S. BARA BANCEL, Estudio comparativo del \"Libro de la Verdad\" de Enrique Suso y el pensamiento del Maestro Eckhart. Ensayo de Teología Mística: Ciencia Tomista 138 (2011) 687-697

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Descripción

el

lA TOMlSTA TOMO 138 - SEPTIEMBRE-DICIEMBRE DOMINGO SALADO MARTfNEZ,

2011/3

O.P.

La. sacra mentalidad de la Palabra de Dios en la Exhortacion apostólica 'Verbum Domíni' (VD) del Papa Benedicto XVI RAFAEL RAMIS BARCELÓ

Moral Tomista en odres kantianos: del primer principio de la razón práctica a los bienes básicos en la obra filosófica de Grises, MARTA LÓPEZ ALONSO

El destino del cuidado en la obra de Tomás de Aquino PIOTR ROSZAK

Cristo como Verbum Abbreviatum en la Teología Medieval MANUEL FERNÁNDEZ

DEL RIESGO

El papel del cristianismo en la configuración de la identidad europea, ante el reto de la secularización y del multiculturalismo SLXTO J. CASTRO, O.P. La.probabilidad de la existencia de Dios según Richard Swinburne. Una revisión de argumentos clásicos JOSÉ M" GARCfA PRADA, O.P.

Anatomía de la experiencia religiosa: componentes y caracteres OTAS y COMENTARIOS SILVIA BARA BANCEL,

O.P.

Estudio comparativo del libro de la verdad en Enrique Suso y el Maestro Eckart. Ensayo de teología mística BIBLlOGRAFJA

NOTAS Y COMENTARIOS

Estudio comparativo del libro de la verdad de Enrique Suso y el Maestro Eckart. Ensayo de teología mística O.P. Universidad de Comillas

SILVIA BARA BANCEL,

DEFENSA DE TESIS El viernes 7 de octubre de 2011 tuvo lugar en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas, de Madrid, la defensa de la tesis doctoral de Silvia Bara Bancel OP, dirigida por el prof. Dr. Santiago Arzubialde SJ, yel apoyo directo del catedrático de Filosofía de la Religión de la Albert-Ludwigs Universitat de Friburgo de Brisgovia, Prof. Dr. Marku Enders. El tribunal estaba compuesto, además por Santiago Arzubialde, Andrés Quero Sánchez (Filosofía Medieval, Academia Bávara de las Ciencias, Munich); Amador Vega Esquerra (Filosofía Estética, U. Pompeu Fabra de Barcelona), Pedro Rodríguez Panizo (Teología Dogmática, UP Comillas) y José García de Castro (Teología Espiritual, UP Comillas). El título de la tesis es el siguiente: "Estudio comparativo del Libro de la Verdad de Enrique Suso y el Maestro Eckhart. Ensayo de Teología mística". Exponemos a continuación el método, los objetivos de la investigación y los resultados alcanzados.

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PROBLEMÁTICA

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CONTEXTUAL

En primer lugar, es importante abordar la problemática contextual, sin la cual resulta difícil comprender el pequeño tratado sobre el que ha versado la tesis, el Libro o Librito de la Verdad. Junto con Tauler, Enrique Suso es discípulo del Maestro Eckhart, y representante de la llamada mística renana, o alemana, o también de la escuela dominicana de Colonia, fundada por Alberto Magno en el siglo XlII. A pesar del enorme prestigio del Maestro Eckhart, Maestro o Catedrático por la universidad de París, predicador de gran popularidad y con una enorme autoridad en la Orden dominicana, ya que había desempeñado también importantes cargos de gobierno; a pesar de todo ello, es denunciado por dos dominicos ante el tribunal de la Inquisición de Colonia. Su gusto por las formulaciones paradójicas e hiperbólicas y el empleo de la lengua vulgar, aún poco precisa, daba lugar a numerosas incomprensiones. Tras un largo proceso, 26 tesis eckhartianas, sacadas de su contexto, fueron condenadas en la bula In Agro dominico, 15 como erróneas y heréticas y 11 como equívocas y malsonantes. Promulgada en 1329, una vez fallecido Eckhart, la Bula indicaba que el dominico se mantuvo siempre fiel a la Iglesia y que, al final de su vida, había revocado tales sentencias "en cuanto a su sentido" erróneo, así como todas las palabras que "pudiesen inducir en el ánimo de los fieles un sentido contrario a la verdadera fe". Se especificaba además, que la Bula debía ser publicada únicamente en la diócesis de Colonia, lo cual suponía una cierta suavización con respecto del proceder habitual. Enrique Suso, fue un fiel discípulo del dominico turingio, al que designa en la Vita como «santo Maestro Eckhart». Compuso su Libro de la Verdad como respuesta a estos dolorosos acontecimientos. Probablemente la primera redacción se sitúe en torno a 1330. En este opúsculo ofrece Sus o una síntesis e interpretación del pensamiento eckhartiano, con sus matices personales. Ahí radica el interés de esta obra: Suso defiende con vigor a su Maestro y propone criterios de discernimiento para entenderle adecuadamente, y no en sentido heterodoxo: considerar sus palabra a la luz de la Escritura y de la enseñanza de los grandes Maestros de la Iglesia, sin olvidar el testimonio de la experiencia interior.

2.

METODOLOGÍA

y OBJETIVOS

DE LA INVESTIGACIÓN

Es importante resaltar que el Libro de la Verdad representa un pequeño compendio de teología. Su traducción y análisis, así como la comparación con el resto de las obras susonianas, nos ha permitido presentar Ciencia Tomista 138 (2011) 687-697

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de manera sistemática el pensamiento de Suso, lo cual era el objetivo principal de nuestro trabajo. Más allá de la variedad de géneros literarios empleados por nuestro autor, y de los diversos elementos teológicos que confluyen en sus obras, su enseñanza presenta una coherencia interna y se articula en tomo a su deseo de ofrecer un camino existencial para alcanzar la felicidad plena, la unión con Dios. Por tanto, sus reflexiones teológicas tienen una clara intención mistagógica y didáctica, y se suelen presentar en forma de diálogo, aunque también recurre al lenguaje poético y a las fórmulas la literatura amorosa de la corte, o emplea narraciones, relatos alegóricos, cartas parenéticas, sermones ... Altomar el Libro de la Verdad como elemento estructurador del pensamiento susoniano, hemos podido reconocer la Teología Mística que subyace en la exuberancia y diversidad de sus textos. Para poder entender y traducir a Suso, en particular algunas afirmaciones escuetas de su Libro de la Verdad, hemos necesitado también remontamos a Eckhart, realizando un estudio en paralelo del Maestro Turingio y su discípulo. Hemos privilegiado el análisis directo de los textos eckhartianos, frente a la ingente literatura secundaria, que presenta líneas muy diversas de interpretación, aunque ésta tampoco ha estado au ente en nuestra reflexiones. De los libros de Eckhart, nos hemos centrado especialmente en la obra latina, dando gran relevancia a su Escrito de Defensa en el proceso de Colonia, sin dejar de lado sus textos alemanes, con la intención de desvelar el significado que el mismo Eckhart daba a sus afirmaciones más controvertidas. Por ello hemos intentado resituarlas en el conjunto de su pensamiento. Asimismo, hemos necesitado retroceder a los Maestros de ambos, especialmente a Alberto Magno, fundador de la E cuela dominicana de Colonia y, en algunas ocasiones, a Santo Tomás o a Juan Damasceno, para tener presentes los presupuestos y las nociones que manejaban. Las preguntas de fondo que subyacen y que han orientado este trabajo son las siguientes: ¿Cómo puede entenderse la relación entre la infinitud divina y lo humano finito? ¿y, en concreto, puede el ser humano contingente llegar a un encuentro pleno e inmediato con el Misterio absolutamente trascendente (y llegar a ser un "uno único" con Él, como afirman Eckhart y Suso)? En ese caso, ¿qué sucede con la condición creatural? ¿y cuál sería el camino para tal encuentro? ¿Se ha de rehusar en cierto modo la humanidad, para poder trascenderla y llegar a la Deidad? Anticipamos que la respuesta de los místicos alemanes, y en especial la de Suso, como no podía ser de otro modo en una experiencia espiritual cristiana, subraya que es precisamente en lo humano y lo creado donde se hace presente y se manifiesta lo divino, pero de manera paradójica, «sin Ciencia Tomista 138 (2011) 687-697

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distinción, sin separación, pero también sin confusión» -empleando las expresiones del Concilio de Calcedonia-o Por último, queremos señalar que hemos delimitado el campo de nuestro trabajo al estudio analítico del Libro de la Verdad en relación con el Maestro Eckhart. Por tanto, no hemos considerado cómo la mística alemana ha ido fecundando el pensamiento de otros autores a lo largo de la historia (Nicolás de Cusa, Lutero, la mística española del s.Xvl, el idealismo alemán, etc.). Asimismo, somos conscientes de que no hemos establecido un diálogo con el debate teológico contemporáneo, ni con la mística de otras religiones. Todas estas líneas constituyen interesantes horizontes de investigación que aún nos quedan pendientes.

3.

ESTRUCTURA

DE LA TESIS

Antes de iniciar el análisis del Libro de la Verdad, el Capítulo 1 de nuestro estudio se detiene en la vida de nuestro autor, presentada en cierta medida de forma didáctica o "auto-hagiográfica" en la Vita, y redactada, en parte, por su amiga y confidente, la dominica Elsbeth Stagel. Suso nació en la región de Constanza y después de cinco años en el convento dominicano d esta ciudad, tuvo una experiencia profunda de conversión, un encuentro gozoso con "la Sabiduría eterna"; decide "ser su caballero" y "desposarse con ella", según los modelos del amor cortés. Llega incluso a grabar su nombre en el pecho, para llevarla impresa en lo más profundo de su corazón. Tras unos años de intenso ascetismo, comprende que ha de cultivar un arte mejor, el desprendimiento interior. En un momento dado, atraviesa una dolorosa experiencia que le marcará profundamente hasta el resto de su vida. Es acusado de escribir libros heréticos por defender a Eckhart; es depuesto de todos sus cargos en la Orden (lector, prior); y, a continuación, es calumniado por una mujer que le acusa de ser el padre de su hijo ilegítimo. A raíz de ello pierde toda su imagen y su honor y es rechazado por todos, incluso por sus mejores amigos. Alo cual se añade su desolación interior, el sentimiento de abandono por parte de Dios. Esta situación vital de fracaso le conduce a ahondar en el sentido del "desprendimiento", como kénosis y configuración con Cristo crucificado, en el que encuentra una fuente de consuelo. A partir de entonces se orienta de lleno al anuncio de la salvación de Dios, a través de la predicación itinerante y del acompañamiento personal, especialmente en ámbitos femeninos. Tras este primer capítulo introductorio sobre la vida y obras de Suso, hemos procedido a analizar cada uno de los grandes temas del Libro de la Verdad: Dios en sí mismo, Unidad y Trinidad (en el capítulo 2 del Ciencia Tomista 138 (2011) 687-697

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Estudio); la creación, o en palabras de Suso, «la salida que da lugar al ser creado» (en el capítulo 3); el retorno al Origen por Cristo, que conlleva recibir la filiación divina, la unión inmediata con Dios (en nuestro capítulo 4). En los dos siguientes capítulos hemos examinado el camino para alcanzarla: el total desprendimiento igelarenheit) y el despojamiento de toda imagen (entbilden) (capítulo 5), y la finalidad del camino, la «inmersión en la Unidad» tinnemung) que conduce a la bienaventuranza eterna (c.ó). Cada capítulo se centra tanto en Sus o como en su Maestro, especialmente en aquellos aspectos del pensamiento eckhartiano que pudieran iluminar los textos del Discípulo. En ambos autores hemos intentando guardar la mayor fidelidad a sus palabras y el máximo rigor textual, para "entrar" hasta el final en sus nociones y modos de entender, sin proyectar los nuestros.

4.

RESULTADOS

DEL ESTUDIO.

COMPARTIDA

POR ECKHART

LA TEOLOGÍA

MíSTICA

y SUSO

A través del estudio comparativo entre Libro de la Verdad y la obra eckhartiana hemos podido constatar la profunda sintonia entre ambos autores, muy vinculados a las reflexiones de San Alberto Magno y su comentario a la obra dionisiana. Y si es imprescindible conocer a Eckhart para abordar a Suso, consideramos que Suso ofrece también claves importantes para comprender a Eckhart adecuadamente. Además, la estructuración de los grandes temas que ofrece del Libro de la Verdad permite perfilar la Teología mística que comparten ambos autores -aunque ellos no emplearan esta expresión-o Procedemos a exponerla en sus grandes líneas. En primer lugar, la propuesta de la escuela dominicana alemana bien podría considerarse como una metafísica - mística y, en expresión de Suso, "una filosofía espiritual", pues encuentra una profunda vinculación entre la reflexión acerca del ser de Dios y del ser humano y la espiritualidad. Se trata además de una perspectiva unitaria, que no separa ciencia, filosofía, teología dogmática o espiritualidad. Podría decirse que nuestros autores se sitúan en una perspectiva desde "arriba", no sólo en su cristología (una cristología del Legos), sino en todo lo demás: en su ontología, pues el ser es Dios, y el ser de las cosas es un ser continuamente recibido de Dios y "por Dios"; la antropología (el ser humano, a imagen de Dios y capax dei); también la soteriología, (la salvación como divinización).

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Pero aunque consideren la realidad "desde la vida divina" y no "desde las cosas mismas", es fundamental tener en cuenta que, a nuestro juicio, no descartan el otro polo de la relación dialéctica. En su escrito de defensa, el Maestro Eckhart aludía a importancia de reconocer la íntima vinculación entre el principio y lo principiado, entre el que engendra y lo engendrado: «son uno, pero en relación opuesta y distinta». La unidad relacional no elimina la distinción entre ambos. De ahí la importancia de la noción de in quantum a la hora de comprender las afirmaciones de estos místicos y de reconocer la perspectiva desde la que están hablando en cada momento. Pues aunque en ocasiones subrayen un aspecto de la dialéctica, no significa que el elemento opuesto desaparezca, sino que no se tiene en cuenta y queda desapercibido. Dentro del pensamiento de estos autores, aparecen tres elementos dinámicos, tomados del neoplatonismo pero cristianizados, como ya lo hiciera la tradición anterior y, especialmente, Dionisio Areopagita: 1° la unidad divina (unidad en relación, einikeit, moné), 2° el éxodo de la unidad a lo creado tusbruch, proodos, exitus), 3° el retorno a la Unidad (durchbruch, epistrophé, reditus). Es de vital importancia desentrañar cómo entienden la Unidad divina, una Unidad "en relación", para abordar los otros dos elementos de su Teología mística. 1.° Misterio de Dios - Uni-trinidad

Tanto Eckhart como Suso destacan el atributo divino de la simplicidad y la Unidad que supone la negación de toda división, de toda limitación y distinción, la negación de toda negación, lo cual conlleva, en el fondo, la plenitud de la afirmación, la "pureza del ser". El Libro de la Verdad comienza precisamente por la vía apofática para hablar de ese "algo simple", pues "todo lo que se le atribuye según el modo de las criaturas es, de alguna manera, falso y su negación verdadera" -recuerda Suso-. De ahí que, siguiendo a Dionisio, se le designe con la palabra "Nada". Con ello no se quiere decir que "no sea", sino que "es" absolutamente trascendente, infinito, e inabarcable por el conocimiento humano. En Dios no hay composición ni distinción, por ello, propiamente no pueden formarse de él proposiciones (que pertenecen a nuestro modo de conocer); tampoco hay allí diferencia entre sujeto y predicado, entre "Dios" (el- supuesto) y "Deidad" (la esencia divina), o entre "esencia" y "operación" (aunque la potencia de operar se encuentre ya en la esencia). Todas estas diferencias pertenecen al modo humano de entender las cosas. Por ello, (dice Suso) «en el Fondo» tgrunt), otra manera muy querída por los místicos renanos para designar la Infinitud divina en sí misma, «(en el Fondo) toda multiplicidad queda, en cierto, modo suprimida», y Ciencia Tomista 138 (2011) 687-697

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«es una simple unidad». Pero no se trata de una unidad "cerrada" sobre sí misma, sino una unidad que incluye la reciprocidad, las relaciones personales intratrinitarias (ad intra) y la relación con lo creado (ad extra). Por eso, a la hora de elaborar una "teología afirmativa", que no deja de ser un "balbuceo", Eckhart y sus discípulos conciben a Dios como Intelecto, como vida intelectiva que refluye sobre sí misma, la cual fundamenta su ser y también la dinámica trinitaria. Por tanto, pueden mantener la unidad divina como Pensamiento divino en acto y sitúan la Unidad al mismo nivel que el Ser. Así se distancian de Platino, (que ponía la hipóstasis del Uno por encima del nous y del mundo). Se trata entonces de una unidad trinitaria, o tri-unidad. Apesar de que el acento de muchos sermones eckhartianos recaiga sobre "el uno único", éste está constituido por la relación trinitaria -es un "ser en relación"-. La aparente contradicción se resuelve si se recuerda que "en cuanto a su esencia", Dios es Unidad, "en cuanto a las relaciones personales", Trinidad. 2.° El éxodo de la Unidad a lo creado El dinamismo intradivino es desbordante: Dios es luz, bondad y amor rebosante y difusivo, auto-comunicación que da el ser y produce todas las cosas. Para expresar este dinamismo, los dominicos de la Escuela de Colonia se sirven con frecuencia de la metáfora del fluir, consideran a Dios como fuente y manantial que derrama su vida, ad intra en la Trinidad yad-extra en la creación, la revelación y la redención (Esta metáfora se entiende mejor al contemplar los enormes ríos, por los que viajaban, el Rin, el Danubio, y los canales que fluían en todas las ciudades medievales). El Maestro turingio y sus discípulos plantean una relación dialéctica entre Dios y la creación: nada hay más indistinto y más distinto al mismo tiempo. Al ser causada por Dios es uno con él, pero al ser limitada y contingente es totalmente distinta de él. «En Dios vivimos, nos movemos y existimos», y todo lo creado 'es' por Él, se halla en Él, y no fuera, y recibe todo su ser constantemente de Él. Dios es lo más íntimo e inmanente a todo, pero no se confunde con ninguno de los seres. Eckhart lleva al extremo esta dialéctica, y subraya que "por sí mismas" las cosas son "pura nada". Y si se atribuye el ser a las cosas, entonces Dios no es "ser", está por encima de él (entendido en sentido de "ser esto o aquello", dividido y múltiple). Cuando emplea la analogía, mantiene esta radicalidad de planteamiento (y parece aceptar únicamente la llamada "analogía de atribución extrínseca"). Tanto Eckhart como Suso conciben al ser humano y todo lo creado a la luz de la generación eterna del Verbo, el «nacimiento eterno», y Ciencia Tomista 138 (2011) 687-697

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emplean la distinción entre «el ser virtual» y el «ser formal». El «ser virtual o eterno» es la razón ideal de las cosas, la idea que Dios tiene de ellas -como un momento de la totalidad que supone el Lagos o Ejemplar eterno-o El «ser formal» es su ser individual y creado. o es que las cosas posean dos seres, uno creado y uno increado, sino que son dos acercamientos distintos, las cosas vistas en su causa, en Dios y desde Él, o desde sí mismas. El ser humano posee además, según estos autores y toda la tradición cristiana, una gran "nobleza", es creado "a imagen y semejanza" de Dios trino, según el intelecto (el Hijo) y según el amor (el Espíritu). La imagen se pone de manifiesto en su vemúnftig gemust, en su mens, con un deseo abisal de Dios y una radical receptividad a su presencia. Yemplean diversas metáforas para designar esta receptividad, la fortaleza, el fondo del alma ... , donde sólo Dios puede penetrar y brilla "la chispa" del Espíritu divino. 3.° El retorno al Origen. Ser hijos en Cristo La meta del ser humano es en el «retorno» al Origen (widerinkommen o wideringang) , designado también como «irrumpir. o «atravesar» tduchrbruch), o «reflujo de la criatura a Dios» (widerfliessen des creatur in got). Supone la bienaventuranza eterna, la realización del ser humano, que puede experimentarse 'ya' en esta vida, aunque 'todavía no' en plenitud. Este retorno es concebido como un llegar a «ser hijos de Dios», un «nacer de Dios» (Jn 1,12-13), expresiones joánicas de gran importancia en el sistema eckhartiano y susoniano. Consiste en una dinámica que conlleva un doble momento: el primero, de negación, siguiendo el mismo movimiento kenótico de Jesucristo (d. Fil 2,6-11), que implica el «desprendimiento» (gelassenheit) de todo, de todas las cosas, de las percepciones y nociones y, sobre todo, de la voluntad propia, y el despojo de toda imagen y de sí mismo (entbildung); y un momento positivo, recibir el don de la presencia de Dio , la unión gozosa con Él y en Él, el llegar a ser 'hijos' en el Hijo mediante el Espíritu. El alma, sostienen los dominicos, se halla proporcionada a Dios en el recibir, en el padecer, no en el dar o en el hacer. Por ello, cuanto más se vacíe y mayor sea su receptividad, su capacidad de padecer, más podrá recibir la llegada de Dios. Sin olvidar que esta es una gracia divina "y cada don divino amplía la receptividad y el deseo de acoger otro aún mayor» (Pr. 102 Tesis p. 463 nota 57). El nacimiento es una obra trinitaria: el Espíritu imprime en el ser humano la forma del hijo (una forma cristiforme), le concede la «uniformidad», la transfiguración o uberbildung en la imagen del Hijo, y el Padre pronuncia en él su Palabra, naciendo así el mismo Hijo en el alma. Ciencia Tomista 138 (2011) 687-697

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Incorporada a este movimiento trinitaria, el alma es sumergida en el Fondo, donde toda alteridad, en cierto modo desaparece. Y recibe ser "uno con Uno, uno de Uno, uno en Uno y en uno, Uno eternamente" (utilizando los términos con los que concluye Eckhart su Tratado del hombre noble). Por último, hay que recordar propuesta de los místicos dominicos no supone un "salir" de lo creado en sentido físico, sino un "atravesar", un "perforar" la realidad, con un desprendimiento absoluto y sin apegos, para dejar entrar a Dios en nosotros. Es una llamada para todos y cada uno, sea cual sea el estado de vida y condición, y no impide, sino que reenvía a la acción, al servicio, y al encuentro con los necesitados.

5.

EL VALOR DE SUSO y DEL LIBRO

DE LA VERDAD

Podemo afirmar que a lo largo de la tesis hemos mostrado que Suso asume los principales elementos del sistema eckhartiano y clarifica e interpreta (a nuestro juicio, con acierto) las afirmaciones más radicales de su Maestro. Apuntaremos aquí algunas conclusiones a las que hemos llegado: 1. Suso emplea de manera más clara y explícita la analogía entre la vida divina, que es una unidad trinitaria, y la unión del ser humano con Dios. Constata que la unidad no elimina la relación ni la reciprocidad, ni en Dios mismo (que es una Tri-unidad), ni en el misterio de la encarnación, ni en la unión con Dios. Por tanto, puede haber unidad y distinción a un tiempo, sin que ésta suponga separación. 2. Recuerda que hay diversos grados de la presencia de Dios y de la unión con Él, en función de la receptividad o capacidad de cada uno para acogerle y alude a una «bienaventuranza participada» ya en esta vida (Matizaciones que no están del todo ausentes en Eckhart, pero que aparecen con mucha menor frecuencia que en su Discípulo). Suso destaca además que supone un «renacimiento», que se recibe por gracia, y no es el mero «nacimiento eterno» o creación continua. 3. Introduce también la interesante puntualización: «según la apercepción» (nah nehmunge) el ser humano es «uno» con Dios pero, «en uanto a la esencia» (nah wesungei, sigue siendo criatura. Subraya que la indistinción s lógica o epistemológica, pero no ontológica. En la «unión deiforrne» (got(oermige vereinung) hay una «pérdida» total de uno mismo en el sentido de una desapropiación de la voluntad y de todo lo propio, y un apagamiento de las facultades, pero no una transformación del ser humano en divino, como tampoco acaeció en la unión hipostática en le ucristo.

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4. Suso atribuye un gran valor al misterio de la encarnación y a la singularidad de Jesucristo. Su acento no recae ya sobre el hecho de que somos «el mismo hijo» sino, por el contrario, sobre que la unión hipostática difiere de la unión deiforme, pues la apertura y la receptividad del hombre Jesús fue única: era totalmente instrumento de Dios, sostenido únicamente por el Lagos. Constatar las diferencias no impide que el dominico extraiga de ellas consecuencias positivas: la humanidad de Cristo es el camino a seguir para reproducir la imagen del Hijo y alcanzar la pleni tud de su vida, para entrar en comunión con el corazón del Padre, por medio del Espíritu. Situándose dentro de la dinámica eckhartiana de la «des-imaginación» / «transfiguración», incluye o acentúa la «conformación» con Cristo para alcanzar la semejanza divina (g6tlicher glicheit) y el «retorno» (durchbruch) a la Unidad. Cristo era Hijo por naturaleza, recuerda en varias ocasiones, pero nosotros somos hijos adoptivos al ser incorporados a su imagen. Así, sostiene que aquel que no haya temido seguirle (nahvolg) en su humanidad, gozará de su «desnuda Deidad» de Hijo, en tanto que es posible en el tiempo y en la eternidad. Además, Suso contempla la cruz y la pasión del Señor como ejemplo de la mayor gelassenheit, del mayor desprendimiento, y como pedagogía de Dios para que lleguemos a ser glorificados, y participemos de la filiación divina, por él, como él y junto a él. 5. Al subrayar el valor mediador de Cristo en la deificación y la permanencia de la creaturalidad en la unión mística, Suso se aleja definitivamente de una interpretación panteísta de las expresiones eckhartianas. Insiste en que no se puede llegar al Absoluto incondicionado prescindiendo de lo humano. Se trata pues de una 'teología mística' y una espiritualidad que contempla el misterio de la encarnación, que busca asumir lo humano en su fragilidad y su grandeza (ser capaz de recibir la vida divina), y que remite y reenvía a los demás. 6. Por otro lado, Suso concede un mayor valor que Eckhart a la existencia creada concreta, al ser formal, que a su juicio es más útil para el ser humano que su ser virtual, porque le permite entrar en relación con Dios, reconocerse religado a Él. Y presenta mayor aprecio que Eckhart por las imágenes: considera útiles los modelos de vida, especialmente para los principiantes, recurre a la fantasía y concede un lugar a experiencias espirituales que se expresan en forma figurada o visionaria, aunque reconoce que, en última instancia, todo ello ha de ser trascendido. Pero puede ser un instrumento para la «des-imaginación» y el desprendimiento: se pueden «expulsar» las imágenes a través de imágenes. Valora profundamente la dimensión afectiva y la capacidad de amar como medio que conduce hacia Dios y emplea figuras del amor cortés para expresar la relación del ser humano con Dios. A pesar de asumir la teología negativa y Ciencia Tomista 138 (2011) 687-697

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apofática, se sirve del lenguaje de manera brillante y posee gran capacidad poética para evocar la belleza y la magnificencia de la creación y de su Creador. Muestra también enorme finura y agudeza a la hora de analizar sus movimientos interiores y seguramente también los de otras personas, lo cual denota el reconocimiento y aprecio por la subjetividad y un cultivo de la interioridad y del acompañamiento espiritual. Por todo ello, su planteamiento resulta mucho más pedagógico que el del Maestro Eckhart y tiene en cuenta que Dios actúa de manera diversa en «cada persona»: cada una ha de buscar y discernir cómo Dios sale a su encuentro y qué es lo que Dios quiere de ella. 7. Por todo lo dicho, podemos concluir que la propuesta susoniana mantiene la enseñanza de Eckhart en sus líneas de fuerza. Su teología sigue centrada en la divinización y su anhelo es también llegar a ser hijos de Dios, recibir la «inmersión» en la Unidad, ser «uno en el Uno», sin separación, pero sin confusión entre la naturaleza humana y la divina -de manera análoga a la unión hipostática. Sin embargo, el camino para llegar a esta unión gozosa, a la bienaventuranza eterna que 'ya ahora' puede experimentarse de manera participada no es otra sino el seguimiento y la conformación con Jesucristo, con su vida entregada por amor hasta la muerte, y una muerte de cruz. A nuestro juicio, su aportación ofrece un mayor equilibrio y enriquece la doctrina eckhartiana, puesto que integra la perspectiva de la divinización, característica de la patrología griega, con la del seguimiento e imitación de Cristo y su pasión, más propias de la tradición latina, y es de gran valor para nuestros días.

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