Rubio Martínez, M. (18/02/2017). \"Entrevista al historiador Juan Pedro Navarro Martínez en A Salto de Mata\". La Verdad de Murcia, p.14

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TÍO PENCHO MAN

18.02.17 UN DÍA COMO HOY:

1519. Hernán Cortés emprende en La Habana la gran expedición para la conquista de México. 1988. El Politburó soviético destituye a Boris Yeltsin en la pugna sostenida por la implantación de la ‘Perestroika’.

Sábado 18.02.17 LA VERDAD

TIEMPO DE HISTORIA Hace 50 años

Suscripción a favor de un murciano ilustre La Academia de Medicina no se andaba con chiquitas en lo que al monumento a Juan de la Cierva Codorniú se refería. Hace ahora medio siglo reunieron 25.000 pesetas

«El cine ha creado una falsa imagen de la relación entre el noble y sus vasallos» Juan Pedro Navarro Martínez Graduado en Historia e investigador A SALTO DE MATA M. R. MARTÍNEZ

Regresa a las jornadas Carlantum y a su pueblo para acercar a sus vecinos el poder que ejercieron los marqueses de los Vélez por estas tierras. Juan Pedro Navarro Martínez (Mazarrón, 1994), investigador y graduado en Historia por la UMU, ofrecerá el próximo viernes (21.30 horas), en la sede de la Universidad Popular de la avenida Constitución, una ponencia sobre la heráldica de estos nobles, que fueron la mano derecha del rey. Navarro Martínez, cuya especialización científica se centra en indagar en la historia social del delito, tiene una espina clavada con el castillo de su localidad, cuya rehabilitación ha quedado inacabada. «Es una ruina dentro de otra ruina», lamenta. –¿Qué supuso el Marquesado de los Vélez para el desarrollo de Mazarrón, en particular, y del antiguo Reino de Murcia, en general? –El caso de Mazarrón es paradigmático. La concesión de las minas de alumbre en 1462 al marqués de Villena, la otra casa noble que campó en

la villa, da lugar a un pacto para compartir la riqueza a partes iguales. Ahí entran en escena los Vélez. Pronto construirán su propio baluarte y la iglesia de San Antonio de Padua. Precisamente, Pedro Fajardo, el primer marqués, llevó a cabo una gran labor constructora en todo su señorío. Su etapa como adelantado mayor fue un verdadero renacimiento con la edificación del castillo-palacio de Mula, de la capilla en la Catedral de Murcia, así como de su casa-fuerte en Vélez Blanco. Es indudable la importancia del patronato del marquesado en el desarrollo histórico de nuestras ciudades. –¿Qué pretendieron representar esta familia de la nobleza en sus escudos? –La representación heráldica del Marquesado de los Vélez es sin duda una de las más complejas del panorama regional y nacional. Como muchos otros linajes, se va ennobleciendo a través de los siglos, emparentando con diversas familias que van aportando prestigio social y patrimonio al legado familiar. La heráldica adquiere un valor especial en la modernidad, en una sociedad en la que era necesario demostrar orígenes dig-

para colaborar en la construcción de esta obra, que habría de honrar a uno de los murcianos más ilustres de todos los tiempos, inventor del autogiro. Con el tiempo, el monumento se levantaría en el mismo lugar que aún ocupa, enfrente del Palacio de Justicia, quizá no el lugar más idóneo.

nos para promocionar. Como resultado, los escudos de la Casa de las Tres Ortigas son la imagen viva de más de cinco siglos de ascenso social y político, matrimonios, adquisiciones y, en definitiva, relaciones con la élite del poder. –¿Con qué fin colocaron esos emblemas en sus castillos e iglesias? –Los marqueses se valieron de sus blasones para mostrar al pueblo el poder que ostentaban y la labor pública que realizaban con sus construcciones y obras pías. La edificación de sedes de culto para el recogimiento espiritual de los mazarroneros o la defensa de la villa mediante murallas eran grandes inversiones para las arcas de la Casa, pero necesarias para contentar a sus súbditos.

La noticia, en ‘La Verdad’.

–¿Fueron unos nobles queridos o, por el contrario, temidos por el pueblo? –El cine ha creado una falsa imagen de la relación entre el noble y sus vasallos. Los Vélez, además de adelantados mayores del Reino de Murcia, fueron consejeros del rey, o virreyes de multitud de territorios adscritos a la Monarquía Hispánica; y las mujeres Fajardo también ejercieron como damas de Corte o ayas del príncipe heredero. La presencia de estos nobles en los territorios de su señorío fue escasa, y casi siempre era el lugarteniente el que ejercía el poder. Por ello es probable que el pueblo entendiera el marquesado como una institución de poder represora despersonalizada. Se ha comparado el rol del noble moderno como el de ‘pater familias’, que castiga pero que es justo y consecuente. –Su capilla en Murcia es hoy un reclamo de primer orden por su valor artístico. Pero en su día fue una obra polémica. ¿Aún quedan misterios por resolver? –Por supuesto. Es la gran obra del plateresco murciano. Entraña miles de leyendas y es testigo de las relaciones entre el cabildo y el marqués. Sin embargo, a niveles formales y abstrayéndonos de lo puramente artístico, no ha sido demasiado trabajada. Un elemento que quizá pasa inadvertido al visitar la Catedral de Murcia es la cantidad de elementos heráldicos y epigráficos de gran calidad que existen en las capillas, tanto en el interior como en el exterior. Sería necesario poner en valor estos estudios historiográficos ya que son reflejo de una intencionalidad y mentalidad que se nos escapa a los hombres y mujeres del presente. Juan Pedro Navarro. :: ROCÍO MERCURY