SAN MARTÍN Y SUS PASIONES: LOS ESTADOS PASIONALES DEL HÉROE NACIONAL EN EL DISCURSO HISTÓRICO Y AUDIOVISUAL

June 24, 2017 | Autor: Daniel Scarcella | Categoría: Historia, Pasiones, San Martín
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Descripción



Oriol I Anguera, A., Agonía interior del muy egregio señor José de San Martín y Matorras, Buenos Aires, Librería del Colegio, 1954.
-Bauzá, Hugo F. (2007) El mito del héroe: morfología y semántica de la figura heroica. Fondo de cultura económica: México.
-Campbell Joseph (2010) El héroe de las mil caras: psicoanálisis del mito. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.


Ipiña, 2010. Revolución: El Cruce de los Andes, min. 45, seg. 10.
Idem, min. 76. seg. 10.
Idem, min. 20, seg. 35.


I Jornadas Departamentales de Historiografía
Intelectuales, Cultura y Política en la Argentina del Siglo XX

San Martín y sus pasiones: los estados pasionales del héroe nacional en el discurso histórico y audiovisual
Daniel Carmelo Scarcella (UNC)
email: [email protected]

Resumen
En el siguiente trabajo se pretende señalar y hacer un primer acercamiento a los estados pasionales del héroe nacional San Martín. Para esto, tomamos dos géneros discursivos muy disímiles: el discurso cinematográfico y el discurso histórico biográfico. Los objetivos buscados al analizar las pasiones del personaje son señalar la modalidad de identificación propuesta en cada texto entre el héroe y el destinatario, que relaciones se pueden establecer entre la semiótica de las pasiones y la semiótica de la acción, y que cambios se pueden pensar a partir de las pasiones analizadas, cambios en su representación como héroe nacional, y en su recorrido heroico.
Los discursos que conforman nuestro corpus son: Revolución: el cruce de los Andes (Ipiña, 2010) y El secreto de Yapeyú: el origen mestizo de San Martín (Hugo Chumbita, 2010)
San Martín el mestizo: un héroe pasional
En El secreto de Yapeyú de Chumbita, la tesis que va presentar el autor es que San Martín fue en realidad hijo de Rosa Guarú, una criada guaraní de la casa de los San Martín en Yapeyú, y del marino español Diego de Alvear (Chumbita, 2010). El enunciador afirma que el principal móvil de Juan José a América fue en busca de su identidad, movido por el impulso de "reivindicar sus raíces": encontrarse nuevamente con su madre, su tierra y su ser indígena.
Lo que más nos llama interesa de lo planteado por Chumbita, además de la filiación indígena de San Martín, es que para el autor lo que hace pasar al héroe de un sujeto de estado- que está en disyunción con el objeto de valor que por el momento llamaremos indígena-maternal- a un sujeto de hacer, es el estado pasional:
Sin embargo, para dar cuenta de aquel paso, las justificaciones ideológicas o la explicación oportunista resultan insuficientes. Así lo ponen de relieve los historiadores que intuyen la existencia de un resorte secreto, que reclama otra respuesta. Sólo un individuo poseído por una inmensa pasión era capaz de, océano por medio, decidirse a empeñar la vida en un país que prácticamente no conocía. Lo que hay que aclarar no son las razones generales, sino la pasión eficiente que determinó su voluntad, es decir, las experiencias y la disposición emocional que lo inclinaron a abrazar determinadas ideas y adoptar una resolución de tal trascendencia. (Chumbita, 2010: 124).
El autor va desarrollar las experiencias que lo harán adoptar ciertas ideas, las somatizaciones de esta pasión eficiente, y los programas narrativos llevados a cabo por el héroe, pero creemos que no se amplía demasiado cuál era esa afección. Nuestra hipótesis es que las pasiones que permitieron el paso del sujeto de estado a un sujeto de hacer, es la nostalgia y la angustia, pasiones que desencadenarán toda una serie de programas narrativos en el héroe, como fue su regreso a América.
La conflictividad de ser mestizo
En el capítulo III: "Las castas y la revolución" el enunciador desarrolla la dificultad de inserción social-cultural del mestizo y sus consecuencias a nivel de construcción de su propia identidad. Para resaltar las repercusiones del mestizaje la describe como el "pecado original de América". Chumbita hará hincapié en la segregación que padecerá el mestizo en la América colonial, que traerá como consecuencias para el mestizo procesos traumáticos para definir su identidad:
…un proceso de conflicto, negación o pérdida de la identidad original, paralelo a la aculturación. En la medida que internaliza la visión del opresor y asume su "inferioridad", el nativo es empujado primero a la ambigüedad y luego a romper con su cultura, que no obstante mantiene para él una atracción contradictoria. (Chumbita: 2010, 51).
El mestizaje podemos pensar que produce en el sujeto de estado una afección distensiva por la pérdida de la identidad original, por la aculturación que padece el sujeto. En sus aspectos, este estado de ánimo sería de aspecto durativo porque la conjunción con el ser mestizo es de base ontológica. Ahora este proceso en el sujeto trae una serie de transformaciones ambiguas: por un lado mientras el sujeto entra en conjunción con la visión del opresor, que creo no tendremos mayores dificultades al llamarla colonialista-eurocentrista, el objeto indígena-maternal se le presenta como disfórico, pero a su vez el entrar en conjunción con la "visión del padre" que trae como consecuencia la pérdida del objeto identidad, lo hace entrar en conjunción con un objeto que transforma el ser del sujeto, que produce en éste otro estado de ánimo: "el sentirse inferior".
El enunciador avanza sobre las transformaciones que produce el sujeto con la pérdida del objeto indígena-maternal:
Sometidas por necesidad o voluntariamente, las mujeres indígenas fueron codiciadas como amantes pero menospreciadas como personas…añade Ricardo Mercado Luna, 'nosotros somos el producto de la violación de las mujeres aborígenes'. Los vástagos de esas relaciones debieron cargar con un desgarramiento insanable, una radical soledad… (Idem, 50)
San Martín fue uno de estos vástagos, y este proceso distensivo es reformulado en dos niveles articulados, que al igual que al desarrollo de la nostalgia de Greimas se presenta como un encadenamiento de estados que tienen como andamiaje el estado de decaimiento:
a) Desgarramiento insanable b) radical soledad
Un nivel a) que implica la pérdida del objeto con un doble carácter aspectual, un separamiento doloroso y patológico que presentes en el lexema desgarramiento, y una imposibilidad de que el sujeto salga de ese estado, es "insanable". El segundo nivel guiándonos por la definición de soledad de la R.A.E se presenta a su vez articulada con estados de ánimos mencionados anteriormente:
1. Carencia voluntaria o involuntaria de compañía.
3. Pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguien o de algo.
La primera acepción nos remite a la pérdida del objeto, y la tercera, a los estados de ánimo que derivan de ésta, las mismas afecciones planteadas por Greimas al momento de definir la nostalgia. Nos falta agregar algo más sobre la caracterización del sintagma "soledad radical", es el sema que le agrega el lexema radical a este estado de ánimo, es en exceso este estar solo. Creemos que estamos en condiciones de decir que en El secreto de Yapeyú San Martín estaba en conjunción con el estado de ánimo de la nostalgia. Ahora nos faltan dos puntos por desarrollar: el héroe en conjunción con el temor angustiante, y que relación guardan estas pasiones con sus programas narrativos.

El temor a la angustia
El enunciador para desarrollar los estados patémicos y sus respectivas somatizaciones del héroe se basa en el siguiente estudio: Agonía interior del muy egregio señor José de San Martín y Matorras (Oriol i Anguera, 1954). Nos interesa el estado de patémico apuntado en el título "agonía interior", el lexema "interior" nos aclara el tipo de daño presente en esa afección, "la herida" no es de un órgano exterior del cuerpo, sino interno, del orden psicológico, eso no implica que no tenga manifestaciones corpóreas o disponga al sujeto a ciertas acciones. Siguiendo la definición de agonía de la R.A.E:
1. Angustia y congoja del moribundo; estado que precede a la muerte.
Esta definición nos permite entablar una relación sinonímica entre agonía y angustia, y afirmar como lo hace Greimas que la angustia es el último estado de un devenir previo a la muerte. Ahora veamos según Chumbita qué es lo que lleva a San Martín a ese estado. El enunciador siguiendo el trabajo de Oriol I Anguera va a desarrollar toda una serie de conflictos personales que los podemos resumir de la siguiente manera:
a) Una carencia del hogar que provocaron en él ser un niño taciturno y sin alegría.
b) Una falta de introyección paterna. La muerte de sus "supuestos" padres don Juan y Gregoria que apenas gravitaron en él.
c) Una insatisfacción consigo mismo y un desequilibrio emocional. (Idem: 66, 106)
Oriol i Anguera intuye que el desapego con sus padres y las "despatriaciones" de España y de Argentina, se deben a que debe haber ocurrido algo muy trágico en su vida (Idem, 106). Para Chumbita el motivo de esa desazón era que:
En una sociedad como la española de aquel tiempo, obsesionada por las inquisiciones sobre la "limpieza de sangre", era imposible que aquel adolescente no se mirara al espejo, que no advierta su color de piel y su apariencia diferente a la del resto de la familia. En la edad de los interrogantes, no podía dejar de indagar cuál era la explicación. ¿Quién era él? (Idem: 106, 107)
Desde la semiótica de la acción podemos entender en este párrafo como una imposibilidad de cumplir el programa narrativo del sujeto de estado San Martín que está en disyunción con el objeto identidad. Pero desde el espacio tensivo San Martín al plantearse ¿quién era él?, a partir de que no puede identificarse con su familia española, se realiza una inadecuación del objeto deícitico del sujeto.
Esta falta de hogar y de identificación con el padre, derivó en la búsqueda de una que le permita constituir su identidad. En España todavía siendo un joven teniente encontró una figura paterna en otro militar mestizo: Solano, marqués del Socorro, un noble oriundo de América que profesaba ideas liberales, nacido en Caracas, y presunto masón. Tenía cierto parecido físico con San Martín, quizás era de sangre mestiza y hasta tenían el mismo nombre, Francisco: "Todo confluía para que San Martín se identificara con él y viera un modelo de sus virtudes…" (Idem, 109).
Solano en un episodio confuso terminó linchado por una turba, a la que San Martín casi también lo linchan por su parecido con el noble, "aquella muerte espantosa de su mentor fue una pérdida muy sensible para San Martín" (Idem, 115). A un mes de la muerte de su amigo sufrió una repentina afección respiratoria, que lo obligó a guardar reposo y de la cual tardó un año en reponerse. Al solicitar la licencia mencionaba que, desde hacía tres meses, "para dormir un breve rato debe estar sentado en una silla" (Idem, 115). El enunciador citando a Oriol i Anguera señala que: "debió ser un ataque de asma, probablemente alérgico, lo cual hace pensar que 'era un hipersensible' y quizás atravesaba un momento personal de crisis. (Idem, 115).
Desde nuestra hipótesis, esta crisis señalada tanto por Chumbita como Oriol i Anguera corresponden a que San Martín realiza un programa cognitivo, que es la pérdida del objeto, en su deictización del mundo no tiene que señalar, y es aquí donde se produce el estado pasional de la angustia.
Además de los ataques asmáticos que el enunciador los interpreta como una somatización de la angustia va a enumerar toda una serie de patologías que las comprende del mismo modo. Alguna entre ellas son: disnea, náuseas, alergia, vómitos sanguíneos, hemorroides, infecciones diversas, fiebres, temblores, convulsiones, ataques de nervios, insomnio y más. Estos "desequilibrios" como los llama Chumbita "provenían seguramente de sus conflictos interiores, de sus contradicciones, de la angustia ante las murallas que se le oponían". (Idem, 194)
Entonces, la pérdida del objeto indígena-maternal del héroe que lo lleva a entrar en conjunción con estados pasionales como la nostalgia y la angustia, lejos de ser un dato menor, nos permite alejarnos de la estereotipo del San Martín un héroe perfecto e inmaculado, "un héroe de mármol". Y nos permite comprender mejor la caracterización de algunos rasgos del personaje como han sido sus enfermedades, y algunas acciones del sujeto, como su retiro de las Ejército de la Corona, y otros que a continuación mencionaremos.
Los programas narrativos
Como dijimos al empezar el análisis de este texto San Martín al estar conjunto con determinadas pasiones, le permite el paso de sujeto de estado a sujeto de hacer. Uno de los programas narrativos que realiza es el retiro del ejército español; ahora: ¿cuáles son estos otros programas que realiza el héroe?
El enunciador cita Vicuña Mackenna un historiador chileno para explicar no sólo el retiro de San Martín sino los móviles de éste que explican el porqué luchó para la independencia de las ex-colonias: "había servido a la independencia americana porque la sentía circular en su sangre de mestizo". (36), para dejarlo más claro a todavía más adelante dice: "El caso del hijo mestizo de una unión ilegítima, cuya 'agonía interior' le llevó a convertirse en el conductor de la guerra de la independencia lejos de ser un episodio excepcional o anecdótico, bien podría considerarse como un ejemplo y síntesis del drama original de América. (67). Creemos que en estas citas el enunciador precisa qué es lo que instaura el querer en San Martín para realizar los programas narrativos siguientes: viajar a América, luchar por la independencia e incluso ser un héroe: "el desequilibrio que de algún modo lo impulsó al heroísmo" (66).
Greimas plantea que el sujeto nostálgico realiza "un vaciamiento del objeto de valor que, permaneciendo como un objeto sintáctico pretendido por el sujeto, se vuelve susceptible de recibir investiduras axiológicas cualesquiera" (Greimas, 1986: 6). El querer ser conjunto de San Martín con el objeto indígena-maternal, si en un primer lugar fue la separación de la madre y el desgarramiento del hogar, este objeto va recibir nuevas investiduras, porque sino las acciones de San Martín deberían haber estado solamente dirigidas para reencontrarse con Rosa Guarú, aunque el enunciador afirma que San Martín por lo menos lo intentó hacer, el personaje se convirtió en héroe por liberar los países de América del Sur no por querer ver nuevamente a su supuesta madre. Una posible línea de continuación del análisis de la relación entre semiótica de la acción y semiótica de la pasión, es si se puede pensar si las ideas liberales, iluministas, el rechazo de la visión del padre, funcionaron como investiduras axiológicas que provocaron cambios en el objeto indígena-maternal. Si aceptáramos esto se podría pensar que San Martín viajó no solamente para volver a ser indio, sino para liberarlo, y legitimar su ser: "El proyecto de la revolución era también el modo de resolver las ambigüedades de su identidad". (132)
El camino del héroe
Como último punto, planteamos para un posterior análisis que el recorrido narrativo de San Martín en este discurso puede pensarse relacionado al concepto del mito del héroe: la separación de la madre, su crianza con personas que no eran sus verdaderos padres, el regreso a la tierra natal, y el exilio. Son etapas del camino del héroe que también podemos encontrar desarrolladas en este texto, si aceptamos esta afirmación, El secreto de Yapeyú sería un texto que abona la identidad de San Martín como un héroe mítico.
Un héroe con "mal carácter"
En la película Revolución: El Cruce de los Andes de Leandro Ipiña el héroe que se representa no es un héroe débil –anciano, pobre, enfermo o atormentado– pero sí un héroe con defectos y excesos. A la vulnerabilidad física que caracterizó a las representaciones cinematográficas de San Martín durante los '80 y '90 parece seguirle un modo de construcción que abunda en la deficiencia moral del héroe que se reitera en otras producciones de comienzos del nuevo milenio.
El lugar de enunciación es el de un joven soldado de dieciséis años llamado Manuel Esteban de Corvalán, que cuenta la vida de San Martín setenta años después de la batalla de Chacabuco, a un periodista que viene a visitarlo para saber cómo era el General. Para este joven, San Martín ha sido su modelo, a tal punto que ha abandonado a su familia para convertirse en un "guacho" y unirse al cuerpo del ejército para servirlo. Sin embargo, su relato muestra a un San Martín que, como hemos dicho, está lejos de ser perfecto e inmaculado. En cambio, las acciones del héroe aparecen movidas por dos pasiones socialmente calificadas como negativas: la desconfianza y la irascibilidad. A propósito de la primera cabe señalar que el héroe desconfía de sus soldados, ya sea porque los considera faltos de competencia o porque estima que ellos son capaces de traicionarlo: "¿Cuántos escorpiones hay más de éstos? Me asignan un rastreador de dudoso patriotismo, un secretario que no cumple sus funciones y ahora un cura traidor. Los ojos, la palabra y el espíritu en manos de los matuchos". Lo grave de estas apreciaciones es que en muchas ocasiones ellas son infundadas. Así, si San Martín duda de la fidelidad de su rastreador, en cambio, este termina muriendo en medio de una tormenta de frío cuando renuncia a uno de sus abrigos para cubrir al General. De esta suerte, el San Martín de Ipiña es un héroe que se equivoca y cuyos errores pueden provocar incluso la muerte.
Pero, además y como hemos anticipado, se trata de un héroe irascible, que se enoja con facilidad, que le grita a sus oficiales apenas estos desobedecen sus órdenes o no las cumplen al "pie de la letra", que da portazos, insulta a sus subalternos y los trata con desprecio y vulgaridad. A su oficial Bermúdez, por ejemplo, le dice: "sus cálculos se los pierde en el culo, Condarco… y si no llega a tiempo, tenga usted el coraje de no regresar pues no seré tan misericordioso como los godos". Lejos del héroe sabio, educado y paciente –esto es, del héroe que por ser tal encarna valores positivos dignos de ser imitados– el San Martín de Ipiña tiene "mal carácter".
Claro que, defectos aparte, San Martín sigue siendo –en tanto enunciador intradiégetico, al menos– sede y fuente de aquellos valores indiscutibles que el film reproduce como tales: en sus arengas encendidas y eufóricas, el héroe defiende, como no podía ser de otra manera, la libertad y la igualdad:
… todos y cada uno de ustedes lleva consigo lo más importante, la libertad…libres de toda cadena, donde cada hombre pueda decidir su destino sin importar su color, su linaje, su procedencia ni qué carajo, porque todos somos iguales ante el supremo así como somos iguales ante la muerte, porque cualquier hijo de mujer merece ser libre de una vez y para siempre. Seamos libres que lo demás no importa nada: ¡Viva la Patria!" (Idem, min. 72 seg. 25)

Desde nuestro punto de vista, este modo de construir al héroe –sede de valores, al mismo tiempo que sujeto movido por pasiones que lo hacen incurrir en el error y el exceso– contribuye a humanizarlo, es decir, a acercarlo a un espectador también defectuoso e imperfecto. Porque el héroe es como nosotros, puede ser imitado. Aquí habría un cambio en las modalidades que configuran al enunciatario y por lo tanto, un cambio en la performatividad del enunciado: si el héroe perfecto debe ser imitado¸ el héroe imperfecto, en cambio, puede ser imitado. En el mismo sentido hay que leer la reticencia de parte de otros enunciadores –intra y extradiegéticos– a usar los títulos extraordinarios y los epítetos que habitual e históricamente se le han atribuido a San Martín: aquí San Martín no es ni el Libertador, ni el Salvador de la Patria ni un Aníbal. De hecho, cuando el periodista le pregunta al viejo: "¿Cómo definiría usted al padre de la Patria?", éste le responde con una marcada entonación retórica: "¿Qué es para usted la Patria? ¿Qué es para usted la Patria? ¿De la que ustedes le llaman la Argentina? ¿De la que fue el reino del Perú? ¿De Chile? ¿De todas juntas?". Así que, en el momento en que el héroe recibe un título honorífico, aquél que lo conoció elude la pregunta y relativiza.
Conclusión
Luego de este breve relevamiento y análisis por las pasiones de San Martín en estos dos discursos. Nuestra conclusión es que al momento de construir un San Martín humanizado la configuración del personaje es representarlo como un sujeto pasional, y no tanto en relación a los atributos o caracteres del mismo. Y que las pasiones que se le asignan al héroe nacional no están ligadas al ser o hacer de un héroe: ni la nostalgia, la angustia, la desconfianza y la ira son pasiones que posean semas positivos para construir el "héroe de mármol". Se puede pensar es que los héroes nacionales paraqué continúen siendo personajes verosímiles y principalmente paraqué continúen siendo performativos y formadores de identidades, deben ser representados como sujetos pasionales, y no cualesquiera pasiones, sino aquéllas que permitan señalar o identificar al enunciatario y decir: "esto es humano". Sería una modalidad de identificación en el orden del poder-ser y no del deber-ser.
Bibliografía
Fontanille, Jackes (93-94). "La base perceptiva de la Semiótica" en Morphé, número 9/10.
Greimas, Algridas (1986) "De la nostalgia: estudio de semántica léxica" en Actes Sémiotiques-Bulletin. Traducción de Eduardo Serrano Orejuela.
Hamon, Philippe (1977) "Pour un statut sémiologique du personnage". en: R. Barthes et al. Poétique du récit. Paris, Seuil págs. 115-180. (Traducción de Teresa Mozejko)



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