Salud Bucal en Grupos Cazadores-Recolectores Patagónicos del Holoceno Tardío del Lago Salitroso (Santa Cruz, Argentina)

July 14, 2017 | Autor: S. García Guraieb | Categoría: Arqueología de Patagonia, Cazadores-Recolectores, Salud Bucal
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Descripción

CAPÍTULO 11 Salud Bucal en Grupos Cazadores-Recolectores Patagónicos del Holoceno Tardío del Lago Salitroso (Santa Cruz, Argentina) Solana García Guraieb y Marta Maldonado

INTRODUCCIÓN Los estudios de bioarqueológicos de salud bucal en cazadores-recolectores han mostrado patrones recurrentes y distintos a los observados en grupos agro-pastoriles y sociedades modernas (Hillson 2008). Con variaciones inter e intrapoblacionales, los cazadores-recolectores suelen mostrar altos grados de desgaste coronario, bajas prevalencias de caries y bajas a moderadas prevalencias de lesiones periapicales y pérdidas de dientes antemortem (Larsen 1995). Entre los principales factores que condicionan la patología oral se encuentra la dieta de los individuos (Hillson 2008). Por eso, además de dar un panorama general de la salud de las poblaciones, los análisis de patología oral constituyen una línea de investigación complementaria a los estudios isotópicos y arqueofaunísticos en la evaluación de transiciones dietarias tales como procesos de intensificación en el consumo de recursos vegetales en grupos cazadores-recolectores, o la transición desde economías cazadoras-recolectoras a agrícolas (e.g. Larsen 1983, 1995; Walker y Erlandson 1986; Formicola 1987; Larsen et al. 1991; Lukacs 1992; Lubell et al. 1994; Temple y Larsen 2007). En Argentina, se observa un creciente interés por los estudios de salud bucal en cazadores-recolectores durante las tres últimas décadas, tanto en el marco de investigaciones paleopatológicas generales como en trabajos con problemáticas más específicamente relacionadas con transiciones dietarias (entre otros, Guichón 1995; Novellino y Guichón 1997-1998; L’Heureux 2000, 2002; Bernal et al. 2007; García Guraieb 2010; Menéndez 2010; Gómez Otero y Novellino 2011; Luna y Aranda 2011; Fabra y González 2012; Mazza y Barrientos 2012; Flensborg 2013). En líneas generales, estos estudios han corroborado el patrón típico observado en los cazadores-recolectores con altos grados de desgaste coronario y bajas prevalencias relativas de caries. En los casos en los que se ha evaluado, este patrón no ha mostrado diferencias entre grupos con dietas isotópicamente caracterizadas como continentales o marinas (e.g. Schnider y Guichón Avances Recientes de la Bioarqueología Latinoamericana, 2014. Editado por L. Luna, C. Aranda y J. Suby: 231-254. Buenos Aires, GIB. ISBN: 978-987-27997-1-7.

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2003; Gómez Otero y Novellino 2011). No obstante, sí se han detectado variaciones espaciales y temporales entre poblaciones relativamente próximas de la misma región. Con frecuencia se han identificado prevalencias estadísticamente mayores de caries y menores tasas de desgaste dental en grupos en los que se verifica una proporción mayor de vegetales con alto contenido de carbohidratos en la dieta y/o la incorporación de tecnologías como los artefactos de molienda y cerámica en su preparación que facilitan su consumo (e.g. L’Heureux 2000, 2002; Bernal et al. 2007; Menéndez 2010; Flensborg 2013). En este marco, este trabajo analiza los patrones de salud bucal de las sociedades cazadoras-recolectoras que habitaron la cuenca del lago Salitroso (Patagonia centro-meridional oeste, Argentina) durante el Holoceno tardío. Las investigaciones arqueológicas en el área han permitido detectar cambios en la movilidad residencial, el uso del espacio, el aprovechamiento de recursos y de tecnologías, especialmente durante el último milenio (Goñi et al. 2000-2002; García Guraieb 2010; Goñi 2010; Cassiodoro 2011, entre otros). Los estudios isotópicos han detectado cambios en la dieta durante el Holoceno tardío final, vinculados con una intensificación de recursos de la estepa y, probablemente, una intensificación del aprovechamiento de recursos ricos en lípidos o carbohidratos (Tessone 2010). La evaluación de los patrones de salud bucal constituye una línea de evidencia independiente y complementaria para evaluar aspectos particulares de dichos cambios.

ARQUEOLOGÍA DE LA CUENCA DEL LAGO SALITROSO Las investigaciones arqueológicas en la cuenca del lago Salitroso se desarrollan en el marco del modelo de poblamiento tardío propuesto por Goñi y coautores para Patagonia centro-meridional, que relaciona la dinámica del poblamiento con la evolución ambiental de la región durante el Holoceno tardío (Goñi et al. 2000-2002; Goñi 2010). El área de estudio general corresponde al noroeste de la provincia de Santa Cruz e incluye las cuencas lacustres de baja altitud de los lagos Posadas y Salitroso (100 a 400 msnm; figura 1), la meseta de la Pampa del Asador (650-1100 msnm) y las cuencas altas que forman Parque Nacional Perito Moreno (PNPM; 800-2300 msnm). Actualmente el clima es templado frío, con temperaturas medias entre 5,5ºC y 10ºC y con precipitaciones entre 150 y 1000 mm anuales, concentradas en invierno y con un marcado gradiente oeste-este que produce cambios en la estructura vegetal: en el oeste, ésta se caracteriza por el bosque subantártico de Nothofagus, y en el este, por sectores de estepa graminosa y estepa arbustiva de baja cobertura vegetal (Oliva et al. 2001). Los archivos paleoclimáticos señalan una creciente tendencia hacia condiciones de menor humedad ambiental durante el Holoceno tardío en Patagonia

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central y meridional (Stine y Stine 1990; Stine 1994). Estas condiciones de mayor aridez permitieron que ciertos espacios, que durante el Holoceno temprano y medio estaban cubiertos de agua, quedaran progresivamente disponibles para la ocupación humana (Goñi et al. 2000-2002). Tal sería el caso de las cuencas bajas como la cuenca de los lagos Posadas-Pueyrredón y Salitroso (Horta y Aschero 2010). Durante el último milenio, las condiciones de aridez se habrían intensificado, especialmente durante la denominada Anomalía Climática Medieval (ACM; ca. 1200-600 años AP) (Stine y Stine 1990; Stine 1994). Como respuesta, los grupos humanos habrían reducido su movilidad residencial y nucleado sus asentamientos en lugares con disponibilidad de agua, recursos y condiciones para la habitabilidad, tales como la cuenca del lago Salitroso (Goñi et al. 2000-2002). Este uso residencial y estable (sobre una base anual) de la cuenca se habría complementado con una movilidad logística y estacional que permitiría aprovechar recursos del bosque occidental y de las mesetas circundantes, como Pampa del Asador (Goñi et al. 2000-2002; Goñi 2010; Cassiodoro 2011). A lo largo de 20 años de investigación, el análisis de diversos aspectos de la composición, cronología y distribución del registro arqueológico y bioarqueológico del área de estudio ha jugado un papel clave en la asignación de un rol

Figura 1. Mapa del área de la cuenca del lago Salitroso, provincia de Santa Cruz, Argentina.

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eminentemente residencial a la cuenca del Salitroso. Por un lado, en ella se han hallado numerosos sitios a cielo abierto que por las características de sus conjuntos líticos y faunísticos han sido interpretados como sitios de actividades múltiples. Algunos presentan además restos de cerámica y equipamiento del espacio en la forma de artefactos de molienda y rocas de grandes dimensiones (Goñi et al. 2000-2002; Cassiodoro 2011). Los fechados disponibles los ubican entre ca. 1600 y 700 años AP (Cassiodoro 2011). El otro rasgo característico de la cuenca del lago Salitroso, que lo diferencia tanto de otros sectores del bajo (i.e. lagos Posadas y Pueyrredón) como de los sectores altos aledaños, es la alta concentración de entierros humanos. Éstos se ubican en un área de alrededor de 200 km2, al noreste del lago, formando concentraciones de varios entierros en pequeños cerros, afloramientos y terrazas que rodean el fondo de cuenca (Goñi et al. 2000-2002). Hasta el momento se han excavado y analizado 38 entierros correspondientes a tres diferentes modalidades funerarias: entierros bajo bloque (EBB), nichos y chenques. Los chenques son estructuras artificiales de piedras localmente disponibles, de contorno circular, de 3 a 5 m de diámetro y alrededor de 50 cm de altura. Los nichos son oquedades rocosas naturales poco profundas (de hasta 1,5 m), en las que los cuerpos fueron ubicados y cubiertos por la sedimentación natural. Los entierros bajo bloques son estructuras mixtas donde se aprovecha un rasgo sobresaliente del terreno, como un bloque errático o el filo de un afloramiento rocoso, para la construcción de una estructura por acumulación de piedras, similar a los chenques (Goñi et al. 2000-2002). Los fechados radiocarbónicos realizados en 28 individuos correspondientes a las tres formas de inhumación se distribuyen entre ca. 2600 y 350 años AP, y se agrupan en tres bloques temporales: un bloque temprano, entre ca. 2600 y 2200 años AP, conformado por cinco nichos y cinco EBB de los que se recuperaron 21 individuos; un segundo grupo minoritario de dos chenques, que han sido denominados chenques iniciales, comprendidos entre ca. 1600 y 1200 años AP, de los que se exhumó un total de cinco individuos; y un tercer grupo, compuesto por 26 chenques tardíos de entre ca. 800 y 350 años AP del que se recuperó una muestra de al menos 71 individuos (García Guraieb 2010). Los análisis de la estructura sexual y etaria de los restos óseos recuperados, en total 97 individuos (García Guraieb 2010), permitieron detectar diferencias entre grupos cronológicos, relacionadas con las diferentes modalidades de ocupación de la cuenca a lo largo del Holoceno tardío y vinculadas a su vez con el máximo de aridez de la ACM, detectado en torno a ca. 990 años AP (Stine y Stine 1990). Apenas el 27% del total de los esqueletos recuperados proviene de los entierros de los dos bloques temporales previos a la ACM. El 73% restante de la muestra proviene de los chenques tardíos, posteriores a la ACM, y se concentra en un lapso acotado de entre ca. 850 y 350 años AP (García Guraieb 2010). Por

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otra parte, mientras los individuos de los entierros previos a la ACM son mayoritariamente adultos masculinos, la muestra de chenques tardíos presenta una distribución sexual más balanceada y una distribución continua de edades con una alta representación de subadultos, compatible con un perfil de mortalidad atricional (García Guraieb 2010). Dados los extensos muestreos realizados en la cuenca, la escasa influencia de procesos tafonómicos que den cuenta de estas diferencias (Barrientos et al. 2007) y la restante información arqueológica y bioarqueológica disponible para el área (recopilación en Goñi 2010), las diferencias en el tamaño y composición de las muestras de restos óseos humanos fueron atribuidas a los diferentes usos de la cuenca en momentos previos y posteriores a la ACM. Así, los primeros estarían representando momentos de colonización de este espacio, mientras que la concentración de chenques tardíos apoyaría la hipótesis de un uso residencial y estable de la misma a partir de ca. 850 años AP (García Guraieb 2010; Goñi 2010). En relación con los cambios en la modalidad de uso del espacio de la cuenca, se han evaluado modificaciones en la dieta a partir del estudio de isótopos estables efectuados en restos óseos humanos del lago Salitroso y su comparación con la ecología isotópica regional (Tessone 2010). Los análisis isotópicos realizados en individuos adultos no mostraron variaciones temporales en sus valores medios de δ13Ccol (-18,54‰ para el bloque temprano y -18,77‰ para el bloque tardío) ni de δ15N (11,63‰ para el bloque temprano y 11,64‰ para el tardío), lo cual sugiere que el componente proteico de la dieta no varió durante el lapso de ocupación de la cuenca (Tessone 2010). La ecología isotópica de recursos potenciales del área, obtenida a partir del análisis de restos faunísticos tanto arqueológicos como actuales y de restos vegetales actuales, permitieron delimitar dos espacios isotópicos para el área de estudio: uno exclusivo de recursos de la estepa y otro de estepa/bosque en el que se incluyen recursos como el huemul. Su comparación con los resultados obtenidos sobre los restos humanos indicaría que la dieta media de los individuos habría estado compuesta por recursos del espacio isotópico correspondiente a la estepa (Tessone 2010). Finalmente, los análisis de isótopos estables del carbono realizados sobre la hidroxiapatita de los restos óseos humanos sí mostraron un empobrecimiento en los valores de los individuos de los chenques más tardíos (δ13Capa=-13,38‰) en relación con los de los nichos y EBB (δ13Capa=-12,07‰). Como la dieta proteica no habría cambiado, esta tendencia indicaría un cambio temporal en la dieta total que podría explicarse por un aumento del consumo de carbohidratos y lípidos (Tessone 2010). En este contexto, los análisis de salud bucal presentados a continuación tienen el doble objetivo de caracterizar los patrones de salud bucal de las poblaciones del área a lo largo de la secuencia de ocupación de la cuenca y funcionar como una línea de investigación independiente en la discusión de la naturaleza de los cambios dietarios observados a nivel isotópico.

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MATERIALES Y MÉTODOS Como el objetivo de este trabajo es caracterizar la salud bucal de la muestra derivada de estas poblaciones patagónicas, un requisito importante fue poder adscribir las piezas dentales/alvéolos observados a los distintos grupos de sexo y edad en cada muestra. Por eso, en esta oportunidad solo se incluyeron aquellos que pudieran ser adjudicados con certeza a alguno de los individuos inhumados. Para ser incluidos en el análisis, los individuos debían tener al menos una pieza dental/alvéolo observable en alguno de sus maxilares presentes. Eso permitió conformar una muestra total de 37 individuos de distinto sexo y edad (tabla 1) representados por 25 maxilares superiores, 37 inferiores, 893 alvéolos y 677 piezas dentales (587 completas y 90 fracturadas, que se incluyeron en el análisis de acuerdo con los requerimientos de completitud de cada indicador). No obstante, dadas las características de las estructuras funerarias del lago Salitroso, acotadas en cantidad de individuos y con un relativo buen estado de preservación general (García Guraieb 2010), la proporción de dientes sueltos, excluidos del análisis, no supera la veintena de piezas. Asimismo, de acuerdo con las mencionadas características generales de los entierros y su relación con los cambios en la modalidad de ocupación de la cuenca con posterioridad al máximo de aridez durante la ACM, la muestra total se dividió en dos bloques temporales, uno previo y otro posterior a la ACM. El bloque PRE-ACM (n=11) incluyó los individuos provenientes de entierros en nicho, entierros bajo bloque (entre ca. 2600 y 2200 años AP) y chenques iniciales (entre ca. 1500 y 1200 años AP). La muestra del bloque POST-ACM (n=26) corresponde a aquellos recuperados en los chenques tardíos, comprendidos entre ca. 800 y 350 años AP. Las muestras de cada bloque cronológico fueron divididas según categorías de sexo y edad. Los métodos empleados para la estimación del sexo y la edad de los individuos se basaron en los recopilados por Buikstra y Ubelaker (1994) y Scheuer y Black (2000) y fueron presentados en numerosas oportunidades (recopilación en García Guraieb 2010). La discriminación por sexos se realizó solo en los adolescentes y adultos. Se emplearon las categorías de edad propuestas por Buikstra y Ubelaker (1994): Infantes (de 0 a 2,9 años), Niños y Juveniles (3-12,9 años), Adolescentes (13-19,9 años), Adultos Jóvenes (20-34,9 años), Adultos Medios (35-49,9 años) y Adultos Mayores (≥ 50 años). Reflejando la estructura sexo-etaria de las muestras de cada bloque temporal, la muestra PRE-ACM no presenta una distribución continua de edades, por lo que individuos subadultos se agruparon en única categoría (0-19,9 años) y las categorías de Adultos Jóvenes y Medios, representados por un caso cada una, también se unificaron. El análisis de la salud bucal se concentró en el análisis del desgaste dental, caries, lesiones periapicales y pérdida de dientes antemortem (PDAM). El releva-

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miento se realizó principalmente en forma macroscópica. Además, se incluyeron radiografías periapicales seriadas en 29 individuos (7 correspondientes al bloque PRE-ACM y 22 al POST-ACM), tomadas con un equipo de radiología de odontología clínica (Equipo WorkRay, potencia de 70kV), en posición perpendicular a la pieza, exposición de un segundo y revelado manual. Las radiografías se emplearon como análisis complementarios en el estudio de caries y lesiones periapicales. Las prevalencias de cada indicador (afectado/observado*100) se calcularon por individuo y por pieza (dientes/alvéolos, según correspondiera) para cada muestra y discriminando cada una por grupos de edad y de sexo, en el caso de los adultos. Solo en la muestra correspondiente al bloque POST-ACM (i.e. chenques tardíos) se evaluaron diferencias estadísticas entre las prevalencias de los distintos grupos de edad y sexo ya que es la que presenta una distribución espacio-temporal acotada y una estructura sexual y etaria más adecuada para ello. Asimismo, se evaluaron diferencias estadísticas entre bloques temporales comparando las prevalencias totales (calculadas tanto a nivel individual como por pieza/alvéolo) de cada muestra para cada indicador. Para descartar el efecto que la disímil estructura etaria de las muestras podría tener en la comparación, ésta se realizó también considerando las frecuencias combinadas de los grupos etarios mejor representados en ambas, los adultos jóvenes y medios En todos los casos, se empleó la prueba exacta de Fisher, estableciendo un nivel de significación de α=0,05 y empleando el paquete estadístico informático PAST -Palaeontological Statistics- versión 1.73. A continuación se detallan las características de cada indicador y los criterios específicos empleados en su relevamiento. El desgaste dental se compone de tres procesos: la abrasión, la atrición y la corrosión (Molnar 1971; Grippo et al. 2004). La abrasión se produce por la fricción entre el diente y partículas exógenas, principalmente los alimentos, durante las funciones incisivas y masticatorias. La atrición resulta de la fricción directa entre dientes opuestos o vecinos y produce facetas de desgaste sobre su superficie oclusal o en los puntos de contacto entre dientes. La corrosión es la disolución química del esmalte y la dentina por ácidos exógenos o endógenos no producidos por las bacterias orales (Grippo et al. 2004; Hillson 2008). El desgaste afecta primero al esmalte y puede avanzar exponiendo áreas crecientes de dentina con las consecuentes reacciones de la pulpa dental y los tejidos periodontales. En este sentido, se relaciona directamente con otras patologías bucodentales como caries, lesiones periapicales y PDAM. Los principales factores de desgaste funcional en una población son el tipo de alimentos de la dieta y el modo y ambiente de su preparación y consumo (e.g. Molnar 1971; Smith 1984; Lukacs 1989; Larsen 1995; L’Heureux 2000; Bernal et al. 2007; Deter 2009). El análisis del desgaste dental se centró en la caracterización de su intensidad, para lo cual se evaluaron los dientes permanentes de los individuos adolescentes y adultos, de acuerdo con la escala de Smith (1984) para los incisivos, caninos y

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94

60 108

19

13

3 2 1 6

Adolescentes

Ad. Jóvenes

Ad. Medios (35-49,9 años)

Total

0

160

16

64

80

119

15

60

44

0

0

18

0

2

16

0

0

DF

7

1

2

4

0

0

PP

25

16

9

-

PP

2

2

0

0

0

0

AC

1

0

1

-

AC

6

3

0

3

0

0

Ind.

2

1

1

-

Ind.

174

78

0

96

0

0

Alv.

32

16

16

-

Alv.

3

2

1

-

DF

137

60

0

77

0

0

DC

25

14

0

11

0

0

DF

Femeninos

8

5

3

-

DC

Femeninos

12

4

0

8

0

0

PP

13

5

8

-

PP

0

0

0

0

0

0

AC

0

0

0

-

AC

26

4

2

6

8

6

Ind.

11

5

3

3

Ind.

676

110

64

176

206

120

Alv.

217

110

79

28

Alv.

461

88

60

121

156

36

DC

7

0

22

15

68

14

2

27

24

1

DF

Total

126

65

51

10

DF

Total DC

73

6

2

12

9

44

PP

64

21

17

26

PP

2

2

0

0

0

0

AC

1

0

1

0

AC

Tabla 1. Composición sexo-etaria de las muestras PRE-ACM y POST-ACM por individuo, dientes y alvéolos. Referencias: Ind.: Individuos; Alv.: alvéolos; DC: dientes completos; DF: dientes fracturados; PP: pérdida postmortem; AC: ausencia congénita. Grupos de edad: Subadultos (0-19,9 años); Infantes (0-2,9 años); Niños (3-12,9 años); Adolescentes (13-19,9 años); Adultos Jóvenes (20-34,9 años); Adultos Medios (35-49,9 años); Adultos Mayores (mayores 50 años).

0

Niños

0

Alv.

157

6

DC

0

Infantes

Ind.

6

Total

48

-

Grupos de edad

4

Ad. Mayores

63

-

Masculinos

2

Ad. Jóv. y Med.

-

POST-ACM

-

Subadultos

DC

DF

Masculinos Alv.

Grupos de edad

Ind.

PRE-ACM

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premolares, y de Scott (1979) para los molares, ya que su uso combinado -sugerido por Buikstra y Ubelaker (1994)- es frecuente en nuestro medio y garantiza la comparabilidad de los resultados con otras muestras. Los valores obtenidos para piezas antímeras se promediaron para generar un valor único para cada clase dental por individuo, excepto cuando se detectaron diferencias marcadas entre ellos, por ejemplo, por procesos identificables como lesiones o la pérdida antemortem. En estos casos, se excluyeron del análisis ambos contralaterales. Las caries son infecciones transmisibles y progresivas, de lenta evolución. Consisten en la desmineralización y destrucción de uno o más tejidos dentales (esmalte, dentina, cemento) a causa de la producción de ácidos por parte de las bacterias de la placa dental (Langsjoen 1998; Hillson 2008). Existen dos patrones básicos, reconocibles por su diferente localización: las caries coronarias, que fundamentalmente involucran al esmalte y las caries de raíz, que afectan al cemento que la cubre. En ambos casos, la lesión puede progresar hasta la dentina subyacente y contaminar la cavidad pulpar. Dentro de las caries coronarias hay sectores más frecuentemente afectados como, por ejemplo, las fosas y hoyos de molares y premolares o las superficies interproximales que, por su morfología, permiten la acumulación de restos de alimentos y la consecuente cariogénesis (Langsjoen 1998; Hillson 2008). Si bien se han reconocido diversos factores que contribuyen a la formación de caries, la proporción de carbohidratos (almidones y azúcares) en la dieta es el factor más frecuentemente mencionado en la bibliografía clínica (Lukacs 1989; Hillson 2008 y trabajos allí citados). Por eso, en combinación con los grados de desgaste, el estudio de las caries juega un papel clave en la evaluación de las características y la evolución de las dietas de las poblaciones del pasado (e.g. Larsen 1983; Walker y Erlandson 1986; Formicola 1987; Larsen et al. 1991; Lukacs 1992; Lubell et al. 1994; L’Heureux 2002; Bernal et al. 2007; Temple y Larsen 2007). Como criterios de selección específicos en el análisis de caries se incluyeron todos los individuos que tuvieran al menos un diente deciduo o permanente erupcionado in situ (aunque no necesariamente en oclusión) en alguno de sus maxilares. En términos de las piezas, solo se consideraron los dientes completos. La detección de caries se realizó de forma macroscópica y con la ayuda de un explorador dental, atendiendo a los criterios de Langsjoen (1998) para diferenciarlas de otro tipo de manchas y/o cavidades no cariosas (e.g. orificios de exposición de la cámara pulpar causados por los altos grados de desgaste dental). Asimismo, se analizaron las radiografías periapicales en busca de caries que, por su posición, no fueran fácilmente detectables macroscópicamente (e.g caries interproximales). Las caries se clasificaron de acuerdo con el sistema de Buikstra y Ubelaker (1994), que categoriza las lesiones según su localización en cada pieza dental: 1) superficie oclusal (fosas, surcos, cúspides de esmalte y zonas de exposición de dentina oclusal, surcos vestibulares y linguales/palatinos de los

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molares; 2) superficies interproximales (incluyendo las regiones cervicales distales y mesiales; 3) superficies lisas (vestibulares y palatino/linguales; excepto los surcos de los molares); 4) caries cervicales (unión cemento-esmalte -UCE-, excepto regiones interproximales); 5) caries de raíz (región dental por debajo de las UCE); 6) caries de origen indeterminado (por el gran tamaño de la cavidad). También se consideró el grado severidad de cada lesión: incipiente (puntos localizados de desmineralización), moderado (cavidad definida en las que aún se puede determinar el origen de la lesión) o severo (cavidad que abarca un porcentaje de la pieza tal que no permite determinar su origen). Las lesiones periapicales son el resultado de una enfermedad pulpoalveolar localizada, producto de la contaminación bacteriana de la cámara pulpar a causa del desgaste dental severo, las caries o los traumas dentales (Dias y Tayles 1997; Hillson 2008; Ogden 2008). Las sustancias irritantes producidas por las bacterias causan la inflamación del tejido pulpar. Si el sistema inmune del huésped es adecuado, la infección se resuelve y los tejidos vuelven a la normalidad, pero si la inflamación produce la muerte de la pulpa, sus productos drenan por el canal radicular e inician una reacción inflamatoria periapical. En una infección leve, la inflamación puede volverse crónica, generando una masa de tejido granulomatoso. Este granuloma periapical promueve la actividad osteoclástica y la formación de una cavidad ósea de paredes lisas de hasta 3 mm de diámetro alrededor del ápice radicular. Si la infección crónica persiste, el tejido granulomatoso puede reemplazarse por fluido rodeado de una capa de tejido epitelial en torno a la cavidad, transformándose en un quiste de crecimiento continuo y paredes lisas (Dias y Tayles 1997; Hillson 2008). Si la infección de la pulpa es aguda y es generada por organismos piogénicos, puede formarse un absceso periapical. Aquí, la acumulación de pus afecta el tejido blando, invade los espacios intertrabeculares y los canales vasculares dentro del hueso, pero el proceso de descarga es tan rápido que no llega a formarse una cavidad en el hueso (Dias y Tayles 1997). Si la infección persiste, puede formarse un absceso crónico con descargas intermitentes de pus a través de fístulas en las placas vestibular o lingual del proceso alveolar o dentro de los senos nasales o maxilares (Hillson 2008). Un absceso periapical crónico puede llegar a crear una pequeña área necrótica de 1 a 3 mm, que aparecería en el espécimen seco como una cavidad de contorno irregular; o puede formarse en un granuloma o quiste preexistente afectando la suavidad de sus paredes (Dias y Tayles 1997). En casos más avanzados, se observarán cavidades mayores, de márgenes redondeados y engrosados, con formación de hueso alrededor del orificio por el drenaje intermitente de pus (Ogden 2008). Si la infección se convierte en osteomielitis, mostrará lesiones más extensas, con formación de tejido necrótico, evidencias de vascularización y senos de drenaje (Dias y Tayles 1997). Clínicamente, los granulomas y quistes son asintomáticos, y los abscesos y osteomielitis crónicos no suelen tener manifestaciones sistémicas más

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allá de episodios de dolor moderado. Los abscesos periapicales agudos pueden generar fuerte dolor, fiebre y decaimiento general, mientras que la osteomielitis aguda produce síntomas más severos y puede resultar una condición fatal (Dias y Tayles 1997; Hillson 2008). La identificación de las lesiones periapicales se realizó macroscópica y radiológicamente, ya que algunas lesiones pueden no llegar a perforar la capa externa del hueso y, por lo tanto, pasar desapercibidas al ojo desnudo (Ogden 2008). De acuerdo con las características morfológicas mencionadas anteriormente, las lesiones se clasificaron en granulomas, quistes, abscesos crónicos u osteomielitis. Asimismo, se estableció su ubicación, y cuando fue posible, la causa primaria de las lesiones (i.e. caries, desgaste o trauma). Las pérdidas de dientes antemortem (PDAM) se deben a remodelaciones profundas del tejido óseo periodontal que deja de actuar como sostén de la pieza dental. Esta situación puede ser consecuencia de varios factores, entre los que se encuentran la enfermedad periodontal, las lesiones periapicales extensas que reabsorben hueso de sostén y la respuesta fisiológica a los esfuerzos masticatorios y al desgaste dental severo, que puede generar supererupción compensatoria, el aflojamiento de la pieza dental en su alvéolo y, finalmente, su pérdida (Hillson 2008; Ogden 2008). En este trabajo, el grado de reabsorción alveolar fue utilizado como criterio discriminante entre las pérdidas antemortem y las postmortem (Buikstra y Ubelaker 1994).

RESULTADOS Muestra PRE-ACM

La figura 2 presenta el promedio de los grados de desgaste por clase dental para cada grupo de edad en ambas muestras. En la muestra PRE-ACM (figuras 2a y c) se observan altos niveles de desgaste. De manera esperable, los grados aumentan conforme aumenta la edad de los individuos analizados. Asimismo, la edad avanzada de la mayoría de los individuos que integran esta muestra (cinco adultos mayores sobre un total de nueve adultos y adolescentes analizados) se manifiesta en altos niveles de desgaste general, particularmente en aquellas piezas de erupción más temprana, como los incisivos centrales y los primeros molares. La tabla 2 presenta las prevalencias por individuo y por pieza dental de caries, lesiones periapicales y PDAM para cada grupo de edad. Los resultados de caries para la muestra PRE-ACM permiten observar prevalencias muy bajas tanto en términos de individuos como de dientes afectados. Solo dos individuos adultos mostraron lesiones cariosas, uno femenino y otro masculino. Todas las lesiones se detectaron en molares, dos de ellas en la forma de caries

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Figura 2. Grados de desgaste por clase dental y grupo de edad en las muestras: a: premolares, caninos e incisivos PRE-ACM; b: premolares, caninos e incisivos POST-ACM; c: molares PREACM; d: molares POST-ACM. Desgaste medido según la escala de Smith (1984) en premolares, caninos e incisivos y de Scott (1979) en molares. Referencias: Pm2S: segundo premolar superior; Pm1S:primer premolar superior; CanS: canino superior; I2S incisivo lateral superior; I1S: incisivo central superior; Pm2I: segundo premolar inferior; Pm1I:primer premolar inferior; CanI: canino inferior; I2I incisivo lateral inferior; I1I: incisivo central inferior; M3S: tercer molar superior; M2S: segundo molar superior; M1S: primer molar superior; M3I: tercer molar inferior; M2I: segundo molar inferior; M1I: primer molar inferior; barras con líneas oblicuas: adolescentes; barras oscuras: adultos jóvenes; barras con líneas horizontales: adultos medios; barras blancas: adultos mayores.

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oclusales incipientes y una como una lesión severa, que compromete esmalte, dentina y cavidad pulpar (figuras 3a y b). En cuanto a las lesiones periapicales, la muestra PRE-ACM presentó una prevalencia relativamente alta tanto en términos de individuos como de alvéolos afectados concentradas en los adultos mayores (tabla 2). Los cinco individuos de este grupo mostraron, en total, 26 lesiones periapicales. Esta frecuencia es más significativa aún si se considera que la muestra de este grupo etario está integrada mayoritariamente por maxilares inferiores. La mayoría de las lesiones se detectó en individuos masculinos (4/5). No obstante, esta proporción probablemente refleje la estructura sexual de la muestra analizada, mayoritariamente compuesta por individuos masculinos. De las 26 lesiones periapicales detectadas, 19 (82,60%) corresponden a granulomas, cinco (19,23%) a quistes, una (3,80%) se trata de un absceso crónico y la restante (3,80%) es un caso de osteomielitis leve. El 69,20% de las lesiones se concentró en alvéolos correspondientes a molares, mientras que las restantes se distribuyeron cuatro en incisivos (15,40%), dos en caninos y dos en premolares (7,70% en cada caso). Finalmente, a diferencia de lo ocurrido en el caso de las caries, el examen radiológico fue útil en el análisis de las lesiones periapicales, ya que permitió identificar, ratificar o descartar lesiones macroscópicamente no visibles o dudosas (figuras 3c y d). Figura 3. Ejemplos foto y radiográficos de caEn cuanto a las PDAM en la ries y lesiones periapicales en las muestras del muestra PRE-ACM (tabla 2), se ob- lago Salitroso. a-b: foto y radiografía de caries de origen indeterminado en tercer moservaron prevalencias relativamente severa lar inferior derecho de adulto mayor femenino bajas, concentradas, al igual que en (PRE-ACM); c-d: foto y radiografía de lesiones el caso de las lesiones periapicales, en periapicales (granulomas) en incisivos inferiode adulto mayor masculino (PRE-ACM); pocos individuos adultos mayores. res e-f: foto y radiografía de caries incipiente en Así, las ocho PDAM se registraron fondo de surco de segundo molar inferior deen tres individuos y muestran mayor recho de adulto joven masculino (POST-ACM); g-h: foto y radiografía de lesión periapical compromiso de los molares (62,50%), (granuloma) en incisivo lateral superior derecon las restantes PDAM (37,50%) cho de adulto joven masculino (POST-ACM).

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1/3

1/5

2/11

Adultos Jóv. y Med.

Adultos May.

Total

0/6

1/8

3/6

1/2

2/4

7/26

Infantes

Niños

Adolescentes

Adultos Jóvenes

Adultos Medios

Total

26,90

50

50

50

12,50

0

%

2/51 1/65

24/462

7/88

7/60

8/121

2/157

0/36

A/O

5,20

8

11,70

6,60

1,30

0

%

Dientes CO

2,40

1,50

3,90

0

%

4/26

2/4

1/2

1/6

0/8

0/6

A/O

26/217

26/110

0/79

0/28

A/O

15,40

50

50

16,70

0

0

%

A/O

5/676

3/110

1/64

1/176

0/206

0/120

0

0

%

0,70

2,70

1,60

0,60

0

0

%

12

23,60

Alvéolos

Lesiones periapicales

45,50

100

0

0

%

Individuos

5/11

5/5

0/3

0/3

A/O

Alvéolos

Lesiones periapicales Individuos

1/26

1/4

0/2

0/6

0/8

0/6

A/O

3,80

25

0

0

0

0

%

0/79

0/28

A/O

2/676

2/110

0/64

0/176

0/206

0/120

0,30

1,80

0

0

0

0

%

3,70 Alvéolos

8/217 PDAM

0

0

%

7,30

Alvéolos A/O

8/110

PDAM

27,30

60

0

0

%

Individuos

3/11

3/5

0/3

0/3

A/O

Individuos

Tabla 2. Prevalencias individuales y por pieza/alvéolo de caries, lesiones periapicales y PDAM en las muestras PRE-ACM y POST-ACM. Referencias: A/O: Afectados/Observados; %: Prevalencia; Dientes CO: dientes completos. Grupos de edad: Subadultos (0-19,9 años); Infantes (0-2,9 años); Niños (3-12,9 años); Adolescentes (13-19,9 años); Adultos Jóvenes (20-34,9 años); Adultos Medios (35-49,9 años); Adultos Mayores (mayores 50 años).

A/O

Grupos de edad

Caries

18,20

20

0/10

A/O

Dientes CO

3/126

Caries

33,30

0

%

Individuos

0/3

Subadultos

Muestra POST-ACM

A/O

Individuos

Grupos de edad

Muestra PRE-ACM

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afec-tando a los incisivos. Dado que todas estas lesiones se encuentran en individuos con muy altos grados de desgaste, las causas más probables de las mismas podrían radicar en la acción combinada de infecciones pulpares que ocasionan la reabsorción del tejido alveolar, la erupción compensatoria generalizada observada en la muestra como respuesta al desgaste coronario intenso y la enfermedad periodontal. No obstante, se ha sugerido que el tipo de reabsorción ósea causado por la inflamación periapical tiene menos efecto sobre la estabilidad del diente que el que tienen la enfermedad periodontal o la erupción continua que causa el intenso desgaste (Hillson 2008).

Muestra POST-ACM

En la muestra POST-ACM también se observaron altos grados de desgaste coronario en las diferentes piezas dentales, que aumentan con la edad de los individuos (figuras 2b y d). No obstante, como la estructura etaria de esta muestra es más joven que la anterior y no incluye individuos maduros, los promedios generales son más bajos. Aunque mayores que en la muestra anterior, las prevalencias de caries POST-ACM también fueron bajas, tanto en términos de individuos como de dientes afectados (tabla 2). La relación entre las cantidad de lesiones registradas (n=24) y los individuos afectados muestra que las mismas se concentran en relativamente pocos individuos (n=7), lo cual sugiere que algunos individuos presentarían mayor susceptibilidad a la generación de caries y que, al ser afectados, esto usualmente sucede en más de una pieza dental. De hecho, en dos casos se observa que una pieza dental muestra dos lesiones cariosas (ver infra). En cuanto a la distribución etaria de las lesiones, excepto los infantes, todos los grupos etarios presentaron al menos un individuo con caries. La prueba exacta de Fisher no mostró diferencias estadísticamente significativas entre los grupos etarios en las prevalencias individuales, pero sí en las prevalencias a nivel dental (tabla 3). Así, se observaron diferencias entre el grupo de los niños -que, descontando los infantes, fue el que menor frecuencia mostró- y los restantes grupos etarios (tabla 3). La diferencia entre el grupo de edad con mayor prevalencia, los adultos jóvenes, y los infantes sin caries, también resultó estadísticamente significativa a nivel dental (tabla 3). La ausencia de diferencias estadísticas en las prevalencias de caries entre grupos etarios adolescentes y adultos, permitió analizarlos de forma conjunta para evaluar diferencias entre los sexos. En este caso, los resultados de la prueba exacta de Fisher tampoco arrojaron resultados estadísticamente significativos a nivel individual (p=0,57) ni dental (p=0,49). Las características de las caries registradas muestran patrones recurrentes. De las 24 lesiones identificadas, el 66,70% (n=16) se detectaron en molares. El resto de las clases dentales mostraron frecuencias marcadamente menores, con el 16,70%

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(n=4) de las caries afectando a los premolares, el 12,50% (n=3) a los incisivos y el 4,20% (n=1) a los caninos. El tipo de lesión más representado fueron las caries oclusales incipientes (62,40%; n=15) que aparecen en los bordes mesiales o distales de las piezas o en los fondos de surcos y fosas de los molares. A éstas le siguen las caries cervicales, que corresponden al 29,20% (n=7) de las lesiones identificadas (una de ellas incipiente y el resto moderadas y concentradas en un único individuo adolescente masculino). Todas las caries cervicales se registraron en dientes uniradiculares, pero no en molares. Asimismo, se detectó una caries vestibular incipiente en un segundo molar superior (4,20%) y una caries grande en un premolar inferior (4,20%). Es destacable que estos dos últimos casos se dieron en uno de los individuos con más caries en la muestra, un adulto medio femenino en el que se registraron también tres de las caries oclusales incipientes en molares mencionadas anteriormente. Finalmente, cabe mencionar que debido a la naturaleza de las caries presentes en la muestra, el análisis radiológico no contribuyó a la detección de lesiones cariosas que no pudieran observarse mejor a ojo desnudo (figuras 3e y f). En cuanto a las lesiones periapicales, la muestra POST-ACM presentó bajas prevalencias tanto en términos de los individuos como de los alvéolos afectados (tabla 2). Estas frecuencias se distribuyeron de forma relativamente homogénea en los grupos de edad adolescentes, adultos jóvenes y medios, y en individuos femeninos y masculinos. Los resultados de la prueba exacta de Fisher no mostraron diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de edad ni de sexo (p=1,00), para las prevalencias individuales o las alveolares (tabla 3). De las cinco lesiones periapicales detectadas en esta muestra, cuatro (80%) corresponden a granulomas, mientras que la restante parece haberse constituido ya en un absceso crónico con doble fístula vestibular en el primer molar inferior derecho de un individuo masculino medio. A diferencia de la muestra anterior, en la muestra POST-ACM la distribución por clase dental es más homogénea, con dos de los cinco casos registrados en molares (40%), dos en premolares (40%) y uno en Caries Grupos de edad Infantes

Lesiones periapicales

Infantes Niños Adolesc. A. Jóv. A Med. Infantes Niños

Adol.

A. Jóv. A. Med.

-

1,00

0,18

0,25

0,13

-

X

1,00

0,25

0,13

1,00

-

0,24

0,37

0,23

X

-

0,42

0,20

0,09

Adolesc.

0,19

0,02*

-

1,00

1,00

1,00

0,46

-

0,46

0,50

A. Jóv.

0,04* 0,00*

0,26

-

1

0,34

0,23

0,46

-

1,00

A. Med.

0,10

0,78

0,56

-

0,10

0,04

0,16

1,00

-

Niños

0,01*

Tabla 3. Comparación entre los grupos de edad de la muestra POST-ACM en la prevalencia de caries y abscesos por individuos y por piezas dentales: valores de p de prueba exacta de Fisher. Referencias: por encima de la diagonal: valores de p para la comparación entre prevalencias a nivel individual; por debajo de la diagonal; valores de p para la comparación entre prevalencias a nivel dental; Adolesc.; adolescente; A. Jóv.: adultos jóvenes; A. Med.: adulto medio; *α
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