Rubio Rivera, R., Valero Tévar, M.A., Molina Cañadas, M. y Arcos Domínguez, M.C., \" La villa romana de la Fábrica de Armas (Toledo)” en La Vega Baja. Investigación, documentación y hallazgos, Cuenca, 2011, 57-83.

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Descripción

La villa romana de la Fábrica de Armas (Toledo) RUBIO RIVERA, R., VALERO TÉVAR, M.A., MOLINA CAÑADAS, M. y ARCOS DOMÍNGUEZ, M.C., “La villa romana de la Fábrica de Armas (Toledo)" en La Vega Baja. Investigación, documentación y hallazgos, Cuenca, 2011, pp. 57-83.

Rebeca Rubio Rivera. Universidad de Castilla-La Mancha Miguel ˘ngel Valero Tévar. UNED Manuel Molina Cañadas. Arqueólogo MÀ del Carmen Arcos Domínguez. Arqueóloga

La villa romana de la Fábrica de Armas (Toledo)

La conocida como villa romana de la Fábrica de Armas fue descubierta de forma fortuita en 1923 (Mélida 1923, 19) en la entonces Fábrica Nacional de Armas de Toledo. La excavación realizada ese mismo año sacó a la luz dos mosaicos y algunas estructuras, siendo éstos los que, dada su riqueza decorativa, fueron objeto de varios estudios y publicaciones, mientras las estructuras permanecieron sin documentar y, como veremos, finalmente reducidas al olvido. Por ello, este trabajo pretende recuperar la información existente sobre la villa, con un estudio de conjunto en el que se reunirán los datos de las diversas actuaciones de los años veinte y treinta del siglo XX, la documentación de las estructuras exhumadas y una revisión de los propios mosaicos.

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Fue precisamente el hallazgo de parte de un mosaico, al abrir zanjas de cimentación para la construcción de nuevos talleres en la Fábrica de Armas, lo que suscitó el interés de la Comisión provincial de Monumentos históricos y artísticos de Toledo. Sería su presidente, Manuel Castaños Montijano, quien envió, el 27 de febrero, un oficio al Director de la Real Academia de la Historia destacando la relevancia del descubrimiento por la decoración figurada del mosaico: „de un delicado dibujo y con brillantes colores, en el que aparece entre otros motivos, una preciosa cabeza de mujer de viva expresión y soberana belleza‰ (CATO/9/7977/157-2) y la conveniencia de hacer las gestiones oportunas para completar su exhumación y posterior traslado al Museo Arqueológico Provincial. En efecto, la Real Academia de la Historia realizó diversas diligencias y gestiones (Maier 1999, 166-168. con indicación de los documentos que integran la carpetilla de expediente sobre este hallazgo: CATO/9/7977/157 y 158), designando a José Ramón Mélida para que informara sobre el mismo. Se propició así la excavación parcial del área circundante con el fin de descubrir completamente el mosaico, cuya primera descripción, publica el propio Mélida con una sucinta alusión a la estancia que pavimentaba el mosaico, que describe como „habitación rectangular, de 6,20 m. de longitud por 3,40 de ancho hoy, pues sólo conserva por tres de sus lados la parte de sus antiguos muros correspondientes al zócalo‰ (Mélida 1923, 19) identificándola como „el triclinium de la lujosa villa de un ciudadano romano‰ (Mélida 1923, 22). Una vez que se había descubierto íntegramente el mosaico, que luego será conocido como mosaico de los peces(fig. 1) (Blázquez 1982, 36, ss.), Mélida propuso, dadas sus dimensiones, conservarlo in situ con un recinto (Mélida 1923, 23), siendo di-

rigida la solicitud en este sentido al Ministro de la Guerra (CATO/9/7977/157-5), por encontrarse en los terrenos de la Fábrica de Armas. La acogida del Ministerio fue favorable, suscitando incluso el interés del que era entonces Ministro de la Guerra, Niceto Alcalá-Zamora –y que ocho años después sería primer presidente de la Segunda República-, que viajó en mayo de ese mismo año a Toledo con Mélida para ver el mosaico y dispuso la ejecución de las obras para su conservación in situ con una cubrición (Mélida 1923, 23 nota1). Sería en la ampliación de la excavación para la construcción del recinto cubierto en torno al mosaico cuando salieron a la luz nuevas estructuras y un mosaico octogonal, de lo que Mélida considera „pudiera ser el peristilo de la casa romana, en el cual hay un estanque octógono, cuyo fondo está, a su vez revestido por un mosaico ornamental‰ (Mélida 1923, 23 nota1). Éste será el denominado mosaico con escenas portuarias(fig. 2) (Blázquez 1982, 33 ss.) que permaneció durante años inédito, hasta que tras la muerte de Mélida en 1933, lo publicara Francisco de B. San Román, Director del Museo Arqueológico de Toledo (San Román 1934). Sin embargo, la precoz muestra de puesta en valor del conjunto de estructuras y mosaicos conservados in situ se vio frustrada, pues a pesar de haber construido un edificio subterráneo para proteger los restos arqueológicos, surgió el problema de las filtraciones de agua, consecuencia de la profundidad en la que se encontraban los restos(fig 3) –superior a 3 m.- y la proximidad del río. De modo que, a pesar de que los mandos de la Fábrica de Armas aseguraron la extracción de agua mediante bombas, San Román propuso en el año 1932 el traslado de los mosaicos al Museo Arqueológico provincial, donde finalmente se instalaron (San Román 1934, 342).

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Fue en el transcurso de los trabajos de arranque del mosaico de los peces cuando aparentemente se terminó de exhumar el mosaico octogonal con escena portuaria, siendo también trasladado al museo (San Román 1934, 342). San Román, que se centra en la descripción de las representaciones del mosaico octogonal –de 2,10 m.-, que interpreta en conjunto como un paisaje fluvial (San Román 1934, 346), sólo menciona algún detalle del contexto arqueológico. Como Mélida considera el mosaico el fondo de un estanque también octogonal, añadiendo que correspondería al impluvium de un atrio y aludiendo a los ladrillos con los que estaba construido el estanque y a „un trozo de cañería de plomo de la conducción del agua que iba por debajo del mosaico, precisamente por la parte de éste, que hoy se halla destruida‰ (San Román 1934, 343). El contexto de la Vega Baja en la que se localiza la villa es una llanura de depósitos fluviales cuaternarios a los que se superponen rellenos posteriores de formación antrópica, cuya potencia oscila entre los 2 y 8 m. (Rojas 2001, 41). En época romana, será esta vega norte de Toletum, fuera del perímetro amurallado, en la que se concentre la expansión urbanística (Rubio 1997, 375 s.; Rubio 2005, 137; Rubio y Tsiolis 2004, 231 ss.), resultando un área extraurbana idónea para la construcción de los edificios de espectáculo de grandes dimensiones, como el circo y el anfiteatro, además de las villae suburbanas (veáse el artículo sobre este tema en esta misma obra).

1. Emblema central del conocido como mosaico de los peces. 2. Detalle de algunas de las escenas del mosaico octogonal. 3. Sección acotada en el que se aprecia el nivel de uso actual del terreno y la localización de los restos arqueológicos.

De hecho la villa de la Fábrica de Armas debe adscribirse a este específico tipo de villae suburbanas, que proliferó en la periferia de las ciudades romanas (Gros 2001, 289 ss.) grandes y lujosas residencias, por lo general, ajenas a la explotación agrícola y a las habituales villae del ámbito rural. Así, en este caso, la villa además de beneficiarse de todas las ventajas de ubicarse junto a la ciudad, dada su proximidad a la ribera

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4. Planimetría y secciones de las estructuras arqueológicas.

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del Tajo –de la que apenas dista en la actualidad 50 m.- denota la búsqueda del disfrute del entorno natural y del propio río (no necesariamente vinculado, como se ha sugerido, a un aprovechamiento agropecuario Rojas 2001, 42). En la actualidad los restos arqueológicos de la villa se localizan en el extremo sureste del recinto del Campus universitario de la Fábrica de Armas de la Universidad de Castilla-La Mancha, en el recinto de la Fábrica de Armas. Conservados en la edificación subterránea realizada en los años veinte del siglo pasado, con el fin de mantener in situ los mosaicos, han permanecido olvidados en ese sótano cerrado y de difícil acceso. No obstante, los esfuerzos realizados entonces por los responsables de la Fábrica de Armas para adecuar y preservar los restos han permitido que hayan subsistido hasta la actualidad en buen estado de conservación. Es por ello que nos hemos propuesto documentar las estructuras de la villa inéditas hasta ahora. La edificación subterránea contemporánea, en cuyo interior se preservan dichas estructuras, tiene una superficie de 10,53 x 9,36 m., toda ella recorrida por los muros excavados, y se encuentra a una cota de -3,60 m. bajo la superficie del suelo actual. La profundidad en la que se localizan los restos de la villa responden a la variación del nivel del cauce del Tajo, debido a la Presa de Azumed y al resto de azudes y presas que jalonan el río. En época tardorromana dicho nivel sería ostensiblemente más bajo, ubicándose la villa sobre la terraza del río. A las estructuras de la villa se adscriben cinco estructuras murarias que conformaban tres estancias, un corredor y un ámbito de mayores dimensiones -que alberga la estructura octogonal interpretada como estanque -identificado como pe-

ristilo (Mélida 1923, 23 nota 1), atrio (San Román 1934, 343). Debido a lo reducido de la superficie excavada, apenas 98 m2, no se conocen las dimensiones totales de ninguna de las estancias, que se extienden más allá del muro perimetral de la edificación subterránea en la que se conservan. Las estructuras murarias cuentan con un grosor de 0,50 m.(fig 4) y la altura conservada oscila entre los 0,20 y los 0,90 m., construidos en mampostería careada de hiladas de piedra regulares de tamaño medio, trabadas con barro, y núcleo de piedras menudas y tierra. En cambio, no ha sido posible documentar los niveles pavimentales, tanto la preparación bajo los mosaicos, como los de las zonas que, al parecer, carecían de éstos, debido a la existencia de escombros y a la instalación de baldosas contemporáneas cubriendo buena parte de la superficie existente entre los muros antiguos. Con fin de describir y analizar las estructuras de la villa hemos optado por otorgar a cada una de las dependencias una identificación con letras, adjudicando a los muros una secuencia numérica. El ámbito A se localiza en el ángulo sur y corresponde a la estancia tradicionalmente interpretada como triclinium al estar decorada con el mosaico de los peces (Mélida 1923, 19; San Román 1934, 343 –que lo considera atrio-; Taracena 1947, 79; Balil 1961-62, 123; idem 1984, 434; Hurtado 1999, 405). Delimitada al noreste por el muro 1 (orientado en sentido NW-SE y con una longitud de 6,55 m. en el tramo excavado, pues se prolonga hacia el sureste), presenta un vano de 1,50 m. de anchura desde el que se accedería al corredor (ámbito B). Este vano de la puerta de la estancia ya fue descrito por Mélida, que además señaló la continuidad del mosaico en el tramo del umbral (Mélida 1923, 19 s.). La sala se cierra en su

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5. Identificación de muros y ámbitos.

lado oeste con el muro 2, orientado en sentido noreste-sudoeste, y cuya longitud es de 3,95 m. Aunque Mélida alude a un tercer muro del triclinio (Mélida 1923, 19), en la actualidad no se ha podido documentar, puesto que los lados suroeste y sureste de esta estancia no se aprecian por la presencia del muro perimetral de la edificación moderna. La superficie de la misma en su estado actual es de 21 m2. Probablemente, éstas no serían las dimensiones totales de la estancia, dado que en la propia composición del mosaico el emblema aparece claramente desplazado del centro de la composición (Balil, 1961-62, 123; idem 1984, 434; idem 1990, 196 ss.; Blázquez 1982, 36 ss.)(fig 5). El ámbito B se localizada inmediatamente al noreste del anteriormente descrito, delimitado al suroeste por el muro 1 y al noreste por la estructura muraria 4 (con orientación NW-SE y 3,00 m. de longitud máxima conservada, pues se interrumpe en su extremo oriental). Se trata de un espacio rectangular -de 2,15 m. de anchura- que por su morfología y disposición se trata de un corredor. De hecho, ya se ha señalado como la puerta del ámbito A comunicaba con éste. Este pasillo se prolonga en su extremo oriental -más allá del perímetro del recinto actual-, mientras que hacia el oeste confluye en el amplio espacio en el que se encuentra la estructura octogonal. El ámbito C, que también se conoce parcialmente, está delimitado al suroeste por el muro 4 y al noroeste por el muro 5 (con orientación NE-SW, su longitud conocida es de 4,05 m.-), unidos perpendicularmente. La superficie documentada de 14 m2 es de forma cuadrangular y continúa en sentido sureste y noreste bajo el perímetro del recinto moderno. Del

ámbito D se ha descubierto una mínima parte (sólo 3,30 m2), localizándose en el ángulo occidental del recinto, delimitado al sureste por el muro 1 y al noreste por el muro 3 (con orientación NW-SE, se une a la parte central del muro 1 y cuenta con una longitud conservada de 1,35 m.). Por último, el identificado como ámbito E es un amplio espacio en el que se descubrió la estructura hidráulica octogonal con el mosaico de escenas portuarias, que tradicionalmente ha sido interpretado como un peristilo (Mélida 1923, 19; San Román, 1934, 339; Taracena 1947, 79; Balil 196162, 123; idem 1984, 434; Neira 1997, 242; Hurtado 1999, 405). Delimitado por las estructuras murarias 1, 2, 3, al sur, y 5 al sureste, se prologaba hacia el noreste y el noroeste, más allá del recinto actual. En su eje longitudinal la longitud máxima documentada alcanza los 9 m., mientras que la anchura es de 4 m. La estructura octogonal que se ubica a solo 1,50 m. del muro 5 tiene una anchura de 2,25 m., algo mayor que la del propio mosaico que la decoraba (de 2,10 m.). Por sus características más que un estanque (otro supuesto estanque de forma hexagonal también se habría descubierto en los años cincuenta en la villa romana de Cabañas de la Sagra: Tsiolis 2004, 272), esta estructura de indudable uso hidráulico –como se deduce del hallazgo, ya mencionado, del fragmento de fistula bajo el mosaico- corresponde a una fuente (como ya señalara Balil 1984, 434 y luego Neira 1997, 242). La ruptura de la estructura en su lado meridional coincidiría con el recorrido de la conducción de agua y con la fractura y lagunas del mosaico que la decoraba. En la superficie visible de este ámbito en la actualidad no se distinguen restos de pilares que pudieran corroborar su eventual identificación con un peristilo, con todo, la presencia de la fuente parece propia de un espacio abierto.

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Se trata de una estructura rectangular orientada en sentido NE-SW, con unas dimensiones de entre 23 y 25 m. de longitud y 9,50 m. de anchura y 2,40 m. de profundidad. Realizado con muros de opus caementicium que conservaban la huella del encofrado, de un grosor entre 0,46 y 0,53 m y solado revestido de mortero hidráulico (Rojas y Villa 1996, 233). Este depósito de agua se encuentra a solo 110 m. al sureste de las estructuras residenciales de la villa, siendo la orientación de los muros de ambos contextos muy similares, con una leve variación de apenas 4À. De modo que resulta plausible la función de este depósito para abastecer de agua a la villa. En lo que respecta a los pavimentos musivos de la villa, el conocido como mosaico de los Peces o de las Cuatro Estaciones, que se descubrió en el ámbito A, interpretado, como se ha señalado, como triclinium, ha sido datado en el siglo IV d.C. (Balil 1961-62, 123; Blázquez 1982, 36 ss.; Balil 1984, 434; Gorges 1986, 184; San Nicolás 1997, 146).

6. Ubicación de los restos de la villa de la fábrica de armas en relación a la cisterna.

Además de estas estructuras excavadas en 1923, se ha localizado otra estructura en las inmediaciones, en el trascurso de las intervenciones arqueológicas efectuadas con motivo de la construcción de la Consejería de Obras Públicas de Castilla-La Mancha, situada en el Paseo del Cristo de la Vega (Rojas y Villa 1996). Se trata de una estructura de opus caementicium identificada como una cisterna asociada a la villa de la Fábrica de Armas (Rojas y Villa 1996, 235; Rojas y Gómez 2009, 50)(Fig 6).

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El mosaico, con unas dimensiones de 6,20 x 3,40 m., contaría originalmente con una superficie mayor, ya que el emblema se encuentra desplazado del centro y las figuras y elementos de uno de sus laterales no se conservan. El saliente rectangular que presenta en un lado, con una anchura de 1,50 m., corresponde al vano de la puerta del lado noreste de la estancia, mencionado con anterioridad, restituyéndose así la posición original del mosaico. Así el umbral está decorado en fondo blanco con un filete de cruces de cinco teselas contiguas en negro(Fig. 7). El cuadrado central aparece enmarcado por una amplia franja que en el flanco meridional se ornamenta con meandros de esvásticas, que delimitan la doble línea de oc-

7. Mosaico denominado de los Peces o de las Cuatro Estaciones.

tógonos en cuyo interior figura un florón de ocho elementos no continuos, cuatro de pétalos fusiformes y cuatro de loto dentado (Balmelle et alii, 2002: 67), ambas formas terminadas en teselas rojas(Fig. 8). En la parte oriental del mosaico, aparece una zona cuadrangular sin decoración marcada con esquinas dentadas y rodeada de un filete de teselas negras.

8. Detalle de la decoración del cuadrado central; 9. Detalle de orla con octógonos fitomorfos; 10. Zona septentrional del mosaico que se decora con sucesión de meandros de esvásticas

El resto de la orla repite los meandros de esvásticas, delimitados por la doble línea de octógonos. En este caso, cada uno de los cinco elementos octogonales se plasma una variante de elementos fitomorfos. El primero es igual a los anteriormente descritos(Fig. 9). El siguiente octógono tiene un florón unitario de pétalo fusiforme bícromo, que nace del centro de la figura con un motivo cuadrangular. La flor sucesiva es en realidad una sucesión de cuadrados contrapuestos que hacen las veces de ornato central, desde los cuales con triángulos invertidos se representan las hojas. El siguiente es como el primero, mientras que el último se forma, con tres círculos concéntricos, a modo de elemento central que acaba en octógono cóncavo, mientras cuadrados negros con ojivas rojas van formando un rombo, del que salen husos que hacen las veces de pétalos. El flanco septentrional es el más sencillo, puesto que se soluciona mediante una sucesión de meandros de esvásticas que se delimitan con doble línea de octógonos, muy común en la musivaria romana (Abad 2002, 348)(Fig. 10). El cuadrado central (Mélida 1923; Blázquez 1982, 36 ss.; San Nicolás 1997, 146; Balil 1990, 196 ss.) presenta una composición compartimentada y compleja. Delimitado por un filete triple de teselas blancas y una banda ancha con hileras de triángulos blancos sobre fondo negro, en cuyas esquinas presenta pequeños cuadrados con filete doble de teselas rojas

y un cuadrado bícromo en el centro. A continuación una banda de trenzas de dos cabos enlazados (Balmelle et alii 1985, 57) en tonos marrones, azules y rojos, sobre fondo negro, que recorre el borde de la composición central, delimita a su vez los espacios geométricos con decoración figurada.

mavera. La imagen femenina, en este caso lleva el pelo recogido por una diadema dorada, cayéndole los cabellos sobre los hombros. Si bien, en los dos semicírculos conservados figuran flores de dientes de león y en una pseudotaba un cesto repleto de frutos, aparentemente manzanas(Fig. 13).

En las esquinas se representan las cuatro estaciones y diversas formas geométricas con representaciones figuradas en su interior alusivas a las mismas.

Por último, en la esquina sur se representa el verano. La figura femenina lleva diadema y espigas de trigo en el pelo. Los semicírculos conservados tienen en su interior espigas, mientras que en las pseudotabas el cereal aparece recogido en un cesto(Fig. 14).

En el ángulo oriental un cuadrado contiene la personificación del otoño: una mujer con el pelo recogido con hojas de parra. Otros motivos aluden a esa estación en los enmarques contiguos(Fig. 11). Bajo la figura femenina, en la esquina del emblema, aparece una estilizada flor de loto enmarcada en un triángulo de base convexa. A cada lado de éste aparecen sendas bobinas (Balmelle et alii 2002, 36) carentes de decoración. Siguen dos semicírculos o lunetas en cuyo interior se representan higos. En la parte superior del cuadrado con la figura de la estación otoñal se aprecian dos pseudotabas (Balmelle et alii 2002, 36) que contienen sendos racimos de uva. Fruto que también aparecerá en el semicírculo que cierra el conjunto figurativo oriental alusivo al otoño. El ángulo norte está dedicado al invierno. La imagen del cuadrado corresponde a una mujer con velo en la cabeza, túnica cerrada hasta el cuello y dos ramas secas a los lados. En las esquinas, de nuevo, el triángulo de base convexa con flor de loto estilizada está flanqueado por bobinas de fondo blanco. En los semicírculos aparecen aves de granja y en las pseudotabas ramas secas(Fig. 12). Las escenas localizadas en la esquina occidental, algunas perdidas por la fractura del mosaico, representan la pri-

Los mosaicos de temática alegórica a las cuatro estaciones, son comunes en época romana. Así, entre los ejemplos conocidos se encuentran, en la zona tripolitana el mosaico de Zliten (Polidori-Di Vita 1998, 15), en la casa de Baco de Complutum (Fernández 1984, 15), en Córdoba (León et alii 2010, 57), en la localidad sevillana de Santiponce (León et alii 2010, 120), en la villa palentina de Quintanilla de la Cueza, (García 2000, 226), etc. En lo que respecta a los semicírculos de mayores dimensiones ubicados en el centro de cada lado del centro del mosaico, en tres casos se representan construcciones rurales (Blázquez 1982, 36 y 38; San Nicolás, 1997: 146) y una portuaria, menos en el lateral sureste donde la temática es marina (Blázquez, 1982: 38). Algunos autores han identificado esta última escena como el mar sobre el que se eleva un faro, y a los lados, un remo y un monstruo marino (kethos) atacando a un hombre (Blázquez 1982, 38). Sin embargo, la base de la representación parece más bien una zona rocosa, y las figuras resultan idénticas a las que figuran en el mosaico con escena portuaria. Se trata de un

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timón, un aplustre rematado con la típica cabeza de ánade y un ara o columna rematada en un recipiente metálico (Balil 1990, 197)(Fig. 15). Estos elementos son típicos de un trofeo naval conmemorativo de una victoria (Balil 1990, 198 ss.; Neira 1997, 248). Los trofeos navales solían ser una figura antropomorfa representada en la proa de la embarcación, pero también puede plasmarse con una parte de las naves enemigas vencidas (Balil 1990, 197). A la derecha de esta imagen, enmarcada dentro de una figura que se acomoda al espacio disponible, se representa una hoz, junto a las alusiones al verano, y en el lado opuesto una rama con frutos, que podrían ser peras, fruto que madura a inicios del otoño, lo que nos se vincularía al conjunto de las escenas contiguas alusivas a esa estación. El semicírculo ubicado en la parte noreste, ha sido interpretado como dos construcciones, una de ellas una torre rectangular, entre las que se encuentra un alto árbol y cuatro arbustos (Blázquez 1982, 38). También se ha interpretado como la representación del jardín de una villa, con un pabellón y un templete que albergaría una estatua sobre un pedestal. En el espacio abierto, figuraría el dominus acompañado de familiares o siervos (San Nicolás 1997, 165)(Fig. 16). En cualquier caso, la escena representa dos edificios de estructura rectangular con solución de cubierta a dos aguas efectuadas con tegulae. En el frontón de ambos edificios, una apertura circular. En la fachada principal de cada uno de los edificios, se abren sendas puertas de dintel recto. De la estructura de la derecha, se aprecia parte de la fachada lateral, y en ésta un nuevo vano con remate de medio punto. Entre ambas construcciones, un alto y frondoso árbol y cuatro figuras esquematizadas. A los lados del semicírculo, aparecen sendas ramas, a la derecha de nuevo la rama con peras, en conexión con las escenas anexas otoñales, mientras que en la izquierda, lindando con las representaciones alusivas al invierno, aparece una rama seca.

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11. ˘ngulo oriental alegórico al otoño; 12. Representación del invierno; 13. Escenas alusivas a la primavera; 14. ˘ngulo en el que aparecen imágenes que representan el verano; 15. Escena en la que se representa a un timón y un aplustre; 16. Escena en la que se representan diversas construcciones y árboles; 17. Escena donde se representa a una villa con galería columnada en forma de semicírculo.

18. Detalle de la emblemata del mosaico de los Peces.

En el semicírculo noroccidental se representa, en perspectiva de alzado abatido, una villa con galería columnada en forma de semicírculo y edificios rectangulares en la fachada. La morfología de esta construcción rural, es similar a la planta de la cercana villa de Rielves (Fernández 1982, 54). En el exterior aparecen diversos árboles. Una representación similar, con un porticado semicircular, se encuentra en el mosaico de Henchir Toungar (López 1997, 197; San Nicolás 1997, 146)(Fig. 17). Flanqueando el semicírculo, aparecen a un lado otra rama seca vinculada a los motivos invernales y al otro lado una rama llena de hojas alusiva a la primavera a cuyas escenas se vincula.

Un nuevo filete doble da paso a la escena central, en el que se representan un buen número de peces, crustáceos y moluscos, nadando en varias direcciones(Fig. 18). Éstos son similares a los que figuran en el otro mosaico de la villa con escena portuaria. Muchas de las teselas empleadas en la escena son vidriadas en tonos azules, verdes, amarillos, rojos, etc., realizándose las figuras con un gran realismo. La representación de peces en la musivaria romana es muy común, se documentan como único elemento de tapiz teselar (Mondelo y Balil 1985 a, 252; Mondelo y Torres 1985b, 144; García y Sánchez 2004, 192; López y Blázquez 1989, 325) o acompañando a otro tipo de representaciones como seres mitológicos (San Nicolás 2004, 314) y escenas con actividad marítima (Valero 2010, 18).

Por otra parte, el emblema central se enmarca en un octógono mediante una banda de guiloches o trenzas de dos cabos enlazados (Balmelle et alii 1985, 57), en tonos marrones, azules y rojos sobre fondo negro, continuación de la trenza delimitadora de las figuras descritas. Le sigue un triple filete de teselas blancas y una banda de línea de postas con enrollado sencillo (Balmelle et alii 1985, 156) en color negro y un filete doble, que define el octógono en su parte interna. Una banda irregular de teselas blancas permite el paso de la forma octogonal a la circular.

En el segundo mosaico descubierto en la villa de forma octogonal y con escenas portuarias (Balil 1961-62, 123 ss; idem 1984, 434; Blázquez, 1982: 33 ss.; Neira 1997, 242), las representaciones se adaptan a la morfología del tapiz, con los consiguientes ajustes en tamaño y disposición, provocando que los edificios y otras figuras carezcan de interrelación entre sí (Balil 1961-62, 124). Como ya se ha indicado su eje mayor es de 2,10 m. y su datación se ha adscrito a finales del siglo III e inicios del siglo IV d.C. (Balil 1961-62, 123 ss; Blázquez 1982, 36)(Fig. 19).

La primera banda circular es una trenza polícroma de dos cabos con ojales (Balmelle et alii 1985, 121). Continúa un filete doble de teselas negras, al que le sigue una banda de línea de postas con enrollado sencillo similar al localizado entre otros en Calpe (Abad 2002, 345). Tras otro filete doble, en este caso de teselas blancas, aparece una guirnalda con diversos frutos, en el que se pueden distinguir, uvas, manzanas, tomates, limones, etc.(Fig. 1)

El conjunto está enmarcado en diez bandas sucesivas. En primer lugar una banda monócroma en tono marrón, seguida de un doble filete en tono rojo vinoso y otro filete triple marrón. Inmediatamente tres filetes dobles, el primero de ellos rojo vinoso, el segundo negro y el tercero marrón más claro. A continuación una banda de trenzas de dos cabos enlazados, en tonos marrones, blancos y rojos sobre fondo negro. Por último, tres filetes dobles que invierten los colores: marrón claro, negro y rojo.

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19. Mosaico octogonal denominado de Escenas portuarias.

Seguidamente el emblema con escenas portuarias descrito en múltiples ocasiones (Balil 1961-62; idem, 1984; Blázquez 1982, 33 ss.; Noguera 1995, 223; Neira 1997, 242). En todas ellas se describían las escenas a partir de la laguna que tiene el pavimento musivo, coincidente con la ruptura en la parte sur de la estructura octogonal ya descrita. El fondo de todo el mosaico es neutro, indicando el mar, muy al gusto de la pintura romana (Balil 1961-62, 128). Comenzando la descripción a partir de la fractura y en sentido contrario a las agujas del reloj, encontramos parte de una red circular de pesca aparentemente tensada por una figura masculina que se encuentra al otro lado de la laguna. Tras ella, sobre un montículo, en primer lugar, una columna en tonos marrones y verdes oscuros, los mismos empleados en el siguiente edificio de planta y morfología circular, se aprecian tres pisos en los que se abren tres ventanas por altura. Rematado sin cubierta mediante resaltes o almenas. Este edificio identificado como una tholos (Blázquez 1982, 34) cuenta con paralelos en Mérida (Blanco 1978, 92)(Fig. 20). Esta construcción ha llevado a diversos autores (Blázquez 1982, 34; Balil 1984, 440; Neira 1997, 243) a atribuir una filiación alejandrina al conjunto. Ha sido muy controvertida su identificación, entre otras como torre de vigilancia, por su coronamiento almenado, sin embargo debido a su emplazamiento junto a una columna y un edificio rectangular se ha considerado un lugar de culto vinculado al mar o incluso un faro (Balil 1984, 433; Neira 1997, 243). Edificios circulares de clara filiación cultual se documentan en el mosaico norteafricano de Alia (Picard 1990, 5; López 1994, 1245; Neira 1997, 227), si bien en éste, el edificio circular parece anejo a la construcción rectangular. Del mismo modo, en el Mosaico de las Corporaciones de Ostia se encuentra este tipo de construcción

almenada (Blázquez y García-Gelaber 1990-91, 116), junto a otras muchas alusivas al mundo portuario, que se encuentran también en este mosaico. A ese respecto, cabe señalar que los faros en la Antigüedad eran de diferentes formas (Martínez 1990, 74), así los habría de varios pisos con hogueras en la cima, pero también existen datos acerca de faros sin iluminación rematados con estatuas, entre otros. Volviendo al mosaico de Vega Baja, el siguiente edificio representado en una perspectiva angular, es de forma rectangular con dos pisos superiores, diferenciados entre sí por cornisas y con pequeñas ventanas que se desarrollan en las dos fachadas. Cuenta con un podium con escalinata frontal y una puerta de doble hoja. La cubierta a doble agua construido con tegulae cuenta con frontón rematado por un ornamento que termina en doble curva. Por encima de la techumbre sobresalen dos frondosos árboles que completan el paisaje. Este tipo de construcciones suelen ser considerados santuarios (Neira 1997, 244). A continuación aparece la proa de un barco del tipo myoparo (Rodríguez-Pantoja 1975, 144; Blázquez 1983, 33), sobre el que se encuentra un pescador en pie, sosteniendo una caña frente a varios peces en tamaño desproporcionado, habiendo picado el anzuelo uno de ellos. Se trata de un grupo de once peces de tamaños diversos, que surcan las aguas en distintas direcciones. Destaca el empleo de teselas vidriadas de múltiples colores para destacar el volumen y detalle de seis de los peces, concretamente los de mayor tamaño (Balil 1961-61, 132), mientras que los restantes animales marinos, al igual que el resto de las figuras y elementos, no cuentan con ese grado de detalle (Balil 1961-62, 131; Blázquez 1983, 36)(Fig. 21).

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Como ya se ha destacado en la descripción del primer mosaico, las escenas de pesca son muy comunes en la musivaria romana encontrándose ejemplos en todo el imperio. Quizás resultan más conocidas las escenas marinas de mosaicos tunecinos, sobre todo los de las denominadas Termas de Sidonius en Sbeïtla (López y Blázquez 1989, 341), pero también son comunes en ámbito hispano, como en Itálica donde aparecen acompañando a animales mitológicos marinos (Luzón, 1974: 67; Neira, 1994: 363), en Noheda (Valero 2010, 15), o en varios yacimientos cordobeses (León et alii, 2010: 175), etc. Seguidamente en la parte inferior, sobre un pequeño promontorio se encuentra un basamento sobre el que se eleva una columna rematada por un capitel, también interpretado como un pequeño faro (Balil 1961-62, 133), mientras que a la izquierda, otro pescador sentado en las rocas lanza la caña. A continuación aparece una pequeña embarcación de dos remos, del tipo musculus (Parodi e Izco 2002, 11), con dos tripulantes y una red o una pequeña vela en la popa. Sobre ésta se aprecia una construcción semicircular, identificada como un puerto (Neira 1997, 240), con galerías porticadas sustentadas por columnas y cubiertas por techumbre a doble vertiente. Rematan cada uno de los lados del espacio abierto sendos edificios. En cada extremo, sobre un pequeño promontorios se levanta una columna. En la izquierda del puerto se encuentra atracada una nave de tres remos, carente de velas, mientra que en el lado opuesto un pescador está a punto de arrojar al mar una red(Fig. 22). Anejo a la parte posterior del puerto, aparece una estructura rectangular que en un primer momento fue identificado como embarcadero (Blázquez 1982, 33), pero estudios posteriores (Neira 1997, 246) lo han interpretado como ostra-

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rio. El hecho de que la estructura realizada con filete doble de teselas sea rellenada con otras vidriadas en tonos azules, y que la captura de ostras y moluscos sea una de las actividades principales portuarias. Bajo ésta, sobre unas rocas, se encuentra otra edificación circular, realizada mediante teselas en tono marrón. Cuenta con una hilada de pequeñas ventanas en la parte superior de estructura. Sobre ellas la cubierta, realizada con imbrex tiene forma cónica. A su derecha una columna con la parte superior, humeante, lo que ha hecho que sea interpretado como un pequeño faro (Blázquez 1982, 33). Detrás del puerto se localiza en visión angular, un edifico rectangular con podio escalonado de acceso. Tiene dos alturas separadas por cornisas, que son recorridas por pequeñas ventanas cuadradas. La cubierta se resuelve a doble vertientes, con un tejado rojo del que sobresalen cuatro elementos verticales, además de dos árboles que se encontrarían detrás del edificio. Bajo éste, otro edificio de similar morfología, pero más sencillo, carece de podio y sólo presenta ventana en el frontón de la parte superior. Ante éste último, dos personajes se encuentran nadando, aparentemente un hombre y una mujer. El agua se representa mediante líneas de teselas azules, que manifiestan el movimiento en el agua(Fig. 23). Frente a los nadadores, otro banco de peces de gran tamaño que, al igual que los anteriormente descritos presentan un nivel de detalle, que no se da en el resto de los elementos representados. Encima de ellos, una gran nave del tipo corbita (Parodi e Izco 2002, 8) sin tripulantes y con la vela del malus (mástil principal) casi plegadas, sujeta del palo mayor por cuatro candelae, lo que indica actitud de arriar. Además se aprecia la cabina del hortator (Balil 1961-62, 136).

Tras esta una ensenada rocosa donde se encuentran atracadas varias naves, apreciables por las arboladuras con las velas completamente plegadas (Blázquez 1982, 33)(Fig. 24). En el extremo derecho de esta alineación rocosa, se distingue una construcción cuadrangular que cuenta con otra contrapuesta en la parte superior. Esta estructura con las esquinas perfectamente escuadradas, posiblemente realizada con sillares, representa un malecón (Blázquez 1982, 34) ubicado en la entrada al puerto y cumpliendo una función de rompeolas. Debajo aparece otra embarcación con cuatro remeros y un timonel. Continuando hacia la derecha aparece una edificación, por su morfología, identificado con un faro de tres cuerpos, el primero de ellos cuadrangular, observándose en él, la puerta de entrada de dos hojas. Los dos cuerpos restantes son circulares, con la hoguera en la parte superior. Se une a tierra firme por una arquería de tres vanos. Ha sido considerado el faro de Alejandría, que sirvió de ejemplo para el resto de los faros representados en la Antigüedad (Blázquez 1982, 35; Balil 1990, 193). Imágenes de faros se representan en diversos pavimentos musivos de tema portuario o marítimo (Neira 1997, 247 ss.), así entre otros el mosaico del Foro de las Corporaciones (Becatti 1959, 26), en el que aparece una estructura muy parecida, o en el mosaico de Mérida (Quet 1981, 132) con un faro similar. Los faros se situaban en la entrada de los puertos, para facilitar la visión y el atraque, construidos sobre diques artificiales o en islotes (Martínez 1990, 72), como el representado en el mosaico de Vega Baja(Fig. 25). En la parte posterior del faro aparece un pescador con la caña recogida, sentado sobre las rocas que constituyen la cimentación del faro. El personaje aparece de perfil, pero vuelve la cabeza buscando con la mirada al espectador. Bajo él, dos grandes peces azules nadan en distinta dirección.

20. Representación de diversas construcciones y pescados sobre barca; 21. Representación de un pescador en pie, sosteniendo una caña frente a varios peces de gran tamaño; 22. Imágenes del puerto, embarcaciones, etc.

23. Detalle de diversas construcciones y personajes en actitud natatoria; 24. Ensenada rocosa donde se encuentran atracadas varias naves y escenas circundantes; 25. Detalle de la construcción identificada como faro.

Más allá, una gran nave (ponto) (Chic 2004, 54) con las velas totalmente desplegadas, arrastra un pequeño bote del tipo vegeiia o placida. Bajo el artemo, (mástil auxiliar inclinado) aparecen lo que podrían ser tripulantes. Se representa igualmente la diaeta (tienda) del capitán junto a la popa y la cabina del hortator (Balil 1961-1962,136). Por último, figura el pescador que aparentemente extiende las redes que se encuentran en la otra parte de la laguna. Éste se encuentra de pie, dando la espalda a un timón y un aplustre rematado con la típica cabeza de ánade. Estos elementos son típicos, como se ha indicado en el anterior mosaico, de un trofeo naval realizado como símbolo de una victoria (Balil, 1990; Neira 1997, 248). Cabe añadir que la parte central del pavimento musivario se ha perdido, quedando únicamente una línea de triángulos isósceles dentados realizados en teselas negras, que algunos autores interpretaron como almenas (Balil 1961-62, 131). En definitiva, y pese a la limitada extensión de la excavación arqueológica efectuada a principios del siglo XX, los resultados obtenidos son reveladores, al confirmar la existencia de villae suburbanas, al menos, desde el siglo IV d.C. en el área extra moenia de Toletum. La relevancia de los mosaicos recuperados confirma la riqueza y suntuosidad de la villa, mientras que las características y distribución de sus estancias y espacios, hasta ahora inéditos, se adecuan a la articulación habitual de las de este tipo de edificios. La presencia de la fuente octogonal, pavimentada con el mosaico en opus vermiculatum de prolija composición, y la proximidad de la residencia a la ribera del río, desvelan las prioridades del propietario de la villa respecto al disfrute del medio natural y del paisaje, a las puertas de la propia urbe, que aseguraba el entorno de la Vega Baja.

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