Santuarios rupestres ibéricos en la Bastetania Oriental. Aproximación a los posibles \"loca sacra libera\" de la Región de Murcia

August 12, 2017 | Autor: J. Ocharan Ibarra | Categoría: Arqueología, Protohistoria, sanctuary, iberic, Bastetania., Santuarios iberos
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¿QUÉ FUE DEL ENTERRAMIENTO MÚLTIPLE DE “CAMINO DEL MOLINO”? María Haber Uriarte, Azucena Avilés Fernández y Joaquín Lomba Maurandi. El yacimiento arqueológico de Camino del Molino no deja de sorprender a propios y extraños cinco años después de su excavación. Se trata de un enterramiento múltiple en cueva que contiene restos de más de 1300 individuos, lo que parece ser una representación completa de una población calcolítica de la segunda mitad del III milenio a.C., depositada durante un periodo continuado de unos 350-400 años.

Vista general del yacimiento tras las primeras limpiezas.

Una retroexcavadora dejó en evidencia una sección vertical en la que se podía apreciar gran cantidad de restos óseos. Alertados por este descubrimiento se interrumpieron los trabajos de construcción de inmediato y se puso en conocimiento de las autoridades de patrimonio arqueológico pertinentes. Una vez establecida de forma aproximada la cronología a la que pertenecían los restos se dispuso un protocolo de actuación para proceder a la excavación arqueológica propiamente dicha para la recuperación de los restos osteológicos y materiales que pudieran conservarse. No podemos pasar por alto que los trabajos previos a la interrupción de las obras afectaron a un sector lateral del yacimiento, suponiendo dicha intervención la destrucción de aproximadamente un 15% del mismo. Por lo que en los resultados

En los últimos cinco años pocos serán los vecinos de Caravaca de la Cruz que no hayan oído en alguna ocasión algún comentario sobre el enterramiento múltiple de Camino del Molino. Este hallazgo se produjo de manera fortuita durante las obras de una promoción de viviendas en el perímetro suroriental de la expansión urbana de Caravaca en diciembre de 2007. Este artículo tiene como objetivo dar a conocer y aclarar dudas con respecto al hallazgo, así como ahondar en la importancia del mismo y exponer la situación en la que se encuentra actualmente el estudio de los restos arqueológicos allí recuperados. El descubrimiento, como en muchas otras ocasiones, fue fruto del azar, ya que tuvo lugar durante los trabajos de cimentación de la construcción de un edificio de viviendas.

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indicar que se trató de una metodología novedosa que logró aunar la mayor velocidad posible de excavación con un registro de la máxima fiabilidad, actualizado, tanto en su definición como en su georreferenciación.

siempre debemos presumir que suponen un 85% del total. Se diseñó un proyecto de actuación que se acomodara a las necesidades de una excavación de urgencia de un enterramiento calcolítico múltiple caracterizado por la presencia de una gran cantidad de evidencias antropológicas, iniciándose los trabajos de excavación en febrero de 2008 y prolongándose hasta finales de noviembre del mismo año. La metodología de excavación debía ser muy específica debido a la gran cantidad de restos y su concentración espacial, unido además a la gran presión urbanística. Esta metodología afectaba tanto al trabajo de campo como a la previsión de esfuerzos de investigadores que cubrieran unas necesidades sin duda especiales, orientadas sobre todo a un registro muy detallado y preciso del yacimiento. CARACTERIZACIÓN DEL YACIMIENTO El enterramiento estaba definido por una cavidad con una planta circular de unos 7 m de diámetro y paredes ligeramente acampanadas, de las que se han conservaban en torno a los 2 m inferiores en los que se acumulaba, prácticamente intacto, el depósito arqueológico. La mitad superior de la cavidad desapareció a inicios del siglo XX durante las tareas de aterrazamiento de la zona para su explotación agrícola, con la fortuna de que, aparentemente, esa destrucción sólo afectó a la cubierta del enterramiento, pero no a su depósito. Se trataba de una cavidad natural, aunque tanto en las paredes como en la superficie del suelo se observaban huellas claras de modificación antrópica de la cueva, de manera que las paredes aparecían regularizadas en varios sectores, mientras que el suelo se encontraba claramente piqueteado. Debemos tener presente que a 400 m de distancia se localiza el poblado calcolítico, del que ya se ha hablado en esta publicación en más de una ocasión, de Molinos de Papel, los objetos y herramientas encontradas en el mismo ofrecen grandes similitudes con los encontrados en el enterramiento, lo que relacionaba a ambos desde un primer momento. La metodología de excavación y todas las cuestiones de recogida de muestras, restos y demás cuestiones técnicas suele ser un tanto tedioso de explicar, así como leer, por ello dejamos como referencia el artículo “El enterramiento múltiple, calcolítico, de Camino del Molino (Caravaca, Murcia). Metodología y primeros resultados de un yacimiento excepcional” publicado en Trabajos de Prehistoria, para que aquellos que lo deseen puedan profundizar en estos temas. Sólo

Vista del enterramiento en pleno proceso de excavación.

ESTRUCTURA FUNERARIA La fosa albergaba en su interior un depósito de 1.70 m de potencia, con una secuencia continua de deposición de restos humanos, frecuentemente intercalada por breves y localizados episodios de inundación parcial por aguas de escorrentía y, a lo sumo, dos posibles momentos de regularización de la superficie, quizás vinculados a sendos episodios de pequeños derrumbamientos que, por otra parte, se produjeron también esporádicamente a lo largo de toda la secuencia. Las primeras dataciones absolutas, así como la colocación de los individuos y la ulterior reubicación de parte de los mismos, permiten plantear un uso del lugar como lugar de deposición continua de individuos completos, muchos de ellos sujetos a fenómenos de recolocación, al margen de otro tipo de movimientos postdeposicionales que pudieron producirse de manera fortuita o intencional. Para comprender el yacimiento se debe insistir en tres cuestiones fundamentales; el número de inhumados (individuos que fueron enterrados), la composición de los mismos y la escasez de elementos de ajuar. Al término de la excavación se hizo una estimación provisional a partir del recuento de cráneos humanos que permite calcular un número mínimo de individuos de 1.300, cifra sorprendente no vista en ningún otro yacimiento de esta cronología a nivel peninsular y europeo. A esto hay que añadirle la aparición de restos de, al menos, 28 cánidos y de otros restos de animales (pertenecientes a ovejas, cabras, caballos, felinos o bóvidos) que formaron parte del ritual de enterramiento.

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Cánido completo y en posición primaria

en el centro de la cavidad. Como resultado se genera una progresiva colmatación de la cavidad mediante una estratigrafía apenas visible en la sección hecha por la excavadora, pero muy evidente si atendemos a las características del registro horizontal. La reubicación de los restos hacia el centro de la cámara, o los desplazamientos laterales en el área perimetral, se producen en muchas ocasiones cuando aún permanecen sin descomponer totalmente los tejidos blandos, pues se mantienen parcialmente las conexiones anatómicas.

Un rasgo importante del enterramiento es la escasez de elementos de acompañamiento, es decir, el ajuar es muy escaso, lo que significa que la inmensa mayoría de individuos no se acompañaron de ningún objeto. La composición del registro antropológico representa una población calcolítica completa, puesto que están incluidos todos los sectores de edad en ambos sexos. La secuencia de depósito de estos individuos completos se inició sobre el suelo de la cámara pero de forma mayoritariamente perimetral, junto a las paredes de la misma, documentándose pequeñas recolocaciones en forma de desplazamientos laterales para la acomodación de sucesivas deposiciones y quedando libre de restos toda la zona central de la oquedad. Dicha dinámica se prolongó en el tiempo, realizándose sucesivas colocaciones sobre las áreas en las que previamente ya se habían depositado otros individuos. Aparentemente, conforme dicho anillo perimetral experimenta una acumulación excesiva de restos (salvo que exista una causa ritual que se nos escapa), numerosos restos de individuos ya no sólo son desplazados lateralmente, sino que se reubican directamente

CULTURA MATERIAL La ya nombrada escasez de ajuar funerario se compone de varias decenas de vasijas cerámicas, 30 puntas de flecha, otras tantas láminas, un puñal y diversas tabletas retocadas en sílex, en torno a 30 punzones y varillas planas en hueso, 5 hachas pulimentadas, diversas cuentas de collar pertenecientes a unos pocos collares y en metal 17 punzones de sección cuadrada (uno de ellos aún enmangado en una tibia de ovicáprido), una punta y un magnífico puñal de lengüeta de 32 cm de longitud.

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Punzón de cobre de sección cuadrada, enmangado en una tibia de ovicáprido

Muchos de los resultados de los distintitos estudios verán la luz en un corto periodo de tiempo, debemos mostrar prudencia y respeto al trabajo de los distintos profesionales, por lo que no adelantaremos su trabajo en este momento. Sin embargo, tenemos un firme compromiso con todos los vecinos de Caravaca de la Cruz, que tan bien nos acogieron durante los trabajos en campo, de ofrecerles toda la información que se obtenga relacionado con Camino del Molino, puesto que mantenemos presente que forma parte de su acervo cultural y posiblemente genético.

CRONOLOGÍA Durante el proceso de excavación se dataron tres muestras de hueso con la conocida metodología del carbono 14, así los resultados evidencian que desde el inicio de la secuencia hasta que el depósito alcanzó una potencia de 105 cm transcurrieron apenas 300 años y que el yacimiento tenía una antigüedad entre 4170 y 3850 años B.P. INVESTIGACIONES El hallazgo de Camino del Molino abre, por tanto, nuevas líneas de investigación en el Calcolítico de la zona. Por primera vez contamos con un registro poblacional prácticamente completo que permitiría, entre otros, estudios detallados sobre pirámides de muerte y rasgos antropológicos y paleopatológicos de una muestra muy significativa y que incluye ambos sexos y todas las edades de una población durante unos 350 años, además del análisis detallado de su ajuar y de rasgos relacionados con dieta y salud de esta población. Actualmente el estudio de los restos óseos (tanto humanos como faunísticos) y los restos materiales sigue en curso, aunque, lamentablemente, no con la celeridad que a todos nos gustaría debido a la situación económica coyuntural. A pesar de ello, son muchos los profesionales que muestran un gran interés en obtener información de los restos hallados y muchos los estudiantes de la Universidad de Murcia que, de forma voluntaria, ayudan en los trabajos de limpieza, restauración e identificación de los restos.

AGRADECIMIENTOS No podemos dejar de agradecer a la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, el Excmo. Ayuntamiento de Caravaca de la Cruz y la Universidad de Murcia que sufragaron la excavación con diferentes aportaciones. No sería justo obviar la encomiable actitud y buena disposición del promotor de las obras en las que se localizó el yacimiento, D. Pedro Antonio Robles, quien no sólo paró inmediatamente la obra e informó del hallazgo a las autoridades, sino que, más allá de su obligación como ciudadano, asumió la cubrición y cerramiento del yacimiento para su posterior excavación, así como numerosos gastos directamente relacionados con los trabajos de campo, tanto de contratación de personal como de alojamiento de parte del equipo.

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Alabarda de silex tabular

- Pujante Martínez, A. 1999: “El yacimiento prehistórico de Los Molinos de Papel (Caravaca de la Cruz, Murcia). Intervención arqueológica vinculada a las obras de infraestructura del Plan Parcial SCR2, 1999-2000”. Memorias de Arqueología 14. Murcia: 133-172. Rihuete Herrada, C. 2002: Dimensiones bioarqueológicas de los contextos funerarios. Estudio de los restos humanos de la necrópolis prehistórica de la Cova des Càrritx (Ciutadella, Menorca), Tesis Doctoral en pdf, Universitat de Barcelona. Barcelona. - Soler Díaz, J.A. 2002: Cuevas de inhumación múltiple en la Comunidad Valenciana. Museo Arqueológico Provincial de Alicante. Alicante. - Vega Aramburu, J.I. 1999: El enterramiento neolítico de San Juan Ante Portam Latinam. Diputación Foral de Álava. Vitoria.T - Francisco Gil Cano, Cristina Ruiz García-Vaso, Diego Conde Gómez, Avilés Fernández A., María Haber Uriarte, José Mª Vázquez Autón, 2011: “Análisis de restos óseos de cánidos encontrados en el yacimiento “Camino del Molino” (Caravaca de la Cruz, Murcia): Una oportunidad execepcional para estudiar los perros que poblaron el sureste español durante el calcolítico. primeros resultados”. XVII Congreso Nacional de Historia de la Veterinaria. - A.Avilés Fernández, M. Haber Uriarte, J. Lomba Maurandi, 2011: Comunicación científica “Enterramiento múltiple del yacimiento calcolítico de Camino del Molino (Caravaca de la Cruz, Murcia)”. XVII Congreso de la Sociedad Española de Antropología Fisica.

BIBLIOGRAFÍA - Cámara Serrano, J.A. 2001: El ritual funerario en la Prehistoria Reciente en el sur de la Península Ibérica, British Archaeological Reports 913. Oxford. - Lull Santiago, V.; Micó Pérez, R.; Rihuete Herrada, C.y Risch, R. 2001: “Las cuevas de Es Carritx y Es Mussol (Ciutadella, Menorca): La Prehistoria de las Baleares a la luz de las tinieblas”. En M. Hernández Pérez (ed.): Y acumularon tesoros: mil años de historia en nuestras tierras. Caja de Ahorros del Mediterráneo. Alicante: 87102. - Lomba Maurandi, J.; López Martínez, M.; Ramos Martínez, F.; Avilés Fernández, A. 2009: “El enterramiento múltiple, calcolítico, de Camino del Molino (Caravaca, Murcia). Metodología y primeros resultados de un yacimiento excepcional”. Trabajos de Prehistoria 66 (2):143-159. Martínez Sánchez, C. 1994: “Nueva datación C14 para el Neolítico de Murcia: los abrigos del Pozo (Calasparra)”. Trabajos de Prehistoria 51 (1): 157-162. - Mercadal Fernández, O. y Agustí i Farjas, B. 2003: “Estudi paleoantropològic. La costa de Can Martorell (Dosrius, El Maresme). Mort i violència en una comunitat del litoral català durant el tercer mil.leni a.C.”. Laetania 14: 75-116. - Petit, M.A. y Pedro, M. 2005: “Hipogeos durante el III milenio AC en el nordeste de la Península Ibérica”. Mayurqa 30: 203-223.

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EL ABRIGO DE LA BOJA (RAMBLA PEREA, MULA) Y EL PALEOLÍTICO SUPERIOR DE LA REGIÓN DE MURCIA Armando Lucena, Susana Martínez CEPAR – Centro de Estudios de Prehistoria y Arte Rupestre de la Región de Murcia Los Abrigos de Rambla Perea En noviembre de 2005, Matías Raja y João Zilhão identificaron en el valle de Rambla Perea una línea de abrigos con materiales paleolíticos en superficie. Los yacimientos se hallan en el contacto entre la base de una escarpa constituida por biocalcarenitas del Mioceno Superior que delimita el margen izquierdo de la rambla, y la parte superior de una ladera estabilizada del Pleistoceno Superior (fig. 1).

Resumen de los trabajos arqueológicos La excavación de ADB se inició en 2008 con la abertura de un sondeo que alcanzó una profundidad de unos 2 m y permitió confirmar la existencia de un registro arqueológico bien preservado. Las campañas de 2009 y 2010 fueron dedicadas a la ampliación del área de excavación, debido a la naturaleza del relleno, caracterizado por un sedimento arenoso, muy suelto. Para garantizar la seguridad de los perfiles y de los excavadores hubo que escalonar la excavación y limitar la altura máxima de los perfiles a unos 2 metros. Al final de la campaña de 2010, esta ampliación ya permitía plantear el reconocimiento de la estratigrafía en profundidad. Sin embargo, esta tarea no pudo concretarse hasta 2012, cuando pudimos continuar el sondeo en los cuadros T5 y T6 hasta un nivel de bloques conteniendo materiales de tipología auriñaciense (fig. 2), a una profundidad de 2 m por debajo de la cota alcanzada en 2010, quedando así identificada toda la secuencia correspondiente al Paleolítico superior (fig.5). Metodología de excavación A fin de mejorar la resolución del registro y disponer de un mejor control de la distribución espacial de los objetos, se subdividieron las unidades estratigráficas en niveles artificiales de 5 cm de espesor (o menor, y variable en algunas ocasiones, para respetar los límites naturales de la unidad arqueológica subyacente) y los cuadros en subcuadros de 50 cm de lado, designados en función de un Norte convencional definido por el eje de ordenadas. Para el registro de materiales en la base de datos se aplicó el protocolo de atribuir entrada individualizada, con procedencia tridimensional (X, Y y Z), a los hallazgos de las siguientes categorías: útiles retocados, núcleos, láminas/hojas enteras o proximales, huesos con más de 5 cm de largo, objetos de adorno y carbones de grande dimensión, para posible datación por radiocarbono. Toda la tierra fue cribada en seco con tamiz de malla fina (2 mm) para la recuperación de restos de talla de pequeño tamaño, de carbones, y de pequeños fragmentos de hueso y concha (fig. 3). El sedimento procedente de los niveles más intensamente antropizados, ricos en carbones y cenizas, se guarda para su posterior flotación con el objetivo de recuperar posibles restos de semillas y frutos carbonizados.

Figura 1: Localización de los Abrigos de Rambla Perea

Desde 2007, en el marco de un proyecto para el estudio de la transición del Paleolítico medio al superior en la región de Murcia (Zilhão y Villaverde 2008; Zilhão et al. 2010; Lucena et al. en prensa), nuestro equipo ha realizado sondeos y después excavado dos áreas de trabajo, designadas Finca de Doña Martina (FDM) y Abrigo de la Boja (ADB). El segundo se localiza unos 50 m aguas abajo del primero, y sus coordenadas geográficas aproximadas son: 01° 29’ 20’’ W y 38° 04’ 48” N.

Figura 2: El área de excavación al final de la campaña de abril de 2013. En el centro, los cuadros T-5/6, donde se realizó el sondeo profundo.

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del registro arqueológico), entre otras, como el estudio de las estructuras de combustión (hogares), de los fitolitos (biomineralizaciones de origen vegetal), de los objetos de adorno o del polen (Palinología).

Figura 4: Arriba - Los geoarqueólogos “descifran” la estratigrafía; abajo – toma sistemática de muestras para el estudio de los fitólitos.

Figura 3: La criba/tamizado permite recuperar restos diminutos pero significativos.

Equipo multidisciplinario e internacional El equipo que viene excavando los Abrigos de Rambla Perea, bajo la dirección científica de João Zilhão, Josefina Zapata, Diego Angelucci y Valentín Villaverde, integra especialistas en distintas áreas de investigación, oriundos de varios países europeos, lo que permite plantear un abordaje científico multi e interdisciplinario, acorde con los paradigmas actuales de la investigación arqueológica. Estos especialistas suelen tener una formación de base en Arqueología, complementada por formación y experiencia en otras disciplinas científicas, generalmente a nivel de master o doctorado. La información estrictamente arqueológica se ve así ampliada por los datos obtenidos a través de la aplicación de esos métodos y técnicas específicos, para lograr una interpretación global del registro arqueológico que es a la vez antropológica, geomorfológica, paleoclimática, paleoambiental, etc. Entre las disciplinas más relevantes, cabe referir la Zooarqueología (estudio de los restos de fauna), la Paleoantropología (estudio de los restos humanos), la Tecnología y Tipología Lítica (estudio de las armas y útiles de piedra y de sus modos de producción), la Traceología (estudio de las huellas de uso de los útiles y armas), la Paleobotánica (estudio de la flora antigua), la Antracología (estudio de los carbones), la Geoarqueología (estudio de los procesos de formación y alteración

Estratigrafía y secuencia cronológico-cultural En los perfiles sur y oeste, la potencia estratigráfica reconocida mide ya de más de 4 m (fig. 5). De techo a muro, la secuencia comienza con el revuelto holoceno (unidad A), bajo el cual hay unos niveles coluvionados intermedios (unidades B y C), que contienen materiales prehistóricos, en posición derivada. El primer nivel in situ es la unidad D, correspondiente al Magdaleniense superior, fechada en 12605±45 BP (~14700 cal BP; VERA-5363) y 12965±40 BP (~15600 cal BP; VERA-5212a) sobre muestras de carbón de Juniperus sp. (probablemente enebro) y Pinus nigra (pino laricio), respectivamente. Esta unidad D estaba perturbada por una extensa red de madrigueras.

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hogar, constituido por una cubeta de ~1 m de diámetro y ~10 cm de profundidad cuyo fondo rubefacto se encontraba revestido de lajas, muy agrietadas por la acción del calor (fig. 7). La datación de muestras de carbón ha permitido fechar el nivel SW18C en 19390±100 BP (~23000 cal BP; VERA-5365), correspondiendo al Solutrense superior. El nivel SW18E, por su parte, está fechado en 20980±110 BP y 20980±120 BP (~25000 cal BP; VERA-5213 y VERA-5366), correspondiendo al Solutrense inferior. Inmediatamente por debajo, en los niveles SW18F, SW18F/G y SW18G, los materiales líticos recogidos (buriles sobre truncadura retocada) son ya de una tipología cuyas características apuntan al Gravetiense. Las últimas campañas de excavación han permitido reconocer, hacia la base de esta secuencia, niveles correspondientes al Auriñaciense, con algunos materiales líticos suficientemente diagnósticos para justificar esta cronología.

Por debajo de esta importante ocupación magdaleniense, el relleno pleistoceno ha sido designado como unidad E (unidad geoarqueológica SW18) y es muy homogéneo, estando constituido en su práctica totalidad por productos de la degradación de la pared — arenas limosas amarillas con clastos angulosos y bloques. Su subdivisión estratigráfica sólo se puede hacer sobre la base de los horizontes de antropización relacionados con la ocupación humana, generalmente marcados por el uso del fuego (termoalteraciones, estructuras de combustión, acumulaciones de cenizas). Hemos podido reconocer hasta ahora más de 20 de estas termoalteraciones, separadas por paquetes de espesor variable pero, en general, estériles o muy pobres en materiales arqueológicos. Las facies con combustión o termoalteraciones identificadas hasta ahora han sido provisionalmente designadas por una letra, de SW18B hasta SW18P. Estos niveles termoalterados presentan casi siempre una micro-estratificación en la que, de techo a muro, se distinguen unos niveles blancos o grises de cenizas, unas acumulaciones de carbones (a veces de grandes dimensiones), y una base rubefacta por la precipitación de óxidos de hierro (indicando temperaturas de combustión superiores a 400° C; figs. 5 y 6). En general, se trata de hogares planos/amorfos, de tipo open hearth, instalados directamente sobre el suelo, existiendo también hogares de cubeta y destacando un hogar enlosado (fig. 7), completo y muy bien conservado (Perlès 1977; Corchón 1982; Soler et al. 1990). Por su posición estratigráfica, en el nivel SW18B1, y su datación 14C de 16580±70 BP (~19700 cal BP; VERA-5788), adscribimos provisionalmente al Solutreogravetiense este

Figura 6: Perfil este del sondeo en los cuadros T-5/6. Dibujo a escala sobre papel milimetrado.

Materiales arqueológicos En general, los diferentes niveles de ocupación de la unidad E se caracterizan por una cantidad escasa de restos de industria lítica, en lo que contrastan marcadamente con la unidad D, cuyo recuento tipológico, a finales de la campaña de 2009, excavados unos 6 m², presentaba un total de 122 útiles retocados (Zilhão et al. 2010: tabla 2).

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SW18D podría ser también del Solutrense superior, aunque, por estratigrafía, no podamos descartar que pertenezca ya a un Solutrense medio. A pesar de su pobreza industrial en el área excavada, este nivel ha dado abundantes objetos de adorno sobre concha marina y también un fragmento de coral rojo (fig. 9). La atribución de SW18E al Solutrense inferior resulta de su posición en la secuencia y de su datación absoluta, y es acorde a las características de la industria lítica — faltan piezas de retoque plano cubriente bifacial y la única pieza apuntada es un fragmento mesial con retoques bilaterales cortos que, con toda probabilidad, corresponde a un fragmento de punta de cara plana.

Figura 7. Excavación de un hogar enlosado en los cuadros T4/5. Solutreogravetiense.

La industria lítica de los niveles solutrenses es casi exclusivamente en sílex, con raros ejemplos de aprovechamiento de otras rocas (cuarcita, caliza, cristal de roca, calcedonia). Los raspadores son relativamente frecuentes (fig. 8), y los buriles extremadamente raros. Se han hallado algunas puntas, destacando un fragmento con retoque plano cubriente, posiblemente una base de pequeña hoja de laurel, en SW18C. En los niveles SW18B, SW18B1, SW18B2, no se encontró material lítico diagnóstico. Sin embargo, la continuidad en las materias primas (especialmente en lo que concierne la preferencia por la calcedonia) y en la tecnología de base, así como la presencia de piezas apuntadas hechas sobre lámina, sugieren que estamos todavía en la tradición solutrense; nuestra hipótesis es, por lo tanto, que estos niveles pertenecen al Solutreogravetiense y no al Magdaleniense antiguo, como también podría plantearse. Las dataciones absolutas obtenidas son acordes con esta hipótesis, puesto que sitúan estos niveles entre 17430±70 BP y 16580±70 BP, es decir, en fechas idénticas as indicadas por la datación del hogar solutreogravetiense de la Ratlla del Bubo (Crevillent, Alicante) — 17360±180 BP (Ly-5219; Soler et al. 1990). Los niveles SW18D y SW18E tampoco han dado materiales diagnósticos. De SW18C/D procede un fragmento de pieza microlítica de dorso con posible fractura de impacto, por lo que el nivel

Figura 8. Materiales líticos de sílex de ADB. Arriba, raspadores, Magdaleniense superior; centro y abajo, raspadores y láminas, Solutrense.

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Conclusiones Los trabajos en el Abrigo de La Boja han permitido la identificación y la caracterización preliminar, durante la fase de sondeo, de una secuencia arqueológica del Paleolítico superior, con una potencia estratigráfica de casi 5 metros. Se han podido reconocer ya todos los principales horizontes cronológico-culturales de este periodo, en base a la industria lítica y a la extensa serie de dataciones por radiocarbono, obtenidas a partir de muestras de carbón recuperadas en las numerosas estructuras de combustión. La excelente preservación que caracteriza este yacimiento podrá permitir, con la continuación de los trabajos y la excavación en extensión de las ocupaciones ya reconocidas, la definición, con elevada resolución, de las sucesivas transiciones entre esos horizontes. La elevada cantidad de hogares y la abundancia de carbón, por lo general muy bien conservado y con ejemplares de dimensiones considerables, garantiza la posibilidad de obtener fechas absolutas para esos momentos de cambio, a través de la datación radiocarbónica de muestras inequívocamente asociadas a los hechos arqueológicos que se pretendan datar. Consideramos, por estos motivos pero también por tratarse de un yacimiento ubicado en el interior murciano, que los resultados de esos trabajos podrán constituir, en un futuro no muy lejano, una significativa contribución al conocimiento del Paleolítico en la Región de Murcia y en el sureste peninsular, sumándose así a las aportaciones realizadas por destacados investigadores/as que han estudiado este periodo de la Prehistoria en Murcia, sobre todo en la costa (Mazarrón, Cartagena), desde los esfuerzos pioneros de Louis Siret y Juan Cuadrado a las revisiones de Javier Fortea y, más recientemente, a los trabajos y tesis de Carmen Cacho (Cacho 1980), Ricardo Montes y Miguel Martínez Andreu, entre otros (Andreu 1989, 1994).

Figura 10: Adornos, Auriñaciense. Arriba – concha sin perforar pero cubierta de ocre rojo; abajo – conchas perforadas.

Figura 9: Restos malacológicos y adornos (conchas perforadas), Solutrense.

Agradecimientos Cabe destacar y agradecer el apoyo prestado a este proyecto por las Universidades de Murcia, Valencia, Barcelona, Trento (Italia) y Colonia (Alemania), el Museo de Arte Ibérico El Cigarralejo de Mula, la Dirección General de Bienes Culturales de la CARM, el Ilmo. Ayto. de Mula y la Fundación Séneca. Bibliografía - Andreu, M. M. 1989: El Magdaleniense superior en la costa de Murcia. Consejeria de Cultura, Educación y Turismo, Murcia. - Andreu, M. M. 1994: “El Paleolítico superior”. Eiroa, J. J. (ed.) Prehistoria de la Región de Murcia. Universidad de Murcia, Servicio de Publicaciones, Murcia: 67-113. - Cacho, C. 1980: “Secuencia cultural del Paleolítico Superior en el Sureste español”. Trabajos de Prehistoria 37: 65-108. - Corchón, M. S. 1982: “Estructuras de combustión en el Paleolítico: A propósito de un hogar de doble cubeta de la Cueva de Las Caldas (Oviedo)”. Zephyrvs XXXIV-XXXV: 27-46. - Lucena, A., Martínez, S., Angelucci, D. E., Badal, E., Villaverde, V., Zapata, J. y Zilhão, J. (en prensa): “La ocupación Solutrense del - Abrigo de La Boja (Mula, Murcia, España)”. Actas del Congreso Internacional El Solutrense: Centenario de las Excavaciones en La Cueva de Ambrosio. Espacio, Tiempo y Forma, Serie I. Prehistoria y Arqueología. UNED. - Perlès, C. 1977: Préhistoire du feu. Masson, Paris. - Soler, B., Badal, E., Villaverde, V. y Aura, E. 1990: “Nota sobre un hogar solútreo-gravetiense de la Ratlla del Bubo (Crevillent, Alicante)”. Archivo de Prehistoria Levantina 20: 79-93. - Zilhão, J. y Villaverde, V. 2008: “The Middle Paleolithic of Murcia”. Treballs d’Arqueologia 14: 229-248. - Zilhão, J., Angelucci, D., Badal, E., Lucena, A., Martín, I., Martínez, S., Villaverde, V. y Zapata, J. 2010: “Dos abrigos del Paleolítico superior en Rambla Perea (Mula, Murcia)”. En X. Mangado (ed.), El Paleolítico superior peninsular. Novedades del siglo XXI. Universidad de Barcelona, Barcelona: 137-148.

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EL ABRIGO DE SALCEDO De cuantos misterios ocultan nuestras montañas, es el Arte Rupestre el que posee un carácter más enigmático y misterioso, siendo posiblemente la manifestación del pasado con mayor carga de información, abarcando tanto aspectos figurativos de la lejana vida ordinaria, como los poco conocidos aspectos conceptuales que manifestaban sus conductas, representadas de una manera tan gráfica para que fuesen vistos por otros, y hacerles llegar de ese modo su cultura o su información propia. Ahora somos nosotros los que encontramos esas antiguas manifestaciones rupestres en los rincones rocosos menos esperados, y los que nos volvemos a preguntar por el pasado de los pueblos, y por el entendimiento del proceso que la sociedad ha vivido desde la prehistoria conocida hasta convertirnos en lo que somos, entre otras muchas preguntas … Hace aproximadamente unos cien años que se vienen descubriendo manifestaciones de arte parietal en nuestras tierras, siendo Caravaca el único municipio que quedaba en la zona carente de este tipo de arte en su modalidad prehistórica. Pero sucedió que el caluroso pasado 20 de agosto de 2012, mientras realizaba labores de prospección de cuevas en el Barranco del Agua, fui casualmente a descansar en la mejor sombra que encontré, y al sentarme, sin más, observé dudoso y escéptico que existía la posibilidad de que alguien hubiese estado sentado en el mismo sitio que yo hace algunos miles de años y hubiese dejado trazos y rastros de óxido de hierro en el panel de piedra de un corte de falla que tenía ante mis ojos. Unos días después, volví para rastrear bien la zona y encontré más trazos colorados en abrigos anexos. Después de contrastar con algunos especialistas, no hubo duda de que eran pinturas rupestres, del tipo esquemático, y que por fin Caravaca albergaría este Bien Patrimonio de la Humanidad. Se encuentran algo corroidas, incluso se aprecia como han patinado concreciones cálcicas sobre uno de los motivos, haciéndonos intuir el proceso de destrucción o solapado natural que se ha producido. No debemos desvelar el punto concreto de su ubicación, ya que no suponen un reclamo turístico, y la UNESCO no recomienda el uso de recurso turístico como tal, para este tipo de arte tan delicado.

Primer plano del panel principal, con los motivos 1 y 2.

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Motivos 1 y 2. En el primer abrigo es donde aparecen más claras las pinturas, de las que solo han podido sobrevivir, en principio, dos figuras, sobre un panel liso perteneciente al corte de una falla. El motivo 1 es un trazo horizontal de unos 7 cm., del que parecen converger algunos trazos mas cortos en vertical, dando una sensación zoomorfa, aunque es más bien admisible dentro de una interpretación abstracta para la vista humana, teniendo en cuenta el factor cal, que ha deteriorado naturalmente sin piedad este arte dificultando su interpretación figurativa, y cuanto más, hace imposible la

interpretación semántica o conceptual. Parece estar dibujado con un instrumento más basto de lo que pudiera ser un dedo o un pincel o pluma. El motivo 2 se sitúa unos 15 cm en la parte inferior izquierda del motivo 1, que se enmarca centrado en el panel. Se trata de una representación esquemática reconocible como un tipo antropomorfo “en golondrina”, y difiere tanto en el tono del color, que tiende al rosado, como en la técnica de realización, que muestra un trazado lineal interpretable a nivel figurativo, realizado con otro método de aplicación del óxido de hierro.

Motivo1

Motivo 2

Motivo 3

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Decorrelación de Motivos 1 y 2

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Decorrelación Motivo 3

humano, un símbolo indicativo, etc.… si bien hay que decir que es una forma muy habitual en las representaciones esquemáticas. Motivo 4. Se trata de un simple trazado horizontal de unos 4 cm en forma lineal que parece formar parte de otros motivos ya desaparecidos, en cuanto a rastro de óxido que se muestran entorno a el. Se ubica en una hornacina, y es difícil de ver por estar ubicado en la parte superior de esta.

Motivo 3. Aparece en un abrigo anexo a unos 5 metros, dibujado en la única parte lisa que ha respetado el desconche producido por el agua. Mide unos 4 cm. y su trazo describe un ángulo de 90 grados, partido por una arista sobre los 45 grados apuntando a las 7h, con un grosor algo mayor al motivo 2 siendo de menor longitud. Se pueden desprender de él interpretaciones variadas como la de ser una flecha, un ave, un torso

Vista general del abrigo principal

Vista del rastro del Motivo 4

Decorrelación gráfica motivos 1 y 2. Filtro LAB Dstretch

cuestión de conciencia que se transmite a pequeños, de aprovechamiento de un nos pertenece y que nos es intrínseco, la vez algo tan universal como el arte, que podría ser denominado autóctono.

Es responsabilidad de los caravaqueños en general y de la administración en concreto, la preservación del Arte Rupestre, pero poco podemos hacer si no contribuimos a generalizar una conciencia de respeto, curiosidad, y amor por el Patrimonio y el estudio del pasado. Es una

de grandes legado que y que es a y tan local

Pedro Lucas Salcedo Documentalista y Especialista Universitario en Virtualización del Patrimonio BIBLIOGRAFIA: -

Breuil, H. y Burkitt, M.C. (1929). Rock Paintings of Southern Andalusia. A description of a Neolithic and Copper Age Art Group. Oxford University . Motos Fernández, Federico (de). Carta en la que se comunica el hallazgo de unas cuevas con pinturas rupestres en el sitio denominado Estrecho de Santonge (Vélez-Blanco), en un lugar distinto a los hallazgos realizados por el Abate Breuil en mayo de 1913 (…). ISBN: CAAL/9/7944/23(2) Anna Alonso Tejada y Alexandre Grimal Navarro. 1999. Introducción al Arte Levantino a través de una estación singular: La Cueva de la Vieja (Alpera, Albacete), Editado por la Asociación Cultural Malecón de Alpera, Alpera. ISBN 84-605-9066-6 El Conjunto Prehistórico y de Arte Rupestre de El Milano. Ed. Miguel San Nicolás del Toro (autores varios) ISBN978-84-7564-526-1, CEPAR Las Pinturas Rupestres Esquemáticas del Abrigo de Riquelme, Jumilla. Medina Ruiz, A.J., Martínez Collado, F.J., Hernández Carrión, E., López Campuzano M., San Nicolás del Toro M. iMonogrfias CEPAR isbn 978-84-7564-631-2

- San Nicolás del Toro, M. (1985) Las Pinturas esquemáticas del Abrigo del Pozo, Calasparra.

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SANTUARIOS RUPESTRES IBÉRICOS EN LA BASTETANIA ORIENTAL José Ángel Ocharán Ibarra Resumen Dentro de los espacios culturales del mundo ibérico, los grandes desconocidos son los loca sacra libera, pues son pocos, debido a su carácter natural, los que podemos reconocer en la actualidad. De entre ellos, quizás los más interesantes e identificables sean los santuarios rupestres. Cuevas y sobre todo abrigos cuyos materiales nos atestiguan un uso cultual en época ibérica, posiblemente herencia de las manifestaciones de religiosidad más antiguas de la Península e influenciados en gran medida, a tenor de nuestras investigaciones, por el mundo espiritual fenicio-púnico. Exponemos algunos “esbozos” de los resultados obtenidos fruto de las prospecciones programadas, realizadas al amparo del proyecto Santuarios rupestres ibéricos en la Bastetania oriental. Y del estudio en profundidad de los materiales inéditos de estos yacimientos, procedentes de las prospecciones y los albergados en los diferentes Museos Arqueológicos. Así como una primera aproximación a los resultados obtenidos del estudio del santuario de La Nariz (Moratalla), ejemplo paradigmático estos loca sacra en la Región de Murcia, que aunque conocido y citado desde la década de los 70 nunca había sido objeto de estudio en profundidad. Palabras clave; Santuario Rupestre Ibérico, La Nariz, Moratalla, Murcia. IBERIAN CAVE SANCTUARIES IN THE EASTERN BASTETANI TERRITORY Abstract. Among the cultural spaces of the Iberians, the loca sacra liberae are the least known, since we can recognize but a few, given their natural character. Among them, the cave sanctuaries may be the most interesting and identifiable. They are caves or, mostly, shelters, which materials prove their cultural purpose in Iberian times, most likely as a continuation of ancient religious cults, and influenced by the Phoenicians-Punic spiritual world. We present the outcome of the prospecting conducted in the framework of the Santuarios rupestres ibéricos en la Bastetania oriental (Iberian Cave Sanctuaries in the Eastern Bastetani Territory) Project, as well as from the thorough examination of the site materials in the MAM, and other unpublished ones coming from the prospecting. We also present a first approximation of the outcome related to the sanctuary of La Nariz (Moratalla, Murcia), a paradigmatic example of the Iberian loca sacra in the Region of Murcia, known and mentioned since the seventies, although never the subject of detailed investigation. Key Words. Iberian Cave Sanctuary, La Nariz, Moratalla, Murcia.

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Introducción. El punto de partida de este

Método. Partimos de la recopilación sistemática de todos los posibles santuarios rupestres de la Región de Murcia y zonas limítrofes y sus elementos materiales, muebles e inmuebles, que nos ayuden a interpretarlos dentro de las estructuras sociales e ideológicas del mundo íbero. Con el propósito de establecer un criterio comparativo entre los mismos, por un lado, y con el resto de cuevas-santuario de la Península Ibérica y manifestaciones semejantes dentro del ámbito mediterráneo, por otro. Para mediante su estudio arqueológico, tratar de deducir constantes que nos permitan establecer un posible patrón. Para todo lo cual se utilizaron las fuentes escritas, tanto antiguas como modernas, así como la investigación estrictamente arqueológica. Partiendo del estudio de toda la historiografía referente a los santuarios rupestres ibéricos conocidos en el Sureste y sus materiales, se analizarán uno por uno todos los que presenten posibilidades de serlo. El punto de partida fue la recopilación sistemática y exhaustiva de todas las cavidades que de alguna forma habían sido consideradas santuario ibérico por los diferentes autores y cartas arqueológicas. El resultado de esta labor que supuso más de un año de trabajo de biblioteca y búsqueda en los museos y cartas arqueológicas concluyó con un resultado de 36 cavidades. En las que no existía acuerdo entre las fuentes, respecto a su uso y función, por lo que se hacía necesaria la revisión individualizada de cada una de ellas y sus materiales. La metodología de trabajo se centró en dos grandes bloques o ámbitos: A. El estudio del santuario propiamente dicho, y B, el análisis de los materiales procedentes de estos. En los supuestos de las cavidades consideradas de algún modo santuarios y las susceptibles de serlo localizadas en el transcurso de los trabajos, se procedió a su estudio en profundidad. Que incluye su levantamiento topográfico, planimetrías de los mismos, recogida y estudio de material de superficie, análisis SIG de visibilidad y aprovechamiento; estudio mediante Polígonos Thiesen de relación con poblados circundantes, estudios de orientación y, esta es una constante relativamente novedosa que nos vamos encontrando, relación de esta orientación respecto a las variaciones del eje solar mediante el estudio astrofísico en determinados momentos del año. Así, el primer paso consistió en la prospección sistemática y exhaustiva de cada una de ellas y su

proyecto, fue la recopilación sistemática y exhaustiva de todas las cavidades que de alguna forma habían sido consideradas santuario ibérico por los diferentes autores y cartas arqueológicas. El resultado de esta labor que supuso más de cuatro años de trabajo de biblioteca, prospecciones y búsqueda en los museos y cartas arqueológicas concluyó tras analizar cientos de cuevas y abrigos, con un resultado de 36 cavidades. En las que no existía acuerdo entre las fuentes, respecto a su uso y función, por lo que se hacía necesaria la revisión individualizada de cada una de ellas y sus materiales. El objetivo principal del proyecto, fue determinar correctamente en base a su estudio arqueológico, cuales son las cavidades que podemos considerar santuarios de época ibérica en la zona geográfica propuesta del Sureste, que incluye la Región de Murcia y limites inmediatos en las provincias circundantes. Mediante el análisis, prospección y estudio de materiales de dichas cavidades. Se pretende determinar las características de estos posibles espacios culturales, al tiempo que establecer diferencias y singularidades respecto al resto de las cuevas-santuario del ámbito ibérico. Para tratar de desentrañar su posible función y significado dentro del contexto sociocultural del mundo ibérico del Sureste, su personalidad respecto a manifestaciones semejantes en otras áreas ibéricas o del ámbito circunmediterraneo protohistórico, así como el correcto encuadre cronológico de estos loca sacra libera, sus antecedentes y pervivencia en el tiempo. Por lo que el primer paso ha sido la correcta catalogación de los santuarios rupestres en el ámbito geográfico que nos ocupa, aunque los limites del proyecto fueron mayores, atenderemos ahora a la Región de Murcia. Para ello una de las cuestiones iniciales fue establecer cuál era el fósil director que nos permitiera calificar una cavidad como santuario rupestre ibérico, fuera de toda duda razonable. A nuestro entender, la única característica definitoria de una cavidad como santuario rupestre ibérico debe ser; que se trate de un espacio inhabilitado para su ocupación habitacional, en el que la cantidad o calidad de los restos materiales atestigüen su uso reiterado en el tiempo con un fin, que tras ser descartados todos los posibles, se nos revele cultual o simbólico como única alternativa.

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Resultados. Por lo que el primer resultado de los trabajos, ha sido la correcta catalogación de los santuarios rupestres en el ámbito geográfico que nos ocupa. Actualmente ya podemos adelantar que terminando el grueso de las cavidades correspondientes a la Región de Murcia, el estudio nos revela un único santuario rupestre de cronología ibérica, susceptible de ser intervenido de forma científica mediante su excavación arqueológica programada; La Nariz (Moratalla), y tres que presentan posibilidades con matices Cueva Negra (Fortuna) y los que lamentablemente ya nunca podrán ser analizadas de forma científica; la destruida Poyo Miñano (Cehegín) y el actual santuario de la Esperanza (Calasparra). Por lo que se procedió al estudio en profundidad del que consideramos único santuario rupestre ibérico en la Región de Murcia, fuera de toda duda razonable; La Nariz (Moratalla, Murcia).

entorno, con lo que el número creció exponencialmente. Solamente en la zona del Noroeste de la Región de Murcia, por poner un ejemplo, se analizaron 93 cavidades. Si tenemos en cuenta que el estudio incluye 14 comarcas repartidas entre las diferentes comunidades, esto nos dará una idea del ingente trabajo al que nos enfrentamos, solamente en el proceso de prospección. Este trabajo, a pesar de su dureza, arrojó excelentes resultados pues nos encontramos con que la gran mayoría de las cavidades estaban mal georeferenciadas; algunas destruidas, otras mostraban confusión o duplicidad en los nombres e incluso casos de cuevas que directamente no existían. Tras el análisis de la cavidad en concreto, se procede a estudiar el santuario en su entorno prospectando la zona en extensión con la intención de ubicar los yacimientos en su ámbito arqueológico determinando o no relaciones con los yacimientos circundantes. Esto además de permitirnos estudiar los santuarios en su correcto ámbito cronoespacial, ha posibilitado la localización de varios yacimientos inéditos de diversas cronologías que han sido comunicados a Patrimonio a través de las obligatorias memorias. Además de los avances en el conocimiento de nuestro patrimonio nos ha aportado algunas importantes sorpresas como, entre otras, la localización de un posible altar de sacrificios inédito vinculado directamente con una de las cavidades estudiadas por su posible uso cultual. Así mismo, paralelamente al estudio extensivo del entorno se ha procedido a la recogida de las fuentes etnológicas vinculadas a las cavidades, mitos y leyendas de los lugareños, que aunque demasiado alejadas en el tiempo para constituir una fuente etnográfica, no deja de sorprendernos como casi siempre se repiten en su fundamento; normalmente relacionadas con el agua presente en estas cavidades y los marcadores solares de solsticios y equinoccios. Delimitado el yacimiento y propuestos a patrimonio los diferentes polígonos de protección pasamos al estudio de los materiales; los nuevos localizados en nuestra intervención, los existentes repartidos por los diferentes museos e incluso alguno desaparecido pero referenciado en la historiografía. Los materiales son inventariados, fotografiados, dibujados los significativos y estudiados individualmente y en conjunto.

Fig.1-Santuario rupestre ibérico de La Nariz. (Dibujo a plumilla)

De su estudio se han extraído importantes características que lo identifican como tal santuario rupestre; Dificultad de acceso. Un solo punto de entrada. Situado sobre un barranco. Sin condiciones de habitabilidad pero con gran cantidad de material cerámico. Asociado al agua, con piletas adaptadas de forma antrópica para su recogida. Presencia de materiales con función votiva u ofrendas. Y otras que lo singularizan dentro de este tipo de loca sacra; la inexistencia de relación directa con poblados, que pueden indicarnos un posible carácter supraterritorial, a nuestro entender vinculado a las vías de comunicación. La práctica ausencia de exvotos, a excepción de un pequeño cuchillo “afalcatado”, en los restantes, es cuanto menos, dudoso su carácter votivo. Previa a la excavación arqueológica, nuestra creencia es la posibilidad de que en este s. II a.C. la idiosincrasia del exvoto, entendido este

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animal con profundas connotaciones en el mundo simbólico ibérico. Nuestro estudio en profundidad de la pieza original albergada en el Museo Arqueológico de la Región de Murcia nos lleva a desechar definitivamente esta vinculación debido a la interpretación subjetiva de las figuras en él contenidas y repetida en la historiografía a raíz de los dibujos del desaparecido profesor Lillo. La nueva lectura de la pieza original con ayuda de la fotointerpretación, el reintegro cromático y su estudio microscópico, nos llevan a vincular esta “diosa” o figura alada femenina con las aves pues son este tipo de animales los que la rodean además de ser también estas aves, posiblemente gallináceas las figuras en que se metamorfosean sus brazos; y no carnívoros como se ha mantenido a lo largo del tiempo repitiendo la interpretación de Lillo (Chapa y Rodríguez, 1993). Fue también analizado al igual que todas las piezas el resto de canino, en este caso concreto gracias a la ayuda y colaboración desinteresada de la Fundación Lobo Ibérico, la cual tras el análisis de la pieza por sus biólogos especialistas determinó que era del todo imposible que el resto óseo perteneciera a ningún tipo de lobo. Más aún, que seguramente, más que de cánido fuera de algún gran félido posiblemente el Linx Pardinus o lince.

como ofrenda votiva, haya cambiado en su forma aunque no en su fondo, desapareciendo las típicas figuritas de bronce en favor de ofrendas perecederas o quizás aun no detectadas. Tampoco resulta inusual la ausencia de exvotos figurados en los santuarios rupestres (Marín Ceballos, 20002001, 32-34), singularizándose éstos históricamente más bien por el hallazgo de vasos con predominio de una tipología característica (Martínez, 1992, 261-277) y de un tamaño de imposible uso doméstico. Sí resulta más singular la ausencia de esta tipología cerámica aludida; principalmente vasitos caliciformes. A excepción de un resto de borde dudoso, en La Nariz a la luz de las actuales investigaciones no existe presencia de caliciformes. Sí, en cambio, abundan las urnitas de pasta gris y sobre todo los grandes contenedores. Estos contenedores están reflejados además en la inusual presencia de una importante cantidad de grandes lañas de plomo utilizadas para su reparación. Además de ir desechando, tras su análisis, viejas teorías como la anterior vinculación de este santuario a la figura del lobo. Este yacimiento es conocido desde antiguo por pertenecer a él el fragmento cerámico conocido como La Diosa de los Lobos así interpretada por Lillo (Lillo, 1983), y que junto a lo que él consideró un canino de lobo contribuyó a vincular la cavidad a la figura de este

Fig.2 - Detalle y dibujo del fragmento cerámico 28-110-0-1

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agua o estar directamente relacionados con esta. Elemento natural, el agua, que fundamenta a nuestro entender, la razón de ser de estos santuarios rupestres ibéricos. Van surgiendo nuevas líneas de investigación: Entre ellas, la utilización de estas cavidades en un primer momento de la Edad del Bronce documentado en los materiales localizados así como la inexorable presencia de poblados de esta cronología en las proximidades inmediatas. Su vinculación a manifestaciones de Arte Rupestre. La localización de materiales fenicio-púnicos que junto a más que llamativas semejanzas morfológicas entre los santuarios ibéricos y los púnicos estudiados en Túnez, Cerdeña y Gibraltar y las teorías sobre las diosas aladas argumentadas por diversos autores como Olmos o González Alcalde, nos conducen a la sospecha de pervivencias culturales del mundo púnico en este tipo concreto de santuarios rupestres en época ibérica. O la novedosa línea de investigación de la estrecha relación de la orientación de estas cavidades y las variaciones del eje solar. Ya apuntada por Almagro Gorbea y que nos lleva a observar fenómenos verdaderamente asombrosos en las inmediaciones de los solsticios. Estas, junto al grafismo ibérico en alguna de estas cavidades, son quizás las líneas más llamativas que estamos siguiendo entre otras muchas de carácter menos espectacular pero no menos importante. Es todavía mucho el trabajo que tenemos por delante para tratar de desentrañar, mediante nuestra modesta aportación, algo del significado cultual de estos santuarios naturales quizá una de las muestras de religiosidad más antigua y desconocida dentro del mundo ibérico. A lo que trataremos de dar respuesta mediante el segundo paso del proyecto que ya esta en marcha; la excavación arqueológica programada del santuario rupestre ibérico de La Nariz (Moratalla, Murcia).

Conclusiones. Las líneas de investigación han avanzado no solamente en el sentido de determinar los pocos santuarios ibéricos reales que coexistían dentro del gran cajón de sastre con cavidades utilizadas como refugio o incluso usos aún más esporádicos. Actualmente ya podemos adelantar que terminando el grueso de las cavidades correspondientes a la Región de Murcia, el estudio nos revela cuatro posibles santuarios rupestres; dos que lamentablemente ya nunca podrán ser analizadas de forma científica; la destruida Poyo Miñano (Cehegín) y el actual santuario de la Esperanza (Calasparra). Con lo que resultan solo dos, los santuarios rupestres fuera de toda duda razonable; Cueva Negra (Fortuna) en la que las transformaciones sufridas hacen que sea prácticamente inviable un estudio científico de su potencial arqueológico y La Nariz. (Moratalla) cuyo excepcional estado de conservación la convierten en idónea para la comprensión de estos santuarios mediante su excavación arqueológica programada. Se trata de un santuario con una larga ocupación en el tiempo y un momento de máximo desarrollo en el s. II a. C. De carácter supraterritorial que debe ser comprendido a nuestro entender en relación con las vías de comunicación. Con una presencia cerámica atípica concretada en los grandes contenedores, cerámica de pasta gris y práctica ausencia de vasitos caliciformes. Tipológicas cerámicas que entendemos dentro de un contexto de libaciones y comidas rituales, en las que el agua y posiblemente el fuego jugarían un papel primordial. Con una morfología y orientación probablemente escogida. Y a tenor de nuestras investigaciones sobre el mencionado fragmento cerámico 28-110-0-1 y el pretendido canino de lobo que históricamente se esgrimían para defenderla, sin vinculación a la figura de este animal y si posiblemente a deidades de carácter femenino relacionadas con la figura de las aves. Estrechamente conectadas a cavidades con un amplio arco cronológico de uso, que unen a su carácter ctónico el constituirse en nacimientos de

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LOS RELIEVES DEL DESPOTES HIPPON

Vista frontal del relieve caravaqueño del Despotes Hippon. Foto: @ Museo Arqueológico de la Soledad (Caravaca)

puertas, del inicio y del final, con quien comparten la Bifrotalidad o bicefalia. Si marcaba lindes de terrenos, si era un artefacto votivo, o bien, si tenía algún tipo de función ritual, es algo desconocido para nosotros sin poder contextualizar estas piezas que aparecen en medio de terrenos agrícolas sin un yacimiento mediante el cual podamos relacionarlos directamente a un periodo histórico, aunque las teorías apuntan a situarlos en horizontes iberos o de la Romanización. No tiene desperdicio realizar una breve síntesis de las apariciones de estas piezas en lugares tan dispares como Valencia, Alicante, Murcia, la Costa Almeriense, Andalucía y Extremadura. En el British Museum existe también un Potnios theron procedente de Cumas, representado entre leones rampantes, y existen representaciones etruscas del Potnios Hippon datadas en época jónica, similares a las del albacetense Llano de la Consolación, en las que se representan a los equinos, pero superpuestos en dos filas de a dos, la misma iconografía ha sido encontrada en Asia (Siria) sustituyendo los animales por grifos; también han aparecido series con animales con características ornitomorfas (bien

A lo largo del pasado siglo fueron apareciendo intermitentemente en zonas rurales y agrícolas del Sureste peninsular estos emblemáticos relieves que representan a un Despotes Hippon bifonte, cuyo uso o significado está aún cuestionado y discutido. El hallazgo de esta figura en concreto en nuestras tierras, y que descansa hoy día en custodia del Museo Arqueológico de la Soledad, fue editado por primera vez en 1983 por Miguel San Nicolás, acercándonos a una finca situada cercana al área de los Villaricos, cercana al río Quípar, y al momento del descubrimiento por parte de Pedro Puerta Teruel, vecino de la zona. El hallazgo se produjo en circunstancias de labores de montaña, en una zanja practicando intensos desmontes. Se trata de una pieza tallada sobre calcoarenita, de unos 60 cm. de ancho por 47 cm. de alto que representa a un ser antropomorfo con sendos caballos a cada lado simétricamente enfrentados, y apoyados sobre las cuatro patas (postura sedente). En éste tipo de figuraciones, al personaje central se le ha interpretado y denominado como Despotes hippon o bien como Potnios (theron o hippon), o Epona (guardiana de los establos), seres parecidos a Jano, dios de las

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conocidas en el mundo de la cerámica pintada ibera), o potnios cretenses con Pegasos … Pero atendamos a J. M. Blázquez, quien en 1954 cita ya la existencia localizada de 8 de estos ejemplares, y asegura que los relieves de Sagunto ya fueron estudiados hace más de dos siglos por académicos como Cean, Hubner, Chabret, también con posterioridad por P. Paris, y Fernández de Avilés. Como nos indica éste último autor, cabe mencionar que en relieves de Sagunto, los caballos adoptan “una postura estante”, del mismo modo que los aparecidos en Mogón de Jaén, y uno de los dos aparecidos en Los Villaricos de Almería. También aparece en Galera otra pieza similar sobre una urna del s. IV a.C. en idéntica postura. El aparecido en Balones (Alicante) guarda similitud iconográfica, si bien difiere en la distancia de los brazos respecto a los hocicos de los caballos. Pero volviendo de nuevo a nuestras tierras; debemos comentar el hallazgo que relata J. J. Eiroa, y A. Martínez Rodríguez, y que nos traslada a la pedanía lorquina de La Escucha, en la rambla de Nogalte, donde permanecían incrustados tres relieves de los que dos fueron donados en 1988 al Museo de Lorca por Manuel Soler Bernabé, y que habían sido descubiertos unos cincuenta años atrás en una bancalada de la zona. Estas representaciones son similares, teniendo los caballos una postura sedante vertical, llegando las manos del bifronte hasta sus hocicos. De la figura antropomorfa llama rápidamente la atención la silla

de tijeras sobre la que permanece sentado, no pudiéndonos ser de gran ayuda la referencia y el contexto de este mueble, pues era usado en diferentes épocas y civilizaciones. DESDE LA PREHISTORIA El caballo ha sido un animal cercano a los humanos desde la Prehistoria, y es posible que sea uno de los mamíferos que más nos ha aportado como especie. Los équidos son además uno de los animales más representados en el Arte Rupestre paleolítico. Podemos ver representadas especies extintas de caballos, como el equus ferus (parecido al tarpán), posando junto a leones, uros y bisontes … y que bien pudo servir de alimento a las generaciones anteriores al Neolítico. Sobre su domesticación, cabe decir que es un tanto incierta, puesto que la convivencia con estos pudo pasar del asalvajamiento de las manadas a unas actitudes asilvestradas junto a grupos en camino constante hasta que fueron formalizándose asentamientos en la Edad de los Metales o el Neolítico final. También se supone la invención de la rueda ligada a estos periodos de domesticación del caballo y asentamiento poblacional. Cabe también hablar de las indicaciones sobre el pueblo Kurgan que nos ofrecen autores como Marija Gimbutas, quienes posiblemente usaron el caballo con fines bélicos y para desplazarse desde las zonas caucásicas hasta zonas alpinas prácticamente desplazando con ellos su cultura. En nuestras tierras, tenemos posibles noticias del cambio de relación respecto a estos animales en el entorno de La Encarnación, habiendo aparecido restos en el poblado calcolítico. Ya en la Edad de Hierro, cobra relevancia la crianza de los caballos de tiro, que ya fueron usados por sumerios durante el Cobre final para labores de arrastre y grandes cargas. Jinetes númidas empleaban razas ligeras, que permitían su estrategia de orbitar por los flancos en batallas y escaramuzas velozmente, disparando desde media distancia sin entrar en combate. Su uso doméstico y bélico se fue desarrollando a la par que los avances técnicos hasta la Edad Media y su declive tras la Rev. Industrial con el motor.

Detalle del caballo grabado en el relieve de La Encarnación. BIBLIOGRAFIA

- Blázquez, J.M. (1954) “Dioses y caballos en el mundo ibérico” - San Nicolás, M. (1983) “Un nuevo relieve del domador de caballos procedente de La Encarnación (Caravaca)”. - J.J. Eiroa, A. Martínez Rodríguez. (1987) “Noticias de dos representaciones del Potnios Hippon encontradas en Lorca. - Los relieves del domador de caballos y su significación en el contexto religioso iberico. 1997. Quad. Preh. Arq. Cast. 18. Marín M., Padilla Monge A.. - Verdú Bermejo J. C., “INFORME SOBRE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA REALIZADA EN EL POBLADO CALCOLÍTICO DE “EL ESTRECHO” (CARAVACA)”, EN NOVIEMBRE DE 1995.

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ARCOS PREHISTORICOS La mayoría de arcos y fragmentos de arcos encontrados en el Neolítico son de Centro Europa y se ubican a finales del VI milenio aC, entre 5200-5000. En España, en la Draga, los tres últimos arcos aparecidos, son el conjunto de esta arma más antiguo de Europa en el Neolítico. El último de ellos apareció entero en un contexto que esta datado alrededor del 5.400-5.200 a.C. correspondiendo al momento de ocupación más antiguo del yacimiento. Este arco tiene una longitud de 108 cm. con sección planoconvexa y fue fabricado en madera de tejo (taxus baccata) Existen gran variedad de modelos, hasta llegar al arco moderno este se fabrica en diferentes materiales (fibras, maderas laminadas, etc.) Sin embargo los arcos del Mesolítico y del Neolítico, fueron fabricados mayoritariamente en madera de tejo, al igual que los famosos arcos ingleses con una longitud desde 180cm. y que podían alcanzar una potencia de 160 y 182 libras, desempeñando un importante papel en las batalla de Crécy y Agincourt en donde los franceses fueron derrotados, pese a la superioridad de su número.

El concepto del arco es simple, un palo de madera que flexione y tenga buena recuperación, este se arquea por mediación de una cuerda sujeta en cada uno de sus extremos (tips).

(Arco plano) Partes de un arco

La fabricación de arcos en la Prehistoria supuso un gran avance cinegético ya que esta nueva arma permitía cazar a mayor distancia reduciendo el riesgo, no solo supuso un avance en la caza sino que también fue un arma utilizada en la guerra durante siglos. Las primeras evidencias de utilización en la guerra se encuentran en las puntas de flecha fabricadas en sílex y alojadas en huesos humanos, como es el caso de Ötzi (el Hombre de los Hielos) donde se halla una punta alojada a unos 5 cm. del corazón, o los enterramientos del Cerro de la Cabeza en Ávila, donde se hallaron enterramientos con heridas por puntas de flecha, etc. En lo referente a la aparición del arco en la Prehistoria, la primera prueba de su utilización se encuentra en una placa grabada de la cueva de Fadets en Francia, (11.000 años). Pero la prueba física se encontró en Stellmoor, en un nivel arqueológico formado al final del último período glaciar, hace 10.000 años donde se hallo el arco más antiguo conocido, el arco de Holmegaard (Dinamarca). Se calcula que tiene entre 8.000 y 10.000 años de antigüedad. Construido en madera de olmo y un largo de 1,50m aproximadamente, es de la familia de los actualmente llamados flatbow, pertenece a un nivel Mesolítico.

Vista frontal de un arco prehistórico

La fabricación de los arcos prehistóricos es compleja ya que hay que tener en cuenta, las vetas de la madera, nudos, forma, longitud, espesores o la madera con la que estén fabricados, pues dependiendo de estos factores varia la duración del arco y su potencia. Los arcos se miden con una apertura de 28 pulgadas, la cual nos dará una potencia en libras. Las herramientas que utilizaron nuestros antepasados son: hachos o azuelas para el corte de la madera y su preforma, buriles, lasca o laminas para el devaste, forma y ranuras de los

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europeos de arco y tiro con azagaya y propulsor, celebrándose algunas de las mangas en España. En el término municipal de Moratalla se celebraron durante cuatro años consecutivos.

tips y areniscas y hiervas abrasivas para el acabado y pulido. También cuñas si la madera elegida es ancha, con estas se abre la madera con lo que se consigue que siga ala veta. También la utilización de fibras vegetales, tendones, crines, etc. Para la fabricación de las cuerdas. Hoy en día se siguen utilizando estos arcos, en competiciones, en caza, en experimentaciones arqueológicas e incluso existen campeonatos

Pedro Fernández Talleres el Pedernal, Moratalla.

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LA CUEVA DE LAS GRAJAS (o de la Zarza) No lejos de la población de Bugéjar, a la altura de la frontera entre Murcia y Granada, y no lejos tampoco del poblado ibero del Cerro del Trigo, existe una de las cuevas más impresionantes y con mayor potencial de habitabilidad de cuantas conocemos en la zona. Se trata de una amplia cavidad, de más de 200 m2, a la que accedimos gracias al compañero Bernardo Robles Marín, que la conocía debido a los estudios ornitológicos que se habían realizado en ella años atrás, debido a una interesante población de grajas chovas piquirrojas establecida en su frontón. La caverna abre su boca en tajo descendente hasta la base, de la que podemos diferenciar unos cuatro abancalamientos o aterrazamientos en el interior de la cueva, probablemente para uso ganadero, lo que nos da una idea de su magnitud. En el fondo de la cueva podemos ver aún el agujero excavado por los ganaderos para extraer toneladas de estiércol desde el interior, a través de este conducto hasta los carros que distribuían la basura animal entre los agricultores de la zona, en el pasado siglo. Contiene dos grutas sondables al menos en su inicio, pero es sin duda su arte rupestre el baluarte de mayor peso que alberga. Corría el año de 1913 cuando el cura Breuil, acompañado de Cabré, llegó hasta esta cavidad señalando restos de cerámicas de diferentes épocas, así como la representación de una cabeza de cabra en uno de los planos cortes de falla, la cual fue inscrita

bajo un horizonte paleolítico, para posteriormente ser catalogada como levantino por sucesivos investigadores, aunque aún hoy día se albergan dudas sobre su cronología. Fue grata nuestra sorpresa al observar que es posible que existan otros rastros de pinturas rupestres no catalogadas en el interior de la cueva, y esperamos que en un futuro podamos disfrutar de nuevas representaciones gracias a las decorrelaciones gráficas.

Entrada a la Cueva de las Grajas

LA CUEVA DE PEDRITO Una tarde de abril, registrando la zona de la Rambla de Béjar a la altura del Pajarejo, dimos con una cueva inédita de importantes proporciones por la pura casualidad de que el niño de cinco años Pedro Lucas Torres, jugando a exploradores, se fijó en la suntuosa entrada y alertó sobre su localización … dando comienzo a una aventura inolvidable. En sucesivos días preguntamos por esta extraña cavidad en un sitio tan inesperado, y nuestras fuentes nos contaban historias de vecinos de cortijadas de la zona que habían sacado restos de una sima que existe en su interior, cosa de la que dudamos por la El niño descubridor de la cueva accediendo a su interior dificultad de su acceso. Si bien no encontramos en el interior ningún resto material salvo una cerámica común, y que no nos aportaba mucha mas información sobre el contexto histórico o prehistórico. La cueva contiene además de la sima, un conjunto estalagmítico importante, y una estalagtita de grandes dimensiones en el centro de la sala principal.

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ETNOBOTANICA – GUIA DE PLANTAS AUTÓCTONAS Y SUS USOS SATUREJA También llamada ajedrea o hisopillos, o más vulgarmente morquera, saborea, salsa de pobre, santoreggia, savory, o summer savoir. Pertenece a la familia de las lamiáceas, que cuenta con más de 35 especies. Se la ve en umbrías y roquedales calizos preferentemente. Etimología derivada de la palabra satyr, (según Plinio) su nombre proviene de satura, sapor, sabor, que viene a significar guiso o salsa. Uso alimenticio: Típicamente usada en el aliño de aceitunas, en proporciones para botes de 5 Kg. de aceitunas: agua, 4 o 5 puñados de sal gorda, bastante hinojo, ajedrea, una cabeza de ajos, la concha seca de una naranja, concha de limón y alguna hoja de laurel. También se puede poner debajo de la paellera o en las ascuas junto con romero para ahumar el alimento. Su aroma es parecido al tomillo, con rastros esenciales de pino, y resulta algo picante. Hay quien la añade a la sazón del embutido, y además es usada con el queso y el pescado marinado. Se puede elaborar un vinagre especial para conservar pepinillos. Usos medicinales: Dos de sus compuestos, el timol y el carvacrol, tienen características antibacterianas. El fenol es usado para la asepsia de las salas quirúrgicas en los hospitales; por tanto, al ser ingerido logra contrarrestar al helicobacter-pylori, que origina gastritis o úlceras. Con su aceite esencial tonificante se pueden combatir las infecciones, posee efecto antiséptico, bactericida, astringente, aumenta las defensas, contra la fatiga mental, es bueno para el asma, bronquitis, expectorante, diarreas infecciosas, y bueno para la circulación de la sangre. Parásitos intestinales, gota, reumatismo, dolencias bronquiales, impotencia, frigidez y meteorismo. Con las infusiones: antiespasmódica, estomacal, contra las diarreas o trastornos gastrointestinales. Uso antiguo: Su declive en la cocina viene con la llegada generalizada del comercio de especias. Se la usaba para contrarrestar flatulencias, casándola con legumbres. Aún es usada en los cortijos de arroceros como repelente de insectos. En el mundo clásico está constatado su uso en baños; la variedad perenne, se usaba para disminuir el apetito sexual desaforado (para controlar esposas quizás), mientras que la variedad anual lograba ser totalmente afrodisíaca. Virgilio recomendaba cultivarla cerca de panales de abejas, para obtener una miel especial. También es especial mojada en vino.

ROSA DE ALEJANDRÍA

La Paeonia, también conocida como rosa alabardera debido a la forma de sus frutos, o inchamanos, matagallinas, rosa de lobo, o rosa maldita, por su toxicidad; es posible que ostente el título ser una de las flores mas bonitas de las Sierras del Gavilàn y Revolcadores. Paeonia, del latín

paeǒnĭa, ae, nombre genérico en honor de Peón, el médico de los dioses que aparece mencionado en la Iliada y en la Odisea de Homero. Curó a Ares cuando fue herido por Diómedes durante la Guerra de Troya; también se menciona una curación anterior que le hizo a Hades de una flecha lanzada por Herakles en Pilos. También aparece en Plinio el Viejo, que la recomienda contra pesadillas provocadas por los Faunos. Uso antiguo: usada en la antigüedad para prevenir los ataques epilépticos con collares de semillas. También a modo de benéfico amuleto, fue recomendada por Paracelso. Font Quer también nos cuenta que a los niños que se le colocaba el collarcito de semillas de peonía, les salían los dientes con más facilidad y menos dolores. Se dice que si coges una rosa maldita, un familiar tuyo muere antes de 5 años. En algunas aldeas de la sierra albaceteña, cuando bautizaban a un recién nacido, tiraban 3 semillas al agua en el momento del bautismo, y luego las metían junto con 3 hojas a un escapulario que colgaría del cuello del niño. ANTÓN ROMERO

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UNA HISTORIA DE ÁMBAR no recolectaban, no tallaban la piedra … sus vidas estaban dedicadas a la extracción y posterior distribución de aquel precioso material, por lo que pasadas unas pocas lunas, en cuanto se afianzara la llegada de la estación benigna, emprenderían un largo viaje que les llevarían por muchos poblados en los que irían intercambiando pequeños saquitos del “mágico dorado”, por productos típicos de otras zonas. Celebrada la ceremonia de despedida en la primera noche de luna llena y con toda la tribu reunida en torno al gran fuego, el viejo chamán quemó una pequeña cantidad del mágico elemento dorado de fuerte y aromático olor, bien conocido y apreciado por todos ya que era el distintivo del poblado del Colmillo, situado al abrigo de un gran cerco rocoso, y no lejos de la alta meseta de Charán, lugar de encuentro del Clan de las Sierras, la pareja, padre e hijo, iniciaron su largo recorrido, primero barranco abajo hasta llegar al Río de las Nutrias y luego siguiendo éste, llegaron al Gran Río del bosque galería, el de los enormes chopos, álamos blancos y olmos, cerca del recodo en el que se encontraba la cueva de la Diosa de la Esperanza, donde vivía una “mujer medicina” a la que siempre entregaban un saquito del dorado polvo, imprescindible para ejercer su apreciada ciencia en los pequeños poblados del entorno.

Sudaban los dos hombres mientras picaban la pared, envueltos en el fino polvo que levantaban con los pies. El material era duro, pero sus nuevas hachas pulimentadas, eran bastante más eficaces que los toscos cantos rodados tallados que utilizaban los demás habitantes del Barranco del Colmillo, que a esas horas, se encontrarían ocupados, unos, en enterrar semillas en las proximidades del arroyo, y otros, en vigilar los animales que criados desde pequeños, estaban siendo acostumbrados a la presencia humana. Por otra parte, algunas mujeres y niñas recorrían las proximidades de la cascada buscando raíces y tallos tiernos. La pareja, padre e hijo pertenecientes a una estirpe cuya antigüedad se perdía en la noche de los tiempos, se dedicaban a la extracción del “mágico dorado” en una galería a la que sólo tenían acceso los miembros varones de su familia, normalmente, siempre los hijos nacidos en primer lugar. El yacimiento del preciado elemento, era el único en muchísimas jornadas a la redonda y se extraía de dos galerías no muy profundas, que se encontraban al pie de una empinada ladera coronada por una gran pared rocosa casi infranqueable, muy cerca del arroyo, lo que facilitaba mucho los trabajos de estos mineros. Tras dar los últimos golpes, el hijo juntó los picos de la piel en la que se había ido depositando el material desprendido de la pared y salió al exterior, donde el padre esperaba ya, con un recipiente construido con finos tallos de mimbre sobre el que el hijo vertió el contenido de la piel; aquel lo agitó cuidadosamente, mientras su hijo cogía agua del arroyo y la dejaba caer sobre el cedazo, lo que ayudaba a separar la tierra simple de las doradas piedrecitas que constituían su tesoro y el eje en torno al cual giraban sus vidas, habían girado las de todos sus antepasados y probablemente seguirían girando las de sus descendientes. Ellos no cazaban,

Tras descansar una jornada, continuaron el camino río abajo hasta la entrada del angosto desfiladero que les obligaba a separarse del cauce por el sur en dirección al siguiente poblado, uno muy grande y famoso por la habilidad de sus habitantes en la confección de útiles con esparto, que además tenían la rara habilidad de producir acebuchinas, unas semillas que podían consumirse tanto crudas si eran debidamente preparadas, o bien, eran destinadas a producir aceite, muy útil para las afecciones de la piel. Durante varios días intercambiaron trocitos de sus piedras doradas por cestos y alfombras de esparto, comieron los frutillos típicos de la zona cuyo hueso, los chicos del

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Quizás el primer yacimiento de ámbar del que se tiene constancia escrita en la Península sea el de Moratalla, puesto que se conoce su mención en una relación de minas de la Corona de Castilla de 1832, que indicaba que en 1630 se tramitó una “Célula de S.M. concediendo permiso al licenciado Blas Navarrete Ayala, presbítero, para beneficiar una mina que había descubierto en término de la villa de Moratalla, la cual parescia ser de ambar y otros géneros, como oro y plata (…)”. El oro que se menciona no era tal, sino el vulgarmente conocido como “el oro de los tontos” por su semejanza con el noble metal. La presencia de ámbar en Moratalla fue posteriormente ratificada por Hoedemaeker (1973) en la elaboración de su Tésis Doctoral, pero fue finalmente en agosto de 2012 cuando el que suscribe y Cristina Sobrado, acompañan al Doctor D. Enrique Peñalver del Instituto Geológico y Minero de España y al profesor D. José Enrique Tent de la Facultad de Ciencia de la Universidad de Alicante al Barranco de Hondares a la búsqueda de este yacimiento, situado en un estrato de la facies Utrillas. En esta visita se “recupera” una mina cuyo origen en el tiempo realmente no es conocido, aunque no es disparatado pensar que fuese ya explotado hace 10.000 años, puesto que se sabe que mucho antes, el ámbar era un elemento muy apreciado y objeto de un comercio de largo alcance. A día de hoy, la gran incógnita es saber si el collar de cuentas de ámbar encontrado en un enterramiento visigodo en el paraje de La Puerta (Moratalla) donde hoy se ubica el camping del mismo nombre, pudo fabricarse con material de este yacimiento o bien su origen fue otro, por ejemplo, el Báltico, lugar desde donde se distribuyó esta resina fósil en grandes cantidades y desde como mínimo el Imperio Romano.

poblado, se entretenían en lanzar a gran distancia. Siguieron río abajo, pasaron por muchos poblados, en unos dejaban parte de su cargamento original y del adquirido en alguno de los poblados pasados, pero lo principal era la distribución de la mercancía por la que eran conocidos en todos los lugares por los que pasaban dos veces al año, al final de la estación fría y al final de la estación calurosa; esta actividad no era realmente una actividad comercial, sino más bien el cumplimiento de un deber ancestral que consistía en distribuir un producto de uso mágico y medicinal y muy útil para combatir las más diversas enfermedades y afecciones de aquellas gentes de principios del Neolítico. También cuando había trocitos suficientemente grandes, se dedicaban a la confección de cuentas para collares, aunque esto sólo estaba permitido a las familias más influyentes de algunos poblados. El viaje llegaba hasta la orilla del Agua Interminable, donde los viajeros entregaban su mercancía a cambio de pescado, conchas y herramientas líticas más evolucionadas que las que se utilizaban en el interior. Caminando hacia el sur, llegaron a la Cala Blanca, el calor ya era demasiado fuerte para los hombres del Clan de la Sierras, por lo que allí iniciaban la última fase de su viaje, poniendo rumbo a las tierras del interior. Así pasarían por nuevos poblados, donde invariablemente seguirían entregando saquitos de material dorado a los hombres o mujeres encargados de cuidar la salud de sus respectivos vecinos. Cruzaron el Río del Gigante, continuaron por los campos ondulados repletos de ciervos y gamos, hasta llegar al Rio de las Muchas Fuentes y amplísimo valle, que les sirvió de camino durante varias jornadas en las que pasaron por un angosto estrecho, en el que visitaron nuevos asentamientos humanos en poblados y en cuevas para abandonarlo algo más abajo, de nuevo buscando otro río, éste más pedregoso y caudal muy irregular. Aquí vivía una gran cantidad de gente que disfrutaba de los servicios de un chamán de gran poder al que hicieron entrega de la última bolsita del “mágico dorado”; también habían reservado varias piedrecitas para el jefe del poblado, un espigado y venerable personaje de larga y blanca barba, muy respetado y querido por los pobladores de aquel lugar rico en cáñamo y con el que algunos habitantes fabricaban un calzado sumamente apreciado en otros lugares. Naturalmente adquirieron varios pares de aquellas alpargatas para llevar al Poblado del Colmillo, distante sólo una jornada de camino.

Jesús Rodríguez Sánchez NOTA: La información técnica de este artículo se ha extraido del libro ÁMBAR escrito por Enrique Peñalver y publicado en septiembre de 2.012 con el patrocinio del Instituto Geológico y Minero de España, sin ésta publicación no habría sido posible escribir este artículo, confío en haber interpretado correctamente sus enseñanzas.

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ETREVISTA A DON ANTONIO DEL BAGIL En esta ocasión, nuestro compañero Jesús Martínez Sánchez (Sito), en su labor de búsqueda de testimonios, antiguas historias y los mayores que las cuentan, nos ha llevado hasta un señor que ha vivido buena parte de la historia de la arqueología de la zona del Álharabe. Se trata de Antonio Rodríguez Álvarez, también conocido como Antonio “de David” o Antonio del Bagíl, que ha pastoreado la zona desde que era joven, y conoce los entresijos y la historia de los descubrimientos del valle como nadie. Nació en 1936, pero dice no recordar mucho de aquella época en la que cambiaron el nombre del pueblo a El Campo del Camarada Juan, puesto que el era muy pequeño, aunque si recuerda escuchar la historia de alguien que pudo escapar de un fusilamiento monte a través por las casas de Fotuya. Si que recuerda a la perfección aquel día en el que junto con su hermano Daniel encontraron dos calaveras rodadas en lo alto del Cerro de las Víboras, y que dio comienzo a una serie de trabajos y descubrimientos bien conocidos, en los que participó como peón en las excavaciones cribando y perfilando las catas. Tras una larga conversación recordando peripecias y acontecimientos en los entornos de Zaén, la Molata de la Fuensanta y los campos y riscos de la zona, recordó un juego que se practicaba antiguamente en las pedanías moratalleras, y que bien por critica o bien por desuso, se ha perdido con el tiempo, para alegría de ecologistas, pues la diversión consistía en meter un pollo grande en una agujero, tapado por una loseta, pero dejando asomar la cabeza; a continuación se elegía una persona a la que se le tapaban los ojos y se la mareaba, para disponerla a encontrar el lugar donde estaba el pollo y asestarle con un palo en la cabeza, entre las risas y bromas de los vecinos. Recordaba que se daban cita en el Charán, la Risca, Zaén, … y acudían las cuadrillas de animeros Antonio retratado junto a su vehículo (Foto actual). y celebraban bailes con todos los vecinos de la zona. Después de recordar la vieja costumbre de tirar sal a la entrada de la puerta cuando granizaba nos dio por recordar aquellos misteriosos “cañones antigranizo” que aun se conservan en ciertas cortijadas como La Pava o Casas de Alfaro, y que a pesar de lo que diga la gente, funcionaban, y tienen la siguiente explicación científica: Con el fin de que las tormentas no dañasen las cosechas, se instalaban en las campas estas curiosas casetas que actuaban. Mediante explosiones de gas acetileno y aire emite ondas de choque que se desplazan a la velocidad del sonido e interfieren en la cristalización del granizo, dando como resultado una lluvia o granizo blando en lugar de granizo macizo, aunque su funcionamiento es puesto en duda por algunos expertos, ya que no existen estudios científicos al respecto, sino que esta basado en una teoría sin demostrar. Se dispara unos 30 minutos antes de la tormenta y como curiosidad saber está considerado como una actividad de alto riesgo, siendo la actividad con mayores porcentajes de cotización a la Seguridad Social por accidente por encima de la minería o la fabricación de explosivos.

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