Santafé carcelaria: historia de las prisiones de la capital de Colombia (1846-1910). Entre penas coloniales y colonias penales

En el primer capítulo nos aproximamos al caso de Manuel Pérez Sotelo, carpintero y ocasionalmente torero, sentenciado a “último suplicio” en 1807, por cometer entre otras, un homicidio y múltiples fugas de las cárceles de la capital. El caso permitió explorar principales delitos y castigos de la época, la vulnerable materialidad, función y legislación de las prisiones santafereñas durante mandato español, y acercarnos de manera somera a su funcionamiento interior. En el segundo capitulo comparamos los códigos penales que rigieron el siglo XIX republicano, y estudiamos contrastadamente los reglamentos y espacios carcelarios que se sucedieron o convergieron una vez demolidas las prisiones virreinales, como parte del proceso de reforma penal (cárceles con trato “dulce”, para “reeducar”), y de modernización material del país iniciado por el partido liberal a mediados de siglo. En el tercer capítulo nos preguntamos si fue distinto el funcionamiento de la Penitenciaría Central durante los gobiernos liberales radicales que iniciaron su construcción, y los conservadores de la llamada Regeneración que la concluyeron, a partir de cuatro ejes. 1. Funcionamiento de la cárcel durante guerras civiles; 2. Relación entre cárcel y trabajo; 3. La alimentación en prisión, y 4. La función de la religión católica y los distintos usos de la caridad cristiana. Además, a través de informes de policía y de directores de cárcel, nos acercamos al número de presos y presas existentes, sus oficios, y las principales causas de entrada y de salida del penal. Finalmente, en el Epílogo, abordamos la posición de la "gente de a pie" frente a las cárceles, radicalmente cuestionadas durante la revuelta artesanal de enero de 1893; atacadas con fines demolitivos por sectores influenciados por ideas anarquistas. La cárcel que sufrió mayores pérdidas, objeto de estudio de esta parte del trabajo, fue la Prisión de Tres Esquinas o Asilo de San José, a cargo de las religiosas del Buen Pastor.