Rusia y su estrategia a lo largo del tiempo

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Descripción

RUSIA: UNA CONTINUIDAD DE INTERESES ESTRATEGICOS
Mag. Guillermo Lafferriere
Winston Churchill definió alguna vez a Rusia como "…una adivinanza, envuelta en un misterio dentro de un enigma". Y lo hacía en una época, la Segunda Guerra Mundial, donde el poder autoritario de lo que se denominaría estalinismo estaba quizás en uno de sus puntos más altos. Muchas décadas después, Rusia aparece ante nosotros como un misterio. Nos resultan incomprensibles sus miradas hacia territorios que hoy no le pertenecen, tampoco comprendemos la manera en que moderniza su sistema militar y entre nosotros además, existe una tendencia a creer que Moscú está aferrado a concepciones ideológicas en su mirada hacia el mundo. El presente artículo, pretende dar una perspectiva más comprensiva de esta Rusia del presente, poniendo un especial hincapié en las asombrosas continuidades que ha tenido en su mirada al exterior desde los tiempos de los Zares hasta el presente.

Rusia, ha sido el producto de una complejísima construcción. Una que tuvo orígenes remotos en los primeros contactos con el Imperio Bizantino de pueblos de cazadores que toman de Constantinopla la fe Ortodoxa y que lentamente desde Kiev, se desplazan hasta Moscú y comienzan a crear un reino que a lo largo de distintas vicisitudes establece un sistema monárquico absolutista que lo regirá hasta el momento de la Revolución de Octubre. Ese régimen monárquico, tuvo distintas etapas, algunas extremadamente conservadoras y cerradas a toda influencia externa, otras, más progresistas, buscaron con avidez obtener todo aquello que en Occidente era símbolo de modernidad; y con el impulso propio del poder total, hicieron avances en tiempos relativamente cortos, sin importar los costos que ellos pudieran requerir. En el tiempo de los Zares, las preocupaciones estratégicas, en líneas generales fueron:
- Consolidar las extensas fronteras del imperio, expandiéndose especialmente hacia el extremo oriental y al Asia Central.
- Asegurar las fronteras al Oeste del Imperio. Estas eran las que en tiempos más recientes fueron la vía por donde aparecieron temibles enemigos, como los Polacos (1605), Suecos (1721), Franceses (1812) y Alemanes (1914).
- Tratar de conseguir puertos que no se congelaran, de manera que su flota pudiera salir al océano en todo tiempo.
- Hacer sentir su influencia en la zona de los Balcanes, como una muestra de un paneslavismo que los llevaba a considerarse protectores de los lugares sagrados de la Iglesia Ortodoxa en Constantinopla, que bajo el Imperio Otomano desde 1453 se denomina Estambul.
- Contener al Imperio Británico empleando los territorios de Afganistán linderos con la frontera noroeste de la India Británica, como una suerte de "buffer zone" donde llevar adelante los que en su momento se denominó el "Gran Juego" (Así se denominó a las acciones encubiertas que en esa parte de Asia ambos imperios llevaban adelante en el convencimiento que el otro deseaba expandirse a expensas de sus territorios coloniales).

Con la caída de los Zares, el régimen es cambiado por otro tan cerradamente absolutista como el anterior, aunque esta vez el "Zar" sería el Secretario General del partido Comunista. A pesar de los profundos cambios que este sistema político trajo, donde el Imperio se transformó en una nueva estructura política denominada la Unión Soviética, la mirada estratégica de los diferentes Secretarios Generales no fue muy distinta en sus grandes líneas de aquella que los Zares tuvieron en su pasado monárquico:
- El problema de controlar las extensas fronteras y los diversos grupos étnicos que la conforman.
- Los países del Asia Central con sus mayorías musulmanas y con fuertes tendencias a la autonomía o secesión.
- La frontera Oeste, donde nuevamente Alemania se constituyó en 1941 en una amenaza, que por graves errores estratégicos germanos impidió que Moscú cayera en manos de los Nazis. Esta preocupación por "el Oeste" se acentúa con la Guerra Fría y todas las preparaciones que se llevaron a cabo para llegado el caso desarrollar una guerra contra la OTAN en Europa Occidental.
- La necesidad de puertos de aguas cálidas, los que en cierta manera "aparecieron" con las facilidades portuarias obtenidas en Cuba, Siria y algunas naciones del África.

Con la implosión de la Unión Soviética, un nuevo período se abrió donde el caos parecía ser el destino de la Rusia que "renacía" de lo que fuera el dominio soviético. Occidente, luego de su "victoria" contra el comunismo soviético, pareció tomar distancia de lo que acontecía en esos turbulentos tiempos rusos, y el centro de la atención estuvo ligados principalmente al control del armamento nuclear que estaba diseminado en algunas de las anteriores repúblicas soviéticas y por otro lado, en ofrecer un camino para que muchas de las antiguas dependencias soviéticas tuvieran un lugar en el sistema institucional europeo y en la OTAN.
 
En esos tiempos de turbulencia, Rusia trató de mantener la mayor integralidad de su territorio posible, y no dudó de hacerlo a sangre y fuego en Chechenia, donde sus tropas actuaron mostrando niveles de incompetencia relevantes y un desprecio similar por las bajas que sus acciones causaban entre la población civil. Con el tiempo, el orden fue restituyéndose y un sistema que podríamos denominar como un mix entre el autoritarismo del líder político electo y una aceptación de ciertas posturas disidentes en la prensa así como en distintos centros académicos, ha permitido que Rusia encare un muy largo camino a convertirse en un horizonte lejano en una democracia más parecida a los conceptos que sobre ella priman en Occidente.

Rusia ha promovido una política donde las empresas extranjeras pueden desarrollar sus actividades en ella así como al mismo tiempo, retiene empresas estatales y de capitales privados muy diversas, no pocas de ellas dedicadas a la producción de equipamientos militares capaces de satisfacer necesidades básicas como el vestuario y el equipo individual, hasta el desarrollo de complejos sistemas de armas convencionales o nucleares. Muchas de estas empresas emplean tecnologías equiparables a las de Occidente y en ciertos casos superiores. Esta capacidad, ha permitido que Rusia siga siendo uno de los principales proveedores de armamentos a nivel global, y sus empresas pugnan por mercados que todavía no se han abierto plenamente a sus productos como es el caso de Latino América, donde está tratando de desplazar con su oferta a la que hace otro actor nuevo en la región como lo es China.
Los acontecimientos ocurridos desde la incorporación de Crimea en marzo de 2014 y la situación de casi desembozada intervención en el Oriente de Ucrania por parte de Rusia y que se han extendido hasta nuestros días, en los que una precaria paz se mantiene entre el gobierno de Kiev y los rebeldes pro rusos apoyados masivamente por Moscú, fueron la causa para que algunos analistas pretendan ver en estos hechos una suerte de "vuelta a la vida" de la Guerra Fría. Desde esta columna creemos que, pese a la virulencia de algunas declaraciones y a ciertas medidas de reforzamiento y ejercitaciones que la OTAN viene llevando adelante, así como otras acciones que Rusia desarrolla con sus medios aéreos (Haciendo que los mismos realicen vuelos al límite de lo que podría interpretarse como una invasión del espacio aéreo de otro estado); no pensamos que haya nada más que una tensión propia de las perspectivas diferentes que sobre la situación en Ucrania se tiene desde la perspectiva de Occidente en general respecto a la de Rusia.
A continuación, mencionaremos algunos aspectos que pueden darnos pistas sobre divergencias y convergencias en la relación entre Rusia y Occidente. En ellos veremos nuevamente las continuidades que se han dado en Rusia y también algunas oportunidades para converger en la prosecución de intereses que se comparten en Occidente.
Desde la perspectiva de Moscú, toda la ampliación de la OTAN hacia el Este de Europa es percibida como una amenaza. A ello se suma la intención occidental instalar en territorio de ex repúblicas soviéticas sistemas de armas contra misiles que pudieran ser lanzados eventualmente por Corea del Norte o por Irán. Para Rusia, esas acciones constituyen una amenaza y percibe la necesidad de contar con "espacio" neutral entre su territorio y el despliegue de las fuerzas de la OTAN. En esta mirada rusa está el eje desde donde podemos interpretar la razón por la cual Rusia se muestra tan interesada en que Ucrania no ingrese a la OTAN y permanezca en un estado de debilidad interna, al menos hasta que se alcance un acuerdo que desde su perspectiva, garantice la seguridad de Rusia.
Rusia está observando con marcado interés dos regiones claves: El Ártico y el Extremo Oriente de su territorio. En el Ártico, ha creado un comando militar específico para atender a la seguridad del sector del mismo donde pretende ejercer soberanía. De manera similar otros estados próximos a esa región han procedido recientemente. Y esto se fundamenta en que el proceso de derretimiento que el Ártico presenta, ha abierto nuevas rutas para la navegación, acortando distancias y simultáneamente, posibilitando el acceso a zonas árticas antes muy difíciles de explorar en búsqueda de la potencial explotación de sus recursos minerales principalmente. El Extremo Oriente de Rusia es una región crítica por varias razones. En primer lugar porque demográficamente la población de China es muy superior a la rusa en la zona, y en segundo lugar, porque se quiere consolidar la presencia rusa en esos territorios y explotar los recursos que los mismos puedan proveer para la economía del país. Aquí potencialmente hay un camino que puede llevar a una convergencia de Moscú con Beijing o en circunstancias diferentes, a un acercamiento con Occidente para contener a China.
Rusia tiene como muchas naciones de Occidente y también de Asia y Medio Oriente, una marcada preocupación por la expansión del fundamentalismo islámico. Ya ha sufrido en su territorio acciones terroristas de esos grupos, fundamentalmente provenientes de territorios linderos al Asia Central. No es por otro motivo que en este campo exista una colaboración estrecha entre los servicios de inteligencia rusos y occidentales para enfrentar una amenaza que se percibe como común. Esta colaboración llegó a manifestarse también en la facilitación de la red ferroviaria rusa a los Estados Unidos para que pudiera hacer llegar por la misma pertrechos a sus tropas y las de la OTAN que operaban en Afganistán. Esto básicamente porque el más cercano puerto paquistaní de Karachi sobre el Mar Arábigo, obligaba a las cargas a atravesar el Baluchistan pakistní, zona donde opera el Talibán Afgano y donde por lo general, el gobierno de Islamabad, se muestra remiso a impedir el accionar de ese grupo terrorista.
Rusia sigue siendo aún hoy una de las principales fuentes de gas para una importante porción de Europa. Más allá de las intenciones de buscar fuentes alternativas para minimizar el impacto de la dependencia energética que provee Moscú, lo cierto es que esa relación ha estado en la raíz de los intentos europeos por morigerar las respuestas del continente a las acciones rusas en Crimea y el Este de Ucrania.

Moscú es hoy, pese a las sanciones económicas que ha recibido por sus intervenciones en Ucrania, un actor político de primer orden a nivel mundial. No posee la capacidad de influencia global como la que en algún momento estuvo próxima a lograr la Unión Soviética; pero lo es en asuntos que hagan a la seguridad europea, la crisis en Siria, las negociaciones con Irán por el tema del desarrollo nuclear, la contención de grupos radicalizados islámicos y todo lo atinente a la seguridad en el Asia Central. Es simultáneamente un país que detenta una fuerza nuclear capaz de asestar un golpe demoledor a cualquier punto del globo y pese a las sanciones económicas mencionadas, ha logrado reconvertir sus Fuerzas Armadas, las que hace ya muchos años han dejado ser una imagen borrosa del Ejército Rojo, para constituir con buena parte de ellas una fuerza capaz de proyectarse a nivel regional y de emplear procedimientos y tecnologías de primer orden.

Rusia si ya no es un exportador de una visión ideológica del mundo. Moscú no pretende convertirse abiertamente en una referencia política a imitar para el resto del mundo. Entre otras cosas porque todavía no posee un modelo de desarrollo que haya logrado un nivel de bienestar de sus habitantes que sea tomado como atractivo para muchos países. Rusia es hoy un país que está tratando de volver a ocupar un lugar de relevancia en el sistema de decisión mundial, y que lleva adelante un juego geopolítico delicado, en prosecución de sus intereses de siempre. Ese juego lo lleva adelante en base a contar con décadas de experiencia en el mismo en circunstancias cambiantes y a que combina sus intereses con una capacidad militar renovada y una dosis de moderada audacia; que explota que Occidente está muy lejos de querer un enfrentamiento directo por territorios que no considera críticos para su supervivencia.

Rusia es hoy un oso diferente al que conocimos en los tiempos de la Unión Soviética. Su mirada está más acotada. Está más preocupado por la seguridad de la región donde hoy vive que en asuntos que ocurren muy lejos de sus fronteras. Pero sigue teniendo ante si los desafíos que desde tiempos casi inmemoriales acechan a Rusia: Constituirse o no en una síntesis de Europa y Oriente. Si decidiera hacerlo en el marco de un proyecto político atrayente y que de prosperidad a sus habitantes; podrá constituirse nuevamente en una potencia de alcance global. Mientras tanto, aparece muy enfocado en su vecindario, el que le presenta desafíos que no puede desatender.


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