Romanticismo y el paraíso perdido

July 26, 2017 | Autor: Á. Irañeta Iglesias | Categoría: Music, Romanticism
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Descripción

Ángela Irañeta Iglesias Historia Intelectual y de las Ideologías 3º Grado en Periodismo Noviembre 2013 ROMANTICISMO Y EL PARAÍSO PERDIDO Gabriel Atienza luce una barba bien recortada, abrigo de paño negro y una gorra a lo francés que inclina al saludar a las señoritas. Siempre abre la puerta y cede el paso, al igual que hace con los asientos. Habla de su Soria natal como si estuviese en la época de las Cruzadas (por cierto que lleva una roja cruz templaria al cuello). Todos los rasgos apuntan a un muchacho del siglo XIX, pero sus gafas de color azul metálico y el teléfono móvil que lleva en la mano le delatan: vive en el mundo de hoy. No obstante, él encarna en su persona el ideal de caballero romántico de modales impolutos y sueños infinitos. Tras esta pequeña concesión literaria, sería conveniente aclarar en qué consiste propiamente el romanticismo. Puede definirse como un movimiento integral, que abarca filosofía, cultura, artes plásticas, literatura y música, que tiene su llama en Alemania y se desarrolla en Europa entre finales del siglo XVIII y la primera mitad del XIX. El sociólogo Georg Lukács hablaba de este movimiento como una corriente “desencadenada política y literariamente por la Revolución Francesa de 1789, pero como oposición a ella”. El mismo autor refería que los románticos no profundizaban en la crítica sobre qué había supuesto la Revolución Francesa para la realidad social: “Para los románticos, la dinámica de las contradicciones no apunta al futuro […] sino al intento de dar marcha atrás a la rueda de la Historia y enarbolar la Edad Media y el Ancien Régime contra el presente”. Por su parte, el literato y periodista Juan Martínez Villergas daba otro sentido a esta corriente hablando de ella como “casi una revolución social” y comentando que estaba empapada de cierta “propensión a la anarquía”. Pero sin duda una sentencia que acapara la esencia del romanticismo es la que escribe el poeta alemán Novalis, quien defendía que el mundo tenía que ser romantizado para llegar a su sentido primigenio: “Cuando le doy a lo común un sentido más elevado, a lo ordinario un aspecto misterioso, a lo conocido la dignidad de lo desconocido, a lo finito una apariencia infinita, entonces yo lo romantizo”. Sea como fuere, la ideología romántica se desarrolla en un periodo política y socialmente convulso, testigo de levantamientos y conflictos tales como las Revoluciones de 1830 y 1848 o la Guerra de la Independencia Española (1808-1814), en los que, junto con las bayonetas, los combatientes blandían argumentos tan nobles como la libertad.

Ya se ha mencionado que el romanticismo prendió en Alemania, en buena parte gracias a la herencia del movimiento Sturm und Drang, encabezado por autores como Johann Wolfgang von Goethe y Johann Christoph Friedrich Schiller, que sacaron a la luz de las velas lo instintivo, lo fantástico, los nuevos prototipos como el rebelde o el artista y el constante amor por la libertad. Si hubiera que sintetizar los puntos clave de la ideología romántica, estos podrían ser los siguientes: - Se pasa a considerar los sentimientos algo central, un antídoto contra la ideología anterior: la Ilustración; aunque es precisamente el pensador Ilustrado Denis Diderot quien se refiere a las pasiones de este modo: “Se las considera la fuente de todo mal humano, pero se olvida que también lo son de todo placer”. Los románticos buscan dar una mayor importancia a ese elemento humano que ha sido relegado como algo que podía ser un perjuicio para lo racional. Esto entronca de modo directo con la subjetividad y la importancia que se le da al genio creador, también con la rebeldía y el cuestionamiento de lo vigente propios de la época. - Se da un gusto por lo irracional, lo inalcanzable, un misterio que queda patente en las siguientes líneas del literato romántico español Gustavo Adolfo Béquer: Aquella cosa blanca, ligera, flotante, había vuelto a brillar ante sus ojos; pero había brillado a sus pies un instante, no más que un instante. Era un rayo de luna, un rayo de luna que penetraba a intervalos por entre la verde bóveda de los árboles cuando el viento movía sus ramas. (Leyenda El Rayo de Luna)

Figuraos un mundo de piedra, inmenso como el espíritu de nuestra religión, sombrío como sus tradiciones, enigmático como sus parábolas, y todavía no tendréis una idea remota de ese eterno monumento del entusiasmo y la fe de nuestros mayores, sobre el que los siglos han derramado a porfía el tesoro de sus creencias, de su inspiración y de sus artes. (Leyenda La ajorca de oro)

Claro está que dentro de esos territorios cautivadores e inexplorados, recubiertos de leyendas milenarias, está la fascinación por el tema de la muerte. José de Espronceda lo transmitía así: Palpé la realidad y odié la vida, solo en la paz de los sepulcros creo. (A Jarifa, en una orgía)

- Por otra parte, se subrayan las diferencias culturales y de lengua, que son concebidas como singularidades. Así nace en el romanticismo la chispa de algo que sigue presente en la escena sociopolítica desde entonces: el nacionalismo. Conectando con este punto, se da una defensa de las libertades como algo inherente al hombre. - Se lanza la mirada hacia el pasado, se idealizan las grandes civilizaciones de antaño como los griegos o el mundo de la India. Este gusto por lo exótico queda reflejado de modo sublime en el arte, ya sea en cuadros como las Mujeres de Argel de Eugène Delacroix o los versos de Edgar Allan Poe que hablan de Eldorado: ese paraíso reluciente que permanece oculto para los humanos. Brillantemente ataviado, un galante caballero, viajó largo tiempo al sol y a la sombra, cantando su canción, a la busca del Eldorado. (Eldorado)

Por supuesto no puede olvidarse, dentro de esta tendencia, la añoranza del Medievo, época de damas, espadas y caballeros, dragones, catedrales y castillos. Un gusto que de nuevo Béquer recoge a la perfección. En un pequeño lugar de Aragón, y allá por los años de mil trescientos y pico, vivía retirado en su torre señorial un famoso caballero llamado don Dionís, el cual, después de haber servido a su rey en la guerra contra infieles, descansaba a la sazón, entregado al alegre ejercicio de la caza, de las rudas fatigas de los combates. (Leyenda La corza blanca)

- Los románticos se caracterizan por una visión organicista que viene a decir que todo está vivo, activo, el mundo es concebido como un solo organismo (algo que se vería más tarde en el movimiento artístico conocido como Modernismo en España, de la mano de Antonio Gaudí). - El arte se toma como un saber de salvación. Para más inri se afirma que los hombres han de observar la naturaleza y crear a partir de las sensaciones que les despierta, lo que es un modo de continuar con la obra creadora de Dios, el hombre contribuye a esa tarea con formas artísticas bellas. Y dentro del arte, hay una reina. Bien es cierto que la poesía fue un vehículo fantástico para transmitir los anhelos de los pensadores, pero en realidad no es la elegida: la música es considerada el arte más mágica porque se dirige al sentimiento sin necesidad de palabras. Como diría la flautista española Magdalena Martínez: “Va directa al corazón”.

Al igual que el pensamiento romántico había tenido un precedente alemán, la música de este período también lo tuvo: el estilo Empfindsamkeit o estilo del sentimiento alemán. Otra de las razones por las que la música es considerada el arte por excelencia por los románticos es que es capaz de integrar los valores e inquietudes de la época: el subjetivismo, el alejamiento de la realidad presente, el interés por la naturaleza (multitud de piezas de Frédéric Chopin llevan el apelativo de nocturnos porque buscan evocar la sonoridad brumosa de una noche). Al igual que los ideólogos románticos apostaban por la singularidad de las naciones, en música se recuperaron melodías y modos de hacer propios del pasado de cada nación, un nacionalismo musical que ponía la vista en el folclore. Béquer, Víctor Hugo o Lord Byron pueden ser considerados autores de referencia en el romanticismo literario, en cuanto a la música esos nombres se sustituirían por las figuras de Franz Liszt, Robert Schumann, Felix Mendelssohn o Hector Berlioz, también Guiseppe Verdi y, en parte, Richard Wagner (quien fue más allá, quizá por el espíritu romántico de llegar hasta lo imposible, que en su caso se tradujo en conseguir la “obra de arte total” reuniendo música, literatura, danza y escenografía para crear obras de dimensiones faraónicas que no gustaba llamar óperas sino dramas wagnerianos). Un buen ejemplo de ópera de la época sería la Carmen de Georges Bizet, compositor francés que sitúa el argumento de esa pieza en Sevilla, una tierra exótica para él. La protagonista es una provocativa cigarrera que desde su primera aparición deja claro que solo ella es dueña de sí misma. Un desafío en toda regla, al igual que la actitud romántica frente a las autoridades asentadas.

¿Seguimos siendo Románticos? Podría asegurarse que “vivimos todavía en el romanticismo en el sentido de que se conserva ese afán por probarlo todo sin poner límites a los deseos”. El profesor de Sociología de la Universidad de Navarra Alejandro Navas comenta que la añoranza del pasado tan característica del romanticismo es algo que en cierto modo sigue en la escena: como reacción a la Globalización hay quien ha optado por aferrarse al nacionalismo. Habla del sociólogo germano Max Weber, quien ante la figura del frío y racional ingeniero presente en su época como consecuencia de la industrialización, añoraba las virtudes caballerescas. Por otro lado, el anhelo romántico de un paraíso perdido es, para Navas, “una constante antropológica”. Dado que las revoluciones tuvieron tanta importancia durante el surgimiento y desarrollo del romanticismo, otra de las preguntas a las que el profesor contesta es si el movimiento 15-M (que tiene más de rebelión que de revolución) presenta rasgos románticos. La respuesta de Navas es la siguiente: “El 15-M hace gala de un espíritu romántico en el sentido de que buscan una sociedad más humana”. Desde la atalaya de la posmodernidad Navas se aventura a realizar una crítica del

romanticismo, señalando como punto débil el exceso de atención puesto en el pasado, que se traduce en una huida y una pérdida de visión de futuro. Pero no todo iba a ser malo, lo positivo de este movimiento es que conserva un talante heroico frente a la pasividad del “hombre masa”. Hay quien se ha sumido por completo en una era donde el saber de salvación ya no es la poesía sino la tecnología (con el consabido riesgo de caer en la sucesión iPod, iPhone, iPad, iDiot). Pero otros como Gabriel hacen maquetas de barcos mientras escuchan la Sinfonía Inacabada de Franz Schubert y casi prefieren decir “taberna” en lugar de bar. Las ideologías, al igual que el arte, no avanzan. Simplemente se suceden, evolucionan, se transforman y se influyen mutuamente. Algunas son eliminadas de la memoria colectiva y otras pueden dejar cierto poso con el paso del tiempo. En el caso del romanticismo, ha quedado alguna huella. Como argumentaba C.S. Lewis, “un corazón duro no es protección infalible contra una cabeza blanda”; esto es, no hay que dejar a la racionalidad el control exclusivo del ser humano, los sentimientos tan defendidos por los románticos contribuyen a equilibrar la balanza, si no se les da la importancia que merecen, las consecuencias serían caras. Por otra parte, no hay que dejarse llevar en exceso por lo pasional, quizá uno de los fallos del romanticismo. Como se escucha en la película Las brujas de Eastwick: “Pasión sin precisión es el caos”. Pero, ¿entonces ha quedado algo valioso como herencia del romanticismo? En palabras del profesor de la Unav Jesús Longares:

“La convicción de que existe un mundo puro, un paraíso perdido que podemos alcanzar si tenemos suficiente audacia y energía para intentarlo”.

FUENTES: Apuntes de Historia de la Música del Conservatorio Profesional Pablo Sarasate, Prof. Amaia Zabalza FAZIO, Mariano, Historia de las Ideas Contemporáneas: una lectura del proceso de secularización, Mardid, Rialp, 2007 BÉQUER, Gustavo Adolfo, Leyendas y rimas, Vicens Vives, 2007 http://www.jotdown.es/2013/03/un-recorrido-por-la-historia-de-la-melancolia-su-significadoyconceptualizacionen-el-arte/ http://www.claseshistoria.com/revolucionesburguesas/romanticismo.htm http://www.letrasgalegas.org/servlet/SirveObras/p2/01327275366359950190680/p0000001.htm http://www.auladeletras.net/elibros/Edgar_Allan_Poe-Poemas.pdf Profesor D. Alejandro Navas Doctor D. Jesús Longares Gabriel Atienza Valero

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