RUIZ TIRADO SOBRE ACERTIJOS DE JIMÉNEZ URE (1979)

ACERTIJOS, LA CLAVE DE LA EXISTENCIA «Acertijos –iniciador de una ficción elogiable, derrumbadora de signos metafísicos- crea un marco social donde también la literatura ejerce su papel revolucionario» Por Federico RUIZ TIRADO

Una consideración inicial en torno a este libro de Alberto JIMÉNEZ URE. Su lectura implica la asunción de un cierto compromiso recíproco, que se establece entre el autor y el lector a partir del descubrimiento de la esencialidad de la Literatura. Acertijos (Edición de la Universidad de Los Andes, 1979) es el compromiso de una nueva narrativa experimental, que en el plano de lo fantástico cobra mayor fuerza y no pierde vigor, en tanto expresa una búsqueda acuciosa de la razón del Ser y la Existencia. El autor asume tal compromiso sin dispersarse en los paradigmas de nuestra narrativa y logra envolver al lector –en el plano de un satisfactorio desarrollo del lenguaje- subvirtiéndole la inmovilidad que asume con frecuencia ante esta narrativa fantástica, en una energía comprometedora con la luz y la irrealidad de Acertijos. El lector se compromete, es de suponer, con ciertas alteraciones, pero en desmedida atención hacia lo concreto de sus innovaciones estructurales (literarias). Porque –como se ha dicho- el estilo y la estructura de Acertijos rompe con la tradicional rítmica de nuestra narrativa, y su significación sobra relieve en las letras venezolanas: porque se presenta como la posibilidad de asumir la literatura como una vía inmortal, para descifrar la clave de la existencia. Y, allí, el compromiso es doblemente grandioso: JIMÉNEZ URE reflexiona haciendo uso de una ficción no mesurada, discursiva y despojada de vicios que imposibilitan el ejercicio de lo estrictamente literario: «[…] Aceleraron el paso. Desde la azotea, vieron a muchos transeúntes corree. El agua interrumpió el tránsito. La angustia le sobrevino a Nomus. Su respiración se agitó. Víctima de espasmos, caminó. Tetraela lo vio caer en lo profundo: su cuerpo ardió en llamas y las cenizas se dispersaron por las calles […]» Hay una fluidez de ficción que atrapa y convierte al lector –actor directo de sus juegos- en un iridiscente cómplice de esa locura y humor con que JIMÉNEZ URE maneja ciertas situaciones. Tal vez por la cercanía de los hechos, «Detrás de la Placita», en «El Almacén Japonés, et., se advierte que en cada episodio mágico se esconde la cotidianidad de la realidad, pero, devuelta con la sátira de una lucubración borgiana. JIMÉNEZ URE, es verdad, construye el mundo después de

indagarlo. Y lo divisa con los trucos de la magia de los hombres, le infiere cierta vivacidad a las cosas y uno puede asegurar que no se desvanecerán jamás, porque ellas tienen que ver con los nudos de la existencia y aprisionan por dentro. Tetraela cuando se dirigía al río: «[…] Antes, al ruido del césped bajo mis pies, acompañaba otro: el de Nomus […]» Con Acertijos, y Alberto JIMÉNEZ URE, se acrecientan las posibilidades de redoblar las vías de desmitificación a una sociedad cada vez más ensordecida e hilvanada de indiferencia. Porque Acertijos – iniciador de una ficción elogiable, derrumbadora de signos metafísicoscrea un marco social donde también la literatura ejerce su papel revolucionario. (En el Diario de Tribunales, Barquisimeto-Valencia, Venezuela, domingo 20 de Mayo de 1979)