SANTIAGO RAMON Y CAJAL- UN ESPAÑOL GIGANTE at 6:53am

June 6, 2017 | Autor: Jose Mejia | Categoría: Biologia, Biografías
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Descripción

SANTIAGO RAMON Y CAJALUN ESPAÑOL GIGANTE May 1, 2012 at 6:53am

¿Sabéis dónde está Petilla de Aragón? Es un territorio navarro en la provincia de Zaragoza con un censo de 31 habitantes en 2007. ¿Y qué tiene de particular? Pues que allí nació Santiago Ramón y Cajal, el único Premio Nobel español en lo que a ciencia se refiere; y antes que os lancéis a mi cuello, sabed que según la fundación Nobel, Severo Ochoa es USA, aunque nacido en Luarca (España). (1) Es un gigante de la ciencia de todos los tiempos, pero de los grandes de verdad. En 1921, el director del instituto de Neurología de la Real Academia Holandesa de Ciencias y catedrático de Neuroanatomía comparada, un tal Cornelius Ubbo Ariëns Kappers, lo definió como el “más grande neurólogo que ha existido y que probablemente existirá”. El año 1984 fue el autor clásico más citado por las 3000 revistas científicas más importantes. Exactamente 382 veces por delante de hombres de la talla de Einstein, citado 336 veces o Darwin, 239. Siempre quiso estar por encima de las miserias y limitaciones que lo rodearon. A un compañero de facultad le dijo: Estoy asqueado de la vida vulgar. Me devora la sed insaciable de libertad y de emociones novísimas. ¡Y vaya!, si las tuvo. Marcaba carácter desde crío aunque su padre era algo más que “severo”. En una ocasión hicieron novillos su hermano y él y se fugaron durante tres días al monte alimentándose de frutas y raíces. Cuando su padre los encontró estaban durmiendo. Les zurró de lo lindo y los ató codo con codo para que todo el pueblo los viera. Con 14 años, construyó un cañón agujereando un trozo de viga. Lo disparó con tan mala suerte que hizo un agujero en la puerta de un vecino. Pasó por esto tres días en la cárcel y, a petición de su padre, no recibió alimento durante esos tres días. Le encantaba dibujar. Dibujaba en papeles, cuadernos, fachadas y tapias y hacía escenas realistas, paisajes, edificios, etc. Su padre decía que el arte era una ocupación inútil y carente de sentido, así que el pequeño Santiago obtenía los colores raspando la pintura de las paredes o poniendo a remojo los papeles pintados y el forro de los librillos de papel de fumar. Aun así, tiempo después, empezó a dibujar piezas anatómicas de disecciones. Lo hacía tan bien que su padre estuvo a punto de editar un atlas con sus dibujos, aunque no se llevó a cabo tal cosa. Algunos de esos dibujos se conservan hoy día en la Facultad de Medicina de Zaragoza. Con tantas disecciones junto a su padre, se hizo un maestro en anatomía. En esa asignatura describió las cosas con tal detalle que uno de los miembros del tribunal sospechó que había copiado. La mayor parte de su tiempo libre la dedicaba a la lectura, la fotografía y el dibujo. En 1874 se recrudeció la guerra de Cuba y tuvo que desplazarse como médico militar. Allí contrajo la disentería y el paludismo. Su trabajo era agotador. Tenía que atender a más de 300 enfermos y la corrupción llegaba a límites insospechados. Intentó oponerse al robo de comida destinada a los pacientes y lo que consiguió fue enfrentarse con el cocinero, los practicantes y la oficialidad.

Ya de vuelta, a su regreso de los exámenes de doctorado, gastó todos sus ahorros en comprarse un microscopio Verick, un microtomo y otros instrumentos micrográficos, instalando con ellos un laboratorio histológico en un desván. Ante sus fundadas quejas de falta de instrumentos de investigación, la Diputación de Zaragoza le regaló un Microscopio Zeiss. Nuestro hombre no cabía en sí de gozo, pues aquel regalo le equiparó técnicamente con los científicos extranjeros. Y con ese microscopio, don Santiago, el de Petilla de Aragón, despegó para acabar inscribiendo su nombre en la Historia de la Ciencia. Tanto a Rudolph Virchow como a Camilo Golgi y a tantos otros se les había escapado la estructura del sistema nervioso. Por aquel entonces se daba por hecho que el sistema nervioso funcionaba según la teoría reticular: el sistema nervioso era una retícula, o un tejido conectado, más que un sistema compuesto por células discretas. Pero don Santiago miraba por el microscopio y dibujaba; volvía a mirar y corregía. Así una y otra vez hasta que todo encajó y logró entender lo que sucedía. Identificó la neurona: la célula nerviosa que transmite información rápidamente entre diferentes partes del cerebro. Las neuronas constaban de un cuerpo celular con el núcleo y unas prolongaciones llamadas dendritas, que reciben los mensajes; una extensión de la célula, el axón, conectaba una célula a las dendritas de otra. Y cuando una neurona es estimulada, ondas de iones de sodio y potasio transportan un impulso eléctrico a través del axón. Pues bien, fue él quien dijo que las neuronas eran esas células nerviosas que transmitían la información rápidamente entre diferentes partes del cuerpo. El modelo de sistema nervioso que hizo: la doctrina de la neurona, todavía hoy sigue vigente. Impresionante. En 1905, la academia de Berlín le concedió la medalla de oro de Helmholtz. Anteriormente la habían recibido gente de la talla de Bundsen, Kelvin, Virchow y después la recibirían Becquerel, Fisher, y Van’t Hoff; en 1894 fue designado por la Royal Society para pronunciar la Croonian Lecture, una de las más prestigiosas del Reino Unido; en 1896 le concedieron el premio Fauvelle de la Sociedad de Biología de París, en 1900 el Premio Moscú, en 1909 le hicieron Fellow de la Royal Society, en 1915 la Gran Cruz de la Orden del Mérito en Alemania, en 1924 Doctor Honoris Causa por la Sorbona y un sinnúmero más de honoresY aunque pueda parecer que un currículo como este parezca de una persona aburrida e intratable, también tenía sentido del humor. Cuando recibió el Nobel en 1906, también lo hizo Theodor Roosevelt, que recibió el de la paz. Don Santiago escribió: ¿No es el colmo de la ironía y de buen humor convertir en campeón del pacifismo al temperamento más impetuosamente guerrero y más irreductiblemente imperialista que ha producido la raza yanqui? Otra vez dijo:

“El instrumento que más ha ayudado a la investigación ha sido la silla” y “No olviden ustedes que los enfermos se pueden curar con el médico, sin el médico y muchas veces a pesar del médico”. Escribió numerosos artículos y ensayos bajo un seudónimo: el Dr. Bacteria. Lo hacía tan bien que el comité Nobel le invitó varias veces para presentar sus propuestas de literatura. Nunca aceptó la invitación. A principios del siglo XX la obtención de una cátedra en la Universidad venía precedida de una dura oposición y algunas pruebas. Uno de esos opositores se había preparado a fondo y preguntó a don Santiago: - ¿Cree usted que me falta algo para completar mi preparación? Don Santiago, sin inmutarse, le respondió: - ¿Sabe jugar al billar? - ¡Pues no! - Creo que ha perdido el tiempo y la cátedra. El presidente del tribunal juega todos los días al billar para facilitar la digestión. Siempre lo hace en compañía de un candidato y casualmente los aspirantes hacen cola… Pero volvamos a su labor científica. Nunca dejó de trabajar. Cuando ya había cumplido 60 años inventó dos nuevos métodos de tinción. ¿Y cómo, desde su amado país, se le reconoció por su obra? En 1952 fue el centenario de su nacimiento. Severo Ochoa fue a Navarra a los actos conmemorativos pero dijo que sin ir a Petilla la visita no estaría completa. Quiso saber si don Santiago había vuelto alguna vez a su pueblo natal y bastó leer el texto de uno de sus libros para saberlo: había vuelto una sola vez y creyó que nadie iba a esperarle después de tantos años; no obstante, en la plaza le esperaba la corporación municipal en pleno y el cura. Decía en ese mismo libro que una anciana, al verlo, dijo que de no ser don Justo Ramón (su padre) tenía que ser su hijo por lo mucho que se le parecía. Don Severo encontró en Petilla una casa vacía, con la madera podrida en el lado de los goznes. Todo un reflejo de lo que la ciencia significaba (y sigue significando) para nuestros mandatarios ( Y el actual parece no librarse de este comentario realizado en el 2007) El 7 de octubre de 2005 se reunieron en Petilla de Aragón hombres no tan importantes como los que le han relegado al olvido. Eran 36 especialistas en neurología de todo el mundo. Vinieron de Hungría, Japón, EEUU, Francia, Inglaterra, Suiza, Alemania, etc. Uno de los organizadores dijo “Vamos a hablar con el espíritu de Ramón y Cajal mirando sobre nuestros hombros para intentar ponernos de acuerdo“. Tamas Freund de Hungría dijo: “Es un orgullo venir aquí donde nació. Debería ser casi una obligación para cualquier neurólogo visitar Petilla porque esta localidad es como la Meca de la neurología“. Jesee Goldberg del MIT dijo: “Me siento honrado por pisar las mismas piedras que Cajal (…) Yo trabajo con las mismas células que él describió. [Sus dibujos de las neuronas] están hechos con mucho detalle porque no tenía el material que hay ahora. Era un adelantado a su tiempo“. Kathy Rocland de Japón dijo: “Desde primero de carrera tengo todos sus libros (…) [Hoy] he podido ver y tocar sus objetos personales. (…) Es interesante comprobar que una persona que ha nacido en un sitio tan pequeño, casi perdido, haya llegado a ser tan importante en el

mundo“. Peter Somogyi de la Universidad de Oxford dijo: “Pienso en este momento que una mente individual puede cambiar el conocimiento. Lo que hace una persona puede cambiar la humanidad“. Ahora sólo falta ver qué hace la humanidad. Así que si pasáis alguna vez cerca de Petilla de Aragón, ¿no creéis que vale la pena ir a ver la casa donde nació don Santiago? (RESUMIDO DE HISTORIAS DE LA CIENCIA.) _________________________________________________________________________ (1)

Los otros cinco Premios Nobel españoles son:

José de Echegaray, Literatura (1832-1916) “No puedo morirme, porque si he de escribir mi Enciclopedia elemental de Física matemática, necesito por lo menos 25 años” lo dijo con 83 años y resume bastante bien a un hombre realmente prolífico. Jacinto Benavente (1866-1954 “A perdonar sólo se aprende en la vida cuando a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen mucho.” Juan Ramón Jiménez (1881-1958) “Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.” (Comienzo de Platero y yo). “Si te dan papel pautado, utiliza el otro lado”. Vicente Aleixandre (1898-1984) “Ser leal a sí mismo es el único modo de llegar a ser leal a los demás” “Ni siquiera la prueba de lo absurdo de sus sospechas podrá consolar al celoso, porque los celos son una enfermedad de la imaginación” Camilo José Cela (1916-2002) “Hay dos clases de hombres: quienes hacen la historia y quienes la padecen.” “La filosofía del vagabundo se apoya en la no necesidad de nada y el buen talante de aceptarla sin queja alguna.” Finalmente tenemos a Severo Ochoa (1905-1993), Premio Nobel de Medicina en 1959, cuya nacionalidad norteamericana es cuestionada por muchos que le consideran un asturiano y español hasta la médula: “El amor es la fundición de física y química” (una buena ilustración de su visión materialista y ateísta del mundo) “Primero el hombre aprende en la vida a andar y a hablar. Más tarde, a sentarse tranquilo y mantener la boca cerrada.”

JMR- 1-05-2012

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