 carm. saec. 19 carm. saec. 53 carm. saec. 54 carm. saec., 59 carm. saec. 62 carm. saec., 74 IV 2,7 IV 2,13 IV 2,34 IV 2,4 IV 6,30

nuntium curváeque // lyrae parentem || sedibus virgáque // levem coerces || Phoebe silvarúmque // potens Diana || feminis prolísque // novae feraci || iam mari terráque // manus potentis || Medus Albanásque // timet securis || audet adparétque // beata pleno || Phoebus acceptúsque // novem Camenis || spem bonam certámque // domum reporto || fervet inmensúsque // ruit profundo || seu deos regésque // canit, deorum || Caesarem, quandóque // trahet ferocis || concines laetósque // dies et urbis || carminis noménque // dedit poetae ||-

3.4.2 En el segundo hemistiquio de este tipo de sáficos aparece –que en seis ocasiones, siempre apoyado sobre una sílaba larga: en cinco de ellas no entraña alteración alguna ni en la tipología verbal ni en la distribución de acentos, pues o se halla en posición final, con lo que asegura el habitual acento en cuarta sílaba: ca I 30,1 IV 6, 35

O venus regina // Cnidi Paphíque, || sperne … Lesbium servate // pedem meíque || pollicis …;

o se suma a un bisílabo yámbico inicial, con lo que lo único que hace es desplazar el acento a la segunda sílaba del colon (variante “B”): Carm. saec., 73 IV 2,38 IV 11,23 49

Haec Iovem sentire // deósque cunctos fata donavere // boníque divi dives et lasciva // tenétque grata

Donde llega a aparecer en dos versos seguidos: 53 y 54. Huelga decir que, si se aplica a ultranza la posibilidad de reconocer cesura o cualquier otro corte articulatorio en enclisis, al igual que en elisión o en límite de compuesto, todos estos sáficos habría que contabilizarlos entre los que llevan el corte en la quinta sílaba. En tal supuesto, además, ¿la acentuación de dichos primeros cola pentasílabos sería la normalizada: núntium cúrvae/-que …; sédibus vírga/-que …; etc.? 50

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Sólo en un caso el acento de la esta enclítica se desvía de la ubicación habitual: IV 2,23

aureos educit // in astra nigro(que || invidet Orco.

4. En conclusión, los resultados de nuestro recuento ponen de relieve que la presencia de monosílabos enclíticos en estos versos horacianos no altera en la mayor parte de los casos la acostumbrada estructura verbal de los hemistiquios; las palabras prosódicas resultantes de la unión de dichos enclíticos con la palabra que los precede tienen un comportamiento similar al de las palabras corrientes. 4.1 Esto ocurre, sobre todo, cuando la enclítica no se halla en sinalefa ante una inicial vocálica siguiente. 4.1.1 En tales casos la tipología verbal resultante es por lo general de las acentualmente “regulares”, es decir, de las que dan lugar y favorecen la distribución de acentos habitual. Es lo que se observa en cuatro de los adonios contabilizados (§ 3.3.), en uno y otro hemistiquio del sáfico con corte en sexta sílaba (§§ 3.4.1. y 3.4.2)51 y, de modo muy especial en el segundo hemistiquio del normal, con corte en quinta sílaba (§ 3.2.1.), donde la fórmula “scelerísque purus” (§ 3.2.2.) parece haber gozado de las preferencias del poeta. Lo mismo sucede también en ciertos segundos hemistiquios del asclepiadeo, en los que un trisílabo del tipo armaque seguido de otro trisílabo (§ 2.2.1. metaque fervidis) no introducen más alteración que la del desplazamiento del primer acento a la segunda posición52. 4.1.2 En otros casos, en cambio, la palabra prosódica que provoca la enclítica se integra en una combinación acentualmente “irregular” [4 2 ]: así es en los veinte primeros hemistiquios del asclepiadeo del tipo Nympharúmque leves (2.1.3.). 4.1.3 Son, en cambio, sólo dos las ocasiones en que la palabra prosódica creada por la enclítica, que no se elide, forma parte de una combinación, en principio, acentualmente “regular”, pero que por efectos del “acento de enclítica” quedaría “irregularizada”. En ambas intervienen formas del tipo armaque, que, aparte su anomalía prosódica, producen una distorsión idéntica o similar a la de cuando aparecen en la cláusula del hexámetro: son dos segundos hemistiquios de asclepiadeo (§ 2.2.2.): carm. I 19,14 verbenas, pueri, / ponite turáque || bimi …

51

Salvo la excepción de IV 2,23, a la que enseguida me referiré. Otro tanto ocurre en los tres casos del tipo curaque non levis, cuya ‘regularidad’ acentual es, como ya he dicho, dudosa a causa del monosílabo. 52

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3 ]) y IV 12,19 spes donare novas / largus amaráque || curarum … 4 ]). Aunque exigua minoría, son éstos los casos más significativos para nosotros: ellos, en efecto, podrían demostrar que lo que busca el versificador es una determinada combinación de volúmenes, una determinada tipología verbal, haciendo caso omiso de la acentuación que conlleve. Sin embargo, también aquí cabría admitir la posibilidad de que en tales circunstancias la enclítica quedara sin efectos, separada, por así decirlo, de la palabra en que se apoya, con lo que se restablecería la regularidad de acentos habitual en estos segundos hemistiqios: túra-que, amára-que . ([3 ([2

4.2 La enclítica y la palabra prosódica a que da lugar pueden hallarse unidas en sinalefa a la palabra siguiente, en cuyo caso el trastorno de la normalidad verbal y acentual de los hemistiquios corre riesgo de ser mayor; la sinalefa (elisión) por sí sola puede dar lugar a acentuaciones distintas de las que conllevaría la correspondiente combinación tipológica normal. 4.2.1 Con todo, la tipología verbal que resulta puede ser, aun contando con la elisión, acentualmente regular y mantenerse así, como sucede con el primer hemistiquio del asclepiadeo en carm. I 21,14 pestém(que a pópul(o et / principe Caesare in || (§ 2.1.2.), en carm. I 15,18 vitábis strèpitúm/qu(e et celerem sequi ||; II 12,6 Hyláeum dòmitós/qu(e Herculea manu || y IV 5,18 vótis omìnibús/qu(e et precibus vocat || (§ 2.1.1.) o incluso con el primero del sáfico en I 10,15 Thèssalósqu(e ígnis / et iniqua Troiae || o en otros casos ya especificados en § 3.2.2. 4.2.2 Otras veces, sin embargo la combinación de palabras resultante por efecto de la elisión es de las acentualmente irregulares, como en el caso de este primer hemistiquio de asclepiadeo en carm. IV 1,22 duces tura lyrá/qu(e et Berecyntia || (§ 2.1.1.). 4.2.3 Otras veces, por fin, aun cuando la tipología verbal resultante fuese, en principio, de las “regulares”, el desplazamiento del acento que conlleva la enclítica la haría irregular: así en este asclepiadeo carm. III 28,4 munitáequ(e ádhibe / vim sapientiae || (§ 2.1.4.) o en estos tres sáficos posteriores a la primera colección de odas (§3.2.3.): carm. saec., 47 Romulae genti / date rémque prolemq(ue || et decus omne; carm. IV 2,22 plorat et viris animúmque mores(que || aureos educit // in astra nigro(que || invidet Orco (este último con articulación en sexta sílaba). 4.3 Entiendo, por tanto, como verdaderos trastornos acentuales provocados por el acento de enclítica éstos (§§ 4.2.3. y 4.1.3.) en que, a pesar de tratarse de combinaciones de palabras, en principio, acentualmente regulares, el

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desplazamiento del acento provocado, directa o indirectamente, por la enclítica altera la acentuación normalizada en el colon en cuestión. Tales casos se reducen a seis, que se clasifican y distribuyen del siguiente modo: Asclepiadeo Interior Fin de verso Tipo patrúmque

Sin sinalefa Con sinalefa

Tipo armáque

Sin sinalefa

III 28,4

Interior

Sáfico Fin de verso

Adonio

c.saec. 47 IV 2,22 y 23 I 19,14 IV 12,19

Con sinalefa

Como se ve, estas alteraciones de la acentuación se producen, salvo en un caso, en final de verso y algo más en el sáfico que en el asclepiadeo. Contra lo que cabría esperar, abundan más las formaciones del tipo patrumque, prosódicamente normales; doblan en frecuencia a las del tipo armaque. Ahora bien, no hay que dejar de atender a un hecho que parece importante: dichas palabras del tipo patrumque que alteran la regularidad de estos versos, van las cuatro unidas en sinalefa a la palabra siguiente, con lo que su anomalía podría también achacarse a este otro accidente en la silabización. La elisión por sí sola puede, como dije antes, dar lugar a trastornos de la acentuación esperada en una tipología normal: por ejemplo, un tetrasílabo más un bisílabo en un primer hemistiquio de asclepiadeo llevarían sus acentos en las sílabas tercera y quinta, no en tercera y sexta, como en el siguiente verso: IV 8,16

reiectaeque retrórs(um / Hannibalis minae,

donde el bisílabo final no es propiamente tal sino un trisílabo elidido53. Otro tanto sucede, mutatis mutandis, en el primer hemistiquio de este sáfico: III 27,10 s.

imbrium divín(a / avis imminenti(um, || oscinem corvum,

que en cierto modo es similar al del asclepiadeo III 28,4, que he recogido como otro de los casos de “irregularidad” estridente. Y lo mismo, por fin, se produce en estos dos segundos hemistiquios: II 2,18 s. 16,34 s.

dissidens plebi / numero beatór(um || eximit Virtus; mugiunt vaccae, / tibi tollit hinnít(um || apta quadrigis equa;

la “irregularidad” acentual que en ellos provoca la elisión de la sílaba final es la misma que la de los tres sáficos (carm. saec. 47; IV 2,22 y 23) en cuestión. Frente a estas formas de tipo patrumque, que, como hemos ido viendo a lo largo de la exposición, encajan de ordinario en la normalidad tipológica y 53

Como en el caso de IV 1,2 duces tura lyrá/qu(e et Berecyntia, al que ya me he referido (§ 2.1.1.).

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acentual de los hemistiquios estudiados, las del tipo armaque, prosódicamente anómalas, alteran dicha regularidad por sí solas, sin ir en sinalefa; su efecto perturbador es, por tanto, achacable exclusivamente al “acento de enclítica”. No obstante, dicha alteración es, como también hemos visto, en la mayoría de los casos leve, compatible con la normalidad (acentuación “b), como en los segundos hemistiquios del asclepiadeo tipo metáque férvidis o curáque non levis (§ 2.2.1.) o en los adonios tipo templáque Véstae (§.3.3.). Son, por tanto, sólo dos las ocasiones en que estas formas del tipo armaque dan lugar en los versos estudiados a una acentuación fuertemente anómala. En otro sentido, estas irregularidades acentuales achacables, en todo o en parte, a la enclítica son menos frecuentes en los versos de la primera colección de odas: en los tres libros (ochenta y ocho poemas) se dan sólo dos casos. Los otros cuatro son de las dieciséis composiciones (carmen saeculare más las quince odas del libro IV) posteriores54 . Por último, repito una vez más, todos estos trastornos producidos por la enclítica quedarían eliminados si se admitiera que, por las especiales circunstancias en que dicha enclítica se mueve, deja de producirse el desplazamiento del acento que de ordinario parece entrañar55.

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Tres de ellos, aun con formas del tipo patrumque, son sáficos “hipermétricos”, con el – que final ligado en sinalefa a la inicial del verso siguiente (en dos ocasiones un adonio; en una un sáfico segundo que precede a otro hipermétrico): pertenecen uno al Carmen saeculare y los otros dos, seguidos (el segundo, articulado en sexta sílaba) al libro IV. 55 Agradezco a la profesora Carmen Hoces Sánchez sus correcciones y observaciones.

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109

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